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IES Lucas Martín Espino

Curso 2023-2024
Prof. Lourdes Reyes Manuel

HISTORIA DE LA FILOSOFÍA

UNIDAD 5: LA CRÍTICA A LA MODERNIDAD: LA POSTMODERNIDAD

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HISTORIA DE LA FILOSOFÍA
Textos PAU y modelos de pruebas

NIETZSCHE
Términos: nihilismo, dionisíaco, transmutación de valores, inocencia del devenir.
Relaciones: Nietzsche-Heráclito, Nietzsche-Platón, Nietzsche-Kant, Nietzsche-Simone
de Beauvoir
Textos:
El crepúsculo de los ídolos. (extracto)
(Traducción de Andrés Sánchez Pascual. Alianza Editorial)
“La «razón» en la filosofía” (extracto)
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¿Me pregunta usted qué cosas son idiosincrasia en los filósofos?... Por ejemplo, su falta de sentido histórico, su odio a la
noción misma de devenir, su egipticismo. Los creen otorgar un honor a una cosa cuando la deshistorizan, sub specie aeterni
[desde la perspectiva de lo eterno] —cuando hacen de ella una momia—. Todo lo que los filósofos han venido manejando desde
hace milenios fueron momias conceptuales; de sus manos no salió vivo nada real. Matan, rellenan de paja, esos señores
idólatras de los conceptos, cuando adoran —se vuelven mortalmente peligrosos para todo, cuando adoran—. La muerte, el
cambio, la vejez, así como la procreación y el crecimiento son para ellos objeciones, incluso refutaciones. Lo que es no deviene;
lo que deviene no es... Ahora bien, todos ellos creen, incluso con desesperación, en lo que es. Pero como no pueden apoderarse
de ello, buscan razones de por qué se les retiene. «Tiene que haber una ilusión, un engaño en el hecho de que no percibamos lo
que es: ¿dónde se esconde el engañador?».
«Lo tenemos, gritan dichosos, ¡es la sensibilidad! Estos sentidos, que también en otros aspectos son tan inmorales, nos
engañan acerca del mundo verdadero. Moraleja: deshacerse del engaño de los sentidos, del devenir, de la historia [Historie], de
la mentira —la historia no es más que fe en los sentidos, fe en la mentira—. Moraleja: decir no a todo lo que otorga fe a los
sentidos, a todo el resto de la humanidad: todo él es “pueblo”.
¡Ser filósofo, ser momia, representar el monótono-teísmo con una mímica de sepulturero! —¡Y, sobre todo, fuera el
cuerpo, esa lamentable idée fixe [idea fija] de los sentidos!, ¡Sujeto a todos los errores de la lógica que existen, refutado, incluso
imposible, aun cuando es lo bastante insolente para comportarse como si fuera real!...»
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Pongo a un lado, con gran reverencia, el nombre de Heráclito. Mientras que el resto del pueblo de los filósofos rechazaba el
testimonio de los sentidos porque estos mostraban pluralidad y cambio, él rechazó su testimonio porque mostraban las cosas

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como si tuviesen duración y unidad. También Heráclito fue injusto con los sentidos. Estos no mienten ni del modo como creen
los eleatas ni del modo como creía él —no mienten de ninguna manera—. Lo que nosotros hacemos de su testimonio, eso es lo
que introduce la mentira; por ejemplo, la mentira de la unidad, la mentira de la coseidad, de la sustancia, de la duración...
La «razón» es la causa de que nosotros falseemos el testimonio de los sentidos. Mostrando el devenir, el perecer, el cambio, los
sentidos no mienten... Pero
Heráclito tendrá eternamente razón al decir que el ser es una ficción vacía. El mundo «aparente» es el único: el «mundo
verdadero» no es más que un añadido mentiroso...
“Cómo el «mundo verdadero» acabó convirtiéndose en una fábula”
(extracto).
Historia de un error
1. El mundo verdadero, asequible al sabio, al piadoso, al virtuoso —él vive en ese mundo, es ese mundo—. (La forma más
antigua de la Idea, relativamente inteligente, simple, convincente. Transcripción de la tesis «yo, Platón, soy la verdad».)
2. El mundo verdadero, inasequible por ahora, pero prometido al sabio, al piadoso, al virtuoso («al pecador que hace
penitencia»). (Progreso de la Idea: esta se vuelve más sutil, más capciosa, más inaprensible, —se convierte
en una mujer, se hace cristiana...—).
3. El mundo verdadero, inasequible, indemostrable, imprometible, pero, ya en cuanto pensado, un consuelo, una obligación,
un imperativo. (En el fondo, el viejo Sol, pero visto a través de la niebla y el escepticismo; la Idea, sublimizada, pálida,
nórdica, königsberguense).
4. El mundo verdadero —¿inasequible?—. En todo caso, inalcanzado. Y en cuanto inalcanzado, también desconocido. Por
consiguiente, tampoco consolador, redentor, obligante: ¿a qué podría obligarnos algo desconocido?... (Mañana gris. Primer
bostezo de la razón. Canto del gallo del positivismo.)
5. El «mundo verdadero» —una Idea que ya no sirve para nada, que ya ni siquiera obliga— , una Idea que se ha vuelto inútil,
superflua, por consiguiente una Idea refutada: ¡eliminémosla! (Día claro; desayuno; retorno del bon sens [buen sentido] y de
la jovialidad; rubor avergonzado de Platón; ruido endiablado de todos los espíritus libres.)
6. Hemos eliminado el mundo verdadero: ¿qué mundo ha quedado?, ¿acaso el aparente?... ¡No!, ¡al eliminar el mundo
verdadero hemos eliminado también el aparente!
(Mediodía, instante de la sombra más corta; final del error más largo; punto culminante de la humanidad; INCIPIT
ZARATHUSTRA [comienza Zaratustra].)

