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Desenmascarando al gran conspirador

Urdido por Xavi Graslei

xavigraslei@gmail.com

2021ko Irailaren

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AURKIBIDE

Prólogo 5

Acto I Los orígenes del Universo 7

Acto II La rebelión 13

Acto III El proceso judicial 21


y el inicio del complot mundial

Acto IV De la creación de la organización diabólica 29


al diluvio universal

Acto V Babel y el nacimiento de las religiones 45

Acto VI La acusación a la raza humana 71

Acto VII La corrupción del cristianismo 83

Acto VIII La ciencia : la nueva religión 106

Acto IX El final del proceso judicial 161

Acto Final La verdad está ahí fuera 211

Bibliografía 216

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PRÓLOGO

La base del éxito de toda conspiración es el hermetismo. Uno de los


mayores objetivos de los conspiradores es que el gran público, los
perjudicados, no tengan conocimiento de sus planes hasta que se
concreten, hasta que sea demasiado tarde para evitar la tragedia. Así ha
ocurrido a lo largo y ancho de la historia con diversos fines; si bien las
más conocidas son las llevadas a cabo para derrocar reyes o gobiernos.
Pero quizá hay una táctica aún mejor para que la conspiración
funcione: desviar la atención de mentes curiosas con el fin de llevarlas a
engaño. Bien creando conspiraciones señuelo que atraigan las miradas
del público, de manera que el auténtico complot quede en la sombra; o
bien filtrando adrede cierta información básica de la conspiración que
contente a los “buscadores de la verdad”, mientras los aspectos más
importantes de la misma siguen a buen recaudo. Estas tácticas de engaño
son muy útiles en sociedades poco crédulas y dadas a desconfiar de los
que controlan el poder, pues dando migajas a esos “conspiracionistas”
se evitará que sigan buscando más allá; éstos se felicitarán unos a otros
dándose palmaditas en la espalda y pensando en lo listos que son al
haber descubierto el presunto “pastel”, cuando en realidad solo estarán
viendo la punta del iceberg.
Incluso dentro de la trama conspiradora, donde suele haber
diferentes niveles de jerarquía, es muy posible que los escalones más
bajos de la cadena de mando no tengan gran información sobre la
naturaleza real de los objetivos perseguidos; quizá no conozcan siquiera
a los verdaderos jefes del organigrama, sino solamente a sus inmediatos
superiores. Y mientras una capa de la organización cree que el fin de la
trama es uno, los de un nivel superior puede “creer saber” el auténtico
objetivo, totalmente diferente o más amplio. Cuando en realidad solo la
cúpula, la mano dirigiendo las marionetas al final de la cuerda, conoce el
verdadero fin las actividades desarrolladas.
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Este trabajo pretende escalar a la cima de la que sería, en caso de ser
cierta, la madre de las conspiraciones en la historia de nuestra especie.
Un plan urdido con el simple y macabro fin de hacer desaparecer a la
humanidad de la faz de este planeta.
Si queréis acompañarme en este viaje, intentemos desenmarañar
juntos la historia y estrategias de esta conspiración, y descubramos al
personaje que se encuentra al final de los hilos.
Desenmascaremos de una vez por todas al GRAN CONSPIRADOR.

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ACTO I
LOS ORÍGENES DEL UNIVERSO
“En el principio creo Dios los cielos y la Tierra.”
- Genesis 1:1

Vivimos en una sociedad radicalmente diferente a las precedentes en


lo que respecta a “espiritualidad”, o religión. Durante siglos la práctica
totalidad de la humanidad creía en el origen divino de nuestra especie y
mundo. Cada uno con sus creencias: algunos atribuyendo la creación a
un solo Dios, otros a muchos. Hoy en día, gracias a la ciencia -entre otros
factores- cada vez más personas se dicen ateas, agnósticas, o
sencillamente no se plantean si nuestro origen es el fruto de un diseño o
del azar.
Sin embargo, si preguntáramos a la gente quien es el personaje más
importante de la historia humana, la respuesta, tanto de personas
religiosas como de no religiosas, sería unánime:
Jesús de Nazaret.
De este personaje histórico, que pasó por nuestro planeta hace unos
dos milenios, se ha escrito mucho, y se sigue haciendo. Pero el lugar
donde más personas van a informarse sobre este hombre es la
compilación de libros conocida como “La Biblia”. Este “Libro” de libros
pretende ser de origen divino; y es el texto de referencia para algunas de
las religiones más extendidas e importantes del planeta.
La religión judía, por ejemplo, acepta el Antiguo Testamento -parte
de la Biblia escrita antes del nacimiento de Jesús- como la palabra de Dios.
Las diversas religiones “cristianas”, además de esos textos hebreos y
arameos, consideran también inspiradas por la divinidad la obras que
componen el Nuevo Testamento; las cuales fueron redactadas por

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discípulos de Jesús tras su muerte, sirviéndose sobre todo del idioma
“universal” de la época, el griego. Por último, los musulmanes, aunque
consideran el Corán su libro sagrado, respetan relativamente la Biblia,
tienen a Jesús en alta estima, y se consideran descendientes -al igual que
los judíos- de Abraham: un antiguo personaje que vivió en Mesopotamia
y con el que Dios se habría comunicado para contar con él en el
desarrollo de una misión.
¿Qué tiene que ver todo esto con la Gran Conspiración? Jesús, la Biblia,
Dios… todo eso son historias del pasado, leyendas que poco o nada
tienen que ver con el futuro de nuestra raza…
¿O sí tienen que ver?
¿Sería posible que la Biblia nos desvelara la Gran Conspiración? ¿Sería
capaz este libro de “desenmascarar” incluso al Conspirador número 1?
Una de las consignas de la ciencia y la investigación es el no descartar
ninguna posibilidad, por remota que parezca. Pues bien, investiguemos
la “pista de la Biblia”.
*****************
Hoy día, principalmente, se nos enseña en las escuelas la teoría de la
evolución como el origen más probable de la vida biológica en la Tierra.
A base de machacarnos con esta idea, apoyada en supuestas pruebas
científicas “irrefutables”, han conseguido relegar la otra posibilidad -que
el universo y la vida hayan sido diseñados por un ser o seres inteligentes
superiores- al nivel de una fábula; un cuento para niños y pobres crédulos
religiosos.
Pero durante milenios, la idea de la creación fue unánime entre las
diversas culturas que han poblado nuestro planeta. Civilizaciones de
todas partes del globo, sin contacto entre ellas, han atribuido a lo largo
de los siglos el origen de nuestra especie y del universo a una fuerza
inteligente, los llamados dioses. Cada una de estas civilizaciones tenía sus
deidades y sus historias propias acerca de la creación de los planetas y
del ser humano; ninguna atribuía nuestra aparición al azar o a la
evolución desde otras formas de vida animal.
Muchos evolucionistas desprecian o se mofan de estas creencias
aludiendo a que hoy día somos más inteligentes y avanzados que esas
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antiguas culturas; aquellos seres eran primitivos y salvajes, mientras que
nosotros -hijos de la era tecnológica- somos la cumbre de la civilización.
Cierto es que, tecnológicamente, ninguna generación pasada ha
estado a nuestra altura. Pero no olvidemos que el conocimiento y la
tecnología actuales son el resultado de siglos de aprendizaje y
experimentación. Cuando, dentro de cinco siglos, la tecnología actual
parezca del jurásico, ¿tendrán las generaciones futuras derecho a llamar
estúpida a la nuestra? Por supuesto que no, pues su tecnología será en
gran parte fruto de las generaciones que les precedieron.
Por tanto, ¿es justo considerar que somos mejores que las
civilizaciones antiguas? ¿Los egipcios que levantaron las pirámides eran
estúpidos? ¿Los constructores mayas de Chichen Itzá o Calakmul eran
ignorantes? Es de reseñar que muchas de las construcciones de los
pueblos del pasado han demostrado que éstos tenían un conocimiento
de las estrellas increíblemente avanzado, en una época en la que no
contaban -a priori- con aparatos tecnológicos adecuados para observar
el firmamento como podemos hacerlo nosotros hoy día.
¡Y que decir de los Nazca! ¿Cómo pudieron hacer figuras humanas y
animales tan grandes y perfectas cuando, supuestamente, no podían
volar para comprobar si su trabajo tenía las dimensiones y la alineación
correctas? ¿Debemos considerar a este pueblo también como atrasados
mentales? ¿También a los romanos, los cuales nos dejaron
construcciones impresionantes que siguen en pie dos mil años después?
Ninguna de estas culturas era estúpida o primitiva. Tenían un
conocimiento y tecnología muy avanzados para su época. Y todas esas
culturas compartían la convicción de un origen proyectado por dioses de
la vida en la Tierra y la formación de los mundos conocidos entonces.
Por respeto a esas culturas, y por seguir la consigna de no descartar
posibilidades de antemano, sería interesante analizar si alguna de las
“fábulas” creativas tiene una base lógica. Y ya que esta obra pretende
encontrar en la Biblia al gran conspirador contra nuestra raza, me
centraré en el relato de la creación desarrollado en el Génesis bíblico; el
cual además es el más conocido mundialmente. Si conseguimos hacer
pasar esta historia de la categoría de “mito” a la de “plausible”, la historia

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de la conspiración que hay detrás cobrará fuerza también como una
“posible realidad”.
*****************
El grueso del relato sobre la creación del universo del Génesis se
concentra básicamente en el primer capítulo; y se resume incluso en la
primera frase: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Génesis 1:
1). Esta simple oración refiere acontecimientos que pudieron tomar
miles de millones de años; un proceso que, curiosamente, no contradice
a la ciencia, como algunos creen.
Los científicos actuales, analizando el universo y su expansión,
concluyen que hubo un momento en el pasado en que dicho universo
estaba concentrado en un punto de enorme energía, conocido como “Big
Bang”. A partir de ese núcleo comenzó a expandirse, formándose las
diferentes galaxias, sistemas solares y demás cuerpos celestes existentes.
El Génesis dice simplemente que el universo físico fue obra de un ser;
no explica cómo lo hizo ni cuánto tiempo le tomó. Por tanto, la tesis
científica de un origen del universo a partir de un punto energético
concreto harmoniza con la idea bíblica de un ser -uno solo, y no varios,
según el Génesis- como desencadenante de ese comienzo.
De hecho, esa técnica creativa nos recuerda otra mucho más cercana:
la formación de un bebé. A partir de un solo óvulo fecundado, en el cual
se encuentran instrucciones detalladas codificadas en ADN, se formarán
los millones de células que conformarán ese ser vivo; cada una destinada
a un órgano diferente y con una función concreta. De forma similar, en
cada galaxia hay áreas donde se crean “automáticamente” nuevos
planetas y estrellas; y zonas donde se destruyen o reciclan otros cuerpos
celestes.
Observar estas similitudes en el desarrollo harmonioso y
multifuncional, a partir de un solo punto de energía, en procesos tan
dispares como la formación del universo y la de un cuerpo humano,
puede llevar a algunos a plantearse si ambos procesos habrán sido
diseñados por un mismo arquitecto.
El resto del capítulo 1 del Génesis se centra, sobre todo, en la
adaptación de la Tierra para poder albergar vida biológica y en la creación

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progresiva de las distintas especies que la habitarían. El escritor lo
redactó empleando un lenguaje poético, lo que puede contribuir aún
más a que parezca un cuento para niños. Por ejemplo, cuando el escritor
emplea para cada fase de trabajo la palabra “día”, no está forzosamente
hablando de 24 horas. La palabra hebrea empleada en este pasaje puede
traducirse también como “periodo de tiempo” con un principio y un final,
pero sin cuantificación de horas; pueden ser días, años o milenios. (1)
Otro ejemplo que muestra el aspecto poético del relato lo
encontramos en el versículo 3, donde dice: “Y dijo Dios: Sea la luz; y fue
la luz”. Aquí el escritor está resumiendo un proceso complejo que pudo
tomar mucho tiempo. El versículo anterior especifica que la Tierra estaba
llena de tinieblas; esto puede indicar que la atmósfera primitiva del
planeta contenía espesas capas de gases que impedían que la luz del Sol
penetrara en ellos y llegara a la superficie. Por tanto, ese “sea la luz y la
luz fue” pudiera aludir al trabajo efectuado para reestructurar los gases
atmosféricos originados durante la creación automatizada del planeta,
con el objetivo de que parte de los rayos solares pudieran acceder e
iluminar la baja atmósfera.
Finalizada esta labor, el relato indica que el creador organizó la
superficie del planeta, estableciendo qué parte estaría cubierta de agua
y aquella que sería tierra firme. Tras esto creó la vegetación. Después
retocó definitivamente la atmósfera, de manera que pudiera observarse
desde la Tierra el firmamento; tanto las estrellas y planetas cercanos,
como las estrellas lejanas. Tras lo cual, con un planeta listo para albergar
la vida orgánica, procedió a la creación de las distintas especies: las
marinas, las aéreas, y las terrestres; con el ser humano como colofón.
Millones de años resumidos en pocas frases, y con un dato
interesante: el orden en que se efectuaron los trabajos siguen la lógica
que emplearía alguien inteligente; no se puede traer a la vida seres que
necesitan ciertos materiales -agua, oxígeno, alimentos, etc.- si la
atmósfera y el suelo no producen aún dichos elementos.
Hasta ahora, creo yo, no hay nada en el relato bíblico que contradiga
las leyes de la lógica o de la ciencia. La ciencia busca encontrar el “cómo”
en la formación del universo y la vida, mientras que la Biblia nos habla

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del “quién” lo diseñó y “para qué”. Por tanto, contrariamente a muchas
opiniones, Biblia y ciencia se complementan.
He considerado que establecer esta base inicial era importante antes
de abordar el meollo de la cuestión: el momento de la rebelión y el
comienzo de la gran conspiración.

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ACTO II
LA REBELIÓN
“En el mismo día que coman de él tendrán que abrírseles los ojos y
tendrán que ser como Dios.”
- Génesis 3: 5

Según la Biblia, antes de empezar con la creación física, es decir el


Universo, el autor de la vida creó una familia de seres espirituales, como
él; invisibles al ojo del hombre. Esto se deduce de la pregunta que le hizo
a un ser humano: “¿Dónde te hallabas tú cuando yo fundé la tierra?”, tras
lo cual añade “cuando los hijos de Dios empezaron a gritar en aplauso”
(Job 38: 4-7). Evidentemente, no había seres humanos antes de la
formación de la Tierra; por tanto, la expresión “hijos de Dios” no puede
referirse a terrícolas.
En cuanto al número de estos espíritus, solo se sabe que son
muchísimos. En la Biblia se hace mención a ellos como “miríadas”, “diez
mil veces diez mil” o “legiones” (Judas 14 / Daniel 7: 10 / Mateo 26: 53).
También se da a entender que son superiores al ser humano, tanto
mentalmente como en poder (Hebreos 2: 7 / Salmo 103: 20).
Pero lo más interesante para nuestra “conspiración” es una facultad
que compartimos, tanto espíritus como humanos: el libre albedrío, o
libertad de elección. Es decir, somos mentes independientes con la
capacidad de tomar nuestras propias decisiones. Un punto que merece
la pena desarrollar.
Los animales tienen sus propios códigos; podríamos decir que son una
especie de autómatas. Tienen necesidades básicas, y por lo general poco
margen de aprendizaje o improvisación. Se podría argumentar contra
esto que un animal si tiene elección: puedes decir a tu perro de levantar

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la patita, y puede no querer hacerlo en ese momento; puedes decir a tu
gato que venga hacia ti, e igual el gato se va en la dirección opuesta.
Pero el libre albedrío es algo más que eso. Aunque tu gato no venga
ahora, va a venir un rato después; pues te reconoce como su cuidador,
sabe que le tratas bien y que le das de comer. El gato no tiene la
capacidad de decidir, por ejemplo, que quiere pasar tres semanas de
vacaciones en Noruega pescando salmón, y después volver a casa; no
está en su programación. Las hormigas, en su caso, son magníficas
constructoras; sus hormigueros son impresionantes. Pero no tienen la
elección de decidir que este año van a construir una colmena para
cambiar de aires; como tampoco pueden mandar un cohete a Marte.
Hacen lo que hacen porque está en su programación.
El ser humano es diferente. Tenemos necesidades básicas como los
animales: comer, dormir, o el acto reproductivo. Alguna, como el respirar,
no tenemos ni que pensarla, pues está automatizada. Pero poseemos
una capacidad intelectual y de aprendizaje única en nuestro planeta.
Tenemos consciencia de nosotros mismos; consciencia colectiva e
individual. Y no albergamos una programación que nos imponga lo que
tenemos que ser en la vida. Nuestro padre puede ser panadero, e
inculcarnos el amor por esta profesión. Pero tenemos la capacidad de
decidir que nos queremos dedicar a otra actividad laboral. Al igual que,
sabiendo las consecuencias de nuestros actos, podemos decidir respetar
las leyes del país en el que vivimos, o desobedecerlas, ocasional o
permanentemente. Podríamos entrar al detalle en este tema con
debates filosóficos, pero esto es, grosso modo y a mi entender, la libre
elección.
Y como dije, ésta libre elección la comparten tanto los humanos en la
Tierra como los espíritus que habitan en los dominios del creador. Ambas
formas de vida fueron creadas con fines parecidos: disfrutar de una vida
sin fin, satisfacer sus necesidades, sentirse útiles entre sus pares y
desarrollar sus capacidades y objetivos.
Pero, como ser supremo, el creador pedía algo a cambio de ese regalo
que es la vida: básicamente reconocer su autoridad -dándonos además
la posibilidad de comunicarnos con él- y respetar sus leyes; unas leyes

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protectoras más que restrictivas (Eclesiastés 12: 13). En cierto sentido
estaba diciendo a sus criaturas:
“Te ofrezco una vida eterna y feliz. Respetando mis leyes y mi
autoridad te sentirás realizado y no te faltará nada que desees
legítimamente. Estas son mis condiciones para que conserves este regalo.
Si decides no respetar estas reglas, no podrás conservar la vida que te he
ofrecido. La elección es tuya” (Deuteronomio 30: 19-20).
*****************
Repasemos las piezas de este puzle para entender la rebelión y
posterior conspiración. Por un lado está el creador de la vida, junto a sus
millones de espíritus inteligentes y con capacidad de elección. Tras un
tiempo indeterminado y considerable, tenemos también un universo
físico con incontables galaxias, planetas y estrellas.
Ahora, en un momento dado, el creador elige uno de esos planetas
para empezar a llenar dicho universo con vida biológica: la Tierra. Sí, todo
en la Biblia hace pensar que nuestro planeta es el primero en todo el
universo que alberga vida biológica inteligente -aunque quizá pequeños
organismos como bacterias existan en muchos o todos los planetas
creados-. Esto se deduce del hecho de que la rebelión que vamos a
abordar concierne exclusivamente a los seres espirituales de la morada
del creador y a la raza humana. Y teniendo en cuenta -como veremos-
que las acusaciones lanzadas son de carácter universal, es lógico concluir
que, de momento, no hay más vida inteligente que las dos especies
mencionadas.
Volvamos ahora al Génesis, capítulo 2. Aquí se detalla, desde el
versículo 7, cómo el creador procedió a formar su obra maestra terrestre:
el ser humano. La única del planeta, como ya hemos visto, con
capacidades intelectuales similares, en cierto sentido, a las de la raza
espiritual. Al igual que había hecho con las especies animales, el creador
dotó al ser humano con la capacidad de trasmitir la vida mediante la
reproducción sexual. Puso a la primera pareja -un hombre y una mujer-
en un jardín acondicionado, y les encargó varias misiones; las principales:
poblar la tierra de seres humanos y cuidar de los animales (Génesis 1: 28).

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Pero mientras todo esto ocurría, alguien observaba... con malas
intenciones. Viajemos hasta la morada espiritual.
*****************
El relato bíblico habla de las muy diversas labores que desempeñan
los espíritus. También nos dice que se dividen en diversas categorías; se
habla de serafines, querubines o ángeles. En algún instante, usando su
libre capacidad de elección, uno de ellos -de alto rango- comenzó a tener
pensamientos ambiciosos. No le valía con el poder y posición que tenía;
quería más. La Biblia no explica durante cuánto tiempo alimentó estos
deseos. Lo que sí parece indicar es que la causa que le llevó a rebelarse
fue el hecho de dejar crecer el orgullo en su interior; una excesiva opinión
de sí mismo.
Cuando este orgullo se desarrolló lo suficiente en él, tomó la decisión.
¡Desafiaría al creador! Pero, ¿cómo ejecutar este acto? Enfrentarse al ser
más poderoso directamente -por la fuerza- no era una opción; no tenía
ninguna posibilidad de éxito por esa vía. Necesitaba otra estrategia; un
plan inteligente, que forzara al ser supremo a dejarle vivir durante un
tiempo. Una acusación quizá; poner en duda su autoridad. Algo que no
fuera posible desmentir inmediatamente. Algo fue cobrando forma en su
mente… ¡sí, una idea; una buena idea! Pero necesitaba una víctima;
¿dónde encontrarla? Muy fácil.
Todo depredador a lo largo de la historia ha buscado siempre al rival
más débil. En la morada espiritual había millones de seres, con miles o
millones de años -terrestres- de vida, como él. Pero en la Tierra... en la
Tierra el creador acababa de dar forma a una nueva raza inteligente. Sin
experiencia, con conocimientos muy limitados; susceptibles de caer en
su trampa. ¿Cómo proceder?; ¿abordaría a ambos? No, era más fácil
triunfar si lo hacía con uno solo. El hombre tenía algo más de
conocimiento; fue creado primero, y cuando el hacedor daba
instrucciones o se comunicaba con los humanos, lo hacía con él. En
cuanto al otro, la mujer... sí, ella era la mejor opción. Tenía menos
experiencia que él, era más joven; más susceptible de caer en el engaño.
Lo tenía claro... ¿o no? “¿De verdad quiero hacerlo? Si doy el paso, ya no
hay vuelta atrás. Es un salto al vacío. ¿Quiero jugarme mi futuro, mi vida,
con este plan?... Sí. Voy a hacerlo... ¡¡ y voy a ganar !!”

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*****************
Hoy día, cuando oímos hablar de la historia de Adán y Eva, del jardín
de Edén, muchos se la toman a fábula. Quizá porque quienes relatan la
historia lo hacen como si fuera una fábula. No van más allá; no son
capaces de ver la verdadera historia detrás del relato.
Antes vimos cómo el creador decidió establecer ciertas reglas a sus
criaturas humanas. Quería comprobar que esa pareja terrestre, a la que
había dotado de libre capacidad de elección, le servía por voluntad
propia, y no por imposición. Por eso les impuso una restricción mínima e
insignificante. Le dijo al hombre:
”De todo árbol del jardín puedes comer hasta quedar satisfecho. Pero
en cuanto al árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo, no debes
comer de él, porque en el día que comas de él, positivamente morirás”
(Génesis 2: 16-17).
De los cientos, miles de árboles que había en el jardín, se había
reservado uno como propiedad particular. Ni siquiera sería el único árbol
que daba ese fruto concreto. Este requisito no coartaba en nada la
libertad de la pareja humana. Es como si el propietario de una finca con
una gran casa nos la deja gratis para vivir; y de todas las habitaciones, de
todos los armarios que hay en la casa, nos pide solamente que no
abramos un pequeño cajón donde tiene guardadas unas cosas
personales. No es para nada una restricción a nuestra libertad; y es en
cambio la manera de mostrar respeto a quien nos ha dado tanto.
Ese sencillo requisito iba a ser precisamente el arma de ataque del
gran conspirador…
*****************
{“Ahí está Eva; cerca del árbol prohibido... y sola. Todo está meditado:
no voy a mostrarme con un cuerpo humano, aunque podría hacerlo.
Levantaría suspicacias en ella. Pero los animales, no los conoce tan bien
como su esposo. Se supone que sabe que no hablan, pero la pregunta que
voy a hacerle debería picar su curiosidad…}
- “¡Mujer! ¿Es verdad que Dios ha dicho que ustedes no deben
comer de todo árbol del jardín?”
- “¿Quién habla?”
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- “Yo, la serpiente.”
{“¿desde cuándo las serpientes hablan? Adán debería ver esto. ¿Y qué
dice de Dios? Está equivocada.”}
- “Del fruto de los árboles del jardín podemos comer. Es solo de
uno, del que está en medio del jardín, que Dios ha dicho: ‘No deben
comer de él, no, no deben tocarlo para que no mueran”.
- “No morirán. Porque Dios sabe que en el mismo día que coman
de él tendrán que abrírseles los ojos y tendrán que ser como Dios,
conociendo lo bueno y lo malo”.
{““No morirán”; dice “no morirán” la serpiente. No es lo que me ha
contado Adán. Según él, Dios le ha dicho que si probamos el fruto de ese
árbol -que por cierto está por aquí cerca- dejaremos de existir. Y la
serpiente dice además que seremos como Dios; que se nos abrirán los
ojos al conocimiento. Hay tantas cosas que no sé, que me gustaría
conocer. Y si fuera verdad lo que dice la serpiente, si al probar el fruto
prohibido nos hacemos como Dios, podríamos establecer nuestras
propias reglas; no tendríamos que obedecer a nadie. ¡Seríamos
independientes! ¡No habría cuentas que rendir por nuestros actos!”}
- “¿Y dices que…? ¿Dónde estás? ¡Serpiente! ¿Estás por aquí?
¡Quiero preguntarte algo! ¿Me oyes? ¿Cómo sabes que no moriremos?
¿Cómo sabes lo que me has contado? ¿Puedes oírme?”
{“Tengo que contarle esto a Adán. No, espera; si se lo cuento igual no
me cree y no quiere dejarme volver al árbol. Y si Dios se entera de lo
ocurrido y es verdad lo que dice la serpiente, a lo mejor nos impide venir
aquí después. Un momento... ¿y si la serpiente ha comido del fruto del
árbol y es por eso que puede ahora hablar? ¿Y si ese fruto tiene algo...
que da capacidades especiales? Tengo que decidirme ahora. ¿Será Dios
un mentiroso? ¿Nos está escondiendo algo que debemos saber? Si es el
caso, no quiero un Dios así; quiero mi independencia… elegir por mí
misma lo que está bien y lo que está mal… ¡el árbol está hacia el oeste!
…}
*****************
{“¡Síii! ¡Ha caído en la trampa! Ya tengo una aliada; el desafío está
lanzado. Ahora viene la segunda parte. Si mis previsiones son buenas,
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Adán se va a ver en una encrucijada. Él sabe que lo que he dicho es
mentira; sabe que ni las serpientes hablan, ni Dios les ha ocultado nada.
En cuanto Eva se lo cuente, sabrá que ella está condenada. Pero él la
quiere mucho; desde que Dios se la dio su vida ha cambiado. Apenas
puede estar sin ella. La idea de perderla... ¿podrá soportarla? ¿Elegirá
obedecer a su creador o compartir el destino de su mujer? ¡Se persuasiva,
Eva!; mi plan depende de ello.”}
*****************
- “¿Repite eso que has dicho?”
- “¡Han comido! ¡Han comido del árbol del conocimiento!”
- “¿Los dos?”
- “Si, los dos.”
- “¿Cómo ha ocurrido?”
- “Ha sido uno de los nuestros. El querubín que Yahvé había
mandado a la Tierra para supervisar unas cosas. Él ha engañado a la
mujer, y su marido ha elegido unirse a ella.”
- “¿Qué él la ha engañado? ¿Qué le ha dicho?”
- “Ha hecho creer a Eva que una serpiente le hablaba. Ha acusado
a Yahvé de mentiroso.”
- “¿De mentiroso?”
- “Si. Le ha dicho que no morirían si comían. Al contrario, serían
como Dios, independientes para establecer sus reglas.”
- “¿Cómo te has enterado?”
- “Un compañero estaba por allí realizando otra misión. Lo ha visto
todo y ha venido en seguida. Ya se está extendiendo la voz por aquí.”
- “¿Dónde está Yahvé?”
- “Reunido. A solas. Con Miguel.”
*****************
¿Que hay más osado que desafiar la autoridad de la máxima autoridad?
¿Qué hizo este espíritu rebelde realmente en Edén? ¿Jugar a ventriloquía
con una serpiente? ¿Ayudar a los humanos para que les fuera mejor? No.
Puso en duda la legitimidad de la autoridad del creador. Dijo a los
humanos que éste era un mentiroso y que les iría mejor de manera
independiente; sin contar con él y con sus reglas. Lanzó su desafío al
creador del universo.

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¿Cómo iba éste a reaccionar? ¿Cortaría por lo sano con los 3 rebeldes
declarados? ¿O, como esperaba el instigador de este acto, se abriría un
proceso judicial?

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ACTO III
EL PROCESO JUDICIAL Y EL INICIO DEL
COMPLOT MUNDIAL
“Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y la
descendencia de ella. Él te magullará en la cabeza y tú le magullarás en
el talón.”
- Génesis 3: 15

A veces frases cortas encierran un proceso gigantesco. Lo vimos con


la frase “en el principio creo Dios los cielos y la Tierra”, la cual resume un
trabajo de millones de años. La sentencia del creador dictada el mismo
día de la rebelión, aunque no abarca tantos años, encierra en dos
sencillas frases el mayor enigma de la historia humana.
Dirigiéndose a los tres protagonistas de este acto de rebeldía, el
creador fue dando detalles de lo que sucedería a partir de aquel
momento.
Centrémonos primero en algo que le dijo al hombre: “Con el sudor de
tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella
fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás” (Génesis 3: 19). Con
estas palabras el creador estaba condenando a muerte al hombre y la
mujer. Creados en un principio con el fin de vivir eternamente, la pareja
humana iba a sufrir una modificación genética que, poco a poco, y de
manera inexorable, iba a hacer que sus cuerpos fueran deteriorándose
hasta llegar a morir, en cumplimiento de la advertencia que les había
hecho su hacedor.
Las maravillas de la investigación científica han permitido
recientemente comprender cómo, probablemente, habría actuado el
creador para programar la muerte en el ser humano. La clave es la

21
telomerasa, una enzima presente en células importantes. Dicho
brevemente, cuando una célula del cuerpo se renueva, la telomerasa
ayuda en dicho procedimiento; pero cada vez que ocurre esta renovación
celular, dicha enzima pierde algunos nucleótidos y se acorta. Esto
ocurrirá cada vez que esa célula se renueve, y llegado un momento será
tan corta que la célula no podrá replicarse; resultado: la muerte.
El hecho de que la primera pareja no muriera en el mismo momento
de ser condenada permitió que pudieran procrear y traer a otros seres
humanos a la vida. Pero, al estar ya los progenitores programados para
morir, la descendencia que tuvieran heredaría también esa sentencia de
muerte, generación tras generación. ¿Estaba el creador condenando a
seres humanos no natos que no habían hecho nada contra él? No. La
primera pareja humana era quien los había condenado. El creador, por
su parte, había trazado ya un plan para ayudarlos; una estrategia
magistral que veremos en unos pocos párrafos.
Volvamos a la sentencia dictada en Edén, para ver cuál fue la condena
establecida contra el ser que manipuló la serpiente que engañó a la
mujer. Dirigiéndole las palabras de Génesis 3: 15 citadas en la
introducción, el creador de la vida estaba lanzando un enigma a sus
criaturas. Habla de dos protagonistas: una serpiente -se estaba
dirigiendo al espíritu rebelde como esa serpiente- y una mujer. Habla
también de una descendencia, tanto de la mujer como de la serpiente. Y
por último habla de una herida de cada uno sobre el otro. ¿Qué narices
significaba todo esto? Puesto que la serpiente aludida no era una
serpiente real, sino un ser espiritual, ¿la mujer protagonista era una
mujer real, o también era un simbolismo? ¿Quién sería la descendencia
de esa “serpiente”, teniendo en cuenta que los seres espirituales no se
hicieron para procrear? ¿Y la descendencia de la mujer?
La respuesta en profundidad a estas cuestiones pertenece más al
ámbito religioso que al conspirativo. Pero es importante saber dos cosas.
La primera es que la descendencia de la mujer estaba destinada a
recuperar la perfección para la raza humana. La segunda tiene que ver
con las heridas mencionadas en la sentencia: del hecho de que el espíritu
rebelde hiera a la descendencia de la mujer en el talón, y que ésta, por
su parte, hiera al rebelde en la cabeza, se desprende que, mientras que
el enviado al rescate de los humanos sufriría daños limitados, el
22
adversario del creador recibiría daños mucho mayores. Todo esto, claro,
según la Biblia.
Pero dejémonos de tanto simbolismo y volvamos al lenguaje nítido y
transparente. ¿Cuál era la primera conclusión que podía sacar en claro el
instigador de la rebelión? Que ese día no iba a morir. Había conseguido
lo que quería: tiempo. El creador estaba hablando de un futuro; un futuro
donde estaba él. El soberano acababa de abrir, ante todos, un proceso
judicial. Un proceso que serviría al acusador para mostrar -si podía- el
buen fundamento de sus acusaciones.
¿Cuáles eran las acusaciones? Lo que realmente implicaba lo ocurrido
en ese jardín era poner en duda la legitimidad de la soberanía y la justicia
del creador. En sus palabras dirigidas a la mujer, el conspirador estaba
calificando a éste de mentiroso; le acusaba también de retener algo
bueno a los seres humanos. Al prometerle a la mujer que sería como Dios,
decidiendo por ella lo que está bien y lo que está mal, estaba afirmando
que al ser humano le iría mejor estableciendo sus propias reglas; sin
necesidad de seguir las del creador. Estas eran cuestiones importantes
que debían ser aclaradas en el caso abierto.
El ser supremo, en su sentencia, no indico la duración del proceso
judicial; pero si tomamos por fiable la cronología bíblica, dicho proceso
se habría iniciado hace unos 6.000 años. Un juicio de esta duración puede
parecer muy largo desde el punto de vista humano; pero realmente no
lo es. En primer lugar porque los espíritus, criaturas que tienen millones
de años de existencia según la Biblia, no ven el tiempo como nosotros.
Además, la naturaleza de los hechos a enjuiciar -si a los humanos les iría
mejor bajo la dirección de su creador, o de manera independiente e
influidos por el espíritu rebelde- no se podía establecer en unos pocos
años humanos. Así, el juez supremo estableció un tiempo que él
consideró razonable para que no hubiera duda sobre quién tenía razón:
si él o su adversario.
Lo que el creador sí fue indicando con el tiempo -a seres humanos que
lo fueron dejando por escrito en textos que hoy componen la Biblia- son
detalles aclaratorios sobre el proceso judicial en marcha. Dichos detalles
concernían sobre todo la manera concreta en que se disponía a

23
restablecer la perfección para la raza humana y el momento de la historia
en que el proceso abierto concluiría.
Por parte del acusador, se abrían ante él dos posibilidades: la victoria
o el fracaso. Si conseguía demostrar que el ser humano podía ser feliz,
sentirse realizado, vivir en paz y harmonía en un sistema social justo para
todos, y ser capaz de cuidar del planeta y los animales, como se les había
encomendado… por su propia cuenta, o incluso con la ayuda del espíritu
rebelde, el creador tendría encima de su mesa una gran patata caliente;
el acusador tendría razón: los seres humanos no necesitan a su hacedor
para dirigir sus vidas, ya que les va mejor sin él y sus restricciones. ¿Qué
ocurriría en ese caso? ¿Qué pensarían todos los seres espirituales y
biológicos acerca del creador del universo?
Sin embargo, si se demostraba lo contrario… si el ser humano no era
capaz de organizarse, de establecer una sociedad justa, de vivir en paz
unos con otros, de tomar buenas decisiones para su futuro, de vivir en
seguridad, de respetar al mundo animal y al planeta… entonces el fracaso
del acusador sería estrepitoso y su único destino sería la destrucción.
Pero, ¿era realmente altruista el rebelde original al conseguir abrir un
proceso que permitiera a los humanos dirigirse autónomamente, sin la
obligación de seguir una guía supra-humana? ¿O sus planes y objetivos
eran otros, más egoístas?
Hubo una cosa que a la serpiente se le “olvidó” mencionar a la mujer.
Era que, si ésta le hacía caso, siguiendo su consejo más bien que el del
creador, la mujer estaría implícitamente aceptando en su vida la guía del
ser que había detrás de la serpiente; pues el auténtico fin y objetivo de
dicho personaje era usurpar el lugar del soberano del universo como guía
y gobernante de los seres humanos.
El bienestar del ser humano era lo de menos para él. Lo realmente
importante era el poder; ser conocido y alabado. Tal era el ego de esta
criatura. Y para conseguir sus fines no le importó empujar hacia el
suicidio a la primera pareja humana.
Pero por su propio bien, si quería ganar su pulso con el creador,
necesitaría ayudar a los humanos que nacerían a autogobernarse de
manera adecuada y justa sin la participación del hacedor. Con esos

24
argumentos ganaría el juicio abierto y humillaría al ser supremo, quien
se vería forzado a dejar a los humanos dirigir su propio camino. Después
podía irse a poblar otros mundos donde le hicieran más caso.
Y entonces el espíritu rebelde tendría lo que buscaba: un planeta y
una raza para él; un mundo al que dirigir a sus anchas, al que imponer su
voluntad y exigir obediencia. Como ser superior que era sería alabado
como nuevo dios. Estaba el detalle, claro, de que al rebelarse los
humanos habían perdido la perfección genética y estaban todos
destinados a envejecer y morir. Pero, o bien el espíritu rebelde tenía los
conocimientos para revertir ese proceso si heredaba el control de la
Tierra y la raza humana, o bien le daba igual que los humanos
continuaran muriendo, mientras siguieran procreando y hubiera gente a
la que gobernar.
Con lo que quizá no contaba el rebelde original era con la jugada
maestra que guardaba bajo la manga su adversario.
*****************
El creador no tenía ninguna intención de abandonar a la raza humana
en manos de su enemigo. Él sabía, porque los había diseñado, que no
tenían la capacidad de gobernarse sin la guía amorosa de su arquitecto.
Sabía incluso que no serían capaces de hacerlo tampoco bajo la guía de
este espíritu rebelde; más que eso, conocía los auténticos planes del
conspirador para nuestra especie.
Una sola vida perfecta, la del primer hombre, había echado a perder
con su desobediencia la posibilidad de que millones de sus descendientes
vivieran una vida de eterna juventud y plenitud física e intelectual
(Romanos 6: 12). La justicia del creador exigía, para recuperar ese
propósito, que otro ser humano, del mismo valor que el desobediente -
es decir perfecto- aceptara morir siendo leal a las leyes del ser supremo
(Romanos 5: 19). Dicho de otro modo: se requería un sacrificio.
El problema es que ningún descendiente de la primera pareja humana
podría cumplir nunca ese baremo, ya que todos iban a heredar la
imperfección genética de sus progenitores. Por eso, probablemente, el
espíritu rebelde actuó cuando solo había dos humanos en el planeta; sus

25
planes de victoria dependían mucho de que no hubiera seres perfectos
sobre la Tierra.
Pero, si bien ningún humano tendría la perfección biológica requerida
para pagar el rescate y devolver la vida eterna a la humanidad, en la
morada espiritual habitaban millones de seres perfectos y leales a su
creador. Y como ser todopoderoso, el arquitecto de la vida tenía la
capacidad de fecundar un óvulo femenino a distancia -sin participación
masculina- para comenzar la formación de un bebé humano; tenía el
poder de transferir la mente, personalidad y recuerdos de uno de sus
seres espirituales a ese niño en gestación; y tenía también el control
necesario para proteger a esa criatura en el útero, de forma que no
heredara la imperfección genética de su madre.
Éste era el plan maestro del creador: enviar un ser espiritual a la Tierra
para nacer como ser humano perfecto. Una vez adulto, ese humano
podría, aceptando una muerte injusta y mostrando lealtad y respeto a
las leyes del creador, ofrecer un sacrificio válido que devolviera a la raza
humana la posibilidad de recuperar la perfección genética; suprimiendo
la condena a la enfermedad, la vejez y la muerte.
Cuando el espíritu rebelde comprendió la jugada, se dio cuenta de
que todo estaba perdido para él. El castillo de naipes que había fabricado
acababa de derrumbarse. Había lanzado un desafío al más alto nivel;
había elaborado un plan para probar que el creador no tiene el legítimo
derecho de gobernar y establecer reglas para sus criaturas; había
pretendido usurpar su puesto a fin de dirigir él mismo a la raza humana.
Y desde el comienzo del proceso entendió que iba a fracasar.
Por mucho que intentara ayudar a la humanidad imperfecta a dirigir
su camino de forma justa y pacífica, seguramente no lo lograría. Además,
no estaba en su naturaleza egoísta ayudar a nadie. Para colmo, y gracias
a ese plan de rescate divino, cuando el tiempo fijado llegara a su fin, la
humanidad leal al creador recuperaría la perfección genética y una vida
sin fin; mientras que él sería destruido. ¡Acababa de firmar su sentencia
de muerte!
Así que, ¿qué le quedaba por hacer? Pues aplicar el refranero
castellano, aún antes de que existiera: “de perdidos al río”. Su plan iba a
cambiar. Si la conspiración para deslegitimizar la autoridad del creador

26
del universo había fracasado casi antes de empezar, era hora de poner
en marcha otra conspiración, esta vez contra los humanos. Él iba a morir,
pero no pensaba irse solo. Para que los humanos recuperaran la
posibilidad de vivir eternamente, tenían que ocurrir varias cosas: el
rescate debía ser pagado, por tanto el espíritu que vendría a la Tierra con
esa misión tendría que respetar las normas del creador; y los humanos
que quisieran beneficiarse de ese rescate deberían también, a título
individual, seguir las reglas del soberano universal. Así pues, tenía aun
dos cartas por jugar.
La primera era evitar que el rescate se pagara. Podría intentar destruir
al enviado celeste antes de que fuera adulto y pudiera demostrar su
fidelidad a la autoridad del creador; aunque sería difícil, ya que el niño
contaría seguramente con protección desde el mundo de los espíritus.
Podría probarlo también una vez el chico fuera adulto; intentar ganarle
a su causa, persuadirle para rebelarse él también.
Sabía bien que el enviado elegido sería perfecto; no tendría las
debilidades físicas del resto de seres humanos. Sería también un espíritu
muy leal y cercano al ser supremo; alguien de su plena confianza. Pero
seguiría siendo un ser humano; carne y hueso. No enfermaría, pero si se
le golpeaba sentiría dolor; no envejecería, pero tampoco tendría el poder
con el que contaba en su morada celestial. Utilizaría sus bazas para
hacerle fracasar en su misión. Eso supondría para el creador un gran
revés, una enorme piedra en el camino. Y el rebelde tendría entonces la
sartén por el mango. El rescate puesto en marcha por el creador habría
fracasado: ¿qué haría entonces su enemigo? Si, tendría que intentar esa
jugada llegado el momento.
Pero aún quedaba tiempo para que ese día llegara. Y sabía que sería
muy difícil sumar a la causa rebelde a alguien cercano y leal al ser
supremo. Pero los seres humanos… las generaciones sucesivas que les
nacieran a la primera pareja vivirían en la Tierra, no en la morada de los
espíritus. No conocerían tanto al creador como puede hacerlo alguien
que habita en su mundo o dimensión; y si no le conocen mucho, no
tienen por qué respetarlo.
Además, serían seres imperfectos; mucho más débiles
intelectualmente que un ser espiritual y, por tanto, más manejables. Con

27
cada humano que consiguiera alejar de su creador, habría una persona
menos con derecho a recuperar la perfección. Así pues, si conseguía que
ningún ser humano por nacer respetara las leyes del creador, el rescate
por venir sería inútil, ya que nadie se beneficiaría de él. Si el creador se
daba por vencido y se retiraba del juego -algo muy improbable- los
humanos seguirían naciendo y muriendo indefinidamente; y el instigador
de la rebelión seguiría gobernando sobre ellos como su dios. Si, por el
contrario, al final del proceso, el creador se decidía a ejecutar a todos los
rebeldes, tendría que exterminar a toda la raza humana, ya que nadie le
respetaría.
Sí, ese era el nuevo plan, la nueva gran conspiración. Si él moría, la
raza humana moriría con él. Apartaría a todos los seres inteligentes
terrestres de su hacedor; los convertiría a todos en rebeldes. Cuando el
juicio terminara, los terrícolas desaparecerían. Iba a exterminar a la
especie humana.
Pero el proceso judicial acababa de empezar. Ni siquiera había seres
humanos aún que fueran rescatables, ya que los dos únicos que existían
estaban condenados a muerte. Tenía tiempo para elaborar un plan de
acción contra los descendientes humanos de aquella primera pareja. Y
tenía una idea formándose ya en su mente.
Necesitaba un equipo, una organización. Necesitaba aliados, y sabía
dónde encontrarlos. Tenía “colegas” entre los espíritus; amigos con
dudas sobre la legítima dominación del creador. Ya había hablado de ese
tema con ellos tiempo atrás. Si pudiera unirlos a su causa, si pudiera
contar con ellos, serían muy útiles para engañar y controlar a las
sucesivas generaciones de seres humanos que poblarían el planeta.
Contactaría con esos amigos; conseguiría crear una organización de
espíritus rebeldes. Una organización criminal, cuyo objetivo sería alejar a
toda la humanidad del creador; con el único fin de que todos murieran
tarde o temprano.
La gran conspiración contra la raza humana acababa de nacer.

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ACTO IV
DE LA CREACIÓN DE LA ORGANIZACIÓN
DIABÓLICA AL DILUVIO UNIVERSAL
“El año seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo, a los
diecisiete días del mes, aquel día fueron rotas todas las fuentes del
grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas, y hubo
lluvia sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches.”

- Genesis 7: 11,12

Desde hace años hay un debate moral y ético sobre si el ser humano
debe o no ser calificado como “animal”. Hay quien lo sostiene así por el
hecho de que somos mamíferos; otros nos meten en ese saco porque
solo les han dado a elegir entre vida animal, vegetal y bacteriana; y para
los que creen que descendemos de un mono, pues la razón está clara.
Pero, si bien tenemos gran parte del genoma en común con ciertas
especies animales, hay muchas cosas que nos hacen únicos como raza.
Ya hemos hablado de alguna anteriormente, pero vamos a centrarnos
ahora en, quizá, la más evidente: la escritura.
El arte de escribir -sea historia, ficción o poesía- refleja a la perfección
la superioridad intelectual de la raza humana sobre el mundo animal.
Históricamente ha sido innato en nuestra especie el querer dejar
constancia escrita, para generaciones presentes y futuras, de
acontecimientos históricos, de una visión particular del mundo y de la
vida, o de artes matemáticas, científicas o filosóficas. Esto ha sido así
hasta la llegada del mundo audiovisual; quizá a partir de ahora la gente
prefiera dejar su legado en forma de audio o video.

29
Existe otra constante en la literatura humana, generación tras
generación: la manipulación de la historia. La relación entre seres
humanos ha estado generalmente marcada por enfrentamientos,
guerras, sometimientos de un pueblo sobre otro; y la historia, ya se sabe,
la escriben los vencedores. Desde que se tiene constancia, es conocido
que quienes escribían el relato de los hechos exaltaban sus triunfos y
virtudes, e intentaban ocultar sus fracasos y defectos. Tan importante
llegó a ser el legado escrito en el antiguo Egipto, que la mayor afrenta
que podía sufrir un faraón era que, después de muerto, alguno de sus
sucesores decidiera “borrarle de la historia”, eliminando toda mención a
él en escritos u obras escultóricas.
Junto a este afán “manipulador” que buscaba enaltecer a un pueblo
o a un gobernante concretos, hay otro más bohemio y menos malvado:
el deseo de explicar o contar cosas que se desconocen, pero que muchos
desean saber; como el momento y hecho fundacional de alguna célebre
ciudad, o el origen de la raza humana. Éste es el origen de dos conceptos
literarios bien conocidos hoy día: los mitos o leyendas; ¿o mitos “y”
leyendas? ¿Son ambas palabras sinónimas? ¿O son dos conceptos
diferentes? Acudamos a la RAE.
La Real Academia Española define mito como “narración maravillosa
situada fuera del tiempo histórico y protagonizada por personajes de
carácter divino o heroico” o “persona o cosa a la que se atribuyen
cualidades o excelencias que no tiene”. Por su parte, considera leyenda
una “narración de sucesos fantásticos que se transmite por tradición” o
un “relato basado en un hecho o un personaje reales, deformado o
magnificado por la fantasía o la admiración.”
Si bien en ambas definiciones encontramos la noción de lo fantástico
o irreal, hay una diferencia importante. Mientras que el mito es pura
invención, una historia puede calificarse como leyenda si, a pesar de la
deformación o fantasía aplicadas, el hecho o los personajes son o pueden
haber sido reales.
En este capítulo analizaré dos de estos mitos o leyendas que tienen
que ver con nuestra gran conspiración: el Olimpo de los dioses de la
antigua Grecia y el diluvio universal. Pero eso será más tarde; por ahora,
volvamos a la otra dimensión.

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*****************
- “No lo veo. Esto no va a acabar bien.”
- “¡Vamos! ¿De que tienes miedo? ¡Cada vez somos más!”
- “Me da igual que seáis 50 ó 500; las cosas ya están muy revueltas
por aquí.”
- “¿Vas a estar siempre encadenado a él? ¡Haz esto, haz lo otro!
¿No quieres libertad? ¿Decidir por ti mismo lo que deseas hacer con
tu vida?”
- “Nunca nos ha faltado nada respetando las reglas. Ni he tenido
tampoco misiones desagradables o denigrantes. Siempre he
disfrutado con lo que hacía.”
- “Entonces, ¿piensas seguir sometiéndote a sus antojos
indefinidamente, igual que los corderitos siguen a sus amos humanos?
¡La esclavitud es para humanos! ¿Acaso eres un humano?”
- “¡No soy humano! ¡Ni tampoco un rebelde!”
- “Entonces, ¿por qué viniste el otro día cuando nos reunimos
todos?”
- “Porque hasta lo de Edén nunca se había planteado la cuestión.
Era algo nuevo para mí. Y, sí, durante un tiempo tuve mis dudas.
Dudas sobre lo que era más justo. Si el que cada uno eligiera su camino,
o respetara la senda marcada por el creador. Por eso fui. Para
escuchar vuestros argumentos. Los he analizado, y no me convencen.
Además, lo que pensáis hacer en la Tierra, es una total falta de
respeto.”
- “¡Que dices! Los humanos necesitan también “pastores”.
Nosotros seremos sus pastores.”
- “He visto cómo los tratan los que ya han bajado. ¡Con desprecio!
¡Con violencia! No los guían, los someten por la fuerza.”
- “Es ley de vida, el fuerte somete al débil. Dices que los has visto…
¿las has visto también a ellas?”
- “Si, las he visto, ¿por?”
- “¡No me digas que no son guapas!”
- “Ahora eres tú el que parece un humano.”
- “Ya oíste al jefe el otro día. Los que han probado el sexo dicen que
no hay nada más placentero y satisfactorio. Yo ya tengo echado el ojo
a alguna para mí, y también para ti.”

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- “¿Te estás oyendo? ¿Acaso necesitas experimentar esas
sensaciones? Aparte de que nadie nos ha autorizado a hacernos
cuerpos humanos.”
- “¡Ese es tu problema! Necesitas que te autoricen hasta para
hablar. ¡Yo decidiré lo que necesito, y yo decidiré lo que quiero
experimentar!”
- “¿Por eso dices que tienes un jefe? ¿Te vas a independizar, o solo
a cambiar de “amo”, corderito?”
- “¡Déjame en paz! ¡Tú verás lo que haces! Pero esto va en serio.
Cada día se unen más. Y los que ya están allí son más felices que nunca.
¡Juntos seremos fuertes! Estás a tiempo, ¡únete a la rebelión!”
- “La respuesta es no.”
- “Piénsatelo. En la próxima reunión nos van a explicar los últimos
detalles necesarios para replicar un cuerpo humano. Serás bienvenido.
Y entonces, ¡a la Tierra! ¡A disfrutar! ¡A ser libres!”
- “Hemos sido amigos mucho tiempo. Hoy no te reconozco. Tengo
cosas importantes que hacer, ¡adiós!”
*****************
“El tiempo pasa muy deprisa, sobre todo si has cumplido ya los 300
años. La primera pareja tuvo hijos e hijas; estos se casaron y tuvieron
hijos e hijas… y en poco tiempo había cientos, miles de humanos sobre la
Tierra. Todos conocíamos la historia de Edén. La primera pareja se la
contó a sus hijos, y éstos se la contaron a los suyos; pero durante mucho
tiempo se pudo acudir a las primeras fuentes, pues todo el mundo vivía
más o menos cerca.
A mí me lo contó ella, mi primera abuela, cuando yo era bastante
joven. Eva me contó cómo la engañaron haciéndose pasar por una
serpiente; cómo ese ser avivó en ella el egoísmo, el deseo de
independencia. Y las consecuencias: el destierro del jardín, condenados a
trabajar la tierra para poder comer. Eso yo lo conocía bien. Un suelo
amarillo, difícil de cultivar y que daba poca cosecha. Eva decía que el Edén
era increíble: praderas, bosques, verdura por doquier atravesada por
innumerables corrientes de agua; infinidad de árboles con una amplia
variedad de frutos… decenas de veces más que los árboles frutales que se
encontraban fuera del jardín.

