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1.

Introducción

La lección anterior tenía que ver con asuntos introductorios al estudio del canon de las Escrituras, y luego
examinó con más detalle la historia del reconocimiento del canon del AT. Esta lección continuará ese
estudio con una examinación de la historia del canon del NT. También examinará en forma introductoria la
teoría de traducción y la historia de la traducción de la Biblia al español.

2. Factores que provocaron la formulación del canon del NT

En los primeros siglos después de Cristo había varios factores de naturaleza positiva que provocaron la
necesidad de formular un canon del NT, y otros factores de naturaleza negativa. Al lado positivo fue el
origen apostólico de algunos libros producidos: los cuatro evangelios que hoy son reconocidos como
canónicos, varias epístolas de Pablo, Pedro, Juan y otros, Hechos y Apocalipsis. Por el lado negativo, existía
una cantidad grande de otros escritos, muchos de los cuales también ostentaban ser apostólicos pero que
en realidad eran espurios. Esta situación estimuló los líderes de la iglesia a esforzarse a hacer diferencia
entre los libros que tienen autoridad divina para asuntos de fe y práctica y los que no la tienen.

Además, tan temprano como el año 140 d.C. ya existía una lista de libros inspirados creada por el hereje
Marciano que incluyó sólo una parte del Evangelio de Lucas y diez de las trece epístolas de Pablo.
Marciano rechazó por completo todo el AT y todas las partes de los escritos que después llegaron a
formar el NT que aludían en alguna manera al AT. Por eso, rechazó Lucas 1:4-2:52, los Evangelios de
Mateo, Marcos y Juan, Apocalipsis, Santiago, las epístolas de Pedro, Judas y tres de Pablo. Esta lista
incorrecta provocó a la iglesia a crear listas que no estaban basadas en las doctrinas falsas de Marciano.

Otra presión importante fue la expansión rápida de la iglesia a otras regiones donde fue necesario traducir
las Escrituras. En el año 150 d.C. existían traducciones al latín y a los idiomas de Egipto (copto) y de Siria.
Era necesario para los misioneros que traducían la Biblia saber cuáles libros incluir en el NT.

Otra presión al lado negativo fue la persecución. Al final del primer siglo, ya hubo persecución esporádica
y desorganizada del cristianismo y hasta que se convirtió Constantino en la mitad del cuarto siglo, había
también persecuciones organizadas por todo el imperio romano. En estas persecuciones, muchas copias
de las Escrituras fueron destruidas y las personas que las poseyeron fueron encarceladas o asesinadas.
Esta dura realidad también estimuló la creación del canon del NT porque nadie quiere arriesgar la vida
para defender un libro que no es inspirado por Dios.

3. Reconocimiento del canon del NT

Un estudio del proceso histórico del reconocimiento del canon del NT muestra que la iglesia otorgó
reconocimiento formal al canon hasta el cuarto siglo después de Cristo. Sin embargo, esto no quiere decir
que los libros individuales no fueron reconocidos antes por el pueblo de Dios. Igual como los libros del
AT, los del NT fueron recibidos, coleccionados y usados como una fuente de autoridad divina tan pronto
llegaron a existir.

También es obvio que la producción de los libros del NT ocurrió en un tiempo comparativamente muy
breve. Donde el AT fue producido durante un milenio, el NT fue escrito en unos 60 años.[1]El AT fue
escrito por docenas de personas, el NT por sólo ocho o nueve. El AT trata un período histórico de miles de
años, el NT de la vida de Jesús y los primeros 40 años de la existencia de la iglesia cristiana.
3.1. EVIDENCIA EN EL NT DEL PROCESO DE RECONOCIMIENTO DEL CANON

Efesios 2:20 dice, «edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra
del ángulo Jesucristo mismo». En este pasaje, Pablo se está refiriendo a la Iglesia, pero esto nos da una
indicación de la importancia de un origen apostólico o profético para las Escrituras de la Iglesia. Es obvio
que esto no quiere decir que todo el NT tiene que ser escrito personalmente por un apóstol. De otra
manera quiere decir que todo debe estar en perfecta conformidad con las enseñanzas apostólicas. Marcos
y Lucas no eran apóstoles, pero el Espíritu Santo les inspiró para que escribieran con perfección la verdad
que los apóstoles enseñaron acerca de Jesús. Santiago y Judas no eran apóstoles, pero escribieron
doctrina apostólica. El autor de Hebreos 2:3-4 dice, «¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una
salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada
por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y
repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad». En esta cita, «los que oyeron» obviamente son los
apóstoles, a quienes Dios respaldó con señales y prodigios. El autor de Hebreos se incluye con sus lectores
como miembros de la siguiente generación de creyentes pero con esto también testifica que está
comunicando fielmente la doctrina apostólica.

Juan 16:13 dice que el Espíritu Santo guiará a los apóstoles a toda verdad y Hechos 2:42 dice que la iglesia
temprana perseveraba en la doctrina de los apóstoles. Después de la muerte de ellos, fue necesario
preservar esa doctrina por escrito para prevenir distorsión y omisión. El canon del NT contiene esa
doctrina en forma completa y perfecta.

