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o “x Advertencia a lector Et gontenid de Ia pragente obra no a sultido roditieaion alguna especto de la eicidn anterior, ‘em extepeibn tl diseho gre. = M S G, FAUROUX Ideas para una Introduccion al Derecho REIMPRESION WP AbeledoPerrot Buenos Aires / Bogota / México / Santiago Fauroux, Maria Gerénima Ideas para una introduecién al derech jaed.22 Alras: Ab 200 p.; 18x14 em. ISBN 978-950-20-1331-2 1. Teoria del Derecho. |. Titulo 00 340.1 ISBN 978-050-20-1331-2 Toxios ios derechos reservados © AbeledoPerrot S.A. Adminstraciény redaccién Callao 410, 3* piso Tel. (64-11) 5236-8600 - Fax.: (54-11) 5239-1881 Ventas Talcahuano 434 - Tel.: (54-41) 5235-0030 Lavaile 1280 - Tel: (54-11) 235-5430 Taleanuano 650 - Tel: (54-11) 5236-1044 Fax.: (54-11) 5239-1872 info@abeledoperrot.com Busnes Aires ~ Argentina Hecho el depdsito que establece la ley 11.723. Impreso en la Argentina. Printed in Argentina. Se terminé de imprimir a dia 15 de enero 2010, en COOPERATIVA GRAFICA VUELTA DE PAGINA, Carlos Pellegrini 3652, Ciudadela, Republica Argentina PROLOGO ALA PRIMERA EDICION El prop6sito de este libro es muy modesto, Se trata en él —simplemente— de expresar algunos Puntos de visia sobre una tematica tan vasta y compleja ‘como la que propone el pregrarsa de la materia Introduc- cién al Derecho, tal como se dicta en algunas universida- des de mestro pafs: la Nacional de Lomas de Zamora yla Cat6lica de La Plata, por ejemplo. Es sabido que en ellas y singularmente, se han remarca- do los aspectos humanos del Derecho. Los distintos mo- mentos de la problemética juridica se han trazado de modo de mostrar cémo se inserta el Derecho en un aro- Yecto de existencia que tiene como dimensiones funda- mentales el encuentro y el dislogo. Una visi6n asi del Derecho, que desplaza los elementos Tiecamente externos y coactivos y trata de penetrar en el sentido profundo de la relacin hombre-derecho, abre ob- viamente una gama de problemas (referidos al hombre, al Derecho y a Ja relacién entre ambos) que por su magnitud teclamarian una obra de inmensa envergadura, acaso co- Tectiva. No descarto la idea de que alguin dia se la pueda realizar. Mientras tanto, las urgencias de los requerimientos Puntuales de la actividad académica, y en especial la ne- Cesidad de ios alumnos de contar con algunos elementos NADIDAARAAS Att eee 8 * MARIA G. FAUROUX de base, me han llevado apublicareste breviario que trata de expresar, minimamente algunas aproximaciones a te- mas decisivos del hombre y el Derecho, como modo de i vitar a pensarlos y profundizarlos. Todo él es producto delos trabajos en la cétedra, De las 1as, de las reuniones grapales, de las Y del compromiso de afirmar, en un mundo cuyas aris- tas'se muestran en tantos sentidos problematicas, Ia impor- dela cultura del Derecho como expresién de respe toa la dignidad del hombre. . Ojalé que aun en la brevedad de su propésito y de sus pliginas, est libro pueda servir para que una Introduccion al Derecho propuesta de este modo, desarrolle sus frutos fecundos de armonia y paz. MGF. 0 3 ONicasoLlL carfrucoi (+ | EL HOMBRE Cada hombre es tinico. Cada uno tiene una manera sin igual de ser persona, . Esinédito, diferente, inconfundible, no sumable dentro de una especie, no sustituible por ningiin otro. Et nombre propio distingue precisamente esa unicidad Que sélo el hombre posee. (Las cosas se numeran o bien, se designan con términos genéricos). Somos entonces un “yo”, pero nos constituimos tales en ‘Tencuentrocon los otros. Laaperturaal tiincesunacciden- te posterior, sino esencial para mi unicidad personal !. En todo lo que somos, esté contenida una relacién con Nuestros semejantes que no puede pensarse en modo algu- no separada de nuestra vida, Por ello, la persona es una estructura relacional que Consiste en la autoposesién consciente de su ser relacio- nal, La autoconciencia y la autodeterminacién no serian Posibles sin el td. El ti que pone a mi disposicién un mundo cultural his- t6ricamente construido; que me aynda’a ingresar en él me- diante la imitacién primero y la educacién (incluyendo la "Neri, Héctor, ‘Ser junto alos otros”, Revista Derecho y Die logo, aio II, nro. 7, La Plata, 1992. 10 MARIA G. FAUROUX formacién del espirita critico de ese mismo mundo) des- pués; que me constituye, que me hace ser alguien y que me acoge para que yoresponday le permita sertambiénun “yo”, Nada de lo que somos, o hacemos, seria o tendrfa sen- tido —entonces— sin la participacién de los otros. El hombre aislado que proponta la egologia es una ilu- ii, l producio de una conciencia que no ha podido tener en cuenta la realidad de esta interdependencia esencial 2, Lateologfa judeocristiana ha sostenido que hay un Otro Absoluto que es el fundamento tiltimo de mi unicidad, el ha amado por inf mismo y que ha hecho posible el encuentro con los dems: Dios. Pero incluso al conocimiento de Dios no se lega sino a través de los de- mis hombres, su llamado no se percibe sino atendiendo al Mamado de los otros. que primei Lapalabra'“Otro” no implica, propiamente, eino-yo, lo que no es yo, sino aquel que es susceptible de acogerme. Como yo soy una espera del Otro, asiel otro es una espera de mi. Estoy expuesto a su llamado, Me exige ser tratado como alguien 3. Elotroes constitutivo de la existencia personal, no s6lo en Ja relaci6n intimista “yo-ti” que tan bien describiera Martin Bubber, sino que al deci: “el Otro” ‘quedan inclui- das todas las personas. El lenguaje revela claramente la estructura dialogal e interpersonal de la existencia 2 Comp. Kwant, Remy C., Filosofia Social, pégs. Il sigs 4 Ver Lepr, jenace, La Comunicacién de las Exstencias, pig, 27, EL HOMBRE u La palabra n es slo un medio para comunicar algo y dominarlo, es un instrumento