32
También me había contado la promesa del creador: había hablado de
una mujer y una descendencia, que parece ser que arreglaría las cosas.
Pero no se sabía ni cuándo ni cómo. Eva había creído que esa
descendencia prometida sería Caín, su primer hijo. Pero cuando éste
mató a su hermano y tuvo que marcharse, Eva ya no supo qué pensar. Y
de hecho, nunca lo supo. Finalmente, tras siglos de vida y un proceso
degenerativo, Eva dejó de respirar y se durmió para siempre. Muchos
estábamos allí cuando su esposo devolvió su cuerpo a la tierra de la que
él fue creado. Y años después, fue él quien se marchó. El padre de todos
sucumbía a la sentencia divina; la misma sentencia que nos esperaba a
todos.
No sabíamos si ese destino se revertiría un día. ¿Tenía realmente
previsto algo el creador? ¿O estábamos abandonados a nuestra suerte?
¿Y qué había sido de ese ser que habló a la mujer? Evidentemente era
una criatura espiritual como nuestro hacedor; pero no se había vuelto a
saber de ella desde aquel día.
Lo que estaba claro es que el arquitecto universal no había
abandonado el planeta. Sus guardianes seguían ahí, a las puertas del
Edén. Desde joven me gustó ir hasta allí para contemplar a esos dos seres;
seres con apariencia humana, pero que venían de otro mundo. Enviados
aquí para impedir al ser humano el acceso a ese otro árbol, el árbol de la
vida que daba la inmortalidad. Enclavado en un valle rodeado de
montañas infranqueables, ese camino era la única vía de acceso a ese
mundo perdido. Por respeto y temor a esos seres y a la especie de espada
llameante que giraba sola entre ambos sin que nadie la sostuviera,
siempre que iba me quedaba a una prudente distancia; pero lo
suficientemente cerca como para ver los primeros árboles de un bosque
frondoso que se perdía en la distancia hacia nuestro primer hogar; el
lugar que vio nacer al primer ser humano.
Me imaginaba cómo sería la vida allí… sin vejez, sin problemas, bajo
la guía del ser que había creado aquella maravilla; y me admiraba el
hecho de que, mil años después de la expulsión de Adán, esas dos
criaturas siguieran ahí, cumpliendo con la misión encomendada.
¿Realmente eran los mismos desde el principio, o se iban turnando? No
sé si una cosa o la otra, pero el hecho de ver a dos representantes celestes
en la Tierra me daba una esperanza; la esperanza de que el plan del
33
creador para ayudarnos seguía en marcha. Y más valía que pensara hacer
algo, porque últimamente las cosas por aquí abajo habían cambiado a
peor.
Trabajar la tierra era duro; ver como se pierde la vitalidad con el paso
de los años es triste. Pero educar a tus hijos, verlos crecer, casarse y traer
al mundo una nueva generación devuelve un poco de felicidad a la vida.
Las relaciones sociales entre los habitantes del planeta habían sido
relativamente cordiales y pacíficas desde que el número de humanos
empezó a crecer… ¡hasta que llegaron ellos!
¡Los otros! Así los llamamos muchos. Vinieron poco a poco. Al principio
fue una gran confusión para nosotros el ver llegar a hombres
desconocidos. Nos preguntamos si Dios había creado otros humanos en
otra parte del planeta. No tenía mucho sentido. Pero rápidamente vimos
que, a pesar de su apariencia, de humanos no tenían nada. Poseían una
fuerza e inteligencia descomunales; y se calificaban a si mismos como
“dioses” venidos del mundo de los espíritus para guiarnos. Desde el
comienzo se hicieron con el control de los asentamientos; trataban a los
demás con desprecio y arrogancia; robaban las cosechas y exigían
ofrendas y pleitesía. Además, empezaron a tomar para si mujeres
humanas y a tener hijos con ellas.
Estos hijos, ya crecidos, llegaban a ser de una talla extraordinaria para
un humano normal. Y, siguiendo el ejemplo de sus padres, imponían por
la fuerza su voluntad al resto de humanos. Se autodenominaban
“príncipes”, exigían que se les diera lo mejor de las cosechas, pasaban su
tiempo en fiestas y orgías. No respetaban nada ni a nadie. Podían llevarse
a una bella muchacha por la fuerza. No dudaban en matar a quien osara
llevarles la contraria. Lo único positivo es que estos “semidioses”, nacidos
de madre humana y padre espiritual, no podían engendrar hijos.
Medité mucho sobre estos hechos y llegué a una conclusión que me
pareció lógica: estos “dioses”, llegados un día de la nada, debían
proceder, como los que guardaban el camino al Edén, de la morada del
creador. Pero, a diferencia de aquellos, estos debían haberse rebelado
contra la autoridad suprema, al igual que el que engañó a Eva y nos
condenó a envejecer y morir. Y, o bien el creador los había desterrado
aquí en la Tierra por su rebeldía, o bien habían venido por su propia

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voluntad. Yo pensaba más bien lo segundo, pues cada vez llegaban más;
era como si les gustara la vida en la Tierra y fueran pasando la voz a sus
amigos para que se les unieran.
Lo que estaba claro para todos los hijos de Adán es que esta “invasión
celestial” había acabado con la relativa paz que teníamos, dando paso a
un mundo cada vez más violento y peligroso. Y me preguntaba una y otra
vez en qué se iba a convertir este planeta si el creador no intervenía de
alguna manera.”
*****************
Dioses con cuerpos humanos cohabitando con mujeres terrestres y
teniendo hijos con estas… ¿Dónde he visto yo eso antes? ¡Ah, sí! En la
mitología griega. O más bien la “leyenda” del Olimpo griego. Porque
recordemos que leyenda es algo con una base histórica. Y el relato de la
Biblia que nos cuenta cómo seres espirituales se rebelaron a su creador,
dejando sus puestos para venir a la Tierra, es anterior en el tiempo a los
relatos llegados hasta nosotros desde la antigua Grecia. ¿Se inventaron
los griegos, siglos después de redactarse el relato del Génesis, una
historia parecida por casualidad? ¿Se inspiraron acaso de la historia
bíblica? ¿O el relato de unos espíritus bajados del cielo les llegó por sus
antepasados, como un hecho histórico, y lo decoraron con el tiempo a su
modo, dando origen a su “Olimpo”? Porque, de hecho, los relatos griegos
de Ulises o Aquiles que podemos leer hoy día, y a los cuales consideramos
como mitos, es muy posible que los griegos de hace dos mil años los
tuvieran por “historia real”.
Ejemplo de aquellos relatos es este fragmento de una magistral obra
literaria, la Ilíada:
Díjole sonriendo el ingenioso Ulises:
-Grande es el presente que tu corazón anhelaba.
¡Los corceles del aguerrido Eácida! Difícil
es que ninguno de los mortales los sujete y
sea por ellos llevado, fuera de Aquiles, que tiene
una madre inmortal. Pero, ea, habla y dime
con sinceridad: ¿Dónde, al venir, has dejado a
35
Héctor, pastor de hombres? ¿En qué lugar tiene
las marciales armas y los caballos? ¿Cómo se
hacen las guardias y de qué modo están dispuestas
las tiendas de los troyanos? Cuenta
también lo que están deliberando: si desean
quedarse aquí cerca de las naves y lejos de la
ciudad, o volverán a ella cuando hayan vencido a los aqueos.
La Aurora, de azafranado velo, se levantaba
de la corriente del Océano para llevar la luz a
los dioses y a los hombres, cuando Tetis llegó a
las naves con la armadura que Hefesto le había
entregado. Halló al hijo querido reclinado sobre
el cadáver de Patroclo, llorando ruidosamente
y en torno suyo a muchos amigos que derramaban
lágrimas. La divina entre las diosas se
puso en medio, asió la mano de Aquiles y
hablóle de este modo:

-¡Hijo mío! Aunque estamos afligidos, dejemos


que ése yazga, ya que sucumbió por la
voluntad de los dioses; y tú recibe la armadura
fabricada por Hefesto, tan excelente y bella como
jamás varón alguno la haya Ilevado para
proteger sus hombros.

La diosa, apenas acabó de hablar, colocó en


el suelo delante de Aquiles las labradas armas,
y éstas resonaron. A todos los mirmidones les
36
sobrevino temblor; y, sin atreverse a mirarlas
de frente, huyeron espantados. Mas Aquiles, así
que las vio, sintió que se le recrudecía la cólera;
los ojos le centellearon terriblemente, como una
llama, debajo de los párpados; y el héroe se
gozaba teniendo en las manos el espléndido
presente de la deidad. Y, cuando hubo deleitado
su ánimo con la contemplación de la labrada
armadura, dirigió a su madre estas aladas palabras:

-¡Madre mía! El dios te ha dado unas armas


como es natural que sean las obras de los inmortales
y como ningún hombre mortal las
hiciera. Ahora me armaré, pero temo que mientras
tanto penetren las moscas por las heridas
que el bronce causó al esforzado hijo de Menecio,
engendren gusanos, desfiguren el cuerpo
-pues le falta la vida- y corrompan todo el cadáver.

Respondióle Tetis, la diosa de argénteos pies:


-Hijo, no te turbe el ánimo tal pensamiento.
Yo procuraré apartar los importunos enjambres
de moscas, que se ceban en la carne de los varones
muertos en la guerra. Y, aunque estuviera
tendido un año entero, su cuerpo se conservaría
igual que ahora o mejor todavía. Tú convoca al
ágora a los héroes aqueos, renuncia a la cólera
contra Agamenón, pastor de pueblos, ármate
37
en seguida para el combate y revístete de valor.
Dicho esto, infundole fortaleza y audacia, y
echó unas gotas de ambrosía y rojo néctar en la
nariz de Patroclo, para que el cuerpo se hiciera incorruptible.

El divino Aquiles se encaminó a la orilla del


mar, y, dando horribles voces, convocó a los
héroes aqueos. Y cuantos solían quedarse en el
recinto de las naves, y hasta los pilotos que las
gobernaban, y como despenseros distribuían
los víveres, fueron entonces al ágora, porque
Aquiles se presentaba, después de haber permanecido
alejado del triste combate durante
mucho tiempo. El intrépido Tidida y el divino
Ulises, servidores de Ares, acudieron cojeando,
apoyándose en el arrimo de la lanza -aún no
tenían curadas las graves heridas-, y se sentaron
delante de todos. Agamenón, rey de hombres,
llegó el último y también estaba herido,
pues Coón Antenórida habíale clavado su
broncínea pica durante la encarnizada lucha.
*****************
Para entender cómo pudo llegar el relato de los semidioses a la Grecia
clásica, debemos atar unos cabos sueltos.
Del relato del Génesis, capítulo 6, se desprende que muchos seres
celestiales vinieron a la Tierra a morar como humanos y a tener
relaciones sexuales con mujeres. Abandonando su lugar para hacer algo
que no tenían autorizado, se rebelaron a su creador siguiendo los pasos
del primer rebelde en Edén. No se sabe si, ya entonces, los que vinieron

38
después simpatizaban con el rebelde que habló a Eva; o quizá sus dudas
surgieron cuando se inició el proceso judicial, momento en el cual
empezaron a preguntarse cuál de los dos contendientes tenía razón.
Lo que parece bastante evidente es que el rebelde original “animó” a
estos espíritus para que se unieran a su causa. Quizá hasta fuera él quien
les diera la idea de venir a la Tierra a tomar mujeres y disfrutar de algo
desconocido en la morada celestial, como es el sexo. Cualquier camino
era bueno para ganar adeptos en su batalla con el creador, ya que para
formar la organización criminal que acabara con los humanos necesitaba
tener aliados, cuantos más mejor.
Además de esto, en la Biblia se da a entender que el primer
conspirador tenía un puesto bastante destacado en el mundo espiritual;
debía ser alguien con gran poder y autoridad, conocido y respetado por
todos. No sabemos si todos los rebeldes bajaron a la Tierra en forma
humana, o si algunos sencillamente abandonaron sus puestos y se fueron
a cooperar con el líder de la rebelión. Lo que sí muestra la Biblia es que
los que apoyaron la rebelión en el mundo de los espíritus fueron muy
numerosos (Apocalipsis 12:7).
El relato del Génesis nos dice también que, a pesar de no haber sido
creados con ese fin, los espíritus materializados fueron capaces, con sus
cuerpos humanos, de procrear; dando origen a los llamados “nefilim” o
“gigantes”: seres humanos híbridos nacidos de la unión de un espíritu y
de una humana, los cuáles eran más altos y poderosos que un humano
convencional. Tal cual lo contarían tiempo después los griegos.
Un nuevo desafío se había lanzado al creador. Ya no había un solo
espíritu rebelde; ahora eran muchos. Y habían corrompido a la raza
humana creando descendencia híbrida y llevando a la sociedad terrestre
a un nivel de violencia y degradación moral alarmantes. ¿Tenía pensado
mover ficha el creador?
*****************
“El Señor Supremo dijo: 'A partir del séptimo día a partir de hoy, oh
subyugador de los enemigos, esta triple creación de la tierra, el éter y el
cielo será inundada por el océano que todo lo devora. Cuando los tres
mundos estén sumergidos en las aguas de la aniquilación, ¿pueden

39
contar en ese momento con la aparición de una barca muy grande que
Yo les envió? Para prepararse para ese tiempo, por favor, con la
[sabiduría de los] siete sabios, recolecta todos los tipos superiores e
inferiores de hierbas y semillas y rodéate de todo tipo de seres que se
suban a ese enorme bote para viajar sin desanimarse por el océano del
inundarse sin otra iluminación que la refulgencia de los rishis. Sujeta con
la gran serpiente [Vâsuki] ese bote, que es sacudido por un viento muy
poderoso, a Mi cuerno, porque Yo estaré cerca de ti. Te arrastraré, junto
con los sabios en la barca, por las aguas durante toda la noche de Brahmâ,
mi mejor noche. Con mi apoyo y consejo, se revelará en su corazón
plenamente el conocimiento de Mi gloria que se conoce como el Brahman
Supremo.”
Este pequeño fragmento del Bhagavata Purana, texto sagrado hindú
de miles de años de antigüedad, relata como el ser supremo, tomando la
forma de un pez, informó a Manú, primer ser humano y primer rey sobre
la tierra, sobre la inminente venida de un diluvio que anegaría la Tierra;
dándole instrucciones precisas para que unos cuantos seres humanos,
animales y plantas fueran conservados.
Si viajamos a Yucatán, encontraremos una historia similar en el Popol
Vuh, texto sagrado maya. Los Hopis en Arizona; los Aztecas en el centro
de México; los Incas en el Perú; los Mapuches en Chile; los Sumerios en
Mesopotamia; los Tais en Tailandia; los Temuas en Malasia; los Massai
en Kenya y Tanzania; hawaianos, griegos y romanos… todos tienen en
común el relato de un diluvio universal. En la gran mayoría de ellos hay
una advertencia previa, y supervivientes -no según los mayas, para
quienes murió to quisqui-; la mayor parte también hace alusión a un arca
como medio para escapar a la tragedia.
Viendo esto, una pregunta acude a mi mente: ¿cómo es posible
inventar la misma historia en los 4 puntos cardinales del planeta?
Hablamos de pueblos de distintas épocas, que en su mayoría no tuvieron
contacto unos con otros; por tanto, sus historias sobre un diluvio no
pudieron haberse inspirado en un relato escrito por otra de estas
culturas.

40
La Biblia también habla de un diluvio universal. De hecho, lo presenta
como la ficha que movió el creador ante el último desafío lanzado contra
él. El relato dice:
“Y miró Dios a la tierra, y he aquí que estaba corrompida, porque toda
carne había corrompido su camino sobre la tierra. Entonces Dios dijo a
Noé: He decidido poner fin a toda carne, porque la tierra está llena de
violencia por causa de ellos; y he aquí, voy a destruirlos juntamente con
la tierra. Hazte un arca de madera de ciprés; harás el arca con
compartimientos, y la calafatearás por dentro y por fuera con brea. Y de
esta manera la harás: de trescientos codos la longitud del arca, de
cincuenta codos su anchura y de treinta codos su altura. Harás una
ventana en el arca y la terminarás a un codo del techo, y pondrás la
puerta del arca en su costado; la harás con piso bajo, segundo y tercero.
Y he aquí, yo traeré un diluvio sobre la tierra, para destruir toda carne en
que hay aliento de vida debajo del cielo; todo lo que hay en la tierra
perecerá.” (Génesis 6: 12-17)
En resumen, el creador decidió partir desde cero. Eligió a un hombre,
alguien que no se había dejado influir por el ambiente de la sociedad de
su época, y le dio instrucciones para que la raza humana sobreviviera a
través de su familia directa y sus descendientes. En cuanto a la sociedad
corrupta de la época, decidió barrerlos bajo las aguas.
Pero, el diluvio es un mito, ¿verdad? ¡Nunca existió! Es lo que nos dirá
la mayor parte de la comunidad científica; para ello nos presentarán
pruebas fósiles o climatológicas, junto con una argumentación
contundente. Me gusta la idea: analicemos pruebas fósiles y climáticas.
¿Pueden los científicos explicar por qué territorios del círculo polar
ártico, hoy en gran parte cubiertos de hielo, tuvieron hace tiempo un
clima pantanoso y templado? ¿Pueden los científicos explicar por qué
hay restos de miles de animales de clima cálido encontrados en esos
parajes, hoy glaciales, de nuestro planeta? Claro que sí. La explicación es
que en otro tiempo esos lugares tenían un clima que permitía la
existencia de dicha flora y fauna.
Pero, ¿pueden los científicos explicar cuándo y cómo cambió aquello?
¿Pueden explicar cómo por todo el mundo, de repente, se extinguieron
especies de mamíferos, muchos congelados, algunos mientras comían?

41
Nos han contado teorías: un meteoro que cambió de repente el clima
mundial, erupciones volcánicas que provocaron un cataclismo, etc.
¿El relato bíblico del diluvio puede responder a estas preguntas? Sí, y
mucho mejor.
¿De dónde venían las aguas del diluvio, según la Biblia? Leamos:
“Dijo entonces Dios: «Quiero que haya entre las aguas algo firme que
las separe». ¡Y al instante se hizo así! Dios puso algo firme entre las aguas,
y la mitad de las aguas quedó abajo y la otra mitad quedó arriba.”
(Génesis 1: 6,7)
Así, en su segundo periodo creativo, el creador puso agua bajo los
cielos -en la superficie y bajo ella-, y agua sobre los cielos -en la
atmosfera-. Cualquier meteorólogo concordará en que, con una gran
cantidad de vapor de agua en suspensión en la atmosfera, la temperatura
planetaria debería ser completamente diferente a la existente hoy día.
Dicho vapor provocaría un efecto invernadero que retendría el calor
solar en la superficie del planeta, distribuyéndolo por todo el globo. Esta
concentración de agua atmosférica, por tanto, explicaría por qué en un
tiempo el norte del planeta tenía un clima moderado y por qué animales
de zonas cálidas podían vivir allí.
Ahora bien, ¿Qué ocurrió con ese vapor de agua en el diluvio?
“Cuando Noé tenía seiscientos años, el día diecisiete del mes segundo,
todas las aguas subterráneas entraron en erupción, y la lluvia cayó en
grandes torrentes desde el cielo. La lluvia continuó cayendo durante
cuarenta días y cuarenta noches.” (Génesis 7:11,12)
Aquí son muy interesantes las expresiones “erupción” y “torrentes”.
Otras versiones de la Biblia traducen “fueron rotas todas las fuentes del
grande abismo” en lugar de “todas las aguas subterráneas”; o “las
cataratas de los cielos fueron abiertas” en lugar de “grandes torrentes
desde el cielo”.
Podemos ilustrar lo que supuso aquel hecho para el planeta tomando
el ejemplo de una pequeña planta en una maceta. Las plantas necesitan
tierra, sol y agua. Si utilizamos una regadera para echar con delicadeza
agua a la planta, esta crecerá sana. Pero, ¿qué ocurrirá si a esa misma
planta le volcamos de golpe un gran cubo lleno de agua?
42
Pues imaginemos del mismo modo el efecto sobre el planeta al
abrirse de repente “las compuertas de los cielos”, liberando miles de
millones de toneladas de agua, cayendo sobre la Tierra como torrentes
o cataratas: muerte y fosilización instantánea de fauna y flora sobre la
superficie; así como cambios drásticos de temperatura en las regiones
polares tras el diluvio, al haber perdido la atmosfera su manto acuoso
protector, que paso a concentrarse en forma de hielo alrededor de los
polos del planeta.
Por sorprendente que les parezca a algunos, el relato bíblico del
Génesis complementa datos descubiertos por la ciencia y da explicación
coherente a cambios climáticos con los que ésta sólo ha podido especular.
Entonces, ¿de verdad es un mito el relato bíblico del diluvio universal?
Muchos creemos que no. Hay demasiados indicios y pruebas que
apuntan a que fue una realidad. El diluvio, incluso, daría una explicación
lógica sobre el origen del panteón de los dioses griegos.
La Biblia relata que, tras el diluvio, Noé y su familia comenzaron a
repoblar de nuevo la Tierra. Las historias del mundo pre-diluviano fueron
sin duda transmitidas de padres a hijos generación tras generación. El
capítulo 10 del Génesis precisa que los descendientes de Jafet -un hijo de
Noé- se esparcieron y ocuparon varias regiones costeras mediterráneas;
y los nombres de algunos de ellos coinciden con los que historiadores
antiguos presentan como los primeros habitantes de la región del Egeo
que se convertiría en la Grecia clásica (2).
Los cabos están atados. Ya tenemos una teoría lógica que explicaría
cuál fue la fuente de información de la que los griegos crearon su Olimpo
de dioses: los primeros pobladores de Grecia habrían sido familia directa
de seres humanos que conocieron la sociedad humana anterior al diluvio.
Con el tiempo la historia real pudo cobrar forma de leyendas, que
terminaron convirtiéndose en los relatos sensacionalistas que
conocemos hoy sobre esos dioses que vinieron a la Tierra a cohabitar
entre los mortales y a tener descendencia.
*****************
La descendencia de aquellos seres venidos del cielo -los gigantes o
semidioses- habría desaparecido en las aguas del diluvio. Ellos no tenían

43
otro cuerpo donde transferirse, aparte del de carne y hueso; a pesar de
su poder, solo eran humanos. Sus padres, que no lo eran, sí pudieron
escapar al castigo divino sobre aquella sociedad, abandonando sus
cuerpos físicos y retomando su forma espiritual.
Durante el tiempo que habían pasado en la Tierra, estos seres no
habían ayudado en nada a la raza humana; habían rendido más bien un
gran servicio a la organización criminal espiritual. Habían contribuido a
alejar a los hombres del creador, sumiéndolos cada vez más en una
actitud rebelde hacia las leyes y principios divinos. Habían degenerado la
sociedad humana al punto de obligar el ser supremo a “limpiar” su
planeta de tanta maldad. Y siendo en gran parte responsables de dicho
declive moral, cuando llegó el momento del juicio divino, abandonaron a
sus mujeres e hijos terrestres para no correr la misma suerte que ellos.
Una vez que recuperaron su forma original, y sabiendo que nunca,
aunque quisieran, serían readmitidos en la corte celestial por su creador,
pasaron a integrar de forma definitiva la organización criminal espiritual
dirigida por el primer rebelde.
La nefasta influencia de los espíritus rebeldes sobre hombres y
mujeres en la Tierra había llevado a la raza humana al borde de la
extinción. Pero había habido supervivientes: ocho personas, que habían
decidido respetar la autoridad del soberano del universo. ¡Y eso
contrariaba al jefe de la rebelión, quien tenía como objetivo acabar con
toda la humanidad! Ahora, todo repartía de cero. Los ocho que quedaban
engendrarían de nuevo, y la Tierra comenzaría a poblarse otra vez de
seres humanos. Nuevas batallas se librarían, nuevas estrategias se
pondrían en marcha para apartar a la humanidad de su creador y acabar
al fin con ella.
Un año y diez días después del inicio de las lluvias, la puerta del arca
se abría sobre un suelo seco. La vida en la Tierra comenzaba de nuevo…

44
ACTO V
BABEL Y EL NACIMIENTO DE LAS RELIGIONES
“Semiramis recibió la gloria de su esposo muerto y deificado; y, con
el transcurso del tiempo, los dos, bajo los nombres de Rea y Nin, o de la
“madre-diosa y el hijo”, fueron adorados con un entusiasmo increíble, y
sus imágenes fueron erigidas y adoradas en todas partes.”
Las Dos Babilonias – Alexander Hislop

Han pasado unas décadas desde que el hombre volvió a pisar tierra
firme. Los humanos comenzaron a reproducirse rápidamente y ya había
unos cuantos miles sobre la Tierra. En el mundo invisible los rebeldes no
habían perdido tampoco el tiempo. Habían hablado, analizado, trazado
planes y asignado roles. Iba siendo hora de retomar el trabajo.
Muchos de los espíritus desertores descubrieron con decepción,
aunque no demasiada sorpresa, que el creador les había retirado ciertas
capacidades; ya no tenían el poder de “fabricarse” cuerpos físicos para
habitar entre los humanos. No más sexo para ellos. Ahora tendrían que
desarrollar su trabajo exclusivamente con sus cuerpos inmateriales.
Pero el no poder “disfrazarse” de humano no significaba no poder
influir sobre ellos. Conocían su fisionomía, conocían su forma de pensar
y actuar, sus deseos y debilidades. El jefe de la banda llevaba ya más de
mil años estudiando su comportamiento para poder explotar sus puntos
débiles. Encontraría la manera de seguir en contacto con ellos. Pero
necesitaba un primer “socio” humano, alguien a quien utilizar para influir
sobre los demás.
Había un joven descendiente de Cam, hijo de Noé; tenía don de
gentes, espíritu de líder. Era ambicioso; le gustaba dominar sobre los
demás, que se hiciera lo que él quería. Y lo más importante, no sentía
ningún respeto hacia el creador. Sabía, como todos, la historia pre-
45
diluviana y el relato del castigo divino. Conocía bien a Noé, antepasado
de todos. Pero él no estaba de acuerdo con el juicio de Dios; ¿por qué el
fuerte no puede dominar al débil? No todos los humanos eran iguales. Él
decía a sus amigos que hay quien está hecho para mandar, y quien está
hecho para obedecer; y que Dios no tenía ningún derecho a decirle cómo
tenía que vivir. ¡Ese era su hombre!
*****************
- “¡Hola, joven!”
- “¿Quién habla?”
- “Alguien que quiere ayudarte.”
- “¿Dónde estás? ¿Quién eres?”
- “Soy alguien que te observa desde hace tiempo… ¿por qué estás
tan alterado? No voy a hacerte nada malo… ¿estarías más tranquilo
si te hablara a través de esa cabra que hay ahí? Puedo hacerlo, pero
tú no eres tan estúpido.”
- “¡Eres un hijo de los cielos! Espera, ¿eres tú quien hablo a la mujer
en el jardín?”
- “Hace ya un tiempo de eso. Tienes espíritu de líder, chico. Y sé
que no estás hecho para seguir las reglas de otros. Por eso estoy aquí.
Puedo hacer que eso cambie. Acepta mi ayuda, y te convertiré en el
líder de tu especie.”
- “Te escucho…”
*****************
Bajo la guía del rebelde original, este humano, al que la Biblia y la
historia dan el nombre de Nimrod, continuó haciéndose más y más
popular e influyente. En algún momento debió de haber algún conflicto
entre él y sus adeptos, que rechazaban la guía del creador en su vida, y
el resto de sus congéneres. Entonces Nimrod y los suyos se marcharon a
otro lugar.
La Biblia indica que este grupo se estableció en la tierra de Sinar,
donde decidieron fundar una ciudad (Génesis 11: 4). Este proyecto
contravenía directamente los planes del creador, quien a la salida del
arca tras el diluvio, había repetido a Noé la instrucción que le dio al
primer hombre: la de llenar la Tierra (Génesis 9: 1). Los recién instalados
en Sinar no querían esparcirse; pretendían congregarse todos en un

46
mismo sitio y hacerse un nombre célebre. Para ello habían planeado
edificar una torre cuya cúspide llegara a los cielos.
Esto convenía perfectamente a la organización criminal invisible; si
todos los humanos permanecían juntos, más fácil sería controlarlos.
Sabían por su estudio de nuestra raza que es bastante sencillo someter
la voluntad de un individuo a la corriente de pensamiento de un grupo.
Aparte de buscar celebridad, el proyecto de construcción del primer
“rascacielos” de la historia encerraba quizá un mensaje en clave; era
como decir al creador: “vamos a hacer una torre tan alta que ni siquiera
con otro diluvio podrás exterminarnos”.
Este nuevo desafío, instigado por sus enemigos espirituales, no pasó
desapercibido para el soberano universal y su leal familia celeste. De
muchos es conocida la historia de Babel donde Dios confundió las
lenguas para dispersar a los que construían esa ciudad. Pero, de nuevo,
el no profundizar en los detalles y los porqués desvisten el relato de toda
lógica y lo convierten, como el de Edén, en una fábula para niños. Para
poder percibir esta crónica como historia real debemos meternos en la
mente del creador…
*****************
La clave para entender por qué el ser supremo decidió boicotear el
plan urbanístico de Babel sean quizá unas palabras que él mismo
pronunció:
“Todos forman un solo pueblo y hablan un solo idioma; esto es solo el
comienzo de sus obras, y todo lo que se propongan lo podrán lograr”.
(Génesis 11: 6)
¿Qué abarca e implica exactamente esta declaración?
Primero de todo, hay que dejar claro que cuando el creador dice
“todos forman un solo pueblo” se está refiriendo a los habitantes de
Sinar; los que habían rechazado su guía. La Biblia sitúa este
acontecimiento poco más de un siglo después del diluvio; y el relato nos
dice también que Noé vivió 350 años tras salir del arca. Noé, por tanto,
seguía vivo cuando se desarrolló este episodio en Sinar, y una buena
parte de su familia le habría apoyado y se habría quedado cerca de él

47
cuando Nimrod se marchó. Por tanto, Noé y los suyos no están
concernidos en lo referente a la ciudad, la torre y la intervención divina.
Analicemos ahora la segunda parte de la declaración del creador:
“esto es solo el comienzo”; “todo lo que se propongan lo podrán lograr”.
Aquí hay mucho que desarrollar.
En primer lugar, la Biblia deja claro que el ser supremo del universo
tiene la capacidad de ver el futuro (Isaías 46: 10). Esto se deduce de las
innumerables predicciones que ha dejado en su palabra escrita sobre
acontecimientos futuros, de las cuales ni una sola ha dejado de cumplirse.
Algunas no ha necesitado ni verlas, ya que era él mismo quien las iba a
realizar; pero otras, donde él no intervendría, sí las ha visto y anunciado
de antemano.
¿Era necesario intervenir en Sinar? Al fin y al cabo, después de aquello
se hicieron muchas ciudades; se edificaron templos, construcciones altas
e impresionantes… y él no actuó para impedirlo. Tampoco lo ha hecho
en nuestra época destrozando los rascacielos de Manhattan o de
cualquier otra ciudad. Además, aunque aquella gente de Sinar decidiera
no expandirse sobre la Tierra, los humanos que habían apoyado a Noé sí
que lo harían; por tanto ese tampoco era un gran problema.
El problema era que aquello “era solo el comienzo”. ¿Qué vio el
creador expandiendo su mente hacia el futuro? Eso es muy fácil de saber,
puesto que ese futuro es nuestro presente. Durante siglos los
descubrimientos científicos y progresos tecnológicos avanzaron a paso
de tortuga; entre el Siglo XVIII y la primera mitad del XX estos saltos
tecnológicos cobraron mayor velocidad: el carbón, la electricidad, el
automóvil, el teléfono, las vacunas, etc. Pero en la segunda mitad del
Siglo XX el progreso se disparó.
La era digital ha supuesto el pistoletazo de salida para una expansión
tecnológica sin límites en muchos campos. Poco podían imaginar los
poseedores de las primeras televisiones que 60 años después cualquier
persona tendría acceso a miles de canales desde la pantalla de un
teléfono. Tampoco creerían los que usaron los primeros teléfonos
móviles, del tamaño de un ladrillo, que 40 años después, además, “verían”
a su interlocutor; o que podrían encender y apagar los electrodomésticos
de su casa desde ese dispositivo.

48
Esto y mucho más ha sido posible gracias al mayor descubrimiento
tecnológico de nuestra raza: internet. La mente humana ha sido capaz de
crear un universo virtual mundial donde cada ser humano puede
interactuar con otro desde cualquier punto del planeta. Cada
actualización, cada producto nuevo o revisado, deja anticuado, en un año
o en meses, a su versión precedente. Difícilmente comprendería un
humano del Siglo XIX el mundo en 1980. Los que nacimos en esa década
no podíamos imaginar donde llegarían los avances tecnológicos en 40
años. Ahora, en 2021 ¿podemos imaginar lo que permitirá la tecnología
en 2050?
Pero, ¿y la cara oculta? ¿Hay cara oculta en el avance tecnológico? La
hay, por supuesto.
En todas las épocas, y la nuestra no es excepción, mentes brillantes
han trabajado al servicio de seres ambiciosos de poder, diseñando y
fabricando armas cada vez más potentes y destructivas; lo que se ha
traducido en muerte y sufrimiento para millones de personas. Un primer
hito en esta carrera armamentística fue la bomba atómica liberada en
Hiroshima y Nagasaki. Desde entonces, el hombre tiene la capacidad de
extinguir la vida biológica del planeta apretando un solo botón.
Otra peligrosa frontera traspasada ha sido el desarrollo de armas
biológicas. Hoy, la tecnología científica permite manipular
genéticamente virus y otros microorganismos con fines asesinos; y
muchos piensan que ciertos poderes ocultos pueden tener en mente
valerse de tales armas para atacar a países enemigos o reducir una
población mundial que crece sin control. De hecho ¿es posible que
estemos ya en plena guerra biológica mundial? Mas tarde volveré sobre
ese asunto.
Otra consecuencia de los avances tecnológicos son los efectos nocivos
que han sufrido la fauna y la flora de nuestro planeta. En las últimas
décadas, la acción del hombre ha provocado -y sigue haciéndolo- la
extinción de innumerables especies animales; bien sea por caza o pesca
indiscriminada, por ocupación del hábitat natural de esas especies, o por
la alteración de su ecosistema.
En cuanto a polución y contaminación, ¿qué podemos decir?
¿Cuántos de nosotros vivimos en ciudades cubiertas por un manto gris

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permanente sobre su “skyline”? ¿Cuánta gente padece de problemas
respiratorios, a veces mortales, a consecuencia de emisiones de humo
de vehículos, fábricas, etc.? ¿Os han contado alguna vez vuestros padres
que, en esos ríos de agua negra, verde o amarilla que vosotros veis, ellos
podían bañarse hace 40 años? ¿Sabéis cuantas micro-partículas de
plástico ingerís cada vez que coméis pescado, como consecuencia de
haber convertido los mares en el mayor vertedero del planeta? Todo esto
forma parte también del avance tecnológico.
¿Qué dicen muchos científicos sobre el futuro cercano? Pues que, a
este ritmo de explotación sin control del planeta y sus recursos, la
humanidad tiene un negro futuro. Cada vez más bocas que alimentar;
alimentos cada vez más industriales y menos sanos; cada vez menos agua
potable disponible; y el aire que respiramos cada vez de peor calidad. El
planeta no es capaz de regenerar todo lo que le quitamos, y eso tiene un
límite. El estilo de vida actual y la sobreexplotación de nuestro hogar
galáctico conducen a nuestra raza peligrosamente a la extinción.
Y si muchos somos capaces de ver esto ahora, nuestro creador fue
capaz de ver las consecuencias de nuestros actos hace miles de años.
Si recordáis, en un capítulo precedente mencioné que la tecnología
actual es el resultado de la acumulación de conocimientos a lo largo de
muchas generaciones. No se podría haber inventado internet si alguien
anteriormente no hubiera descubierto la electricidad. No se hubiera
podido mandar sondas a Marte si mucho antes alguien no hubiera
inventado el motor de explosión.
Pero varios hándicaps han retardado el avance tecnológico durante
siglos. Uno de ellos es que gran parte del conocimiento adquirido por
mentes brillantes durante sus pocos años de vida se ha perdido porque
el genio en cuestión no ha tenido un sucesor a quien transmitir sus
descubrimientos antes de morir; o bien porque el heredero de ese legado
no ha tenido la capacidad intelectual para proseguir el trabajo del
maestro.
Otra barrera ha sido la lingüística. En tiempos donde mentes brillantes
solo hablaban su idioma natal, o como mucho dos o tres, era difícil poner
en común los conocimientos adquiridos para complementarlos y

50
conseguir un avance más rápido en el mundo tecnológico. Una última
barrera fue la dificultad para cubrir grandes distancias en épocas pasadas.
Hoy en día, la ciencia ha progresado vertiginosamente gracias a que
esas barreras han caído: con un avión te puedes plantar en 12 horas en
cualquier punto del planeta, y la mayoría de mentes brillantes de
cualquier país o territorio aprenden a utilizar la lengua predominante
universal -el inglés- para desarrollar su investigación. Estos factores,
junto a la capacidad de almacenaje de información actual, hacen posible
que a la muerte de un investigador brillante, su conocimiento pueda ser
recuperado fácilmente por las generaciones que le tomarán el relevo.
Todo esto nos lleva a plantearnos una gran incógnita: teniendo en
cuenta que en aquella ciudad de Sinar -según la Biblia, claro- todos
hablaban un solo idioma y vivían cientos de años, ¿qué habría
conseguido la humanidad en materia tecnológica de no haber mediado
intervención divina? No podemos saberlo con precisión; pero podemos
intuir lo que el creador seguramente vio.
Los habitantes de Sinar comenzaban a experimentar nuevas formas
de construcción, nuevas tecnologías para su época. Con esos siglos de
vida que tenían por delante, pudiéndose comunicar perfectamente entre
ellos y con unas mentes más cercanas a la perfección de la primera pareja
humana, el progreso tecnológico habría sido meteórico. El creador debió
percibir que, si no intervenía, aquella sociedad llegaría en poco tiempo a
las cotas de avance científico que conocemos en nuestros días. La
tecnología actual con muchos siglos de antemano. Entonces, ¿decidió
intervenir para impedirnos progresar? ¡No! Lo hizo, de nuevo, para
salvarnos… de nosotros mismos.
Él había fijado un día para zanjar la cuestión abierta en Edén. Y él sabía
que la codicia del hombre imperfecto y manipulado por su enemigo
espiritual haría pasar los intereses económicos y personales por delante
de los del grupo y los del planeta. Por tanto, si dejaba al hombre hacer,
si no intervenía en Sinar, la situación ambiental crítica que vive hoy el
planeta habría llegado mucho antes, y la vida en la Tierra probablemente
se hubiera extinguido antes de que concluyera el proceso judicial.
Especial atención merece un campo particular del progreso: la ciencia
médica. Al igual que otras ramas de la ciencia, la medicina ha vivido una

51
revolución tecnológica estos dos últimos siglos. No fue hasta el Siglo XIX
que los médicos descubrieron algo básico: la importancia de lavarse las
manos entre paciente y paciente para no transmitir gérmenes. Y fue
entre esa época y principios del Siglo XX cuando se descubrió la existencia
de virus y bacterias.
Todo eso parece algo de la prehistoria cuando lo comparamos con los
avances médicos del Siglo XXI: hoy día son corrientes los trasplantes de
órganos -incluso de corazón- o los implantes de miembros ortopédicos;
las anestesias permiten operar sin dolor para el paciente; y tenemos
medicamentos y vacunas para infinidad de enfermedades y virus.
Pero hay algunas aplicaciones donde los científicos médicos quizá se
estén metiendo en un terreno “no autorizado”: el campo de la genética
y su manipulación. El ser que diseñó nuestra especie, lo hizo de manera
muy compleja y magistral. En una sola célula introdujo las instrucciones
necesarias para que, una vez fecundada por esperma, comenzara el
desarrollo y formación de un nuevo ser humano. En ese óvulo estaba la
información requerida para crear corazón, pulmones, vasos sanguíneos
o un cerebro humano; ¡y todo de forma automatizada! Ninguna
invención humana podrá jamás rivalizar con semejante prodigio
tecnológico.
Pero lo que sí ha aprendido el hombre, gracias a su capacidad
intelectual, es a descubrir los secretos de la genética e ir un paso más allá:
manipularla. Las reticencias éticas que había hace años sobre el trabajo
con células madre y otras técnicas moralmente dudosas han quedado
atrás en muchos países.
Recientemente un grupo de científicos ha sido capaz de revertir el
proceso de descomposición neuronal en cerdos muertos, introduciendo
en sus cerebros una sustancia líquida, compuesta de sangre sintética,
oxígeno y ciertos medicamentos. Durante el experimento se observó
cómo las neuronas y sus conexiones cerebrales comenzaban a
reestructurarse dentro del animal. Pero más impactante aún es el hecho
de que las cabezas no estaban acompañadas del resto del puerco: ¡se
estaba reviviendo cabezas sin cuerpo! (3)

52
Por principios éticos, se decidió interrumpir el experimento antes de
que esa cabeza pudiera abrir los ojos. Pero, ¿qué hubiera ocurrido de
continuar adelante?
Otro campo que levanta ampollas morales es la creación de quimeras,
es decir la mezcla de células embrionarias de distintos animales en el
proceso de gestación. Hasta ahora se han conseguido resultados
favorables cuando los sujetos “mezclados” son animales de la misma
especie. Más problemas están dando las quimeras interespecíficas, las
llevadas a cabo con células de diferentes especies. La idea de base “oficial”
de estos experimentos es conseguir que, insertando células humanas
específicas en un embrión animal en desarrollo -cerdo, oveja u otro-, ese
embrión sea capaz de generar un órgano humano, que podrá ser usado
posteriormente para realizar trasplantes.
Pocos son los embriones que aceptan las células “invasoras”; y
cuando se da el caso el experimento se detiene antes de que empiece a
formarse el sistema nervioso, ante la incertidumbre por las posibles
consecuencias. ¿Qué pasaría si las células humanas llegaran al cerebro?
¿Y si llegara a nacer ese “ser”? ¿Sacrificaríamos esa vida animal
“fabricada” para quitarle un páncreas o un hígado, a fin de trasplantarlo
en un ser humano? Yendo más allá: ¿deberíamos llamarlo animal o
persona?; ¿adquiriría consciencia de sí mismo?; ¿hablaría?; ¿tendría
derecho a voto? Demasiadas cuestiones éticas las que planean sobre
estas investigaciones.
Pero más importante aún, ¿qué piensa el creador de este tipo de
experimentación? ¿Qué opina del hecho de que seres humanos
empiecen a jugar con la genética, los ladrillos de la vida diseñados por él?
¿Verá con buenos ojos que ciertos doctores manipulen genéticamente
un óvulo para decidir si el bebé que verá la luz será niño o niña?; ¿si será
rubio o castaño? ¿Qué pensará de la clonación humana, con la que
posiblemente se sigue experimentando? ¿Dónde está la línea donde se
pasa del dominio de la ciencia médica al de lo sagrado?
Tomara su decisión en base a todos los argumentos expuestos aquí,
alguno de ellos, u otros, la solución que el creador encontró al nuevo
problema surgido en Sinar fue brillante: implantar en cada familia que se
encontraba allí un idioma diferente -borrándoles de su memoria el

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materno- a fin de interrumpir sus planes en aquella ciudad; planes que
solo eran el comienzo de un proceso que arruinaría la vida humana en la
Tierra.
Cuando esto ocurrió y, una mañana cualquiera, los vecinos de aquella
ciudad no se entendían unos a otros, comprendieron que aquello
procedía del creador; y se vieron obligados a irse de allí. Cada familia, con
su nuevo idioma, se marchó a poblar otros parajes. Desde entonces
aquella ciudad tomó el nombre de Babel, o Babilonia; que significa
“confusión”.
Aunque no todos se fueron de Babel; al igual que Noé y los suyos no
viajaron hasta Sinar. Unos cuantos se quedaron en la ciudad; una ciudad
que se ganaría muy bien su nombre de Babel. En aquella urbe no solo se
confundieron los idiomas de la humanidad; iba a ser también el lugar
donde el gran conspirador pervertiría las verdades fundamentales sobre
el creador y sus planes para el ser humano. De la misma manera que fue
el origen de las familias lingüísticas, Babel sería también la ciudad que
vería el nacimiento de la religión.
*****************
Anu-Ea-Enlil. Brahma-Visnú-Siva. Itzamná-Ixchel-Kukulcán. Isis-
Horus-Osiris. De los Andes a la India; del imperio Mexica a la antigua
China; de Yucatán al Egipto faraónico; vikingos, celtas, etruscos,
cananeos o griegos. En todas las latitudes, en toda época y en numerosas
culturas, las religiones han tenido desde antaño un denominador común:
las triadas de dioses. Baste como ejemplo las cuatro citadas en este
párrafo.
Y es que, si comparamos las creencias de muchas religiones antiguas
en los cuatro puntos cardinales del planeta, nos daremos cuenta de que
tienen muchas creencias similares; como si hubieran tenido un punto de
partida en común. Lo cual es bastante probable.
¿Qué fue lo que hizo el rebelde original para conseguir romper la
relación entre Eva y su creador? Decirle algo contrario a la realidad; una
mentira “atractiva” a oídos de su interlocutora. Y aquella estrategia
funcionó. Entonces, si algo funciona, ¿para que cambiarlo? ¿Qué tenía
en mente ese homicida para los humanos que se habían separado de Noé,

54
y marchaban junto a Nimrod rumbo a su nuevo hogar en Sinar? Una
religión, la primera de la historia.
Es posible que, antes del diluvio, los espíritus que tomaron forma
física se hicieran llamar o tratar como dioses -junto a sus hijos híbridos-
por los demás seres humanos. Pero todos los descendientes de Adán
sabían quién era el auténtico ser supremo del universo.
Ahora que, tras el diluvio, ciertos humanos se separaban de nuevo del
camino marcado por el creador, el espíritu rebelde tenía que suplir ese
deseo innato que tiene nuestra especie de venerar a un ser superior. Y,
puesto que sus socios ya no podían fabricarse cuerpos humanos,
tendrían que hacerlo de otra manera. Debían “crear” dioses ficticios; así
como ritos, reglas y creencias para que el ser humano llenara su vacío
espiritual y se sintiera en paz con esas divinidades.
Dichas creencias, por supuesto, iban a decir todo lo contrario a lo que
había revelado el creador a los humanos; es decir, todo iba a ser falso. El
verdadero objetivo de la estrategia era confundir a la familia humana y
alejarlos de la senda de quien había puesto en marcha un plan para
ayudarles de verdad.
*****************
Lo primero, pues, era inventar un nuevo dios; o mejor aún, muchos
dioses. Para seducir a un mayor número de personas, es preferible tener
una amplia gama de productos a ofertar. Y puesto que los nuevos dioses
no serían dioses de verdad, daba igual que fueran 5, 50 ó 5 millones; lo
importante era que los humanos dirigieran su devoción a algo que ellos
tomaran por un ser divino.
El paso del tiempo vio por tanto la aparición sucesiva de innumerables
dioses. Al principio serían pocos, claro; quizá incluso fueron los espíritus
rebeldes los que otorgaron sus nombres a esos nuevos dioses, a fin de
engrandecer su ego. Las deidades se fueron viendo atribuir diferentes
especialidades, formando toda una familia divina. Así, podíamos tener
un dios padre, creador del universo; un dios de la agricultura, quien hacía
llover para que las cosechas fueran abundantes; o un dios del
inframundo, quien se encargaba de gobernar las almas después de la
muerte.

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Con el transcurrir de los años comenzó también a deificarse a seres
humanos. El primero, con toda seguridad, fue Nimrod, el socio humano
del clan rebelde espiritual; quien con el tiempo se erigió como el primer
rey de la raza humana. El Génesis, capítulo 10, menciona a este tipo como
“el primer poderoso en la Tierra”, y añade que fue un “vigoroso cazador”.
Puesto que muchos humanos cazaban animales para comer, no sería un
gran aporte presentar a Nimrod como cazador de bestias en el relato
bíblico. La alusión, por contra, adquiere otra dimensión si las “presas” de
este cazador hubieran sido otros humanos. ¿Qué vendría entonces a
decir este pasaje? Que Nimrod fue el primer humano en hacer la guerra.
Esta opción cobra sentido si continuamos leyendo el pasaje del
Génesis. Ahí se menciona que el comienzo de su reino fue Babel; tras la
cual estableció otras ciudades en la tierra de Sinar. Pero después se
detalla que se dirigió hacia Asiria, al norte, donde edificó más urbes. Esos
nuevos territorios que incorporó a sus dominios, ¿estaban desocupados
cuando él llegó? ¿O había gente habitándolos? Quizá había familias que
se habían desplazado allí desde Sinar tras la confusión de idiomas; o tal
vez eran asentamientos de gente que había apoyado a Noé. El caso es
que el relato deja intuir que, movido por su afán de poder -afán azuzado
a su vez por el líder de los espíritus rebeldes-, este hombre empezó a
someter a diversos pueblos o familias por la fuerza.
Con el apoyo de otros humanos ávidos también de poder, pudo
perfectamente constituir un ejército. Además, los avances en la
fabricación de herramientas que habían desarrollado en Sinar les
permitiría diseñar instrumentos que podrían utilizar como armas para
subyugar a otros a su voluntad. Pudo ser el comienzo de la dominación
de seres humanos sobre otros por métodos bélicos.
La Biblia no dice nada más sobre este personaje; pero otras fuentes
históricas sí añaden datos sobre Nimrod. Alguna apunta a que tuvo una
muerte violenta; algo que no sorprende, de ser cierto, para alguien que
había aplicado esa violencia a los demás. Quizá murió durante una batalla;
o fue capturado y ejecutado; o traicionado por uno de los suyos para
tomar su puesto de mando. Como quiera que fuera, tras este suceso, sus
seguidores habrían hecho de él una divinidad.

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Quizá aprovecharon el hecho de que su mujer estuviera embarazada
en el momento de su muerte para decir que el niño que iba a nacer era
la reencarnación de su propio padre. De forma que Nimrod, su esposa
Semiramis y el hijo de ambos -Nino, o “el niño”- habrían sido divinizados;
convirtiéndose así en la primera triada de dioses de la historia.
Sea verídico o no este relato, lo cierto es que ese nuevo concepto de
triadas de dioses sería una herramienta muy útil a lo largo del tiempo
para la banda criminal espiritual. La triple asociación divina acabó
exportándose a muchas culturas de todas partes del planeta. Pero había
que hacer más para confundir a la humanidad; se debía reescribir la
historia.
*****************
Es de suponer que, puesto que el humano ha tenido una capacidad
intelectual avanzada desde el principio, el arte de la escritura surgió en
los días pre-diluvianos. Pero, ya que todo quedó anegado y destruido por
las aguas, no hay forma de asegurarlo.
Tras el diluvio, dicho arte empezaría -de nuevo o por primera vez- a
desarrollarse. Iba siendo hora de poner por escrito la historia de la
humanidad. En lo que se refería a historia reciente, los espíritus rebeldes
no podían manipular gran cosa. En la época de Babel los ocho
supervivientes del diluvio seguían seguramente con vida; recordemos
que apenas había transcurrido un siglo y en la época vivían, según la
Biblia, varios cientos de años. Eso explicaría por qué, aunque adornado
por cada cultura, el relato del diluvio es recogido en las crónicas de todos
los pueblos del pasado.
Pero, remontando más atrás, las fuentes comenzaban a debilitarse.
Los hijos y nueras de Noé solo podían contar la historia del siglo anterior
al diluvio. En el caso de Noé y su mujer, su conocimiento histórico
abarcaba más o menos el último tercio del tiempo transcurrido entre la
creación de la primera pareja y el juicio acuático del creador. Por tanto,
más allá de Noé, remontando al periodo anterior a su nacimiento, ningún
humano presente era testigo directo de lo acaecido. Y, como dije antes,
las posibles fuentes escritas de esas épocas no se conservaron.

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Noé, por supuesto, conocía la historia de la creación de Adán y Eva;
conocía el episodio de su rebelión ante el ser supremo. Durante sus
primeros 600 años de vida había podido acercarse a las puertas del Edén
y contemplar a sus guardianes. Y, sin duda, transmitió esas historias a sus
descendientes afines.
Pero Sinar había congregado a gente que rechazó a Noé como
patriarca. Las historias de éste sobre el pasado lejano… eran eso,
historias. Ellos también podían contar historias, o inventarlas. Así
pudieron empezar las fábulas sobre la creación del hombre.
Son muchos los escritos antiguos que han sobrevivido parcialmente
hasta nuestros días. Varias de esas obras son babilonias y arrojan
bastante luz sobre el tema que estamos tratando. Sin duda el material en
que se redactaron -directamente sobre piedra- ha contribuido a su
preservación en el tiempo. Las dos grandes obras conservadas son el
Enûma Elish y la Epopeya de Gilgamesh.
El Enûma Elish recoge el relato babilonio de la creación. En resumen,
cuenta cómo antes de formar al hombre había muchos dioses en los
cielos; entre los cuales había tensiones, asesinatos y guerras. En un
momento dado, decidieron sacrificar a uno de ellos para crear con su
sangre a la raza humana. Tras lo cual, fundaron la primera ciudad del
planeta: Babilonia.
La Epopeya de Gilgamesh, por su parte, cuenta las hazañas de dicho
personaje, hijo de una diosa y un sacerdote, quien habría sido uno de los
primeros reyes de Uruk, ciudad Mesopotamia. Entre sus aventuras se
cuenta su viaje para encontrar a los dos únicos supervivientes de un
diluvio ocurrido en el pasado. Tras dar al fin con ellos, el marido le explica
a Gilgamesh cómo debe de hacer para encontrar bajo el mar una planta
que concede la inmortalidad.
Dioses enfrentados, un diluvio, una planta que da inmortalidad al
hombre… muchas similitudes con el relato bíblico. Hay que decir que las
fechas de redacción de las obras babilonias son anteriores en el tiempo
al Génesis bíblico. Las tablas que contienen ambas obras fueron
encontradas principalmente en Nínive (Asiria). Las pertenecientes a la
Epopeya de Gilgamesh tienen dataciones de siglos diferentes -sin duda
algunas son copias de las originales-, las más antiguas datándose hasta el

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2500 antes de Cristo. Las tablillas del Enûma Elish son más recientes, del
Siglo XII antes de Cristo; pero se cree que, igualmente, eran copias de
originales mucho más antiguas redactadas en Babilonia. Las fechas más
remotas atribuidas a estas obras coinciden, curiosamente, con la fecha
en que la Biblia sitúa el diluvio: unos 24 siglos antes de Cristo.
Puesto que el relato bíblico del Génesis se redactó supuestamente en
el Siglo XVI antes de nuestra era, muchos historiadores y estudiosos han
supuesto y afirmado que fueron las obras babilonias las que sirvieron de
inspiración de las historias contadas en la Biblia. Pero dicha
argumentación no tiene por qué ser cierta. Dos personas diferentes,
testigos de un mismo suceso, pueden transmitir oralmente la historia
vivida a sus descendientes; y en un momento futuro cualquiera, un
descendiente de cada una de las familias puede decidir poner por escrito
ese relato. El hecho de que uno de ellos lo haga en una fecha anterior al
otro no significa forzosamente que el segundo se haya copiado del
primero; ambos escritos pueden ser pruebas paralelas de que la historia
contada es real.
En el caso particular del Génesis, el autor presumido de la obra es
Moisés. Dicho personaje habría nacido en Egipto y vivido unas décadas
en Arabia; pero nada hace indicar que hubiera tenido acceso a la
biblioteca babilonia o hubiera siquiera comprendido su idioma. Teniendo
en cuenta que en la época no existía internet, y que los grandes viajes
eran bastante más complicados, afirmar que Moisés se basó en la
literatura babilonia para redactar el Génesis es pura especulación.
El relato de Moisés cuenta historias ocurridas mucho antes de su
redacción. No se sabe si sus antepasados tenían escritos, perdidos hoy,
que contaban esas historias; o si las había aprendido parcialmente de sus
padres por vía oral, siendo joven. La propia Biblia da a entender que la
información detallada sobre la creación, la rebelión en Edén o el diluvio,
redactadas por Moisés, le fue transmitida directamente por un
representante espiritual del mismísimo creador; el cuál habría elegido a
Moisés para que le ayudara con sus planes de futuro.
Hay otro dato interesante que diferencia radicalmente el relato del
Génesis y las obras babilonias. El Enûma Elish y la Epopeya de Gilgamesh
son escritos claramente fantasiosos; se aprecia en la forma de contarlo,

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o en la inclusión en el relato de monstruos y lugares que jamás han
existido: un dragón, hombres-escorpión, hombres-pez… o las aguas de la
muerte que Gilgamesh debe atravesar. Leyendo el relato del Génesis
observamos algo bien diferente: el relato transmite la idea de historia
real, no fantasiosa. No hay hombres mitad-caballo, o aguas misteriosas
que encierren monstruos sobrenaturales. Está claro que un árbol que da
vida eterna o seres de otro mundo copulando con humanas puede
parecer fantasioso hoy día; pero la forma literaria empleada en la obra
no añade motivos para pensar que lo que se está contando sea simple
fantasía.
Los espíritus rebeldes habrían conseguido de esta forma suplantar la
historia real por otra alternativa; adornando los hechos recientes, como
el diluvio, e inventando historias varias sobre el origen de la raza humana.
Se rescataron también las aventuras pre-diluvianas de los espíritus en
cuerpo humano, para recrear héroes literarios como Gilgamesh, mitad
dios y mitad humano.
Esta tergiversación histórica pudo haberse hecho antes de que el
creador implantara los nuevos idiomas en las mentes de los habitantes
de Sinar; o pudo ser posterior y haberse transmitido por Nimrod y los
suyos a los pueblos que fueron conquistando. De ahí, y a medida que los
humanos se fueran esparciendo sobre la Tierra, se llevarían consigo esas
nuevas historias y leyendas. Con el tiempo cada cultura las adaptaría,
siendo fuente de inspiración para nuevos relatos legendarios y para el
surgimiento de diversos héroes literarios. Y con el tiempo habría tantas
versiones diferentes sobre los orígenes, que sería muy difícil localizar la
realidad entre tanta ficción. De nuevo, una estrategia magistral de la gran
organización criminal espiritual.
*****************
Otra idea que ayudaría a los humanos a creerse su nueva religión era
tener algo que pudieran palpar. Los dioses son invisibles a nuestros ojos,
y es más fácil venerar algo que puedes ver y tocar. Había que dar a los
terrícolas dioses visibles; una representación de ellos. Así surgió el
concepto de los ídolos.
En su trato con los humanos, el creador nunca le había dicho a Adán
que debía hacerse un muñeco que lo representara. Tampoco habló de

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ello con Noé, ni lo haría jamás en el futuro. Lo que sí hizo, cuando dio una
ley escrita a los descendientes de su siervo Abraham, fue dejar
tajantemente claro que él aborrece la representación idolátrica de un
dios; sea él -el auténtico- o cualquiera inventado (Éxodo 20). Otro
concepto religioso, pues, contrario a la voluntad del creador.
A lo largo del tiempo los ídolos tomaron muchas formas diferentes.
Había dioses cuya representación tenía una forma humana; pero
también fue corriente representarlos con cuerpo de animales. Los más
conocidos hoy día, sin duda, son los diversos dioses egipcios que tenían
estas formas; como el dios halcón Horus, el dios toro Apis o el dios
cocodrilo Sobek. Dichos animales eran escogidos por alguna cualidad
física que se quería atribuir a los dioses, como la fuerza o la fertilidad.
Menos conocido es que, también en este dominio, Babel lo hizo
primero. A principios del Siglo XX se descubría en las ruinas de la antigua
Babilonia la puerta de Ishtar. En esa impresionante obra, de tonalidades
azules, se encontraron figuras de toros y de un animal mitológico
llamado Mušḫuššu. Dicha figura es una especie de serpiente con patas,
lo que hoy conoceríamos como un dragón. De hecho, la traducción literal
del nombre sería, según se cree, “serpiente-dragón rojo-furioso”.
Mušḫuššu era una representación de Marduk, el principal dios babilonio.
Marduk… Nimrod… una serpiente… Edén… ¿es necesario explicar
algo?; ¿o sabéis trazar líneas?
*****************
Junto a estas imágenes surgió un tipo de edificio del que no se tiene
constancia que existiera anteriormente: el templo. En las pocas
ocasiones en que la Biblia menciona sacrificios animales hechos al
creador con el fin de agradarle, dichas ofrendas se presentaban sobre
altares rudimentarios; hechos con piedras y leños al aire libre. El
concepto de un templo dedicado a un dios en particular permitiría dar
mayor visibilidad y arraigo a la nueva religión babilonia. El edificio serviría
de hogar permanente para los ídolos fabricados representando a esa
deidad. Además, tener ese punto de encuentro favorecería que los
adoradores de dicho dios se sintieran parte integrante de un grupo, una
forma de aceptación social; y esto contribuiría a reforzar la devoción por
la divinidad venerada.

