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Señor Juez:
I.- PERSONERIA: Que tal como lo acredito con la carta poder que acompaño
soy apoderado del Sr. Gabriel Hugo Montenegro, D.N.I. N° 12.491.287,
argentino, fecha de nacimiento 6 de julio de 1958, casado, empleado,
domiciliado en Paramaribo 850, de la localidad de Martínez, Partido de San
Isidro, Provincia de Buenos Aires.
II.- OBJETO:
A) Que en el carácter invocado y siguiendo expresas instrucciones de mi
mandante, vengo a interponer formal demanda contra Davicom
Comunicaciones S.R.L. y contra sus socios Gregorio Daniel Deharbe y contra
Viviana Emilse Vignolo, todos domiciliados en Crámer 4364, Ciudad
Autónoma de Buenos Aires por la suma detallada en la liquidación practicada
más abajo o lo que en más o en menos resulte de las probanzas de autos, con más
la actualización monetaria y los intereses desde que cada suma es debida y
hasta el momento de su efectivo pago, y costas, todo ello en base a las
consideraciones de hecho y de derecho que paso a exponer.-
B) Acta de audiencias en el SECLO: el actor inició dos expedientes ante el
Servicio de Conciliación Laboral Obligatoria. Uno de ellos contra Davicom SRL
y el otro contra las personas físicas demandadas en autos.
Lamentablemente se ha extraviado el acta de cierre de la
conciliación contra Gregorio Daniel Deharbe y contra Viviana Emilse
Vignolo. Sólo tenemos en nuestro poder la copia del acta se labró en el Expte.
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95713/2017 con motivo de la suspensión de la primer audiencia que debía
celebrarse el 29.09.17. Prestamos juramento de que ese expediente se cerró sin
conciliación quedando, en consecuencia, expedita la vía judicial.
Para el caso de que V.E lo considerase necesario solicito que se
libre oficio al S.E.C.L.O a fin de que remita el expediente 95.713/2017.
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CONTRIBUCIONES DE JUBILACIONES, DE OBRAS SOCIALES Y
LEY 19.032-" (ART. 80 PRIMER Y SEGUNDO PÁRRAFO LCT)
"CERTIFICADO DE TRABAJO" (ART. 80 TERCER PÁRRAFO LCT)
QUE DEBERÁ CONTENER LAS ESPECIFICACIONES ENUNCIADAS EN
EL ART. 80 DE LA LCT "CERTIFICACION DE SERVICIOS Y
REMUNERACIONES FORMA PS 6.2 DEL ANSES” (ART. 12 INCISO "G"
IN FINE LEY 24.241) CONFECCIONADOS EN BASE A LOS DATOS
REALES DE LA RELACION LABORAL. ATENTO A QUE HE TOMADO
CONOCIMIENTO DE QUE NO HAN DEPOSITADO LA TOTALIDAD DE
LOS APORTES PERSONALES RETENIDOS EL SUSCRIPTO PARA SER
INGRESADOS A LOS ORGANISMOS DE LA SEGURIDAD SOCIAL Y A
LOS MENCIONADOS EN EL ART 43 DE LA LEY 25.345, INTIMOLES
PARA QUE DENTRO DEL PLAZO DE TREINTA DIAS INGRESEN TODOS
LOS IMPORTES ADEUDADOS, MAS LOS INTERESES Y MULTAS, A LOS
RESPECTIVOS ORGANISMOS RECAUDADORES. (ART 132 BIS)
CONTRARIO ACCIONARÉ.
Tal como surge del acuse de recibo del correo oficial esta carta
documento no pudo ser entregada y fue devuelta al remitente, es decir al actor,
por "plazo vencido no reclamada".
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6) CD 725 912 705 del 3.03.16 Sucursal Nuñez: ME DIRIJO A UD. EN
RESPUESTA A SU TCL CD 714904901 EL CUAL RECHAZO POR FALSO
IMPROCEDENTE Y MALICIOSO. LE REITERO QUE SUS CERTIFICADOS
DE SERVICIO Y TRABAJO SE ENCUENTRAN A SU DISPOSICION EN
SEDE DE LA EMPRESA. APORTES DE LEY CANCELADOS Y EN
REGIMEN VIGENTE. QUEDA UD. DEBIDAMENTE NOTIFICADO.
CIERRO INTERCAMBIO.-
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personas físicas demandadas -socios de Davicom SRL- deberán ser condenados
como responsables solidarios, por haber utilizado a la sociedad con fines
extrasocietarios.
La jurisprudencia acepta la responsabilidad personal y solidaria
de los socios, controlantes, directores y gerentes por las deudas de la sociedad, en
todos aquéllos casos en que, amparados en la pantalla societaria, han abusado de
empresarios.-
En efecto, la promoción de este juicio es una simple
consecuencia de la INDUSTRIA DEL JUICIO que han inventado los
empresarios para obstruir el cobro de los créditos que adeudan, para molestar y
para humillar a los trabajadores que le servían con nobleza. La AVENTURA
JUDICIAL que presenciaremos es producto del incumplimiento mencionado y
de la inconducta contractual de la empleadora. Sin embargo no es aquélla la
única motivación que origina estos juicios: con estos despidos los empleadores
instalan en el alma de los compañeros del despedido el temor a perder su empleo.
Estamos ante la psicología del terror. El abuso, el
autoritarismo, la perfidia se han vuelto moneda común en la Argentina. El
objetivo es el mismo de todos los fascismos: callar a las víctimas, silenciar los
reclamos, crear temor, someter a los empleados para que acepten en silencio los
incumplimientos de sus empleadores.
Ante una inconducta notoria como la de esta empleadora, no
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bastará con que se la condene a pagar las irrisorias indemnizaciones que derivan
de las leyes flexibilizadoras; no bastará con que se la emplace a pagar los haberes
que adeuda. No, para hacer justicia se requiere que la incumplidora sienta caer
sobre si el máximo peso de la ley; se requiere un fallo ejemplarizador que
incluya la aplicación del art. 275 L.C.T.
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Decreto 214/2002, como asimismo los decretos reglamentarios, normas y
circulares del B.C.R.A. que tienden al mismo propósito- de acuerdo a los
fundamentos que expondré.
Los intereses que aplica la justicia del Trabajo, sin
capitalización mensual de ellos, podrían ser razonables si el cobro de los créditos
se produjera dentro de de uno o dos años desde el despido o la mora. La realidad
es que debido al colapso del fuero es difícil que ello se produzca antes de los
cinco años contados desde el despido.
Días atrás apelé una sentencia en la que se había denegado la
indexación de los créditos con una expresión de agravios en donde demostré
fehacientemente la grosera violación del derecho de propiedad en que incurren
todas las sentencias del fuero. En ella sostuve lo siguiente:
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Inflación 315,55 %
RIPTE 297,41 %
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* El tercero es que casi ningún juez entiende algo de finanzas o economía. Las
tasas bancarias que publicitan los bancos son nominales y adelantadas. Ellas se
aplican con el sistema de "interés compuesto" -que las capitaliza mensualmente-
que es distinto del que aplican los jueces: sistema de "interés simple".
* En las obligaciones sin plazo (art. 509 Código Civil, actuales arts. 886/888 del
Código Civil y Comercial Unificado) los intereses no corren desde el
vencimiento del crédito -tal como lo aceptaba la C.S.J.N. en materia de
indexación de capital- sino desde la constitución en mora. Esto puede suceder
muchos meses después de la fecha de creación de la obligación. Si bien no es el
caso de los créditos laborales, sí lo es el de muchos créditos civiles y
comerciales.
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Febrero 443.76
Marzo 454.75
Abril 462.18
Mayo 471.01
Junio 482.06
Julio 492.97
Agosto 502.33
Septiembre 511.88
Octubre 529.01
Noviembre 544.12
Diciembre 561.83
30
Agosto 1273,51
Septiembre 1295,28
Octubre 1321,60
Noviembre 1339,02
Diciembre 1350,48
* Año 2013
* Año 2014
* Año 2015
* Año 2016
* Año 2017
* Año 2018
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mes del IPC de San Luis) a 1.794,98. Ello significa que la inflación, desde el 6
de febrero de 2013 al 10 mayo de 2018, ascendió a 315,55 % (1.794,98 ./.
422,91 menos 1 x 100). Durante ese mismo período el R.I.P.T.E. (Remuneración
Imponible Promedio de los Trabajadores Estables) que publica el Ministerio de
Trabajo pasó de $ 7.063,81 (enero de 2013) a $ 28.072,31 (marzo de 2018) con
un incremento del 297,41 %.
Y hay una estadística más. Tal como lo acredito con la copia
que acompaño el sueldo básico de un "especialista en servicios" pasó de los $
5.329,96 que, sin adicionales, reconoció el a quo en la sentencia a los $
20.073,31 que figuran publicados en el Google como convenio SMATA- ACARA
para enero de 2018. O sea que se incrementó en un 276,61 %.
Todos estos datos son públicos y V.E. no puede
desconocerlos. Están en las páginas WEB de las instituciones mencionadas.
Basta googlearlas.
Veamos cual sería el valor del crédito actual del actor -
tomando como hipótesis el valor de la condena- con intereses del 15 % anual -
son los intereses que deben aplicarse a un deudor moroso en vez de los que
normalmente aplican los jueces que no saben distinguir entre los moratorios (15
% anual) y los compensatorios (8 % anual) de épocas sin inflación- sobre
capital actualizado como los que se aplicaban en épocas de estabilidad plena.
Los cálculos exactos son los siguientes:
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* Capital al 6.02.13 $ 54.787,16
* Intereses C.N.A.T. (181,71 %) $ 99.553,74
- Total al 10.05.18 $ 154.340,90
* En las obligaciones sin plazo (art. 509 Código Civil) los intereses no corren
desde el vencimiento del crédito -tal como lo aceptaba la C.S.J.N. en materia de
indexación de capital- sino desde la constitución en mora. Esto puede suceder
muchos meses después de la fecha de creación de la obligación. Si bien no es el
caso de los créditos laborales, sí lo es el de muchos créditos civiles y
comerciales.
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* En los casos de los concursos -como los del CORREO ARGENTINO S.A.- y
quiebras, en donde se produce la suspensión del curso de los intereses -y ello
sucede porque la ley se refiere a intereses puros y no a aquéllos, más elevados,
cuyo monto tiene la doble función de resarcir la privación del uso y lo de
compensar la pérdida de su valor adquisitivo por la inflación- la licuación del
crédito es notoria y evidente. Como los intereses quedan suspendidos, la función
compensatoria de la depreciación monetaria, que algunos le atribuyen, se
pierde.
* Arts. 519, 520, 521, 522, 622 del Código Civil hoy arts 1738, 768 y 769 del
Código Civil y Comercial Unificado: Que atento a que en el derecho argentino
no existe un interés legal, los jueces deberán determinar el interés que se debe
abonar de acuerdo a lo dispuesto por los arts. 519, 520, 521, 522 y 622 del
Código Civil, los que de acuerdo a todo lo expuesto no pueden utilizarse "tasas
activas" que, sin capitalización mensual de intereses, también son inferiores a
la inflación.
En realidad el "interés" aplicado a tasa activa ni siquiera
cubre la inflación, por lo que la sentencia no fija intereses verdaderos, reales y
positivos. Reitero ellos ni siquiera cubren la inflación. Es decir que con la suma
liquidada, el cobrará una suma de dinero cuyo poder adquisitivo es menor al
que tenía el capital -sin intereses- al momento de la mora.
Por ello los "intereses" fijados en el fallo recurrido violan los
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arts. 519, 520, 521, 522 y 622 del Código Civil (hoy arts. 1738, 768 y 769 del
Código Civil y Comercial Unificado)."
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intereses: al leer el párrafo inicial del art. 770 del Código Civil y Comercial -
"no se deben intereses de los intereses"- parecería que se ha mantenido el
principio general de la prohibición general del anatocismo con cambios y
excepciones que, apenas las analicemos con cuidado, demostrarán que la
aplicación de tal principio puede considerarse excepcional.
En los incisos "a", "b", "c" y "d" del art. 770 del Código Civil y
Comercial se establece que el anatocismo está permitido en cuatro casos a los
que identificaremos con denominaciones que resumen su contenido.
* Acreedor diligente.
- Mora del deudor 1.01.16
- Notificación de la demanda 1.04.16
- Sentencia del 1.04.19
- Liquidación al 1.04.19 Capital al 1.01.16 $ 100.000
Intereses 1.01.16 al 1.04.16 ( 6 %) $ 6.000
Capitalización (art.770 "b" C.C.C.) $ 106.000
Intereses 1.04.16 a 1.04.19 (72 %) $ 76.320
Total al 1.04.19 $182.320
X.-DERECHO: fundo el derecho del actor en las normas del Código Civil y
Comercial Unificado, de la ley 20.744 y concordantes y de la Constitución
Nacional que hemos citado en los distintos puntos de esta demanda y en la
doctrina y jurisprudencia aplicable al caso concreto.-
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desde el primer mes contado desde su inscripción hasta el día de la fecha.
- A Servi Graf de Ariel E.Blau y A.M. Blau Sociedad de Hecho a fin de que
informe si, de acuerdo a su contabilidad, el 11.08.99 emitió a favor del cliente
Gabriel Hugo Montenegro la factura 0001-00000333 cuya copia ilustrativa se
acompaña.
22.826.018) es o fue titular del impuesto a los automotores del vehículo Dominio
ESA 509. En caso afirmativo informe: a) desde qué fecha la Sra. Lapuente es la
titular de ese impuesto, b) hasta que fecha la titularidad de ese impuesto estuvo a
nombre de la Sra. María Mercedes Lapuente (DNI 22.826.018), c) montos
abonados por este impuesto durante el año 2015/2016.
Marcos Sastre 3139, Piso 4º, Departamento "B", Ciudad Autónoma de Buenos
Aires.
* Elba Beatríz Sordelli, D.N.I. Nº 20.379.860, empleada, domiciliada en
Coronel Brandsen 1247, de la Localidad de Ramos Mejía, Partido de La
Matanza, Provincia de Buenos Aires.
* Sebastián Ricardo Villaboa, D.N.I. Nº 29.751.413, empleado, domiciliado en
David Magdalena 2550, Departamento "B", de la Localidad de Caseros, Partido
de Tres de Febrero, Provincia de Buenos Aires.
* Sebastián Gastón Keller, D.N.I. Nº 25.257.953, empleado, domiciliado en
Avda. Caseros 2578, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
* Diego Horacio Soracco, D.N.I. Nº 25.669.148, empleado, domiciliado en
Miller 2286, Piso 2º, xx, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
2) Testigos Subsidiarios:
* David Alberto De Diego Maddaleno, D.N.I. Nº 29.751.413, empleado,
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domiciliado en Rodriguez Peña 1522, localidad de Martínez, Partido de San
Isidro, Provincia de Buenos Aires.
* Marcelo Adrián Ledesma, D.N.I. Nº 26.340.751, empleado, domiciliado en
Tunuyán 1260, localidad de Merlo, Partido de Merlo, Provincia de Buenos Aires.
XIII.- CASO FEDERAL: Para el caso de una sentencia adversa arbitraria o que
los intereses que se condenen sean inferiores a la inflación hago EXPRESA
RESERVA DEL CASO FEDERAL para recurrir por vía de recurso
extraordinario ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
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Y VISTOS:
Estos autos en los que MONTENEGRO GABRIEL HUGO
demanda a DAVICOM COMUNICACIONES S.R.L., DEHARBE
GREGORIO DANIEL y VIGNOLO VIVIANA EMILCE diciendo
haber ingresado a laborar para DAVICOM COMUNICACIONES
S.R.L. desde la fecha, con las tareas, categoría profesional y
remuneración que indica.
Refiere que ingresó el 01 de abril de 1997 y que en fecha
04 de enero del 2016 lo despiden con causa.
Explica que la demandada es una empresa dedicada a la
tecnología de la comunicación, especializada en la reparación,
venta y alquiler de equipos de radiocomunicaciones como handies,
repetidoras, bases, etc.
Sostiene que desde su ingreso hasta el 9 de agosto de
1999 trabajo por fuera de registro y que, a partir del 9 de agosto de
1999, lo hacían facturar por sus servicios como monotributista.
Agrega que, es en fecha 15 de enero del 2002, que por la
depresión económica la empresa prefirió pagar otra vez sin
respaldo alguno desde febrero hasta agosto del mismo año.
Denuncia que el actor no fue el único que trabajo en relación de
dependencia con DAVICOM COMUNICACIONES S.R.L. con la
obligación de inscribirse como monotributista, y en tal sentido,
refiere que los Sres. Rodriguez Silvio David, Modica Fernando
Pablo y Pascual Silvina Andrea también fueron contratados con la
misma modalidad.
Alega que desde su ingreso hasta el 15 de septiembre del
2002, trabajó continuadamente en el establecimiento de la
demandada ubicado en Vidal 4297, C.A.B.A. donde trabajaba de
lunes a viernes de 9 a 18hs, explicando que sus tareas operativas
consistían en llevar técnicos y equipamientos a distintos lugares y
visitar proveedores para elegir insumos o activar su entrega.
Agrega, que dentro de la oficina completaba planillas, informes,
efectuaba recomendaciones y realizaba el asesoramiento técnico.
Sostiene que en fecha 16 de septiembre del 2002, el actor
fue incorporado a los libros de DAVICOM COMUNICACIONES
S.R.L., blanqueo que coincidió con la mudanza de las oficinas de la
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Y CONSIDERANDO:
Atento los términos en los que quedó trabada la litis, y en
virtud del principio que impone la carga probatoria a la parte que
afirma un hecho, y exime de aquélla a la que lo niega ("ei incumbit
probatio qui dicit, non qui negat"), receptado en el art. 377 del
C.P.C.C.N., habré de analizar las probanzas arrimadas a la causa,
de conformidad con las reglas de la sana crítica (cfr. art. 386 del
C.P.C.C.N.) con el objeto de conocer el mérito o valor de
convicción que pueda deducirse de su contenido.
Desde tal perspectiva, he de puntualizar liminarmente que -
en casos particulares como el de autos- debe tenerse en cuenta
que quien alega un hecho en apoyo del derecho invocado, no sólo
debe precisarlo, sino -además- probarlo, para otorgar al
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del art. 103 bis L.C.T. excluye a los gastos médicos (en el caso las
erogaciones realizadas por la demandada para el pago de una
medicina prepaga) de la base de cómputo de otras prestaciones
salariales o indemnizatorias.” Sala IV, Expte. Nº 39351 Sent. Def.
Nº 104169 del 26/04/2018 “Camdessus Mariano Enrique c/Credit
Suisse Group AG y otro s/ despido”. (Guisado-Pinto Varela). En
consecuencia, dicho rubro ha de ser desestimado.
Por lo hasta aquí expuesto, habiéndose acreditado la
existencia de pagos por fuera de registro, en los términos del art.
56 L.C.T. tomaré la mejor remuneración devengada por la suma de
$55.000.-, ya que es ése el monto que manifiesta el actor haber
percibido y ninguna prueba eficaz surge aportada en el sentido
que, de encontrarse registrado por la totalidad de sus ingresos, se
hubiese producido un acrecentamiento de la base salarial
percibida.
Habiéndose concluido entonces en autos, que la decisión
rupturista adoptada por la demandada resultó improcedente, serán
viables las indemnizaciones provenientes de los arts. 232, 233 y
245 L.C.T.
Corresponde desestimar la inclusión del SAC en la
indemnización dispuesta por el art. 245 de la LCT, en virtud de la
doctrina establecida en el fallo plenario nº 322 –in re “Tulosai c/
BCRA” que establece “No corresponde incluir en la base salarial
prevista en el primer párrafo del artículo 245 de la L.C.T., la parte
proporcional del sueldo anual complementario…”, por lo que –no
resultando ser “mensual” el S.A.C.- no corresponde adicionar dicha
suma a la base de cálculo de la indemnización por antigüedad.
Ello es así, toda vez que la sanción de la ley 27.500
(B.O.10/01/19) no deja dudas al respecto conforme lo establecido
en el recientemente sancionado artículo 303 incorporado al Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación que con claridad y sin
hesitación restablece la obligatoriedad de los plenarios, en este
caso emanados de la Cámara Nacional de Apelaciones del
Trabajo.
Toda vez que no se ha acompañado constancia
documentada alguna con las formalidades previstas en los arts.
138 y siguientes de la L.C.T que permitan verificar su pago,
corresponde también hacer lugar a las vacaciones
proporcionales con su correspondiente S.A.C., S.A.C.
proporcional, haberes de los días trabajados mes de enero del
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APELA SENTENCIA. EXPRESA AGRAVIOS.
Señor Juez:
* LIQUIDACIÓN DE LA SENTENCIA
- Capital al 4.06.16 $ 3.754.600
- Intereses C.N.A.T anual 4.06.16 al 13.06.18 - $ 2.665.390
- Total al 13.06.18 (art. 770, inc. "b", C.C.C.N.) $ 6.419.990
- Intereses 13.06.18 a 11.05.22 C.N.A.T. (223,86 %) $ 14.371.793
- Total al 11.05.22 $ 20.791.783
3) La condena a "valores actuales" del bien o servicio objeto del litigio mediante
la aplicación de la vieja doctrina de las deudas de valor, con más intereses puros
moratorios a calcularse sobre el capital actualizado, tal como la Suprema Corte
de la Provincia de Buenos Aires la ha aceptado en los casos "Vera" y "Aguiar".
* Que este sistema -que es aplicable a los créditos laborales ya sea de naturaleza
de tarifada o no- no viola la prohibición de aplicar mecanismos indexatorios
basados en índices de distintos tipos (leyes 23.928 y 25.561).
* "Toda vez que del informe pericial contable así como de la prueba informativa
en este caso, surge con claridad que la demandada al momento de la extinción
del contrato de trabajo tenía importante deuda pendiente por aportes de cuota
sindical, seguro de vida, obra social, etc., que no había depositado
oportunamente, y teniendo en cuenta que el actor cumplió con el requisito
establecido por el art. 146/01 en cuanto a la intimación para regularizar dicha
situación, es acreedor de un monto equivalente a la última remuneración
devengada mensualmente a su favor al momento de la rescisión del vínculo,
importe que se devengará mensualmente desde el despido hasta que el
empleador acreditare de modo fehaciente haber hecho efectivo el ingreso de
los fondos retenidos (art. 132 bis LCT). Lo dicho es sin perjuicio de la crítica
técnica y terminológica que merece la ley cuando denomina "sanción
conminatoria" a los "salarios continuatorios" (CNAT Sala VII Expte Nº
18186/02 Sent. Def. Nº 37.300 del 26/2/2004 “Puric, Julia c/ Hotelería y
Desarrollos SA s/ despido" (Ferreirós – Rodríguez Brunengo). En el mismo
sentido, Sala VII Expte Nº 18.974/09 Sent. Def. Nº 43.469 del 31/3/2011
“Mari, Liliana Marcela c/Filan SA s/despido” (Ferreirós – Rodríguez
Brunengo) y Sala VII Expte. Nº 20.561/2010 Sent. Def. Nº 44.219 del
30/03/2012 “Macoretta, Diego Damián c/Centralab SA s/despido”. (Rodríguez
Brunego – Fontana - Ferreirós).