de encuentro en si mise: Por lo tanto es un medio de personalizacién, 7 Pero sobre todo el amor (el que recibimos y el que en- tregamos a los demés) nos dice que la persona se consti, tuye en Ta apertura del yo y no en su aislamiento * El hombre es, en este sentido, un seri oferente >. Para descubrirse, para valorarse, necesita set valorado Por los otros, mirarse en los ojos de los otrns Pero ademés necesita darse a los demés. La persona, en sintesis, “no existe sino hacia los otros, Rose conoce sino por los otros, no se encuentra sino en los otros” 6 igente y un ser Elhecho fundamental de laexistencia es que todo hom- bre es interpelado como persona por otro ser humano, en 's:palabra, en elamor yen Ia obra, y debe dar su respuesta, Pero esa respuesta, sin embargo, puede ser divers: aceptacién o rechazo. El encventro conel Otro hace nacer asf esperanzas pero también temores, Enefecto, si bien el didlogo y la comunién existencial se ueden dar, también aparece el rechazo, la agresién, la cosi. * Antonio Machado ha mareado ‘muy bien este hecho: “Moneda {Que esté en la mano /quizds se deba guardar /la monedita del alma/ se Plerde sino se da”, $ LAlW ENTRALGO, Pedro, Teorfa y Realidad del Otro, pigs. 35 sigs. * Mousier, Emmanuel, El Persomaliomo, pg. 20. 004 BAA AAD AAA AAA AS Pa te is) MARIA G. FAUROUX ficacién. El-trato humano encierra por igual diversas po- sibilidades de cooperacién y de conflicto 7. Pero, ademés, siempre escapa algo del otro a nuestro miis completo esfuerzo de comunicacién; algo, en el fon- do de nosotros, se resiste a veces al esfuerzo del tii poren- ccontrarse; la Finitud de la propia existencia no nos permite abarcar a todos los hombres en nuestro didlogo.. Asf aparece en el existirel signo del fracaso y el mal 1. FORMS FUNDAMENTALES DELASRELACIONES* i ntales de i subjetividad: aquella que deviene del trato personal, que refleja la necesidad ex'stencial del encuentro con el otr Y aquella que produce el trato cosficante y revela eTho- rizonte de fracaso que se presenta siempre ante la accidn humana. Es cierto que el otro ss siempre persona, sujeto, pero la respuesta concreta que yo le dé a su llamado hard que lo trate como tal o como si fuese una cosa, con todas las im- plicaciones practicas consiguientes. ; Analizaremos a continuacién cada una de esas posib: lidades existenciales, 7 Lépaz QuinrAs, Alfonso, Estrategia del Lenguaje y Manip lacitin del Hombre, pag. 22. ® Los autores dialégicos suelen denominar e trato personal como el Ambito del “Yo-Tu" y el trato cosificante como generador de la relacién “Yo-Ello", Ast por ejemplo, Martin Bubber en su obra Yo yTi, EL HOMBRE 13 1.E] trato personal El irato personal implica considerar al otro como un Té, una realidad Mamada’a hacerse presente creando con cl youna relacién de encuentro, rio delimitado por la cir- cunstancia corpérea, sino abierta creadoramente. Coparticipamos experiencias, vivencias, nuestras pro- ias existencias co-crean dmbitos nuevos de realidad. El trato personal requiere una actitud de entrega, parti- ciGn y colaboracién, que afecta intimamente al yo. Implica una relacién reverente que puede alcanzar gra- dos de intensa y profunda unién, Se rige por el esquema apelaci6n-respuesta, fomenta a creatividad, da nacimien. to ala libertad, Reconoce en el otro un ser Enico, distinto a mf, lo cual fo significa concluir que sean extrafios u hostiles, porque es precisamente esa diversidad la que permite el diflogo y la creacién de nuevos Ambitos de convivencia, Podremos reconocer esta zonadel trato, personal (pues- toque admit situaciones variadas) por ciertas caracteris- ticas que se evidencian en los seres que la realizan. La persona aparece entonces como: Inabarcable: es un todo irreductible a la suma de sus artes, En modo alguno puedo concebirla como una suma de'cuafidades agotables en una serie de preguntas y res- uestas (por més exhaustiva que pretendiera ser). Es ori- Sinaria, inédita, creadora. Jnacabada: el hombre en cuanto persona es un ser-ha- cigndose. No es algo fijo, rigido, dado de una vez para siempre. Nunca podremos decir que “jams cambiara”, No puede etiquetarse a un ser humano, ni siquiera pronos.- ticarse lo que llegard a ser mafiana, puesto que no es mero 008 14 MARIA G. FAUROUX despliegue'te potencias sino un crear y obturar posibilida- des en el ejercicio de su libertad. Jnaccesible: atento las caracteristicas antes menciona- das, la persona esinterioridad, Un suyo de sf. Su disponi- bilidad, sp apertura al otro,no puede jamés lograrse coac- tivamente. ‘No numerable: las personas, en cuanto tales, se desig- ‘an por su nombre, Siendo realidades tinicas, irrepetibles, no podrian ser objeto de numeracién, de suma, de cuanti- ficaci ' No mensurable con criterios cuantitativos: nadie es mas o menos persona, y por su unicidad tampoco serd po- sible hacer comparaciones entre los seres humanos en este sentido: Quizés se pudiera decir que alguien es mas inte- ligente que otro, pero en su sustantividad no es legitimo hacerlo. No es una realidad exterior a mf: en el trato personal la oposicién exterior-interior no se da, puesto que implica acercamiento, comprensidn, coejecucién, coexistencia, constitucién recfproca. El £mbito que el encuentzo inter- personal crea hace que se dé un “entre” tdy yoque impide la “distancia de lejanfa” de la que habla Alfonso Lopez Quintés, Es afectante: una persona tratada como tal no puede ser indiferente. La escucha de su llamado hace nacer Ia exi gencia de darle respuesta. Su ausencia lena dé pesar, de angustia, de esperanza de retorno (si éste es posible) 2. Beateaeesifixamte En estazona de as relacionesintersubjetivas, el otro—que no deja de ser persona—es percibido y tratado como si fuese un objeto, une cosa. EL HOMBRE 15 Eso implica una radical