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“Felices y con perdices”

de Leandro Marcos González

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Primera escena:

Se escucha el “Danubio azul” (Vals de Strauss. Tocado en vivo por el


“Músico/Arlequín” de Palacio). En escena vemos a la princesa Lola en el living de
su, palacio/castillo, canturreando e intentando bailar, su propia versión del
anteriormente nombrado vals. (Es evidente que la danza y el canto no son dos de
sus mayores atributos)

Princesa Lola (Canta, su propia versión del vals): … “Yo, ya me casé… casé…
casé… Yo, ya me casé… casé… casé… Yo, ya me caseeeé… me caseeeé… Y el Prin-
ci..pe… ya… ¡se fue!…” (Al público) No, me entiendan mal. El Príncipe se fue a
visitar a sus papás, El Rey y La Reina… ¡Mis suegros! (Transición) ¡Soy tan feliz!
¿Adivinan por qué? … Juguemos. Soy tan feliz, ¿Por qué?:
1- ¿Por qué soy una Princesa hermosa?... (Bueno, eso dicen mi príncipe y mi
mamá) ... (Transición. Responde) ¡No! No es por eso.
2- ¿Por qué tengo un escudo? (Va a la búsqueda de un estandarte, en el cual
pende un con un escudo. En él se ven dos perdices bailando, felices) ¿Qué
son? (Responde al público) ¡¿Cómo pollos?!… ¡Son perdices/felices!
(Responde) Tampoco soy muy feliz por esto…

3- ¿Por qué vivo en un castillo nuevo, enorme, con muchas puertas y ventanas, y
escaleras larguísimas, en las que tardas mucho en subir y bajar …? (Responde)
¡No! tampoco es por eso.

Nada de todo lo anterior ¡bueno! Algo, de todo eso, me hace feliz. Pero, en realidad, soy
feliz porque me casé con el Príncipe Martín. El joven más lindo, bueno y valiente de
todo el mundo, conocido… ¡Y hay más! Vivimos muy felices y comemos, muchas,
perdices. ¡Muchas perdices! Todo el día comemos perdices… Todos los días comemos
perdices… ¡Todas las comidas llevan perdices…! (En confianza con el público) La
verdad es que me gustaría comer otra cosa. Por ejemplo: milanesas, un pollito al horno
con papas, costillitas de corderito o…. o unas albondiguitas… ¡Ñoquis!... ¡Uy, qué
hambre que me dio… ¡Basta de nombrar comida! (Transición) Pero bueno, a mi
Príncipe le gustan las perdices. Aunque hace un tiempo dice que quiere ser vegetariano.
¡Raro ¿no?! Ahora que fue a visita a sus padres, seguro, va a traer muchas más

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perdices. Porque su mamá (La Reina Carla, mi Suegra Real… Mi Real Suegra… Su
Real Mamá) fue la autora de la famosa frase: “Fueron felices y comieron perdices”. Esa
frase, con la que terminan todos los cuentos, con final feliz. Pero, mi Príncipe Tincho…
(¡Yo le digo: Tincho!) Me trae, además de muchas perdices, regalos…Muchos y
lindos… No importa el valor o el tamaño. Me gustan porque son sorpresas… Algunas
raras. (Comienza a girar, hasta que frena un tanto mareada. Se repone y continúa)
Miren, este vestido que tengo puesto me lo regaló él… ¿Me lo regaló él?… ¿O…? …
¿Me lo gané en una rifa?... ¿O… me lo trajo la tía Tere? ¿O Papa Noel? ¡No!, déjenme
pensar, Papa Noel me trajo un juego de mesa y la tía… ¿qué me regalo?... Siempre
quise un juego de mesa (son buenos cuando llueve) … Son juegos de mesa … pero una
puede jugar donde quiera…, hasta en el piso… o… en… (Pensativa) ¿De qué estaba
hablando?¡Ah, de Martín!... Fue a casa de sus papás (¿Les conté?) No veo la hora de
que vuelva. Siempre que se va de viaje regresa tan contento, con esa sonrisa llena de
dientes, con muchos regalitos… ¡y muchas perdices! (Transición) ¿Saben qué?... Voy a
ir a la torre del palacio. Es una torre alta ¡Muy alta! llena de ventanas. Con una escalera
larga ¡Muy larga! ¡Larguísima!... que llega hasta arriba… ¡Voy a ver la llegada de
Tincho!

(Se va cantando, su versión de “El Danubio azul”)

(Entra el Príncipe Martín con unos paquetes enormes. Acompañan su ingreso


fanfarrias y tambores. También él canturrea una canción inentendible y practica
un bailecito un tanto extraño/gracioso)

Príncipe (Martín): ¡Por fin!... “Hogar dulce Hogar” ¿o… “Castillo dulce Castillo?”
¿o… “Palacio dulce Palacio”?… ¿Qué diferencia hay entre un castillo y un palacio? ¿Se
diferenciarán por la cantidad de ventanas?... ¿o la cantidad de escalera largas? Este, …
lo que sea, tiene escaleras larguísimas. Yo creo que es una mezcla entre castillo y
palacio. Podría llamarlo… ¡Ya sé!: “Palastillo” … o “Castilacio” … (Transición) No
importa, después le pregunto a Ramiro, él sabe mucho de estas cosas (Al público)
Estimadísimo, dignísimo y, muchísimo, pueblo mío: ¿Han visto a la Princesa Lola, por
aquí?... (Comienza la búsqueda) ¿Princesa?… ¿Lolita, dónde estás? (Al público) Se

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va a poner tan contenta ¡le traje muchísimas perdices! Papá nos preparó de todo:
“Perdices al escabeche”… “Matambre de perdiz”… “Pate de perdiz”… “Mermelada de
perdiz”… “Alfajores de perdiz”… (Un tanto Frustrado. En complicidad con la
platea) ¿Por qué mamá tuvo que ser la autora de la frase “Fueron felices y comieron
perdices”? Pudo haber creado otra frase: “Colorín Colorado”. Así nos regalaban cosas
coloradas. A mí el colorado me queda muy bien. Me hace más valiente. Pudo haber
creado: “Madera y aserrín, este cuento llegó a su fin”. Así nos regalaban... ¿¡Madera!?...
¡Muebles! (Transición) Esta vez le traigo a Lola un regalo sorpresa … ¡Un gran regalo!
cuando lo vea se va caer de… la alegría. Me encantan los “sorpresones”. Son los
mejores regalos. No importa el costo, importa lo que provoquen… (Llamandola a los
gritos) … ¿Princesa?… ¿Lolita? ¿Dónde estás…? Te traje sorpresas… ¿Princesa
Lola?... ¡Es un sorpresón…!

