Está en la página 1de 15

Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales

Carrera de Especialización para el Abordaje de las


Violencias Interpersonales y de Género.

Seminario: “Debates en torno a la organización colectiva de


mujeres: movilización social y prácticas cotidianas”.

Docente a cargo: Dra. Silvana Sciortino

Murguera, sujetas agentes en el


escenario. La vida es política.
A modo de presentación.

¿De qué se trata la vida de las mujeres? ¿Cómo escuchar en sus vidas
cotidianas el atravesamiento de la política, y su inversa, los efectos de lo político en
sus modos de vivir? ¿Cómo se intervienen sus formas de habitar el espacio público
y doméstico?
Queremos con este trabajo indagar el contexto de las relaciones y prácticas
sociales de las mujeres, relevando la vida cotidiana de una mujer singular que
participa activamente de una colectiva política: “La Gran Puta. Murga de mujeres y
lesbianas”.
Surgió como idea trabajar “La Gran Puta”, por que la conocemos desde hace
años, vamos a sus presentaciones y tenemos lazos de afecto con algunas de sus
integrantes. Pese a esa familiaridad, conocíamos detalles sueltos de su historia de
formación, nunca habíamos tenido de primera mano el relato vivencial de una de las
mujeres que la forman.
No es un trabajo propiamente antropológico, sino que explora la perspectiva
de esta actora social: Viviana, murguera.
Nos centramos en la narrativa de su praxis subjetiva como mujer parte de la
murga, la reconstrucción de su trayectoria y forma de vida, indagando cómo
intervienen las dimensiones del género y la política en sus experiencias vitales. Para
ello utilizamos la técnica de entrevista semidirigida, que invita al relato espontáneo
sobre temáticas amplias, aunque precisas, con interrogaciones abiertas.
Creemos que profundizar en este nivel de anclaje, el subjetivo, nos permitirá
encontrar nuevas preguntas, claves de análisis, líneas de investigación; posibles de
ser desarrolladas en trabajos posteriores, que involucren otros niveles de
exploración: sociales, comunitarios, colectivos, etc.
Mujeres, política y vida cotidiana.

Del bagaje teórico trabajado a lo largo del seminario, sumado al corpus que
hemos recorrido durante el cursado de la Especialización, podemos relevar aportes
que nos permiten acercarnos a la comprensión sobre lo que supone indagar la
relación entre mujeres y política, sobre las implicancias puestas en juego en un
movimiento y en una organización de mujeres con objetivos, estrategias y
finalidades que buscan trascender y superar lo dado.
Pensar la relación entre mujeres, política y vida cotidiana con perspectiva de
género, articula una orientación precisa, donde poder indagar la interacción entre
ejes que se pretenden contrapuestos: lo privado y lo público.
Al inicio es necesario establecer aquellas categorías conceptuales que nos
permiten realizar un primer acercamiento.
Tomamos la definición que Grimberg realiza, tomando a Vincent (Grimberg,
2009), acerca de lo que significa la política, ya no como un dominio autónomo con
lógicas propias o exclusivamente institucionales, sino como un entramado de
relaciones de poder y, al mismo tiempo, como una dimensión básica de las prácticas
sociales y las experiencias de la vida cotidiana. La política y lo político desde esta
perspectiva, deja al descubierto el reconocimiento de un tejido de relaciones de
poder desde el que se configuran agrupamientos de distinto tipo, así como la
inscripción de distintos niveles de poder tanto en las esferas institucionales como en
aquellos espacios configurados en la vida cotidiana.
Existe entonces un vínculo, intrínseco a lo político, entre lo relacional y la
cuestión del poder. Toda relación o vínculo comporta relaciones de poder, siendo
éste el modo esencial de ejercer o realizar política. Ahora bien, con ello debemos
incluir un elemento esencial al momento de pensar en relaciones de género y es la
cuestión del tiempo. “El tiempo es una dimensión social y una herramienta de poder,
y las mujeres enfrentan la doble encrucijada de la insaciabilidad del tiempo de la vida
doméstica y la insaciabilidad del tiempo de la vida pública cuando está en manos de
los varones dedicados a la política” .1

