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Leyenda

La llorona

La Llorona era una mujer hermosa llamada María. Estaba


casada con un hombre rico y tenía dos hijos pequeños. Sin
embargo, su esposo la abandonó por otra mujer, y María quedó
devastada.

En un ataque de desesperación, María ahogó a sus hijos en el


río. Cuando se dio cuenta de lo que había hecho, se llenó de
remordimiento y se ahogó ella misma.

Desde entonces, el espíritu de María vaga por las calles,


llorando y buscando a sus hijos perdidos. Se dice que su llanto
se puede escuchar en las noches de tormenta, y que aparece a
los niños que se quedan solos.

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El sombrerero

La leyenda del Sombrerón es una leyenda popular de


Guatemala que cuenta la historia de un hombre misterioso que
ronda las calles de la ciudad, especialmente en las noches de
tormenta. El Sombrerón es un hombre de baja estatura, vestido
de negro y con un enorme sombrero del mismo color. Monta un
caballo negro que se confunde con la noche, y siempre va
acompañado de cuatro mulas.

Se dice que el Sombrerón es un duende que se enamora de las


jóvenes mujeres, especialmente de las de ojos grandes y cabello
largo. Cuando ve a una joven que le gusta, se le acerca y le
canta una serenata.

Si la joven se enamora del Sombrerón, él la rapta y la lleva a su


cueva. Allí, la encierra y la obliga a casarse con él. Sin embargo,
hay una forma de evitar que el Sombrerón se lleve a una joven.
Si la joven se corta el cabello, el Sombrerón no podrá verla y se
irá.

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El charro negro

Según la leyenda, el Charro Negro es un hombre que, en vida,


fue un hombre avaro y ambicioso. Hizo un pacto con el diablo
para obtener riquezas y poder, pero el pacto le costó su alma.

Desde entonces, el Charro Negro vaga por las noches, buscando


almas que se le asemejen. Se le aparece a hombres solitarios y
desesperados, y les ofrece riqueza y poder a cambio de su alma.

Si el hombre acepta el trato, el Charro Negro se lo lleva al


infierno. Sin embargo, si el hombre se niega, el Charro Negro lo
mata. La leyenda del Charro Negro es una advertencia sobre los
peligros de la avaricia y la ambición. Es una historia que nos
recuerda que no hay nada que valga la pena perder nuestra
alma.

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Cuentos
Caperucita roja
Érase una vez una preciosa niña que siempre llevaba una capa roja con
capucha para protegerse del frío. Por eso, todo el mundo la llamaba
Caperucita Roja.

Caperucita vivía en una casita cerca del bosque. Un día, su madre le


pidió que llevara una cesta de comida a su abuelita, que estaba
enferma. Caperucita se puso su capa roja y se dirigió al bosque.

En el camino, se encontró con un lobo que le preguntó dónde iba.


Caperucita le dijo que iba a visitar a su abuelita, que vivía al otro lado
del bosque.

El lobo, que era muy astuto, le dijo a Caperucita que tomara un atajo
por el bosque. Caperucita, que era una niña inocente, le creyó al lobo y
se desvió del camino.

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Mientras tanto, el lobo corrió directamente a la casa de la abuelita.
Cuando llegó, se coló por la chimenea y se comió a la abuelita. Luego,
se vistió con la ropa de la abuelita y se metió en la cama, esperando a
que Caperucita llegara.

Cuando Caperucita llegó a la casa de su abuelita, se sorprendió al ver


que la puerta estaba abierta. Entró y vio a su abuelita, que estaba en la
cama.

—¡Abuela! —gritó Caperucita—. ¿Por qué tienes los ojos tan grandes?

—¡Para verte mejor, hijita! —respondió la abuelita, con la voz del lobo.

—¿Y por qué tienes las orejas tan grandes?

—¡Para oírte mejor, hijita!

—¿Y por qué tienes las manos tan grandes?

