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SENTENCIA DEFINITIVA Nº 120/2023

TRIBUNAL DE APELACIONES DE TRABAJO DE 4º TURNO

MINISTRO REDACTOR: DR. ADOLFO FERNÁNDEZ DE LA VEGA MENDEZ

MINISTROS FIRMANTES: DRA. MONICA IVANOVICH OUJO, DRA.


SYLVIA DE CAMILLI HERMIDA Y DR. ADOLFO FERNÁNDEZ DE LA VEGA
MENDEZ.

VISTOS EN EL ACUERDO:

Para sentencia definitiva de segunda instancia estos autos


caratulados: “ROBAINA, JAIME DANIEL Y OTROS C/ LIGA MINUANA
DE FÚTBOL DE LAVALLEJA”. IUE 432-718/2020, venidos en
apelación del Juzgado Letrado de Primera Instancia de
Lavalleja de 3er. Turno, a cargo del Dr. Gabriel Espino
Ricamonte.

RESULTANDO:

1) La Sala acepta el relato de antecedentes procesales que


se consignan en la sentencia apelada, procediendo al
dictado de la presente.
2) Por sentencia definitiva de primera instancia Nº50/2022
de 24 de noviembre de 2022 (fs. 452-462 vto.) se desestima
la demanda, sin especial condenación en la instancia.

3) El representante de la parte actora, interpone recurso


de apelación contra la sentencia definitiva (fs. 466-469
vto.), agraviándose, en síntesis, por cuanto desestima la
demanda en todos sus términos, no compartiéndose las
razones esgrimidas por la Sede. Plantea que al hablar de
subordinación, no debemos limitarnos únicamente al tipo
jurídico y económico, sino que, como expresa Plá podemos
encontrar cuatro concepciones diferente: técnica, jurídica,
económica y social. Siendo que en el caso los actores
cumplían a la perfección con este elemento caracterizante,
ya que si bien no se desconoce que poseían cierta
independencia técnica, los órganos de la Liga Minuana
direccionaban u ordenaban sus tareas, los árbitros no
tenían la opción de elegir dónde arbitrar, estaban regidos
por el Colegio de Árbitros de la Liga Minuana, quien
determinaba el lineamiento a seguir de la
actividad laboral desempeñada por los actores. No se tuvo
en cuenta que existe un Tribunal de Penas dentro de la
Liga, que tiene potestades para imponer sanciones. El
salario era negociado entre la Liga Minuana y el Sindicato
de Árbitros (ADAM), el cual es asimilable a cualquier tipo
de negociación colectiva entre representantes de
empleadores y del gremio. No se consideran las
características de subordinación, temporalidad, poder
disciplinario, posibilidad de existencia de instrucciones
control (subordinación jurídica), la realización del
trabajo en beneficio ajeno, la ejecución personal del
trabajo, la realización de la labor en un horario
determinado y en un lugar indicado o aceptado por quien lo
solicita, cierta duración o continuidad de la labor, la
disponibilidad del trabajador de estar a la orden, la
periodicidad de la remuneración, la integración del
trabajador en la organización de la empresa, las cuales
determinan la existencia de una relación de trabajo.

4) Por auto Nº2241/2022 de 12 de diciembre de 2022


(fs. 470), se dispuso el traslado del recurso interpuesto
por el término legal, resultando evacuado por la parte
codemandada “La Liga Minuana de Fútbol” a fs. 475-479,
abogando por su franco rechazo.

5) Por providencia Nº17/2023 de 13 de febrero de 2023, se


tuvo por evacuado en tiempo y forma el traslado del recurso
de apelación, franqueándose la alzada (fs. 481).

6) Recibidos los autos por el Tribunal, el 25 de mayo de


2023, se señaló fecha de acuerdo y se dispuso el pase a
estudio de conformidad con lo establecido en el art. 17 de
la Ley 18.572 en la redacción dada por el art. 6 de la Ley
18.847 (fs. 504).

