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ANÁLISIS DE LA STS 217/2014 DE 30 DE ENERO

1. ANTECEDENTES DE HECHO

La Policía Nacional estaba llevando a cabo una investigación sobre narcotráfico.


Obtuvieron varias autorizaciones judiciales para interceptar comunicaciones entre los
investigados.

A partir del mes de enero, el acusado Fructuoso Gonzalo, funcionario del Cuerpo
Nacional de Policía integrado en la Unidad UDYCO Central, con destino en Galicia, contactó
mediante mensajes telefónicos y de correo electrónico con nombre ficticio con los acusados
Domingo Ruperto y C Ildefonso Nazario, miembros de una banda de narcotraficantes. Se
ofreció como colaborador partícipe en alguna operación de tráfico de estupefacientes.

Exigió amenazadoramente a Ildefonso Nazario una compensación económica como


contravalor de la información que podía proporcionar (y que efectivamente proporcionó)
acerca del estado de las investigaciones policiales. Información de la que disponía por
razón de su oficio, Policía Nacional.

Concretamente, Fructuoso Gonzalo exigió una cantidad de 300 mil euros por la
información. La entrega de 30 mil euros entre Domingo Ruperto y Fructuoso Gonzalo se
hizo en un polígono de Lugo utilizando un coche Volkswagen Polo.

2. FALLO EN PRIMERA INSTANCIA: CULPABLE DE COHECHO

La motivación del fallo en primera instancia se basó principalmente en las


declaraciones prestadas por dos de los inicialmente detenidos, Ildefonso Nazario ("Sordo") y
Domingo Ruperto ("Gallina"), tanto en sede policial como en el plenario. Estas
declaraciones fueron consideradas válidas y se utilizaron como base para enervar la
presunción de inocencia del acusado. Además, se mencionó que estas declaraciones
estaban corroboradas principalmente por las comunicaciones encontradas en los correos
electrónicos intercambiados entre las cuentas de correo atribuidas a "Sordo" y "Chipiron",
así como por supuestas comunicaciones vía SMS con Domingo Ruperto ("Gallina")

“Debemos condenar y condenamos a Fructuoso Gonzalo, en calidad de autor


responsable del delito de cohecho (...) , a las penas de cuatro años de prisión, multa de
45.000 Eur., e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de nueve años
y seis meses, así como al pago de las costas causadas por razón del delito referido.”.

2.1 ELEMENTOS DEL DELITO DE COHECHO

Art. 420 CP: “La autoridad o funcionario público que, en provecho propio o de un
tercero, recibiere o solicitare, por sí o por persona interpuesta, dádiva, favor o retribución de
cualquier clase o aceptare ofrecimiento o promesa para realizar un acto propio de su cargo,
incurrirá en la pena de prisión de dos a cuatro años, multa de doce a veinticuatro meses e
inhabilitación especial para empleo o cargo público y para el ejercicio del derecho de
sufragio pasivo por tiempo de cinco a nueve años.”
Acto: petición seria y concreta de una dádiva por parte de una autoridad o
funcionario público dirigida a un particular para su propio beneficio o para el beneficio de un
tercero.

Contraprestación: a cambio de realizar un acto en ejercicio de su profesión.

Bien jurídico protegido: el buen funcionamiento de la administración pública y la


imparcialidad de los funcionarios que forman parte de ella. Además, en alguna sentencia el
TS hace referencia al prestigio de la administración pública.

Se debe solicitar dicha dádiva para realizar un acto:


- En el ejercicio de su cargo
- Que sea contrario a los deberes y funciones encomendadas a ese cargo o
para omitir o retrasar sin causa algún acto que se tiene obligación de realizar.

El acto de solicitud de dádivas en el ámbito de la administración pública representa


una amenaza tanto para el funcionamiento efectivo del Estado como para los principios
fundamentales de equidad y justicia en la sociedad. Su combate no solo implica la
protección de intereses legales y administrativos, sino también la defensa de los valores
democráticos y la integridad institucional.

Pena: Prisión de dos a cuatro años, multa de doce a veinticuatro meses e


inhabilitación especial para empleo o cargo público y para el ejercicio del derecho de
sufragio pasivo por tiempo de cinco a nueve años

3. FALLO EN SEGUNDA INSTANCIA: UN PROBLEMA PROBATORIO

Notificada la sentencia a las partes, se preparó recurso de casación por


quebrantamiento de forma e infracción de Ley, por Fructuoso Gonzalo.

En la segunda instancia del caso, se produjo un cambio crucial en el fallo debido a


problemas relacionados con la validez y la legalidad de las pruebas presentadas. Se
cuestionó la credibilidad de los implicados Ildefonso Nazario y Domingo Ruperto, al no estar
respaldadas por pruebas externas suficientemente fiables, especialmente en lo que
respecta a la participación específica del acusado en el delito.

Además, se señaló que las medidas tomadas por la policía para obtener
información, como los datos de correos electrónicos e IPs, carecían de apoyo documental
adecuado y no estaba claro si esos datos habían sido obtenidos dentro de los límites de las
autorizaciones de interceptación de comunicaciones. Este cuestionamiento llevó a dudar de
la validez de las pruebas presentadas en la primera instancia.

En la sentencia entienden que las comunicaciones por Internet, presuntamente


realizadas por el policía bajo el seudónimo "Chipirón", carecen de una evidencia clara que
las relacione directamente con él. Las pruebas periciales realizadas en relación con los
mensajes SMS y el análisis de un teléfono móvil no proporcionaron evidencia concluyente
que respaldara la conexión directa del acusado con las actividades delictivas, y también se
preocupa por la falta de diligencias de reconocimiento específicas para identificar al
acusado en el lugar donde se realizó la transacción monetaria también genera dudas sobre
su implicación.

Respecto a las pruebas relacionadas con Internet, se plantean varias inconsistencias


que ponen en entredicho su validez. Por un lado, el informe pericial reveló discrepancias
entre el contenido del CD proporcionado por Microsoft a colación de la investigación y los
mensajes electrónicos presentados por la policía, lo que sugiere problemas de integridad y
fiabilidad en las pruebas. En ese CD también se revelaba que las conexiones IP atribuidas a
las cuentas de correo electrónico no coincidían con la actividad registrada en la
investigación policial original, lo que indica que las comunicaciones electrónicas podrían no
haberse originado desde las cuentas mencionadas. Esta falta de correlación afecta
severamente a la credibilidad de las comunicaciones atribuidas al acusado.

Por todo lo anterior se aplica el principio de in dubio pro reo porque aquellos en
quienes descansa la carga de la prueba no aportan unas pruebas indiciarias suficientes
para desvirtuar la presunción de inocencia.

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