1
Barrancos, 2001. pág. 34..
Para las mujeres la vida política tiene significación en tanto conformación
también de un espacio de ciudadanía (Barrancos, 2011) . El ingreso de las mujeres a
la vida política casi no fue reconocido en la región latinoamericana aunque hubo
innumerables manifestaciones de esa participación, visibilizándose hacia fines del
siglo XIX y principios del siglo XX, a través de las demandas de las sufragistas y -
posteriormente- a través de la Rama Femenina y la participación de Eva Perón
reclamando el voto femenino .2
Los procesos de afirmación identitaria y movilización etnopolítica, le dan al
feminismo regional una impronta particular. Diverso y mestizo, el feminismo
latinoamericano se sitúa en “locus inesperados” (Sciortino, 2012); espacios que
funcionan como lugar de enunciación y reinscripción. Lo inesperado, lo
des-centrado, se vuelve sujeto de agencia desde espacios de exclusión y/o
afirmación de lo marginal.
Viviana nos cuenta sobre los inicios de la murga:

“Nosotras queríamos hacer covers. Cantar y hacer arreglos femeninos. Eso solo ya
era todo un desafío, porque las murgas que habíamos escuchado, los arreglos que hacían
eran para grupo coral masculino. Y la mujer intentando imitar la sonoridad de la murga
tradicional uruguaya. Nosotras nos íbamos dando cuenta que eso no nos interesaba, y que
además nos lastimabamos, re loco, tratando de imitar al chabón que canta, terminábamos
lastimando las voces.”

Cantar ha tenido y tiene para las mujeres el lugar de la sobrevivencia y


también de la resistencia. Desde acompañar el trabajo doméstico con la propia voz,
decir cantando, hasta tomar un espacio con la voz propia: la murga uruguaya, que

2
En el cambio de siglo, el modelo de subjetividad femenina privilegiaba la maternalización de las
mujeres. La sexualidad lícita se regía según la pauta heterosexual, dentro del matrimonio y al servicio
de la reproducción. Las mujeres eran sujetos de incapacidad jurídica de hecho. Durante el siglo XX,
el proceso de modernización socioeconómica que vivió la región, puso en tensión los mandatos
sociales reservados para las identidades femeninas, lo que tuvo efectos en reformas jurídicas que les
dieron mayor autonomía, pero también mayor control al Estado sobre ellas, a través de la protección
de la maternidad como forma de reafirmar el orden social basado en la familia. Este “Maternalismo”
en la formulación de los derechos de las mujeres, contaminó su participación en la vida pública. A las
labores reproductivas, se sumaba ahora la incorporación progresiva a las fuerzas productivas y la
participación política.
Un siglo después, con las actuales reformas jurídicas que dotan a las mujeres de capacidad
civil plena, el resultado sigue siendo la reproducción tácita de la subordinación.
históricamente ha sido solo de varones. Cantar como una práctica política, en contra
del peso de las costumbres y tradiciones.
Nuevas presentaciones subjetivas que cuestionan la categoría moderna de
sujeto, visibilizando nuevos saberes, saberes situados según Donna Haraway
(Sciortino, 2012), que visibilizan la naturaleza vivencial de la mirada y las
localizaciones que permiten ver:

“L. se fue como director, y a partir de ahí la murga empezó a ser otra cosa. Con él
hicimos ‘Desvelada’, el primer espectáculo de ‘La Granpu’, en 2012, en el que hicimos una
puesta recontra fuerte, pero hubo muchas cosas que no dijimos en ese espectáculo.
Recién ahora en este segundo espectáculo vamos a poder decir. Hoy nos identifica
La Gran Puta, la que siempre quisimos construir. Creo que fue una cuestión de crecimiento,
lo pienso desde ahora. A lo mejor dentro de 10 años siento que hoy no estamos diciendo
todo lo que queremos decir. Hoy siento que el proceso de crecimiento fue super sarpado.
Fue un quiebre que empezó a partir de ‘Desvelada’. Todavía con L., nosotras no
sabíamos bien qué queríamos decir. Si una cuestión política bastante fuerte, posicionadas
en un reclamo más de la calle, de la vida cotidiana. Hoy yo siento que es una murga
feminista, estamos re clavadas ahí, decimos todo lo que nos pasa.”

