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entorno. Su función principal es la adaptación, que es la clave para entender la máxima premisa de cualquier
organismo vivo: la supervivencia.
Los procesos psicológicos no pueden observarse directamente, sino que se deducen de sus efectos y
consecuencias sobre la conducta. Su comprensión nos lleva a explicar, en el caso de la emoción, qué nos pasa
cuando reaccionamos ante determinados estímulos, sean estos externos o internos (proceso emocional); y en
el caso de la motivación, por qué hacemos lo que hacemos (proceso motivacional).
La Emoción como proceso implica una serie de condiciones desencadenantes (estímulos relevantes), diversos
niveles de procesamiento cognitivo (procesos valorativos), cambios fisiológicos (activación), patrones
expresivos y de comunicación (expresión emocional). Además, la Emoción tiene efectos motivadores y su
función primordial es la adaptación del individuo a un entorno en continuo cambio.
La Motivación tiene por objeto explicar cómo y por qué se inicia una conducta (activación), explicar
las diferencias en su intensidad (vigor y persistencia), y explicar, además, la dirección de la conducta
(direccionalidad).
Explicar ambos procesos ha originado una extraordinaria proliferación de modelos y planteamientos teóricos.
Las distintas aportaciones proceden de que, a la hora de ser abordados, en ambos procesos se han utilizado
diferentes niveles de análisis: biológico, conductual y cognitivo. Por tanto, cada perspectiva se ha interesado
por estudiar aspectos parciales, lo que ha dado lugar a una terminología, metodología y principios explicativos
propios.
La orientación biológica tiene sus antecedentes en principios evolucionistas y fisiologistas. Los principios
evolucionistas se contemplan, respecto a la emoción, en el estudios del componente expresivo del proceso
emocional y el elemento clave relacionado con la fisiología es la activación. Respecto a la motivación, la
orientación biológica se centra en los principios de homeostasis y alostasis.
Respecto a la orientación conductual, la contribución de los psicólogos del aprendizaje ha sido decisiva en la
psicología de la motivación, ya que han desarrollado los dos de los principales conceptos motivacionales:
impulso e incentivo. En el campo de la emoción, las conceptualizaciones fundamentales basan el proceso
emocional en el propio proceso de aprendizaje. Las aportaciones más importantes se centran en el estudio del
miedo y de laansiedad.
La comprensión global de ambos procesos debe hacerse desde la integración de los diferentes niveles de
análisis.
PSICOLOGÍA DE LA MOTIVACIÓN
Cualquiera que sea el enfoque que se adopte en la investigación psicológica, tarde o tempranohay que
formularse la pregunta ¿por qué ocurre la conducta?
Las razones que subyacen a la conducta se pueden analizar desde dos puntos de vista segúnWong
(2000):
1. Por qué la persona actúa así.
2. Cómo se lleva a cabo la acción.
La pregunta sobre el qué hace relación a las causas últimas mientras que el cómo hace alusióna las causas
próximas. La explicación de la conducta en términos de los mecanismos motivacionales referidos al porqué
tiene que ver con la causa última, mientras que la explicación en términos referidos al cómo tiene que ver
con la causa próxima. El porqué de una conducta, es decir la motivación, ha de tener connotaciones
funcionales y adaptativas.
La conducta no ocurre de forma espontánea, es inducida por motivos internos o externos. Tiene que
haber buenas razones para la ocurrencia de la conducta del modo en el que se produce y en las
situaciones en las que ocurre (Alcock, 1998).
La motivación tiene aspectos biológicos y culturales de los que es difícil prescindir. Gran parte de los
desafíos adaptativos a los que se enfrenta el ser humano tienen connotaciones sociales, pues es la sociedad,
con el tinte cultural que en ella predomina, la que va imponiendo ciertas peculiaridades que orienten
las necesidades biológicas y las necesidades psicológicas en un determinado sentido.
Beck (2000) enfatiza que no sólo hay que explicar por qué se produce una conducta, sino que también que
tratar de explicar la importante variabilidad conductual observable en cualquier ser vivo.
La motivación es un proceso dinámico interno. Dinámico significa que en cualquier momento puede implicar
cambio o variabilidad, que se da en las conductas de cualquier ser vivo: por qué unas veces actúo de una
manera y porque otras veces actúo de otra.
También hay que valorar la variabilidad interpersonal: por qué dos personas actúan de manera diferente en
las mismas circunstancias.
Deckers (2001) propone que es necesario estudiar los cambios en los estados internos y en la conducta
abierta de los individuos. Esta variabilidad hace referencia a tres ámbitos o posibilidades:
1. La consideración del cambio entre circunstancias.
2. La consideración del cambio entre distintos individuos de la misma especie.
3. La consideración del cambio entre individuos de distinta especie.
Definición de la RAE: Ensayo mental preparatorio de una acción para animarse a ejecutarla con interés y
diligencia.
El término motivación es un concepto que usamos cuando queremos describir las fuerzas que actúan sobre, o
dentro de, un organismo, para iniciar, dirigir y mantener su conducta.
Según Palmero: La motivación es un proceso básico relacionado con la consecución de objetivos que tienen
que ver con el mantenimiento o mejora de la vida de un organismo. El proceso se inicia con la presencia
de algún estímulo o situación interna o externa, que desencadena en el individuo la necesidad o el deseo de
llevar a cabo una conducta para conseguir el objeto implicado en la situación; tras la evaluación y
valoración pertinentes, teniendo en cuenta la disponibilidad de recursos, la dificultad y el valor de
incentivo referidos al objetivo a conseguir; más el estado actual del organismo, el individuo decide llevar a
cabo una conducta dirigida a la consecución de un determinado objetivo - aquel que considere más
apropiado en ese momento
-; la conducta motivada propiamente dicha consiste en las fases de aproximación y de ejecución
- apetitiva y consumatoria -, y, tras su ejecución, el individuo llevará a cabo la verificación de la
congruencia, la atribución de causas y la generalización.
Proceso neurobiológico
Nuestra atención está continuamente cambiando el foco, es lo que llamábamos alternancia de la atención.
Esto sucede porque nuestra capacidad de atención está continuamente preparada para percibir cambios en el
entorno – detectar peligros o posibles recompensas- lo que permite a nuestro cerebro realizar su principal
función que es garantizar nuestra supervivencia.
La memoria es la base del aprendizaje y sabemos que “sin atención no hay memoria”, pero
¿cómo podemos mantener la atención focalizada en un tema cuando estamos continuamente “bombardeados”
por millones de estímulos tanto desde nuestro entorno como desde nuestro mundo interior?
Durante el proceso cerebral de lo que llamamos motivación o circuito motivacional se genera un
neurotransmisor llamado dopamina, este neurotransmisor tiene una importancia fundamental tanto para
mantener el foco de atención sostenido en el tiempo como para fijar los aprendizajes y conocimientos en
nuestra memoria a largo plazo.
La motivación no es la responsable de captar nuestra atención sino de mantenerla sostenida enel tiempo.
Una vez que el sistema activador reticular ascendente ha permitido pasar la información –filtrando
aproximadamente el 95% de los estímulos percibidos porque los considera intrascendentes para nuestra
supervivencia-, el estímulo recorre su camino a través de las llamadas vías dopaminérgicas que comienzan en
el área tegmental ventral y el sistema amigdalino donde es nuevamente evaluado por las llamada fuerzas
placer-dolor, donde si es identificado como posible fuente de dolor -peligroso para nuestra supervivencia- el
estímulo es rechazado automáticamente y guardado en nuestro banco de memoria amigdalino para no repetir
acciones que nos puedan enfrentar a estímulos similares, mientras que, en el caso de que nuestro sistema
amigdalino lo
interprete como una posible recompensa o fuente de placer, la información seguirá su camino hasta el
principal núcleo cerebral liberador de dopamina, el núcleo accumbens.
La dopamina es un neurotransmisor que se almacena en las terminales nerviosas de la neurona, hasta que un
impulso nervioso hace que sea liberada y captada por los receptores de dopamina de otra neurona. Controla
los sistemas encargados de activar los centros responsables de la actividad motora y los centros del placer.
Funciona como una zanahoria que nos anima a sortear obstáculos en busca de una recompensa. Es un
excelente potenciador de la atención y la memoria, fijando los conocimientos, y, por tanto, desarrolla un papel
preponderante en el aprendizaje. Se le conoce popularmente como el neurotransmisor del placer y de la
felicidad, sin embargo, para ser más exactos deberíamos referirnos a él, como el neurotransmisor de la
anticipación del placer ya que es el responsable de crearnos esa tensión que sientes antes de un acontecimiento
importante o de conseguir una recompensa.
De esta forma la información que lleva el estímulo se “empapa” de dopamina, lo que genera la producción de
otros neurotransmisores, como la noradrenalina y la adrenalina, que incrementan la tensión y nos mueven a
la acción desde nuestras áreas motoras para conseguir la recompensa. Todo este proceso neurobiológico hace,
que cuando la información llegue a nuestros lóbulos frontales, para ser analizada de forma racional, nuestro
cerebro esté impregnado de estos neurotransmisores y por lo tanto actúen como un “combustible” que
mantendrá nuestra atención sostenida y hará que no sintamos esa sensación de esfuerzo que, debido al alto
consumo de energía que requiere, sentimos cuando analizamos racionalmente una información que no
consideramos útil para conseguir una recompensa, y todo esto permitirá guardarla en nuestra memoria a largo
plazo sin esfuerzo y fácilmente, alterando incluso nuestra percepción del tiempo, haciendo que las horas
parezcan minutos y los minutos segundos.
