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Del modo de conducirnos cuando hacemos visitas

Este capítulo nos proporciona una serie de normas y etiquetas relacionadas con las
visitas a casas, destacando la importancia de la delicadeza y la cultura en estos
encuentros. Siguiendo estas normas, demostramos consideración hacia los demás y
evitamos situaciones incómodas. Es importante recordar que las normas sociales
pueden variar según el contexto cultural, por lo que siempre es recomendable ser
observador y adaptarse a las costumbres del lugar que visitamos.
El protocolo para entrar en una casa incluye llamar a la puerta con moderación,
ajustando la fuerza según la relación con los anfitriones. Se aconseja tocar con poca
fuerza si se debe mostrar especial respeto. Se sugiere repetir los toques con intervalos
adecuados hasta confirmar que han sido escuchados. Se advierte sobre la importancia
de no tocar fuertemente la puerta si hay un enfermo grave en la casa.
En cuanto a la vestimenta, se destaca que no se debe permanecer con el sombrero
puesto al dirigirse a alguien en una casa, a menos que sea un niño o un doméstico.
En términos de etiqueta verbal, se considera vulgar no usar "señor" o "señora" al
nombrar a alguien al solicitarla en su casa, a menos que exista una intimidad
considerable, también se menciona su apellido o título permanente, y en el caso de
mujeres, simplemente se pregunta por la señora.
En las oficinas públicas, se menciona únicamente el título del empleado que se solicita
en lugar de su nombre. Después de informarse de que la persona está disponible, se da
el nombre al portero y se espera en una sala designada, manteniéndose a distancia de
lugares con documentos. Se describe la forma de ingresar a la sala de recibo, teniendo
en cuenta la presencia de muebles y accesorios.
Al presentarse la persona, se saluda cortésmente, se espera a que extienda la mano y
se sigue su indicación para sentarse. Se destaca que a los dueños de la casa siempre se
les da la mano, pero entre personas de distinto sexo, el protocolo puede variar según
las costumbres del país.
En caso de que la persona visitada sea muy respetable, se debe rehusar el lugar más
honorífico al principio y aceptarlo después de una insistencia.
Cuando una mujer visita una casa, no debe rechazar ser colocada al lado derecho de la
señora o del señor de la casa. En situaciones donde varias personas esperan al dueño
de la casa, se espera que las más destacadas se acerquen primero y tomen los asientos
más cómodos. Cuando el dueño de la casa está en la sala de recibo con otras personas,
se deben seguir ciertas reglas: al entrar, hacer una cortesía a todos, dirigirse al dueño
de la casa para saludarlo especialmente, luego hacer otra cortesía a los demás
presentes antes de tomar asiento. En visitas de etiqueta, se evita dar la mano a
personas que no sean el dueño de la casa, a menos que sea una visita más informal.
Si la visita se dirige a una familia con otras visitas presentes, se deben hacer cortesías
específicas al entrar, saludando especialmente a la señora y a las personas de su familia
antes de tomar asiento. En el caso del señor de la casa, se le saluda especialmente si se
acerca, y se evita darle la espalda al ocupar un asiento entre dos personas.
Es una costumbre corresponder con una cortesía a cada cortesía de una visita que
entra o se retira. No se debe mostrar desagrado en presencia de personas con las que
se tenga enemistad durante una visita.
Cuando se toma asiento, es costumbre dirigir preguntas amistosas a los dueños de la
casa, preferiblemente a la señora, sobre su salud y la de su familia. En casas de mucha
confianza, un caballero puede apartar su sombrero sin ser invitado.
No es permitido ofrecer asiento ni indicar lugares a la persona que recibe durante la
visita. Se deben rendir obsequios indispensables si los dueños de la casa están
ocupados atendiendo a varias personas. La familiaridad en el trato debe ajustarse al
entorno y la presencia de personas ajenas. Si una persona se une al círculo y no puede
ser tratada familiarmente, el tono y la seriedad del grupo deben adaptarse a las
circunstancias.
Es importante destacar que la conducta y las palabras deben estar en armonía con el
grado de amistad, siguiendo principios establecidos en párrafos anteriores y
adaptándose a las diferentes situaciones sociales.
En cualquier visita, es crucial adaptar el comportamiento, las palabras y las acciones de
acuerdo con la naturaleza de la ocasión, expresando satisfacción o comprensión según
las circunstancias.
En visitas de etiqueta o de poca confianza, no se permite abandonar el asiento para
saludar de manera especial a alguien que entra o sale, a menos que sea una visita de
mucha confianza y no implique recorrer una gran distancia.
Durante una visita, es apropiado ponerse de pie cuando alguien de la casa o una nueva
visita se presenta, y permanecer así hasta que tomen asiento. Las señoras no se
levantan, excepto al entrar o salir de la casa. En situaciones donde alguien se levanta y
debe pasar cerca de otros, especialmente si es una señora, se deben mostrar cortesías
y ceder el paso.
Al examinar objetos en la sala de recibo, como cuadros o libros, se debe abstener de
hacerlo sin invitación. Al entrar o salir por una puerta, no se debe intentar ceder el
paso, y siempre se cede el paso a una señora al subir o bajar escaleras.
Cuando el propósito de la visita es discutir un negocio, se debe dar inicio a la
conversación sin detenerse en formalidades. Si la persona está acompañada, se espera
que proporcione la oportunidad de hablar a solas. Además, exigir un pago en
momentos sociales está mal visto, pero en operaciones mercantiles, presentar
documentos de pago puede ser aceptable, especialmente en el escritorio del
negociante.
La etiqueta es crucial al visitar a un enfermo. No se debe aumentar su aflicción y se
deben evitar temas tristes o desagradables. No se deben dar consejos no solicitados
sobre la enfermedad ni hablar negativamente de los médicos.
En visitas de felicitación, solo se permiten expresiones congratulatorias en situaciones
específicas, como la llegada feliz de un viaje o la resolución de un conflicto. Por otro
lado, en visitas de agradecimiento, se debe manifestar el objeto de la visita solo cuando
esté relacionado con un servicio importante o una demostración notable de amistad, y
solo si la persona no está acompañada por extraños.
La educación y la cortesía deben prevalecer en todo momento, evitando desaires y
acciones que puedan mortificar a los presentes, especialmente a los dueños de la casa.
Estas normas, aunque pueden ser consideradas tradicionales y formales, destacan la
importancia de la consideración hacia los demás y la adaptación a diversas situaciones
sociales. La insistencia en la cortesía, el respeto a las jerarquías sociales y la
sensibilidad hacia el dolor o las circunstancias de los demás revelan una preocupación
por mantener la armonía y la elegancia en las interacciones sociales.

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