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¿QUÉ SON LOS TERREMOTOS?

Todo el mundo tiene en mente la imagen de un terremoto. Los hemos visto en el cine y en la
televisión, donde se han colado a través de la ficción o en los canales de noticias cuando tienen
lugar en diferentes países. Los terremotos están asociados al movimiento del suelo, lo que
conlleva que todo a nuestro alrededor tiemble y que, en algunos casos, se den grandes
devastaciones y daños personales.

Sin embargo, ¿qué son exactamente los terremotos? ¿Cuántos tipos existen?

La palabra terremoto procede del latín y significa literalmente “movimiento de tierra”. De


hecho, está en su origen que se asocien a los temblores del suelo, ya sean de un tipo u otro.
Por lo general, cualquier temblor de la tierra se puede considerar como un terremoto. Sin
embargo, de forma general, se dice que solo son terremotos aquellos movimientos de tierra
que alcanzan cierta magnitud.

Un ejemplo de ello lo podemos encontrar durante la circulación de los trenes de metro en


algunas ciudades. Es común que, al paso de los convoyes subterráneos, el suelo tiemble
durante unos instantes para luego retomar su normal tranquilidad. En este caso, aunque es
cierto que estamos ante un “movimiento de tierra”, no suele ser catalogado como un
terremoto.

¿Por qué se producen los terremotos?

Las causas de los terremotos pueden ser de dos tipos: naturales o artificiales
Causas naturales de los terremotos

Son la consecuencia de la actividad de la tectónica de placas del propio planeta. El planeta


Tierra está compuesto por un núcleo sólido, al que le sigue una siguiente capa denominada
manto y que es líquida. Esta capa está compuesta principalmente de magma que, al ser
líquido, está en movimiento. Por último, está la capa final, la corteza, compuesta por diversas
placas denominadas placas tectónicas que flotan sobre ese manto líquido. Cuando la actividad
del manto mueve las placas tectónicas que conforman la superficie, la tierra tiembla, lo que
causa los terremotos naturales. Como no puede ser de otra forma, las zonas en las que se
encuentran las fallas (es decir, las separaciones entre las placas tectónicas), registran mayor
actividad sísmica debido a que los movimientos del manto hacen que estas placas choquen
entre sí.

Causas artificiales de los terremotos

Son la consecuencia de la actividad humana. En estos casos, los temblores del suelo no
proceden de la actividad interior del planeta, sino que son consecuencia de acciones humanas
que pueden producir que la tierra tiemble igual que lo hace cuando se producen terremotos
de forma natural. Un ejemplo de este tipo de terremotos lo encontraríamos durante la
detonación de una bomba atómica, que además de la devastación causada por la propia
bomba y la radiación consecuente, también implicaría un temblor del suelo que se podría
calificar a todas luces como un terremoto.

Consecuencias de los terremotos

Las consecuencias de los terremotos dependen siempre de su propia fuerza y otros factores.
Sin embargo, a grandes rasgos, podemos mencionar dos consecuencias principales.

Consecuencias para los seres vivos

Se trata de consecuencias que causan daños a las poblaciones humanas, animales y demás
seres vivos debido a la destrucción que está asociada a estos fenómenos. Como hemos visto,
dependiendo de la fuerza que tengan y de los puntos asociados en la escala de Richter, serán
más o menos destructivos, pero se puede destruir toda una zona en poco rato y puede llegar a
quedar irrecuperable o difícilmente recuperable.
Consecuencias en la evolución geográfica

Por otro lado, los terremotos tienen como consecuencia el cambio del paisaje del planeta.
Debido a la actividad de los terremotos, las placas tectónicas se mueven, un fenómeno conocido
como deriva de placas tectónicas. Esto, a lo largo de millones de años, puede hacer que la
orografía de nuestro planeta estén en constante cambio.

El más reciente terremoto fue en Turquía y Siria

La madrugada del lunes 6 de febrero, un terremoto de magnitud 7,8 impactó Turquía y Siria, al
que le siguieron múltiples réplicas. Dos semanas después, el lunes 20 de febrero, se registraron
dos fuertes réplicas, ahora de magnitud 6,4 y 5,8, en la ya devastada provincia de Hatay.

Los terremotos han dejado una enorme devastación: 49.397 personas fallecidas y decenas de
miles de heridos en ambos países; más edificios derrumbados y dañados, en los que destacan
hospitales; casi un millón de residentes turcos viviendo en tiendas de campaña, entre muchas
afectaciones más.

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