Esta liberación de dopamina, por otro lado, “contamina” de alguna manera la información para que
cuando sea analizada racionalmente, lo hagamos con ilusión, lo que provoca que en muchos casos solo
veamos cosas positivas en ella. Es lo que nos pasa, por ejemplo, cuando nos enamoramos. Durante el
proceso del enamoramiento se generan grandes cantidades de dopamina y eso hace que veamos en la
persona de que nos enamoramos sólo cosas positivas e ignoremos sus defectos. Solamente cuando bajan esos
niveles de dopamina empezamos a ver la realidad tal como es.
Finalmente, cuando obtenemos la recompensa, ya sea, que se trate de haber aprendido algo nuevo,
conseguido un objetivo o satisfecho una necesidad se obtiene una agradable sensación de relajación
producida por otro neurotransmisor llamado serotonina. La serotonina produce un estado mental de
relajación en el que la calma y la serenidad predominan y favorece a la razón sobre la emoción. Los niveles
altos de serotonina producen calma, paciencia, serenidad, control de uno mismo, adaptabilidad y un humor
estable.
Y así se completa el proceso cerebral de la motivación que la psicología clásica ya viene estudiando
ampliamente desde hace mucho tiempo y que refleja de la siguiente manera:
Se crea una tensión por la aparición de un deseo para la satisfacción de una necesidad (neurobiológicamente
se genera dopamina). Esa tensión nos mueve a la acción para obtener la recompensa que satisfaga esa
necesidad (neurobiológicamente se genera adrenalina y noradrenalina). Se obtiene la recompensa y se
satisface la necesidad (neurobiológicamente se genera serotonina).
Deseo Dopamina
Acción Adrenalina
Satisfacción Serotonina
De todo esto se desprende que la motivación en sí es un proceso interno de las personas, no obstante, existen
factores externos motivacionales que podemos utilizar para generar ilusión y encender ese motor interno que
despierta la curiosidad y pone marcha el proceso interno de la motivación.
La motivación es una variable intangible. Inferimos su presencia por una serie de manifestaciones mostradas
por un individuo.
El auto-informe del individuo se realiza a través de test, cuestionarios, entrevistas, etc.… El problema del
auto-informe son los sesgos de deseabilidad social, el desconocimiento de los motivos reales, etc.
Basándonos en la tradicional concepción de Atkinson (1957), entendemos que la motivación está en función
de dos factores principales:
- Necesidad, como estado del organismo que incita a la ejecución conductual con una
intensidad determinada.
- Incentivo, como meta u objetivo que pretende alcanzar o evitar el organismo.
Ferguson (2000): “La motivación es un proceso dinámico interno que energiza y dirige las tendencias de
acción de los individuos”.
La motivación humana debe entenderse como un proceso de activación y orientación hacia la conducta.
El hecho de que sea un proceso dinámico implica que puede sufrir variación. Si fuera estática, siempre tendría
la misma intensidad y nos dirigiría al mismo objetivo.
Hay que señalar que la intensidad de la motivación ha sido considerada de dos formas básicas: en la
dimensión fásica y en la dimensión tónica. La dimensión fásica hace referencia a reacciones o excitaciones
breves, asociadas a un estímulo u objetivo que, por alguna circunstancia es significativo para el individuo. La
dimensión tónica, hace referencia a respuestas o excitaciones sostenidas, temporalmente más duraderas que
las reacciones afásicas, que también están provocadas por un estímulo u objetivo de relevancia para el
individuo, exigiéndole a éste una notable dedicación (Palmero y Chóliz, 1991).
Intensidad o Activación.
Es la propiedad que da energía a la motivación. Es una de las variables responsables del inicio, el
mantenimiento, la magnitud y la finalización de la conducta motivada.
Ha habido distintas denominaciones para referirse a este factor que proporciona la energía. Entre ellas
destacan arousal (Revelle, Anderson y Humphreys, 1987; Anderson, 1990) y activación (Malco, 1959;
Thayer, 1989).
Para ejecutar una conducta es necesaria la existencia de un cierto nivel de energía. La energía procede
principalmente de los alimentos ingresados en el organismo. Dicha energía será almacenada como energía
potencial. Cuando es liberada para ejecutar una determinada conducta, se convierte en energía cinética.
La conducta abierta y manifiesta es una de las propiedades que mejor define la activación.
Existen claras evidencias de que la activación de un organismo puede manifestarse a través de tres
parámetros: electrocortical (SNC), autonómico/fisiológico (SN autónomo) y motor (conducta manifiesta).
Una propiedad que define bastante bien las cara las características activadores de la motivación tiene que ver
con la persistencia. Cuando un organismo está motivado persiste en su conducta hasta que consigue su
objetivo. Otra propiedad es el vigor o la intensidad de la conducta que correlaciona positivamente con el
nivel de motivación que experimenta el sujeto. El rango está entre el sueño profundo y la alerta máxima.
La relación entre activación y rendimiento no es lineal. Esta idea es apoyada tanto por la Ley de Yerkes-
Dodson como por la Teoría de Activación de Hebb.
Ley de Yerkes-Dodson: En el año 1908 los psicólogos Robert Mearns Yerkes y John Dillingham Dodson
publicaron su modelo de la U invertida, resultado de los estudios que realizaron en torno a la influencia de
la presión (que se puede entender como el nivel de estrés, activación o alerta fisiológicos y cognitivos) en el
rendimiento en tareas que implican operaciones mentales complejas.
El modelo de Yerkes y Dodson plantea que la relación entre estrés y rendimiento se puede representar en
forma de U invertida. Esto significa que el rendimiento será óptimo si el nivel de activación es
moderadamente elevado; en cambio, si es demasiado alto o bajo repercutirá de forma negativa en el resultado
de la tarea.
Así, la ley de Yerkes-Dodson plantea que el mejor modo de potenciar el rendimiento consiste en aumentar la
motivación para llevar a cabo las tareas objetivo, si bien es igualmente importante procurar que la carga de
trabajo no llegue a ser difícil de manejar, puesto que ello interfiere con el desarrollo natural de la actividad y
genera sentimientos desagradables. X
El estrés puede definirse como la reacción que surge ante ciertos estímulos o demandas. No es solo una
respuesta, sino todo un proceso mediante el que valoramos y respondemos a las amenazas y desafíos
que nos vamos encontrando. El psicólogo Richard Lazarus determinó que el estrés surge más que de
eventos o situaciones reales, de la valoración que nosotros hacemos de los mismos, con lo que podemos
decir que tiene mucho de subjetivo, por eso no afecta de igual modo a todos los individuos.
Podemos hablar de dos etapas en la valoración del estrés ante una situación, la primera se centra en la
evaluación del estímulo en el momento, este puede ser irrelevante, benigno o puede ser considerado un
peligro o un desafío, lo que nos lleva inmediatamente al siguiente nivel de valoración. En el segundo nivel
analizamos la manera de hacer frente a la situación, valorando si hay daño, si es posible que lo haya en un
futuro próximo y cómo podemos resolver el desafío.
Mantener unos determinados niveles de estrés es positivo, pues nos ayuda a adaptarnos a las circunstancias
siempre cambiantes de la vida. El estrés nos empuja a la supervivencia, por lo que mantener unos niveles
mínimos es imprescindible para que el cuerpo desempeñe bien sus funciones y para contar con los estímulos
suficientes para actuar en cualquier situación.
El término médico arousal o nivel de excitación cortical es empleado en neurología, fisiología y psicología
para hacer referencia a una activación general fisiológica del organismo que fluctúa desde el nivel mínimo
situado en el sueño profundo, al máximo, que es el de la excitación intensa.
El arousal es regulado por el sistema de activación reticular ascendente. La corteza cerebral se excita como
respuesta a los estímulos. En el estado de vigilia la actividad cortical de las neuronas aumenta,
permitiéndonos hacer frente a las operaciones mentales y físicas que se nos plantean. Cuando dormimos o
estamos descansando relajados, el nivel de actividad cortical se reduce al mínimo. En cambio, en los estados
de alteración causados por emociones muy fuertes, por sentimientos de pánico o de estrés muy elevados, la
actividad cortical está hiperestimulada.
No obstante, las respuestas corticales ante los diferentes estímulos varían según los individuos. Dicho de otra
manera, la personalidad determina la neurobiología del cerebro.
La activación cortical posibilita al individuo desempeñar las operaciones mentales y físicas que se le
presentan, sin embargo, una sobre activación puede derivar en un descenso de la productividad y de la
motivación. La hiperactivación cortical se manifiesta en determinadas alteraciones que se hacen manifiestas
en el organismo, como pueden ser la sudoración, la dilatación de las pupilas, el aumento del ritmo
cardiaco, etc. Aprender a gestionar los niveles de ansiedad y de estrés parece pues una cuestión clave.
La atención, la memoria, la agilidad física y la toma de decisiones son todos factores que se ven afectados
por el nivel de excitación cortical y que por supuesto influyen en la productividad delos individuos.
Los primeros experimentos que desarrollaron Yerkes y Dodson para demostrar su teoría fueron con
animales. Colocaron a ratas dentro de un laberinto del que debían salir y comprobaron que someterlas a
pequeñas descargas eléctricas hacía que lograran salir antes. En cambio, si las descargas eran excesivas las
ratas solo corrían para huir y no para encontrar antes la salida del laberinto.
El cerebro trabaja siempre detectando los peligros y amenazas reales o percibidas que pueden afectar a los
individuos. Si percibe un nivel de amenaza elevado incrementa el arousal y este sobrepasa los niveles
óptimos con lo que se perderá efectividad y menguará la productividad.