CONSIDERANDO:

I) Entiende el Cuerpo que en el sublite corresponde


arribar a un pronunciamiento confirmatorio del recurrido en
cuanto el mérito de la causa así lo determina y los
agravios deducidos no conmueven tal decisión, habida cuenta
que la misma efectúa una adecuada valoración de la
resultancia probatoria emergente para arribar a una
respuesta dilucidatoria compartible.
II) La parte actora se agravia, porque la recurrida
desestimó la demanda, en el entendido que no fue probada la
relación laboral que invocaran los actores, al no
advertirse la existencia de subordinación jurídica y
económica, sino que prestaban sus servicios de arbitraje de
los partidos de fútbol a través de arrendamientos de
servicios, contra el pago de un arancel fijado de antemano.

En primer lugar, cabe señalar que se comparte el


análisis realizado por el Sr. Juez a quo respecto a la
falta de la debida afirmación con relación al reclamo
realizado por los accionantes contra el codemandado Sr.
Pablo Andrés Fuentes, pues más allá de señalarse que era el
Presidente de la Liga de Fútbol Minuana, en la demanda no
se explica, por qué razones o argumentos debería responder
como empleador de los actores, lo que ya determina a su
respecto la imposibilidad de que el reclamo pudiere
prosperar por incumplimiento a la carga de la debida
sustanciación. No existiendo en la apelación una sola
crítica razonada a tales consideraciones que merezcan ser
analizadas en segunda instancia.

En segundo lugar, también se comparte el correcto


análisis probatorio realizado en la recurrida y sus
conclusiones que no logran ser enervados por los agravios
planteados.

A criterio del Colegiado, debemos partir de que es


pacífica la jurisprudencia nacional en el sentido de que
quien alega una relación laboral, cuando ésta es
controvertida por la contraparte, tiene la carga de la
prueba de acuerdo a lo dispuesto por el art. 139 del C.G.P.
(cfr. "Anuario de Jurisprudencia Laboral", Año 2002: c.
559, 560, 564, 570, 575, 578 y 579; Año 2003: c. 972 a 977,
981 y 983; Año 2004: c. 766, 767, 774, 775, 778, 779 ,
784; "Revista Uruguaya de Derecho Procesal" N° 4/2002, c.
944, 950, 951 y 953; "La Justicia Uruguaya", suma N°
127052; etc.).

En tal sentido debe considerarse que como señala la


Sala Laboral de 2° turno en sentencias Nos. 325/96, 326/96,
32/97, 142/97, 195/98, 268/98, etc.: "En
materia laboral rige también lo dispuesto por el art.
139.1 del CGP. La carga de la prueba consiste en
determinar en cada caso sobre cuál de las partes recae la
tarea de probar, ese imperativo del propio interés que le
permita para el caso de alcanzarlo, desembarazarse con
éxito de dicha carga, convencer efectivamente al tribunal
de la veracidad de sus afirmaciones de
hecho." (Cfr. "Revista Uruguaya de Derecho Procesal", N°
3-4/98, c. 749; N° 3/99, c. 644 y 646).

"El actor debe probar los hechos constitutivos de su


pretensión, es decir los hechos que han creado u originado
la situación que se invoca como fundamento de la
pretensión procesal. Quien contradiga la pretensión de su
adversario tendrá la carga de probar los hechos
modificativos, impeditivos o extintivos de aquella
pretensión (Conf. Enrique Tarigo; "Lecciones de Derecho
Procesal Civil", Tomo II; págs. 18/19) (Jorge Marabotto,
"Prueba. Generalidades" en Curso sobre el Código General
del Proceso", Tomo I, pág. 139) (Devis Echandía, "Teoría
General de la Prueba Judicial", Tomo I, pág.
487)." (Cfr. "Revista Uruguaya de Derecho
Procesal", N°3/99, c. 638 y 646).

"La carga de la prueba no supone ningún derecho del


adversario, sino un imperativo del propio interés del
litigante, es una circunstancia de riesgo que consiste en
que quien no prueba los hechos que ha de probar, pierde el
juicio. Puede quitarse esa carga de encima probando, es
decir acreditando la verdad de los hechos que la ley le
señala (Couture, "Fundamentos de Derecho Procesal Civil",
pág. 242)." (Cfr. "Revista Uruguaya de Derecho Procesal",
N° 3-4/98, c. 749 y 750; N° 3/99, c. 641).