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Las reuniones de fieles en el templo facilitarían también el
aprendizaje de las normas y ritos exigidos por ese dios; los cuales serían
enseñados por una nueva figura: los sacerdotes o guías religiosos, que
harían de intermediarios entre los dioses y los humanos. Esta profesión
sería ventajosa tanto para la organización espiritual rebelde como para
los líderes humanos que ostentaran el poder político en la ciudad.
Generalmente, y lo hemos visto muchísimas veces en la historia, los
gobernantes y los líderes religiosos han tenido relaciones muy estrechas;
siendo incluso frecuente que el poder político y religioso estuvieran
concentrados en una misma persona.
Dicha asociación ha sido explotada por ambas partes -poder político
y religioso- a fin de tener un férreo control sobre los ciudadanos. Para
ello se han servido de una de las más viejas armas de la humanidad: el
miedo. Miedo a desagradar a un dios que le pedía al pueblo, a través de
sus sacerdotes, ciertos servicios; servicios que realmente solicitaba el
gobernante de turno, a cambio de favores y privilegios hacia la clase
sacerdotal.
Los sacerdotes podían pedir multitud de cosas en nombre de los
dioses: tributos y ofrendas para honrarlos -ya fueran bienes materiales o
parte de las cosechas- que servirían para enriquecer y llenar las
despensas de sacerdotes y gobernantes; exigir que ciertos jóvenes,
hombres y mujeres, fueran consagrados a ese dios con el fin de trabajar
en el templo a las órdenes de los sacerdotes; incluso podían pedir al
pueblo guerrear contra otras naciones -tal era la voluntad de su dios- con
el único fin de aumentar los dominios y el poder de las élites.
Si el pueblo era sumiso y colaborador, las divinidades estarían
contentas con ellos y les darían buenas cosechas y muchos hijos. Pero si
no colaboraban, tendrían que vérselas con un dios enfadado y vengativo.
Las consecuencias de no obedecer el orden preestablecido podían ser la
exclusión social, una multa o castigo, el destierro, o la pena capital. Por
no hablar de las consecuencias en el más allá.
*****************
Porque, sí, una de las mayores falacias inventadas por la organización
criminal espiritual puede haber sido el hacer creer al ser humano que
tiene un alma inmortal. Este punto concreto del culto babilonio ha tenido

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un éxito enorme en la gran mayoría de religiones que se han sucedido a
lo largo de la historia.
La Biblia relata que, cuando el primer hombre fue creado, recibió una
información clara: si no respetaba las normas establecidas por su creador,
dejaría de existir (Génesis 2: 17). Lamentablemente, ese día llegó; y su
rebelión condenó a muerte a todos sus descendientes. Los seres
humanos morían, cuando no habían sido creados con ese propósito. La
muerte era, por tanto, un tema de gran preocupación para los
descendientes de la primera pareja. Si se les daba un caramelo, una
ilusión que les consolara, serían fácilmente atraídos a la nueva religión
babilonia. ¡Qué mejor caramelo que ofrecerles un alma inmortal!
Los humanos de esa época eran conscientes -o estaban convencidos-
de la existencia de un tipo de vida inteligente no orgánica: los espíritus,
seres invisibles a sus ojos y que habitaban en “otro mundo”. Por tanto,
la idea de que el ser humano tuviera también una parte espiritual, no
sujeta a la degradación física y a la muerte, no era algo tan difícil de
asimilar.
Se cree que la primera creencia establecida en Babilonia sobre el más
allá decía que, al morir, todas las almas vagaban eternamente por el
inframundo, situado en el interior del planeta. La idea de esa esencia
eterna, como tantas cosas inventadas en Babel, se esparció por la Tierra
cuando los seres humanos fueron ocupando nuevos territorios; y llegó a
convertirse en dogma fundamental de las religiones de muchas culturas
posteriores, como la egipcia, la griega o la maya, por citar solo algunas.
Con los siglos, esas nuevas religiones surgidas por doquier fueron
dando forma propia a la creencia en el más allá. Algunas sostenían que
las personas buenas y obedientes a los dioses -y sus representantes
terrestres- iban a un lugar pacífico y feliz después de morir; mientras que
los malvados y desobedientes iban a otro sitio bien distinto, uno de
sufrimiento y tortura eternos. Esta idea sería muy útil, al igual que otras,
como herramienta social de manipulación y control del pueblo por parte
de los líderes religiosos al servicio del poder.
Otras civilizaciones introdujeron una nueva variante: la reencarnación
del alma. Esta idea, desarrollada sobre todo en culturas asiáticas, afirma
que, antes de poder acceder a los dominios del ser supremo de manera

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definitiva, el alma inmortal debe purificarse a lo largo de varias vidas
humanas en la Tierra; y que los actos que practiquemos en el presente,
buenos o malos, condicionarán el que la siguiente reencarnación se
efectué en una forma de vida superior o inferior a la actual. Los que
inventaron esta creencia se cubrieron bien las espaldas, diciendo que, al
volver a nacer, el alma pierde los recuerdos de sus vidas pasadas;
justificaban así la ausencia de dichos recuerdos y podían hacer pasar este
cuento por una realidad.
La idea de un alma que sobrevive a la muerte física del ser humano ha
perdurado hasta nuestros días, siendo creencia fundamental en
incontables religiones del planeta; incluidas las tres grandes corrientes
monoteístas: judaísmo, cristianismo e islam.
*****************
Para introducir la siguiente práctica religiosa implantada y exportada
mundialmente desde Babel, plantearé una pregunta: ¿cuál es el
pensamiento número uno en el ser humano, al menos en el hombre?
¿Qué le puede gustar más aún que el fútbol? Si respondiste “sexo”, estás
en lo cierto.
El sexo ha sido siempre una de las armas más poderosas que existen.
Hay quien lo emplea para chantajear; hay quien se gana la vida a cambio
de practicarlo; hay quien explota sexualmente a otros seres humanos
con un fin lucrativo; incluso hay espíritus que abandonaron su morada y
fueron condenados por el deseo de saborear este placer. La organización
criminal espiritual conocía el poder del sexo sobre los seres humanos.
Sería interesante, y muy inteligente, servirse de esta práctica para atraer
adeptos a la nueva religión.
Ideado por el creador, el sexo es uno de los mejores regalos que le
puede haber hecho al ser humano. Podía haber establecido otra manera
para que hombres y mujeres procrearan; algo más simple y menos
sensitivo. El hecho de que dicha práctica fuera, no solo un medio de
procreación, sino además algo muy placentero, muestra su deseo de que
sus criaturas humanas fueran lo más felices posible. Y los requisitos que
estableció para disfrutarlo eran simples: un hombre y una mujer unidos
en matrimonio (Génesis 2: 24).

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Lo que se estableció en Babel fue, por tanto, un insulto más hacia el
creador y sus normas. La religión babilonia presentó las relaciones
sexuales extramatrimoniales como una práctica del agrado de los dioses.
Conceptos como prostitutos y prostitutas de templo tienen su origen en
ese momento histórico. Hombres y, sobre todo mujeres, alquilaban su
cuerpo en los propios santuarios; generalmente ocurría en los
consagrados a dioses específicos de la sexualidad o la fertilidad, como
podía ser la diosa Ishtar.
Hay relatos -cuya veracidad no está tan clara- que pretenden que toda
mujer debía acudir al templo de Ishtar y tener sexo con un desconocido
al menos una vez en su vida; otra versión afirma que la joven debía
perder allí su virginidad con el primer transeúnte que ofreciera una
moneda a la diosa.
Sean ciertas todas estas historias, o solo algunas, lo cierto es que el
sexo se convirtió en una práctica más de la religión babilonia y sus
sucesoras. Cultos posteriores herederos del legado de Babel tuvieron
también sus dioses de la fertilidad, como Adonis o Astarté, con sus
correspondientes templos y meretrices; de hecho, tal fue la fama que
alcanzaron en la antigua Grecia las prostitutas del templo de Afrodita en
Corinto, que muchos extranjeros visitaban la ciudad para “conocerlas”,
fomentando así el turismo y la riqueza de la ciudad. También en Grecia
se practicaban orgías: banquetes sagrados en honor de los dioses donde
se practicaba el sexo para solicitarles una gran fertilidad para la nación.
Habrá quien piense, con los valores morales de nuestra época, que
aquellas prácticas no tenían nada de malo. Pero estoy seguro de que el
rito del que voy a hablar a continuación será considerado por todos los
que lean esto como repugnante; me refiero a los sacrificios humanos.
*****************
Seguramente, las civilizaciones practicantes de este rito más
conocidas para los pueblos hispanohablantes sean la azteca y la maya;
sin embargo, no fueron ellos los primeros que realizaron tales actos.
Muchos pueblos de la antigüedad han ofrecido estos sacrificios, los
cuáles solían tener como objetivo aplacar la ira de los dioses o ganar su
favor. Las víctimas más comunes eran prisioneros de guerra o niños de la

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propia comunidad. Y, al ser un acto sagrado dedicado a los dioses, la
ofrenda debía desarrollarse siguiendo al detalle el rito establecido.
Retrocediendo épocas y culturas tenemos ejemplos de esta práctica
en pueblos vikingos, celtas, romanos, griegos o egipcios, por citar solo
unos pocos. No hay constancia de que tal salvajada naciera en Babilonia;
pero no sería descabellado pensarlo sabiendo que fueron pioneros en el
arte de la guerra, y que imperios directamente descendientes de Babel,
como el asirio, trataban con una crueldad despiadada a los pueblos que
conquistaban.
Sí se sabe que los cananeos -pueblos descendientes del mismo hijo de
Noé que los babilonios, y que habitaban la región de la actual Palestina-
sacrificaban a sus propios hijos ante sus dioses desde antes del Siglo XVI
antes de Cristo.
Lo que parece razonable, surgiera o no en Babel, es que esta práctica
fuera alentada por los seres que han controlado siempre las grandes
religiones: los espíritus de la organización criminal invisible. Lo cual sería
una muestra más de su absoluto desprecio por la raza humana, su
sadismo y su crueldad.
*****************
El sindicato del crimen demoniaco había hecho muchos avances.
Habían creado “su” religión, con creencias falsas y prácticas insultantes
para el creador; habían establecido unas clases dirigentes que se
encargaban de controlar a las masas y expandir las mentiras religiosas.
Pero aún les quedaba una carta por jugar; una invención que les iba a ser
útil de muchas maneras: el espiritismo.
No se sabe concretamente cuáles fueron las restricciones que impuso
el creador a los espíritus desertores tras el diluvio. Algo evidente, como
ya hemos mencionado, es que perdieron la facultad de materializarse en
forma humana. Otra limitación que deja entrever la Biblia es que estos
seres no tienen -y nunca han tenido- la capacidad de acceder a nuestros
pensamientos; algo que, por cierto, están intentando conseguir los
científicos estas últimas décadas, con avances tecnológicos
sorprendentes. Pero, ¿dónde estaba el límite del contacto permitido
entre los espíritus y los humanos?

66
La conversación al inicio del capítulo entre el jefe espiritual rebelde y
Nimrod, evidentemente, era pura especulación. Aunque no tengo duda
de que colaboraron, es un misterio cómo establecieron contacto. Porque
no se encuentran relatos en la Biblia en que un espíritu rebelde dé el
primer paso para dirigirse a un humano, aparte del de Eva. Bueno,
también está la ocasión en la que el propio líder rebelde abordó y dialogó
con el enviado del creador cuando éste ya era un hombre adulto; lo que
pasa es que en este caso el representante divino, Jesús de Nazaret, era
un espíritu antes de venir a la Tierra, según la Biblia. Pero, ¿realmente
necesitan estos seres interactuar directamente con la humanidad para
influir sobre ella?
El estudio del comportamiento de nuestra raza nos da una muestra
de lo sencillo que es manipular a seres humanos por parte de otros seres
humanos; técnicas como la tergiversación de la información, la creación
de corrientes de pensamiento único o la imposición de ideologías en
nombre de un dios de turno, han sido elementos que siempre han
funcionado. Las recientes tecnologías han potenciado algunos métodos
y han creado nuevos. Mensajes subliminales en medios audiovisuales;
bombardeo informativo en dispositivos electrónicos, que dificulta cada
vez más encontrar información veraz y contrastada; polarización
ideológica y política por medio de la televisión y las redes sociales. Los
servicios de inteligencia se han convertido en expertos manipuladores de
masas.
Entonces, si seres humanos con intelecto limitado son capaces de
manipular eficazmente y a distancia, ¿qué no podrán conseguir seres
superiores como los que forman parte de la mafia espiritual? Y la mejor
estrategia para hacerlo es controlar a quien controla. Ahí encontramos
la primera utilidad del espiritismo para sus creadores. Porque, si bien es
probable que el creador no les permita dar ese primer paso hacia
nosotros, todo cambia si son los humanos quienes buscan contactarles.
Ahí se abre de par en par la puerta a esos seres invisibles.
Los espíritus rebeldes encontraron rápidamente esta nueva manera
de comunicarse con los humanos; y supieron explotarla y diversificarla.
Y es que, ¿cuántas formas de espiritismo han existido a lo largo de los
siglos? Unas cuantas, ¿verdad?

67
La primera de todas -sin tener en cuenta los contactos entre Nimrod
y el jefe rebelde invisible- fue seguramente el uso del sacerdote
hechicero como intermediario entre el mundo de los humanos y el
mundo de los espíritus. Mediante el uso de ciertos ritos y sortilegios,
dicho líder religioso invocaba a los seres del más allá, establecía
comunicación con ellos, y transmitía los mensajes e instrucciones
recibidos a los adeptos congregados en el templo.
Ambos interlocutores de esta “línea telefónica” obtenían beneficios
de esta práctica: por el lado terrestre se afianzaba el poder de la clase
religiosa y sus aliados políticos sobre el pueblo; por el lado “invisible” la
organización espiritual podía hacer circular sus mentiras entre la gente,
otra extraordinaria forma de control.
Por ejemplo, hicieron circular la idea de que los seres humanos podían,
a través de estos hechiceros y otras figuras que fueron surgiendo,
comunicarse con sus antepasados ya muertos; una hábil manera de
reforzar la falsa idea de que el hombre tiene un alma inmortal. A su vez,
hacer creer esto a los humanos les daba otra ventaja: en el momento que
les conviniera, podrían ocultar su existencia y la de su organización
criminal haciendo pasar sus comunicaciones por mensajes transmitidos
por difuntos humanos en el más allá.
Con el paso del tiempo, los mediadores capaces de poner en contacto
los dos mundos fueron creciendo en número; surgieron figuras como los
médiums, adivinadores, oráculos, magos, etc. El contacto con los
espíritus dejó de ser dominio exclusivo de los guías religiosos. La gente
podía dirigirse a estos personajes para hablar con sus seres queridos
fallecidos, hacerles ofrendas, conocer el futuro, solicitarles favores
precisos o incluso pedir el mal para sus enemigos.
Junto a estos oficios -ya que generalmente se debía remunerar al
intermediario- surgió también, claro está, otro muy conocido hoy día: el
del estafador que se hace pasar por médium para timar a la gente. Pero
el hecho de que muchos de estos personajes puedan ser un fraude no
implica que todos lo sean. Lo que sí habría que preguntarse es: ¿con
quién están hablando realmente esos médiums auténticos?; ¿espíritus
de difuntos o espíritus de la organización criminal liderada por el
adversario del creador?

68
Mención aparte merece una disciplina también surgida en Babilonia:
la astrología. Los primeros practicantes de esta supuesta ciencia
afirmaban, por ejemplo, que la posición de las estrellas en el momento
de un nacimiento influiría en el tipo de persona que sería ese bebé.
También pretendían ser capaces de ver el futuro en los astros y
constelaciones. La astrología fue tan importante en el pasado que
muchos edificios, religiosos o no, tenían una orientación precisa con
relación a las estrellas.
Pero, cuando se descubre que, en su origen, la astrología babilonia
era uno de los principales ritos religiosos para conocer la voluntad de los
dioses -de los que se afirmaba que moraban en los planetas objeto de
estudio-, ¿quién pensamos que pueda estar detrás de dicha “ciencia”? Si
la astrología nació como parte de una religión, la cual fue modelada por
espíritus homicidas, ¿cuál es la fuente de los mensajes de las “estrellas”
transmitidos por los astrólogos?
Estos ritos que he expuesto brevemente son solo una parte de los
métodos que puede estar empleando la organización rebelde espiritual
para seguir en contacto con los humanos y poder manipularlos. Sabido
es que, a lo largo de la historia, muchos gobernantes han acudido a
médiums para consultar a espíritus antes de tomar decisiones
importantes, concernientes a guerras o alianzas. Algo que sigue
ocurriendo hoy día y que hace surgir la pregunta: ¿quién, realmente, ha
dirigido el mundo, en el pasado y en nuestros días? Eso lo veremos más
adelante; al igual que dedicaré un capítulo a examinar cómo el inventor
de la religión babilonia consiguió corromper, siglos después, el
movimiento religioso puesto en marcha por el enviado divino a la Tierra
con la idea de restablecer las verdades sobre el creador, sus normas y sus
planes.
****************
Este capítulo se ha alargado más de lo previsto; pero según me
documentaba he ido viendo la importancia y profundidad que este
momento de la historia tiene para entender lo ocurrido en siglos
posteriores y en nuestra época actual. Y aun así, diría que es breve
teniendo en cuenta la cantidad de información interesante que podría
ser desarrollada.

69
Resumiendo lo analizado, hemos visto cómo la organización criminal
celeste se habría asociado a un hombre ávido de poder -Nimrod- para
establecer un asentamiento humano rebelde lejos de la guía del creador;
cómo en dicho asentamiento se crearon las bases de una nueva religión,
cuyas creencias eran totalmente contrarias a la realidad. Con el proyecto
de megaciudad llegó la intervención lingüística divina; y la consiguiente
dispersión de las familias, posteriores conquistas bélicas y nuevos ciclos
migratorios contribuyeron a expandir las creencias de la religión
babilonia por todo el planeta, siendo ésta el núcleo fundacional de
muchas de las grandes religiones posteriores. Todo lo expuesto responde
de forma lógica al interrogante de cómo culturas tan dispares y distantes
tienen los mismos conceptos religiosos.
El primer gran proyecto de la organización mafiosa espiritual tras el
diluvio había sido todo un éxito. La mayor parte de la humanidad en los
siguientes siglos nacería y viviría en la más absoluta oscuridad espiritual;
ignorando por completo las verdades sobre el origen de los humanos y
el gran proceso judicial que se había abierto en Edén.
Pero no todos los humanos vivían en la ignorancia. Había un grupo
que no se había rebelado; unas cuantas familias que conocían la historia
auténtica, los actos del creador y sus planes de futuro. Ellos eran el nuevo
centro de atención de la organización conspirativa; sus nuevos objetivos.
No entraré en detalle en los acontecimientos relativos a dicha batalla
ocurridos entre la época de Babel y la llegada a la Tierra del
representante del ser supremo; es demasiada información, y no es
crucial para entender el estado actual de la conspiración que busca
acabar con todos nosotros.
Pero si analizaré un acontecimiento concreto: la acusación y la batalla
del líder rebelde contra un hombre en particular. Una batalla que, sin
embargo, concierne a todo ser humano de cualquier época o lugar.

70
ACTO VI
LA ACUSACIÓN A LA RAZA HUMANA
- “¿De dónde vienes?”
- “De discurrir por la tierra y de andar por ella.”
- Job 1: 7

Con estas palabras comienza la primera conversación de la que hay


constancia en la Biblia entre el creador del universo y su enemigo, tras lo
ocurrido en Edén.
El análisis de los capítulos 1 y 2 del libro de Job -parte del Antiguo
Testamento- nos revela detalles interesantes acerca de la vida en la “otra
dimensión”, la morada de los espíritus. Hasta en dos ocasiones se hace
mención de una asamblea de criaturas celestes delante de su creador.
Esto da la idea de que, regularmente, hay encuentros en los que el
soberano del universo y sus criaturas se reúnen para tratar diversos
temas.
El relato no precisa la naturaleza de las materias a debatir. Tampoco
menciona si la presencia en esas reuniones es obligatoria para todos, o
si solo se convoca a quien está concernido por el punto del día. Dichos
detalles son un total misterio para los terrícolas; pero los pocos datos
conocidos bastan para comprender que la vida en ese mundo está bien
organizada.
En el primero de los dos encuentros mencionados en el libro de Job
se destaca una presencia que, posiblemente, sorprendiera a muchos
asistentes: la del jefe de los espíritus rebeldes. La sorpresa no sería
debida a que no tuviera derecho a estar allí; en aquel momento, tanto él
como sus socios tenían libertad total de movimiento tanto en el mundo
de los espíritus como en el de los humanos. Pero no parece probable que

71
ninguno de esos desertores fuera un asiduo a las reuniones de la familia
leal al creador; sobre todo si las materias tratadas solían concernir
asuntos internos, misiones o trabajos relativos a aquel mundo.
Por tanto, la presencia inhabitual del traidor -del que la había liado
buena en Edén- seguramente atrajo miradas curiosas y levanto la gran
pregunta entre los asistentes: “éste, ¿qué narices hace aquí?”
Un interrogante que no se planteó la máxima autoridad del encuentro;
él sabía perfectamente lo que su adversario había venido a hacer.
El rebelde esperó pacientemente a que se le diera la palabra. Su
intervención no estaba en el orden del día y, si bien había desafiado al
creador, en ese momento sabía que no debía interrumpir la reunión en
curso. Su momento de hablar llegaría.
Al final del capítulo anterior mencioné a un hombre que tendría un
papel muy importante en el proceso judicial en curso. Dicho personaje
es el protagonista de esta historia; la causa de que el jefe rebelde se
encuentre en presencia del creador. Este hombre no tiene ni idea de lo
que va a tener que vivir.
*****************
Job, cuyo nombre da título al libro que recoge su historia, era un
terrateniente que vivía, según se cree, en la tierra de Edom, la actual
Jordania. Tenía 10 hijos, riqueza, mucho ganado y trabajadores a su cargo.
Pero esto no es lo que más destaca el relato de él.
Por encima de sus posesiones, lo más importante eran sus cualidades.
Job era alguien justo, intachable, que huía del mal y respetaba a Dios. De
hecho, el mismísimo creador dice que no había otro como él en toda la
Tierra. ¿Cómo y cuándo conoció dicho personaje los caminos del ser
supremo?
Viviendo donde vivía, es posible que Job fuera descendiente de Ismael
o de Esaú, personajes que dieron origen a varios pueblos dentro de la
raza árabe. Ambos eran hijo y nieto, respectivamente, de Abraham; un
hombre clave en los planes de futuro del soberano universal.
Si bien Ismael y Esaú no apreciaron demasiado al creador y sus
promesas, es lógico pensar que transmitieron a sus descendientes las

72
historias del pasado que habían aprendido de sus ancestros -sobre Edén,
la rebelión, el diluvio, etc.-; relatos que procedían de la fuente original,
no de Babel. Por tanto, Job habría dispuesto de información potable para
conocer medianamente los hechos fundamentales pre-diluvianos; así
como la promesa del creador para restaurar sus planes originales.
Ese conocimiento, limitado pero confiable, junto a una buena
conciencia, le dieron la convicción de que debía respetar a su hacedor y
actuar en su vida de la forma más correcta posible; pasara lo que pasara.
*****************
- “El orden del día ha concluido. Pero tenemos un invitado especial.
Acércate, por favor. Dinos, ¿de dónde vienes?”
- “De recorrer la Tierra y de andar por ella.”
- “Se que te has fijado en mi siervo Job. ¿Has visto que no hay otro
como él en todo el planeta? Varón recto, temeroso de Dios y apartado
del mal.”
- “Por supuesto. Pero si te obedece, es por puro interés. Tú siempre
lo proteges a él y a su familia; cuidas todo lo que tiene y bendices todo
lo que hace. ¡Pero te aseguro que, si le quitas cuanto posee, te
maldecirá en tu misma cara!”
- “Muy bien; acepto el reto. Haz lo que quieras con sus posesiones;
pero a él, no lo toques.”
*****************
Así empezaba el nuevo desafío que la organización espiritual rebelde
lanzaba al diseñador de la vida. Un desafío doble, con implicación directa
para los seres humanos.
Por un lado, el jefe rebelde estaba diciendo que era capaz de apartar
del creador a cualquier criatura terrestre; que podía hacer que todos
secundaran su rebelión y le siguieran a él, en lugar de al creador y sus
normas. Por eso había elegido al más justo; si conseguía apartarle a él,
¿quién podría resistir a su influencia?
Pero la gran acusación, esta vez, era contra nuestra raza. Estaba
afirmando que el humano es un ser egoísta, que solo busca su propio
interés. Insinuaba que, si alguien en la Tierra elegía respetar al creador,
lo hacía solo para buscar su bendición; en forma de salud, paz, o riqueza

73
material. Y que, si se le ponía a prueba y se le hacía sufrir, dejaría el buen
camino y maldeciría a Dios.
Paralelamente, si demostraba que el ser humano era incapaz de
respetar las reglas de su hacedor ante la adversidad, probaría que la obra
maestra del “gran dios universal” en la Tierra era una chapuza. ¡Valla
patata sería dicho creador!
La acusación del jefe rebelde no era sólo contra ese tal Job; iba
dirigida a todos los humanos que hemos pasado en cualquier momento
por este planeta. Si en Edén se había puesto en duda la legitimidad para
gobernar del creador, en esta ocasión se acusaba a cada ser humano de
ser egoísta e interesado. Y de nuevo, como en Edén, las implicaciones
eran demasiado importantes como para pasarlas por alto; era una
acusación que merecía una respuesta clara.
El originador de la vida y del universo era consciente de todas estas
implicaciones. Era sabedor del plan que se traía entre manos su enemigo.
Pero estaba tranquilo. Sabía lo que había creado; y sabía de lo que era
capaz un humano respetuoso de Dios, incluso siendo imperfecto. No
necesitaba ver el futuro y comprobar que haría lo correcto. Confiaba en
el terrícola objeto de la acusación.
Por tanto, no solo iba a permitir que Job sufriera pérdidas dolorosas
a su alrededor; iba a permitir también que creyera que era el mismísimo
creador quien le estaba enviando las desgracias que se disponían a caer
sobre él. No solo aceptaba el desafío, sino que ponía todas las fichas
sobre la mesa: ¿que haría Job cuando creyera que su Dios venerado le
estaba haciendo sufrir injustamente?
*****************
Estaba siendo un día como cualquier otro. Tras la breve siesta después
de comer, Job se disponía a continuar con sus ocupaciones previstas para
hoy. Entonces los mensajeros empezaron a llegar…
Primero fueron los bueyes y los asnos; unos bandidos venidos del sur
atacaron los rebaños, mataron a los cuidadores y se llevaron los animales.
Tan solo un trabajador pudo escapar y transmitir la noticia a Job.
En seguida llegó otro para informar que algo sobrenatural había
bajado del cielo, consumiendo a las ovejas y a los pastores. Solo quien se
74
encontraba informando había podido escapar con vida del lugar. La
palabra original hebrea que define lo que mató a ganado y pastores
significa literalmente “fuego”; pero expertos lingüistas creen que en este
pasaje puede hacer alusión a una especie de rayo o fogonazo. Fuera
como fuera, y puesto que un rayo no es capaz de matar a miles de seres
vivos a la vez, lo que bajó de los cielos era claramente un hecho
sobrenatural para quien lo vio.
Los acontecimientos se estaban sucediendo a una velocidad
vertiginosa. La cabeza de Job no paraba de carburar. Un ataque de
bandidos, podía ocurrir; que en el mismo momento baje fuego del cielo
y mate a tu ganado y trabajadores… no. No sin intervención
sobrehumana, claro. ¿Qué estaba pasando?
Otro mensajero en la puerta... ¡más bandidos! Tres grupos, estos del
este, habían atacado a los cuidadores de camellos y robado los animales.
De nuevo, un solo superviviente.
Ni baja fuego del cielo todos los días, ni saqueadores de naciones
diferentes se ponen de acuerdo para cometer sus fechorías en el mismo
momento; por no hablar de la masacre sin piedad de tantos trabajadores.
¿Podía ocurrir algo más?
¡Sí! Otro sirviente en la puerta, ¡y uno que trabajaba en casa de su
primogénito, donde estaban comiendo hoy sus diez hijos!
- “¡Señor! Todos tus hijos estaban celebrando una fiesta en casa de tu
primogénito. De repente, vino un fuerte viento del desierto y derribó la
casa. ¡Todos tus hijos murieron aplastados! Solo yo pude escapar.”
*****************
{“¡Tantos muertos! ¡Tanta crueldad! ¿Este es el tipo que quiere
suplantar mi autoridad en la Tierra?”}
Pensamientos como este debieron de pasar por la mente del creador
al ver cómo su enemigo había actuado para atacar a Job. No solo le había
quitado su riqueza; había matado a sus hijos, e incluso a muchos de sus
trabajadores, los cuales no tenían nada que ver con el desafío en curso.
Habían sido lo que hoy día llamaríamos en guerra “daños colaterales”.
¿Por qué permitió el creador que su enemigo cometiera estas

75
atrocidades? ¿No era él también responsable de aquellas muertes, por
permitirlas?
Recordemos que fueron los humanos los que decidieron vivir su vida
sin contar con el arquitecto universal; no podemos, pues, rechazar su
guía y protección, decirle que no se meta en nuestra vida, y a la vez
hacerle responsable de que lo que nos ocurra después.
Dicho esto, el creador no permite a su enemigo ir matando
indiscriminadamente a seres humanos a su antojo. Pero en aquella
ocasión lo consintió, lo cual no le hace responsable; el ejecutor y asesino
fue otro, o más bien, otros: la organización criminal celeste.
Tenía que ser una ocasión muy especial para que el ser supremo
permitiera a esos rebeldes masacrar de aquella manera a humanos
inocentes; y en efecto lo era. El desafío en marcha consistía en que Job
debía creer que sus desgracias venían de parte de Dios, no de su enemigo.
Si dichas tragedias hubieran sido limitadas, el jefe rebelde habría
acusado al creador de seguir interfiriendo a favor de Job. No quería que
hubiera motivo de sospecha al respecto. Por eso le dio carta blanca para
actuar como quisiera con el entorno de Job.
Otra cosa a tener en cuenta para una mejor percepción de estos
hechos es que el creador no ve la vida humana como nosotros la vemos.
Para nosotros la muerte es una tragedia; un adiós, quien sabe si para
siempre, a nuestros seres queridos y a las cosas que nos gusta hacer o
disfrutar. Para nuestro arquitecto, por el contrario, nuestra muerte no es
ninguna despedida.
Lo que hace de cada humano un ser único e irrepetible son sus
cualidades, pensamientos y recuerdos. Todos estos datos están
almacenados en algún lugar de nuestro ser. Pensemos en un ordenador:
¿qué ocurre si perdemos toda la información contenida en su disco duro
por accidente? Pues no gran cosa, si teníamos copia de seguridad de los
archivos en otro disco o en una nube en internet.
De manera similar, nuestro creador tiene acceso ilimitado a todos los
datos que conforman cada ser humano. Su poder y memoria infinitos son
el mayor disco duro del universo. Para el no supone ningún problema
recuperar todos los recuerdos y forma de ser de una persona fallecida y

76
devolver esa información -es decir, esa vida- a un nuevo cuerpo similar
al que tuvo anteriormente.
Por tanto, esos daños colaterales -los trabajadores de Job, sus hijos- ...
llegado el momento, les traería de vuelta a la Tierra. Los actos criminales
de sus enemigos no tendrían efectos duraderos.
El universo entero retenía el aliento. Los terrícolas no tenían ni idea
de la importancia de la batalla que se estaba librando; pero todas las
criaturas espirituales, las rebeldes y las leales, sabían lo que estaba en
juego. La reputación de la raza humana y de su creador se decidía en los
próximos segundos. Job, inconsciente de ello, era el objeto de las
miradas de millones de seres invisibles.
El protagonista, todavía en shock por las noticias, con la mente
nublada seguramente, y sin ser capaz de encajar y entender lo ocurrido,
se levanta, rasga su ropa, se rapa la cabeza en señal de duelo, se postra
a tierra y abre la boca:
“Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová
dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito.” (Job 1: 21)
¡¡BANG!! ¡¡En tu cara, jefe rebelde!! ¡¡Encaja esa!!
*****************
¿Alguno de vosotros tiene o ha tenido un hámster? No sé si son todos
iguales, pero el mío, al menos, es un cabezota. Cuando se intenta meter
en un sitio donde yo no quiero, le detengo y le pongo en la dirección
contraria, a ver si capta la indirecta. Pero no; no lo entiende. En cuanto
le suelto se da media vuelta y retoma el camino que se le había antojado.
Se lo puedo impedir una y otra vez, le puedo poner barreras para
bloquearle el paso, ¡hasta he intentado explicárselo con palabras y
amenazas, en varios idiomas! Nada funciona. Intentará saltar los
obstáculos que le pongas para ir a su rincón elegido, por sus santas
narices. El pobre no da para más.
Hay otro ser que no es capaz de entender cuándo ha perdido: ¡el jefe
de los espíritus rebeldes! Tras el sonoro fracaso de su estratagema contra
Job, ¿pensabais que iba a encajar la derrota y desistir? ¡Por supuesto que
no! Y es que, a cabezón, no le gana nadie.

77
El capítulo 2 del libro que cuenta la historia de Job es casi un calco del
primero. De nuevo asamblea general en la morada de los espíritus; de
nuevo nuestro “hámster” allí presente. No sabemos cómo serían las
miradas del resto de asistentes hacia él. Quizá se intuyera en ellas
pensamientos del tipo “si vas a venir a menudo por aquí avisa y te
regalamos un abono en preferente” o “¿no te bastó la última bofetada y
vienes por más?”
Como la vez anterior, el ser supremo le dio la palabra; quería que
todos supieran hasta dónde el rebelde quería llevar las cosas. Cuando le
recordó su fracaso ante Job, quien había mantenido su integridad y
respeto al creador a pesar de lo que se le había hecho sufrir, el criminal
lanzó su desafío final contra el ser humano:
“Piel por piel. Todo lo que el hombre tiene lo dará a cambio de salvar
su vida. Pero extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás
si no blasfema contra ti en tu misma presencia.” (Job 2: 4,5)
¡Así es! El homicida seguía manteniendo que el ser humano solo
piensa en si mismo. Job podía soportar todas las pérdidas sufridas,
incluso las de sus hijos; porque lo único que contaba para él era su propia
vida. Lo demás, familia incluida, lo sacrificaría con gusto para salvarse él
mismo. Si Dios levantaba esa barrera, si permitía a su oponente atacar a
Job directamente, hacerle padecer dolor y sufrimiento físico, su respeto
hacia el creador se evaporaría; entonces sí renegaría de él y lo maldeciría.
Esta actitud por parte del opositor del ser supremo resume muy bien
la actitud mental de este tipo y su banda. No le valió con poner en duda
la soberanía del creador. No tenía ningún remordimiento por todas las
víctimas humanas acaecidas por su culpa desde la rebelión en Edén
instigada por él. Disfrutaba sádicamente de la sociedad post-diluviana
que había montado, con las guerras entre pueblos, las injusticias sobre
inocentes, etc.; le complacía cada sacrificio humano que gente ignorante
ofrecía a los dioses inventados por él. Ahora pretendía demostrar que
hasta el hombre más recto era un egoísta, una creación indigna. Y para
conseguirlo haría lo que fuera, mataría a quien hiciera falta e infringiría
todo el dolor necesario. Esta es la escoria que conspira desde hace
milenios para acabar con nuestra raza.

78
Pero, como vimos antes, esta acusación era muy importante. Por esa
razón el creador había permitido la primera fase; por esa razón iba a
permitir que su enemigo atacara directamente a su siervo. El resultado
de tal acción sentaría jurisprudencia para el futuro; si Job no sucumbía a
sus pruebas, el jefe rebelde no tendría nunca más derecho a solicitar algo
parecido:
“Está bien, haz con él lo que quieras; pero no le quites la vida.” (Job
2:6)
El líder rebelde partió rápidamente. Tenía luz verde para la segunda
tentativa de su plan. El límite era claro: no podía matar a Job. Pero eso
no importaba; podía hacerle sufrir lo que quisiera. El objetivo era que Job
renegara de Dios, y para eso tenía que estar vivo; los muertos no pueden
maldecir a nadie.
*****************
La continuación del relato nos muestra lo que el gran conspirador hizo
sufrir a Job. Éste vio cómo su cuerpo se llenaba de llagas de los pies a la
cabeza; su piel se cubrió de costras; su carne de gusanos; y la enfermedad
inoculada le hacía sufrir fiebres constantes.
Es difícil de imaginar el sufrimiento físico y psicológico que tuvo que
padecer este hombre. Para darnos una pequeña idea, el relato dice que
las heridas dolían tanto que se las rascaba con trozos de objetos
cerámicos. A este dolor físico atroz, sumemos el daño emocional: el
protagonista cuenta que sus hermanos, amigos y trabajadores no se
acercaban a él; su mujer no soportaba su aliento; los jóvenes de la ciudad
le despreciaban y se burlaban de él. De hombre respetado por todos
había pasado a ser la peste en persona, un repudiado de la sociedad.
Llegado un momento, hasta su mujer llegó a reprocharle que no
maldijera a Dios por lo que estaba sufriendo. Además, tuvo que soportar
que unos supuestos amigos, que decían venir a consolarle, le hicieran
responsable de sus males, pretendiendo que todo lo que le ocurría era
un castigo divino por haber sido una mala persona.
Las palabras y lamentos de Job en el relato muestran a un hombre
roto y hundido psicológicamente; en repetidas ocasiones deseó y rogó
estar muerto para dejar de sufrir. Expresó públicamente su

79
convencimiento de que era el creador quien le hacía padecer todo
aquello; incluso afirmó no merecer tal sufrimiento, al considerarse a sí
mismo alguien justo. Pero ¡jamás!, ¡jamás!, maldijo a Dios ni le imputó
malos motivos. No entendía su agonía, y deseaba poder hablar con su
hacedor para recibir explicaciones; pero nunca renegó del originador de
la vida.
*****************
Millones de miradas invisibles al ojo terrestre seguían atentamente
los acontecimientos. Unos, enfadados, maldecían a ese humano que no
daba su brazo a torcer. ¡Sí! Job también era un cabezota; se empeñaba
en respetar a su creador a toda costa. Otros, asombrados, veían cómo
este hombre honraba al arquitecto supremo a pesar de todas sus
penurias. Ellos no sabían qué era el dolor; no podían entender lo que
estaba sintiendo Job. Pero comprendían perfectamente que lo estaba
pasando muy mal; y su respeto por este humano crecía día a día al
observar su rectitud. ¿Cuánto tiempo más debía padecer? ¿Cuántos días,
semanas, meses… eran precisos para dejar claro que no iba a renunciar
a su Dios?
Un Dios que observaba… que sufría junto a su criatura. Había visto
cómo acusaban a Job injustamente; una querella que incumbía a toda la
raza humana. Había decidido que esa acusación fuese puesta a prueba.
Confiaba en Job; confiaba en nuestra especie. No había creado seres
egoístas; había hecho criaturas con la capacidad de elegir hacer lo
correcto y respetar a su creador. Por eso, para probarlo ante todos, había
permitido que su siervo sufriera hasta el límite de lo soportable. Job no
lo sabía, pero había vencido a todo un ejército criminal de espíritus
malvados. Había probado el honor y la grandeza del ser humano. Era
hora de acabar con aquella prueba; era hora de resarcir a ese gran
hombre. Ya era suficiente.
*****************
El creador hizo algo que no hacía a menudo: comunicarse oralmente
con seres humanos. A su entender, la ocasión lo merecía.
Lo primero que hizo, sin embargo, puede sorprender: fue corregir a
Job. A lo largo de sus conversaciones con esos tres supuestos amigos que

80
habían venido a verle, se había declarado a sí mismo un hombre justo…
insinuando a veces que hasta más que Dios. El arquitecto universal era
consciente de que el sufrimiento al límite que padecía y la incomprensión
de su situación podían llevarle a pensar y decir cosas no muy sensatas.
Por eso, con calma y con firmeza, reprendió a Job mostrándole, mediante
ejemplos de la creación, que la sabiduría de un humano no es nada al
lado de la suya.
Tras ello, Yahvé puso fin a las penurias de Job. Le sanó de su
enfermedad, y su familia y amigos volvieron junto a él. Recuperó el
respeto de sus vecinos; y con el paso del tiempo, obtuvo más riquezas de
las que había tenido antes de ser objeto de ataque del sindicato del
crimen espiritual.
Además, tuvo el placer de traer de nuevo al mundo hijos e hijas. Esa
nueva generación no reemplazaba, por supuesto, a los que le fueron
arrebatados; pero el creador se ocuparía de los que ya no estaban
llegado el momento.
El relato no dice nada sobre si Job recibió explicaciones del porqué de
sus padecimientos; quizá vivió el resto de sus días sin conocer la
importancia histórica de lo que había vivido. Pero no necesitaba saberlo.
Era consciente de la promesa hecha en Edén acerca de un
restablecimiento pleno para la raza humana; y confiaba plenamente en
su creador, ahora y en el futuro. El juez supremo del universo haría lo
necesario a su hora.
Tampoco hay más noticias en el relato sobre el instigador de este
cruel desafío; pero se puede imaginar. Quizá los espíritus leales
bromearon con la idea de que pasaría bastante tiempo antes de ver
aparecer de nuevo al jefe del clan rebelde en una de sus asambleas. El
gran conspirador sumaba otro fracaso más a su lista; estaba empezando
a tener una buena colección. Un insignificante ser humano acaba de
humillarle ante todos los de su especie; imposible imaginar la rabia y el
odio que corrían por sus venas -metafóricas-.
Más allá del momento presente, esa batalla perdida hacía bascular de
forma inquietante el curso de la guerra, de la gran conspiración. Los seres
humanos tenían la capacidad de hacer lo correcto, hasta en las
situaciones más difíciles. El plan para hacer caer a todos los terrícolas se

81
tambaleaba peligrosamente. Pero, como vimos, nuestro “hámster
conspirador” no se da nunca por vencido. Había que pasar página y seguir
trabajando en contra de la humanidad.

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ACTO VII
LA CORRUPCIÓN DEL CRISTIANISMO
“Mientras todos dormían, llegó su enemigo y, entre las semillas de
trigo, sembró semillas de mala hierba, y después se fue.”
– Mateo 13: 25

El general Raffaele Cardona recibió orden de hacer penetrar sus


tropas en suelo pontificio. Era 11 de septiembre de 1870. Tras nueve
años de esfuerzos diplomáticos y alguna que otra batalla, para el joven
Reino unificado de Italia había llegado el momento definitivo. Desde la
fusión de los diferentes estados bajo la dirección de la casa de Savoia,
acaecida en marzo de 1861, gobernantes y ciudadanos habían tenido una
sola obsesión: ¡Roma!
La ciudad eterna había sido una plaza intocable durante el proceso de
unificación del país, ya que estaba gobernada por alguien muy especial:
el papa de la iglesia católica. Roma había sido propiedad papal desde
hacía más de mil años; concretamente desde el 754 de nuestra era.
Durante los siglos venideros, el dominio de los papas -los Estados
Pontificios- fue ampliando sus fronteras hasta controlar una buena parte
de la península itálica.
Durante ese periodo, los sucesivos obispos de Roma habían hecho de
su figura una semi-divinidad. Aprovechando el cristianismo reinante en
Europa, se habían convertido en una autoridad moral que les permitía
nombrar emperadores, interferir en las políticas internas de otras
naciones, o mediar en conflictos internacionales. Esos juegos
diplomáticos habían asegurado al autoproclamado “sucesor de Pedro”
mantener el control sobre sus territorios. Para la segunda mitad del Siglo
XIX, Roma contaba con la protección de varios ejércitos extranjeros,

83
sobre todo el galo. El Imperio Francés, católico, consideraba inaceptable
que la ciudad eterna pasara a control del Reino de Italia.
En el momento de la unificación, en 1861, los dominios papales se
habían visto reducidos a la región del Lazio. Desde ese instante, una parte
y otra jugaron sus cartas para resolver la “cuestión romana”. Y las
posiciones eran bien claras: ni el papa iba a renunciar a su poder, ni Italia
iba a renunciar a su “capital”.
Los acontecimientos acaecidos durante 1870 iban a desencadenar el
desenlace definitivo de este conflicto. Desde el mes de julio se estaba
librando una guerra entre el Imperio Francés y varios pueblos germanos
liderados por Prusia. Ante el desarrollo desfavorable para Francia,
representantes del país galo decidieron pedir ayuda militar al Reino de
Italia; a cambio, estaban dispuestos a discutir la “cuestión romana”. De
hecho, las tropas francesas fueron retiradas de la ciudad. A primeros de
septiembre, sin embargo, es proclamada en Francia la III República. El
nuevo gobierno informó que no pensaba intervenir para defender al
papa. Las puertas de Roma se abrían para los italianos.
Sin la armada francesa para defenderle, y habiendo sido ignoradas sus
peticiones de ayuda a otras potencias católicas europeas, las únicas
fuerzas con las que contaba Pio IX en la ciudad eran la Guardia Suiza y
voluntarios católicos de varios puntos del continente. El general Cardona
llegó a las murallas el 19 de septiembre. Después de un último intento
de rendición pacífica, que fue rechazado, el día 20 comenzó el
bombardeo de las murallas. Tras abrir una brecha y librar una breve
batalla, la ciudad capituló ese mismo día. Al siguiente, 21 de septiembre,
Cardona tomaba posesión de Roma.
Los dominios papales quedaron reducidos a lo que hoy es la Ciudad
del Vaticano. La autoridad moral y territorial que la iglesia católica había
ejercido durante siglos sufría un golpe devastador.
Pero, ¿cómo había conseguido dicho poder? Si, según la Biblia, Cristo
era el enviado de Dios, y la iglesia católica era la sucesora de los apóstoles
de Jesús, ¿no eran los representantes de Dios en la Tierra?; ¿no contaban
sus actos con la aprobación divina? ¿En que bando estaban en la cuestión
de la soberanía universal: en el bando del creador o en el bando de la
organización criminal celeste?

84
*****************
Los siglos posteriores al diluvio vieron evolucionar el plan de
restauración del creador. En un momento de la historia él estableció
contacto con un hombre justo y respetuoso, llamado Abraham, y le
prometió que la descendencia restauradora anunciada en Edén vendría
por su línea genealógica (Génesis 22: 18). Más tarde, los descendientes
de uno de sus nietos, Jacob, fueron escogidos por Yahvé para formar un
pueblo: la nación de Israel. Los Israelitas, quienes serían conocidos como
el “pueblo de Dios”, tendrían el honor de participar en el proyecto del
creador para ayudar a la humanidad. Varias fueron las razones que
justificaron esta asociación; dos de ellas de vital importancia.
La primera es sanguínea. Para respetar la promesa hecha a su amigo
Abraham, el creador tenía que apartar a sus descendientes escogidos del
resto de naciones. Si hubieran establecido lazos matrimoniales con los
pueblos vecinos, la mezcla de razas resultante habría disminuido la
cantidad de sangre abrahámica que correría por las venas del futuro
enviado celeste.
Esta separación les protegería además en el ámbito religioso. Algunas
naciones cercanas eran también descendientes de Abraham; otras no.
Pero ninguna de ellas defendía la causa del creador; al contrario, habían
adoptado con el tiempo a los dioses de Babilonia. Entablar relaciones con
ellas podría contaminar el culto establecido por Yahvé; algo que de
hecho sucedió.
La segunda razón clave para elegir a Israel fue que, al transmitirles de
forma escrita sus leyes, normas morales y promesas, el creador estaba
legando a la humanidad entera su forma de pensar y sus planes de futuro.
Dicha herencia sería de vital importancia para los humanos de toda
época, ya que constituiría una fuente de iluminación espiritual en un
planeta donde la religión babilonia, con sus mentiras, se extendía sin
cesar.
Las centurias siguieron pasando, y el legislador supremo continuó
dando detalles acerca de sus planes. La nación de Israel, rebelde y
testaruda, sufrió continuos altibajos espirituales. Había épocas en las que
respetaban las leyes de Yahvé; y otras en las que adoptaban “otros”
dioses, deidades de cuna babilonia. Las artimañas de la organización

85
espiritual conspiradora, fomentando la rebeldía y sus falsas creencias en
Israel, eran contrarrestadas por los constantes consejos y advertencias
que el creador dirigía a su pueblo. A veces tenía que ir más allá para
corregirles, y permitía que potencias extranjeras les sometieran por un
tiempo, hasta que corregían su punto de vista y volvían a respetar -más
o menos- la ley del Dios de Abraham.
Y así llegamos al Siglo Primero, el inicio de nuestra era. Había llegado
el momento para el creador de transferir la vida de su primera creación
celeste al útero de una mujer, de la cuál nacería el primer ser humano
sin deficiencia genética desde Adán. La descendencia prometida llegaba
al fin a la Tierra.
La criatura vino al mundo, creció junto a su familia humana y llegó a
la edad adulta. Por el camino, por supuesto, los enemigos del creador y
de la raza humana siguieron conspirando. Un ejemplo conocido por
todos es el de la “estrella de Belén”.
Sirviéndose de una de sus prácticas espiritistas, los conspiradores
invisibles entraron en contacto con unos astrólogos. Les hicieron ver una
señal en los cielos -una especie de estrella- y les informaron que el rey
de los judíos había nacido en Belén. El relato, recogido en Mateo,
capítulo 2, precisa que los astrólogos venían de oriente. No hay más que
coger un mapa para comprobar que al oriente de Israel se encuentra…
¡Babilonia!
Lo que deja claro que la “estrella” que guiaba a los astrólogos no
procedía de Dios, sino de su enemigo, es el hecho de que ésta no dirigió
a estos hombres venidos de oriente a la casa donde vivía el niño Jesús,
en Belén; el primer destino fue el palacio del rey Herodes -vasallo del
Imperio Romano- en Jerusalén. El plan era claro: hacer saber a Herodes
que había nacido un rey en sus dominios, el “rey de los judíos”. El sabría
lo que había que hacer; es decir, eliminarlo.
Tras esta primera etapa, la “estrella de la muerte” condujo a los
astrólogos, esta vez sí, a casa de la familia de Jesús. La consigna que había
dado Herodes a los visitantes mesopotámicos era que, una vez
encontrado el niño, debían volver para informarle de su identidad. Fue
el momento para el creador de intervenir para proteger a su enviado en
la Tierra, todavía niño e indefenso, advirtiendo en sueños a los astrólogos

86
de que debían volver a su país sin informar a Herodes de la identidad del
pequeño.
El rey, al darse cuenta de que los orientales no volverían, decidió
cortar por lo sano, y mando asesinar a todos los niños menores de dos
años de su territorio; eso le aseguraría deshacerse de la potencial
amenaza del “rey de los judíos”. Adelantándose a ello, el creador informó
a José, padre adoptivo del niño, que debía huir un tiempo con su familia
lejos de Judá, para proteger la vida de la criatura. El enviado celestial fue
protegido, pero el complot del clan espiritual rebelde había provocado
una masacre atroz en el país; buscando destruir una vida, habían
provocado un genocidio.
El niño Jesús llegó a la edad adulta, se presentó ante su Dios para
cumplir su voluntad, y en ese momento el creador abrió su mente y liberó
-o descargó- todos sus recuerdos anteriores a su nacimiento en la Tierra.
Dicho detalle es interesante, pues los recuerdos liberados correspondían
a millones de años terrestres. Esto demostraría que el cerebro humano
tiene una capacidad de almacenaje infinita; lo cual corroboraría el hecho
de que fuimos creados para vivir eternamente.
La misión de Jesús de Nazaret en nuestro planeta duró tres años y
medio. Durante ese tiempo anunció por todo Israel que al final del
proceso judicial en curso, el creador del universo establecería un
gobierno para poner fin a la rebelión en el planeta. Los dirigentes de ese
gabinete, del que el propio Jesús sería el Rey, no estarían en la Tierra;
gobernarían desde las regiones espirituales.
Ese “Reino de Dios”, como lo llamó Jesús (Lucas 4: 43), acabaría con
los gobiernos humanos que no reconocieran su legítima autoridad; algo
predicho siglos antes por el profeta Daniel (Daniel 2: 44). Restablecería
la paz en el planeta y devolvería a la humanidad obediente la perfección
genética perdida por nuestros primeros padres. En cuanto a los líderes
rebeldes invisibles, serían puestos fuera de circulación por un tiempo, a
la espera de su ejecución final.
Esta misión en la Tierra del representante del creador incluía un
sacrificio: el suyo, a manos de sus enemigos.