Examen tipo: Opción E


1. Explica este texto de Nietzsche relacionándolo con su concepción de mundo
aparente. (2 puntos)
“Pongo a un lado, con gran reverencia, el nombre de Heráclito. Mientras que el resto del pueblo de los filósofos
rechazaba el testimonio de los sentidos porque estos mostraban pluralidad y cambio, él rechazó su testimonio
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porque mostraban las cosas como si tuviesen duración y unidad. También Heráclito fue injusto con los sentidos.
Estos no mienten ni del modo como creen los eleatas ni del modo como creía él —no mienten de ninguna
manera—. Lo que nosotros hacemos de su testimonio, eso es lo que introduce la mentira; por ejemplo, la
mentira de la unidad, la mentira de la coseidad, de la sustancia, de la duración... La «razón» es la causa de que
nosotros falseemos el testimonio de los sentidos. Mostrando el devenir, el perecer, el cambio, los sentidos no
mienten... Pero Heráclito tendrá eternamente razón al decir que el ser es una ficción vacía. El mundo «aparente»
es el único: el «mundo verdadero» no es más que un añadido mentiroso...”
2. Explica el significado que tienen en Nietzsche 3 de los siguientes términos: nihilismo, dionisíaco,
transmutación de valores, inocencia del devenir (3 puntos. Escoger únicamente 3 términos).
3. Relaciona la filosofía de Nietzsche con 3 de las siguientes doctrinas y autores: Heráclito, Platón, Kant, Simone
de Beauvoir (3 puntos. Escoger únicamente 3 comparaciones).
4. Realiza una disertación sobre alguno de los temas planteados en las diferentes épocas.

1. INTRODUCCIÓN: CONTEXTO FILOSÓFICO Y SOCIOPOLÍTICO

El fracaso de la Revolución Francesa provocó el resurgir del Antiguo


Régimen en la primera mitad del s. XIX. Pero la Revolución Industrial
condujo a movimientos sociales, como el socialismo o el sindicalismo, que
lograron obtener mejoras laborales y derechos políticos. Ante esta
situación la burguesía procedió a defenderse de la clase obrera
sacrificando la libertad y la igualdad para salvaguardar la seguridad y
la propiedad. Fue a finales del s. XIX cuando se pusieron en marcha los
mecanismos de control social que hoy damos por supuesto: la escuela
obligatoria (la disciplina de los cuerpos y el horario rígido marcado por
la sirena eran un adiestramiento para la fábrica), el manicomio (la
invención de las enfermedades mentales), la prisión (el panóptico de
Bentham), el ejército y la policía. A pesar de todo, a finales del s. XIX
en muchos Estados europeos se habían desarrollado cambios políticos
democráticos.
El desarrollo científico y tecnológico conduce a la segunda
revolución industrial relacionada con la expansión del ferrocarril, las
industrias siderúrgicas y el protagonis- mo del capital financiero, de la
banca. Cabe mencionar el cambio en las condiciones de la vida cotidiana
con la iluminación de las calles, la invención del teléfono, el telégrafo

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y la radio. Esto provocó el entusiasmo por la ciencia que desembocó en el
positivismo.
La corriente filosófica preponderante es, por tanto, el positivismo.
Según Comte, su fundador, la humanidad se encuentra en su grado máximo de
esplendor gracias a la superación de la religión y la metafísica, y la
consolidación de la ciencia. El positivismo tiene como consecuencias, por
un lado, la anulación del individuo bajo el lema “Orden y Progreso” y,
por otro, la imposibilidad de que la ciencia responda a las preguntas
funda- mentales de la filosofía, como el sentido de la vida. Frente al
positivismo el vitalismo de Nietzsche reivindica la vida, el individuo,
las pasiones, los instintos y el ahora.
A finales del s. XIX surge también el evolucionismo de Darwin. La
selección natural establece que unas especies evolucionan a partir de
otras gracias a dos princi- pios: a) la variabilidad de los individuos y
b) la lucha por la existencia. Este último aspecto que Darwin tomó de
Malthus es fundamental en el darwinismo social de H. Spencer. Según este
las desigualdades sociales del capitalismo son el reflejo social de la
lucha por la existencia que existe en la naturaleza. Si queremos que la
sociedad progrese del mismo modo que lo hace la naturaleza debemos seguir
la doctrina liberal capitalista. La desigualdad natural del ser humano y
la lucha por la existencia son aspectos que sí están presentes en la obra
de Nietzsche. Sin embargo, al contrario que Darwin, Nietzsche considera
que el objetivo del hombre no es la supervivencia sino dar paso a algo
nuevo, al superhombre. Esta afinidad de Nietzsche con Darwin lo aleja del
marxismo y el anarquismo que defienden la igualdad de todos los hombres.
El auge de la ciencia se contagia también a la literatura. La
corriente predomInante es el realismo que intenta reflejar con veracidad
la sociedad burguesa de la época. Así, por ejemplo, Dickens, Galdós o
Zola. Tiene una importancia especial el novelista ruso Dostoievski, muy
admirado por Nietzsche y que retrató como nadie el nihilismo: “Si Dios ha
muerto, todo está permitido”, decía en Los hermanos Karamazov.
En 1870 tras la victoria en la guerra franco-prusiana, se produce la
unificación alemana. De este modo, Alemania se convierte en la gran
potencia continental. El nuevo Estado mezcla liberalismo económico y
centralismo político. Un Estado rígido y organizado que se funda en una
burguesía extremadamente conservadora y antisemita. Wagner y el cuñado de
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Nietzsche representan bien este tipo de sociedad alemana que Nietzsche
despreciaba. Un Estado formado por funcionarios, eficientes y honestos,
pero enfermizamente gregarios. Ese Estado alemán que se alimentaba del
idealismo racionalista de Kant y Hegel fue muy criticado por Nietzsche
que reivindicaba la libertad, la autonomía y el desorden de las pasiones.
Criticaba de Kant el dualismo cristiano, el sometimiento del cuerpo al
deber, y de Hegel, el sometimiento del individuo al Todo, al Estado.

