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DEFINICIÓN
El sufrimiento fetal se define como "la situación permanente o transitoria, de etiología
diversa, caracterizada por hipoxemia, acidemia y otras anomalías de la homeostasis, en
donde el compromiso es básicamente celular".
SP crónico (SFC): síndrome que se presenta a lo largo del embarazo. Por lo general se
relaciona a insuficiencia placentaria secundaria a alguna enfermedad intercurrente
(diabetes, HIE hipertensión inducida por el embarazo, etc), lo cual provoca un aporte
insuficiente, en forma prolongada, de los nutrientes necesarios para el desarrollo del feto.
Esto se traduce en RCIU y predispone al SFA durante el parto.
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ETIOLOGÍA DEL SFA
Se incluyen todos aquellos factores que, directa o indirectamente, reducen el aporte de
oxígeno al feto. También se debe tener en cuenta el síndrome de decúbito supino y el
efecto Poseiro (pág. 145), que pueden ser causa de SFA durante el TdP.
Causas maternas:
Por inadecuada cantidad de 0, en la sangre:
Anemia intensa.
Cardiopatías congénitas.
Insuficiencia respiratoria (asma bronquial, edema pulmonar, fibrosis pulmonar).
Enfermedad pulmonar (neumonía, TBC). o Asfixia materna (accidental, intoxicación)
Anestesia mal controlada
Efecto de la altitud
Bloqueo de hemoglobina (intoxicación por CO monóxido de carbono)
Insuficiencia cardíaca
Por déficit en la llegada de sangre al espacio intervelloso (EIV): cualquier factor que
disminuye el flujo sanguíneo uterino:
Shock materno por cualquier causa (hipovolémico, séptico, cardíaco, neurogénico)
Hipotensión arterial primaria debida a anestésicos (raquídea,
caudal, epidural.
Síndrome de la vena cava.
HTA crónica o diabetes mellitus con compromiso vascular (esclerosis vascular)
Hipertensión inducida por el embarazo (donde existe vasoconstricción generalizada).
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Causas placentarias:
Insuficiencia placentaria.
Enfermedad extrínseca, que modifica la estructura o aumenta el espesor infección
placentaria de la placenta: incompatibilidad Rh, HTA( hipertensión arterial),
HIE( hipertensión inducida por el embarazo)
, diabetes mellitus,
Enfermedad intrínseca: envejecimiento prematuro, postmadurez.
Separación de la placenta: DPP( desprendimiento prematuro de placenta), PP
( placenta previa) (shock materno y anemia fetal).
Disminución de la superficie de implantación: PP, DPP, infarto placentario, mioma
intramural.
Causas funiculares:
Pinzamientos o nudos del cordón.
Distopias: prolapso, procidencia del cordón.
Circulares ajustadas del cordón.
Causas fetales:
Anemia (por ej. incompatibilidad Rh, anemia hemolítica, hemorragia fetal, vasa
previa).
Dismadurez.
Infección.
Medicamentos que alteran la circulación fetal.
Traumatismos.
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FISIOPATOLOGÍA
El consumo fetal de O2 es el doble que el del adulto (6 ml/kg/min). La cantidad de
oxígeno disponible en el organismo fetal es muy pequeña, y permite solamente una
autonomía de 2 minutos para un feto de 3 kg.
Todos los intercambios gaseosos del feto se efectúan a través de la placenta, que actúa
como un pulmón. Y la calidad de los intercambios depende directamente del volumen
minuto uteroplacentario y del volumen minuto umbilical.
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Flujo uteroplacentario
La transferencia de los gases a nivel de la placenta depende esencialmente del flujo
placentario, y muy poco de las capacidades de transferencia de la membrana. Esto
incluye la presión de perfusión en relación con la hemodinámica materna y de las
resistencias vasculares. Y la vez posee numerosos factores que la modifican
El flujo umbilical puede hallarse disminuido en los accidentes de compresión del cordón o
en las hemorragias que se pueden observar en las inserciones velamentosas del cordón
(hemorragias de Benkiser).
