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Si bien la literatura que aborda esta temática es innumerable, se pueden identificar grandes

Corrientes asociadas a reconocidos teóricos de las clases sociales: Marx, Weber y Bourdieu. A

Continuación, presentaremos sus principales planteamientos para luego analizar las

Metodologías de medición que han predominado en la actualidad.

Karl Marx, uno de los principales intelectuales del siglo XIX, elaboró una de las más

Influyentes definiciones de las clases sociales a partir de su observación y crítica al capitalismo.

De acuerdo con su teoría, la posición que ocupan los individuos en la estructura social depende

de la relación que tengan con los medios de producción, es decir, de si son propietarios o no. La

propiedad —ya sea de capital, tierra o trabajo—, las relaciones sociales surgidas en torno a
esta

posesión y las retribuciones correspondientes darían forma al entramado social del sistema

capitalista. Marx plantea que dicho entramado se caracteriza por operar bajo una dialéctica
que

desencadenaría inevitablemente en una lucha de clases.

Específicamente, Marx hace referencia a dos clases fundamentales y antagónicas (Marx,

1847)1. Por un lado, se encuentra la burguesía que se caracteriza por ser dueña de los medios
de

producción; su condición de existencia es la formación y acumulación de capital. De este modo,


la burguesía estaría constituida por los propietarios y los empleadores. En contraposición, se

tiene al proletariado, clase social compuesta por aquellos desposeídos de los medios de

producción. Esta clase social estaría conformada por los trabajadores asalariados y dependería

de la burguesía para su existencia y reproducción a través del salario que recibirían a cambio de

su fuerza de trabajo.

Se puede observar que en las relaciones sociales establecidas entre las clases antagónicas

emergen relaciones desiguales de poder, donde la clase capitalista o burguesía impone las

condiciones de trabajo y de vida a la clase dominada, el proletariado. De acuerdo con Marx,


esta

estructura social da lugar a un conflicto permanente de clases que solo se disolvería cuando el

proletariado recupere la propiedad de los medios de producción y se transite hacia otro modo

de producción, es decir, hacia un modelo socialista.

El análisis marxista, fuertemente permeado por el momento histórico en que vivió el

autor, revolucionó e influyó sobre las teorías futuras sobre el funcionamiento del sistema

capitalista. Diversos estudios de la estratificación social en la actualidad parten de su teoría y

utilizan sus conceptos. Hoy en día su estudio tiene vigencia para explicar numerosos
fenómenos,
sin embargo, en el análisis de las clases sociales, el mundo ha cambiado y, por ello, se han

cuestionado las categorías utilizadas y se han ampliado sus fundamentos conceptuales.

Un segundo intelectual muy influyente en el estudio de las clases sociales es Max Weber.

Su teoría identifica tres conceptos centrales para entender los procesos de estratificación
social:

clases, estatus de grupo y partidos, que son la manifestación de la distribución del poder en la

sociedad (Weber en Grusky, 2008).La estratificación social y la desigualdad son conceptos y


fenómenos que están estrechamente

relacionados en nuestras sociedades. El lugar que los individuos ocupan en la estructura social

afecta las oportunidades de vida que se tienen, así como su acceso a recursos socialmente

valorados, tales como la educación de calidad y la salud, que se encuentran desigualmente

distribuidos. La asignación de posiciones sociales responde a patrones de desigualdad en la

estructura social, lo que da como resultado la conformación de grupos sociales definidos por

determinadas características, principalmente adscriptivas (i.e. riqueza familiar, pertenencia a


un

pueblo indígena, género, entre otras) que reproducen la estructura y la desigualdad social,
tanto

en términos económicos como sociales y políticos.

En el presente documento se elabora una propuesta para la identificación y el análisis

multidimensional de los estratos sociales en países seleccionados de la subregión norte de

América Latina y el Caribe. Con base en una metodología centrada en la ocupación de las

personas, se propone un enfoque multidimensional que considera tanto las ocupaciones

como el nivel de ingresos y de escolaridad para ubicar a las personas en la escala social.

Al aplicar esta metodología a los países de la subregión, se observa la presencia de

sociedades cuya población ocupada se ubica en mayor medida en la parte más baja de la

distribución de recursos socialmente valiosos, mientras una minoría goza de una posición
aventajada. Ello da cuenta de que aún persisten significativas deficiencias en el nivel

educativo de la población en edad de trabajar, así como también una precariedad salarial, lo

que deja a un alto porcentaje de la población en una situación de vulnerabilidad en cuanto

al ejercicio de sus derechos y menores niveles de bienestar.

La aplicación de la metodología propuesta confirma la presencia de estratos sociales

caracterizados por tener claros patrones de inequidad con relación a los ejes estructurantes

de la desigualdad —género, territorio y ciclo de vida— lo que comprueba la persistencia de

este fenómeno en la subregión y enfatiza la importancia de canalizar los esfuerzos para

reducir su magnitud y acercarse a un modelo de desarrollo sostenible con la finalidad de

cumplir con los compromisos de la Agenda 2030.

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