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TRATADO DE LA ORDEN DE CABALLERÍA

1) Orígenes
En la Antigüedad, el pueblo visgutano ya diferenciaba a la clase noble como separada del resto
de la sociedad, integrada en lo que se conoce como la Vieja Orden de Caballería. Los guerreros
de esta Orden montaban en poderosos destreros, descendientes de Hiran, el Caballo, y
combatían utilizando principalmente tácticas de caballería pesada. Las leyendas dicen que, en
los años de la Gran Guerra en el Norte, un nefilim particularmente poderoso mató a Gutan,
padre de los gemelos Visgután y Osgután y sometió a la tribu de los gutanos a un pesado
tributo. Cuando los niños crecieron, Osgután se contentó con gobernar a una parte de la tribu,
escondiéndose en bosques y marismas del nefilim que había matado a su padre; pero Visgután
deseaba venganza, por lo que partió en su búsqueda.

En su camino, se encontró con los elohims Epona, Tibaz y Iorod, los cuales le advirtieron de
que no podría vencer al Nefilim, pues este era muy fuerte y tenía poderosas armas, pero
Visgután no se dejó amedrentar, pues deseaba que todo el mundo conociera su bravura y
valor. Epona alabó el valor del joven, al cual comparó con algunos de los nefilim más
poderosos que existían, como Deivar, Tibaz o Gotan, pero Iorod le advirtió que el valor no era
la única virtud que un guerrero necesitaba para vencer a sus enemigos y que tan valioso como
ella era la astucia.

Tibaz estuvo de acuerdo con esto y añadió a la afirmación de Iorod otras virtudes que debía
tener un gran guerrero, pues suya era la ciencia y el arte de las armas: prudencia a la hora de
enfrentarse a sus enemigos, escogiendo con cuidado los combates en los que participar,
sabiduría en su oficio, para lo cual debía conocer la forma en que se emplean distintas armas y
las hazañas de los guerreros del pasado, fortaleza para poder resistir el dolor de los golpes de
sus enemigos y poder así mismo infrigir graves heridas a estos, justicia en el empleo de las
armas, usándolas solo cuando sea estrictamente necesario y no dejándose llevar por el ansia
de sangre y fe, que le permitiría seguir adelante cuando las demás no fuesen suficientes, pues
así el guerrero combatiría con mayor vigor, impidiéndole caer en la desesperación seguro de
que aunque todo pareciese perdido sus actos no habrían sido en vano, de modo que no
tendría miedo a caer en batalla, pues sabría que su causa es justa.1

Por último, Epona afirmó que un guerrero, por valeroso que fuera, no podía enfrentarse solo a
los innumerables peligros que se encontraría en su camino y le recomendó que buscara la
ayuda del más altivo, ágil, hermoso y noble de los animales. La elohim afirmó que, desde hacía
un tiempo, el nefilim al que Visgutan buscaba se había aficionado a la carne de los caballos, a
los cuales cazaba y torturaba sin mesura y aunque los más poderosos de esta especie, los
descendientes de Hiran, intentaban hacerle frente, no habían podido derrotar al gigante. Pero
Epona estaba convencida de que si se combinaba el valor y la destreza de Visgutan con la
fuerza y velocidad de un miembro de la estirpe de Hiran, todos sus enemigos tendrían motivos
para temerle.

Visgután siguió estos sabios consejos y localizó al caballo Destrar, el más grande y veloz de los
descendientes de Hirán que había en aquella época y, tras un tiempo, logró ganarse la
confianza del animal, que permitió que Visgután montara sobre su lomo. De este modo, ambos
acudieron al encuentro del nefilim y, tal y como había pronosticado Epona, gracias a la

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Otras virtudes, como la prodigalidad o la humildad se añadirían con la reforma de Argiro I.
destreza y valor de Visgután y la fuerza y velocidad de Destrar, lograron derribarle y vencerle
en combate singular. Tras esto, Visgután cabalgó de regreso a su tribu y les instruyó en las
artes que había aprendido de los elohim, de modo que en pocos años había muchos caballeros
entre los visgutanos y, con el paso de los siglos, otras naciones imitarían a este pueblo, aunque
solo los visgutanos montaban destreros, que era como se había empezado a conocer a los
caballos de la estirpe de Hirán.

Estos caballeros visgutanos destacaron en eventos como la Gran Guerra en el Norte, la guerra
que siguió al Rapto de Ansequen, o las batallas que precedieron al Siglo Oscuro. Pero eran
guerreros que combatían para sí mismos, buscando en todo momento la gloria, riqueza y
honor personal. En consecuencia, estos guerreros, aunque valerosos, tantos problemas como
provocaban y esto a veces tuvo consecuencias funestas. Por ejemplo, el amor desmedido que
Ardurei sentía por la dama Ansequen provocó una guerra que devastó el Reino del Norte
durante varios años, dejándolo expuesto a los ataques de las criaturas impías, pero el podeoso
Baohuen, descendiente de ambos, murió heroicamente durante la última defensa de Numtia.