La prueba de la relación laboral debe ser cabal, puesto que


está en juego nada menos que la base de toda reclamación
que se pudiera plantear, debiéndose tener en cuenta que la
regla "in dubio pro operario" no tiene aplicación a
situaciones en las que, justamente lo que se discute en la
existencia o no de la relación laboral, por cuanto es
evidente que en tal caso, la relación laboral constituye un
antecedente lógico necesario de la consideración y
consecuente aplicación de los principios laborales
(cfr. "Anuario de Derecho Laboral", Año 2000, c. 1118,
1119, 1122 y 1330; Año 2001, c. 883, 900 y 903; Año 2002:
c. 578 y 580; Año 2003: c. 979; Año 2004, c. 785; "Revista
Uruguaya de Derecho Procesal" N°4/2002, c. 953).

No todo trabajo constituye objeto del contrato del mismo


nombre, sino únicamente el prestado en ciertas condiciones,
que someramente son:

a) Subordinación: esta es la nota más típica -la que


provoca mayor interés- sobre la que, siguiendo a Plá
Rodríguez (cfr. "Curso de Derecho Laboral", tom. II, vol.
I, págs. 21 y ss.), se manejan cuatro concepciones:
subordinación técnica, subordinación jurídica,
subordinación económica y subordinación social. Establece
el autor citado: "...creemos que el verdadero sentido de
este elemento es el jurídico, ya que no introduce factores
extraños y suministra un criterio apto para caracterizar
el contrato de trabajo" (ob. cit., pág. 30). Se da cuando
existe la posibilidad para el empleador de "...imprimir
cierta dirección a la actividad del trabajador. Se trata
de un poder de dirección, es decir de la simple
posibilidad de dirigir aunque no la use. Las formas de
manifestarse este poder de dirección son múltiples ...
varía de intensidad pasando de un máximo a un mínimo según
la naturaleza de la prestación"; por lo que, "no es
susceptible de una determinación apriorística
general" (pág. 25).

La jurisprudencia invariablemente distingue el contrato de


trabajo en función, principalmente, de la subordinación
jurídica, que se construye a partir de la idea de ajenidad
del trabajo que se caracteriza por la circunstancia de que
el empleador sea quien ordena, vigila y dirige la actividad
(vide: "Anuario de Jurisprudencia Laboral", Año 2000, c.
82, 84, 597, 1111, 1115, 1152, 1163, 1316, 1318, y 1321;
Año 2001, c. 886, 892, 902, 903, 919, 921 y 1049).

La subordinación, enseña De Ferrari, se traduce en: "una


relación de poder", "se trata nada más que de la
posibilidad que tiene una de las partes de imprimir,
cuando lo crea necesario, una cierta dirección a la
actividad ajena" (Cfr. "Lecciones de Derecho del Trabajo",
tom. II, Año 1962, págs. 116 y 117).

Y como expresa De la Cueva: "Donde exista subordinación


como poder jurídico, esto es, como principio de autoridad,
habrá relación de trabajo y faltando ese elemento,
estaremos en presencia de un contrato de Derecho
Civil" (cfr. "Derecho Mexicano del Trabajo", tom. I, págs.
496 y 497; "Anuario de Jurisprudencia Laboral", Año 1999,
c. 1092; Año 2000, c. 1321; Año 2001, c. 1050 y 1054).
Por otra parte, recogiendo el pensamiento de Cabanellas
(vide "Compendio de Derecho Laboral", tom. I. pág. 398),
la jurisprudencia actualmente entiende que la subordinación
es un estado de hecho que debe probarse; quien presta un
servicio a otro no se presume que lo haga sujeto a
subordinación, y la carga probatoria la tiene quien afirma
la dependencia (cfr. "Anuario de Jurisprudencia Laboral",
Año 2000, c. 1325 y 1328; Año 2001, c. 889 y 1048; Año
2004, c. 764).

