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¿Dónde está Kimberly?

Me despierto con el sonido de mi alarma como comúnmente suele suceder


después de una larga noche, la cual solo duermo cuatro horas y vuelvo a la
misma rutina como investigador privado pero, este día era diferente, al
mirar mi celular vi diez llamadas perdidas de un número desconocido.

No tenía la menor idea de quién era, y pues decidí continuar mi día, tomé
un baño, preparé mi desayuno, y finalmente salí de casa y me dirigí a mi
oficina.

Al llegar, organicé todo el desorden que había dejado la madrugada anterior


porque tenía bastante sueño, le pedí a mi secretaria que por favor me
preparara una taza de café para poder lidiar con todo el cansancio que
llevaba encima.

Horas más tarde, recibo una llamada que por lo que recordaba me parecía
un número familiar, era el mismo de las diez llamadas perdidas. Después
de largos segundos levantó el teléfono y una voz ronca y angustiada me
habla, dice:

-Hola detective Ramirez, mi nombre es Ramón Sánchez y necesito de sus


servicios.

Solo al escuchar su voz sentía que algo malo estaba sucediendo, a lo que
respondo:

-Un placer Sr. Sánchez, estamos para servirle.

En seguida el Sr. Sánchez me pone al tanto de su caso y me dice que su hija


había salido de fiestas hace cinco días y que aún no había regresado a casa.
Según me comento, ya había sido tratado por la policía pero prefería dejarlo
en manos de un detective que por lo que había escuchado era habilidoso,
observador y el 90% de sus casos habían sido resueltos.

Al escuchar esto, me sentí halagado y a la misma vez orgulloso de mí mismo.


Inmediatamente luego de haber escuchado la situación, me dirigí a la casa
del Sr. Sanchez, me recibió y enseguida empecé con mi labor. Yo entendía
que deberíamos de empezar la investigación para darle un vistazo a la
laptop de su hija, la cual me había comentado que se llamaba Kimberly, al
abrir el dispositivo lo primero que visualicé fue una foto de ella donde lucía
muy sonriente. A decir verdad era una muy bonita, cabello negro y corto,
lucía delgada y de cara simpática.

Había que colocar una contraseña y opté por lo más común, su fecha de
cumpleaños y definitivamente acerté diciendo en voz alta “fue más rápido
de lo que imaginé”, mientras tanto el Sr. Ramirez se encontraba angustiado
y desesperado.

Lo más común es que cuando una chica sale de fiesta es de esperar que se
tome muchas fotos, ya sea del lugar o con sus amigos/as, así que, determiné
que entrar al ICloud de la laptop sería una buena opción para ver los
registros de sus últimas fotos. En la laptop encontré algunas fotos que se
habían registrado en la nube exactamente hace cinco días, donde pude
observar un poco del ambiente y ubicación de aquella noche, también
visualicé las caras de algunas de sus amigas.

Su padre me comentó que eran compañeras de la universidad, asimismo


recogí toda la información encontrada, me despedí del señor Sanchez y esa
misma tarde me marché a la casa de su mejor amiga Rebeca, una de las
chicas que vi en la laptop de Kimberly cuando estuve investigando.

Toqué la puerta y dije:-Buenas tardes Rebeca, mi nombre es Antonio


Ramirez y soy detective privado del señor Sanchez, padre de Kimberly que
como debes saber está desaparecida desde hace cinco días.

Rebeca un poco nerviosa y en el fondo preocupada por la situación me


contesta:
-Buenas tardes, Sr. Ramírez es un gusto colaborar en este caso que me tiene
tan devastada. Conozco a Rebeca desde los cinco años y hemos sido
inseparables hasta entonces.

Interesado por su respuesta le dije:


-Me gustaría saber qué recuerdas de aquella noche en la fiesta.

Ella mientras se sienta en el sofá me responde:

-Esa noche todo iba bien en la fiesta, Kimberly y las chicas se veían muy a
gusto ahí al igual que yo, lo estábamos disfrutando pero, recuerdo que
Kimberly llamó la atención de algunos chicos en la fiesta, estos la invitaron
algunos tragos y ella estaba tomando de varios vasos. Yo también estaba un
poco tomada al igual que las otras chicas puesto que, no recuerdo muy bien
lo que aconteció después pero, el último reflejo que tengo de ella en mi mente
antes de saber lo acontecido es verla salir por la puerta trasera del área de
la fiesta con tres chicos. Al día siguiente desperté en mi cama con resaca, la
busqué por todas partes y ya no estaba. Le informé a todos y desde ese
entonces empezó la búsqueda.

