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A LOS PRESBÍTEROS, DIÁCONOS,

RELIGIOSAS, CONSAGRADOS,

CATEQUISTAS Y ANIMADORES DE COMUNIDADES.

-LINEAMIENTOS GENERALES SOBRE


CATEQUESIS DE INICIACIÓN CRISTIANA
EN LA DIÓCESIS DE OBERÁ-

Transitando los primeros 10 años de vida diocesana y teniendo en


cuenta nuestra singular realidad pastoral y cultural, presento a los
párrocos, diáconos, consagradas y catequistas, los Lineamientos
Generales sobre Catequesis de Iniciación Cristiana, a fin de fortalecer
este pilar fundamental de la pastoral de la Iglesia.

1- JUNTA DIOCESANA- JUNTA PARROQUIAL DE CATEQUESIS

Como lo aconseja el Magisterio, en la Diócesis se ha constituido la


Junta Diocesana de Catequesis conformada por un Director y un
Asesor Espiritual designados por el Obispo, además de un secretario y
tesorero, quienes constituyen el Equipo Ejecutivo. Por otra parte, el
referente de cada Junta Parroquial integra la Junta Ampliada.
Es función de la JDC coordinar la catequesis en el territorio de la
diócesis, sirviendo a las Juntas Parroquiales sobre todo en lo
referente a la formación y espiritualidad de los catequistas y
animadores, en sintonía con la Junta Regional y Nacional de
Catequesis. Para tal fin ofrecerá a las Juntas Parroquiales la
realización de encuentros, talleres, retiros, visitas, etc.
Por otra parte, en cada parroquia debe constituirse la Junta
Parroquial de Catequesis que, bajo la presidencia del párroco,
coordine la catequesis en el territorio de la parroquia. El párroco
designará un referente, director o coordinador quien representará a la
Parroquia ante la Junta Diocesana.

2- EL CATEQUISTA

Ser catequista es una vocación, es decir fruto de un llamado de Dios,


quien concede el carisma para este servicio en la Iglesia.
Implica haber recibido los sacramentos de la iniciación cristiana, ser
soltera/o, viuda/o o casado por Iglesia. Un laico “acompañado” puede
ser catequista, previo diálogo pastoral con el párroco, discerniendo el
camino hacia el matrimonio.
Un catequista debe cuidar su vocación con la oración, la lectura asidua
de la Palabra de Dios, la recepción de los sacramentos de la
Reconciliación y la Eucaristía y la formación permanente. Además
procura vivir en comunión con la Iglesia, con un amor fraternal al
Papa, al Obispo, a los sacerdotes, a la Diócesis y a la parroquia. El
catequista es un “sembrador” paciente y confiado en la acción del
Espíritu Santo quien da fecundidad a la tarea emprendida.

3- EDAD Y TIEMPO DE FORMACIÓN

Es conveniente que la catequesis de primera Comunión comience


cuando el niño cursa cuarto grado de la escuela primaria, reciba la
Eucaristía durante quinto grado y el sacramento de la Confirmación
al finalizar la escuela primaria. De este modo el adolescente inicia esta
singular etapa de la vida habiendo recibido los tres sacramentos de la
iniciación cristiana. Sería óptimo que después encuentre en la
parroquia un itinerario catequístico permanente a través de la Pastoral
de Juventud, Acción Católica, IAM y demás grupos de la pastoral
diocesana.
La preparación a la primera Comunión no deberá prolongarse más
allá de dos años. La Confirmación de uno a dos años, como máximo.
En el caso de la catequesis para la iniciación cristiana de adultos, el
párroco discernirá con los catequistas los criterios a seguir. Se sugiere
que este “catecumenado” tenga al menos seis meses de duración, a
partir de los 17 años de edad.
Con respecto al modo de evaluar la recepción de los contenidos
catequísticos, cada párroco lo discernirá con sus catequistas,
prestando una especial atención a los niños o adolescentes a quienes
les cuesta más la comprensión, son más pobres o no cuentan con el
apoyo de la propia familia. La evaluación no debe generar “miedo” o
temor a sentirse excluidos. Se aconseja usar una modalidad distinta a
la escolar, con dinámicas propias en las que durante los encuentros a
lo largo del año, se ayude a comprender y gustar el contenido de la
catequesis.

