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Expediente: 2009-20984-42-APP
Distrito: La Paz
Magistrado Relator: Dr. Abigael Burgoa Ordóñez
Luego, sin que medie orden judicial fundamentada, procedió ilegalmente a aperturar y examinar el
registro de asiento de información del celular incautado -que contenía información confidencial y
potencialmente privada, con imágenes sensibles, que no debiera trascender a terceros- y difundió
tal contenido arbitraria e ilegalmente al resto del plantel de oficiales de la ANAPOL, propiciando un
írrito e ilegal hostigamiento y trato discriminatorio.
Posteriormente, José Millán, el 6 de marzo de 2009, elevó informe a conocimiento de César Augusto
Russo Sandoval, Capitán de Servicio de la ANAPOL, quien a su vez, mediante informe de 7 de marzo
de 2009, elevó y entregó el mencionado celular, ilegalmente incautado, a Edgar Pérez Barrientos,
Director de la indicada Academia, que sin ser parte de algún organismo de control de la base de
datos o información privada, ni contar con el derecho a acceso, revisó la información ahí contenida,
realizando una tergiversada disociación subjetiva de esta información privada, en presencia de todos
sus compañeros de curso, con lesión a su dignidad humana, empleando epítetos injuriantes y lesivas
a su honra, honor y propia imagen, le otorgó un trato discriminatorio, calificando y adecuando su
conducta a un "delincuencial perfil de desviación y depravación sexual, írrita y reñida conducta lesiva
de sus derechos humanos " (sic.).
Basándose en un inexacto perfil del accionante, el codemandado Oscar Chávez Rueda, SubDirector y
Presidente de la Comisión de Régimen Disciplinario, constituido en Tribunal Disciplinario de la
ANAPOL de primera instancia, dispuso la emisión del "Decreto de Apertura de Sumario Investigativo
Disciplinario" de 25 de abril de 2009, del aparejado caso 051/09, contra el accionante, y otros ocho
cadetes, que aparecieron en el banco de información privada e imágenes sensibles, por la supuesta
comisión de faltas disciplinarias establecidas en el art. 10 inc. "D" en sus numerales 4, 9, 13, 23, que
establecen lo siguiente; "atentar contra los derechos y la dignidad humana de los cadetes";
"Mantener relaciones amorosas íntimas en el instituto entre cadetes de cualquier curso"; "acoso
sexual premeditado y tendencioso hacia los y las cadetes del mismo curso o de cursos inferiores";
"incumplimiento de órdenes e instrucciones legalmente impartidas por un superior", y otras posibles
faltas que el asignado al caso determine de acuerdo a la investigación del Reglamento del Régimen
Disciplinario de la Academia. Tal decreto fue notificado al accionante el 25 de abril de 2009,
designándose a Yvi Vargas Sosa, Oficial Instructor como oficial investigadora -codemandada- quien
sin contar con orden judicial o requerimiento fiscal, ni resolución fundamentada de juez o tribunal, y
sin el consentimiento escrito del accionante, accedió, revisó y realizó un juicio crítico discriminatorio
a la información privada e imágenes sensibles que contenía el celular ilegalmente incautado.
Posteriormente, Jorge Toro Álvarez, Jefe del Departamento de Policía Científica de la FELCC, quien
conjuntamente a Rolando Rocha Rosales y Ronald Rodríguez Soliz, ambos peritos en informática -
todos codemandados-, a solicitud del SubDirector de la ANAPOL, ilegalmente, procedieron a revisar
la información contenida en el mencionado celular, emitiendo un informe del dictamen pericial de
informática número 18 /2009.
Seguidamente, por oficio del mencionado SubDirector, sin el consentimiento de los padres del
accionante, este fue sometido a una humillante y discriminatoria valoración psicológica
determinando que padece de desviaciones sexuales, y una posible orientación sexual, por lo que en
base a tales actos ilegales, se procedió a dictar el Decreto del Auto Inicial del proceso de 19 de
octubre de 2009, contra el accionante y otros.
Sostiene que hasta la presentación de la presente acción, las autoridades demandadas, utilizando la
información interferida, obtenida de la memoria y archivo del celular del accionante, han sido
utilizadas ilegalmente para calificar un perfil disociador y discriminatorio de su personalidad,
sujetándolo a un clima de injusto acoso y peyorativo hostigamiento, así como un indebido proceso,
ante la Comisión del Régimen Disciplinario de la ANAPOL, con el riesgo jurídico de ser despojado de
su merituado status académico de brigadier y ser dado de baja del instituto policial con ignominia,
sin derecho a reincorporación, que recientemente fue agravada con la ilegal restricción de su
derecho a efectuar defensa de tesis de grado académico, para optar al título profesional de
Licenciado en Ciencia Policial y grado de Subteniente de Policía.