87
Los líderes religiosos judíos de la época, que también ostentaban una
cierta autoridad política, fueron denunciados y humillados públicamente
por Jesús. Éste les reprochaba el haber retorcido la ley divina,
imponiendo infinidad de reglas innecesarias a la gente; y no haber
enseñado al pueblo -a quien despreciaban profundamente- las verdades
acerca de Yahvé y de sus propósitos.
El odio asesino que esa clase corrupta desarrolló hacia Jesús les llevó
a maquinar un plan para acabar con él. Conocedores de antemano de
ello, tanto Jesús como su Dios en los cielos, no hicieron nada para
impedirlo llegado el momento. Era la manera elegida por el creador para
que se llevara a cabo el sacrificio requerido con el fin de restaurar a la
humanidad.
Las últimas horas de Jesús en la Tierra fueron horribles. Víctima de un
juicio infame, fue golpeado y humillado. Se le paseó por diferentes cortes
judías y romanas, donde fue objeto de mofa y de burla. Finalmente, se le
condenó a morir colgando de un madero.
Al enemigo del creador se le acababa el tiempo con Jesús. No había
podido acabar con el siendo un niño indefenso. Una vez adulto, al
empezar su ministerio, había intentado ganarle a su causa con diversas
artimañas; hasta que Jesús se cansó de él y le mandó a paseo. Esta era
su última oportunidad de impedir el pago del rescate.
Los líderes judíos estaban bajo su influencia; una manera de abortar
el rescate hubiera sido disuadirles de ejecutar sus planes homicidas. Pero,
se le pasara por la cabeza o no esta opción, estaba claro que el creador
no iba a permitir dicha manipulación. Él había decidido que el rescate se
ejecutara así: permitiendo a sus enemigos terrestres dar rienda suelta a
su odio hacia su mensajero. La única opción para el líder rebelde era
atacar físicamente a Jesús en esas últimas horas.
El enviado del creador tenía un pasado en los cielos, pero ahora era
un humano; y como humano, aunque fuera perfecto, podía sentir
angustia, sufrimiento y dolor. Si humillaba al máximo a Jesús, si le hacía
sufrir al límite de lo soportable, quizá su determinación y lealtad a su Dios
volarían en pedazos. Con Job no funcionó, pero quería volver a intentarlo.

88
Jesús tenía poderes, poderes sobrehumanos. Durante su misión en la
Tierra había sanado enfermos, creado alimentos, caminado sobre las
aguas y resucitado a muertos. En cualquier momento durante esas
angustiosas horas finales, Jesús podía verse tentado a usar sus poderes
para cambiar su destino. Fijado en el tronco donde debía morir, podía
haberse inhibido del dolor físico, para que éste fuera más soportable.
Tenía la opción, incluso, de escapar a la muerte: podía volverse invisible,
liberarse de los clavos, sanarse las heridas y salir volando de allí. Irse a
otro lugar, muy lejos de Judea, y comenzar una vida nueva y tranquila;
formar una familia y ver pasar las generaciones sin envejecer.
Tenía el poder para hacerlo. Pero cualquiera de las opciones citadas
habría supuesto el fracaso de la misión. Para que su sacrificio fuera
aceptable, Jesús no podía usar sus poderes; debía ser leal al creador
como ser humano hasta la muerte. No estaba autorizado a aliviar sus
sufrimientos por medios sobrenaturales.
No lo hizo. Y venció a sus enemigos. En el día más infame de la historia
de la humanidad, el enviado de Dios, la primera criatura creada por el ser
supremo, aquel que colaboró junto a su hacedor en la creación del resto
de seres espirituales y el universo físico, el más leal y fiel defensor de la
legítima soberanía del arquitecto del mundo espiritual y del universo…
sucumbía a la muerte. Por primera y única vez en la historia -hasta ahora-
un ser del mundo de los espíritus dejaba de existir.
*****************
En los dominios del creador reinaba el silencio; todos observaban la
agonía y la última exhalación de su compañero en la Tierra. La tristeza
inmensa se mezclaba con el sentimiento de orgullo por la misión
perfectamente ejecutada por el enviado celeste al mundo de los
humanos. Una misión que acababa de concluir: ¡el rescate había sido
pagado!
El plan diseñado por el creador para poder devolver a los humanos la
perfección genética perdida en Edén había sido un éxito. El gran
conspirador y enemigo de todo ser vivo volvía a cosechar un fracaso más,
al no ser capaz de impedir el pago de ese rescate ni de hacer tambalear
la lealtad de la “descendencia prometida”.

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El sacrificio de Jesús aportó novedades importantes en el proceso
judicial en curso. En primer lugar, ya existía la base legal para devolver a
los humanos su perfección genética original. Segundo, el enviado celeste
había demostrado de forma sublime y definitiva que la acusación del
adversario contra los humanos lanzada en los días de Job era una falacia;
Jesús había probado que el ser humano es capaz de respetar, honrar y
obedecer a su creador hasta en las circunstancias más difíciles y
angustiosas… hasta la muerte.
Pero la muerte de Jesús supuso otro cambio importante; el más
visible para los humanos. La organización humana utilizada por el
creador para representarle iba a cambiar de identidad.
*****************
Durante siglos, la nación judía había sido el pueblo “elegido” por el
creador para hacer conocer su nombre y sus propósitos. Sin embargo, los
descendientes de Jacob habían sido siempre un pueblo rebelde y
cabezota. Vez tras vez caían en la idolatría, incumplían sistemáticamente
las leyes, los dirigentes eran corruptos y no impartían justicia, etc. Y
cuando su legítimo soberano les enviaba “mensajeros” para aconsejarles,
hacían oídos sordos, se reían de ellos, los amenazaban y hasta los
mataban.
El creador fue advirtiendo claramente a la nación que, si
abandonaban sus normas y dejaban de respetarle, él podría,
legítimamente, anular el pacto hecho con ellos. (Deuteronomio capítulo
28 / 2 Crónicas 7: 17-22). Algo que finalmente ocurrió (Jeremías 11: 10).
Jesús confirmó durante su misión terrestre que un nuevo pueblo iba a
tomar el lugar de Israel en breve (Mateo 21: 43).
La razón por la que el ser supremo no había roto ese pacto antes, a
pesar de las constantes rebeliones de Israel, es por la promesa hecha a
Abraham garantizándole que la descendencia prometida en Edén
vendría por su línea genealógica (Génesis 22: 18).
Pero ahora que el rescate había sido pagado, el creador no tenía por
qué soportar más a esa nación infame. En tiempos de Jesús, buena parte
de los judíos eran unos hipócritas; decían servir a Yahvé, pero no
aceptaban sus leyes. Los líderes religiosos despreciaban al resto del

90
pueblo, imponían leyes extremadamente restrictivas y buscaban ante
todo conservar su posición de poder e influencia. Debían ser los
portadores del nombre “Yahvé”, pero en esa época concreta
comenzaron a dejar de pronunciarlo, en base a una superstición sin
sentido.
La nación judía había sido elegida para que, mediante ellos, todas las
naciones de la Tierra obtuvieran la liberación de la degeneración
genética; ya que iba a ser un judío quien pagara el rescate. Sin embargo,
ya para entonces, los judíos mostraban un gran desprecio hacia los
extranjeros; eso que hoy llamamos racismo y que, curiosamente, sigue
caracterizando a ese pueblo en el Siglo XXI.
Para colmo, cuando apareció entre ellos el enviado prometido, aquel
que debía ayudar a la humanidad, ¿qué hicieron con él? ¡Lo rechazaron
y lo mataron! ¿Qué interés podía tener el creador en seguir
relacionándose y bendiciendo a ese pueblo? Evidentemente, ninguno. El
día en que Jesús fue ejecutado en Jerusalén, Yahvé rompió su pacto con
la nación de Israel (Mateo 27: 51). Desde ese mismo instante dejaron de
ser el pueblo escogido de Dios; pasaron a ser una nación más. O quizá
no…
Durante el tiempo en que la nación de Israel estuvo exiliada en
Babilonia, es posible que algunos judíos “tejieran” alianzas de poder;
alianzas que seguirían vigentes y que pueden llevarnos hasta la cúspide
humana responsable de la gran conspiración que estamos investigando.
Pero eso lo trataré en el capítulo final.
Una vez que, al ser pagado el rescate, el creador rompió su alianza
con Israel, ¿dejó de tener una organización en la Tierra para
representarle?
Durante los tres años y medio que su enviado estuvo trabajando en
nuestro planeta, se rodeó de amigos que le acompañaban y a los que
enseñaba. Jesús estaba formando a un nuevo pueblo, el que sucedería a
la nación judía. Poco después de terminar su misión en nuestro planeta,
un grupo de sus discípulos, estando congregados, vivió una experiencia
sobrenatural (Hechos capítulo 2); aquel acontecimiento es considerado
el nacimiento de la nación cristiana.

91
Hasta entonces el creador había decidido utilizar una raza concreta,
los judíos, porque la descendencia prometida en Edén debía ser
descendiente “sanguíneo” de Abraham. Tras la vuelta de Jesús a su hogar
celeste, ya no había condicionantes raciales requeridos para poder
formar parte del pueblo de Dios; y puesto que los beneficios del rescate
serían para todas las razas, era lógico que la nueva nación cristiana
pudiera ser integrada por gente de cualquier nacionalidad y etnia.
Así, aunque nacida en Jerusalén, la organización fundada por Jesús se
fue extendiendo rápidamente por los diferentes territorios del Imperio
dominante en la época, Roma. Para fines del Siglo I de nuestra era, había
congregaciones cristianas esparcidas por todo el Imperio, quizá -aunque
no hay pruebas contundente- hasta en Hispania.
Este pueblo -o religión, si preferimos llamarla así- sería el heredero de
las verdades espirituales acerca del creador y sus planes. Los judíos
seguían teniendo la ley de Moisés y los escritos de los antiguos profetas;
pero, al haber rechazado al enviado prometido por el creador, cuya
llegada estaba predicha en esos textos, no habían aceptado la siguiente
etapa del plan de Yahvé. Permanecían en la primera pantalla de la partida;
no habían actualizado su versión 1.0 y se habrían quedado fuera de juego.
Los cristianos sí habían cargado la versión 2.0 del plan supremo, la
que lleva del pago del rescate hasta el final del proceso judicial. A los
responsables de la nueva nación en el Siglo I se les confiaron las últimas
instrucciones y explicaciones acerca del desenlace del enfrentamiento
entre el creador y su adversario.
Pero, por supuesto, el enemigo de Yahvé no iba a mirar con los brazos
cruzados -si es que los tiene- cómo la nueva religión se extendía por sus
dominios mundiales. Haría todo lo posible por evitarlo.
Durante las primeras décadas de crecimiento de la nueva nación de
Dios la organización espiritual rebelde utilizó como táctica el
enfrentamiento directo contra ellos: los cristianos fueron proscritos,
perseguidos, expulsados de ciudades y países; incluso, a veces,
asesinados. Pero los esfuerzos no dieron frutos; los seguidores de Jesús
siguieron expandiéndose.

92
Hacía falta otro plan, algo más sutil: la infiltración, corromperlos
desde dentro. Una estratagema de la que ya habían prevenido tanto
Jesús como sus discípulos.
Pablo, responsable de la congregación cristiana en sus primeras
décadas, fue autor de varias cartas dirigidas a sus compañeros en
distintas ciudades. En ellas advirtió sobre hombres que entrarían en la
iglesia y empezarían a tergiversar las enseñanzas de Jesús y de la Biblia,
cambiándolas por creencias falsas o filosofías humanas (Colosenses 2: 8).
De hecho, mencionó por nombre a algún personaje que ya se
comportaba así en su época, refiriéndose a estos tipos como “apóstatas”.
El apóstol Juan, otro responsable que fue formado directamente por
Jesús, habló también de infiltrados que actuaban en su tiempo contra los
intereses del creador (3 Juan 9,10).
Pero la mejor advertencia acerca de la corrupción que se avecinaba la
dio el mismísimo enviado celeste durante su ministerio.
Jesús era muy hábil contando ilustraciones; y la que empleó para
predecir la infiltración de agentes enemigos en la congregación cristiana
es tan clara y magistral, que ninguna versión o resumen que yo hiciera
de ella podría estar a la altura de sus propias palabras. Él dijo:
“El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena
semilla en su campo; pero mientras dormían los hombres, vino su
enemigo y sembró mala hierba llamada cizaña entre el trigo, y se fue. Y
cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña.
Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor,
¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña?
Él les dijo: Un enemigo ha hecho esto.
Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos?
Él les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también
con ella el trigo. Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega;
y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña,
y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero”.
(Evangelio de Mateo 13: 24-30)

93
Ante la incomprensión de los discípulos de Jesús sobre el significado
de esta parábola, el propio maestro explico a continuación su significado
a sus amigos:
“El que siembra la buena semilla de trigo soy yo, el Hijo del hombre. El
terreno es el mundo, y las buenas semillas de trigo son todos los que
obedecen las leyes del reino de Dios. Las semillas de cizaña son los que
obedecen al diablo, que fue quien las sembró en el mundo. El tiempo de
la cosecha es el juicio final, y los trabajadores que recogen la cosecha son
los ángeles.
Cuando Dios juzgue a todos, será como cuando se arranca la mala
hierba y se quema. Yo, el Hijo del hombre, enviaré a mis ángeles para que
saquen de mi reino a todos los que hacen lo malo y obligan a otros a
hacerlo. A esas personas, los ángeles las echarán en el horno encendido,
y allí tendrán tanto miedo que llorarán y rechinarán los dientes.
Pero los que obedecen a Dios brillarán en el reino del Padre como brilla
el sol. ¡Ustedes, si en verdad tienen oídos, presten atención!”
(Evangelio de Mateo 13: 37-43)
Así, Jesús advirtió que, poco después de la fundación de la
congregación cristiana, el gran conspirador infiltraría agentes dentro de
ella. Durante mucho tiempo sería imposible saber quién era un auténtico
defensor del creador y quien un impostor. Solo en la parte final de los
días, a las puertas del desenlace del proceso judicial, sería claramente
visible quienes son verdaderos cristianos y quienes infiltrados babilonios.
La Biblia apunta a que hoy vivimos esos días, los últimos momentos
del proceso judicial. ¿Podemos hoy saber quién está del lado del creador
y quien del lado del conspirador? ¿Cómo identificar a los traidores o
apostatas, como los llamó Pablo?
Para empezar, veamos brevemente qué fue de la congregación
cristiana en los siglos posteriores a su fundación.
En la segunda centuria de nuestra era, diversas iglesias fueron
reinterpretando sus creencias, de forma que surgieron diferentes
doctrinas y puntos de vista concernientes a un misma tema o dogma.
Ciertas congregaciones vieron también como sus responsables
engrandecían su autoridad sobre el resto del grupo, llegando a
94
establecer un clero dominante; una especie de clase sacerdotal que no
existía en los inicios. Dicho clero fue tejiendo alianzas con las clases
gobernantes, lo que facilitó al cristianismo ganar influencia política en el
Imperio Romano y dejar, con el tiempo, de ser objeto de persecución.
Una fecha clave en este proceso fue el año 325. En un célebre concilio
de obispos cristianos, celebrado en Nicea, ¡y presidido por el emperador
romano!, se llegó a un acuerdo para unificar las distintas creencias e
iglesias bajo la autoridad suprema del obispo de Roma. Dicha unidad era
buscada, sobre todo, por el emperador Constantino; y no porque fuera
discípulo de Jesús de Nazaret. Lo hacía más bien porque las diferentes
corrientes cristianas tenían frecuentes conflictos entre ellas, y eso era
algo que amenazaba la paz en el seno del imperio.
A partir de entonces, la iglesia católica romana tomaba las riendas del
cristianismo; al tiempo que, gracias a su emplazamiento, podía seguir
ampliando su red de influencias políticas. Así, para finales del Siglo IV, los
lazos entre el poder civil y el eclesiástico eran tales que, en el año 380 la
iglesia católica se convertía en la única religión oficial del Imperio
Romano; siendo prohibidos el resto de cultos.
Ahora bien, ¿era esa organización legítima heredera de las
enseñanzas del mensajero divino Jesús de Nazaret? ¿Cuáles eran sus
creencias principales? ¿Sería posible encontrar conceptos, prácticas o
ritos babilonios en la congregación fundada con el fin de preservar la
versión de los hechos del creador? ¿O es esta una idea descabellada y
sacrílega?
Veámoslo. Recuperemos las prácticas religiosas de Sinar analizadas
anteriormente, y comparémoslas con las enseñanzas del cristianismo
post-apostólico.
*****************
¿Cuántos dioses hay en la Biblia? En repetidas ocasiones, el relato es
claro: ”Escucha, oh Israel: Jehová nuestro Dios es un solo Jehová”.
(Deuteronomio 6: 4)
Si bien en la Biblia se emplea a veces la palabra dios para mencionar
a seres poderosos -incluso humanos-, cuando se trata de aludir a seres
todopoderosos, solo se identifica como tal a Yahvé. Entonces, ¿por qué

95
en el anteriormente citado concilio de Nicea del año 325, se estableció
que Jesús y Yahvé son la misma persona, el Dios supremo?
Esta idea había ido tomando forma en décadas posteriores a la
marcha de Jesús; sobre todo a partir del Siglo II. Es verdad que la Biblia,
en cierto modo, presenta a Jesús como una divinidad; esto se debe a que
en su origen habría sido un espíritu, miembro de una raza superior al ser
humano. Pero ese título divino podría igualmente aplicarse a los millones
de seres que vinieron a la existencia en la morada celestial. El mismísimo
rebelde original es llamado dios en la Biblia (2 Corintios 4: 4).
Pero el relato también deja claro que Jesús tuvo un principio, a
diferencia de su creador (Colosenses 1: 15). Y que, por supuesto, el
espíritu que más tarde sería Jesús de Nazaret no era el ser supremo del
universo (Juan 14: 28).
Entonces, ¿de dónde surgió la idea de que Jesús y Yahvé son un mismo
ser? Posiblemente de la antigua Grecia. La corriente filosófica helena y
algunos de sus ideólogos, como Platón, tenían una gran influencia por
todo el Imperio Romano; y en esa cultura las triadas de dioses eran muy
comunes. ¿Recordamos de dónde, posiblemente, había heredado Grecia
esos ritos? De Babilonia. Mezclando esa influencia cultural con un exceso
-quizá- de devoción hacia Jesús, y tergiversando algunos pasajes de los
escritos apostólicos para justificar esta nueva creencia, algunos grupos
cristianos empezaron a considerar que ambas personas eran la misma.
¿Cómo se lo montó el gran conspirador para infiltrar esta idea,
patentada por él? Satisfaciendo diversos intereses humanos. El
emperador Constantino deseaba pacificar su imperio… la iglesia cristiana
ansiaba seguir creciendo en poder… y los ciudadanos imperiales querían
seguir practicando sus ritos ancestrales. Unificando creencias, y
asimilando ritos de otras religiones, todos conseguían sus objetivos. La
perversión de la doctrina original del cristianismo era lo de menos para
sus jefes religiosos, parece ser.
Así, en el 325 en Nicea, se estableció oficialmente que Jesús es igual
a Dios. La triada, sin embargo, tuvo que esperar varias décadas. Fue en
concilios posteriores, cuando la católica era ya la única religión permitida
en todo el imperio, que los obispos vieron la necesidad de ampliar el
panteón divino, añadiendo un tercer dios supremo. Eso facilitaría la

96
conversión al cristianismo de ciudadanos cuya religión anterior contenía
triadas de dioses. Así, se escogió un término bíblico relacionado con el
creador: el espíritu santo. Dicho vocablo no hace referencia en la Biblia a
un ser, sino a la energía o el poder vital de Yahvé. ¡Qué más da! Los
obispos convirtieron ese concepto en el dios que necesitaban para
completar su trilogía. Ya habían heredado al completo una de las
aberraciones surgidas en Babilonia.
*****************
Si recordáis, cuando vimos los inicios de la religión de Sinar,
analizamos lo útil que sería hacer edificios imponentes para atraer a los
fieles a fin de adoctrinarlos. Tener un lindo lugar de culto no es algo malo
en sí; en una época el Dios de la Biblia -el supuesto dios verdadero- tuvo
un templo en Jerusalén que era el centro neurálgico de su adoración.
El problema surge cuando se entra en los templos cristianos actuales.
¿Habéis observado su decoración? Figuras y cuadros, representando a
Cristo, apóstoles, santos, vírgenes o ángeles. Pero, ¿dónde está el
problema?
Pues en el hecho de que el creador había dejado bien claro en el
pasado que detestaba toda representación idolátrica de un dios, incluido
él mismo (Éxodo 20). ¿Qué pensó cuando vio que los centros de culto
cristianos comenzaban a llenarse -al igual que los de religiones herederas
del legado rebelde- con infinidad de figuras y cuadros representando
divinidades? ¿Eso era trigo o mala hierba?
Además, pensad en esto: hoy día, ¿a quién oran -o rezan- la mayoría
de “cristianos”? Sobre todo a Jesús, con la creencia de que es el Dios
supremo. También se venera mucho a María, la madre terrestre de Jesús.
Además, muchos rezan a infinidad de santos y santas deificados a lo largo
del tiempo por las iglesias cristianas. Realmente, ¡casi nadie dirige sus
oraciones a Yahvé, el único ser supremo! A pesar de que Jesús fue muy
tajante al respecto cuanto estuvo en la Tierra: “Es a Jehová tu Dios a
quien tienes que adorar, y es solo a él a quien tienes que rendir servicio
sagrado” (Mateo 4: 10). Con esta estratagema, la organización criminal
espiritual consiguió que los supuestos cristianos, con el tiempo, ni
siquiera dirigieran sus oraciones al único que las merece (Apocalipsis 4:
11).

97
Un icono merece especial atención por su simbología. Es la
archiconocida imagen de la virgen María portando en sus brazos al niño
Jesús. Os invito a que escribáis en un buscador de imágenes de internet
“virgen y niño Jesús”; a continuación escribid “Semiramis y Nino”. Podéis
seguir el experimento con “Isis y Horus”; y seguramente haya más.
¿Coincidencia? ¿Causa-Efecto?
Si recordamos, Semiramis habría sido la mujer de Nimrod: el primer
aliado humano del clan conspirador espiritual y enemigo declarado del
creador tras el diluvio. Y Nino, el bebé que sostiene Semiramis, sería la
reencarnación del propio Nimrod retornado de entre los muertos. Al
igual que tantas otras creencias patentadas por los espíritus rebeldes, la
imagen de la madre y el niño conquistaron culturas y religiones hasta
aterrizar en el cristianismo. Cuando un adepto de una religión cristiana
venera la imagen de la virgen María y el niño Jesús, ¿tiene idea de a quién
está realmente rindiendo pleitesía? ¿Puede algo así honorar al creador
supremo?
*****************
Otra creencia fundamental de las iglesias cristianas actuales tiene que
ver con la inmortalidad del alma. Algo, de nuevo, surgido por primera vez
en la religión bastarda babilonia. Y no será porque la Biblia no es clara:
“el alma que peca, morirá” (Ezequiel 18:20); “no hay obra, ni proyecto, ni
conocimiento, ni sabiduría en la tumba, el lugar donde vas” (Eclesiastés
9:10).
El cristianismo posterior a Jesús no solo adoptó la creencia demoniaca
de un alma inmortal; al igual también que otras religiones surgidas en
Babel, adoptaron destinos “post-mortem” para las almas: el cielo junto a
Dios si eras bueno y obedecías todo lo que te decían los curas y obispos;
y un infierno de fuego donde serías consumido por los siglos de los siglos
si no eras una buena ovejita. La obediencia por medio del miedo, ¿una
marca del auténtico cristianismo?
Los jefes de la iglesia cristiana no solo fomentaron el miedo al futuro;
también se encargaron de que los temieran en la vida presente. A partir
del momento en que fueron establecidos como única religión permitida
en los dominios imperiales, los que una vez fueron perseguidos por sus
creencias tenían ahora luz verde para perseguir a quien no comulgara

98
con sus “renovadas” creencias demonio-cristianas. Surgieron palabras
mágicas como “herejía”, “excomulgación”, y siglos más tarde la “santa
inquisición”.
En el nombre de dios -padre, hijo y espíritu santo- se derramaron con
el paso de los siglos toneladas y toneladas de sangre. Cualquiera que
osara contradecir la autoridad eclesiástica o las creencias oficiales de la
iglesia podía ser perseguido y juzgado; podía acabar sus días en la
barbacoa de la hoguera, o ser objeto de la “purificación” por medio de la
tortura.
Lo más obsceno de esta persecución fue, quizá, el hecho de perseguir
a los eruditos que, a partir del Siglo XV, con la invención de la imprenta,
quisieron traducir la Biblia del latín -idioma en desuso y entendido solo
por los jefes religiosos- a los idiomas usados por el pueblo en Europa.
Ante el miedo a que la gente leyera la Biblia en un idioma comprensible,
y que descubriera que les habían contado mentiras acerca de Dios
durante siglos en misa, la iglesia hizo todo lo posible por impedir el
acceso de la plebe a la “palabra de Dios”: prohibiendo sistemáticamente
traducir el texto bíblico, persiguiendo -y a veces matando- a los valientes
traductores que osaban desobedecer su autoridad, y quemando
públicamente cuantas Biblias confiscaban en las lenguas romance. ¿Trigo
o cizaña?
Cuando estuvo en la Tierra cumpliendo su misión, Jesús de Nazaret
rechazó aliarse con los poderes políticos y económicos de su época. El
cristianismo de siglos posteriores, por su parte, hizo todo lo contrario.
Con el tiempo la iglesia católica acumulo un poder colosal, llegando a ser
durante siglos -como vimos al inicio del capítulo- uno de los mayores
terratenientes de la península itálica, y uno de los actores principales en
la escena política europea. Pervirtiendo por el camino, como estamos
viendo, el objetivo principal del cristianismo: defender la legítima
soberanía del creador del planeta.
*****************
Lo contado hasta ahora no quiere decir que todos los cristianos
hubieran sucumbido a las mentiras babilonias acerca del creador y sus
planes tras la partida de Jesús. Si damos credibilidad a la parábola del
trigo y la mala hierba, durante los años de oscurantismo religioso

99
siempre hubo trigo entre tanta maleza. En la época en que la doctrina
trinitaria cobraba fuerza, hubo un grupo de cristianos, llamados Arrianos,
que defendían que Yahvé era el ser supremo y Jesús alguien diferente:
una criatura espiritual creada por el primero.
Otros valientes defensores de la Biblia, siglos más tarde, fueron los
Valdenses, originarios de Lyon -France-. Eran los seguidores de Pierre
Valdo, quien tradujo parte del Nuevo Testamento -la porción de la Biblia
escrita en tiempos de Jesús- al provenzal, idioma de su región. Estos
cristianos “rebeldes” recorrían Europa, Biblia en mano, enseñando
directamente a la gente, en su idioma, el contenido auténtico del
mensaje divino; y denunciando muchas de las mentiras de la iglesia
católica, como la trinidad, el purgatorio o la veneración de los santos. Ni
que decir tiene que las autoridades católicas hicieron lo indecible por
hacer desaparecer a este movimiento.
Otra de las grandes cruzadas del todopoderoso imperio católico fue
contra los avances científicos. La iglesia pretendía imponer su visión del
mundo y del universo en todo aspecto y espectro de la sociedad; todo lo
que se saliera de sus reglas constituía una amenaza a su autoridad y era,
por tanto, perseguido.
Hipatia de Alejandría -matemática, filósofa, astrónoma e inventora-
fue asesinada por un grupo de cristianos instigados por el patriarca
católico de la ciudad. Sus crímenes: no ser cristiana, ser amiga y
consejera del gobernador civil de Alejandría -antiguo alumno suyo y
enemigo declarado del patriarca-, enseñar filosofía y estudiar ciencias.
Miguel Servet -médico y teólogo español, entre otras disciplinas- hizo
importantes descubrimientos en el campo respiratorio y circulatorio;
conceptos que no fueron aceptados por la sociedad de su época. Sus
ideas innovadoras y, sobre todo, su negación de la trinidad divina, le
valieron su arresto, su condena por herejía y ser quemado vivo.
Más suerte tuvo Galileo Galilei. Tras años de estudio del firmamento,
concluyó que la Tierra no era el centro del universo, como sostenía la
iglesia; sino que el sistema solar es heliocéntrico y los planetas, incluido
el nuestro, giran alrededor del Sol. Perseguido y procesado por la iglesia,
se le dio la opción -quizá debido a su avanzada edad- de eludir la tortura
renegando públicamente de sus ideas científicas… “e pur si muove!”

100
Esta actitud del imperio cristiano -perseguir y masacrar todo lo que se
saliera de su dogma- significó retrasar durante siglos la evolución
humana en campos como la medicina, la astronomía y demás campos del
saber.
Con el tiempo, las disensiones en el seno del cristianismo fueron tales
que, a los mandamases católicos les fue imposible seguir manteniendo
unida a la iglesia en toda Europa.
Ya en el Siglo XI, las congregaciones del Impero Romano de Oriente
habían provocado un gran cisma -o separación- al no querer seguir
sometidas a la autoridad eclesiástica de Roma, cuando la capital civil del
Imperio se encontraba en Constantinopla. Así, las iglesias de los
territorios del este de Europa y de Asia pasaron a llamarse ortodoxas y a
responder ante la autoridad del Patriarca de Constantinopla; el
homónimo del Papa de Roma en oriente.
El siguiente gran cisma surgió en el Siglo XVI en Centroeuropa.
Movimientos encabezados por Martin Luther y Jean Calvin dieron origen
al luteranismo y calvinismo, en lo que fue conocido como la reforma
protestante. Dichas corrientes pretendían restablecer las doctrinas
originales de la iglesia fundada por Jesús de Nazaret; y criticaban, sobre
todo, la desmedida autoridad papal y el negocio que suponían la venta
de indulgencias y otro tipo de mercadeo religioso.
Sin embargo, tanto las iglesias ortodoxas como las protestantes
heredaron y perpetuaron prácticas babilonias anti-bíblicas, como la
creencia en la trinidad y la adoración de ídolos y santos. La supuesta
purificación de la doctrina solo sirvió para dividir el poder de la iglesia
católica entre varias vertientes cristianas. De hecho, fue Jean Calvin
quien denunció y entrego a Miguel Servet a los inquisidores católicos
para ser ajusticiado.
El cisma del Siglo XVI sirvió además para alimentar el odio entre los
diferentes movimientos cristianos; lo que llevó a que Europa se viera
plagada, durante siglos, de guerras, masacres, persecuciones… todo tipo
de conflictos que tenían la religión como origen. Un claro ejemplo del
“amarás a tu prójimo” que enseñó el fundador de esa religión, ¿verdad?
*****************

101
Pero no todo van a ser críticas hacia la religión cristiana post-
apostólica, encabezada por la iglesia católica. Siguiendo el mandamiento
que Jesús dio a sus discípulos: “antes de que llegue el fin, en todos los
países deberán anunciarse las buenas noticias del reino” (Marcos 13: 10),
durante siglos, misiones cristianas se han encargado de transmitir el
evangelio y hacer discípulos de Cristo; solo que… un momento,
analicemos cómo lo hacía Jesús y los métodos que se emplearon más
tarde.
El enviado celestial a la Tierra, antes de entregar su vida por la
humanidad, enseñó a sus primeros discípulos a anunciar el mensaje del
creador para nuestra especie: que en el momento fijado de antemano,
se pondría fin al desafío judicial lanzado en Edén y la humanidad tendría
la ocasión de recuperar la perfección original. Durante el ministerio de
Jesús este mensaje era transmitido en conferencias públicas, en el
templo de Jerusalén, de casa en casa por toda Judea y Galilea; y todo de
forma pacífica. No obligaban a nadie a unirse a ellos; cada oyente era
libre de aceptar o no lo que se le anunciaba. Esta forma de hacer
discípulos la continuaron los cristianos del primer siglo. ¿Qué ocurrió
después?
Algo ya hemos visto. Cuando la católica fue declarada única religión
permitida en el Imperio Romano, se dio carta libre al cristianismo para
hacer conversiones forzosas, perseguir y acabar con los disidentes; y no
se lo tuvieron que repetir dos veces para empezar el trabajo. Sí, ahora se
hacían cristianos a la fuerza, y se eliminaba a la “competencia”. Al clan
rebelde espiritual le daba igual; ya habían conquistado la religión
cristiana plagándola con sus falsas creencias.
Siglos después llegó la época de los imperios coloniales europeos:
España, Portugal, England, Nederland o France. Allá donde dichos
imperios colonizaban y conquistaban territorios, allí llegaban ministros
religiosos cristianos para imponer la religión de la metrópoli a los pueblos
locales; con la Biblia en una mano y la espada en la otra. Hablando de la
conquista española de América, un grupo musical describe perfecta y
resumidamente cómo fue la cristianización del nuevo mundo: “cruz, oro
y sangre” (Ska-P).

102
No todas las practicas babilonias han sido heredadas por el
cristianismo posterior a Jesús; no hay ritos ni orgías sexuales en las
iglesias, por ejemplo. Si bien es cierto que han salido a la luz numerosos
túneles bajo conventos y monasterios; y hay muchas leyendas e historias
que cuentan que dichos pasadizos servían de prostíbulo entre religiosos
y como depósito de cadáveres de los niños abortados o abandonados al
nacer. Una triste consecuencia de la estricta norma de la iglesia católica
en relación al celibato de sus ministros y ministras religiosos. Exigencia
que no existía en el cristianismo original, pero que fue predicha en la
Biblia como un símbolo más de la corrupción que estaba por llegar a la
iglesia (1 Timoteo 4: 1-3).
Quién sabe si esta abstinencia forzosa ha contribuido también a
degenerar las conciencias de miles de párrocos, al punto de contribuir a
una de las prácticas más repugnantes que puedan existir: el abuso sexual
de miles y miles de menores de edad; seña de identidad de la iglesia
católica romana.
*****************
Este capítulo pretendía simplemente dar algunos ejemplos de cómo
el conspirador primigenio consiguió infiltrar y corromper una institución
que, fundada en principio con la idea de difundir y perpetuar la versión
de los hechos, las normas y los planes del creador de la Tierra, acabó
convirtiéndose en la mayor plataforma de propaganda para las mentiras
del clan espiritual rebelde.
Como bien vaticinó el enviado del creador, el enemigo sembraría muy
bien sus malas hierbas entre el trigo. Con el paso de los siglos no quedaba
nada de la esencia original en las llamadas iglesias cristianas. El gran
conspirador había hecho un trabajo soberbio corrompiendo a la
organización humana elegida por el creador para suceder a la nación
judía como su portavoz en la Tierra.
Pero, de la parábola de Jesús, podemos entrever que esta situación
no sería permanente; que, si el creador permitió durante un tiempo esta
infiltración, era porque aún no había llegado el periodo final del proceso
judicial. El relato de Jesús deja bien claro que, en esa época, sí sería
posible distinguir a ciertos cristianos legítimos herederos de las
auténticas enseñanzas de la Biblia. ¿Serían cristianos individuales,

103
pequeños grupos esparcidos aquí y allá, o sería una organización
cristiana en particular? Si, según la Biblia, estamos viviendo los últimos
coletazos del desafío universal, deberíamos ser capaces de identificar a
los auténticos discípulos de Jesús; solo habría que comparar las mentiras
babilonias vistas antes con las enseñanzas de la Biblia, y examinar si hay
algún grupo cristiano que no esté contaminado por los conspiradores
invisibles.
Hacerlo puede ser importante; ya que, según la Biblia, defender o no
la soberanía del legítimo gobernante de la Tierra -su creador- marcará la
diferencia entre tener o no la oportunidad de beneficiarse del rescate
pagado hace dos milenios (Mateo 7: 21-23). Lo que no me pertenece a
mí, por supuesto, es identificar que grupo o grupos son los defensores
actuales de la soberanía universal de Yahvé; si es que existen. Esa es una
búsqueda personal e individual de cada ser humano interesado en la
defensa de su creador (Eclesiastés 12: 13).
*****************
En lo que va de relato, hemos visto múltiples facetas de una
organización conspiradora con mil caras y artimañas. Partiendo de Babel
han ido configurando una sociedad basada en el odio, la crueldad y la
dominación de unos sobre otros; un mundo a su imagen y semejanza. ¡Sí!
¿O pensáis que los miembros de esta mafia invisible se llevan bien entre
todos ellos? ¡Por supuesto que no! Solo hay que ver cómo es nuestro
mundo para entender un poco cómo funcionan esos tipos. Muchos
conflictos entre naciones humanas posiblemente respondan a luchas de
poder entre los seres espirituales que controlan a los gobernantes
terrestres de uno y otro bando. No es posible esperar relaciones
amistosas en el seno de una organización que trabaja sembrando el odio.
Dos cosas les hacen remar en la misma dirección: la aversión que
comparten hacia el creador y la raza humana, y el temor a su jefe. Los
datos recogidos en la Biblia dejan entrever que el primer conspirador y
jefe de la organización criminal es, posiblemente, un espíritu de mayor
rango que los demás miembros del clan; y esa mayor posición puede
implicar más poder. No olvidemos, además, que a los muchos miembros
de esta mafia que vivieron en la Tierra antes del diluvio se les retiraron
ciertos poderes por parte del creador; no así al rebelde original. Por tanto,

104
por encima de las rencillas y conflictos internos que pueda haber entre
unos y otros, saben perfectamente ante quién responden y a quien
deben obedecer… por su propio bien.
Siguiendo, pues, las órdenes del jefe de la banda, los espíritus
desertores contribuyeron al desarrollo e implantación de un modelo de
sociedad humana que sirviera a sus intereses. Los diversos imperios que
se fueron sucediendo con los siglos siguieron unas pautas similares en su
estructura: concentración de grandes poblaciones alrededor de mega
urbes; estructura piramidal de poder; relaciones estrechas entre el
mundo político, militar, económico y religioso; y la utilización de la
religión como un método más de control y sometimiento de las
poblaciones.
La religión original, la babilonia, se extendió como un virus,
contaminando con sus mentiras a casi todos los pueblos y civilizaciones
del planeta. Ni siquiera las organizaciones establecidas por el creador se
libraron de la corrupción. Gran parte de la nación judía rechazó la hoja
de ruta del Dios de Abraham, y la mayor parte de los cristianos adoptaron
creencias y prácticas heredadas de Babilonia; pasando unos y otros a
servir los intereses de los enemigos de nuestra especie.
Vamos acercándonos a nuestra época, la era de la mayor revolución
tecnológica de la historia; la era que puede ver también el final del
proceso judicial y de la rebelión.
Pero antes de llegar hasta aquí, antes de abordar la conspiración en
el presente, debemos analizar una artimaña más; una herramienta
empleada por la organización espiritual rebelde que ha conseguido,
como nunca antes, alejar a la humanidad de todo concepto divino, y
hacer olvidar las cuestiones relativas a la soberanía universal y al proceso
judicial iniciado en Edén. El análisis de esta “arma maestra” es vital para
entender el presente.
El arma en cuestión es la gran religión universal de nuestra época: la
ciencia.

105
ACTO VIII
LA CIENCIA : LA NUEVA RELIGION
“Si no lo veo, no lo creo.”

Dice Homer Simpson que hay tres frases en la vida que te sacarán de
todo embolao: “no digas que he sido yo”, “¡oh! ¡buena idea, jefe!” y
“estaba así cuando llegué”. Pero por buenas que puedan ser, no están a
la altura del “si no lo veo, no lo creo”.
Es una frase universal y atemporal. El problema para el “escéptico” es
que, si bien hay veces en que lo puesto en duda se puede materializar,
en otras ocasiones eso será imposible. Por ejemplo, un hombre de las
cavernas podía no creer de primeras que su amigo hubiera cazado un oso;
pero cuando viera el cadáver del animal abatido por una flecha sus dudas
se disiparían. Si su amigo le decía, en cambio, que había visto fuego caer
del cielo -lo que hoy llamamos rayo- iba a ser más complicado de probar.
En este caso el testigo tendría que emplear otra táctica para
convencer a su interlocutor: la visual indirecta. Es decir, mostrarle los
efectos que pudo ocasionar el rayo en el entorno; por ejemplo, arbustos
quemados o árboles con ramas rotas y humeantes. Por su parte, el
receptor de la historia tendría que suplir con lógica lo que no puede ver;
en base a los efectos causados por un supuesto fenómeno, decidiría dar
credibilidad o no a la afirmación de que una lengua de fuego es la
responsable de lo que ve.
Esa palabra en cursiva, el vocablo “lógico”, será parte fundamental en
el capítulo a desarrollar. Una máxima con la que la ciencia misma se
define, pero que quizá haya olvidado aplicar en determinadas
situaciones. Veremos eso más tarde.
Este escepticismo a creer ciertas cosas seguramente haya existido en
todas las épocas. Sin embargo, en un ámbito concreto, dicha
106
incredulidad era prácticamente inexistente en el pasado: el campo
religioso.
No hay cultura ni civilización antigua en Europa, África o América que
no creyera en la existencia de divinidades invisibles al ojo humano. No
hay constancia, tampoco, de que un gran número de personas, a título
individual, negara la existencia de entes superiores. Lectura más delicada
requieren ciertas corrientes filosóficas asiáticas, como taoísmo o
budismo. Dichas creencias conllevan una contemplación filosófica del
mundo, sin la necesidad de divinidades para obtener la salvación. Pero
eso no significa ni que negaran la existencia de los dioses, ni que no
existieran religiones en esas sociedades. Era, por decirlo de algún modo,
una vía paralela y complementaria a la religión.
El germen del ateísmo lo encontramos posiblemente en la antigua
Grecia. Pero no era una corriente mayoritaria, al contrario. La religión era
uno de los pilares de la civilización helena, con un panteón divino de lo
más variado. Y la mayoría de filósofos -referentes culturales entre sus
contemporáneos- no negaban la existencia de las divinidades. Por citar
solo dos de entre ellos, Aristóteles y Platón tenían sus propias
definiciones acerca de “dios”.
Pero había un tal Diágoras de Melos, quien vivió, parece ser, en el
Siglo V antes de Cristo. Hastiado posiblemente de una sociedad que
atribuía todo al antojo de los dioses -si sobrevivías a un naufragio era por
voluntad divina, y si te mordía y mataba una serpiente venenosa
también- comenzó a burlarse de dichas creencias de la religión ateniense;
llegando a declarar -según Atenágoras de Atenas- que no había dios en
absoluto.
Entonces, ¿qué ha pasado? ¿Cuándo se le dio la vuelta a la tortilla?
¿Por qué hoy día en los colegios se explica a los niños algo llamado
“evolución”? ¿Por qué en cada documental sobre animales, cuando se
explican las habilidades increíbles que poseen en su organismo, se
atribuye su origen al ciego azar? ¿La sociedad occidental ha despertado
al fin del dominio mental de las religiones? ¿O por el contrario se ha
vuelto más ciega e idiota? Vamos con ello.
*****************

107
Lógica. Como dijimos antes, éste es uno de los pilares de la comunidad
científica, “el Imperio de la Razón”. Desde tiempos ha, matemáticos,
médicos o astrónomos han buscado, mediante la observación y el
estudio, comprender el porqué de los acontecimientos que ocurren en
nuestro mundo. En algunos campos por simple interés intelectual -como
conocer la manera de operar del sistema solar- y en otros con la idea final
de mejorar las condiciones de vida humana -como encontrar el origen de
una enfermedad y la manera de curarla-.
Durante siglos, la ciencia no se metió en el campo religioso; ella
trataba de explicar el “cómo”, y la religión se encargaba del “porqué” y
“para qué”. El problema es que la religión dominante durante el segundo
milenio en Europa no tenía una actitud tan pacifista.
Como vimos en el capítulo anterior, el cristianismo vio sus ideas sobre
la concepción y el funcionamiento de la Tierra y del Universo
“amenazadas” por los avances científicos. Los jefes de la iglesia habían
decidido, por ejemplo, que la Tierra era el centro del Universo; y no iban
a permitir que alguien, mediante observación, pruebas y lógica, les
desmontara sus paranoias mentales.
Este es, sin duda, el germen del enfrentamiento histórico “religión vs
ciencia”. Aunque, durante siglos, ninguno de los grandes científicos
existentes negó la existencia de un ser divino. Isaac Newton, Galileo
Galilei, Johannes Kepler… todos eran grandes intelectuales, y todos
creían en Dios.
Algo cambió en el Siglo XVIII. En ese periodo, el “Siglo de las Luces”,
algunos pensadores empezaron a desafiar abiertamente, no a Dios, sino
los dogmas de la iglesia. De esta época es la célebre frase de Karl Marx
que reza que la religión “es el opio del pueblo”.
La iglesia, por su parte, siguió su particular cruzada contra todo lo que
se saliera de su molde; el problema para ellos es que ya no tenían el
poder de antaño. Así, para la segunda mitad de la centuria, el ateísmo
fue dejando de ser un tabú para quien lo defendía; y fueron creciendo en
número figuras que, no se limitaban ya a criticar a la iglesia, sino que
negaban abiertamente la existencia de un dios.

108
La Revolución Francesa supuso un impulso importante para esta
corriente; en su afán por enterrar el Antiguo Régimen, los líderes
revolucionarios emprendieron la primera gran campaña anticlerical de la
historia, al tiempo que promovían corrientes intelectuales como el
racionalismo.
El empujón final llegaría sin embargo en el Siglo XIX, con Charles
Darwin. Este naturalista británico, tras estudiar durante años diferentes
especies animales, elaboró una tesis que cambió la esfera de la ciencia:
la teoría de la evolución y el origen de las especies. Dicha teoría, que
analizaré a continuación, supuso el arma definitiva de la comunidad
científica contra la organización que les había oprimido durante siglos: la
iglesia cristiana.
Los hombres de ciencia, cada vez más prestigiosos en la sociedad, no
iban a desaprovechar la ocasión de dar la estocada a una institución
religiosa en declive social que había ralentizado el progreso humano
durante siglos. Y es que, lo admitamos o no, la venganza y el deseo de
influencia son indisociables a la naturaleza humana.
Ahora esos hombres tenían “supuestas” pruebas que demostraban
que las especies habían evolucionado a partir de otras mediante un
proceso evolutivo; sin intervención de un ente superior. Pruebas que
desmontaban la afirmación bíblica acerca de un dios que había creado a
cada especie, incluido el hombre. Pruebas que “mataban” al dios de la
iglesia.
Pruebas que, de ser falsas, daban un total anonimato y una gran
ventaja estratégica al gran conspirador invisible. Por eso es crucial
analizar esas pruebas; las que aportó Darwin y las que han ido añadiendo
en décadas posteriores otros científicos. Si dichas pruebas son fiables,
todo lo contado hasta ahora en este libro es una patraña. Si hay
evolución, no hay Dios. Si no hay Dios, no hay rebelión ni proceso judicial.
Si no hay rebelión, no existe su instigador ni existe la gran conspiración
de que trata esta obra.
Pero si las pruebas no se sostienen, si no son concluyentes… entonces
tenemos que ver esta corriente evolucionista como otra estrategia
maestra del gran conspirador. Un plan para suprimir al creador de la
ecuación humana; para retirarlo de circulación. Logrando esto consigue,

109
por un lado, que nadie tenga en cuenta en su vida al originador de la raza
humana; y por otro, aún más importante, que nadie sospeche que hay
un grupo de seres malvados extraterrestres confabulando y trabajando
para arruinar a nuestra especie.
Sumerjámonos, pues, en los mundos de Darwin.
*****************
La teoría de la evolución y el origen de las especies de Charles Darwin
dice -a grandes rasgos, yo no soy científico- que las distintas especies del
planeta tienen la capacidad de producir mutaciones genéticas que les
permiten adaptarse al medio en el que viven.
A lo largo de diversos viajes recorriendo el planeta, el bueno de
Charles tuvo la ocasión de observar una gran variedad de especies
animales. Una en particular le llamó la atención: un pequeño pájaro de
las islas Galápagos -la vox pópuli apunta al pinzón, pero otros afirman
que la especie en cuestión era el sinsonte; ante la duda lo llamaré pájaro-.
El naturalista constató que, en diferentes islas del archipiélago, este
“pájaro” tenía picos con formas diferentes, que en cada caso eran los
idóneos para el tipo de alimentación disponible en ese lugar. En parajes
donde el alimento disponible consistía en semillas, los pájaros tenían
picos más gruesos; y allí donde podían alimentarse de néctar de flores el
pico era más largo.
Darwin llegó a la conclusión de que, procediendo todos de un
ancestro común, ciertos especímenes habían sido capaces de hacer
evolucionar su fisionomía ante cambios climáticos que provocaban
escasez de alimentos, a fin de adaptarse a los recursos disponibles y
poder así sobrevivir. Él llamo a este proceso “selección natural”: el que
lograba amoldarse sobrevivía, y el que no lo hacía se extinguía.
Sus hipótesis no se quedaron ahí; él dedujo además que, si una
especie era capaz de operar pequeñas mutaciones para adaptarse al
medio -lo que se conoce como micro-evolución-, era lógico pensar que
la suma de pequeñas mutaciones a lo largo de muchas generaciones
daría lugar a grandes mutaciones, capaces de dar origen a nuevas
especies a partir de un antepasado común -la llamada macro-evolución-.

110
Aunque Darwin no había sido el primero en el tiempo en formular la
idea de que una especie animal puede evolucionar con el tiempo en otra
distinta, su trabajo supuso un ”boom” en el mundo científico. Quizá su
obra vio la luz en el lugar adecuado y en el momento oportuno. De modo
que, cuando escuchamos la palabra “evolución”, el primer nombre que
nos viene a la cabeza suele ser Darwin, en lugar de Jean-Baptiste de
Lamarck o William Charles Wells; naturalista y médico respectivamente
quienes, antes que el británico, ya habían formulado teorías
evolucionistas.
La publicación de los estudios y conclusiones de Darwin
desencadenaron arduos debates entre defensores y detractores de sus
postulados “deicidas”. ¡Incluso se convirtió en víctima del mundo satírico!
El mismo año de la aparición de su obra, una revista de la época publicó,
a modo de burla, una imagen de un mono con la cabeza de Darwin; y
desde 1898 una conocida marca de anís en España muestra una imagen
similar en sus botellas. Quizá sátiras como estas contribuyeron a atribuir
a Darwin la idea de que el hombre desciende del mono, cosa que él nunca
afirmó; lo que él sugería era que hombres y monos tenían ancestros
comunes.
Los defensores de sus teorías fueron ganando peso en la batalla
“creación vs evolución”, y continuaron los estudios en la línea de
pensamiento marcada por el británico. Con el paso del tiempo, la idea de
una evolución natural de las distintas especies animales a partir de
ancestros comunes, y ¡sobre todo! sin la intervención de una inteligencia
divina, se convirtió en la corriente mayoritariamente aceptada por la
ciencia… hasta nuestros días.
De ahí que hoy, en pleno Siglo XXI, la teoría de la evolución de las
especies como explicación del origen de la vida en la Tierra sea
presentada por la comunidad científica como un hecho probado. Así se
enseña en los colegios e institutos cuando se estudia biología; así se
afirma en todo documental de naturaleza. Y se hace con el fruto de la
investigación desarrollada durante los últimos 150 años, ¡ahí es nada!
En todo este tiempo, diferentes ramas de la ciencia han podido
examinar y presentar pruebas “concluyentes” que avalan la evolución
desde diversos campos de investigación; así, contamos con pruebas

111
anatómicas, embriológicas, bioquímicas, paleontológicas y geográficas.
Voy a hablar brevemente de cada una de ellas, para acabar analizando
las de otra rama que la ciencia quizá se ha olvidado de incluir: las pruebas
lógicas.
Pero antes quiero volver a las Galápagos. Darwin, al observar que el
pico de cada pájaro -de la misma especie, recordemos- parecía ser el
idóneo para su tipo de dieta, concluyó que, en un momento de cambios
en la alimentación disponible en el lugar, unos adaptaron su pico y
sobrevivieron, mientras que otros no lo hicieron y desaparecieron.
Darwin no había presenciado esos cambios. El suponía que en el
pasado todos los pájaros de esa especie tenían un mismo tipo de pico;
suponía que los no adaptados habían muerto. Evidentemente, no podía
aportar pruebas fósiles que apoyaran esas suposiciones; había lugar, por
tanto, para plantear otras teorías: ¿y si cada pájaro había sido creado con
el pico idóneo para el tipo de alimento disponible en el lugar donde iba
a habitar?; ¿y si los pájaros fueron desarrollando diferentes formas al
azar, y las bandadas con el mismo tipo de pico se agruparon y buscaron
aquí y allá hasta encontrar un sitio donde les sería más fácil alimentarse?
El tiempo acabaría demostrando que, en este caso, la especulación de
Darwin no iba mal encaminada. Un estudio reciente llevado a cabo por
la Universidad de Princeton (USA) y por la Universidad de Uppsala
(Sverige), publicado en 2016, encontró cambios en la forma del pico de
una de las especies de pinzones de las Galápagos a raíz de una gran
sequía registrada en 2004. No solo eso, sino que localizaron dos genes
clave para dicha adaptación; genes que no solo se encuentran en los
pinzones, sino en otras especies como caballos, perros y humanos. Esto
ya no son especulaciones; había una constatación de cambios en la forma
del pico antes y después de un evento climático anómalo. (4)
Otro estudio paleontológico aún más reciente (2019) aporta datos
suplementarios muy interesantes sobre la selección natural. Analizando
fósiles de aves prehistóricas en Cuenca (España), los investigadores
intentaban averiguar cuál era la dieta de esos seres basándose en la
hipótesis de Darwin; es decir, si el pico se adapta al alimento del hábitat,
examinemos los picos fósiles de las aves y busquemos qué alimentos son
los idóneos a su fisionomía.

112
Pronto se dieron cuenta de que esa idea era errónea. En sus
conclusiones expusieron que hay aves que no solo usan su pico para
comer; las hay que lo emplean para acicalarse, para construir nidos, para
cantar, etc. Por tanto, habrá especies de pájaros que adapten su pico
para cumplir mejor con una o varias de sus funciones; pero no
necesariamente será la de alimentarse. Expusieron el caso del frailecillo
atlántico, quien, a pesar de nutrirse casi exclusivamente de peces, tiene
un pico corto y profundo, no idóneo para su dieta; esto es así, afirman,
porque en el caso del frailecillo el pico está adaptado a otras necesidades
del animal. (5)
Las diversas investigaciones, aparte de ser muy interesantes, arrojan
más dudas de las que resuelven. Hay genes que permiten cambios
adaptativos a las especies, sí. Al igual que el clima influye también en
mutaciones genéticas.
Quizá el ejemplo más visual de esto sea el de la melanina. Hay
estudios que indican que este pigmento natural juega un papel
fundamental en el color de piel y cabello en los humanos. La función
principal de la melanina es proteger la piel de los efectos nocivos de la
radiación ultravioleta del Sol. ¿Es casualidad que en regiones
ecuatoriales del planeta los humanos tengan un color de piel y pelo más
oscuro, lo cual les protege mejor de la abundante radiación solar? ¿Es
igualmente fruto del azar que en climas más fríos, como el escandinavo,
haya más cantidad de rubios y posean todos una piel muy blanca? No
parece casual. En zonas árticas la piel es más clara y protege menos de
los rayos ultravioleta; pero precisamente en esas latitudes la radiación
de nuestra estrella es menos peligrosa.
Esto es un ejemplo claro de adaptación genética al clima. Pero es
micro-evolución, no macro-evolución. Los pinzones han seguido siendo
pinzones y los sinsontes han seguido siendo sinsontes. En cuanto a los
humanos -rubios, asiáticos o negros- se prevé que sigan siendo humanos
en las próximas décadas. Afirmar que la adaptación de una especie al
clima de su entorno -micro-evolución- muestra que mutaciones
naturales pueden generar nuevas especies -macro-evolución- es un
órdago a grandes cuyas presuntas pruebas merecen ser analizadas.
*****************

113
La teoría macro-evolutiva, como adelantamos, se sostenía en pruebas
de diverso espectro, que se pueden agrupar en: anatómicas,
embriológico-genéticas, paleontológicas y geográficas. Voy a intentar
resumirlas fácilmente para que hasta yo, un no iniciado, pueda
entenderlo. E iré lanzando ciertas preguntas al aire.