Consecuencias de la hipoxia
Frente a una hipoxia, gracias a adaptaciones que recurren a varios mecanismos, el feto
reacciona, ante todo, manteniendo la oxigenación de sus órganos esenciales, el cerebro,
el corazón, las suprarrenales y la placenta.
Adaptación cardiovascular
Está regulada por el sistema nervioso autónomo [1, 62]. La hipoxia estimula primero los
quemorreceptores situados en la aorta ascendente, los cuales estimulan el parasimpático,
lo que disminuye el ritmo cardíaco y provoca una estimulación simpática, la cual origina
una vasoconstricción periférica y un aumento de la tensión arterial (fig. 1). Debido a la
falta de maduración de los quemorreceptores y del parasimpático, esta hipertensión
arterial no se observa antes del tercer trimestre, a pesar del aumento de las resistencias
periféricas. La hipertensión arterial, a su vez, va a estimular los barorreceptores situados
en la base de la aorta y a la altura del seno carotídeo, lo que provoca una bradicardia
fetal. En realidad, la acción sobre el ritmo cardíaco depende de numerosos factores:
acción directa de la hipoxia, acción de las catecolaminas circulantes, acción sobre el nudo
sinusal, la que, a su vez, depende de la estimulación de los baro- y quemorreceptores, de
la oxigenación de los centros bulbares y de la reacción a estimulaciones corticales y
subcorticales.
Acidosis
La interrupción de los intercambios provoca una retención del gas carbónico y, por
consiguiente, una acidosis respiratoria. La orientación del catabolismo glucídico hacia la
vía anaeróbica provoca una acumulación del ácido láctico, que conduce a la acidosis
metabólica. En la hipoxia aguda del feto normal, el componente respiratorio precede de
cerca al componente metabólico, y ambos se asocian rápidamente.
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Adaptación cerebral
Resistencia relativa del cerebro a la hipoxia
El cerebro fetal consume más oxígeno que el del adulto (alrededor de 50 % más). Pero
resiste mejor a la hipoxia, probablemente gracias a dos mecanismos: en primer lugar, la
capacidad que tiene el cerebro de retardar, en la hipoxia, el momento en que libera el
potasio intracelular en el espacio intersticial, y en segundo lugar, la mayor capacidad del
cerebro para fabricar ATP por vía anaeróbica. Pero es difícil cuantificar la tolerancia a la
hipoxia. En un primer tiempo, durante la asfixia, un proceso de autorregulación mantiene
una circulación cerebral normal e incluso la aumenta [3 ]. Este proceso de autorregulación
tiene un origen biógeno y neurógeno; intervienen factores vasoactivos como los iones
H+ , Ca++, la adenosina, las prostaglandinas y la osmolaridad. El aumento del flujo es
mayor a la altura del tronco cerebral, menos importante a la altura del cerebelo y, sobre
todo, de la sustancia blanca del cortex parietal parasagital, en particular a la altura de la
confluencia de las ramas terminales de las arterias cerebrales medias y anteriores [36].
De allí la mayor sensibilidad de estas zonas.
Luego se pierde la autorregulación entre la tensión arterial y el flujo cerebral; si la acidosis
es grave (pH inferior a 7) y prolongada, el volumen minuto sanguíneo cerebral deja de
aumentar, podría volver a la normalidad e incluso disminuiría. Este fenómeno tiene dos
causas: el miocardio en esas condiciones está rebasado, se vuelve incompetente y, por lo
tanto, el flujo cerebral disminuye con la hipotensión; por otra parte, existiría un déficit de la
regulación de la motricidad vascular cerebral, y por lo tanto de la autorregulación. Esta
pérdida de la autorregulación vascular dura más tiempo que la hipoxia. Después de una
hipoxia de 20 minutos, a pesar de la vuelta a la normoxia, hacen falta 7 horas para que las
condiciones de autorregulación normales se restablezcan. En la fase de reperfusión se
plantea el riesgo de lesiones hemorrágicas en los territorios fragilizados por los trastornos
metabólicos.
El plazo antes de que aparezcan las lesiones cerebrales no se conoce; probablemente
varía de un feto a otro, en función de la naturaleza de la asfixia, de su gravedad y de la
aptitud del corazón para asumirla mediante sus reservas [36]. En el período perinatal, la
disminución del aporte de oxígeno a la altura del tejido nervioso provoca la encefalopatía
hipóxica e isquémica. La isquemia está vinculada con la disminución de la perfusión
cerebral.