(Entra la Princesa y se arroja a sus brazos. Ambos giran, hasta quedar mareados.
Se reponen y continúan girando. Martín besa su mano hasta llegar a su mejilla.
Después se inclina y le hace una reverencia)

Princesa: ¡Volviste, Príncipe, ¡mío!... No sabés cuanto te extrañe... (Mira los


paquetes) ¡Ah, me trajiste regalitos!… ¿Puedo verlos?
Príncipe: ¡Claro que podés, son tuyos!... Mis papases… Papáes... Mamá y papá… Los
reyes, te mandaron muchas delicias y muchos besos… (Transición) Y te traje un
¡sorpresón! Increíble… Cuando lo veas te va a volar la coronita.
Abrilos que estoy re/ansioso…

(La Princesa se abalanza sobre los paquetes, destruye sin miramientos el papel)

Princesa (Al público): ¿Qué será lo que me trajo el Príncipe Martín? Veamos…
(Extrae del interior del paquete una caja de zapatos rojos de taco alto) … ¡Qué
lindos, son unos zapatitos rojos!
Príncipe: Eran de Cenicienta, se los compré. Te manda saludos.

Princesa: ¿Los zapatitos de Cenicienta no eran de Cristal?

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Príncipe: ¡Sí! pero esos, ahora, los usa de pecera. Ya no le entran, y dice que son muy
incomodos y frágiles (sobre todo para zapatear) Estos colorados, son los que uso la
noche de su boda… ¡Comodísimos! (Transición) Los vendió porque dice, que desde
que se casó, el Príncipe no la invitó a bailar, nunca más (¿Podés creer?) Sale a bailar ,
igual, sin él… Pero con botas (Transición) ¡Abrí el otro!… ¡Rápido!… No doy más de
los nervios…
Princesa: ¡Estos zapatos me encantan! Pero ahora no me los voy a poner porque hace
calor… (Se zambulle sobre los otros regalos) Veamos qué hay en esta hermosa caja…
(Es un sombrero lleno de plumas. No muy bello) ¡Uy! ¡qué lindo sombrero! para salir
a pasear… Y está lleno de plumitas…
Príncipe: ¡Sí! Plumitas de perdices ¡Es lindo ¿no?! (Se lo coloca él mismo. Desfila y lo
luce, con elegancia. Invita a bailar a la Princesa. Ambos tararean un vals, que se
asemeja al Danubio Azul) ¡Momento Princesa! Casi me olvido… Todavía falta la
sorpresa más grande. La más importante. ¡Es increíblementextraordinario, de genial!
(Transición) Eso sí: si querés verla tenés que cerrar los ojazos…
Princesa: Pero Martín, si cierro los ojos no voy a poder ver la sorpresa…
Príncipe: ¡Sí, claro!… Bueno: cerralos, hasta que yo te diga que los abras… ¡Y no
hagas trampa!

(La princesa, contentísima, cierra los ojos. El príncipe la ubica en un lugar)

Príncipe: ¿Estás lista…? ¿Estás preparada? Te vas a caer de omoplatos cuando lo


veas…

(Entra en escena un pequeño dragón (Del tamaño de una persona promedio)


Martin lo para frente a la princesa, que continua con los ojos cerrado)

Príncipe: ¿Lista para abrir los ojitos?… A la una… A las dos… y… A las… tre/nes
tendrían que inventar en esta época, viajaríamos mucho más rápido… Pero aún no han
sido inventados (La Princesa se queja, ansiosa) ¡Es un Chiste!, no te enojes. Preparate.
A la una… A las dos… A las… tre/mendas son las frutillas del valle en esta época…

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¡gordas, jugosas!… (Otra vez se fastidia la Princesa) ¡No te enojes, Lolita!… Ahora
sí… A la una… A las dos… y a las… tre/nsas tendrías que hacerte. Te quedarían tan
bien…

Princesa (Lo interrumpe, fastidiada): ¡Basta, me cansé! (Abre los ojos)

(La Princesa pega un grito ensordecedor. Corre por el escenario, un tanto


desencajada. El Príncipe y el dragón solo atinan a mirarla. Ella toma el estandarte
e intenta pegarle al dragón, en la cabeza.)

Príncipe (Interponiéndose): ¡No temas Princesa! es mi dragón. El de la infancia… Es


Eduilio, mi mascota/amigo…
Princesa (Mirando al Príncipe y con el estandarte en la mano): ¿Miedo? ¿Quién
tiene miedo? No le tengo miedo a este cabezón. Le pego, para que escupa mi sorpresa…
¡Este cabezón se la tragó!… (Transición) ¡Quiero que me lo devuelva, ya!

(Le va a pegar nuevamente, pero el Príncipe la detiene)

Príncipe: ¡Lola, estás confundida! Este hermoso dragón, Eduilio, no se comió tu


sorpresa… “ÉL, es tu sorpresa” ¡tú regalote! (Transición) Edulio, es la mejor
mascota/amigo del mundo. Nos criamos juntos, en el castillo de mis padres. Es
inteligente, bueno, y muy divertido. Ni te cuento cuando te lleve a volar por ahí… Se te
va a volar el rodete… (Transición. Un tanto desalentado) … ¿No te gusta?...