Parece que hubo un proceso de selección entre todas las tradiciones. Juan 20:30 y Juan 21:25 dan a
entender que Juan sabía mucho más que lo que escribió. Lucas 1:1-4 habla de muchos otros relatos de la
vida de Jesús que él consultó. 1 Tesalonicenses 2:13 y 1 Corintios 11:2 hablan de un cuerpo de tradición
apostólica que la iglesia consideraba de suprema autoridad. En 1 Juan y algunas cartas de Pablo, hay
indicaciones de enseñanzas falsas que circulaban en el primer siglo. En verdad Jesús mismo advertía que
algunos distorsionarían sus enseñanzas. Entonces, desde el comienzo, fue tarea de los apóstoles y
después de la iglesia distinguir entre lo verdadero y lo falso, coleccionar lo verdadero, e identificar lo falso
para proteger la iglesia de desviarse.

Una evidencia de que la iglesia estaba en el proceso de formar un canon es la instrucción repetida de leer
algún escrito. Por ejemplo, en 1 Tesalonicenses 5:26 Pablo manda a los de la iglesia leer la carta a todos
los hermanos. Apocalipsis 1:3 promete una bendición a los que leen el libro. Colosenses 4:16 manda a los
hermanos enviar esa carta a Laodicea y leer la carta enviada a esa ciudad.

Otra evidencia de la formación temprana de un canon es que 2 Pedro 3:15-16 se refiere a las cartas de
Pablo como igual al resto de las Escrituras (o sea el AT). También Judas 17-18 se refiere a algo dicho por
los apóstoles que podría ser Pablo (en 1 Timoteo 4:1 o 2 Timoteo 3:1) o Pedro (en 2 Pedro 3:3). Este tipo
de citación confirma que ya en el tiempo cuando Judas escribió, se consideraba lo escrito por Pablo o
Pedro como canónico. En 1 Timoteo 5:18, Pablo cita algo dicho por Jesús registrado en Lucas 10:7 («el
obrero es digno de su salario»), lo cual indica que ya existía o una tradición oral de los dichos de Jesús
que se consideraba autoritativa o el Evangelio según Lucas ya escrito.
En resumen, como en el caso del AT, los escritos que ahora conocemos como el NT fueron reconocidos
como inspirados por Dios tan pronto que llegaron a existir. Fueron leídos, compartidos con otras iglesias,
coleccionados, y citados en otras partes del NT como Escritura.

3.2. EVIDENCIA DE LOS PADRES DE LA IGLESIA

Después de la muerte de los apóstoles, durante la segunda y tercera generación de creyentes, cada uno
de los 27 libros que ahora conforman el NT fue citado por escrito y como autoritario por uno o más de los
conocidos padres de la iglesia. Algunos de estos padres habían conocido a alguno de los apóstoles. Por
ejemplo, Policarpo (69-155 d.C.), cuando era joven, pudo recordar haber visto a Juan. En lo que él escribió,
este padre de la iglesia citó Mateo, Juan, los primeros 10 de las epístolas de Pablo, 1 y 2 Pedro y 2 Juan.
Justino Mártir (100-165 d.C.) citó a todos los cuatro Evangelios, la mayoría de las epístolas de Pablo y
Apocalipsis. Ireneo (130-200 d.C.) citó todos los libros del NT excepto Filemón, Santiago, 2 Pedro y 3 Juan.
Clemente de Alejandría (150-215 d.C.) citó todos los libros con la excepción de 2 Timoteo, 2 Juan,
Santiago y 2 Pedro. El libro El pastor de Hermas (≈160 d.C.) citó Santiago y varios otros libros del NT. Así
que, en resumen, antes del final del segundo siglo, todos los 27 libros del NT fueron citados como
autoritativos por una o más fuentes confiables.

Al comienzo del cuarto siglo, Eusebio resumió la situación en su lista de los 27 libros con el comentario
que los únicos antilegoumena (libros que algunos disputaban) fueron Santiago, 2 Pedro, 2 y 3 Juan y
Judas. Cincuenta años después, Atanasio escribió que los libros canónicos fueron los 27 y no mencionó
ninguno que fue disputado. Las reuniones de líderes en Hippo (393 d.C.) y Cartago (397 d.C.) confirmaron
esa lista de 27 libros.

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Esta tabla resume la evidencia del reconocimiento de los libros del NT como canónicos.

X = Una cita o una alusión al texto del libro

O = Nombrado como canónico

? = Nombrado como disputado

De la tabla se puede observar que los cuatro Evangelios, Hechos, todas las Epístolas de Pablo, 1 Pedro y 1
Juan fueron reconocidos con más frecuencia. Hebreos, 2 Pedro, 2 y 3 Juan, Judas y Apocalipsis fueron
debatidos con más frecuencia. Sin embargo, desde muy temprano, alguien citó y nombró como canónico
cada uno de los 27 libros.

3.3 RESUMEN

Dios es la fuente de inspiración y por eso determina el canon. Él usó factores como persecución, la
existencia de libros espurios, la expansión de la iglesia y la presión de herejías para provocar a los líderes
de la iglesia a definir con rigor cuáles libros pertenecen al canon. El canon fue completado cuando el
último libro inspirado fue escrito, pero el proceso histórico del reconocimiento de esos libros, su colección
y preservación duró unos siglos. El NT y la literatura temprana de la iglesia muestran que desde muy
temprano, la mayoría de los 27 libros fueron leídos, compartidos, y citados como autoritarios. Sólo unos
pocos libros fueron puestos en duda por algunos patriarcas. A continuación hay una examinación en
detalle del porqué esos libros fueron debatidos y también por que al fin fueron aceptados por la iglesia.