Niveles de la hipoxia
Para evaluar las consecuencias de la hipoxia se han propuesto de manera global y en la
práctica, tres niveles:
— Nivel 1: oxigenación inferior al 50 %; redistribución del flujo sin acidosis verdadera.
— Nivel 2: los fenómenos se hallan compensados; aparece la acidosis, pero el flujo
cerebral se conserva.
— Nivel 3: la oxigenación del corazón y del miocardio se halla comprometida y se nota
una bradicardia, y un aumento de la morbilidad y mortalidad fetales
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FISIOPATOLOGÍA DEL ASFIXIA FETAL
Los efectos producidos por el deficiente intercambio gaseoso materno-placentario-fetal
pueden resumirse de la siguiente manera:
La disminución del aporte de oxígeno provoca una caída de pO2, en la sangre fetal
(hipoxemia), lo cual se traduce en hipoxia a nivel celular.
Al no disponer de oxígeno, las células del feto recurren a la glucólisis anaeróbica
para obtener energía. Esto provoca una acumulación de ácido láctico y sus
hidrogeniones (acidosis metabólica).
La retención de CO2, ocasiona un aumento de la pCO2, en sangre fetal
(hipercapnea). Al disolverse en el plasma, el CO, se convierte en H2CO2, (ácido
carbónico), que aumenta la concentración de hidrogeniones (acidosis respiratoria).
En casos agudos sostenidos, se produce una acidosis mixta, la cual se traduce en
una disminución del pH en sangre fetal (acidosis), que interfiere con el
funcionamiento de las enzimas a nivel celular.
Al aumentar los hidrogeniones (H*), éstos difunden hacia el intracelular, aumentando
el número de cargas positivas. Para compensar esto, el K* intracelular sale al
extracelular, lo cual se traduce en hiperpotasemia (hiperkalemia).
La glucólisis anaeróbica produce 12 veces menos energía que la aeróbica, lo que se
compensa aumentando el consumo de glucógeno. Este hecho, sumado a la falta
de regeneración del glucógeno a partir del piruvato, determina un agotamiento de
las reservas de glucógeno.
Todas estas alteraciones causan perturbaciones funcionales que pueden llevar a lesión
transitoria o permanente y muerte de las células fetales, especialmente aquellas que son
más sensibles a la hipoxia:
A nivel del SNC, lo cual explicaría el puntaje de Apgar bajo en un RN con apnea,
hiporreflexia e hipotonía.
A nivel pulmonar: disminuye la síntesis de surfactantes, lo cual explicaría la mayor
incidencia de distrés respiratorio en casos de SFA.
A nivel cardíaco: el agotamiento de glucógeno es precoz y grave. Esto, sumado a las
alteraciones del metabolismo del potasio, provoca falla miocárdica que puede llevar
a la muerte fetal.
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Mecanismos compensatorios
La hipoxemia y acidosis conducen a otros tipos de alteración de tipo reflejo y
autorregulador:
A nivel intestinal: la vasoconstricción agrava la hipoxia a este nivel. que responde ante
esta situación de estrés con un aumento de la motilidad intestinal, expulsando meconio, lo
que constituye uno de los signos indirectos de hipoxia fetal.
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Factores de riesgo:
Preconcepcionales:
Edades maternas extremas
Diabetes
Desnutrición
Nivel socioeconómico muy desfavorable
Durante el embarazo:
Preclampsia
Diabetes gestacional
Trastornos de la alimentación
Embarazo múltiple
Antecedentes de retardo de crecimiento intrauterino
Consultas prenatales insuficientes o nulas
Infecciones
Ambientales y hábitos de vida
Exposición a agentes teratogénicos
Fumar
Alcohol y drogas
Violencia familiar
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CUADRO CLÍNICO
Los signos más importantes se obtienen por auscultación de los LCF y por la observación
de la rpesencia de meconio en el LA
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Alteraciones de la FCF con las CU
Meconio en LA
Este signo sólo tiene valor cuando la presentación es cefálica pues en la presentación
podálica la presencia de meconio en el LA se considera normal.