Como vemos lo importante es saber moverse dentro de la escala adecuada, es decir, situarse en el punto
correcto que señala la teoría de la U invertida para el desempeño de cada actividad. El estrés y la percepción
de amenazas pueden resultar estímulos positivos si nos empujan a actuar positivamente. Por ejemplo, ante un
examen o la necesidad de presentar un proyecto en un determinado plazo, el estrés nos motivará a
prepararnos, a estudiar y a hacer todo lo posible por estar listos a tiempo. Este es un tipo de estrés positivo,
que nos ayudaría a colocarnos en la parte ascendente de la u invertida hasta alcanzar el nivel óptimo de
productividad.
Si este estado se mantiene durante mucho tiempo, las personas se ven afectadas en su vida diaria
entrando en estados negativos e incluso de depresión.
La Teoría de la U invertida puede ser aplicada a ámbitos muy diversos de la vida, desde el rendimiento
deportivo, a los estudios y la vida laboral. Encontrar el nivel óptimo entre motivación y rendimiento se
vuelve fundamental para que cada individuo alcance su grado máximo derendimiento.
Se han sucedido diversas investigaciones que han llegado a determinar que el nivel óptimo de activación
arousal varía en función de las actividades y también de los individuos. Y se han determinado 4 factores que
pueden afectar a la curva:
• La personalidad de los individuos: Por lo general se plantea que un individuo extrovertido soportará
mejor la presión y tendrá por tanto un rendimiento mayor que uno introvertido.
• El rasgo de ansiedad: La confianza en uno mismo es un factor estimulante que otorga seguridad a la
hora de enfrentarse a los retos.
El nivel ideal de estrés varía de una tarea a otra en función de su complejidad. Un deportista de élite sin
estímulos no dará lo máximo de sí mismo, pero en condiciones de presión elevada puede fallar, lo que no
haría en el estado óptimo de presión.
Para las empresas la productividad es lo más importante, y esta se determina por la utilización óptima de los
recursos en el menor tiempo posible. Para esto es indispensable contar con un personal debidamente
motivado. El rendimiento aumenta cuando las personas experimentan un nivel moderado de presión.
Un buen jefe de personal debe conocer bien a su plantilla y saber cuál es el nivel de presión y cuáles son las
tareas en las que cada trabajador puede ser más efectivo. Esto redundará en un mejor ambiente de trabajo,
basado en el justo nivel de exigencia y valoración. Una carga excesiva de trabajo puede ser una fuente de
estrés negativo que hará que los trabajadores no puedan dar lo mejor de sí mismos. En cambio, los trabajos
simples o rutinarios pueden no ser lo suficientemente estimulantes.
Tener en cuenta la teoría de la U invertida puede ser una ayuda a todos los niveles en los que sea necesario
mantener un grado de productividad, ya sea afrontar el trabajo, dirigir una empresa, prepararse como
deportista de élite o presentarse a un examen. Saber manejar el estrés y la ansiedad, conocer nuestra
personalidad y prepararse acorde a la complejidad de las tareas, nos ayudará a mejorar nuestro rendimiento.
Dirección.
Hace referencia hacia dónde nos lleva la motivación, es decir, los objetivos o metas hacia los que se dirige
nuestra conducta. La dirección de la conducta adquiere una especial importancia en aquellas situaciones en las
que tenemos varias posibilidades de elección (difícil predecir la conducta).
Cuando las posibilidades de elección permiten decidir qué conducta elegir y hacia dónde orientarla, la
característica de la dirección adquiere una importante consideración, aunque la conducta se vuelve más difícil
para el sujeto, dependiendo del valor funcional que cada una delas posibles alternativas tengan para él.
Algunos autores como Beck (2000) proponen la dirección como un índice más apropiado para el estudio de las
conductas motivadas.
Existe una premisa motivacional básica en la conducta de cualquier organismo, el Hedonismo Psicológico:
que es la tendencia a aproximarse a lo que producirá consecuencias gratificantes y a evitar lo que producirá
consecuencias desagradables.
Necesidad.
Tradicionalmente se ha entendido la necesidad como un estado carencial del organismo, que precisa de la
consecución de un objetivo determinado para la supervivencia o para conseguir un estado deseable. La
forma como la necesidad impele a la realización de las conductas motivadas es lo que llamamos
impulso. La combinación repetida entre el estímulo y la respuesta que reduce la necesidad constituye el
hábito, que será tanto más consolidado cuanto mayor número de asociaciones se den. La necesidad tiene
como funciones tanto inducir la reacción conductual mediante el impulso, como participar en la
formación de hábitos mediante reforzamiento.
Variables biológicas.
Son unas de las más relevantes en los sistemas motivaciones directamente implicados en la supervivencia del
organismo. Los dos principios principales son la homeostasis (y la alostasis: autorregulación del organismo,
no solo equilibrio) y la activación. Por homeostasis se entiende la propiedad de los seres vivos para
mantener tanto las constantes biológicas, como las funciones fisiológicas dentro de unos límites apropiados,
a pesar de las alteraciones que puedan ejercer agentes externos o internos. Los tres sistemas motivacionales
primarios son la sed, el hambre y el sueño. También tiene importancia como sistema motivacional la
conducta sexual. La activación puede definirse como la energía de la conducta. Resultante de factores
fisiológicos, cognitivos y conductuales, es el proceso que moviliza los recursos para que se produzca la
conducta deseada.
Variables de personalidad.
Factores intrapersonales que se presentan tanto en sistemas motivacionales como en sus conductas asociadas.
Se trata de variables personales que se manifiestan con cierta consistencia individual y que dan cuenta de la
relativa diferencia en las manifestaciones comportamentalesante condiciones externas similares.
Cuando hablamos de motivo, nos referimos a una disposición relativamente estable para ejecutar determinado
tipos de acciones.
Pueden ser personales o sociales → Los motivos sociales más asumidos por la comunidad científica son: el
motivo de logro, la afiliación y el poder.
El motivo de logro es la tendencia a buscar el éxito en las tareas que implican evaluacióndel desempeño.
El motivo de poder caracteriza la relación entre dos personas en la cual una de ellasejerce el control
sobre la conducta de la otra, lo que se traduce en una capacidad para modificar los resultados de dicho
comportamiento. Se manifiesta por el interés en dominary controlar el comportamiento de los demás.
El motivo de afiliación puede definirse como el interés por establecer, mantener o restaurar una relación
afectiva positiva con una o varias personas.
Según Rosabeth Moss (2001), una vez cubiertas las necesidades básicas del ser humano, existen tres elementos
fundamentales que motivan nuestra conducta (especialmente en el ámbito profesional o académico):
Maestría: implica la mejora de las capacidades y competencias del individuo. El mero incremento en el
conocimiento y el dominio de una materia o tarea sería capaz de motivar por sí mismo. De esta manera, las
tareas a realizar son vistas como un reto o desafío. El reconocimiento social derivado de ella también posee
capacidad motivadora.
Pertenencia: cuando una persona siente que forma parte de un grupo con el que se siente identificado y
comprometido su motivación para dedicar esfuerzo a la tarea u objetivo del grupo se ve notablemente
incrementada.
Significado: consiste en hallar un sentido o propósito a lo que se está haciendo. Cuando una persona tiene
claro que el esfuerzo contribuye al logro de un objetivo considerado valioso su motivación a esforzarse se
eleva.
Variables cognitivas.
El eje principal de las orientaciones cognitivas será la importancia que ejercen sobre la conducta actual la
representación mental, presente, de un objeto o situación más o menos alejado en el tiempo.
Propósitos metas y planes: el que el comportamiento se dirija con alguna suerte de propósito parece
constatarse por el hecho que se utilizan diferentes métodos para alcanzar alguna meta deseable y porque esta
forma particular de comportamiento cesa una vez que se ha conseguidoel objetivo deseado.
Congruencia y consistencia: todos los sistemas cognitivos se encuentran en un proceso dinámico constante
para integrar la información nueva de forma congruente con la que posee.
El objetivo cognitivo principal es establecer congruencia entre la conducta y las cogniciones, o entre las
cogniciones entre sí. Cuando se produce incongruencia entre las mismas aparece lo que se llama disonancia
cognitiva (Festinger, 1957) y el individuo se esfuerza por eliminar el malestar producido por la misma
mediante estrategias cognitivas o conductuales, tales como:
A) cambiar la creencia; B) modificar la conducta, C) intervenir en el ambiente, D)añadir nuevos elementos
cognitivos.
La magnitud de la disonancia será mayor cuanto mayor sea la relevancia y la proporción de los elementos
discordantes.
La Teoría de la Acción Razonada (Fishbein y Azjen, 1975) añade un elemento principal, la intención
conductual, como antecedente inmediato a la conducta, del cual depende tanto la ejecución de la conducta
motivada, como la intensidad con la que se lleve a cabo. La intención depende, a su vez, de dos variables: la
actitud personal hacia la conducta y la norma social respecto a la misma. Posteriormente Azjen (1985)
añade el control percibido de la conducta, desarrollando la Teoría de la Conducta Planificada, según la cual,
el grado de controlabilidad que se tenga acerca de la conducta influirá sobremanera en el esfuerzo o intensidad
que esté dispuesto a realizar.
Variables emocionales.
Cualquier proceso psicológico conlleva una experiencia emocional de mayor o menor intensidad y de
diferente cualidad. Motivación y emoción están íntimamente relacionadas, ya que una de las dimensiones de
cualquier sistema motivacional es la cualidad afectiva que conlleva.
Hedonismo → El componente afectivo de la necesidad es el valor hedónico conseguido por la ejecución de la
conducta motivada, es decir, el placer o displacer que proporciona.
Variables conductuales.
Las variables conductuales no solamente son relevantes en el análisis del incentivo, donde es evidente el papel
determinante que ejercen, sino incluso en la génesis del estado de necesidad. Control por el estímulo de la
conducta motivada: los estímulos ambientales (discriminativos y condicionados) pueden inducir tendencias de
acción que impulsen una determinada conducta motivada.
