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Instrucciones para progenitores de misioneros jóvenes

1. Revise los formularios que su hijo o hija haya completado. Su hijo(a) le puede mostrar los formularios en la pantalla
de la computadora o imprimirlos para que los revise, si ha llenado los formularios a través del Sistema de
Recomendación para Misioneros.

2. Si su hijo ha sufrido alguna enfermedad grave, le han practicado alguna cirugía mayor, ha padecido una lesión o
un traumatismo importante, o ha estado bajo tratamiento prolongado u hospitalizado, solicite un informe del
profesional que lo trató, si es posible, en el que se explique la naturaleza del problema y su estado actual. Es
importante que aporte información completa sobre el estado físico de su hijo. De no hacerlo, el llamamiento misional
podría retrasarse innecesariamente.

3. Aliente a su hijo a seguir tomando cualquier medicamento que se le haya prescrito. Pueden presentarse problemas
si los candidatos a misionero dejan de tomar la medicación por creer que el estar medicados podría influir en la
asignación misional que se les dé.

4. Asegúrese de que su hijo se someta a exámenes médicos y dentales minuciosos. A la Iglesia le importa mucho la
salud y la seguridad de los misioneros. El propósito de los exámenes médicos minuciosos es cerciorarse de que los
misioneros puedan sobrellevar las exigencias de la obra misional y que reciban asignaciones en las que puedan
lograr el éxito. Según su asignación, los misioneros podrían verse expuestos a un gran estrés físico, ambiental, social
y emocional, y con frecuencia soportan estas condiciones en áreas donde la atención médica y dental disponible es
muy escasa. Es lamentable que un misionero deba volver a casa sin concluir una misión de proselitismo debido a
problemas que se podrían haber evitado o estabilizado antes de la misión.

5. Si se llama a su hijo a una misión de proselitismo, antes de que entre en el CCM debe haber corregido afecciones
como verrugas en las plantas de los pies, pies planos, dolores de cabeza crónicos y hernias inguinales. También
debe haber estabilizado y entendido el tratamiento de enfermedades crónicas como el asma, la diabetes, las
convulsiones, los trastornos emocionales, el colon irritable y la endometriosis. El haberse ocupado de este tipo de
problemas con antelación contribuirá a evitar problemas y gastos innecesarios en el CCM o en el campo misional.

6. Si cuenta con un seguro médico privado que ofrezca cobertura a su hijo, no lo cancele. Aporte los datos
pertinentes en el formulario Información de seguro médico. Si se llama a su hijo a una misión de servicio, el misionero
o la familia del misionero serán los únicos responsables de todos los gastos del misionero, incluidos los gastos
médicos, dentales y de responsabilidad civil que, por lo general, quedan cubiertos por un seguro privado. Si se llama
a su hijo a una misión de proselitismo y la Iglesia paga voluntariamente esos gastos a su favor, la Iglesia podría
solicitar el reembolso o una contribución a su compañía de seguros.

7. En el caso de los misioneros de proselitismo, durante la misión, la familia del misionero debe sufragar los costos
médicos de enfermedades preexistentes. Se considerará una enfermedad preexistente todo problema médico, dental
o de salud mental que se hubiera diagnosticado o tratado, o si se hubiera recomendado un tratamiento, o que hubiera
presentado síntomas durante los dos años anteriores al servicio misional. Se podrán incluir los problemas que
requieran anteojos o lentes de contacto, tratamientos dentales o recetas de medicamentos.

8. Todos los donativos realizados al fondo misional de la Iglesia son propiedad de esta y se utilizarán, a su entera
discreción, en sus programas misionales. Las contribuciones no son reembolsables, incluidas las contribuciones
realizadas por adelantado, por ejemplo, si el misionero llamado a una misión de proselitismo no pudiera terminar la
misión.

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