Pero, a pesar de sus virtudes, los caballeros de la Vieja Orden de Caballería no fueron capaces
de evitar que cayera el Imperio de Islaestrella ni que se diera lugar al Siglo Oscuro,
probablemente la peor época que ha conocido jamás el hombre, mucho peor que la Gran
Guerra en el Norte, pues en este tiempo no hubo ningún héroe que pudiese hacer retroceder a
las criaturas impías.

Es por ello que Casiela la Mayor llegó a la conclusión de que era necesario renovar la Orden de
Caballería y purgarla de los pecados que habían llevado a esa situación, motivo por el que
instruyó al joven rey Argiro I en lo que en el futuro se conocería como la Nueva Orden de
Caballería. La Vieja Orden de Caballería sería recordada con honores, pero en adelante, los
caballeros no combatirían por sí mismos, sino por ideales más elevados, dedicados a mantener
la Paz y la Justicia del Rey allí donde se encontrasen. Garcias a esto, los miembros de la Nueva
Orden de Caballería han logrado en unos pocos siglos establecer reinos más poderosos que
aquellos defendidos por la Vieja Orden de Caballería durante milenios. Estos reinos son
defendidos por caballeros que surgieron del Siglo Oscuro en el Nuevo Amanecer y que a día de
hoy siguen siendo motivo de admiración por enemigos y aliados por igual. Y, aunque los
caballeros son hombres, y por lo tanto tienen defectos, los miembros de la Nueva Orden han
demostrado más virtudes que muchos de sus antepasados, lo que hace pensar que no queda
lejos el día en el que el mundo sea purgado y se establezcan una Paz y Justicia Universales,
como la que había antes de que las criaturas impías entrasen el Egian por primera vez.

2) Educación como caballero


Es bien sabido por todos que los hijos tienden a parecerse a sus padres tanto en el aspecto
físico como en su personalidad y es por ello que los caballeros pertenecen a la clase nobiliaria,
los cuales descienden de héroes que en el pasado demostraron su virtud, aunque hay
exceciones notables.

Los más habitual es que cuando un nace un niño de la nobleza se comience con su educación a
fin de que se convierta en un buen caballero. Lo más habitual, es que durante sus primeros
años, el niño viva con su madre en la casa de la familia. En esta época sus tutores le instruyen
en muchas materias, como matemáticas, literatura, ajedrez e historia, pero también tiene su
primer contacto con el mundo de las armas, aprendiendo a montar a caballo o recibiendo
lecciones elementales acerca del manejo de las principales armas, como la espada o la lanza.
Se intenta en todo momento mantener un equilibrio entre mente, espíritu y cuerpo, de modo
que todos se desarrollen adecuadamente. Esta etapa se prolonga hasta el momento en el que
el joven es bastante maduro, cuando pasa a la siguiente fase de su instrucción.

Normalmente cuando el joven cumple once o doce años, abandona la casa familiar y vive su
primera aventura. El joven busca ser aceptado como pupilo por algún noble poderoso,
normalmente algún pariente de renombre, que se encargue de su formación en esta etapa. Es
entonces cuando el joven tiene contacto por primera vez con muchos de los aspectos que
regirán su vida como caballero: las cortes, los torneos y las ceremonias, pero también sus
primeros enfrentamientos contra los enemigos de la Corona, en tierra o en mar. En esta
aventura probablemente le acompañarán otros jóvenes que, como él, tienen esas mismas
experiencias por primera vez, de modo que probablemente conozca a muchos de los
miembros de su futuro conroi en este momento. Aunque en esta etapa se pone un mayor
énfasis en el mundo de las armas, especialmente si el tutor escogido vive en la frontera, se
espera que el joven no descuide su faceta intelectual. Es más, se espera que se especialice en
alguna disciplina, pues de este modo podrá ser de mayor utilidad a sus compañeros de armas.