En este entramado, ¿se constituye la murga de mujeres en una agrupación


feminista? ¿cuáles son las características que la configuran como tal? Molyneux
afirma (Molyneux, 2003) respecto a los movimientos de mujeres en América Latina:
“Un movimiento de mujeres no precisa tener una única expresión organizativa y
puede caracterizarse por una diversidad de intereses, formas de expresión y
ubicaciones espaciales” . Los movimientos de mujeres son aquellos que 3 defienden
los intereses de género de las mujeres, planteando exigencias y demandas a los
sistemas culturales y políticos a partir del cuestionamiento de los roles de género
históricamente atribuidos a las mujeres (Fernández Álvarez, 2016) . Siguiendo el
análisis teórico que realiza Molyneux, suelen atribuirse dos elementos esenciales a
la hora de definir a los movimientos de mujeres y distinguirlos así de otras formas de
organización. Es en este sentido, la cuestión de

3
Molyneux, 2003. pág. 225.
la autonomía por un lado así como la defensa de los intereses de género serían los
primeros caracteres que permiten una aproximación a su distinción. Dice Viviana:

“Para todas nosotras la murga es un espacio de militancia, nosotras estamos


militando dentro de la murga. Por eso también son las decisiones de dónde tocamos, con
quién tocamos, quien nos hace el vestuario, qué tipo de vestuario queremos, de qué color
queremos estar vestidas… todo lo que hacemos nosotras es una decisión política. Desde
qué queremos decir desde la palabra a todo lo que nosotras tenemos puesto, en qué lugar
nos paramos para tocar.”

Es en este marco interpretativo que la murga se localiza como una colectiva


parte del movimiento feminista, que plantean, a través de sus espectáculos
exigencias, denuncias y demandas hacia un sistema socio político patriarcal, no sólo
cuestionando los roles de género atribuidos históricamente sino haciendo visibles
múltiples formas de violencia que se les asocian.
En tanto dimensión básica de las prácticas sociales y de las experiencias
cotidianas, la murga se conforma en un espacio, de mujeres y lesbianas, que supera
las tensiones impuestas entre lo público y lo privado, resignificando, reconstruyendo
y haciendo expresión a partir de lo cotidiano de cada una, en un vínculo y en una
agencia política en conjunto. Es el concepto de acción colectiva el que permite
sintetizar no sólo la prosecución de objetivos comunes, sino también la dimensión de
la solidaridad en las diversas modalidades en las que las mujeres han logrado
movilizarse en el marco de lo que se identifica como “modernidad”.
Viviana en este sentido expresa:

-“La murga fue parte de mi maternidad, y fué mi contención también para un montón
de momentos, momentos complejos de mi vida (…),la murga tuvo ahí un lugar de abrazo y
de contención que no lo tuvieron otros espacios, y de fortalecimiento también. En la murga a
cada una que le pasa algo siempre se lleva como a la mesa y se escribe sobre eso o se
cuestiona eso, o se lee... pero siempre estamos acompañándonos en los diferentes
procesos. Nos ha hecho de compañera la murga, como la compañera que está siempre.. “a
darle para adelante con esto..” o “bueno, veamos como se puede resolver”, hemos resuelto
cosas que por ahí le pasaban a una la hemos resuelto juntas.”

Ana de Miguel (De Miguel, 2005) revisa cómo los movimientos de cambio
social aportan un “sentido común alternativo” de interpretación .
Según este análisis, el movimiento feminista, como teoría y como
movimiento social, ha redefinido el problema de la violencia contra las mujeres,
señalando su carácter estructural y sistemático, inscribiéndolo como un problema
social y político.
Luego de siglos de legitimización por parte de nuestra cultura popular y
académica, el feminismo ha ido construyendo un marco de interpretación feminista.
Dice de Miguel, “...nuevos marcos de interpretación o referencia-marcos de
injusticia-, que pugnan con otros agentes sociales por hacer hegemónica su
definición de la situación…” .4
El colectivo social del feminismo define como injusto y objeto de cambio
social la subordinación de las mujeres y sexualidades disidentes, aportando nuevos
significados. El sentido común patriarcal, caracterizado por la inferioridad y
subordinación de las mujeres y la aceptación implícita de la violencia está siendo
sustituido por una nueva visión en que la violencia patriarcal se hace visible e
intolerable para la mayor parte de la sociedad.
De eso se trata Todas, una de las canciones de La Gran Puta:

“Todas las mujeres salgamos a la calle


para derribar este patriarcado
que nos mata cada día y nos quiere callar.

Cuando era chiquitita por la calle un señor


me dijo con voz bajita “acercate corazón”
y parece que a todas algún día nos pasó
que nos muestren con orgullo la pija como un campeón.
ay que forros machirulos que se creen que nos hacen un favor.

4
de Miguel, 2005.p.232
Cuando yo me subo al bondi para ir a laburar
me siento bien en el fondo para el macho vigilar
que está siempre bien dispuesto a las pibas
apoyar como si fueramos todas un culito pa
bombear.
A ese chongo hay que bajarlo a patadas y que no nos toque más.