altecacién del estatuto ontoié- gico de la persona, Hay una actitud de desapego que permite ponerloadis- tancia y someterio a una observaci6n no comprometida Setratade saber que es loqueel otro “tiene” de interesante para nosotros, no importa lo que “es”. Rigen en este tipo de trato las cay coactivas. Elyyo se cierra al Hamado del ti, se toma indisponible y genera la indisponibilidad de ese ser objetivado. Elni ya noes alguien, es algo, perdido, indiferenciedo, en ei panorama de las miltiples cosas que me rodean. Con el agravante de que las cosas pueden ser incorpo- radas a un didlogo, ambientalizadas, mientras que en el trato cosificante es una persona la que es reducida.a nivel de cosa, Desgraciadamente, ya sea por el cardcter finito de ‘nuestra existencia que nos imposibilita abarcara todos los seres humanos en un didlogo auténtico, o bien por el fra- caso y el mal que nos impiden encontramnos en el contexto en que sf serfa posible, la cosificacién —aun cuando séle fuera en la forma de la indiferencia— tiene una esfera de accién muy vaste y variadisimas modalidades. El otro degradadoa la condicién de cosa se presenta en- tonces como: Abarcable: siendo objeto, es una sumatoria de cualida- des o caracteristicas perfectamente inventariables. Puede ser fichado, quedar reflejado en un legajo donde consten Jas notas particulares que lo constituyen, o bien tinica- idades lineales, ° NeoRI, H.,en uensayo "Sobrela cosificacién y lajusticia” pu- blicado en la revista Derecho y Ditilogo, ao Ill, ro. 19, La Plat, O06 yaaa 16 MARIA G, FAUROUX mente las que resulten relevantes para mis fines. De ese modo resulta manipulable, objeto de posesién. El dato que se recopila —recuerda Negri—es siempre una refe- renciainmévil deuna personalidad queno loes...el obser- vador que observa la realidad personal través de un dato, de una composicién de datos o de una proyeerién de log mismos, no tendré siquiera una pélida persp Personaaque se refiere. Tendrd, alo sumo, una fotografia, ‘un error, una excusa ", Acabado; como cualquier otra cosa, elotro chjetoes un mero despliegue de potencias, yen tal sentido estd ya de- finitivamente constituido. Nada nuevo, originario, puede espetarse de él. Es previsible, pronosticable. “Jamas cam- biara”, suele decirse. Y entonces, la etiqueta (“blanco “negro”, “inteligente”, “necio”, “delincuente”, “vago”, “comunista”, “conservador”) que define esa realidad ab- solutamente dada. Patente: en ocasiones quien objetiva se da cuenta de que algo se le escapa a su conocimiznto de! otro. Pero piensa que es cuestién de perspectiva, que si lo estudia ‘desde otro punto de vista logrard aprehenderlo totalmente. Numerable y cuantifcable: como cualquier otra cosa, el otro reducido a objeto es susceptible de medida, se lo numera (es el reo 23.555, es el legajo 8000, es el Docu- mento Nacional de Identidad-23.000.000), puede ser su- mado estadisticamente puesto que és homogéneo a los otros cosificados, Distante; entre el sujeto y el objeto hay siempre una distancia perceptiva y judicativa, aun cuando estén en '° En “La informética y el derecho del hombre a no ser reducido ‘un conjunto de datos”, Revista Derecho y Didlogo, ao I, nro. 1. pig. 4. i | { EL HOMBRE 17 Contacto fisico. El otro objetivado se halla situado ante el YO, en actitud de posible competencia y hostilidad, en una distancia de indiferencia, Indiferente: la falta del td degradado a la condicién de cosa deja nuestro ser intacto, no lo afecta, no lo marca in. deiebiemente, puede ser sustituido facilmente por otro. TI. LAS RELACIONES SOCIALES £3; como ya dijératiius, un serrelacional. Ya sea que resuelva sus relaciones a través del trato personal o del trato objetivante, la soledad, e] aislamiento cartesia- ‘no, no puede constituir un modo permanente de vida, La reulidad de la soledad, como todas las realidades existenciales, es sin embargo ambigua. No significa nece- sariamente, ni primariamente, la separacién fisica del res- ‘ode los hombres, sino que resulta de una ruptura entre lo subjetivo y lo objetivo. E! hombre se siente solo, abandu- nado, cuando para nadie es sujeto, centro de iniciativayy de libertad, cuando se siente un simple objeto entre objetos mids o menos anénimos, Para que el hombre la perciba se requiere que haya comprobado y afirmado la ausencia de los otros (en con- secuencia, que haya reconocido primeramente su existen- cia)". De alli su aspiracién para salir de ella restablecien- do las relaciones que se han frustrado, o al menos nuevos didlogos que le ayuden a seguir adelante, Lograr un verdadero didlogo personal es el anhelo mas profundo del ser humano. La soledad slo es benéfica como momento de preparacién para el encuentro con el '' Kwant,R.C, Filosofia. cit, pag. 92. 007 18 ‘MARIA G, FAUROUX otro. Como etapa que habré de conducirlo nuevamente a Ios otros. Lavida social se presenta, entonces, comounaintrinca- da trama de innumerables y variadas relaciones intersub- jetivas, Si bien cada una de ellas es irepetible, nica, por cuan- toast lo sonst S y las situaciones en que se tra- Zan, ¥ aun por ei carécter proyectivo de la existencia, ios sociblogos han logrado descubrir algunos elementos cuya presencia recurrente en esa multiplicidad permiten clas 8 fas bist spliegan las zon: trato personal y del trato cosificante antes expuestas 1, Comunidad La comunidades larelacién social mas intensa y donde el trato personal se daen su mayor plenitud, puesto que se encuentra presidida por el amor , En ella ncs comunicamos con la existencia misma del otro, se da una comunién existencial que constantemente se rehace y se renueva. Ejamores o que hace queel otro sea el que esti Ilama- do a ser, él mismo desarrolla lo mejor de Ja persona ama- da, Por eso sostiene Lepp: “Es verdad que é! idealiza al