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“Quiero ser Grande”

Todos los adolescentes y chicos bolivianos poseen la misma capacidad e sabiduría al igual que en todos
los rincones de todo el mundo, empero a ciertos les faltan las triunfas de superarse. Ciertos amigos y
parientes recibían entusiasmados a mis compañeros, a medida que ellos hacían su paso rumbo a la testera
para recibir el titulo de maestría que nos otorgaban las autoridades académicas; nuestros propios rostros
reflejaban una intensa satisfacción por haber logrado un objetivo.

Inicié a caminar y los aplausos llenaron el escenario, a medida que el ingeniero Bachelet, doctorado en
Ingeniería Eléctrica me esperaba al fondo; vestía un traje fino, plomo oscuro, se acercó extendiéndome
sus manos suaves, me entregó un abrazo franco; por primera ocasión estaba ante un hombre que era
bastante admirado en el campo académico, por un rato observé su pelo y su barba canosa; sus lentes
pequeños y redondos brillaban con el reflejo de la luz, su mirada serena, las arrugas de su cara describían
su vivencia, sus ojos se clavaron en mi cara y después me hizo la entrega del título de maestría.

Por un breve tiempo compartimos inolvidables instantes de alegría y de tristeza. El fervor ha sido tan
enorme, que decidimos festejar el esfuerzo que pusimos para la culminación de nuestros propios estudios;
dicha noche varios se quedaron, empero yo me alejé del conjunto, me puse un abrigo y guantes para a
salir a pasear; a medida que caminaba en las vísperas de la Navidad iba observando el alumbrado y los
adornos sensacionales en las avenidas y entre-calles; había bastantes personas que visitaban los
supermercados para hacer la compra de cualquier regalos. Entonces murmuré - ¡Es hora de descansar!
Retorné pensando que me faltaban escasas horas para estar en Bolivia y encontrarme con mi mujer
Elizabeth y mis hijos Camilo, Maya y Dante.

Era bastante enorme el sentimiento de saber que ya iba a regresar, únicamente que las horas avanzaban
bastante lentas y por un rato tuve la impresión de que las manecillas del reloj se detuvieron. Debido a que
trabajaban bastante lejos de donde vivían y lograr un medio trasporte era difícil a aquellas horas.
Fernando era chico, bastante inteli gente, elevado de constitución, delgado, pelo castaño oscuro y
ondulado, piel clara, nariz respingada, ojos cafés claros, labios flacos.

Fernando me ayudó a sacar una de mis maletas, nos estrechamos de nuevo deseándonos suerte en
nuestras propias vidas, abordé el taxi y me alejé de ese sitio, observando esas calles, procurando de
estudiar los sitios, pensando en que tal vez no iba a volver, las calles constantemente estaban limpias, las
viviendas y los inmuebles bien hechos, las puertas macizas y eléctricas, los timbres con cámaras, los
balcones llenos de plantas, las calles bien asfaltadas, las aceras además, las avenidas amplias no tenían ni
una rajadura, las viviendas comerciales de lujo, los inmuebles y supermercados con gradas eléctricas.

Tengo que colgar el teléfono, te amo Elizabeth.

A medida que ingresaba me vino la memoria de la primera ocasión que abordé un avión, era una imagen
bastante parecida a la de aquel instante, las azafatas me colaboraron a localizar mi asiento, me acomodé,
almacené mi valija de mano en la parte preeminente de mi asiento y una vez. Días, soy el Capitán Hans,
el piloto del vuelo 4537 de Aerolíneas Iberia, con destino a San Pablo, Brasil. A medida que recogían los
vasos me puse a pensar que pasaron veloz 2 años y medio y que ya volvía a mi preciada Patria «Bolivia».
Regresaba con el quiero de dar todos mis conocimientos adquiridos, simultáneamente me preocupaban la
pobreza, miseria, mortalidad, analfabetismo, desempleo y otros muchos inconvenientes, pese a que mi
territorio es inmensamente rico en recursos naturales.

Estoy con vida debido a Matilda, una niña de doce años que ayudaba en la vivienda de mi mamá, hija de
doña Francisca. Aquel día por una casualidad a partir de una de las puertas que daba al patio notó cómo
mi mamá soportaba el dolor, se asusto y después se dirigió a buscar ayuda pensado que mi mamá se
estaba falleciendo, empero localizó únicamente a doña Petrona. La anciana al divisar que mi vida corría
riesgo me llevó a la vivienda de mi papá. Por la tarde mi papá y mis abuelos me dejaron al cuidado de
doña Francisca y de su hija Matilda, pues los inconvenientes se agrandaron y las discusiones fueron duras
entre las dos familias.

