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GIMNASIO VALLEGRANDE

“Soy el mejor para bien de los demás”


Nivelación 2 – PERIODO 1
Área/Asignatura: Competencia a evaluar: Comprender el sentido global de cada uno de
Lengua castellana los textos que lee, la intención de quien lo
produce y las características del contexto en el que se produce.
Grado: 8°
Grupo:C ESTUDIANTE: Pablo Holguín Suarez

Lee el siguiente texto y responde a las actividades y preguntas.


Recopilación historial
Capítulo quinto
De la gran mortandad que de hambre y calenturas sobrevino en la gente que en Santa Marta
había.
El adelantado don Pedro Fernández de Lugo se quedó en Santa Marta con toda su gente, y con harta
pena y descontento de la burla que su hijo le había hecho; pero como aquella era ya pasada, y de
bienes temporales, dábanle muy doblada y mayor pena el hambre y enfermedad que sobre su gente
y pueblo habían sobrevenido; porque como el principal sustento era maíz, el cual no se había, por
respecto de estar los naturales rebeldes, no hallaban con dineros ni sin ellos qué comer, y sobre el
hambre les daban muy recias calenturas, de suerte que en breve tiempo los despachaba, y acaecía
por abreviar con los oficios, echar quince o veinte hombres en un hoyo, y era tan cotidiano el morir
en esta gente, que porque el clamar de las campanas no desanimase algunos enfermos que
empezaban a arreciar, ni apresurase el camino de los que enfermaban, hubo de mandar el
adelantado que por muerte de ninguna persona se tocasen campanas, ni tañesen, y así los llevaban
con silencio a enterrar.
Muchas personas, viendo estas calamidades que en esta ciudad había, procuraban abstenerse e irse
de ella para remediar sus vidas; y viendo el adelantado que por una parte la enfermedad, por otra el
hambre, por otra el temor, eran causa de írsele apocando su gente, acordó con parecer de muchos
antiguos, echarla fuera del pueblo a que hiciese algún descubrimiento; porque con el ejercicio les
parecía que se haría todo más remediable. Pero esta jornada no la quiso el adelantado hacer tan sin
fundamento, como algunos al principio entendían que se haría, más con toda diligencia se procuró
informar qué derrota y camino se podría tomar para descubrir que fuese o pudiese ser más útil y
provechoso.
Los antiguos le dijeron que no hallaban tierra que poder seguir, si no eran los nacimientos del río
grande, porque hacia la parte del Cabo la Vela y laguna de Maracaibo era tierra que estaba ya toda
corrida y andada por la gente de Venezuela, y por la parte del río grande adelante estaba Cartagena,
y que las sierras de Santa Marta serían sin ningún fruto el pretender entrar en ellas, antes redundaría
en daño de la gente española, y que por tras la serranía de Santa Marta estaba ya por ellos visto
todo, que era el valle de Upar y río de Cesar, y que aunque dos veces habían llegado hasta cierta
provincia que es la ribera del río llamado Sompallón, que las enfermedades los habían abatido y
hecho tornar abajo, y el haberse querido apartar del río, pero no la esperanza cierta que aquella
grandeza de río les daba y había dado de que en sus nacimientos había alguna rica y próspera tierra.
Al adelantado y a su teniente general, el licenciado don Gonzalo Jiménez de Quesada, les pareció
bien lo que los soldados y capitanes viejos decían, y ellos asimismo hallaban por buenas conjeturas
que un río que iba poblado y traía en sí muestras e insignias que confirmaban las opiniones dichas,
no se debía menospreciar ni tener en poco; y ofreciéndose el teniente Jiménez de Quesada, que
aunque hombre criado entre las letras y sosiego y reposo del estudio, moraba en él un vigor y
excelencia de ánimo y buena fortuna que le convidaba a abrazar aquesta trabajosa y dificultosa
empresa, y a tomar entre manos el descubrimiento y jornada de los nacimientos del río grande de la
Magdalena, y movió de todo punto el ánimo del adelantado a que haciendo nuevos gastos pusiese
por obra aquesta empresa, determinando que se hiciesen bergantines y barcos que navegando el río
arriba en compañía y en conserva de la gente que por tierra fuese, pudiesen ayudarse y favorecerse
los unos a los otros, y en ellos pasar toda la gente las ciénagas y esteros, y otros ríos que a este se
juntan, que por ser hondables y caudalosos y aun de mucho riesgo por causa de los caimanes –
pescados grandísimos de hechura de lagartos– con que excusarían las muertes y daños de muchos