4. Libros apócrifos y pseudoepígrafos del NT


Igual como en el caso del reconocimiento de los libros canónicos del AT, en el NT había los mismo cuatro
categorías: Homologoumena(libros reconocidos por todos); Antilogoumena(libros debatidos por
algunos); Pseudoepígrafas(libros rechazados por todos); y Apócrifa(libros aceptados por algunos).

4.1. HOMOLOGOUMENA

No hay consenso acerca del número exacto en esta categoría. Por lo menos, incluye los cuatro Evangelios,
Hechos, y todas las cartas de Pablo con la excepción de Filemón. Algunos también incluyen Filemón, 1
Pedro y 1 Juan, porque aunque algunos pocos patriarcas no citaron ni mencionaron estos libros la gran
mayoría sí.

4.2. ANTILEGOUMENA

Cada uno de estos libros fueron disputados en algún momento por a lo menos un patriarca importante
durante los primeros siglos de la iglesia: Hebreos, Santiago, 2 Pedro, 2 y 3 Juan, Judas y Apocalipsis.

Hebreos fue disputado por su anonimidad. Los que consideraban que Pablo es autor de Hebreos, por
supuesto, lo aceptaron, pero muchos hasta el día de hoy reconocen que hay muchas razones para
rechazar la posibilidad de que Pablo escribió Hebreos. La división acerca de Hebreos fue entre las iglesias
en la parte oriental del imperio romano (que aceptaron Hebreos) y las iglesias en la parte occidental. En la
parte occidental del imperio había una secta herética (los Montanistas) que apelaron al libro de Hebreos
para apoyar una parte de su herejía, por eso, muchos cuestionaron su canonicidad. Al fin, Hebreos recibió
reconocimiento universal porque todos reconocieron que aunque no fue posible establecer que un
Apóstol fue autor del libro, el contenido es apostólico en el sentido que conforma por completo a la
doctrina de todo el resto de la Biblia. Además, el uso del libro por una secta herética dependía a una
interpretación errada.

Santiago fue cuestionado porque algunos pensaban que contradecía los pasajes en Gálatas, Romanos y
Efesios que enseñan que la salvación es por fe sin obras. El reformador Martín Lutero fue el último que
disputó la importancia de Santiago por esta razón. Esta objeción es un asunto de interpretación. Tanto
Santiago como Pablo afirman que la prueba de una fe verdadera es una vida transformada que produce
buenas obras. Pablo usa la palabra «justificación» para hablar del inicio de la salvación, cuando una
persona confía en Cristo para el perdón de pecados y reconciliación con Dios. Él usa la palabra
«santificación» por el proceso de experimentar la salvación como liberación de obras pecaminosos y una
vida transformada y caracterizada por buenas obras y obediencia. Por eso en Romanos 3:20 Pablo puede
decir que «ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado» (es decir, perdonado sus
pecados). En cambio, en el contexto de Santiago, la palabra «justificación» significa lo que Pablo llama
«santificación», por eso, en Santiago 2:24 «el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la
fe» quiere decir «el hombre demuestra que está siendo liberado de la esclavitud al pecado por medio de
las obras, y no solamente por la fe», lo cual no contradice a Pablo (pues la palabra «justificación» tiene un
significado distinto en los escritos de los dos autores). Al fin, Santiago fue aceptado como canónico por
toda la iglesia.
2 Pedro ha sido disputado más que cualquier otro libro del NT debido a la diferencia marcada en estilo y
lenguaje entre 1 y 2 Pedro. El argumento es que la misma persona no hubiera podido escribir las dos
cartas. Este punto se puede explicar de forma adecuada postulando dos amanuenses distintas. 1 Pedro
5:12 da a entender que Silvano fue el amanuense de 1 Pedro. Parece que 2 Pedro fue escrito cuando
Pedro estaba encarcelado y cerca a su muerte (2 Pedro 1:12-14). Es probable que Pedro hubiera podido
relatar el contenido general de la carta a alguien quien después hubiera podido escribir ese contenido en
su propio estilo literario.

Otra objeción al 2 Pedro tiene que ver con la dependencia literaria entre esta carta y Judas. El argumento
es que un apóstol no hubiera copiado algo de una carta escrita por alguien que no era apóstol. Esto
presume que 2 Pedro 2 es una redacción del contenido de Judas, lo cual es sólo una entre tres posibles
(las otras dos posibilidades son que Judas redactó el contenido de 2 Pedro y que ambos usaron otro
documento del cual no existe ninguna copia). Toda esta línea de razonamiento ignora la dependencia
literaria entre los Evangelios, los cuales nadie ha cuestionado. Lo más probable es que el texto de Marcos
fue usado por Lucas y Mateo como fuente redactada. Al fin, una fuente de verdad es verdad sin importar
quién la haya escrito.

La última objeción a 2 Pedro ha sido que el estilo literario (llamado estilo asiático) indica que fue escrito
en el segundo siglo y Pedro murió en la década de los sesenta del primer siglo. Este argumento tiene
poco fundamento porque se ha mostrado que hay afinidad entre 2 Pedro y la literatura de Qumrán que
fecha de antes del año 70 d.C. porque esa comunidad fue destruida en ese año.