4- PADRES Y PADRINOS

La catequesis familiar es un camino significativamente valioso para


la evangelización de la “iglesia doméstica”. Cada comunidad
parroquial la implementará de acuerdo a sus posibilidades. En muy
pocos lugares se logra realizar un encuentro semanal con los padres.
Algunas parroquias han optado por dos encuentros al mes o incluso
uno al mes, combinando momentos de oración, formación y
convivencia, invitando a los padres y familiares.
Para los encuentros con las familias, se invitará de modo particular a
los padrinos, pero no con carácter obligatorio o como “condición” para
asumir el padrinazgo. Tengamos presente que muchos padrinos
elegidos viven en otros localidades, o que por razones familiares y
laborales no pueden asistir a todos los encuentros.
Si bien la misión del padrino o madrina se encuentra bastante
“devaluada”, las problemáticas familiares que hoy se presentan,
invitan a acentuar la importancia del padrinazgo en orden al
acompañamiento espiritual y afectivo de los ahijados.
Es conveniente que desde el comienzo del ciclo catequístico se
expliquen cuáles son las condiciones necesarias para elegir el padrino
o madrina. Se sugerirá -para la Confirmación- que en lo posible, sea
el mismo elegido para el Bautismo.

Cabe recordar que la disciplina de la Iglesia requiere tan solo que "en
la medida de lo posible se ha de dar un padrino" al niño que reciba el
Bautismo (CIC 872). Aunque no existen impedimentos para aceptar
dos madrinas o dos padrinos, los cuales, si hay lugar en el libro, deben
anotarse todos.

Como norma general los padrinos deben tener 16 años cumplidos y los
sacramentos de iniciación cristiana recibidos. Soltero, viudo, casado
“por Iglesia” o separado, sin una nueva unión.

En aquellas situaciones en las que los padres ya han elegido como


padrinos a personas que no reúnen las condiciones pedidas por la
Iglesia, el Párroco debe actuar con extrema delicadeza, paciencia,
caridad pastoral, de manera tal que esta circunstancia nunca derive en
una postergación indefinida o negación del Bautismo solicitado.

En casos de “pública incongruencia” de la vida del padrino con la fe,


para evitar la no administración del Bautismo, el candidato propuesto
será aceptado en calidad de testigo como acontece con los cristianos
no católicos (CIC 874,2). En estos casos, se inscriben también en el
libro de Bautismo. Se puede escribir "testigo" a continuación de su
nombre y apellido.

El párroco discernirá los casos que pueden darse excepciones,


manteniendo un diálogo pastoral con las personas involucradas,
evitando criterios expulsivos y preguntas innecesarias sobre todo con
los más pobres, estando atento como buen “pescador” a tender puentes
facilitadores de la fe para tantas personas que a través del padrinazgo
se acercan a la parroquia o capilla después de varios años. Muchos “sí”
dichos con misericordia, han dado lugar a procesos de fe admirables,
y muchos “no” dichos con dureza han cerrado puertas para siempre.
Que el criterio general sea siempre la apertura y la comprensión.
 PADRINOS DE CONFIRMACIÓN. CERTIFICADOS

Para recibir el sacramento de la confirmación es necesario presentar


con antelación el certificado de Bautismo, porque hay obligación de
notificar a fin de efectuar la correspondiente nota marginal en el libro
de Bautismo.

No debe solicitarse un certificado de primera comunión como


requisito para la confirmación. Tengamos presente que la mayoría de
las diócesis no tienen Libros que registren las primeras comuniones.

Asimismo al presentarse dificultades para conseguir los certificados de


confirmación y matrimonio, no se exija a los padrinos de confirmación
que presenten esos documentos. Se los recibe como padrinos con el
testimonio que ellos nos ofrecen y si fuera un caso de "pública
incongruencia" se los puede recibir como testigos. Recordemos que se
puede administrar la confirmación sin padrino (sobre todo si es un
joven o adulto quien se confirma), así como no existe dificultad de que
sea más de un padrino o madrina.

5- TEXTO CATEQUÍSTICO

Procuremos que los destinatarios de la catequesis cuenten con la


Sagrada Biblia o al menos el Nuevo Testamento, preferentemente El
Libro del Pueblo de Dios u otra edición con aprobación eclesiástica.
Es aconsejable que los catequistas cuenten como textos de consulta y
formación, el Catecismo de la Iglesia Católica, el Compendio del
Catecismo y el Youcat (Catecismo para para jóvenes).
Como bien sabemos no existe el catecismo “perfecto”, que conforma
a todos... En las parroquias y capillas de la diócesis continuaremos
utilizando como texto base para primera Comunión y Confirmación
los libros del P. Amatulli: Pan de Vida y Ven Espíritu Santo, editados
por Apóstoles de la Palabra. Esta opción se hizo teniendo en cuenta
su enfoque bíblico y kerigmático, la sencillez y brevedad en la
presentación de los contenidos fundamentales de la fe católica, además
de su bajo costo. Este material permite que muchos niños, adolescentes
y adultos que presentan dificultades para leer y por tanto comprender
textos más largos, accedan a la síntesis del contenido catequístico.
Pero el libro es un instrumento. El párroco con los catequistas
discernirán, de acuerdo a la realidad de la parroquia y capillas, como
adaptarlo o ampliarlo con otros aportes, temas, libros, artículos,
reflexiones, etc.

