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Un Viaje a la Soledad.

Siguiendo los Pasos de "El Solitario Atlántico" en Veracruz


Gustavo fox Rivera

“…el costumbrismo cobra vida en cada rincón, en cada calle empedrada y en el murmullo
constante del océano. Es un lugar donde el tiempo parece detenerse, donde las tradiciones y
las leyendas se entremezclan con el bullicio cotidiano del puerto...”

Introducción:
En el corazón de Xalapa, rodeado de las majestuosas montañas que custodian
la ciudad, me encontraba sumergido en la cotidianidad de la vida urbana. Sin
embargo, la llamada del océano resonaba en mi mente, invitándome a
emprender un viaje hacia el misterioso puerto de Veracruz. Inspirado por la
obra de Jorge López Páez, "El Solitario Atlántico", decidí seguir los pasos del
protagonista y explorar los rincones que una vez lo acogieron. Mi aventura
comenzó con una simple decisión: conocer el legendario Hotel Diligencias,
donde la soledad del Capitán Ramón se cruzó con la imponente presencia del
Atlántico.

Acto I: El Encuentro con el Hotel Diligencias


Al llegar al puerto de Veracruz, me dirigí hacia el famoso Hotel Diligencias,
cuyas puertas se abrieron para recibirme con la misma elegancia que había
imaginado. Sin embargo, pronto me di cuenta de que mi presupuesto limitado
no me permitiría hospedarme en este icónico lugar. Aun así, decidí adentrarme
en su majestuoso lobby, donde los colores perlados y cafés creaban una
atmósfera de elegancia y distinción. Desde la espaciosa recepción hasta los
grandes ventanales que ofrecían vistas a la calle, sentí la historia impregnada
en cada rincón de este lugar emblemático.

Acto II: El Encanto Nocturno del Malecón


Después de mi breve encuentro con el Hotel Diligencias, me aventuré hacia el
zócalo de Veracruz, donde los bailadores de danzón me recibieron con gracia y
elegancia. Observé maravillado cómo el ritmo envolvía a personas de todas las
edades, transportándolas a un mundo de pasión y nostalgia. Mientras
disfrutaba de un refrescante helado de guanábana, mis pensamientos se
dirigieron hacia el mar, donde las olas rompían en el malecón y las luces de los
barcos danzaban en la oscuridad de la noche. No importando si eran de
Noruega o nacional.

Acto III: La Vida Nocturna y el Despertar al Amanecer


La vida nocturna de Veracruz me envolvió en un remolino de emociones y
sensaciones, alimentado por la música, las risas y el bullicio de la ciudad. A la
mañana siguiente, el sol radiante me despertó con su calor y su luminosidad,
recordándome la belleza efímera de cada nuevo día. Decidido a explorar más a
fondo, me aventuré por las calles de Veracruz, donde los puestos en la calle
Independencia ofrecían una variedad de sabores y aromas que despertaron
mis sentidos.

Epílogo:

Mi viaje a Veracruz, siguiendo los pasos de "El Solitario Atlántico", fue mucho
más que una simple aventura. Fue un viaje hacia el corazón de la soledad y la
conexión humana, donde cada encuentro y cada experiencia me recordaron la
fragilidad y la belleza de la existencia. Aunque mi tiempo en el puerto fue breve,
las impresiones que dejó en mí perdurarán para siempre, recordándome que la
verdadera aventura está en el viaje mismo, y no en el destino final.

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