Para que tenga valor, debe certificarse la presencia de meconio recientemente emitido: de
color verde, dispuesto en forma de grumos y sin disolverse aún en el LA. Si el meconio
expulsado es muy abundante y reciente, el LA se hace espeso y toma es aspecto
clásicamente descrito como "puré de arvejas" signo inequívoco de la existencia de SFA.
Tres teorías se han sugerido para explicar la expulsión fetal de meconio y pudiesen en
parte también explicar la débil conexión entre la expulsión de meconio y la mortalidad de
lactantes. Primero, la explicación patológica propone que los fetos expulsan meconio en
respuesta a hipoxia y que, por lo tanto, la presencia de ese material indica daño fetal
(Walker, 1953). En segundo lugar, la explicación fi siológica es que la presencia
intrauterina de meconio representa la maduración normal del aparato digestivo regulada
por el sistema nervioso (Mathews, 1979). La última teoría supone que la salida de
meconio es resultado del estímulo vagal por el atrapamiento frecuente pero transitorio del
cordón umbilical, lo que aumenta la peristalsis intestinal (Hon, 1961). Por lo tanto, la salida
de meconio quizá constituye un proceso fi siológico.
Hace poco, el tratamiento obstétrico sistemático del recién nacido con líquido amniótico
meconial incluía la succión de orofaringe y nasofaringe durante el parto. Sin embargo, las
guías de la American Academy of Pediatrics y el American College of Obstetricians and
Gynecologists recomiendan evitar la succión de estos lactantes durante el parto puesto
que dicha acción no evita el síndrome de aspiración meconial (Perlman, 2010). Como se
describe en el capítulo 32 (pág. 626), si el lactante se encuentra deprimido, la tráquea se
intuba y se succiona el meconio desde la parte inferior de la glotis. Si el recién nacido es
vigoroso, o sea que tiene un esfuerzo respiratorio adecuado, buen tono muscular y
frecuencia cardiaca >100 lpm, no es necesaria la succión traqueal puesto que existe la
posibilidad de lesionar las cuerdas vocales.
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Diagnóstico en el nacimiento
Índice de Apgar
El índice de Apgar evalúa la adaptación del recién nacido a la vida extrauterina. Es clásico
distinguir tres casos:
— de 0 a 3 se habla de «muerte aparente»;
— de 4 a 6 se habla de índice Apgar bajo;
— de 7 a 10 se considera que el índice es normal.
pH en el cordón
En el momento del nacimiento, antes del primer movimiento respiratorio, se clampea entre
dos pinzas un pedazo del cordón. En este fragmento de cordón, generalmente turgente,
es fácil pinchar la arteria y la vena umbilicales, llenar los tubos capilares y efectuar la
medida. La acidosis fetal se manifiesta al nacer por el descenso del pH, de la pO2 y por el
aumento de la pCO2 en los dos vasos. La arteria informa sobre el equilibrio acidobásico
del feto; la vena da, por comparación, una idea del aclaramiento placentario del CO2 y de
los ácidos fijos. Generalmente la acidosis constatada es mixta, con retención de CO2 y de
ácidos fijos, y una hipoxia moderada. La hipoxia fetal sólo repercute sobre el pH cuando
es inferior a 15 mmHg. La hipercapnia tiene una buena correlación con la acidosis cuando
llega a 60 mmHg. La acidosis que se constata en los vasos umbilicales es un buen índice
de la asfixia in utero, pero no predice necesariamente, una evolución desfavorable del
recién nacido. El pH mide el equilibrio acidobásico en el momento del nacimiento, sin
preevaluar la reactividad del feto, espontánea o después de la reanimación. No da
informaciones sobre la duración de la hipoxia.
