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Este documento presenta la sentencia definitiva No 120/2023 del Tribunal de Apelaciones de Trabajo de 4o Turno sobre una demanda presentada por árbitros de fútbol contra la Liga Minuana de Fútbol. El tribunal confirma la sentencia de primera instancia que desestimó la demanda al no encontrarse pruebas suficientes de una relación laboral, sino más bien una relación de prestación de servicios. El tribunal analiza la carga de la prueba en estos casos y los elementos que definen una relación laboral como la subordinación jurí
Este documento presenta la sentencia definitiva No 120/2023 del Tribunal de Apelaciones de Trabajo de 4o Turno sobre una demanda presentada por árbitros de fútbol contra la Liga Minuana de Fútbol. El tribunal confirma la sentencia de primera instancia que desestimó la demanda al no encontrarse pruebas suficientes de una relación laboral, sino más bien una relación de prestación de servicios. El tribunal analiza la carga de la prueba en estos casos y los elementos que definen una relación laboral como la subordinación jurí
Este documento presenta la sentencia definitiva No 120/2023 del Tribunal de Apelaciones de Trabajo de 4o Turno sobre una demanda presentada por árbitros de fútbol contra la Liga Minuana de Fútbol. El tribunal confirma la sentencia de primera instancia que desestimó la demanda al no encontrarse pruebas suficientes de una relación laboral, sino más bien una relación de prestación de servicios. El tribunal analiza la carga de la prueba en estos casos y los elementos que definen una relación laboral como la subordinación jurí
SYLVIA DE CAMILLI HERMIDA Y DR. ADOLFO FERNÁNDEZ DE LA VEGA MENDEZ.
VISTOS EN EL ACUERDO:
Para sentencia definitiva de segunda instancia estos autos
caratulados: “ROBAINA, JAIME DANIEL Y OTROS C/ LIGA MINUANA DE FÚTBOL DE LAVALLEJA”. IUE 432-718/2020, venidos en apelación del Juzgado Letrado de Primera Instancia de Lavalleja de 3er. Turno, a cargo del Dr. Gabriel Espino Ricamonte.
RESULTANDO:
1) La Sala acepta el relato de antecedentes procesales que
se consignan en la sentencia apelada, procediendo al dictado de la presente. 2) Por sentencia definitiva de primera instancia Nº50/2022 de 24 de noviembre de 2022 (fs. 452-462 vto.) se desestima la demanda, sin especial condenación en la instancia.
3) El representante de la parte actora, interpone recurso
de apelación contra la sentencia definitiva (fs. 466-469 vto.), agraviándose, en síntesis, por cuanto desestima la demanda en todos sus términos, no compartiéndose las razones esgrimidas por la Sede. Plantea que al hablar de subordinación, no debemos limitarnos únicamente al tipo jurídico y económico, sino que, como expresa Plá podemos encontrar cuatro concepciones diferente: técnica, jurídica, económica y social. Siendo que en el caso los actores cumplían a la perfección con este elemento caracterizante, ya que si bien no se desconoce que poseían cierta independencia técnica, los órganos de la Liga Minuana direccionaban u ordenaban sus tareas, los árbitros no tenían la opción de elegir dónde arbitrar, estaban regidos por el Colegio de Árbitros de la Liga Minuana, quien determinaba el lineamiento a seguir de la actividad laboral desempeñada por los actores. No se tuvo en cuenta que existe un Tribunal de Penas dentro de la Liga, que tiene potestades para imponer sanciones. El salario era negociado entre la Liga Minuana y el Sindicato de Árbitros (ADAM), el cual es asimilable a cualquier tipo de negociación colectiva entre representantes de empleadores y del gremio. No se consideran las características de subordinación, temporalidad, poder disciplinario, posibilidad de existencia de instrucciones control (subordinación jurídica), la realización del trabajo en beneficio ajeno, la ejecución personal del trabajo, la realización de la labor en un horario determinado y en un lugar indicado o aceptado por quien lo solicita, cierta duración o continuidad de la labor, la disponibilidad del trabajador de estar a la orden, la periodicidad de la remuneración, la integración del trabajador en la organización de la empresa, las cuales determinan la existencia de una relación de trabajo.