amado; mds no por enceguecimiento sino por una especie de anticipacién sobre lo valioso y bello que espera hacer acer enel amado” !?. Mounier, en igual sentido, lo expre- sa muy claramente también al decir que el amor es “extra- icido”. '2 Comp. NeoRu, H., “Ei derecho como orden de: respeto”, pg. 21. "3 En La Comuni it, pg. 103. aci i i EL HOMBRE 19 Los vinculos entre los miembros de la comunidad son de orden personal, ligan a los hombres no por lo exterior sino por lo que hay en ellos de més, profundo, de més au, t€nticamente personal: por eso decimos que se da en ella uuna comunién existencial ' Las personas se bri lasexperiencit de desarrollo. El amor es sustante e instante #5, Es instante 1 ma al otro, lo com Sustante porque ninguna convocatoria podria hacerse quien no ha sido ya constituido por el emor, paral amor. Pero también es constante, reclama fidelidad al otro Es, dentro de la inexorable finitud de lo humano, “para siempre”. Esta relacién significa entonces un “intenso desplaza- miento de la frontera del yo" '6, Tal relacién no puede darse mas que entre seres que se conocen, __ El amor auténtico es siempre amor de tn ser conereto, insustituible, tnico y extraordinario para quien ama. Por 880 esté en su propia naturaleza no poder ser masivo, ané- nimo, no puede tomar como objeto Is muchedumbre en Cuanto tal. Aun en el caso de que ftera posible amar a mi- Jes de personas, se impone siempre la eleccién personal de cada uno de ellos, '* Comp, Lerp, L,, La Camunicuciin Cit, pag. 78. 15 Nei, H, “Amor”, en Revista Derecho y Diogo, ao Il, nro 3, pig. 7. 'S NegRi, H, “Perspectivas para un nuevo derecho. contractual * Jurisprudencia de Lomas de Zamora, 7.1, pig. 15 OOS 20 MARIA G. FAUROUX Todo lo que nos separa de los demas cede ante el amor ¥ Se crea un nosotros gue nos eleva y enriquece, que anti. Cipa lo valioso y bello que hay en cada uino "7. Pero no debeinos confundir esta comunidad, con la fo- si6n totalizante ni con Ia absorcién por el otro. Fundada sobre el amor, Ia auténtica comunidad no sélo tolera y cal- \aguarda la autenticidad personal, sino que la promueve y exalta. Ese amor no es, porcierto, el sentimiento, miento, la dependencia o la posesién del otro, No lo e fampoco sélo en su vertiente erética, Se trata del amor como compromiso total con el otro. Requiere el cuidado, la responsabilidad hacia el td, In. compatible con una actitud pasiva es una actividad ex; gente: trabajar, hacer, por el amado; impone la necesidad de responder a su llamado y hace nacer la consiguiente responsabilidad, Comienza por una negacién. Se da porel inico gocede dar, gratuitamente, Se espera, se cree en la verdad del otro. Perono queda alli, esanegacién se resuelve en una afir. macién nueva, donde el yo yelté encuentran lo que en so- Jedad no hubieran podido: su mejor promocién personal, Ese cardcter integrador, comprometedor de la relacién hace que s61o pueda darse en grupos pequefios, con un alto grado de convivencia y coparticipacién de experiencias de vida, 17 ‘Bien decta Eric Fromm que el hombre comprende el mundo a través dela razéa y del amor. Supoder de razonar lo faculta para alcan- 2ar aesencia de los objetos con que se relaciona, pero su capacidad de amar lo faculta para atravesar el muro quelo separa de las otras perso ‘nas ycomprenderlas. En FROMM, Eric, Etieay Pricoandlisis, pip 111. —- EL HOMBRE 21 En palabras de Santo Tomés, que bien lo reflejan, amistad intensa no se tiene a muchos”, Debemos cuidarnos, ‘entonces, del uso tan extendidode !2 palabra “comunidad” para designar a grandes grupos humanos, dejando traslucir con ella que hay una unién jn- Uma entre sus integrantes, cuando en realidad quedan abarcadas realidades de trato Personal y cosificante muy variadas '8, Se vuelve, ademés, peligrosfsima la manipulacién de un término tan prestigioso, porque podriamos perder de ‘istalos problemas de cosificaciGn existenies y Propiciar uizds la aparicién de nuevas y més terribles formas de objetivacién , “ana 2. Reconocimiento 22 nerueso oa oreo El reconocimiento sucede cuando las personas ven en el otro un otre yo, Es decir, un ti, que no me pertenece, que no resulta de ‘una arbitraria creacién de mi intelecto, que no es mi refle. Jo niel de ningtin otro. Un suyo de sf que me exige incon. dicionalmente respeto. “* ensemos por ejemplo, en la denominada “comunidad acio- ‘aly analicemos si realmente lo que nosuneaeliaes el amor personal ¥ concreto hacia todos sus integrantes. Aunque hubiera una unidad de roca, de espeto, de indiferencia Basiaen este arpecio lecrlos dstios '? Noes casual que cuanto dictador ‘haya habido en el mundo fun- (ara su tiranfa en el discurso de que “somos una gran familia, una eo. ~ Junidad” sin querer, ni poder logario através de sus méiodos y de. Jando implicto el hecho de ejecer una especie de paternidad sobre sus Sppppépos. El respeto reclama ser conscienie de su.singularidud personal y el compromiiso de un trato que permita su rea- lizaci6n, Es asf condicién necesaria del amor sin llegar a su cima. Este tipo de vinculo resulta menos comprometedor que el anteriormente descripto, tanto como el respeto es me- nos comprometedor que el amor, pero adqui cia puesto que es ésta la actitud mi el didlogo pueda trezarse. En Ja medida en que descubro al otro como persona, come un otro yo, s1yo de sf, estoy y nino que puede conducirme a un encuentro més profundo. Pero. Cuidado, no basta con saber que es otro yo (Io que podria derivar.en una actitud indiferente) sino que se requiere una actitud positive de promocién, de preecupacién por ese tii. Son relaciones que no requieren necesariamente de la copresenciani del conocimiento intimo del otro, y porello pueden extenderse ¢ todas las personas. Aqut Ia afirmacién de la propia subjetividad se da jun- tamente con el reconocimiento de la subjetividad ajena, En su extensién social, amplia, lleva a trabajar porque la facticidad refleje el conjunto de condiciones que permi- tan a todo ser humuno existir como persona, tal como lo requerfa Levinas. 