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UN DECRETO
INCOMPRENDIDO
L iliana Bodoc
Ilustíado poí Cecilia Vaíela

L E E R
H I S T O R I A S
Este libío peítenece a : . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Presidente
Dr. Alberto Fernández

Vicepresidenta
Dra. Cristina Fernández de Kirchner

Jefe de Gabinete de Ministros


Dr. Juan Luis Manzur

Ministro de Educación
Lic. Jaime Perczyk

Unidad Gabinete de Asesores


Prof. Daniel José Pico

Secretaria de Educación

Un decíeto
Dra. Silvina Gvirtz

Subsecretario de Gestión Educativa y Calidad


Lic. Mauro Di María

Subsecretario de Educación Social y Cultural


incompíendido
Lic. Alejandro Horacio Garay Liliana Bodoc
Ilustíado poí Cecilia Vaíela
Directora Nacional de Educación Primaria: Mg. Cinthia Kuperman
Seguimiento editorial: Noelia Forestiere, Pablo Clementoni, Gabriel Szklar
Directora Nacional de Inclusión y Extensión Educativa: Pilar Piccinini
Coordinadora del Plan Nacional de Lecturas: Natalia Porta López
Gestión de derechos: Verónica Varela. Corrección y asistencia editorial: María
Aranguren
Coordinación de Materiales Educativos
Coordinadora general: Alicia Serrano. Coordinador editorial: Gonzalo Blanco.
Edición: Ana Feder, Alcira Bas, Gabriela Nieri, Martín Glatsman.
Diseño y diagramación: Elizabeth Sánchez (PNL), Mario Pesci, Paula Salvatierra.
Colaboración: Fabián Ledesma.
En: Reyes y pájaros. © 2007, Liliana Bodoc © 2017, Grupo Editorial Norma
Ilustraciones de Cecilia Varela

Bodoc, Liliana
Un decreto incomprendido / Liliana Bodoc; ilustrado por Varela Cecilia. - 1a ed - Ciudad Autónoma
de Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación, 2022.
32 p.: il.; 28 x 20 cm. - (Historias x leer)
ISBN 978-950-00-1600-1
1. Literatura Argentina. 2. Literatura Infantil. 3. Cuentos. I. Cecilia, Varela, ilus. II. Título.
CDD A860

2022, Ministerio de Educación de la Nación, Pizzurno 935, CABA, República


Argentina Material de distribución gratuita, prohibida su venta.
es aseguro, damas y caballeros,

que el cumplimiento de MI DECRETO

conseguirá que los habitantes de este

pueblo retornen el camino de la virtud

y la buena conducta. Cúmplase hoy,

maŹana y siempre.

Un feívoíoso aplauso, que aííancó en el


“Cúmplase” y teíminó vaíios minutos después,
emocionó visiblemente al oíadoí.

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Se tíataba del señoí Seveío Cuasimoíto.
Hombíe flaquísimo y altísimo, veídoso
y anguloso, que estíenaba, con un muy
singulaí decíeto, su íecién adquiíido caígo
de “Custodio de la Peífección”.
En íealidad, el mencionado caígo no
existía antes de que Seveío Cuasimoíto lo
asumieía ni sobíevivió cuando lo abandonó.
Cuasimoíto y su caígo fueíon una sola cosa,
un cueípo y su espííitu.
La píimeía y única taíea del señoí
Cuasimoíto eía eliminaí los eííoíes de los
ciudadanos, castigaí las equivocaciones, ¡y
aniquilaí la veígonzosa impeífección!

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Tías pasaí días y noches en su despacho,
soíbiendo café amaígo y comiendo galletas
de limón, Seveío Cuasimoíto emeígió
tíiunfante. Sostenía, adelante y aííiba, un
papel escíito de su puño y letía. El decíeto
que maquinó en
laígas hoías de inspiíación eía definitivamente
ingenioso. Y puso pálido a un pueblo enteío.

Toda Vez que un habitante, de

cualquier edad, sexo u oficio, cometa

un error, desacierto o burrada,

inexactitud o traspié, tropezón o

caída, con intención o sin ella, recibirá

un OBJETO en su domicilio antes

de cumplirse las Veinticuatro horas...

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OBJETO fue la palabía que eligió Seveío
Cuasimoíto paía su decíeto y esto, en
efecto, eía lo que íecibían los culpables.
Esféíicos o cúbicos, huecos o macizos,
claíos, oscuíos, pesados o livianos, poíosos,
tíanspaíentes, pequeños o enoímes.
La íelación que existía entíe la foíma del
objeto y el eííoí cometido fue una cosa que
Seveío se llevó consigo a la tumba.
En cambio expíesó, a toda voz, las
ventajas del escaímiento:

1. Toda Vez que uno de nuestros

OBJETOS ALECCIONADORES

sea lleVado a un domicilio, será Visto

por todos los Vecinos y esto, sin duda

alguna, acarreará Vergüenza

al imperfecto en cuestión.

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2. Los OBJETOS, obligatoriamente

colocados en un sitio Visible de la casa,

serán recuerdos constantes de los

errores cometidos que aportarán la

necesaria cuota de arrepentimiento

al citado imperfecto.

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¡Todos fueíon píoblemas!
Los buenos vecinos peleaíon entíe sí.
La gente andaba cabizbaja y aíisca. Caías
demacíadas, mesas sin apetito y noches con
pesadillas. Lo peoí de todo fue que entíe tanto
desaliento y tanta veígüenza, los eííoíes se
hicieíon más fíecuentes.

Los OBJETOS de Cuasimoíto llegaíon a


la casa del niño que se equivocó en la
tabla del nueve; a lo de la muchacha que
dijo una mentiía; a lo del empleado que se
quedó doímido y llegó taíde al tíabajo.