Todas las lesbianas salgamos a la calle


para derribar este patriarcado
que nos mata cada día y nos quiere callar.

Cuando salgo de mi casa Yo me tengo que fijar


si se ve mucho el escote porque me pueden
violar como si mi cuerpo fuera un cacho de carne
más
pero yo quiero ser libre y mis tetas ventilar
Y el chongo que se curta que sabemos y queremos disfrutar.
Esperando el colectivo en la esquina de un bar
un tipo toca bocina y me empieza a molestar
me dice “te chupo toda” “ay que tetas” “ay mamá”
se cree que son piropos y dignos de festejar
a ese protopito macho le decimos que la calle es mi lugar.

Parece que todo el mundo de mi cuerpo puede


hablar a cuánta gente me curto con quien me quiero
acostar si estoy buena o soy fea y mi orientación
sexual
si soy una tortillera si soy trava o transexual
y si soy una putita y si tengo o no tengo que abortar

Un cuerpo en una bolsa y otro en un pastizal


femicidios cada día no paramos de sangrar
y los medios todavía dicen que es pasional
que soy una irresponsable por salir a caminar
A ese mundo el gritamos que ya no bancamos
“NI UNA MUERTA MÁS”.
Vivas nos queremos putas, lesbianas, pibitas y trans
maricas y travas estamos en la calle ya no hay vuelta atrás.
Vivas nos queremos putas, lesbianas, pibitas y trans
maricas y travas estamos en la lucha ya no hay vuelta atrás.

La cultura se legitima en la inferioridad de las mujeres y su condición de


propiedad de los varones. La puta, como forma de autosustento, como insulto, se
sostiene en ese ofertorio cultural estereotipado. La Gran Puta subvierte estos
sentidos, ubicándose como límite contracultural de la violencia simbólica. Con su
nombre propio, sus letras, descoloca las significaciones estereotipadas acerca de los
géneros. Esto a su vez se continúa como resistencias singulares en su vida
cotidiana personal:

“...sobre ese tema que nosotras escribimos, ‘Nombrala’, es una situación que
tuvimos con mi hija. La maestra me llama del Jardín de Infantes para decirme que se había
golpeado. Llegué corriendo y la directora no me decía dónde se había golpeado. Y yo que
estaba re nerviosa le preguntaba dónde se había golpeado hasta que en un momento me
dijo ‘se golpeó ahí abajo’. ‘Se golpeó la concha?’, le dije. ‘Sí, sí bueno.. los genitales’, me
dice, como que se puso re incómoda!. Fue toda una situación como re estresante porque la
directora de un jardín de infantes que no pueda decirme que se había golpeado.. no sé,
aunque sea la ‘vagina’ que me diga. No podía nombrarla y por eso la canción se llama así.

Nombrala
“Voy y vengo en mi indignación: No la nombran, discriminación!
Cada cual con su represión, distorsionan según la intención:
En la escuela, pochola.
En la tele, ranura.
En la calle, cotorra.
En la radio, gata peluda.
Las historias pueden diferir, ser distintas según elegís.
Pero el principio es universal: No todas las vidas salen desde acá.
Mi cartera, mi alcancía.
Mi baulera, mi agujero.
Mi pompona, mi cachito.
No es cola, ni animalito.
Si es como nos contaron, que no hay que decirlo
porque caemos en pecado.
Y cómo les creímos que no hay que decir por que me vino
mi femenino, no no, no no!
Nombrala, nombrala, se llama concha,
la mía,
la de mi madre, tu tía,
la de tu hermana.
También vagina, la de tu abuela.
Nombrala, se llama concha.
Vivila, gozala.
Cuidala, ...la
Es divina!
Nombrala, nombrala, se llama concha,
la mía,
la de mi madre, tu tía,
la de tu hermano.
También vagina, la de tu abuelo.
Nombrala, se llama concha.
Vivila, gozala.
Cuidala, ...la
Es divina!

