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Cuento

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El Gato con Botas

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abía una vez un molinero cuya única herencia para sus tres
hijos eran su molino, su asno y su gato. Al mayor le tocó el
molino; al segundo, el asno; y al menor, el gato.
El menor se lamentaba de su poca herencia. El gato, que escuchaba
sus palabras, le dijo en tono serio y pausado:
—Consígueme un par de botas y una bolsa. De esta forma
saldrás de la pobreza.

n es o t o r g ados por un a persona a otra.


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eh rencia. B

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El joven no dio importancia a las palabras del gato. Sin embargo,
tomó algo de esperanza y le consiguió el pedido.
Después de ponerse las botas, el gato empezó a cazar conejos y los
echaba en la bolsa. Luego, buscó hablar con el rey de la comarca, a
quien le dijo:
—Majestad, le traigo a usted un conejo enviado
por mi noble señor, el marqués de Carabás.
Así pasaron tres meses llevándole presas al rey.
Un día, el gato llevó al joven cerca de la orilla del río y le dijo:
—Haz lo que te diga y el resto déjamelo a mí. Quítate la ropa.

Primer Grado 137


El joven hizo lo que el gato le aconsejó,
aunque sin saber por qué. Mientras se bañaba,
pasó el rey por ahí y el gato empezó a gritar:
—¡Auxilio! ¡Auxilio! ¡Mi señor, el marqués
de Carabás, se está ahogando! ¡Hubo un atraco!
Con la bulla, el rey inmediatamente ordenó
a sus guardias que le den asistencia al marqués
y le trajeran vestidos nuevos. Su nueva apariencia
hizo que la hija del rey se enamorara de él.

A yu d a , apoy o.
sa istencia.

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Mientras tanto, el gato convocó a unos lugareños
y los convenció de que las tierras que araban y donde
segaban el trigo pertenecían al marqués de Carabás.
Cuando pasaron por el lugar, los lugareños afirmaron
el hecho y el rey vio las tierras tan buenas que felicitó
al marqués.
b ra r la t ierr a h acien do s urcos.
arar. La e rcena r.
se ga r . C orta r, c

Primer Grado 139


A poca distancia, el astuto Gato con Botas llegó
a un majestuoso castillo, cuyo dueño era un ogro.
El gato, ya informado astutamente, le dijo:
—Me han dicho que puedes convertirte
en cualquier clase de animal, por ejemplo, en un ratón.
—Es cierto, y para que veas me convertiré
en un ratón. Apenas lo hizo, el gato se echó encima y se lo comió.

B e l lo, e le ga n te.
a je s tu o so.
m

140
El rey, al pasar por ahí, quiso entrar en el castillo.
El gato se percató de ello y salió a su encuentro:
—Vuestra majestad sea bienvenida al castillo
del marqués de Carabás.
El rey, al ver las riquezas, ofreció a su hija en matrimonio con el
marqués, quien aceptó gustosísimo.
Así, el gato logró ser un gran señor y ya no tuvo
que correr tras los ratones, excepto para entretenerse.

cuenta d e a lg o o de alguien. Charles Perrault


s e . D a r se (adaptación)
r ca tar
pe

Primer Grado 141

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