Correlaciones Apgar-pH
Las discordancias entre el índice de Apgar y el pH constituyen una crítica que se hace
generalmente al método (cuadro X) [60]. Esta crítica es injustificada, porque cada uno de
estos criterios evalúa un aspecto distinto del estado fetal. El índice de Apgar y el estudio
del equilibrio acidobásico se complementan para evaluar el estado del recién nacido. El
Apgar es bajo, el pH en la arteria umbilical es normal. Se trata de casos a los que se
puede calificar equivocadamente como negativos, o bien como falsos negativos. Se les
puede observar:
— en la premadurez (el Apgar no es un buen test para el prematuro); — en el feto
deprimido por una analgesia o una anestesia; — después de un traumatismo de
extracción o de expulsión; — en caso de infección o de malformación congénita; — si hay
una alcalosis materna importante; — si hay problemas técnicos: una exposición
prolongada de la sangre fetal al aire disminuye el índice de CO2 y, por consiguiente,
aumenta el pH.
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Pruebas diagnósticas
Ante la sospecha de SFA se indica la monitorización electrónica del feto (pág. 81) y otras
pruebas biofísicas como la amnioscopia (pág. 69), etc.
Vigilancia feral electronica
Tipos de CTG:
Según la técnica: la CTG puede realizarse por dos procedimientos:
Valor predictivo:
El MEF es un método más para la valoración del bienestar fetal.
Su valor predictivo está influenciado por múltiples factores
externos.
El mayor valor del MEF está dado por su capacidad de identificar a
los fetos sanos (sin hipoxia intrauterina y/o acidosis). Por lo tanto,
el MEF es un indicador altamente específico de la buena condición
fetal.
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TEST NO ESTRESANTE (NST)
Consiste en el registro simultáneo de la LCF y los MF. Esta prueba se
basa en que, normalmente, la FCF sufre aceleraciones transitorias con
los MF o como respuesta ante estimulos externos (sónicos, luminosos),
siempre que no se encuentre acidótico debido a hipoxia o a depresión
neurológica. Por lo tanto, el NST se considera un reflejo de la condición
fetal actual.
Técnica:
Requiere el registro simultáneo de la FCF y MF. Esto se realiza mediante
CTG externa, o puede intentarse clínicamente (con estetoscopio de
Pinard y reloj):
Interpretación:
Prueba Reactiva (buen estado fetal): cuando ocurre una aceleración
cuyo acmé es de 15 LPM o más sobre la FCF basal, y ésta debe durar 15
segundos o más durante menos de 2 minutos en fetos de 32 semanas a
más.
Antes de las 32 semanas los ascensos tienen un acmé de 10 LPM y
duran 10 segundos o más.
Los ascensos de la FCF se aceptan con o sin movimientos fetales.
Indica buena integridad del sistema cardiovascular fetal para responder
a estímulos simpáticos, y predice bienestar fetal por el lapso de una
semana.
Conducta: repetir la prueba semanalmente.
Prueba no reactiva (compromiso fetal): si se detectan 2 o menos MF en
20 minutos, sin ninguna aceleración de la FCF.
Conducta: estimular los MF mediante movilización manual o
estimulación sónica por 5 segundos, y prolongar la prueba otros 20
minutos (por los períodos de sueño fetal). Si el NST persiste como no
reactivo, se realizará de inmediato un test estresante (CST), el cual hará
definitivamente el diagnóstico de compromiso o no del estado de
oxigenación fetal.
Prueba insatisfactoria: < 3 MF en 20 minutos con FCF variable.
Conducta: prolongar la prueba otros 20 minutos, realizando estimulación
manual o sónica del feto, o repetirla después de la siguiente comida,
hasta que se defina como reactiva o no reactiva.
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TEST ESTRESANTE (CST)
Contraindicaciones:
Absolutas: SFA( sufrimiento fetal agudo) , Ruptura Prematura de
Membranas, amenaza de Parto PreTermino, hemorragias de la
segunda mitad del embarazo (Placenta Previa, Desprendimiento
Prematuro de Placenta ), incompetencia cervical, situaciones y
posiciones anormales, cesárea corporal previa.
Relativas: cesárea segmentaria anterior, polihidramnios, gestación
múltiple.
Técnica:
Requiere el registro simultáneo de la FCF y de la actividad uterina
mediante CTG. Tambita puede intentarse clinicamente auscultando la
FCF inmediatamente despuês del inicio de la contracción uterina,
buscando desaceleraciones tardía (Dip II).