—¡Para abrazarte mejor, hijita!

—¿Y por qué tienes la boca tan grande?

—¡Para comerte mejor!

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El lobo se abalanzó sobre Caperucita y la quiso comer. Sin embargo, en
ese momento, un cazador pasó por la casa y escuchó los gritos de
Caperucita. El cazador entró en la casa y mató al lobo con su rifle.

El cazador rescató a Caperucita y a su abuelita, que estaban vivas.


Caperucita aprendió una lección importante: no hay que hablar con
extraños y no hay que desviarse del camino cuando se va al bosque.

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Patito feo
Érase una vez una pata que puso doce huevos. Cuando los huevos
eclosionaron, doce patitos salieron a la luz. Todos los patitos eran
hermosos, excepto uno. Este patito era muy grande y feo. Tenía plumas
marrones y un pico grande y amarillo.

Los otros patitos se burlaban del patito feo. Le decían que era feo y que
no pertenecía a su familia. El patito feo se sentía muy triste y solo.

Un día, el patito feo decidió escapar de la granja. Se dirigió al bosque,


donde se encontró con otros animales. Los animales también se
burlaban de él. El patito feo se sintió más solo que nunca.

El patito feo pasó el invierno en el bosque. Estaba muy frío y


hambriento. Un día, vio un grupo de cisnes nadando en un lago. El
patito feo se acercó a ellos y se quedó mirándolos. Los cisnes eran muy
hermosos. El patito feo se sintió atraído por ellos. Se acercó más y más,
hasta que finalmente se metió en el lago.

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Cuando los cisnes vieron al patito feo, se sorprendieron. El patito feo
había crecido y sus plumas ya no eran marrones. Ahora tenía plumas
blancas y un cuello largo y elegante. Los cisnes aceptaron al patito feo
como uno de ellos. El patito feo estaba muy feliz. Había encontrado su
lugar en el mundo.

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Los tres cerditos
Érase una vez tres cerditos que vivían con su madre en el bosque. Un
día, la madre cerdita decidió que era hora de que los cerditos se fueran
a vivir solos. Los tres cerditos estaban emocionados de ser
independientes, pero también estaban un poco asustados.

El primer cerdito era perezoso y decidió construir una casa de paja. El


segundo cerdito era un poco más trabajador y construyó una casa de
madera. El tercer cerdito era el más trabajador y construyó una casa de
ladrillos.

Un día, un lobo malvado se enteró de que los tres cerditos vivían solos.
El lobo se dirigió a la casa del primer cerdito y le pidió que le abriera la
puerta. El primer cerdito estaba asustado, pero abrió la puerta de todos
modos. El lobo se comió al primer cerdito en un santiamén.

El lobo luego se dirigió a la casa del segundo cerdito. El segundo cerdito


trató de cerrar la puerta, pero el lobo era demasiado fuerte. El lobo se
comió al segundo cerdito también.
El lobo luego se dirigió a la casa del tercer cerdito. El tercer cerdito sabía
que el lobo era fuerte, así que se escondió en el tejado de su casa. El
lobo trató de soplar la casa del tercer cerdito, pero la casa era
demasiado fuerte.

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El lobo estaba enojado, así que decidió entrar a la casa por la chimenea.
El tercer cerdito estaba preparado para el lobo. Cuando el lobo bajó por
la chimenea, el tercer cerdito le tiró una olla de agua hirviendo encima.
El lobo gritó de dolor y salió huyendo del bosque.

Los tres cerditos estaban muy felices de haberse salvado. Aprendieron


que es importante trabajar duro y ser preparado.

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Fabulas
El zorro y las uvas

Un zorro caminaba por el bosque cuando se encontró


con una vid llena de uvas maduras. El zorro tenía mucha
hambre, pero las uvas estaban demasiado altas para que
las alcanzara. Intentó saltar y alcanzarlos, pero no pudo.
Intentó trepar por la enredadera, pero estaba demasiado
resbaladiza.