soldados que antes por este defecto habían peligrado y sido ahogados y muertos y arrebatados de los
caimanes en las dos jornadas, que en tiempo de García de Lerma, gobernador de Santa Marta, se
habían hecho; y en esto se dio tanta prisa el adelantado, que en breve tiempo hizo seis barcos y
bergantines, los cuales proveyó bastantemente de todo lo necesario para la jornada y viaje; y
estando estos a pique para navegar, dio y entregó a su teniente el licenciado don Gonzalo Jiménez
de Quesada, ocho compañías de infantería, en que había seiscientos hombres, con los cuales iban
por Consolidar capitanes Juan de Céspedes, Pedro Fernández de Valenzuela, Lázaro Fonte, Juan de
San Martín Lebrija, Juan del Junco, Gonzalo Suárez Madrid, que murió en el camino; y con esto le
dio cien caballos aderezados, sin la gente que había de ir en los bergantines, que serían otros
doscientos hombres, y dende arriba, y así se partió el licenciado don Gonzalo Jiménez de Quesada
por tierra, la vuelta de Chimila, de la ciudad de Santa Marta, a cinco días del mes de abril, año del
nacimiento de nuestro Salvador y Redentor Jesucristo, de mil quinientos treinta y seis años; y dende
a diez días después se partieron los seis bergantines del puerto de Santa Marta, llevando por su
general al capitán Diego de Urbina, vizcaíno; y los capitanes de los bergantines eran Antonio Díaz
Cardoso y Luis de Manjarrés, Juan Chamorro, y el otro era una fusta de Diego de Urbina; salieron
de Santa Marta miércoles santo, y prosiguieron su viaje; de cuyo suceso luego se dirá.
El teniente y capitán don Gonzalo Jiménez de Quesada caminó con su gente por tierra sin detenerse
en ninguna parte hasta llegar a la provincia de Chimila, de la cual, aunque en algunas partes atrás he
apuntado, ahora hablaré algo más familiarmente, por no haber de volver tan presto a pasar por ella.
Esta provincia está apartada de Santa Marta cuarenta leguas al halda de la provincia de los Caribes;
es tierra algo estéril de agua y oro, poblada de gente desnuda, belicosa y muy crecida y herbolaria;
es gente muy traidora, que nunca acomete sino es en celadas y emboscadas, y puestos en salto, y así
hacen sus hechos y daños muy a su salvo, y han recibido más daño de ellos los españoles que no los
españoles les han hecho. La hierba de que usan es de la propia operación que la demás de las
provincias de Santa Marta, y así se está hoy por poblar y conquistar, aunque después acá han
entrado en ella diversas veces españoles.
El general Jiménez de Quesada, por las causas dichas y por entrar ya el invierno, pasó algo de prisa
por esta provincia, por lo cual asimismo le fue necesario arrimarse y tenerse a la provincia de los
Caribes, como a tierra más alta, por causa de algunas ciénagas e inundaciones que el río grande
empezaba ya a hacer con sus avenidas, y por esta causa dejó de seguir el camino derecho que iba al
río grande, que no poco trabajo le costó por haber de ir descubriendo y abriendo nuevos caminos
por sierras y montañas; acrecentó el trabajo al general y su gente un caudaloso río que al remate de
la provincia de Chimila se hacía; el cual por venir tan crecido y furioso los necesitó a que
anduviesen algunos días a buscar paso; y al fi n no pudiéndolo hallar cual convenía, pasaron con
sogas y cabuyas el hato y carruaje que tenían, donde por el mal aderezo perdieron muchas armas de
soldados, así ofensivas como defensivas, que después les hicieron harta falta; pero con todos estos
trabajos no se detenía mucho el general, procurando caminar con toda presteza, por llegar a tomar al
río grande antes que los bergantines se le pasasen adelante, porque aunque cuando salieron de Santa
Marta fue concertado que se juntarían en la provincia de Sompallón, que está poco menos de cien
leguas río arriba, pretendía el general Jiménez de Quesada juntarse con ellos antes, por remediar las
vidas a algunos soldados que caían enfermos, que llevándolos en los barcos sería su mal menos
dañoso ni sentido y no perecerían por el camino, y así con este apresurado caminar, llegó a una
pequeña población llamada Chiriguaná, donde con toda la prisa que pretendía llevar, fue forzoso
entretenerse a que tomasen aliento y descansasen los enfermos.
Fray Pedro de Aguado, tomado de: Noticias historiales de las conquistas de Tierra Firme en las Indias
Occidentales, Bogotá, Editorial Kelly, 1953.