Mi papá don Manuel, de estatura mediana, piel blanca, de constitución intenso, la barba negra tupida, de
carácter tranquilo, les describía a los papás. De mi mamá que poseía la mejor intención con mi mamá y
que deseaba casarse con ella. Mi abuelo don Clemente, de setenta y 4 años, delgado, estatura mediana, el
pelo y la barba blanca tupida, se notaba bastante cansado por su edad y su patología. Mi abuela doña
Florencia, de setenta años, flaca, la cara arrugado, poseía los cabellos como el algodón.

La controversia arribó al extremo de que se agarraron a golpes y gritos entre mis abuelos. Por la tarde mi
papá y mis abuelos me dejaron con doña Eulalia para dirigirse a las oficinas policiales con la esperanza de
que se aplique la justicia. En el centro de las oficinas policiales las dos familias esperaron parado al
responsable del sitio; no había sillas y han tenido que apoyarse en el muro, únicamente había una mesa y
2 sillas antiguas, unos 4 clavos en el muro que servían de colgadores para los uniformes, esas 4 paredes
antiguas de colores bastante opacos daban mucho que pensar, al fondo se podía ver un pasillo que
conducía a las celdas de arresto, de rápido con pasos ligeros ingresó el oficial que estaba a cargo; era el
sargento Huanca, estatura mediana, gordo, la cabeza afeitada, los ojos saltones. Quedó sorprendido al
mirar a sus amistades favoritas y con una voz de autoridad saludó: -¡¿Cómo está señora Leocadia?! -¡Mi
amigo Isidro! ¿Qué los trae por aquí…? Luego de saludarlos se dirigió para tomar asiento y levantando
las manos, intrigado, retornó a preguntar: -¿En qué les puedo servir señora Leocadia? A partir de la
puerta, Matilda estaba pendiente de lo cual ocurría, trataba de leer los labios para saber qué mencionaban.

De alguna forma.

Tomándolos de sus brazos llevó a mis abuelos a su vivienda.

Sin ningún comentario admitió y me alimentó a lo largo de una semana, empero me comentaron que doña
Catalina adelgazó bastante, por lo cual mi papá y mis abuelos determinaron no abusar bastante más de su
afabilidad y buscaron otra forma de alimentarme arriesgando mi salud. Una vez que yo lloraba mi papá o
mis abuelos me llevaban al corral para hacerme lactar de forma directa de la vaca y tal cual empezaron a
alimentarme. A medida que tanto mi papá insistió intentando encontrar a mi mamá, sin embargo ha sido
inútil. Mi mamá ha sido enviada a la urbe por sus papás con el fin de que se olvide de nosotros mismos y
sin embargo me desconocieron como nieto.

-Porque no deseo dejarte solo en esta vida. Sus palabras me mencionaban que algo le pasaba, me di
cuenta de que su salud estaba en riesgo, inicié a preocuparme y me sentía débil espiritualmente, empero
trataba de no demostrarlo para que él no se preocupe.

Por las noches me cubría la cabeza con mi cobija, me ponía a llorar hasta que se secaba mis lágrimas y
quedaba profundamente dormido.

Mis lágrimas y mis gritos fueron vanos. No pude despertarlo, perdí la idea del tiempo a medida que mis
lágrimas se secaban lentamente. A partir de mi asiento pude ver a mis vecinos cómo lo colocaron en el
ataúd, vi por última vez su cara, él además se notaba triste, varios vecinos han acompañado al velorio. Por
la noche me hallaba sentado al lado del ataúd, perdido en el silencio, rememorando todos los preciosos
instantes que habíamos pasado con mi papá, empecé a dormitar y entre sueños veía a mi papá
llamándome.

Al despertar con los ojos semiabiertos veía cómo las velas encendidas se consumían, a medida que mis
vecinos contrarrestaban el sueño con cigarrillos y hojas de coca acompañadas de la legía y algo de coctel.
Al otro lado de los bancos pude ver a Elizabeth derramando sus lágrimas, estaba sentada con sus papás,
además reconocí a mis compañeros de curso y a mi instructora Susana. Aquellas palabras me hicieron
reaccionar y me puse a pensar cómo la población se va para no verle más y se convierte en polvo.