Incentivo.
El incentivo es el segundo de los factores principales de los que depende la motivación y puede definirse
como la consecuencia obtenida por la realización de la conducta motivada. Tales consecuencias pueden
ser apetecibles y consecuentemente generar una conducta dirigida hacia la consecución del incentivo, o
aversivas e inducir una conducta de evitación o escape.
El incentivo depende de dos factores fundamentales: la expectativa subjetiva de que pueda conseguirse y el
propio valor de éste. La expectativa indica la probabilidad subjetiva que tiene el sujeto de alcanzar el objetivo,
es decir, una anticipación cognitiva del resultado de la conducta. El incentivo se refiere a la intensidad de
atracción o repulsión que posee dicho objetivo en una situación determinada. El valor del incentivo no es
inmutable y su variabilidad está en función de múltiples factores, que no solamente dependen de las propias
características estimulares.
Variables que determinan el valor del incentivo:
a) Magnitud y calidad del incentivo.
b) Demora en la presentación del incentivo (contigüidad).
c) Cambios en la cantidad y calidad del incentivo.
d) Facilidad de obtención del incentivo.
Se propone desde otro punto de vista tres tipos de motivaciones humanas una de tipo extrínseca, otra
intrínseca y trascendental. (Cfr. Segura1, Pons Peregort, 2005). La motivación extrínseca es aquella que
está relacionada directamente con la recompensa externa, por la consecución de un fin, es decir lo que
movería a actuar es alcanzar la recompensa externa, la cual puede ser dinero, aprobación, una buena
calificación, etc. La motivación intrínseca es la que está directamente asociada con la significación que la
persona otorga a la realización de una acción o a la consecución de una meta, surgiría como una motivación
interna, personal, independientemente de la ausencia de recompensa externa.
Y por último la motivación trascendental, que se identificaría como el motor más fuerte en el actuar humano
ya que lo que motiva es formar parte de algo e implicarse en una misión, aquí la persona busca lo que más
conviene a su familia, a su organización, a un grupo. Es una motivación en la que cuentan más los
intereses de los otros que los personales. Cuando la motivación se encuentra guiada por estímulos externos,
hablamos de motivación extrínseca (los propios estímulos favorecen que se aprenda y se realice la conducta);
mientras que cuando la motivación no se encuentra determinada por ningún elemento ambiental, hablamos
de motivación intrínseca.
La principal diferencia es la fuente de la que surgen. Se consideran dos dimensiones separadas que pueden
tener distintos niveles dependiendo del momento, de la actividad y de la persona.
La investigación sobre la motivación extrínseca surgió de los planteamientos conductistas sobre el papel
del refuerzo en la conducta, y, posteriormente, desde la Teoría del Incentivo, se incorporaron los aspectos
cognitivos.
Los estudios sobre la motivación intrínseca consideran que el hombre se encuentra intrínsecamente motivado
para saber sobre su entorno, por lo que su nivel de motivación intrínseca, correlacionará positivamente con
su aprendizaje, sus logros y su percepción de competencia.
Motivación extrínseca.
Para entender la conducta motivada extrínsecamente es importante diferenciar entre:
- Recompensa o reforzador: objeto o evento agradable que se da tras la emisión de unaconducta con la
intención de incrementarla o de que se repita.
- Castigo: objeto o evento desagradable que se da tras la emisión de una conducta con la
intención de reducirla o de que no se repita.
- Incentivo: anticipación de las propiedades (previo a la conducta) que tiene para el individuo el reforzador
o el castigo que recibirá al realizar una conducta. Incrementa el deseo de realizar la conducta. Determina
el interés o componente motivacional.
La diferencia entre los reforzadores, los castigos y los incentivos, es que los reforzadores o castigos,
aparecen después de la emisión de la conducta y consiguen que vuelva o no a realizarse, mientras que los
incentivos actúan antes de emitirse y refuerzan o debilitan su inicio, pues determinan el interés del sujeto.
Un mismo estímulo puede actuar al mismo tiempo como incentivo y como reforzador (castigo).
La motivación extrínseca se encuentra determinada por factores ambientales (estímulos externos). El valor
de incentivo que posea ese estímulo depende de la historia previa del sujeto y de sus características
personales.
La motivación de incentivo se basa en la anticipación de las propiedades del reforzador (expectativas que se
crea el sujeto en la situación), lo que le lleva a emitir la conducta.
Así, la simple idea de que una determinada conducta nos llevará a conseguir un premio o reforzador
es capaz de hacer que una conducta se realice con un mayor grado de motivación.
Se refiere a la motivación para implicarse en una actividad por su propio valor. Supone una necesidad
psicológica por implicarse en alguna acción sin que exista recompensa externa (la realización de la propia
actividad actuaría a modo de recompensa). Implica creatividad y curiosidad (los estímulos novedosos,
imprevisibles y complejos despiertan nuestra curiosidad). Este tipo de motivación tiene que ver con el deseo
de descubrir y aprender, algo que es inherente al ser humano.
La conducta exploratoria es, en sí misma, capaz de lograr una activación psico-fisiológica, y el objetivo es
guiar al organismo hacia caminos nuevos (Berlyne, 1965).
La mayoría de los estudios sobre la motivación intrínseca hacen hincapié sobre los aspectos subjetivos que
inciden en el ser humano, utilizando principalmente conceptos como: autocompetencia (White), causación
personal (De Charms), autodeterminación (Deci y Ryan) o autoeficacia (Bandura).
White (1959) es uno de los pioneros. Defiende que las personas tienen la necesidad de sentirse competentes y
de actuar eficazmente en el entorno (autocompetencia). Pensó que las conductas intrínsecas motivadas eran
aquellas en las que la persona participa para auto-evaluarse como competente y auto determinarse en la
relación con su entorno.
De Charms (1968) habla de las conductas que inicia una persona con la intención de producir cambios en el
ambiente. El ser humano se esfuerza por ser el agente causal y origen de su conducta. El individuo
considerado como “origen” y como “peón de su actividad”: Como origen, la conducta se encuentra
determinada por elecciones personales, como peón, su conducta depende de estímulos ajenos y pasa a ser una
marioneta. Introduce el concepto de causación personal, que es un principio guía sobre el que se construye el
resto de los motivos.
A partir de los trabajos de causación personal, se introduce el concepto de la “paradoja del incentivo”,
demostrando que aquellos incentivos externos incorporados a actividades intrínsecamente motivadas llegaban
a disminuirla.
Experimento de Lepper, Green y Nisbett, 1973: los niños fueron recompensados generosamente por dibujar
con rotuladores, una actividad que habían disfrutado anteriormente haciéndola por su cuenta durante el tiempo
de juego. Cuando, posteriormente, se dio a los niños la oportunidad de jugar de nuevo con los rotuladores (ya
sin recompensa), los que habían sido premiados previamente mostraron un interés bastante menor que los no
recompensados.
Costo oculto de recompensa: es el resultado negativo (menos interés y dedicación) que produce el incentivo
externo sobre una conducta ya motivada intrínsecamente (ahora sobrejustificada).
Defiende que las personas reflexionan sobre sus acciones y se comprometen con ellas. Así, en el ser humano
existiría una tendencia innata que le lleva a involucrarse en comportamientos que despiertan interés (auto
determinación), en lugar de aquellos que suponen obligación. Es el mismo sujeto quien decide su propia
conducta y el grado en que implica en una tarea, aspectos que determinan el modo en que se realizan las
acciones por propia elección.
Proponen una sub-teoría, la Teoría de la Evaluación Cognitiva: la satisfacción innata de sentirse autónomo
y competente hacia una tarea incita la motivación intrínseca. La percepción del control de la conducta por
estímulos externos, disminuye el sentimiento de autonomía, y con ello el nivel de motivación intrínseca. La
necesidad de competencia hace que necesitemos sentirnos competentes en las interacciones con los demás,
experimentar una sensación de control o de que uno mismo es el que decide en sus interacciones con el
entorno.
Según esta teoría, los dos elementos centrales que inciden sobre la motivación y el comportamiento son:
- La autoeficacia percibida: evaluación de la capacidad de uno para organizar y llevar a cabo un
tipo concreto de actuación.
- La expectativa de resultados: valoración acerca de la probabilidad de que se den lasconsecuencias
esperadas tras una determinada acción.
Para Bandura, saberse capaz de lograr algo (percepción de autoeficacia) y esperar un resultado positivo
(expectativa de resultado) hace que aumente la motivación intrínseca y se faciliten los aprendizajes
posteriores. La motivación depende de las recompensas externas y, también, sobre todo, de las recompensas
internas y auto generadas que regulan el comportamiento.
En diversos estudios se ha podido comprobar que sobre la motivación intrínseca inciden poderosamente las
siguientes variables:
1. El grado de dificultad de la tarea: una situación de reto óptimo es aquella en la que el nivel de dificultad
de una tarea es semejante a las habilidades para llevarla a cabo. Así, si la tarea es fácil no resultará
suficientemente retadora (la tarea resultará aburrida). Si la tarea es demasiado difícil y por encima de las
competencias del sujeto, aparecerán respuestas de ansiedad (la tarea resultará frustrante).
Csihszentmihalyi, ha planteado que existe un “Flow” o “flujo”, entre la dificultad de la tarea o el
reto que implica resolverla: el flujo sólo emerge cuando uno mismo percibe congruencia entre los
retos presentados y las propias competencias para llevarlas a cabo.
2. El empleo de incentivos durante la realización de la tarea: se establecen cuatro factores que limitan las
circunstancias en la que la aparición de la recompensa externa reduce la motivación intrínseca.