(Pone realmente cara de triste. La Princesa se queda callada. El Príncipe abraza a


su amigo, le acaricia la cabeza. Ambos emprenden la retirada)

Príncipe: Vamos, Edulio querido…

Princesa (Los frena): ¿A dónde creen que van, ustedes dos? Estas, no son horas para
andar por ahí. No es hora de salir del castillo, se quedan los dos acá, en casa, hay que
bañarse para cenar. Antes, arreglan todo este desastre…

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Príncipe (Abrasando a su amigo): ¡Genial, no estás enojada…! (Hablándole a

Edulio) Te dije que era hermosa y buenísima… Te va a querer más que yo (A sotto
voce: “No creo”) … Te va a cuidar… También te va a retar… (A la Princesa) ¿No es
verdad que lo vas a querer, tanto como yo?
Princesa: ¡Me encanta nuestro nuevo amigo!... (Transición) Pero se tiene que portar
bien. Los dragones que se portan mal, no reciben premios/ ni regalos…
Príncipe: ¡Bravo…! Esto merece un festejo... Bailemos y cantemos todos para…
Princesa (Comienzan a bailar, hasta que ella se frena repentinamente) Martín...
¿Qué comen los dragones?

(El Príncipe mira al público, a Edulio y luego le responde (en el oído) a la Princesa,
sin que nadie lo oiga. Hace gestos exagerados con las manos, mientras ella lo
escucha, asombrada. Nunca lo sabremos)

Princesa: ¡Mirá vos, no sabía! ¿Y eso es fácil de conseguir? ... (Transición) ¡Bueno!
bailemos y cantemos. Seamos felices y después… ¡comamos unas perdices!

(Bailar un vals)

Segunda escena:

La Princesa Lola y el Príncipe Martín toman el té y juegan a “Dígalo con mímica”.

Princesa (Intenta imitar los movimientos de un animal, mientras el Príncipe


intenta adivinar. Los movimientos de Lola despistan más que orientan): …
Príncipe: ¿Un conejo gris de las praderas? (Ella dice que no) ¿Es un ratón con
vergüenza?... ¿Un rallador de queso?... ¿Un cerrajero con hambre?... ¿Una lechuza con
dudas? ¿Un caracol… con dudas?

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Entra corriendo Ramiro, el lacayo del príncipe, tropieza con una mesita y cae
exageradamente. La Princesa y el Príncipe en vez de retarlo lo levantan con
cuidado.

Príncipe: Pero Ramirito ¿Qué te hemos dicho de entrar así?... Un día te vas a lastimar.

Todos los días el mismo golpe. Hace años que esa mesita está ahí…

Princesa: ¿Qué pasa Ramiro…? (La Princesa trata de reconstruir un poco el living)
Ramiro (Recuperándose del golpe y de los nervios): ¡Es que el cremon flogon drores!
Las todas…
Los Príncipes, a coro: ¿Qué?

Ramiro (Tratando de ser más claro): ¡Es cre el flaron indrago! todas la cremores…
(Los otros vuelven a decirle que no lo entienden) … ¡Qué el dragón quemó, todas las
flores del jardín de la Princesa Lola…! ¡Uf, me salió!
Princesa (Toma a Ramiro de los hombros y lo zamarrea, exageradamente): Repetí
lo que acabas de decir…

Ramiro: ¡Por favor! no me hagan decirlo nuevamente…

Princesa: ¿Qué hizo el Dragón?

Ramiro: El Dragón quemó “todas” las flores del jardín (de la Princesa) … Toditas
achicharradas, marchitas, negritas… ¡quemaditas, pobrecitas…! Carboncito con
pétalos…
Princesa (Al Príncipe): ¿Qué dice este muchacho, Martín?... ¿Se golpeó la cabeza y
está diciendo locuras?
Ramiro (Ya cansado): Digo: Qué… el… Dragón (Eduilio)… quemó… las… flores…
de… la… bla bla bla… (Transición) ¡Ya lo dije!
Príncipe: ¡No puede ser…! Eduilio nunca haría una cosa así, es el Dragón más bueno
del mundo… Todos lo sabemos… ¿Estás seguro Ramiro?
Ramiro: ¡Cómo no voy a estar seguro…! (Se prepara para entrar en detalles) Eduilio
estaba durmiendo la siesta, en la camota que le hicimos. Yo lo desperté para que
salgamos a pasear y, de repente, de la nada, empezó a tirar fuego para todos lados.
Como él duerme la siesta en el jardín (de la Princesa), ahí fue donde quemó todas las

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plantas (de la Princesa). (Transición) Y miren como me dejó el pantalón (El pantalón
de Ramiro está quemado en la cola)
Príncipe: ¡Esto es extraño! Tengo que ver de qué se trata, nunca pasó antes… ¡Jamás!

(Transición) Ramiro, vos venís conmigo. Lolita quedate en el castillo, no te acerques a

Eduilio, y no te preocupes que esto debe ser un mal-entendido error. ¡Vamos Ramiro…!

(Ramiro otra vez tropieza con la mesita, rueda por el piso, pero con ayuda de la
Princesa logra salir)

Princesa: ¡Qué lástima! Ahora que yo le había tomado tanto cariño, este dragoncito me
hace esto (Transición) A ustedes, ¿qué les parece? Un dragón que prende fuego “todas”
las flores de un jardín: ¿Sé puede quedar a vivir en un Palacio? (Transición) A mí, me
parece que no. Puede ser peligroso muy peligros. Hoy es el jardín, mañana puede ser
algo (o alguien) mucho más importante. Lo podemos querer, mucho, pero… cada uno
en su lugar...
Ramiro (Entra corriendo, pero esta vez, salta la mesa y se pone a festejar): ¡Lo
logré!… ¡lo logré!... No me caí ¿Qué le parece Princesa?...
Princesa: Me parece bárbaro Ramiro. Ahora, me podrías contar… (Un poquito
nerviosa) … ¿Qué pasó con el Príncipe y con Eduilio?...
Ramiro: ¡Ah eso!... Está todo resuelto (Transición) Parece que Eduilio, pobrecito el
dragoncito, no se volvió loco… Que suerte, con el cariño que le estaba tomando… ¡Era
raro!, normalmente un dragón doméstico, tan bien educadito, no hace esas cosas se…
podía ser…
Princesa: ¡Ramiro, por favor!… Me podés explicar… ¿Qué le pasa a nuestro dragón?

¿Por qué se puso a escupir fuego, como si fuera un … un… un dragón?

(Entra el príncipe)

Príncipe: ¿Ramiro, le contaste todo a la Princesa?