Vida! Abandonamos el camposanto, me sentía destrozado como ser humano, ha sido el instante más triste
de mi vida, mi papá representó todo para mí, quedé huérfano y decidí aprender a vivir y afrontar los
inconvenientes de la vida, rememoré además que mi papá me mencionó una vez: «la muerte es parte de la
vida y uno no la puede eludir», y me puse a pensar que un día además abandonaré de existir. La lluvia
continuó con más fuerza, la ropa se nos pegó en el cuerpo humano, temblábamos de gélido, caminamos
con mucha complejidad por los charcos de agua y el lodo, había 2 personas ancianas, llegamos a vivienda
no bastante más de 10 personas, se despidieron una tras otra hasta que quedé solo, ingresé en mi vivienda
vacía y triste, el silencio se apoderó de ese sitio y ha sido bastante difícil admitir lo que sucedió; el temor
congelaba a todo mi cuerpo humano, me cambié de ropa apresuradamente y después salí a la calle, a
partir de la puerta observé todo el sitio hacia debajo y hacia arriba y no vi a nadie, llovía profundo,
simulaba que el agua hervía en el piso, a medida que la noche caía y el temor y la inquietud crecían en mí.
De rápido de una de las esquinas de debajo aparecieron Calixto, Pedro, Sebastián y Elizabeth; no podía
creer, pensé en un rato que mis ojos me engañaban, sin embargo han venido apresurados y la primera en
llegar ha sido Elizabeth, poseía en las manos un plato que estaba enroscado y me mencionó: bly -
¡Salvador, te traje cena! La miré a los ojos y la abracé, a medida que con una mano me secaba las
lágrimas: -Gracias, gracias Elizabeth. Entramos en mi vivienda y todos hablaban con respeto de lo bueno
que era mi papá.

Contento me extendió su mano mencionando

-Me alegra mucho que aceptes, viajaremos en 3 días, empero a medida que tanto buscaremos una persona
para que se realice cargo del cuidado de los animales y la vivienda.

Me despedí de mi papá y de mis abuelos, la dejé como responsable a Elizabeth para que no les falten
flores, caminamos hasta llegar a la plaza, dicha última tarde nos pasamos sentados en la plaza
conversando.

Donde se realizaba la partida de la caravana, me coloqué el saco y levanté la bolsa que tenía dentro mi
ropa y documentos de análisis, empero antecedente de salir me dirigí al cuarto de don Hipólito y su
familia para despedirme y reiterarles que cuiden bien la vivienda. La caravana inició la partida y yo
todavía sostenía las riendas de las mulas con la esperanza de ver a Elizabeth.

-Cuídate Salvador, una vez que culmine la escuela iré a la urbe a aprender y estaremos nuevamente
ligados. Y ha sido la primera ocasión que nos hemos proporcionado nuestro primer beso en los labios. -
Elizabeth, no te olvides de nuestra promesa. A medida que me alejaba del poblado giraba mi cabeza de
rato en rato para filmar en mi memoria el paisaje verde de mi poblado y la cara de Elizabeth.

Caminábamos todos ligados, cincuenta personas alrededor de, los ladrones atacaban una vez que veían a
escasas personas, por consiguiente, nadie debía quedarse atrás, vi que ciertos inclusive caminaban con su
plato en el camino por no hacerse dejar. -Llegaremos a la localidad a las 7 de la mañana, tomaremos un
desayuno y después te llevaré a la vivienda de tu mamá.

Esperamos pacientemente que nos atien otorgan, mis extremidades comenzaron a temblar por la inquietud
de aquel encuentro con «mi madre», de rápido abrió la puerta un infante de unos 10 años, vestía un
uniforme de colegio bastante elegante, frunció el ceño, velozmente percibí un viento de grandeza, de
vanidad en el infante, poseía el carácter tosco, estaba con un peinado patito, por detrás salió su hermana
menor de unos 8 años, vestía además una preciosa falda colegial, peinada con una cola al costado, su
forma de observar me molestó.

Tenías que distribuir otras 2 canastas a otros sectores.

Muchacho, cada una de las mañanas luego de dar el pan, al menos 3 canastas, te encargarás de trapear los
pisos, el pasillo y las gradas.

Era un hombre elevado, medía cerca a ambos metros, bastante rudo, poseía una mirada fuerte, de piel
blanca y unos bigotes que se los pasaba peinando, me asusté mucho, ha sido la primera ocasión que una
persona me gritó y me jaló de los cabellos; si mi papá hubiera estado vivo no hubiera autorizado que
extraños me traten mal.

Como me advirtieron, se quejaron a su papá por mi tardanza en el patio, mencionaron que yo era lento,
que no les obedecía. Don Melitón, luego de abrazarles y darles besos en sus mejillas, clavó su mirada en
mi cara y después se los llevó al comedor. Me quedé una hora y media sentado en la grada esperando que
me llamen para el desayuno.