4) Por auto Nº2241/2022 de 12 de diciembre de 2022
(fs. 470), se dispuso el traslado del recurso interpuesto por el término legal, resultando evacuado por la parte codemandada “La Liga Minuana de Fútbol” a fs. 475-479, abogando por su franco rechazo.
5) Por providencia Nº17/2023 de 13 de febrero de 2023, se
tuvo por evacuado en tiempo y forma el traslado del recurso de apelación, franqueándose la alzada (fs. 481).
6) Recibidos los autos por el Tribunal, el 25 de mayo de
2023, se señaló fecha de acuerdo y se dispuso el pase a estudio de conformidad con lo establecido en el art. 17 de la Ley 18.572 en la redacción dada por el art. 6 de la Ley 18.847 (fs. 504).
CONSIDERANDO:
I) Entiende el Cuerpo que en el sublite corresponde
arribar a un pronunciamiento confirmatorio del recurrido en cuanto el mérito de la causa así lo determina y los agravios deducidos no conmueven tal decisión, habida cuenta que la misma efectúa una adecuada valoración de la resultancia probatoria emergente para arribar a una respuesta dilucidatoria compartible. II) La parte actora se agravia, porque la recurrida desestimó la demanda, en el entendido que no fue probada la relación laboral que invocaran los actores, al no advertirse la existencia de subordinación jurídica y económica, sino que prestaban sus servicios de arbitraje de los partidos de fútbol a través de arrendamientos de servicios, contra el pago de un arancel fijado de antemano.
En primer lugar, cabe señalar que se comparte el
análisis realizado por el Sr. Juez a quo respecto a la falta de la debida afirmación con relación al reclamo realizado por los accionantes contra el codemandado Sr. Pablo Andrés Fuentes, pues más allá de señalarse que era el Presidente de la Liga de Fútbol Minuana, en la demanda no se explica, por qué razones o argumentos debería responder como empleador de los actores, lo que ya determina a su respecto la imposibilidad de que el reclamo pudiere prosperar por incumplimiento a la carga de la debida sustanciación. No existiendo en la apelación una sola crítica razonada a tales consideraciones que merezcan ser analizadas en segunda instancia.
En segundo lugar, también se comparte el correcto
análisis probatorio realizado en la recurrida y sus conclusiones que no logran ser enervados por los agravios planteados.
A criterio del Colegiado, debemos partir de que es
pacífica la jurisprudencia nacional en el sentido de que quien alega una relación laboral, cuando ésta es controvertida por la contraparte, tiene la carga de la prueba de acuerdo a lo dispuesto por el art. 139 del C.G.P. (cfr. "Anuario de Jurisprudencia Laboral", Año 2002: c. 559, 560, 564, 570, 575, 578 y 579; Año 2003: c. 972 a 977, 981 y 983; Año 2004: c. 766, 767, 774, 775, 778, 779 , 784; "Revista Uruguaya de Derecho Procesal" N° 4/2002, c. 944, 950, 951 y 953; "La Justicia Uruguaya", suma N° 127052; etc.).
En tal sentido debe considerarse que como señala la
Sala Laboral de 2° turno en sentencias Nos. 325/96, 326/96, 32/97, 142/97, 195/98, 268/98, etc.: "En materia laboral rige también lo dispuesto por el art. 139.1 del CGP. La carga de la prueba consiste en determinar en cada caso sobre cuál de las partes recae la tarea de probar, ese imperativo del propio interés que le permita para el caso de alcanzarlo, desembarazarse con éxito de dicha carga, convencer efectivamente al tribunal de la veracidad de sus afirmaciones de hecho." (Cfr. "Revista Uruguaya de Derecho Procesal", N° 3-4/98, c. 749; N° 3/99, c. 644 y 646).