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Ramiro: No le conté nada… (Transición. Entusiasmado) ¡Mire, príncipe…! (Salta la
mesita. El Príncipe lo aplaude y lo abraza. Festejan el logro de Ramiro) ¡No me caí!
Pude saltar la mesita sin caerme, y sin tirar nada (Gritándole a la mesita.

Amenazante) ¡Pude con vos mesita, maldita! ¿No es increíble, Príncipe querido?...
Princesa, usted me vio esquivarla ¿O no?... ¿No es verdad que no tiré nada…? Cuéntele
al Príncipe… ¡cuéntele…!
Príncipe: ¡Genial, Ramiro! Esto hay que festejarlo… Vamos a buscar unos postres y
unos jugos frescos, para brindar por tú “Gran logro” … “El gran a la mesita”
(Transición) ¿Podrías hacerlo de nuevo? así te veo…
Princesa (Un tanto enojada): Alguién puede contarme de una vez, por todas ¿qué es lo
que pasó con Eduilio? (Al público) ¿Ustedes también quiere saber…?
Príncipe: ¡Perdón, mi querida Lola! Eduilio no se volvió loco, ni se convirtió en un
volcán con patas y cola… Es otro el problema. Muy distinto a lo que creíamos.
(Transición) Eduilio está engripado o algo parecido. Por esa razón escupe fuego
cuando estornuda, sin querer.
Princesa: ¿Cómo qué está engripado?... ¿Tomó frío?

Príncipe: Supongo. Cada vez que estornuda tira llamitas por la boca, por eso, es que te
quemó todas las plantas del jardín. Volveremos a plantar, nuevas, y todo volverá a la
normalidad normal….
Princesa: ¿Y ahora dónde está? ¿No te lo habrás llevado a otro lado? No quería que te
lo lleves. Hay que encontrar una solución… (Transición) Pensemos… ¿Un bozal para
fuego? … (Piensa)… ¿No hay ninguna forma de apagarle el fueguito ese que tiene en
su interior…?
Príncipe: ¡No, Lolita mía! no es un calefón... (Transición) Ahora está tranquilo. Le
dimos un caldito bien calentito, le pusimos un ponchito… y está haciendo repo-sito en
el garaje-sito de los carruajes-sitos…
Princesa: ¡Podés dejar de hablar en chiquito, por un “ratito”!
Príncipe: ¡Sí, perdón! Si estornuda, en el gran garaje, no pasa nada… (Directivo)
Ahora, sin perder más tiempo, Ramiro me va a preparar todo para que pueda partir
rápidamente rumbo al bosque, para visitar al doctor Macanudo; que seguramente nos
podrá dar una mano para curar a Eduilio… (Transición) Podrías, si querés, visitarlo a
Eduilio y mimarlo un poco. Eso sí, cuando vayas a verlo, no uses los zapatitos de
siempre… Si llega a estornudar vas a tener que correr, y con esos zapatos no creo que

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puedas hacerlo muy rápido… (Poniéndose en marcha) ¡Vamos Ramiro, pongámonos
en marcha! … Partamos al bosque.

(Sale el Príncipe con presura. Ramiro sale por detrás, una vez más se lleva por
delante la mesita. El Príncipe vuelve para ayudarlo, lo levanta. Ramiro, frustrado,
se lamenta, protesta. Juntos se retiran saludando a la Princesa)

Princesa (Al público): ¿A ustedes les parece que si voy y le canto una canción a
Eduilio se sentirá mejor?... ¿Qué se les ocurre que puedo llevarle para que se sienta
mejor? (Atiende las propuestas del público) … Sí, claro, un tecito con miel y limón…
(Repite opciones propuestas por el público) … Una cajita de música con una melodía
hermosa… ¿Qué más podría ser?... (Sigue el intercambio con el público.
Transición) … Mejor me voy a sacar los zapatos para poder correr… Una nunca sabe.
(Toma una cajita de música. La prueba. Corre a visitar a Eduilio)

Tercera escena

Se escucha una música un tanto tenebrosa. El Príncipe ha llegado a la morada del


Doctor Macanudo. Es un laboratorio desordenado, en una cabaña, en la que se ven
cosas rarísimas, un tanto disparatadas.

Príncipe: ¿Doctor?... ¿Doctor Macanudo?...

Dr. Macanudo (Amable y afectuoso): ¡Hola, mi querido Príncipe Martín!... Tanto


tiempo sin verlo. Creo que no lo veía desde que lo traían aquí sus padres. Me enteré que
está recién casado… “Felices y comiendo perdices”, como diría su madre…

(Ubicado en algún lugar del consultorio vemos un pajarraco bastante feo y


maltrecho. Este irá repitiendo en forma molesta los finales de la conversación
hasta, que el Doctor y el Príncipe se cansen)

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Pajarraco: … “Felices y comieron perdices…”

Príncipe (Mirando al pajarraco): ¡Sí muy felices…! y comiendo muchas perdices…


muchísimas…
Pajarraco: … “Muchísimas… muchísimas… Perdices”

Dr. Macanudo (Al pájaro): … ¡Sh!… ¡Calladito animalito!

Pajarraco: … “Calladito animalito” …

Príncipe: Simpático el pajarito…

Pajarraco: … “Simpático el pajarito”


Dr. Macanudo: Me lo dejó un paciente en forma de pago… (Transición) No le haga
caso… (A sotto voce) Haga de cuenta que no está…
Pajarraco: … “No le haga caso… no le haga caso… no le haga caso… haga de cuenta
que no está”
Dr. Macanudo: ¡Callate pajarraco despeinado!... Discúlpeme, Príncipe, es que no lo
soporto más… (Al pájaro) ¡No te soporto!
Pajarraco: … “no lo soporto” … “no te soporto…”
Príncipe: Es irritante… ¿Cómo lo aguanta?
Pajarraco: … “Irritante” … Aguanta… anta… ta… anta… an-ta”

Dr. Macanudo: Príncipe… ¿A usted le gustan los sombreros…?

Pajarraco: … “sombreros” … “sombreritos”… “sombreros…”

Príncipe: ¡Sí, me gustan mucho los sombreros! y me quedan muy bien.