Almorzamos en la cocina y en aquel instante apareció mi mamá para decirme

Ayudar en la panadería.

-Después de comer, Lupita me llevó a un cuarto más diminuto que el primero, únicamente entraba una
cama, me di cuenta de que era el castigo que pidió don Melitón, Lupita trató de distraerme y aprovechó
para decirme que me firngía a mi mamá; su comentario me molestó pues yo me sentía más impropio con
dicha familia, empero no le mencioné nada y ella se marchó para elaborar la cena, quedé solo y pensativo
entre esas paredes de ladrillos, intenté reposar unas cuantas horas, empero no poseía sueño. Lupita
regresó con un plato, ocultándolo abajo de su mandil, el mismo que tenía dentro una parte de carne
cocida. Paralelamente me advirtió.

Llegó el cumpleaños de Lucas, el hijo de mi mamá.

Lucas era ofensivo y no perdía la posibilidad de patearme o empujarme.

No me quedó otra alternativa y tuve que volver a la vivienda de mi mamá dispuesto a tolerar el castigo
que me proveería don Melitón. Sin saber la contestación decidí aguardar sentado en una grada ante la
vivienda de mi mamá, la noche avanzaba, los pocos vehículos iluminaban las calles, el reloj corrió, las
calles quedaron desiertas y el sueño me vencía y de rápido vi a 2 hombres en estado de ebriedad.

Punta de palo. Ingresé llorando en silencio, confundido, me encerraron en una de las celdas, estaba
asustado sin saber qué me iban a hacer, me preguntaba por qué me involucraban en el hurto de joyas y
más que nada por qué me acusaba mi mamá. Debido a esta información han tenido la posibilidad de
recobrar las joyas y me brindaron independencia.

El capitán que nos sacó de la fila es del bienestar.

El día que la muchedumbre de individuos enfurecidas ingresaron para tomar el Palacio, la escolta
presidencial no ha podido controlarlos, la muchedumbre enceguecida no estaba según los cambios,
querían continuar explotando a la población humilde. Aquel ha sido el delito gubernamental para los
terratenientes feudales, lo asesinaron y lo colgaron en uno de los faroles de la plaza Murillo frente al
Palacio. Rescatando dicha vivencia se instaló este arsenal para que no se repita la historia. Durante varios
meses tuve la posibilidad de ver a diario entrar y salir al Médico No obstante, una vez que me sentía
realmente bien recordaba a mi papá y a mis abuelos y me sentía bastante triste, pues «ellos no han tenido
la posibilidad de verme con uniforme elegante, limpio y de escolta en el Palacio Presidencial».

Salí del Palacio con mi maleta de madera, llegué a la estación, estaba bastante llena, había largas filas en
las boleterías, hice fila casi una hora, compre mi boleto y enseguida abordé el ferrocarril, recorrí por
diversos vagones y no me encontré con ninguno de mis compañeros, el ferrocarril partió poco a poco
rumbo a Oruro, a medida que observaba a partir de mi ventana a la población que iba y venía, unos
llegaban, otros nos íbamos, otros se quedaban tristes en la estación despidiendo a sus seres queridos y
otros bastante contentos recibían a sus parientes. Sabía que la mayor parte de mis compañeros tenían que
festejar su licenciamiento con sus parientes y amigos, otros como yo se fueron directo a sus sitios de
origen.

Cecilio se sentía bastante mal ya que no ha podido lograr dinero para el procedimiento de su hermano,
tuvimos un dialogo extensa y bastante triste. Pasó bastante más de una semana y nuestra amistad ha sido
creciendo, los dos continuamos haciendo un trabajo, aprendí a componer calzados. Pasaron unas semanas
hasta que arribó el día de las inscripciones estudiantiles y una noche a partir del trabajo, me dirigí a la
escuela con mi documentación para hacer mi inscripción, había varios adolescentes realizando fila, la más
grande parte de los muchachos que conocí trabajaban en mercados, panaderías, como empleadas
domesticas, como lustradores de calzados y otros me comentaron que hacían todo lo viable para darse
tiempo en sus estudios al igual que yo. Comentó que esto lo hacía para el control del consumo de todos
los inquilinos y que con el fin de mes pagaríamos igualmente, tuve que admitir la verdad y dejé de
aprender dicha noche.

Cecilio me secundaba moralmente y no podía pedirle más, luego de llegar de la escuela me ponía a
aprender en un rincón, poseía un diminuto banco y al lado el mechero que me iluminaba.