3. Poder - Larelacién de poder se configura como una relacién de desigualdad. La libertad de uno se expande en detrimento de la libertad del otro, en consecuencia—como Negri sos- tiene—“el poder es laafirmacién de uno y la negacién del EL HOMBRE 23 otro”, resultandoun tipo de vinculo conflictivo que refleja parte de la zona del trato cosificante, Se enfrentan en ella tna voluntad de dominio con una voluntad de sumisién, Las posiciones de sus integrantes se hallan en contra- diccién. Aclaremos que esa voluntad de sumision puede iograr- se de cuaiquiermodo: fuerza, engaio, las técnices del “ca- muflaje” * (que disimulan las metas y motivos reales del dominante detrés de seudofines y seudomotivos que son inds soporiabies y ain mas aceptabies a ia conciencia dei somtido), etcétera. Por cierto, también algunos hombres tienen miedo de tener que tomar iniciativas y decisiones, desean someter Su persona a otra, aceptan como un alivio hacer lo que otros les digan, Cualquiera sea la forma en que se genere, sin voluntad de sumisién, la voluntad de dominio se encuentra imposi- bilitada de conformar una relacin de poder estabilizada. Caracteriza a esta relacién la percepeisn del otro (do- minado) como una cosa-instrumento al servicio del domi- nante y en consecuencia la valoracién desigual de cada uno de los participes. Un instrumento es algo de que me sirvo para realizar mis fines, E] dominadoes objeto de posesién y como talse To conserva, Claro esté que existen distintos grados cualitativos y Cuantitativos en Ia intensidad del desplazamiento de la li- % DuverceR, Maurice, Introduction a la Po sigs. oie ique, pigs. 249 y 24 MARIA G. FAUROUX bertad,-asi como en el ntimero de personas sujetos al do- minio. Desde una familia constituida en toro de un padre 0 madre autoritarios hasta el caso del profesor arbitrario, del Estado-Nacién, de una estructura militar o una empresa multinacional, existen variadfsimas posibilidades de rela ciones de poder, Las mis peligrosas son —sin duda— aquellas que re- flejan una alta concentracién de dominio esiructurada, En cuanto a st pe a, tarse de relacio- nes fugaces o duraderas, Ilegando a alcanzar en algunas un importante grado de estabilidad y organizaci6n. Una cuestién que conviene aclarares larelativa al fend- ‘meno de autoridad quemuchas veces en una incorrecta, y no inocente, manipulacién del lenguaje se asimila al poder *!, Quien tiene o ejerce autoridad, en realidad acta como un Hamado, como una invitacién a que realicemos lo que en cada uno hay de més especfficamente suyo. Solicitadi- Tectamente nuestra libertad. No desea que seamos como éi sino como quienes estamos llamados a ser: nosotros mis- mos. Un hombre asf no desea dominar, sino que es el servi- dor desinteresado de un mensaje que él a su vez ha recibi- do y debe transmitir. No necesita intimidar ni espolear la admiracién de los otros, No séio permite sino que requiere constantes criticas. Se basa en Ia igualdad entre quien la ejerce y quien la recibe. Hombres como el Mahatma Ghandi o Martin Luther King ciertamente ejercieron una autoridad asi, y nada 21 Recomendamos en cuanto al uso del Ienguaje como elemento de dominio y cosificacinla‘ectura de Lévez QuintAs, Alfonso, Es srategia. it EL HOMBRE 25 tuvo que ver esa experiencia con la relacién de poder que antes describfamos. 4, Violencia e mediante el od: Enel odio se conoce la existencia del otro, pero se in- tenta poner fin a toda relacién personal con.el ti, y —si fuera nasi imi istencia Los participes de esta relacin se buscan para menosca- barse. La sola presencia del otro deviene insoportable parael violento y lo cosifica, pero en este caso, como obs- ticuio. Elyoy elotro soncomodos néufragos que disputan por Jatabla que —perciben—puede salvar auno solo. Porello la necesidad de remocién de ese obstéculo. Esto puede suceder de variadas formas: la eliminacién fisica del otro; “asesinato pezsonal” ® donde se lo redu- ceal silencio aun cuando su mera supervivencia objetiva- dase respeta; obien evitindolo (es nadie, es nada, no exis- teentonces no es mas mi obstaculo). ; Esto da lugar a variadisimas relaciones de violencia. No hay limites cvantitativos en cuanto a los participes y sus grados de expresi6n van desde los més sutiles de la mera evitacién del otro hasta la supresién fisica de pue- blos enteros. ; Pero, al contrario del poder, no puede estabilizarse como tal, puesto que cuando se despliega hasta su faz ex- % Del que hablara LAIN ENTRALGO, P., Teoria... cit. Fj Emendido el término en la amplitud dada. 26 MARIA G, PAUROUX {rema conlleva su propia destruccién al deseps Jo menos— uno de sus términos, El poder desinuctor del odio es evi Pero noes capaz de crearalgonni cons personal, recer—por identemente grande, olidarunaexistencia Es importante destacar que, en todos los casos, se trata de tipos abstractos de telaciones Sociales que coexisten en huestras experiencias personales y se interpenetran rect- Procamente, con un alto grado de dinamismo, Podemos encontrar en los cuncretos y cotidianos vinculos que vivi. mos algunos que se hallen en un perfodo de transforma- cién —zonas grises—y aun otros en que elementos cons- titutivos de dos tivos contrarios aparezcan en conflicto —Zonas de tensién—, En suma, todo hombre tiene la potencialidad de esta- El desafio seréestimular aquellos g ermniten existic como persona y anal ‘2 medida de lo posible— aquellos q jue cfectivamenie le izar —y eliminar en uno de los seres humanos). “Porque este futuro que puede legara serreal, esta his- toria. mana que pusde convertirse en efectiva, dependen enteramente de nosotros, de nuestra libertad, de nuestin aceién. Bl hombre no tendré lugat-con la necesidad rigu- Tosa de un eclipse desol: puede superarse, puede hacerse, repaint Perderse...