Pajarraco: “Le gustan muchos los sombreros… Si, como no, muchísimo… le gustan
los sombreros… y me quedan bien… bien… bien…”

(En el tercer “bien” se escucha una explosión, que viene del lugar en el cual está el
pajarraco. Este desaparece y en su lugar vemos un sombrero llamativo, adornado
con plumas similares a las del pájaro parlanchín. Evidentemente el animal ha
mutado en un sobrero aparatoso.)

Príncipe (Un tanto asustado): ¿Qué hizo, Doctor Macanudo?

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Dr. Macanudo: ¿Cómo qué hice? Acabo de conseguirle un sombrero hermosísimo…
¿No le gusta?... Se lo puedo cambiar por un pájaro parlanchín… (El Dr Macanudo, se
dispone a transformar el sombrero en pájaro)
Príncipe (interviniendo desesperado): ¡No, para nada!, así está perfecto… Me quedo
con el sombrero, siempre y cuando no hable…
Dr. Macanudo: No se haga malasangre. Una de estas tardes lo deja en alguna rama de
un árbol…, y volverá a ser el parlanchin de siempre.
Príncipe (Se pone el sombrero): ¿De qué hablábamos?... ¡Ah, sí!... con la Princesa
somos Felices… y comemos muchas… muchísimas… demasiadísimas perdices…
“Felices y comiendo perdices” Como diría mamá…
Dr. Macanudo: No se queje Príncipe querido, mi mamá fue la creadora de la frase:

“Sana… Sana… colita de rana” … ¿Quiere probar el sabor de la colita de rana?...

Príncipe: ¡No, gracias!… Tiene razón… prefiero las perdices.


Dr. Macanudo: ¿Cómo está su esposa, la Princesa? Me cuentan que es una muchacha
maravillosa… (Trata de ordenar su entorno mientras habla) … ¿En qué le puedo
servir…? Justo estaba por prepararme unas perdicitas para el almuerzo… ¿Quiere
comer conmigo?
Príncipe: ¿Perdices…? ¡No, Gracias! (Transición) Le voy a confesar algo, y espero no
se lo cuente a nadie… ¡Estoy harto de comer perdiz! Las cómo, porque, Lola las prepara
todo el tiempo, con tanto cariño… y no le puedo decir que “no”. La realidad es que no
las puedo ver ni dibujadas… Pero, como a ellas, evidentemente le gustan… la apoyo
(Transición) Dr Macanudo, vine a verlo porque necesito, un poco de su sabiduría…
¿Usted no tendrá algún menjunje, para darle a mi dragón Eduilio? Parece que se pescó
algun tipo de gripe… Anda, dale que te dale, con los estornudos…
Dr Macanudo: ¡Qué asco! Continúe…

Príncipe: El pobre, Eduilio, se siente tan mal. (Transición) También hay que decir que
se ha convertido es un peligro para todos, imagínese que cada estornudo, es una de
llamaradas, que mejor ni le cuento…
Dr. Macanudo: No hay problema. Usted, mi estimadísimo Príncipe, está describiendo
una de mis especialidades: La “Congestión Dragonil” (Alardea) Digo “una de mis
especialidades” porque usted sabrá también que soy especialista en muchas
especialidades especiales, más… (Le entrega una lista, tipo folleto) Atiendo: Los
cayos de unicornio… El dolor de muelas en los duendes… La alergia al polvo de hadas.

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Me doctore (muy joven) en el tratamiento del hipo de grillo, así como también el dolor
de orejas en los conejos y en los elfos. ¡Ah, sí!, también las verrugas de bruja, y los
cachetes de payazo… Son lo mío… También despetrifico orcos. Mis tratamientos para
el molesto mareo de gigante, me han dado grandes satisfacciones…y…
Príncipe (Interrumpe): ¡Buenísimo, Doctor!... Lo leí todo en el cartel que tiene en la
puerta. Lo felicito… (Tratamiento)… Me imagino que, con tantos estudios, lo que
tiene Eduilio será una pavada, para usted… ¿Puede prepararme algún menjunje,
brebaje, pócima, remedio, medicamento o jarabe… para llevarle a mi dragón?
Dr. Macanudo: ¡Tranquilo mi amigo!... El brebaje en cuestión ya está preparado, lo
tengo listo y embotellado…. (Saca un bidón, muy grande) … Nunca estoy
desprevenido ante estas cosas, sobre todo porque estamos en ¡plena época de alergias
Dragoniles!

Príncipe (Toma el bidón, lo alza como si fuera un trofeo, y bailotea


exageradamente): ¡Buenísimo…! “Tengo el jarabito, para ayudar a mi amiguito”
(Cierto, no debo hablar en diminutivo) … “Tengo la solución, para esta cuestión” …
“Tengo la medicina para… mi… para mi… ¡No tengo más rimas!

Dr. Macanudo: Claro que es buenísimo, si lo fabriqué yo mismo copiado de una vieja
receta familiar. Esta cosa tiene: Gustito a mandarina, no mucho (El Príncipe pone cara
de fastidio, sabe que se viene otro largo discurso) Tiene… alitas de grillo (grillo
mágico), un poquito de raíz de naranjo (naranjo mágico), una colita de ranita marrón
(ranita marrón mágica), hojitas de árbol de navidad (arbolito de navidad mágico), un
rayito de arco iris mágico (rayito rojo), un poco de sopita de abuela… ¿Qué más
tenía?... ¡Ah sí! Un pedacito de chocolate blanco (chocolate mágico), raspado de la
casita de chocolate en la que vive esa vieja fea…mala vecina. Un ojo de mosca (mosca
magina) ¡puaj!… y… Un caramelo de pomelo…
Príncipe (Interrumpe): No me diga nada, yo adivino… “Caramelo de pomelo,
mágico”
Dr. Macanudo: ¡No adivinó!… es un caramelo de pomelo común y corriente, para
darle lindo sabor (Saca de su bolsillo y le convida al Príncipe) Los mismos que le
daba a usted cuando era chico…
Príncipe (Acepta el caramelo): ¡Riquísimo, gracias!... (Transición) Dr. Me puede dar
cinco litros de brebaje para Eduilio…

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Dr Macanudo: ¿Tan poquito? Mire que el tratamiento es largo, hay que darles un litro
cada ocho horas durante una semana (de siete días). Además el brebaje no es lo único,
tengo una crema, tiene feo olor pero es muy buena. Esta crema tiene…
Príncipe (Interrumpe): ¡Ya sé, muchas cosas!
Dr Macanudo: No, es una crema hecha con menta y oliva… ¿Me habré quedado corto?
(Transición) Es muy importante fijarse en la dieta, no puede seguir comiendo lo que
comía hasta ahora… ¿Qué estaba comiendo? (El Príncipe le cuenta al oído) ¡No, hay
que cambiar esa dieta, ya! Tiene que comer… (Mira al público y luego le habla al
oído, al Príncipe. Hace muchos ademanes exagerados) Todo en su justa medida.
Príncipe: ¿Cómo le puedo pagar doctor? Pídame lo que sea.