La realidad o praxis cognitiva se redefine, se subvierten los códigos


culturales dominantes, aprendidos e interiorizados desde la infancia y el paso a la
acción individual y colectiva:

“Es volvernos a preguntar cosas todo el tiempo. Ahora está que arde, con el
espectáculo éste que estamos armando, es re denso.. se van a reir pero es heavy. Hicimos
un par de canciones como “Todas” que dice: vivas nos queremos, putas, lesbianas, pibitas y
trans. Habla de la diversidad.. toda la canción habla de la diversidad y de cómo estas todo el
tiempo estás expuesta a que te pase algo en la calle. Todas las experiencias que cada una
tuvo.. habla de cuando estás en la parada del micro y pasan y te tocan bocina.. de cuando
te subís a un bondi viene el chabón y te apoya.. de que vas caminando en la calle y
tenés miedo que te pase algo.. de que el tío, el primo del vecino vino a tu casa y de repente
terminaste con el dedo en el orto.. esa canción habla de todo eso y de cómo también están
afectadas las mujeres sino todas las personas más vulnerables, no?”

Los lazos solidarios se sostienen en experiencias de invención, produciendo


el encuentro de mujeres con trayectorias diversas. La invención de un lenguaje y
prácticas políticas compartidas, resignifican roles de género, en un camino hacia la
construcción colectiva de un espacio de debate y movilización social, que también
resignifica sus prácticas cotidianas.
Sus relaciones afectivas personales y colectivas nutren un registro de
experiencias singular en la murga. Ellas se contienen, se apoyan en los momentos
difíciles de cada una, se escuchan. Pero además, la puesta en común de estas
experiencias son la base de su estilo manifestante. El registro colectivo y
participativo de estas experiencias singulares se transforma en personajes y
canciones que definen el discurso particular de la murga, sus espectáculos.
En particular, la maternidad aparece como un tema recurrente en sus
conversaciones, en sus canciones y claramente en sus vidas cotidianas, Viviana
tuvo sus dos hijos formando parte de la murga. La maternidad con sus
conflictividades en la vida personal, emerge como tema de discusión política y
material para sus shows. La maternidad se convierte en maternidad política:

“La maternidad te diría que es casi el eje central. Siempre está en discusión.
Cambiamos algunas partes de canciones, por ejemplo en ‘Nombrala’: decíamos ‘todas las
vidas nacen desde acá’, y bueno y ahí se habló que no todas las vidas nacen desde la
concha.. se cambió la letra entonces.. todo el tiempo estamos revisando porque sino era
una cosa re biologicista y fuimos cambiando la letra.. nos van pasando esas cosas.. nos van
cayendo las fichas.. la cantábamos re convencidas hasta que un día a una le cayó la ficha y
dijo: ‘chicas qué estamos cantando?’”.

Sus presentaciones, totalmente vinculadas con las experiencias cotidianas,


son una forma de hacer política que surgió como práctica impensada de puestas en
común de conocimientos, sensaciones y afectos.
En su relato, Viviana, da cuenta de cómo ese espacio funciona como lugar
de reflexión sobre la propia praxis, singular y colectiva, en un proceso que se
retroalimenta y parece borrar las barreras entre lo privado del mundo íntimo y lo
público de la protesta.
La narrativa de Viviana historiza su estar en el mundo como integrante de lo
que ahora pueden llamar un espacio político feminista.
Reflexiones finales

El presente trabajo pretendió analizar y exponer de qué manera el vínculo


entre prácticas cotidianas y políticas, se imbrican como espacios de visibilización de
violencias y exclusiones, de expresión, participación y transformación.
Un locus, en el que aquellas dimensiones en apariencia excluyentes, se
relacionan y coconstruyen dialécticamente, en la experiencia de procesos políticos
particulares.
Es en esta dislocación de espacios donde quisimos visibilizar este modo de
participación política de las mujeres, La Gran Puta.
Para tal fin, hemos tomado a modo de testimonio, la experiencia de una de
las mujeres partícipes y fundadoras de esta murga estilo uruguaya, que a lo largo de
los años se ha constituido en referente artístico político dentro del movimiento
feminista.
Como feministas, las mujeres y lesbianas que la integran, ejercitan una praxis
decolonizadora: cuestionan los modelos preestablecidos de mujer, de formas de
lucha y de prácticas; desde experiencias y saberes situados, en un proceso de
interpretación y reestructuración constantes del propio yo y de su relación con la
comunidad, la historia y la cultura regional y global.
Los contextos políticos y sociales se vivencian desde trayectorias personales
y colectivas. A partir de estas vivencias compartidas, la murga produce saberes
situados, el género se reconoce como una categoría entramada en intersección con
la cultura, la raza, la etnia, la clase, la elección sexual, entre otras.
En ese hacer juntas crean y recrean marcos de interpretación no prescriptivos
sobre su propio hacer. Mujeres y lesbianas que revisan y critican el lugar que
ocupan en sus familias, comunidades y espacios de participación social y política. Lo
cotidiano de la política se hace en contextos situados.
“A través del tiempo se ha gestado en el feminismo una dimensión de la
política que busca la confluencia y la sintonía entre las mujeres.” . Creemos a partir 5