Al fin, 2 Pedro fue aceptado como canónico por toda la iglesia por su contenido apostólico.

2 y 3 Juan no fueron incluidos en algunas listas tempranas debido a la naturaleza tan personal de ambas
cartas y su circulación limitada. También en ambas cartas Juan se refiere como un anciano y no un apóstol.
Sin embargo, la semejanza entre el estilo de estas dos cartas y el Evangelio de Juan y 1 Juan demuestra
que su autor es en verdad Juan, y su contenido es apostólico.

Judas fue cuestionado porque incluye citas a dos libros no canónicos (vs. 9 cita La asunción de Moisés y
vs. 14 cita 1 Enoc). Pero al fin, esto no es diferente que Pablo quien citó Menander (1 Corintios 15:33),
Arato (Hechos 17:28) y Epimenides (Tito 1:12). Tales citas no implican que el autor considera la fuente
citada como canónico (con autoridad suprema) sino considera que la cita sirve para apoyar o ilustrar su
argumento en este punto.

Apocalipsis fue reconocido de forma inmediata por casi toda la iglesia, pero en el segundo siglo algunos
grupos heréticos empezaron a usar interpretaciones erradas de este libro para apoyar su doctrina falsa.
Por esta razón, algunos empezaron a cuestionar la autenticidad del libro. Es notable que un libro tan
universalmente aceptado como el Evangelio de Juan fuera usado por los gnósticos para apoyar sus
herejías y nunca fue cuestionado. Al fin, Apocalipsis fue aceptado por toda la iglesia.

4.3 PSEUDOEPÍGRAFA
Una fuente de información del siglo noveno menciona que existen unos 280 obras literarias que fueron
escritos en los primeros siglos de la época cristiana atribuidos a algún apóstol u otra persona de
importancia pero que contienen doctrina falsa y una especia de fantasía religiosa.

Por ejemplo, existen más de cincuenta «evangelios». Entre ellos uno que ha recibido bastante atención
últimamente es el Evangelio según Tomás. Esta obra literaria es una colección de dichos atribuidos a
Jesús, algunos de los cuales aparecen también en uno o más de los cuatro Evangelios reconocidos. Pero
además de estos dichos auténticos, Tomás contiene muchas cosas anti-bíblicas. Por ejemplo, contiene
cuentos de la niñez de Jesús en los cuales Jesús supuestamente maldice a otros niños que en seguida
mueren. Además, Tomás fue escrito al final del segundo siglo después de la muerte de todos los
apóstoles.

El más reciente de estos documentos es el Evangelio de Judas, hallado en 1978 y publicado por la revista
prestigiosa National Geographic en el año 2000. Este documento supuestamente escrito por Judas
Iscariote actualmente fecha del año 300 (250 años después de la muerte de Judas). Dice que Judas fue el
único de los discípulos que sabía quién era en realidad Jesús. Dice que él lo entregó a las autoridades en
obediencia, no como traición, porque así garantizaba la fama posterior de Jesús. Además contiene mucha
doctrina gnóstica.

La película popular que relata una cuenta ficticia de los hijos de Jesús y María Magdalena tiene sus raíces
en algunos de estos falsos evangelios. Actualmente existe una página de Internet (thetruejesus.org) que
contiene la supuesta genealogía de esta familia y ofrece una prueba del ADN para probar si usted es
miembro de ella (cobrando, por supuesto).

Además de Evangelios, existen una gran cantidad de libros que son titulados «Hechos». Un ejemplo es los
Hechos de Pablo y Tecla. Este libro relata sucesos y predicaciones de Pablo que son en contra de lo que él
escribió en libros reconocidos como canónicos. Promueva el ascetismo y la castidad aun entre parejas
casadas que, según este libro, nunca deben tener relaciones sexuales.

Hay también una gran cantidad de cartas espurias que pretenden que su autor es algún apóstol. Debemos
distinguir con cuidado entre estas cartas pseudónimas que mientan diciendo que su autor es un apóstol y
cartas auténticas pero no canónicos que provienen de algún patriarca de la iglesia temprana. Estas últimas
tienen valor histórico y espiritual, aunque no están inspirados. En cambio, las cartas pseudónimas están
llenas de todo tipo de herejías y doctrinas falsas.

Existe también una cantidad de libros apocalípticos no canónicos que contienen pasajes fantásticos e
imaginarios con poco o nada que ver con el resto de la Biblia.

En general, estos libros pseudoepígrafos no tienen ningún valor espiritual. Sin embargo, son una fuente de
información acerca de las varias tendencias heréticas de los primeros siglos d.C. (gnosticismo, docetismo,
montanismo, arrianismo, etc.). También tienen algún valor histórico como un testimonio a corrientes de
pensamiento religioso pero no cristiano.

4.4. APÓCRIFA
La diferencia entre la pseudoepígrafa y la apócrifa en el NT no está siempre clara. La apócrifa son libros
que algunos patriarcas citaron y posiblemente aceptaron como canónicos por algún tiempo, pero al fin no
fueron incluidos en las listas de libros canónicos reconocidos por toda la iglesia.