El accionante estima que se han conculcado sus derechos a la dignidad humana, a la honra, al honor
y a la propia imagen, a la "seguridad jurídica", al principio de legalidad y de reserva legal, citando al
efecto los arts. 115, 117, 119 y 21.2 de la Constitución Política del Estado (CPE).
I.1.3. Petitorio
Solicita se admita y conceda la presente acción de protección de privacidad, con pago de costas
disponiendo que: a) Se ordene sin excepción, que en presencia de Notario de Fe Pública, las
autoridades recurridas procedan a la eliminación de los datos e imágenes sensibles contenidas en el
incautado teléfono celular, cuyo registro fue impugnado; y, b) Las autoridades demandadas
extiendan una certificación de cumplimiento de la presente resolución judicial de acción de
privacidad y se abstengan de proporcionar informes o certificaciones respecto de ellos.
Por su parte, el abogado representante de Juan Carlos Millares Estrada, a fs. 859, oralmente sostuvo
lo siguiente: Los hechos bochornosos cometidos trascienden en delitos, por lo que se trata de
pornografía, y hechos anteriores de similares características, en la que los autores se encuentran en
el Penal de San Pedro, aspecto que debe tomar en cuenta el presente Tribunal.
Asimismo, el abogado representante de Jorge Toro Álvarez, Ronald Rodríguez Soliz y Rolando Rocha
Gonzales, oralmente, en el desarrollo de la audiencia, de fs. 859 a 860, afirmó que: i) El estudio
realizado por la policía científica tiene por objeto analizar las pruebas del delito público realizados,
que en aplicación del art. 8 y 9 de la Ley Orgánica de la Policía Nacional, en cuanto a la
administración de Dirección y Control Disciplinario, se encuentran enmarcados dentro del art. 251
de la CPE, y sus funciones se las desempeña en base a la Resolución Ministerial 4141 del 20 de abril
de 2006, y la Resolución del Comando General 441 de 30 de junio; y, ii) Sus representados sólo
cumplieron con un acto administrativo que involucra a personas que se encuentran dentro de la
institución, afirmando que el Coronel Toro no incumplió con las reglas administrativas como
tampoco difundió el video contenido dentro del citado celular.
El abogado, Héctor José Tapia Cortez, en representación de Erick Avendaño Larrea, de fs. 860 a 862,
sostuvo lo siguiente: a) Las autoridades demandadas refieren que el reglamento disciplinario de la
ANAPOL tiene un valor superior a la Constitución Política del Estado, aspecto que no puede ser
reconocido, aunque no se haya interpuesto un recurso de inconstitucionalidad, por lo que el
contrato realizado bajo tal reglamento no es superior a la Constitución, por lo que las normas
infringidas no pueden estar supeditadas al precitado reglamento, porque es indudable que el acto
de decomiso del mencionado celular -que puede estar autorizado por una norma de la ANAPOL- sin
embargo el acto vulneratorio dentro de este caso es que se abrió un archivo personal de un
individuo, por lo que en este caso, la acción de protección de privacidad está ligado al acto de que la
sumariante, Yvi Vargas, dispuso vía pericia del celular, que atacó la privacidad del accionante, acto
que se realizó sin orden judicial; b) El instructivo 184/2004, no da autorización para aperturar un
archivo personal, además de no existir la orden para la apertura de ese archivo, tal como lo
establece el art. 9.2, 21.2 y 25 de la CPE, que señala que son inviolables los papeles privados en
cualquier soporte, por lo que los archivos obtenidos mediante esos actos deben ser anulados; c) Se
refiere a que los actos inmorales del cuadro de expansión espiritual se dieron por no contar con la
debida autorización, entonces se da a entender que de contar con la misma, los actos realizados no
hubieran sido inmorales; y, d) Se debe eliminar el informe pericial realizado, toda vez que las
imágenes fueron obtenidas sin orden judicial.