Gestante en DLI o semifowler (para prevenir el síndrome de decúbito
supino).
1. Seguir pasos 2-4 del NST (pág. 84).
2. Realisar un registro basal durante 10 minutos (período que se
aprovecha para realias un NST y para detectar alguna contractilidad
uterina espontánea).
Interpretación:
Para que la prueba sea satisfactoria deben ocurrir al menos 3
contracciones de 40 segundos o más, en 10 minutos.
Prueba negativa (CST reactivo = buen estado fetal): cuando las
contracciones
uterinas no alteran la FCF (ausencia de Dip II tardías).
Indica una buena reserva fetal de O, y da un margen de seguridad
mínimo de una semana en gestaciones sin riesgo. El TdP está indicado.
Conducta: repetir la prueba semanalmente.
Prueba positiva (compromiso fetal): cuando se registran Dip II en 50% o
más de las contracciones (incluso aunque la frecuencia de las
contracciones
sea menor de 3 en 10 minutos).
Refleja una deficiente reserva fetal de oxígeno, con alta probabilidad de
muerte o grave depresión neonatal.
Conducta: Si el pulmón está inmaduro, se deja reposar a la paciente en
DLI, se administran betamiméticos para frenar la actividad uterina, y
glucocorticoides para estimular la maduración pulmonar, y tras 72 horas
se procede a la cesárea.
Si existe madurez pulmonar, debe culminarse la gestación a la brevedad
posible por la vía más expeditiva.
Prueba dudosa (sospechosa): cuando se registran Dip II intermitentes o
descensos variables significativos.
Conducta: repetiralas24 horas, hastaque se defina como positivo o
negativo.
Prueba insatisfactoria: cuando el trazado de la FCF es de mala calidad,
su interpretación es difícil o la dinámica uterina es inferior a la de un
TdP (falta de respuesta a la oxitocina).
Conducta: igual que el resultado dudoso.
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Amnioscopia
Método diagnóstico que consiste en introducir un dispositivo optico en
el cuello uterino (amnioscopio permite observar la cavidad amnióticay
visualizar el estado de las membranas y las características ópticas del
LA.
INDICACIONES
La amnioscopia se aconseja cuando se sospecha peligro para la
vitalidad del feto. Por lo tanto, su principal indicación es en el
diagnóstico precoz de SF.
Por ej, en los siguientes casos:
Embarazos de alto riesgo, a partir de las 36 semanas (RCIU,
diabetes
mellitus, isoinmunización Rh, etc).
Desde las 40-41 semanas en gestantes con embarazo prolongado.
Cualquier paciente a término y en TdP.
La amnioscopia también puede emplearse cuando exista necesidad de
comprobar o descartar la rotura de membranas, y consecuentemente
puede usarse como un método especial para practicar la Rotura
Artificial de Membranas.
Tabla: Equipo y materiales para la amnioscopia.
Tubo troncocónico (amnioscopio), cuya extremidad estrecha está
destinada a penetrar en el endocérvix hasta hacer contacto con las
membranas. Normalmente se emplean de tres tamaños, en los que el
extremo cervical tiene 12, 16 o 20 mm de diámetro. La longitud de cada
tubo es de 20 cm.
Un mandril, que obtura el extremo cervical del amnioscopio durante su
introducción.
Generador eléctrico de luz fría
Pinzas largas portatorundas, campos y guantes estériles
Contraindicaciones:
Antes de las 35-36 semanas (peligro de RPM y sus secuelas).
Hemorragias de la segunda mitad del embarazo, por la posibilidad de
PP (puede desencadenarse una grave hemorragia).
Eclampsia (las maniobras pueden causar convulsiones).
La visualización del LA se hace gracias a la luz que refleja la
presentación letal; por lo tanto, para este fin, la amnioscopia estaría
contraindicada en casos de situación oblicua y transversa, por cuanto
no se darían los principios físicos que fundamentan el método.
2. TÉCNICA DE LA AMNIOSCOPIA
Se realiza observando las normas asépticas del caso, sin anestesia y
ambulatoriamente, a partir de las 36 semanas de gestación. También
puede hacerse al iniciarse el TdP, o al ingreso de la gestante de alto
riesgo.