Pseudo-Bernabé está incluido en algunos manuscritos del NT juntamente con todos los libros canónicos.
Fue escrito en la década de los 70 d.C. y citado por Clemente de Alejandría y por Origenes. El texto sueña
un poco como Hebreos pero con muchas ideas místicas e imaginarias.

Epístola a los Corintios (1 Clemente), escrito por Clemente de Roma alrededor del año 96, también está
en algunos manuscritos del NT. Es un documento de valor histórico y espiritual pero hoy nadie lo
considera inspirado.

Pastor de Hermas está citado por Ireneo, Origenes y Eusebio. Es una obra de mucho valor espiritual y
netamente cristiano, pero nadie lo considera inspirado.

El Didajé es un compendio de enseñanza cristiana que probablemente fue usado para la instrucción de
nuevos convertidos en muchas iglesias de los primeros siglos. Contiene doctrina sana y es de gran valor
histórico y espiritual, pero no fue considerado inspirado por Dios.

La epístola de Policarpo, escrito en 108 d.C. por un hombre que conoció al Apóstol Juan es semejante a
Filipenses en lenguaje y tema. Es bíblico en su contenido pero no inspirado.

Las siete epístolas de Ignacio, escritos en la primera década del segundo siglo a diferentes iglesias en
Asia menor por el obispo Ignacio, contienen verdades bíblicas y son de valor histórico. Ignacio promovía
un gobierno eclesial de estricta jerarquía.

Estos libros y otros semejantes tienen tanto valor espiritual como valor histórico. En primer lugar,
documentan las tendencias doctrinales de la iglesia durante los primeros siglos. En segundo lugar, son un
testimonio a la aceptación de los 27 libros de NT como canónicos. Finalmente, son fuentes confiables de
la historia de la iglesia en la época pos apostólica. Estos libros de alta calidad e integridad fueron
aceptados como inspirados en una región por algún tiempo, pero nunca fueron aceptados universalmente
por toda la iglesia.

5. Colección, preservación y traducción de la Biblia

Los libros reconocidos como inspirados por Dios fueron coleccionados por el pueblo de Dios desde que
fueron escritos. El Pentateuco fue guardado en el Arca del Tabernáculo y a la medida que el pueblo de
Israel reconoció otros libros, ellos también fueron guardados. Las epístolas de Pablo y de otros apóstoles
fueron coleccionados en códices (semejantes a nuestros libros) ya durante el primer siglo. También los
Evangelios fueron coleccionados como un grupo de cuatro.

5.1 PRESERVACIÓN DEL AT

No sabemos mucho de la historia de la preservación del texto del AT antes de la época de Cristo.
Después de esa época los judíos masoretas agregaron vocales al texto que hasta ese momento tenía
solamente consonantes. Además, a través de los próximos 9 siglos, agregaron al margen del Texto
Masorético (TM) una tradición (masora) de interpretación. Al final de cada libro en el TM existen unos
renglones de contabilidad que detallen el número de palabras, letras y la letra en la mitad del libro.
Después de copiar un libro el escribano masoreta comprobaba en forma meticulosa que la copia contenía
el número correcto de letras, etc. Si no, la copia fue destruida. Todas las traducciones modernas del AT al
español están basadas sobre manuscritos del TM.[1] En el siglo veinte, fueron descubiertos manuscritos de
casi todos los libros del AT en las cuevas de Qumrán (conocidas como los manuscritos del Mar Muerto).
Estos manuscritos, fechados desde dos siglos a.C. hasta el año 70 d.C., son prácticamente idénticos a los
manuscritos existentes del TM, demostrando que la preservación del texto del AT ha sido casi perfecta
durante todos esos siglos.

El TM demuestra bastantes diferencias con el texto griego del AT (LXX). No se puede saber si estas
diferencias se deben a una traducción inadecuada (lo cual es probable en algunos casos) o si la LXX
representa una recensión textual más antigua del mismo TM (lo cual es posible en algunos casos). De
todas maneras las diferencias no afectan ninguna doctrina importante.

5.2. PRESERCVACIÓN DEL NT

En la época cuando fue escrito el Nuevo Testamento, no había libros como los que conocemos ahora, sino
rollos que se hacían de una sustancia llamada papiro. Los papiros se hacían de un junco que se aplastaba
y tejía para formar una hoja de unos 30 centímetros de ancho por 10 metros de largo. Esta larga hoja se
enrollaba. Los libros de Lucas y de Hechos cabían —cada uno—, apenas en un solo rollo. Este material era
delicado y se dañaba fácilmente debido al paso del tiempo y la humedad. Los arqueólogos han
encontrado fragmentos o rollos completos de papiro preservados desde tiempos bíblicos en climas muy
secos, o guardados en vasijas de barro bien tapadas. Los escritos originales del Nuevo Testamento
seguramente fueron en rollos de papiro. Ninguna de las copias originales del Nuevo Testamento existe en
la actualidad.

El papiro fue utilizado hasta el séptimo siglo, pero desde el cuarto siglo después de Cristo, empezaron a
usar un material más durable, el pergamino, hecho de cuero de un animal. La mayoría de los manuscritos
que tenemos del Nuevo Testamento están escritos en pergamino. A veces los raspaban (o borraban) y los
usaban nuevamente. Al pergamino que se usaba por segunda vez lo llamaban «palimpset». Hoy día es
posible emplear un proceso químico para descubrir lo que se escribió en un pergamino raspado. Algunos
manuscritos del Nuevo Testamento son palimpsetes.