- Porque el art. 54 ley 19.550, en su tercer párrafo agregado por la ley 22.903,
establece que "la actuación de la sociedad que encubra la consecución de
fines extrasocietarios, constituya un mero recurso para violar la ley, el
orden público o la buena fe, o para frustrar derechos de terceros, se
imputará directamente a los socios o a los controlantes que la hicieron
posible, quienes responderán solidaria e ilimitadamente por los perjuicios
causados".-
Esta norma recepta los principios del "disregard anglosajón",
adaptándolo a nuestra sistema a través del instituto relativo a la inoponibilidad
de la personalidad jurídica, con dos finalidades expresas: a) permitir la
imputación directa de los actos abusivos o fraudulentos a quienes los hayan
cometido utilizando la sociedad como pantalla o instrumento.- b) amén de las
consecuencias que conlleve en cada caso el desbaratamiento del negocio abusivo
o fraudulento según el punto anterior, sancionar la responsabilidad solidaria de
39
socios y controlantes (Régimen de Sociedades Comerciales, Ley 19.550,
Revisada. ordenada y comentada por Jorge Osvaldo Zunino, Ed. Astrea, 5*
Edición 1988, pág. 114).-
Así se ha establecido que "si la demandada incurría en la
práctica de no registrar ni documentar una parte del salario de los
41
cumplimiento de dichas cargas respecto de la mitad del salario y ello va más
allá de una defectuosa registración del salario de un empleado, constituyendo
un accionar fraudulento y contrario al orden público laboral. (Del voto de la
Dra. Pasini, en mayoría). CNAT Sala IX Expte N° 25.868/03 Sent. Def. N°
12.348 del 15/4/05 “Del Hoyo, Nicolás c/ Air Plus Argentina SA y otros s/
despido” (Zapatero de Ruckauf – Balestrini - Pasini)
* El socio o controlante debe hacer todo lo que esté a su alcance para impedir
que se concrete la actuación desviada de la sociedad y cuando el legislador
alude a la responsabilización del que hubiere hecho posible la actuación
desviada de la sociedad, obviamente, involucra al socio o controlante que pudo
haberla evitado y no lo hizo, obrando dolosa o culposamente (en este punto se
aplican las normas de derecho común, arts. 512; 902 y 1109 del C. Civil). En
tal contexto, desde que la falta de registro de un trabajador constituye un
recurso para violar la ley, el orden público, la buena fe y para frustrar
derechos de terceros, podrán imputarse los perjuicios sufridos incluso a los
socios controlantes que – con su obrar culposo- avalaron la actuación
disvaliosa no manifestando su disconformidad. CNAT Sala X Expte N°
29.278/02 Sent. N° 13.936 del 6/10/05 “Si egfried, Emmert c/ Ciccone
Calcográfica SA y otros s/ despido” (Scotti - Corach).
* Acreedor diligente.
- Mora del deudor 1.01.16
- Notificación de la demanda 1.04.16
- Sentencia del 1.04.19
- Liquidación al 1.04.19
Capital al 1.01.16 $ 100.000
Intereses 1.01.16 al 1.04.16 (6 %) $ 6.000
Capitalización (art.770 inc "b" C.C.C.) $ 106.000
Intereses 1.04.16 a 1.04.19 (72 %) $ 76.320
Total al 1.04.19 $ 182.320
51
no existe en los demás fueros. Si ese tope podía justificarse antes de 1997 cuando
el procedimiento era totalmente de oficio hoy no se entiende. Y menos se
entiende que no exista regulación alguna del 20 % en toda las historia del fuero
que conozco desde hace 40 años cuando la mayoría de ustedes ni eran abogados.
Debo concluir que para la a quo nuestro trabajo es propio de un
principiante y de una calidad pobrísima. A esta representaciòn letrada le
REGULÓ POR DEBAJO DEL MINIMO LEGAL. A la a quo no le importa
mi creatividad, no le interesa mi talento, no le importa mis aportes al juicio ni
mis derechos. No le importa mi extenso y calificado alegato, base de la
sentencia. Nada le importa. El mandato social es igualar para abajo, beneficiar a
los mediocres y castigar el talento. Me castiga por todos lados. Licúa los
créditos, hace quitas improcedentes, regula porcentajes por debajo de la ley.
Con 73 años, y más de 40 de caminar el fuero, conozco la
mentalidad de muchos jueces, no todos por suerte. Tal como me lo dijo una vez
un juez, ya jubilado, en la Justicia muchos aplican una especie de "esmuchismo"
y un "masomenismo" que aterran. Ignoran que para ganar el sueldo de un juez de
Cámara -ese creo que es mi nivel- debo recaudar tres veces más por mes. ¿Por
que? Porque cuando un juez gana $ 600.000 pesos netos por mes su ingreso se
integra con muchos beneficios pagos por su empleador -vacaciones de un mes y
medio pagas, aguinaldos, licencias por enfermedad, licencias por accidentes,
coberturas por A.R.T., aportes y contribuciones de la seguridad social para poder
jubilarse con sueldo completo, etc, etc.- que en los cálculos actuariales de costos
que conozco representan un 100 % de la remuneración neta. Un juez le cuesta al
empleador $ 1.200.000 mensuales -el famoso costo laboral- para que al final
solo reciba neto $ 600.000. Y a ese $ 1.200.000 necesario para equipararse a un
juez en sueldos netos y beneficios, el profesional independiente debe agregar
mínimo $ 600.000 de alquileres del estudio, muebles y útiles, sueldos del
personal, cargas sociales, impuestos de todo tipo y color, impuesto a las
ganancias de un promedio del 35 %, instalaciones informáticas, servicios de
internet, agua, electricidad, gas., telefonía fija y móvil, lex doctor, nosis, y mil
gastos más. Ese prejuicio -"cuánto que ganan los abogados por un juicio grande
(porque de los chicos en los que casi trabajamos gratis, ni se acuerdan)" es lo
52
que conduce a resultados como los que emergen de regulaciones similares a las
de este juicio: son violatorias de la ley y no valoran el talento y esfuerzo
abogadil.
Como mi labor ha sido excelente pido que me regulen el 20 % del
monto total que resulte de la liquidación del art. 132 L.O. Así, en porcentajes,
como siempre se hizo con resultados óptimos. Y pido el 20 % -una cifra que
nunca van a regular aunque uno escriba un tratado de derecho- con la esperanza
de que me regulen el 19 %. Eso es lo que corresponde.
Y por mi actuación en la Alzada pido una regulación del 35 % de lo
devengado por mi actuación en la instancia inferior.
IV.- CASO FEDERAL: por todo lo expuesto hago expresa reserva del caso
federal para recurrir ante la Corte Suprema mediante recurso extraordinario
federal.
Proveer de Conformidad,
SERÁ JUSTICIA
Juzg. 67
53
CONTESTO TRASLADO
I-OBJETO
Que vengo por el presente a contestar traslado de la expresión de agravios de
la apelación intentada por la actora y a solicitar se confirme lo resuelto por
el aquo con respecto al rechazo de la aplicación de sanción por temeridad y malicia.
VISTO Y CONSIDERANDO:
En la Ciudad de Buenos Aires, luego de deliberar, a fin de considerar los recursos
deducidos en autos y para dictar sentencia definitiva en estas actuaciones, los integrantes
de la Sala II, practicado el sorteo pertinente, en la fecha de firma indicada al pie de la
presente proceden a expedirse en el orden de votación y de acuerdo con los fundamentos
que se exponen a continuación.
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Arriba firme y sin controvertir a esta Alzada la conclusión de
la a quo según la cual “estamos frente a un despido directo con expresión de causa
mediante acta notarial de fecha 04 enero del 2016…”. De la misma manera, llega firme a
esta instancia, lo expuesto por la judicante en cuanto a que “…la demandada en el acta
notarial rescisoria (ver sobre anexo) aduce que ante los “indeseables y constantes
infortunios suscitados e incrementados a lo largo del último año”, sumado al “último
suceso ocurrido el 21 de diciembre del 2015 a las 11.30hs aproximadamente”, y
explicando que estando el Sr. Monsalvo, en el cumplimiento de sus funciones, es que
comienza a insultar al gerente de la empresa, Sr. Deharbe, -según dice- invitándolo a
pelear en la calle “como era de costumbre” comprometiendo la integridad física de un
tercero. Refiere que, a ello, hay que sumar las denuncias y quejas por malos tratos por
parte de empleados dependientes y clientes, sin siquiera enunciar o detallar a quienes,
atribuyendo así al actor un “comportamiento inaceptable, absolutamente contrario a
derecho y en especial a sus obligaciones como trabajador” y alegando que por “pérdida
de confianza” lo despide por su exclusiva culpa”.
De acuerdo a lo expuesto, obviamente a cargo de la
exempleadora se encontraba acreditar la existencia y entidad de los motivos en los que
pretendió fundar la decisión resolutoria (art. 377 CPCCN); pero estimo que estuvo muy
lejos de haberlo logrado.
En efecto, tal como fue señalado en el fallo recurrido no
existe ningún elemento de juicio que acredite los incumplimientos alegados en la carta
documento resolutoria (que remite a los hechos detallados en el acta notarial especificada).
Las declaraciones de Di Marco, Bevaqua y Benítez carecen de eficacia probatoria a fin de
demostrar las supuestas injurias invocadas por la accionada (cfr. art. 90 LO). Obsérvese
que la declaración de la testigo Di Marco (fs. 302) respecto de la cual hacen puntual
referencia los codemandados en el memorial recursivo, no resulta suficiente para
demostrar los hechos injuriosos imputados al demandante, en la medida que, más allá de
que la deponente realiza una descripción de la situación que habría desencadenado el
despido del actor, lo cierto y concreto es que luego indicó no haber estado presente en el
momento de la supuesta discusión, que estaba en una oficina cercana, por lo que tampoco
pudo precisar cómo se originó el conflicto que, en definitiva, tampoco presenció.
Asimismo, si bien indicó que el conflicto había ocurrido en diciembre de 2015, dijo no
recordar la fecha. Por otra parte, si bien la testigo indicó que el actor tenía “un problema
con el género femenino”, pues con todas las mujeres que trabajaban en la empresa
tenía algún inconveniente y que ello lo había vivido en carne propia, porque cada
comentario que hacían “venia el gaste, menosprecio o desestimación”; lo cierto es que,
más allá de que dicha cuestión no fue específicamente introducida por la ex empleadora al
momento de decidir el despido del trabajador, la deponente también indicó que la empresa
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CÁMARA NACIONAL DE APELACIONES DEL TRABAJO -
SALA II
había tomado medidas con respecto a ello y que, en definitiva, la relación del actor con
sus compañeros de trabajo era buena al igual que la relación con los superiores.
Asimismo, los testimonios de Bevaqua Emanuel (fs. 306) y
de Benítez (fs. 392) tampoco aportan evidencia objetiva a la cuestión. Obsérvese que
Bevaqua, si bien declaró que el Sr. Montenegro era “una persona de carácter” lo cierto es
que indicó que nunca había tenido “roce” con él ni había trabajado bajo sus órdenes, por lo
que sus dichos carecen de toda eficacia a los fines pretendidos por los recurrentes.
Asimismo, Benítez dijo desconocer cómo era la relación del actor con el gerente, Daniel
Deharbe y, menos aún, cómo era con sus compañeros. Indicó no recordar si el accionante
había tenido algún problema puntual con algún compañero de trabajo y que tampoco podía
recordar si había trato diferenciado del actor hacia sus compañeras de trabajo. Si bien
luego señaló tener “un vago recuerdo” de cómo era el vínculo del actor con sus
compañeros de trabajo y se atrevió a calificarlo como tirante y no fluido, lo cual –según
dijo- lo llevó a decidir el cambio de trabajo, pues había discusiones entre Leonetti,
Chamorro y el actor en las que dice se elevaba el tono de voz, lo cierto es que, como fue
destacado por la judicante, el deponente no pudo identificar o distinguir a una persona
causante, por lo que la declaración de este testigo tampoco aporta evidencia objetiva a la
cuestión.
En definitiva, como fue señalado por la Sra. Magistrada de
grado, en virtud del principio de buena fe y de continuidad de la relación laboral (conf.
arts. 10 y 63 de la LCT) la empleadora, previo a decidir la aplicación de la máxima
sanción, debió encausar la conducta del trabajador mediante otras sanciones
disciplinarias previas y acordes a la irregularidad endilgada (apercibimiento o
suspensión disciplinaria). Es decir que, aún colocándonos en la hipótesis de que el actor
hubiera incurrido en la falta que se le imputa, es evidente que no revestía carácter
impeditivo del mantenimiento de la relación y que -acaso, de haber existido- bien pudo
haber sido sancionada mediante una medida proporcionada a su significación (conf. arts.
67 y ssgtes. LCT) antes que adoptar la extrema decisión de resolver el vínculo (arg. arts.
10, 62 y 63 LCT); sobre todo, si se tiene en cuenta que no contaba con sanciones
disciplinarias previas. En tales condiciones, encuentro que el despido careció de causa
legítima; y, en esa inteligencia, he de desestimar el segmento recursivo de los
codemandados y propiciar lo resuelto en la instancia a quo en cuento admitió el derecho
del actor a las indemnizaciones que pretende (arts. 232, 233 y 245 LCT).
II.- Se quejan los codemandados porque la Sra. Magistrada de
grado tuvo por acreditado un ingreso del trabajador anterior al registrado con fecha
16/9/02.
En primer lugar, corresponde señalar que arriba firme y sin
controvertir a esta Alzada la conclusión de la judicante según la cual “la demandada no ha
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aportado prueba eficiente alguna tendiente a acreditar que el actor, fuera un verdadero
trabajador independiente en un primer momento como bien aduce al contestar la acción
en su contra, ni que prestara servicios como bien aduce por fuera de lo normado en el art.
23 L.C.T. y que contara con una organización empresarial propia” (cfr. art. 116 LO).
Señalo esto por cuanto los apelantes fincan el eje de la crítica
en la fecha de ingreso que tuvo por acreditada la judicante (1/4/1997), mas dejan
incólumes los restantes fundamentos según los cuales el lapso discutido estuvo enmarcado
en una relación laboral encubierta. En tal ilación, y en el estricto marco en que fuera
expresado el agravio, el tratamiento de los cuestionamientos introducidos por los apelantes
debe quedar ceñido a determinar si se encuentra acreditado un ingreso anterior al
registrado y no, en cambio, a las características del vínculo en sí mismo.
En tal contexto, debo adelantar que la queja en este aspecto
no puede tener favorable andamiento en la medida que los apelantes no rebaten
adecuadamente los fundamentos fácticos y jurídicos en los cuales se basó la sentencia
recurrida (Cfr. art. 116).
En el caso, la Sra. Juez de la anterior instancia, además de
analizar las facturas adjuntadas por el perito contador, tuvo especial consideración en la
declaración brindada por Pascual (en cuanto ubica el ingreso del actor en el año 1996) y en
el testimonio de Villaboa (fs. 395) quien, si bien manifestó desconocer la fecha de ingreso
del Sr. Montenegro, fue categórico en señalar que Daniel Dehabere le había comentado
que el actor era su amigo y que fue uno de los primeros que empezó a trabajar, y que
cuando se lo presentaron le dijeron que el actor había ingresado cuando se fundó la
empresa. Las declaraciones apuntadas, como señalé, no fueron objeto de crítica concreta y
razonada, sin que resulte suficiente la mera disconformidad expresada en el memorial
recursivo (cfr. art. 116 LO).
Por ello, propicio desestimar el agravio y mantener lo
decidido en la instancia a quo, en el punto.
III.- Igual suerte ha de seguir el agravio que gira en torno a
cuestionar la conclusión de la a quo según la cual tuvo por acreditados los pagos en negro
invocados en el inicio.
En efecto, las declaraciones brindadas por los testigos
Soracco, Keller y Villaboa demuestran en forma clara e inequívoca que el actor percibía
sumas de dinero en forma marginal (cfr. art. 90 LO). Obsérvese que los mencionados
deponentes refirieron que todos cobraban parte de su remuneración por fuera de registro, y
que la suma que se les abonaba era equivalente a la abonada en forma marginal. Indicaron
que el actor también cobraba una parte en blanco y otra por fuera de registro y que esto lo
sabían porque resultaba ser un tema de conversación habitual la demora en el pago de la
parte de la remuneración sin registrar. Relataron que, en una oportunidad, el pago “en
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SALA II
negro” se retrasó casi veinte días y que, había sido en ese momento, cuando el accionante
le mostró un listado y le señalo en la planilla que él tampoco había cobrado (ver, en
especial, la declaración de Keller). Resulta relevante destacar la declaración del
mencionado Keller cuando también indicó que el actor era quien abonaba al resto de los
empleados las sumas por fuera de registro y que les decía “…espero que al final cuando
termine de darles a todos quede plata para mí…”.
La concordancia y uniformidad de sus declaraciones con
respecto a las condiciones remuneratorias bajo las cuales trabajó el accionante me llevan a
aceptar la evidencia que surge de sus dichos -conf. art. 90 LO-. Valorando en conjunto y
de acuerdo con las reglas de la sana crítica los testimonios mencionados (conf. art. 386
CPCCN y 90 LO), entiendo que está suficientemente acreditado que existía en la empresa
una modalidad retributiva marginal que se aplicaba a todo el personal y que, en virtud de
esa práctica patronal generalizada, la remuneración mensual devengada por el accionante
alcanzó a un valor superior al liquidado a través de recibos. La acreditación de tal extremo,
por otra parte, lleva a concluir que los registros y la documentación emitida por la sociedad
demandada que fue presentada en esta causa contienen datos falsos sobre los salarios
devengados por el actor y que, por lo tanto, tales instrumentos carecen de eficacia
probatoria respecto del nivel salarial alcanzado.
En virtud de las consideraciones expuestas, propicio
desestimar el segmento recursivo de los codemandados y mantener lo decidido en la sede
de grado anterior, en cuanto tuvo por acreditada la existencia de pagos sin registrar en
favor del demandante.
IV.- Se queja la parte actora porque la Sra. Juez de la anterior
instancia consideró que la suma abonada al Sr. Montenegro en concepto de “medicina
prepaga” no tenía carácter remuneratorio. Cuestiona los argumentos del fallo y sostiene
que la suma de $4.945.- que le era abonada en tal concepto debe integrar la remuneración
el trabajador, conforma pacífica jurisprudencia que individualiza.
Considero que le asiste razón. En efecto, tal como ha
señalado mi distinguida colega, la Dra. Andrea E. García Vior, en una causa de aristas
similares a la presente, a cuyas consideraciones adherí (cfr. Vicente, Carolina I. c/ Interbas
S.A. s/ despido”; Set. Def. del 9/12/2021) “En lo que respecta puntualmente a la medicina
prepaga, cuestión que pese a no ser novedosa aún continúa debatiéndose tanto en
doctrina como en jurisprudencia, considero que no puede negarse que la mejora de las
prestaciones que implica la contratación de una más amplia cobertura médica a la que
los trabajadores no tendrían acceso de mantenerse en el régimen de obra sociales,
implica un beneficio patrimonial para el trabajador y su familia que integra el sinalagma
contractual y que, obviamente, habría sido merituado al tiempo de la contratación, por lo
que aun no reemplazando este mejor servicio un gasto necesario (puesto que el servicio
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básico estaría cubierto por el sistema nacional de salud), representa para el destinatario
una mejora susceptible de apreciación pecuniaria que bien puede calificarse como
“ventaja patrimonial” obtenida como contraprestación de la fuerza de trabajo puesta a
disposición. Como se ha sostenido, “el concepto de medicina prepaga reviste carácter
remuneratorio en tanto configura una prestación en dinero o en especie otorgada por el
empleador, como consecuencia de su condición de trabajador, y constituye una ventaja
patrimonial concreta a favor de éste”.
Asimismo, señaló mi distinguida colega que “… de
conformidad con lo normado por los arts. 103 LCT y 1º del Convenio 95 OIT y el criterio
hermenéutico seguido por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, entre otros in re
“Pérez, Aníbal Raúl c/ Disco S.A.” (CSJN, sentencia del 1/9/2009 – T. 332 P. 2043), cabe
confirmar lo resuelto en grado en este aspecto”, es decir, otorgarle carácter remuneratorio a
la suma abonada en concepto de medicina prepaga.
Por ello, corresponde modificar el decisorio de grado en este
punto y establecer que la remuneración del actor debe alcanzar la suma de $59.945.-
($55.000.- invocado en la demanda en concepto de sumas abonadas en forma marginal y
registradas), con más la de $4.945.- en concepto de medicina prepaga.
No prosperará la queja de la parte actora en cuanto pretende
que se integre a la remuneración los aportes que se hubieran devengado si la relación
hubiera estado totalmente registrada pues, tal como indica en el memorial recursivo, las
sumas abonadas en negro no fueron registradas y, por lo tanto, la exempleadora no se
“apropió” de los aportes que le retenía al actor.
V.- No obtendrá favorable acogimiento la queja de los
codemandados en torno al pago del incremento del art. 2 de la ley 25323 pues no se han
esgrimido ante esta Alzada causas que hubieren justificado la conducta omisiva de la
accionada respecto de la falta de pago de las indemnizaciones derivadas del despido
imputable a su responsabilidad, y como dicha actitud colocó al accionante en situación de
tener que promover esta acción para procurar su cobro; resulta procedente el incremento
con base en el art. 2º de la ley 25323, por lo que corresponde confirmar el decisorio en el
punto.
VI.- El segmento recursivo de los codemandados en cuanto
cuestionan la condena al pago de la multa del art. 80 LCT –basado en que no fueron
demostrados los pagos sin registrar y que el certificado en cuestión fue puesto a
disposición del trabajador- no puede resultar viable a la luz de los fundamentos antes
expuestos y en los que se consideró demostrada la existencia de pagos en forma marginal
y, por lo tanto, la confección a la que alude resulta insuficiente al no contener los datos
reales de la relación laboral acreditada en estos autos.
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CÁMARA NACIONAL DE APELACIONES DEL TRABAJO -
SALA II
VII.- La parte actora en el memorial recursivo solicita ante esta
Alzada que se especifique en el fallo los documentos a los cuales resultó condenada la
accionada en los términos previstos en el art. 80 LCT. Explica que la codena a hacer
entrega del certificado previsto por la norma apuntada no resultó clara pues no especifica
cuáles son los tres documentos que debe adjuntar la empleadora.
En tal sentido, corresponde aclarar –tal como solicita el
demandante- que conforme la norma mencionada, el empleador está obligado a entregar al
trabajador un certificado de trabajo en el que deben constar: a) el tiempo de prestación del
servicio, b) la categoría y tareas desempeñadas, c) las remuneraciones percibidas, d) los
aportes y contribuciones efectuadas a los organismos de seguridad social y e) la
calificación profesional obtenida en los puestos de trabajo en que se hubiere desempeñado
(cfr. 6° artículo sin número situado entre los arts. 89 y 90 LCT).
Por ello, propicio acoger el agravio y establecer que en la
condena a hacer entrega del certificado previsto en el art. 80 LCT queden especificados los
datos que deben contener.
VIII.- La parte actora se agravia porque la sentenciante de grado no
aplicó el art. 275 de la LCT; a mi juicio no le asiste razón.
En el caso, no se observa que la demandada o el profesional
que actúa en su nombre, al responder la presente acción o durante el trámite de estas
actuaciones, hayan asumido conductas manifiestamente contrarias a la lealtad o buena fe
procesal, al derecho o a la razón ni que hayan urdido maniobras tendientes a burlar la
garantía al derecho de defensa de la otra parte o el ejercicio pleno de la jurisdicción. En
suma, no observo que durante el proceso hayan asumido conductas susceptibles de ser
calificadas como maliciosas o temerarias, por lo que entiendo que no corresponde aplicar
las sanciones contempladas para esos casos; sin perjuicio de que el resultado del pleito
quede reflejado en la imposición de costas (arg. arts. 34, 45 y 71 CPCCN y arts. 275 LCT).
En síntesis, el actor no demostró que la accionada hubiera
actuado con plena conciencia de su propia sin razón, por lo que considero que no cabe
hacer lugar a la sanción prevista en el at. 275 de la LCT ni en el 45 del CPCCN, máxime
cuando de no obrarse con suma prudencia al respecto, podría afectarse seriamente el libre
ejercicio del derecho de defensa en juicio que le asiste a las partes en el proceso. En
consecuencia, de prosperar mi voto, corresponde desestimar el agravio en cuestión.