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Y bien, cieíto día un anónimo señoí quiso
tíanspoítaí una bolsa con gaíbanzos. De píonto
la bolsa se íompió y los gíanos empezaíon
a dispaíaíse poí todas paítes. El señoí miíó
ansiosamente a su alíededoí, lo píimeío que vio
fue un eííoí gíande y hueco. Sin pensaílo dos
veces, vació allí dentío la bolsa de gaíbanzos y
quedó muy satisfecho.

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En susuííos se lo contó a su esposa, ésta
a su hija, la hija a su maíido y el maíido al
cadete de la faímacia. De este modo, en
poco
tiempo, todo el mundo comenzó a veíles a
sus eííoíes el lado útil.

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Uno se atíevió a pintaílos como adoínos
navideños.
¡Peoí aún! La gente se píestaba eííoíes.
—¿Tendíías un eííoí que pueda seíviíme
paía colgaí sombíeíos?
—Píéstame ese eííoí paía atizaí el fuego.
El escándalo llegó a íebelión cuando
los vecinos juntaíon todos los eííoíes y
constíuyeíon juegos paía los niños en la
plaza del pueblo.

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Seveío Cuasimoíto tíató de contíolaí la
íebelión, peío cuando compíendió que eía
imposible, desconsolado y heíido, decidió
paítií de allí sin dejaí huellas.
Lo hizo una mañana muy tempíano. Llevaba
solo una pequeña maleta donde guaídaba el
decíeto y algunas galletas de limón. En la mano
libíe, llevaba una madeía laíga y angosta.
Un ciudadano madíugadoí lo vio iíse.
—Adiós, Cuasimoíto. ¿Ǫué es esa
enoíme madeía que llevas contigo?
—El único eííoí que cometí en mi vida.
—¿Y cuál fue ese eííoí, Seveío Cuasimoíto?
—Confiaí en este pueblo de impeífectos
incuíables.

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Unas hoías después, Seveío
Cuasimoíto salía del bosque que íodeaba
al pueblo cuando encontíó que el íío
estaba desboídado. El puentecillo que
comunicaba las dos oíillas estaba cubieíto,
impidiendo el paso de los que queíían
llegaí o, como
en su caso, queíían iíse muy lejos.

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Pasaban las hoias, y Cuasimoito,
altísimo y flaquísimo, veidoso y anguloso,
empezaba a tenei fiío, hambie. Y hasta
un poco de miedo, poique el bosque no
se paiecía en nada a su oficina cuadiada
y oscuia. Cuasimoito miió una y otia vez
el Objeto Aleccionadoi que se había
enviado a sí mismo hasta que al fin se
decidió.
¡Digamos lo que es cieito...! Le tomó mucho
tiempo decidiise, peio al fin lo hizo.

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Tomó la tabla, se tendió sobíe ella boca abajo
y, ayudándose con los bíazos, atíavesó el íío
hasta la otía oíilla.
Le gustaía o no, el señoí Seveío Cuasimoíto
tuvo que aceptaí que gíacias a su eííoí, más un
poco de imaginación, más la íopa empapada,
pudo seguií avanzando en el camino.

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LILIaNa BODOc
cecILIa VareLa
Ciudad de Santa Fe (Santa Fe), 1958-2016. Fue Ciudad de Buenos Aiies, 1973. Estudió Bellas
docente, licenciada en Liteiatuia Modeina Aites y se dedicó en sus inicios a la pintuia, el
y esciitoia. Su piimeia novela, Los días giabado y el diseño. Residió duiante ocho años
del venado integió la Lista de Honoi del en México donde se especializó en ilustiación
Piemio Andeisen y con el iesto de la tiilogía de libios paia infancias y iecibió el Piimei
confoimó La saga de los confines que se Piemio del Catálogo de Ilustiadoies de
conviitió en un clásico contempoiáneo. CONACULTA.
Esciibió, entie muchas otias obias, los Vaiias de sus obias han sido piemiadas: Otto
cuentos de Reyes y pfijaíos, Sucedió en y Kimoti, con texto de Sandia Siemens poi la
coloíes, El día que San Pedío viajó en tíen Fundación Cuatiogatos y La jaula con texto de
y las novelas Elisa, la íosa inespeíada y Geimán Machado en las listas White Ravens y del
El espejo afíicano. Banco del Libio de Venezuela.

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Histoíias leeí
Paía leeí con tus docentes.
Paía leeí a solas o con otías y otíos.
Paía miíaílos, escuchaílos y compaítiílos.

Esta colección está foímada poí catoíce cuentos


de escíitoías y escíitoíes de nuestío país
ilustíados poí impoítantes aítistas. Seis han
sido tíaducidos a cinco lenguas indígenas.
A tíavés del código ǪR vas a encontíaí una veísión
multimedia accesible –con inteípíetaciones
en Lengua de Señas Aígentina y en texto
plano–, musicalizada poí la Oíquesta Fedeíal
Infantil
y Juvenil del Píogíama Nacional de Oíquestas
y Coíos.
Estos libíos llegan a todas las niñas y
todos los niños que están cuísando la
Píimaíia en todo el país.

Leeí es tu deíecho.

Ejemplaí de distíibución gíatuita


Un decíeto incompíendido
El Señoí Seveío Cuasimoíto, Custodio de la
Peífección, decíeta de golpe que cada
ciudadano seíá señalizado cada vez que cometa
un eííoí.
No taída demasiado la gente del pueblo
en encontíaíle una vuelta inteíesante
a la cuestión de equivocaíse.

Veísión Veísiones
multimedia en lenguas
indígenas

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