Los manuscritos más tempranos del Nuevo Testamento eran rollos, pero después del segundo siglo, la
mayoría de ellos fueron los llamados códices, parecidos a nuestros libros. Un codex consiste de varias
hojas de papiro o de pergamino doblado, cortado y cosido para formar parte de lo que se parece mucho
a un libro moderno.

En vez de lapiceros o lápices, los escritores tenían que usar un pedazo de caña o junco delgado y
puntuado o una pluma. La tinta era hecha de agua y diferentes sustancias. El primer libro que fue impreso
en una máquina fue la Biblia en latín, entre los años 1452- 1456 hecha por Johannes Gutenbergo. Todas
las copias completas o parciales del Nuevo Testamento en griego hasta el año 1516 fueron hechas a
mano.

Las maneras de producir copias del Nuevo Testamento eran dos. A veces, las personas ricas le pagaban a
un escribano para que hiciera una sola copia de un manuscrito. El escribano miraba el original y trataba de
hacer una copia exacta. La segunda manera fue que una persona leía el original en voz alta mientras otras
hacían varias copias de lo dictado en forma simultánea. Considerando este proceso, es fácil entender por
qué podían ocurrir varios tipos de errores no intencionales.

Es más, los manuscritos más tempranos eran escritos solamente con letras mayúsculas, sin ningún espacio
entre palabras, ni puntuación alguna. Esto dificultaba mucho la lectura. Por ejemplo, trate de leer lo
siguiente:

AMARGOZARANDEROINFELIZ

Esto puede ser: AMAR, GOZAR, ANDERO INFELIZ y también: AMARGO ZARANDERO INFELIZ.

5.3 TIPOS DE ERRORES QUE SE OBSERVAN EN LOS MANUSCRITOS

Hay dos clases de errores en los manuscritos del Nuevo Testamento. Los errores no intencionales incluyen
errores como la mala división de palabras, saltar una letra o palabra, escribir una letra o palabra dos veces,
cambiar el lugar de una letra o palabra, y confundir letras con sonidos similares o idénticos. Los errores
intencionales incluyen el intento de mejorar la gramática de un pasaje, cambiar la teología de un pasaje o
armonizar un pasaje con otro paralelo.

Los manuscritos que tenemos del Nuevo Testamento demuestran una concordancia exacta en casi 85%
del texto. Los críticos textuales examinan y comparan los manuscritos donde hay variaciones de palabras
para tratar de deducir cuál fue el texto original que escribió el autor. A través de esa disciplina, las
ediciones críticas del NT en griego contienen lo que se considera el texto original en un 99% del texto con
una seguridad muy alta. A continuación, estudiaremos el proceso que usan para llegar a sus conclusiones.

5.4. El proceso de la crítica textual

Para entender este proceso es necesario comprender algo de la historia de la trasmisión del texto del
Nuevo Testamento.

5.4.1. Los primeros siglos

Durante los primeros trescientos años después de Cristo, el texto del Nuevo Testamento fue copiado con
más libertad, porque la idea del «canon» y la inspiración verbal del texto no se había desarrollado por
completo y porque la mayoría de los que hacían copias no fueron escribanos profesionales sino creyentes
que sabían leer y escribir pero sin el entrenamiento especial de un escribano. Si, al copiar un manuscrito,
alguien cometía un error intencional o involuntario, y otro usaba el manuscrito erróneo para hacer otras
copias, el error se propagaba. Por ejemplo, hay manuscritos de Mateo 6:13 que contienen las palabras
«porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén»; mientras otros no las tienen.
Hay manuscritos de Efesios 1:1 que contienen la expresión «en Éfeso»; y otros no la tienen. Algunos
manuscritos de Juan 1:18 dicen: «el unigénito Hijo» (Reina Valera 1960 es un ejemplo); mientras otros lo
dicen así: «el unigénito Dios» (La Biblia de las Américas, por ejemplo).

En ciertas regiones del mundo antiguo donde había congregaciones grandes y fuertes que hacían
numerosas copias de las Escrituras comenzaron a propagarse manuscritos con algunas variaciones. De allí
que hoy se puedan clasificar los manuscritos que tenemos disponibles en «familias», de acuerdo a su
semejanza. Una «familia» de manuscritos es un grupo que tiene cincuenta o más variaciones idénticas que
no aparecen en otros manuscritos. Por ejemplo, la ciudad de Alejandría, en Egipto, tuvo una iglesia grande
y muchos eruditos que estudiaban y enseñaban las Escrituras. Hoy contamos con tres grandes familias de
manuscritos: la Alejandrina, por lo ya dicho; la Occidental, que proviene de Roma; y la Bizantina, llamada
así debido a la gran iglesia que existió en el Imperio Bizantino.

