Clasificación de Riesgos en el ámbito reasegurador
Riesgos independientes a la voluntad de los contratantes: También llamada fortuito o de fuerza mayor, es una situación completamente ajena a las partes y que impide el desarrollo de las labores acordadas en el contrato. La fuerza mayor excluye la responsabilidad, tanto contractual como extracontractual, en las relaciones entre privados y también cuando se trate de exigir responsabilidad a las administraciones públicas. De esta manera, el caso fortuito o fuerza mayor debe ser inimputable, vale decir, que provenga de una causa enteramente ajena a la voluntad de las partes; imprevisible, esto es, que no se haya podido prever dentro de los cálculos ordinarios y corrientes; e irresistible, es decir, que no se haya podido evitar, ni aun en el evento de oponerse las defensas idóneas para lograr tal objetivo. Riesgos inherentes a la actividad como asegurador: El riesgo inherente sería aquel que se encuentra vinculado al sujeto, por el hecho de ser quien es. Esta circunstancia es valorada por las aseguradoras en múltiples supuestos, como ante la edad de quien solicita un seguro de vida, en el caso de tener que tasar el valor del amparo contra incendios de un laboratorio que trabaja con material explosivo, o bien de decidir si otorgar o no un seguro de automóvil a un sujeto con múltiples antecedentes de accidentalidad vehicular. En esencia, existen riesgos propios del sujeto, intrínsecos a su existencia y características propias, sin perjuicio de que puedan mejorarse los indicadores de materialización de hechos graves. Para mitigar el riesgo inherente, el enfoque se restringe exclusivamente a lo correctivo, ya sea con la exigencia de garantías contractuales (como pólizas de seguros) tendientes a que se ejecute o termine de ejecutar la obra por parte del garante cuando un prestador negligente incumplió; o con el recurso a medidas contractuales de presión (como las cláusulas penales, las multas, los descuentos y las glosas), diseñadas para conminar al contratista a cumplir sus compromisos contractuales; o por la aplicación de las llamadas cláusulas excepcionales y exorbitantes al derecho común (como la caducidad y las de terminación, modificación e interpretación unilateral del contrato), que funcionan como medidas de choque al amparo de las prerrogativas de la Administración Pública.