I.2.4. Resolución
Dada la carga procesal, mediante Ley 040 de 1 de septiembre de 2010, se ampliaron las facultades
otorgadas a este Tribunal por Ley 003 de 13 de febrero de 2010, a objeto de conocer y resolver las
acciones de defensa de derechos fundamentales presentadas a partir del 7 de febrero de 2009; es
decir, bajo el nuevo orden constitucional; por lo que, mediante Acuerdo Jurisdiccional 001/2011 de
11 de enero, se procedió a la reanudación del sorteo de causas, encontrándose la presente
Sentencia pronunciada dentro de plazo.
II. CONCLUSIONES
II.1. El 6 de marzo de 2009, Juan José Millán Estrada, mediante informe dirigido a César Augusto
Russo Sandoval, Capitán de Servicio, sostiene que durante el servicio de guardia, el 4 de marzo del
mismo año, su persona, como oficial encargado de cuarto año, procedió a revisar a cadetes de este
curso en la búsqueda de celulares, de forma indistinta, en diferentes circunstancias y áreas del
instituto, logrando encontrar aproximadamente 15 celulares, entre cadetes del cuarto e incluso
tercer curso; a horas 17:30, aproximadamente, inspeccionó a Erick Claure Peralta, quien portaba un
celular marca nokia, y al contener el mismo cámara fotográfica y filmadora, procedió a revisar su
contenido, encontrando filmaciones obscenas, donde se aprecia la participación de varios cadetes
de tercer año; posteriormente procedió a la devolución de estos celulares a los cadetes de este
curso, previa sanción y conminatoria de no portar más estos aparatos de comunicación en el
instituto (fs. 28).
II.2. El 7 de marzo de 2009, César Augusto Russo Sandoval, mediante informe dirigido a Edgar Pérez
Barrientos, Director de la ANAPOL, informó que a horas 17:30, aproximadamente, del 4 de marzo, el
Oficial encargado del Cuarto curso, Juan Millán Estrada, le dio parte del decomiso de un teléfono
celular de propiedad de Erick Claure Peralta, en el cual verificó la existencia de filmaciones en las que
los cadetes no identificados realizaban actos obscenos, motivo por el que le indicó que le entregara
el mismo y que realizara el informe correspondiente, para dar parte a instancias superiores. Sostiene
que desde el momento que su persona tomó el celular, éste se encontraba bajo llave en el ropero de
su dormitorio, por lo que nadie tuvo acceso al mencionado celular (fs. 27).
II.5. El 3 de agosto de 2009, Karen Yvi Vargas Sosa, Oficial Investigadora, mediante nota, solicitó al
Presidente de la Comisión del Régimen Disciplinario de la ANAPOL, que el Jefe del Departamento
Nacional de Laboratorio Técnico Científico de la FELCC, proceda a realizar el desdoble de los datos
contenidos en el celular decomisado, relacionado con el caso (fs. 127); el 4 de agosto del mismo año,
la Oficial Investigadora solicitó al antes mencionado Presidente de la Comisión del Régimen
Disciplinario, que se designe un perito del Departamento Nacional de Policía Técnica Científica para
que se proceda a realizar un estudio referente a un celular marca Nokia, color negro, para la
extracción de información, que deberá ser manejado de forma reservada y confidencial por el
personal de Laboratorio, identificando la presencia o no de archivos (fotos, videos u otros)
relacionados con cadetes de ese instituto (fs. 136).
II.6. El 19 de agosto de 2009, Jorge Toro Álvarez, mediante nota, remitió el dictamen técnico
pericial de informática, realizado por los peritos Ronald Rodríguez Soliz y Rolando Rocha Rosales (fs.
141 a 151).
II.7. El 3 de octubre de 2009, Karen Yvi Vargas Sosa, Oficial Investigadora, emitió el informe en
conclusiones, respecto al caso 051/2009, en el que estableció la participación de Erick Pablo Claure
Cárdenas, ahora accionante, entre otros, en actos obscenos infringiendo el art 10 inc. D, numerales 4
y 23, del Reglamento Disciplinario de la ANAPOL, al atentar contra los derechos y la dignidad
humana de los cadetes (fs. 277 a 292).
El accionante estima que sin haber cometido delito o falta disciplinaria alguna, como alumno de la
ANAPOL, su Oficial Instructor (autoridad codemandada), sin contar con orden judicial alguna, le
incautó su teléfono celular, y sin su aprobación, procedió a examinar su contenido, en el que se
encontraba información de su vida privada con imágenes sensibles, difundiendo tal contenido a sus
superiores, que fue utilizado para iniciarle un proceso disciplinario en su contra y otros cadetes de la
Academia; en el que se basan en presunciones ilegales de una supuesta prueba, ilegalmente
obtenida por la Comisión de Régimen Disciplinario del instituto referido. Por consiguiente,
corresponde determinar en revisión, si tales extremos son ciertos y si se justifica otorgar o no la
tutela solicitada.