Me di la vuelta, y destrozado por sus palabras que llegaron al fondo de mi corazón, continué mi camino.
Referente a su hijo supe que Lucas estaba metido en una pandilla bastante famosa por su violencia «Los
Murciélagos», y ha sido expulsado de su colegio por mala conducta. En mi colegio uno de mis
compañeros sabía de las andanzas de «Los Murciélagos» y por medio de él sabía todo lo cual Lucas
hacía. En los primeros días del nuevo año tuvo lugar algo triste, una noche a medida que pasaba por la
plaza quedé bastante sorprendido al mirar a Lucas y a sus amigos en problemas.
Eran doce adolescentes entre los quince y los veinticinco años, estaban vestidos de negro y en las
chamarras de cuero tenían pintado un murciélago con las alas abiertas, era el distintivo de su conjunto,
había mucha gente alrededor sorprendida e incomoda por la carencia de control de sus papás. Todos los
días que pasaba pedía a Dios, a mis abuelos y a mi papá para que me iluminen en mis estudios y me guíen
en mi camino para que no me suceda nada malo en mi vida.

Salvador, el caso está bastante difícil y nuestro trabajo por el momento no cubre nuestras propias
necesidades primordiales. Poseía mucha razón, el caso en nuestra región se puso bastante mal y aquello
hizo que la competencia obligue a cerrar a las pequeñas ocupaciones.

Pasaron numerosas semanas, arribó el nuevo año y el mes de enero, continué preparándome en los
estudios y simultáneamente realicé los trámites de mi certificado de bachiller.

-Gracias Cecilio por ayudarme y apoyarme en el instante que más lo necesitaba, eres como un hermano!,
jamás lo olvidaré. Era una señora bastante flaca, bastante más grande, de ojos pequeños, las arrugas en la
cara y las canas mencionaban que vivió varios años, era bastante desconfiada, tal vez ya que yo era
muchacho, admitió el arrendamiento adelantado por 3 meses, luego me retiré haciéndole conocer que a
inicios de marzo me iba a mover, a medida que me alejaba me puse a pensar que no poseía ni un plato y
el poco dinero ahorrado lo reservaba para mis estudios hasta buscar un nuevo trabajo.

El desprendimiento incondicional de Cecilio y su solidaridad me brindaron fuerzas para seguir con mis
estudios y la vida

Gracias hermano por ayudarme. Una vez que se alejó el taxi quedaron solamente los recuerdos, me quedé
por un rato a mirar mi ex taller, en la puerta estaba colgado un aviso que mencionaba “tienda en alquiler”,
rememoré por un momento el día una vez que llegué por primera ocasión, a dicha puerta. Eugenio estaba
alrededor de la puerta bastante concentrado costurando unos calzados, al otro lado Cacildo lijaba una
goma y Cecilio metía tachuelas a unos zapatos, todos trabajaban detenidamente, los 3 fueron buenos
conmigo, eran mis más grandes empero me han tratado como a un hermano menor.

Simultáneamente conocí a ambos hijos de don Asterio, los dos estudiaban en la escuela, Hernán, el mayor
de catorce años, era bastante gordo se pasaba comiendo pan y Rosendo, el menor, poseía doce años
además gordito, los dos chicos eran solidarios.

Dicha noche, acostado en la cama, me puse a pensar sobre las razones de la pobreza y la explotación del
imperialismo y el almacenamiento de la riqueza por escasas familias, a medida que la mayor parte de los
bolivianos vivíamos en la pobreza, me pregunté ¿Qué debíamos hacer?, hasta que había quedado
profundamente dormido.

Compañeros… ayer por la noche los paramilitares rodearon la casa en la que se refugiaba nuestro
compadre, el Rubio, nuestro compadre puso resistencia y los paramilitares abrieron fuego. Uno de los
proyectiles le perforó el vientre dejándolo tendido en el suelo, de esta forma se lo llevaron; hasta entonces
se desconoce su paradero… Compañeros poseemos que conservar la resistencia a este regimen
antinacional. Apoyados por el imperialismo y la Central Intelligence Agency permanecen reprimiendo a
nuestro poblado que batalla por la libertad…

Nos organizamos, nos brindaron labores que llevar a cabo, culminamos la junta cerca a las once de la
noche, cuidadosamente nos alejamos en conjuntos de 5, a medida que otros arriesgábamos nuestras
propias vidas pintando en los muros con pintura roja «muera el regimen fascista», «abajo el
imperialismo», «viva Bolivia libre»… Cerca a la una de la madrugada nos retiramos.

Sin pensar me respondió

Ingresé en su sala, afanosamente marqué el número de Marco Antonio, nadie me respondió, después traté
de nuevamente, empero al otro lado no había nadie; suspirando colgué el audífono con el objetivo de
volver a llamar después. Dicha noche preocupado continué con mi trabajo.

