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Introducción
justa, adecuada y con moderación. A lo largo de la historia de la filosofía varios autores han dado
su punto de vista acerca del pensamiento en base en la prudencia, ya sea en diferentes escenarios
de nuestra vida u orientado en varias áreas en la cual se puede aplicar, en fin, el actuar de modo
prudente forma una relación armoniosa con un círculo social, pero es importa arraigar los diferentes
pensamientos que trae consigo la prudencia, ya que se trata de una virtud y no de algo que se pueda
adquirir.
Contenido
El término prudencia proviene del latín prudentia, que es una cualidad que consiste en
actuar o hablar con cuidado, de forma justa y adecuada, con cautela, con moderación, con previsión
y reflexión, con sensatez y con precaución para evitar posibles daños, dificultades, males e
inconvenientes, y respetar la vida, los sentimientos y las libertades de los demás. La prudencia
requiere un buen sentido, un buen juicio, templanza, cordura, sabiduría, discernimiento, aplomo y
ser precavido. Si no se tiene una buena conducta o no se actúa con prudencia, por ejemplo,
Definida por los escolásticos como la recta ratio agibilium, para diferenciarla del arte, recta
ratio factibilium. También se entiende como la virtud de comunicarse con los demás por medio de
un lenguaje claro, literal, cauteloso y adecuado, así como actuar respetando los sentimientos, la
vida y las libertades de las demás personas. Actualmente se ha impuesto el significado de actuar
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Nombre: Jesica Duque
Por ser virtud, la prudencia es un término medio. En efecto, la propiedad medular de la
virtud, en cuanto tal, es ser "medio". El motivo es sencillo: la virtud, interna a la persona, una vez
adquirida, además de ser una fuerza (vir, de la que procede virtus), es una regla, por cuanto
prescribe cómo desempeñar una acción, la indicada por cada virtud específica. La acción
correspondiente debe ajustarse a lo prescrito, es decir, nada debe faltarle (defecto) ni sobrarle
(exceso); ha de ser precisa. Por eso es término medio entre defectos y excesos.
Los defectos y excesos de la prudencia son complejos: por defecto, precipitación o ligereza,
es decir, actuar sin pensar, inconsideración, negligencia, o sea, omitir los medios indispensables
para obtener algún fin; inconstancia o cambio constante de parecer, etc.; por exceso, engaño o
fraude, preocupación inmoderada del porvenir, huir del cumplimiento de los deberes y buscar,
exclusivamente, bienes materiales, ser astuto, i.e. perseguir fines para medios tortuosos siendo
desleal; engañar y cometer fraude, etc.I9 Como puede verse, tanto en los excesos como en los
defectos falta la reflexión serena. Por eso, saber pensar es un término medio entre el no hacerlo o
pensar sólo para buscar bienes materiales o para perjudicar al prójimo, o pensar demasiado, es
Antiguamente, los egipcios solían representar a la prudencia como una serpiente con tres
cabezas (de león, de lobo y de perro). Se decía que un individuo era prudente cuando tenía la astucia
de las serpientes, el vigor y la fuerza de los leones, la agilidad y la rapidez de los lobos y la paciencia
discurrir bien respecto de lo que es bueno y conveniente para él mismo". Así, es prudente el
hombre, prosigue Aristóteles, "no en un sentido particular, como para la salud y el vigor del cuerpo,
sino sobre las cosas que deben contribuir de modo general a su virtud y felicidad". Al ser una
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disposición, como dirá después, racional, verdadera y práctica, no cuenta como contenido de una
episteme teórica, sino más bien como la virtud directiva del conocimiento práctico. (Alarcón, 2005)
debe ser, moralmente, bueno. Para lograrlo, menester es valerse de instrumentos o medios
adecuados, los cuales, junto con el fin serán conocidos por la razón práctica. En consecuencia, la
prudencia dirige a la razón, o la rectifica si se equivoca, para atinar tanto con los medios como con
los fines. Por último, la prudencia enseña la manera correcta de llevar a cabo la acción por la que
se obtendrá el bien. Dicho de otra manera: no basta que el fin sea moralmente bueno y los medios
adecuados a ese fin, ni que ambos medios y fin sean moralmente adecuados, además, no cualquier
tipo de acción, sino una conducente a dicho bien. Por eso, la prudencia es “moderación” de la
acción.
A los requisitos imprescindibles para que la prudencia se dé, Tomás de Aquino los llama
examen de estas “partes” de la prudencia tendremos ocasión de comprobarlo una vez más. En
Aquino constata que la prudencia está integrada por una serie de requisitos imprescindibles sin los
cuales esta virtud no puede ser tal, como las paredes, el techo y los cimientos son partes de una
case.
Según Tomás de Aquino tales integrantes son ocho. Las siguientes seis las tomó de
la inteligencia y la providencia, señala que también las había propuesto Tulio como partes de la
sagacidad, las tomó de Aristóteles. Además, este conjunto de condiciones es dividido en dos
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grupos: a) cinco de ellas pertenecen a la prudencia en cuanto que es cognoscitiva: memoria, razón,
Conclusión
que se puede adquirir sino como algo que nace innato o que nace de uno mismo, por tal razón se
considera como virtud ya que la prudencia en diferentes áreas trata con tacto a las personas en
diferentes tema ya que actúa de una manera que se podría considerar amigable pero sin envolverse
en un compromiso es decir, no pide nada a cambio de las buenas acciones, ya que no solo es actuar
bien sino hacerlo en el tiempo y espacio ideal, con la mayor calma, teniendo como resultado una
En lo personal la prudencia sirve para tratar un tema de conversación o una acción con la mayor
Bibliografía
DE MAURICIO BEUCHOT.
AQUINO.
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