"El actor debe probar los hechos constitutivos de su
pretensión, es decir los hechos que han creado u originado la situación que se invoca como fundamento de la pretensión procesal. Quien contradiga la pretensión de su adversario tendrá la carga de probar los hechos modificativos, impeditivos o extintivos de aquella pretensión (Conf. Enrique Tarigo; "Lecciones de Derecho Procesal Civil", Tomo II; págs. 18/19) (Jorge Marabotto, "Prueba. Generalidades" en Curso sobre el Código General del Proceso", Tomo I, pág. 139) (Devis Echandía, "Teoría General de la Prueba Judicial", Tomo I, pág. 487)." (Cfr. "Revista Uruguaya de Derecho Procesal", N°3/99, c. 638 y 646).
"La carga de la prueba no supone ningún derecho del
adversario, sino un imperativo del propio interés del litigante, es una circunstancia de riesgo que consiste en que quien no prueba los hechos que ha de probar, pierde el juicio. Puede quitarse esa carga de encima probando, es decir acreditando la verdad de los hechos que la ley le señala (Couture, "Fundamentos de Derecho Procesal Civil", pág. 242)." (Cfr. "Revista Uruguaya de Derecho Procesal", N° 3-4/98, c. 749 y 750; N° 3/99, c. 641).
La prueba de la relación laboral debe ser cabal, puesto que
está en juego nada menos que la base de toda reclamación que se pudiera plantear, debiéndose tener en cuenta que la regla "in dubio pro operario" no tiene aplicación a situaciones en las que, justamente lo que se discute en la existencia o no de la relación laboral, por cuanto es evidente que en tal caso, la relación laboral constituye un antecedente lógico necesario de la consideración y consecuente aplicación de los principios laborales (cfr. "Anuario de Derecho Laboral", Año 2000, c. 1118, 1119, 1122 y 1330; Año 2001, c. 883, 900 y 903; Año 2002: c. 578 y 580; Año 2003: c. 979; Año 2004, c. 785; "Revista Uruguaya de Derecho Procesal" N°4/2002, c. 953).
No todo trabajo constituye objeto del contrato del mismo
nombre, sino únicamente el prestado en ciertas condiciones, que someramente son:
a) Subordinación: esta es la nota más típica -la que
provoca mayor interés- sobre la que, siguiendo a Plá Rodríguez (cfr. "Curso de Derecho Laboral", tom. II, vol. I, págs. 21 y ss.), se manejan cuatro concepciones: subordinación técnica, subordinación jurídica, subordinación económica y subordinación social. Establece el autor citado: "...creemos que el verdadero sentido de este elemento es el jurídico, ya que no introduce factores extraños y suministra un criterio apto para caracterizar el contrato de trabajo" (ob. cit., pág. 30). Se da cuando existe la posibilidad para el empleador de "...imprimir cierta dirección a la actividad del trabajador. Se trata de un poder de dirección, es decir de la simple posibilidad de dirigir aunque no la use. Las formas de manifestarse este poder de dirección son múltiples ... varía de intensidad pasando de un máximo a un mínimo según la naturaleza de la prestación"; por lo que, "no es susceptible de una determinación apriorística general" (pág. 25).
La jurisprudencia invariablemente distingue el contrato de
trabajo en función, principalmente, de la subordinación jurídica, que se construye a partir de la idea de ajenidad del trabajo que se caracteriza por la circunstancia de que el empleador sea quien ordena, vigila y dirige la actividad (vide: "Anuario de Jurisprudencia Laboral", Año 2000, c. 82, 84, 597, 1111, 1115, 1152, 1163, 1316, 1318, y 1321; Año 2001, c. 886, 892, 902, 903, 919, 921 y 1049).
La subordinación, enseña De Ferrari, se traduce en: "una
relación de poder", "se trata nada más que de la posibilidad que tiene una de las partes de imprimir, cuando lo crea necesario, una cierta dirección a la actividad ajena" (Cfr. "Lecciones de Derecho del Trabajo", tom. II, Año 1962, págs. 116 y 117).