Solamente pude ver su cara de sorpresa y inquietud, me colocaron una capucha negra, me sacaron a puro
golpe, a medida que la sangre salía de mi nariz empapando mi cara, me agarraron del cuello de mi camisa
y me metieron en una movilidad.
¡Sujétenlo!, «el Piedra», hace dialogar a las rocas.

-No se preocupe líder, hablará.

Al oírlos tuve la curiosidad de saber quién era el líder de aquel conjunto de matones sin sentimiento
humano, girando la cabeza abrí el ojo derecho y al verle me sorprendí y murmuré en voz baja:

¡Lucas!... jel hijo de mi madre!

Me retorcía de dolor, empero no mencioné nada, al verse frustrado con su objetivo usó un arma
automática colocándola en la sien al nivel de mi oreja y me comentó:

Uno, 2 y 3.

Apretujó el gatillo del arma y de rápido oí el ruido de la aguja percutora, empero no sentí ningún dolor,
suspiré profundamente ya que todavía estaba con vida, el arma estaba descargada, empero repitió
constantemente dicha amenaza, comprendí que únicamente trataban de asustarme mentalmente, me sentía
cansado y deshecho, comencé a desahogarme por toda dicha humillación y respondí a gritos:

-¡Si desea matarme! ¡Máteme de una vez!

Al amanecer desperté con un profundo dolor en la nariz, sentía complejidad para respirar y la tos se hacía
muchísimo más profundo, después oí pasos apresurados, inicié a temblar pues por el momento no podía
tolerar el mal trato, ingresaron unos hombres, me colocaron una venda en los ojos y me sorprendieron ya
que me brindaron buen trato; a cada instante me mencionaban:

-¿Quién te hizo todo esto? - ¡Te llevaremos al hospital!

Me sacaron de ese sitio en una ambulancia, me trasladaron a un nosocomio, mi salud estaba plenamente
deteriorada, acostado en la camilla sentía el desplazamiento de la movilidad, a medida que mis lágrimas
rodaban por mi cara ya que aun estaba con vida; al ingresar en el nosocomio me quitaron la venda de los
ojos y únicamente pude ver a las enfermeras que me llevaron al sector de emergencia, el doctor que
estaba a cargo me hizo la revisión y se solidarizó ya que estaba en contra gubernamental fascista; llamó a
una de las enfermeras para decirle:

¡Por favor, urgente, vaya a buscar al cirujano plástico!

De rápido, vi 2 hombres del ministerio del Interior que me vigilaban celosamente, yo estaba confundido,
no sabía por qué ellos me llevaron a la clínica y no me mataron; sin embargo el doctor mediante 2
internos de medicina y una enfermera me suturaron las heridas de la cabeza; a medida que me cocían en
voz baja me comentó el doctor:

Tiene suerte, todavía está vivo, ayer se pronunciaron ciertos uniformados de elevado rango, estaban
molestos con los agentes de sabiduría por las torturas exageradas que les realizan a los civiles, la imagen
de nuestro estado está bastante mal a grado internacional… Mi hijo además está detenido en las celdas
policiales y sé que lo permanecen flagelando, sin embargo no tenemos la posibilidad de hacer nada…

Me recomendó a su compañero, el cirujano plástico, rápidamente me llevaron a tomar relámpagos X, el


doctor a cargo me hizo conocer que si no hacia un procedimiento acertado, en el futuro tendría
inconvenientes pues los golpes dañaron interiormente mis 2 rodillas, me condujeron al quirófano, me
hicieron acostar y me sujetaron los pies y las manos con unos cinturones y la enfermera abriendo mi ojo
me metió una pomada que me imposibilitaba abrir el ojo, me hizo abrir la boca y en el paladar me
inyectaron anestesia unas 3 veces, después me pincharon en el centro de la nariz, sentía el dolor como si
me estuvieran introduciendo un agujón grueso, el ruido de esos pinchazos se grabó para toda la vida en mi
memoria, ¡quedé traumatizado con las agujas!; oí en medio del dolor una voz que me comentó:

Te reconstruiré el tabique, tienes que tolerar el dolor, los agentes del ministerio permanecen esperando en
la puerta…

Pese a que me colocaron la anestesia sentía un dolor profundo; a medida que una enfermera me sujetaba
la cabeza, sentía que me introducían en la nariz un tubo y golpes con un martillo para colocarlo en su
sitio, luego de mucho dolor intentaba abrir el ojo para ver qué me estaban realizando, veía unas pequeñas
chispas, firngía que me estaban soldando el tabique, el dolor era insoportable, silenciosamente mis
lágrimas rodaban por mi cara y la enfermera me limpiaba con una toalla y me consolaba:

Ya acaba el doctor…

Ambos hombres desesperados insistieron para retornarme, salí del quirófano con mis pies luego de 4
horas, poseía el tabique enyesado y los agujeros de la nariz tapados con algodón, el doctor me recomendó
que respire por la boca y me entregó ciertos calmantes, me ordenaron que hagan reposo, empero esos
agentes hicieron oídos sordos y me llevaron de manera directa a la penitenciaría; me dejaron en una sala
donde había diversos reos enfermos y prisioneros políticos, los doctores de la penitenciaría nos atendieron
realmente bien, les preocupaba mi tos ya que no podían controlarla, por las noches me desesperaba pues
no podía respirar, sentía que me estaba asfixiando, cada vez que tosía perdía sangre por la nariz y el
doctor me cambiaba los algodones de la nariz, luego de 2 semanas la tos redujo, inicié a sentirme bien,
me puse a caminar por la sala de un lado a otro y inicié a preocuparme por los rumores de que nos iban a
mover al panóptico, ciertos de los presos mencionaban “que nadie salía vivo” de donde torturaban hasta
que hablen; luego los mataban y que las celdas eran frías y cerradas…

Luego de un mes me quitaron el yeso y me cubrieron con venda la nariz y llegaron los rumores de que 5
presos políticos íbamos a ser trasladados; no podía entender por qué me llevaron a la clínica si creían
matarme en el panóptico, empero poseía fe de que algo iba a ocurrir ya que pedía a Dios y a mi familia
para que me protejan…, a lo largo de aquel tiempo me hice amigo de una de las enfermeras y era en la
exclusiva persona en la que podía fiar, le di una carta para que me la envíe a Marco Antonio; pasaron 5
días y cerca a las 4 de la madrugada, nos sorprendieron los agentes del ministerio ordenándonos para que
nos fuéramos a vivienda, nos vendaron los ojos y nos subieron a una movilidad, a lo largo de el recorrido
tocaron su sirena de ambulancia, en mi interior sentía temor y inquietud; no sabíamos dónde nos llevaban,
una vez que nos bajaron sentía cómo soplaba el aire, oí el sonido de las hojas de los árboles y me di
cuenta de que estábamos en una plaza, ingresamos por una puerta y en el interior nos quitaron a los 5 las
vendas y nos condujeron por un pasillo gélido, en los dos lados había celdas sucesivas con puertas
metálicas, al llegar al fondo oí gritos insoportables, me di cuenta de que estábamos en el panóptico, en
una de las oficinas nos mantuvieron parados con vista a el muro hasta las 8 de la mañana, una vez que
arribó el responsable nos tomó las huellas digitales, fotografía y medición de estatura, después nos
llevaron a encerrarnos a cada uno en una celda de paredes oscuras y piso cementado, me senté en un
diminuto catre que poseía una cobija, me imaginé que en aquel ambiente rápido iba a volverme demente o
tal vez me iba a suicidar, a mediodía abrieron la puerta y colocaron un plato y cuchara de aluminio con
lagua aguanosa; por la noche nos sacaban por unos 5 min al baño; la oscuridad y la soledad me
consumían, sin embargo los gritos me querían volver demente, perdí la idea del tiempo, la barba y el pelo
me crecieron bastante hasta que un día por el momento no pude levantarme de la cama, por el momento
no comía, sentía que mis labios y mi garganta se secaban y mis fuerzas me abandonaban, inicié a
resignarme esperando mi muerte, como varios de mis compañeros que salían de sus celdas envueltos en
frazadas…

Una mañana, a medida que yo soñaba con Elizabeth, abrieron la puerta de mi celda y vi con los ojos
semiabiertos al papá de Marco Antonio en compañía de 2 autoridades del ministerio.

-¡Cabo de guardia, trasládenlo al hospital!

Luego de una semana en el nosocomio mi salud mejoró bastante, lo más sorprendente era que no había un
solo vigilante, a partir de la cama observaba con tristeza a la población que visitaba a sus familiares,
cómo realizaban la visita a sus parientes, día que pasaba me sentía con más fuerzas, tuve como sorpresa la
visita de papá de Marco Antonio, quien con una mirada serena me mencionó:

Se equivocaron los de seguirdad, revisaron tus precedentes y no encontraron tu colaboración con los
rojos… todo lo mencionado hice desplazar por la insistencia de mi hijo…

¡Eres bastante valiente por tus ideales, hijo!

