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UNIDAD N° 1

INTRODUCCIÓN AL DERECHO DE LAS OBLIGACIONES.


LA RELACIÓN JURIDICA OBLIGACIONAL

1. NOCIONES PRELIMINARES:
Concepto de relación:
Relación es la conexión entre dos entes que se vinculan el uno con el otro. Dicha relación
puede darse entre dos sujetos, entre un sujeto y una cosa o, inclusive, entre dos cosas. La
relación supone el enlace o unión entre ambos· elementos.
Las relaciones que conectan a dos o más personas se denominan relaciones intersubjetivas.
Éstas pueden ser de distinta naturaleza y no alcanzar necesariamente la categoría de
relación
jurídica.
Existen relaciones intersubjetivas que no trascienden al plano jurídico, al no ser
consideradas por el ordenamiento como propias de tutela; así, por ejemplo, las relaciones
de amistad, de
afecto, de compañerismo o puramente sociales. Ello no impide, por cierto, que puedan ser
aprehendidas por otros órdenes normativos, como la moral o la religión.
Relación jurídica
a) Caracterización: Es aquella especie de relación intersubjetiva en virtud de la cual
determinados supuestos de hecho son considerados por el legislador aptos para satisfacer
ciertos intereses dignos de protección, reconociéndose, en consecuencia, una tutela estable
y organizada que se plasma en los correlativos derechos y deberes (Moisset de Espanés).
¿Qué conexiones establecidas o reguladas por el ordenamiento jurídico generan una
relación jurídica? Algunos sostienen que esta relación debe darse entre personas
enfrentadas, uno con derechos y otro con deberes.
Otros afirman que también puede existir una relación jurídica entre un sujeto y una cosa,
como en los derechos reales. Creemos que este tema requiere precisiones conceptuales
para resolver el conflicto aparente.
En toda relación jurídica existen conexiones jurídicas, tanto externas como internas, que
deben ser separadas conceptualmente. El lado externo de la relación involucra las
conexiones establecidas por el ordenamiento jurídico entre el sujeto activo y el resto de la
comunidad, quienes tienen un deber general de respetar las relaciones jurídicas ajenas.
Este deber se aplica en todo tipo de relación jurídica, ya sea patrimonial o extrapatrimonial.
Por otro lado, el lado interno de la relación jurídica se refiere a las conexiones específicas
que varían dependiendo del tipo de relación, como ocurre en los derechos reales y de
crédito.
En la relación jurídica obligacional, el vínculo interno existe entre el acreedor y el deudor,
donde el primero tiene el derecho de recibir una prestación específica del segundo.
Además, hay un enlace externo entre el titular del derecho de crédito y el resto de la
comunidad, quienes tienen el deber de respetar esta relación jurídica.
Por otro lado, en el derecho real, que implica una relación directa e inmediata entre el
titular del derecho y una cosa, encontramos diferencias notables en el plano interno. En
términos cuantitativos, el deber de respeto en este tipo de relación es aún mayor debido a
las formas de publicidad utilizadas.
La relación jurídica engloba derechos subjetivos, deberes jurídicos, créditos y deudas, y
tiene un contenido formado por derechos y deberes emergentes.

b) Contenido de la relación jurídica:


El contenido de una relación jurídica implica la existencia de poderes jurídicos, los cuales
pueden ser derechos subjetivos, potestades o facultades.
Los derechos subjetivos son situaciones de poder institucionalizadas por el ordenamiento
jurídico, que otorgan facultades a su titular.
Las potestades, por otro lado, se reconocen a una persona para la defensa de los intereses
de otros. Su ejercicio y defensa están sujetos a los intereses que se busca proteger.
Las facultades son posibilidades de actuación reconocidas por el sistema a una persona, ya
sea como contenido de un derecho subjetivo más amplio o independientemente de
cualquier derecho. La acción se refiere a la posibilidad de una persona de acudir a los
organismos jurisdiccionales y solicitar una decisión.
También puede existir un deber jurídico, que implica ajustar la conducta a lo establecido por
el ordenamiento jurídico, y se acompaña de responsabilidad y consecuencias por su
incumplimiento. Es importante tener en cuenta que no todos los deberes jurídicos
corresponden a un derecho subjetivo, ya que algunos no tienen titularidad específica.
En estos casos, el deber cae fuera de la relación jurídica y se manifiesta como una
consecuencia de la norma.
c) Las relaciones jurídicas patrimoniales: Relación real y relación personal (obligacional):
Las relaciones jurídicas se clasifican en patrimoniales y extrapatrimoniales. Las
patrimoniales involucran bienes o intereses económicos, mientras que las
extrapatrimoniales no tienen relación con la economía.
Las relaciones patrimoniales abarcan la asignación de bienes y las transacciones
económicas, mientras que las extrapatrimoniales se refieren a aspectos personales y
familiares. Algunos autores incluyen los derechos intelectuales en las relaciones
patrimoniales.
En resumen, las relaciones jurídicas se dividen en patrimoniales (económicas) y
extrapatrimoniales (no económicas).
LA OBLIGACIÓN
El código civil y comercial, con claro sentido normativo, define la obligación en su artículo
724: "La obligación es una relación jurídica en virtud de la cual el acreedor tiene el derecho
a exigir del deudor una prestación destinada a satisfacer un interés lícito y, ante el
incumplimiento, a obtener forzadamente la satisfacción de dicho interés".
La norma pone de manifiesto los rasgos más relevantes de la figura:
a) Señala los dos aspectos de la relación jurídica obligatoria: el crédito, como derecho
subjetivo, y la deuda, como deber jurídico.
b) Evidencia cuáles son los elementos esenciales o estructurales internos de la obligación
(sujetos, objeto y vínculo) que sumados a la causa (elemento esencial, pero externo)
dan plenitud al fenómeno que nos ocupa.
c) Remarca la verdadera estructura institucional de la obligación, en la que armónicamente
aparecen el débito y la responsabilidad como tramos de una misma relación obligatoria.
d) No pierde de vista la estrecha relación que existe entre la prestación debida por el
deudor y el interés lícito del acreedor que ella tiende a satisfacer. Deber del deudor y
derecho del acreedor son, por ende, dos facetas, anverso y reverso de una misma relación
jurídica, que no pueden ser ponderados aisladamente, aunque sean motivo de frecuente
disección con fines didácticos.
Crédito y deuda. Remisión
La obligación tiene dos polos: el activo y el pasivo. En el primero encontramos al crédito y
en el segundo a la. deuda. Se trata de dos situaciones jurídicas conceptualmente distintas,
pero
inescindiblemente conectadas entre sí. El estudio en profundidad de crédito y deuda es
realizado en el Capítulo X, B, de esta obra, adonde remitimos.
Terminología: La expresión "obligación" es la más adecuada para denominar la institución
que estudiamos en el ámbito jurídico. Esta expresión refleja de manera más completa y
precisa el fenómeno que nos ocupa.
Otras denominaciones como "derecho creditorio" o "derecho personal" resultan menos
apropiadas, ya que no abarcan la complejidad y riqueza de esta institución en sus efectos.
Además, la denominación "derecho personal" resulta equívoca, ya que incluye derechos
inherentes a la persona y relaciones familiares que no tienen contenido patrimonial.
Deberes Juridicos Obligacionales y No Obligacionales:
a) Deberes Jurídicos Obligacionales: Estos son deberes que generan una obligación
legalmente exigible de una parte hacia otra. En otras palabras, implican la existencia
de una relación jurídica en la que una persona (el deudor) tiene la obligación de
cumplir con una prestación a favor de otra persona (el acreedor). Por ejemplo, en un
contrato de compraventa, el vendedor tiene la obligación de entregar el bien al
comprador, mientras que el comprador tiene la obligación de pagar el precio
acordado.
b) Deberes Jurídicos No Obligacionales: Estos son deberes que no generan una
obligación exigible legalmente. Aunque una persona puede tener ciertos deberes
éticos, morales o sociales, no están respaldados por la ley de la misma manera que los
deberes obligacionales. En otras palabras, no existe una relación jurídica que imponga
una obligación específica de cumplir con una determinada acción. Por ejemplo, el
deber moral de ayudar a una persona necesitada puede existir, pero no
necesariamente conlleva una obligación legal de hacerlo.
Esta distinción es importante en el análisis jurídico para determinar la naturaleza y el
alcance de las obligaciones entre las partes involucradas en una relación jurídica.