b) Carácter personal de la prestación del trabajador: "El


trabajo debe ser estrictamente personal. Quien realiza un
contrato de trabajo no puede ser sustituido por otro. Por
eso se dice que es "intuitu personae" con respecto al
trabajador ... por la misma inseparabilidad entre la
prestación y la persona del trabajador, no son
indiferentes las condiciones de habilidad y de confianza
de cada persona" (cfr. Plá, ob. cit., pág. 20).

c) Onerosidad: "El contrato de trabajo supone que el


trabajador se desprende del fruto de su trabajo a cambio
de un beneficio que es denominado salario" (cfr. Plá, ob.
cit., pág. 30).

d) Durabilidad: se puede definir como: "...la voluntad del


empleado y del empleador de vincularse uno con otro de
manera durable. Se excluyen de ese modo las prestaciones
ocasionales o accidentales de servicios..." (cfr. Plá, ob.
cit., págs. 31 y 32).

Aplicando los precedentes conceptos, luego de analizar


racionalmente la probanza de marras, tomando en cuenta cada
medio producido y su conjunto, a la luz de los principios
lógicos y normas de experiencia que conforman la sana
crítica de conformidad con lo preceptuado por el art. 140
del C.G.P. (cf. Marabotto, "Curso sobre el CGP", pág. 14;
Devis Echandía, "Teoría General de la Prueba Judicial",
tom. I, pág. 305), se entiende que estos árbitros de fútbol
del interior se someten a un estatuto especial que ellos
mismos, a través de sus entidades gremiales con sus
representantes, elaboran en parte y que actúan como
trabajadores independientes arrendadores de servicios, pero
no en relación laboral.

III) En efecto, como sostiene la Dra. Ivanovich en su


estudio, en el caso, los recurrentes omiten analizar el rol
que cumplía la Asociación de Árbitros de Minas (ADAM) y su
vinculación con los distintos órganos de la Liga Minuana de
Fútbol, destacándose que los accionantes formaron parte de
dicha organización.

Así, surge de autos que la Liga Minuana suscribía


contrato de arrendamiento de servicios con la Asociación de
Árbitros de Minas (ADAM), por el cual ésta organización se
comprometió a proporcionar los nombres de las personas
habilitadas a desempeñar las tareas de árbitro de la que la
Liga Minuana elegirá para cada partido con anterioridad al
comienzo de los campeonatos que ésta organice, y como
contrapartida ADAM percibió la suma de dinero
correspondiente a la categoría del evento realizado
conforme al precio que se fijaba de común acuerdo al
comienzo de cada campeonato.

En el contrato celebrado el 4 de junio de 2015, se


estableció como obligación el respeto del Consejo Ejecutivo
de la Liga Minuana al Gremio de Árbitros en su conjunto, y
que ambas partes se sujetarán en lo reglamentario a lo
dispuesto por los artículos que se encuentran vigentes,
para la Organización de Fútbol del Interior (OFI); también
se establecieron las obligaciones de cada árbitro a
proporcionar el servicio de acuerdo a lo establecido en el
contrato y a la normativa mencionada en el Capítulo Sexto y
en caso de que el árbitro falte en divisiones formativas,
en donde fue designado como tal, en la fecha siguiente
dirige y no cobra su viático correspondiente, y el mismo le
corresponde a la Liga Minuana de Fútbol. Además, ambas
partes, dejaron constancia que dicho Contrato importa una
relación estrictamente profesional, por lo que a los
efectos de la prestación de los Servicios para el Consejo
Ejecutivo de Liga y los árbitros, no se encuentran en
relación de dependencia laboral alguna (fs. 96 a 97). En
tanto en el contrato del año 2019 las partes acordaron que
en caso de inasistencia de una de las personas designadas
para arbitrar o en su caso la llegada tarde, entendiendo
por tal el retraso de 20 minutos a la hora prevista para su
asistencia (considerando que debe estar integrada la terna
con una antelación de una hora antes de la hora señalada
para el inicio del evento), se aplicará una multa que ADAM
deberá abonar a la Liga Minuana que se estima en el mismo
precio fijado para el evento (fs. 95).