1. Responde las siguientes preguntas:


a. ¿Quién es el adelantado don Pedro Fernández de Lugo y cuál es su situación en Santa
Marta? R/ Era el segundo adelantado de las islas canarias y gobernador de las de Tenerife y
la Palma, su situación era dura, ya que él y su gente pasaban una fuerte hambre.
b. ¿Cuáles son las principales causas de la gran mortandad en Santa Marta?
R/las principales causas fueron, muerte por hambre, enfermedades, ahogados en el rio
magdalena, devorados por cocodrilos y indígenas
c. ¿Cómo se intenta mitigar la propagación de enfermedades según el adelantado?
R/ se optaba por sacar o dejar por fuera del pueblo a la persona infectada por la enfermedad,
porque con ese ejercicio les parecía más remediable
d. ¿Por qué el adelantado decide realizar una jornada para descubrir tierras y cómo planea
llevarla a cabo?
R/decide realizar estas jornadas, en busca de la prosperidad de su pueblo, para brindarles
comida, soluciones a sus problemas pueblerinos
e. ¿Cuál es la importancia de los nacimientos del río grande en la decisión estratégica?
R/Su importancia estratégica es que puede llegar a ser un lugar habitado, el cual puede
proveer, alimentos, como agua y muchas vegetaciones, también pudo servir como lugar de
sauna
2. Realiza:
a. Escribe un breve diario de viaje desde la perspectiva del teniente Jiménez de Quesada,
narrando los eventos más destacados y los desafíos enfrentados durante la expedición.
DIARIO DE VIAJE DEL TENIENTE JIMÉNEZ DE QUESADA

Día 1: enfrentamos enfermedades y fatiga, pero la camadería nos sostiene. Somos un


ejército de exploradores unidos por un objetivo en común.

Día 4: Partimos con la tropa hacia lo desconocido. El calor asfixiante nos abraza, y la selva
es un laberinto impenetrable. Desafío tras desafío, pero avanzamos con determinación

Día 10: Las provisiones escasean, y el hambre se empieza a sentir, luchamos por no morir
de hambre y fatiga

Día 20: descubrimos un rio caudaloso. El cruce es arriesgado, pero no hay marcha atrás.
Cruzar este rio nos llevara más cerca de nuestra misión
Día 25: Enfrentamos tribus indígenas resistentes. La comunicación es complicada, pero con
gestos y paciencia logramos establecer relaciones.

Día 30: Al fin avistamos la civilización que buscábamos, la jornada fue una prueba de
resistencia y valentía, ya podemos ayudar y sacar adelante nuestro pueblo.

3.
Elige del texto 5 oraciones simples del texto y señala el agente, paciente (complemento
directo) y beneficiario (complemento indirecto)

 El adelantado don Pedro Fernández de Lugo (agente) se quedó en Santa Marta con toda su
gente (paciente), con harta pena y descontento de la burla que su hijo le había hecho
(beneficiario, implícito: su bienestar emocional y el de su pueblo).

 La enfermedad y el hambre (agentes) que sobre su gente y pueblo habían sobrevenido


(paciente) causaban gran pena al adelantado (beneficiario, implícito: su bienestar emocional
y el de su gente).

 Muchas personas (agentes), viendo estas calamidades que en esta ciudad había (paciente),
procuraban abstenerse e irse de ella para remediar sus vidas (beneficiario, implícito: su
bienestar y supervivencia).

 El teniente y capitán don Gonzalo Jiménez de Quesada (agente) caminó con su gente por
tierra (paciente) sin detenerse en ninguna parte hasta llegar a la provincia de Chimila
(beneficiario, implícito: la misión de exploración y descubrimiento encomendada).

 El general Jiménez de Quesada (agente) procuraba caminar con toda presteza (paciente) por
llegar a tomar al río grande antes que los bergantines se le pasasen adelante (beneficiario,
implícito: garantizar la salud y seguridad de los soldados enfermos).

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