VIDA Y OBRA DE NIETZSCHE


Friedrich Nietzsche nace el 15 de octubre de 1844 en Röcken (Sajonia). Se
sabe que durante cinco generaciones la familia Nietzsche produjo hasta
veinte clérigos. El padre de Nietzsche también fue pastor e instructor de
las hijas del duque de Sajonia. El propio rey de Prusia, Federico
Guillermo IV le había concedido su parroquia. El ambiente religioso
familiar que Nietzsche vivió en su infancia y juventud sería de gran
presencia en toda su vida y él mismo declara que “estaba muy satisfecho
de haber pertenecido a una familia que se había tomado la religión en
serio”.
Su padre murió en 1849, después de caerse por una escalera, quedando
Nietzsche huérfano a los cinco años. Tanto Nietzsche como su hermana
mostraron gran propensión a fuertes dolores de cabeza y a la miopía como
herencia paterna.
La madre y la hermana de Nietzsche encaminaron a este hacia los
estudios de Teología con el fin de que fuera pastor de la Iglesia, al
igual que su padre. Así, recibe formación humanística en Turingia, donde
lejos de acercarse a la Iglesia, comienza su distanciamiento del
cristianismo. Allí se aficiona a la música. En 1864 se matricula en
Teología y Filología Clásica, abandonando poco después la Teología.
Comienza a interesarse por la filosofía, y en especial por Schopenhauer.
Se acerca también a la filosofía de Kant.
En 1868 inicia su amistad con Wagner, acontecimiento que influiría
durante varios años en su vida. No sólo era su músico preferido, sino
además su gran amigo. Nietzsche consideró a Wagner como el instaurador de
una nueva cultura. Sin embargo, años después, al incorporarse Wagner a la
cultura oficial alemana empezó el enfriamiento de Nietzsche hacia el
músico.
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Por otro lado, en 1869 es nombrado catedrático en la Universidad de
Basilea. Durante sus años de profesor de griego adquiere cierta
popularidad. Es entonces cuando empieza a publicar sus primeras obras.
Sin embargo, la enfermedad que ya se había hecho sentir en años
anteriores se intensificó, con fuertes dolores de cabeza y de ojos.
Después de necesitar varios períodos de reposo en la universidad, tuvo
que dejar definitivamente su puesto en 1879.
Así se jubila prematuramente a los treinta y cinco años, recibiendo una
modesta pensión de la universidad con la que mantiene a su madre y a su
hermana. Comienza una vida errante, sin paradero fijo. En esta época, que
dura diez años, hasta su derrumbe psíquico escribe sus obras más
importantes. En 1882 conoce a una escritora rusa, Lou Andreas Salomé con
la que mantuvo una estrecha relación intelectual.
Desde enero de 1889 hasta su muerte en Weimar, el 25 de agosto de
1900, Nietzsche no puede mantener una actividad intelectual normal. Hasta
el 27 de diciembre de 1888 no aparece signo alguno de demencia, pero
desde ese día lanza escritos breves, dirigidos a amigos y a extraños, en
los que se identifica a sí mismo como el Crucificado, como Dios o como
Dionisos y atribuye papeles mitológicos a sus conocidos. Uno de sus
amigos, Franz Overbeck, después de consultar a un psiquiatra sobre los
escritos que recibía de Nietzsche, acudió a Turín y le llevó a Basilea
para ingresarle en una clínica psiquiátrica. Después del tratamiento se
encargaron de él su madre y su hermana, y esta última consigue hacerse
tutora y depositaria de la obra del filósofo.
La primera edición de sus obras completas se publica entre 1901 y
1913, pero en 1954 se lleva a cabo una revisión crítica, ya que su
hermana había falsificado algunos pasajes. El pensamiento de Nietzsche ha
sido dividido en cuatro períodos:
1. Período romántico: En esta etapa Nietzsche se inspira en los
filósofos presocráticos (sobre todo en Heráclito), en Schopenhauer y en
la música de Wagner. La obra fundamental de este período es El nacimiento
de la tragedia, que está dedicada a Wagner. En ella se afirma que la
única forma de conocer la realidad es a través del arte. Aparece ya
Sócrates como enemigo de Nietzsche.
2. Período positivista o ilustrado: En este período se aleja de Wagner
y de Schopenhauer. Se inspira en Voltaire y en los ilustrados franceses.
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Aparece su obra Humano, demasiado humano, escrita a base de aforismos,
con los que denuncia y critica todos los ideales de la cultura
occidental. De estos mismos temas se ocupa en Aurora y en La gaya
ciencia, escritas en uno de los momentos más agradables de su existencia,
en uno de esos intervalos en los que su salud le permite cierto
entusiasmo y en el que conoce a Lou A. Salomé.
3. En el tercer período escribe su obra fundamental Así habló
Zaratustra.
4. Período crítico: En este período cambia radicalmente el estilo
literario y la expresión se vuelve cada vez más agresiva y violenta.
Ataca con agresividad a toda la cultura occidental, sobre todo a la
religión, a la filosofía y a la moral tradicionales. De esta etapa son
Más allá del bien y del mal, La genealogía de la moral, El crepúsculo de
los ídolos, El anticristo y Ecce homo.