Y como expresa De la Cueva: "Donde exista subordinación
como poder jurídico, esto es, como principio de autoridad, habrá relación de trabajo y faltando ese elemento, estaremos en presencia de un contrato de Derecho Civil" (cfr. "Derecho Mexicano del Trabajo", tom. I, págs. 496 y 497; "Anuario de Jurisprudencia Laboral", Año 1999, c. 1092; Año 2000, c. 1321; Año 2001, c. 1050 y 1054). Por otra parte, recogiendo el pensamiento de Cabanellas (vide "Compendio de Derecho Laboral", tom. I. pág. 398), la jurisprudencia actualmente entiende que la subordinación es un estado de hecho que debe probarse; quien presta un servicio a otro no se presume que lo haga sujeto a subordinación, y la carga probatoria la tiene quien afirma la dependencia (cfr. "Anuario de Jurisprudencia Laboral", Año 2000, c. 1325 y 1328; Año 2001, c. 889 y 1048; Año 2004, c. 764).
b) Carácter personal de la prestación del trabajador: "El
trabajo debe ser estrictamente personal. Quien realiza un contrato de trabajo no puede ser sustituido por otro. Por eso se dice que es "intuitu personae" con respecto al trabajador ... por la misma inseparabilidad entre la prestación y la persona del trabajador, no son indiferentes las condiciones de habilidad y de confianza de cada persona" (cfr. Plá, ob. cit., pág. 20).
c) Onerosidad: "El contrato de trabajo supone que el
trabajador se desprende del fruto de su trabajo a cambio de un beneficio que es denominado salario" (cfr. Plá, ob. cit., pág. 30).
d) Durabilidad: se puede definir como: "...la voluntad del
empleado y del empleador de vincularse uno con otro de manera durable. Se excluyen de ese modo las prestaciones ocasionales o accidentales de servicios..." (cfr. Plá, ob. cit., págs. 31 y 32).
Aplicando los precedentes conceptos, luego de analizar
racionalmente la probanza de marras, tomando en cuenta cada medio producido y su conjunto, a la luz de los principios lógicos y normas de experiencia que conforman la sana crítica de conformidad con lo preceptuado por el art. 140 del C.G.P. (cf. Marabotto, "Curso sobre el CGP", pág. 14; Devis Echandía, "Teoría General de la Prueba Judicial", tom. I, pág. 305), se entiende que estos árbitros de fútbol del interior se someten a un estatuto especial que ellos mismos, a través de sus entidades gremiales con sus representantes, elaboran en parte y que actúan como trabajadores independientes arrendadores de servicios, pero no en relación laboral.
III) En efecto, como sostiene la Dra. Ivanovich en su
estudio, en el caso, los recurrentes omiten analizar el rol que cumplía la Asociación de Árbitros de Minas (ADAM) y su vinculación con los distintos órganos de la Liga Minuana de Fútbol, destacándose que los accionantes formaron parte de dicha organización.
Así, surge de autos que la Liga Minuana suscribía
contrato de arrendamiento de servicios con la Asociación de Árbitros de Minas (ADAM), por el cual ésta organización se comprometió a proporcionar los nombres de las personas habilitadas a desempeñar las tareas de árbitro de la que la Liga Minuana elegirá para cada partido con anterioridad al comienzo de los campeonatos que ésta organice, y como contrapartida ADAM percibió la suma de dinero correspondiente a la categoría del evento realizado conforme al precio que se fijaba de común acuerdo al comienzo de cada campeonato.