1. La expectativa de obtención de recompensa: la recompensa esperada afecta a la motivación
intrínseca pero si no se espera, aunque se reciba, no afectará al nivel final de motivación intrínseca.
2. El carácter material de la recompensa: si la recompensa es material afectará negativamente a la
motivación intrínseca, esto no sucede cuando no es tangible (elogios). Las recompensas verbales, si
son informativas, favorecen la motivación intrínseca.
3. Las recompensas esperadas son tangibles: estas, no solo ponen en riesgo la motivación intrínseca, si
no que, además, interfieren en el proceso y la calidad del aprendizaje, ya que la recompensa desvía la
atención del aprendizaje hacia su producto/resultado final.
4. El efecto de saliencia de la recompensa: cuando el incentivo está a la vista del sujeto o se le recuerda
con frecuencia durante la ejecución de la tarea, desciende la motivaciónintrínseca por ella.
La recompensa no afecta a la motivación intrínseca salvo que sea: esperada, tangible y excesivamente
saliente.
GAMIFICACIÓN
La gamificación es la aplicación de recursos de los juegos (diseño, dinámicas, elementos, etc.) en contextos
no lúdicos para modificar comportamientos de los individuos mediante acciones sobresu motivación.
En un primer enfoque del diseño de los sistemas gamificados, se considera la motivación a partir de la
síntesis de los planteamientos de dos enfoques complementarios: la Teoría de la Autodeterminación (Self-
Determination Theory – SDT) de Richard M. Ryan y Edward L. Deci, y las contribuciones de Daniel H.
Pink sobre la motivación reflejadas en su conocido libro Drive, con las que define los principios de la
motivación 3.0, la relevante según este autor para afrontar los retos del siglo XXI.
Pink define tres tipos de motivación, según el tipo de sociedad humana a lo largo de su evolución en la
historia y según los retos a los que ha tenido que enfrentarse en cada momento.
- En primer lugar, tenemos la que él llama Motivación 1.0, el primer sistema operativo humano y
que se centraba, únicamente, en la supervivencia.
- El segundo tipo, la Motivación 2.0, consistía en un sistema de recompensas y castigos quefuncionó
correctamente hasta las tareas rutinarias del siglo XX.
- La Motivación 3.0, ya en el siglo XXI, sustituye la anterior porque ésta ya no servía para los
nuevos retos y maneras de hacer de la actualidad. Para actividades más creativas o no tan rutinarias, por
ejemplo, la motivación es necesario que no sea externa a los individuos. Esta motivación debe surgir de ellos
mismos. Estamos hablando de una motivación de tipo intrínseco.
Según este autor, en el siglo XXI para la consecución del éxito profesional o de la realizaciónpersonal,
deberemos virar de un perfil de Tipo X a uno de Tipo I.
Ejemplos de motivación intrínseca se pueden encontrar, de manera general, en actividades comola dedicación
a la familia, el comer o beber aquello que le apetece a uno o la lectura de un libro «que no se puede dejar»,
etc. Es una motivación que depende del individuo. Éste no esperaninguna recompensa exterior por el
hecho de realizar estas actividades.
Según la Teoría de la Autodeterminación de Ryan y Deci, la motivación intrínseca está relacionadacon tres
elementos: Competencia; Autonomía; Relación.
Pink, en Drive, define otros tres elementos: Autonomía; Competencia; Finalidad.
Como se puede observar, «competencia» y «autonomía» coinciden en ambos modelos. Si seunen los dos,
tenemos el modelo RAMP.
Autonomy (autonomía) está directamente relacionado con el sentimiento de «libertad», que tiene mucha
importancia en lo que concierne a la motivación intrínseca (anteriormente hemos hablado de la importancia
de la libertad en los entornos lúdicos). La capacidad de decidir u organizarse uno mismo son elementos
valorados en actividades de tipo creativo. Es conocido el éxito de la iniciativa 80/20 de Google, según la cual
los trabajadores de la compañía disponen de un día libre a la semana para desarrollar nuevas ideas para la
empresa. La autonomía da una sensación de control al usuario que es muy valorada en un sistema de
gamificación. Permite pensar a los jugadores que controlan sus acciones y objetivos.
Mastery (competencia) es el proceso por el cual se adquiere una habilidad manifiesta para el desarrollo de un
tipo de actividad concreta. Pink define el concepto de flujo (flow) que se obtiene con el equilibrio entre la
sensación de incrementar nuestra pericia en relación directa con el nivel de desafío al que nos enfrentamos.
La importancia de este concepto en la gamificación radica en la necesidad de que existan retos (asumibles)
para los usuarios con el fin de mantener su motivación en el sistema en el cualactúan.
Purpose (finalidad) es la necesidad de encontrar un significado en las acciones que llevamos a cabo. Los
usuarios buscan una razón trascendente en su actividad aunque ésta no siempre tenga un beneficio directo en
ellos mismos. Los mejores ejemplos de este driver en relación a la motivación intrínseca los encontramos en
aquellas actividades colaborativas que, mediante el esfuerzo de muchos a título individual, acaban resultando
en un beneficio social o con un alcance muy grande de beneficiarios, por ejemplo, las aportaciones a la
Wikipedia, a Quora, foros de usuarios, etc.
Los mejores ejemplos de este driver en relación a la motivación intrínseca los encontramos en aquellas
actividades colaborativas que, mediante el esfuerzo de muchos a título individual, acaban resultando en un
beneficio social o con un alcance muy grande de beneficiarios, por ejemplo, las aportaciones a la Wikipedia, a
Quora, foros de usuarios, etc.
Csikszentmihalyi afirma que este estado mental supone un sentimiento de gozo y satisfacción vinculado
totalmente a la actividad que se está realizando.
Pink utiliza el concepto de flujo para explicar por qué la motivación de los Tipo I es la más adecuada para
incentivar las conductas y actividades de los individuos.
Su línea argumental parte de la afirmación que los mejores logros en el desempeño de las personas se
consiguen cuando estas se encuentran en ese estado de flujo.
En este estado los objetivos son claros, el feedback es inmediato y, lo más importante de todo, cuando la
persona se encuentra en este estado la relación entre lo que esta debe conseguir y sus capacidades es total e
unívoca. El reto no es ni muy fácil, ni muy difícil. Si fuera uno u otro caso, podría caer en la desmotivación.
En este momento de flujo el esfuerzo mismo, propio de la persona, es la recompensa.
Cuando un objetivo es claro y específico, está libre de ambigüedades y el que tiene que conseguirlo conoce
bien cómo debe actuar para lograr la recompensa asociada.
El resultado esperado es una fuente de motivación. Se anticipa el premio (más adelante profundizaremos en la
importancia de la anticipación de la recompensa en relación a la motivación). Si el objetivo es vago, tendrá
poco efecto motivador.
PROCESO MOTIVACIONAL
A grandes rasgos la secuencia que proponen Kuhl (1986) y Deckers (2001) consideran tres momentos:
elección del objetivo, dinamismo conductual y finalización o control sobre la acción realizada.
En cuanto a la elección del objetivo que se convierte en meta, el individuo decide qué motivo satisfará, y
qué meta intentará conseguir para satisfacer dicho motivo. Esto es, existe una circunstancia previa o
incentivo que activa un motivo, junto con la potencial energía necesaria para ejecutar una conducta. La
elección de un motivo depende de la intensidad del mismo, de lo atractivo que resulte el incentivo, de la
probabilidad subjetiva de éxito y de la estimación del esfuerzo necesario para conseguir el objetivo.
En cuanto al dinamismo conductual, se refiere a las actividades que lleva a cabo un individuo para intentar
conseguir la meta elegida. Es decir, a partir del motivo, y del incentivo seleccionado para satisfacer ese
motivo, el individuo decide qué actividades le permitirán conseguir la meta, llevando a cabo la conducta
instrumental apropiada para ese fin. Genéricamente, la conducta instrumental hace referencia al conjunto de
todas aquellas actividades motivadas en las cuales se implica un individuo para satisfacer un motivo.
Consiguientemente, las conductas instrumentales son un aspecto relevante, pues pueden ser consideradas
como el nexo de unión entre un motivo y su satisfacción. De las correcta ejecución de las conductas
instrumentales depende que se consiga o no la meta que el individuo ha elegido.
En ocasiones, además de elegir y decidir qué motivo es el que un individuo intentará satisfacer, también cabe
la posibilidad de elegir y decidir qué actividades o conductas instrumentales elige un individuo para
conseguir el objetivo. Hay algunos aspectos de la conducta instrumental que reflejan el nivel de motivación;
tales aspectos se refieren a la frecuencia, intensidad y la duración.
La frecuencia se refiere al número de veces que un individuo se implica o inicia una actividad para conseguir
el objetivo; se puede asumir que, cuanto mayor es la frecuencia con la que un individuo lleva a cabo
actividades en pos de un objetivo, tanto mayor es la motivación de ese individuo.
La intensidad se refiere al vigor o la fuerza con la que el individuo lleva a cabo la actividad o conducta
instrumental; por regla general, como ya hemos indicado, también existe una asociación entre intensidad de
la actividad y nivel de motivación.
La duración se refiere al tiempo que un individuo dedica a la satisfacción de un motivo. En cierta medida, se
puede entender que la combinación de los tres aspectos configura la persistencia de un individuo en la
búsqueda de un objetivo.
En cuanto a la finalización y al control sobre la acción realizada, se refiere al análisis del resultado conseguido
en las distintas acciones o conductas instrumentales que el individuo ha llevado a cabo. Es decir, el individuo
constata si, mediante las conductas que llevó a cabo, ha conseguir satisfacer o no el motivo que eligió.