2. IMPORTANCIA DEL DERECHO DE LAS OBLIGACIONES:


La obligación es fundamental en la sociedad moderna para lograr objetivos individuales y
sociales. Tiene características económicas y sociales diferentes a los derechos reales, ya que
se enfoca en la cooperación prometida entre las personas.
A través de la obligación, se permite la cooperación social para satisfacer diversos intereses,
siendo fundamental para el intercambio y distribución de bienes y servicios. Además,
facilita la transmisión de derechos reales.
Desde el punto de vista social, la obligación proporciona un marco adecuado para la
cooperación necesaria entre individuos en la búsqueda de diferentes metas.
Definición de Obligación: La obligación es una relación jurídica en virtud de la cual el
acreedor tiene el derecho a exigir del deudor una prestación destinada a satisfacer un
interés lícito y, ante el incumplimiento, a obtener forzadamente la satisfacción de dicho
interés. (ARTÍCULO 724 CCyCN)
Antecedentes históricos:
1. Derecho Romano:
 En el derecho romano, la obligatio era una institución fundamental que
abarcaba tanto obligaciones contractuales como extracontractuales.
 Las obligaciones se entendían como lazos jurídicos que vinculaban a las partes
a realizar ciertas acciones o abstenerse de otras, con el fin de cumplir con sus
deberes legales.
 Los romanos distinguían entre obligaciones civiles, que eran vinculantes en
virtud del derecho civil y podían ser exigidas en los tribunales, y obligaciones
naturales, que no tenían una base legal sólida pero que aún así podían generar
ciertos deberes morales.
2. Derecho Germánico:
 En las sociedades germánicas, las obligaciones solían estar arraigadas en lazos
personales, familiares y comunitarios más que en instituciones legales
formales.
 Las obligaciones estaban fuertemente influenciadas por las relaciones sociales
y las estructuras tribales, donde el honor y la lealtad personal desempeñaban
un papel crucial.
 La idea de obligación se extendía más allá de las transacciones comerciales y
legales, abarcando deberes hacia la familia, el clan y la comunidad.
Conceptualización moderna:
1. Teoría de la obligación contractual:
 En la conceptualización moderna, la obligación contractual es central en el
derecho civil.
 Se basa en la teoría del consenso de las partes, donde una obligación surge
cuando las partes acuerdan voluntariamente los términos de un contrato.
 Las partes están legalmente obligadas a cumplir con los términos acordados, y
la violación de estos términos puede dar lugar a acciones legales para hacer
cumplir el contrato y obtener reparación por incumplimiento.
2. Teoría de la responsabilidad civil:
 Además de las obligaciones contractuales, la responsabilidad civil impone
obligaciones derivadas de actos ilícitos.
 Cuando una persona causa daño a otra debido a una acción negligente,
maliciosa o ilegal, surge una obligación de reparar el daño causado.
 Esta obligación se basa en el principio de justicia distributiva y busca
restablecer a la parte perjudicada a su posición original antes del daño.
3. Teoría de la obligación moral:
 Junto con las obligaciones legales, existen obligaciones morales que pueden no
estar respaldadas por la ley pero que aún son consideradas moralmente
vinculantes.
 Estas obligaciones pueden surgir de promesas informales, deberes éticos y
responsabilidades sociales que una persona reconoce como parte de su
conciencia y sentido de la moralidad.
 Aunque no puedan ser legalmente exigibles, las obligaciones morales a
menudo influyen en el comportamiento humano y en las interacciones
sociales.
En resumen, la noción de obligación ha evolucionado significativamente desde sus raíces en
el derecho romano y germánico hasta las teorías modernas de la obligación contractual, la
responsabilidad civil y las obligaciones morales. Estas diferentes perspectivas reflejan la
complejidad y la riqueza del concepto de obligación en el derecho y en la sociedad en
general.
Doctrina Subjetiva:
Esta concepción fue sustentada inicialmente por Savigny, para quien el derecho subjetivo
era un poder o señorío de la voluntad. Trasladada la cuestión al derecho de crédito: ¿sobre
qué se ejerce o materializa ese señorío? Una primera respuesta, basada en las primitivas
formulaciones romanas de obligación, lo proyecta sobre la propia persona del deudor. La
obligación como sujeción personal, corporal; la persona del deudor como asiento de la
relación obligatoria.
En contraposición, el derecho real es concebido como un señorío sobre una cosa,
gestándose de tal modo una contraposición rigurosa entre ambas figuras. Semejante
criterio sólo podía admitirse dentro de un contexto rudimentario, como el que caracterizaba
al nexum en el derecho romano. Tal valoración deja de tener relieve cuando opera la
evolución del concepto obligación y, específicamente, cuando ésta es concebida con una
perspectiva distinta, que pone acento en el patrimonio del deudor antes que en su persona
misma
Ante este proceso evolutivo natural, las doctrinas subjetivistas corrigen su punto de partida
originario proclamando que el poder o señorío del acreedor no recae sobre la persona del
deudor (ya que éste es un ser libre por naturaleza y no susceptible de ser tratado como una
cosa), sino sobre ciertos actos o comportamientos suyos · que, como consecuencia del
vínculo obligatorio, resultarían sustraídos de su ámbito de libertad natural plena para
quedar bajo el poder o sometimiento del titular del derecho de crédito.
El derecho de crédito se proyectaría, de tal modo, sobre uno o varios actos del deudor:
aquellos que configuran la prestación. Se ha observado a este razonamiento que la libertad
humana es indivisible y que por ser dichos actos del deudor manifestación de esa
personalidad no serían susceptibles de poder o sometimiento alguno. No es posible hablar
de señorío sobre ciertos actos del deudor cuando su realización depende de su exclusiva
voluntad.
Trasladar las relaciones de dominación, que son establecidas sobre las cosas, al campo de la
personalidad importa una idea inaceptable.
Doctrinas objetivas
La percepción de que sería incorrecto considerar que el derecho del acreedor constituye un
derecho sobre la persona o sobre ciertos actos emanados de ella llevó a otros autores a
buscar bases distintas para el derecho de crédito y a trasladar el epicentro de la relación
obligatoria desde el aspecto personal (débito) al aspecto patrimonial, entendido éste como
un resultado económico.
Las corrientes objetivas centraron la cuestión en tomo al crédito y procuraron definirla
buscando su objeto en el patrimonio del deudor.
Sus formulaciones han sido muy variadas. Para algunos, el objeto del derecho del acreedor
es el valor de la cosa debida (Koeppen); para otros, lisa y llanamente, el bien debido (Betti,
Camelutti, Nicolo); no faltan quienes proclaman que el objeto es el patrimonio del deudor
en general (Rocco, Gaudemet, Pacchioni).
En suma: derecho sobre el patrimonio para obtener la prestación o su correspondiente
indemnización. Dentro de este proceso, la corriente más relevante en procura de asignar
preeminencia al elemento patrimonial ha sido la doctrina del débito y la responsabilidad.
De ella nos ocuparemos seguidamente.
En Argentina, la distinción entre deber jurídico y obligación se encuentra regulada en el
Código Civil y Comercial de la Nación (CCC).
Distinción entre Deber Jurídico y obligación. Definición legal:
Deber jurídico: El deber jurídico se define en el artículo 901 del CCC como la conducta que
un sujeto debe observar frente a otro, en virtud de una norma jurídica. Es decir, es la carga
que pesa sobre una persona de realizar o no realizar una determinada acción.
Obligación: La obligación se define en el artículo 725 del CCC como la relación jurídica que
existe entre dos o más personas, en virtud de la cual una de ellas (el deudor) está obligada a
realizar una prestación a favor de la otra (el acreedor).

Distinción: La principal diferencia entre el deber jurídico y la obligación en Argentina es que


el deber jurídico es un concepto general, mientras que la obligación es un concepto
específico.
El deber jurídico es un concepto más amplio que abarca todas las conductas que los sujetos
están obligados a seguir en virtud de las normas jurídicas. En cambio, la obligación es un
concepto más específico que se refiere a la relación jurídica que existe entre dos o más
personas.