Cuando el tutor considera que el joven esta preparado, que suele ser a la edad de dieciocho
años, lo envía a un lugar lejano, con algún caballero con el que no tenga relación de amistad ni
afinidad. Durante su estancia en este lugar el joven debe demostrar que es digno de
pertenecer a la Orden de Caballería, tanto por su destreza y valor en el mundo de las armas, su
refinada mente en el aspecto intelectual, como por su nobleza de espíritu, lo cual debe hacer
antes de alcanzar la edad de veinticinco años o de lo contrario, se considerará indigno de la
Orden de Caballería y perderá su estatus de noble. Cuando su anfitrión lo reconoce como un
igual, el joven ya solo tiene que esperar al siguiente Torneo de la Dama Felga, que tiene lugar
en la primera semana de Enero y es cuando se ordena a todos los nuevos caballeros que se
han ganado su lugar en el año anterior. Es entonces cuando el joven, ya nombrado caballero,
puede considerarse un igual con el resto de héroes de leyenda y gozar el mismo
reconocimiento y honra. Pero lejos de ser el final de su viaje, este es solo el comienzo de una
aventura que estará plagada de pruebas y peligros similares, en la que tendrá que demostrar
día y noche que su elección no fue equivocada y que es digno de defender los ideales del Rey.

3) Tipos de Caballeros
Aunque la Orden de Caballería es un grupo cuyos miembros comparte unos mismo ideales y
unos mismos objetivos, sin importar su nacionalidad, sus integrantes no son homogéneos,
pues no todos los caballeros eligen el mismo camino para vivir sus vidas. Es por ello que
podemos encontrar distintas clases de caballeros, que depende del estilo de vida que han
elegido o condición social de la que provienen

Por un lado están los caballeros señoriales. Provienen de las grandes familias, descendientes
de los primeros caballeros nombrados por Argiro I, las cuales poseen extensos feudos que les
permiten mantener sus propios ejércitos privados. Estos caballeros suelen pasar la mayor
parte de sus vidas en sus propias tierras, defendiéndolas de los enemigos, aunque hay
excepciones. Se suele incluir dentro de este grupo a los señores, sus hijos y, ocasionalmente,
sus primos y sobrinos más cercanos.

Se considera que son los más importantes de los vasallos del Rey, pues son un ejemplo a seguir
para el resto de la Caballería, motivo por el que reciben los más grandes honores por parte del
Rey y sus súbditos, pero también a los que más esfuerzo y dedicación se exige en el
desempeño de su misión

Junto a los caballeros señoriales suelen encontrarse los caballeros hombres de armas. Estos
son de orígenes muy variados, pues entre ellos hay infanzones, miembros de linajes menores,
parientes lejanos de los de los señores y más. Estos hombres han jurado lealtad a su señor y le
sirven como guerreros en cualquier cosa que pueda necesitar. A cambio de sus servicios, su
señor les otorga ropas, armas y dinero, y ocasionalmente les ayuda de otras maneras, como
consiguiendo para ellos matrimonios ventajosos. Entre estos hombres suele haber vínculos
más fuertes que la lealtad, pues a menudo están unidos a sus señores y entre ellos por lazos de
amistad y de sangre. En batalla, siguen el estandarte de su señor, vistiendo sus colores y su
enseña.

Un grupo aparte es constituido por los llamados caballeros andantes. Son caballeros que viajan
por los reinos, en busca de empresas, militares o civiles, en las que sus espadas puedan ser de
utilidad. Casi todos los caballeros pasan, en algún momento de sus vidas, por este estadio,
independientemente de su origen. En su mayoría son caballeros sin un señor, que no deben
más lealtad a nadie que a la Corona y a la tarea que ésta les ha encomendado. Los conrois que
constituyen suelen ser mucho más variables, aunque no por ello menos unidos, pues quienes
los integran a menudo viven multitud de aventuras en un periodo muy corto de tiempo. A
diferencia de los caballeros hombres de armas, cada uno de estos individuos visten sus colores
personales, por lo que en batalla su carga suele ser un torrente de colores y símbolos.

Por último, están los caballeros villanos. Estos son hombres de origen humilde, a menudo
provenientes de las villas, como su propio nombre indica, que, gracias a sus ingresos, pueden
permitirse el equipo y el entrenamiento propio de un caballero. Pero esto no basta para
acceder a este grado, pues antes de ser investidos, deben someterse a las mismas pruebas que
los caballeros nobles y, a diferencia de estos, solo pueden mantener su condición mientras
pueden ejercer adecuadamente el oficio de las armas. Aunque no constituyen el ideal de
caballería, son un refuerzo muy preciado a los siempre pequeños ejércitos de caballeros en su
lucha contra las hordas impías.

4) Heráldica
La heráldica es parte fundamental del mundo de la caballería, pues gracias a ella los caballeros
y las casas a las que pertenecen pueden ser honrados, si sus actos son virtuosos, o
vilipendiados, si se comportan de forma que mancillen el nombre de la Orden de Caballería.

5) Órdenes Militares
- Orden del Trueno
- Orden del Cisne
- Orden de la Mesa
- Orden del Martillo de Justicia
- Orden de la Sagrada Estrella
- Orden de la Dama Blanca
- Orden del Hacha Defensora

6) Privilegios de los Caballeros


7) Tácticas militares

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