Finalmente, el zorro se rindió. Se dio la vuelta y se alejó,


diciéndose a sí mismo: "Esas uvas deben estar agrias de
todos modos".

Moraleja: Es mejor contentarse con lo que se tiene que


codiciar lo que no se puede tener.

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La hormiga y el saltamontes

Una hormiga estuvo trabajando duro todo el día, recolectando comida


para el invierno. Un saltamontes estaba sentado al sol, cantando y
jugando. El saltamontes vio a la hormiga trabajando duro y dijo: "¿Por
qué trabajas tan duro? ¿Por qué no vienes a jugar conmigo?".

La hormiga dijo: "Estoy trabajando duro porque necesito almacenar


comida para el invierno. Si no trabajo duro, moriré de hambre".

El saltamontes se rió y dijo: "No seas tonto. Hay mucha comida para
comer. No necesitas trabajar tan duro".

Pero la hormiga no escuchó al saltamontes. Siguió trabajando duro y


almacenó suficiente comida para el invierno. Cuando llegó el invierno,
el saltamontes tenía mucha hambre. No había almacenado nada de
comida y no podía encontrar nada para comer. Fue hacia la hormiga y le
pidió ayuda.

La hormiga dijo: "Te dije que trabajaras duro y almacenaras comida para
el invierno. Pero no me escuchaste. Ahora tienes hambre".

El saltamontes lamentó mucho no haber escuchado a la hormiga.


Aprendió la lección y nunca más se rió de la hormiga por trabajar duro.

Moraleja: es importante trabajar duro y planificar el futuro.

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La tortuga y la liebre

Una tortuga y una liebre estaban corriendo. La liebre tenía mucha


confianza porque era mucho más rápida que la tortuga. Corrió y tomó
una siesta debajo de un árbol.

La tortuga siguió avanzando, lenta pero seguramente. No se detuvo a


descansar y nunca se rindió. Finalmente, la tortuga cruzó la línea de
meta y ganó la carrera. La liebre quedó tan sorprendida que no lo podía
creer.

Moraleja: Lento y constante se gana la carrera.

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Parábola
La parábola del sembrador
El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la
tierra; duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y
crece, sin que él sepa cómo. La tierra da el fruto por sí misma;
primero hierba, luego espiga, después trigo abundante en la
espiga. Y cuando el fruto lo admite, en seguida se le mete la
hoz, porque ha llegado la siega.

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La oveja perdida
¿Qué hombre de vosotros, si tiene cien ovejas y se le pierde una
de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la
que se le perdió, hasta que la halla?
Y al encontrarla, la pone sobre sus hombros gozoso; y cuando
llega a casa, reúne a los amigos y a los vecinos, diciéndoles:
Alegraos conmigo, porque he hallado mi oveja que se había
perdido.
Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que
se arrepiente que por noventa y nueve justos que no necesitan
de arrepentimiento.

}
El grano de mostaza. Nuevo testamento. Mateo 13, 31-32.
El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza que tomó un
hombre y lo sembró en su campo. Es ciertamente más pequeña que
cualquier semilla, pero cuando crece es mayor que las hortalizas, y se
hace árbol, hasta el punto de que las aves del cielo vienen y anidan en
sus ramas.

}
Poemas
El mar
El mar es un espejo
de plata y de oro,
donde se miran las estrellas
y los barcos de guerra.

El mar es un camino
que lleva a la gloria,
donde los héroes se baten
y las naves se hunden.

El mar es un misterio
que nadie ha descifrado,
donde se esconden los secretos
de la vida y la muerte.

}
Una flor

Una flor en el campo,


con su belleza y su color,
es un regalo de la naturaleza,
que nos llena de amor.

Su aroma es embriagador,
su belleza es incomparable,
es un símbolo de la vida,
que nos llena de esperanza.

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