Ejemplos:
El deber jurídico de no matar es un concepto general que se refiere a la conducta que todos
los sujetos están obligados a seguir en virtud del Código Penal.
La obligación de pagar una deuda es un concepto específico que se refiere a la relación
jurídica que existe entre el deudor y el acreedor.
Otras diferencias:
Sujetos: El deber jurídico puede ser unilateral (solo afecta a un sujeto) o bilateral (afecta a
dos o más sujetos). La obligación siempre es bilateral.
Objeto: El objeto del deber jurídico puede ser una conducta (hacer o no hacer algo) o un
resultado (conseguir un determinado fin). El objeto de la obligación siempre es una
prestación (algo que el deudor debe entregar o realizar al acreedor).
Sanción: El incumplimiento del deber jurídico puede dar lugar a una sanción, como una
multa o una pena de prisión. El incumplimiento de la obligación puede dar lugar a una
responsabilidad civil, como el pago de daños y perjuicios.
Es importante tener en cuenta que esta distinción puede variar según la rama del derecho.

3. CONTENIDO DE LA RELACIÓN OBLIGACIONAL


El Credito y la Deuda: El concepto de obligación debe ser valorado considerando el análisis
completo del fenómeno. Es necesario evitar posturas limitadas que se centran únicamente
en la perspectiva del deudor o del acreedor, ya que esto genera conceptos equivocados e
incompletos para comprender el instituto en su totalidad.
Se debe enfocar tanto en el crédito como en la deuda, comprendiendo los derechos del
acreedor y las obligaciones del deudor. La relación jurídica entre ellos implica una conexión
y dependencia mutua. En todo momento, la posición del deudor se contrapondrá a la del
acreedor, estableciendo una relación obligatoria.
La deuda como deber jurídico específico: Está caracterizada esencialmente por el deber
jurídico específico y de contenido patrimonial que asume el, deudor, denominado
prestación, cuya realización tiende a satisfacer un interés del acreedor.
Este deber jurídico presenta características propias y específicas, que permiten diferenciarlo
de otras especies de deberes jurídicos: tiene especificidad, contenido patrimonial y está
directamente orientado a satisfacer el interés de otro. Su inejecución importa una lesión en
sentido amplio al interés tutelado, y abre las vías de tutela satisfactiva resolutoria y, en su
caso, resarcitoria que prevé el ordenamiento jurídico.
Situación Deudora comprende:
1. Los deberes secundarios de conducta son una parte importante de la situación de deuda.
Además del deber central de prestación, existen otros deberes accesorios y
complementarios que amplían el contenido de la obligación principal. Estos deberes,
también conocidos como deberes de protección o deberes de conducta, tienen la finalidad
de afectar directamente la conducta relacionada con el cumplimiento de la obligación. Se
insertan en la obligación para colaborar en la concreción de la prestación y se relacionan
estrechamente con ella.

Los deberes de conducta pueden asumir cierta independencia de la obligación principal en