DIONISÍACO (CONCEPTO PAU)


En su obra El nacimiento de la tragedia, Nietzsche recurre a los dioses
griegos Dionisos y Apolo como metáforas que simbolizan lo que
Schopenhauer entiende por voluntad y representación en El mundo como
voluntad y representación.
Con el dios Apolo simboliza algo similar a lo que entendía Schopenhauer
por representación. Apolo era el dios de la razón, de la claridad, del
orden social, del arte figurativo, de lo determinado y delimitado. Pero
este siempre tiene a su base una vitalidad irracional no aprehensible en
conceptos.
Por su parte, Dionisos era el dios griego de las pasiones, de la
música, de la danza, de la embriaguez y la sexualidad, de la vida del
cuerpo y los sentidos en general. Si para Schopenhauer esta fuerza
creadora (voluntad) era algo que el hombre tenía que esforzarse en
vencer, para Nietzsche tenía un sentido afirmativo, positivo: la vida es
lo primero, lo más originario, aquello que se impone, y no puede ser
juzgado por la moral, ni captado plenamente por los conceptos de la
filosofía, ni por la razón en general. En una palabra, Dionisos siempre
se le escapa a Apolo; bajo la superficie de Apolo, vive agazapado
Dionisos.

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La oposición entre Apolo y Dionisos determina lo que Nietzsche
llamará visión trágica del mundo. Esta visión asume que la vida es una
permanente lucha de contrarios sin reconciliación posible, con lo que
suprimir los contrarios sería acabar con la vida misma. Esta lucha puede
ser vista negativamente -condenando entonces a la vida como algo
dramático (tal y como hace Schopenhauer)- o, al contrario, positivamente
– aceptándola como la vida es y asumiéndola con alegría. Tal sería el
optimismo trágico de Nietzsche frente al pesimismo de Schopenhauer. De
esta asunción alegre de la vida, incluyendo el dolor, nace la noción
nietzscheana de fuerza y su crítica a la moral cristiana y a la moral
socialista, a las que considera morales de esclavo, de individuos
débiles.
Dirá Nietzsche que este optimismo trágico con respecto a la vida es
lo que predominó en la Grecia antigua antes de Sócrates y Platón.
Sócrates fue quien acabó con este modo de vida al valorar más lo racional
y lo conceptual que la vida concreta y a las pasiones. Por su parte,
Platón completaría esta destrucción de la cultura trágica griega al
introducir en la filosofía la división entre mundo sensible y mundo
suprasensible o inteligible como lugar de la verdad. Será el cristianismo
quien recoja el testigo de esta división platónica, dando como resultado
la total corrupción de la cultura occidental.

MUNDO APARENTE (CONCEPTO PARA COMENTARIO DE TEXTOS)


Con Platón y su mundo de las ideas pierde valor este mundo concreto, el
de las cosas cambiantes, impuras y mortales. El mundo suprasensible es
inmóvil, eterno, permanente… y en resumen todo lo contrario que nuestro
mundo vivo, que para Platón funcionaba como mera apariencia, copia o
imitación imperfecta de las ideas.
Nietzsche considera que este es el gran error de la filosofía: que
la verdad, que la realidad no se pueda encontrar en este mundo material.
De ahí que niegue la división platónica en dos mundos. Para Nietzsche
solo hay uno y es este, cambiante, imperfecto, finito y basado en la
lucha entre Dionisos y Apolo (instinto y razón, desmesura y medida,
pasiones y entendimiento).
Esta es la gran denuncia general –la enmienda a la totalidad- que le
hace Nietzsche a la filosofía, desarrollada desde Platón tan solo como
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metafísica perdida en no se sabe qué otros mundos. Con ello, la filosofía
ha mostrado la cobardía y el exceso de haber renegado de la vida humana y
de su mundo material, inventando otro mundo más perfecto al que considera
lo real.

INOCENCIA DEL DEVENIR (CONCEPTO PAU)


La inocencia del devenir es una concepción del mundo opuesta a toda
interpretación moral, platónica o cristiana. El mundo en su devenir es
inocente y se sitúa más allá del bien y del mal.
Podemos rastrear los orígenes de esta idea incluso en textos muy
tempranos de Nietzsche como La filosofía en la época trágica de los
griegos. Allí Nietzsche compara las cosmovisiones de Anaximandro y
Heráclito. Anaximandro entiende que la simple existencia es una
injusticia, una culpa, que debe pagarse con la muerte. Heráclito, al
contrario, entiende que la injusticia, el dolor y la culpa existen en el
mundo pero sólo para el hombre común y no para el sabio. Este contempla
el Universo como un juego: un juego del lógos, el Fuego, consigo mismo.
“Del mismo modo que juega el artista y juega el niño, lo hace el fuego,
siempre vivo y eterno; también él construye y destruye inocentemente… lo
mismo que un niño construye castillos de arena junto al mar”.
En la misma línea que los eléatas, Platón culpabiliza al mundo. Por
miedo a la muerte, el cambio, la vejez y la procreación, crea un “mundo
verdadero“, eterno e inmutable, que le sirve de consuelo. El mundo
visible del devenir es algo a lo que es necesario renunciar, “podando”
las pasiones y los instintos, renunciando al cuerpo. El cristianismo no
hizo sino continuar esta metafísica nihilista y decadente de Platón.
Tanto Homero como el cristianismo juzgaron la existencia como
culpable. La diferencia estriba en que para Homero la responsabilidad es
de los dioses, mientras que para el cristianismo es de los humanos.
Recuérdese que Homero cuenta cómo los dioses toman sobre sí la
responsabilidad de la locura que inspira a los hombres y recuérdese la
expulsión del Paraíso en el Antiguo Testamento y la crucifixión de
Jesucristo en el Nuevo. Ambas soluciones son nihilistas, pero la solución
griega al menos exculpa al hombre. Realmente, el problema no está en
quién sea el responsable del caos y el sinsentido de esta existencia,

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sino en comprender si la existencia es culpable o inocente. Para
Nietzsche está clara la inocencia de la pluralidad y del devenir.