Tanto si se ha conseguido la meta como si no. el sujeto realiza los pertinentes procesos de atribución
causal que le permitirán en el futuro decidir si vuelve a utilizar estas conductas o conviene introducir
alguna modificación.
Por lo que respecta al apartado centrado en la toma de decisiones y elección de la meta, hay que incluir los
aspectos referidos al análisis de la congruencia, la persistencia, la atribución de causas y la posibilidad de
introducir cambios en las acciones o en la meta, o de abandonar la consecución de esa meta.
La secuencia que explica el proceso motivacional, según Palmero, es: estímulo, percepción, evaluación-
valoración, elección de la meta, decisión de actuar, activación, dirección, control de resultados. A lo largo del
proceso es habitual que el individuo realice los necesarios procesos atribucionales acerca de los resultados
que va obteniendo con sus conductas, con lo cual se puede entender la propia dinámica del proceso
motivacional, así como la eventual persistencia o abandono de las conductas dirigidas a la obtención de la
meta en cuestión.
Tres enfoques sobre el proceso motivacional: Deckers (2000), Fernández-Abascal (1997) y Palmero (2000).
Deckers propone tres etapas:
1. Elección del motivo: hacer referencia a la selección del objetivo/meta a satisfacer entre todos los
posibles. El estar más motivado a un objeto que a otro depende fundamentalmente de la evaluación que
el individuo hace de las propiedad de cada opción (valor, magnitud de gratificación, durabilidad, etc.)
2. Ejecución de las conductas materiales: acciones o actividades que realiza el individuo para lograr ese
objetivo. Existen tres aspectos de las conductas instrumentales que condicionan el grado de motivación y
que deben considerarse:
1. Duración: cantidad de tiempo que dedica una persona a satisfacer un motivo.
2. Frecuencia: número de veces que se implica en una conducta para conseguir el objetivo.
3. Intensidad: cantidad de esfuerzo que requiere la conducta instrumental.
3. Realización de la conducta consumatoria y satisfacción del motivo: la conducta consumatoria es aquella
que pone fin y es el resultado de una secuencia conductual previa (secuencia de conductas instrumentales).
Durante esta etapa, la persona examina los sentimientos que experimenta al haber satisfecho un motivo.
Además, comenzará a decidir si en el futuro realizará las mismas conductas o si ha de modificar algo para
obtener una mayor satisfacción.
Por motivación laboral entendemos aquella energía interna que activa la conducta e impulsa a las personas a
trabajar con el fin de alcanzar una meta o resultado pretendido (nadie trabaja por trabajar), e implica un
compromiso con su trabajo, con la organización en la que lo desarrolla y con los objetivos de la misma.
(Morales y Pons, 2002).
En relación con las teorías que más se han empleado para tratar de explicar las motivación laboral de
los trabajadores, pueden distinguirse dos perspectivas generales:
- Teorías de contenido: aquellas que analizan las causas de la motivación, qué necesidades
tienen los individuos.
- Teorías de proceso: aquellas que analizan los pensamientos que influyen sobre la conducta,cómo
interpreta la persona la situación a afrontar.
TEORÍAS DE CONTENIDO
Teoría de las Necesidades de Maslow: parte de la idea de que en los seres humanos existe un impulso hacia
el desarrollo. Su aportación mejor conocida es su famosa jerarquía de necesidades humanas (1955). Estas
necesidades atañen a cualquier persona y estarían determinadas biológicamente (codificado en su material
genético). Son las siguientes: necesidades fisiológicas, necesidades de seguridad, necesidades sociales o de
afiliación, necesidades de estima y necesidades de autorealización.
Al ser satisfechas las necesidades de determinado nivel, el individuo NO se torna apático sino que más
bien encuentra en las necesidades del siguiente nivel su meta próxima de satisfacción.
Crítica: parece que esta jerarquía no siempre se respeta en todos los individuos y pueden buscar necesidades
superiores sin tener cubiertas algunas inferiores.
(foto pirámide)
TEORIAS DE PROCESO
Teoría de la expectativa de Vroom: propone que el esfuerzo que está dispuesto a invertir un individuo en la
tarea es directamente proporcional a las oportunidades que cree que tiene de poder superarla. De este
modo, la motivación depende de las expectativas de éxito.
A mayor rendimiento esperado, mayor es la intensidad del esfuerzo dedicado.
El profesional estará más motivado en una tarea cuando espere obtener mayores recompensas (no tendrían por
qué ser económicas únicamente). Según esta teoría, la desmotivación laboral se originaría cuando el sujeto
percibe que la recompensa obtenida no es acorde con el esfuerzo invertido en la tarea.
Teoría del establecimiento de metas de Locke: según este autor, a partir del deseo que se tiene de
alcanzar una meta concreta, el individuo se motivará para conseguirla y dará los pasos que considere
necesarios en el futuro. El elemento central de la motivación laboral sería el establecimiento de una
meta.
Por tanto el proceso motivador comprende:
- Establecer distintas metas parciales que nos acerquen al objetivo final.
- Los profesionales deben ser tenidos en cuenta a la hora de establecer las metas y objetivos.
- El sistema retributivo ha de ser conocido por el profesional y recompensar tanto el esfuerzo porlas metas
parciales como la obtención del objetivo final.
La motivación se incrementa a medida que se superan las metas parciales establecidas inicialmente; de manera
que el individuo mantendrá su esfuerzo (incluso lo potenciará) para lograr el objetivo final.
Para que un profesional esté motivado ha de percibir que existen metas alcanzables y deseables que le
estimulen a lograr un objetivo final.
Teoría de equidad de Adams: defiende que los individuos comparan constantemente tanto loque obtienen
(prestaciones, ganancias, recompensas, etc) como el esfuerzo que dedican (tiempo, esfuerzo mental, etc), con lo
de las otras personas para evaluar si su situación es justa o no. En base a ello, el individuo reaccionará de un
modo u otro para tratar de eliminar la sensación de injusticia. La percepción de la justicia o equidad con que
se nos trata sería el principal factor que incidiríaen nuestra motivación (desmotivación = percepción de
injusticia). Cuando el profesional estima que se encuentra en una situación injusta, trata de restablecer la
equidad mediante visas diversas, como: invertir menos esfuerzo en su tarea, producir más a costa de una
calidad menor, distorsionar la percepción de sí mismo, percibiéndose como más competente de lo que pensaba
inicialmente; distorsionando la percepción de los demás, pensando que no hacen nada en su puesto o
pensando que lo gustaría estar en su puesto; se comparan con otras personas con las que sí salen ganando;
renuncian al puesto de trabajo, etc…
ENEMIGOS DE LA MOTIVACIÓN
Síndrome del Burnout:
- Es uno de los principales riesgos psicosociales a los que están sometidas las personas hoy endía.
- Se produce cuando alguien se siente sobrepasado por la situación o tarea (normalmente
laborar o académica), quedando su capacidad de adaptación enormemente. Es subjetivo.
La Procrastinación.
Un procrastinador es una persona que tiende a retrasar voluntaria y permanentemente el inicio o la
finalización de tareas u obligaciones. La tarea pendiente de concluir (abrumadora, inquietante o aburrida)
suele provocar cierta ansiedad que, normalmente, se “calma” sustituyéndola por otras actividades más
agradables o irrelevantes. Se justifica pensando: “tengo tiempo de sobra”, “trabajo mejor bajo presión”,
etc. Sólo cuando elplazo se agota o cuando el malestar por la presión aumenta, deciden afrontar la tarea.
A menudo lastran el trabajo de los demás, dificultándolo y condicionándolo. Diez consejos para prevenir y
controlar la procrastinación:
1. Identifica cuáles son las horas del día en que rindes más y menos.
2. Usa una alarma que marque el tiempo de inicio de una tarea (lo difícil es empezar).
3. Usa pistas y señales recordatorias (post-it).
4. Utiliza la agenda.
5. Divide los proyectos en tareas pequeñas y manejables.
6. Atiende a tus progresos y su importancia.
7. Toma decisiones sobre cada elemento nuevo (iniciar acción, delegar tarea, posponer la fechaconcreta,
etc.).
8. Si necesitas supervisión para avanzar y comprometerte, búscala.
9. Deja las tareas más complicadas para los momentos que estes más fresco.
10. Date pequeñas recompensas al finalizar una tarea sin distraerte.
FUNDAMENTACIÓN ANTROPOLÓGICA.
Definición: La antropología es la ciencia que estudia al hombre: conocimiento (logos) del hombre
(anthropos). Todos tenemos una experiencia directa de lo que significa ser “ser humano”, y diariamente
gestionamos nuestra propia existencia e interactuamos con otras personas. La ciencia que procura dar
respuesta a estas preguntas es la filosofía y dentro de ella se enmarca la antropología.
Estructura de la Persona.2
YO
nivel
inteligencia
espiritual corazón libertad
voluntad
nivel memoria
tendencias
psíquico imaginacón
nivel
sensación
corporal tendencias
percepción
Una de las dificultades de reflexionar sobre la persona es identificar distintos aspectos de unamisma
realidad: : distinguir en lo unido.
En cada uno de estos niveles encontramos unos “principios operativos”, dinamismos propios dela persona
que intervienen en la construcción de las acciones:
- Nivel corporal: instintos o tendencias, percepciones y sensaciones
- Nivel psíquico: la memoria y la imaginación.
- Nivel espiritual: la inteligencia y la voluntad.
La persona en acción.
La dinámica del deseo es específicamente humana, por la forma como el hombre inicia sus acciones con una
tensión hacia el futuro en la búsqueda de una plenitud. No tenemos dominio completo sobre nuestros deseos,
más bien nos admiramos de ellos, porque contienen una verdad profunda de nuestro ser a la que hemos de
dirigir las acciones.
