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Genoma Humano:

La edición del genoma se ha convertido en una herramienta fundamental para las terapias
génicas. Las diferentes tecnologías para introducir cambios en el genoma están
diversificando el tipo y cantidad de modificaciones que se pueden realizar en el material
hereditario de las células, lo que repercute en el número de aplicaciones (o
enfermedades) en las que pueden utilizarse.
Un ejemplo destacable es el de los editores de bases. Estas herramientas, derivadas del
conocido sistema CRISPR y desarrolladas hace apenas seis años, empezaron a utilizarse
en pacientes este año y ya han proporcionado resultados prometedores. Hace apenas
unos días conocimos la historia de Alyssa, paciente británica cuya leucemia linfoblástica
aguda de células T ha entrado en remisión gracias a la utilización de linfocitos modificados
mediante editores de bases.

 Linfocitos modificados con potencial terapéutico para múltiples enfermedades


La modificación de linfocitos también está ampliando sus horizontes terapéuticos. Además
de su aplicación como inmunoterapia dirigida a reprogramar los linfocitos para reconocer y
atacar a las células tumorales, de forma cada vez más personalizada, este año hemos
asistido a su potencial en otras enfermedades, como el lupus. Los resultados preliminares
obtenidos para esta enfermedad apuntan a nuevas posibilidades en el campo de las
enfermedades autoinmunes.
Otra aplicación en estudio es convertir los linfocitos en microfarmacias, para hacer llegar a
las células tumorales un tratamiento que administrado directamente en vena resulta tóxico
para el organismo.

 Nuevos genes relacionados con enfermedades


Dentro de los descubrimientos de nuevas relaciones entre genes y enfermedades,
destacamos la identificación de una variante del gen TLR7 como causa del lupus
eritematoso, o del gen NCX3 como implicado en la sensibilización aumentada al dolor.
Además, diferentes estudios han profundizado en los componentes genéticos de
la esquizofrenia, la respuesta inflamatoria o el ictus.
En 2022 la respuesta a COVID-19 ha seguido siendo objetivo de múltiples estudios
dirigidos a identificar qué personas tienen mayor o menor predisposición a desarrollar
enfermedad grave tras la infección por el coronavirus SARS-CoV-2. Fruto de estos
estudios se han identificado diferentes genes candidatos para la pérdida de olfato y gusto
asociada a COVID-19, así como variantes protectoras y variantes que predisponen a las
formas más graves de la enfermedad. Y también se han identificado biomarcadores
epigenéticos en un síndrome inflamatorio infantil asociado a COVID-19.
Conectan la mayor susceptibilidad de las mujeres a las enfermedades autoinmunes
con la inactivación del cromosoma X
Las enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide o la esclerosis múltiple
muestran una desproporción importante entre mujeres y hombres: las primeras son hasta
cuatro veces más propensas a desarrollarlas que los segundos.
Xist= gen localizado en el cromosoma X y su función es silenciar efectivamente uno de
los dos cromosomas x en las células femeninas

 La inserción de Xist en ratones machos induce autoinmunidad.


En mamíferos, las células femeninas tienen dos cromosomas X y las células masculinas
un cromosoma X y un cromosoma Y. Para resolver la diferencia de dosis génica de los
genes situados en el cromosoma X, cada célula femenina inactiva uno de los
cromosomas X. Este silenciamiento está mediado por un ARN no codificante denominado
Xist que se transcribe desde el cromosoma a inactivar. Xist, que solo se produce cuando
hay otro cromosoma X, recluta proteínas formando una serie de complejos que suprimen
la expresión del cromosoma inactivado.
Muchos de los componentes proteicos de estos complejos son dianas de autoanticuerpos,
producidos por el sistema inmunitario frente al propio organismo, por lo que los
investigadores se plantearon si los complejos Xist, formados por ARN, proteínas y
fragmentos de ADN genómico, podrían promover una respuesta del sistema inmunitario
frente a ellos.
Para obtener una respuesta, los investigadores utilizaron dos modelos en ratón, uno
susceptible a desarrollar síntomas autoinmunes y uno resistente. En primer lugar, el
equipo introdujo una forma modificada del gen Xist en las dos líneas de ratones machos.
Esta versión de Xist estaba modificada para no silenciar el cromosoma X (permitiendo la
expresión génica normal del único cromosoma X en los machos). Además, los
investigadores podían inducir su expresión con un compuesto químico.
La inserción y activación de Xist en los ratones machos resultó en la formación de
complejos ARN-proteína con Xist similares a los encontrados habitualmente en las
células femeninas, suficiente como para producir autoanticuerpos.
Además, los ratones machos con el gen Xist activado mostraron una mayor
susceptibilidad a desarrollar autoinmunidad similar a la observada en ratones hembra. Por
ejemplo, los investigadores detectaron una reprogramación en las poblaciones de
linfocitos T y B y caracteristicas de la cromatina similares a las de las hembras.Estos
resultados indican que la presencia y actividad de Xist, más allá de otros factores puede
influir en la predisposición a enfermedades autoinmunes.
El Proyecto Genoma Humano, puso al alcance del hombre la posibilidad de conocer su
ADN, lo que le permite saber las enfermedades de las que es portador y las que va a
desarrollar
Un genoma es una colección completa de ácido desoxirribonucleico (ADN) de un
organismo, o sea un compuesto químico que contiene las instrucciones genéticas
necesarias para desarrollar y dirigir las actividades de todo organismo.
El genoma humano contiene aproximadamente 3.000 millones de estos pares de bases,
los cuales se encuentran en los 23 pares de cromosomas dentro del núcleo de todas
nuestras células. Cada cromosoma contiene cientos de miles de genes, los cuales tienen
las instrucciones para hacer proteínas. Cada uno de los 30.000 genes estimados en el
genoma humano produce un promedio de tres proteínas.

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