5.4.2. La edad media

Cuando la doctrina de la inspiración verbal de las Escrituras y el canon del Nuevo Testamento fueron
formalizados por la Iglesia, los escribanos tuvieron mucho más cuidado al copiar los manuscritos, pero en
esa época, ya existían muchas variaciones. Durante los siglos cuarto al séptimo, el idioma griego
desapareció del mundo menos en el Imperio Bizantino. Por eso, no se produjeron más manuscritos
griegos en Egipto, ni en occidente, sino solo en Bizancio (hoy Estambul, Turquía). Así que la mayoría de los
manuscritos griegos que tenemos pertenecen a la familia bizantina por dos razones: (1) Muchas copias
más antiguas del período en que las hacían en el occidente y Egipto se perdieron o fueron destruidas en
persecuciones de la iglesia. (2) Las copias más modernas del texto griego del Nuevo Testamento fueron
hechas en el Imperio Bizantino, pues en el occidente copiaban las traducciones al latín mientras que en
Egipto copiaban las traducciones al copto (antiguo idioma de Egipto).

Cuando Erasmo publicó un texto griego del Nuevo Testamento en 1522, se basó en los manuscritos de la
familia bizantina. En el prefacio de esa edición, lo llamaba el Texto Recibido (identificado con la
abreviatura «TR» o también conocido como el Texto Mayor). Todas las primeras traducciones a los
idiomas modernos hechas en los primeros siglos después de la Reforma fueron hechas a partir de ese
texto griego. Por eso, la Reina Valera en español, la Biblia de Lutero en alemán y la versión del Rey Jaime
en inglés comparten las variaciones halladas en la familia bizantina del Nuevo Testamento en griego.

5.4.3. La época moderna

Entre el siglo dieciséis y hoy, muchos manuscritos antiguos del Nuevo Testamento fueron hallados por
arqueólogos o en bibliotecas de monasterios. En 1881, dos eruditos ingleses, Westcott y Hort publicaron
una edición del Nuevo Testamento en griego basada en el estudio de algunos de esos manuscritos. Hoy
las Sociedades Bíblicas Unidas publican una edición del Nuevo Testamento preparado por un comité de
expertos en el campo de la crítica textual (The Greek New Testament, UBS, quinta edición).
Todavía hay diferentes opiniones entre los académicos acerca del valor relativo de las diversas familias de
manuscritos. Un grupo pequeño de ellos (incluidos Hodges y Farstad) mantienen que la familia bizantina
(Texto Recibido) preserva mejor el texto original y prefieren las variantes de esta familia antes que las de
las otras. Sin embargo, la gran mayoría de eruditos rechaza esa idea y el método de la crítica textual que
practican considera todas las variantes de cualquier versículo o pasaje y trata de determinar cuál fue el
original usando ciertas reglas. A continuación hay una lista de las reglas más aceptadas por la mayoría de
los críticos textuales modernos.

1. Solo hay un texto original y las variantes que existen provienen todas de ese texto original.

2. Ninguna familia de manuscritos es infalible. Y es posible que cualquiera de ellas pueda preservar el
original del texto.

3. Se debe considerar la evidencia numérica o cantidad de los manuscritos con cuidado, sin dejar de tomar
en cuenta otros parámetros esenciales. No es necesariamente lo que la mayoría de los manuscritos
afirman, el texto original. Por ejemplo, mil copias que contengan un error pueden aun hoy circular con ese
error. Sin embargo, una sola copia exacta del texto original puede que sea la correcta, pero se debe
comparar esta única copia con las mil copias erróneas usando otros parámetros importantes.

4. La variante que explica mejor las otras variantes probablemente es la original. Por ejemplo: en Marcos
1:2, es fácil entender por qué un escribano cambiaría el texto «Como está escrito en Isaías el profeta» a
una variación como la siguiente: «Como está escrito en los profetas», ya que la primera cita que sigue es
de Malaquías, no de Isaías (Mc 1:2-3).

5. Los manuscritos más antiguos usualmente tienen más valor que los modernos, porque es menos
probable que un error se propague en un manuscrito hecho muy cerca del tiempo en que fue escrito el
original.

6. La variante que aparece en mayor cantidad de diferentes familias de manuscritos, desde regiones
geográficas más separadas, probablemente es original. Por ejemplo, en Mateo 5:22, algunos manuscritos
de la familia alejandrina dicen: «cualquiera que se enoje contra su hermano». Otros manuscritos de esa
misma familia y también de la familia occidental y la bizantina dicen: «cualquiera que se enoje contra su
hermano sin causa». Es probable que la variante más larga sea la original porque está presente en las tres
familias y en tres regiones geográficas separadas.

7. La variante que concuerde con el estilo y teología del autor tiene mayor probabilidad de ser original.

5.4.4. Conclusiones

En resumen, los manuscritos del texto del Nuevo Testamento contienen variantes en un 15% de sus
palabras. De estos casos en los que hay variantes, se puede resolver la dificultad con un alto grado de
confiabilidad entre un 12% y un 14%. Es decir, se puede saber cuál es el texto original del Nuevo
Testamento con bastante seguridad en un 97% a un 99% del texto. Es más, la mayoría de las variantes
restantes son poco relevantes en cuanto al significado del pasaje. Las pautas fundamentales de la doctrina
cristiana no dependen de ninguna variante textual. En cada caso, la doctrina se basa en múltiples textos
claros, no en uno solo y menos en un texto que tiene variantes en los manuscritos. La crítica textual
estudia las variantes y procura averiguar cuál fue probablemente el texto original.

5.5 TRADUCCIÓN DE LA BIBLIA

Hay dos factores para considerar al seleccionar qué traducciones de la Biblia usar: (1) si la traducción
emplea los últimos descubrimientos de la arqueología y la crítica textual; y (2) si la traducción tiende más
a la equivalencia formal o dinámica.