Pruebas anatómicas de la evolución


Sostienen básicamente que, estructuras anatómicas similares,
presentes en diversas especies, sugieren que éstas tuvieron un
antepasado común.
Por ejemplo, el hecho de que diferentes clases de anfibios, reptiles,
aves y mamíferos tenga cuatro patas o extremidades, probaría el que
todos ellos descendieron de un tipo de pez con aletas lobuladas -la
evolución afirma que la vida se originó en el agua-. En sucesivas
mutaciones que llevaron al pez del agua a la tierra, las aletas fueron
tomando forma de patas, brazos y piernas, propios a las nuevas especies
desarrolladas.
Hay tres tipos de órganos que “prueban” la evolución: los homólogos,
los análogos y los vestigiales.
Los homólogos son los que tienen una estructura interna parecida,
pero que sirven para funciones diferentes; ejemplos son la mano
humana, la pata del perro y la aleta de la ballena (6). Todos tienen
estructuras similares, pero diferente funcionalidad; la estructura ha sido
heredada de un ancestro común, y cada nueva especie la ha adaptado a
sus necesidades.
Los análogos son órganos que tienen una estructura diferente en
diversas especies, pero que comparten una función en común; como las
alas de una mosca y las de un ave. Aunque no tienen parecido estructural,
ambas sirven para volar. Esto se llama evolución convergente, que
consiste en que los seres vivos repiten diseños que ya han tenido éxito.
(7)
Por último están los órganos vestigiales; presentes en especies
actuales, pero cuya función se ha perdido con el tiempo. Los humanos

114
tendríamos varios: el apéndice, las muelas del juicio o los pezones
masculinos. (8)

Yo me pregunto: ¿quién decide que órgano marca la pauta de las
especies que comparten un ancestro? Quiero decir: como sapos y vacas
tienen cuatro patas, se concluye que tienen un antepasado común. ¿Por
qué no concluir, entonces, que toda especie con nariz procede del mismo
ancestro? O todo animal con pene, o como se llame en cada especie. Si
emparentamos especies en base a que tienen orejas, obtendremos un
árbol genealógico diferente al que tendríamos si el baremo empleado
son las cuatro patas.
Otro interrogante que me surge es: ¿en que se basa la ciencia para no
contemplar la posibilidad de que una inteligencia preexistente haya
decidido crear diversas especies con órganos similares? ¿No tenía
derecho ese ser a crear formas de vida animal distintas con un sistema
circulatorio parecido y un corazón, por ejemplo, sin temor a que le
acusaran de ser “poco original”?
En cuanto a los órganos vestigiales hay que saber que partes del
cuerpo consideradas inútiles hace tiempo dejaron de serlo cuando se
encontró su función. Le ocurrió a la glándula timo, le ocurrió a las
amígdalas… y recientemente es el apéndice quien ha ascendido a
primera división. ¿Órganos vestigiales?, o ¿aún no tenemos ni idea de
para que sirven? (9)

Pruebas embriológicas y genéticas


Muchos expertos defienden que, ante similitudes embrionarias de
diferentes especies a lo largo de cierta etapa de su desarrollo, es lógico
pensar que tuvieron un antepasado común; a mayor similitud entre
especies, mayor parentesco evolutivo.
Un ejemplo expuesto es el de distintos vertebrados poseedores de
hendiduras branquiales; como peces, aves, tortugas o humanos. Dichas
hendiduras evolucionan de forma diferente en el embrión de cada
especie; mientras en ciertos peces darán lugar a las branquias -que les
servirán sobre todo para respirar-, en los humanos dichas formas
115
desaparecerán a lo largo de la formación del bebé, quedando solo ciertos
restos en partes del oído.
Llevando este razonamiento a una escala mayor, se afirma que,
puesto que todos los seres vivos se forman a partir de instrucciones
codificadas en material genético -ADN- y con unos materiales idénticos -
los aminoácidos-, no hay que comerse mucho la cabeza para concluir que
todos los seres vivos tuvieron un ancestro común: el primero que
desarrolló esa codificación y esos materiales.
Otra prueba de la evolución sería el gen compartido. El hecho de que
diversas especies, tales como humanos, vacas, pollos o chimpancés,
compartan un gen que produce insulina -hormona liberada en el
páncreas que permite a la glucosa penetrar las células desde el torrente
sanguíneo-, es prueba concluyente de que dicho gen se ha heredado de
un ancestro común. Y puesto que el ADN de la hormona insulina humana
tiene más parecido con la del chimpancé que con la del pollo, humanos
y chimpancés estarían más emparentados que humanos y pollos.
El desarrollo de especies únicas en islas es una “evidencia” más.
Mientras que la mayoría de mamíferos australianos son marsupiales -
parte del desarrollo fetal se produce en el útero y parte en la bolsa
marsupial-, como el canguro, en el resto del planeta la mayoría de
especies mamíferas son placentarias -desarrollo 100% uterino-. El hecho
de que Australia haya estado aislada mucho tiempo de otras masas
continentales probaría la evolución; las distintas especies de marsupiales
Aussie tendrían su origen en un antepasado común, mientras que, al no
haber ancestros placentarios, hoy apenas existen dos especies
autóctonas en el país-continente.

Comenzaré mi argumentario con las hendiduras branquiales. ¿Qué
son realmente esas hendiduras? ¡Nada! ¡Son vacío!; como el aire que hay
entre las púas de un peine. Esos vacíos entre carne en un feto serán más
tarde las puertas de entrada al oxígeno en ciertos peces; pero en otros
embriones desaparecerán. No sé si el hecho de ignorar por qué motivo
el feto humano presenta esas hendiduras en los comienzos de su
gestación justifica concluir que esos vacíos -o formas curvas- son una

116
herencia de una especie antecesora. Quizá sea un poco osado afirmarlo
alegremente.
¿Qué hay del gen compartido? Volvemos a lo que dije antes: según
ciertos científicos, el “supuesto” creador de las distintas especies
orgánicas no tenía derecho a poner un gen idéntico en dos diferentes; no
podía repetirse. Según este concepto, ese hipotético personaje debiera
haberse dicho, cuando decidió programar el gen de la insulina en los
humanos: “¡Ah no, no puedo! Este gen ya lo puse en el pollo. Si lo pongo
en los humanos, en el futuro unos tipos super exigentes me acusarán de
plagiarme a mí mismo. Así que, humanos, ¡fastidiaos!; seréis todos
diabéticos.”
Tampoco tenía derecho ese ser a decidir en que lugar del planeta
poner a las especies que le apeteciera. ¿No es una posibilidad científica
el que a este creador se le antojara poner muchos marsupiales en
Australia, y pocos mamíferos? ¿Y que en otras partes del planeta lo
hiciera al revés? Parece ser que no; no tenía derecho. Tenía que poner
de todo en todos lados para que los listos humanos del futuro no
pusieran pegas.
En definitiva, el hecho de que todos los seres vivos se desarrollen con
instrucciones codificadas en ADN, con ladrillos llamados aminoácidos y
con unos mismos mecanismos metabólicos, hablan claramente de un
origen común: …
(aquí hay que elegir un final de frase entre los dos propuestos)
a) … “un artista que fabricó diversas especies a partir de materiales
comunes”.
b) … “una proto célula que desarrolló por sí sola las cuatro bases
nitrogenadas que se combinan en la molécula de ADN, y que ha
evolucionado en todas las formas de vida actuales.”
La ciencia elige “b”. ¿Y tú?
¿Por qué ciertos científicos no siguen el ejemplo de expertos en arte,
los cuales son capaces de reconocer un Van Gogh o un Murillo sin
necesidad de ver la firma en el cuadro? Esos especialistas reconocen al
autor de una obra solo con ver su estilo; al igual que un experto vinatero
reconoce un vino simplemente con su aroma.
117
¿Nadie en la ciencia se ha planteado la posibilidad de que el ADN
compartido entre los seres vivos sea la “firma” distintiva del autor de la
vida orgánica en la Tierra?

Pruebas paleontológicas
Los fósiles son restos petrificados de seres vivos que vivieron en el
pasado -básicamente de su osamenta-. La comparación de fósiles de
animales extintos con esqueletos de especies existentes en nuestra
época es muy útil a los científicos para identificar los distintos eslabones
en el proceso evolutivo.
Este estudio es más revelador cuando se analizan fósiles de diferentes
capas de estratos rocosos, ya que, por pura lógica, los más profundos son
más antiguos que los más cercanos a la superficie actual, y esto facilita el
ordenamiento cronológico de los eslabones evolutivos. Así lo
corroboraría el hecho de que, cuanto más cercanos están distintos fósiles
entre sí en un terreno, más similitudes tienen los esqueletos; mientras
que cuanto mayor es la distancia de profundidad -y por tanto, de
antigüedad- más diferencias se encuentran entre dichos restos.
En resumen, estos fósiles nos dan una visión panorámica de los
cambios graduales que dieron lugar a la sucesiva aparición de nuevas
especies que evolucionaron desde las primeras etapas de la vida hasta
nuestros días; prueba inequívoca de la evolución “espontánea”.
Unos fósiles muy bien estudiados son los del linaje del caballo.
Mediante el estudio de ejemplares de distintas épocas la ciencia ha
podido reconstruir el árbol genealógico que lleva desde el caballo actual
hasta sus diversos antepasados extintos; así como sus cambios
evolutivos. Uno remarcable es el hecho de que antiguamente tuvieran
cinco dedos, y actualmente tengan uno. Los cuatro restantes se habrían
ido fusionando al que prevaleció -el hueso metacarpiano sobre el casco
del animal-, el cual fue ganando en tamaño y resistencia para soportar el
progresivo aumento de altura y peso del animal. (10)
Luego tenemos los fósiles transicionales; formas intermedias entre
dos grupos de seres vivos. Un ejemplo es el Archaeopteryx, un dinosaurio
volador que habría vivido hacia el final del jurásico, y que tiene

118
características propias a los reptiles -cola y dientes- y a las aves -plumas-;
dato que probaría que las aves actuales evolucionaron a partir de reptiles.
(11)
El problema para los paleontólogos es que la fosilización de
organismos vivos no es algo común, sino excepcional. Y los restos fósiles
existentes por descubrir no disponen de un GPS incorporado; lo cual no
facilita el trabajo de búsqueda. El propio Darwin creía que no se
encontraban formas intermedias a causa de que el registro fósil era muy
incompleto en su época.
Siglo y medio después, ese registro ha crecido bastante. A pesar de la
escasez relativa si se compara con todos los seres vivos que han pasado
por el planeta, hoy existen fósiles de decenas de miles de especies
catalogados. Sin embargo, quizá Darwin se sintiera decepcionado con lo
encontrado.
Del estudio de todos estos fósiles, las conclusiones suelen ser que las
numerosas especies intermedias que supone la teoría evolutiva no se
constatan. Mas bien, parece que la evolución funciona con grandes saltos;
con súbitas apariciones y desapariciones de especies.
Esto es algo que pudo verificar a lo largo de su vida Stephen Jay Gould,
reconocido paleontólogo evolucionista del Siglo XX. Ante la falta de
especies intermedias, Gould formuló su propia tesis evolutiva: la teoría
del equilibrio puntuado. En ella sugiere cambios evolutivos importantes
en cortos espacios de tiempo, seguidos por largos periodos de
estabilidad; hipótesis que choca de pleno con la idea darwiniana
mayoritariamente aceptada de una evolución lenta pero constante. Para
Gould, más que evolución se observa revolución. (12)
Dicha revolución parece constatarse en uno de los mayores
yacimientos del planeta -la región del Rift del África Oriental-, donde
unos restos han llamado la atención de investigadores estas últimas
décadas. En el lago Turkana se han recuperado fósiles de numerosas
especies de moluscos extintas; pero, en lugar de pequeñas variaciones
evolutivas que llevaran de una especie a otra, lo que se ha constatado es
que los saltos eran repentinos. Surgían nuevas especies sin previo aviso;
como si alguien fuera creando y poniendo nuevas variedades en el
entorno. (13)

119

Si el registro fósil nos dice que, durante largas épocas, no ha habido
apenas cambios evolutivos en la mayoría de especies, y que cuando estos
se han producido, han sido repentinos -especies salidas de la nada y otras
desaparecidas como por encanto-, ¿por qué se nos sigue diciendo que la
evolución progresiva está probada?
El ejemplo del caballo mencionado es como el de los pinzones. Si es
realmente cierto que, con el tiempo, su fisionomía ha cambiado y sus
cinco dedos se han fusionado… ¡genial!; una prueba más de que la
“micro-evolución” existe. Pero cuando los caballos tenían cinco dedos…
¡eran caballos, no caballas!
En cuanto al dinosaurio volador ese, de nombre impronunciable,
volvemos a lo mismo de antes: ¿es tan difícil aceptar siquiera como
hipótesis que al creador de ese animal se le antojara ponerle plumas?
¿Acaso tenía que pedir permiso a los paleontólogos?
El registro fósil en nuestros días prueba que hubo especies que
evolucionaron sin dejar de ser lo que eran; prueba que hubo especies
que aparecieron repentinamente; y prueba que otras desaparecieron
repentinamente.
Por otro lado hemos visto que, cuando se encuentra una nueva
especie, sin parentesco aparente con ninguna otra del presente, se la
intenta colocar arbitrariamente como eslabón entre otras dos conocidas,
por el simple hecho de tener una pieza de cada una. Por esa regla de tres,
el ornitorrinco debería ser considerado descendiente de todas las
especies conocidas, ya que parece hecho con los restos de serie -
mamífero, venenoso, ponedor de huevos, con pico de pato, cola de
castor y patas de nutria-. Vamos, ¡que ni el señor Potato!
Pareciera que nos estén vendiendo la solución a un puzle de 1.000
piezas del que solo disponen ¡de tres!; y nadie lo pone en duda, porque
lo dice “la ciencia”. Eso se asemeja más… ¿a lógica o a fe?

120
Pruebas geográficas
Las pruebas geográficas de la evolución tienen que ver con el estudio
de las distintas familias de especies y su distribución geográfica por el
planeta. El hecho de encontrar varias especies con gran parentesco en
hábitats cercanos sería indicio de una evolución paralela desde un
antepasado común que hubiera habitado esa región en tiempos remotos.
Aquí meteríamos a los pinzones -o sinsontes- de Darwin; pájaros
aislados geográficamente que evolucionaron en distintas direcciones a
partir de un ancestro común. Aunque esto, ya lo vimos, parece más
micro-evolución que macro-evolución; ya que el citado ancestro,
supongo, no era un buey, sino un pinzón o un sinsonte.
También clasificaríamos en este apartado lo analizado anteriormente
sobre los marsupiales “exclusivos” del continente australiano.
Una novedad del Siglo XX que ayudó a los evolucionistas a dar nuevos
argumentos a sus postulados fue la importante teoría de las placas
tectónicas, por la que se mostraría que en épocas pasadas las masas
continentales, en constante movimiento, tenían una disposición
completamente diferente.
Esta nueva aportación científica ayudaba a explicar, por ejemplo, por
qué había diferentes aves corredoras en lugares tan separados como
Sudamérica, África o Australia. El comprender que, antiguamente, estas
tierras formaban un único supercontinente permitió deducir que,
partiendo de un ancestro común, los ejemplares de cada región, una vez
separadas por mar, evolucionaron en formas de vida diferentes. Esto
explicaría también por qué, aparte de en Australia, existe algún
marsupial en Sudamérica.
El hecho de que ambos lados del Atlántico norte -Norteamérica y
Eurasia- tengan una fauna bastante similar, mientras que los colegas del
Atlántico sur -Sudamérica y África- la tengan más diferenciada, se
explicaría por el hecho de que los continentes africano y sudamericano
se separaron hace más tiempo que Norteamérica y Eurasia. A mayor
tiempo de separación, mayores variaciones evolutivas. Es lógico, ¿o no?
(14)

121
También sería lógico pensar que, si Norteamérica y Sudamérica llevan
siglos -o milenios- unidas por Centroamérica, las especies compartidas
por el hemisferio sur han tenido todo el tiempo del mundo para pasar al
hemisferio norte; desde lo que hoy es Colombia hasta la actual California.
Lo mismo aplica a especies africanas, europeas y asiáticas; puesto que
los tres continentes están conectados desde hace mucho tiempo, no hay
impedimento físico alguno para la migración de cualquier animal
terrestre entre estos territorios.
Y, sin embargo, hay especies que se circunscriben a una región
concreta; como el camello. Este animal, que habita zonas desérticas de
África, Oriente Medio y Asia central, brilla por su ausencia en Europa. No
fue hasta 2009 que se encontraron los primeros restos de “huella”
camélida -que no fósiles- en la región de Murcia (España), en la que es la
primera constatación prehistórica de este animal en Europa (15); ya que
el espécimen hallado en Österreich (Austria) en 2015 era de siglos
recientes e importado por humanos. (16)
El hecho de que ciertas especies habiten lugares específicos, mientras
que otras se extienden por todo el globo, ¿no pudiera responder a un
plan ecosistémico diseñado por alguien con la capacidad de codificar en
la conducta de cada especie los límites que conformarían su territorio?
¿Por qué no se tiene en cuenta siquiera como una “posibilidad” más esta
opción?
En cuanto a la elección de poner muchos mamíferos aquí, pocos allá…
canguros en Australia o llamas en Los Andes… yo no veo problema en
que ese supuesto creador distribuya sus criaturas animales por el globo
como le salga de las narices; no se vosotros.
*****************
Como dije antes, a las cuatro grandes líneas argumentales en que se
sostienen las teorías sobre el origen de las especies, pretendía sumar una
quinta, con la que el mundo científico se identificará: la lógica.
Si preguntáramos ¿evolución o creación? … ¿qué nos diría la lógica?

122
Pruebas lógicas en la naturaleza
El universo es un lugar para el que todo calificativo se queda corto.
“Impresionante”, “espectacular”, “maravilloso” o “grandioso” no bastan
para expresar lo increíble que es el espacio físico con sus incontables
galaxias. Hay otro tipo de vocablos que encajan también a la perfección
con nuestro cosmos: palabras como “exactitud” y “orden”. El universo
está lleno de leyes que regulan su actividad, como por ejemplo, la ley de
la gravedad. Planetas, estrellas, sistemas solares y galaxias siguen
movimientos y recorridos diversos por autopistas invisibles; ya sea sobre
si mismos -como la rotación de la Tierra- o alrededor de otros cuerpos
celestes -como el de los planetas de nuestro entorno alrededor del Sol-.
Dichos ciclos son matemáticamente exactos; una exactitud que no ha
podido igualar ni el reloj atómico más avanzado creado por inteligencia
humana. El más desarrollado hasta la fecha tiene un error de un segundo
cada 30 millones de años, lo cual no está nada mal; pero los errores en
los movimientos planetarios sencillamente no existen. Esto ha permitido
a los astrónomos poder predecir al milímetro cualquier eclipse; saber
cuándo volverán a visitarnos cometas que periódicamente avecinan la
Tierra; o mandar sondas a Marte calculando las trayectorias de
movimiento de los planetas de origen y destino.
Este universo lleno de leyes y precisión matemática sin igual, ¿no ha
tenido un legislador? ¿Esa exactitud y orden se han organizado “sin
inteligencia”? ¿Qué nos diría la lógica?
Acercándonos al conocido planeta azul, la Tierra, encontramos otra
serie de curiosidades. Nuestro hogar se encuentra a la distancia exacta
del Sol -su principal fuente de energía- para que la vida humana y
orgánica en general sea posible. Un poco más cerca y haría demasiado
calor; un poco más lejos y todo se congelaría. Sumemos a esto la
atmósfera, un manto gaseoso que protege a las especies terrestres de
los elementos nocivos de nuestra estrella luminosa, además de ser una
defensa contra los proyectiles rocosos cósmicos que se pasean por
doquier por la galaxia. Un manto cuyos niveles de ozono -el elemento
que frena la radiación ultravioleta- aumentan o disminuyen en función
de la intensidad de esta peligrosa emisión solar.

123
Otra protección importante y crucial es el campo magnético de la
Tierra, producido por el núcleo férreo de nuestro planeta. Dicho escudo
nos protege de varios tipos de peligros procedentes de nuestra estrella,
como las erupciones, la radiación cósmica o el viento solar; eventos que
tendrían efectos devastadores sobre la vida en la Tierra de no poseer esta
defensa. Por cierto, este campo magnético no se ve; al igual que nadie
ha hecho una foto del núcleo terrestre para confirmar que está
compuesto de hierro líquido. Se supone que este núcleo férreo y el
campo magnético existen por los efectos constatables que provocan.
De la misma manera, ¿qué nos cuentan los efectos de todas estas
herramientas? ¿Qué nos dice el hecho de que la Tierra se encuentre a la
distancia precisa de su lucero cósmico? ¿O el que tengamos mantos
protectores que nos protegen de los peligros externos procedentes del
espacio profundo? ¿Quién le dice a la atmósfera la cantidad de ozono
que debe haber en cada momento para dejar pasar exclusivamente los
elementos solares necesarios para el buen desarrollo de las formas de
vida que pueblan el planeta? ¿No es como si “una inteligencia” hubiera
preparado la Tierra para que albergara diversos tipos de vida orgánica?
Aterricemos ahora en nuestro planeta, y observemos algunos detalles
fascinantes de la naturaleza. Disponemos de un sistema cíclico de
distribución de agua, el elemento terrestre más indispensable para la
vida orgánica. A partir de los grandes reservorios de este elemento, los
mares, un complejo mecanismo permite la distribución de esta sustancia
en el interior de las masas continentales.
Primero, la acción solar sobre los océanos activa la evaporación del
agua, que cambia de estado líquido a gaseoso para poder flotar. Ese
vapor se concentra en forma de nubes que viajan por todos lados, gracias
a los vientos, y distribuyen el agua líquida en forma de lluvia cuando se
dan las condiciones apropiadas. Dicha agua se almacena principalmente
en acuíferos subterráneos, atravesando diversas capas terrestres
permeables, y vuelve a la superficie, por canales o manantiales
subterráneos ¡ascendentes! para incorporarse al cauce de los ríos,
autopistas que trasladan dicha agua pendiente abajo de vuelta a los
mares, haciendo florecer por el camino la vida animal y vegetal.

124
Cuando abrimos nuestro grifo, ¿alguno necesita preguntarse si hay o
no personas inteligentes detrás del sistema de distribución hídrica que
abastece las ciudades? Entonces, ¿qué hay del sistema natural del ciclo
del agua? ¿Lo ha puesto en marcha una inteligencia, o no? Cuestiones
similares serían igualmente útiles a la hora de analizar otros procesos
naturales complejos, como el ciclo del carbono y del oxígeno -que tiene
que ver con la respiración animal y vegetal- o el ciclo del nitrógeno.
Otro elemento en la naturaleza que hace meditar en la posibilidad de
un origen proyectado de la vida en la Tierra es la interdependencia de los
seres vivos con otros elementos existentes en el planeta. Me explico: el
ser humano y los animales necesitan consumir periódicamente agua para
seguir con vida; y curiosamente disponemos de este elemento en gran
cantidad y muy bien distribuida, como se ha visto. Precisamos
igualmente de un elemento químico llamado oxígeno para alimentar
nuestras células; y dicho elemento se encuentra también en abundancia.
Otro aporte imprescindible a la vida orgánica son diversas sustancias
tales como proteínas, carbohidratos, vitaminas, minerales o fibra; y,
como por arte de magia, encontramos dichos elementos en frutas,
verduras o cereales. ¿Casualidad, o planificación?
Finalmente, para perpetuar la vida, la mayoría de especies necesitan
la combinación del ADN de dos individuos, que al fusionarse
desencadenaran el proceso de formación de un nuevo espécimen de esa
especie. ¡Qué azar, de nuevo, el que todas las especies con esa necesidad
posean los mecanismos necesarios para llevarla a buen término! En el
caso de los mamíferos, como el ser humano, esto es posible gracias a la
diversificación de la raza en dos géneros, macho y hembra; cada cual con
una pieza reproductiva que podrán ensamblar juntos, y un espacio
preparado en el sujeto femenino para el desarrollo y la formación del
nuevo ejemplar de la especie.
¿Cómo se ha diseñado eso? ¿Cómo se ha programado? ¿Cómo puede
haber leyes sin legislador? ¿Programas sin programador? ¡La madre
naturaleza!, dicen algunos. Una forma de atribuir una inteligencia a un
ente abstracto. ¿Qué es la madre naturaleza: los árboles, los bosques, la
Amazonía? ¿Y cómo se lo ha montado nuestra madre naturaleza para
fijar el movimiento de las galaxias? En ese caso, ¿deberíamos decir “el
padre universo”? ¿No parece esta definición una artimaña astuta para
125
evitar decir “dios” o “creador”? Porque cuando se alude a la “madre
naturaleza”, se está sugiriendo que, detrás de los procesos naturales, es
lógico que haya una inteligencia. Quizá el que la palabra dios tenga
connotaciones religiosas haya llevado a los defensores del método
científico a querer cambiar un término por otro.

Analizados estos detalles sobre el orden matemático del universo y


diversos ciclos terrestres, quisiera centrarme ahora en un segundo tipo
de pruebas lógicas: los indicios invisibles. Para hacerlo, retomemos la
frase del principio “si no lo veo, no lo creo”.
En un mundo lleno de bulos y engaño, es natural que mucha gente no
crea ciertas cosas. Es comprensible, por ejemplo, el no dar credibilidad
alguna a las cosas que nos dicen los políticos; pues parece
fehacientemente demostrado que la mentira es su hábitat natural.
Otro tipo de incredulidad tiene que ver con negar la historicidad de
seres o acontecimientos que no hemos visto en persona. En estos casos,
muchas veces, no hay evidencias claras, ni a favor ni en contra, que
avalen o desmientan la veracidad de esos personajes o hechos. Esta es la
razón aducida por un gran número de humanos para no reconocer la
existencia de un ser supremo creador del universo. Es un punto de vista
respetable, como cualquier otro; un punto de vista que serviría como
modelo para otras afirmaciones.
Aplicando dicha regla, podemos dudar de la existencia de Napoleón,
Julio Cesar o Cristóbal Colón; ningún ser humano de nuestro tiempo tuvo
la ocasión de tomar un vino con alguno de ellos. Habrá quien diga que
hay bastante evidencia escrita sobre estos personajes, a lo que alguien
que crea en Dios responderá que también hay bibliografía suficiente
sobre la existencia de ese ser. El primero puede argumentar que, a
diferencia de los que hablan de ese dios, ciertos autores que escribieron
sobre los humanos citados los conocieron en persona; pero el segundo
puede contratacar diciendo que él tampoco ha visto nunca a esos
historiadores, por tanto ellos pueden igualmente no haber existido.
Incluso acontecimientos más recientes con soporte audiovisual son
puestos en duda. La supuesta llegada del hombre a la Luna, grabada en

126
video, es negada por muchísima gente; argumentan, entre otras cosas,
que esas escenas fueron registradas en estudios de cine “terrestres”.
Igualmente irrelevantes para algunos son las imágenes de nuestro
planeta tomadas desde el espacio; un grupo de personas sigue
defendiendo que la Tierra no es esférica, y que los videos y fotos
satelitales están trucados. De la misma manera, yo podría dudar de la
existencia de ciudades como Moscú, Shanghai o Buenos Aires, en las que
nunca he estado. Y podríamos llegar a dudar de nuestra propia existencia,
filosofando con que la vida es una ilusión o parte de una simulación
virtual.
Volviendo entre los cuerdos -o no-, la corriente científica
evolucionista se vale del argumento de la no visibilidad por el ojo
humano de un dios para no reconocer la posible existencia de éste; se
suelen escuchar expresiones como “no tenemos pruebas suficientes de
su existencia”. Esto quiere decir que, para esa vertiente de la ciencia, los
detalles recientemente analizados sobre la compleja estructura del
universo y de nuestro planeta -los cuales podrían ser indicio de un origen
planificado- no son lo bastante concluyentes. No hasta que no vean a un
tipo verde saludando con la mano desde Marte o Júpiter, quizá.
Es curioso que no apliquen siempre este criterio. Porque, si no me
equivoco, el mundo científico apoya la existencia de elementos que
nunca se han visto. ¿O hay alguien que haya visto un agujero negro?
Recientemente se ha conseguido una imagen de gran calidad del centro
de nuestra galaxia. En ella se ve, efectivamente, una esfera negra
rodeada de una gran luminosidad, supuestamente estrellas. Pero la
definición científica de un agujero negro no es un simple círculo oscuro
en una foto; se supone que está compuesto por una masa tan
concentrada, que genera un campo gravitatorio que engulle todo lo que
entra en su órbita, incluida la luz. Esta masa nunca se ha visto; sin
embargo, se expone como una realidad, basada en razonamientos
lógicos. ¿Lo son? Para mí, al menos, sí.
Estos eventos cósmicos no son los únicos elementos cuya existencia
ha apoyado la ciencia, sin haberlos visto jamás. Podríamos hablar de la
antimateria; podríamos mencionar la materia oscura; incluso corrientes
científicas plantean hipótesis sobre ¡agujeros de gusano y universos
paralelos! Nada de esto se ha constatado; pero, en base a observaciones
127
e hipótesis -más o menos coherentes- se afirma con rotundidad la
existencia de algunos de ellos.
Y esto no es nuevo; ya en el Siglo XIX, Dmitri Mendeléyev predijo la
existencia de elementos químicos no conocidos en su época. Lo hizo
estudiando las propiedades que tenían los ya descubiertos y deduciendo
las que deberían tener los aún no encontrados. Dichos elementos, que
forman parte de la tabla periódica que todos habremos estudiado en el
colegio, fueron con el tiempo descubiertos, como Mendeléyev auguró.
Gracias a la observación, al estudio, a las matemáticas, a avances
tecnológicos y a mentes privilegiadas que forman parte del mundo
científico, se ha podido predecir con antelación la existencia de
elementos aun no conocidos. Algunos de ellos se localizaron tiempo
después, y se cuenta con encontrar al resto. Resulta curioso que, ante la
multitud de indicios que apuntan sospechosamente a la existencia de
una inteligencia organizadora del universo, no se decidan a plantearlo
como hipótesis con la excusa de que “no lo han visto”.
Si bajamos al mundo de los no científicos -los que no tenemos tantos
estudios y conocimiento- encontramos también un doble criterio a la
hora de aplicar el “si no lo veo, no lo creo”. A la gente que justifica así la
no existencia de un creador, le plantearía la misma pregunta que le
formuló Morfeo a Neo: “¿crees que lo que respiras ahora es aire?” No
creo que quienes trabajan fuera de un laboratorio hayan visto nunca una
molécula de oxígeno; pero apuesto a que creen en su existencia. Y diría
que también aceptan que hay cosas llamadas átomos, virus y células.
La electricidad tampoco se ve, y no creo que los que niegan la
existencia de un dios metan los dedos alegremente en un enchufe,
diciéndose a si mismos: “yo no veo la electricidad, así que no existe”. ¿Y
que es lo que provoca fenómenos devastadores, como ciclones o
huracanes? ¿Alguien ha visto alguna vez el viento?
Cada día, a cada instante, estamos convencidos de la presencia en el
entorno de elementos que no vemos; lo estamos porque vemos los
efectos que producen. El viento puede refrescar una tarde calurosa de
verano, puede derribar árboles, se puede aprovechar para generar
electricidad. Dicha electricidad puede dar vida a nuestros
electrodomésticos; incluso a veces podemos verla en forma de

128
relámpago. Además, todos sabemos hacer la diferencia entre una
bocanada de aire fresco y respirar en un entorno repleto de coches y
polución.
También creemos porque los científicos, que sí ven estos elementos
en su trabajo diario, avalan su existencia; y la mayoría de los mortales
aceptamos su punto de vista, porque los tenemos en alta estima y
confiamos en ellos. En cierto modo, estamos poniendo fe en la ciencia;
una fe, no crédula, sino basada en evidencias y lógica. Unas premisas que
se aplican a casi todo, excepto a los indicios que parecen avalar un origen
inteligente de la vida y la materia.
Quizá esto es así porque la evidencia sobre la existencia de un creador
no es lo suficientemente contundente. Por eso añadiré un tercer y último
bloque de evidencias lógicas: invenciones humanas basadas en modelos
naturales, o “¿quién lo hizo primero?”.

Durante centurias el hombre ha soñado con volar. Parecía la última


frontera, el sueño final de la evolución de nuestra especie. ¿Cómo era
posible que animalejos tan simples como gorriones o perdices hicieran
sin aparente esfuerzo algo para nosotros imposible?
Ya en el Siglo IX, el científico andalusí Abbás Ibn Firnás decidió desafiar
la aun no formulada -pero sí respetada- ley de la gravedad. En dos
ocasiones, durante su vida, se lanzó desde una torre cordobesa,
equipado con alas confeccionadas en distintos materiales. El resultado
fue notable para la época: en ambos casos planeó, y sus heridas al
aterrizar no pasaron de la fractura de piernas la segunda vez; todo un
éxito si se compara con otros valientes que no sobrevivieron a la
experiencia.
Tiempo después, en pleno renacimiento italiano, Leonardo da Vinci
desarrolló esquemas de máquinas voladoras estudiando el vuelo de los
pájaros: cómo baten las alas, cómo aprovechan los vientos, cómo giran
en pleno vuelo. El sueño de los cielos seguía muy presente en la mente
humana.
Esta obsesión, el conocimiento acumulado en el tiempo y la
revolución industrial, darían poco a poco sus frutos hasta conseguir que

129
nuestra raza haya conseguido “burlar” la llamada de la gravedad. Y, al
igual que da Vinci hace cinco siglos, hoy día se sigue estudiando a las aves
para hacer máquinas voladoras humanas cada vez mejores; a pesar de lo
cual siguen y seguirán a años luz de los conocimientos y calidad de vuelo
de las criaturas aladas.
¿Cómo han hecho las aves para aprender a volar? Ellas no han ido a
la universidad, ni han hecho cursos de pilotaje. Sencillamente, han
nacido con la fisionomía necesaria para hacer lo que hacen: volar. Saben
instintivamente cómo aprovechar las corrientes ascendentes, para así
economizar energía; por no hablar del GPS interno que permite a ciertas
especies desplazarse miles de kilómetros en fascinantes ciclos
migratorios. Si los humanos han tardado siglos en conseguir desarrollar
las técnicas necesarias para poder elevarse por los aires, ¿qué
probabilidades hay de que una evolución ciega y sin inteligencia haya
dotado a ciertas especies con la capacidad natural de vivir en los cielos?
Otro avance que ha revolucionado la sociedad humana estos últimos
dos siglos es la fotografía. En las generaciones que precedieron a la toma
de la primera foto de la historia, hubo científicos que descubrieron que
existen sustancias fotosensibles. Durante mucho tiempo buscaron
comprender qué hacía reaccionar estas sustancias, y cómo canalizar el
proceso para “capturar” una imagen en un soporte físico permanente.
Desde las primeras cámaras oscuras hasta la cámara digital integrada
en un teléfono móvil ha habido innumerables horas de estudio y
aprendizaje sobre cómo recoger un instante del tiempo y guardarlo
eternamente. Las primeras cámaras eran cubículos enormes que
conseguían capturar la imagen del exterior a través de una minúscula
abertura con una lente por la que se filtraba la luz, proyectando dicha
imagen en la pared del fondo. Para poder conservarla, el artista debía
dibujarla; más que fotos, hablaríamos de calcos o dibujos. Cuando se
consiguió entender que las sustancias fotosensibles reaccionan con la luz,
se añadieron a las cámaras, para inmortalizar directamente la imagen
obtenida. El siguiente avance sería trasladar ese negativo a papel
fotográfico.
Las cámaras actuales constan de un sensor con millones de celdas
fotosensibles -megapíxeles- y filtros ópticos que descomponen la luz.

130
Mediante un complejo proceso electrónico, cada megapíxel envía sus
datos recogidos a un procesador, el cual recupera toda la información
por separado y la traduce en una imagen en formato virtual. Esta
instantánea podrá después descargarse en otro soporte electrónico o
imprimirse en papel. Difícil de entender y difícil de explicar, os lo aseguro.
Hay curiosas similitudes -también grandes diferencias- entre el
funcionamiento de una cámara de fotos y algo con lo que estáis leyendo
estas palabras: el ojo humano.
Al igual que la cámara, nuestros ojos necesitan captar luz, solar o
artificial. Estos rayos luminosos atraviesan la pupila, pasan al cristalino y
llegan a la retina. Allí, células fotosensibles transforman en señales
eléctricas la luz recibida y las envían al cerebro para que éste las
decodifique y traduzca en imágenes.
Otra función hermana entre humano y máquina es la capacidad para
regular la cantidad de luz recibida del exterior. De esta misión, que realiza
el diafragma en la cámara, se encarga la pupila -el círculo central al
interior del iris- en nuestro ojo. Dicha parte de nuestra cámara orgánica
integrada puede variar rápidamente su tamaño entre los 2 y los 8 mm, a
fin de graduar la cantidad de luz requerida para la correcta visualización
de la imagen percibida; para ello tendrá en cuenta la luminosidad del
momento y la distancia del objeto observado.
Un paralelo más entre ambos fotorreceptores es la capacidad de
enfocar un objeto, de forma que éste se vea nítido, no borroso. En la
cámara conseguiremos el enfoque necesario jugando con la distancia
entre la lente y el sensor; la separación óptima entre ambos dependerá
de la distancia a la que se encuentre el objeto a retratar del aparato. En
nuestro ojo dicha función la lleva a cabo el cristalino, una lente biconvexa
situada tras el iris y capaz de modificar su curvatura -gracias al músculo
ciliar- para ver nítidamente un objeto en función de si está cerca o lejos.
Pero estas semejanzas no deben engañarnos: la calidad de una
cámara de fotos no llega a la suela del zapato de nuestros ojos. Nuestras
“ventanas al mundo” enfocan y filtran la luz mucho mejor de lo que lo
hará jamás una cámara fabricada, pues nosotros contamos en el proceso
con la participación de una “CPU” sin igual, nuestro cerebro. El campo de

131
visión humano, al ser nuestros lentes oculares curvos, es de 180°; mucho
mayor que la de cualquier cámara con lente plana.
En cuanto a resolución de imagen, ¡no hay color! Las mejores cámaras
de fotos profesionales alcanzan, a día de hoy, entre 20 y 30 megapíxeles.
La calidad de imagen de nuestros ojos, basándose en los millones de
conos y bastones contenidos en la retina -los cuales se encargan de
detectar y procesar la imagen-, se ha calculado en ¡576 megapíxeles! (17)
Recientemente se ha construido la cámara artificial con mayor
resolución de la historia, ¡la burrada de 3.200 megapíxeles! El bicharraco,
que ya ha sido probado con un “brócoli”, será la pieza central de un
observatorio chileno. Y digo bicharraco por sus dimensiones: su plano
focal es de 61 cm, tiene el tamaño aproximado de un turismo, y pesa
unas 3 toneladas (18). Puede que tenga más megapíxeles que el ojo; pero
éste, por su parte, obtiene su calidad de imagen con un diámetro de 2,5
cm y un peso de 7,5 gramos. Creo que a eso se le llama “optimización del
espacio”.
Muchos expertos coinciden: el ojo será siempre superior a cualquier
recolector de imagen fabricado por el hombre.
Qué increíble, fascinante y super lógico es, el que una obra de arte
que nunca igualara el ingenio humano se haya hecho sola, sin un
arquitecto. O al menos eso nos dicen algunos “listos”.
He hablado de aves y aviones… he hablado del ojo humano y de la
cámara de fotos… queda la joya de la corona: ¡personal computer vs
cerebro humano!
ENIAC. ¡No!, no es una errata; tampoco un insulto. Es el nombre del
considerado como primer ordenador de la historia. (19)
La II Guerra Mundial venía de terminar; durante el conflicto, varias
máquinas electromecánicas programables y mega calculadoras
electrónicas habían sido creadas. Eran las sucesoras de las diversas
herramientas de cálculo mecánicas empleadas desde tiempos remotos;
como el ábaco -instrumento simple y manual- o el mecanismo de
Anticitera -sorprendente y misterioso artilugio que parece ser una
calculadora astronómica-. (20)

132
Con la invención de los circuitos electrónicos y el análisis numérico se
sentaban las bases de la primera generación de ordenadores modernos.
Posteriores innovaciones dieron paso a nuevas generaciones,
aumentando exponencialmente las capacidades procesadoras a la vez
que se disminuía el tamaño requerido; dejando así de ocupar estas
máquinas habitaciones enteras con kilómetros de cables.
Esos tamaños mastodónticos los ocupan ahora los llamados
superordenadores, los cuales tienen unas capacidades de cálculo
increíbles. Y se prevé que dichos equipos se queden obsoletos con la
llegada de los ordenadores cuánticos.
No voy a intentar explicar conceptos técnicos sobre el
funcionamiento de las computadoras, porque para ello tendría que
entenderlo yo primero; y la verdad, desisto de intentarlo. Lo que si haré
es comparar la invención humana más importante de la historia -pues es
la piedra angular para la creación de otras muchas innovaciones- con la
herramienta terrestre biológica más increíble: nuestro cerebro.
Ambas “máquinas” almacenan y procesan información; ambas
poseen un hardware -parte física- y un software -parte inteligente-; las
dos tienen memoria selectiva; también son capaces de realizar cálculos;
y tanto una como otra funcionan con electricidad.
En un mundo tan competitivo como el nuestro la pregunta sería obvia:
¿cuál es mejor? Sin embargo, en el contexto de esta disertación creo que
las preguntas clave a plantear son otras: ¿cuál es más compleja?; ¿cuál
es más difícil de fabricar?
Si comparamos la velocidad de cálculo de ambas máquinas, hace
mucho que el ordenador superó a un cerebro estándar. Pero la calidad
de un “procesador” no se mide solo en rapidez de cálculo; hay que
examinar otros factores, como el espacio físico requerido, la energía
consumida, la calidad de almacenamiento de datos, la eficiencia en la
comunicación interna, y cualquier otro software que aporte nuevas
funcionalidades al equipo. Analizando dichos factores, no hay
comparación posible.
Cierto es, si hablamos del tamaño de los ordenadores, que hoy
tenemos excelentes procesadores minúsculos; incluso en nuestros

133
teléfonos, a los que podemos considerar ya como un ordenador portátil.
Los microchips han dado paso a nanochips y nanorobots. Pero en cuanto
a almacenaje, el espacio sigue siendo un gran hándicap para los grandes
servidores. Gigantes del big data, como Google o Facebook, necesitan
edificios enteros de discos duros para almacenar toda la información que
circula por sus webs.
Hablando de almacenamiento, se ha especulado mucho sobre cuál
sería la capacidad de memoria del cerebro traducida en lenguaje
informático. Como en el caso de los megapíxeles mencionados antes,
cualquier dato dado es pura conjetura; pues los sistemas de almacenaje
biológico y artificial son completamente distintos. Aun así, varios
estudios han tratado de traducir nuestra memoria en bits, la unidad de
medida informática. Y en cada nuevo estudio descubren un nuevo
parámetro neuronal que tira por los suelos los cálculos precedentes y
aumenta exponencialmente la capacidad de almacenaje supuesta de
nuestro disco duro orgánico. Hay quien incluso plantea que nuestro
cerebro pueda albergar una cantidad ilimitada de datos (21); lo cual,
curiosamente, armonizaría con la idea bíblica de que el hombre fue
creado para vivir eternamente (Eclesiastés 3: 11).
Esta increíble capacidad cerebral se produce gracias a la interacción
de millones y millones de neuronas y conexiones sinápticas. Y mientras
que para que un PC pueda ejecutar diferentes tipos de archivo -video,
texto, imagen, etc.- debemos tener instaladas aplicaciones concretas
para cada uno de ellos -office, java, adobe, etc.-, en el cerebro hay un
único lenguaje que codifica y descodifica todo tipo de información -visión
ocular, estímulos calóricos, órdenes motrices, etc.-.
En cuanto a tipos de memoria, es sorprendente que ambas máquinas
tengan dos: una temporal y otra permanente. En el ordenador, los datos
permanentes son aquellos que archivamos para su posterior uso;
mientras que los volátiles son los que el sistema utiliza para trabajar
mientras está activo, y que serán borrados al apagar el equipo. Nuestro
cerebro, del mismo modo, sabe hacer la distinción entre la información
valiosa y aquella prescindible. Este triage o selección se lleva a cabo
durante el sueño, momento en que los datos no importantes son
destruidos y los útiles son transferidos a la memoria permanente.

134
Otro paralelo tiene que ver con los “accesos directos”. Al igual que en
el escritorio de un equipo electrónico podemos colocar iconos que nos
permitan, con un doble “clic”, acceder rápidamente a ciertas
aplicaciones, nuestro cerebro tiene atajos para rescatar recuerdos
pertinentes en un momento dado. Una simple palabra clave captada por
nuestros oídos puede desencadenar la aparición instantánea de ese
recuerdo preciso relacionado con el tema que se está abordando; una
especie de Ctrl+B biológico.
Más allá de estas similitudes funcionales, nuestra CPU neuronal tiene
aplicaciones con las que no cuenta una computadora. Si bien ésta calcula
más rápido, como hemos dicho, no puede interpretar los datos
obtenidos; nosotros sí. Y no solo interpretar; también somos capaces de
tomar decisiones en base a dicha información. Dicho de otro modo:
nuestro cerebro es creativo; algo que se está intentando reproducir
actualmente en algoritmos artificiales.
Pero ni un algoritmo ni un programa pueden recodificar su
programación, algo que el cerebro hace constantemente. Tampoco
puede un ordenador reasignar las funciones de un software averiado a
otro, ni mucho menos reparar un componente físico dañado. Nosotros
hemos llegado a adultos, probablemente, gracias a la capacidad de
nuestro organismo de reparar los cientos de heridas y chichones que nos
hicimos siendo niños. ¿Podéis imaginar vuestro aspecto actual si, aun no
disponiendo de estos primeros auxilios internos, hubiéramos sobrevivido?
Decir Frankenstein se quedaría corto. Además, nuestro procesador
biológico no solo es capaz de coordinar la auto-reparación física; también
puede asumir -al menos parcialmente- funciones de una zona cerebral
dañada trasladando los mandos de dichas funciones a otra sección en
buen estado, habilidad conocida como neuroplasticidad. (22)
Con todas estas funciones, ¿cuánto consume nuestro cerebro?
Recordemos que, al igual que el ordenador, funciona con energía.
Mientras que en el equipo informático las “vitaminas” provienen de una
fuente de alimentación eléctrica, en el ser humano son nuestros órganos
los que recuperan los nutrientes de los alimentos consumidos y los
transforman, mediante procesos químicos, en la energía necesaria que
se distribuirá por nuestro cuerpo -cerebro incluido- para su correcto
funcionamiento. Pues bien, al lado de los cientos o miles de vatios
135
consumidos por ordenadores más o menos potentes, nuestro cerebro
consume unos ¡20 vatios! Una eficiencia infinitamente superior.
Nuestra CPU craneal es, sin duda, la herramienta biológica más
compleja que existe en la Tierra; una máquina que sorprende y fascina a
aquellos que la estudian. Precisamente “cerebros brillantes” -los de
muchos científicos- llevan años intentando la fusión cerebral y digital; es
decir, traducir ondas cerebrales por medio de Inteligencia Artificial. Un
proyecto que, poco a poco, comienza a dar sus frutos. Empresas
importantes están trabajando en el desarrollo de implantes cerebrales
que ayuden a ciertas personas a recuperar funciones perdidas de su
organismo -vista, actividad motora, etc.- (23). Y hace pocos meses se
consiguió el hito de convertir un pensamiento humano en imagen; la
nitidez obtenida, a pesar de ser aún muy pobre, da una idea de lo lejos
que puede llegar la tecnología. (24)
Más allá de estos logros, o de las similitudes y diferencias funcionales
entre un PC biológico y otro artificial, los expertos no lo dudan: el cerebro
humano está a años luz -en complejidad, calidad y eficiencia- de
cualquier máquina fabricada por el hombre. La prueba definitiva sería
que esos magníficos ordenadores modernos han sido concebidos por
algunos cerebros humanos excepcionales. Nos encontramos, sin duda,
ante la obra maestra de la ¿creación o evolución? terrestre. Utiliza tu
cerebro y tu lógica para responder.
*****************
Una vez expuesto este quinto paquete de pruebas sobre el origen de
la vida en la Tierra, quisiera volver al terreno paleontológico para
desarrollar un poco más un tipo de hallazgos muy importantes y
conocidos a través de los medios de información: los fósiles de supuestos
humanos evolucionados a partir de otras especies.
Considero que saber “de dónde venimos” es lo suficientemente
importante como para examinar los datos al detalle; y es comprensible
que a un creyente en Dios de mente abierta le surjan dudas sobre sus
creencias a la luz de lo que parecen aportar estas pruebas fósiles. A mí
en concreto me surgen dos: los restos de homínidos encontrados en las
últimas décadas y sus fechas de antigüedad atribuidas ponen en

136
entredicho lo que dice la Biblia sobre el momento y la manera en la que
el hombre vio la luz en este planeta.
Y puesto que la credibilidad de la teoría conspirativa que estoy
desarrollando depende de la fiabilidad del relato bíblico, considero
crucial despejar dudas. Porque si la datación de restos fósiles o los
esqueletos de homínidos pre-humanos desmontan lo que dice la
supuesta “palabra de Dios”, desmontarán también la posibilidad de que
la gran conspiración pueda ser cierta. Mientras que lo contrario la
reforzará.
*****************
En el primer capítulo dije que Biblia y ciencia no se enfrentan; se
complementan. Pues bien, en este caso sí hay una clara confrontación.
La cronología bíblica fija la aparición humana en la Tierra unos 6.000 años
atrás; mientras que la ciencia, en base a los fósiles encontrados, maneja
unas fechas muy anteriores. Hablamos exclusivamente de homínidos, no
de otras especies; puesto que la Biblia no da fecha a la aparición de
anfibios, aves o peces, nada de lo que pueda decir la ciencia al respecto
entrará en conflicto con el registro del Génesis.
La ciencia ha establecido con los años un árbol genealógico que
explicaría la aparición del homo sapiens -el humano moderno- a partir de
especies simiescas, pasando por diversos tipos de homínidos. Algunos de
esos eslabones intermedios serían el australopitecus, el homo habilis, el
homo erectus o el neandertal. Creo que todos recordaremos, de nuestra
época escolar -hace más o menos años-, los dibujos representando a
estas especies; las cuales iban irguiéndose y aumentando
progresivamente el tamaño de su cabeza desde el simio primitivo hasta
el homo sapiens actual.
Pero claro, dichos dibujos no son fotos; es de suponer que esa
representación esté basada en pruebas fósiles de envergadura. Y la
realidad es que, en este siglo y medio en que los evolucionistas llevan
buscando los eslabones entre simios y humanos, los resultados han sido,
como vimos anteriormente, bastante escasos: restos de cráneos -a veces
muy incompletos-, huesos sueltos, trozos de mandíbula y,
ocasionalmente, algún esqueleto casi completo.