MORAL CONTRANATURAL (CONCEPTO PARA LAS COMPARACIONES CON SÓCRATES-PLATÓN-


CRISTIANISMO Y KANT)
Nietzsche critica a toda moral que vea en lo trágico, en el devenir, en
la inestabilidad e inseguridad de la vida aquello contra lo que la razón
debe ir, aquello que es necesario corregir o eliminar. A este tipo de
moral la llama Nietzsche moral de esclavos o moral de débiles.
Son esclavos o débiles aquellos que son incapaces de asumir el
carácter trágico de la vida y que, por lo tanto, necesitan de otro mundo
en el que refugiarse, ya sea el mundo de las ideas platónico, el cielo
cristiano o la sociedad comunista de Marx. En definitiva, esclavo es
aquel que no es capaz de darse libremente a sí mismo sus propias normas
de actuación, todo el que sigue sistemas gregarios o grupales de moral
(la iglesia, el partido, la patria…), todo aquel que sigue a un rebaño.
Nietzsche critica, sobre todo, la moral cristiana de la compasión,
ya que al identificarse con lo que el hombre tiene de sufriente y débil,
hace que la visión general del ser humano se debilite, preparando a los
individuos para acoplarse al rebaño, para desempoderarse y necesitar
depositar su confianza en algo externo a él. Así, se crea un ser humano
sumiso y dependiente, no autónomo, sino constante menor de edad sujeto a
lo que otros poderes dicten: nueva negación de la vida.
Por lo tanto, la moral contranatural es toda aquella resentida
contra la vida, toda aquella que rechaza el cuerpo y sus pasiones,
aquella que afirma la realidad de un mundo superior que está más allá de
esta vida. Esta moral contranatural esconde, en el fondo, miedo a la
vida, resentimiento contra ella y contra los fuertes, contra aquellos que
sí se atreven a valorar la vida en toda su complejidad. Así, toda moral
que exige sacrificio y mortificación en esta vida para ganarse otra
supuesta vida mejor es moral contranatural.
Además, este tipo de moral hace de la debilidad humana, de la
cobardía, de la resignación, del miedo y del sufrimiento una fuerza, una
virtud, un modo perverso de vencer a los fuertes, a los que se imponen
sin artimañas y sin hacerse pasar por débiles para finalmente triunfar.

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Dirá Nietzsche que el origen de esta moral está en la actitud
resignada de Sócrates ante su condena a muerte. En esa supuesta debilidad
socrática –su no querer defenderse ni escapar porque su ciudad le había
condenado- radica la fuerza que aún tiene la perniciosa influencia
socrática en nuestro mundo actual.

NIHILISMO (CONCEPTO PAU)


Si Dionisos representa la vida en su estado más puro y original, con la
llegada del platonismo a Grecia y su triunfo histórico gracias al
cristianismo, todo lo vital es condenado en beneficio del mundo
suprasensible. Esta desvalorización del mundo sensible conduce al
nihilismo, a la pérdida de sentido del mundo, a que nada de este mundo y
de esta vida tenga valor por sí mismo.
Nietzsche encuentra dos aspectos en el nihilismo:

- Aspecto negativo: al haber creado otro mundo que sí se pretende real


y definitivo frente a este, la filosofía encierra un vacío, se basa en
una nada inexistente. Por un lado, el mundo sensible se convierte en nada
y, por otro, también lo va a hacer el mundo suprasensible con la muerte
de Dios, con el fin de la razón que sostiene a ese mundo, perdiendo este
todo su sentido y cayendo por sí mismo. El nihilismo, por tanto, no es
estrictamente un movimiento filosófico, sino que es un momento concreto
en la historia de los pueblos occidentales. Ese momento histórico se da
en el siglo XIX y tiene su origen fundamentalmente en la crisis existente
en torno a la figura de Dios. Hasta ese momento Dios ha sido el
fundamento de todos los valores morales. Toda la cultura occidental ha
estado basada de una forma u otra en la figura de Dios. Si Dios entra en
crisis, también lo harán todos los valores que de él dependen. Y esa es
justamente una parte del diagnóstico que hace Nietzsche de la cultura.
- Aspecto positivo: el propio nihilismo, con su voluntad de negación,
también llega a negar aquellas cosas que conducen a la actual situación
de pérdida de valores y de fundamento, esto es, la filosofía y la moral
de raíz platónico- cristiana. De este modo, se despejará el camino para
la instauración de nuevos valores.

Con esto, el nihilismo se desarrolla en tres grandes momentos:


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- La duda que provoca la caída de todos los valores. Todo pierde
sentido y el ser humano se encuentra desorientado sobre lo que vale y lo
que no, sobre qué es real o no. Este es el momento de la muerte de Dios,
momento en el que triunfa la mera voluntad de nada, la simple voluntad de
negación.
- La reflexión, que consiste en reconocer y afirmar la existencia del
nihilismo.
- La negación del nihilismo a través de la transvaloración de todos
los valores llevada a cabo por la creativa afirmación de la voluntad de
poder. Dirá Nietzsche que esto es ya un nihilismo activo, capaz de salir
de la simple condena y negación para afirmar y crear una forma de vida ya
no mentirosa ni temerosa.

TRANSMUTACIÓN DE VALORES (CONCEPTO PAU)


(Es necesario saber qué es moral contranatural para poder comprender bien
este concepto).