función de su finalidad, en cuyo caso serían considerados obligaciones distintas. Un ejemplo
de esto es la obligación de información.
Enumerar todos los posibles deberes de conducta, que se generan bajo el principio de la
buena fe, es una tarea exhaustiva debido a su multiplicidad y diversidad. Sin embargo, es
importante destacar su existencia e importancia en la vida de la relación obligatoria, ya que
su entidad y número dependen de las circunstancias específicas de cada caso.
El tratamiento detallado de estos deberes se realizará en otra sección de esta obra. En
resumen, los deberes secundarios de conducta son formas de colaboración que amplían el
contenido de la obligación principal y están estrechamente conectados con la realización de
la prestación. Su importancia y número varían según las circunstancias del caso.
2. Los derechos del deudor. - El deudor no sólo tiene deberes. Tiene también derechos y
facultades, en algunos casos de mucha importancia. Así, por ejemplo, el derecho de pagar,
el de liberarse, la posibilidad de constituir en mora al acreedor; la facultad de determinar la
prestación en ciertas obligaciones de objeto relativamente indeterminado, etcétera
Esta visión ha sido impugnada por algunos autores, para quienes, técnicamente no cabría
hablar de derechos del deudor en sentido estricto. La explicación de tales prerrogativas
(que, por cierto, en modo alguno son negadas) debería ser buscada dentro de aquellas
posibilidades de actuación que el sistema le reconoce en función de su status como deudor.
Conforme a esta perspectiva, se niega que ellas constituyan facultades, por cuanto no hay
formas de ponerlas en conexión con el contenido de derecho subjetivo alguno. Se trataría
de "meras emanaciones, consecuencias obligadas o mecanismos instrumentales que la
ratio iuris y, desde luego, la norma positiva pone a su disposición para humanizar, favorecer
y facilitar el cumplimiento del deber que soporta, al objeto de que tenga lugar de la manera
más fácil posible y con la menor carga traumática".
El deudor no tendría, de tal modo, la facultad de liberarse, sino que ello sería, simplemente,
la instrumentación del deber de prestación que soporta.
Situación Acreedora:
1. El crédito como derecho subjetivo. - El derecho de crédito es un verdadero derecho
subjetivo. El acreedor tiene mucho más que una expectativa de conducta futura del deudor.
Dispone, desde la gestación misma de la obligación, de un poder jurídico de actuación para
la satisfacción de su interés.
El derecho de crédito no sólo se integra con el derecho del acreedor a la prestación y con el
poder de agresión patrimonial sobre los bienes del deudor que el sistema le reconoce en
caso de incumplimiento. Tiene otros poderes que se materializan en un complejo haz de
facultades y también de deberes.
"El crédito es, ante todo, una situación jurídica compleja (. ..) donde confluyen facultades,
pero donde confluyen también cargas y deberes".
Por lo tanto: el. derecho de crédito es más que la mera facultad de poder exigir el
cumplimiento de la prestación. Se integran dentro del mismo un cúmulo relevante de
poderes que el sistema concede para la tutela y logro de su interés, que van más allá de
aquella trascendente Prerrogativa, y que, en todos los casos, se orientan naturalmente a
plasmarla.
Estas facultades no tienen autonomía y sólo asumen un carácter complementario del
derecho a la prestación principal, desde el mismo momento en que pierden sentido
disociados de aquél.
El derecho de crédito representa el punto de convergencia de los distintos poderes del
acreedor. Entre ellos, destacamos por su importancia, las facultades de disposición del
crédito, sea transmitiéndolo a terceros, afectándolo a garantías o renunciando o
condonando la deuda; de conservación del mismo; de resolución del acto negocial frente al
incumplimiento del deudor (arts. 1204, Cód. Civil y 216, Cód. de Comercio); de conservación
de la solvencia del deudor. El verdadero valor del derecho del acreedor no está en el hecho
de que se le reconozca que el patrimonio del deudor es su garantía, sino en que pueda velar
por la aptitud del patrimonio para poder cumplir. "Un deudor solvente es un deudor
responsable".
2. Los límites del derecho de crédito. - El derecho de crédito tiene, como todo derecho
subjetivo, límites que deben ser bien precisados.
a) El primero está dado por la naturaleza de la prestación debida, cuya ponderación
requiere de apreciación de circunstancias de persona tiempo y lugar. Transgrede los
confines de su derecho quien pretende, por ejemplo, que el deudor cumpla con algo
diferente o con una modalidad distinta.
b) El segundo límite surge de la propia función económica y social para la cual le ha sido
reconocido su derecho (art. 1071, Cód. Civil).
c) El principio de la buena fe que constituye el marco en el cual se despliegan las relaciones
obligatorias. El acreedor debe ejercitar sus derechos (y cumplir con las cargas pertinentes)
obrando de buena fe (art. 1198, Cód. Civil ).
d) El orden público de protección se erige también en un factor limitativo del derecho de
crédito, imponiendo conductas imperativamente, en importantes ámbitos del derecho
privado y acotando la extensión de ciertas prerrogativas.
3. Las cargas del acreedor. - También pesan sobre el acreedor ciertos deberes, que algunos
llaman deberes de colaboración, y otros simplemente cargas del acreedor, que son
presupuesto indispensable, muchas veces, para el acto de ejercicio de su derecho. Se ha
observado que más que tratarse de un "deber", estaríamos en presencia de un "tener que"
para "poder hacer.
Dicho de otro modo, estos deberes de cooperación actúan como un requisito o
presupuesto necesario para el ejercicio de una facultad: exigir la prestación. Y son
impuestos; muchas veces, por aplicación de las reglas de la buena fe: Entre ellos
mencionamos por su importancia:
a) Las llamadas cargas de colaboración para que el deudor pueda cumplir (v. gr., hacerse
presente en el lugar de pago para recibir la cosa en una obligación de dar; posar para que el
pintor pueda efectuar el retrato del acreedor en una obligación de hacer; poner las
condiciones necesarias, cuando ello sea pertinente, para que el deudor cumpla, por
ejemplo si alguien contrata un albañil para arreglar el baño de su casa, debe facilitarle la
entrada, etcétera).
b) La carga de examinar diligentemente la prestación ya realizada. Estos aspectos tienen
importancia en materia de locación de obra, donde el acreedor puede rehusar la recepción
de la misma si tiene vicios manifiestos.
c) La carga de información que impone el deber de comunicar ciertos acontecimientos, cuyo
conocimiento es de interés para las partes. Tal lo que ocurre en materia de mora en
obligaciones a plazo incierto, conforme habremos de desarrollarlo más adelante.
d) Carga de facilitar liberación del deudor, realizando los actos pertinentes para posibilitar
que éste pueda cumplir y alcanzar la liberación sin riesgos (v. gr., otorgar el recibo
pertinente).