Sigo indagando:

-¿Recuerdas cómo eran estos tres chicos?

Ella continúa colaborando:

-Un poco, uno de ellos era un chico joven, alto, cabello castaño y piel canela.
El otro también pero un poco mas bajito que el anterior, tenia cabello negro
y estaba sentado justo al lado de Kimberly y desde lejos se notaba que en
ella caía la mirada de este chico de forma obsesiva. El otro no lo recuerdo
muy bien.

Con el objetivo de saber la ubicación del hecho le pregunto:

-¿Dónde está ubicado el hotel?

Responde:

-Está ubicado en la ciudad Billini calle 503, al frente del estudio de Bellas
Artes Oasis.
Luego de haber escuchado la declaración de Rebeca, tomé la conclusión de
ir a buscar e interrogar al primer sospechoso. El chico de mirada obsesiva,
el cual da mucho que pensar.

Conduje hasta la ciudad Billini en busca de aquel hotel en el que aún seguía
hospedado aquel chico que me había comentado Rebeca, recordando que solo
faltaban dos días para que este se retirara del hotel, es por esto que, decidí
ir lo más pronto posible.

Al entrar, observé el panorama y empecé a imaginar lo que podría haber


pasado,mirando cada esquina, cada objeto, y a la misma vez buscando
resolver aquel rompecabezas, al cual hasta ahora le faltaban muchas piezas.
Me dejé de imaginaciones y continué hasta la recepción. Estando allí
describí a aquel chico esperando una respuesta que me fuera útil, y así fue,
me dieron el número de la habitación en que se estaba hospedando.

Camine hasta ella y toqué la puerta, alguien la abrió y me presente de la


misma manera que llevo haciéndolo en los años que llevo ejerciendo mi
carrera, lo único de diferente son los nombres y los diferentes casos:

-Buenas tardes joven, mi nombre es Antonio Ramirez y soy detective privado


del señor Sanchez, padre de Kimberly que como debes saber está
desaparecida desde hace cinco días. ¿Puedo hacerle algunas preguntas?

Cuando iba por la mitad de mi oración, en el momento que este escuchó el


nombre de Kimberly, sus ojos se abrieron más de lo normal y sus manos
empezaron a moverse de forma diferente. Por mi experiencia, es señal de
que estaba nervioso.
Para disimular inmediatamente respondió:

-Por supuesto que sí Sr. Sánchez.

Entré mientras iba observando el lugar, estaba todo desordenado y solo


algunas cosas permanecían en su lugar, algo que dentro de mis sospechas
era muy confuso. Me senté en el mueble queda al frente de la cocina y luego
de haber calificado mentalmente todo el lugar determine empezar con las
preguntas.
El chico se presenta y yo haber dicho una sola palabra, me da una
declaración inesperada.

-Me imagino cómo es el proceso de todo esto. Mi nombre el Alan y si le soy


sincero estuve esperando este momento, me siento inútil porque no hice
nada pero me ayudaría tanto a mi como a usted colaborar en algo.

Estupefacto por la declaración de Alan, pero a la misma vez con mis dudas,
le digo lo siguiente:

-¿Qué pasó aquella noche en la fiesta?

Sus manos temblaban y mientras hablaba, este miraba fijamente hacia


abajo con dirección al piso y continúa su declaración:

-Esa noche, estaba con mis amigos y la vi llegar junto a unas amigas, parecía
que se llevaba mejor con una que con las demás, ella sonreía y con lo que
quedó de la noche nunca dejó de hacerlo, de tal forma que podía quedarme
horas observándola, tenía un aura que transmitía paz.

Kimberly se mantuvo el resto de la noche en nuestro grupo de amigos en el


que también estaban unas amigas que eran conocidas de la infancia. Logré
observar que aquella chica con la que andaba y había dejado a un lado, desde
lejos la miraba de forma que parecía enojada y de paso enfoca su mirada en
mi de la misma forma, me incomode un poco pero, lo ignoré.

Este apenado sin yo haber respondido su declaración continúa y dice:

-Kimberly me gustaba, creo que el notable por la forma en que me refiero a


ella.

Un poco confundido lo interrumpo y le pregunto:

-¿Sabe usted el nombre de aquella chica?.

Haciendo un esfuerzo físico para recordar, me responde:

-No.
-Está bien, continúe.