5
Lagarde y de los Ríos, Marcela. «Pacto entre mujeres. Sororidad». En El feminismo en mi vida.
Hitos, claves y topías, 557-569. México: Instituto de las Mujeres del Distrito Federal, 2012.
Consultada en mayo 27, 2014. www.inmujeres.df.gob.mx.
de ello que el concepto de sororidad viene a nombrar en buena medida la naturaleza
de dichos procesos. Entendida como una alianza feminista entre las mujeres para
cambiar la vida y el mundo con un sentido justo y libertario (Lagarde y de los Ríos,
2012). “La sororidad es una dimensión ética, política y práctica del feminismo
contemporáneo. es una experiencia que conduce a la búsqueda de relaciones
positivas y a la alianza existencial y política, cuerpo a cuerpo, subjetividad a
subjetividad con otras mujeres, para contribuir con acciones específicas a la
eliminación social de todas las formas de opresión y al apoyo mutuo para lograr el
poderío genérico de todas y al empoderamiento vital de cada mujer”.6
La sororidad es un pacto político entre pares. (Lagarde y de los Ríos, 2012)7 “Solo se
sale del atolladero si comprendemos la insensatez de mantener separados los
mundos, los atributos de género, la asimetría, las relaciones jerarquizadas…
Ninguna esfera debe ser un absoluto para ningún género” .8

6
Lagarde y de los Ríos (2012), pág.126
7
Lagarde, Marcela y de los Ríos. “Pacto entre mujeres sororidad”. Aportes para el debate. Publicado
en www.celem.org
8
Barrancos, 2011. pág. 35
Bibliografía

● Grimberg, Mabel. 2009. “Poder, políticas y vida cotidiana. Un estudio


antropológico sobre protesta y resistencia social en el AMBA”. Revista de
sociología e política, n° 32, feb., pp. 83-94.

● Molyneux, Maxine. 2003. “Análisis de los movimientos de mujeres”. En


Movimientos de mujeres en América Latina. Estudio teórico comparado. Cap.
5. Ediciones Cátedra, Madrid.

● Falquet, Jules. 2007. "División sexual del trabajo militante: reflexiones en base
a la participación de las mujeres en el proceso revolucionario en El Salvador
(1981-1992)". Femenías, María Luisa. Perfiles del Feminismo
Iberoamericano, volumen 3 (pp.93-122). Buenos Aires, Catálogos.

● Sciortino, Silvana. 2012. “Antropología y feminismos en América Latina: hacia


una práctica descolonial”. En Elena Hernández Corrochano (comp.). Teoría
feminista y Antropología: Claves analíticas (pp.133-151). Madrid, Editorial
Ramón Areces.

● de Miguel, Ana. 2005. “La construcción de un marco feminista de


interpretación: la violencia de género”. Cuadernos de Trabajo Social. Vol. 18:
231-248.

● Barrancos, Dora. “Género y ciudadanía en la Argentina”. 2001. En:


Iberoamericana. Nordic Journal of Latin American and Caribbean Studies.
Vol. XLI: pp. 23-39.

● Fernández Álvarez, María Inés. 2016. Hacer juntos(as). Dinámicas, contornos


y relieves de la política colectiva. Introducción. Buenos Aires: Editorial Biblos.
--- (comp.).2011. “Más allá de la racionalidad: el estudio de las emociones
como prácticas políticas”. Revista Mana Estudos de Antropología Social,
vol.17, n° 1.

● Partenio, Florencia. 2008. Género y participación política: Los desafíos de la


organización de las mujeres dentro de los movimientos piqueteros en
Argentina. Informe final del concurso: Las deudas abiertas en América Latina
y el Caribe. Programa Regional de Becas CLACSO. Disponible en:
http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/becas/2008/deuda/partenio.pdf
● Lagarde y de los Ríos, Marcela. «Pacto entre mujeres. Sororidad». En El
feminismo en mi vida. Hitos, claves y topías, 557-569. México: Instituto de las
Mujeres del Distrito Federal, 2012. Consultada en mayo 27, 2014.
www.inmujeres.df.gob.mx.

● La Gran Puta, 2015. Presentación en El Teatro Bar, en


https://www.youtube.com/watch?v=I3cdxYwNU8c

También podría gustarte