Dentro del presente caso, es preciso acudir a lo establecido por la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional, respecto a los alcances y la naturaleza jurídica de esta acción tutelar, en ese sentido
la SC 0127/2010-R de 10 de mayo, estableció lo que sigue:
"La Constitución Política del Estado vigente cambia el nomen juris del hábeas data a Acción de
Protección de Privacidad, pero no así su esencia tutelar, empero contempla algunos cambios
específicos en cuanto a su redacción, en especial el art. 130.I, en el que se refiere a los casos de
legitimación activa que si bien es muy similar al texto del art. 23.I de CPEabrg, tiene una diferencia
notoria cuando afirma; "…Toda persona individual o colectiva que crea estar indebida o ilegalmente
impedida de conocer, objetar u obtener la eliminación o rectificación de los datos registrados por
cualquier medio físico, electrónico, magnético o informático, en archivos o bancos de datos públicos
o privados, o que afecten a su derecho fundamental a la intimidad y privacidad personal o familiar, o
a su propia imagen, honra y reputación, podrá interponer la Acción de Protección de Privacidad" (las
negrillas son nuestras). Observamos en primer lugar que se añaden a las personas colectivas como
posibles legitimados activos, o futuros accionantes, concibiendo que las personas colectivas también
tienen acceso a los derechos reconocidos por el art. 21.2 de la CPE, los cuales son: derecho a la
intimidad, a la privacidad, honra, propia imagen y dignidad. Se entiende que el texto del art. 130.I al
reconocer como posibles accionantes a personas colectivas, se refiere a aquellas de orden público
como privado, pero con algunas diferencias en cuanto a los derechos tutelados para estas, es decir,
que las personas colectivas no podrán aducir la vulneración de su derecho a la intimidad personal y
familiar, que son derechos fundamentales de índole personal, pero si podrían denunciar la
vulneración de sus derechos a la imagen; y reputación.
Corresponde aclarar que si bien el derecho a la imagen, a la honra y a la reputación, parecieran estar
dentro del mismo grupo de derechos tutelados por la acción de protección de privacidad, en el caso
de las persona colectivas, que es el objeto del presente análisis, como se indica líneas supra, sólo
podrían denunciar la vulneración de los derechos a la imagen y la reputación, pero no así de la
honra, debido a que el derecho a la honra es de índole estrictamente personal, es decir, entra
dentro de la esfera de la personalidad y es concebido doctrinalmente como la pretensión de respeto
que corresponde a cada persona como reconocimiento de su dignidad frente a la sociedad. Es así
que la Corte Constitucional de Colombia en su Sentencia T-412 al referirse al derecho a la honra
estableció lo siguiente:
'El concepto de honra se debe construir desde puntos de vista valorativos y, en consecuencia, con
relación a la dignidad de la persona. Desde dicha perspectiva la honra es un derecho de la esfera
personal y se expresa en la pretensión de respeto que corresponde a cada persona como
consecuencia del reconocimiento de su dignidad'.
'…El art. 21 de la C.P. consagra específicamente la protección del derecho a la honra, entendiendo
por ella, la estimación o deferencia con la que cada persona debe ser tenida por los demás
miembros de la colectividad que le conocen y le tratan, en razón a su dignidad humana. Es por
consiguiente, un derecho que debe ser protegido con el fin de no menoscabar el valor intrínseco de
los individuos frente a la sociedad y frente a sí mismos, y garantizar la adecuada consideración y
valoración de las personas dentro de la colectividad'.
'Tradicionalmente esta Corte ha sostenido, que los derechos al buen nombre y a la honra son
derechos que se ganan de acuerdo a las acciones realizadas por el individuo, sea que en virtud de
ellas pueda gozar del respeto y admiración de la colectividad como consecuencia de su conducta
intachable…'.
Este derecho, si bien no está expresamente proclamado en el catálogo previsto por el art. 7 de la
Constitución, sí lo está en los arts. 12 de la Declaración Universal de Derechos Humanos; 5 de la
Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre; 17 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos; y 11 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos o Pacto de San José de
Costa Rica'.