(pero) Sien efecto, es posible ya negar {otalmente 1o humano, es porque ha legado el momesse &n que puede ser afirmado en toda su rigeza. Una huma, EL HOMBRE 27 nidad primitiva no podria aniquilarse absoluta como es nuestro caso; pero también es verd turo no tiene la amplitud qi estado presente de las cosas, hacer, que ningtin destino nos encierra. Garnos cuenta, ala suprem felicidad, que todo, per el contratio, depende de nosotros...” >, * Jou, A., Comprender al Hombre. O12 reece perenne nee = Umiosast CAPITULO II ELDERECHO - A lo largo de Ia historia el Derecho, éste ha sido com- Prendido como un orden creado por el hombre para regu lar las relaciones intersubjetivas dentro de un grupo. En cuanto a su definici6n no existe, sin embargo, nimidad. Pero si bien pudo decir Kant que “atin buscan los juris- {as una definicién para su concepto de derecho”, también es cierto que existen I{neas conductoras que permiten en- azar la mayoria de las que se han dado: esas lineas se ve rifican fundamentalmente a través de la nota de corres. Pondencia necesaria entre lo juridice y lo ético, Yael nombre que los griegos dieron a las reglas juridi- Cas (themistes) revela su creencia en la justicia que elias debfan traducir en sus soluciones, Los romanos, por su parte, antes de denominaral Dere- cho con la palabra “directum”, hablaron del ius y lo defi- nieron como el arte de lo bueno y de lo justo. Mucho més tarde, Santo Tomds sostuvo que-el Derecho cra la misma cosa justa ¥. Antes y después, se expresan ideas similares. 01 F Suma seoligica Wt gs. 7.1. 30 MARIA G. FAUROUX Gs verdad que,en os siglos, han tenido gran di- fusién concepciones que ateniéndose s6lo a procedimientos formales para la sancién de las reglas, o compartiendo po- siciones de relativismo ético, dejaron de lado esta nota, pero ello no disminuye la verdad de nuestra afirmacién), Una definicién que reivindicael contenido del Derecho como elemento esencial de su identificacién y que —cree- mos— predica acebadamente su sentido espe que nos suministra Héctor Negri: “ElDerecho esunproyectode armonta socialfundado y realizado en el respeto a la persona del hombre” *, En elia, ia palabra “Derecho” indica un modo de en- cuentro entre los seres humanos; menciona las, s pautas que regulan ese encuentro, procurando evitar sus posibles fra- Casos 0 frustraciones; y permite un juicio eritico acerca de Jos desvios o—en su caso—de los aciertos en la concre- cién del encuentro, Desglosemos cada uno de los elementos de su defini- cin para aclarar su significado. Sostiene Negri que el Derecho és un proyecto, En efecto, por su propia presencia ejemplar y docente Promueve un comportamiento de armonfa. Se presenta Como una permanente proyecci6n hacia el futuro de pau- tas y contenidos dialégicos, : Este proyecto se encuentra cualificado: por-su objetivo: lograr la armonta social. Es éste pues, el segundo elemento de la definicién que comentamos. oo El hombre es—como sefialéramos al inicio—un seren el encuentro con el otro. 2 Ne«at, Héctor, El Derecho... cit, pag. 16. ELDERECHO 31 Se constituye paulatinamente como tal através del did- logocon sus semejantes. En su seno toma concienciade s{ asi como de la subjetividad ajena. Pero esa condici6n natural de} hombre no conileva—sin embargo— una conformacién social inica, dada, La sociedad puede ser el Ambito donde su desarrollo sea efectivamente posible, o transformarse en un campo deagresiones, opresi6n, marginacién, donde la personali- dad se frustre. Una y otra son obra del hombre. Sn teres serd lograr que la vi ménicamente, “Y hacer!a todos los das, porque la permanente incor- poracién de los elementos de la técnica, y una progresiva captacién de los valores morales —que son objetivos y absolutos, pero que se descubren paulatinamente— obli- ga.a mejorar sus soluciones” ”. Untercerelemento entra aquien escena: elfundamento ético de esa armonia. Enel Derecho el hombre procura resolver su natural in- suficiencia mediante un didlogo respetuoso con los de- més, creando el conjunto de condiciones minimas que Permitan a cada persona crecer, afirmarse en su propia ignidad y afirmar la ajena. Busca una sociedad donde todos sean respetados por despliegue ar- & _ Tedios que también reconozcan la especial dignidad que cada persona posee por el solo hecho de existir 2 «no puede existrsuperioridad alguna por naturalezaentre os hombres, yaque todoscellos sobresalen jgualmente por su dignidad na- tural." Enefeiea Pacem in Terris, neo, 89, O14 ee ee ee te eee iy 7 32 Maria G, FAUROUX Todos los contenidos, todas las soluciones, todos los jnstrumentos técnicos del Derecho, giran en torno al res- to, ee Queda asf exeluidade su dmbito la posibilidad de pres- cindir o sacrificar siquiera a un solo hombre en beneficio del grupo ™, ‘Ej orden juridico se presenta como una permanente pro- yyeccién hacia el futuro de pautas y contenides dial6gicos. ‘Alobservar su desarrollo histérico, vemios como, paula- tinamente sus soluciones fueron quedando cada vez mds abajo la exigencia moral de reconocimiento reefproco 3, Trétase, entonces, de un proyecto cualificado por su objetivo: Ia armonfa social, s6lo posible en euanto los hombres se traten recfprocamente como personas * Tncentivando tin diilogo respettioso, creando el conjunto de condiciones mfnimas que permitan a cada persona cre- cer, afirmarse en su propia dignidad y afirmar Ja ajena. ‘Todos los contenidos (tanto en la conducta, como en las soluciones regladas, y en la indispensable faz. de critica de ‘unas y olras) que el Derecho recoge giranen tornoal respeto. ‘Su lugar sociol6gico, su propuesta, es la de que las re~ aciones interpersonales se Tealicen en el marco del reco- nocimiento *. 