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Pasaron los años y un día con María Ignacia enfermó (murió) su marido, para
no romper la promesa que ella había hecho, decidió vestirse con sus ropas,
abultar su abdomen con trapos (para simular embarazo) y salió a "parrandear".
Lo acompañaban sus dos hijos varones. Con el pasar de los años, los esclavos
siguieron pagando la promesa todos los 29 de junio: Un hombre se viste como
María Ignacia, con una muñeca en sus brazos (Rosa Ignacia) y dos niños que
siempre bailan cerca de "María Ignacia", algunos cultores argumentan que son
sus dos hijos, más su presencia es de carácter simbólico de union entre los
partidos políticos de la época: Liberales y Conservadores, que realizaron un
pacto para no politizar la celebración. La tradición ha continuado hasta nuestros
días.
Esta tradición se ha mantenido gracias a la voluntad de los cultores,
representados en Guarenas por Norberto Blanco y Antonio Núñez, quienes por
más de un siglo cantaron y bailaron en las casas y las calles del pueblo,
improvisando sus versos y dándole gracias al Santo Patrón. Antonio Núñez,
antes de morir entregó la parranda a su hijo, Pablo Núñez, quien actualmente
promete continuar con la tradición. En Guatire, la tradición fue impulsada desde
principios del siglo XX por Martín Rosas, Justo "Pico" Tovar, Celestino Alzur; y
más adelante por Angel Plaza y Manuel Ángel Rojas. También existen en
Guatire siete agrupaciones dedicadas al fomento de la Parranda de San Pedro,
siendo las principales la adscrita al Centro de Educación Artística "Andrés Eloy
Blanco" y la conformada por la Fundación "Parranda de San Pedro del 23 de
Enero".
Zambrano, Marlon. La Parranda de San Pedro. Tesis para optar por el título de
Licenciado en Comunicación Social. Caracas: Ediciones de la Universidad Central
de Venezuela.