Es una inversión de valores. La superación de la moral de esclavos para


recuperar la moral aristocrática propia del superhombre (Übermensch) y de
la antigüedad griega antes de Sócrates y Platón.
¿Por qué los valores decadentes, débiles o de esclavos se han impuesto en
el mundo occidental sobre los valores de los que sí aprecian y quieren la
vida?
Para el aristócrata antiguo es bueno todo aquello que refuerza el
poder, la salud y la satisfacción. El cristianismo, sin embargo, condena
todo lo perteneciente al mundo sensible y ensalza la compasión, la
piedad, la debilidad humana, etc. Según Nietzsche, el triunfo de estos
valores se produce por una inversión llevada a cabo por los sacerdotes.
El sacerdote es una especie de híbrido o mezcla entre aristócrata y
esclavo. Como aristócrata quiere imponerse, dominar y dar orden al mundo.
Pero es incapaz de una creación afirmativa; su única forma de imponerse
es negar lo que hay, comportándose como un ser reactivo (no activo), un
resentido, un esclavo. Así, astuta y perversamente, su negación de la
vida le lleva a declarar como buenos los valores negativos o nihilistas,

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aquellos que están contra el desarrollo de esta vida. Así, queda
destruido el mundo antiguo y la casta sacerdotal se hace con el poder.
Con esto, se logra un debilitamiento del ser humano que fomenta la
necesidad que tiene de una confianza externa, de una tutela, de un
dominio por parte de instancias ajenas, todo ello bajo la
amenaza/recompensa de la condena/salvación. Se logra entonces un
debilitamiento del hombre que sirve para una mejor dominación de él y del
mundo.
Contra esto, Nietzsche va a proponer la necesaria tarea de organizar
un sistema conceptual que no implique la desvalorización del mundo
sensible ni de la voluntad de acción humana, y que, por lo tanto, supere
el nihilismo actual. Para ello, se hace necesario radicaliza el nihilismo
hasta que se agote por sí mismo. Esto significa atreverse a pensar muy
bien qué significa y cómo actúa, y entonces darse cuenta de su
sinsentido. Luego será necesario aplicar la voluntad afirmativa del
hombre para construir todo un sistema nuevo de valores afirmadores de la
vida sensible, libres ya de la conciencia desgraciada del pecado
original. El superhombre será el tipo humano capaz de asumir y de cumplir
esta tarea.
La evolución del ser humano hasta llegar al superhombre queda clara
en el uso nietzscheano de tres figuras metafóricas empleadas en su
principal obra, Así habló Zaratustra:
- Camello: Es el animal que carga con el peso de la moral impuesta,
como metáfora de la situación en la que se encuentra el hombre de cara a
Dios, sometido por su pesada carga.
- León: Es la primera transformación importante para llegar al
superhombre. El león representa el poder, la capacidad de destruir la
pesada carga de la moral. Como rey de la selva que es, huye de la moral
del rebaño y puede acabar con sus valores.
- Niño: Representa al hombre que ha destruido ya todos los valores, se
ha liberado de la carga y pasa a construirse sus propios valores. Es el
que juega a lo que quiere, de un modo inocente y alegre, despreocupado,
apegado a la vida, aquí y ahora.

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HISTORIA DE LA FILOSOFÍA
Textos PAU y modelos de pruebas

SIMONE DE BEAUVOIR
Términos: existencialismo, alteridad, situación, libertad.
Relaciones: Beauvoir-Aristóteles, Beauvoir-Kant, Beauvoir-Marx, Beauvoir-Nietzsche.
Textos:
El segundo sexo. (extracto)
(Traducción de Alicia Martorell. Cátedra)
Vol. II. (extracto)
No se nace mujer: se llega a serlo. Ningún destino biológico, psíquico, económico, define la imagen que reviste en el seno de la
sociedad la hembra humana; el conjunto de la civilización elabora este producto intermedio entre el macho y el castrado que
se suele calificar de femenino. Sólo la mediación ajena puede convertir un individuo en Alteridad.
(…) El hecho es que los hombres encuentren en su compañera más complicidad de la que el opresor suele encontrar en el
oprimido; utilizan esta circunstancia con mala fe para declarar que ella ha querido el destino que le han impuesto. Hemos
visto que en realidad toda su educación conspira para cerrarle los caminos de la rebeldía y la aventura; la sociedad entera –
empezando por sus respetados padres- le miente exaltando el elevado valor del amor, de la abnegación, del don de sí y
ocultándole que ni el amante, ni el marido, ni los hijos estarán dispuestos a soportar esta carga tan molesta.
[Pero] ¿Basta con cambiar las leyes, las instituciones, las costumbres, la opinión y todo el contexto social para que las mujeres
y los hombres sean realmente semejantes? “Las mujeres siempre serán mujeres”, dicen los escépticos; otros videntes profetizan
que despojándolas de su feminidad se las transformará en hombres y que se convertirán en monstruos. Es como admitir que la
mujer de nuestros días es una creación de la naturaleza; hay que repetir una vez más que en la sociedad humana nada es
natural y la mujer es uno de tantos productos elaborados por la
civilización; la intervención ajena en su destino es originaria: si esta acción estuviera dirigida en otro sentido, el resultado
sería muy diferente. La mujer no se define por sus hormonas, ni por instintos misteriosos, sino por la forma en que percibe, a
través de las conciencias ajenas, su cuerpo y su relación con el mundo. (…) Si desde la más tierna edad se educara a la niña
con las mismas exigencias y los mismos honores, las mismas severidades y las mismas licencias que sus hermanos, participando
en los mismos estudios, los mismos juegos, a la espera de un mismo futuro, rodeada de mujeres y de hombres que se le
aparecerían inequívocamente como iguales, el sentido del “complejo de castración” y del “complejo de Edipo” se modificaría
profundamente. Al asumir de la misma forma que el padre la responsabilidad material y moral de la pareja, la madre
15
gozaría del mismo privilegio duradero; la niña sentiría a su alrededor un mundo andrógino y no un mundo masculino (…)
Liberar a la mujer es negarse a encerrarla en las relaciones que mantiene con el hombre, pero no negarlas; si se afirma para
sí, no dejará de existir también para él: al reconocerse mutuamente como sujetos, cada uno seguirá siendo para el otro una
alteridad; la reciprocidad de sus relaciones no suprimirá los milagros que genera la división de los seres humanos en dos
categorías separadas; el deseo, la posesión, el amor, el sueño, la aventura; las palabras que nos conmueven:
dar, conquistar, unirse, seguirán tendiendo un sentido; por el contrario, cuando quede abolida la esclavitud de la mitad de la
humanidad y todo el sistema de hipocresía que supone, “la sección” de la humanidad revelará su auténtico significado y la
pareja humana recobrará su verdadera imagen.
Vol. I. Introducción. (extracto)
En el momento en que las mujeres empiezan a participar en la elaboración del mundo, sigue siendo un mundo que pertenece
a los hombres: a ellos no les cabe ninguna duda, y a ellas apenas. Negarse a ser Alteridad, rechazar la complicidad con el
hombre sería para ellas renunciar a todas las ventajas que les puede procurar la alianza con la casta superior (…) Junto a la
pretensión de todo individuo de afirmarse como sujeto, que es una pretensión ética, también está la tentación de huir de su
libertad y convertirse en cosa; se trata de un camino nefasto, porque pasivo, alienado, perdido, es presa de voluntades ajenas,
queda mutilado en su trascendencia, frustrado de todo valor. Sin embargo, es un camino fácil: se evita así la angustia y la
tensión de la existencia auténticamente asumida. El hombre que considera a la mujer como una Alteridad encontrará en ella
profundas complicidades. De esta forma, la mujer no se reivindica como sujeto, porque carece de medios para hacerlo, porque
vive el vínculo necesario que la ata al hombre sin plantearse una reciprocidad, y porque a menudo se complace en su
alteridad.
Examen tipo: Opción F
1. Explica este texto de Simone de Beauvoir relacionándolo con la noción de feminismo (2 puntos).
“No se nace mujer: se llega a serlo. Ningún destino biológico, psíquico, económico, define la imagen que reviste
en el seno de la sociedad la hembra humana; el conjunto de la civilización elabora este producto intermedio
entre el macho y el castrado que se suele calificar de femenino. Sólo la mediación ajena puede convertir un
individuo en Alteridad. (…) Hay que repetir una vez más que en la sociedad humana nada es natural y la mujer
es uno de tantos productos elaborados por la civilización; la intervención ajena en su destino es originaria: si
esta acción estuviera dirigida en otro sentido, el resultado sería muy diferente. La mujer no se define por sus
hormonas, ni por instintos misteriosos, sino por la forma en que percibe, a través de las conciencias ajenas, su
cuerpo y su relación con el mundo”.
2. Explica el significado que tienen en Beauvoir los siguientes términos: existencialismo, alteridad, situación,
libertad. (3 puntos. Escoger únicamente 3 términos).
3.Relaciona la filosofía de Beauvoir con los siguientes autores: Aristóteles, Kant, Marx, Nietzsche. (3 puntos.
Escoger únicamente 3 comparaciones.)
4. Realiza una disertación sobre alguno de los temas planteados en las diferentes épocas. (2 puntos).
16
1. INTRODUCCIÓN: CONTEXTO FILOSÓFICO Y SOCIOPOLÍTICO
"Durante todos estos siglos, las mujeres han sido espejos dotados del mágico y delicioso
poder de reflejar una silueta de hombre de tamaño doble del natural. Por eso, tanto
Napoleón como Mussolini insisten tan marcadamente en la inferioridad de las mujeres, ya
que si ellas no fueran inferiores, ellos cesarían de agrandar" (Virgina Woolf)