2 Conf, NecRi, H., El Derecho... cit, pag. 13. 30 Ast Coin, H., Fundamentos.de la Filosofta det Derecho, pig, 151 31” Dex Veco, G,, Filosofia del Derecho, T. 1, pis 554, 32 sitien esa armonfa puede lograrse ain mas intensamente a tra és del amor, veremos mds adelante por qué el Derecho pregona 3 del mero respeto. 3 CoinG, Helmut, Fundamentas... cit, pag. 87. ais a ELDERECHO 33 De alli su oposiciGn a cualquier trato cosificante y su permanente exigencia de que la persona (todas ellas) sea tratada como ti Usnosee 2 I, UBICACION SOCIOLOGICA DEL DERECHO Ahora bien, cada relaci6n social da origen aun criterio de ordenamiento propio. Cada una fija de modos peculia- res las posiciones relativas de sus participes y establecen ‘cémo han de solucionarse ios conflictos que se presenten. ‘Como todas ellas se producen en la vida concreta de cualquier sociedad, el Derecho no es el tinico orden po: i ble, ni su vigencia supone que no se den en ella —intri cadamente— otros también vigentes. La diferenciacién de cada una de estas propuestas s6lo serd posible atendiendo mds que a los aspectos formales dela formulacién al contenido que signa al Derecho como orden de respeto. Porsu parte, e] Derecho en tanto procura la armonfa so- cial, no puede permanecer indiferente ante las diversas fe- laciones que el hombre puede trazar con sus semejantes. En especial, eniendoen cuenta que algunas de ellas al es- tablecerse de modos que permiten el didlogo, son propicias para el crecimiento del ser humano, el despliegue de su dignidad y la creacién de nuevas posibilidades| de realiza- cién, mientras que otras lo obstaculizan enormemente. Por tanto, la confluencia entre el Derecho y cada: forma de intersubjetividad tipica ha de resolverse de modos di: versos. Veamos: La violencia intensifica los sentimientos de odio y ven- ganza destruyendo la disposicién a admitir la existencia del otro como un “otro yo”. 34 MARIA G. FAUROUX En cambio, el Derecho establece modos de conviven- cia fundados en el respeto reciproco de la dignidad esen. cial de todo hombre. Rechaza la posibilidad de la violen. cia, yen caso de no lograr sustituirla por otro modo de relacién, le impone limites crecientes que la reduzcan en su existencia y virtualidad, El poder también se presenta como una realidad al De- recho. Frente a la igual dignidad de todo hombre, se alza una relacién fundada en una valoracién diversa de, miembros. Los sdbditos son tratados como meros objetos ¢ instrumentos de los deseos y caprichos del poderoso. Lanota de igualdad que el Derecho desarrolla encuen- tra una contradicci6n flagrante en fa relacién de poder, De alli que, como sostiene Negri, el Derecho se va constrayendo “en permanente vigilia frente al poder, a su expansién y a la arbitrariedad” *5, Limitandolo 0 elimi- ndndolo de ser posible, Distinta es la relacién entre el Derecho y el reconoci- miento, , El Derecho es el orden del reconocimiento. Su ubica- cién sociolégica —en palabras de Coing > esta justa- 3 Existen, por supuesto, situaciones Ifmities en las que dicha con- tradiccién se desdibuja. Asf en la legitima defensa, y la resistencia ala opresién. Pero son situaciones aliameite excepcionales y en las que s6lo se admite su justificaci6n luego de pasarla por el tamiz de nume- tosos y exigent requistos. Conf. NEGRI, H, “Sobre el derecho y po- det", en Jurisprudencia de Lomas de Zamora, T. L, pig. 19. 35 En El Derecho como Orden de. ‘Respeto, pig. 25. % Coma, H., Fundumentos.., cit, Cap. IL. 2 i t f EL DERECHO 35 ‘mente en la gama de relaciones respetuosas que plantean ‘a actitud minima que permite a los hombres dialogar. A partir de ese basamento inicial podré luego, trascen- diendo el Ambito juridico, Hegar encuentros més alios y profundos >”, Con la comunidad, el Derecho vive una relacién que podriamos llamar “conflictiva por defecto”, Elcompromiso personal, la entrega incondicional que caracteriza dicha categoria social, supera los modos de convivencia juridica ya que si bien la relacién comunita- ria es Ia que permite un mayor crecimiento personal, 12 imposibilidad del hombre actual de concretar un didlogo de tal intensidad con todos sus semejantes (aun los desco- nocidos que por millones pueblan el globo terréqueo) ha hecho que no exista la obligacién juridica de trazar con cada persona ese tipo encuentro interpersonal. Por ello, ante el amor el Derecho debe silenciarse Siel Derecho se inmiscuye en esta relacién, delimitan- do y fijando dentro de ella las prerrogativas de cada inte- grante, la desnaturaliza Sélossi el vinculo amoroso se rompe o se degrada i tal unto que ni siguiera puede conservarse entre sus miem- bros una actitud respetuosa podré el Derecho intervenir Vilidamente a fin de evitar soluciones disvaliosas. De todos modos, el Derecho pone las bases sobre las cuales podremos —cuando esto sea posible—avanzar ha- cia lacomunidad de amor y trata de proteger su existencia de cualquier agresién externa, 27 Conf. Necnt, H.; El Derecho... cit, pag, 13. * Y siesa comunidad no logra sostenerse, que de ella no se pase Rt A ee Ce en we & Il, CARACTERES ESENCIALES El Derecho como proyecto de armonta social presenta algunas notas que lo hacen especialmente caracteristico: En primer luger, debemos recordar que es una crea- cid humana, El didlogo que constituyc su materia, revela una activi- dad en la que los participes expresan sus sentimientos, ex- periencias y conocimientos. Toda la vida del Derecho es una manifestacién de Ia vida del hombre ?, Perounacreaci6n vinculadaalamoral y nouna obraar- bitraria o indiferente. * Un segundo cardctet cs el de su universalidad. Si bien la consolidacién