Dr. Macanudo: ¿Le puedo pedir lo que sea?

Príncipe: ¡Sí, dr…, absolutamente! No sea tímido.

Dr. macanudo: ¿Seguro?

Príncipe: Sí…
Dr. Macanudo (Lo aparta a un costado, trata de entablar una charla entre íntima y
secreta, como si hubiera alguien escuchando: ¿Usted tiene muchas perdices todavía?
Príncipe: Sí, tenemos perdices para diez años… (o más) Sin tomar en cuenta las que
nos regalen en el futuro. Es una exageración...
Dr. Macanudo: No le molestaría entonces pagarme con algunas. Digo, hacer un
trueque: el tratamiento por las perdices…
Príncipe: ¡Me encanta el trueque…! “Le pago con perdiz…y soy feliz…” (Transición)

¡Gracias Dr. Macanudo! Uno de estos días lo vengo a visitar con Eduilio para que me lo
vacune…

(El Príncipe trata como puede de cargar todas las cosas que le va dando el doctor.
El doctor lo colma de bidones, cajas y objetos. Haciendo equilibrio el Príncipe se
retira a los tumbos)
Dr. Macanudo: Adiós Príncipe Martín… Saludos a su Princesa Lolita…

(Se va la luz. Fin de escena)

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Escena cuatro

(La Princesa en el palacio espera al Príncipe. Se escucha la voz de Ramiro a lo


lejos, viene anunciando algo. La Princesa corre la mesita con la que Ramiro se
tropieza siempre)

Princesa: Puede ser que esta vez no se caiga este pobre muchacho…

(Ramiro entra y encara directamente hacia la mesita, cae y se lamenta)

Ramiro: ¿Quién corrió la mesa de lugar?... Una vez que calculo distinto, y me pasa lo
mismo… Traté de pasar por el costado, tomé todas las precauciones… ¡Ay, mesita,
como te voy a serruchar, toda! (Transición) Bueno, a otra cosa… Princesa, casi me
olvido, pregó el Líncipre… Digo: Llegró el Liencipre… ¡No, no, y no!… Llegó el
Príncipe… ¡Ahí está! Salió… salió…
Princesa: ¿Llegó o salió?
Ramiro: Salió la frase… “Llegó el Príncipe”!… (¡Me salió otra vez!) El Príncipe, está
en la puerta… ¡Trae buenas noticias…!

(Sonido de fanfarrias y tambores. Entra el Príncipe cargado con todo lo que le ha


dado el Dr Macanudo)
Príncipe: Acá traigo la solución para nuestro problema. El doctor Macanudo me lo dejó
a un precio bárbaro ¡Un negoción! … (Transición) Eso sí, tengo que darte una noticia
que quizás no te guste… (Se toma un tiempo para contarlo) Nos quedamos sin
perdices…

Princesa: ¿No…? (Tambalea, como si se desmallara)

Príncipe (Ayudándola, dándole su apoyo): ¡Sí, se las di todas! Pero si querés se las
pido y le pagamos con otras cosas…
Princesa: ¡No, estás loco! (Transición)… ¿Quiere decir, que vamos a tener que comer
otra cosa?
Príncipe: ¡Sí, habrá que cambiar el menú del Palacio o Castillo!… como se llame esta
gran casa…
Princesa: ¿Estás seguro, que no quedó ni una?

Príncipe: Ni una…

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Princesa: ¡Iuhju!... Ya no soportaba más comer esos pajarracos… ¿Vos querías
conservar alguna?

Príncipe: ¡No, prefiero comer ramas! ¿Cómo, a vos tampoco te gustaban las perdices?...
¡Genial…! ¿Te imaginás ahora podemos comer lo que se nos ocurra?... pizzas, y
milanesas con puré… y jamón y queso en dos pancitos… y…
Princesa (Interrumpe): ¿Y qué dijo el doctor sobre Eduilio?
Príncipe: ¡Ah…! casi me olvido: Es una alergia típica dragonil… Según el doctor
Macanudo después de unos días de tomar esto y de darle mucho cariño, se va a poner
bárbaro.
Princesa: Genial, entonces manos a la obra. (Llama a los gritos a Ramiro) …
¿Ramiro?
Ramiro (Desde fuera de escena): ¿Sí, Princesa, que desea?

Princesa: Traeme a Eduilio aquí, tenemos algo que va solucionar sus problemitas…
Ramiro: ¡No, ni loco!... Con el mayor de los respetos Princesa, ese animalito es
peligroso… buenito, pero peligroso…
Príncipe: Ramiro, por favor no seas miedoso ¡Traé a Eduilio, acá!... Si te da miedo,
ponete alguna de mis armaduras y así estarás protegido…
Ramiro: ¡Uf! Voy… ya voy…

Príncipe: Princesa mía, de mi corazón, tengo dos preguntas para hacerte. Primera
pregunta: ¿Qué diferencia hay entre un castillo y un palacio?
Princesa: Es fácil, Martin… Castillo se escribe con C y Palacio con P…

Príncipe: ¡Buena respuesta! (Transición) Segunda pregunta: ¿Cómo vamos a darle de


tomar jarabe a un dragón?
Princesa: ¡Buena pregunta! ¿Cómo se supone que vamos a darle el jarabe?
Príncipe (Trae una cuchara enorme): Podríamos intentar con esto. La medida es a
ojo. Vos le pedís que abra bien la boca y yo le meto la cuchara, Eduilio es una mascota
muy obediente… El doctor me aseguro que tenía un rico sabor.
Princesa: Ya sabemos “cómo”. Ahora falta saber: ¿Quién le va a dar el jarabe?…
Príncipe: Ya sé juguemos a… “Ratón-Elefante-León” ... El que pierde le da, el
jarabe…
Princesa: ¡Listo!