6- LITURGIA Y CELEBRACIONES

Desde el comienzo de la catequesis se invitará a participar a la


celebración la Eucaristía, preferentemente el domingo, día del Señor.
En muchas comunidades se ofrece a los padres y niños la coordinación
de la liturgia del día (lecturas, ofrendas, signos, etc.), mientras que
otras parroquias celebran una Misa mensual dedicada especialmente
a los niños y adolescentes de la catequesis, invitando a las familias. Es
aconsejable tener impresa, para utilizar en esta ocasión, la Plegaria
Eucarística para la Misa con niños.
Queda a criterio del párroco y los catequistas la utilización del
cuaderno de asistencia a Misa.
En las capillas rurales, incentiven la participación de los catequizandos
en las Celebraciones de la Palabra de Dios.
Es aconsejable además, realizar durante el ciclo catequístico y en un
horario oportuno, celebraciones de entrega de signos, invitando a los
niños y padres. Por ejemplo, la entrega de la Biblia, el Padre Nuestro,
el Credo, la cruz, el cirio, el Rosario, etc.

7- RETIROS

En la diócesis y en la región NEA se acostumbra a realizar un retiro-


convivencia antes de la confirmación. Los testimonios son muy
alentadores. Sería deseable que el retiro no se ofrezca solo al final, sino
también en la apertura del período catequístico a fin de proclamar
con ardor el kerigma, por ejemplo, utilizando el bello capítulo IV de la
carta del Papa Francisco Cristo Vive. Se puede invitar a laicos de la
parroquia o de movimientos que brinden su ayuda en la organización
de los retiros.

8- DIMENSIÓN MISIONERA DE LA CATEQUESIS

Algunas comunidades, cercanas al momento de la Confirmación,


realizan una experiencia de misión en una capilla o barrio de la
parroquia. Es una iniciativa digna de imitar. La misión puede durar un
fin de semana o al menos una jornada. En ella podrán recorrer y visitar
familias, compartir el diálogo, la oración, entregar algún material de
evangelización o carta del párroco y organizar alguna actividad con
niños o jóvenes. Esta experiencia de misión ayudará a acrecentar la
dimensión discipular y misionera de cada bautizado y confirmado.

9- OFRENDAS MISA DE CONFIRMACIÓN

Como ya es costumbre en la Diócesis, la colecta de la Misa de


Confirmación (salvo que coincidiera con una colecta imperada de
Derecho universal o de la CEA), será destinada al fondo de
sostenimiento de los seminaristas diocesanos.
Es digno de destacar e imitar el gesto de algunas parroquias que invitan
a los confirmandos a entregar un sobre con una ofrenda voluntaria
para contribuir a la formación de los seminaristas.
De ninguna manera se permite “arancelar” el acceso o la recepción a
los sacramentos de la iniciación cristiana. Si se necesitan cubrir gastos
que no son asumidos por el Consejo de Asuntos Económicos
Parroquial, se pedirá una ofrenda voluntaria, pero no será condición
sin la cual “no se puede” recibir el Bautismo, la Comunión o la
Confirmación.
Está terminantemente prohibido exigir a las familias el pago de un
aporte “anual” u otra contribución, como condición para que el hijo/a
pueda recibir la Comunión o la Confirmación.
10- CHARLAS O CATEQUESIS PRE-BAUTISMALES

Cada comunidad parroquial discernirá el modo de ofrecer a los padres


y padrinos, uno o más encuentros antes del sacramento del Bautismo
de los hijos y ahijados. Si bien se los exhortará vivamente a participar,
no podemos privar de la gracia del sacramento al niño por la ausencia
de padres y padrinos a la catequesis. Los casos especiales, es
conveniente que se deriven al párroco para dialogar y discernir con
tiempo, evitando “prohibiciones” de último momento que solo alejan
a la gente de la Iglesia.

Tengan presente los presbíteros, diáconos y catequistas que no está permitido,


en el territorio de la Diócesis de Oberá, administrar los sacramentos del Bautismo
y Matrimonio en campos, estancias, parques de deportes o recreativos, countrys
o capillas privadas donde no se celebra habitualmente la Eucaristía.

+Damián Santiago Bitar


Obispo de Oberá

Octubre 2019, Mes Misionero Extraordinario.

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