5.5.1. ARQUEOLOGÍA Y CRÍTICA TEXTUAL

Como explicamos en la sección 5.4, hay muchas variantes en los manuscritos de la Biblia. Traducciones
más antiguas, como la Reina-Valera revisada en 1960 (RVR 1960), todavía dependen de los manuscritos
que Casiodoro de Reina tuvo a su disposición en 1569. Las Biblias católicas Nácar-Colunga (1944) y La
Biblia de América (LBA) dependen de la Vulgata (versión en latín producida por Jerónimo en el siglo
cuarto), o sea, son traducciones de una traducción, sin ningún beneficio de la crítica textual. En cambio
casi todas las traducciones modernas (NVI, BJ, Dios habla Hoy, etc.) están basadas en textos críticos del AT
(como la BHS) y del NT (como la UBS 4, la NA 27 y la SBL).

Podemos ver la diferencia al examinar el texto de Romanos 8:1.

Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la
carne, sino conforme al Espíritu. (RVR 1960)

Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, (NVI)

La frase «los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu» fue agregada por algún
escribano cuyo ojo saltó a Romanos 8:4 donde esa frase aparece. La NVI y otras versiones modernas dan
una traducción que depende de lo que más probablemente es el texto original en el griego.

5.5.2. EQUIVALENCIA FORMAL O DINÁMICA

No existe una traducción perfectamente literal de ninguna obra de literatura de un idioma a otro por las
diferencias en los idiomas. Hay dos extremos en la teoría de traducción: (1) producir una traducción de
equivalencia formal; y (2) producir una traducción de equivalencia dinámica. La primera opción intenta
conservar el mismo orden de palabras, intenta usar siempre la misma palabra en el idioma receptor para
traducir una palabra en el idioma original e intenta conservar hasta donde sea posible la forma del
original. Este tipo de traducción es lo que hace los diferentes programas en Internet que ofrecen traducir
un texto escrito en inglés al español. El resultado tiende a ser difícil de entender para una persona que no
sabe inglés. Este tipo de traducción de la Biblia sólo sirve para personas que conocen algo de hebreo y
griego.
De otra manera una traducción de equivalencia dinámica intenta reproducir el significado del idioma
original en un idioma receptor. Este tipo de traducción involucra bastante interpretación, porque muchas
veces existe más de una manera de entender el significado del idioma original y el traductor tiene que
decidir cuál posible significado es correcto antes de intentar pasar ese significado a otro idioma.

Podemos ilustrar las diferencias con Juan 2:4. Una traducción de equivalencia formal del griego de ese
versículo sería:

Y dice a ella Jesús, ¿qué a mí y a ti, mujer? Todavía no ha llegado la hora de mí.

Esta traducción conserva el orden exacto de las palabras en griego, su significado y relación gramatical.
No añade ni resta palabras ni interpreta el dicho griego τί ἐμοὶ καὶ σοὶ, que no tiene significado en
español.

Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora. (RVR 1960)

Díjole Jesús: Mujer, ¿qué nos va a ti y a mí? No es aún llegada mi hora. (Nácar-Colunga, 1944)

Y Jesús le dijo: Mujer, ¿qué nos va a ti y a mí en esto? Todavía no ha llegado mi hora. (LBA)

Estas tres traducciones conservan el orden general de las frases en griego, solo cambia el orden de
algunas palabras dentro de frases para que tengan sentido en español. Dan una interpretación del dicho
(cada una un poco diferente).

Mujer, ¿eso qué tiene que ver conmigo? —respondió Jesús—. Todavía no ha llegado mi hora. (NVI)

Esta traducción cambia el orden de las frases e interpreta el dicho.

Jesús dijo, Mamá, ¿yo qué tengo que ver con eso? Todavía no ha llegado mi hora. (La Palabra de Dios para
todos, Liga Bíblica)

Jesús respondió, Madre, ese no es asunto nuestro, aún no ha llegado el momento de que yo les diga quién
soy. (Traducción en lenguaje actual, Sociedades Bíblicas Unidas)

Estas dos traducciones cambian la palabra «mujer» por «mamá o madre», tal vez porque al traductor le
pareció muy dura la forma de hablar Jesús y ofrecen interpretaciones del dicho y (en el segundo caso) una
interpretación de la frase «no ha llegado mi hora››).

Apreciada mujer, Ése no es nuestro problema –respondió Jesús- Todavía no ha llegado mi momento. (Nueva
traducción viviente)

Esta traducción cambia el orden de palabras y frases y ofrece una interpretación el dicho.

En general, estas traducciones están ordenadas desde las que tienden más hacia equivalencia formal a las
que tienden más a equivalencia dinámica. Cada una tiene ventajas y desventajas. Se puede ver que cada
traducción de la Biblia está entre los dos extremos de equivalencia formal y dinámica, pero cada una
tiende más a un lado o al otro. Es recomendable para la persona que no entiende los idiomas originales
de la Biblia usar más de una traducción.
5.5.3. HISTORIA BREVA DE LAS VERSIONES EN ESPAÑOL

Por favor lea la historia de las versiones en español que está ubicada en el enlace:

http://todopensamientocautivo.blogspot.com/2010/08/la-historia-de-la-biblia-en-espanol.html

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