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Caso clínico: Embolismo graso fulminante por lipoinyección glútea, análisis ético.

El medico es una persona comprometida con el servicio a la sociedad, además de ayudar a toda persona que
requiera de el para mejorar su estado de salud, razón por la cual en la actualidad se han planteado una serie de
dilemas éticos en torno a la cirugía estética, debido a las complicaciones que puedan surgir por la realización de las
mismas y pueden llegar ser a largo plazo dañinas para la salud del individuo que se ha decidido a someterse a dicho
procedimiento.
Es necesario saber que muchas veces la cirugía estética es necesaria en pacientes que han sufrido deformaciones
a causa de traumatismos, enfermedades y diversas patologías que puedan llegar a afectar su fisionomía, sin embargo
muchos de los que acuden al servicio de cirugía estética lo hacen por cumplir meramente caprichos o por tener
algún tipo de enfermedad psicológica, es por ellos que es necesario que en todo equipo de cirugía se incluya entre
sus miembros un psicólogo o psiquiatra que permita diagnosticar ese padecimiento.
De no existir un agravante que justifique la realización de una cirugía cosmética, como se justifica el someter un
cuerpo totalmente sano a una intervención que puede llevarlo a sufrir algún tipo de consecuencias, es en este punto
en el que se plantea el dilema ético puesto que el concepto de un medico haciendo lo que el paciente le pida a
cambio de dinero, puede dejar de ser un acto médico en sí y convertirse en un negocio, ya que no tiene nada que ver
con el cuidado de la salud.
El siguiente dilema se plantea en torno al caso clínico: Embolismo graso fulminante (EGF) en el cual se habla de
un procedimiento de cirugía estética específico que es la liposucción con posterior lipoinyección glútea, el cual le fue
realizado a una paciente femenina de 32 años, sin patologías crónicas conocidas, la cual falleció casi al finalizar la
cirugía. Posteriormente fue sometida a una autopsia médico legal, la cual arrojo como causa de muerte un
embolismo graso fulminante (EGF).
La liposucción cuando en realizada en conjunto con lipoinyección tiene un incidencia de muerte de 20 por cada
100.000 lo cual se traduce como un bajo porcentaje y se sitúa el embolismo graso como principal causa de muerte,
en el caso en estudio se encontraron acúmulos adiposos en el tronco principal de la arteria pulmonar, los cuales
obstruían por completo el lumen y la llevaron a fallecer, cabe resaltar que no tenía patologías crónicas, negó el
consumo de drogas o alcohol y los exámenes que le fueron practicados antes del procedimiento fueron normales.
Siguiendo el orden de ideas antes descrito se conoce que la paciente estaba sana por lo cual la causa de muerte
deriva del procedimiento al cual fue sometida, al realizar la lipoinyección independientemente de donde se coloque
el tejido graso, se pueden lesionar las estructuras vasculares y por la presión de la inyección cierta cantidad puede
ingresar a la circulación sistémica, lo cual ya sido comprobado y se conoce como embolismo graso (EG) y generan
síntomas momentáneos, en otros casos el tejido se acumula y causa una obstrucción total (EGF).
Por lo cual se plantea: ¿es éticamente aceptable el someter a un paciente sano a un procedimiento que lo puede
conducir a la muerte?, en este caso se mencionan cirugías estéticas previas, sin embargo no es mencionado el haber
sometido a dicha paciente a una consulta psicológica, desde mi punto de vista la medicina debería emplearse con el
propósito de curar, ciertamente la cirugía plástica contribuye a mejorar la autoestima de las personas, pero existe
una línea muy delgada entre mejorar la autoestima del paciente y el lucro del cirujano que opera sin contemplar
riesgo o aconsejar al paciente.
FABIOLA MILAGROS MENA GUZMAN C.I 27.013.444 GRUPO E

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