Alan continúa: -Ya había mencionado que estaba con mi amigos, habíamos
tomado un poco pero no tanto, luego de esto mis amigos decidieron
marcharse a casa. Kimberly y yo fuimos a acompañarlos hasta la salida,
aprovecharía ese momento para que luego de que se fueran hablar
tranquilamente con ella afuera.

En el camino le pregunté quién era aquella chica que andaba junto a ella
con las demás (porque aún seguía confundido por aquella mirada), ella
contestó que era su mejor amiga.

Salimos por la parte trasera caminamos unas cuadras, ya que, el carro


estaba parqueado detrás del hotel porque la multitud de carros no permitía
que se estacionara en el verdadero parqueo del hotel, pero le pedí a Kimberly
que se quedara ahí mientras los acompañaba, ya que, ella traía tacones.
Acompañé a mis amigos y al regresar, ya no estaba ahí. Lo noté extraño pero
también estaba cansado y un poco pasado de tragos, supuse que se había
ido a casa, así que, me marché. Luego de esto fuí a mi casa y no volví a saber
más de ella.

El testimonió de Alan daba mucho que pensar y me dejaba mayor incógnita,


salí de aquel cuarto y al ver la noche, miré el reloj y conduje hasta mi casa.

Al día siguiente aún seguía con mi cabeza dando vueltas, intrigado en aquel
caso, algo en mí me decía que las cosas no estaban bien y en ese mismo
instante recibo una llamada de un número privado. Era un hombre, el cual
me dijo:

-Por su visita al hotel ayer en la tarde, me comentaron quién era, y creo que
tengo algo que podría ayudarle ¿cuánto tarda usted en regresar al hotel?

Respondí confuso:

-20 minutos.

Al mismo instante escuche el sonido de una llamada que había sido


finalizada.
Todo parecía extraño pero mi objetivo era llegar al final de todo esto, así que,
tomé mi saco, pasé por la gasolinera y llegué hasta el lugar. Entré al café y
lo primero que vi fue a un afroamericano en sus treinta o cuarenta años,
estaba encapuchado, al parecer no quería ser reconocido por las personas
de su alrededor.

Volviendo a dar mi continuo saludo digo:

-Buenas tardes señor, mi nombre es Antonio Ramirez y soy detective


privado del señor Sanchez, padre de Kimberly que como debes saber está
desaparecida desde hace cinco días.

El se levanta de su asiento y dice:

-Un placer, llamame William.

Le pregunto:

-¿Cuál es su testimonio Sr. William?

Su respuesta fue:

-Yo trabajo en el restaurante del hotel. Cuando me tocaba botar la basura


por la parte trasera del hotel, escuche a dos chicas discutir fuertemente, por
un momento me quedé observando, volteo a tirar la basura para terminar
con mi labor y dirigirme a ellas. Cuando lo hice solo visualicé a una de las
chicas, supuse que todo había terminado y me marché. No es mucho lo que
puedo aportar pero, creo que le puede servir.

Con esta información muchas cosas se acomodaron en mi cabeza y sentía


que este enigma estaba llegando a su fin, tenía una idea y sin más que hacer
allí, agradecí y me retiré al hotel para pedir las grabaciones de la cámara
trasera.
Hablé con el administrador y rebuscamos los registros del 15 de octubre,
más o menos a las 11:30 de la noche y finaliza cuando Kimberly estaba
esperando al chico. Siguiendo la búsqueda vimos una cinta de las 11:50, esta
cinta estaba en el piso, al parecer se había caído, la entré en el dispositivo
de reproducción y vimos lo que aquel señor me había contado pero, añadió
el final de la vida de Kimberly.

Llamé al padre de Kimberly para que viera la grabación y este devastado


por haber confiado veía como Rebeca forcejeaba con su hija, se golpeó la
cabeza y bruscamente cayó en un pozo y al ver la situación no hizo más que
irse y dejarla ahí.

Llegó la policía y definitivamente encontró el cuerpo en un mal estado por


los días que ya llevaba ahí dentro junto con manchas de sangre en las
esquinas del pozo, fuimos con una patrulla a casa de Rebeca y batallamos
para que saliera.
Finalmente se entregó y mientras se dirigía al carro policial el padre de
Kimberly le pregunta con impotencia:

-¡¿POR QUÉ LO HICISTE!?

Rebeca con cara fría responde:

-Ella siempre tuvo lo que yo quería.

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