de este rasgo ha sido producto de una lenta y dificil evolucién, que atin no ha logrado desprenderse de la territorialidad de ciertas normas juridi- cas, en tanto que la dignidad humana es uma sola, el Dere- cho vale come tal para todo hombre *, ‘algunas de las variantes de trato cosificante. Ese es e! sentido del de- nominado “derecho, de familia", Un desarrollo interesante del tema puede apreciarse en Cow, H., Fundamentas... cit, pgs. 93 y sigs. también on Henke, Heinrich, Introduecién ala Filosofia del Derecho, Madrid, 1968, pig 54 y sigs. 3” Como Negriaclara: “Uso la palabra creaciGn no ciertamente en el sentido primero y absoluto de este concepto, que corresponde s6l0 a Dios, sinoen una significacin enteramente verdadera también que es lade participacién del hombre, con su trabajo y esfuerzo, en un creci- ‘miento cualitativo de lo creado”. En El Derecho... cit, pag. 30. Bs con el Cristianismo que se abre paso en Ia historia dela cul- tura Ia idea de universalidad, Lo expresa el Evangelio asf:“Ya no hay _riego, ni judfo, ni bérbaro ni amo niesclavo sino la nueva criatura en Cristo”, Gélatas 3, 28, 01 “i La proteccién y orientacién que él brinda no distingue la pertenencia geogréfica, politica, religiosa o de cual: quier otra indole. No hay fronteras para el Derecho como no las hay para ta dignidad humana *, * Es en consecuencia también expresién de wna idea que ha sido sefialada desde muy antiguo como susus- tento moral; Ia perpetua y constante voiuntad de en- tender al atro. Es decir, propender a la actitud inicial que permita es- tablecer el didlogo y el encuentro interperson: Y sies verdad queen estos tiempos el escepticismo y el relativismo parécen cundir, no es menos cierto que este carécter del Derecho se refleja vivamente en la lucha per- manente por ta vigencia de nuestros derechos fundamen- tales. Allgunas experiencias de épocas recientes han obligado a Jaconciencia humana a pronunciar un veto absoluto: hay 1i- mites que las acciones del hombre nunca deben traspasar. En otras palabras; que hay normas que obligan al hom- bre més alld de su voluntad o de su capricho *. ® Otro rasgo esencial es su obligatoriedad. Laexigencia moral del respeto al otroreclamadel hom- bre su aquiescencia. Por ello, de la pertenencia del Derecho al orden moral deriva su obligatoriedad *, 4!” Heuuse, Herman, Teorta del Estado, refiere que tas fronteras son zonas y lindes “arbitrarios", “atficiales”, es decir, queridos por Jos hombres, nacidos de ns elaciones de poder y de las manifestacio- rns de voluntad de Ios que trazan ls fronteras (pig. 161). 2 Comp. KWANT, R. C., Filosofia..., cit. pag. 168. ‘3 “£1 valor de la persona humana que él representa exige su ¢je- ‘a 38 MARIA G. FAUROUX La libertad es la consecuencia necesaria del reconoci- miento de la dignidad moral de la ‘Persona. Por ende, los valores que se reflejan en el Derecho s6lo pueden reali- zarse en virtud de la libre y personal decisién del hombre. Y no por procedimientos compulsivos, Inicamente sila respuesta a la Hamada. bre, podremos considerar: ducta asumida +. Estas notas constituyen caracieres esenciales del Dere- cho que se dan en todos Ios peblos, Algunos otros, que habitualmente se mencionan, son en realicad propios de las reglas en las que se ha proyec- tado en algunas culturas, Por eso reservamos su trata- mientto para cuando estudiemos e! fenémeno de Ja posi- cién de Derecho, autor responsable de lacon- IML. FINES EN EL DERECHO / El Derecho expresaun fin yun medio, Unoy otro susten- tados en una misma idea ética: la.del respeto al hombre. En consecuencia, si bien ef hombre io ha creado para procurar satisfacer algunas necesidades propins de su existencia, no cualquiera de ellas puede ser recibida por este orden. Aunque a menudo presionan fueriemente so- bre la persona y la sociedad, el orden juridico nio es su mera consecuencia causal. ‘cuci6n, Anida en él la fuerza obligatoria propia de todo lo moral”, NE- OR, H., El Derecho. cit. pg. 48, Conf. HENKEL, H,, Introduccién.., cit, + pags. 318 sigs. Vere- ‘mosen el Capitulo siguiente la relacién del. ‘orden jurfdico con la coac- tividad y sus implicaciones. 1s EL DERECHO 39 Alelaborar una solucién de este tipo debemos tener en cuenta primariamente los datos de la situacién, pero sin perder de vista que el Derecho por propiciar un modo de encuentro interpersonal es —ademés de social—un orden ético. L rable, ‘Solo aquellas necesidades que puedan resolverse a par- tir de la exigencia moral de respetar al otro pueden ser Se promoverén, entonces, los requerimientos concre- tos que se correspondan con la armonfa social que el De- recho trata de desarrollar; en cambio, si su influencia es neutra los dejaré fluir ibremente; pero si son contrarios a larealizacién de aquella tarea encontrarén en él un limite (vgr, la necesidad de vengar un dafio suftido). Finalidades que tradicionalmente se han reflejado enel Derecho han sido las de seguridad y paz, justicia, igualdad y libertad. El orden juridico es asi un orden de paz. La relacién entre ambos es bivalente. Por un lado, como propuesta de respeto reciproco el Derecho aporta az ala convivencia social, pero ella es, por otro, su pre- supuesto. Esa relaci6n se verifica desde sus primitivos esbozos hasta los modemos intentos del derecho internacional pi blico para eliminar la violencia de las relaciones interes- taduales, con mayor o menor éxito. Mis precisamente: lo que el hombre busca en él no es la erradicacién de la violencia simplemente, que podria ograrse sin duda por otros caminos, sino la instauracién de bases para una paz que fructifique en nuevos didlogos Y encuentros interpersonales més intensos. tapa de valoracién critica de esos datos es inelimi- ee ee ees

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