Llegué a mi cuarto y encontré a la señora Zumilda bastante incomoda, me solicitó que le entregue el
cuarto, le conté un poco de lo cual pasé, me escuchó con lágrimas en los ojos y luego me comentó que
podía seguir ocupando la pieza, le agradecí por entenderme. Al día siguiente fui a la vivienda de Marco
Antonio, al verme derramó lágrimas y sus primeras palabras fueron:

¡Salvador!, ¿qué te hicieron?, son unos cobardes…

Salvador, tu mamá está bastante mal, hace medio año que le otorgó embolia, por el momento no habla y
está sentada en una silla de ruedas pues quedó inválida, con mucho esfuerzo mueve únicamente sus
brazos… el adolescente Lucas está haciendo un trabajo en La Paz… y la señorita Pilar administra la
panadería… don Melitón sigue trabajando…

Me despedí prometiendo visitarlas a la mañana siguiente, pues supe que no iba a estar su marido, ni
Lucas; al día siguiente pedí permiso del trabajo por dos horas para ir a a mi mamá, Lupita me recibió, me
hizo pasar al cuarto donde estaba mi mamá, la encontré postrada en una silla de ruedas, su cara había
envejecido bastante, al verme sus labios iniciaron a temblar queriendo mencionar algo y solamente
derramó lágrimas. Lupita se acercó y con mucha paciencia le secó con un pañuelo, luego Lupita
preocupada sacó una carta de una cajita de madera y me la dio para que la lea, era la carta de Lucas que le
redactó con todo orgullo a mi mamá: ….seguramente ya se está pudriendo Salvador en las celdas, está
pagando por todo lo cual me hizo, por su culpa estuve 2 años en el reformatorio, ya que él ha sido quien
sustrajo las joyas del ropero y mi papá me acusó creyendo al pulgoso maestro panadero… Salvador tiene
que abonar su culpa… Lupita trató de retenerme sin embargo me alejé apresurado, confundido sin saber
qué hacer; por algunas horas estuve sentado en una de las bancas de la plaza, lloré como un infante, ha
sido la última vez que vi a mi mamá; 7 años después falleció, empero mi resentimiento hizo que no asista
a su funeral…

Mi corazón inició a latir más y más, min después el avión aterrizó y al poco tiempo estábamos bajando, al
llegar a la puerta de vidrio recordaba lo cual sentí 2 años atrás, vi cómo la población esperaba a sus seres
queridos, busqué a mi familia hasta encontrarlos.

Jaime Aduana Quintana


Jaime aduana, nació en Oruro- Bolivia el 6 de julio de 1958 curso primaria en el centro
minero “Colquiri” terminó secundaria y estudió en la Universidad Técnica de Oruro
recibiendo como administrador de empresas.
Su esposa Heidy Flores Rodríguez, nació en Oruro un 21 de junio de 1972 estudió en el
colegio “Donato Vásquez” con quien tuvo 2 hijos, ella siempre lo apoyó
acompañándolo en sus presentaciones de libros que realizó en varios departamentos
de Bolivia y en fuera del país (Perú, Argentina y Colombia).
Hoy comparte sus Obras Literarias con jóvenes y niños realizando talleres en diferentes
departamentos del País.
Especie.
Es una Novela Corta.
Género.
Pertenece al género Narrativo.
Época.
“Quiero ser Grande” paso por los años de 1932.
Lugares.
En la novela mayormente los personajes se encuentra en Oruro, pero también
aparecen lugares como España, Vallegrande-Bolivia, etc.
Estructura.
El libro presenta 173 páginas, 86 hojas, se imprimió en septiembre de 2013 en tallares
graficos “KIPUS”.

Personajes.
*Carlos. Carlos era el dirigente de la Facultad de Economía.
*Elizabeth. Era esposa de Salvador, Elizabeth tenía 3 hijos, se llamaban: Maya, Camilo
y Dante.
*Guillermo. Guillermo era el compañero de universidad de Daniela, estaban en la
Universidad de Ingeniería.
*Daniela. Daniela era el personaje principal de la novela, era una niña más pequeña
de lo común, más pequeña que otros niños del colegio o guardería.
*Roxana. Roxana era una compañera más de Daniela, de la universidad de Ingeniería.
Tema.
El tema principal que plantea es sobre la pobreza, aunque no tengamos lo recursos
suficientes podemos superarnos.
Opinión.
Está novela es muy importante al momento de que nos sintamos peores que otros, nos
enseña que podemos superarnos aunque no tengamos los recursos suficientes.

Gráficos.

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