En el contrato celebrado el 4 de junio de 2015, se
estableció como obligación el respeto del Consejo Ejecutivo de la Liga Minuana al Gremio de Árbitros en su conjunto, y que ambas partes se sujetarán en lo reglamentario a lo dispuesto por los artículos que se encuentran vigentes, para la Organización de Fútbol del Interior (OFI); también se establecieron las obligaciones de cada árbitro a proporcionar el servicio de acuerdo a lo establecido en el contrato y a la normativa mencionada en el Capítulo Sexto y en caso de que el árbitro falte en divisiones formativas, en donde fue designado como tal, en la fecha siguiente dirige y no cobra su viático correspondiente, y el mismo le corresponde a la Liga Minuana de Fútbol. Además, ambas partes, dejaron constancia que dicho Contrato importa una relación estrictamente profesional, por lo que a los efectos de la prestación de los Servicios para el Consejo Ejecutivo de Liga y los árbitros, no se encuentran en relación de dependencia laboral alguna (fs. 96 a 97). En tanto en el contrato del año 2019 las partes acordaron que en caso de inasistencia de una de las personas designadas para arbitrar o en su caso la llegada tarde, entendiendo por tal el retraso de 20 minutos a la hora prevista para su asistencia (considerando que debe estar integrada la terna con una antelación de una hora antes de la hora señalada para el inicio del evento), se aplicará una multa que ADAM deberá abonar a la Liga Minuana que se estima en el mismo precio fijado para el evento (fs. 95).
Así, resulta que para que pueda cumplirse el servicio
contratado, debe indicarse cómo, cuándo, dónde y la forma en que debe ser brindado (fs. 37), resultando evidente que quien arrienda un servicio, debe tener la posibilidad de coordinar la prestación con aquellos que considera más aptos para prestarlos según sus actuaciones anteriores y las características de los partidos. Es más, surge de la prueba testimonial que en los hechos el Colegio de Árbitros coordinaba con ADAM quiénes iban a ser las personas convocadas, la fijación de partidos y horarios (fs. 360).
Consecuentemente, tales consideraciones no tornan la
relación entre las partes en un vínculo laboral, máxime si se considera cómo accedían los árbitros a la Liga, cumpliendo un rol fundamental el vínculo contractual entre esta y ADAM.
En particular, surge de autos que el 13 de septiembre
de 2019, fue ADAM quien retiró la confianza a todos los integrantes del ejecutivo, arguyendo que existió un incumplimiento contractual por parte de la Liga Minuana y resolvió que por lo que restan del año 2019 no estarán a la orden determinados árbitros, entre los cuales se encuentran los accionantes (fs. 133 a 138, 332 vto., 335 vto., 340 vto., 359, 360).
Así las cosas, los actores cumplían sus servicios en
función del acuerdo celebrado entre la Liga Minuana y la Asociación de Árbitros de Minas, resultando que cuando esta última consideró que existió incumplimiento de aquella, los árbitros dejaron de prestar el servicio en cuestión.
A su vez, entiende la Sala que, en el mismo marco,
debe analizarse la posibilidad de aplicar sanciones y/o penas. Cabe recordar que muchas de las obligaciones y las consecuencias por incumplimiento surgían de los propios contratos de arrendamiento suscritos por ADAM, sin que se pueda obviarse que tanto la Liga como la Asociación de Árbitros estaban obligados a cumplir con la reglamentación de OFI. En tal sentido, el Tribunal Arbitral y el Colegio de Árbitros, como órganos de la Liga Minuana se relacionaban específicamente con ADAM. El primero, entendía en las ´protestas de los partidos correspondientes a Campeonatos oficiales de la Liga, aplicar penas de acuerdo con el Código respectivo y entender en asuntos o apelaciones de las Resoluciones de los diversos cuerpos que integran la Liga, salvo lo dispuesto en el art. 17. Este Tribunal aplica en el cumplimiento los Códigos de Pena y Procedimientos y demás disposiciones de la Organización de Fútbol del Interior (OFI), respecto a lo cual cabe recordar estaba sometido ADAM y los árbitros que la componían.
En tal sentido, no es posible considerar que la Liga
haya ejercido potestad disciplinaria cuando el Tribunal Arbitral daba cuenta a ADAM de incumplimientos por parte de los árbitros de normas de dicho Código e incluso del Acuerdo contractual.