La enorme apertura intencional del deseo incluye su indefinición, no es fácil saber qué es lo que realmente
deseamos. Está envuelto en una paradoja: el deseo es un impulso hacia un fin, pero no nos asegura llegar a él.
Su valor intencional no concede el dominio completo de su búsqueda. Está amenazado por el fracaso y
alimenta temores. Vivimos muchas veces que al alcanzar lo que deseábamos, experimentamos una tristeza
íntima por no vivir la plenitud que se nos prometía. Podemos distinguir entonces entre los deseos, dirigidos
a un objeto determinado y el deseocomo capacidad apetitiva.
La paradoja del deseo, la divergencia entre lo que deseamos de verdad y lo que realizamos, ilumina una doble
dimensión:
- Es imposible satisfacer el Deseo: apunta a una realidad que siempre escapa y parece imposible
para nuestras capacidades limitadas.
- No se puede extinguir el Deseo e intentar ignorarlo produce una angustia latente, un deseo sinresolver y
reprimido.
La razón que guía nuestro actuar no es el objeto concreto a realizar, sino los deseos que mueven al sujeto
agente. El hombre actúa por un motivo que le mueve internamente. La finalidad contenida en la racionalidad
del acto humano no se puede medir desde la sola efectividad. La razón de fin, unida a la atracción del bien
cuanto operable, es distinta del cálculode los resultados que no explican la acción suficientemente.
La finalización de la acción muestra la existencia de un orden moral, una jerarquía inherente a las acciones
humanas esencial para nuestro obrar. Es orden se percibe en la capacidad interna de ordenar las propias
acciones, es la luz primera del actuar humano en su sentido moral. No quita la libertad sino que la dirige
como ejercicio de sabiduría. En cuanto orden expresa una realidad racional diversa de una simple emoción,
de un cálculo entre los objetos deseados o de la intensidad de los mismos. Tiene que ver con la finalidad de
los deseos y la plenitud personal a la que apuntan.
El bien necesario para este orden nace de considerar la vida como un todo con su significado moral. Es lo que
se denomina ideal de vida buena. Los griegos lo denominaban eudoaimonía, que traducimos normalmente
como felicidad. Actúa como fin intencional que sostiene las inclinaciones prácticas. No es una idea que nos
hagamos sobre cómo es la vida perfecta, sino la necesaria referencia a una plenitud configurada en relación
con los bienes que están en juego en la existencia cotidiana. No puede existir, por lo tanto, sin ideal de vida
fuera de la relación con demás.
Cuando se habla de la realización de una acción se nos presenta la persona como sujeto y autor, la acción
misma aparece como resultado de su actuación. Se trata de un resultado que es a la vez exterior e interior,
inmanente, la acción pertenece a la persona y la configura. Está unida a la voluntad, que implica
autodeterminación e intencionalidad.
Es importante que la persona sea consciente de que en su acción se juega su identidad, implicada en un
camino de crecimiento en cuanto persona.
Cada acción lleva en sí misma cierta orientación intencional, se dirige hacia un objeto determinado o a un
conjunto de objetos, se dirige hacia fuera de la persona. A la vez, en virtud de la autodeterminación, soy yo el
que actúa, la acción penetra en el sujeto, en el “yo” que es su objeto primero y fundamental.
Esto nos conduce a determinar el concepto de sujeto moral, en cuanto la persona se percibe a sí misma
implicada en su acción y experimenta en ella un crecimiento de su existencia. La persona ontológicamente es
siempre persona, pero moralmente está llamada a ser más persona.
Mediante la acción moralmente buena el hombre como persona se hace moralmente bueno y mediante la
acción moralmente mala se hace moralmente malo. La cuestión profunda del sentido de la vida la descubre el
hombre en su obrar. Es un conocimiento dinámico que entra en la razón interna de la acción que vivimos y
nos pide una respuesta.
Realizar una acción no significa tan solo ser su autor. La realización es algo coordinado con la
autodeterminación. El hombre, cuando es autor de una acción, simultáneamente se realiza a sí mismo.
Se trata de la estructura de autodominio y autoposesión.
La intencionalidad del querer y del actuar; que es salir de sí mismo hacia los objetos que se le presentan al
ser humano como bienes variados, y por tanto hacia los valores, supone a la vez introducirse en el propio
“yo”, el objeto más próximo y más esencial de la autodeterminación.
Las acciones humanas perduran en el hombre gracias a los valores morales, que constituyen una realidad
objetiva íntimamente unida a la persona, es decir, profundamente subjetiva a la vez. El hombre como persona
es alguien, y como tal alguien es bueno o malo.
La verdad moral no está dada previamente a la acción, sino que se realiza en ella. Es dramática pues implica
un ejercicio de la libertad y la posibilidad de perderse. La identidad del sujeto se realiza narrativamente, tiene
una historia que llenar de sentido.
En la narratividad se vive un unidad original entre verdad y libertad. La verdad moral se realiza en la acción
libre, en cuanto directiva de la misma y no impositiva, la guía internamente hacia el fin que la especifica. En
la acción el hombre experimenta un momento de verdad que le hace libre y esclarece su acción. Se trata de la
verdad de la persona en su propia realización. La verdad práctica ilumina la libertad y la dirige.
Virtudes.
El concepto de virtud (areté) aparece como eje del pensamiento de los filósofos tanto griegos como
romanos y es un camino de perfección y excelencia, el eje de la vida moral. Sócrates identifica la virtud con la
sabiduría, identifica la virtud con el saber sobre el bien. Platón, siguiendo la idea de la importancia del aspecto
intelectual, incorpora conceptos como armonía, medida, proporción, salud del alma y medio de purificación de
las pasiones. En la Ética a Nicómaco, Aristóteles, nos aporta una idea más amplia de la virtud, que ya no se
remite principalmente a la inteligencia, sino que incorpora el aspecto afectivo. Describe la virtud como
una disposiciónestable de las facultades operativas, tanto intelectivas como apetitivas.
Conviene señalar a los estoicos como Séneca, Cicerón o Marco Aurelio, que van a tener gran influencia en
escritores y filósofos posteriores como San Ambrosio. El ideal de la vida es vivir conforme a la naturaleza, es
decir seguir la razón, esto les acaba llevando a que la vida virtuosa se convierte en un fin en sí misma y no en
un medio para llegar una madurez o vida lograda. Este concepto es fácilmente reconocible en diversos
ámbitos, especialmente de tipo religioso. Santo Tomás distingue el concepto de hábito o costumbre en el
obrar, del habitus, que define como “disposiciones estables que desarrollan el poder de nuestras facultades y
nos hacen capaces de realizar acciones de calidad”.
Aquí ya percibimos una relación entre la disposición y la cualidad o aptitud: las disposiciones desarrollan el
poder de nuestras facultades y hacen capaz, a la persona en su conjunto, de realizar acciones de calidad.
Es la persona la que las realiza intencionalmente, y no una mera costumbre realizada automáticamente.
Aquí nos encaja la descripción de Pinckaers (1985): las virtudes las podemos considerar como “disposiciones
a obrar cada vez mejor, obtenidas por una sucesión de actos inteligentes y libres”. En la tendencia actual,
donde tiene mucha fuerza el modelo de la moral autónoma, la importancia está en la norma, no importa qué es
bueno, sino qué hay que hacer. El concepto de virtud está relacionado con una “orientación genérica de la
voluntad hacia el bien”. La virtud se remite más a una buena voluntad de la persona a la hora de
gestionar sus acciones, actuar con “buenaintención”.
Frente a estas teorías se ha planteado, en el siglo pasado, una nueva ética de la virtud que, según Trigo, tiene
como principal preocupación. “la formación de un determinado carácter moral en el que son más
importantes las disposiciones internas, las motivaciones, y los hábitos del sujeto, que los juicios sobre las
acciones externas y sus consecuencias”. Podríamos decir que la virtud define una disposición estable
pero genérica hacia el bien, y necesita de las virtudes para concretar esa disposición con relación a
los diferentes bienesespecíficos.
Verdad.
El dilema de la verdad.
- Definición de verdad: es la adecuación entre la mente y la realidad. Cuando nuestroconocimiento
coincide con lo que las cosas realmente son.
- La verdad es en muchas ocasiones difícil de alcanzar y de establecer. El problema es que la
realidad es compleja y pluridimensional.
- Una cosa son los hechos y otra las acciones: los hechos son irrefutables pero puede habermuchas
acciones que nos lleven a los mismo objetivos.
- Podemos hablar de una verdad práctica que es plural en cuanto que muchos caminos pueden
llevar a ella y la verdad especulativa o teórica.
La búsqueda de la verdad:
- Es una actividad de la persona que requiere actitudes específicas para que se culmine con éxito:
disposición de aprender, esfuerzo y perseverancia, atención, etc.
- Para que la persona llegue a conocer la verdad es necesario que esté dispuesta a aceptarla
libremente, nunca puede imponerse, debido a la dignidad de la persona.
- Volvemos aquí a hablar de los prejuicios: convicciones erróneas e injustificadas que impiden
acercarnos a la realidad de manera objetiva.
- En el camino de la búsqueda de la verdad es especialmente importante nuestra verdad
personal, a la que también podemos llamar vocación. Dentro de las múltiples verdades queexisten en
el mundo, algunas marcan nuestra orientación en algún aspecto esencial.
Libertad.
Dice San Agustín que la libertad es la capacidad de determinarnos por el Bien, mientras que el libre albedrío
es la capacidad de inclinarse por una cosa o por la contraria. Se nos ha dado la libertad para elegir el bien,
pero disponemos de libre albedrío, es decir, de la capacidad de inclinarnos voluntariamente hacia el mal.