La segunda diferencia consiste en la inclusión de la letra 'o' en las siguiente frases: 'Toda persona
individual o colectiva que crea estar indebida o ilegalmente impedida de conocer, objetar u obtener
la eliminación o rectificación de los datos registrados por cualquier medio físico, electrónico,
magnético o informático, en archivos o bancos de datos públicos o privados, o que afecten a su
derecho fundamental a la intimidad y privacidad personal o familiar, o a su propia imagen, honra y
reputación, podrá interponer la Acción de Protección de Privacidad'; la letra 'o', según el Diccionario
de la Real Academia de la Lengua Española, tiene tres diferentes significados: En primer lugar puede
denotar diferencia, separación o alternativa entre dos o más personas, cosas o ideas, cuando es
utilizada como una conjunción disyuntiva (Antonio o Francisco); en su segundo significado puede ser
utilizado ante cada uno de dos o más términos contrapuestos (blanco o negro); en su tercera
acepción denota equivalencia significando 'o sea, o lo que es lo mismo', acepción que este Tribunal
adoptará para interpretar la parte final del art. 130.I, debido a que el sentido en esta ultima frase
tiene como objetivo el definir una idea común y no denotar diferencias o ideas contrapuestas; por lo
que el objeto de este artículo no cambia en cuanto a lo que estaba prescrito en la Constitución
abrogada".
III.2. Jurisprudencia del Tribunal Constitucional sobre el recurso de hábeas data ahora acción de
protección de privacidad y su ámbito de protección
En el Fundamento Jurídico III.1, tenemos que la acción de protección de privacidad tiene las mismas
características que tenía el recurso del hábeas data previsto en la Constitución Política del Estado
abrogada, por lo que se hace necesario establecer si la jurisprudencia del Tribunal Constitucional
emanada de la interpretación de la naturaleza jurídica y objeto de protección de esta acción tutelar
es o no compatible con la Constitución Política del Estado y aplicable dentro del nuevo marco
constitucional.
"Siguiendo la doctrina del Dr. José Antonio Rivera Santibáñez en su obra 'Jurisdicción Constitucional',
se definió el hábeas data 'como el proceso constitucional de carácter tutelar que protege a la
persona en el ejercicio de su derecho a la 'autodeterminación informativa'", explicando a
continuación que "Es una garantía constitucional que, sin desconocer el derecho a la información, al
trabajo y al comercio de las entidades públicas o privadas que mantienen centrales de información o
bancos de datos, reivindica el derecho que tiene toda persona a verificar qué información o datos
fueron obtenidos y almacenados sobre ella, cuáles de ellos se difunden y con qué objeto, de manera
que se corrijan o aclaren la información o datos inexactos, se impida su difusión y, en su caso, se
eliminen si se tratan de datos o informaciones sensibles que lesionan su derecho a la vida privada o
íntima en su núcleo esencial referido a la honra, buena imagen o el buen nombre'" .
En ese orden, cabe precisar que la teoría general de los Derechos Humanos, en su clasificación,
reconoce dos categorías concretas de derechos a saber: En primer orden se encuentran los derechos
fundantes, como ser el Derecho a la vida o la libertad de tránsito entre otros y en segundo lugar, se
tienen los derechos fundamentales derivados, entre los cuales inequívocamente se encuentra el
llamado derecho de 'autotutela informativa'.
En ese contexto, se establece que la génesis constitucional del derecho a la autotutela informativa,
encuentra cauce jurídico en el bloque de constitucionalidad boliviano, específicamente en el art.
21.6 de la Constitución vigente; asimismo, su contenido se encuentra sustentado por los arts. 13 del
Pacto de San José de Costa Rica, 19 de la DUDH y 19.2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles,
adoptado por la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, además es importante
señalar también, que este derecho, encuentra fundamento en la Resolución 1932, de la
Organización de Estados Americanos, adoptada en su sesión plenaria de 10 de junio de 2003, que
por su naturaleza en el marco del art. 410 de la CPE, forma parte del Bloque de Constitucionalidad y
que garantiza el libre acceso a la información de todo Estado Democrático.
De lo expresado precedentemente, a partir del marco normativo descrito, se colige que el derecho a
la 'autotutela informativa' al margen de ser un derecho derivado, es también un derecho sustantivo,
por tanto, en un Estado Social y Democrático de Derecho debe ser defendido por medios jurídicos
idóneos, que logren su respeto efectivo".
Dentro de este orden de ideas, la SC 0030/2006-R de 11 de enero, estableció el ámbito de
protección de esta acción tutelar en Bolivia en los siguientes términos:"El hábeas data como una vía
procesal instrumental de protección al derecho a la autodeterminación informativa, referido a los
derechos fundamentales a la intimidad y la privacidad de la persona, fue incorporado al sistema
constitucional boliviano mediante la Ley 2631 de Reforma de la Constitución de 20 de febrero de
2004.