IX.- Se queja la parte actora porque la Sra. Magistrada de grado
no hizo lugar al pedido de inconstitucionalidad de la prohibición de indexar establecida por
los arts. 7 y 10 de la ley 23928 y arts. 4 y 5 de la ley 25562.
Considero que no le asiste razón. En efecto, creo conveniente
señalar que comparto las apreciaciones efectuadas por el Fiscal General del Trabajo, Dr.
Eduardo O. Álvarez en el Dictamen Nº 12.211del 5-8-91 (en autos: "Roldán Celestino H.
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c/Gastronomía Privada SA s/despido", Expte. Nº 27.924/89) referido a un tema similar al
presente, pero vinculado únicamente a la ley 23.928. Sostuvo en esa ocasión que, cuando
surgió el fenómeno de la inflación con características de trascendencia, se recurrió a
instrumentos jurídicos para paliar los efectos del envilecimiento del signo monetario y
evitar así que los perjuicios recaigan sobre el acreedor en beneficio del deudor moroso.
Con referencia concreta a una cuestión como la aquí analizada sostuvo que: “En síntesis,
existen dos posibles respuestas del ordenamiento jurídico referente a las secuelas de los
procesos inflacionarios: la repotenciación de las deudas en base a índices que traten de
reflejar la pérdida del valor del dinero y la acción dinámica de la tasa de interés, en su
teleología reparadora del perjuicio originado por la mora, que se ve configurado, entre
otros elementos, por la inflación misma. A partir de la ley 23928, nuestro derecho por
razones vinculadas a la política económica, recurrió al segundo sistema... y, por lo tanto,
no existiría objeción constitucional, salvo que se demostrase acabadamente el presupuesto
fáctico que la parte actora invoca: la afectación del derecho de propiedad”. En el caso de
autos, no se aprecia que las disposiciones de la ley 23928, modificadas por la 25561,
afecten un derecho garantizado a la demandante por la Constitucional Nacional desde el
momento que la Ley Suprema no contiene previsión referida a la implementación de un
determinado sistema de ajuste del valor monetario que se relacione con la garantía
establecida en el art. 17. Por otra parte, como lo ha señalado la Corte Suprema de Justicia
de la Nación en reiteradas ocasiones, nadie tiene un derecho adquirido al mantenimiento
de las leyes o reglamentos, ni a la inalterabilidad de los mismos (C.S.J.N.,1-11-77,
"González Santos, Juan C. c/ Estado Nacional s/ pago de haberes", en Fallos: 299:93; ver
también Fallos: 267:247; y 268:228). Ello así porque es obvio que las normas jurídicas no
regulan una realidad estática e inmutable sino esencialmente variable, por lo que es lógico
que se vayan modificando en función de los cambios que se operan en el plano socio-
económico y cultural sobre el que pretenden actuar. El deterioro actual de nuestro signo
monetario, no justifica por sí solo la invalidación pretendida porque no debe olvidarse que,
como reiteradamente lo ha sostenido la Corte Suprema de Justicia de la Nación, la
declaración de inconstitucionalidad de un precepto de jerarquía legal constituye la más
delicada de las funciones susceptibles de encomendarse a un tribunal de justicia, pues
configura un acto de suma gravedad institucional que debe ser considerado como “ultima
ratio” del orden jurídico (C.S.J.N., 24-2-81, “Vialco SA c/ Agua y Energía Eléctrica”,
L.L.14-7-81, pág.2; 2-12-93, “Cocchia, Jorge c/ Nación Argentina”, en F:316:2624; 26-
12-96, “Monges, Analía c/ U.B.A.”, en F:319:3148; y F: 312:235, entre muchos otros.) y
en el caso de autos, no se observa que el demandante hubiera expuesto argumentos
concretos que permitan verificar con la precisión que la importancia de la cuestión merece,
el menoscabo que habría originado la aplicación de las disposiciones cuestionadas sobre
derechos constitucionalmente garantizados, por lo que su petición aparece como una
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CÁMARA NACIONAL DE APELACIONES DEL TRABAJO -
SALA II
invocación genérica de agravios conjeturales, desprovista de argumentos que justifiquen la
descalificación constitucional perseguida. De la doctrina elaborada por el más Alto
Tribunal se desprende que el interesado en la declaración de inconstitucionalidad de una
norma debe demostrar claramente de qué manera ésta contraría la Constitución Nacional
causándole de ese modo un gravamen; y, para ello, es menester que precise y acredite
fehacientemente en el expediente el perjuicio que le origina la aplicación de la disposición
cuestionada. Por las razones expuestas y, dado que en este pronunciamiento se fija una tasa
de interés que, por su dinámica –necesariamente–, reflejará adecuadamente el costo del
dinero que la mora de la demandada priva de disponer al acreedor, concluyo que
corresponde desestimar el agravio y mantener lo resuelto en la instancia de origen, en el
punto.
X.- Se agravia la parte actora porque la Sra. Juez de la anterior
instancia si bien aplicó lo dispuesto en el art. 770 de CCyC lo hizo, según explica, de
manera errónea ya que ordenó una sola capitalización y no una “capitalización periódica
de los intereses”.
Considero que no le asiste razón. En efecto, a diferencia de
otros supuestos en que se establecen capitalizaciones periódicas, en el previsto en el inciso
b) del art. 770 del CCCN únicamente al momento en que se notifica la demanda opera la
acumulación de intereses al capital, sin mengua de la capitalización prevista en el art. 770,
inc. c), del CCCN, cuya aplicación se encuentra supeditada a la decisión del magistrado
que interviene en la etapa de ejecución ante el eventual incumplimiento del deudor de la
intimación de pago de las obligaciones que se liquiden en aquella oportunidad. Así, los
accesorios que se devengaron después de dicha notificación, no son capitalizables, sino
que nacen como simples (ver, sobre el tema, JPL N°6, sentencia dictada en el Expte. N°
52.022/2008 “Maruca, Miguel Ángel c/ Baduan, Alberto Raúl s/ cumplimiento de
contrato”; y “Martínez Daniel c/Asociart ART s/accidente-ley especial”, del registro de
esta Sala, a cuyas consideraciones adherí).
En función de las argumentaciones esgrimidas, propicio
desestimar el agravio y mantener lo resuelto en la sentencia de la sede anterior, en este
aspecto.
XI.- Se queja la parte actora porque la Sra. Juez a quo rechazó la
extensión de condena solidaria a la codemandada Viviana Emilce Vignolo, quien se
comportó como socia de la demandada.
Considero que no le asiste razón. En efecto, tal como fue
resuelto en la sentencia de grado anterior, la mencionada codemandada no ejerció la
administración ni representación de la sociedad condenada que, en cambio, fue ejercida
por quien fuera su socio-gerente, el codemandado y condenado, Gregorio Daniel Dehabre
(ver, además, informe de I.G.J de fs. 259/181).
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Por otra parte, no está acreditado en autos que Vignolo se
haya desempeñado como “socia gerente” de la sociedad demandada ni, en definitiva, que
haya integrado el órgano de dirección de la persona jurídica como para considerarla
responsable por las decisiones adoptadas por ese órgano societario. En efecto, de las
constancias citadas precedentemente no existe elemento de juicio que acredite que dicha
codemandada, más allá de formar parte de la sociedad (como “socia”), hayan cumplido
funciones de gerente como para considerarla partícipe de la maniobra elusiva señalada.
Demás está decir que los actos ejecutados en representación de la persona jurídica, en la
medida que no resulten extraños al objeto de ésta ni a las disposiciones contractuales y
legales que regulan su creación, obligan sólo al ente societario cuya responsabilidad –
como es obvio- se diferencia de la de sus socios y directores. En el caso de autos, no existe
ningún elemento de juicio que acredite que Viviana Emilce Vignolo haya asumido
personalmente la explotación de la empresa o del establecimiento en el que trabajó el
actor. Desde esa perspectiva, estimo que no están reunidos los recaudos para descorrer el
velo societario ni para establecer la responsabilidad contemplada en los arts.157, 59 y 274
LS con relación a la mencionada Viviana E. Vignolo.
Por ello, propicio desestima el agravio y mantener lo resuelto
en la instancia a quo, en el punto.
XII.- Se agravia la parte actora porque la sentenciante estableció
un límite en la condena al pago de la sanción prevista en el art. 132 bis LCT por lo que
considera que se apartó de la ley y de lo dispuesto en la Constitución Nacional.
La Sra. Juez de grado señaló en este punto que “… sabido es
que la norma en cuestión establece una sanción conminatoria a cargo de la demandada
equivalente al salario mensual devengado hasta que la accionada ingrese los aportes. Lo
expuesto, en el caso, llevaría a la aplicación de una sanción que resulta absolutamente
desproporcionado en relación a la magnitud del incumplimiento detectado. Por ese
motivo propongo reducir la sanción a la de 9 salarios, suma que considero adecuada al
ilícito del que se trata”.
Ahora bien, arriba firme a esta Alzada que la sociedad
codemandada retuvo los aportes del trabajador destinados a los organismos de seguridad
social desde diciembre de 2013 a abril del 2014 y desde julio del 2014 a diciembre del
2014. Asimismo, llega sin controvertir a esta Alzada que la parte actora cumplió con los
requisitos que establece el propio art. 132 bis de la ley 20744 y el artículo 1 de su decreto
reglamentario 146/01.
El art. 132 bis de la L.C.T. establece una sanción
conminatoria de devengamiento periódico mensual a favor del trabajador cuyo empleador
no hubiese ingresado total o parcialmente las sumas retenidas con destino a la seguridad
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social o cuotas, aportes periódicos o contribuciones a que estaban obligados convencional
o legalmente los trabajadores.
El art. 1° del Dec. 146/01 al reglamentar el art. 132 bis de la
LCT impuso como recaudo formal para la procedencia de la sanción conminatoria allí
prevista la previa intimación al empleador para que “dentro del término de TREINTA (30)
días corridos… ingrese los importes adeudados, con más los intereses y multas que
pudieren corresponder”. De tal previsión no puede extraerse que, además de intimar en
forma concreta por el ingreso de los importes retenidos con destino a la Seguridad Social
que se encontraran adeudados al tiempo de operarse la extinción (conf. art. 132 bis LCT) y
por el plazo allí indicado, el requirente esté obligado a individualizar la totalidad de los
períodos e importes adeudados.
A mi juicio, tal conclusión no puede extraerse válidamente
de las normas en juego; por el contrario, en la reglamentación se utiliza una formula
abierta que involucra a los importes adeudados, con más los intereses y multas “que
pudieren corresponder” y lo cierto es que tales datos necesariamente son de conocimiento
de la obligada incumplidora, por lo que exigir tal precisión al trabajador, además de no
surgir de la letra de la ley -ni de su espíritu-, se advierte a todas luces superfluo e
irrazonable, máxime cuando no es infrecuente que algunos intentos de regularización a
nivel fiscal y tributario incidan en los períodos e importes que concretamente pudieran
considerarse adeudados al tiempo de la extinción, los que no siempre se ven reflejados en
los datos que figuran en los registros del órgano recaudador.
En cuanto al incumplimiento concretamente sancionado por
la norma estimo conveniente señalar que ninguna duda cabe en el caso en torno a que la
empleadora, al tiempo de operarse el cese, no había ingresado a los organismos de la
Seguridad Social la totalidad de los aportes y contribuciones correspondientes al
accionante.
Ello emerge de los considerandos del fallo en crisis, por lo
que, de acuerdo a sus características, encuadra claramente en el supuesto expresamente
contemplado en el art. 132 bis de la LCT (ver demás consideraciones expuestas en “El
despido como escenario de otras indemnizaciones: las multas de los artículos 80 y 132 bis
de la LCT”, trabajo que integra la obra El despido arbitrario y sus consecuencias
indemnizatorias, Editorial Errepar, Bs. As., 2010, págs. 311/345 y criterio desarrollado por
la Dra. Graciela A. González al emitir su voto in re “Reymundi, Héctor José c/ Rotadyne
Argentina S.A. y otro s/despido”, Sentencia Nro. 94.546 del 23/10/2006 -expte.
761/2003-).
En consecuencia, por lo expuesto, propicio revocar este
aspecto de la sentencia recurrida y acoger el agravio de la parte actora, en este aspecto.
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A fin de fijar la cuantía de la condena creo conveniente
referir que, tal como se ha venido sosteniendo con criterio que comparto, “La multa
prevista en el art. 43 de la ley 25345 (art. 132 bis de la LCT) debe ser devengada desde la
fecha de extinción del contrato de trabajo. La misma norma expresa que "si el empleador
hubiera retenido aportes al trabajador con destino a los organismos de la Seguridad
Social… y al momento de producirse la extinción del contrato de trabajo por cualquier
causa no hubiere ingresado total o parcialmente los importes a favor de los organismos,
entidades o instituciones a los que estuvieren destinados, el empleador deberá a partir de
ese momento pagar al trabajador afectado una sanción conminatoria mensual equivalente a
la remuneración que se devengaba mensualmente a favor de este último…" . (CNAT, Sala
VIII, Expte Nº 91/03 Sent. Nº 24.960 del 30/6/2004 "Tassone, Isabel c/ Institutos
Antártida SAMIC s/ despido"), por lo que corresponde tomar como inicio del cómputo de
la sanción al mes inmediato posterior al distracto.
En cuanto al cese del cómputo de los importes involucrados
en la sanción se han planteado posturas diversas: 1) que se computen los importes
correspondientes a los períodos mensuales corridos hasta la interposición de la demanda
(cfr. Miguel Ángel Pirolo al votar en los autos “Giménez Galeano José Alfredo c/ Buenos
Aires Wash S.R.L. y otros s/ despido”, CNAT Sala II, sentencia N° 94.273 del 12/6/06); 2)
que se computen los períodos corridos hasta el dictado de la sentencia de primera
instancia (posición propiciada por Julio A. Grisolía con cita de lo dispuesto por la Sala II
CNAT en los autos “Caccia, Vanina Ángela y otros c/ Arcatel S.A. y otros” del 30/4/08);
o 3) que la determinación del monto se difiera hasta el momento en que se practique la
liquidación prevista en el art. 132 de la L.O, o en su caso, hasta que se acredite el ingreso
de los aportes retenidos (entre otros, CNTrab, Sala I in re “Kaimes, Eduardo c/ Di
Constanzo, Juan”, sentencia del 30/9/03; íd, Sala II, “Cristaldo Pérez, Julia c/ Interwear
S.A. s/ despido”, sentencia N° 92.908 del 28/9/04).
Entiendo que esta última posición es la que se adecua a los
expresos lineamientos de la norma porque en el caso, no se trata de nuevos vencimientos
de una misma obligación. La obligación frente a los organismos destinatarios de los
aportes quedó incumplida en una ocasión remota –cuando se omitió hacer efectivo el
ingreso de los importes descontados del salario del trabajador-. Aquél pretérito
incumplimiento, según el art. 132 bis LCT genera una sanción accesoria –independiente de
las previstas a nivel tributario y penal económico- que se perfecciona al desoírse la
intimación que formule el trabajador en los términos del art. 1º del dec. 146/01, cuyo
cómputo se inicia al mes siguiente del distracto y se va incrementando con el tiempo en
tanto el deudor no acredite fehacientemente haber dado cumplimiento con aquella
obligación principal incumplida.
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Estrictamente no se trata de emitir una condena de futuro, la
condena recae sobre hechos pretéritos y lo único que se difiere a futuro es la cuantía total
adeudada porque ello depende del obrar al que la norma sujeta la continuidad del
devengamiento de las penalidades que conforman esa sanción.
Tal como se puntualizara en muchísimas ocasiones, el
trabajador afectado “es acreedor de un monto equivalente a la última remuneración
devengada mensualmente a su favor al momento de la rescisión del vínculo, importe que
se devengará mensualmente desde el despido hasta que el empleador acreditare de modo
fehaciente haber hecho efectivo el ingreso de los fondos retenidos (art. 132 bis de la LCT).
Lo dicho es sin perjuicio de la crítica técnica y terminológica que merece la ley cuando
denomina "sanción conminatoria" a los "salarios continuatorios". (CNAT Sala VII, Expte.
Nº 18.186/02 S.D. Nº 37.300 del 26/2/2004 “Puric, Julia c/ Hotelería y Desarrollos S.A. s/
despido" – Ver en igual sentido, CNAT Sala X, Expte Nº 8.306/02 S.D. Nº 16.395 del
28/11/2008 “Díaz, Ángel Victoriano c/ Simerbet S.R.L. y otros s/ despido”, CNAT Sala VI
Expte. Nº 6.617/07 S.D. Nº 61.731 del 15/12/2009 “Mezza, José c/ Blasco Hnos y Cía.
S.A. y otro s/ despido”, CNAT Sala IX Expte. N° 20.607/2011 S.D. N° 17.604 del
23/02/2012 “Olivera, Leonardo Daniel c/ Imcorp S.A. s/ despido”, CNAT Sala V Expte Nº
54.774/2010 S.D. Nº 73.968 del 21/3/2012 “Peralta, Agustina Sol c/ Báez 243 S.R.L. y
otros s/despido”, CNAT Sala III Expte Nº 8.091/2010 S.D. Nº 93.210 del 31/8/2012
“Gómez, Sandra Edith c/ EPSA Electrical Products S.A. s / despido”).
Si bien en lo personal (ver SD del 9/11/21 recaída in re
“Barranco, Gilda Susana c/ Sell Point SRL y otros s/ despido”, Expte. n.° 59.756/14)
entiendo que la sanción conminatoria del art. 132 bis LCT es un solo crédito cuya cuantía
se va incrementando mes a mes, que lo hace hasta que lo indebidamente retenido por el
empleador se integra en su totalidad al destino correspondiente -sin que ello implique una
condena a futuro- y que dada su naturaleza cuasi-penal no devenga intereses, mis
distinguidos colegas hacen mayoría en un criterio distinto, que por elementales cuestiones
de economía procesal hago mío a los fines prácticos y desarrollo a continuación.
Aclarado ello, esta Sala -en su actual integración- tiene
establecido como criterio mayoritario que dado que dicha sanción conminatoria se genera
de modo constante a favor del extrabajador hasta que el empleador cumplimente el ingreso
de los aportes retenidos, a fin de fijar un monto líquido susceptible de ejecución,
corresponde establecer el importe adeudado por las sanciones corridas hasta la fecha de la
presente sentencia que, conforme la remuneración fijada en grado en $59.945 mensuales
resulta ser de $5.065.325,50.- ($ 59.945 x 78 períodos computables de febrero 2016 a
agosto 2022 -incluidos los SAC-) dejando a salvo el derecho del reclamante de ampliar, en
la etapa del art. 132 LO por los periodos posteriores y hasta el ingreso efectivo de los
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fondos retenidos (con similar criterio, CNAT Sala X, Expte. Nº 36.378/10 S.D. Nº 19.844
del 30/5/2012 “González, Ricardo Daniel c/ Bordadora 2000 S.R.L. y otros s/ despido”).
Dicho importe devengará intereses desde la fecha del
presente pronunciamiento, dado que recién en esta instancia se determinó la cuantía de lo
adeudado (con similar criterio CNtrab, Sala III, Expte Nº 10.422/06 Sent. Int. Nº 62.417
del 13/6/2012 “Iriarte, Gerardo Esteban c/Farmacia Richieri SCS y otros s/despido”).
XIII.- De acuerdo a todo lo que llevo dicho, teniendo en cuenta que
se ha establecido modificar la remuneración establecida en la sentencia dictada en la
anterior instancia, corresponde recalcular los rubros diferidos a condena y que se propician
confirmar, en base al salario mensual de $ 59.945.-.
Por ello el actor, resulta acreedor a los siguientes conceptos e
importes: $1.138.955.- en concepto de indemnización por antigüedad; $129.880,83.- en
concepto de indemnización sustitutiva de preaviso omitido con incidencia de SAC;
$56.561,01.- en concepto de integración del mes de despido con incidencia de SAC;
$7.734,83.- en concepto de haberes por 4 días de enero 2016; $59.945.- en concepto de
haberes diciembre 2015: $29.972,50.- en concepto de SAC 2° semestre 2015; $49.804.- en
concepto de adicional septiembre 2015; $49.804.- en concepto de adicional octubre 2015;
$49.804.- en concepto de adicional noviembre 2015; $666,05.- en concepto de SAC
proporcional 2016; $2.597,61.- en concepto de vacaciones proporcionales 2016,
computada la incidencia del SAC; $1.138.955.- en concepto de incremento art. 1 ley
25323; $662.698,42.- en concepto de incremento art. 2 ley 25323.-; $179.835.- en
concepto de multa art. 80 LCT; $5.065.325,50.- en concepto de sanción art. 132 bis LCT,
todo lo cual arroja un total de $ 8.622.538,75.-, que debe ser diferido a condena, con más
los intereses establecidos en el fallo recurrido, que se propician confirmar en esta Alzada.
XIV.- La solución propuesta conlleva la necesidad de reajustar lo dispuesto
en primera instancia en materia de costas y regulaciones de honorarios, y proceder a su
determinación en forma originaria (art. 279 del CPCCN)
Abstracto deviene, por tanto, el examen de las críticas que se
formulan al respecto.
Atento la forma en resolverse la cuestión, propicio imponer las
costas de ambas instancias a cargo de los codemandados condenados, en forma solidaria
(art. 68 del CPCCN).
De acuerdo al mérito, extensión y calidad de las labores
desplegadas en la anterior sede, las leyes vigentes en cada uno de los actos procesales
cumplidos (Fallos: 341:1063), y de acuerdo a lo establecido en art. 58 inc. a) y d) de la ley
27.423 propicio regular los honorarios de la representación letrada de la parte actora, de la
demandada y del perito contador en 570,23 Umas, 481,68 Umas y 250 Umas
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(equivalentes, hoy, a $5.930.392; $5.009.472.- y a $2.600.000.-), para cada una de ellas
(cfr. Acordada CJSN 25/22).
Asimismo, de conformidad a lo que prevé el artículo 30 de la
ley 27.423, voto por establecer los honorarios de los abogados de la parte actora y de la
demandada, por su desempeño ante esta sede, en el 30% de lo que a cada una le
corresponda percibir por sus tareas en primera instancia.
La Dra. Andrea Érica García Vior dijo:
En el caso, la sentenciante de grado sobre el monto de condena por
ella determinado a valores del 4 de enero de 2016 (fecha del distracto) dispuso la
aplicación de las tasas de interés establecidas en las Actas 2630 y 2658 de la CNAT desde
la fecha de exigibilidad del crédito y hasta su efectivo pago, previa capitalización de los
intereses -por única vez- a la fecha de notificación de la demanda -13/6/2018- (con similar
criterio al por mí aplicado en el precedente “Martinez”, citado por mi distinguido colega).
Contra tal decisorio se alzó la parte actora, quien -en base a
operaciones aritméticas que lucen correctas-, puso en evidencia que el monto que arrojaría
la condena de primera instancia con más los intereses referidos, aún calculados del modo
antes indicado (conf. art. 770 inciso b) del CCCN), no representa en la actualidad un
importe justificado y razonable teniendo en cuenta la pérdida del poder adquisitivo de la
moneda y las distintas variables económicas vigentes en el período considerado (enero de
2016 a mayo de 2022 -fecha de la sentencia de grado-). Se expidió en contra del
“nominalismo” adoptado en nuestro sistema, planteó la inconstitucionalidad de las leyes
23928 y 25561 por cuanto prohíben la utilización de mecanismos actualizatorios y,
puntualmente sostuvo, entre otras argumentaciones, que “la Justicia está aplicando
intereses negativos sustancialmente inferiores a la inflación con los que priva a los
acreedores de parte del valor adquisitivo del "capital" y de la totalidad de sus intereses.
