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(Alessandro Rossi; 22 de septiembre de 1932-5 de junio de 2009)

Alejandro Rossi
Rossi fue el introductor de la filosofía analítica en la academia mexicana, sin embargo, abandonó la
filosofía por la literatura, y una y otra vez recalcó en sus escritos su preferencia por lo fugaz y lo
espontáneo sobre lo permanente y lo impersonal. Creó una especie de estética de la distracción, donde era
el detalle lo importante, donde las ideas se sucedían a través de los detalles, y a su vez se convertían en
detalles de nuevas ideas. Según Adolfo Castañón, dejó “las bondades de la razón por amor al
pensamiento”, e hizo de la escritura una forma de pensamiento (curioso, vale la pena observar, que
muchos pensamientos no se nos puedan ocurrir sino desde el lenguaje escrito). “Me interesan más las
fisuras insidiosas de la vida cotidiana, obra de roedores, no de demiurgos”, nos dice Rossi en el
extraordinario texto “En plena fuga”, compilado en Sueños de Occam (sé que el libro fue luego rebautizado
como Un café con Gorrondona, pero negaré hasta el final de mis días ese cambio, y me refugiaré con
obstinación en el nombre original). Años antes escribió que “pensar, en definitiva, es tomar en cuenta la
ilimitada variedad de factores que intervienen en la más pequeña de nuestras decisiones Mi experiencia
créanme es definitiva: cualquier acción pensada a fondo– es un pozo que conduce al centro de la tierra.
(Alessandro Rossi; 22 de septiembre de 1932-5 de junio de 2009)

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