4. NATURALEZA JURIDICA DE LA OBLIGACION.


a) Teoria Subjetiva: Las doctrinas subjetivas, defendidas por Savigny, sostenían que el
derecho subjetivo era un poder de la voluntad. En el caso del derecho de crédito, había un
debate sobre en qué se ejerce ese poder.
Una respuesta inicial se basaba en la obligación donde el deudor era considerado como el
asiento de la relación obligatoria. En contraposición, el derecho real se concebía como un
poder sobre una cosa. Este criterio solo era válido en un contexto rudimentario, como el
nexum en el derecho romano. Sin embargo, esta valoración pierde relevancia cuando se
evoluciona el concepto de obligación, enfocándose en el patrimonio del deudor en lugar de
su persona.
Las doctrinas subjetivistas sostienen que el poder del acreedor no recae sobre la persona
del deudor, sino sobre ciertos actos o comportamientos del deudor que están involucrados
en el vínculo contractual. Estos actos quedan bajo el control del acreedor, dejando al
deudor limitado en su libertad natural.
Sin embargo, se argumenta que la libertad humana es indivisible e inmutable, y que los
actos del deudor son manifestaciones de su personalidad, no sujetas a dominación. Por lo
tanto, no se puede hablar de control sobre los actos del deudor, ya que son realizados por
su propia voluntad. Transferir las relaciones de dominación del campo de las cosas al ámbito
de la personalidad es inaceptable.
b) Teoría Objetiva: El enfoque de las doctrinas objetivas se basa en la idea de que el
derecho del acreedor no se refiere a la persona o a ciertos actos de ella, sino al aspecto
económico o patrimonial.
Estas corrientes buscan definir el crédito en relación al patrimonio del deudor, y han tenido
diversas formulaciones a lo largo del tiempo.
En el siglo XIX, el jurista alemán Brinz argumentó que la acción del deudor no puede ser
objeto de un derecho del acreedor, ya que es algo instantáneo y efímero, sin proyección
más allá de sí mismo. Según esta perspectiva, el comportamiento humano es libre e
incoercible, y constituye una fase preliminar de la responsabilidad que solo es relevante
desde una perspectiva jurídica. Por lo tanto, el deudor no solo es responsable, sino que
también está sujeto a la actividad del acreedor o de los tribunales estatales.
En base a esta premisa, sostuvo que:
1. El patrimonio y su titular constituyen una realidad indisoluble, una misma cosa, por lo
que la obligación personal del deudor sólo se mantiene mientras subsistan en el patrimonio
bienes destinados a satisfacer las acreencias.
2. El deber de prestación tiene una importancia menor, secundaria, hipotética, pues el
deudor cumplirá si no quiere incurrir en irresponsabilidad. La etapa de débito es valorada
como una mera fase previa o anterior a la de responsabilidad.
Brinz formula sus aportes a la teoría del débito y la responsabilidad. Según Brinz, la
obligación termina siendo el derecho sobre el patrimonio del deudor. La idea de "deber" se
reemplaza por "estado de subordinación" y la de sujeción por responsabilidad. Esto implica
que el patrimonio del deudor está subordinado al poder de agresión patrimonial del
acreedor en caso de incumplimiento.
Estas doctrinas conducen a la teoría del deber libre, que propone la idea de un supuesto
deber no ilícito y sin sanciones. Esta doctrina se opone a la de Savigny, ya que el poder del
acreedor no depende de la voluntad del deudor, sino de los medios supletorios establecidos
por el ordenamiento jurídico. No hay derecho sobre la persona, o sobre ciertos actos de la
persona, sino sobre los medios supletorios que el ordenamiento reconoce para agredir el
patrimonio del deudor.
Las ideas de Brinz condujeron a otras, que buscaron establecer un elemento más específico
para el objeto del derecho del acreedor. Surgieron las concepciones objetivistas centradas
en valores económicos concretos. Algunos sostienen que el objeto del derecho del acreedor
es el valor de la deuda, mientras que otros consideran que es simplemente el bien debido.
También hay quienes sostienen que el objeto es el patrimonio del deudor en general. En
resumen, se busca el derecho sobre el patrimonio para obtener la prestación o su
correspondiente indemnización. Algunas doctrinas diluyen la idea de que la relación
obligatoria se da entre dos personas, reemplazándola exageradamente por una supuesta
relación entre dos patrimonios.
Esta evolución lleva a superar la distinción entre obligaciones y derechos reales,
considerando la obligación como un derecho real de garantía similar a la prenda. Dentro de
este proceso, la corriente más relevante ha sido la doctrina del débito y la responsabilidad,
al menos en su concepción original.
c) Teoría del Debito y la responsabilidad: El origen de la obligación civil en Alemania se
expandió rápidamente a través de Europa, especialmente en Italia. Se distinguen dos
elementos en toda obligación: la deuda y la responsabilidad. La deuda se refiere al período
desde el nacimiento de la obligación hasta el incumplimiento, durante el cual el acreedor
tiene un control limitado sobre el patrimonio del deudor. Durante este tiempo, el acreedor
solo puede oponerse a acciones que reduzcan irregularmente el patrimonio del deudor,
como la simulación, el fraude y la subrogación.
Sin embargo, cuando ocurre el incumplimiento, el acreedor tiene derecho a agredir el
patrimonio del deudor para satisfacer la pérdida económica causada por el incumplimiento.
Pacchioni sostiene que esto no cambia la naturaleza del derecho del acreedor, ya que la
ejecución solo es la forma en que se manifiesta según la ley. Por lo tanto, hay dos etapas
distintas en la relación obligatoria: una estática (conservación) y otra dinámica (garantía).

Aunque la deuda y la responsabilidad suelen estar presentes juntas, es posible concebir