En lo que hace al Colegio de Árbitros, era el canal de
coordinación de la Liga con ADAM, a este organismo le compete llevar el registro de árbitros, designar árbitros y evacuar consultas técnicas que le formule el Consejo Ejecutivo de la Organización y la Asamblea General en su caso, rigiendo las disposiciones de la Comisión Nacional de Educación Física y Organización del Fútbol del Interior (OFI), siendo las calificaciones a los árbitros parte de la evaluación del servicio contratado. Es más la sanción a que hace mención la testigo Natalia Fernández (fs. 299 vto.), pareja del coactor Israel Rodríguez, no surge de autos claramente quién la dispuso, siendo contradictorios sus dichos con lo expuesto por los testigos Layes (fs. 328 vto.) y Herzberg (fs. 361 y vto.).
IV) Por otra parte, según dan cuenta los testimonios,
los árbitros eran libres de decidir si estaban disponibles para hacer los partidos. También debe ponderarse que los actores actuaban con independencia técnica, solventaban sus herramientas de trabajo (vestimenta, tarjetas, silbato, banderines), salvo cuando ADAM conseguía algún sponsor que la financiaba, sin que exista intervención alguna de la Liga (fs. 328 vto.,329, 333 vto., 338, 342, 360 vto.). Si bien los accionantes percibían una suma de dinero en función de los partidos en que intervenían, ello lo determinaba ADAM. En ninguna ocasión la Liga pagó directamente a los árbitros. Por el contrario, era el Tesorero de ADAM quien concurría a la Liga a recibir el pago, según lo estipulado en los acuerdos contractuales entre ambas Organizaciones (fs. 328 y vto., 329 vto., 333, 334 vto., 337, 338 y vto., 342 vto., 343, 363 vto., 364 vto.). Dicho precio era acordado entre el Ejecutivo de la Liga, la Asamblea de Clubes y ADAM, y únicamente se establecía el monto de la terna por partido, no lo que cada árbitro recibiría, circunstancia que se resolvía en el ámbito de ADAM. Por lo que la situación resulta totalmente diferente a lo acaecido en el ámbito de la Negociación Colectiva entre representantes de empleadores y representantes del gremio. Así, no se está frente al pago de una remuneración, cuando lo percibido por cada árbitro no era abonado ni establecido por la Liga.
En suma, en relación a la Liga Minuana de Fútbol, mal puede
entenderse que era su empleadora, ya que se coincide con el a-quo en que no hay probados elementos claros de subordinación laboral, sino que se regulan por un estatuto especial, conforme a la especial naturaleza de sus servicios. El hecho de que la Liga determinara los partidos en donde se desempeñaran los servicios de árbitros, así como que debieran estar con determinada anticipación, no cambia las conclusiones porque quien contrata la prestación de servicios, puede dar determinados lineamientos o “encargue”. Tampoco podría verse subordinación laboral en el especial sistema que tiene la Liga para controlar si este servicio se cumple a satisfacción, así como para tecnificarlo, que incluye la actuación de un Colegio de Árbitros, totalmente honorario.
Tal como ponderó el TAT 3 en un caso similar contra la
Liga Departamental de Flores, resuelto por sentencia N°41/2009, los actores en definitiva también actuaban con independencia técnica, utilizaba su propia vestimenta, tarjetas, silbato, etc. Percibían un Arancel convenido y abonado a través de la ADAM que integraba, dado que la Liga nunca pagó individualmente, pudiendo contar con sponsors propios y arbitrar en otras ligas. Al existir un Arancel, no existe salario propiamente dicho y por eso mismo, no tenían derecho a licencia, salario vacacional, aguinaldo.
De acuerdo a todo lo expuesto, no es posible calificar
la actividad de arbitraje futbolístico de los actores como trabajo remunerado sujeto al poder de dirección de un empleador, por lo que la inexistencia del vínculo laboral conlleva desestimar los agravios y confirmar la recurrida en todos sus términos.
V) No se establecerá especial imposición de costas y costos
en el grado.
Por tales fundamentos, disposiciones legales
citadas, arts. 17, 18, 28, 29 y concordantes de la Ley N° 18.572 del 13.9.2009, art. 7 de la Ley N°18.847 del 15.11.2011, el Tribunal,
FALLA:
CONFÍRMASE LA SENTENCIA APELADA.
SIN ESPECIAL IMPOSICIÓN DE COSTOS Y COSTAS EN EL GRADO.