Paciente en posición de litotomía. Desinfección perineal.
*TV para valorar el grado de permeabilidad cervical, a fin de escoger el
calibre del amnioscopio (el máximo calibre que permita la dilatación).
Lubricar el amnioscopio. Colocar el mandril en posición e introducir el
amnioscopio guiándolo con el dedo índice que tacta y ha penetrado en el
interior del cérvix.
Cuando el amnioscopio llega al orificio externo del cérvix, se retira el
índice y su lugar viene a ser ocupado por el amnioscopio, el cual se
introduce un poco más para que haga contacto con las membranas
ovulares y con el tapón mucoso que ocluye el canal cervical.
El amnioscopio se mantiene en esta posición con la mano izquierda,
mientras que con la derecha se retira el mandril.
Conectar la fuente de luz y comprobar que el amnioscopio se encuentra
en posición adecuada.
Limpiar el tapón mucoso mediante torundas o utilizando una sonda
conectada a un aspirador.
Una vez expuestas y limpias las membranas, se procede a valorar las
características del LA.
Hallazgos de la amnioscopia:
Aspecto normal del LA.
A las 36 semanas el LA se observa de color celeste claro,
transparente y con escasos grumos de vérnix o ninguno.
A las 38 semanas se observa la aparición de flóculos color
blanquecino y de aspecto blando y deshilachado.
A término, las partículas van aumentando, dándole cierta turbidez
homogénea; con coloración casi blanquecina. La presencia de
abundante vérmix en suspensión es índice de madurez fetal.
Cuando el tinte verdoso se aprecia sin brillo, con gran turbidez del
LA, debe pensarse en óbito fetal, que luego, al macerarse,
imprimirá un aspecto marrón a la imagen amnioscopia.
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PERFIL BIOFÍSICO (SFC)
Uso combinado de cinco variables biofísicas fetales como una forma más exacta de
valorar la salud del feto que con un solo elemento. El estudio tiene una duración habitual
de 30 a 60 min.
En el cuadro 17-2 fi guran los cinco componentes biofísicos, que son:
1) aceleración de la frecuencia cardiaca fetal;
2) respiración;
3) movimientos;
4) tono corporal,
5) volumen de líquido amniótico.
A cada variable normal se le asignó un valor de 2 puntos y para las variables anormales el
valor fue de 0; de esta manera, la califi cación máxima posible para un feto sano es de 10
puntos.
Los fármacos maternos, como la morfi na, pueden reducir demasiado la califi - cación
(Kopecky, 2000). Ozkaya et al. (2012) observaron que las califi caciones de la prueba
biofísica eran más altas en una prueba nocturna (8 a 10 pm), en comparación con una
matutina (8 a 10 am).
Manning et al. (1987) estudiaron más de 19 000 embarazos y para ello se valieron de la
interpretación del perfi l biofísico y siguieron las medidas asistenciales y terapéuticas que
se muestran en el cuadro 17-3. Más del 97% de los embarazos estudiados mostró
resultados normales en la prueba. Observaron un índice de resultados normales falsos
(defi nidos como el óbito prenatal de un feto con estructura normal) cercano a 1 caso por
1 000. Las causas reconocibles más frecuentes del óbito fetal después de que los perfi les
biofísicos habían sido normales fueron hemorragia fetomaterna, accidentes del cordón
umbilical y desprendimiento prematuro de placenta (Dayal, 1999). Manning et al. (1993)
publicaron una notable descripción en 493 fetos en los que califi caron las puntuaciones
biofísicas inmediatamente antes de medir el pH de la sangre de la vena umbilical obtenida
por cordocentesis. Cerca del 20% de los fetos estudiados mostró restricción del
crecimiento y el resto anemia hemolítica aloinmunitaria.