1.1 BIOGRAFÍA

1.2 CONTEXTO FILOSÓFICO


a. Las teorías feministas

17
b. Psicoanálisis

c. El existencialismo

18
EXISTENCIALISMO (CONCEPTO PAU)
En la “Introducción” de El segundo sexo (1949), Beauvoir declara que su
perspectiva es la de la moral existencialista. El origen histórico de
esta corriente filosófica suele atribuirse a Kierkegaard y su apelación
de la “filosofía existencial” contra la “filosofía especulativa” de
Hegel. Más allá de las especificidades, uno de los rasgos distintivos de
los (diversos) existencialismos es el distanciamiento respecto de la
“cosificadora” mentalidad científico-técnica moderna, considerada en
ocasiones como el agente principal del trágico destino del s. XX.
Beauvoir se adhiere a la tesis principal del existencialismo, a
saber, la afirmación de la preeminencia de la existencia (modo de ser de
lo humano: para-sí) sobre la esencia (modo de ser de los objetos: en-sí)
y al dictum de que la existencia (trascendente de lo dado: movimiento
incesante) precede a la esencia (conformado a lo dado: quietud y fijeza).
Las cosas son y los seres humanos existen. Más que el ser en abstracto,
lo que interesa es la elucidación del sentido de la existencia. Por ello,
al entender lo humano (existencia) como un proceso siempre en apertura y,
en efecto, no asumible en términos sustancialistas o esencialistas,
Beauvoir inhabilita la idea tradicional de la naturaleza como principio
rector y justificación de las acciones humanas. La realidad humana es
nada y, en efecto, ha de hacerse continuamente.
En definitiva, al convertir a la cultura y al hacer (no al ser) en la
esfera principal para el análisis de lo humano, el existencialismo es el
marco conceptual desde donde entender en su plenitud la tesis más citada
de Beauvoir y que anticipa, sin nombrarla, la noción de género: “la mujer
no nace, se hace”. Las mujeres no son una esencia ni el resultado de un
mandato natural sino, antes bien, el producto cultural de una sociedad
androcéntrica que, como tal, gira en torno a unos valores masculinos que
se presentan como plenamente humanos.