Así, resulta que para que pueda cumplirse el servicio


contratado, debe indicarse cómo, cuándo, dónde y la forma
en que debe ser brindado (fs. 37), resultando evidente que
quien arrienda un servicio, debe tener la posibilidad de
coordinar la prestación con aquellos que considera más
aptos para prestarlos según sus actuaciones anteriores y
las características de los partidos. Es más, surge de la
prueba testimonial que en los hechos el Colegio de Árbitros
coordinaba con ADAM quiénes iban a ser las personas
convocadas, la fijación de partidos y horarios (fs. 360).

Consecuentemente, tales consideraciones no tornan la


relación entre las partes en un vínculo laboral, máxime si
se considera cómo accedían los árbitros a la Liga,
cumpliendo un rol fundamental el vínculo contractual entre
esta y ADAM.

En particular, surge de autos que el 13 de septiembre


de 2019, fue ADAM quien retiró la confianza a todos los
integrantes del ejecutivo, arguyendo que existió un
incumplimiento contractual por parte de la Liga Minuana y
resolvió que por lo que restan del año 2019 no estarán a la
orden determinados árbitros, entre los cuales se encuentran
los accionantes (fs. 133 a 138, 332 vto., 335 vto., 340
vto., 359, 360).

Así las cosas, los actores cumplían sus servicios en


función del acuerdo celebrado entre la Liga Minuana y la
Asociación de Árbitros de Minas, resultando que cuando esta
última consideró que existió incumplimiento de aquella, los
árbitros dejaron de prestar el servicio en cuestión.

A su vez, entiende la Sala que, en el mismo marco,


debe analizarse la posibilidad de aplicar sanciones y/o
penas. Cabe recordar que muchas de las obligaciones y las
consecuencias por incumplimiento surgían de los propios
contratos de arrendamiento suscritos por ADAM, sin que se
pueda obviarse que tanto la Liga como la Asociación de
Árbitros estaban obligados a cumplir con la reglamentación
de OFI. En tal sentido, el Tribunal Arbitral y el Colegio
de Árbitros, como órganos de la Liga Minuana se
relacionaban específicamente con ADAM. El primero, entendía
en las ´protestas de los partidos correspondientes a
Campeonatos oficiales de la Liga, aplicar penas de acuerdo
con el Código respectivo y entender en asuntos o
apelaciones de las Resoluciones de los diversos cuerpos que
integran la Liga, salvo lo dispuesto en el art. 17. Este
Tribunal aplica en el cumplimiento los Códigos de Pena y
Procedimientos y demás disposiciones de la Organización de
Fútbol del Interior (OFI), respecto a lo cual cabe recordar
estaba sometido ADAM y los árbitros que la componían.

En tal sentido, no es posible considerar que la Liga


haya ejercido potestad disciplinaria cuando el Tribunal
Arbitral daba cuenta a ADAM de incumplimientos por parte de
los árbitros de normas de dicho Código e incluso del
Acuerdo contractual.

En lo que hace al Colegio de Árbitros, era el canal de


coordinación de la Liga con ADAM, a este organismo le
compete llevar el registro de árbitros, designar árbitros y
evacuar consultas técnicas que le formule el Consejo
Ejecutivo de la Organización y la Asamblea General en su
caso, rigiendo las disposiciones de la Comisión Nacional de
Educación Física y Organización del Fútbol del Interior
(OFI), siendo las calificaciones a los árbitros parte de la
evaluación del servicio contratado. Es más la sanción a que
hace mención la testigo Natalia Fernández (fs. 299 vto.),
pareja del coactor Israel Rodríguez, no surge de autos
claramente quién la dispuso, siendo contradictorios sus
dichos con lo expuesto por los testigos Layes (fs. 328
vto.) y Herzberg (fs. 361 y vto.).