Según dispone el art. 23.I de la Constitución 'Toda persona que creyere estar indebidamente o
ilegalmente impedida de conocer, objetar u obtener la eliminación o rectificación de los datos
registrados por cualquier medio físico, electrónico, magnético, informático en archivos o bancos, de
datos públicos o privados que afecten su derecho fundamental a la intimidad y privacidad personal y
familiar, a su imagen, honra y reputación reconocidos en esta Constitución, podrá interponer el
recurso de hábeas data ante la Corte Superior del Distrito o ante cualquier Juez de Partido a elección
suya'. De la disposición constitucional glosada se infiere que, en el sistema constitucional boliviano,
el hábeas data es una vía procesal instrumental para protección del derecho a la autodeterminación
informativa, precautelando que la persona pueda acceder al conocimiento de los datos o
informaciones, referidos a su vida privada o íntima así como la de su familia, obtenidos y
almacenados en los bancos de datos públicos o privados, con la finalidad de conocer qué datos se
han obtenido y almacenado; es decir, cuánta información, con qué finalidad y a quienes se
distribuyó, se distribuye o distribuirá la misma.
En consecuencia, del contenido de la norma prevista por el art. 23.I de la CPE, se infiere que el
hábeas data, en el sistema constitucional boliviano, tiene por finalidad proteger el derecho a la
privacidad o vida íntima contra el manejo de información sobre datos personales por medios
informáticos, que según la doctrina se conoce como derecho de 'autodeterminación informativa' de
la persona, garantizando el ejercicio de los siguientes derechos:
1º De acceso a los datos o información referidos a su persona, que hubiesen obtenido y almacenado
los bancos de datos públicos o privados, para conocer qué informaciones se consignan sobre su
persona, con qué fundamentos, asimismo conocer los fines y objetivos de la obtención y
almacenamiento; es decir, qué uso le darán a esa información.
III.3. La legitimación activa en el recurso del hábeas data ahora acción de protección de
privacidad dentro de la jurisprudencia constitucional
"Partiendo de los conceptos referidos, se puede inferir que el hábeas data es una garantía
constitucional por lo mismo se constituye en una acción jurisdiccional de carácter tutelar que forma
parte de los procesos constitucionales previstos en el sistema de control de la constitucionalidad. Es
una vía procesal de carácter instrumental para la defensa de un derecho humano como es el
derecho a la autodeterminación informática.
Como una acción tutelar, el hábeas data sólo se activa a través de la legitimación activa
restringida, la que es reconocida a la persona afectada, que puede ser natural o jurídica. En
consecuencia, no admite una activación por la vía de acción popular, es decir, no se reconoce la
legitimación activa amplia."
(…) 'La legitimación activa del hábeas data recae en la persona natural o jurídica -aunque el precepto
constitucional no lo determina de esa manera en forma expresa, se entiende que dentro de la
protección de este recurso se puede y debe abarcar tanto a las personas físicas como a las jurídicas,
de quienes también se pueden registrar datos e informaciones- respecto de la cual la entidad pública
o privada haya obtenido y tenga registrados datos e informaciones que le interesen a aquella
conocer, aclarar, rectificar, modificar, o eliminar, y que no haya tenido respuesta favorable por la
citada entidad para lograr esos extremos' (El resaltado es propio).
La jurisprudencia objeto del presente análisis establece dos elementos, el primero es que la persona
afectada puede ser natural o jurídica, y el segundo elemento se refiere a la legitimación activa
restringida, ambos condicen con lo establecido por el art. 130.I de la Constitución, por lo que esta
jurisprudencia es compatible con la Constitución vigente.
De otro lado, el texto constitucional argentino de 1994 en su art. 43.III, configurando la acción de
hábeas data, como una modalidad del amparo, señala que: 'Toda persona podrá interponer esta
acción para tomar conocimiento de los datos a ella referidos y de su finalidad, que consten en
registros o bancos de datos públicos, o los privados destinados a proveer informes, y en caso de
falsedad o discriminación, para exigir la supresión, rectificación, confidencialidad o actualización de
aquellos. No podrá afectarse el secreto de las fuentes de información periodística' (El resaltado es
propio)
Respecto de la norma señalada, la doctrina concluye en cuanto a la legitimación activa, que dicha
disposición habilita a toda persona a interponer la acción, es decir, puede plantearla tanto un
individuo como una persona de existencia ideal, lo que no significa que se trate de una activación
por la vía de acción popular; por cuanto, sólo tiene legitimación el afectado por el banco o registro
de datos en cuestión, así el artículo constitucional argentino subraya que el hábeas data es en pro de
toda persona 'para tomar conocimiento de los datos a ella referidos', o lo que es lo mismo,
concernientes a la parte afectada en concreto, por cuanto la información a la que quiera acceder el
solicitante debe referirse a cuestiones relacionadas con su interés, no pudiendo utilizarse por
terceros sin derecho a hacerlo.