ALTERIDAD (CONCEPTO PAU)


En el par conceptual lo mismo/lo otro (mismidad/alteridad), ambas
nociones son universales porque se dan en todas las culturas con un
sentido de reciprocidad. Por ejemplo, ya desde los pueblos primitivos,
los unos denominan otros a los de otras tribus y estos, a su vez,
denominan otros a aquellos. Sin embargo, cuando Beauvoir analiza a las
19
mujeres desde la perspectiva de la figura del esclavo en la dialéctica
hegeliana1, afirma que estas (las mujeres) son consideradas por los
varones como otras sin reciprocidad, porque ellas aceptan la alteridad.
De esta manera, Beauvoir utiliza la categoría de la alteridad para
describir la posición de las mujeres en este mundo androcéntrico.
En tanto creadores de los diferentes cánones culturales,
educacionales, sociales, etc., los hombres se han autoproclamado
referentes de la mismidad y, para que esta autoproclamación pudiera
escapar de la relatividad, colocaron a las mujeres en el espacio de la
otredad absoluta (sin connotación de reciprocidad). En otras palabras,
mientras los hombres son los portadores de las características humanas
por excelencia y, en consecuencia, se asimilan como lo uno, las mujeres
habitan en el espacio de lo otro (alteridad absoluta y no relativa). Los
hombres, pues, existen, y las mujeres son. Por ello, las mujeres hacen de
o, más bien, son las proyecciones de los deseos y necesidades de los
hombres. Su mismo ser se estabiliza al objetivarse, es decir, al
convertirse en objeto (cosificación). He aquí la razón de su alteridad
absoluta, su otredad no recíproca, su ser aquello que el hombre no es y,
en definitiva, su subordinación ante un sujeto-hombre-varón que se
autoproclama como medida universal de lo humano.

SITUACIÓN(CONCEPTO PAU)
Esta noción tiene un lugar central y constituye la clave en la que se
apoya el feminismo antiesencialista de El segundo sexo (1949). Además, a
través de su comprensión de la situación, Beauvoir se distancia del
existencialismo de cuño sartreano y muestra su propia filosofía. Y es que
Sartre, sobre todo en El ser y la nada (1943), había hecho de la libertad
y de la situación las dos caras de una misma moneda: la libertad es
infinita y, la situación, su encarnación2. De hecho, Sartre consideró que
cualquier situación, como lo fáctico de la libertad, es siempre
redefinible por la libertad del sujeto. Sin embargo, Beauvoir, si bien

1
En la Fenomenología del espíritu (1807), Hegel explica que el esclavo es designado el otro por el amo mientras que
este (el amo) es siempre el mismo, lo esencial. El esclavo lo es porque no ha arriesgado la vida en el combate, ha
preferido la vida segura a la libertad que conlleva riesgos (la inmanencia a la trascendencia). Es como si el esclavo no
tuviera conciencia propia, pues contempla al amo como su esencia y su ideal. El amo se le aparece al esclavo como la
verdad, pero se trata de una verdad que es exterior a él.
2
Sartre, en El ser y la nada, escribió que “no hay libertad sino en situación (posición en el mundo) y no hay situación sino por la
libertad”.
20
afirma la infinitud de la libertad, las situaciones son, más que las
encarnaciones de la libertad, las posibilidades de encarnarla. Una
situación es un conjunto de posibilidades (finitas) y puede, desde el
exterior, aumentar o disminuir la libertad, pues condiciona desde afuera
el alcance de los fines que se propone un sujeto. Situación y libertad no
son nociones indisociables, y es en esta diferenciación
situación/libertad donde Beauvoir se apoya para denunciar la
subordinación (infringida) de las mujeres.
Dicho de otra manera, el concepto de situación como conjunto de
determinaciones socio-culturales y educacionales (y como espacio
fácticamente limitado) permite a Beauvoir explicar cómo esta sociedad
patriarcal y androcéntrica ha cosificado y objetualizado a las mujeres
desde el exterior y, en efecto, las ha convertido en una casta oprimida,
subordinada y, en definitiva, infrahumana (otredad absoluta). La
situación en la que se encuentran las mujeres no les permite el libre
ejercicio de la libertad que, en tanto seres humanos, les corresponde.
Porque hay situaciones donde la libertad no puede ejercerse. De hecho,
todos los defectos que la propia Beauvoir achaca a las mujeres, tales
como el narcicismo, la superficialidad, son expresiones de la situación
en las que están insertas y que no les permite trascender lo dado.

LIBERTAD(CONCEPTO PAU)
En la filosofía de Simone de Beauvoir, la noción de libertad está
íntimamente relacionada con la de situación. Es más, dada esta
correlación, la libertad es uno de los conceptos donde se aprecia de
manera explícita la originalidad del pensamiento de Beauvoir frente al de
Sartre.
En El ser y la nada (1943) se da una equiparación entre libertad y
humanidad: el ser humano vive una libertad absoluta, ya que siempre ha de
elegir entre diferentes opciones. En cambio, Beauvoir establece que el
ser humano siempre está situado, “en medio del espesor del mundo” tal y
como expresa en La fuerza de las cosas (1963) y, en efecto, su libertad
es relativa a las posibilidades. Por eso, Beauvoir presta tanta atención,
no a las conciencias en abstracto, sino al cómo viven los seres humanos
como seres concretos y encarnados: cómo viven sus cuerpos las mujeres,
cómo afectan las enfermedades a las personas mayores, etc. En definitiva,
21
de lo que se trata es de analizar las situaciones existenciales que
condicionan y limitan la libertad. De esta manera, Beauvoir entiende la
libertad como la proyección de una trascendencia que no puede explicarse
sin la remisión a las otras trascendencias. La libertad no se da en
abstracto sino, siempre, en situación y, por tanto, se da (o se
imposibilita) en un mundo configurado social, cultural y políticamente.
He aquí una de las argumentaciones clave con la que Beauvoir puede
analizar filosóficamente, y denunciar, la falta de libertad de las
mujeres en una situación androcéntrica de opresión, y su consecuente
reducción a la contingencia de las cosas. Y es que el mundo androcéntrico
en que vivimos, uno de los configuradores generales de nuestra situación,
imposibilita a las mujeres, cosificándolas, a ser libres de la facticidad
y a realizarse como los seres humanos que son

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