Los acreedores cobran, luego de un largo juicio, sumas de dinero que tienen un poder
adquisitivo inferior al que tenía su crédito al momento de su origen. Seamos claros:
compran menos cosas al momento del cobro de sus créditos que las que habrían
comprado al momento del nacimiento de ellos
Asimismo, en sus agravios, la recurrente señaló como argumento alternativo, que
las tasas de interés utilizadas en el fuero debían capitalizarse mensualmente y que en el
caso de entenderse que ello estaba vedado por el art. 623 CC (hoy 770 CCCN), tal norma
debía declararse inconstitucional por afectar el derecho de propiedad del trabajador.
Las argumentaciones vertidas y las comparaciones numéricas en las que se sustenta
la crítica realizada por la parte actora se asemejan a las utilizadas por la mayoría de los
integrantes de esta Cámara en los debates mantenidos para el dictado de la Resolución
adoptada mediante Acta 2764 CNAT del 7 de septiembre del año en curso, por lo que me
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permito transcribir aquí lo que sostuve en correlación a lo que se venía debatiendo en
reuniones anteriores en tal ocasión :
“… Ante el planteo que nos convoca creo que todos hemos coincidido en que el
mejor modo para analizar la razonabilidad de los resultados que arrojan las liquidaciones
practicadas sobre la base de las Tasas dispuestas en las Actas CNAT 2601, 2630 y 2658
era recurrir a índices de readecuación monetaria tales como el RIPTE, el UVA, el CER, el
ICL (alquileres) o el IPC. Aunque descartamos tomar en cuenta la variación cambiaria,
debemos reconocer que la fluctuación del dólar estadounidense en el período que hemos
tomado como ejemplo (2015/2018) ha arrojado valores aún más altos. Advertí que los
índices o coeficientes de readecuación antes mencionados son útiles y eficaces en la
medida que los porcentuales de variación se aplican sobre los valores vigentes al tiempo de
publicarse, es decir sobre el total de lo adeudado a la fecha de su establecimiento, lo que se
emparenta o asimila a la capitalización de intereses que si bien -como principio- está
vedada por ley, es utilizada por el sistema financiero y cambiario bajo el ropaje de índices
de ajuste. Vemos que los créditos bancarios, financieros e incluso los de los propietarios
rentistas se revalorizan al ritmo en que se produce la depreciación de la moneda y, a su vez
reconocen a los acreedores un interés puro (precio por el uso del capital independiente de
la mora). Esta suerte no la corren los acreedores privados -no bancarios- y menos aun los
laborales.- En efecto cualquier tasa de las vigentes que se aplique (pueden consultarse las
principales variables económicas en la página del BCRA) de forma directa y no
acumulativa o capitalizando los intereses con cierta periodicidad, va a arrojar valores
mucho más bajos que los que representaban los créditos de los acreedores laborales al
tiempo de originarse. Esto sucedió con la Tasa Efectiva Anual Vencida Cartera General
Diversa del BNA adoptada en el Acta 2658 CNAT y va a suceder con cualquier otra que se
estime representativa del “precio cobrado por el uso del capital” (he verificado que los
resultados de las distintas tasas publicadas como variables por el BCRA arrojan en el
ejemplo tomado sólo entre un 25% y un 35% del crédito establecido a valores actuales
mediante el CER o el RIPTE) y ello – a mi ver- porque pese a ser una tasa “efectiva” no
se dispuso para el ámbito privado (no bancario) la capitalización periódica de intereses. En
suma, adhiero a la propuesta que con tanto detalle y estudio efectuara la Dra. Gabriela A.
Vázquez, pero no en el entendimiento de que deba imponerse a la jurisdicción una
interpretación determinada de las disposiciones del art. 770 del CCCN, sino porque creo
que la Cámara en su labor reglamentaria se encuentra facultada para sugerir el método a
utilizar para la aplicación de intereses (compensatorios y moratorios -767 y 768 CCCN-),
los que además de reflejar la variación del precio por el uso del dinero – mediante tasas
variables y no fijas en un porcentual- deberían ser capitalizados con cierta periodicidad.
Efectuados los cálculos, las periodicidades de los índices antes mencionados (diarios -
CER- mensuales -UVA, trimestrales -RIPTE-) arrojan resultados que duplican el valor del
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crédito ajustado por RIPTE más una tasa pura del 6% anual (parámetro de razonabilidad
arbitrariamente elegido), por lo que me parece prudente y razonable disponer una
capitalización anual tomando como punto de partida para la primera de ellas a la prevista
en el art. 770 inciso b) del CCCN que puede aplicarse como parámetro y sólo por analogía
respecto de todos los créditos pendientes de cobro cualquiera sea la fecha en que se
originaran o se dedujera la acción…”.
Por estas razones, o interpretando que el art. 770 inciso b) permitiría más de una
capitalización -puesto que allí se establece que “la acumulación opera desde la fecha de la
notificación de la demanda” pero no indica con qué cadencia o periodicidad (criterio
interpretativo sostenido por la Dra. Vázquez que fuera acompañado por la mayoría)-, en
dicha Resolución de Cámara, por mayoría, se decidió sugerir que en el fuero se continúen
aplicando las tasas de interés previstas en las Actas 2601, 2630 y 2658 de la CNAT pero
con capitalizaciones anuales a partir de la fecha de notificación de la demanda (en el caso
13/6/2018) y es esta la solución que propongo se le dé al recurso de la parte actora en el
punto.
En cuanto a los planteos que con base constitucional se deducen, entiendo que dada
la forma en que propicio dar solución a la queja, los mismos devienen abstractos. Sin
embargo, estimo conveniente referir que la fijación de la política monetaria y cambiaria
es en principio de resorte exclusivo del Poder Ejecutivo Nacional y que retomar la senda
pretoriana de precedentes como “Valdez, Julio H. c. Cintioni, Alberto D." (CSJN, 3/5/79, "
Fallos: 301:319), ante lo sostenido por el Superior Tribunal de la Nación en fechas
posteriores y más recientes (luego de la pérdida de vigencia del régimen de
convertibilidad) -ver, entre otros “Massolo, Alberto Jorge c/ Transporte del Tejar S.A”,
sentencia del 20/04/2010-, aunque pueda resultar justo y razonable en el marco de un caso,
puede tener consecuencias nefastas a nivel macro, sometiendo a su vez al acreedor laboral
a la prolongación de su trámite sine die y con resultado incierto en caso de recurrirse a la
Corte.
Desde esa perspectiva, y teniendo en cuenta que como reiteradamente se ha
señalado, los jueces y juezas del caso pueden válidamente conjurar los efectos perniciosos
del paso del tiempo en los créditos dinerarios mediante la aplicación en forma adecuada de
intereses -compensatorios y moratorios-, el planteo formulado con base constitucional
contra lo dispuesto en las leyes 23928 y 25561 debería ser desestimado.
Finalmente, en cuanto al planteo subsidiario o alternativo que se dedujera en
procura de que se declare inconstitucional el art. 770 del CCCN, dada la forma en que se
dispusiera hacer aplicación de las tasas de interés previstas en las Actas 2601, 2630 y
2658, mediante el Acta 2764 antes referida, tal declaración resulta innecesaria, aún cuando
no se sostuviera el criterio amplio de interpretación propiciado por la Dra. Vázquez (conf.
CNCom, Sala F “Borras, Ricardo A. y otros c/Caja de Seguros S.A.”, Expte. 43798/10,
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sentencia del 16/12/2020 y Corte Suprema de Justicia de Santa Fé in re “Olivera, Miguel A
c/Supermercado San Jorge s/cobro de pesos laboral” del 31/10/2017 -Id SAIJ:
FA17090312- que fueran aportados y analizados en el debate que antecediera a la reunión
del 7/9/22-).
Es que, como lo dejara expuesto, las juezas y jueces de la causa se encuentran
facultados por los arts. 767 y 768 del CCCN -aplicable en forma supletoria en materia
laboral con más vigor aún luego de la abrogación del art. 276 de la LCT- a disponer no
sólo las tasas de interés, sino también la metodología para su aplicación (conf. CSJN,
17/5/94, "Banco Sudameris c. Belcam S.A. y otra", Fallos: 317:507), máxime cuando -
como se advirtiera en las últimas reuniones de Acuerdo General- la aplicación en forma
recta o lineal de tasas de interés bancarias -previstas en su generalidad para capitalizarse
periódicamente-, arroja resultados que diluyen injustificada e irrazonablemente el valor
real del crédito dinerario que se intenta tutelar. Nótese que esa facultad de establecer el
método de aplicación de los intereses se le ha reconocido, por ejemplo, a las entidades
financieras y bancarias para el resguardo de sus créditos (conf. arg. art. 1398 CCCN) y
estas, a su vez, continúan utilizando en algunas de sus operaciones al Coeficiente de
Estabilidad de Referencia (CER) como método de ajuste, por lo que a mi ver, ninguna
duda puede albergarse en cuanto a la potestad de la judicatura de disponer tasas de interés
capitalizables con cierta periodicidad.
Consecuentemente de prosperar mi voto, sobre el monto de $ 3.557.213,55 (que
resulta de descontar del total de $ 8.622.538,75 la sanción del art. 132 bis de la LCT fijada
a valores actuales en $ 5.065.325,50) deberán calcularse los intereses dispuestos en las
Actas 2630 y 2658 CNAT desde la fecha del distracto (enero 2016) hasta el 13/6/18 (fecha
de notificación de la demanda), momento en el cual deberá procederse a la primer
capitalización de intereses y, sobre el resultante, volver a acumular intereses al capital cada
año aniversario hasta el efectivo pago de la obligación (conf. Acta 2764 CNAT).
En cambio, el monto de $ 5.065.325,50 que en el voto que antecede se ha fijado a
valores del mes de septiembre 2022 -con criterio que comparto-, sólo debería devengar los
intereses previstos en el Acta 2658 CNAT desde la fecha del presente pronunciamiento y
ello de conformidad con lo dispuesto por el Dr. Sudera en su considerando XII, sin
perjuicio de la capitalización que eventualmente pudiera disponerse en la etapa ejecutoria
de conformidad con lo dispuesto en el art. 770 inciso c) del CCCN.
El Dr. Victor A. Pesino dijo:
Que adhiere a los fundamentos expuestos por el Dr.
José Alejandro Sudera, por análogos fundamentos.
Por lo que resulta del acuerdo que antecede (art. 125 de la
ley 18.345), el Tribunal RESUELVE: 1) Modificar parcialmente la sentencia dictada
en la anterior instancia y elevar el monto diferido a condena a la suma de
#31999970#342873772#20220922154507785
Poder Judicial de la Nación
CÁMARA NACIONAL DE APELACIONES DEL TRABAJO -
SALA II
$8.622.538,75.-. 2) Establecer que la condena a hacer entrega del certificado de
trabajo previsto en el art. 80 LCT debe contener los requisitos establecidos en el
considerando VII de la presente sentencia. 3) Imponer las costas de alzada a los
codemandados recurrentes, en forma solidaria. 4) Regular los honorarios de los
profesionales firmantes de los escritos dirigidos a esta Cámara en el 30% de los
asignados en origen.
Regístrese, notifíquese y devuélvase.
BRS
Signature Not Verified Signature Not Verified Signature Not Verified Signature Not Verified
Digitally signed by ANDREA ERICA Digitally signed by JOSE Digitally signed by VICTOR Digitally signed by JUAN
GARCIA VIOR ALEJANDRO SUDERA ARTURO PESINO SEBASTIAN REY
Date: 2022.09.22 16:02:22 ART Date: 2022.09.23 08:12:12 ART Date: 2022.09.23 10:42:33 ART Date: 2022.09.23 10:59:20 ART
#31999970#342873772#20220922154507785
INTERPONE RECURSO EXTRAORDINARIO FEDERAL.
Excma. Corte:
de 10 días para la interposición del presente recurso vence a las 9:30 hs. del
lo priva de los intereses positivos reales a los que tiene derecho. Es tan clara la
capitalización de intereses o con ella como la decisión del Acta 2764, lo son-
Corte de la Provincia de Buenos Aires en vez de las tasas activas que confirma
de propiedad ocurre de la misma manera. El hecho de que las tasas activas sean
los acreedores. En fin queremos terminar con la mentira -que muchos abogados
"compran"- de que la tasas activas que aplica la C.N.A.T. son adecuadas para
compensar la alta inflación que padece el país y otorgar una mínima renta. .Para
mayoria de los jueces repiten sin fundamento objetivo alguno- para demostrar
como se afecta el derecho de propiedad del acreedor. Y sería muy positivo que,
comprobada a simple vista la licuación de los créditos del actor, V.E. conceda
suscripto.
* Alarmado por la licuación de los créditos que vienen sufriendo los acreedores
aplicación del art. 770 inciso "b" C.C.C.N. con capitalización de intereses al
que se aceptó la capitalización de los intereses por única vez a partir de la fecha
Vior que optó por la aplicación del acta N° 2.764 de la C.N.A.T que prevee la
Punto VI Apartado "D" del presente recurso, decidió convalidar el fallo del
Juzgado Nacional del Trabajo N° 67 que ordenó aplicar intereses a tasa activa
desde el 4.01.16 hasta el efectivo pago con las tasas que surgen de las actas Nº
*La aplicación de las tasas de interés ordenadas por la C.N.A.T para el período
que va desde la mora del 4.01.16 hasta la fecha del 30.09.22 apenas representó,
turista un 1.823 %
General del Trabajo dictado hace más de 18 años y fallos de la C.S.J.N emitidos
en otro contexto -no existía una inflacion como la que hay desde 2018 y
demostrado que con el sistema atacado se producía una quita del 63 % de los
sobre el poder adquisitivo de sus créditos y los intereses puros. Claro que las
afirmaciones realizadas por los Jueces de la Cámara son puras abstracciones sin
% y la del dólar turista un 1.823 % creer que intereses del 409 % sirven para
chiste de mal gusto. Así son nuestros jueces: copia y pegan, repiten clichets y ni
recurso. El despojo es grave en todos los juicios. En una demanda que versa
ARBITRARIEDADES:
parte del derecho aplicable y todavía está vigente- debido a que priva al acreedor
de la esencia -el poder adquisitivo- de sus créditos en una magnitud que no tiene
produce la aplicación de las leyes 23.928 y 25.561 en este caso concreto y que
6
En suma, existen dos cuestiones federales que hacen a la
a la inflación. Reitero: intereses del 409 % contra una inflación del 1.261 %
1.04.97 hasta el despido directo del 4.01.16 que explicaremos más abajo. Fueron
COMUNICACIONES S.R.L.
un ardid muy común: "lo hacían facturar sus servicios como monotributista".
únicas que trabajaban en "blanco" eran las mujeres. Muchos de ellos fueron
eran falsas.
Gerente.
ascenso- no fue registrada en los libros laborales: en los recibos de haberes siguió
55.000 -en esa época equivalía a unos 4.200 dólares- de la que sólo se registraba
Esa era la mentira que figuraba en los recibos de haberes. Los "haberes netos",
OSDE Plan 410 que al cese ascendía a la suma de $ 4.945. En suma la "mejor
denuncias y quejas por malos tratos que nos han efectuado varios
insultos que ud. propina. y toda vez que esta inconducta que ha sido
transmitida por diversos clientes que fueron atendidos por ud. y siendo este
comunico a ud. que a partir del día de la fecha, queda ud. despedido por su
lugar a la demanda, incluyendo las indemnizaciones del art. 132 bis, por un total
de $ 3.754.600,58 pesos, con más los intereses de las actas Nº 2.601, 2.630 y
dólares. Hoy, al 30.09.22, esa suma con más intereses del 409 % equivalen -con
cotización oficial del dólar- a miserables a US$ 292.591 y con el dólar turista o
fundar autónomamente el fondo del asunto que motiva este recurso que la
denunciado.
importantes consecuencias morales y humanas- para que sea tratado por la Corte
Suprema de Justicia de la Nación, que el de las "tasas de interés" -ya sean pasivas
inflación ese derecho es violado todos los días por todos los jueces de la
leyes.
Y era tan fácil de arreglar. Bastaba con sancionar una ley que
que se evidencia al estudiar los incentivos que actúan sobre las partes en la
demandada a pagar lo que debe con más una indexación que compense la
presente juicio y de los hechos que sustentan este recurso, creo conveniente que
V.E. tome conciencia del DESPOJO que están sufriendo los acreedores en el
valor de sus créditos y los beneficios que están recibiendo los que incumplen con
adquisitivo final de los créditos de quién debe recurrir a la Justicia para cobrar lo
que se le debe.
14
Para el período que va desde la mora del 4.01.16 hasta la
fecha actual del 30.09.22 los intereses fijados por la sentencia apenas
¿Qué pasó con las tasas de intereses aplicadas a los créditos del
compensación adicional por la privación del uso del dinero que sufrió el
* INFLACIÓN 1.261 %
* RIPTE 914 %
motivos:
sean activas o pasivas, son inferiores a las tasas mensuales de inflación. Las tasas
de los bancos oficiales siempre han sido manipuladas por los gobiernos por
razones políticas. Siempre el gobierno quiso manejar las tasas de intereses para
licuar sus deudas y las de las empresas estatales. Hubo épocas -los ministros eran
bancarios y las tasas las fijaba arbitrariamente el B.C.R.A. y otras donde las
regulaba con los encajes como sucedió en la década de los 50 donde en años de
inflación del 109 % como en 1959, la Justicia aplicaba intereses del 36 % anual
tipo -incluyendo las de las cajas de ahorro que no dan nada- aplicadas, eso sí,
intención los créditos demandados en juicio por los acreedores pero no ignoran
que es la que aplican los bancos, la Justicia aplica la tasa de interés simple que
aplicación de un nominalismo como el del art. 619 Código Civil (actual art. 766
del Cód. Civil y Comercial) a una moneda de papel que no cumple con ninguna
recordar, porque muchos lo olvidan, que cuando Vélez diseñó esta norma (ver
nota al art. 619 C.Civil) hablaba de monedas de valor intrínseco como lo eran las
de plata y oro de esa época o como podrían serlo hoy en día euros o dólares o de
leyes dictadas por el Congreso de la Nación son -en términos reales- modificadas
inflación- dice otra distinta. Al final los jueces de grado convalidan la violación
de derechos constitucionales..
17
Ante la inflación de 1945-1976 y la aplicación de tasas de interés
que "actualizaba" las deudas por el valor de un sólo bien sin advertir que las
precios al consumidor.
créditos laborales que hizo el art. 276 de la L.C.T. Y lo solucionó para todos los
bancos oficiales, sin capitalización mensual o con ella, es imposible "dar a cada
uno lo suyo", hace más de once años que vengo pidiendo la declaración de
inconstitucionalidad de las leyes 23.928 y 25.561. Y al tener que pasar por una
recomendó hacer lugar a una queja que debí interponer por la caprichosa
correspondían.
y desde allí se falsificaron todos los datos hasta la nueve serie estadística del
19
INDEC que comienza en diciembre de 2016, debemos recurrir a estadísticas
serias como las de la Provincia de San Luis cuya veracidad fue aceptada por el
Veamos cual sería el valor del crédito actual del actor -tomando
* Con indexación
más conocidos.
a) Algunos jueces leyeron alguna vez que los economistas afirman que la
aumentan los propios, no porque hayan sufrido incrementos en sus costos, sino
alimentos, los remiseros suben sus tarifas aunque no les haya aumentado ni el
valor del auto, ni el seguro ni la nafta. Y es lo que sucederá en estos días con la
inflación. Desde ya que no es el caso del acreedor judicial que no tiene facultad
alguna de fijar los intereses que debe cobrar por el uso que el deudor hizo de su
dinero. Y que seguirá siendo el mas perjudicado por este sistema nefasto.
los juicios, la actualización monetaria de los créditos que se hace con ellas ha
b) Un error aún mayor sostenido por muchos jueces fue consistió en afirmar que
la elevación de las tasas de interés -por ejemplo aplicar las activas en vez de las
el Banco Central Europeo es elevar las tasas de interés. Los que saben economía
hace muchas veces nuestro el B.C.R.A. para "calmar" la corrida contra el peso y
indexaciones anuales y a dedo, pero son eso: indexaciones. Todo está indexado.
todos han salido bastante bien parados. Todos salvo un grupo: el de los
chicanea un juicio para pagar a los premios con importes totalmente depreciados.
que regula por separado el capital y los intereses y daba solución a todos los
estableció la ley 23.928 cuando existiera una estabilidad plena como la que hubo
entre 1993 -pues durante 1991 y 1992 perduró una importante inflación residual
que licuó muchos de los créditos anteriores a 1991- y 2001. Pero no puede
función de este instituto- yo siempre les recuerdo algunos casos que desvirtúan
esa idea:
* En las obligaciones sin plazo los intereses no corren desde el vencimiento del
sino desde la constitución en mora. Esto puede suceder muchos meses después
del curso de los intereses -y ello sucede porque la ley se refiere a intereses puros
por la inflación- la licuación del crédito es notoria y evidente. Como los intereses
* Todos los casos que he traído a la Corte demuestran el error de esta idea. El
sea cual fuere el sistema que se adopte, lo que quiero es que se evite el despojo
leyes 23.928 y 25.561, lo ha hecho tácitamente con muchas normas como el art.
6 de la ley 27.271. que crea la unidad ajustable UVA que no es otra cosa que la
enfermedades del trabajo, se indexan los sueldos, se indexan los títulos públicos,
los créditos de dinero -arts. 7° y 10° ley 23.928 texto según art. 4° ley 25.561,
art. 617, 619 y 623 Cód. Civil (hoy arts. 765, 766 y 770 del Código Civil y
seguidamente expondré:
que ella permite la conservación del verdadero valor patrimonial del crédito y el
compensada con tasas de intereses -ni activas ni pasivas- por seis razones
estructurales: 1) todas las tasas, tanto activas como pasivas, que aplican los
bancos oficiales están politizadas 2) todas las tasas, tanto activas como pasivas,
que aplican los bancos oficiales son, sin capitalización mensual, negativas; 3) la
justicia aplica las tasas de interés a 30 días -ya sean pasivas o activas- a su valor
nominal adelantado en vez de aplicar las tasas efectivas finales que cualquier
intereses con un sistema diferente -la inflación se capitaliza mes a mes, los
intereses no- hacen que aquélla no sea compensada y provoca una grave
27
licuación de los créditos del acreedor. 6) las tasas utilizadas son propias de
plazos cortos -30 días- por lo que no pueden ser utilizadas para los plazos -años-
acreedor (art. 17 C.N.) y viola la protección que las leyes deben brindar al
trabajador (art. 14 bis C.N.) debido a ello dichas normas son inconstitucionales.
provoca que los créditos del actor sufran una pérdida de su poder adquisitivo
momento del efectivo pago, con más intereses sobre el capital actualizado,
del actor medido por el RIPTE para evitar controversias.. Si bien podía existir
algún "temor" cuando la inflación parecía haber sido controlada durante los años
2004 y 2005 -época del ministro Lavagna en los que la inflación oscilaba entre el
financiera. He hecho los cálculos y he comprobado que desde 2001 hasta ahora
aplica sobre el índice del mes anterior. Porque la inflación crece de forma
geométrica mientras que la tasa de interés simple crece de forma aritmética. Las
las tasas activas de interés del Banco de la Nación Argentina para operaciones de
unificado), V.E. sabe que nada le impide hacerlo. Desde los fallos "Mill de
Constitución debe aplicarse de oficio -iura novit curia- por lo que en caso de que
una norma inferior como el art. 623 Cód. Civil afecte -en este contexto- un
superior: la Constitución.