El hábeas data en Colombia está regulado por la Ley 1266 de 31 de diciembre de 2008, que en su art.
16. I establece: "Los titulares de la información o sus causahabientes podrán consultar la
información personal del titular, que repose en cualquier banco de datos, sea este del sector público
o privado. El operador deberá suministrar a estos, debidamente identificados, toda la información
contenida en el registro individual o que esté vinculada con la identificación del titular", al respecto
la Corte Constitucional se ha referido al alcance del derecho al hábeas data en los siguientes apartes:
"El habeas data, es el derecho de obtener información personal que se encuentre en archivos o
bases de datos. Este derecho implica la posibilidad de ser informado acerca de los datos registrados
sobre si mismo y la facultad de corregirlos. Con este derecho se pretende proteger la intimidad de
las personas ante la creciente utilización de información personal por parte de la administración
pública, de entidades financieras, educativas, profesionales u otras organizaciones privadas. Lo
importante es que las personas no pierdan el control sobre la propia información, así como sobre su
uso.
(…) El Hábeas data no es otra cosa que el derecho que tienen todas las personas a conocer,
actualizar y rectificar las informaciones que se hayan recogido sobre ellas en bancos de datos y en
archivos de entidades públicas y privadas.
(…) En virtud de él, la persona tiene derecho a que se le informe qué datos suyos y de su familia
reposan en los archivos y bancos de datos privados y oficiales, no sometidos a reserva legal, a que se
corrijan, se actualicen y sólo se usen para fines legítimos" Sentencia T-443/94".
Tenemos entonces que la legitimación pasiva recae precisamente sobre los bancos de datos (sean
públicos o privados), que consisten en centros de acopio e intercambio de información, o de
documentación, destinados a rubros específicos y a la prestación de determinados servicios
(bancarios; policiales; comunicacionales; servicios web; compra y venta de distintos bienes; agencias
matrimoniales; etc.), que estén expresamente destinados a brindar información a terceros.
Por lo anteriormente descrito, los bancos de datos no comparten características similares a aquella
información de carácter personal que una persona pueda tener en registros privados
(computadoras, celulares, correos electrónicos, e-mails, y otros), debido a que son archivos que no
tienen por objeto el de la publicidad del contenido de los mismos, es decir que no tienen por objeto
el brindar información a terceros, por lo que no pueden ser objeto de tutela mediante la acción de
protección de privacidad, en mérito a la naturaleza jurídica distinta a la de los bancos de datos y a
que gozan de su protección constitucional propia, establecida como la inviolabilidad del secreto de
las comunicaciones privadas y los documentos y manifestaciones privadas contenidas en cualquier
soporte (así lo establece el art. 25.I y II de la CPE), por lo que la acción destinada a proteger este tipo
de derechos no es la acción de protección de privacidad, sino la acción de amparo constitucional, tal
entendimiento establece que debe entenderse por banco de datos y cuales serán los que pueden ser
objeto de protección por esta acción tutelar.
III.5. El carácter subsidiario de la acción de protección de privacidad
En este sentido el texto el art. 131.I de la CPE prescribe "La Acción de Protección de Privacidad
tendrá lugar de acuerdo con el procedimiento previsto para la acción de Amparo Constitucional".
Por lo que el entendimiento establecido por la jurisprudencia citada sique siendo aplicable dentro
del nuevo marco constitucional debido a que el precedente constitucional obligatorio establecido, es
compatible con el texto constitucional vigente.
"Siguiendo un orden coherente con lo expresado precedentemente, se tiene que los derechos
fundamentales sustantivos como es el caso del derecho a la autotutela informativa, para su defensa
necesitan medios o mecanismos idóneos para su protección. En efecto, en el contexto del Estado
Social y Democrático de Derecho, máxime cuando se trate de la protección de datos administrados
por entidades públicas, el Estado tiene la obligación de garantizar ya sea por la vía administrativa o
jurisdiccional, el resguardo pleno y eficaz de este derecho.