Sin embargo, concluyeron que el perfi l biofísico tenía poco valor para predecir el pH fetal,
ya que nueve fetos con acidosis leve tuvieron califi caciones normales en el perfi l
biofísico. Weiner et al. (1996) valoraron a 135 fetos con restricción evidente del
crecimiento y llegaron a una conclusión similar. La morbilidad y mortalidad en estos
últimos fetos se relacionaron sobre todo con la edad gestacional y el peso al nacer, no
con resultados anormales en la prueba fetal. En fecha reciente, Lalor et al. (2008)
actualizaron la revisión Cochrane y concluyeron que por ahora no hay datos sufi cientes
que respalden el uso del perfi l biofísico como prueba de bienestar fetal en embarazos de
alto riesgo. Kaur et al. (2008) realizaron perfi les biofísicos diarios para confi rmar el
momento óptimo del parto en 48 fetos con restricción del crecimiento que pesaban
<1000g
A pesar de las califi caciones de 8 en 27 fetos y de 6 en 13, hubo seis muertes y 21 fetos
con acidosis. Estos especialistas llegaron a la conclusión de que en los fetos muy
prematuros es elevada la incidencia de resultados positivos y negativos falsos.
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Tratamiento
Tratamiento preventivo
El mejor tratamiento del SFA es preventivo, ya que a menudo el SFA es previsible.
Durante el parto
OPCIONES DE ATENCIÓN
Las opciones principales en caso de patrones de frecuencia cardiaca fetal con variación
signifi cativa consisten en corregir cualquier estímulo lesivo al feto, de ser posible.Las
medidas sugeridas por el American College of Obstetricians and Gynecologists (2013b,c)
se enlistan en el cuadro 24-3.
Tocólisis
Una sola inyección subcutánea o intravenosa de sulfato de terbutalina en dosis de 0.25
mg, administrada para relajar el útero, se ha descrito como una maniobra conservadora
en el tratamiento de las características no alentadoras de la frecuencia cardiaca fetal
durante el trabajo de parto. El fundamento es que la inhibición de las contracciones
uterinas puede mejorar la oxigenación del feto, lo que permite la reanimación in utero.
El American College of Obstetricians and Gynecologists (2013b) concluye que no existe
sufi ciente evidencia para recomendar la tocólisis en los patrones alarmantes de la
frecuencia cardiaca fetal
Amnioinfusión
Gabbe et al. (1976) mostraron en monas que el retiro de líquido amniótico producía
desaceleraciones variables y que su reposición con solución fi siológica las aliviaba.
Miyazaki y Taylor (1983) inyectaron solución fi siológica a través del catéter de toma de
presión intrauterina a mujeres en trabajo de parto que tenían desaceleraciones variables o
prolongadas atribuibles a atrapamiento del cordón. Dicho tratamiento mejoró los patrones
de la frecuencia cardiaca fetal en la mitad de las pacientes estudiadas. Después, Miyazaki
y Nevarez (1985) asignaron al azar a 96 nulíparas en trabajo de parto con patrones
correspondientes a compresión del cordón umbilical, y observaron que aquellas que
recibían amnioinfusión requerían menos a menudo cesárea por sufrimiento fetal.
Con base en muchos de estos informes iniciales, la amnioinfusión transvaginal se
extendió a tres áreas clínicas. Estas incluyen: 1) tratamiento de las desaceleraciones
variables prolongadas, 2) profi laxis en mujeres con oligohidramnios, así como rotura
prolongada de membranas, y 3) intentos de diluir o eliminar el meconio espeso (cap. 33,
pág. 638).
Se han comunicado muchos esquemas diferentes de amnioinfusión, pero casi todos
incluyen una dosis rápida de 500 a 800 ml de solución fi siológica tibia normal, seguida de
su administración continua a razón de casi 3 ml/min (Owen, 1990; Pressman, 1996).
Hofmeyr y Lawrie (2012) utilizaron la base de datos Cochrane para analizar de manera
específi ca los efectos de la amnioinfusión en el tratamiento de los patrones de frecuencia
cardiaca fetal asociados a compresión del cordón umbilical. Se identifi caron 19 estudios
apropiados, la mayor parte de los cuales con menos de 200 participantes. Se concluyó
que la amnioinfusión resulta útil para reducir la frecuencia de desaceleraciones variables,
mejorar el resultado neonatal y disminuir el índice de cesáreas. El American College of
Obstetricians and Gynecologists (2013a) recomienda contemplar la posibilidad de una
amnioinfusión ante desaceleraciones variables persistentes.