137
Por eso sorprende descubrir que es a partir de esas piezas -sobre todo
los cráneos- que se realiza el proceso de “creación” del ser al que
pertenecieron; es decir, atribuirle un tipo de piel, pigmentación,
vellosidad, etc. Y la verdad, dar forma a todo un cuerpo a partir de un
cráneo o una dentadura, pareciere más fruto de la imaginación que de
otra cosa.
Una reconstitución del amphipithecus, aparecida en 1985 en The New
York Times, estaba inspirada, según la propia obra, ¡en media dentadura!
Es decir, a partir de esos dientes, nos contaron la altura, el peso, y la
curvatura de espalda de ese ser. (25)
Otra publicación científica, The Biology of Race, dijo ya en 1971:
“La carne y el pelo de este tipo de reproducciones son fruto de la
imaginación. (…) El color de la piel; el color, la forma y la distribución
vellosa; los rasgos; la cara; no sabemos absolutamente nada de todo esto
en ningún hombre prehistórico.” (26)
Una más, Science Digest, comentó años más tarde:
“La inmensa mayoría de las representaciones están más fundadas en
la imaginación que en los hechos. (…) Los artistas deben crear algo que
se situe entre un gran simio y un humano; cuanto más viejo se crea que
sea un espécimen, más pinta simiesca le dan.” (27)
En base a esta última afirmación, cabe preguntarse: ¿sería posible que
estuvieran representando estos seres en base a una idea preconcebida
que se intenta “vender”, y no en base a la objetividad?
En la misma revista Science Digest, Lyall Watson, biólogo sudafricano,
dijo además, sobre la escasez de fósiles, que los grandes simios actuales
parecen surgidos de la nada; no tienen pasado, no hay registros fósiles.
A lo que añadió que igualmente misteriosa es la aparición del hombre
moderno. (28)
Un detalle interesante en los “dibujos” que representan la evolución
de los homínidos es que se suelen colocar en función a la capacidad
craneal del espécimen; el argumento por muchos años era que, a cráneo
más grande, mayor inteligencia. El homo habilis, por ejemplo, fue el
primer eslabón del ser humano al que se le otorgó el título de “hombre”;
dicho honor le correspondió en base a la forma y la capacidad de su
138
cráneo. ¿Este argumento es científico? ¿El tamaño de un cerebro es una
medida fiable de inteligencia?
En 2008, en la revista Scientific American Mind, se indicó que:
“los científicos no han podido encontrar correlación entre el tamaño
absoluto o relativo de un cerebro y la perspicacidad del humano o de
otras especies animales. Tampoco han podido establecer un paralelo
entre la inteligencia y el tamaño o existencia de regiones concretas del
cerebro, con excepción, quizá, del área de Broca, responsable del
lenguaje en los humanos.” (29)
Conclusiones parecidas aportó un estudio de la Universidad de Wien
en 2015, el cual exponía que el tamaño del cerebro humano influye muy
poco en la inteligencia; la clave para poseer un intelecto avanzado estaría
más bien en su estructura. (30)
Otra cosa que choca es que, supuestamente, dos especies diferentes
en la línea del tiempo “simio > humano” no deberían coexistir. Sin
embargo, descubrimientos recientes prueban que esto sí ha ocurrido. En
el lago Turkana, mencionado anteriormente, se han encontrado restos
de varios supuestos antepasados humanos; y los fósiles se han datado en
la misma época, pese a que se suponía que unos descendían de otros, y
que por tanto, no debían ser contemporáneos. (31)
También se han encontrado restos de homo sapiens -nosotros- y
neandertales que habrían coincidido en el tiempo en la Cordillera
Cantábrica -España-. Estos hallazgos han dado pie a curiosas teorías
sobre la extinción neandertal: una es que, al llegar a la zona, nuestros
“abuelos” les habrían masacrado; otra, más osada, pretende que los
sapiens trajimos virus para los que ellos no tenían defensa, y que estos
microorganismos acabaron con toda su especie. (32)
Esta última propuesta ha hecho surgir en mí una duda: ¿existe algún
virus que pueda exterminar completamente una raza o especie?
Tenemos ejemplos de epidemias y pandemias a lo largo de los siglos.
Las diferentes pestes en la Europa medieval provocaron auténticas
salvajadas entre la población. Los virus llevados por los europeos a
América llegaron a diezmar en un 90% algunas tribus. Pero no hay

139
constancia de que, nunca, un patógeno haya acabado con el 100% de una
comunidad.
Para empezar, el objetivo de un virus no es matar, sino adaptarse al
hospedador; si éste muere, el virus muere. Aparte de eso, en toda
epidemia se ha comprobado que siempre hay especímenes inmunes a
esa amenaza vírica. Por tanto, la idea de la extinción neandertal por la
acción de un patógeno no parece muy acorde con la evidencia científica
e histórica.
Ahondando un poco más en la coexistencia entre neandertal y homo
sapiens, hay científicos que incluso dudan de que fueran dos razas
diferentes. Erik Trinkaus, profesor de antropología física, afirmó que el
neandertal era un ser humano y tenía probablemente las mismas
facultades mentales que nosotros. Por su parte, la revista New Scientist
dijo que la opinión acerca de que el neandertal era inferior al homo
sapiens está evolucionando, a medida que se descubre que construían
refugios, iban vestidos, calentaban alimentos, fabricaban herramientas y
enterraban a sus muertos. (33)
Y es que, la idea según la cual nuestros “antepasados” eran unos
salvajes ya no está tan clara. Por eso hay quien afirma que las
representaciones simiescas o rudimentarias de neandertales y otros
homínidos son algo grotesco y nada acorde con la probable realidad. (34)
Los restos fósiles encontrados hasta la época son constante objeto de
debate en la comunidad científica; no hay consenso en su clasificación y
orden temporal. Ningún descubrimiento aporta luz sobre cuándo y cómo
la línea humana se separó de la simia. Entonces, ¿por qué, cuando se
anuncia el descubrimiento de un supuesto eslabón humano, la noticia
tiene una amplia repercusión mediática -como el fósil Ida, descubierto
en 2009- y cuando, poco después, se cae esa teoría, apenas se le da
difusión? A este respecto, Robin Derricourt -University of New South
Wales, Sydney- argumenta que, quizá, un director de equipo deberá
exagerar la importancia de un descubrimiento para atraer fondos que
permitan la continuidad de la investigación de su equipo. (35)
*****************

140
¿Qué hay de la datación científica? Cada nuevo descubrimiento de un
resto orgánico -sea un fósil, un utensilio o pinturas rupestres- suele ir
acompañado de una fecha de antigüedad. ¿Cómo se hace para datar ese
objeto?
Existen dos tipos de técnica: la datación relativa y la datación absoluta.
La datación relativa consiste, básicamente, en atribuir a un objeto
encontrado la misma antigüedad que tienen otros recuperados en ese
lugar y estrato -misma profundidad y, por tanto, misma época- que ya
han sido datados de manera absoluta. Por su parte, la datación absoluta
analiza las características físicas de la materia a fin de otorgarle una edad;
entre los métodos más comunes se encuentran la radiometría, la
dendrocronología, el paleomagnetismo y la termoluminiscencia.
La radiometría se basa en la velocidad desintegrativa de isótopos
radiactivos presentes en los fósiles. Existen varios tipos de isótopos,
como el berilio 10, el calcio 41 o el carbono 14. Este último se ha
convertido en el más usado y famoso de todos, ya que se descompone
mucho antes que los demás, y es por tanto el más útil para datar restos
fósiles orgánicos relativamente recientes.
El carbono es un elemento que se encuentra en gran cantidad en la
naturaleza. En su forma gaseosa -dióxido de carbono- es empleado por
las plantas en el proceso de la fotosíntesis, durante la cual transforman
dicho elemento en diferentes compuestos orgánicos. Los animales
herbívoros, al consumir plantas, ingieren el carbono que éstas contienen;
a su vez, los carnívoros, al alimentarse de herbívoros, adquieren dicha
sustancia.
Este elemento puede presentarse con diferentes formas, los llamados
isótopos. Algunas, como el denominado carbono 12 -C12-, permanecen
estables en la naturaleza; mientras que otras, como el carbono 14 -C14-,
son radioactivas e inestables, y con el tiempo se desintegran dando
forma a otras sustancias.
La proporción entre C12 y C14 en el interior de los seres vivos es la
misma que en la atmosfera; dicha proporción en la naturaleza es de un
isótopo de C14 por cada billón de C12. Cuando un organismo muere, el
C12 se mantiene intacto, pero el C14 empieza a desaparecer,

141
transformándose en nitrógeno 14. Cada 4.700 años, aproximadamente,
la cantidad de C14 se habrá reducido a la mitad; y al cabo de unos 60 mil
años, habrá prácticamente desaparecido. Así, comparando la proporción
C14/C12 de un fósil con la existente en la atmosfera, sabremos cuanto
tiempo hace que esa forma de vida murió.
Otra técnica de datación importante y complementaria de la primera
es la dendrocronología. Este método se basa en el análisis de los anillos
del tronco de árboles y ciertos arbustos leñosos. Los árboles que viven
en zonas con clima estacional crecen generando, habitualmente, un
anillo anual en su tronco; por tanto, si contamos los anillos que tiene un
árbol, seremos capaces de conocer su edad.
La longitud de los anillos no es la misma cada año, pues ésta
dependerá de las condiciones climáticas de esa temporada. Esto supone
otra ventaja para los expertos, ya que, comparando ciertos troncos con
construcciones de madera en yacimientos arqueológicos cercanos,
podrán determinar la edad de la madera utilizada en la construcción y,
por tanto, la antigüedad del yacimiento.
La existencia de especies muy longevas, como algunos pinos de
California, ha permitido elaborar cronologías superiores a ocho mil años;
también ha permitido reconstruir variaciones climáticas durante siglos,
cuyos efectos quedan registrados en los anillos correspondientes a esos
periodos.
Estos son los argumentos en que se basan estos dos métodos de
datación. Ahora bien, ¿cuán fiables son?
En el caso del C14, para que la datación realizada sea digna de
confianza, es imperativa una premisa: la proporción entre átomos de
C14/C12 en la atmósfera debe ser la misma en la época del fósil y en el
presente. Y para que esto se cumpla, se tienen que dar dos condiciones.
La primera es que, puesto que el C14 se forma por la acción de la
radiación solar sobre nuestra atmósfera, esa radiación deber haber sido
constante durante los últimos milenios. La segunda variable es que, a su
vez, la cantidad de C12 presente en la atmósfera haya sido la misma a lo
largo del tiempo. Una anomalía en cualquiera de estos dos requisitos
implicaría una proporción C14/C12 diferente en dos épocas diferentes;
lo cual anularía la validez de cualquier datación medianamente antigua.

142
Pero hay más. El resto orgánico a analizar no debe haber sido
contaminado con C14 posterior a su muerte, el cual puede ser aportado
por cualquier microorganismo que interaccione con el fósil; si esto
ocurriera, dicho añadido rejuvenecería la muestra cuando fuera
analizada. Finalmente tenemos el principio de simultaneidad: para poder
fiarnos de este método, la concentración de ambos isótopos en dos
puntos del planeta, en un momento concreto, debe ser la misma.
¿Se cumplen estas condiciones?; ¿todas, alguna, ninguna?
Quienes emplean esta técnica de datación suponen que la tasa de
producción de C14 ha sido constante durante las últimas decenas de
miles de años. Este ritmo, como dijimos, depende de la cantidad de rayos
solares recibidos en la atmósfera. Lo que ocurre es que actualmente se
sabe que este flujo puede sufrir grandes variaciones. Los cambios en el
campo magnético de la Tierra -bastante corrientes- varían sensiblemente
la cantidad de rayos recibidos; y la intensidad de éstos puede
multiplicarse ¡hasta por 1.000! durante horas cuando se producen
erupciones solares. (36)
Además, a la actividad luminosa de nuestra estrella debemos sumar
los rayos cósmicos procedentes del resto de nuestra galaxia, de los cuales
muy poco se sabe sobre su constancia en el tiempo. Para hacernos una
idea de lo variable que es esta radiación, baste decir que la fecha patrón
utilizada en el presente como referencia de la proporción C14/C12 es
1950; ya que las pruebas nucleares efectuadas en décadas posteriores
variaron sensiblemente la concentración de C14 en la atmósfera.
Si hablamos del C12, hay que saber que la cantidad tomada en cuenta
para hacer la proporción con el C14 es exclusivamente la que se
encuentra en la atmósfera. El problema a la hora de datar es que dicho
elemento está en constante movimiento por el planeta.
Bajo la forma de dióxido de carbono es exhalado por los animales y
absorbido y procesado por los vegetales. El tamaño de los océanos
también influye en su cantidad atmosférica, ya que el dióxido de carbono
se disuelve en el mar; a mayor tamaño, por tanto, de las aguas, más
dióxido diluido y menos disponible en la atmosfera, tanto para la
fotosíntesis vegetal terrestre como para hacer cuadrar las cuentas de los
científicos. Y si acabamos de mencionar los efectos que unas cuantas

143
bombas, creadas por el hombre, han tenido en la tasa de C14 en los
últimos años, ¡no podemos ni imaginar el impacto que habrán supuesto,
a lo largo de los siglos, fenómenos naturales volcánicos -los cuales liberan
grandes proporciones de C12- en la cantidad de dicho elemento presente
en la atmósfera!
Otra complicación es saber si una muestra a datar ha recibido C14
post-mortem, pues en ese caso, directamente, habremos empezado mal
el análisis desde la línea de salida. El Dr. Evžen Neustupný, del instituto
arqueológico de la Academia de Ciencias de la antigua Checoslovaquia,
parecía tener un método para saber cuándo había contaminación
externa de C14:
“Podemos, a menudo, discernir claramente si una muestra ha sido
contaminada por carbono reciente o antiguo cuando el resultado
obtenido es muy diferente al que esperábamos”. (37)
Si he entendido bien, lo que él decía es que, si la edad obtenida en la
datación no era la deseada, es porque dicha muestra había sido
contaminada… ¡como argumentación científica es interesante!
Esperemos que no sea la norma.
Finalmente, los propios expertos en datación por C14 admiten que
una era glacial -la cual sospechan que pudo ocurrir hace unos 20 mil
años- habría tenido una gran influencia sobre la cantidad de C14
presente en la atmósfera (38). Lo que quiere decir… lo que quiere decir
que si el relato bíblico sobre el diluvio fuera cierto, las dataciones por C14
anteriores a esa fecha se podrían ir tirando a la basura. ¿Por qué?
Si un diluvio anegó la Tierra hace 43 siglos de la manera en que lo
narra el Génesis, buena parte del agua que hoy se encuentra en los mares
habría estado anteriormente suspendida en la atmósfera en forma de
vapor de agua. Esto significaría, por un lado, que los océanos eran más
pequeños que en el presente, y por tanto la concentración de C12 en la
atmósfera habría sido mayor que la actual. Pero sobre todo, implicaría el
hecho de que esa capa acuosa en suspensión habría impedido el acceso
al planeta de gran parte de los rayos cósmicos procedentes del espacio
exterior, con lo que la producción de C14 en esas épocas habría sido
mucho menor que tras el diluvio.

144
Conscientes de algunos de estos “puntos flacos” del C14, los expertos
han buscado afinar los cálculos de este método con la ayuda de la
dendrocronología. Bien, veamos si es más fiable.
El principio de la dendrocronología era fácil: un anillo circular en un
tronco = un año. Habitualmente es así; pero entre habitualmente y
siempre puede haber una pequeña o una gran diferencia. En buena parte
de artículos sobre esta técnica que circulan por internet ocurre como con
la publicidad: cuentan solo las bondades del producto. Si queremos
encontrar la “letra pequeña” hay que saber bucear bien.
Para empezar -esto sí se dice en la mayoría de informes- no vale
cualquier árbol. Deben ser especies longevas de climas estacionales; es
decir, donde haya verano e invierno. ¿Por qué? Un árbol crece cuando
disfruta de buen tiempo y precipitaciones. En climas tropicales, donde
estas variables se dan todo el año, el árbol produce madera a un ritmo
constante, de modo que la tonalidad de su tronco suele ser uniforme y
no nos da pistas sobre su edad.
En climas estacionales esto es diferente. En primavera, con la llegada
del calor y las lluvias, el árbol comienza su crecimiento anual con madera
de color claro; durante el verano y otoño, menos lluvioso, el ritmo
decrece, y la madera fabricada es de un tinte más oscuro; finalmente,
con la llegada del frio invierno, el árbol interrumpe su producción hasta
la próxima primavera. Este proceso discontinuo y bicolor permite saber
cuánto ha crecido cada año un árbol; y sumando los periodos de
crecimiento -o anillos- nos da la edad de dicho espécimen.
Lo que ya no se cuenta habitualmente es que la regla de un anillo por
año no siempre se cumple. Puesto que la nueva madera es creada por el
árbol para hacer fluir el agua del subsuelo hacia las ramas, cuanto más
abundantes sean las precipitaciones, mayor grosor tendrá un anillo
fabricado. Ahora bien, puede ocurrir que un año las lluvias sean copiosas
tanto en primavera como en otoño, y que en esa temporada se generen
dos o más anillos -llamados falsos o dobles-. También puede ocurrir que
un año sea especialmente seco, y que el anillo generado sea muy
pequeño, o que directamente no se genere -anillo perdido-. (39)
¿Cuál es el porcentaje de estas “anomalías” a lo largo del tiempo? Hay
expertos que defienden que no deben superar el 5% del total de anillos

145
del árbol. Supongamos que es cierto. Eso querría decir que, en 100 años,
tendríamos un margen de error de solo 5. Pero en 500 años, sería ya de
50; y en 5.000 años, de 500. Y nadie sabe si en el entorno climático
existente hace 3.000 años esa anomalía representaba un 5%, o un 40%.
Más allá de esto, se debe saber que no hay tantos árboles que
contengan miles de anillos. Para llegar a fechas muy antiguas, lo que
hacen los expertos es “empalmar” diferentes troncos; es decir, si un
tronco nos lleva hasta el año 1.000 d.C., tendremos que buscar otro que
muriera sobre esa época, comparar los anillos de ambos para saber
dónde encajarlo, y seguir contando hacia atrás. De esta manera, a base
de encadenar más de una decena de troncos muertos diferentes, se han
hecho secuencias que nos llevan miles de años atrás en el tiempo. (40)
Ahora bien, ¿en qué lugar empalmar un tronco en otro cuando hay
varios puntos susceptibles de corresponder? Fácil: estableciendo la fecha
aproximada de defunción del nuevo tronco encontrado y asignándole el
lugar más próximo entre las posibles opciones de su homólogo. ¿Y cómo
sabemos en que fecha murió el nuevo aporte? ¡Exacto! ¡Con la prueba
del C14! De esta forma, la técnica arbórea que debía servir para
apuntalar la radiométrica, debe a su vez ser ayudada por aquella,
introduciéndonos en un círculo vicioso. Un poco loco, ¿no?
Tengamos en cuenta además que, si un fósil enterrado a varios
metros de profundidad ha podido ser infectado por C14 de otros
organismos, ¡cuánto más expuesto a dicha contaminación estará un
tronco al aire libre durante siglos! No solo a insectos, sino a la propia
savia y resina del árbol, que pueden penetrar profundamente las capas
de anillos durante su vida, falseando enormemente la edad del
espécimen al datarlo con C14. Aparte de esto, cabe preguntarse: ¿cuánto
tiempo puede sobrevivir un tronco muerto a los efectos de la
putrefacción y a los insectos?; ¿es normal que, si falleció hace 7.000 años,
se conserve perfectamente a día de hoy?
Cuando los expertos han fijado una fecha de antigüedad para troncos
de cierto paraje, es relativamente fácil datar restos arqueológicos
encontrados a proximidad. Si hallamos, por ejemplo, vestigios de una
cabaña de madera, podemos buscar correspondencias entre los anillos
del material usado en la construcción y aquellos de los troncos datados;
así sabremos cuándo esa cabaña fue construida.

146
¡Error! Si árboles muertos o sus restos pueden permanecer durante
siglos en el ecosistema, no podemos saber si dicha cabaña se hizo con
madera obtenida de un árbol vivo o con madera que llevaba tiempo
muerta. Ese material no nos dirá forzosamente cuando fue realizada la
construcción; como mucho revelará el momento en que el árbol de
origen murió. Algo parecido ocurre con objetos de decoración en madera
encontrados en muchos asentamientos. El fecharlos por C14 no tiene por
qué desvelar la edad correcta del yacimiento; dichos objetos fueron tal
vez heredados de generaciones pasadas, quienes pudieron a su vez
haberlos confeccionado con madera muerta hacía mucho. (41)
Todos estos problemas a la hora de datar con fiabilidad llevan a que,
muchas veces, materiales fechados sufran “correcciones” de edad con el
tiempo -algunas enormes- al volver a someterlos a examen.
Generalmente, los restos datados con fechas de hasta 2.000 ó 3.000 años
de antigüedad suelen ser fiables; pero según retrocedemos esa línea del
tiempo, la sombra de la duda se hace cada vez mayor. ¿Merece, por tanto,
una fe ciega de nuestra parte cualquier fecha atribuida a un fósil por la
comunidad científica?
Algún que otro redactor de artículos de ciencia ha osado compartir
públicamente sus dudas tras años de investigación:
“El hombre, al cual creíamos en la Tierra desde hace 3,6 millones de
años, está quizá en ella desde hace solo pocos miles de años.” - Robert
Gannon, "How Old is it?", Popular Science, November 1979
*****************
Entonces, ¿qué pasa con Lucy?; ¿y con Ardi? ¿No son ellos nuestros
ancestros?
Ardi, esqueleto encontrado en Etiopía en 1992, es considerado uno
de los homínidos más antiguos hasta la fecha; concretamente tendría 4,4
millones de años. Lucy, hallada en 1974 y también etíope, sería más joven:
3,5 millones de años. De entre el gran número de “antepasados”
humanos descubiertos en el África subsahariana, estos dos ejemplares
son los más famosos representantes.
Lo que les hace tan especiales es el hecho de que se conserve gran
parte de su esqueleto; de la mayoría, ya lo dijimos, solo tenemos cráneos,

147
parte de ellos, trozos de mandíbula u otros huesos. En el caso de Ardi, se
conservan pelvis, brazos, una pierna entera y el otro pie; el tórax es
inexistente y el cráneo se ha recompuesto a cachitos. Precisamente la
parte torácica es la que mejor se conserva de Lucy: restos de la columna
y varias vértebras; aparte, tenemos los dos brazos -sin manos-, la pelvis,
una tibia, un peroné, y partes del cráneo.
¿Podrían ser humanos? Sí. ¿Podrían ser simios? También.
De Ardi se dice que medía 1,20 metros y que podía caminar erguida -
pues era hembra- o a cuatro patas, dependiendo de si estaba en tierra o
en los árboles; contaba para ello con manos y pies adaptados para
moverse entre ramas. Lo más revelador, quizá, es que su capacidad
craneal era de 323 cm³, propio de varias especies primates y muy lejos
de los 1.600 cm³ del ser humano. Veamos: parece simio, se movía como
un simio y tenía cráneo de simio… ¿qué es? Para sus descubridores,
¡antepasado humano!
Lucy, más reciente y evolucionada, medía 1,10 metros, se le calculan
14 años de edad cuando murió -basándose en la dentadura- y tenía un
cráneo pequeño comparable al del chimpancé; sus brazos eran largos y
colgantes, podía andar erguida y moverse también sobre los árboles.
Buceando por internet se pueden encontrar artículos “científicos” con
especulaciones varias sobre qué comían y cómo vivían los de su especie;
lamentablemente aún no se ha podido averiguar si tenían una liga de
fútbol profesional. Lo más increíble de este fósil es su cráneo; por favor,
buscad una foto de los restos y decidme: ¿distinguís algo?, ¿sois capaces
de intuir un cráneo humano o de primate? ¡Solo se distingue la
mandíbula! ¡La reconstrucción del cráneo -que podéis también buscar-
es pura imaginación! ¿Qué nos están vendiendo?
Podríamos seguir analizando más y más fósiles. El niño de Turkana,
por ejemplo, cuyo esqueleto -cráneo incluido- está muy completo. O el
yacimiento de Atapuerca -España-, uno de los lugares con mayor
concentración de restos humanos del planeta. En dicho lugar se han
encontrado esqueletos bastante completos de hasta cuatro supuestos
antecesores del homo sapiens. Más allá del asombro y la incógnita acerca
del por qué hay tantos restos de razas y épocas diferentes en un mismo
lugar, las sombras son numerosas.

148
Por ejemplo, se han recuperado decenas de esqueletos de una
especie bautizada como homo heidelbergensis. Pero, tras años de
investigación, el debate sobre cómo y a quien emparentarlo persiste en
el seno de la comunidad científica. No tienen nada claro quién es su
antecesor; sin embargo, su parecido morfológico con el neandertal ha
llevado a pensar que el heidelbergensis era su ancestro… ¡a algunos!
Otros albergan bastantes dudas. Sin consenso, ¿a quién creemos?; ¿al
que haga más ruido?, ¿a quien tenga más fácil acceso a publicar artículos
en revistas de prestigio? (42)
Las sucesivas evoluciones entre el simio antiguo y el humano se
posicionan generalmente en base a parecidos y diferencias estructurales.
Pero a día de hoy no hay ninguna evidencia, ningún esqueleto, donde se
aprecie un cambio morfológico específico; en el cual pueda intuirse un
comienzo de transición entre una especie y otra. Del australopitecus se
pasa al homo habilis, no sabemos cómo; del heidelbirgensis al neandertal,
tampoco sabemos cómo. Es como si estas especies hubieran surgido de
repente y se hubieran marchado del mundo de los vivos sin previo aviso.
Los propios evolucionistas no saben cómo explicar este vació de pruebas;
continúan especulando, y esperando que les creamos.
¿No es posible que la mayoría de esos “homos” -los más parecidos a
los simios- sean especies extintas de primates? ¿Y que otros, como el
neandertal, fueran una raza humana con una morfología específica?
Recordemos que la micro-evolución se ha constatado dentro de una
especie. Imaginemos que dentro de un millón de años se hubieran
extinguido los perros y los seres humanos de la Tierra; y que una nueva
raza inteligente encontrara y estudiara los restos de un chihuahua, un
dogo alemán y un hombre. ¿Qué pensáis que concluirían?: ¿qué el dogo
no tenía nada que ver con el chihuahua, sino que era un ancestro del
hombre que con el tiempo evolucionó y comenzó a caminar a dos patas?,
¿o que, más bien, el dogo era de la misma especie del chihuahua, y que
ambos micro-evolucionaron a partir de un ancestro común,
desarrollando con el tiempo morfologías diferentes, sin dejar nunca de
ser perros? ¿Qué es más lógico?
¿Por qué, en el caso de fósiles primates, se ignora la micro-evolución
como explicación de diferencias fisiológicas con otros simios, y se inserta

149
cualquier resto encontrado en la línea de la especie humana intentando
justificar una teoría, para nada demostrada, como es la macro-evolución
interespecie? ¿Por qué tampoco se considera la posibilidad de que esas
razas extintas no evolucionaran de otros monos, sino que fueran creadas
así y un día se extinguieron?
Como dijimos, la teoría de la evolución es anterior a los grandes
hallazgos de nuestros supuestos antepasados. No los encontraron, ¡los
estaban buscando! Y cuando uno busca algo, no está exento del peligro
de dejarse llevar por las emociones. Si anhelaban descubrir un ancestro,
era fácil y tentador atribuir ese título al primer fósil que pudiera encajar
con lo que necesitaban; aun a riesgo de ignorar explicaciones más lógicas.
Ese mismo afán podía llevarles a representar a esos seres -aunque
solo se dispusiera de una mandíbula o una pelvis- con los rasgos, piel,
altura y vellosidad acordes a una idea preconcebida; a aquello que
pretendían mostrar al mundo. En lugar de hacerlo de manera objetiva…
de manera científica.
Pero yendo incluso más allá, ¿sería capaz de conducir ese exceso de
celo a extremos tales como fabricar pruebas falsas o empeñarse en
defender lo indefendible? Si eso hubiera ocurrido, no sería de gran ayuda
en la defensa de la teoría evolutiva.
*****************
El hombre de Piltdown fue “descubierto” en 1908 en England, y
presentado poco después como una especie intermediaria entre el simio
y el ser humano. Sobra decirlo, el ancestro en cuestión tenía su
representación artística correspondiente, con arma de caza incluida.
Muchos eruditos creyeron -o quisieron creer- en el hallazgo, pues era el
eslabón que tanto estaban esperando para dar alas a su teoría deicida. A
su vez, ante el aval de hombres de ciencia, el público creyó también que
se había encontrado la prueba de la evolución. Casi medio siglo después
se demostraba que todo era un fraude; un gran trabajo de ensamblaje
de un cráneo humano y una mandíbula de orangután había tenido
engañados durante décadas a los expertos. (43)
En 1982 se encontraba parte de un cráneo en un pequeño pueblo de
la región de Granada -España-. El bautizado como “Hombre de Orce” fue

150
anunciado al mundo como un ancestro humano de entre 0,9 y 1,6
millones de años de antigüedad. Andalucía se convertía en la cuna de
nuestra especie en Eurasia. Se elaboró el personaje, y se le encontró un
sitio en el árbol genealógico humano: entre el homo habilis y el homo
erectus.
Tiempo después, al limpiar depósitos calcáreos del cráneo, se
descubrió en él una pieza propia de los rumiantes; el hombre de Orce
podría haber sido un asno. Desde entonces, defensores y detractores
siguen tirándose a la cabeza estudios científicos que probarían, unos que
la pieza es humana, otros que pertenece a un rumiante. Y todo este lio
montado por una pequeña porción de un cráneo, que es todo lo que se
encontró. (44)
De todas formas, si al final el descubrimiento se queda en burro, no
pasa nada; el hombre de Orce tiene heredero: ¡el Niño de Orce! Dicho
hallazgo es el nuevo resto humano más antiguo conocido en Europa
occidental. Fue encontrado en 2002 en la misma zona que su “padre” y
datado en 1,4 millones de años de antigüedad. ¿Sabéis que fue lo que se
encontró? ¡Un diente de leche! Sí, este es el nivel a veces. Aquí, al menos,
no han osado recrear al espécimen a tamaño completo. (45)
Hay que decir que el fraude científico no es la norma. En siglo y medio
de búsqueda de nuestros antepasados, son muy pocos los casos
demostrados de amaño. En el caso del hombre de Orce, ni siquiera se
puede hablar de fraude; sería más bien un empeño obsesivo en
demostrar una idea en base a pruebas bastante dudosas. Es como
intentar meter canasta con un balón de un diámetro más grande que el
aro… ¡va a ser complicado!
Si el hombre de Orce, sin ser un montaje, parece mera ilusión, ¿qué
decir de otros hombres mono? ¿No serán también fantasías creadas por
el deseo de demostrar un dogma preconcebido?
¿Es unánime la comunidad científica en la defensa de la teoría
evolutiva? ¿No hay disidentes?
¡Claro que los hay! Pero quizá no tienen los altavoces públicos que
tienen otros.
*****************

151
Entre las voces rebeldes, algunos simplemente exponen sus dudas
sobre la afirmación de que la evolución sea un hecho constatado:
“Aunque esta teoría sea a menudo enseñada como una verdad
científica firmemente establecida, está lejos de ser así. Presenta
demasiadas lagunas. El testimonio de la geología no nos muestra los
eslabones intermedios entre las especies que esperábamos encontrar.
Además, las experiencias hechas en laboratorio muestran que es casi
imposible que una especie evolucione en otra, incluso manipulando y
seleccionando mutaciones genéticas. La transformación gradual de una
especie en otra es pura hipótesis, no un hecho biológico.” - Irving Kristol
-profesor de sociología en la Universidad de New York-, The New York
Times, September 30th 1986. (46)
"Darwin fue víctima de una paradoja. En efecto, hace más de un siglo
propuso una teoría que se enfrentaba a los dogmas del creacionismo. Con
el paso del tiempo su teoría se ha transformado, ella misma, en un dogma
al que se prohíbe cuestionar, so pena de ser tratado como
antievolucionista. (…) "Nadie niega los principios de la evolución de los
organismos vivos por modificación del genoma (material hereditario). La
selección natural puede estar en la base de ciertas transformaciones a
nivel de especie, pero es absolutamente insuficiente para brindar una
explicación global de la evolución".” - Michael Denton -biólogo
molecular-, El País 1989. (47)
Una investigación de la revista Science de hace unos 10 años muestra
que, sobre un sondeo de cerca de mil profesores de biología de escuelas
públicas de secundaria estadounidenses, hasta el 60% de ellos no estaba
de acuerdo en enseñar la biología evolutiva en clase. Esto no quiere decir
que defendieran la creación -solo el 13% de encuestados se declaraba
creacionista-; lo que sostenían es que no encontraban bases sólidas para
ninguna de las dos teorías en conflicto. (48)
Hay científicos que han dado un paso más, afirmando su convicción
de que detrás de la vida hay un diseñador inteligente.
Paola Chiozzi, bioquímica italiana, explicó en una entrevista en 2013:
“Nuestro cuerpo está compuesto por billones de células microscópicas.
Prácticamente todas ellas tienen que morir y ser reemplazadas. No todos

152
los tipos de célula viven el mismo tiempo; algunas son reemplazadas cada
pocas semanas, y otras, cada pocos años. Para mantener este delicado
equilibrio entre muerte y formación celular, el mecanismo de muerte
celular programada tiene que estar muy bien ajustado y controlado.”
“Algunos estudios indican que cuando las células mueren más tarde
de lo que debieran, pueden sobrevenir enfermedades como la artritis
reumatoide o el cáncer. Por otro lado, cuando las células mueren antes
de lo que debieran, puede sobrevenir la enfermedad de Parkinson o la de
Alzheimer. Mis investigaciones van dirigidas a encontrar maneras de
tratar estas enfermedades.”
“Era obvio que este maravilloso proceso había sido diseñado por
alguien que deseaba que estuviésemos sanos. (…) Este proceso es de una
complejidad abrumadora, pero su precisión es tal que refleja una
sabiduría extraordinaria.” (49)
Michael Behe, bioquímico estadounidense y profesor en la Lehigh
University de Pennsylvania, presentó en su obra La Caja Negra de Darwin
una explicación detallada del funcionamiento extremadamente
complejo que tienen ciertos mecanismos internos del ser humano, como
el proceso de coagulación sanguíneo o el sistema inmunitario. (50)
Él defiende la tesis de la complejidad irreductible, según la cual todo
mecanismo complejo que precise de la participación de todos sus
componentes para desempeñar su cometido será un indicio claro de un
diseño inteligente. ¿Cómo saber si un dispositivo tiene complejidad
irreductible? Quitándole una de sus piezas y comprobando si sigue en
funcionamiento; si deja de hacerlo, tendremos la prueba de que alguien
organizó deliberadamente ese aparato con una misión concreta.
Él cita en su libro el ejemplo de una ratonera: si a ésta le quitamos
cualquiera de sus piezas, el aparato será inservible; al menos para su
función presumida, cazar ratones. Al necesitar, por tanto, todos sus
componentes para ser eficiente, resulta evidente que alguien inteligente
la ensambló con un objetivo específico. Otra sencilla muestra de
complejidad irreductible es un arco: todas y cada una de sus partes son
indispensables para el correcto funcionamiento del mismo.

153
Es cierto que hay aparatos “diseñados” que no necesitan de todos sus
componentes para cumplir su misión principal. En un vehículo podemos
prescindir de cenicero y alfombrillas, y éste seguirá circulando. Pero
tenemos claro que esos extras no están ahí para hacer funcionar el
automóvil. Otro cantar será intentar hacer un trayecto sin un motor o sin
ruedas; en dicho caso, para darle la utilidad supuesta al coche
tendríamos que quitar los bajos y convertirlo en un tronco-móvil.
Aplicando esta tesis a los distintos mecanismos del cuerpo humano
examinados en su libro, el profesor Behe expone al detalle la estrecha
interacción que deben de tener todos los componentes de un sistema
concreto para poder desarrollar sus funciones; cada uno es
imprescindible para el correcto funcionamiento del conjunto. Con una
sola pieza que falte, nuestro torrente sanguíneo no podrá cerrar una
herida; con un solo elemento que falle, nuestro sistema inmunitario no
funcionará.
Según el autor, no tiene ninguna lógica el que cada uno de los
componentes de un sistema evolucionara ciegamente por separado, ya
que ninguno de ellos, por si solo, podría hacer funcionar la maquinaria
sin la participación del resto. La conclusión a la que él llega es clara: no
sintiéndose obligado a limitar su búsqueda a causas no inteligentes, su
deducción natural es que muchos sistemas bioquímicos fueron
diseñados.
*****************
¿Qué opinión les merecen los postulados de Behe y demás
“disidentes” a otros colegas científicos?
Karen Bartelt, científica y profesora de química orgánica en el Eureka
College de Illinois, criticó los argumentos de Behe aludiendo, por ejemplo,
a piezas de nuestro cuerpo sin propósito aparente, lo cual pondría en
duda que fuéramos mecanismos de complejidad irreductible. También
sostuvo que, puesto que a veces los diseños biológicos son deficientes,
no puede haber alguien tan listo detrás. (51)
El biólogo Nathan H. Lents, por su parte, advierte del riesgo de ignorar
a Behe y su “pseudociencia”, cuyos postulados podrían ser una amenaza
para la supremacía de la corriente oficial de la ciencia. (52)

154
Parecidos argumentos adujo Alan Leshner, director general de la
American Association for the Advancement of Science y editor de la
revista Science. Leshner aseguró que “los movimientos antievolución son
una amenaza contra la integridad de la transmisión de la ciencia”.
También tildo de “fundamentalistas” a ciertos sectores que quieren
vestir la teoría creativa con argumentos científicos. (53)
La cruzada por denigrar los postulados de Behe llega incluso hasta
Wikipedia, cuyo artículo sobre el bioquímico, en su versión inglesa,
califica la teoría del diseño inteligente como “pseudociencia”. Una
etiqueta que puede llevar a un lector no ducho en la materia a pensar
que dicha tesis está empíricamente refutada; lo cual no es el caso. (54)
Jerry A. Coyne -biólogo- es otro adalid en la cruzada contra el diseño
inteligente. Uno de sus escritos tiene un título bastante significativo: “El
diseño inteligente se vuelve aún más tonto”. Ni que decir tiene que se
explaya ridiculizando la idea de un creador detrás del origen de la vida.
(55)
Pero, por mucho que puedan decir otros, el abanderado supremo de
la teoría evolutiva en nuestra época es el biólogo, zoólogo y divulgador
científico británico Richard Dawkins. Entre sus muchas citaciones pro-
evolucionistas y anti-creacionistas, aquí van unas perlas:
“Algo en lo que todos los auténticos científicos están de acuerdo es en
el hecho de la evolución misma. Es un hecho que somos primos de gorilas,
canguros, estrellas de mar y bacterias. La evolución es un hecho tan
probado como el calor del Sol. No es una teoría, y por favor, dejemos de
confundir a los filosóficamente ingenuos llamándola así. La evolución es
un hecho.” (56)
“Estudiar la creación en clase de ciencias naturales es tan insensato
como pasar la mitad de la clase de astronomía diciendo que la tierra es
plana. Pasemos entonces la mitad de la clase de educación sexual
explicando la teoría de las cigüeñas.” (57) (58)
“Cuando encontramos una persona que declara no creer en la
evolución, podemos afirmar sin miedo a equivocarse que estamos
delante de un individuo ignorante, estúpido o idiota.” (58) (59)

155
Aparte de estas jugosas declaraciones, pequeña muestra de su
locuacidad, Dawkins es un divulgador incansable de sus teorías -perdón,
de sus hechos probados-. En el año 2009, formó parte activa en una
campaña publicitaria que rotuló 30 autobuses londinenses con el slogan
“Probablemente no hay dios. Deja de inquietarte y disfruta tu vida”.
Todas estas afirmaciones, mofas, descalificaciones… hacia quienes no
comulgan con el dogma oficial de la ciencia -incluidos científicos
“herejes”- recuerdan alarmantemente la actitud de la iglesia medieval
respecto a la propia ciencia, cuando ésta empezaba a hacer
descubrimientos importantes ante los cuales los líderes religiosos veían
amenazada la supremacía de su visión sobre el mundo. Pareciera que,
como otras veces ha ocurrido en la historia, los perseguidos se han
convertido en perseguidores, y han instaurado su propia “inquisición”
con el objetivo de eliminar voces discordantes.
Cabe pues, preguntarse: ¿quiénes son aquí los fundamentalistas?
*****************
Ante este empeño de muchos gurús de la ciencia por presentar
teorías como hechos, o de ridiculizar e intentar desprestigiar a los que no
siguen al rebaño, ¿qué opinión debería merecernos la ciencia?
Personalmente, creo que la ciencia es una bendición y un pilar
indispensable en nuestra sociedad. Lleva siglos contribuyendo a hacer un
mundo mejor. En el campo astronómico nos ha ayudado a entender el
mundo que nos rodea; a saber, por ejemplo, que la Tierra no es el centro
del universo. En el campo médico, el descubrimiento y estudio de
microorganismos nos ha permitido adoptar medidas de higiene y
desarrollar fármacos y vacunas que han reducido enormemente la
mortalidad humana. Y podríamos seguir citando beneficios derivados de
la ciencia hasta cansarnos.
Pero la “ciencia” no es un ente con vida propia; es el nombre dado al
conjunto de ramas del saber humano, desarrolladas por infinidad de
científicos a lo largo de siglos. Y, como en todo oficio, no está exenta de
que alguno de sus miembros sea un tipo egoísta y ambicioso; alguien que
no trabaje para el bien de la humanidad, sino para sus fines personales -
obtener popularidad, influencia, riquezas, etc.-. Josef Mengele y Robert

156
Oppenheimer fueron brillantes científicos de su época; pero no estoy
seguro de que muchos de sus “colegas” actuales se sientan orgullosos de
la manera en que usaron sus conocimientos.
El riesgo que otros corruptos pueden suponer para el buen nombre
de la ciencia no es desdeñable. Es posible que, mientras la inmensa
mayoría de doctores y eruditos concentran sus esfuerzos en desarrollar
un trabajo de la mayor calidad y utilidad posibles para la sociedad, unas
minorías ambiciosas estén buscando, por encima de todo, hacerse un
nombre célebre e influyente entre sus homólogos, a fin de convertirse
en líderes de pensamiento, y poder así imponer sus ideas y opiniones
como el camino “oficial” a seguir por los demás. Esto es algo que ocurre
en otras profesiones; baste echar un ojo a la sociedad política en
cualquier país para corroborarlo.
Un detalle más a tener en cuenta es que la investigación científica
requiere de grandes cantidades de dinero; y la inmensa mayoría de
científicos no son multimillonarios. Aunque buena parte de los proyectos
de investigación son sostenidos con fondos públicos, la financiación
privada supone también una cuota importante en los trabajos de
innovación y desarrollo. No es difícil imaginar que, quien aporta el dinero,
pueda decidir en que quiere que se utilice; y que disponga reglas, rutas y
objetivos a los científicos con el fin de recuperar a medio o largo plazo la
inversión realizada. Reglas y objetivos que, de no cumplirse, supondrían
el cierre del grifo de financiación para ese equipo de trabajo; reglas que,
en definitiva, coartan la libertad de acción de los investigadores.
Mención especial merece un sector empresarial que en los últimos
tiempos ha acumulado una fortuna y poder brutales: la industria
farmacéutica. Dicha prosperidad e influencia permite a sus altos cargos
intentar imponer su voluntad a gobiernos -a menudo con éxito-, a fin de
promocionar ciertas vacunas y medicamentos, o hacer prohibir fármacos
o medicinas alternativas mucho más baratas que las suyas, bajo el
pretexto simplón pero efectivo de que son pseudociencias; todo esto
apoyado con campañas publicitarias y mediáticas.
Luego están ciertos divulgadores fanáticos de ciencia, que repiten
como loros los dogmas de sus amos; a menudo desde canales YouTube
u otras plataformas digitales. Suelen ser los mismos que se burlan de

157
otros divulgadores de mente abierta; aquellos que, aun tratando muchos
temas científicos, no tienen miedo de hablar también de fenómenos cuya
explicación sigue siendo un misterio, como divinidades, apariciones
espectrales, ovnis, etc.
Fuere por vengarse del imperio religioso que les combatió y persiguió
siglos atrás, fuere por simple deseo de convertirse en la máxima
autoridad moral del planeta, los líderes de la comunidad científica
decidieron hace mucho que la opción de un diseñador inteligente detrás
de las maravillas de la naturaleza y del universo no era ciencia.
Establecieron como primer mandamiento científico que se debía buscar
el origen de nuestra especie y del cosmos por canales exclusivamente
materiales.
Excluir de oficio la vía creativa, sin analizarla siquiera, puede ser tan
insensato como investigar el fallecimiento de una persona con impactos
de bala centrándose solo en la hipótesis de muerte por causas naturales,
y prohibiendo explorar la opción del asesinato, incluso habiendo un arma
en la sala. Las conclusiones, probablemente, determinarán muerte por
paro cardiaco; lo cual, aun siendo cierto, será una conclusión incompleta
y estúpida.
Cabe plantearse la opción de que, desbancando a un dios como ser
supremo del universo, los popes de la ciencia pretendan
autoproclamarse los nuevos dioses de la humanidad… los seres más
inteligentes del universo… el eje en torno al cual gira la galaxia. Algo que
no difiere mucho de las ideas religiosas medievales.
Las pruebas naturales muestran cosas con las que Darwin y sus socios
no contaban. Muestran una complejidad estructural que el ser humano
no puede comprender; muestran un nivel tecnológico que el ser humano
jamás podrá igualar. La teoría de un creador no está probada
científicamente, cierto. Pero es que la ciencia ha impuesto baremos que
impiden que la existencia de un ser inteligente, indetectable por
instrumentos humanos, pueda ser considerada una hipótesis científica.
La teoría de la evolución, pese a ser la única opción estudiada y encajar
en los baremos establecidos, tampoco está probada.
Si la creencia en un dios es un dogma de fe, lo mismo se puede decir
de la evolución. Creer que de una sopa cósmica se desarrolló una forma

158
primitiva de vida, y que de esa ameba surgieron todas las especies
conocidas, por medio de mutaciones espontáneas no dirigidas, es un
dogma de fe; ninguna prueba concluyente lo sostiene.
Entonces, ¿por cuál de las dos teorías en conflicto decantarnos? ¿En
qué basarnos para elegir trinchera? Ante la falta de pruebas empíricas,
siempre podremos hacer uso de las pruebas lógicas. ¿Cómo se programa
la formación de un bebé? ¿Nuestro ojo se diseñó sólo? ¿El cerebro
humano es fruto de mutaciones aleatorias? Quien tenga una mente
abierta podrá llegar a una conclusión sensata; quien tenga una fe ciega,
corre el riesgo de venerar al dios equivocado.
*****************
Si eres un convencido de la teoría evolutiva, sería un milagro que tu
lectura te hubiera llevado hasta estas latitudes. Lo más lógico es que, en
algún punto, hubieras cerrado esta obra, fruto de la paranoia de un
conspiranoico intentando vender una fantasía más de cuantas pueblan
nuestro mundo.
Si has llegado hasta aquí y sigues leyendo, es más probable que, o
bien ya dudaras de la tesis evolutiva, o bien seas una mente abierta sin
ideas preconcebidas ni prejuicios hacia las teorías disidentes.
A vosotros os dirijo la pregunta de nuevo: ¿evolución o creación? …
¿rebelión o creador?
Ambas van ligadas. Confiar en la existencia de un arquitecto
inteligente del universo es indispensable para poder dar credibilidad al
relato de la rebelión iniciada en Edén; así como para elegir defender la
causa del creador. Si no creemos que éste exista, pues el universo es
fruto de un azar ciego, no hay ninguna soberanía divina que defender.
Para los que, por contra, vemos pruebas irrefutables de un diseño en
el universo, no es difícil concluir que la teoría evolutiva que impregna la
cultura actual de muchos países habría sido una herramienta valiosísima
para la supuesta organización criminal invisible, a fin de ocultar su
existencia y sus planes. Esto no quiere decir que la idea fuera suya, sino
que, aun siendo de otros, les ha venido muy bien potenciarla y
aprovecharla para sus propios fines. Ya que, si esa idea convence a

159
millones de personas de que Dios no existe, ninguna de esas personas va
a prestar atención a otros seres espirituales con perversas intenciones.
Durante muchos siglos la organización rebelde habría contado con
una amplia variedad de religiones herederas de la matriz babilonia para
engañar a la gente. A esas generaciones, ignorantes de la cuestión
universal en disputa, se sumarían los millones de individuos de nuestro
tiempo que han decidido que no existen seres invisibles anteriores al
universo físico.
Esta parte del libro ha sido bastante extensa; el tema lo requería. Si
se quiere poner en duda una tesis científica, hay que aportar pruebas y
citas suficientes que avalen los argumentos expuestos. Ese suele ser el
método científico.
El viaje comenzó en Edén, cuando no mucho antes. Ya hemos llegado
al presente. Hemos visto parte importante de las cartas jugadas por los
conspiradores en el pasado. Solo queda ver las que están jugando
ahora… y cómo acaba la partida.

160
ACTO IX
EL FINAL DEL PROCESO JUDICIAL
“Despierta Neo… Matrix te posee.”

La trilogía de Matrix, una bomba cinematográfica en su época, aportó


un concepto filosófico interesante: el de humanos que creen estar
viviendo una vida real, cuando en realidad están viviendo una simulación.
Este concepto puede haber llevado a algunos a plantearse la naturaleza
misma del ser humano y de nuestro mundo. ¿Qué es la vida?, ¿habitamos
realmente en la Tierra?, ¿es posible que seamos una simulación
avanzada, una versión más del videojuego SIMS? Conceptos, incluso
científicos, como la existencia de otros “yo” en universos paralelos,
echan más leña al fuego de esa duda existencial.
La idea argumental de Matrix es sencilla: tras una guerra entre los
humanos y la máquinas inteligentes -IA-, las segundas salieron
vencedoras; esclavizaron a gran parte de nuestra raza y decidieron
utilizar nuestros cuerpos biológicos como su fuente de energía. Para
mantener en la ignorancia a los humanos y evitar así una rebelión, las
máquinas crearon un programa informático -Matrix- donde insertaron
las consciencias de todos sus esclavos, de forma que estos pensaran que
vivían una vida normal y libre en el apogeo de su civilización; sin saber
que, realmente, sus cuerpos se hacinaban desde su nacimiento en
campos de cultivo. Los pocos humanos que seguían libres del control de
las máquinas se refugiaban en la corteza terrestre, a kilómetros de
profundidad; y pirateaban sistemáticamente la señal de Matrix para
infiltrarse en el programa con el fin de salvar mentes y rescatar a sus
congéneres de esa cárcel mental.
Es sorprendente lo cerca que podría estar este argumento de la
realidad actual en nuestra sociedad, si la Biblia tuviera razón. De hecho,

161
no faltan las referencias bíblicas en la trilogía, como la nave
Nebuchadnezzar -rey babilonio citado en el antiguo testamento- o el
nombre de la última ciudad humana libre, Sion -nombre de una de las
colinas de Jerusalén-.
Lo que he estado explicando en esta obra es la posibilidad de que
seres superiores, rebelados contra la autoridad suprema, hayan creado
un mundo de mentiras con el que tener engañada a la humanidad. Matrix
conseguía hacer creer a los humanos que eran libres, cuando en realidad
eran prisioneros y morían sin saberlo; la organización espiritual
conspiradora habría hecho creer por milenios a nuestra raza que vivir sin
respetar las normas del creador es libertad, cuando por el contrario sería
una alfombra roja hacia la muerte. Matrix se encargaba de decir a los
humanos que ellos tenían el control y que ninguna máquina les
dominaba; la organización espiritual rebelde haría creer a los terrícolas
que nosotros mandamos, que no hay seres invisibles dirigiendo los hilos
desde las sombras.
No pretendo sugerir que seamos representaciones holográficas
actuando en una simulación virtual. Cuando comparo nuestra sociedad a
Matrix sugiero la hipótesis de que todo lo que nos han contado sobre
nuestros orígenes y la esencia de la vida en la Tierra pueda ser mentira.
La organización fundada por el rebelde original del Edén habría
creado un mundo paralelo al real desde los inicios. Primero, ideando
conceptos religiosos falsos que consiguió infiltrar en la mayoría de cultos
existentes en el mundo entero; y en época contemporánea ayudando a
establecer como “hecho probado” la inexistencia de un creador al que
respetar o de seres invisibles a los que tener en cuenta o temer. Habría
conseguido enterrar a vista de los humanos el desafío jurídico lanzado en
el jardín primigenio terrestre; y llenar nuestras vidas de ocupaciones,
actividades y ocio para así evitar que tengamos tiempo de pensar en
cosas importantes, como de dónde venimos, o por qué estamos aquí.
¿Acaso nuestra mente es prisionera de un mundo fabricado que no
nos cuenta la realidad? ¿Cómo podríamos saberlo? ¿Hay humanos que
conozcan la verdad y colaboren con estas fuerzas invisibles? Para saber
si es posible que haya seres no humanos maniobrando en la sombra,

162
pensemos: ¿existen indicios de presencias no visibles ni explicables hoy
día en la Tierra?
*****************
Me gustaría saber qué dirían ciertos divulgadores fanáticos de ciencia
para justificar de forma racional los innumerables informes policiales que
en todo el mundo certifican sucesos paranormales ocurridos en hogares
cualquiera. De acuerdo que sucesos como voces extrañas registradas en
audio -las llamadas sicofonías- se puedan atribuir a ultrasonidos, al
viento o a otros fenómenos naturales que no entendemos; acepto
también que algunos testimonios acerca de cambios bruscos de
temperatura sentidos en lugares marcados por lo extraño se puedan
atribuir a la sugestión.
Pero objetos que se mueven solos por una estancia en presencia de
autoridades de la ley, fotos que combustionan solas dentro de marcos
sellados al vacío, sombras que se mueven por el pasillo sin ningún ente
físico que las origine, perros que aúllan con miedo y se niegan a entrar
en ciertas habitaciones donde se supone que ocurren cosas
inexplicables… ¿cómo explican esto los que niegan la existencia de todo
aquello que la ciencia no puede catalogar bajo sus parámetros?
¿Hablamos de ovnis? Desde la noche de los tiempos hay relatos de
contactos entre seres humanos y otros entes con transportes voladores.
En los desiertos del Perú tenemos obras de arte colosales realizadas
sobre el terreno -las líneas de Nazca- solo observables desde los cielos;
cómo lograron tanta exactitud aquellos seres sin tener medios aparentes
para elevarse por los aires sigue siendo un gran misterio. Existen también
figuras que representan seres vestidos con formas que hoy nos
parecerían astronautas. A todas esas creaciones se les atribuyen miles de
años de antigüedad.
Si analizamos el mundo del arte pictórico, descubriremos que
diferentes artistas de distintas épocas y lugares representaron en lienzos
y murales extrañas formas voladoras que no se parecen a ningún objeto
típico de su época; dichas formas, sin embargo, se asemejan bastante a
los avistamientos ovni tan conocidos en nuestro tiempo. (60)

163
En pinturas mucho más antiguas, las rupestres, se representan
también formas que nada tienen que ver con la tecnología supuesta para
ese lugar y periodo histórico. En las que se encuentran en el macizo de
Jabbaren -Algerie-, unas de las más antiguas del mundo, tuve la suerte
de contemplar en persona cómo, junto a los típicos aborígenes
delgaditos y con lanza cazando jirafas y otros animales que habitaron el
Sahara hace mucho, se hallaban también figuras mucho más enigmáticas.
Algunas representan seres con cabeza desproporcionada, otros con
aspecto de astronauta y en aparente ingravidez; también se aprecian
enormes objetos circulares sin parecido alguno con nada hecho por el
hombre. (61)
Una persona propensa a creer en lo extraño, pero de mente abierta,
debe plantearse la opción de que dichas figuras anómalas puedan
representar al Sol, otros objetos naturales, o que signifiquen la existencia
de un arte abstracto ya en el pasado; también debe aceptar la posibilidad
de que las diferencias morfológicas entre los seres bípedos
representados en esas montañas se deban simplemente a que fueron
pintadas por diferentes artistas con estilos diversos. Por su lado, una
mente científica abierta debería, para no caer en el fanatismo, no
descartar de oficio la posibilidad de que dichas figuras representen seres
y objetos venidos de otros mundos.
La llegada del Siglo XX y la tecnología audiovisual permitió capturar
en movimiento el fenómeno ovni. Cientos, miles de videos se han
registrado desde mediados de la pasada centuria, mostrando objetos
voladores no conocidos por el ser humano. Muchos, quizá gran parte,
sean montajes; pero otros cuantos provienen de fuentes oficiales. ¿Son
quizá fenómenos climáticos o atmosféricos? ¿Puede un evento climático
perseguir aviones comerciales y militares? ... ¿puede rasgar la carcasa
externa de un caza de combate en pleno vuelo? … ¿puede adaptar su
velocidad a la del aparato militar que le persigue, o hacer saltar en ese
caza la alarma que indica que otro artefacto le está apuntando con un
arma?
La ciencia no puede explicar estos sucesos. Y no pasa nada; no es su
cometido. ¿Podría hacerlo la Biblia? Quizá.
*****************

164
“¡Hasta Satanás se disfraza de ángel de luz, y también sus ayudantes
se disfrazan de gente que hace el bien!” – 2 Corintios 11: 14,15
Satanás es uno de los nombres o títulos atribuidos en la Biblia al
primer conspirador contra la autoridad suprema. El relato bíblico detalla
muchas de las maldades que han hecho este tipo y su banda; algunas de
las cuales se han analizado en este trabajo. Pero en este pasaje concreto
se nos dice que estos seres pueden convertirse en ángeles de luz, o gente
de bien. ¿Querrá decir esto que no son tan malos como se les pinta?
Analizando el contexto, saldremos de dudas.
En el versículo 13 de esta carta escrita por Saulo de Tarso -más
conocido como San Pablo- el autor está hablando de falsos apóstoles;
personas que se infiltraban en la iglesia haciéndose pasar por seguidores
de Cristo, pero que buscaban realmente hacerse con el control,
corromper el mensaje original y desviar al resto del grupo con sus
mentiras.
A continuación, en las líneas citadas arriba, Pablo añade que el jefe
invisible del clan rebelde y sus lacayos usan los mismos métodos. Es decir,
se pueden servir de sus poderes y habilidades para ejecutar obras sin
aparente maldad, o incluso benignas. Pero no lo hacen persiguiendo
nobles objetivos, sino con el fin de engañar a los humanos; a veces
haciéndose pasar por algo que no son: buena gente. ¿Qué relación puede
tener esto con los ovnis?
Lo que sabemos de estos fenómenos es bastante poco: aparecen y
desaparecen súbitamente; suelen tener formas esféricas o triangulares;
a veces son detectados por radares, pero no siempre; realizan acrobacias
imposibles para nuestra tecnología; algunos, incluso, surgen de los mares
y desaparecen de nuevo sumergiéndose en ellos. Sería lógico concluir
que son naves tripuladas originarias de otros mundos, con una tecnología
muy superior a la nuestra. Y que, o bien tienen bases en nuestro planeta,
o por el contrario son capaces de desplazarse hasta aquí a través de
portales intergalácticos.
Hay quien piensa que nos vigilan con malas intenciones y que
secuestran a seres humanos para hacer experimentos con ellos; otros
creen que nos observan para protegernos -a nosotros o al planeta- de la
contaminación y el deterioro al que está sometiendo nuestra raza a la

165
madre Tierra. Pero, ¿por qué no han contactado con nosotros si se les
lleva observando desde hace tanto? ¿Es posible que se hayan presentado
ya ante unos pocos, y que éstos lo oculten al resto del mundo?
¿O quizá no se muestran porque no hay nada que mostrar? La
tecnología humana actual permite cosas como encender un televisor a
distancia, hablar por teléfono con alguien a miles de kilómetros, o pilotar
un avión desde tierra por control remoto; cosas que parecerían magia
hace 100 años. Pues bien, los seres invisibles que, supuestamente,
estarían manejando el planeta en la sombra, tendrían capacidades y
habilidades que superan nuestro entendimiento. Tan fácil sería para ellos
crear ilusiones luminosas visibles al ojo humano y hacerlas maniobrar a
su antojo, como manipular radares para que detecten naves extrañas o
instrumental de aviones militares para activar falsas alertas de ataque.
¿Qué ganarían con ello? Hacer creer a la humanidad que hay otros
mundos poblados en el universo; no por seres invisibles, sino por entes
biológicos que nos observan y estudian. Siglos atrás los espectadores de
estos fenómenos quizá pensaran que los dioses los estaban visitando;
hoy día estas visitas galácticas pueden reforzar la idea de que, al igual
que en la Tierra, la vida orgánica surgió espontáneamente en otros
mundos sin la intervención de un creador inmaterial. El hecho de que
tengan naves más avanzadas que las nuestras se debería simplemente a
que nos llevan años luz en desarrollado tecnológico. Es solo una hipótesis
más, pero explicaría el fenómeno ovni.
De hecho, el primer registro escrito de un encuentro de este tipo bien
pudiera ser el relatado en la Biblia, y del que ya habíamos hablado: la
estrella de Belén. Un fenómeno celeste que guio a unos astrólogos hasta
el niño Jesús; no sin antes dirigirles hasta un gobernante perverso, con el
objetivo de fondo de destruir a ese niño tan especial.
*****************
Los ovnis no son el único suceso paranormal explicable bajo la óptica
de las palabras de San Pablo; otro que merece la pena analizar sería el de
las presencias espectrales. Son incontables los testimonios y casos sobre
apariciones de espíritus, vírgenes, santos o difuntos. ¿Podrían ser los
miembros de la organización conspiradora invisible responsables de
estas visiones? ¿Para que querrían estos seres utilizar tal estrategia?