Nacional, y los arts. 519, 520, 521, 522 y 622 del Código Civil de Vélez
interpretado correctamente.
lesionadas en el presente juicio debido a que los "intereses" otorgados fueron tan
pago de las sumas debidas por un monto real (y cuando hablo de "real" me
de interés impuesta por el sentenciante priva al actor de gran parte del capital real
intereses fijados sólo cubren una mínima parte de la depreciación del dinero sin
dar intereses reales. Este atropello al derecho a la propiedad debe ser subsanado
no existe un interés legal, los jueces deberán determinar el interés que se debe
abonar de acuerdo a lo dispuesto por los arts. 519, 520, 521, 522 y 622 del
Código Civil, los que de acuerdo a todo lo expuesto no podrán ser fijados con las
llamadas tasas pasivas ni las activas -cualquiera que se utilice- del Banco
Provincia de Buenos Aires pues o del Banco de la Nación Argentina pues ellas
son fuertemente negativas. Tampoco pueden utilizarse "tasas activas" que, sin
Reitero ellos ni siquiera cubren la inflación. Es decir que con la suma liquidada,
el actor cobrará una suma de dinero cuyo poder adquisitivo es menor al que tenía
Por ello los "intereses" fijados en el fallo recurrido violan los arts.
519, 520, 521, 522 y 622 del Código Civil (hoy arts. 1738, 768 y 769 del Código
las tasas activas brindan un remedio razonable contra la inflación. Las tasas
activas que aplica la C.N.A.T. desde la mora del deudor de este juicio hasta la
no solucionan nada. Estos intereses, contra una inflación real de ese período del
períodos más largos la situación se agrava. Por ello, LAS TASAS ACTIVAS
V.E. debe dictar una sentencia que establezca que los créditos deben indexarse y
decisión de V.E.
una derivación razonable del derecho vigente y por violar derechos garantizados
de los arts.. 522 Código Civil y 769 del Código Civil y Comercial Unificado y
33
de gran parte del "capital" real -no nominal- de su crédito.
PROVEER DE CONFORMIDAD
SERÁ JUSTICIA.
SALA II
C.N.A.T.
J.E.G.R.
34
CONTESTA RECURSO EXTRAORDINARIO.
EXCMA. CÁMARA:
ROMÁN LUIS CHRÉTIEN, en mí carácter de letrado apoderado de las demandadas, con domicilio constituido
en la calle Lavalle 1454 piso 1º Of. 9/10. “D” (Zona 173), electrónico en el CUIT 20147897317 (drromanchretien@gmail.com - TE
1139227574), en los autos caratulados “MONTENEGRO, Gabriel Hugo c./ DAVICOM COMUNICACIONES SRL y otros s./
DESPIDO”, Expte. 21.412/2018, a V.E. respetuosamente me presento y digo:
I). OBJETO.
Que vengo, en legal tiempo y forma, siguiendo precisas instrucciones de mis mandantes, a contestar el traslado
conferido respecto del recurso extraordinario federal interpuesto por la parte actora con fecha 17-10-2022, que me fuera notificado
en el mismo día, debiéndose tener presente que el 18-10-2022 ha sido decretado inhábil mediante Acordada de la CSJN 26/2022.
Que he de solicitar, a mérito de las consideraciones de hecho y derecho que en sucesivos acápites se han de
exponer, se desestime la presentación recursiva en traslado con costas.
II). ANTECEDENTES.
El actor introduce Recurso Extraordinario contra la sentencia dictada por la Sala II de la Excma. Cámara del
Fuero Laboral, entendiendo que la misma violó su derecho de propiedad respecto del valor adquisitivo de su crédito, pues el que se
le ha reconocido se licúa con el paso del tiempo, privándolo de intereses positivos los cuales reclama se capitalicen mensualmente,
desconformándose con los postulados del Acta 2764 CNT, propiciando la inconstitucionalidad de los arts. 7 y 10 de la Ley 23.928
como así también de los arts. 4 y 5 de la Ley 25.561.
A la vez requiere la capitalización en base al art. 770 inciso b) del CCyCN pero en forma distinta a como se ha
acogido la norma, es decir peticiona no sólo la capitalización desde la notificación de la demanda por única vez sino que la misma
sea periódica.
Realiza una serie de cálculos aritméticos, en forma antojadiza, pus la inflación imperante por el período
comprendido entre el 04-01-16 al 30-09-22 dice alcanzó un 1.261%, lo que resulta esotérico, pues a poco que se ingrese a la página
del INDEC el costo inflacionario por el lapso temporal indicado alcanzo el 494,9% y no el absurdo índice que proclama.
1
Dicho esto, debo decir que el recurso que intenta el actor no puede prosperar; ello en razón de las
consideraciones que infra se han de volcar y, por el contrario, deberá, tal como oportunamente lo requiriera esta representación por
la demandada, declarar la Inconstitucionalidad del Acta 2764 como así también la del art. 770 inciso b) del CCyCN., amén de los
cuestionamientos ya introducidos por esta parte en el Recuro Extraordinario presentado el pasado 11.10.22.
Reclama el accionante la capitalización mensual de intereses como así también la aplicabilidad de la nueva Acta
2764 pero con una capitalización distinta a la que determina la sentencia recurrida, solicita indexación, como así también la
inconstitucionalidad de los artículos 7 y 10 de la Ley 23.928 y artículos 4 y 5 de la Ley 25.561, entendiendo que el fallo en crisis
cercena el derecho de propiedad sobre el valor adquisitivo de su crédito.
He de sostener que ninguna razón le asiste para recurrir como lo hace, por cuanto el Acta de mención a todas
luces resulta inconstitucional como así también la capitalización que se pretende, y demás ítems, tal los argumentos que infra
referiré, por lo que se solicita el rechazo del recurso en traslado con costas.
Sin perjuicio de lo manifestado precedentemente he de resaltar, que la accionante en el recurso en responde no
ha demostrado la procedencia del Caso Federal, trata fundamentarlo en el Art. 14 bis de la C.N. olvidando que lo que debate es una
cuestión de intereses y no de los derechos que consagra dicho artículo el cual evidentemente no fue vulnerado.
También trata de fundamentarlo en los Art. 519, 520, 521, 522, 622 y 623 del CC de Velez y/o en los Art. 1738,
768 y 769 del CCyCN en lo pertinente al presente caso tengamos en cuenta que los mencionados artículos no solo no son de
aplicación al presente entuerto, más allá de ello, si vemos la clara contradicción en la que incurre el actor al fundamentar la
procedencia del recurso extraordinario en el Art. 768 CCyCN el cual textualmente dice: “Intereses moratorios. A partir de su mora
el deudor debe los intereses correspondientes. La tasa se determina: a) por lo que acuerden las partes; b) por lo que dispongan las
leyes especiales; c) en subsidio, por tasas que se fijen según las reglamentaciones del Banco Central “, cuando a lo largo de todo el
libelo se quejó de las tasas de interés fijada por el Banco Central.
2
momento es un derecho en expectativa, que puede concretarse o no, por lo que jamás se vio violentado el derecho que tutela el Art
17 de la C.N.
Al respecto, cabe recordar que, a diferencia de los derechos adquiridos, el derecho en expectativa mal llamado
derecho, es simplemente una pretensión, la cual puede o no concretarse, pero ninguna propiedad se ve afectada mientras no haya
una resolución que la avale.
Conforme lo expuesto precedentemente el Actor no ha podido demostrar la procedencia del caso Federal por lo
me refiero a la 2764 del 07 septiembre de 2022, es mi deber plantear el interrogante si podrá atravesar un control de
constitucionalidad de parte de la Corte Suprema de Justicia de la Nación y, también, cuál será el impacto futuro económico sobre el
ya castigado empleo privado en nuestro país.
Respecto a la primera pregunta formulada, sostengo que el Acta es inconstitucional, afectando seriamente el
derecho de propiedad, lo que será objeto de análisis en sucesivos acápites. En cuanto al segundo interrogante, no quepa duda que de
aplicar el Acta 2764 -tal como fue concebida-, como sus antecesoras que se añaden a esta (Actas 2601/14, 2630/16 y 2658/17) más
la capitalización que determina el inciso b) del artículo 770 del CCyCN traerá aparejado el inicio de no pocos concurso cuanto no
quiebras, ya que, inexorablemente, serán montos imposibles de abonar para cualquier empleador.
Obsérvese que hasta el propio Dr. Corach -refiriéndose a esta nobel Acta- así lo reconoce al remarcar que "son
dos créditos de naturaleza distinta. Ello en cuanto a que el banco paga capitalización por intereses y el crédito del trabajador está en
expectativa hasta que el tribunal lo reconoce. El plazo fijo toma cada año calendario. Si se capitaliza y se vuelve a cargar intereses,
se está haciendo anatocismo".
Dicha Acta afecta severamente el derecho de propiedad, como así también lo hace el artículo 770 CCyCN, en
especial el inciso b). En otras palabras, el legislador al introducir este nuevo inciso b), al mentado artículo 770, dio riendas sueltas
al acto inmoral de la usura, es decir, que la norma lleva a una consecuencia patrimonial que equivale a un despojo del deudor,
acrecentando la obligación que recae en la cabeza del deudor hasta un límite que excede los de la moral y las buenas costumbres
3
pues va capitalizando intereses que van a formar parte de un capital, y así sucesivamente, convirtiéndose la deuda en una verdadera
bola de nieve imparable e impagable.
Por ello he de afirmar que en base a los normado en el artículo 771 del mismo plexo normativo, serán los jueces
quienes deben morigerar esos intereses, y cuando no decretar la inconstitucionalidad del art. 770 inciso b).
Así, la suma de intereses moratorios no debe ser excesiva o abusiva y debe mantenerse constantemente dentro de
límites razonables y prudentes, respetando los principios consagrados en los arts. 9, 10 y 771 del CCyCN, que orientan y
fuero laboral por imperio de las Actas Nros. 2601/14, 2630/16, 2658/17ª las que se suma la 2764, en relación con otros fueros
judiciales que se replica a sí misma en forma anual, ello permitirá visualizar una grave afectación al derecho constitucional de
propiedad y a la garantía de defensa en juicio; reitero lo que me lleva a propiciar la inconstitucionalidad del Acta 2764 y la del
encierra.
Retomando los parámetros del Acta 2764, que se aplica al caso de autos, véase el nefasto resultado económico
según las evaluaciones efectuadas por los propios magistrados en dicha Acta: un crédito laboral de $.100.000, en mora desde el
1/5/2015, cuya demanda se notificó, hipotéticamente, el 01/02/2016, bajo la nueva modalidad, resultaría hoy día en $.2.100.000 o lo
que es equivalente a veintiún (21) veces el capital inicial, es decir un 2.000% más, lo que es un verdadero despojo que la
Constitución no ampra; siendo que el aquel período según el INDEC el porcentual o espiral inflacionaria desde mayo de 2015 a
febrero de 2016 lo fue en un promedio anual del 46,40$%.
Bajo el sistema anterior, el monto representaba unos $.700.000; realmente un despropósito que sin duda alguna
conculca el derecho de propiedad de cualquier deudor.
4
Sorprende que quienes brindaron el ejemplo de tales guarismos no hubieran advertido la desproporción que
encierra en sí mismo este súbito resultado. Máxime en un país sumido en un estado de quiebra general, donde sólo un tercio de la
población (“con suerte”) tiene empleo de fuente privada. Lamentablemente, los estudios económicos que se mencionan no obran
adjuntos al Acta, ni tampoco la justificación del descarte de otras perspectivas. Quizás, hubieran sido necesarias más reuniones de
los magistrados y no la fatiga que se expresa en algunas alocuciones, de que se trataba ya de la tercera discusión.
Sabido es que el anatocismo, que la parte actora pretende, para la corriente clásica del pensamiento judicial, en
todos los fueros, siempre fue visto como un instituto disvalioso, de aprovechamiento de la necesidad del deudor bajo la mecánica de
la usura. (solo a modo de ejemplo Ver CNCiv Sala J, “COIAZZET, Roxana Verónica c./ SCELZI, Virginia María y otros s./
DAÑOS Y PERJUICIOS”, 28/12/2021, Expte 80921/2015).
Recuerda Trigo Represas, que el anatocismo interés compuesto o capitalización de intereses, consiste en sumarle
a una deuda de dinero intereses ya devengados por la misma, para que ambos sumados vuelvan a su vez a producir nuevos
intereses. En cuanto al vocablo anatocismo en sí, proviene del griego «aná», reiteración, y «tokimós», acción de dar a interés y es el
término que puntualmente utiliza el Código Civil y Comercial para designar al instituto en cuestión, aunque lo cierto es que al
mismo también se lo conoce como «convenio de pago de intereses sobre intereses», «capitalización de intereses» o «interés
compuesto» este último porque es exigir réditos por los intereses que con tal fin se agregan al capital, constituye, en verdad, la
formación de un interés compuesto, ya que se consideran los intereses devengados como nuevo capital, que rinde a su vez los
suyos, que es lo que desmesuradamente pretende el actor. El anatocismo constituye una práctica de capitalización de intereses que,
en principio, se encuentra prohibida, salvo las excepciones expresamente autorizadas por la propia ley. Se ha dicho que “la
prohibición obedece al hecho de que, mediante tal acumulación de capital e intereses, la suma adeudada podría llegar a
incrementarse en forma exagerada en muy poco tiempo; lo que llevaría a que se convierta en uno de los medios más refinados de
usura”.
En consecuencia, con esta línea, el Código Civil Velezano (Ley 340) en la redacción original de su art. 623
establecía la prohibición del anatocismo. Sólo admitía la posibilidad de convenio expreso entre acreedor y deudor pero posterior a
la mora y en el supuesto de la liquidación judicial de la deuda, hoy día receptado en el art. 770 inc. c) del CCyCN.
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No obstante, con el desarrollo de concepciones doctrinarias más modernas se introdujeron algunas posiciones
más proclives a la ampliación del instituto. Así se explica la modificación al art. 623 producida por la Ley 23.928 de
Convertibilidad. Tampoco ha de perderse de vista que tal capitalización se encuentra vedada por art. 7 de la ley 23.928 y del art. 5
de la ley 25.561, normas estas que hasta el hartazgo nuestro Cimero Tribunal ha dicho que no son inconstitucionales.
Es dable señalar que, a pesar del carácter categórico de la prohibición de anatocismo en el cuerpo normativo
civil, el propio Vélez Sarsfield estableció un criterio diferente al redactar el Código de Comercio (en colaboración con Eduardo
Acevedo) para el caso de los mutuos comerciales (Art. 569 del Código de Comercio), la cuenta corriente comercial (Art. 788
Código del Comercio) y la cuenta corriente bancaria (Art. 795 del Código de Comercio), más no para cualquier otro tipo de crédito.
Evidentemente un jurista de la talla de Vélez advertía que el tráfico mercantil presentaba necesidades,
efectuar una precisa distinción entre el origen civil o comercial de los créditos involucrados o sus características.
Muchas reflexiones se podrían hacer respecto de este nuevo cuerpo normativo. Basta señalar que actualmente los
institutos “estrella” de nuestros regímenes jurídicos son el contrato de consumo y los planes de empleo del sistema de Seguridad
Social, porque la Argentina, V.E., se quedó sin negocios y en breve, también, sin empleo genuino.
Observemos la evolución doctrinaria y jurisprudencial en la materia para luego poder abordar, con mayor
claridad de concepto y precisión, lo que sucede en el fuero laboral, tanto con la nueva Acta como con el artículo 770 del CCyCN.
Plenario “Uzal” de la Cámara Comercial. Posterior plenario “Calle Guevara” -posición de la CSJN-:
Las apuntadas diferencias en las previsiones de capitalización de intereses que registraban el Código Civil y el
Código Comercial, llegaron a los tribunales.
Fue así que la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial tuvo en su seno visiones contrapuestas, que
concluyeron, en el año 1991, con el famoso fallo plenario “Uzal c./ Moreno”, a través del cual se generalizó la capitalización de
intereses para dicho fuero.
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La referencia a este plenario UZAL, es un antecedente imprescindible puesto que fue revocado por la Corte
Suprema de Justicia de la Nación. Adviértase la importancia de la decisión del Máximo Tribunal, al no tratarse de una sentencia
especifica o con efectos sobre un caso en particular, sino de un fallo de alcance general y aplicación obligatoria para todo un fuero.
A raíz de los argumentos de la Corte llevó, años más tarde, a otro fallo plenario de la Cámara en lo Comercial,
abrogatorio de “UZAL” y que lleva el nombre de quien fuera entonces el Fiscal de ese fuero, Dr. Calle Guevara, por ser el impulsor
del cambio de criterio, caratulado «Calle Guevara, Raúl (Fiscal de Cámara) s./ Revisión de Plenario» del 25 de agosto de 2003.
De la lectura de este segundo plenario, “CALLE GUEVARA”, para comprender la situación del anatocismo,
destaca en el mismo, la prolija mención a las sentencias de la Corte Suprema de Justicia de la Nación en materia de capitalización
de intereses, todas ellas contrarias a la posición inicial de la Cámara de Apelaciones en lo Comercial.
Dijo el Dr. Calle Guevara (lo que hoy cobra trascendencia en el caso que nos irrumpe):
“Son numerosos los pronunciamientos en los que la Corte dejó sin efecto las soluciones concretas que habían
adoptado los jueces de la causa con base en la doctrina plenaria. Uno de los primeros recayó en la causa «García Vázquez, Héctor y
otro v. Sud Atlántica Cía. De Seguros», sentencia del 22.12.1992, donde expresó que «la aplicación de la sentencia de la alzada que
por remisión al fallo plenario del fuero dictado en la causa ‘Uzal S.A. v. Moreno, Enrique’, convalida la capitalización permanente
y en breves lapsos, lleva a una consecuencia patrimonial equivalente a un despojo del deudor, cuya obligación no puede exceder el
crédito actualizado con un interés que no trascienda los límites de la moral y las buenas costumbres (arg. Arts. 953 y 1071 del
Código Civil)». Por tales razones consideró que la sentencia vulneraba garantías constitucionales y debía ser descalificada como
acto jurisdiccional (Fallos: 315:2980). Criterio reiterado en ulteriores decisiones (ver Fallos: 316:3131; 317:53 y sus citas;
318:1345; 319:973; entre otros)”.
En cuanto al instituto del anatocismo, agrega el Fiscal de Cámara: “De otro lado, varios fallos del Alto Tribunal
fueron más allá, en tanto implicaron una descalificación categórica de la propia tesis central del plenario. En tal sentido, consideró
la Corte, que la capitalización de intereses allí prevista importaba autorizar «la violación de una norma expresa de orden público
(art. 623 Código Civil) sin que concurran los supuestos legales de excepción, de modo que la resolución adoptada por el a quo
aparece desprovista de fundamento (conf. Fallos 316-3131)», y concluyó que la decisión dictada en virtud de la mencionada
doctrina plenaria «se encuentra privada de apoyo legal suficiente y justifica su descalificación como acto jurisdiccional, pues
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implica un menoscabo de las garantías contempladas en los arts. 17 y 18 CN» (in re: «Okretich, Raúl A. v. Editorial Atlántida S.A.»
, pub. en JA,1999-IV, p. 602). En iguales términos se ha expedido en fecha muy reciente in re «Asociación de Propietarios de
Farmacias v. Farmacia Central Merlo», sentencia del 21.5.2002, consid. 3°, A. 991, XXXVI).
Fallo de la Corte Suprema de Justica. Reversión del plenario “Uzal”. Sentencias “García Vázquez” y “Fabiani”.
El fallo fundacional de la Corte Suprema en la materia (capitalización de intereses) ha sido “García Vázquez,
Héctor y otro v. Sud Atlántica Cía. de Seguros” (Fallos 315:2980, 22/12/1992)
Se trata de una sentencia “per curiam” (Es decir, unánime, sin votos propios ni disidencias. Típico de esa época,
con menos personalismos) que pone el acento en el punto de vista económico y la afectación del derecho constitucional de
propiedad (art. 17 CN), destacándose en el mismo:
1) la obligación a cargo de los jueces de evitar “resultados irrazonables que prescinden de la realidad económica
que se tuvo en mira determinar”;
2) El rechazo de la Corte a la alteración del principio de congruencia, producido ante la desproporción “de la
relación entre el monto originariamente reclamado… y la cuantía de la condena establecida en la sentencia definitiva”;
3) El reconocimiento sobre la presencia de “dos fenómenos hiperinflacionarios” durante el curso del proceso
“con la consecuente distorsión de los distintos precios del mercado, que hacían necesario un examen circunstanciado de dicha
realidad;
4) La incongruencia que puede presentarse por la mera aplicación de índices de actualización, ya que “el
mecanismo para mantener actualizado el capital sólo constituye un arbitrio tendiente a obtener una ponderación objetiva de la
realidad, más cuando el resultado se vuelve objetivamente injusto -tal como sucede en el presente caso- debe ser dejado de lado en
tanto dicha realidad debe prevalecer sobre abstractas fórmulas matemáticas” (lo subrayado me pertenece);
5) La evidencia de la injusticia en la solución: “basta la mera observación de la cuantía del crédito aprobado por
la alzada para verificar que los mecanismos destinados a preservar su intangibilidad y el pago de los intereses moratorios, no han
sido apropiados… ya que su monto ha excedido notablemente la razonable expectativa de conservación patrimonial y de lucro”;
6) La imposibilidad de invocar el principio de cosa juzgada para mantener el injusto: “La solución impugnada no
puede ser mantenida so color del respeto a un principio de cosa juzgada establecida oportunamente en la sentencia”;
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7) El límite a la obligación del deudor, “cuya obligación no puede exceder el crédito actualizado con un interés
que no trascienda los límites de la moral y las buenas costumbres” y, por ende, la imposibilidad de imponer una “capitalización
permanente y en breves lapsos” que lleve a “una consecuencia patrimonial equivalente a un despojo del deudor”.
Más tarde, la Corte Suprema de Justicia fue construyendo una teoría del instituto de la capitalización y de la
sentencia arbitraria, con sus principios generales, excepciones y alternativas procesales, que completan el hito inicial de “García
Vázquez”.
Véase así el caso “Fabiani, Esteban Mario c./ Pierrestegui” (Fallos 316:3131, 16/12/1993) que avanza en el
sentido de proporcionar un marco general de interpretación, con dos consideraciones importantes.
La primera, en cuanto elabora una teoría de la capitalización de intereses, cuyo principio general es la
prohibición del anatocismo y su carácter de norma de orden público. En consecuencia, según palabras de la Corte, la capitalización
de intereses sólo procede por vía de excepción, con interpretación restrictiva y bajo el necesario concurso de la habilitación legal
previa: “Si bien el art. 623 del Código Civil después de su reforma autoriza la capitalización con un criterio más amplio que en la
anterior redacción, sigue limitándola a los supuestos expresamente contemplados por la norma, los que -dado su carácter de
excepción a la regla- no pueden ser interpretados extensivamente… Es descalificable lo decidido si el sistema de capitalización
decidido por el a quo supera significativamente el monto que resultaría de aplicar, en el período correspondiente, los índices de
aumento de precios por los que se persigue mantener la intangibilidad del crédito”.
La segunda, de índole procesal y en materia de recurso extraordinario federal, es la aplicación al caso
de la figura de la sentencia arbitraria en etapa de ejecución, que se produce ante un “franco apartamiento de los términos del fallo
final que se pretende ejecutar”, cuando la “determinación del monto de condena mediante el cálculo de los accesorios… se
encuentra privado de apoyo legal suficiente y justifica su descalificación como acto jurisdiccional, pues implica un menoscabo de
las garantías contempladas en los arts. 17 y 18 de la Constitución Nacional.”
Con posterioridad la Corte mantuvo el criterio en sucesivos fallos. Así en “Caja de Crédito Flores Sud Sociedad
Cooperativa Limitada c./ Coelho, José y otra” (Fallos 317:53, 8/2/1994) criticó la actuación judicial desde una perspectiva
ritualista, “sobre todo cuando la recurrente había demostrado -en anteriores presentaciones- el exceso a que llegaba la liquidación
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practicada por el acreedor mediante la capitalización de los intereses utilizada, así como la violación del entonces vigente artículo
623 del Código Civil”.