situaciones excepcionales en las que uno esté presente sin el otro, siempre y cuando se
cumplan las bases normativas. Se habla así de supuestos de deuda sin responsabilidad, para
explicar el fenómeno de las llamadas obligaciones naturales (art. 515, Cód. Civil), a reserva
de que se acepte su juridicidad.
Inversamente se mencionan supuestos de responsabilidad sin deuda, para explicar,
equivocadamente en nuestra opinión, el caso del fiador o del tercero poseedor de una cosa
hipotecada.
El primero es deudor, obligado accesoriamente por un tercero, pero deudor al fin. Es por
eso que la deuda puede serie exigida, una vez ejecutados los bienes del deudor (art. 2012,
Cód. Civil).
En el segando supuesto, el tercer poseedor de un inmueble hipotecado sufre las
consecuencias de la ejecución por la virtualidad propia de la garantía, hipotecaria y no por
haber contraído una responsabilidad sin deuda. También se mencionan supuestos de deuda
con responsabilidad limitada, en materia de aceptación de la herencia con beneficio de
inventario (art. 3371, Cód. Civil); o en la mayoría de los supuestos de obligaciones propter
rem que habremos de analizar más adelante; o en el caso de fideicomiso (art. 14, ley
24.441); etcétera.
5. Teoría General de las Obligaciones en el Derecho Privado: Método del Código Civil y
Comercial
a) Concepto de Obligación (Art. 724 CCC):
 Relación jurídica: vínculo entre dos o más personas.
 Sujetos:
o Acreedor: titular del derecho a exigir la prestación.
o Deudor: obligado a realizar la prestación.
 Objeto: la prestación que debe realizar el deudor (dar, hacer o no hacer).
 Causa: el motivo o razón por la cual surge la obligación.
 Finalidad: satisfacer un interés lícito del acreedor.
b Elementos esenciales de la obligación (Art. 725 CCC):
 Capacidad: aptitud para ser titular de derechos y obligaciones.
 Consentimiento: libre manifestación de la voluntad.
 Objeto: lícito, posible, determinado o determinable.
 Causa: lícita.
c) Clasificación de las obligaciones:
 Según el objeto:
o De dar: entrega de una cosa (Art. 771 CCC).
 Cosa cierta: individualizada (Art. 772 CCC).
 Cosa fungible: genérica (Art. 773 CCC).
o De hacer: realización de una actividad (Art. 774 CCC).
o De no hacer: abstención de una conducta (Art. 775 CCC).
 Según la fuente:
o Contractuales: nacen de un contrato (Art. 957 CCC).
o Extracontractuales: nacen de un hecho ilícito (Art. 1708 CCC).
 Según la pluralidad de sujetos:
o Unilaterales: un solo deudor o un solo acreedor.
o Bilaterales: un deudor y un acreedor con obligaciones recíprocas.
 Según la responsabilidad del deudor:
o De medios: el deudor se obliga a realizar una actividad con diligencia pero no
garantiza el resultado (Art. 777 CCC).
o De resultado: el deudor se obliga a obtener un resultado específico (Art. 776
CCC).
d) Fuentes de las obligaciones (Art. 726 CCC):
 Ley: normas jurídicas que establecen obligaciones.
 Contrato: acuerdo de voluntades que genera obligaciones.
 Hecho ilícito: acto que causa daño y genera la obligación de resarcirlo.
 Enriquecimiento sin causa: obtención de un beneficio sin justificación legal que
genera la obligación de restituirlo.
e) Efectos de las obligaciones:
 Cumplimiento: el deudor debe realizar la prestación en el tiempo, modo y lugar
pactados (Art. 865 CCC).
 Mora: el deudor retarda el cumplimiento de la obligación (Art. 886 CCC).
 Daños y perjuicios: el deudor debe resarcir al acreedor por los daños causados por el
incumplimiento (Art. 1708 CCC).
 Excepción de incumplimiento: el deudor puede negarse a cumplir su obligación si el
acreedor no cumple la suya (Art. 1202 CCC).
f) Extinción de las obligaciones:
 Pago: el deudor cumple con la prestación (Art. 865 CCC).
 Novación: las partes acuerdan sustituir una obligación por otra (Art. 876 CCC).
 Compensación: las partes tienen obligaciones recíprocas y se extinguen hasta el
monto de la menor (Art. 878 CCC).
 Remisión: el acreedor perdona la deuda al deudor (Art. 874 CCC).
 Prescripción: el derecho del acreedor a exigir el cumplimiento de la obligación se
extingue por el transcurso del tiempo (Art. 2566 CCC).
g) Método del Código Civil y Comercial:
 Expositivo-analítico: combina la enumeración con la definición.
 Claridad y precisión: lenguaje accesible y técnico.
 Sistematicidad: orden lógico y coherente de las normas.
 Actualización: incorporación de las últimas tendencias del derecho.
h) Ejemplos de artículos del Código Civil y Comercial:
 Art. 724: Concepto de obligación.
 Art. 725: Elementos