A partir del postulado antes señalado, considerando que la naturaleza o esencia procesal
constitucional de este instituto no ha cambiado con la entrada en vigor de la Constitución vigente, es
pertinente señalar en principio que el hábeas data, ahora acción de protección de privacidad, es una
garantía constitucional de naturaleza tutelar destinada a proteger el derecho a la 'autotutela
informativa' en tanto y cuanto, no exista o no haya sido eficaz otro medio jurídico establecido para
garantizar este derecho sustantivo, razón por la cual, se establece que la activación del control de
constitucionalidad a través de este mecanismo de defensa, de ninguna manera puede sustituir o ser
alternativo a los mecanismos administrativos o jurisdiccionales establecidos para su protección,
posición además sustentada por las SSCC 1572/2004-R, 1511/2004-R y 965/2004-R, entre otras".
Ingresando al análisis del caso concreto, tenemos que el accionante denunció concretamente el
hecho suscitado el 4 de marzo de 2009, el que sin cumplir con requisito legal alguno, José Millán
Estrada, ex Oficial Instructor de la ANAPOL, autoridad codemandada, sin mayores explicaciones
procedió a arrebatarle su celular y retenerlo, para posteriormente ingresar a los datos que tenía
dentro del mismo, sin contar con su consentimiento, para luego difundir el contenido del mismo a
terceras personas.
En mérito a tales antecedentes, tenemos que establecer si el caso objeto del presente análisis entra
dentro del ámbito de protección establecido por la Constitución Política del Estado y la
jurisprudencia emanada por este Tribunal:
En primer lugar tenemos que la presente acción no está dirigida contra una base de datos
determinada, sino que lo que se denuncia es un presunto acto ilegal, refiriéndose específicamente a
una incautación de un celular, sin el consentimiento del accionante, y sin cumplir con los requisitos
legales y constitucionales, por parte de José Millán Estrada, ex Oficial Instructor de la ANAPOL,
autoridad codemandada, quien, además de incautar ilegalmente el merituado celular, difundió el
contenido del mismo a sus oficiales superiores, para que posteriormente, en base a la información
extraida del citado celular, que el accionante califica de sensible, le abrieran un proceso disciplinario,
todos estos actos que el accionante denuncia entran dentro de la vulneración de la inviolabilidad de
las comunicaciones y archivos privados, actos que como se estableció en el Fundamento Jurídico
III.4, no son objeto de tutela por parte de esta acción de defensa, sino que pueden ser objeto de
una acción de amparo constitucional; partiendo de este hecho, se puede añadir que dentro de la
presente demanda no existe legitimación pasiva alguna, ya que como se vio, la misma no está
dirigida contra ninguna persona que tenga a su cargo una base de datos, sea pública o privada; por
lo que no se cumplió con el requisito de quien puede ser demandado mediante esta acción tutelar,
que como se ha visto serán la o las personas que administren bancos de datos destinados a rubros
específicos y a la prestación de determinados servicios, de acceso público, que en el presente caso,
como se ha visto, no existe.
Por lo anteriormente establecido, tal denuncia es materia de análisis de una acción de amparo
constitucional, ya que inclusive, dentro del resumen de los derechos supuestamente vulnerados, se
hace mención a la seguridad jurídica y al principio de reserva legal; finalmente, en cuanto a la
"información sensible," que se solicita eliminar, es necesario el reiterar que los mismos se
encuentran guardados en un celular, es decir, que nos referimos a la naturaleza jurídica de los datos
dentro del presente caso, que son de naturaleza personal, y que existen en un registro privado, por
lo que no pueden ser considerados como bancos de datos de acceso público, por lo que la
naturaleza de los datos supuestamente vulnerados no entran dentro del ámbito de protección de la
acción de protección de privacidad, debido a que el art. 130 de la CPE, claramente determina que el
objeto de la presente acción recae sobre archivos o bancos de datos, cuyas características, como ya
se ha determinado previamente, no son las mismas que la información acopiada de manera personal
y privada en un celular.
Por lo anteriormente desarrollado, los actos denunciados -una incautación que vulnera la
inviolabilidad de las comunicaciones privadas y documentos y manifestaciones privadas en cualquier
soporte- no pueden ser objeto de tutela en el presente caso, porque no entran en el ámbito de
protección detallado en el Fundamento Jurídico III.4 de la presente Sentencia Constitucional.
POR TANTO