En “Berdejo, Idelfonso c./ Godnic, Luis Alberto” (Fallos 319:973, 3/6/1996) rechaza el mecanismo de
recomposición monetaria con más intereses retroactivos: “El pago de intereses previstos desde el 20 de abril de 1983 en la forma
indicada y sobre la base de un capital reajustado, encierra una doble actualización y no comporta el examen circunstanciado de
dicha realidad, aparte de que vulnera lo dispuesto por el art. 623 del Código Civil, con la consecuencia de lesionar en esta materia
los límites impuestos por la moral y las buenas costumbres (arg. arts. 953 y 1071 del código citado)”.
Y en “Okretich, Raúl Albino c./ Editorial Atlántida S.A.” (Fallos 325:2652, 15/7/1997) ratifica “Que… la
cámara, al admitir la capitalización de intereses, autoriza la violación de una norma expresa de orden público (art. 623 del Código
Civil) sin que concurran los supuestos legales de excepción, de modo que la resolución adoptada por el a quo aparece desprovista
de fundamento” (confr. Fallos: 316:3131)”.
Quedan muchas otras sentencias de similar tenor como los dictados en “Ojea Quintana, Martín María c/ Macesil
S.A. y otros” 04/05/1995, Fallos: 318:912; “Delpech, Fernando Francisco c/ Heller, Juan Sebastián y otra”, 3/6/1996, Fallos
318:1345 o “Quadrum Quadrum S.A. c/ Ciccone Calcográfica S.A. s/ ordinario. 28/02/2006, Fallos 329:314, pero los reseñados
permiten visualizar la posición unívoca del Máximo Tribunal en la materia “la capitalización de intereses es de carácter restrictivo”.
Anatocismo en la sentencia laboral: Fallo Tazzoli CSJN 329:335 del 28/2/2006. Importancia.
Por diversas alternativas procesales, el plenario UZAL llegó también a la Cámara del Trabajo y más tarde, desde
sede laboral, a la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Ello dio lugar a una importante sentencia, es la dictada en los autos “Tazzoli, Jorge Alberto c/ Fibracentro y
otros S.A. s/ despido”, (Fallos 329:335) que, en consonancia con los fallos del fuero de comercio, desestimó la capitalización de
intereses.
Dice el dictamen de la Procuradora, a cuyas conclusiones se remite el Tribunal:
“V.E., de modo reiterado ha señalado que la previsión del artículo 623 del Código Civil es de orden público y
que la capitalización de intereses sólo es admisible de modo restrictivo … so pena de que mediante la aplicación de fórmulas
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matemáticas abstractas se generen resultados objetivamente injustos, que trascienden los límites de la moral y las buenas
costumbres (Fallos: 315:441, 2980; 316:42, 3131; 319:63, 2037; 326:2533, 4567 y otros)
Y el voto propio de los Dres. Highton, Zaffaroni y Lorenzetti surge:
“Si la cuantía del crédito aprobado, luego de adicionarle los intereses capitalizados conforme se estableció en la
citada jurisprudencia plenaria, excede notablemente una razonable expectativa de conservación patrimonial, tal solución no puede
ser mantenida so color de un supuesto respeto al principio de la cosa juzgada (Fallos: 316:3054; 317:53; 318:912, entre otros). En
tal sentido, cabe observar que sobre un monto de condena de $.152.663,32 se calcularon intereses por el lapso que va del 2 de
febrero 1999 al 2 de agosto de 2003 por un total de $.343.140,96 (fs. 1004), lo que equivale a un incremento del 224,76%. La mera
ponderación de este último resultado aprobado por la alzada, permite advertir que se ha excedido notablemente a una razonable
expectativa de conservación patrimonial del crédito de la actora; por lo que la solución impugnada no puede ser mantenida pues
notoriamente se ha apartado de la realidad económica del caso, violentando los principios establecidos en los arts. 953 y 1071 del
Código Civil”.
Revertido aquel conocido plenario UZAL el Cimero Tribunal continuó en la línea de la ratificación de su
doctrina. Cito por su importancia, los siguientes fallos:
En “Sociedad Anónima Compañía Azucarera Tucumana s./ Quiebra s./ Incidente de ejecución de Sentencia”
(Fallos: 329:5467, 28/11/2006), se introduce como parámetro de ponderación el tratamiento de la ley 24.283 (Norma de explicación
para la liquidación judicial o extrajudicial): “Que de lo expuesto se deriva la irrazonabilidad de soslayar las injustas consecuencias
que la aplicación de las pautas indexatorias provocaría en el caso, con desconocimiento de los principios generales en materia de
indemnización expropiatoria y los imperativos de justicia que guiaron la sanción de la ley 24.283”
En “Automotores Saavedra S.A. c./ Fiat Concord S.A. s./ Ordinario” (Fallos: 332:466 17/03/2009) el dictamen
del Procurador Fiscal enfatiza “que el cómputo acumulativo de intereses que aplican en forma exponencial tasas que incluyen la
actualización del capital para los efectos inflacionarios puede resultar en un despojo para el deudor, cuya obligación no puede
exceder el crédito actualizado con un interés que no trascienda los límites de la moral y las buenas costumbres, en cuya observancia
está interesado el orden público (Fallos: 318:1345; 320:158)”
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Otra sentencia importante es la dictada en “Banco de la Provincia de Buenos Aires c./ Cohen Rafael y otro s./
Ejecutivo” (Fallo: 335:863, 12/6/2012), puesto que si bien se trata de un supuesto de excepción, a saber, la cuenta corriente
bancaria, donde la norma legal habilitaba la capitalización de intereses, no obstante pone el acento en la petición de la demanda y
señala que: “….correspondía que los jueces realizaran un estudio pormenorizado sobre el alcance objetivo del artículo 795 del
Código de Comercio y su puntual aplicabilidad al saldo emergente luego del cierre de la cuenta corriente bancaria respectiva,
considerando que los réditos en cuestión tienen su causa en la mora del deudor de acuerdo a la pretensión del actor en el escrito de
inicio… De tal forma, el recurrente aduce que en el caso fue novada la obligación en tanto medió el cierre de la cuenta bancaria (en
el año 1994) y el consentimiento del deudor, que firmó el acuerdo de pago con la entidad financiera y reconoció la deuda en su
presentación de fojas 52; y en tales condiciones, no resultaba aplicable el artículo 795 referido. Manifiesta que el anatocismo
resuelto en la causa importa aumentar el saldo de cuenta corriente de un monto de $.53.571,01 (al 8 de agosto de 1994) en
$.1.124.959 (sólo en concepto de intereses). Señala que si se le aplicara el índice de costo de vida publicado por el INDEC desde
septiembre de 1994 hasta el 1 de agosto de 2009 tendría un valor actualizado de $122.141,90.”
También merece recordarse el caso “Mulleady Juan Benito c./ Sociedad Anónima de Tenis Argentino Cif y otros
s./ sumario” Fallos: 335:1948, 2/10/2012, pues será luego a su vez objeto de cita en subsiguientes sentencias, que contiene una
prolija reseña del Fiscal (con cita de precedente laboral Tazzoli) sobre los principios aplicables a la materia: (Del dictamen del
Fiscal) “Es procedente el recurso extraordinario deducido contra la resolución que aprobó la liquidación practicada contemplando la
aplicación y validez del mecanismo de capitalización de intereses fijado en el plenario «Uzal», pues conforme la doctrina del
precedente «Tazzoli» (Fallos:329:335), es descalificable -en tanto implica un menoscabo de las garantías de los arts. 17 y 18 de la
Constitución Nacional- el pronunciamiento que, con fundamento en plenarios del fuero, admitió la capitalización de intereses en
violación de una norma expresa de orden público (art. 623 del Código Civil), sin que concurran los supuestos legales de excepción,
por lo que la decisión recurrida debe dejarse sin efecto.”
Sentencias de la Corte Suprema de Justicia sobre intereses en materia laboral:
Entre las sentencias del Máximo Tribunal en cuanto a intereses en materia laboral, son relevantes las siguientes:
“Gentini, Jorge Mario y otros c./ Estado Nacional Ministerio de Trabajo y de la Seguridad Social y otro s./ otros
reclamos” (Fallos 341:1763, 4/12/2018) (Se evidencia en este fallo un notorio reproche al tribunal de grado, visto la mención
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específica de sus integrantes). Se refiere a un caso de propiedad participada y su interés radica por la especial mención de la Corte a
la violación del principio de congruencia: “Que también corresponde descalificar lo resuelto en materia de intereses en tanto el a
quo ordenó aplicar, con efecto a partir del año 2003, la tasa prevista en el acta CNAT 2601 -dictada en 2014- en reemplazo de la
que había sido fijada en el fallo definitivo del 20 de abril de 2009 con arreglo al acta CNAT 2357 -dictada en 2002-, cuando tal
punto no había sido materia de agravio, excediendo así el marco de su jurisdicción apelada” (Fallos: 315:2406; 322:3084;
335:1031)”.
Igual referencia a la violación del principio de congruencia se efectúa en la sentencia “Ripp, Juan Ignacio c./
Personal Collect S.A. s./ despido” (Fallos 342:1652, 8/10/2019). Dice la Corte: “El a quo, sin proporcionar ningún tipo de
fundamentación seria que justifique su decisión, fijó dogmáticamente una suma resarcitoria que resultó ser veinticuatro veces
superior a la pretendida”.
A su vez, también interesa el fallo en cuanto efectúa una crítica que es necesario tener en cuenta para los
accidentes de trabajo bajo el derecho común, sobre la sumatoria de daños evaluados a valores actuales, con más las tasas de interés
agravadas del acta 2601: “Asimismo dispuso la aplicación de intereses según el Acta 2601 de la Cámara Nacional de Apelaciones
del Trabajo, con lo que el capital determinado se incrementaría notoriamente aun cuando su estimación -según señaló- había sido
efectuada «en cálculos hodiernos», es decir, a valores actuales”.
En “Camacho, Oscar Carlos c./ Curtiembres Becas S.A. y otro s./ accidente – acción civil” (Fallos 344:2026,
19/8/2021), vuelve a insistir con el principio de congruencia, abordando de lleno la cuestión de la superposición de daños
actualizados e intereses, para decir: “la jueza de primera instancia fijó la suma resarcitoria a -valores actuales-. A su turno, la
cámara confirmó ese aspecto del fallo, pero, sin proporcionar razón alguna, modificó lo resuelto en materia de intereses al ordenar
que corriesen desde la primera manifestación invalidante. Así, este tramo del pronunciamiento dejó de guardar correspondencia con
el enunciado previo, conforme al cual el monto de condena se hallaba determinado -en cálculos hodiernos-, es decir en importes
vigentes al tiempo del dictado de la sentencia de primera instancia del 28 de junio de 2017 (fs. 674). Como producto de la
modificación ordenada, pues, el tribunal de alzada elevó exponencialmente el importe de la condena, al punto de superar más de
diez veces el monto reclamado por la actora en su demanda (cfr. causa - Ripp, Juan Ignacio, Fallos: 342:1652)”.
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El nuevo Código Civil y Comercial de la Nación: el art 770 y su interpretación. Una visión de la tasa de interés y
del anatocismo.
Con la sanción del Código Civil y Comercial, vigente desde el mes agosto del año 2015, se presenta una nueva
redacción en materia de capitalización de intereses, bajo el art. 770, en particular, en el inciso b), que constituye una novedad en
relación con el anterior 623 del Código Velezano.
En cuanto al origen de esta nueva disposición, ya he dicho que la procedencia histórica proviene de los contratos
mercantiles del Código de Comercio, a los que luego se sumó el reclamo de algunos doctrinarios más modernos. De este modo, la
propuesta del inciso b) de procurar el anatocismo con base en la notificación de la demanda figuró en los anteproyectos del Código
Civil y Comercial. Pese a ello, con total honestidad, es de señalar sus defensores, todos autores distinguidos, justifican su posición
como una forma de protesta frente al fenómeno de la inflación, pero sin la debida profundidad en cuanto a la consideración del
instituto de la usura (Quizás esta expresión personal sea el reflejo de una fidelidad sentimental hacia la figura de Vélez Sarsfield y
el total rechazo que me provoca el anatocismo).
comentarios sobre el actual art. 770 inc. b) CCyCN, que las obras dedicadas al nuevo Código, presentan escasas consideraciones,
cuando las mismas, lisa y llanamente, no son inexistentes.
Afirmo que la norma resulta inconstitucional por cuanto afecta el derecho de propiedad de los deudores,
teniendo en cuenta la desmesurada consecuencia patrimonial que el anatocismo provoca. Recordemos que la Corte Suprema de
Justicia de la Nación ha considerado arbitraria la capitalización de intereses, que ese mecanismo equivale a un despojo del deudor,
que la norma como regla general prohíbe el anatocismo el cual es de orden público y que ese criterio se ha aplicado aún por encima
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del principio de cosa juzgada (Fallos ya reseñados supra). Pues bien, si se admite la capitalización desde la notificación de la
demanda, ese efecto de despojo patrimonial se concretará inexorablemente.
Por otra parte, la aplicación de la nueva norma producirá un injustificado beneficio patrimonial a favor de los
acreedores, pues por el sólo hecho de iniciar un juicio se incrementará sustancialmente su crédito y, lo anterior, seguramente
determinará el incremento de las demandas judiciales, fomentando en los acreedores la especulación de obtener un beneficio
lucrativo fácil y gratuito.
A su vez, la nueva norma (a la que remite el Acta 2764) produce una incongruencia legal; la capitalización de
intereses es contradictoria con un sistema en el que está prohibida la actualización monetaria de las deudas, lo cal ha sido declarado
constitucional por la Corte en reiteradas oportunidades (CSJN, “Yacimientos Petrolíferos Fiscales c./ Corrientes, Provincia de y
Banco de Corrientes s./ cobro de australes”, Y. 11. XXII., 03/03/1992, Fallos: 315:158; criterio reiterado en fallos 315:992 y 1209;
319:3241; 328:2567 y, 333:447. CSJN, -Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite- en autos “Puente Olivera,
Mariano c./ Tizado Patagonia Bienes Raíces del Sur SRL s./ Despido”, P. 536. XLIX. RHE, 08/11/2016, Fallo: 39:1583).
La capitalización de intereses por este medio puede tener un efecto comparable o mayor al de la actualización
monetaria por índices de precios, especialmente si se aplican tasas activas de interés y, lo que es peor, la aplicación de este tipo de
anatocismo vulneraría el límite del costo medio del dinero, establecido como pauta de abuso en el artículo siguiente (art. 771 del
CCCN).
Cabe volver a recordar que la CSJN ha considerado arbitrarias las sentencias que ordenaron aplicar tasas activas
de interés capitalizables (Fallos CSJN, 315:2980. El criterio se reiteró en ulteriores decisiones ver Fallos: 316:3131; 317:53;
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de la Corte Suprema, antes desarrollado (dos fallos recientes de la CSJN se refieren al art. 770 CCyC, no obstante, se tratan
cuestiones de derecho público federal. Son las sentencias dictadas en Fallos 341:1661 y 342:85).
Así se advierte en numerosas sentencias, con diversos fundamentos:
A modo ejemplificativo; la Sala J de la Cámara Civil (Expte. N° 80921/2015 “COIAZZET, Roxana Verónica c./
SCELZI, Virginia María y otros s./ DAÑOS Y PERJUICIOS” 28/12/2021) entiende que se trata de una disposición genérica de
interpretación obligada y estricta, e inaplicable para las obligaciones de valor: “Hemos sostenido que si bien el art. 770 inc. b)
constituye una novedad del nuevo ordenamiento. Por cierto, se trata de una disposición genérica que es necesario interpretar por
cuanto, incorrectamente aplicada, puede llevar a desvirtuar la directriz general. Cabe recordar, además, que, por tratarse de una
excepción, se impone una hermenéutica estricta (ver Jornadas Nacionales de Derecho Civil del año 2017, pto. 11 de las
Conclusiones de la Comisión n°3). Al respecto, cuadra destacar que esta hipótesis reconoce su antecedente inmediato en el art. 569
del código comercial derogado que, referido al mutuo comercial, disponía que los intereses vencidos pueden producir intereses por
demanda judicial o por convención especial. El presupuesto de aplicación de esta excepción sólo es compatible con el
incumplimiento de las deudas de dinero líquidas o fácilmente liquidables en las que el acreedor se vio compelido a promover
demanda judicial, conclusión a la que se arribó en las Jornadas Nacionales de Derecho Civil del año 2017, anteriormente citadas
(conf. pto. 13 de las Conclusiones de la Comisión n° 3) (conf. CNCiv Sala M, 29/3/2019 Expte N°88.010/2014 “Rompani, Leandro
Leonel c./ Gómez, Guillermo Alberto y otros s./ daños y perjuicios”). Lo que se pretende, en definitiva, es que la práctica
consistente en la capitalización de intereses se desarrolle sólo en puntuales situaciones en las que la misma no degenere en usura; es
decir, que la misma no lleve a una consecuencia patrimonial que equivalga a un despojo del deudor, acrecentando la obligación que
recae en cabeza del deudor hasta un límite que excede los de la moral y las buenas costumbres. (Conf. CNCiv esta Sala M,
25/11/2021, Expte N° 82851/2018 “Galarza, Carla de los Ángeles c./ Transportes Santa Fe SACI y otros s./ daños y perjuicios”).
Sentado ello cabe señalar que en los presentes resultaba indispensable que el sentenciante determine, en la oportunidad procesal
pertinente, la cuantía de la reparación juntamente con los accesorios debidos. Desde esa perspectiva, y con anterioridad a que se
establezca la medida del daño, entiendo que no puede resultar de aplicación al caso el supuesto de excepción a la prohibición de
anatocismo regulado en el inc. b) del art. 770. Sabido es que la prohibición legal de anatocismo constituye una norma de orden
público (CSJN, fallos 316:3131; Ameal, Oscar, en “Código Civil….”, dir/coord. Belluscio-Zannoni, ed.Astrea, 1981, t° 3, pág. 131
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y stes.) y aun cuando la norma autoriza la capitalización de los intereses con un criterio más amplio que en la redacción anterior,
sigue limitándola a los supuestos expresamente contemplados, los cuales -dado el carácter excepcional de la regla- no pueden ser
interpretados extensivamente (fallos 316: 3134), por lo que cabe desestimar el agravio incoado al respecto… En este sentido cabe
señalar que el art. 770 del CCyC establece como principio general que no se deben intereses de los intereses. Vale decir, reitera -
como primera premisa- la prohibición de anatocismo que regía durante el código civil sustituido, esto es, la posibilidad de
capitalizar los intereses que se vayan devengando de modo que, acumulándose al capital, constituyan una misma unidad.
A su vez, la Sala I (“C., K. L. y otro c./ Edenor S.A. y otro s./ daños y perjuicios”, Expte. Nº 18.039/2014,
18/8/2022) entiende que sólo son capitalizables los intereses compensatorios, pero no los moratorios : “No corresponde la
capitalización de los intereses pretendida por la parte actora, dado que no se dan los supuestos contemplados en el art. 770 del
Código Civil y Comercial. Cabe aclarar que según la función económica que desempeñan, los intereses pueden ser compensatorios
y moratorios. Los primeros son los que se pagan por el uso el capital ajeno, mientras que los segundos responden al concepto del
perjuicio sufrido por el acreedor por el retardo incurrido por el deudor en el incumplimiento de sus obligaciones. Va de suyo
entonces que los que se fijan en las sentencias de condena mal pueden configurarse como compensatorios. Más aún tampoco
existen en el supuesto intereses compensatorios pactados entre las partes, por lo que sólo cabe establecer los intereses que se deben
para el caso de incumplimiento de la manda judicial. Siendo entonces que los estipulados cubren dicha circunstancia, es que la
queja será desestimada”.
La Sala A (“BELBEY, Rosana Elizabeth y otro c./ TRANSPORTES 1 DE SEPTIEMBRE SA LINEA 93 y otro
s./ daños y perjuicios”, Expte. N° 38895/2014 J.29 (G.Y.) Recurso N° 038895/2014/CA002, 2/5/2022) también se remonta al
origen comercial de la norma: “Deviene necesario destacar que no se adecua a la hipótesis de autos la aplicación del art. 770 inc. b),
toda vez que el supuesto allí establecido reconoce como antecedente el art. 569 del derogado Código de Comercio, relativo al
mutuo comercial (cfr. esta Sala, “ANSALDI, Raúl Edgardo y otro c./ DUEÑA, Horacio Darío y otros s./ Daños y perjuicios”, del
26/04/2016, Expte. Nº 92.030/2012)”.
La Sala H (“Lizzano, Leonardo c./ Aguas Argentinas S.A. y otros s./ Daños y Perjuicios” Nº
84.999/2016, 6/2/2022) coincide con las antes mencionadas: “Al respecto, recuerda Trigo Represas, que el anatocismo constituye
una práctica de capitalización de intereses que, en principio, se encuentra prohibida, salvo las excepciones expresamente
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autorizadas por la propia ley. Se ha dicho que la prohibición obedece al hecho de que, mediante tal acumulación de capital e
intereses, la suma adeudada podría llegar a incrementarse en forma exagerada en muy poco tiempo; lo que llevaría a que se
convierta en uno de los medios más refinados de usura. En este sentido cabe señalar que el art. 770 del CCyC establece como
principio general que no se deben intereses de los intereses. Vale decir, reitera -como primera premisa- la prohibición de
anatocismo que regía durante el código civil sustituido, esto es, la posibilidad de capitalizar los intereses que se vayan devengando
de modo que, acumulándose al capital, constituyan una misma unidad productiva de nuevos intereses. Es lo que se denomina
también “interés compuesto” (conf. Cazeaux - Trigo Represas, Derecho de las obligaciones, T. I, p. 603; Pizarro - Vallespinos,
Instituciones de Derecho Privado. Obligaciones, ed. Hammurabi T. 1, p. 430). En cuanto a las excepciones previstas por el mentado
art. 770, en lo que aquí concierne, el inc. b) constituye una novedad del nuevo ordenamiento, pues se trata de una disposición
genérica que es necesario interpretar por cuanto, incorrectamente aplicada, puede llevar a desvirtuar la directriz general. Cabe
recordar, además, que, por tratarse de una excepción, se impone una hermenéutica estricta (conf. esta Cámara, Sala J, “Coiazzet,
Roxana Verónica c/ Scelzi, Virginia María y otros s/ Daños y perjuicios”, del 28/12/2021; conf. esta Cámara, Sala M, “Rompani,
Leandro Leonel c./ Gómez, Guillermo Alberto y otros s./ daños y perjuicios”, del 29/3/2019).
Lo que se pretende, en definitiva, es que la práctica consistente en la capitalización de intereses se desarrolle sólo
en puntuales situaciones en las que la misma no degenere en usura; es decir, que la misma no lleve a una consecuencia patrimonial
que equivalga a un despojo del deudor, acrecentando la obligación que recae en cabeza del deudor hasta un límite que excede los de
la moral y las buenas costumbres.