166
En muchas ocasiones, las supuestas apariciones espectrales
pretenden ser familiares fallecidos de las personas a quienes se muestran;
hay quien, incluso, acude a médiums para ponerse en contacto con seres
queridos que ya se fueron de este mundo. Haciendo creer que esas
presencias son realmente almas de difuntos, el clan conspiracionista
reforzaría el dogma inventado por ellos de que una parte de nosotros
sigue viviendo tras la muerte del cuerpo.
¿Cómo hacen para representar fidedignamente a seres humanos que
ya no están? Esos espíritus renegados llevan milenios cohabitando con
nuestra especie, según la Biblia; y tienen capacidades y memoria
increíbles. Para ellos no debería ser muy difícil saber cómo y cuándo
murió cierta persona, representar un holograma que refleje al detalle el
físico de ese humano, o imitar su voz a la perfección.
Algo que les daría mucho juego sería servirse de hechos trágicos o
lugares simbólicos para representar su espectáculo. A menudo, casas
marcadas y conocidas por haber sido escenario de fenómenos extraños
desvelan con el tiempo el secreto de que fueron construidas sobre
antiguos cementerios; de esta forma se consigue imputar los sucesos
paranormales acaecidos en el lugar a las almas inmortales de los seres
que allí descansan.
En España, por ejemplo, existe un paraje especial donde se constatan
desde hace décadas sucesos peculiares. Se trata del pueblo antiguo de
Belchite, escenario de cruentos combates durante la guerra civil
española del Siglo XX. Tras el final del conflicto, las autoridades
decidieron reconstruir el pueblo a unos metros de distancia, dejando
intactas las ruinas del antiguo como memoria de guerra. Desde entonces
las antiguas calles, ya deshabitadas, han sido un lugar marcado por el
misterio.
Entre los diversos fenómenos recogidos entre sus muros, quizá el más
impactante sea el de los audios registrados donde se escuchan
claramente lo que parecen ser aviones en vuelo y bombas explotando;
algo que realmente ocurrió en Belchite (62). Vivencias de este estilo
ocurridas en diversos lugares con triste pasado llevan a mucha gente a
pensar que, en lugares marcados por la tragedia, parte de ese dolor se

167
queda impregnado en el ambiente como un eco, y que ciertas almas
víctimas de aquellos sucesos continúan vagando por el lugar.
Otro suceso misterioso y habitual, que reforzaría la idea de que hay
algo más allá de esta vida, son las llamadas experiencias cercanas a la
muerte -ECM-. Son vivencias extracorpóreas relatadas por gente que ha
estado debatiéndose entre la vida y la muerte en la cama de un hospital.
Una vez recuperados, los testigos relatan haber estado en túneles con
una intensa luz al fondo, haberse encontrado con seres queridos ya
muertos, o haberse visto a si mismos desde fuera de su cuerpo postrados
en la cama del hospital.
A veces, incluso, ven nítidamente escenas de familiares vivos
desarrollando actividades cotidianas. Al despertar y encontrar a esa
persona, descubren con estupefacción que la visión que observaban en
su inconsciencia se correspondía exactamente a lo que estaba haciendo
su ser querido en ese momento.
En una parte anterior del libro se reflexionó sobre lo que la banda
espiritual rebelde podría tener permitido o no en su interacción con el
ser humano. A los espíritus renegados les encantaría poder meterse en
nuestras mentes, saber lo que pensamos, y tomar el control directo de
nuestra vida. Pero -generalmente- no tendrían ese derecho, y por eso
habrían creado una compleja red paralela para manipularnos
indirectamente. ¿Es posible que, en momentos de extrema debilidad
física y mental, postrado en un hospital al borde de la muerte, estos seres
sean capaces de proyectar en nuestra mente imágenes ficticias o
transmitir en directo otras que estén pasando realmente?
Generalmente los fenómenos inexplicables de los que estamos
hablando no provocan en quien los observa más que curiosidad, respeto
o miedo; a veces con secuelas psicológicas graves. Esto podría hacernos
pensar, si aceptamos como posibilidad la trama central de esta obra, que
a esos seres invisibles se les permite servirse de ciertos trucos para
intentar engañarnos; al igual que a su jefe no se le impidió hablar con Eva
en Edén. Pero que no pueden ir más allá y, por ejemplo, dañar
físicamente o matar a seres humanos.
Sin embargo, esto no siempre es así. Aunque en un pequeño
porcentaje, hay ocasiones en que estos “contactos” acaban muy mal

168
para el humano que los vive. Hay constancia de fenómenos luminosos
paranormales que golpearon y produjeron la muerte o graves
consecuencias físicas a quien los sufrió (63). En estos casos y en otros, es
un misterio saber qué les habría dado derecho a los espíritus autores de
esas acciones a agredir físicamente a sus víctimas o acabar con ellas.
Donde parece bastante claro que esos tipos sí tienen derecho a
cualquier cosa es en los numerosos casos de tragedia relacionados con
el ¿juego? de la ouija. Este tablero, de orígenes inciertos, tiene la clara
vocación de contactar con el mundo de los espíritus. Si llegamos a la
conclusión de que detrás de los distintos fenómenos paranormales hay
seres malvados con un odio visceral hacia la humanidad,
comprenderemos fácilmente que participar en esta invocación espiritual
da carta blanca a esa escoria para hacer lo que les plazca con los
“jugadores”.
No significa, claro está, que vayan a matar o a poseer a todo aquel
que interviene en una sesión ouija. Hay países en los que es muy popular
entre los jóvenes tomar parte alguna vez en una de estas veladas; y la
inmensa mayoría sigue viva para contarlo. Además, parte del plan de la
mafia invisible consistiría en hacer creer que los espíritus contactados
son almas de seres humanos del pasado. Si comenzaran a matar a diestro
y siniestro, la gente dejaría de participar, y se les vendría abajo la
plataforma publicitaria. Así, en general, cuando los espíritus se
manifiestan -no los de difuntos, sino los rebeldes- se contentan con
charlar y jugar con los participantes; o asustarlos, tal vez. Pero hay veces
en que se les ha antojado ir más allá, y han convertido vidas humanas en
un suplicio. (64)
*****************
Si pasáramos al dominio religioso, encontraríamos también un
arsenal de fenómenos extraños: apariciones marianas y otro tipo de
visitas divinas han trufado la historia de la religión -al menos la cristiana-
durante siglos. La virgen de Fátima, la del Pilar o la de Guadalupe son solo
una pequeña muestra de las supuestas visiones de María de Nazaret -
madre de Cristo- a lo largo y ancho del mundo cristiano. Es curioso que
casi siempre sea María, y no otro personaje, quien se presenta a los fieles,
bien sea para transmitir ciertos mensajes o para solicitar la construcción

169
de una ermita o una iglesia en el lugar; alguno de los cuales se acabarán
convirtiendo en lugar de peregrinaje.
Ignoremos el hecho de que el relato bíblico muestra que María dejó
de ser virgen tras el nacimiento de Jesús (Evangelio de Marcos 6: 1-4).
Dejemos también a un lado la sospecha de que muchas de las apariciones
no son más que montajes elaborados con el fin de atraer la atención, el
turismo, u obtener la sumisión de los fieles del lugar.
Será difícil, sin embargo, argumentar que todas esas apariciones son
falsas. Existen unas cuantas que tienen toda la pinta de haberse
producido. Enclaves que, hasta el día de hoy, transmiten sensaciones
especiales, hasta en gente no muy devota o religiosa. Parajes donde se
cuentan curaciones milagrosas, sentimientos de misticismo, paz y éxtasis;
donde habitan videntes capaces de conocer detalles personales de la
vida de peregrinos a los que nunca han visto antes. Lugares como
Lourdes o Međugorje. ¿Podrían atribuirse estas presencias a los mismos
seres que estarían detrás de los ovnis o las apariciones de difuntos? ¿Qué
beneficio obtendrían?
Pues más o menos el mismo que con las invocaciones de muertos:
hacer creer algo irreal que favorezca sus intereses. En el caso de las
apariciones virginales, los autores de dichas proyecciones conseguirían
hacer creer a la gente que las religiones cristianas cuentan con el apoyo
de Dios; y que María de Nazaret es su mediadora ante los hombres. De
esta manera, además, dirigen la devoción de los creyentes hacia esta
humana, desviando su atención del personaje principal del universo; hay
países donde se venera más a la virgen de turno que a Jesús o al propio
creador. Entre esto y la confusión creada sobre si Jesús y Yahvé son la
misma persona, los conspiradores sembrarían de obstáculos los
esfuerzos de gente sincera por conocer al dios de la Biblia.
Respecto a las pretendidas curaciones ocurridas en lugares donde se
ha aparecido la virgen -algunas de las cuales están bastante
documentadas médicamente- podríamos aplicar de nuevo el concepto
de “ángel de luz” mencionado antes: mediante el hecho de sanar a
ciertas personas de sus dolencias físicas o enfermedades, los espíritus
malvados conseguirían hacer creer que es Dios quien está detrás de las
apariciones de santos. Y en cuanto a los médiums que suelen poblar

170
dichos lugares, son eso: ¡médiums!; profesión creada por la religión
babilonia, de la que ya hablamos en un capítulo precedente.
Hay indicios, por tanto, que apuntan a la posibilidad de que toda la
liturgia organizada alrededor de estos lugares místicos pudiera no ser
más que una puesta a punto orquestada por seres perversos para hacer
creer a la gente que su religión cuenta con el apoyo del creador.
Un argumento más que reforzaría esta hipótesis es el velo de misterio
que rodea estos lugares. En la Biblia hay muchos pasajes que muestran
que el creador se servía de criaturas celestes y seres humanos para
comunicar mensajes a la familia humana en el pasado; algunos podrían
concluir que las apariciones y médiums de santuarios marianos cumplen
en el presente esa misma función. Pero si analizamos los mensajes
transmitidos antaño por los representantes del dios de la Biblia, y los
comparamos con los recibidos en lugares de apariciones virginales,
constataremos una enorme diferencia: mientras que los mensajes
registrados en la Biblia suelen ser claros, concretos y públicos, los
provenientes de vírgenes, videntes y médiums son difusos, misteriosos y
reservados a unos pocos.
Los representantes de Yahvé solían anunciar al pueblo, en nombre de
éste: leyes, sentencias judiciales, planes de futuro o mensajes proféticos.
A veces esas profecías eran claras, otras -es cierto- más encriptadas. Las
apariciones marianas, por su parte, suelen contentarse con “hazme un
altar aquí”, “se bueno”, “reza mucho”, y revelar secretos para que nadie
se entere; nada que aporte verdadera luz sobre los planes de Dios para
el futuro de la humanidad.
Mas que a los mensajes de representantes de Yahvé, las
anunciaciones de santos tienen más en común con las visiones de ovnis
y humanoides: son escurridizas y aportan más interrogantes que
respuestas. Parecieran dos métodos diferentes con un mismo modus
operandi; lo cual apuntaría a que proceden de los mismos autores: seres
que enseñan la piruleta, pero nunca la entregan, pues se
desenmascararían.
De la misma manera podrían explicarse los exorcismos practicados
por ciertos miembros de iglesias cristianas. Pese a no saber cómo los
espíritus demoniacos obtienen acceso, en algunos casos, a tomar el

171
control directo de seres humanos, dichas posesiones se constatan desde
muy antiguo; incluso en la Biblia, en tiempo de Jesús.
Según el evangelio, tanto Cristo como sus apóstoles tenían el poder
de expulsar a esos demonios de sus víctimas. Cuando los apóstoles
estaban aún en su etapa de formación, a veces tenían dificultades para
que los espíritus invasores les obedecieran; según su maestro, esto se
debía a no tener una fe lo suficientemente fuerte. Pero cuando su
formación se completó, su autoridad sobre esos seres perversos era la
misma que la de Jesús: con una sola orden, los espíritus agresores
dejaban en paz para siempre a su víctima. (65)
Esto da una muestra de quién, en el mundo de los espíritus, tiene el
poder absoluto: a una palabra de un representante divino debidamente
autorizado -incluso humano- los espíritus rebeldes están obligados a
obedecer.
Eso es lo que, tiempo después, han pretendido los exorcistas de las
iglesias cristianas post-apostólicas: hacer creer a la gente que cuentan
con el poder de Dios para expulsar demonios. Es cierto que a veces lo
consiguen, sanando a endemoniados de sus males; pero eso no quiere
decir forzosamente que lo hagan con el apoyo de Dios.
Si nos parecieron lógicos los argumentos que apuntaban a que las
religiones cristianas actuales fueron corrompidas por las doctrinas
babilonias, nos encontraríamos ante la posible paradoja de que los
exorcistas eclesiásticos sirvan realmente a la organización espiritual
rebelde de la que forman parte esos seres que pretenden expulsar de
una persona. ¿Por qué, entonces, obedecería un demonio a un humano
que no tiene autoridad sobre él? De nuevo, para hacer creer al público
que sí la tiene; que cuenta con el apoyo de Dios. De esta forma la gente
no buscará en otros sitios al auténtico creador y sus normas.
Esta estrategia explicaría también por qué no “obedecen” a la primera:
prolongando la función durante diversas sesiones para poder “sanar” al
endemoniado, se consigue un mayor espectáculo y publicidad.
Realmente el exorcista no tendría ningún poder sobre estos seres. Si los
demonios se van de la víctima es porque quieren, porque de esa forma
transmiten un mensaje que favorece sus intereses. Nada que ver con las

172
sanaciones “ipso facto” de auténticos representantes del creador en el
pasado.
Los exorcismos podrían calificarse realmente como sesiones
espiritistas; una práctica entre tantas donde los mundos físico e
inmaterial unen sus caminos. Hemos hablado también del “sírvase usted
mismo”: la ouija. Pero hoy día, como en el pasado, hay múltiples maneras
de ponerse en contacto con los espíritus. Médiums, tarot, bola de cristal,
lectura de manos, de posos del café… mil y una maneras de conocer el
futuro, de echar mal de ojo a alguien, de obtener pócimas para enamorar
a otra persona, etc. Estos últimos años, además, ciertos países
hispanohablantes hemos descubierto a los gurús africanos, los cuales son
multiuso: lo mismo te curan un herpes que te alargan el pene.
Cuántos de esos videntes sean un fraude o no, nadie sabe; pero que
los hay auténticos, parece bastante claro. Algunos son capaces de
conocer cosas intimas de las personas que los consultan. Pero eso no es
muy difícil si realmente están en contacto con seres invisibles que
disponen de infinidad de datos de los humanos que poblamos este
planeta. Esos espíritus no pueden, seguramente, saber lo que pensamos.
Pero sí pueden ver lo que hacemos, que gustos tenemos, lo que
escondemos; y tomar nota. Esos tipos llevarían seis mil años
estudiándonos: nuestro comportamiento, nuestras debilidades. Si hasta
algoritmos informáticos pueden “saber” lo que nos gusta, ¡que no
conocerán estos seres! Además, pueden ver en tiempo real cosas que los
humanos no vemos. Lo ilustraré con una vivencia personal.
Cuando era niño, a veces acompañaba a mi madre a visitar a unos
amigos cuya madre era médium. Mientras los mayores hablaban de sus
cosas -no espiritistas-, yo jugaba con los hijos del matrimonio, más o
menos de mi edad. Nos gustaba jugar al “Quién es Quién”, consistente
en un tablero con diversos personajes, uno de las cuales era el de tu
oponente y que debías encontrar. Mediante preguntas por turno de “sí
o no” del tipo “¿es hombre?”, “¿mujer?”, “¿rubio?”, “¿pelirrojo?”,
“¿tiene bigote?”, etc., se iban descartando personajes hasta que
descubrías el de tu amigo y ganabas la partida. Si a ti te quedaban 7 fichas
y a tu oponente 2, siempre tenías la opción en tu turno de decir un
personaje al azar, por si acertabas; ya que si no lo hacías, con una
pregunta más el otro había ganado.
173
Cuando en una partida a mí me quedaban 2 fichas y a mi rival muchas,
me solía ver vencedor. Entonces mi amigo cerraba los ojos, se
concentraba, y los “colegas invisibles” de su madre le chivaban quién era
mi personaje. Aunque el aún tuviera 15 fichas en pie, ¡lo adivinaba
siempre, sin fallo! Y yo no paraba de decirle que eso era hacer trampas,
porque contaba con ayuda externa.
Miles, millones de personas, podrán contar vivencias, más o menos
evidentes, más o menos traumáticas, de contactos extraños con formas
de vida que no son humanas.
Pero estos seres no se limitan a interactuar con la gente común; esa
es solo una parte de su juego. Si hay humanos a quien les interesa
especialmente controlar, esos son los gobernantes; aquellos que tienen
el poder político, económico, y en algunos casos religioso.
*****************
Desde antaño, reyes y poderosos han acudido a videntes en busca de
guía del más allá; bien fuera para pedir consejo antes de tomar
decisiones importantes -por ejemplo en temas bélicos-, o para solicitar
ayuda a fin de mantener o ampliar su poder. Los propios reyes del Israel
antiguo, según la Biblia, acudían a Yahvé, a través de sus profetas,
cuando se veían amenazados por ejércitos extranjeros. En naciones
vecinas, herederas de la religión inventada por los rebeldes en Sinar -
como la propia Babilonia o Egipto- los soberanos contaban con multitud
de magos, videntes y hechiceros trabajando para ellos como nexo de
unión con el mundo de los espíritus.
Sorprendería saber la cantidad de gobernantes de nuestro tiempo
que, al igual que en toda época, recurren habitualmente a médiums a la
hora de tomar decisiones que nos afectan a todos. Si contemplamos la
posibilidad de que esos espíritus al otro lado de la línea sean miembros
de la organización conspiracionista que trabaja contra nosotros, sería
lógico preguntarse: ¿quién está dirigiendo realmente el planeta?;
¿quiénes son los ideólogos de las leyes, valores e ideologías que
impregnan nuestras sociedades?
Mucha gente bienintencionada creerá que quien manda en cada país
son los políticos; otros, muchos más ingenuos, pensarán incluso que es

174
el pueblo el que tiene el poder por el hecho de meter un papelote en una
urna cada x años. Pero cada vez más gente sospecha, o constata, que las
caras políticas que aparecen en televisión no son más que peones o
marionetas cuyos hilos conducen a los auténticos amos humanos del
planeta; aquellos que viven y actúan desde las sombras: el poder
económico.
Si examinamos la financiación de los grandes partidos políticos de un
país -cuando esto es posible- descubriríamos que, a menudo, una misma
empresa o grupo de poder contribuye indistintamente a las campañas
electorales de partidos de izquierda y derecha. Se entenderá fácilmente
así que, gane quien gane, los políticos de turno devolverán esa inversión
a sus benefactores, con grandes beneficios, mediante la adjudicación de
contratos públicos o leyes que favorezcan los intereses económicos de
esas sociedades. Este compadreo entre política y sector privado se
observa también en las llamadas puertas giratorias: tan pronto se puede
pasar del consejo de administración de una gran empresa a un despacho
ministerial, como hacer el camino inverso.
Pero este tipo de corrupción se limita sobre todo a un nivel regional
o estatal. Si lo que buscamos son las caras y nombres de los supuestos
amos del mundo, tenemos que encontrar organizaciones o individuos
capaces de influir en los políticos a un nivel planetario.
Sería en este punto donde surgirían nombres como los Templarios,
los Masones, el grupo Bildelberg, los Reptilianos o los Rosacruces.
Muchas son las conspiraciones que giran en torno a organizaciones
misteriosas más o menos secretas -si conocemos sus nombres no lo
serán tanto- que habrían dirigido el mundo en la sombra desde hace
siglos; infiltrando, derrocando e imponiendo gobiernos afines.
Si creemos en estas historias, podríamos dar por cierta la existencia
del Priorato de Sion: orden secreta que ocultaría y protegería desde hace
2.000 años a los descendientes humanos de Jesús de Nazaret. O
podríamos dar credibilidad a los que afirman que los Illuminati de
Babiera -sociedad fundada en el Siglo XVIII y supuestamente extinta-
habrían seguido maniobrando y controlando a los gobiernos mundiales
hasta nuestro día.

175
Estos diversos grupos, que estarían luchando entre ellos por la
supremacía mundial a la vez que colaboran cuando se trata de defender
sus fines comunes, llevarían décadas preparando un reseteo de la
sociedad con el fin de instaurar un único gobierno mundial dirigido por
ellos; el llamado Nuevo Orden Mundial. Algo que, en principio, tiene su
lógica: es más fácil dirigir y controlar un solo gobierno, que muchos a la
vez.
¿Hay constatación de que se hayan dado pasos en vista de ese reseteo
mundial y de la implantación de un gobierno planetario?
Hay indicativos sospechosos.
El auge del capitalismo en el Siglo XX como modelo social
predominante llevó al concepto hoy conocido como globalización. Un
mercado económico mundial, de libre movimiento de mercancías, que
ha provocado la especialización de cada país dentro del motor mundial
del comercio. Los sectores económicos primario -agricultura, ganadería,
etc.- y secundario -fabricación de productos- se han ido trasladando poco
a poco a los países llamados tercermundistas, donde los salarios son
enormemente inferiores que en el denominado primer mundo. Esto ha
permitido reducir el precio de esos productos en los países ricos y
aumentar inmensamente el margen de beneficio de las grandes
empresas internacionales.
Algunas de las naciones de ese primer mundo, llamadas también
países industrializados -básicamente Europa, Norteamérica, Japón,
Corea del Sur y alguno más-, deberían ir pensando en suprimir ese
segundo apelativo; pues a lo largo de los años su tejido industrial ha ido
desapareciendo -con la pérdida de innumerables puestos de trabajo-,
viéndose reemplazado por actividades económicas del sector servicios,
tales como comercios, trabajo de oficina, turismo, etc.-.
Este reparto de tareas entre naciones ha tenido diversas
consecuencias: por un lado, ha profundizado las diferencias entre los
países ricos y pobres; por otro ha contribuido al desarrollo de actividades
inmorales, como el hacer trabajar a niños de sol a sol por un salario de
mierda en ciertos lugares. La falta de información mediática y la apatía
en las sociedades occidentales hace que no veamos o no queramos ver
esas injusticias que ocurren lejos de nosotros. En lo que quizá no

176
habíamos caído es en que otra de las consecuencias de la globalización
nos perjudica directamente a nosotros, los habitantes del primer mundo:
se trata de la perdida de autosuficiencia.
Los países hoy en día dependen unos de otros, cierto; pero algunos
son más dependientes que otros. Muchas naciones “ricas” ya no
producen lo suficiente para alimentar a sus ciudadanos; han delegado
esa labor en las “pobres”. Pero, ¿qué ocurriría si una crisis política,
sanitaria o social de nivel internacional conllevara un cierre de fronteras
y la paralización del comercio mundial? Pues que esas naciones pobres
tendrían alimentos y productos básicos, mientras que las ricas… ¡no!
Ante una situación así, los grandes perjudicados serían los países del
primer mundo.
¿Podéis imaginar la situación? En pocos días, los supermercados se
quedarían vacíos, y lo que vendría después sería una revolución social sin
precedentes: saqueos, revueltas, enfrentamientos con las fuerzas del
orden, etc. Porque a un ciudadano occidental, mientras haya fútbol en la
tele, le puedes quitar todos sus derechos y libertades; pero no la comida.
Claro está, el problema no sería solo el alimento. A los países ricos no
solo nos dan de comer los tercermundistas; también nos visten y nos
proveen de energía. Si el comercio mundial se detuviera, habría naciones
que no tendrían electricidad para alumbrar sus hogares, gas para cocinar,
carburante para circular en medios de transporte, etc.
En medio de ese caos social internacional sin precedentes, los
incompetentes gobiernos estatales harían un llamamiento a la
colaboración mundial. Se acudiría a la ONU, la representación de todos
los pueblos de la Tierra, y se le daría el control para gestionar y resolver
la crítica situación. Un gobierno mundial, un Nuevo Orden Planetario.
Ese nuevo gobierno planificaría la distribución de bienes básicos para
los países capitalistas. Pero ya no serían tales; el capitalismo habría
muerto. La actividad económica habría cesado: adiós a las pagas extra,
adiós a las vacaciones… adiós a los lujos no indispensables. El Nuevo
Orden Mundial suministraría lo necesario para sobrevivir. ¡Pero no a
cualquier precio! Para recibir su limosna, habría que ser un buen
ciudadano: prohibido hablar contra el nuevo gobierno, prohibido

177
manifestarse pidiendo derechos y democracia. Si quieres comer,
calladito habrás de estar. O como dirían en Euskadi: “no tinto, no jaia”.
Las condiciones, pues, para un reseteo mundial controlado existen.
¿Es esta deslocalización el fruto exclusivo de un capitalismo salvaje que
busca un mayor beneficio sin pensar en las posibles consecuencias? ¿O
es un plan elaborado y ejecutado desde hace mucho por poderes ocultos
para tomar el control absoluto?
Lo que es sorprendente es que esa hipotética situación se parece
bastante a la predicha en la Biblia, en el Apocalipsis de San Juan. En los
capítulos 13 y 17, se habla de una bestia salvaje que recibe poder sobre
la Tierra por un breve periodo; dicho poder le es dado por el resto de
naciones. Investida con su nueva autoridad, esta bestia impone una
marca a la gente y les obliga a rendir pleitesía al nuevo gobierno. Es la
famosa marca de la bestia -666- sin la cual, como dice el relato, no se
puede comprar ni vender; es decir, el que no acepte el nuevo orden será
excluido de la sociedad.
Lo que se vivirá en esa época, según Jesús de Nazaret, es el periodo
más oscuro y complicado de la historia de la humanidad. El habló, antes
de terminar su misión en la Tierra, de una gran tribulación como nunca -
ni antes ni después- se volvería a repetir. Si Jesús estaba en lo cierto,
significaría que el periodo más dramático de nuestra historia hasta la
fecha -los años 30 y 40 del Siglo XX con la II Guerra Mundial- podría
palidecer al lado de lo que viene.
Una máxima política reza que los momentos de crisis son ideales para
implantar leyes autoritarias y suprimir derechos básicos, sin que el
pueblo se rebele. Esas medidas, tomadas excepcionalmente y “por el
bien del pueblo” para combatir la emergencia temporal, suelen quedarse
indefinidamente cuando el problema en cuestión se ha superado. Lo que
no dice el refrán es si los políticos que imponen dichos recortes de
libertades se aprovechan simplemente de una crisis inesperada… o si por
el contrario la provocan ellos mismos como excusa para poner en marcha
sus restricciones.
Observad el mundo, y respondeos: ¿lo veis mejor que hace dos
décadas, o peor?; ¿hemos avanzado en derechos y libertades, o los
estamos perdiendo?; ¿pensáis que este sistema económico mundial, con

178
sus graves crisis financieras cíclicas, se puede mantener mucho más en el
tiempo, o que hay que inventar algo nuevo? ¿Estamos a las puertas de
un nuevo orden social planetario?
*****************
Es hora de radio macuto: sumerjámonos en los mundos
conspiranoicos. ¿Cuáles son las más famosas conspiraciones mundiales
que podrían estar ocurriendo ahora mismo, y que podrían ser
herramientas que condujeran al establecimiento del Nuevo Orden
Mundial?
En 1950 había unos 2.500 millones de humanos en el planeta; 70 años
después esa cifra se ha triplicado. En vista de este enorme aumento de
población -sobre todo en países pobres- hay quien sostiene que se deben
tomar medidas para no vernos confrontados, en un futuro cercano, a un
grave problema de falta de recursos. Dichas medidas pasarían por
regular el crecimiento demográfico; o, por qué no, reducir la población
mundial actual.
Teniendo en cuenta que en muchos países las grandes empresas de
alimentación nos dan de comer -pues gran parte de lo que consumimos
es envasado-, una sencilla forma de reducir el número de habitantes
sería envenenar selectivamente alimentos destinados a estantes de
supermercados. Y como también nos dan de beber, lo mismo sería
factible mediante el envenenamiento del agua que abastece a las
ciudades.
Poder, se puede. Y muchos pensamos que ciertas élites no dudarían
en ponerlo en práctica si lo vieran necesario. Pero seamos realistas: si
para esos poderosos sobra alguien, no es precisamente en occidente. En
el llamado primer mundo las tasas de natalidad son bajísimas; y si bien
las poblaciones se mantienen estables gracias a la inmigración, la media
de edad en esos países avanza amenazadoramente.
Si hay un lugar donde el control poblacional podría ser deseable para
los amos del planeta, ese sería el llamado tercer mundo; países donde la
natalidad es muy elevada. Ahí precisamente tenemos una de las grandes
conspiraciones que se estarían desarrollando ante nuestros ojos: la
esterilización masiva de población mediante “vacunas solidarias”.

179
El multimillonario Bill Gates lleva años haciendo en África -en
colaboración con entidades como la OMS, la ONU o UNICEF- campañas
de distribución de vacunas que, en principio, tienen el loable fin de
combatir enfermedades que causan gran mortalidad en ese continente.
Sin embargo, según algunos, dichas campañas esconderían un lado
oscuro: la inclusión en la sustancia inoculada de elementos esterilizantes,
con el fin de reducir la natalidad en esas naciones; sin consentimiento
alguno por parte de las víctimas.
Estos proyectos de vacunación se encuadran en la agenda de la
Alianza GAVI, entidad promotora de este tipo de campañas, y que tiene
en el fundador de Microsoft a uno de sus principales baluartes. Cuando
uno se percata de que tras esa organización se encuentran nombres y
empresas que habitualmente no hacen nada por altruismo, las dudas
sobre sus objetivos reales son cuando menos razonables.
Y si hablamos de vacunas, tenemos que hablar de virus. Desde hace
unos meses estamos viviendo la mayor pandemia mundial del último
siglo. Y no son pocos los que dicen que todo esto no es más que un
montaje, una “plandemia” organizada por las élites. Hay quien pone en
duda la existencia misma del Sars-Cov-2; otros sostienen que el virus
existe, pero que se ha desarrollado en laboratorio y soltado adrede; y
habrá quien piense también que las nuevas variantes que invaden el
mercado son mutaciones de laboratorio liberadas periódicamente,
siguiendo un plan determinado.
Los fines perseguidos por la conspiración serían diversos: eliminar a
una parte de la ciudadanía -sobre todo mayores, para ahorrar en
pensiones-; recortar libertades por vía legal sin oposición ciudadana, con
la excusa de proteger a la población; o aprovechar el miedo infundido
para distribuir vacunas -preparadas desde el principio- a fin de marcar a
la población con quién sabe qué.
Estas ideas nos pueden parecer más o menos locas. Pero es curioso
que, mientras que para otras enfermedades se tarda años en encontrar
una vacuna -si se encuentra-, para este virus que nos está asolando, en
menos de un año tenemos todo un elenco de ellas. No solo de diferentes
marcas, sino también con diferentes métodos de actuación contra el
patógeno; a las vacunas de toda la vida se han sumado unas de nueva

180
generación, las de ARN mensajero. Mucha inversión y toda la comunidad
científica trabajando a destajo, dirán unos. Estrategia planificada, dirán
otros; y con chip incorporado, para tenernos controlados. Como si no
supieran ya todo lo que quieren de nosotros a través de nuestros
teléfonos móviles.
Esta pandemia ha alimentado también nuevas y viejas teorías
conspirativas. Desde hace tiempo los “chemtrails” -estelas blancas
creadas por el paso de aviones en vuelo- serían la prueba de que los
gobiernos fumigan sustancias químicas sobre la población con fines
ocultos; quizá provocar distintos tipos de cáncer u otras reacciones
alérgicas. Puestos a pensar, por qué no usar este método también para
expandir agentes biológicos como el Sars-Cov-2.
Una teoría más en torno a la crisis sanitaria es la que apunta a la red
5G, la nueva tecnología satélite que potenciara el acceso a internet en
todo el mundo. Para muchos, esta radiación sería la responsable de la
tragedia que asola la humanidad: bien ayudando a propagar el virus, o
bien debilitando nuestro sistema inmunológico y haciéndonos más
propensos a sucumbir a los efectos del patógeno.
Finalmente, mencionaré la gran polémica desatada recientemente en
relación al pasaporte sanitario: el documento oficial que certificará que
una persona se ha vacunado contra el Sars-Cov-2. Dicho documento, que
ya empieza a implantarse en algún que otro país importante, sería una
manera encubierta de obligar a la gente a inyectarse la vacuna contra el
virus; ya que, de no hacerlo, se perdería el derecho a acceder a infinidad
de lugares públicos -salas de conciertos, transportes urbanos, etc.- e
incluso se podría perder el trabajo. Muchos ven aquí una violación
flagrante de derechos fundamentales, pues si la medida se implementa,
los no vacunados quedarían prácticamente excluidos de la sociedad. La
batalla en las calles contra la medida no ha hecho más que empezar.
Más allá del virus tenemos las conspiraciones “clásicas”:
experimentos militares secretos que perseguirían manipular los
elementos climáticos, con el fin de provocar desastres naturales
teledirigidos -inundaciones, terremotos, etc.- en países enemigos;
ciberataques perpetrados desde organismos de inteligencia para destruir
puntos estratégicos de potencias adversarias, como instalaciones

181
energéticas o bases de datos con informaciones sensibles; el mítico
proyecto MK Ultra, que buscaría la manipulación de la mente humana
para así programar soldados y asesinos sin voluntad propia. Y luego están
los Yankees con sus paranoias particulares, que no mencionaré aquí
porque el planeta es mucho más que su país y cultura.
Lo que si merece atención es la llamada Agenda 2030, que algunos
ven como el proyecto post-pandemia. Este plan, aprobado en 2015 en
una cumbre de las Naciones Unidas -ONU-, tiene como objetivo “la
transformación del mundo para un desarrollo sostenible”. Es un proyecto
de financiación planetaria que tiene entre sus compromisos acabar o
reducir al máximo la pobreza en el mundo, conseguir un desarrollo social
respetuoso con el planeta, garantizar el acceso a agua potable a todos
los seres humanos, y promover la paz y la justicia en todos los países,
entre otras cosas.
Objetivos que, en mayor o menor medida, se llevan persiguiendo
“supuestamente” desde hace un siglo. La propia ONU, sin ir más lejos, se
fundó en 1945 con el objetivo con conseguir la paz mundial; lo mismo
que pretendía su antecesora, la Sociedad de Naciones, creada en 1919.
Los resultados en estos 100 años son evidentes: un auténtico fracaso. Al
igual que tantos otros proyectos, como los acuerdos de Kyoto que
buscaban reducir las emisiones contaminantes a la atmósfera. ¿Por qué
habría esta vez de ser diferente? ¿Acaso es que ahora se van a perseguir
esos objetivos desde un único gobierno mundial?
¿Cuántas de las conspiraciones mencionadas consideráis factibles o
realistas? Hay que tener cuidado: las propias “élites mundiales” podrían
estar difundiendo multitud de falsas conspiraciones, con el fin de inundar
el mercado y hacernos más difícil descubrir cuáles son las auténticas; si
es que las hay.
Pero, ¿y si fueran verdad? ¿Estaremos viviendo, sin saberlo, una
tercera guerra mundial biológica, con la liberación del Sars-Cov-2 y sus
variantes? ¿Será la pandemia un plan para hundir la economía mundial,
y así poder implantar el nuevo modelo social deseado por las élites?
*****************

182
Las élites, los amos, los poderes en la sombra… ¿qué hay detrás de
esos términos?; ¿quiénes son ellos?; ¿tiene nombre esa gente o grupos
que estarían controlando el mundo?
Cuando se trata de señalar con el dedo a alguien, varios nombres
aparecen constantemente: George Soros y Bill Gates. El primero es de
foto fácil, pues a menudo se le ve reunido con diversos gobernantes
políticos; se le suele acusar de patrocinar movimientos sociales de
ideologías diversas en numerosos países, con el fin de provocar
enfrentamientos y tensiones que debiliten la fortaleza política y
económica de dichos territorios. El segundo de ellos hizo fortuna
consiguiendo el monopolio del sector informático; tras lo cual se ha
dedicado a proyectos sociales y supuestamente humanitarios -ya
mencionados- mediante los cuales estaría colaborando con los planes
ocultos de ese nuevo orden mundial en ciernes.
A estas piezas del tablero se han unido últimamente otros actores.
Nuevos ricos y famosos como Elon Musk, quien ha revolucionado la
nueva carrera espacial y se ha lanzado también en programas científicos
innovadores como Neuralink, el anteriormente citado descodificador del
cerebro humano.
Quién sabe si estos personajes persigan sus propios intereses
particulares, o si por el contrario formen parte de un club más amplio;
club en el que sean socios, o portavoces, de una capa superior y menos
mediática dentro de la pirámide de poder. Subiendo a ese piso
encontraríamos quizá a familias y corporaciones con nombres más o
menos conocidos; conglomerados tales como los Rockefeller o los
Rothschild.
El grupo Rockefeller pertenece a un linaje estadounidense de origen
alemán. Varios de sus miembros comenzaron a amasar dinero con
negocios varios, antes de invertir en la industria petrolera. Actualmente
controlan buena parte del comercio de crudo mundial, además de tener
intereses en otros sectores como el financiero, el minero o el inmobiliario.
La familia Rothschild, alemanes de origen judío actualmente
afincados en London y Paris, han hecho fortuna desde hace siglos en
diferentes países, principalmente en el sector bancario. Han financiado
guerras, proyectos importantes como el Canal de Suez, y han sido

183
directores de grandes bancos nacionales. En época napoleónica
contaban incluso con su propia red de mensajería, la cual incluía palomas
mensajeras. (66)
Conviene decir que ser rico e influyente no convierte a un empresario
en alguien malvado que busca controlar el mundo. Muchos
emprendedores que han tenido éxito en sus negocios se abstienen de
mezclarse con el poder político y se limitan a sus actividades comerciales;
incluso hacen esfuerzos considerables para contribuir al desarrollo social
de los países donde trabajan.
Si buscamos en internet el ranking de las familias “más ricas” y “más
poderosas” del mundo, los resultados que obtendremos para cada una
serán completamente diferentes. Entre las “ricas”, las que se limitan a
sus negocios, encontraríamos empresas que se han hecho de oro con
centros comerciales, chocolatinas, perfumes, o actividades petroleras
locales. Poco se relaciona a estos conglomerados con conspiraciones
mundiales.
Todo cambia cuando el algoritmo empleado es “poderosas”. En esta
categoría encontraremos, sobre todo: banqueros, industria
armamentística, petrolera y minera. Estas son las familias a las que se
acusa de maniobrar en la sombra para diseñar un mundo a su antojo.
¿Cuál es la diferencia entre unos y otros? ¿Quizá el tipo de negocio
desarrollado? Nadie discutirá que el sector bancario es más importante
para la economía de un país que las chocolatinas. Este sencillo ejemplo
nos muestra que hay actividades comerciales clave, más propensas a
coquetear con el poder político que otras. La banca es uno de esos pilares;
las reservas de minerales importantes, como oro o diamantes, suponen
otro activo básico; y el negocio petrolero y sus fluctuaciones bursátiles
son un actor imprescindible más en este sistema global. Ese alto valor
estratégico explicaría por qué estos sectores suelen ir de la mano o
“llevar de la mano” al poder político.
La industria armamentística es caso aparte. Algunas de las familias e
individuos más adinerados e influyentes del planeta han forjado su
riqueza con la venta de armas. ¡Las armas matan!; estaremos de acuerdo.
Y coincidiremos también en que, para hacer fortuna es este negocio,

184
tiene que haber guerras. Esa es una de las misiones de los comerciales
de empresas de este sector: provocar guerras.
La estrategia para ello es sencilla. Primero se localiza a dos países o
facciones en conflicto, y se les vende armas a ambos para “protegerse”
uno del otro; después se buscará aumentar las tensiones diplomáticas,
con el fin de activar si es posible el conflicto armado, y seguir así
vendiendo armas a los dos ejércitos... entonces vendrán las muertes de
miles de soldados y civiles inocentes. Todo por los negocios y el dinero.
Estos sub-seres se mueven en las altas esferas del poder; son uña y
carne con servicios de inteligencia de diversos países. Se sospecha
incluso que han sido promotores de asesinatos de presidentes que se
oponían a involucrar a su país en ciertos procesos bélicos.
Junto a estos negocios estratégicos, tenemos los dos grandes
“business” ocultos de la sociedad: el tráfico de drogas y el tráfico sexual
humano. ¿Quién puede estar detrás de estos negocios multimillonarios
y vomitivos, sino las grandes fortunas y poderes mundiales?
Gente sin moral ni escrúpulos. Como lo demostraría el tipo de
personas que frecuentaba la isla privada de Jeffrey Epstein en el caribe,
donde las relaciones sexuales con menores parecían ser la atracción
principal del lugar: políticos, grandes magnates, personajes de la realeza,
Bill Gates… la lista es enorme (67). Y esto es solo lo que sale a la luz. Las
cloacas del poder, como los icebergs, ocultan mucho más de lo que
muestran. Si los indicios apuntan a que gente amoral es la que dirige el
planeta… ¿que podemos esperar de los valores que se propagan en la
sociedad actual?
Mil preguntas surgen sobre estos tipos: ¿trabajan en equipo?;
¿compiten entre sí por eliminarse mutuamente del tablero de juego?; ¿o
quizá, como fiel reflejo de la saga cinematográfica “El Padrino”, estas
élites colaboran cuando defienden causas comunes a la vez que se
combaten por obtener el liderazgo entre ellos? Una cosa es fácil de
comprender: cuando se tiene el dinero, es fácil desear también el poder.
*****************
Otro dato para el estudio tiene que ver con la curiosa concentración
de riqueza en individuos de una raza en particular. Si repasamos la lista

185
Forbes de los más ricos del mundo, encontraremos 9 judíos entre los 30
primeros; casi uno de cada tres. Y no hablamos de un pueblo que cuente
con una población como la de China o India; se estima que en el planeta
hay unos 15 millones de israelitas.
Ya hemos hablado de la familia Rothschild, quizá el más poderoso
conglomerado económico de la Tierra. Pero si viajamos por diferentes
países, descubriremos que, en buena parte de ellos, empresarios judíos
suelen estar entre los personajes más adinerados del lugar.
Esta prosperidad económica no es nueva, viene de lejos. Los hebreos
llevan siglos haciendo riquezas, en gran parte gracias a un tipo concreto
de negocio: el préstamo a crédito. Esta actividad, que con el tiempo se
ha convertido en la piedra angular de los sistemas económicos
contemporáneos, llevó a los prestamistas judíos del medievo a colaborar
con grandes gobernantes en diferentes países, ya fuera financiando
guerras u otro tipo de actividades.
Puede ser que estas relaciones comerciales de alto nivel hayan
contribuido a alimentar la leyenda negra de los judíos en muchas
naciones, dando origen a las llamadas conspiraciones judeo-masónicas:
complots y artimañas de un pueblo malvado y manipulador que
pretende controlar el mundo. Y es que los hijos de Jacob han sido
acusados de terribles acciones desde hace mucho; sobre todo por parte
de los cristianos, con quienes solían tener tensas relaciones. Parece ser
que éstos últimos no perdonaban al judaísmo el que hubieran matado a
su mesías.
Según ciertas crónicas castellanas, cuando Toledo -la capital del Reino
Visigodo en España- era asediada por las tropas musulmanas, durante su
conquista peninsular a principios del Siglo VIII, fueron los judíos quienes,
aprovechando la celebración de una fiesta religiosa cristiana, abrieron las
puertas de la ciudad a los enemigos sarracenos; provocando así la caída
de la urbe, en cuya toma se produjo una gran matanza de cristianos.
Narraciones de dudosa veracidad como esta abundan en la crónica
negra medieval anti-judía; los descendientes de Abraham eran acusados
de crímenes tales como envenenar pozos o provocar epidemias. Este tipo
de relatos, y la animadversión que provocaban contra esta raza,

186
contribuyeron a que fueran expulsados de numerosos territorios de
Europa, como España, Francia, Austria, Baviera, etc.
Podríamos decir, sin gran miedo a equivocarnos, que los judíos han
sido el pueblo más próspero en negocios, y a la vez más odiado del
planeta; un odio que alcanzaría su cumbre en el periodo histórico de la
Alemania nazi.
Para intentar explicar este éxito comercial asombroso, algunos
estudiosos del tema nos remontan a la época medieval, en la que muchos
hebreos -ya sin territorio al que llamar nación- vivían diseminados por los
reinos que conformaban Europa; conservando su religión y costumbres
propias. Estigmatizados por las sociedades cristianas dominantes, solían
tener vetado el acceso a ciertos oficios o profesiones de prestigio; lo que
les forzó a desarrollar actividades que el resto de la gente no quería
ejercer, a fin de poder ganarse la vida.
Gracias a esta adaptación, y a una excepcional capacidad de ahorro,
con el tiempo muchas familias judías consiguieron acumular buenas
fortunas. Entonces comenzaron a dedicarse a otra profesión, muy mal
vista también en la época por la iglesia cristiana: el préstamo a interés.
La ley de Moisés recogida en la Biblia -que los hebreos seguían
respetando- decía que un judío no podía prestar a interés a un hermano,
pero sí a un extranjero (Deuteronomio 23: 19,20). En base a este pasaje,
las sociedades cristianas de la época consideraban deshonroso ejercer
este tipo de negocio. Los judíos, más pragmáticos, decidieron respetar la
ley textualmente: no cobrar interés por préstamos a los de su raza, pero
sí a cualquier otro; considerándolos extranjeros por no ser judíos,
aunque vivieran en la misma nación.
Los semitas no fueron los únicos que se dedicaron a esta actividad;
pero como la iglesia católica la prohibía entre sus fieles, bajo pena de
excomunión, los cristianos que querían ser prestamistas tenían que
actuar más discretamente. Esto permitió a los judíos tomar la cabeza en
este tipo de negocio; el cual, con el tiempo, resultó ser muy lucrativo.
Esto explicaría el por qué muchos de ellos, en el presente, tienen
tanta riqueza. Pero, aparte de ser muy ricos, recordemos: son muy
odiados. ¿Cómo explicamos esto?

187
Algunos podrán decir que esta animadversión podría deberse,
precisamente, al hecho de haber ejercido en ciertas épocas profesiones
consideradas deshonestas. Pero los judíos ya eran mal vistos antes de
hacerse prestamistas y banqueros; este argumento no vale. Una causa
más factible sería la ya mencionada antes: los hijos de Abraham mataron
al fundador del cristianismo, Jesús de Nazaret. Este estigma de deicidas,
y la leyenda negra creada en torno a ellos, habría acompañado a esta
raza desde hace dos mil años.
Puestos a imaginar, otras posibles razones hubieran podido ser el
hecho de vestir de un modo particular, practicar una religión y ritos
chocantes para otros cultos, no relacionarse con sus vecinos no judíos ni
integrarse al país de acogida, etc. No hace falta mucho para desarrollar
sentimientos racistas hacía minorías “diferentes”.
Sin embargo, podríamos plantear también la cuestión a la inversa:
¿cómo han considerado y tratado los judíos a los no judíos
históricamente? ¿Son víctimas inocentes, o ellos también son “racistas”?
Según el relato bíblico, la nación de Israel se desarrolló como tal
durante su estancia en Egipto, en la época del patriarca Jacob. Su abuelo,
Abraham, habría recibido una promesa de Yahvé: “por medio de tu
descendencia se bendecirán todas las naciones de la Tierra” (Génesis 22:
18). Más tarde, y en repetidas ocasiones, el Dios de Israel comunico a la
nación que les había escogido como su pueblo; un tesoro especial (Éxodo
6: 7 / Isaías 10: 24 / Éxodo 19: 5). También les dio instrucciones sobre el
trato limitado o distante que debían de tener con otras naciones (Éxodo
23: 31-33 / Deuteronomio 7: 1-4).
Todas estas promesas e instrucciones de Yahvé tenían una lógica
relación con sus planes, como se argumentó en un capítulo anterior. Al
decir a Abraham que mediante su descendencia se bendecirían todas las
naciones, el creador probablemente estaba haciendo alusión al
personaje que más tarde sería enviado a la Tierra para restablecer la
perfección para “todos” los seres humanos: Jesús de Nazaret,
descendiente sanguíneo de Abraham.
Por tanto, esta separación de Israel respecto al resto de pueblos de
su entorno, así como el trato limitado que debían mantener con ellos,
cumplía los objetivos de protegerles de la influencia de las prácticas

188
religiosas falsas de origen babilonio de esas naciones y de conservar al
máximo la pureza sanguínea abrahámica hasta la llegada del enviado
celeste.
Cierto, los israelitas tenían un privilegio especial. Se les había
nombrado como el pueblo de Dios en la Tierra. Componían la nación que
debía representar los intereses del creador en un mundo bajo el control
de los espíritus rebeldes. Si respetaban y se sometían a los planes de
Yahvé, la nación judía tenía la opción de conservar por siempre una
posición privilegiada entre los pueblos de nuestro planeta.
Pero dicha disposición divina no tenía nada de racista. Esta raza debía
permanecer alejada de las prácticas religiosas babilonias para un día,
mediante uno de los suyos -Cristo-, contribuir al restablecimiento de una
sociedad humana multicultural, genéticamente perfecta y en paz con el
creador de la vida.
Lo que pasa es que los judíos no terminaron de entender bien la idea,
y acabaron haciendo su propia versión de la película. El hecho de sentirse
especiales les pudo llevar a creerse superiores a las demás razas y
naciones. Y con el tiempo comenzaron a despreciar profundamente a
todos los extranjeros.
Esta actitud racista se desarrolló sobre todo tras volver del exilio que
sufrieron en Babilonia. Antes de dicho periodo, Israel y Judá eran
naciones soberanas con sus reyes y gobernantes. Tenían ciertos tratos
comerciales con naciones vecinas, y a veces se aliaban con algunas para
combatir enemigos en común. Tras volver de Mesopotamia, sin embargo,
Israel nunca más fue una nación independiente; siempre fueron vasallos
de algún imperio extranjero -Medo Persia, Grecia o Roma-. Esto pudo
engendrar poco a poco un sentimiento de odio hacia todo lo que fuera
extranjero. ¿Por qué tenía el pueblo escogido de Dios -podrían decirse-
que rendir pleitesía a naciones paganas?
Para el tiempo de Jesús -siendo Judea una provincia Romana- los
hebreos eran ya unos racistas nivel “champions league”. Los romanos,
conociendo el espíritu rebelde y belicoso del pueblo, se cuidaban bien de
aceptar ciertas normas simbólicas, a fin de evitar altercados innecesarios.
La ley hebrea, por ejemplo, prohibía el acceso al templo a cualquier
extranjero (Ezequiel 44: 9). Y los imperiales, a pesar de ser los amos del

189
lugar, consentían en respetar esta regla; ni legionarios ni gobernantes
intentaban nunca acceder al recinto sagrado.
Aparte de esto, los judíos consideraban impuro el simple hecho de
entrar en casa de un no judío. Así, durante el infame pseudo proceso
judicial que condujo al asesinato de Jesús de Nazaret, se vivió la
esperpéntica situación de que, al ser llevado por los líderes religiosos del
pueblo al palacio del gobernador romano de Judea -Poncio Pilato- para
pedir su ejecución, fue Pilato quien tuvo que salir de palacio para hablar
con ellos, ya que estos se negaban a entrar (Juan 18: 28, 29).
Aun así, la mayor muestra de desprecio judío hacia un pueblo
extranjero fue, probablemente, la que mostraron hacia los samaritanos,
su nación vecina. Samaria, en otra época, fue el territorio del reino del
norte de Israel. Tras caer conquistada por el imperio asirio, muchos de
sus habitantes fueron deportados a países lejanos; a su vez, diversos
pueblos extranjeros fueron exiliados en Samaria. Con el tiempo, los
israelitas restantes y los pueblos foráneos forjaron matrimonios y se
convirtieron en una sola nación. Los habitantes de procedencia
extranjera, incluso, llegaron a adoptar -más o menos- la religión judía y a
adorar a su dios Yahvé.
Sea por conflictos que hubieran tenido entre ambas naciones en el
pasado, o bien por considerarlos una degeneración de la raza, para el
Siglo I los judíos no tenían trato alguno con los samaritanos. En una
ocasión en que, atravesando Samaria con sus discípulos, Jesús entabló
conversación con una mujer, a ésta le sorprendió el simple hecho de que
un judío le dirigiera la palabra (Juan 4:7-9).
En vista, pues, de estos antecedentes, cabe conjeturar: ¿se extendió
este sentimiento de superioridad y desprecio hacia el extranjero allá
donde los hebreos se dispersaron con el paso de los siglos?; ¿contribuyó
ese racismo al hecho de que otras naciones también les odiaran a ellos?
Probablemente.
Ni mucho menos justifican estos ejemplos el trato cruel y
desmesurado que hayan podido sufrir minorías judías en Europa a lo
largo del medievo o más recientemente. Pero ellos no eran unos santos;
ni lo son tampoco ahora. Y ¡no! No hablo de Palestina; eso vendrá
después.

