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Malagón Morales Juan Pablo Exp.

272292
Actuaría 8.17

Clasificación de Riesgos en el ámbito reasegurador


Riesgos independientes a la voluntad de los contratantes:
También llamada fortuito o de fuerza mayor, es una situación completamente ajena a las partes y que
impide el desarrollo de las labores acordadas en el contrato. La fuerza mayor excluye la
responsabilidad, tanto contractual como extracontractual, en las relaciones entre privados y también
cuando se trate de exigir responsabilidad a las administraciones públicas.
De esta manera, el caso fortuito o fuerza mayor debe ser inimputable, vale decir, que provenga de una
causa enteramente ajena a la voluntad de las partes; imprevisible, esto es, que no se haya podido
prever dentro de los cálculos ordinarios y corrientes; e irresistible, es decir, que no se haya podido
evitar, ni aun en el evento de oponerse las defensas idóneas para lograr tal objetivo.
Riesgos inherentes a la actividad como asegurador:
El riesgo inherente sería aquel que se encuentra vinculado al sujeto, por el hecho de ser quien es. Esta
circunstancia es valorada por las aseguradoras en múltiples supuestos, como ante la edad de quien
solicita un seguro de vida, en el caso de tener que tasar el valor del amparo contra incendios de un
laboratorio que trabaja con material explosivo, o bien de decidir si otorgar o no un seguro de
automóvil a un sujeto con múltiples antecedentes de accidentalidad vehicular. En esencia, existen
riesgos propios del sujeto, intrínsecos a su existencia y características propias, sin perjuicio de que
puedan mejorarse los indicadores de materialización de hechos graves.
Para mitigar el riesgo inherente, el enfoque se restringe exclusivamente a lo correctivo, ya sea con la
exigencia de garantías contractuales (como pólizas de seguros) tendientes a que se ejecute o termine
de ejecutar la obra por parte del garante cuando un prestador negligente incumplió; o con el recurso
a medidas contractuales de presión (como las cláusulas penales, las multas, los descuentos y las
glosas), diseñadas para conminar al contratista a cumplir sus compromisos contractuales; o por la
aplicación de las llamadas cláusulas excepcionales y exorbitantes al derecho común (como la
caducidad y las de terminación, modificación e interpretación unilateral del contrato), que funcionan
como medidas de choque al amparo de las prerrogativas de la Administración Pública.

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