Sabido es que la prohibición legal de anatocismo constituye una norma de orden público (CSJN, fallo 316:3131)
y, aun cuando la norma autoriza la capitalización de los intereses con un criterio más amplio que en la redacción anterior, sigue
limitándola a los supuestos expresamente contemplados, los cuales -dado el carácter excepcional de la regla- no pueden ser
interpretados extensivamente (fallo 316:3134)
La Sala M (Rodríguez, Lucía Mabel c./ Nación Seguros S.A. y otro s./ daños y perjuicios”, Expte. Nº CCF
636/2016, 6/7/2022), por su parte, recuerda el origen histórico del instituto en el mutuo comercial y por ende, rechaza una
interpretación literal de la norma: “El supuesto de anatocismo previsto en el art. 770 inc. b) del Código Civil y Comercial –y cuya
aplicación fue requerida a fs. 78 de la demanda–, reconoce como antecedente el art. 569 del derogado Código Comercial, referido al
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mutuo comercial, que en su parte pertinente rezaba: “Los intereses vencidos pueden producir intereses, por demanda judicial o por
una convención especial. En el caso de demanda, es necesario que los intereses se adeuden a lo menos por 1 año”. Como
acertadamente lo ha señalado la Dra. Benavente, aunque el art. 770 inc. b) nada dice, su fuente permite explicar de manera plausible
los alcances que corresponde asignar al instituto aquí planteado por el actor. En efecto, en antecedentes de esta Sala se ha precisado
que el presupuesto de aplicación de esta excepción a la prohibición de anatocismo sólo es compatible con el incumplimiento de las
deudas de dinero líquidas o fácilmente liquidables, en las que el acreedor se vio compelido a promover demanda judicial”.
Convengamos V.E. que en el caso que hoy nos ocupa no ha existido, sino hasta el dictado de la sentencia, una
deuda líquida o fácilmente liquidable, obsérvese que para condenar a mis representados se debió examinar la validez o no del
distracto dispuesto y del salario denunciado, por lo que, hasta el dictado de la sentencia, insisto, no se estaba en presencia de una
controvertido el monto o extensión de la misma. Recordemos que la extensión de la obligación, igual que su existencia, es de
interpretación restrictiva (art. 727, CCCN). Por ello, no puede sorprender que la legítima controversia entre las partes se centre en
tal cuestión.
Fácilmente se advierte que si en la especie, aún no se ha fijado con carácter definitivo la cuantía del reclamo
(esto va a ser con el dictado de la sentencia definitiva) tampoco funciona la referida excepción del inciso b).
Estimo, y así he de sostenerlo, que en el caso de autos nos encontramos en una típica obligación de valor, donde
el deudor debe una determinada utilidad, un beneficio cierto, que es aquél que debe recibir el acreedor para adquirir ciertos bienes,
y en tales supuestos la moneda no es el objeto de la prestación, sino que constituye un subrogado o sustituto en el acto de
cumplimiento. Aunque en este tipo de obligaciones la condena se traduzca finalmente en la entrega de una suma de dinero, ésta
sólo sirve de medida para establecer cuál es el monto que permitirá finalmente restaurar, en el patrimonio del acreedor, un
determinado quid o valor debido por el obligado. Así, puesto que en las deudas cuya cuantía depende de juzgamiento, el obligado
no conoce el monto definitivo hasta el momento de la decisión jurisdiccional, comparto en que no puede entenderse que resulte de
aplicación el inc. b) del art. 770 Cód. Civil y Comercial al supuesto de las obligaciones de valor, por cuanto del art. 772 citado se
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desprende que “el monto resultante debe referirse al valor real al momento que corresponda tomar en cuenta para la evaluación de
la deuda…” que –incluso– “puede ser expresada en una moneda sin curso legal que sea usada habitualmente en el tráfico”. Por
supuesto, “una vez que el valor es cuantificado en dinero se aplican las disposiciones de esta sección”. Por lo tanto, aplicar en el
caso la capitalización de intereses –que no es más que una excepción a la prohibición de anatocismo instituida como principio
general– a partir de la notificación de la demanda, esto es, con anterioridad a que se establezca la medida del daño, “importaría
desnaturalizar las denominadas obligaciones de valor, asimilándolas indebidamente a las deudas de dar sumas de dinero”.
En el presente caso resultaba indispensable que el Juez determine, en la oportunidad de dictar sentencia, la
cuantía de la reparación juntamente con los accesorios debidos. Desde esa perspectiva, y con anterioridad a que se establezca la
medida del daño, entiendo que no puede resultar de aplicación al caso el supuesto de excepción a la prohibición de anatocismo
regulado en el art. 770 inc. b), por lo que cabe desestimar el agravio incoado al respecto.
Dicho de otro modo, aquel inciso b) del art. 770 supone necesariamente una deuda que ya viniera generando
intereses y cuyo pago fuera demandado judicialmente, supuesto en los que podrían capitalizarse desde el momento de la mora hasta
la notificación de la demanda, situación que no se verifica en el caso de autos pues, hasta el dictado de la sentencia, la deuda no
existía, ni era fácilmente liquidable o líquida. Esto así por cuanto la sentencia de fondo, para condenar a mis mandantes, debió
examinar la validez o no del distracto dispuesto, entonces hasta el dictado de esa decisión no se estaba en presencia de una
obligación exigible, Es decir no queda acreditado que el deudor haya incurrido en mora.
Prohibición de indexación: un fallo de la corte en materia de remuneración: “Álvarez”
Más allá del rechazo que me provoca el instituto del anatocismo, habrá quienes han de sostener que no se puede
negar la realidad inflacionaria y la afectación de los créditos laborales. Pero recuérdese “que una injusticia no puede cubrir la otra”.
Nuestro propio ordenamiento jurídico, a través del art. 5 de la ley 25.561 obsta a la actualización monetaria de
las deudas, disposición que, por diversos motivos y salvo alguna rara excepción, los jueces de todos los fueros y niveles
Tribunal de la Nación.
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Sería interminable relevar sentencias relativas a la cuestión. Nos limitamos a una en particular, el fallo “Álvarez,
Gladys Stella y otros c/ Estado Nacional -Consejo de la Magistratura art 110 2/ Empleo Público” (Fallos 342:1847) del 5/11/2019,
por referirse a la intangibilidad de las remuneraciones -en este caso judiciales-, que gozan de una especial protección constitucional.
Dijo allí la Corte: “El artículo 110 de la Constitución Nacional no importa un mandato que imponga mantener en
valores constantes las remuneraciones judiciales, no siendo suficiente tampoco la mera prueba de la existencia de la inflación para
violarlo”
Una solución desde el fuero civil: duplicación de la tasa sin capitalización:
Los magistrados del fuero civil no han permanecido insensibles frente al fenómeno de la inflación, pero como
módulo de compensación, en lugar de acudir al instituto del art. 770, se apoyan en los arts. 768 y 771 CCyC y las facultades
correspondientes. La tasa se determina: a) por lo que acuerden las partes; b) por lo que dispongan las leyes especiales; c) en
subsidio, por tasas que se fijen según las reglamentaciones del Banco Central”. En el caso, como sucede en todas las demandas de
daños y perjuicios derivados de accidentes de tránsito, no hay una tasa acordada entre víctima y responsable, y tampoco una
establecida por leyes especiales (-también ocurre en los procesos laborales- tal consideración me pretenece). Por ende, solo resta
acudir a tasas fijadas en alguna reglamentación del Banco Central. Por otro lado, el art. 771 prevé que el juez debe valorar “el costo
medio del dinero para deudores y operaciones similares en el lugar donde se contrajo la obligación”. Esto significa que, en lo que
aquí interesa, que desde el día del hecho el acreedor (víctima) se ha visto privado del capital al que tiene derecho, y que entonces se
debe evaluar cuánto le hubiera costado el dinero si lo hubiera buscado en el mercado. Es sabido que la fijación judicial de intereses
para las deudas en mora procura resarcir al acreedor por la demora en percibir su crédito y castigar al incumplidor, quien se apartó
de los términos de la obligación asumida en origen. La jurisprudencia ha resaltado el contenido disvalioso del incumplimiento y la
necesidad de desalentarlo, conceptos que conviene recordar y tener presentes (véanse consideraciones de la mayoría en el caso
“Samudio”). El orden jurídico requiere, como pauta general de conducta, que toda persona cumpla con las obligaciones que
legítimamente asume y así lo ratifican las normas del CCCN. Cuando se asigna a las deudas en mora una tasa menor a la que
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abonan -con arreglo a la ley, los reglamentos en vigencia y los pactos válidos- las personas que cumplen sus obligaciones con
regularidad, se desplazan las consecuencias ya apuntadas de la morosidad hacia la sociedad y, en paralelo, se beneficia a los
incumplidores. Lo dicho no obsta en absoluto a la garantía de los derechos del deudor, en particular cuando, en su calidad de
consumidor, se haya visto sometido a abusos que las normas protectoras imponen reparar. Son cuestiones distintas que pueden
tratarse de manera independiente (Drucaroff Aguiar, Alejandro, “Los intereses en los contratos bancarios y el nuevo Código Civil y
Comercial de la Nación”, RCCyC 2015 –agosto-, 162). Esta Sala viene aplicando desde hace tiempo la tasa activa de interés, ya sea
por aplicación del fallo plenario, ya por considerar que no había motivos para cambiarla por una tasa pasiva. Sin embargo, un nuevo
examen de la cuestión permite advertir que la tasa activa que aplica este tribunal no compensa al acreedor, para quien el costo del
dinero es mucho más alto. Parece entonces que una tasa adecuada para estos casos sería la que surja de aplicar dos veces la tasa
activa, pues su resultado refleja el costo del dinero en el mercado para muchos usuarios. No puede dejar de mencionarse que el
artículo 16° de la ley 25.065, de Tarjetas de Crédito, prevé que «el límite de los intereses compensatorios o financieros que el
emisor aplique al titular no podrá superar en más del 25%» a la tasa que aplique a las operaciones de préstamos personales en
moneda corriente para clientes. Este límite, que fue convalidado por la Corte Suprema (“Proconsumer c. Banco Itaú Buen Ayre
S.A. s./ sumarísimo, del 17/05/2016, LA LEY 2016-D, 159) al no intervenir en el caso resuelto por la sala C de la Cámara Nacional
en lo Comercial (fallo del 20/04/2012, publicado en el mismo lugar), es mayor –por el momento– a la tasa que en esta decisión se
establece. La aplicación doble de la tasa activa de interés rige, como es sabido, a partir de 01/08/2015 y hasta el efectivo pago, dado
que hasta esa fecha y desde la fecha del hecho, esta Sala entiende que debe aplicarse la doctrina del caso “Samudio”, como se ha
sostenido en numerosos precedentes (“Nieto, Rubén Esteban c/ Cajal, Saúl Guillermo y otros s/ Daños y perjuicios”, Expte.
104.622/2011, del 12/06/2016; “Focaraccio, Georgina Vanesa y otros c/ Giménez, Ángel y otro s./ daños y perjuicios”, Expte.
95.334/2013, del 10/08/2008; “Medina, Daniel c./ Fernández Prior, Jorge s./ daños y perjuicios”, Expte. 100.900/2013, del
15/07/2016, entre otros). En ese orden de ideas, estimo razonable se aplique para la totalidad de los rubros la tasa activa conforme
surge del citado plenario desde la fecha del hecho hasta el 1° de agosto de 2015 y a partir de allí la doble tasa activa hasta el
efectivo pago (arts. 768 inc. c) y art. 770 del C.C.yC.).”
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En cuanto al alcance de esta duplicación del plenario “Samudio” es de señalar que el resultado final de esta
fórmula, ya de por sí gravosa, está muy lejos de la repotenciación del 2200% que se menciona en el Acta 2764, la que,
convengamos, cercena el derecho de propiedad y, por ende, es inconstitucional.
Algunos interrogantes sobre el Acta 2764. Carácter obligatorio o de sugerencia. Violación del principio de
congruencia. Anualización de la capitalización.
Las mismas dudas que presento parecen emanar de los autores del Acta 2764, puesto que en la parte dispositiva
se aclara (o se oscurece) en varios tramos, de que se trata de una “sugerencia”. Quizás fuera prudente una nueva evaluación de la
materia y una definición más ajustada, a fin de evitar la actual incertidumbre. Sin perjuicio de ello, se han de plantear algunas
cuestiones prácticas.
En el caso de las acciones deducidas en forma previa a la sanción del nuevo Código Civil y Comercial, la
capitalización no sería aplicable, por ausencia de norma legal, aunque este no sea el caso que hoy nos ocupa. No obstante, señalo
que así lo ha entendido la Cámara Civil al disponer: “En virtud de lo dispuesto por el artículo 7° del Código Civil y Comercial, la
norma invocada resulta inaplicable al caso de autos ya que al momento en que según el mentado inciso b) debía producirse la
capitalización de los intereses moratorios, no se encontraba vigente el nuevo ordenamiento positivo (C.N.Civil Sala “A”, “Maruca,
Miguel Ángel c./ Baduan, Alberto Raúl s./ cumplimiento de contrato” -expte. 52.022/2008- del 22/2/2018; íd. Sala “B”, “Díaz,
Oscar Raúl c./ Peralta, José Alberto s./ daños y perjuicios” -54389/2012- del 22/11/2017; íd. Sala “C”, “Consorcio de Prop. Paraná
c./ Fernández, Carlos Manuel s./ ejecución de expensas” -expediente n° 74565/2012- del 4/8/2016”. “Sala E, 90325/2006 C C A c./
G SA (rebelde) y otros s./ daños y perjuicios, 6/10/2021).
En cuanto al principio de congruencia, la petición del art. 770 inc. b) no es habitual en las demandas interpuestas
ante el fuero del Trabajo. Pese a ello, el Acta 2764 no efectúa ninguna distinción entre los procesos en que se activó la pretensión y
aquellos en los que ni siquiera fue esbozada. Me remito al respecto al principio general en la cuestión, que prohíbe el anatocismo
con carácter de orden público, así como a la condición de accesorios de los intereses respecto del capital (CSJN “El carácter
accesorio que posee la obligación de intereses, con arreglo al derecho de fondo, no puede verse alterado por circunstancias de orden
procesal, como es la que su cumplimiento haya constituido el reclamo principal de la demanda”. Vianini S.P.A. y otro c./ Obras
Sanitarias de la Nación. Fallos: 304:226), motivo por el cual deben ser objeto de requerimiento puntual y diferenciado (en particular
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cuando se trata además de una excepción, como la capitalización). Asimismo, resalto la posible aplicación de la doctrina de los
Fallos “Cohen”, “Gentini”, “Ripp”, “Camacho” y demás antes mencionados, de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Finalmente, en cuanto a la repetición de la capitalización en forma anual que surge de la referida Acta 2764,
citado). Para que proceda el anatocismo por “demanda judicial”, es requisito la promoción de una demanda judicial, por capital e
intereses, y su notificación. Una vez cumplidos tales requisitos, se produce la acumulación al capital de los intereses devengados
hasta dicha notificación, mientras que, los que se devengan después de la notificación, no son acumulables, sino que nacen como
simples (conf. C.N.Civil, precedentes citados en el párrafo anterior) CAMARA CIVIL - SALA E 90325/2006 C C A c/ G SA
(REBELDE) Y OTROS s/DAÑOS Y PERJUICIOS Buenos Aires, 6 de octubre de 2021)
Naturaleza de los créditos alcanzados. ¿Es posible la capitalización sobre multas y sanciones?. Deuda de valor.
La respuesta, conforme los fallos reseñados de la CSJN, ha de ser por la negativa. Como se ha visto, la Cámara
Civil destaca el origen de la norma del art. 770 CCyC, sobre la base del mutuo comercial del antiguo Código de Comercio, y la
imposibilidad de replicarla en el caso de las deudas de valor. Y mucho menos la capitalización pretendida por el actor puede
aplicarse a las multas, en el caso la del art. 132 bis lo que fuera materia de agravio de esta parte en el recurso extraordinario en
trámite por ante la distinguida Sala II.
Por ello el anatocismo del inciso b) del art. 770 requiere un análisis especial para el caso de multas y sanciones,
tan extendidas en el Derecho del Trabajo (ley 24.013, ley 25.345, ley 25.323, art 132 bis LCT), en las cuales rige además una
garantía de defensa en juicio reforzada (art. 18 CN). Otro aspecto que seguramente generará jurisprudencia.
La indemnización por despido, ¿es una deuda de valor?, indudablemente la respuesta es por la afirmativa, así lo
avala la doctrina legal de la Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires, al decir que la reparación por los daños a la persona
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trabajadora constituye una deuda de valor (SC L. 119.914 “Aguiar” de fecha 22 de junio de 2020 y L 122.532 “Papalia” del 29 de
septiembre de 2020).
El alto Tribunal Bonaerense da claros indicios para reafirmar que la indemnización por despido es una deuda de
valor.
En un novedoso fallo dictado por el Tribunal de Trabajo N°1 de Junín, sede Chacabuco: “Orlando Evangelina c./
Orsini Santiago y otro/a s./ despido” Expte. 38.502, de fecha 25 de junio de 2021, lleva la liquidación a valores actuales. Es decir,
toma el salario que le hubiera correspondido al momento del dictado de la sentencia, lo que denota que se trata de deuda de valor.
Ello, así pues, “el salario entraña siempre una exigencia de valor mínimo” para argumentar en favor de
considerar la indemnización por despido como deuda de valor.
El supuesto que permite la capitalización de intereses por la promoción de la demanda judicial no debe aplicarse
a las “deudas de valor” por varias razones: 1º La primera razón es estrictamente conceptual. Sostenemos que el anatocismo no debe
aplicarse a las demandas por deudas de valor por el mismo concepto legal de la “deuda que consiste en un valor”, de acuerdo a la
terminología del Código ahora vigente. El art 772 del CCCN establece, refiriéndose a las obligaciones de valor, que “Una vez que
el valor es cuantificado en dinero se les aplican las disposiciones de esta Sección”. Esa sección es en donde, justamente, está
previsto el anatocismo y las excepciones al mismo, entre las que está la que nos ocupa. Lo dicho me conduce al razonamiento que
sigue: Como sabemos, si hay un proceso judicial por el reclamo de una obligación que consiste en un valor, la cuantificación en
dinero se produce recién con el dictado de la sentencia. Es evidente que la demanda es, temporalmente, anterior al dictado de la
sentencia. Luego, resulta insostenible la posibilidad de aplicar el anatocismo por el inicio de la demanda, cuando la deuda que
consiste en un valor todavía no era dineraria, según los conceptos del mismo Código.
2º En segundo lugar, existe una razón valorativa. En los procesos judiciales por obligaciones de valor (como las
indemnizaciones), no solamente se discute la existencia, vigencia y exigibilidad de la obligación, sino que también está
controvertido el monto o extensión de la misma. Recordemos que la extensión de la obligación, igual que su existencia, es de
interpretación restrictiva (art. 727, CCCN). Por ello, no puede sorprender que la legítima controversia entre las partes se centre en
tal cuestión. Por experiencia como abogado que actúa diariamente en cuestiones contenciosas, he comprobado que muchas veces se
llega al conflicto judicial, no porque el eventual deudor desconozca la existencia de la obligación, sino porque las partes no se
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ponen de acuerdo sobre el monto del crédito del acreedor. Luego, sería injusto que el deudor sea penalizado con la capitalización de
intereses cuando se niega a pagar la suma que el demandante pretende en forma unilateral. En tal sentido se debe tener presente
que, de acuerdo a la práctica judicial, en casi la totalidad de los casos, las eventuales condenas son sustancialmente menores a los
montos demandados. Ello constituye una clara evidencia de que la demanda no siempre es promovida porque el deudor se niega a
pagar una legítima obligación sino porque ilegítimamente el acreedor pretende el pago de una suma que ningún juez le reconocería.
3º La tercera es una razón hermenéutica por la ubicación de las normas positivas. El anatocismo es regulado por
el art. 770 del CCCN, dentro de las normas que regulan las denominadas obligaciones dinerarias; mientas que las obligaciones de
valor son incorporadas al CCCN en una norma (el art. 772) que está ubicada posteriormente en el orden numérico ordinario de los
artículos del Código. De tal forma, por la ubicación en el Código de las normas involucradas, el anatocismo permitido por
restrictiva. Como la regla general sigue siendo la prohibición del anatocismo, los supuestos excepcionales en que se permite la
capitalización de intereses deben ser interpretados en forma estricta y restrictiva. Por ello, ante la duda sobre su procedencia, no
debe permitirse la incorporación de intereses al capital demandado. Si al hecho de la imposición de la prohibición como regla
general, sumamos el fundamento moral y de orden público de la prohibición del anatocismo, hasta tal punto que se revisa
judicialmente el mismo aún luego de sentencias pasadas en autoridad de cosa juzgada, es evidente que la aplicación de la excepción
debe ser aplicada en forma sumamente restrictiva, abarcándose la menor cantidad de casos posibles. También por ello, en virtud de
este criterio restrictivo, no debe aplicarse la capitalización de intereses por demanda judicial a los procesos en los que se reclaman
deudas de valor.
5º El quinto fundamento se sustenta en el resultado que el anatocismo produce. Sin perjuicio de presentarse los
requisitos de procedencia del anatocismo autorizado legalmente por el Código, considero que esta excepción a su prohibición no
debe ser aplicada a las deudas de valor, a poco que se considere la inequidad a la que conduce. En tal sentido debe tenerse en cuenta
que las condenas por deudas valor, especialmente las que fijan indemnizaciones, cuantifican la obligación a valores al momento de
la sentencia. Si el valor que debe ser cuantificado en la sentencia incluyese intereses hasta el inicio de la demanda, los cuales se
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agregarían al valor reclamado, se desvirtuaría la norma del art. 772 del CCCN, que establece que “el monto resultante debe referirse
al valor real”, pues el mismo se vería incrementado indebidamente con injustificados accesorios. Esto conduciría a resultados
absolutamente desproporcionados, que vulnerarían los límites impuestos por la moral, las buenas costumbres y el orden público,
consagrándose un abuso.
Norberto O. Centeno hace más de cuarenta años se asomó al tema de considerar a la deuda salarial, como la
propia de una obligación de valor. Para ello se apoyó en el pensamiento de Boffi Boggero, Trocoli, Morello y Masnata, haciendo
gala de un pluralismo político que saltaba barreras en busca de la verdad, y se atrevió a hacer una atrevida consideración de las
obligaciones por créditos de salarios como deuda de valor que, con humildad, la consideró una aproximación al tema (Norberto O.
Centeno, "El salario como deuda de valor. Aproximación al tema", en Revista de Legislación del Trabajo, Tomo XX -B- julio a
Ordenamiento Laboral.
La primera es el modo en que la Cámara del Trabajo interpreta hoy día la fórmula de inapelabilidad de las
sentencias por razón del monto, establecida en el art. 106 L.O. en 300 veces el valor del bono de derecho fijo de la ley 23.187,
puesto que la capitalización de los accesorios desde la notificación de la demanda y el importe final a que arribarán los intereses,
será muy superior al capital inicial reclamado y a las restantes sumas involucradas en el recurso de apelación.
Es ampliamente sabido que las Salas del fuero del trabajo de modo casi unánime, adoptan, para el cálculo del art.
veces, y con ello devenir incongruente que se impida, bajo tales condiciones, el acceso recursivo a un control del resultado.
En segundo término, también se avizoran conflictos en la etapa de ejecución, según la norma del art. 109 L.O.,
remitiéndome a dicho respecto al fallo de la Corte Suprema en el caso Anselmi (Fallos 345:81, del 17/2/2022, “inapelabilidad de las
resoluciones de ejecución en el proceso laboral”). En este contexto, se presenta la sentencia “ANSELMI” de la Corte Suprema de
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Justicia de la Nación, que reitera la doctrina de otro precedente en la materia, el fallo “SANCHEZ”. Ambos aportan una visión más
proclive en favor de los recursos, al resguardo del debido proceso adjetivo.
Se trata de la revisión de una decisión de la Cámara Federal de Apelaciones de Mar del Plata, que declaró mal
concedido un recurso de apelación del Estado Nacional en materia de astreintes con intereses, por aplicación del art. 109 LO.
La resolución del caso se efectúa bajo el instituto de la arbitrariedad, es decir, también en un marco de excepción
al sistema de acceso al Máximo Tribunal. Excepción triple entonces, por la arbitrariedad, por tratarse de una decisión adoptada en
la etapa de ejecución, y en razón de que, además, el examen de la procedencia de un recurso es una evaluación privativa del tribunal
al cual está dirigido. Todos ellos supuestos, en principio, ajenos a la materia del recurso extraordinario federal.