190
Pensaba, por ejemplo, en el trato denigrante que denuncian
innumerables trabajadores no hebreos contratados en empresas de
judíos adinerados por todo el mundo. A pesar de que el mal trato laboral
no sea algo exclusivo -ni mucho menos- de empresas dirigidas por gente
de esta raza, en éstas se constata un alto índice de actuaciones nada
éticas hacia empleados “extranjeros”: trato despectivo, como si fueran
de una especie inferior, un objeto de usar y tirar; despidos
improcedentes porque al jefe se le antoja esa mañana; y muchos,
muchos casos de acoso laboral ejercido con prácticas vergonzosas que
pueden llevar al trabajador a sufrir trastornos depresivos. Se de lo que
hablo; lo he visto y sufrido.
Poco o nada queda ya en la raza judía de ese deseo de contribuir a
que todos los pueblos de la Tierra sean bendecidos; pareciera más bien
como si esa bendición prevista por Dios para la humanidad, mediante
ellos, se la quisieran guardar solo para sí.
Pero apuntemos más alto; enfoquemos la mirada en la cúspide de la
pirámide conspirativa. ¿Quién está ahí? ¿Quién es el nexo de unión entre
el mundo humano y el no humano? ¿Tendrá un origen sobrenatural la
concentración de dinero y poder de cierta familia judía? ¿Acaso el que
fue el pueblo de Dios -según la Biblia- tiene relación directa o indirecta
con la conspiración mundial contra la humanidad?
¿Dónde ir a buscar una explicación o hipótesis a estas preguntas? La
respuesta es evidente: ¡es hora de volver a Babilonia!
*****************
Tras siglos de idolatría, desobediencia y transgresión de la ley mosaica,
y después de mandar numerosas advertencias por medio de mensajeros
humanos, el Dios de Israel -Yahvé- decidió dar una lección sin
precedentes a su pueblo escogido: permitió que una nación extranjera,
Babilonia, conquistara el país de Judá y que, durante varias décadas, sus
habitantes fueran exiliados a la tierra de Sinar. ¡Sí! ¡¡A Babilonia!! ¡¡La
cuna de la religión demoniaca!!
El Imperio Babilonio, al igual que el Asirio, solía practicar una política
de expatriación sobre los pueblos conquistados. Les trasladaban a otros
territorios -a veces cerca de la metrópoli- pero se les daba cierta libertad.

191
Ese fue el caso de los exiliados israelitas, quienes fueron deportados a las
inmediaciones de la capital imperial, Babilonia. Allí no eran esclavos
utilizados para trabajos forzados. Tenían sus casas, se organizaban en
ciudades, podían comerciar y hacer negocios; hasta podían hacerse ricos.
Lo que no tenían permitido era abandonar el país de Sinar.
Posiblemente los babilonios tuvieran una idea parecida a lo que hoy
llamaríamos capitalismo o libre mercado: cuanta más gente habitara en
la capital del imperio -entre autóctonos y extranjeros deportados- más
comercio habría, y más prosperidad y riquezas se generarían. Con los
impuestos que pagaran los ciudadanos habría fondos suficientes para
mantener la riqueza de las clases dominantes y para financiar un ejército
poderoso, que podría afrontar guerras y nuevas conquistas.
Esta política suponía un riesgo camuflado para los judíos exiliados. El
objetivo de su dios al permitir que fueran llevados a Babilonia era que
meditaran en las consecuencias de su traición -buena parte del pueblo
murió durante la conquista y el resto fue llevada a otro país-, se
arrepintieran y volvieran a respetar y defender los intereses de su
creador. Si sus conquistadores les hubieran tiranizado día tras día como
esclavos, como les ocurrió a sus antepasados en Egipto, hubiera sido fácil
para ellos acordarse de Yahvé, pedirle perdón y suplicarle que les
ayudara.
Pero ya lo dice el dicho, “poco se acuerdan del médico los que están
sanos”. En el caso de los hebreos exiliados, prosperar económicamente
en un país extranjero que servía a otros dioses podía hacerles olvidar
rápidamente que estaban ahí para recuperar su buena relación con
Yahvé y defender su soberanía por encima de todo; no para hacerse ricos.
Podían llegar a pensar, como sus nuevos vecinos babilonios, que su
prosperidad material era fruto de la bendición de los dioses locales. Y
esta idea, junto al deseo innato que tiene todo ser humano de sentirse
parte integrante de un grupo o sociedad, podía llevar a algunos judíos a
adoptar las costumbres, los ritos y a los dioses autóctonos babilonios;
abandonando así sus raíces.
La historia nos da indicios de que algo de esto pudo ocurrir realmente.
Cuando décadas después de haber sido llevados al exilio, el Dios de Israel
les permitió volver a su región mediterránea -ayudando al Imperio

192
Medo-Persa a conquistar Babilonia como había predicho siglos antes
(Isaías 44: 24 a 45: 7)- no todos los judíos regresaron a su tierra. Algunos,
seguramente, no lo hicieron por motivos de salud; podía ser el caso de
gente de edad avanzada o con ciertas enfermedades, quienes debían
tener en cuenta que el trayecto hasta Jerusalén era largo y exigente
físicamente. Pero otros, quizá, declinaron la invitación por haber caído
presos en las redes del “capitalismo”.
Muchos israelitas tendrían negocios y habrían acumulado riquezas
durante su estancia en Babilonia. Para ellos volver a su país de origen
supondría abandonar una vida cómoda y desplazarse a una tierra en
ruinas que había que reconstruir desde cero. Un gran esfuerzo y una
misión sin aparente beneficio económico; todo lo contrario. Por otro lado,
quedarse en Sinar, cerca de los nuevos gobernantes del país, les daría la
ocasión de seguir comerciando, ganando dinero, prestigio y poder; algo
mucho más atrayente, desde una óptica materialista, que reestablecer la
adoración del Dios de Abraham en Jerusalén.
De entre los judíos que no volvieron a su tierra tras el exilio podemos
establecer, por tanto, tres grupos: los que hubieran querido hacerlo,
pero no pudieron por motivos de salud; los que no quisieron sacrificar su
prosperidad económica, pero conservaron sus raíces y su fe; y los que no
lo hicieron por haber adoptado una nueva cultura y religión.
Mientras que estos últimos se diluyeron en la historia y el tiempo, los
dos primeros grupos, seguramente la gran mayoría, se convirtieron en la
llamada diáspora judía -nombre que reciben los israelitas residentes
fuera de su territorio ancestral-. Esta diáspora continuó prosperando,
multiplicándose y esparciéndose por muchas naciones. Hay registro en
la Biblia de que, solo unos 50 años después del final del exilio, había
judíos en todas las provincias controladas por el Imperio Medo-Persa
(Ester 3: 13).
Allí donde vivieran, estos hebreos continuaron apegados a sus
costumbres y religión, conservando con orgullo su identidad como
pueblo. Una de las principales causas por las que el creador permitió su
exilio -la idolatría- no volvió a repetirse tras la caída del Imperio Babilonio;
ni entre los israelitas que volvieron a Judá ni entre los que se diseminaron
por otras naciones. Los judíos de la diáspora seguían teniendo como

193
código legal la ley de Moisés; seguían reconociendo a Yahvé como su
único Dios; incluso tenían lugares de culto donde reunirse para estudiar
las escrituras, las llamadas sinagogas.
Y así siguen en el presente, miles de años después. En cualquier país,
en cualquier lugar; inmunes al tiempo y a los contratiempos. Así nos lo
cuenta la historia.
Pero, ¿hay algo que no nos hayan contado? Más allá de los hebreos
que abandonaron su religión y de aquellos que la perpetuaron,
¿tendríamos una tercera vía? ¿Judíos que, afirmando servir a Yahvé,
estuvieran trabajando para su enemigo? ¿Qué más pudo pasar en la
tierra de Sinar?
*****************
Babilonia es la ciudad rebelde por excelencia. Allí se habría
organizado la primera revuelta contra la autoridad divina tras el diluvio.
Allí se habría creado la religión apostata. Y aquella ciudad era la sede de
la potencia mundial de la época durante el exilio judío. Si la organización
espiritual rebelde tenía un cuartel general en la Tierra, ese era Babilonia,
con toda seguridad. ¡Y ahí tenían a la nación escogida por su enemigo
Yahvé, los israelitas! Castigados por su dios lejos de su preciada tierra
prometida. ¿Por qué no intentar ganarlos a la causa rebelde? A algunos
de ellos, al menos.
Siglos antes del exilio judío en Babilonia, al conspirador en jefe le
habría bastado sobornar a un único hombre -Nimrod- para apartar de la
senda del creador a buena parte de la familia humana de la época. Y
siglos después de dicho exilio, solo habría tenido que infiltrar unos pocos
“falsos discípulos” ávidos de poder para corromper rápidamente la
iglesia cristiana fundada por Jesús de Nazaret. ¿Por qué no pensar que,
durante el exilio, los espíritus rebeldes ofrecieran también a ciertos
judíos en Babilonia cuotas de poder y riqueza a cambio de colaboración?
Babel era la cuna del espiritismo. Puede que algunos israelitas
contactaran o fueran contactados de cierta manera por la mafia
espiritual; quizá a través de babilonios influyentes con quienes esos
judíos habían entablado negocios. La oferta de los seres invisibles habría
sido simple, a la par que tentadora: riquezas, prestigio, poder e

194
influencia… si les ayudaban a sabotear los planes del creador desde el
interior de la nación judía.
Así, mientras Yahvé colocaba en altos cargos del imperio a siervos
suyos -como el profeta Daniel- a fin de defender sus intereses y los de su
pueblo (68), otros hebreos podían estar colaborando en la sombra con el
enemigo por fines puramente egoístas. Pero, ¿cómo podían estos
traidores boicotear los planes del Dios de Israel?
En primer lugar, haciéndose respetar por los suyos. Ya tendrían cierto
nombre e influencia entre los judíos exiliados, gracias a sus riquezas.
Debian seguir cultivando esa imagen, mostrando en público que,
aparentemente, servían y adoraban al Dios de Abraham. De esa manera
aumentarían aún más su popularidad y podrían manipular las mentes de
sus compatriotas.
Una manera de hacerlo, por ejemplo, sería incitando a otros judíos a
concentrar sus vidas en metas materialistas -acumulación de dinero,
tierras, etc.-; de esta manera conseguirían relegar el plano religioso a un
lugar secundario, más ritual y superficial que real y práctico. También
pudieron introducir poco a poco en la cultura judía conceptos de la
religión babilonia ligados al esoterismo; es decir, en estrecha relación con
las prácticas espiritistas.
Llegado el ansiado momento de la liberación del cautiverio, y ante la
oportunidad para los hebreos de volver a su país de origen, estos
infiltrados desanimaron quizá a muchos de emprender ese largo viaje de
regreso; dificultando así el proyecto del creador de reconstruir y repoblar
de nuevo el territorio de Israel.
Con el tiempo, la red de influencias de estos personajes pudo haberse
extendido hasta Jerusalén, infiltrando o controlando las altas esferas
religiosas de Judea. Lo cierto es que cuando Jesús apareció en la Tierra,
los líderes religiosos judíos habían perdido completamente de vista los
objetivos del Dios de Israel. No enseñaban ni ayudaban al pueblo a
comprender la ley de Yahvé; al contrario, les oprimían con infinidad de
normas estúpidas inventadas (Lucas 11: 46 / Lucas 6: 1-4) y les
despreciaban profundamente (Juan 7: 49).

195
Mientras que el pueblo anhelaba y esperaba la llegada del salvador
prometido por el creador, a los líderes religiosos -a la mayoría, no a
todos- solo les interesaba conservar sus puestos de autoridad, su
prestigio y sus riquezas (Mateo 23: 5-7). Y en caso de que viniera el
mesías, que lo hiciera para ayudarles a ejecutar su plan soñado: echar a
los romanos del país y recuperar su independencia como nación; con
ellos al frente, claro. Así, cuando el mesías prometido no fue lo que ellos
esperaban, no dudaron en matarlo.
Poco después de la “visita” a la Tierra de Jesús -entre los Siglos I y II-
empezó a arraigar entre los judíos una superstición: no debía
pronunciarse el nombre personal de Dios en hebreo -‫יהוה‬-, pues éste era
demasiado sagrado. No deja de ser curioso, cuando dicho nombre se
encuentra escrito miles de veces en el Antiguo Testamento y se usó
durante siglos entre los hebreos sin problema alguno. ¿Fue esta una
campaña más de los agentes israelitas aliados a la banda espiritual
babilonia con el fin de retirar de circulación el nombre divino? Quién sabe.
Lo que si sabemos es que esa superstición pervive hasta nuestros días; y
no solo entre los judíos, sino entre muchos grupos cristianos que
consideran impropio decir Yahvé o Jehová.
Sobre esa época también -finales del Siglo II- comenzó la redacción de
una obra capital del judaísmo posterior: el Talmud. Este manual se
presenta como una compilación de leyes, tradiciones y costumbres judías;
aderezado con comentarios e interpretaciones. Dichas normas y
tradiciones -la llamada “ley oral”- habrían sido transmitidas por Yahvé a
Moisés junto a la ley que éste último puso por escrito y que se encuentra
en la Biblia -la “ley mosaica”-.
Esta ley paralela se habría legado de generación en generación de
forma oral, y no escrita, durante siglos. Pero para finales de la segunda
centuria de nuestra era, en una época de declive político y económico de
la sociedad judía, los líderes espirituales del pueblo empezaron a temer
por la continuidad de esta transmisión oral de la ley. Para evitarlo, se
decidieron al fin a recogerla por escrito, tarea que terminó alrededor del
año 400 de nuestra era.
Esa es la versión oficial. Pero este libro va de versiones apócrifas. Dios
no habría dado ninguna ley oral a Moisés, más allá de la que

196
encontramos en el Pentateuco. Dichas leyes, normas y tradiciones serían
añadiduras posteriores creadas por el hombre durante siglos, e
interiorizadas por las sucesivas generaciones. Eso es algo inherente a
toda época y cultura. ¿Por qué, cuando llega el día de la madre, el que la
conserva se siente obligado a comprarle un regalo? ¿Por qué cada
nochevieja, en diversos países hispanohablantes, parece que la gente
tiene que comer uvas por narices? Nada nos obliga; no es más que
tradición oral, o “programación social”.
La tradición oral judía, cada vez más extensa, fue restringiendo
progresivamente la libertad del pueblo, en lugar de guiarle. La ley de
Moisés, por ejemplo, decía que el sábado no se podía trabajar; pero los
líderes religiosos decidieron un día ir más allá, y determinaron
exactamente el número de metros o pasos que una persona podía
recorrer ese día de la semana sin incurrir en “pecado”. ¡Cosas de locos!
Entre las diferentes corrientes de pensamiento que se desarrollaron
entre los judíos tras su vuelta del exilio -lo que hoy podríamos comparar
a ideologías políticas- quienes más destacaron fueron los fariseos.
Compuesto por hombres de clase media, dicho movimiento político-
social-religioso supo ganar gran notoriedad y prestigio entre el pueblo, al
punto de convertirse en sus principales referentes morales y religiosos,
por encima incluso de los sacerdotes.
Los fariseos se convirtieron en los abanderados de le ley oral. Fueron
ellos, probablemente, quienes multiplicaron las tradiciones y reglas
estúpidas que definían al milímetro lo que se podía y no se podía hacer.
Fueron ellos, también, los principales señalados en las acusaciones que
solía dirigir Jesús a los líderes religiosos del pueblo. Y jugaron un gran
papel, claro está, en el complot urdido para asesinar al galileo.
Junto a éstos, existían otros grupos destacados en la Judea del primer
siglo, tales como saduceos, esenios y zelotes. Los zelotes eran un
movimiento puramente político-nacionalista, que buscaba liberar al país
de la opresión del yugo romano. Los esenios, por su parte, eran una
especie de ascetas, que vivían en comunidad, alejados de los focos
mediáticos, compartiendo sus bienes y siguiendo un estricto código
disciplinario.

197
Los saduceos -de clase sacerdotal y adinerados- eran sin duda los
grandes rivales de los fariseos en la lucha por convertirse en guía moral
y espiritual del pueblo. Ambos grupos -fariseos y saduceos- diferían en
creencias bíblicas fundamentales. Los saduceos, por ejemplo, negaban la
resurrección; mientras que los fariseos creían en ella. Pero estos, a su vez,
defendían también la existencia de un alma inmortal que sobrevive a la
muerte; algo contradictorio pues, si no mueres realmente, ¿cómo vas a
resucitar?
¿A que se debía esta disparidad de criterios sobre conceptos básicos
para los que las escrituras bíblicas daban una clara explicación? ¿Habría
conseguido la organización rebelde babilonia introducir sus mentiras en
la religión judía mediante sus aliados hebreos? Puede ser.
Tras la destrucción, por parte de los romanos, de la ciudad de
Jerusalén y su templo en el año 70 de nuestra era, fueron los fariseos
quienes se convirtieron definitivamente en los líderes del nuevo
judaísmo rabínico que ha evolucionado hasta nuestros días. Fueron, por
tanto, los descendientes de su movimiento quienes plasmaron por
escrito la ley oral en el Talmud.
Esto los convierte, a priori, en los principales sospechosos de haber
sido los pretendidos infiltrados babilonios en la nación judía posterior al
exilio. ¿Hay algún indicio más que apunte en este sentido? Sí. Ese código
civil, o ley paralela, que es el Talmud, fue elaborado por eruditos hebreos
de dos lugares diferentes: la región palestina que tiempo atrás fue el
territorio de Israel… ¡y Babilonia! ¿Casualidad o causalidad?
¿Cómo tenían tanta influencia en la religión judía las comunidades
hebreas que se quedaron en Babilonia tras el exilio? ¿Eran los líderes
judíos de Palestina y Mesopotamia socios de un mismo negocio? ¿De qué
punto partían las órdenes hacia el otro? ¿Desde dónde se dirigía el
judaísmo realmente: desde la ciudad de Yahvé o desde la ciudad de Satán?
Con esta nueva perspectiva cobran más significado las palabras que Jesús
les dirigió un día a los fariseos: “ustedes son de su padre, el diablo, cuyos
deseos quieren cumplir” (Juan 8: 44).
La inmortalidad del alma y el Talmud no fueron las únicas
incorporaciones al judaísmo por parte de sus nuevos líderes. Con el paso

198
del tiempo, se añadieron conceptos místicos más acordes con la religión
babilonia y la filosofía griega que con la personalidad del Dios de la Biblia.
El mejor ejemplo es, sin duda, la cábala, metodología esotérica que
intenta abrir la mente del iniciado a una nueva percepción de la realidad,
otorgando una mejor comprensión de la naturaleza de dios y de su
creación, y estrechando los lazos espirituales con ese ser. Propone
respuestas relativas al origen del universo, o al papel y porvenir del ser
humano en el cosmos.
Entre las supersticiones surgidas con la introducción de esta disciplina
en el neo-judaísmo encontramos la creencia de que conocer la
pronunciación exacta del nombre personal de Dios - ‫יהוה‬- otorgará a
aquel que lo invoque poderes sobrenaturales.
Uno de los mecanismos empleados por la cábala es la gematría,
método de estudio que busca encontrar significados o mensajes ocultos
en el texto bíblico hebreo. Para ello se asocia un número a cada letra del
alfabeto, y se buscan correspondencias numéricas entre distintos pasajes
de las escrituras. La gematría es una variante de la numerología, ciencia
mística de origen babilonio.
Es cierto que, en la Biblia, ciertos números parecen poseer un
simbolismo particular. Cuando se busca enfatizar una expresión, en
ocasiones ésta se repite 3 veces (Apocalipsis 4: 8); el número 7 a veces
representa lo que es completo a los ojos de Dios (Josué 6: 15 / 2 Reyes 5:
10); y el 40 suele estar relacionado con periodos de juicio (Génesis 7: 4 /
Números 32: 13), preparación (Éxodo 34:27,28 / Mateo 4:1,2) o
purificación (Levítico 12: 2-4).
Esta asociación entre cifras y ciertos conceptos no debería sorprender
mucho a un lector de la Biblia; pues si aceptamos que su autor es el
creador del universo, estaremos de acuerdo también en que ese ser fue
quien desarrolló la matemática física. Sería él quien habría diseñado el
crecimiento de ciertas plantas y organismos siguiendo un modelo de
desarrollo que aprovecha al máximo el espacio: el conocido como
número áureo, o ¡número de Dios! De igual modo, sería el único
personaje en el universo que conociera el último decimal de Pi -π-, si
acaso existe. (69)

199
Pero esconder mensajes ocultos en la Biblia para unos pocos iría en
contra del sentido de las palabras que una vez le dirigió Jesús al creador:
“Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo
escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los
que son como niños” (Mateo 11: 25)
Si, según Jesús, el objetivo del ser supremo era revelar sus propósitos
a gente humilde y sencilla, más bien que a individuos orgullosos que se
creyeran superior al resto debido a su nivel educativo, ¿para qué iba a
ocultar un mensaje secreto que solo unos iniciados descifrarían,
empleando además para ello métodos inventados por sus enemigos
babilonios?
Es más, ¿qué sentido tiene intentar descifrar un mensaje que no está
cifrado? No mucho más que querer traducir al castellano un texto cuya
lengua original sea el propio castellano. Eso es lo que pretende la cábala
al buscar por métodos oníricos los planes de Dios para la humanidad;
planes que están perfectamente detallados en la Biblia, sin necesidad
alguna de sumar letras y números. Si no son capaces de verlo sin
calculadora, a lo mejor es que pertenecen al primer grupo de personas
mencionado por Jesús en el pasaje recién citado del evangelio de Mateo.
*****************
A lo largo del medievo, la mística ciudad de los jardines colgantes fue
completamente abandonada. Las últimas comunidades hebreas
restantes allí debieron trasladarse a otros territorios. Muchos de ellos se
esparcieron por el norte de África hasta llegar a Al-Andalus. Otros
poblaron diversos rincones de Europa siguiendo la costa norte del
Mediterráneo.
En materia religiosa, cultural y económica, dos polos destacaron
sobre el resto: los judíos de Sefarad -la península ibérica- y aquellos de
Ashkenaz -Alemania y este de Europa-. En ambos territorios
emprendieron los negocios lucrativos que les llevaron a relacionarse
estrechamente con los poderes políticos de la época, y probablemente a
tener cierta influencia sobre ellos. En dichas comunidades surgieron
igualmente eruditos rabínicos que siguieron haciendo evolucionar las
doctrinas y creencias del judaísmo.

200
Con los antecedentes vistos, cabe plantearse: ¿fue esa prosperidad
económica fruto exclusivo del trabajo, la inteligencia o el azar?; ¿o era
más bien consecuencia de la perpetuación del pacto forjado tiempo atrás
con los espíritus rebeldes?
Como ya vimos, la bonanza económica de este pueblo siempre fue
acompañada por la animadversión que despertaban los hebreos en toda
Europa. Mientras que, en España y Portugal, los judíos sefardíes
acabaron siendo expulsados a finales del Siglo XV, los askenazíes fueron
tolerados durante dos siglos más, hasta que una ola de persecución llevó
a muchos a emigrar hacia su tierra ancestral y hacia el nuevo mundo,
América.
Pero no todos se fueron de Europa. En Frankfurt concretamente, una
familia permanecía en el gueto judío desarrollando sus actividades
comerciales: los Rothschild. Un linaje que, desde el Siglo XVIII, ha
prosperado en riquezas como ningún otro en el mundo. Se les considera
los fundadores del sistema financiero actual; han expandido y
diversificado sus negocios por multitud de países; y puede que sean los
amos humanos del mundo, la cúspide visible de la pirámide de poder.
¿Los últimos herederos del pacto establecido en Babilonia con los
conspiradores invisibles?
Es interesante notar que, en esta misma época y cerca de Frankfurt -
la sede fundacional del imperio Rothschild- surgiría la sociedad secreta
más famosa del presente: los Illuminati de Baviera. A pesar de que otras
sociedades del mismo corte sean más antiguas -como los Francmasones
o los Rosacruces- y a pesar de estar oficialmente extinta, muchos siguen
afirmando que continuaron y continúan operando en la sombra, con el
objetivo de controlar el planeta. Serían ellos los que están dirigiendo los
acontecimientos mundiales que nos llevarían a ese nuevo orden mundial
del que tanto se habla.
¿Es casualidad que los Illuminati aparecieran en la Alemania que veía
el florecimiento de la familia Rothschild? Aunque ningún documento cita
a miembros de la familia entre los “Iluminados” durante su época de
actividad, eso no quiere decir que no pudieran formar parte, financiarlos
o dirigirlos en la sombra. Una penumbra desde la que seguirían operando

201
actualmente, manejando los hilos de diferentes grupos como el Club
Bildelberg, el Foro de Davos y otros tantos.
Podríamos pensar que, si los judíos habían forjado un pacto con los
espíritus rebeldes, los cuales a su vez tienen control e influencia sobre
diferentes gobiernos mundiales, no tiene mucho sentido que éstos
hubieran permitido -y a veces alentado- la persecución histórica que ha
sufrido este pueblo.
En primer lugar, si este pacto existe, no es con la raza hebrea; sino con
algunos de sus miembros. Hemos analizado diferentes ejemplos que
muestran los pocos “topos” que necesita la mafia espiritual para
corromper una gran organización o grupo. Y segundo, ese pacto de poder
a cambio de colaboración no tenía por qué incluir entre sus cláusulas el
que un pueblo racista como el judío debiera ser apreciado por las demás
etnias.
Los conspiradores invisibles han mostrado una y otra vez que sus
eventuales aliados humanos les importan una mierda; y los hijos de Jacob
no iban a ser la excepción. Cuando interesara a sus planes les ayudarían,
y cuando les viniera bien les atacarían.
En el Siglo V antes de Cristo, por ejemplo, hubo un complot en el seno
del Imperio Medo-Persa que intentó masacrar a los judíos. Los intereses
de la mafia invisible eran claros: evitar que la prometida descendencia
de Abraham pudiera un día nacer. El creador, anticipándose al plan
genocida, había infiltrado en la corte a una israeilita, llamada Hadassa,
quien llegó a convertirse en la Reina Ester y fue pieza clave en desactivar
el plan contra su pueblo. (70)
Ya en la edad media, si bien los espíritus rebeldes no tenían por qué
estar detrás de las constantes persecuciones locales llevadas a cabo
contra los hebreos, sí que pudieron ver en éstas la oportunidad de
repartirlos por el mundo en lugares clave -cual partida de ajedrez- con el
fin de servirse de ellos y su poderío económico llegado el momento.
¿Estaban al corriente las élites judías cada vez que sus socios invisibles
urdían un plan contra sus compatriotas? ¿Les dolería? ¿O su actitud sería
más parecida a la acusación que el jefe rebelde lanzó contra Job: “piel

202
por piel”? Es decir, “mientras a mí no me toquen, la suerte de los demás
judíos me da un poco igual”. ¡Quién sabe!
A medida que el imperio Rothschild se hacía más y más grande, y en
una época de auge de los movimientos nacionalistas europeos, una idea
tomó forma: el sionismo. El sueño de reconquistar la tierra ancestral de
los hebreos se convertía en un movimiento político organizado. Y aunque
los Rothschild no figuran como fundadores de dicha corriente, hay
pruebas incontestables de que lo promovieron y patrocinaron.
En 1917, el secretario de estado británico de asuntos extranjeros,
Arthur Balfour, escribía una carta abierta en la que expresaba el apoyo
del gobierno británico al establecimiento de un hogar nacional de los
judíos en Palestina. Dicho documento, conocido como “Declaración
Balfour”, es considerada el primer acto fundacional del estado sionista
de Israel. Tan solo el encabezado de dicha carta muestra quien estaba
realmente al frente del sionismo internacional. Ahí leemos: “Dear Lord
Rothschild”, literalmente “querido señor” en castellano; aunque bien
podría haber dicho “querido amo Rothschild”. Parece que la influencia y
el poder económico del clan daba hasta para comprar un país ya ocupado
por otro pueblo. (71)
La Sociedad de Naciones, precursora de la ONU, hizo suya la
propuesta británica en 1922. Pero tanto Estados Unidos como la Europa
continental abogaban más por la integración de las comunidades
hebreas en sus respectivos países de acogida, lo que congeló un tiempo
la agenda sionista.
¡Todo cambió tras la Shoá! El exterminio sistemático de millones de
judíos por parte de la Alemania nazi terminó de convencer a la
comunidad internacional de que este pueblo merecía un territorio propio.
Así, en 1948, tan solo tres años después del final de la II Guerra Mundial,
la ONU decidía dividir Palestina -porque sí- en dos estados: uno para el
pueblo árabe, y el otro para el pueblo hebreo. Sin preguntar a los árabes
palestinos, ni hacer referéndums ni chorradas de esas que llaman
democráticas; los Rothschild, que es lo importante, habían votado que sí.
Este sorprendente cambio de actitud de las grandes potencias ante
las pretensiones del sionismo nos lleva, quizá, a la reflexión más brutal
de, como poco, este capítulo… ¿fue el holocausto pactado entre los

203
Rothschild y la mafia espiritual babilonia con el objetivo de dar pena y
convencer al mundo de la necesidad de crear el estado de Israel?;
¿fueron las élites judías cómplices de la Shoá?; ¿fue ésta el precio a pagar
-por judíos de tercera- para la consecución de los objetivos nacionalistas
sionistas?
Que cada uno examine, si quiere, las probabilidades. Yo aprecio lo
suficientemente mi vida como para no añadir nada más al respecto…
¡quién sabe si esta obra acabará en manos del Mossad!
Y es que, desde 1948, el estado de Israel es uno de los más poderosos
-económica y militarmente- del mundo. Esto se debe, principalmente, a
sus lazos estrechos con el gobierno de los Estados Unidos; potencia que
ha llegado a ceder una cuota de su industria cinematográfica
hollywoodiense para vender al mundo entero las bondades del pueblo
judío: siempre víctimas, nunca verdugos. Además de esto, los servicios
secretos israelíes son de los mejores del planeta -¡piedad, no soy
antisemita!- y el sistema financiero mundial está a sus pies.
Su supuesto pacto con la mafia demoniaca habría sido próspero. Pero,
¿a que precio?; ¿qué habría conseguido la organización celestial rebelde
con los judíos? Lo mismo que con el cristianismo: corromper hasta la
medula las enseñanzas y leyes originales otorgadas por Yahvé a los
primeros hebreos. Además de poder pavonearse ante el creador
habiendo convertido a su otrora pueblo escogido en el principal aliado
terrestre de la rebelión espiritual.
*****************
¿Hasta qué punto han podido pervertir las creencias originales del
judaísmo los espíritus rebeldes? ¿Qué diferencias fundamentales
encontramos entre la religión hebrea de la época de los reyes y la de
nuestro tiempo?
Cuando la ley mosaica fue dada al pueblo de Israel, se estableció que
serían los sacerdotes los encargados de enseñar y transmitir el
conocimiento y los caminos de Dios al resto del pueblo; serían, de alguna
manera, los maestros de la ley (Malaquías 2: 7). Solo podían ser
sacerdotes varones pertenecientes a la tribu de Leví. Se les concedió este
privilegio especial a cambio de no poseer un territorio propio entre sus

204
compatriotas; tan solo dispondrían de ciudades donde vivir y cuidar de
su ganado (Números 35: 2,3).
Con el tiempo, los fariseos -israelitas procedentes de cualquiera de las
doce tribus del país- comenzaron a usurpar ese liderazgo religioso a los
sacerdotes, y acabaron imponiéndose como referentes en materia legal
y espiritual ante el pueblo, asumiendo el nombre de rabinos o maestros;
posición y título que ostentan hasta nuestros días. Curioso que los
rabinos sean los maestros de una ley que están violando; pues según
dicha ley, dichos puestos no les pertenecen.
Uno de los cambios principales en materia religiosa es la percepción
del judaísmo actual respecto al concepto del alma. En el Génesis este
término se asocia a la vida física, y no a una sustancia etérea distinta del
cuerpo (Génesis 2: 7). En otros pasajes bíblicos, además, se muestra que
un alma puede morir (Ezequiel 18: 20).
El judaísmo moderno, sin embargo, sostiene que el hombre tiene un
alma inmortal que sobrevive a la muerte del cuerpo; tras la cual viaja al
“Olam Haba” -mundo venidero-. Esta creencia incluye conceptos
conocidos por otras religiones como un cielo y un infierno. La
peculiaridad del infierno hebreo es que éste no es necesariamente un
lugar de tormento eterno consumido por las llamas; más bien puede
hacer referencia a una etapa provisional en el camino del alma, donde
los malos purgan sus pecados, para acabar accediendo al cielo. La verdad,
si hay que elegir entre infierno cristiano y judío, me quedo con el segundo.
Además de contradecir la Tora (Eclesiastés 9: 5,10), esta creencia -
como ya se mencionó antes- entra en conflicto con otra que sí tiene base
bíblica y que el judaísmo actual también sostiene: la resurrección física
de los muertos (Juan 5: 28,29 / Daniel 12: 13). Si el alma es inmortal, y
tras la muerte va a un lugar mejor… ¿qué sentido tiene la resurrección
corporal en la Tierra? Ambas creencias se contradicen por naturaleza.
¿Nuestra alma va a estar de vacaciones recorriendo el universo hasta que,
un día, nuestro cuerpo se rehaga y volvamos aquí? Defender ambas
creencias lo veo un poco como declararse aficionado del Barça y del Real
Madrid al mismo tiempo; nadie lo entendería.
Algunas de estas “nuevas” creencias judaicas tienen una clara
inspiración esotérica cabalística. Así, basándose en estas ideas, y para

205
completar el trio de destinos post-mortem, el judaísmo acabó acogiendo
como suya la idea oriental de la reencarnación: el viaje del alma a lo largo
de varias vidas en la Tierra con el objetivo de alcanzar la perfección
espiritual -la moksha hindú -.
Si ya es difícil harmonizar de forma lógica las creencias de la
resurrección y del alma inmortal, ¿cómo se lo montan los hebreos para
encajar también la reencarnación en su tablero? Cierto es que hay ramas
del judaísmo que no aceptan las tres teorías sobre el más allá. Algunos,
como ya ocurriera en el siglo primero, niegan la resurrección; lo que
implica lógicamente negar la reencarnación. Pero habrá quien intente
defender las tres ideas a la vez, lo cual tiene que ser un “cacao” mental;
algo así como pretender explicar el misterio de la santa trinidad cristiana.
No os recomiendo jugar con esos judíos a “piedra, papel o tijera”; se las
ingeniarán para sacar las tres y ganar.
¿Y qué hay del mesías prometido? ¿Siguen esperando los hijos de
Abraham a dicho personaje? Si recordáis, el inspirador de la Biblia habría
ido transmitiendo detalles sobre la identidad y la misión de su enviado
celeste. Se indicó por qué línea genealógica vendría, donde nacería, y lo
más importante: de qué manera ayudaría a la raza humana.
Jesús de Nazaret cumplía todas las condiciones para ser ese mesías.
Pero los judíos no lo vieron así, y mataron a ese “impostor” y “blasfemo”.
El problema de la nación no era si esperaban a un mesías, sino lo que
esperaban de ese mesías.
Dos mil años han pasado desde entonces. ¿Aún anhela el judaísmo a
su “mesías político”? ¿Ha venido ya, y no nos lo han contado?
Hasta el año 70 de nuestra era, los israelitas conservaban registros
genealógicos que atestaban la ascendencia de cada habitante de la
nación. Con la destrucción de Jerusalén a manos de Roma dichos archivos
fueron destruidos. Lo que quiere decir que, desde entonces y hasta ahora,
ningún judío puede demostrar si desciende de la tribu de Rubén, de
Efraím o de Judá -de la que nacería el mesías-. Eso ha supuesto un gran
problema para cualquiera que haya pretendido ser el mesías prometido
a partir de esa fecha.

206
A base de esperar algo que no llegaba -porque a lo mejor ya había
venido- desde el Siglo XVIII a esta parte alguna corriente importante del
judaísmo renunció a la creencia en un mesías personal y transformó
dicha esperanza en una era mesiánica: un periodo de prosperidad para
toda la Tierra, que vería el fin de las guerras y la implantación de una
sociedad justa para todos.
Por su parte, otras ramas del judaísmo contemporáneo siguieron
confiando en la llegada de un mesías de carne y hueso, que devolviera a
la nación su patria ancestral y restableciera una dinastía real dirigida por
un descendiente de David; obviando el hecho, claro, de que dicho linaje
no puede ser probado.
Puesto que una de las premisas de estos grupos ya se ha cumplido -la
de retomar el control de su país de origen- bien podrían considerar al
movimiento sionista o a los Rothschild como ese esperado mesías
prometido; al fin y al cabo han sido ellos los artífices de esa reconquista…
con un buen fajo de billetes y alguna que otra ayuda “invisible”, quizá.
Estos breves ejemplos muestran lo alejada que está la religión judía
actual de los credos que tenían sus ancestros hace miles de años. Y eso a
pesar de que el Antiguo Testamento no ha cambiado; sigue tal cual se
escribió en su tiempo. Es sorprendente ver hasta qué punto los judíos -al
igual que los cristianos- parecen haber partido a la deriva espiritual.
*****************
Desde ahora, cuando pensemos en el Club Bilderberg o en los
Illuminati, quizá concluyamos que los que ahí se reúnen no dejan de ser
unos títeres más del verdadero poder. Que esa gente, aunque muy rica,
también responde ante unos jefes: una familia de banqueros judíos, los
amos humanos del mundo… quienes a su vez rinden cuentas y pleitesía
a los auténticos soberanos “no humanos” de nuestro querido planeta.
¿Podemos imaginar los aquelarres en los que los Rothschild entrarían
en contacto con los espíritus rebeldes? ¿Qué clase de rituales se llevarían
a cabo en esas invocaciones? A esos seres invisibles perversos siempre
les ha chiflado lo mismo: la sangre, el sufrimiento humano y el sexo.
Estos ingredientes tuvieron un papel destacado en las diferentes
religiones con raíces babilonias. ¿Debemos pensar que las invocaciones

207
modernas sean diferentes a aquellas? ¿Es descabellada la idea de que en
las sesiones espiritistas de los Rothschild se practiquen orgias sexuales?
¿Es irrazonable intuir que, igualmente, se ofrezcan sacrificios humanos a
los “dioses” rebeldes? Miles y miles de niños desaparecen en el mundo
cada año sin dejar rastro; ¿serán algunos de ellos ofrendas realizadas
durante estas “reuniones ejecutivas” al más alto nivel?
¿Cuál es el objetivo final de esta cúspide del poder mundial? ¿Qué
creen ganar los Rothschild y que pretende realmente la mafia espiritual?
En definitiva: ¿de que va la gran conspiración?
Estos contactos entre el mundo material y el de los espíritus serían el
medio por el que los seres invisibles transmiten a sus lacayos humanos
las instrucciones sobre cómo actuar y que piezas mover en cada
momento en el tablero político mundial. El objetivo de los Rothschild
sería claro: mantenerse en la cumbre del poder terrestre, y conseguir
imponer finalmente ese gobierno mundial único dirigido por ellos desde
las sombras.
Los espíritus, por su parte, buscarían seguir sembrando el caos -como
han hecho siempre- y mantener cegada a la gente, con una vida ocupada
y estresante, para que no sean conscientes de lo que está a punto de
acaecer: el acto final del proceso judicial iniciado en Edén. Un momento
cumbre en la historia donde el creador, tras dar el “visto para sentencia”,
dictaminará cuál ha sido el papel que ha tomado cada ser vivo en la
defensa, bien de su soberanía universal, bien de la rebelión… y decidirá
quién tiene derecho a conservar la vida que él nos ofreció.
Punto, este último, que quizá no tengan en su agenda ni siquiera los
Rothschild. Porque al final, como Nimrod tiempo atrás, no son más que
peones desechables en manos de sus amos invisibles… los auténticos
conspiradores mundiales contra la humanidad.
Y es que la traición es el camino de los Sith.
*****************
En la trilogía de Matrix unos pocos humanos, conocedores de la
verdad y libres del control de las máquinas, dedicaban tiempo y
esfuerzos en combatir contra esa prisión mental que sometía a su raza;
ayudando al mayor número de humanos posible a conocer la realidad y

208
despertar de su vida virtual. A su vez, dentro de Matrix, muchos humanos
conectados sentían que algo no encajaba en su universo. No sabían
explicar qué, pero había cosas fuera de lugar, y buscaban una respuesta.
Tanto unos como otros se buscaban mutuamente.
¿Podría estar ocurriendo lo mismo en nuestro mundo? ¿Cuánta gente
sospecha que hay algo raro en este sistema que no acaba de cuadrar?
¿Cuántos creen que nuestros líderes nos cuentan historias para bobos
mientras esconden la verdad? ¿Será lo que nos han dicho acerca del
inicio fortuito de la vida terrestre? ¿Será la pandemia actual, la cual
estaría perfectamente planificada buscando objetivos que se nos
escapan? ¿Será la ocultación de que hay seres no humanos dirigiendo el
planeta con fines siniestros? ¿Qué es lo que no encaja? ¿Qué hace saltar
en nuestro intelecto las señales de alarma?
Por otro lado, ¿habrá Morfeos, Trinitys y Neos intentando rescatar
mentes y liberarlas de nuestra Matrix? ¿Existen colectivos o individuos
denunciando la incoherencia de este circo mundial?
Aquí hay que andar ojo avizor; movimientos sociales, sectas y
religiones varias pretenden disponer de la verdad absoluta, e intentan
venderla a gente incauta con fines poco solidarios. Estos grupos son un
método de control más de Matrix, pues creyendo haber sido “liberados”,
los que pican el anzuelo siguen realmente “conectados” al sistema.
Además, la amplia oferta de “liberadores de mentes” hace más difícil la
labor de encontrar a alguien que de verdad busque y pueda ayudarnos;
si es que existe ese alguien.
Si de verdad hay gente altruista -sea grupo religioso o movimiento
social- que busque ayudar al prójimo a tomar consciencia de este mundo
de mentiras y despertar a la realidad, tendremos que ser capaces de
contrastar sus argumentos y de encontrar una lógica en ellos. Sería
recomendable analizar por nosotros mismos las pruebas aportadas y, por
qué no, dejarnos guiar por nuestro instinto; esa alarma interior que nos
advierte de cuándo hay peligro y cuándo algo es fiable.
Algo bastante probable es que, si dicho grupo existe, el mundo
controlado por los espíritus rebeldes estará haciendo todo lo posible por
acabar con su labor y con ellos; ya sea mediante restricciones legislativas,
persecución y prisión, o campañas mediáticas en su contra.

209
El problema para la mafia conspiradora es que, del otro lado, los
espíritus leales al creador -la “otra” organización espiritual- estarían
actuando para proteger a esos aliados humanos a fin de que sigan
defendiendo los intereses del legítimo soberano del universo. Porque,
por encima de todo, esta no es una batalla “humanos vs espíritus”… esto
es una guerra entre dos organizaciones espirituales enfrentadas.
Una guerra que toca a su fin, como ya dijo el oráculo a Neo:
“Todo lo que tiene un principio tiene un final”.

210
ACTO FINAL
“The Truth is Out There”
The X-Files

No podía acabar esta obra sin hacer mención a mi serie favorita:


Expediente-X. Entre el legado que ha dejado esta saga en el imaginario
popular, dos frases se destacan por encima del resto: el “I Want to
Believe” -quiero creer- que acompaña a un ovni en el sempiterno poster
del agente Mulder, y la citada en introducción -la Verdad está ahí fuera-
que aparece al final de la cabecera de inicio en la mayoría de capítulos.
Si bien la décima temporada decepcionó a muchos fans -como a mí-
por cambiar radicalmente la trama de la conspiración principal de la serie,
he de reconocer que esa “nueva” orientación conspirativa guarda un
peligroso parecido con la situación actual de nuestra sociedad.
En el último y electrizante episodio de esa décima temporada -“My
Struggle II”- se escenifica el comienzo del exterminio programado de la
raza humana. Activando mediante microondas y fumigación aérea -
chemtrails- un virus espartano latente, inoculado a la población mundial
junto a la vacuna de la viruela que nos ponían siendo niños, se desata un
fallo funcional del sistema inmunitario que deja a la humanidad entera
indefensa ante todo tipo de virus y enfermedades.
Los hospitales se colapsan, el personal sanitario empieza a enfermar,
y el caos se apodera de las calles. Los gobiernos cómplices desaparecen
de escena, refugiándose junto a las élites mundiales en la sombra,
vacunados y protegidos previamente contra el apocalipsis que han
desatado. El objetivo del genocidio: detener el crecimiento sin freno de
la raza humana, responsable de la contaminación y sobreexplotación de
recursos del planeta; y comenzar desde cero una nueva era para nuestra
especie.

211
Este episodio se emitió en 2016; cuatro años antes del comienzo de
la mayor pandemia global del último siglo. Si lo visualizáis, ¿cuántos
puntos en común sois capaces de ver entre la ficción televisiva y ciertas
teorías conspirativas relacionadas con la emergencia sanitaria que
vivimos? Virus camuflados en vacunas… la red 5G y los chemtrails como
desencadenantes de la reacción viral… colapsos hospitalarios a
consecuencia de la crisis… ¡Uy, perdón! Esto último -al menos- no es
teoría ni ficción; es algo que hemos visto repetidamente durante estos
últimos meses. Imaginación, al menos, no les falta a los guionistas de la
serie.
¿Qué más pueden tener preparado para nosotros los amos del mundo
-visibles e invisibles-? ¿Qué nos depara el futuro inmediato?
Según Jesús de Nazaret: la mayor tribulación de la historia de la
humanidad (Mateo 24: 21).
*****************
Esta obra ha pretendido analizar el desarrollo de una rebelión y un
proceso judicial que habrían comenzado hace unos 6.000 años.
Constatando rápidamente su inevitable fracaso, aquel rebelde
“alienígena” habría decidido dedicar sus energías y el tiempo que le
quedara a tramar una conspiración planetaria que alejara a todo ser
humano de la fuente de la vida, el creador del universo; con el simple y
macabro objetivo de acabar con toda nuestra raza.
Para ello, y mientras el creador ponía en marcha un plan para
devolver la perfección genética a la humanidad, el conspirador, junto a
aliados espirituales y ocasionalmente humanos, habría fundado una
organización mafiosa con el fin de tejer una tela de araña de mentiras
que ocultara a los humanos una realidad fundamental: la soberanía del
creador del universo había sido desafiada, y cada ser inteligente -
humano o no humano- con acceso a las fuentes de información
adecuadas tenía y tiene la obligación de escoger un bando; bien la
defensa del creador y sus intereses, o bien la rebelión -vivir sin tener en
cuenta al legítimo dueño del universo-. No hay terceras opciones; en este
duelo solo juegan dos equipos.

212
Durante estos miles de años transcurridos desde Edén, unos y otros
habrían desplegado sus estrategias. La banda rebelde inventando
religiones llenas de falsedades; implantando y manipulando gobiernos
humanos que solo han provocado sufrimiento e injusticia; infiltrando y
corrompiendo varias organizaciones establecidas por el creador; en
definitiva, infectando a esta sociedad con su esencia: odio, guerra y
muerte.
El soberano del universo -junto a su fiel organización espiritual- se
habría encargado, por su parte, de que siempre haya humanos
representando sus intereses en la Tierra; habría provisto un rescate para
devolver la perfección genética a nuestra raza; habría previsto devolver
a la vida a millones y millones de seres que han sufrido y muerto
injustamente; y como legítimo soberano que es, se habría guardado el
derecho de intervenir en los asuntos humanos cuando le plazca, con el
fin de proteger a nuestra especie, al planeta, y para cumplir con sus
planes.
Seis mil años después… el proceso judicial estaría visto para
sentencia.
*****************
El recientemente citado episodio de Expediente-X termina con una
imagen espectacular: sobre un puente de Washington DC colapsado de
vehículos intentando huir de lo inevitable, una nave extraterrestre hace
aparición proyectando sus focos a la vista de miles de espectadores
atónitos… y ahí acaba el capítulo y la temporada.
El creador de la serie no tuvo la decencia de continuar ese argumento
en la temporada 11, y volvió a hacer un giro decepcionante en la trama.
Pero esa nave alienígena sobrevolando la capital política mundial es una
buena alusión a lo que puede ocurrir dentro de poco.
Al igual que ese ovni revelaba la existencia de vida alienígena a los
humanos, la organización celestial del creador estaría a punto de
presentarse ante toda la humanidad. La gran noticia de nuestro tiempo
podría estar a punto de hacerse realidad.

213
Diversos pasajes bíblicos apuntan al tiempo presente como el
momento en que la rebelión y la gran conspiración serán desbaratadas.
¡No! La raza humana no será exterminada. Pero eso no quiere decir
que todos tendremos derecho a conservar la vida.
Según la Biblia, los humanos que apoyen activa o pasivamente la
rebelión serán ejecutados en la tan conocida y mediatizada guerra de
Armagedón. Los que hayan defendido los intereses del creador formarán
parte, junto a otros individuos juzgados favorablemente por el juez
supremo, del grupo de personas que tendrán la opción de vivir
eternamente. En cuanto a los conspiradores invisibles, serán
encarcelados por un tiempo; su eliminación está programada para otro
momento.
Podemos estar viviendo la época más importante y emocionante que
jamás existirá; la época en que el creador del universo mostrará su
autoridad y glorificará su nombre ante todo ser vivo dotado de
inteligencia. El día en que todas “las naciones tendrán que saber que yo
soy Jehová”. (Ezequiel 36: 23)
*****************
Quizá todo lo expuesto aquí es falso; quizá todo -o parte- es cierto.
Podemos elegir investigar más o podemos decidir no hacerlo; ambas
elecciones comportan un riesgo. El riesgo de investigar y descubrir que
todo es mentira será haber perdido un poco de nuestro tiempo. El riesgo
de no investigar y que esta historia se cierta puede suponer perder la
vida.
En un mundo lleno de pequeñas, grandes, sensatas y locas
conspiraciones, estamos quizá ante el desenlace de la mayor de todas: la
conspiración que pretendía acabar con la raza humana.
Quien vea indicios es esta obra de que dicha conspiración puede ser
real, tendría que actuar. Tendría que buscar si existe una “verdad”.
Tendría que determinar dónde está, quién la tiene, cómo obtenerla. Y
tendría que decidir qué pasos dar para defender al legitimo legislador del
universo.

214
*****************
Es hora de elegir. La pastilla azul te lleva de vuelta a Matrix; cerrarás
este estúpido libro y volverás a tu mundo de ensueño, donde creerás lo
que quieras creer. La pastilla roja conduce a una nueva dimensión; a un
mundo libre de mentiras donde uno puede luchar por un futuro eterno.
Como dijo Morfeo: “Yo solo puedo mostrarte la puerta, tú tienes que
atravesarla”.
Y recordad:
LA VERDAD SIGUE AHÍ FUERA

AMAIERA
XXXXX

215
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005486.html

47

https://elpais.com/diario/1989/09/20/sociedad/622245607_850215.html

48

https://www.agenciasinc.es/Reportajes/Creacionismo-o-evolucion-Un-debate-
que-brilla-por-su-ausencia-en-las-aulas

49

https://wol.jw.org/es/wol/d/r4/lp-s/102013003?q=Paola+Chiozzi&p=par

50

Michael J. Behe, “La Caja Negra de Darwin”, 1996

51

https://ncse.ngo/scientist-responds-behes-black-box

52

https://www.skeptic.com/reading_room/michael-behes-last-stand-lion-of-
intelligent-design-roars-again/

53

https://www.elmundo.es/elmundo/2006/03/06/ciencia/1141660029.html

54

https://en.wikipedia.org/wiki/Michael_Behe

55

https://www.washingtonpost.com/outlook/intelligent-design-gets-even-
dumber/2019/03/08/7a8e72dc-289e-11e9-b2fc-721718903bfc_story.html

221
56

https://www.naturalhistorymag.com/htmlsite/1105/1105_feature1_lowres.ht
ml

57

https://www.theguardian.com/science/2005/sep/09/evolution.guardianweekl
y

58

https://www.nytimes.com/1989/04/09/books/in-short-nonfiction.html

59

Ray Comfort, “Nothing Created Everything: The Scientific Impossibility of


Atheistic Evolution”, p.87

60

https://www.infobae.com/tendencias/2017/04/01/ovnis-en-el-arte-14-
pruebas-de-que-los-et-nos-visitan-desde-hace-mucho-tiempo/

61

https://www.planetabenitez.com/planeta-libros/tassili02.htm

62

https://belchite.es/cultura/descubriendo-el-belchite-mas-misterioso/

63

https://www.cuatro.com/cuarto-milenio/ovni-encuentro-muerte-colombia-
arcesio-bermudez_2_2587755028.html

64

https://www.abc.es/play/television/noticias/abci-caso-vallecas-unico-
expediente-policial-espana-recoge-sucesos-paranormales-
201809160224_noticia.html

222
65

Evangelio de Mateo 17: 14-20

Hechos de los Apóstoles 16: 16-18

66

https://www.elperiodicodearagon.com/opinion/2016/12/04/gano-batalla-
waterloo-46985749.html

67

https://www.gq.com.mx/entretenimiento/articulo/anonymous-filtra-la-lista-
de-celebridades-involucradas-en-la-red-de-trafico-de-jeffrey-epstein

68

Daniel 2: 48,49

69

https://www.muyinteresante.es/ciencia/articulo/la-formula-divina

70

Libro de Ester, Antiguo Testamento

71

https://canalhistoria.es/hoy-en-la-historia/declaracion-balfour/

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REMERCIEMENTS

Aunque no mencionadas en la bibliografía, unas cuantas de las


investigaciones -científicas y paranormales- citadas en el libro han sido
descubiertas por mi gracias al mejor programa, con diferencia, de la
televisión en España: “Cuarto Milenio”.
Los reportajes de todo tipo presentados en dicho espacio, sobre el
cuerpo humano, el universo, la medicina, sucesos inexplicables, etc.,
contribuyen a abrir la mente -y muchas veces la boca, de asombro- ante
las maravillas, complejidad y misterio del mundo que nos rodea; visible
e invisible. Algo que no comprenden los divulgadores fanáticos de ciencia
que mencioné en una parte del libro, y que ridiculizan programas como
este por no ceñirse a la versión oficial de su religión científica.
Mención especial merecen también, tanto el equipo de Cuarto
Milenio como el de La Reunión Secreta, por otra labor impagable: la de
difundir información potable sobre la pandemia que ha cambiado el
mundo desde hace más de un año, mientras los grandes medios nos
contaban la mentira oficial que tocaba en cada momento.
Dicho empeño por informar “sin anestesia” ha contribuido, estoy
convencido, a salvar muchas más vidas que las han podido salvar todos
los medios informativos convencionales y dirigentes políticos juntos; en
España y en otros países. Un servicio social impagable que las
autoridades nunca reconocerán, pero que los milenarios y guardianes
nunca olvidaremos. ¡Gracias!
No me puedo olvidar de Javi Saurio, por los consejos, precisiones e
ideas que me ha aportado durante la elaboración de esta obra.
Ni tampoco de mi hermano Dani, por sus aportes varios y, muchas
veces, su pasotismo.

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Finalmente, y sobre todo, infinitas gracias a las dos personas que más
han hecho por socorrer y ayudar a nuestra raza a lo largo de este complot
asesino contra nosotros: el creador del universo, Yahvé, y el próximo rey
de la Tierra, Mikael. Espero que este trabajo le sea útil a vuestros
intereses.

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