6. Obligación Proptem Rem


Las obligaciones propter rem, también conocidas como ob rem o reales, surgen debido a
una relación de dominio o posesión sobre un objeto. Estas obligaciones se imponen de
manera indefinida al poseedor de dicho objeto.
Para que se genere esta obligación, es necesario que exista previamente una relación
posesoria o un derecho real sobre el objeto en cuestión. Sin esta conexión, no puede surgir
la obligación propter rem. Sin embargo, se ha señalado que no es estrictamente el derecho
real o la relación posesoria lo que da origen a esta obligación, sino que esta surge debido a
un evento adicional que, junto con la situación de señorío, es considerado como el hecho
que hace nacer la obligación.
Por lo tanto, la obligación propter rem no surge sin la conexión con un objeto, pero
requiere de una causa generadora apropiada, al igual que otras relaciones obligatorias.
Se mencionan en doctrina como ejemplos de estas obligaciones: la obligación de contribuir
en los gastos de conservación del muro medianero y el crédito correlativo (art. 2726, Cód.
Civil); las concernientes a cercos, zanjas u otras separaciones de los terrenos en cuanto le
fueren aplicables las disposiciones referidas a paredes o muros medianeros (art. 2744, Cód.
Civil); la obligación de contribuir a los gastos de conservación o reparación de la cosa común
(art. 2685, Cód. Civil); la obligación de los propietarios de unidades en propiedad horizontal
de contribuir al pago de expensas comunes y primas de seguro total del edificio (art. 17, ley
13.512), etcétera.
a) Caracteres. - La doctrina atribuye dos caracteres fundamentales a las obligaciones
propter rem, uno de los cuales, sin embargo, se dice, puede no estar presente en algunos
casos: ellos son la ambulatoriedad y la facultad de abandono de la cosa.
1) La ambulatoriedad: La calidad de acreedor o deudor se basa en una relación de posesión
o dominio sobre una cosa. Cuando se transfiere la propiedad o posesión de la cosa a un
tercero, también se transfiere la calidad de acreedor o deudor.
Esto se aplica a las obligaciones propter rem, donde la obligación viaja con la cosa. Por
ejemplo, si un condómino (deudor) adeuda gastos de mantenimiento a otro condómino
(acreedor) y transfiere su derecho a un tercero, también transfiere la deuda. Del mismo
modo, si el condómino acreedor transfiere su derecho a otra persona, también se transfiere
el crédito. La obligación nace con sujetos determinados, pero pueden cambiar a medida que
se transmita el dominio o la posesión de la cosa. Esto puede ocurrir sin acuerdo entre las
partes, ya que existen bases normativas suficientes. Por lo tanto, se les llama obligaciones
ambulatorias.
2. Abandono de la cosa: Algunas obligaciones propter rem presentan, además, otra
característica: el deudor puede liberarse haciendo abandono de la cosa a favor de la otra
parte. Se trata de un abandono traslativo que tiene un efecto específico: beneficiar a quien
recibe la cosa.
¿Significa este abandono que el deudor limita su responsabilidad al valor de la cosa? ¿Hay,
acaso, una responsabilidad intra rem, situación que ha llevado a algunos autores a
proclamar la hibridez de esta obligación y su aproximación al campo de los derechos reales?
Nosotros respondemos negativamente. En la obligación propter rem, como en toda
obligación, rige el principio de responsabilidad patrimonial plena, ultra rem del deudor
originario. Lo que sucede es que en ciertas obligaciones propter rem, como consecuencia de
normativa específica que así lo autoriza, el deudor puede liberarse de la obligación
cumpliendo con una prestación facultativa en los términos de los artículos 786 y siguientes.
Dicha prestación en facultad de pago no es otra que el abandono de la cosa a favor del
acreedor.
Las obligaciones propter rem en el código civil y comercial:
El código no contiene una regulación orgánica de la obligación propter rem, aunque es
posible inferir su existencia y sus efectos de un marco normativo que tiene epicentro en los
artículos 1991, 2022, 2049 y 2123.
Veamos los principales supuestos.
a) Cerramiento forzoso urbano: Los artículos 2007 y siguientes contemplan un caso claro de
obligación propter rem, en consonancia con lo previsto en los artículos 2726 y siguientes del
código civil anterior.
El acreedor, propietario de un inmueble urbano, debe construir a su costa un muro de
cerramiento en el límite del terreno.
El deudor, dueño del terreno colindante, debe pagar la mitad del valor del terreno, el muro
y sus cimientos si es propietario del terreno (art. 2014). Si el muro está construido en
voladizo (art. 2006, inc. b), solo debe pagar la mitad del valor del muro y sus cimientos (art.
2015).
Si alguno de los propietarios vende su dominio a un tercero, el nuevo propietario también
asume la obligación.
El condómino puede liberarse de la deuda renunciando a su derecho de medianería,
siempre que el muro no sea parte de una construcción propia o que la deuda no se deba a
su propia conducta (art. 2028). Esta renuncia implica perder todo derecho sobre el muro y
el terreno (art. 2029).

Es importante destacar que esta liberación no aplica si el muro cumple una función de
sostén o si la reparación o reconstrucción del muro fue necesaria debido a una conducta
ilícita del condómino.
b) Cerramiento forzoso rural: Dispone el artículo 2031: "El titular de un derecho real sobre
cosa total o parcialmente propia, de un inmueble ubicado fuera de un núcleo de población
o en sus aledaños, tiene el derecho de levantar o excavar un cerramiento, aunque no sea un
muro en los términos del cerramiento forzoso.
También tiene la obligación de contribuir al cerramiento si su predio queda completamente
cerrado". Dado que lo dispuesto sobre muros medianeros en cuanto a derechos y
obligaciones de los condóminos entre sí se aplica a la medianería rural, rigen los parámetros
normativos antes señalados.
c) Condominio: Pesa sobre los condóminos pagar los gastos de conservación y reparación
de la cosa común. Cada condómino tiene la obligación de pagar dichos gastos y de
rembolsar a los otros lo que puedan haber erogado en exceso con relación a sus partes
indivisas (art. 1991). Dicha obligación es propter rem.
A diferencia del código civil anterior (art. 2685), el nuevo código veda que el condómino
pueda liberarse de su obligación por la renuncia a su derecho (Ossola, Kiper).
d) Deudas por expensas comunes: En la propiedad horizontal cada propietario debe pagar
las
expensas comunes ordinarias y extraordinarias (art. 2048). Además del propietario, está
obligado de manera concurrente al pago de dichas expensas quien sea poseedor por
cualquier título (art. 2050). Dicha obligación es propter rem.
El propietario responde por el pago de expensas o contribuciones a su cargo aun con
respecto a las devengadas antes de su adquisición y no puede liberarse transmitiendo la
cosa, ni por abandono de la unidad funcional (art. 2049). El adquirente responde por las
deudas anteriores sólo con la cosa (art. 1937).
Lo propio sucede en las deudas por expensas en los conjuntos inmobiliarios (arts. 2075 y
2081) y en los cementerios privados (art. 2108).
e) Creditos por frutos civiles devengados y no percibidos:
En las obligaciones de dar cosa cierta para establecer derechos reales, los frutos civiles
pendientes que se generan antes de la entrega y que aún no han sido cobrados por el
deudor se transmiten al acreedor junto con la cosa. Esta regulación es incorrecta y se
analiza detalladamente en el Capítulo N° 15.
En este contexto, es importante destacar que la obligación de pagar estos alquileres se ha
convertido en una obligación propter rem, ya que surge de una relación de poder sobre una
cosa y se transmite con ella.
La ley no reconoce la facultad de abandono del deudor, pero esto no es un requisito
indispensable para que se configure la obligación propter rem, ya que solo está presente en
algunos casos.

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