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(Se coloca uno frente al otro con las manos atrás. Cuentan hasta tres. Después de la
cuenta uno de ellos hace la trompa del elefante y el otro las orejas de ratón. Así lo
hacen, como si jugaran al piedra-papel-tijera. Pierde el Príncipe. Entra Ramiro a
escena, como siempre tropezando con la mesita. Trae puesto la escafandra de una
armadura. Entra Eduilio)
Ramiro: Aquí está su mascota, señor. Por ahora no hay estornudos a la vista…

(Eduilio amaga con estornudar. Todos corren a los gritos. El Principie se lanza a la
nariz de Eduilio y logra evitar el estornudo)
Princesa: ¡Eres tan valiente mi amado Príncipe!

Príncipe: Eso estuvo cerca. (Transición) Eduilio… Como estás, un poco enfermucho,
vas a tener que tomar unos traguitos de esto, te va a aliviar, es muy rico. Eso sí... tenés
que abrir bien la bocota, para que podamos dártelo.
(Eduilio niega con la cabeza. El Príncipe trata de apuntarle a la boca con la
cuchara, pero el dragón la cierra con fuerza. Lo esquiva en cada intento)
Princesa: Dejámelo a mí (Tocando dulcemente la cabeza de Eduilio) … Eduilio
dragoncito hermoso, tenés que tomar este jarabucho para sentirte bien… (Hace como
que lo prueba) ¡M…, es riquísimo…! (Evidentemente tiene un sabor horrible. La
Princesa da vuelta la cara le hace caras al Príncipe y pone cara de asco). ¡M… que
rico!... Vamos a ver como este drangoncito abre la boquita esa… Si te lo tomás todo,
te vamos a hacer un regalo. (Eduilio se niega) … Eduilio no seas caprichoso.
Ramiro: ¡Ya sé, tengo una idea! (Saca un plumero) Yo le hago cosquillas y cuando se
ría, ustedes le dan el jarabe. (Lo intenta una y otra vez, pero no pasa nada) … ¡No
puede ser, éste no tiene cosquillas!… Dragón aburrido.
(Una vez más Eduilio amaga con estornudar. Esta vez la Princesa lo detiene
tapándole la nariz con el estandarte)

Príncipe: ¡Eres tan valiente Lolita mía!... (Transición) Déjenme a mí. Yo sé cómo
tratar a este grandulón caprichoso…
(El Príncipe saca de un baúl, un gorro y una nariz de payazo. Se disfraza y
comienza a hacer torpes malabares, piruetas y monerías. La Princesa y Ramiro se
ríen, Eduilio no)
Ramiro: No le causo gracia para nada. Este dragón es un amargado.

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Princesa: ¿Qué vamos a hacer? Tiene que tomarse el jarabe ¡sí o sí!… Estamos en
problemas. (Transición) ¡Tengo una idea!... Ramiro traé una fruta, una sandía, la
rellenamos con jarabe y quizás funcione…
(Ramiro sale corriendo y vuelve a tropezar con la mesa, cae estruendosamente. Se
levanta y comienza a protestar contra el mueble)
Ramiro: Mesita de porquería te voy a serruchar toda… Voy a buscar mi serrucho, ya
mismo… ¡No, mejor voy a traer un hacha! … Hoy esto se termina…
(Eduilio, ríe cada vez que Ramiro tropieza con la mesa.)

Príncipe: … Ramiro, anda a buscar la fruta.

Ramiro: ¡Ah, se ríen de mí! ... ¡Qué bien! ¿No vieron que casi me mato?... Esta mesita
esta embrujada, me cansó… (Transición) Hasta Eduilio se ríe de mí. Voy a buscar el
serrucho y van a ver cómo “El gran Ramiro” termina con esta historia. Una mesita no
va a poder conmigo… No se preocupen, yo les voy a regalar una más bonita…
Príncipe: ¡Ramiro, podés dejar de decir barbaridades…! Andá volando al almacén y
traé la fruta que te pidió la Princesa…
Ramiro: ¡Está bien…! (Sale esquivando la mesa. Mientras sale de escena, le hace
caritas burlonas y señas amenazantes al mueble) … Vos, mueble ruinoso, ya vas a
ver cuando estemos solitos… (Sale)
(Quedan solos los príncipes)

Princesa: ¿Te Parece que funcione lo de la fruta?… a Eduilio no le gusta mucho comer
fruta. Es más de lo salado… Y ni hablemos de lo picante…
Príncipe: No, Princesita mía, lo de la fruta era una excusa. La idea es que… (Aparte.
Conversan separados de Eduilio para que no escuche) … La idea es que Ramiro
entre y se tropiece con la mesita, como siempre… Cada vez que pasa esto Eduilio se ríe
muchísimo. Nosotros tenemos que aprovechar esto… y cuando abra la boca al reír
Zacccc… le metemos la cuchara con el jarabe… y listo. ¡Soy brillante! ¿O no?
Princesa: ¡Genial!… Hay que apurar a Ramiro. Cuando lo hacemos, entra enojado y
más atolondrado… La caída es segura….
Príncipe (Gritando): Ramiro… Ramiro… Apurate Ramiro estás tardando
muchisimooooo… lenteja… Lentón….
(Desde afuera. Como ofuscado y a la carrera)

Ramiro: ¡Ya voy!… ¡Ya voy!

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Princesa: ¡Cuanto tardas, Ramiro! ¡Lento! ¡Tortugon con sueño!