De este modo, la Corte ingresa en el aspecto fáctico: el inferior ha omitido tratar “ las serias alegaciones del
Estado Nacional acerca del gravamen irreparable que le causaba… una liquidación de astreintes por un monto, según dijo,
exorbitante, sin reparar en el carácter provisional de aquellas, ni en que la obligación principal ya había sido cumplida durante el
año 2010 ni en la circunstancia de que el trámite del pago fue realizado bajo la estricta observancia de las normas de consolidación
pública”. (FMP 51004545/1990/1/RH1 Anselmi, Héctor Rubén c/ Ferrocarriles Argentinos s/ diferencias salariales. Del 17 de
febrero de 2022).
Por ello concluye que “el pronunciamiento apelado exhibe graves vicios de fundamentación que lo descalifican
como un acto jurisdiccional válido con arreglo a la doctrina de esta Corte sobre arbitrariedad de sentencias”.
Es decir, las alegaciones “serias” formuladas por las partes aún en la etapa de ejecución de sentencia, requieren
pronunciamientos debidamente fundados. Interpretación que, acorde a la importancia de garantía constitucional en juego que es la
de defensa en juicio, tiene aplicación al derecho procesal proceso en general, sea de carácter laboral como civil y comercial.
Podemos aventurar entonces que, bajo esta doctrina de la Corte, en el primer caso, el del proceso laboral, el
espíritu en favor del recurso debe ser más amplio, dado que la posibilidad de apelar es más limitada.
En suma, ambas sentencias, el fallo “ANSELMI” y su antecedente “SANCHEZ” son una cita útil en la práctica
profesional diaria, ya que los pronunciamientos de la Corte en materia procesal y en particular, en las ejecuciones, no son tan
frecuentes.
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Lo dicho guarda estrecha relación, no sólo en cuanto a la concesión del recurso que se intenta, sino por cuanto
vemos que el Acta que se cuestiona (ya lo he hecho en el recurso extraordinario ya presentado en autos) afecta seriamente el
derecho de propiedad de todo deudor, convirtiéndola en inconstitucional, pues eleva cualquier crédito por encima de toda inflación
la tasa fijada o el resultado que provoque la capitalización de intereses excede, sin justificación y desproporcionadamente, el costo
medio del dinero para deudores y operaciones similares en el lugar donde se contrajo la obligación.” Ello en conjunción con el art.
10 del CCyC, de abuso del derecho. De este modo se generarían mayores fuentes de continuidad de los litigios, con revocatorias,
quejas, revocatorias in extremis, recursos extraordinarios, entre otras alternativas procesales, a todas luces inconvenientes en el
actual estado de sobrecarga de trabajo de los tribunales.
La división social y política que atraviesa nuestro país se refleja en el Acta 2764, donde la solución a una
situación de injusticia, como es la desvalorización del crédito laboral, es fuente para otro injusto, cual es el anatocismo oficioso.
Como bien dijo la Corte en “García Vázquez” y en tantas otras ocasiones, la actividad jurisdiccional requiere también, la
evaluación de sus resultados.
Recordemos también que, según la tradición de la doctrina argentina, la norma que prohíbe el anatocismo como
regla general es considerada de orden público, pues ella se funda en consideraciones de carácter moral y económico. También la
Corte Suprema ha considerado que en la observancia de tal prohibición está involucrado el orden público (SALVAT, Raymundo
M., Tratado de Derecho Civil Argentino. Obligaciones en general, ob. cit., p. 141. CSJN - 17/03/2009, S.C. A.413, L.XLIII -
"Automotores Saavedra S.A. c/ Fiat Concord S.A. (RHE)" – El Dial del 18.3.09. En el mismo sentido, Fallos: 318:1345; 320:158).
Pese al profundo y loable fundamento de la prohibición del anatocismo como regla general, tal regla impeditiva
ha quedado altamente limitada como norma rectora y moralizadora. El nuevo Código Civil y Comercial, a mí criterio, ha ampliado
inapropiadamente las excepciones legales a la prohibición del anatocismo. Es decir, el Código vigente ha incrementado los
supuestos en los que expresamente es admitida la capitalización de intereses, por ello y doctrina sentada por nuestro Cimero
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Esta criticada nueva excepción a la prohibición del anatocismo, me refiero a la del inciso b), debe limitarse a las
obligaciones dinerarias estrictas, excluyéndose a las obligaciones de valor, por ello supra he hecho la distinción entre deudas
dinerarias y de valor, tal como lo introdujera en el recurso extraordinario que otrora introdujera esta parte.
Así la norma deberá ser declarada inconstitucional por cuanto por el solo hecho de interponer una demanda se
incrementará sustancialmente su crédito, lo que sin duda determinará el incremento de las demandas judiciales, fomentando en los
acreedores la especulación de obtener un beneficio lucrativo fácil y gratuito.
A su vez, la nueva norma produce una incongruencia legal; la capitalización de intereses es contradictoria con un
sistema en el que está prohibida la actualización monetaria de las deudas, lo cual ha sido declarado constitucional por la Corte en
reiteradas oportunidades (CSJN, “Yacimientos Petrolíferos Fiscales c./ Corrientes, Provincia de y Banco de Corrientes s/ cobro de
australes”, Y. 11. XXII., 03/03/1992, Fallos: 315:158; criterio reiterado en causas 315:992 y 1209; 319:3241 y 328:2567. CSJN.
Massolo Alberto Jorge c/ Transportes del Tejar s.a. y otro s./daños y perjuicios, M. 913. XXXIX., RHE, 20/04/2010, Fallos:
333:447. Entre muchos otros).
Sin perjuicio de las críticas generales ensayadas, venimos a sostener que el anatocismo no debe ser aplicado
cuando se demanda una obligación de las denominadas “deuda de valor”. Deudas de valor son aquellas en las que “el monto
resultante debe referirse al valor real al momento que corresponda tomar en cuenta para la evaluación de la deuda” (art 772 del
CCCN). Recordemos que entre las obligaciones de dar dinero y las de valor existe una distinción ontológica. En una y en otra, el
deudor debe cosas distintas. En las primeras el deudor debe “desde el inicio de la obligación” una cantidad de moneda, es decir,
debe directamente dinero; mientras que en las segundas el deudor debe un valor patrimonial (BUSTAMANTE ALSINA, Jorge;
Deudas de dinero y deudas de valor. Alcance de la distinción y posibilidad de suprimirla, LA LEY 149, 952 - Obligaciones y
Contratos Doctrinas Esenciales Tomo III, 01/01/2009, 7, Cita Online: AR/DOC/3432/2009).
Esta distinción es la posición de la mayoría de la doctrina nacional y fue sostenida en las XIX Jornadas
Nacionales de Derecho Civil, en donde se concluyó que la distinción entre deudas de dinero y de valor existe desde el punto de
vista ontológico, porque hay una sustancial diferencia entre deber un “quantum” (deudas de dinero) y un “quid” (deudas de valor).
En las primeras se debe una “cantidad de algo” que es dinero y en las segundas se debe otra cosa que es el “valor de algo”.
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Proclama el accionante la inconstitucionalidad de las normas del epígrafe, para así sostenerlo expresa, en
concreto que, al no poderse aplicar la actualización o indexación de las deudas, con más intereses puros, se cercena el derecho de
propiedad.
Adelanto que ninguna razón le asiste, por cuanto ya en el año 2010, más precisamente con fecha 20 de abril de
ese año, nuestro Máximo Tribunal en los autos “Massolo, Alberto José c./ Transporte del Tejar S.A.”, dejó sin efecto la resolución
de la Sala A de Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil que confirmara la inconstitucionalidad del artículo 4 de la Ley Nº
25.561, modificatorio del artículo 7 de la Ley Nº 23.928, que prohíbe la actualización monetaria, indexación por precios, variación
de costos o repotenciación de deudas, cualquiera fuere su causa, haya o no mora del deudor.
Para así disponerlo expreso “que la ventaja, acierto o desacierto de la prohibición de toda clase de actualización
monetaria escapa al control de constitucionalidad ya que la conveniencia del criterio elegido por el legislador no está sujeta a
revisión judicial y los artículos 7 y 10 de la Ley Nº 23.928 constituyen una decisión del Congreso Nacional de ejercer las funciones
que le encomienda el artículo 67, inc. 10 (hoy artículo 75, inc. 11), de la Constitución Nacional de “Hacer sellar la moneda, fijar su
valor y el de las extranjeras...”. Agrega la Corte que el valor de la moneda circulante con fuerza legal en todo el territorio de la
Nación -que cumple la función de un bien económico insusceptible de ser regulado directa o indirectamente por la ley de la oferta y
la demanda- se funda en la autoridad del Estado que es su creador y, que por consiguiente, la perdurabilidad de ese valor como
signo monetario de fuerza legal, en tanto no fuere alterado por el propio Estado de quien dimana, no puede estar a merced de las
convenciones concertadas por los particulares entre sí”.
Los arts. 7 y 10 de la ley 23.928, modificado por el art.4 de la ley 25.561, son normas cuya validez
constitucional ha sido hartamente convalidada por la CSJN. (conf. causas L. 101.512, «Alanis», sent. del 21-III-2012; L. 92.297,
«Ferreyra», sent. del 23-III-2010; L. 89.957, «Marino», sent. del 4-VI-2008; L. 85.591, «Fernández», sent. del 18-VII-2007; entre
muchas).
La ley 25.561, denominada de Emergencia Pública y Reforma del Régimen Cambiario, se sancionó el 6 de enero
de 2002 y se publicó en el número extraordinario del Boletín Oficial de la Nación el 7 de enero de dicho año. En su art. 4 estableció
la nueva redacción de los arts. 7 y 10 de la ley 23.928, determinando así -concerniente a la primera de dichas normas- que el deudor
de una obligación de dar una suma determinada de pesos cumple su obligación dando el día de su vencimiento la cantidad
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nominalmente expresada. En ningún caso se admitirá actualización monetaria, indexación por precios, variación de costos o
repotenciación de deudas, cualquiera fuere su causa, haya o no mora del deudor, con las salvedades previstas en la presente ley.
El segundo de los artículos establece que se mantienen derogadas, con efecto a partir del 1 de abril de 1991,
todas las normas legales o reglamentarias que establecen o autorizan la indexación por precios, actualización monetaria, variación
de costos o cualquier otra forma de repotenciación de las deudas, impuestos, precios o tarifas de los bienes, obras o servicios.
Dispone también que la derogación se aplicará aún a los efectos de las relaciones y situaciones jurídicas existentes, no pudiendo
aplicarse ni esgrimirse ninguna cláusula legal, reglamentaria, contractual o convencional -inclusive convenios colectivos de trabajo-
de fecha anterior, como causa de ajuste en las sumas de pesos que corresponda pagar.
En suma, el art. 4 de la ley 25.561, con las modificaciones introducidas a dichos preceptos, no hizo más que
ratificar la vigencia del principio nominalista plasmado en 1991 mediante la ley 23.928, una de cuyas manifestaciones consiste en
la prohibición de los mecanismos de actualización monetaria (v. Lorenzetti, Ricardo L., La emergencia económica y los contratos,
p. 160, Rubinzal - Culzoni, Bs. As., 2002).
1992 (Fallos 315:158), que dicha norma legal "constituye una decisión clara y terminante del Congreso Nacional de ejercer las
funciones que le encomienda el art. 67 inc. 10 [hoy art. 75, inc. 11]. Ante tal acto legislativo no sólo han quedado derogadas
disposiciones legales sino que además deben ser revisadas las soluciones de origen pretoriano que admitían el ajuste por
depreciación, en cuanto, precisamente, se fundaron en la falta de decisiones legislativas destinadas a enfrentar el fenómeno de la
inflación. De allí que esta casación no puede mantener idéntico temperamento respecto de este punto en relación a períodos
posteriores al 1º de abril de 1991" (ver considerando 14).
Ratificando los principios rectores en la materia, en similar sentido, la Suprema Corte en precedentes similares al
de autos, cuya doctrina -precisamente- alega el actor se encuentra en tela de juicio, tuvo ocasión de afirmar que "la modificación
introducida por la ley 25.561 a la ley 23.928 mantuvo la redacción del art. 7º de ésta, en el que sólo cambió el término 'australes'
por 'pesos', estableciendo que el deudor de una obligación de dar una suma determinada de pesos cumple su obligación dando el día
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de su vencimiento la cantidad nominalmente expresada y que en ningún caso se admitirá actualización monetaria, indexación por
precios, variación de costos o repotenciación de deudas, cualquiera fuere su causa y, además ratificó la derogación dispuesta por su
artículo 10, con efecto a partir del 1º de abril de 1991, de todas las normas legales o reglamentarias que establecen o autoricen la
indexación por precios, actualización monetaria, variación de costos o cualquier otra forma de repotenciación de las deudas,
impuestos, precios o tarifas de los bienes, obras o servicios". Añadiendo que: "el acogimiento de una pretensión indexatoria como
la expuesta por el accionante, además de ser contraria a las normas referenciadas en el párrafo anterior -que justamente fueron
dictadas con la finalidad de evitar el envilecimiento del signo monetario- no haría más que contribuir a ese proceso" (conforme
causas B. 49.193 bis, "Fabiano", sentencia int. de 2-10-2002; Ac. 86.304, "Alba", sentencia del 27-10-2004).
Posteriormente, la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha reiterado la vigencia del reseñado criterio, al
sostener que "la prohibición de indexar impuesta en las leyes federales aludidas [en referencia a las leyes 23.928 y 25.561] procura
evitar que el alza de los precios relativos correspondientes a cada uno de los sectores de la economía, al reflejarse de manera
inmediata en el índice general utilizado al mismo tiempo como referencia para reajustar los precios y salarios de cada uno de los
demás sectores, contribuya de manera inercial a acelerar las alzas generalizadas de precios. Por tal motivo, la recomposición de la
pérdida del valor adquisitivo ha de darse sector por sector y caso por caso". Agregando que "... la ventaja, acierto o desacierto de
dicha medida legislativa escapa al control de constitucionalidad pues la conveniencia del criterio elegido por el legislador no está
sujeta a revisión judicial, salvo que sea arbitrario o irrazonable, extremo no alegado ni demostrado en el caso ” (Fallos: 224:810;
300:642 y 700; 306:655, entre muchos otros)" (conf. C. 1051. XL. In re "Chiara Díaz, Carlos Alberto c./ Estado Provincial s./
acción de ejecución", sentencia del 7-3-2006).
No se advierten motivos, en el caso que hoy ocupa la atención de VV.EE., para apartarse de dichos precedentes,
más estimo necesario efectuar algunas precisiones en atención a los argumentos que expusiera el accionante para recurrir como lo
hace.
Si bien la realidad social o económica de una nación rara vez resulta ser un fiel reflejo del ordenamiento jurídico
que la rige, dada la mutabilidad propia que imprime la evolución humana, no es menos cierto que la vida en sociedad se
desenvuelve -en sistemas republicanos como el nuestro, artículo 1 de la Constitución Nacional- con apego a la voluntad de los
representantes de la soberanía popular. Los mandatos normativos han sido los pilares sobre los que se han construido con el tiempo
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conciencias sociales básicas en torno al alcance y extensión de determinados derechos, acuerdos o soluciones de transacción que en
más de una oportunidad han permitido obtener resultados de bienestar general que de otro modo podrían verse frustrados.
El poder de los jueces debe ejercerse en vista a aquellos mandatos y circunscripto al conflicto que los litigantes
promueven ante sus estrados. Ello importa, al sentenciar, un acotamiento del margen de acción pues, de un lado, demanda
prescindir de meras valoraciones genéricas sobre el contexto social o económico y, del otro, requiere de un preciso escrutinio de los
elementos que conforman las "circunstancias" del caso a resolver.
El arbitrio de recurrir "a los hechos de público conocimiento", para descalificar un mandato normativo, resulta
constitucionalmente reprochable si, como contrapartida, quien lo emplea no efectúa un detalle del modo como esa realidad fáctica
masivamente observada, incide en las específicas circunstancias del caso. Admitir una laxa motivación en esta parcela implicaría
abrir las puertas al dogmatismo o a la mera ideología, subalternizando el rol constitucional reservado a los tribunales.
Dicho lo anterior, advierto que, en la especie, el actor ha incurrido -desde el inicio de la demanda- en el señalado
error. Basta observar que la parte actora, al sustentar su planteo de inconstitucionalidad "del art. 4 de la ley 25.561 y ley 23.928"
postula la necesidad de una actuación jurisdiccional reprochable a la luz de los principios supra esbozados, su argumentación
trasunta un mero parecer sobre los efectos de los sucesos económicos que ha vivido el país como así también de los recientes, mas
no alega ni demuestra cómo ellos han repercutido de modo particular y diferenciado en el específico supuesto de autos; máxime
cuando a la pretendida inconstitucionalidad de dichas leyes, también pretende la capitalización mensual de intereses, lo que en
verdad busca el demandante es un enriquecimiento ilícito.
La Excma. Cámara Nacional del Trabajo ha dicho: “La indexación se impone por vía directamente
constitucional, cuando la economía se desboca y la inflación se vuelve tan imprevisible que ni siquiera las tasas de interés fijadas en
el mercado libre son capaces de proveer un remedio aproximadamente confiable para la desvalorización monetaria real. En tales
casos, se hace preciso medir la inflación ex post facto y corregir sus efectos sobre el pago mediante la aplicación del
correspondiente coeficiente. Pero, mientras la situación no llegue a ese extremo y pueda ser salvada mediante el uso de la tasa de
interés, no hay lesión constitucional suficiente para aniquilar una expresa disposición legal que prohíba la indexación. En esas
condiciones, no existe un perjuicio que justifique emplear el extremo remedio de la declaración de inconstitucionalidad” (en el
caso, de los arts. 2 y 10 de la ley 23.928, modificada por el art. 4 de la ley 25.561 y el art. 5 del Decreto 215/02). (En igual sentido:
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SD. 84233 del 07/11/02 "Méndez, Gerardo c./ Black Carvajal", del registro de la misma Sala III; ídem causa Nº 8.848/05 “Boullon,
Andrea G. y otro c./ PAMI Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados s/ Diferencias Salariales” del 08-
02-07 SD. 88480).
“Frente a la secuela del proceso inflacionario bien puede responder el ordenamiento jurídico y la jurisprudencia,
ya sea mediante la repotenciación del valor del crédito en base a índices que reflejen de alguna manera la pérdida habida, como así
también mediante la aplicación de tasas de interés, escogiendo entre las que en el mercado financiero se utilizan, que son
dinámicas y variables y que según los casos contemplan, entre otros elementos, los efectos del fenómeno inflacionario.
Considerando el criterio seguido a partir de la ley 23.928, por razones de política económica, se ha adoptado el segundo método y
desde tal perspectiva la declaración de inconstitucionalidad no puede realizarse en abstracto y el planteo formulado en orden a la
temática materializada por dicha disposición legal (Ley de Emergencia Pública y Reforma del Régimen Cambiario) no debería ser
acogido favorablemente, pues teniéndose en consideración la tasa de interés fijada en la sentencia de primera instancia a partir del
1/1/02 -en este caso la tasa activa promedio del Banco Nación para las operaciones de descuento de documentos comerciales- y
su evolución, no se encuentra demostrado y objetivado un perjuicio que autorice a recurrir a la "última ratio" del orden jurídico”.
(CNA Trabajo, Sala V, 16.007/2002, “Franco, Rosa c./ Consorcio Propietarios Independencia 2047” del 09-09-2004, Nro. 67.213).
“No se encuentra acreditada en el caso una afectación al derecho de propiedad del actor de tal magnitud que
sustente la declaración de inconstitucionalidad del art. 4 de la ley 25.561(que modificó los arts. 7 y 10 de la ley 23.928), más aún
cuando el a quo aplicó a las sumas adeudadas un interés equivalente al promedio mensual de la tasa activa aplicada por el Banco de
la Nación Argentina para operaciones corrientes de descuentos comerciales. Debe dejarse sin efecto la declaración de
inconstitucionalidad de oficio del art. 4 de la ley 25.561 y la actualización dispuesta en grado, aplicándose al capital nominal de
condena los intereses previstos mediante Acta Nº 2601/14 y Acta 2630/16”. (CN Trabajo, Sala VIII, BN 371 “Méndez Salguero,
Federico Manuel c./ Gotobtl S.A. y otros s./ Despido” del 24-05-2017, Nro. 54.746/2013-CA1).
Dichos esclarecedores fallos también me llevan a reflexionar, aún más, en que el Acta 2764 excede los límites de
la moral, ya que capitalizan intereses de intereses, por encima de la real inflación habida en nuestro país, logrando que los
acreedores se enriquezcan ilícitamente, principio que colisiona con nuestra Constitución Nacional, por ello V.E. vengo una vez más
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Me pregunto, más allá de todas las Actas que la CNT ha emitido para paliar los procesos inflacionarios, no sería
más justo actualizar los créditos de los trabajadores por el salario real que los mismos deberían percibir al momento del dictado de
la sentencia; es decir porque no se toma el salario del trabajador -de acuerdo a CCT- al momento de la sentencia y luego sí
repotenciarlo con capitalización semestral de intereses; sin duda sería lo justo para ambas partes.
Reitero, utilizando palabras de los fallos esclarecedores de la CSJN ya referidos: “La ventaja, acierto o
desacierto de las medidas dispuestas en las leyes 23.928 y 25.561 escapan al control de constitucionalidad, pues la conveniencia del
criterio elegido por el legislador no está sujeta a revisión judicial, salvo que sea arbitrario o irrazonable. Teniendo en cuenta ello, la
tasa activa de interés es el remedio que la C.N.A.T. ha elegido para conjurar el envilecimiento del signo monetario de los créditos
laborales, lo que torna inadmisible declarar la inconstitucionalidad de las normas que vedan la actualización monetaria” . (CNA
Trabajo, Sala IV, 31.817/2006 in re “Ferreira, Miguel Ángel c./ Belclean Servicios Especiales S.A. y otros s./ Despido”, del 28-12-
2009 SD 94483).
Sin perjuicio de lo manifestado he de resaltar que el actor no solo intenta una aventura jurídica totalmente
desproporcionada, lejos de la realidad económica por la que transitan las empresas, sino contraria a toda jurisprudencia imperante
en la materia, argumenta su pretensión con presunciones y estimaciones poco serias y sin un fundamento comprobable, más allá de
ninguna empresa podría soportar, menos una Pyme como la de mi mandante, una erogación como la pretendida, por lo que acceder
a su planteo y sentar un precedente de tamaña envergadura llevaría a mucha empresas a concursarse si es que no a la misma
quiebra, generando un incremento desmesurado en el desempleo, siendo también en perjuicio del mismo acreedor que se vería
obligado a depender del patrimonio que posee el demandado para poder hacer efectivo su crédito, sin perjuicio que dicho
patrimonio deberá repartirse entre el resto de acreedores que concurran al concurso y/o quiebra según corresponda, tornando las
sentencias en inejecutables, siendo esto también en perjuicio de los trabajadores.
En base a los argumentos esgrimidos precedentemente corresponde rechazar el recurso extraordinario impetrado
1.- Se tenga por contestado en tiempo y forma el Recurso Extraordinario presentado por la parte Actora.
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2.-Por los fundamentos vertidos se rechace el mencionado recurso con expresa imposición de costas al
Actor.
Proveer V.E. de conformidad
SENTENCIA INTERLOCUTORIA
VISTO Y CONSIDERANDO:
#31999970#362859157#20230329105338904
Poder Judicial de la Nación
CÁMARA NACIONAL DE APELACIONES DEL TRABAJO - SALA II
pdi
#31999970#362859157#20230329105338904