IV) Por otra parte, según dan cuenta los testimonios,


los árbitros eran libres de decidir si estaban disponibles
para hacer los partidos. También debe ponderarse que los
actores actuaban con independencia técnica, solventaban sus
herramientas de trabajo (vestimenta, tarjetas, silbato,
banderines), salvo cuando ADAM conseguía algún sponsor que
la financiaba, sin que exista intervención alguna de la
Liga (fs. 328 vto.,329, 333 vto., 338, 342, 360 vto.).
Si bien los accionantes percibían una suma de dinero
en función de los partidos en que intervenían, ello lo
determinaba ADAM. En ninguna ocasión la Liga pagó
directamente a los árbitros. Por el contrario, era el
Tesorero de ADAM quien concurría a la Liga a recibir el
pago, según lo estipulado en los acuerdos contractuales
entre ambas Organizaciones (fs. 328 y vto., 329 vto., 333,
334 vto., 337, 338 y vto., 342 vto., 343, 363 vto., 364
vto.). Dicho precio era acordado entre el Ejecutivo de la
Liga, la Asamblea de Clubes y ADAM, y únicamente se
establecía el monto de la terna por partido, no lo que cada
árbitro recibiría, circunstancia que se resolvía en el
ámbito de ADAM. Por lo que la situación resulta totalmente
diferente a lo acaecido en el ámbito de la Negociación
Colectiva entre representantes de empleadores y
representantes del gremio. Así, no se está frente al pago
de una remuneración, cuando lo percibido por cada árbitro
no era abonado ni establecido por la Liga.

En suma, en relación a la Liga Minuana de Fútbol, mal puede


entenderse que era su empleadora, ya que se coincide con el
a-quo en que no hay probados elementos claros de
subordinación laboral, sino que se regulan por un estatuto
especial, conforme a la especial naturaleza de sus
servicios. El hecho de que la Liga determinara los partidos
en donde se desempeñaran los servicios de árbitros, así
como que debieran estar con determinada anticipación, no
cambia las conclusiones porque quien contrata la prestación
de servicios, puede dar determinados lineamientos o
“encargue”. Tampoco podría verse subordinación laboral en
el especial sistema que tiene la Liga para controlar si
este servicio se cumple a satisfacción, así como para
tecnificarlo, que incluye la actuación de un Colegio de
Árbitros, totalmente honorario.

Tal como ponderó el TAT 3 en un caso similar contra la


Liga Departamental de Flores, resuelto por sentencia
N°41/2009, los actores en definitiva también actuaban con
independencia técnica, utilizaba su propia vestimenta,
tarjetas, silbato, etc. Percibían un Arancel convenido y
abonado a través de la ADAM que integraba, dado que la Liga
nunca pagó individualmente, pudiendo contar con sponsors
propios y arbitrar en otras ligas. Al existir un Arancel,
no existe salario propiamente dicho y por eso mismo, no
tenían derecho a licencia, salario vacacional, aguinaldo.

De acuerdo a todo lo expuesto, no es posible calificar


la actividad de arbitraje futbolístico de los actores como
trabajo remunerado sujeto al poder de dirección de un
empleador, por lo que la inexistencia del
vínculo laboral conlleva desestimar los agravios
y confirmar la recurrida en todos sus términos.

V) No se establecerá especial imposición de costas y costos


en el grado.

Por tales fundamentos, disposiciones legales


citadas, arts. 17, 18, 28, 29 y concordantes de la Ley N°
18.572 del 13.9.2009, art. 7 de la Ley N°18.847 del
15.11.2011, el Tribunal,

FALLA:

CONFÍRMASE LA SENTENCIA APELADA.


SIN ESPECIAL IMPOSICIÓN DE COSTOS Y COSTAS EN EL
GRADO.

HONORARIOS FICTOS: CINCO BASES DE PRESTACIONES Y


CONTRIBUCIONES.

NOTIFÍQUESE ELECTRÓNICAMENTE Y DEVUÉLVASE.

DRA. MÓNICA IVANOVICH OUJO

MINISTRA PRESIDENTE

DRA. SYLVIA DE CAMILLI HERMIDA

MINISTRA

DR. ADOLFO FERNÁNDEZ DE LA VEGA MÉNDEZ

MINISTRO
ESCRIBANA DORA ROBAINA

SECRETARIA LETRADA SUBROGANTE

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