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¿Qué son los gastos

deducibles en Perú y cómo


gestionarlos?
Son una parte fundamental en una empresa, pues se
suelen restar de los ingresos para determinar la base
gravable sobre la cual se calculará el impuesto a la renta.

Las ganancias de las empresas están sujetas a diversos factores.

De manera simplificada, se puede afirmar que la utilidad se obtiene al


restar los costos y gastos de las ventas, lo que pone de manifiesto la
relevancia de ambos componentes en la ecuación.

Así que resulta importante destacar la importancia de una


adecuada gestión de los gastos, y de la correcta acreditación ante la
autoridad tributaria, ya que esto resulta esencial para alcanzar las
máximas ganancias posibles.

Tomemos como ejemplo las empresas peruanas que se encuentran


bajo el Régimen General del Impuesto a la Renta. Estas empresas
están sujetas a pagar impuestos sobre sus utilidades, pero para
cumplir con este requisito, es fundamental que sus gastos estén
correctamente respaldados. En caso contrario, la autoridad tributaria
podría cuestionar dichos gastos e incluso desconocerlos por completo.

Si los desconoce, esto implicará que la utilidad declarada va a


aumentar, con lo cual, la tasa impositiva se aplicará sobre una base
mayor y la empresa terminará pagando más impuestos. Es por ello
que resulta crucial contar con la documentación adecuada y sustentos
sólidos para evitar problemas.
A estos gastos que la legislación tributaria reconoce o permite
descontar a las empresas se le denomina “gastos deducibles”. Y para
alcanzar tal condición deben cumplir con una serie de requisitos
tributarios.

Requisitos para que los gastos sean deducibles


No existe una lista de gastos deducibles. Dado que las empresas
pueden variar en giro, estrategia, tamaño, etc., la lista puede ser muy
diversa. Por ello, lo que existe es una lista de límites y regulaciones
para algunos gastos deducibles y otra de gastos prohibidos, es decir,
que no se pueden deducir.

Entonces, ¿qué requisitos deben cumplir los gastos para ser


deducibles y sean reconocidos como tal por la autoridad tributaria? De
acuerdo con los especialistas consultados, los gastos deben estar
vinculados al negocio y para ello, deben cumplir con las siguientes
normas:

La regla de causalidad
La regla de causalidad es el primer ‘check’ para que los gastos sean
deducibles. Esta señala que la aplicación de los gastos debe estar
relacionada con la generación de ganancias o al mantenimiento de
la fuente productora de ganancias.

“Ojo, la Sunat siempre apunta a la causalidad. Es el principio básico


de la deducibilidad del gasto. Si el gasto no es causal, se acabó la
discusión”, afirma Carlos Rodríguez Summers, socio de Consultoría
Tributaria de PwC Perú.

A modo de ejemplo, Luis García, socio senior de Derecho Tributario


del Estudio Muñiz, cita el caso de una cafetería que desea contratar
los servicios de publicidad en Instagram para promocionar sus nuevas
bebidas. Luego, lanza la pregunta si dicho gasto podría ser deducido y
llega a la conclusión de que sí.
“Lo correcto es analizar el gasto antes de responder. La primera
pregunta que hay que hacernos es si es causal, es decir, si ese gasto,
potencialmente, podría ayudar a que este café mañana obtenga más
renta. La respuesta es afirmativa, porque si bien podría suceder que el
público que mira Instagram no necesariamente venga a este café,
potencialmente sí podría aumentar las ventas”, precisa García.

El criterio de razonabilidad
Es el segundo ‘check’ para que los gastos sean deducibles. Este
señala que los gastos, además de cumplir con regla de
causalidad, deben ser razonables con los ingresos de las
empresas.

“La razonabilidad se mide en función de lo que se espera obtener


como retorno directo o indirecto del gasto realizado. Si voy a gastar un
millón de soles hay que preguntar si es razonable en función del
beneficio que se espera obtener, es decir el propósito del gasto. Sin
embargo, la proporcionalidad busca evaluar el volumen o tamaño del
gasto en función de otras variables, por ejemplo; las ventas de la
empresa”, comenta Rodríguez Summers, de PwC.

“¿Podría haber algún gasto que sea causal y que no sea razonable?”.
La respuesta es afirmativa responde García, de Muñiz.

“Por ejemplo, imagínate que llega el fin de año y quiero agasajar a mis
trabajadores con una comida de fin de año. ¿Ese es un gasto causal?,
¿es un gasto vinculado a la generación de potenciales ganancias o de
mantener mi fuente de trabajo? Sí, es un gasto vinculado con el
negocio. Sin embargo, si tengo una empresa que vende como 100.000
al año y en el almuerzo me gasto como 400.000, dicho gasto puede
ser causal como concepto, pero no es razonable”, comenta.

El criterio de generalidad
Es un tercer ‘check’ más específico que se aplica sobre todo a los
gastos vinculados al personal. Es decir, dado que en este campo
existen ciertos gastos que por su naturaleza podrían tomarse como
una liberalidad de la empresa, para que sean deducibles deben
aplicarse sobre situaciones comunes del personal.

“Por ejemplo, si le voy a pagar bonos a mis gerentes, esos bonos


deben cumplir con un criterio de generalidad. Es decir, debo contar
con una política que establezca los parámetros que se utilizarán para
determinar qué gerentes acceden al bono, bajo situaciones similares,
por ejemplo, de productividad, rentabilidad, ambiente de trabajo, entre
otros. Y que más bien no se aprecie como un gasto aislado, porque
ahí dejan de ser necesariamente generales y, por tanto, podrían
perder algún nivel de solidez”, dice Rodríguez Summers.

El principio de la fehaciencia
Es el último ‘check’ para que los gastos sean deducibles. Este implica
que la empresa sea capaz de sustentar que, en efecto, hizo el gasto
y que cumplía con los criterios anteriores.

De acuerdo con García de Muñiz, esta es la principal problemática en


el Perú.

“Imagina que soy investigador de mercados y el dueño de una


cafetería me pide que le haga un estudio para aumentar sus ventas.
Termino el estudio, capacito a su personal, le facturo 3.000 dólares.
Todos nos quedamos felices y me voy ¿El gasto es causal? Sí. ¿Es
razonable? Sí, para una empresa que factura 100.000 dólares al año.
Pero ¿es fehaciente?”, reflexiona.

“Si la Sunat le pregunta al dueño sobre el estudio y este responde que


solo vino el investigador y que les habló, pero que no tiene nada más
que la factura para demostrarlo, entonces, el gasto no es fehaciente.
Pero si encarpeta el estudio con los correos de intercambio de
información, las fotografías de la capacitación y lo presenta a la Sunat,
entonces, el gasto es fehaciente”, explica.

Otros límites
Además de los criterios de causalidad, razonabilidad, generalidad, así
como fehaciencia, existen otros límites puntuales, cuantitativos, como
el gasto en dietas de directores, en la compra de vehículos, de
representación, intereses, etc.

Gastos prohibidos
En la lista de gastos prohibidos figuran aquellos que se hacen en
países de baja o nula imposición. Existen entre 10 a 12 gastos que
están expresamente prohibidos.

Principales errores
Tanto para Rodríguez Summers como para García, además de la
fehaciencia, otro error en los gastos deducibles es la confusión que se
da en las empresas muy nuevas o empresarios sin mucha
experiencia, que confunden su esfera personal con la de la
empresa e incorporan gastos que no están vinculados al negocio.

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