(Entra Ramiro, pero esquiva perfectamente la mesa. La mira y se le ríe)

Ramiro: ¡Ja, Ja, je y jo!... ¿Qué te parece mesita endemoniada?... (Transición) Señores,
aquí la fruta que me pidieron… Traje unas sandias, para rellenarlas…

(La Princesa y el Príncipe se miran decepcionados, no les funcionó el plan)

Princesa: Ramiro mejor trae una frazadita, para que no tenga frío… Rápido…

Ramiro: Corriendo voy…

(Ramiro sale corriendo y vuelve a esquivar la mesa. Mientras él no está, los


príncipes cambian de lugar la mesita. Vuelven a burlarse de él, provocándolo para
que entre a los tropiezos)
Príncipe (Grita provocador): ¡Apurate, Ramiro!… ¿qué pasa que estás tan lento?

(Ramiro entra a la carrera y vuelve a esquivar la mesa. Se mofa nuevamente del


mueble)
Ramiro: Ja… Je… Ji… Jo… y “re-juju”… ¿Qué me contás mesita movediza?

Príncipe: Ramiro, tráenos, unas servilletas… y un poco de agua...

(Ramiro sale a la carrera, salteando la mesa. Nuevamente cambian de lugar la


mesa. Provocan a Ramiro, pero éste al entrar la vuelve a esquivar)
Princesa: Ramiro, me olvidé… ¿Podés traer unos guantes…?

(Ramiro los mira con un poco de enojo. Pero vuelve a salir corriendo. Mientras
tanto los príncipes vuelven a cambiar de lugar la mesa. Al entrar, Ramiro, intenta
esquivar la mesa, pero el Príncipe le interpone la mesa antes de que logre su
objetivo. Ramiro cae estruendosamente. Eduilio comienza a reírse, el Príncipe y la
Princesa con movimientos rápidos le dan el jarabe, con éxito. Eduilio comienza a
escupir exageradamente. Los otros corren temerosos de que escupa fuego. Pero
nada de esto ocurre. Los otros tres entran corriendo y festejando, el plan ha salido
bien. El Príncipe y la Princesa abrazan y besan a Eduilio. Ramiro abraza y besa la
mesita.)
Príncipe: ¡Lo logramos…! y todo gracias a Ramiro. (Transición) Ramirito,
disculpanos, si no tropezabas el plan no funcionaba. Vas a tener que practicar las caídas,
así no te lastimás… Te vamos a hacer unos buenos regalos, por todos los tropiezos que
te diste… ¿Qué te gustaría?

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Ramiro: Me gustarían unas vacaciones en la playa… Una carretilla nueva y un
sombrero dominguero, con plumas de colores. Un paraguas con flecos y una pileta con
trampolín y bañero… (Transición) Igual, lo más importante es que logramos ayudar a
nuestro Eduilio… (El Príncipe asiente alegre) … También me gustarían unos
pantalones nuevos…
(Muestra la parte trasera de su pantalón quemado)

Príncipe: Esto hay que festejarlo con una canción… Bailemos y Cantemos…

Princesa: ¡Eso, bailemos y cantemos!… “Seamos felices, sin comer perdices…”

(Comienzan a cantar “La rumba de las perdices”. Bailan y canturrear todos)

Rumba de las perdices

(Todos los personajes cantan)

Somos muy felices…. Sin comer perdices

Somos muy felices… sin comer perdices…

Gracias a Macanudo…. Ya no hay más estornudo

Eduilio y las flores…nos llenan de colores…

Eduilio y las flores… nos llenan de colores…

Nos llenan de colores…nuestro corazón… (Sabrosón)

(Ramiro)

Yo siempre fui feliz… sin comer una perdiz

Yo siempre fui feliz y sin comer una perdiz…

Ahora con esta mesita… ya no vamos a pelear


Le voy a poner rueditas… juntos vamos a pasear…

ESTRIBILLO (Cantan todos)

Somos muy felices…. Sin comer perdices

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Somos muy felices… sin comer perdices…

Eduilio y las flores…nos llenan de colores…

Eduilio y las flores… nos llenan de colores…

Nos llenan de colores…nuestro corazón… (Sabrosón)

(Canta Lolita)

Ya no comemos perdices… igual seguimos felices

Ya no comemos perdices… igual seguimos felices

Y ahora… como una cocinera

Puedo cocinar lo que quiera….

(Cantan todos)

Somos muy felices…. Sin comer perdices

Somos muy felices… sin comer perdices…

Eduilio y las flores…nos llenan de colores…

Eduilio y las flores… nos llenan de colores…

Nos llenan de colores…nuestro corazón… (Sabrosón)

(Canta Martin)

No probaremos perdices…. Igual seguiremos felices

No probaremos perdices… igual seguiremos felices Yo


con mi Lolita y con mi dragón...
Ahora tengo repleto de amor el corazón…

(Cantan Todos)

Somos muy felices…. Sin comer perdices

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Somos muy felices… sin comer perdices…

Eduilio y las flores…nos llenan de colores…

Eduilio y las flores… nos llenan de colores…

Nos llenan de colores…nuestro corazón… (Sabrosón) (Cantan Lolita y Martin)

Somos muy felices… sin comer perdices

Somos muy felices… sin comer perdices

En este castillo, con nuestra amiguito (dragón)…

Nos divertiremos los tres muy juntitos…

(Cantan todos)

Somos muy felices…. Sin comer perdices

Somos muy felices… sin comer perdices…

Eduilio y las flores…nos llenan de colores…

Eduilio y las flores… nos llenan de colores…

Nos llenan de colores…nuestro corazón… (Sabrosón)

(Canta Ramiro)

Yo como codorniz… nunca probé perdiz

Yo como codorniz… nunca probé perdiz…

Este dragón… mi amigo, ya está curadito…

Ayer con sus llamitas, me quemo el cu… (EPAAAA!!!, lo frenan los otros)

(Cantan todos)

Somos muy felices…. Sin comer perdices

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Somos muy felices… sin comer perdices… Eduilio
y las flores…nos llenan de colores…
Eduilio y las flores… nos llenan de colores…

Nos llenan de colores…nuestro corazón… (Sabrosón)

Final….

Fin

DATOS DEL AUTOR:

Leandro Marcos González

Bahía Blanca (Provincia de Buenos Aires – Argentina)

Teléfono: 2914480128

Mail: leagon2008@hotmail.com

Intagram: Leandro Marcos Gonzalez

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