Está en la página 1de 5

Conozcamos los antecedentes, los proyectos e ideas de la segunda etapa de la guerra

de Independencia, así como sus principales impulsores.

PDAS
• Analiza las tensiones entre federalistas y centralistas con el advenimiento de la república durante la
primera mitad del siglo XIX.
• Explica la debilidad estructural de la joven república mexicana para para enfrentar el asedio de los
Estados Unidos y Francia: Independencia de Texas, Primera Invasión Francesa e Invasión Estadounidense
de 1846-1848.

El estado de nuestro erario demanda toda la atención del gobierno, como uno de los principales cimientos
del edificio social. Aunque un porvenir risueño nos presenta los recursos de la nación mexicana muy
superiores a sus necesidades, cuando su industria en movimiento haya dado valor a sus ricas
producciones, y puesto en circulación sus inmensas riquezas, nos hemos visto en la triste necesidad de
empeñar el crédito público a un interés muy subido en las naciones estrangeras [sic], entrando a
representar en los mercados de Europa un papel subalterno al de otros estados, que no pueden
compararse con la opulenta México. […] sin una severa economía en los gastos públicos, sin el pago
esacto [sic] de los intereses a los acreedores de la nación, sin hipotecas especiales destinadas a la estinción
[sic] de las deudas a cuyo pago está identificado el honor nacional, y más que todo sin tranquilidad y paz
bajo el rejimen [sic] constitucional que hemos jurado solemnemente, seremos desgraciados por mucho
tiempo, y los pueblos cultos nos mirarán como el oprobio de los estados americanos. […] Este será,
compatriotas, uno de los objetos a que dedique mi atención con la preferencia y celo que demanda.
Fuente: Arturo Gálvez Medrano y Lourdes Celis Salgado (investigación y textos) (2000). “Manifiesto del
presidente de
los Estados Unidos Mexicanos, a sus compatriotas”, en Ideario del liberalismo.
El escritor Enrique de la Serna, en su libro El seductor de la Patria, recrea el entierro de la pierna de Santa Anna así:

Nunca olvidaré la solemne procesión hacia el cementerio de Santa Paula, con el Estado Mayor presidencial a la
descubierta, y a los lados, formando valla, los niños y las niñas de las escuelas lancasterianas, cuyas dulces voces
entonaban himnos en loor del inmortal guerrero, que se descubría la cabeza para saludarlos […] Al escuchar las salvas
de artillería, el presidente del Congreso colocó la urna cineraria en el cenotai o coronado con las armas de la república.
Entonces la banda de música atacó una la cavatina Semiramis, la ópera favorita del general, y el numeroso pueblo
congregado a las afueras del panteón estalló en vítores y aplausos […] Don Antonio prorrumpió en sollozos…
Philippe Lédemé, un soldado francés en la Intervención
Durante su estancia en México, como miembro de la infantería que viajó con los
emperadores Maximiliano y Carlota, Philippe Lédemé escribió una serie de cartas
en las que narraba a sus padres sus impresiones acerca de la intervención francesa
en México. Aquí unos fragmentos de ellas:
"Mi querido padre... No me gusta la manera que tiene nuestro gobierno de
hablar del pueblo mexicano y lo poco que he leído de la historia de México, y lo
que dice de Juárez la gente calmada, me había convencido de que es uno de los
más honestos presidentes.
Mi querido padre, los liberales contra los cuales gritamos tanto, tienen más de una buena razón a su
favor y conocen mejor que nosotros la historia de Francia, especialmente la parte de la Revolución. Su lucidez
en cuanto a la política francesa es notable. Dicen que el tiempo abrirá nuestros ojos para probarnos que
hemos metido la pata..."
Tomado de Jean Meyer, Yo, el francés. Biografías y crónicas. La intervención en primera persona, México, Tusquets, 2002, p. 156.

También podría gustarte