No es lo mismo tener un concepto de la libertad como una realidad que nos permite hacer lo que queramos
frente a una realidad personal que nos permite construir el sentido de nuestra vida.
La libertad es la capacidad de autodeterminación a través de las acciones. Nos elegimos en nuestras acciones.
A esto nos referimos con el término Antropología Dramática. Lo dramático es lo contrario a lo estático.
Somos un ser en constante cambio y lo más sustancial del cambio está sujeto al objeto de nuestras
intenciones a la hora de actuar. Somos lo que hacemos mucho más que lo que pensamos o sentimos.
Felicidad.
La realización de la persona en la acción depende de una activa e interiormente creativa conexión de la
verdad con la libertad. Esta conexión es generadora de felicidad. La libertad sin más, como simple “puedo,
pero no tengo que”, no parece que genere felicidad. La felicidad se ecuentra estructuralmente unida a la
experiencia de la actividad, con la trascendencia de la persona en acción.
La felicidad cumple dos funciones, por un lado es un fin, una meta que deseamos, y por otro lado es un
camino, en el sentido de que acompaña a las acciones que creamos y nos indica si están ordenadas según el
sentido de nuestra vida.
Para el ser humano la felicidad tiene, obviamente, un aspecto subjetivo puesto que experimentamos el gozo o
la plenitud como una experiencia personal, pero tiene un aspecto objetivo en la medida que el sentido que da
plenitud a la vida de la persona no podemos elegirlo sino que está en relación a la verdad de nuestra
existencia.
Dimensiones de la felicidad humana a diferencia de los animales: los animales se mueven entre la necesidad y
el instinto, mientras que el ser humano desea una plenitud.
Diferencias entre estar bien y ser feliz. Conviene distinguir entre una situación de bienestar pasajero,
que puede ir asociado a situaciones de bajo estrés, de experiencias placenteras relacionadas con la amistad,
con la comida o con otros placeres, y la situación de plenitud que se mantiene en el tiempo
independientemente de las circunstancias que nos toca vivir.
Algunas polaridades revelan el auténtico sentido de la vida del hombre porque le cuestionan profundamente
sobre él mismo.
- Cuerpo y alma.
- Hombre y mujer.
- Individuo y sociedad.
Amor.
Desde este punto de vista el amor aparece como sentido de la vida del hombre que le permite este estado
de felicidad. Juan Pablo II en su primer documento como Papa escribe: “El hombre no puede vivir sin
amor. El permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el
amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él
vivamente”.
Esta verdad está inscrita en su propia naturaleza como se está demostrando en la medida en que la ciencia
tiene mayor capacidad de comprender los mecanismos internos biológicos del actuar humano: “Desde hace
más de veinte años se conoce en le neurobiología el concepto de “sistema motivacional”, localizado en el
“cerebro medio”, que se caracteriza por intensificar e incrementar una conducta humana de bienestar. Está
especialmente conectado con los centros emocionales del cuerpo humano de tal modo que las informaciones
que llegan del medio ambiente a través de ellos, transmiten al “sistema motivacional” el mensaje de si vale o
no vale la pena empeñarse en actuar de una manera o de otra, dependiendo de si la información que le llega la
considera importante o no. Aquellas experiencias, sentimientos, impresiones que nos llegan muy adentro, que
nos dan un sentido positivo profundo de nuestro actuar, actúan sobre el “sistema motivacional”, y es entonces
cuando el cuerpo libera las sustancias mensajeras neuroplásticas; dopamina, oxitocina y opiáceos endógenos,
que generan sensación de bienestar.
Durante mucho tiempo no se sabia contestar a la pregunta de qué era lo que realmente induciría al “sistema
motivacional” a segregar las sustancias neuroplásticas. ¿Qué tiene que ocurrir para que el ser humano libere
esas sustancias del bienestar? La contestación clara y precisa dejó estupefacto al mundo experto y competente
en esta materia. El fin natural del “sistema motivacional” es la convivencia social y el mejor logro de las
relaciones sociales. Es precisamente la cooperación armónica de los seres humanos lo que nos hace ser felices.
Las interacciones sociales que tienen lugar entre personas que mutuamente expresan su confianza total
respectiva, son las que generan la producción de sustancias mensajeras de la felicidad y la vitalidad. Trabajar
con personas de las que nos podemos fiar y que además son amables, sociables y cordiales hace que se
produzca en el “sistema motivacional” una reacción sumamente positiva.
La verdadera meta de la existencia humana no puede hallarse en lo que se denomina auto realización. Solo en
la medida en la que el hombre se compromete al cumplimiento del sentido de su vida se auto realiza; cuanto
más busque su auto realización por sí misma más se le escapa.
La salud se basa en un cierto grado de tensión, la tensión existente entre lo que ya se ha logrado y lo que
todavía no se ha conseguido; o el vacío entre los que se es y lo que se debería ser.
Según el psiquiatra Victor Frankl, es un concepto falso y peligroso para la higiene mental dar por supuesto
que lo que el hombre necesita es un equilibrio o, como se denomina en biología, “homeostasis” es decir, un
estado sin tensiones. Lo que el hombre necesita no es vivir sin tensiones, sino esforzarse y luchar por
una meta que merezca la pena. Cuando los arquitectos quieren apuntalar un arco que se hunde aumentan la
carga encima de él, para que sus partes se unan así con mayor firmeza. Si los terapeutas quieren fortalecer la
salud mental de sus pacientes, no deben tener miedo a aumentar dicha carga y orientarles hacia el sentido de
sus vidas. No hay nada en el mundo capaz de hacernos sobrevivir, aún en las peores condiciones, como el
hecho de saber que la vida tiene un sentido. Dice Nietzsche: quien tiene un porqué para vivir puede soportar
casi cualquier cómo.4
Cuando eludimos el sufrimiento genuino que resulta de afrontar problemas, nos privamos también de la
posibilidad evolutiva que los problemas nos ofrecen. En las enfermedades mentales crónicas se detiene
nuestro proceso de desarrollo y quedamos atascados. Y, sin una cura, el espíritu humano comienza a
encogerse y marchitarse.
Debemos enseñarnos a nosotros mismos y a los demás la necesidad del sufrimiento y el valor que éste
implica, la necesidad de afrontar directamente los problemas y de experimentar el dolor que acarrean.
Los problemas no desaparecen. Es necesario vivirlos, experimentarlos, pues de otra manera permanecen y
constituyen para siempre una barrera que se opone al desarrollo y madurez del espíritu. Durante toda la vida
debemos evaluar dónde está y dónde no está nuestra responsabilidad de actuar.
El sentimiento de ser valioso es esencial para la salud mental y es la piedra angular de la autodisciplina. El
discurso del neurótico se distingue por expresiones como “debo”, “debería”, “no debería”, lo cual indica
que la imagen de sí mismo que se ha forjado el individuo lo presenta como una persona inferior, que nunca
da la talla y que siempre toma decisiones equivocadas.
El discurso de la persona con trastornos del carácter se distingue en cambio por expresiones como “no
puedo”, “no podría”, “he de”, y “he tenido que”, que nos dan la imagen de una persona que no tiene poder de
decisión y cuya conducta está completamente dirigida por fuerzas exteriores que se hallan por entero fuera
de su control.
Los neuróticos se hacen infelices a sí mismos y los que tienen trastornos del carácter hacen infelices a todos
los demás. Para curarse, tarde o temprano deben aprender que la integridad de la vida de un adulto requiere
una serie de elecciones, de decisiones personales. En la medida en que no lo acepten se sentirán siempre
víctimas.
No hemos nacido con mapas, sino que debemos hacerlos. Trazar esos mapas requiere esfuerzos. Cuanto
mayores sean nuestros esfuerzos para percibir y recitar la realidad, más amplios y más exactos serán nuestros
mapas.
Transferencia es el conjunto de modos de percibir el mundo y reaccionar ante él que se desarrollan en la
niñez y que habitualmente resultan apropiados en la niñez pero que son inapropiadamente transferidos al
ambiente del adulto.
Mantener el equilibrio es una disciplina precisamente porque implica renunciar a algo y eso siempre resulta
penoso. Consideremos ahora lo que significa renunciar a ciertos rasgos de la personalidad, a esquemas de
conducta bien establecidos, a ideologías y hasta a estilos de vida. Éstas son formas mayores de renuncia,
necesarias si uno pretende avanzar muy lejos por el camino de la vida.
Algunos de los principales deseos, situaciones y actitudes a los que hay que renunciar durante una vida que
evoluciona satisfactoriamente:
- El estado infantil, en el que no hay que satisfacer demandas exteriores.
- La fantasía de omnipotencia.
- El deseo de poseer totalmente (incluso en el plano sexual) a uno de los padres.
- La dependencia infantil.
- Las imágenes distorsionadas de los padres.
- El sentimiento de omnipotencia de la adolescencia.
- La «libertad» de no tener ningún compromiso.
- La agilidad de la juventud.
- El atractivo sexual y/o potencia de la juventud.
- La fantasía de inmortalidad.
- La autoridad sobre los hijos.
- Diversas formas de poder temporal.
- La independencia de la salud física.
- Por último, nuestro yo y la vida en sí misma.
Para que pueda surgir lo verdaderamente nuevo, para que la presencia única de cosas, personas o sucesos
pueda echar raíces en mí, debo sufrir el proceso de una descentralización del yo.
«Nos pasamos la vida entera aprendiendo a vivir —dijo Séneca hace dos milenios—, pero más sorprendente
es que también dediquemos toda la vida a aprender a morir.
Una vez que se acepta completamente el sufrimiento, en cierto sentido deja de ser sufrimiento. Quienes toman
mejores decisiones son aquellos que están dispuestos a sufrir a causa de sus decisiones sin perder por ello su
capacidad de decidir.