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¿Quién era mi abuelita?

Evangelina Cardona de Giraldo, esposa de Libardo Giraldo Restrepo, madre de 12 hijos

y gestora de un gran legado. Fue una mujer con un corazón humilde, una voluntad

inquebrantable, un cariño arrollador; una persona extraordinaria que tocó la vida de todos

aquellos quienes tuvimos el privilegio de conocerla. Como madre, abuela, bisabuela, tatarabuela

y tía ejemplar, dedicó su existencia a brindar amor, apoyo y felicidad a su familia.

Su amor incondicional era palpable en cada gesto, en cada sonrisa y en cada abrazo que

compartía. Su hogar siempre fue un refugio seguro lleno de amor y calidez, donde todos nos

sentimos bienvenidos y amados. No importaba el desafío que enfrentara, siempre encontraba la

manera de ofrecer consuelo y sabias palabras de aliento.

Mi abuelita era una verdadera matriarca, un faro de luz para nuestra familia. Sus

valores, ética de trabajo y compasión eran ejemplos a seguir. Gracias a ella, conocimos la

importancia de la unión familiar, al enseñarnos el valor de los lazos que nos unen. Las reuniones

familiares eran momentos preciosos en los que podíamos sentir su amor en cada mirada y cada

palabra compartida, ya que siempre buscaba la manera de hacernos sentir especial.

Además de su dedicación por su familia, mi abuelita era una mujer de múltiples talentos

e intereses. Siempre estaba dispuesta a aprender algo nuevo (tenia tik tok), disfrutaba contar su

conocimiento y experiencias de vida a los demás. Sus manos hábiles no sólo preparaban

comidas deliciosas, sino que también las usaba para implorar oraciones de consuelo y

protección para cada uno de sus seres amados.

Su espíritu generoso y compasivo la llevaba a involucrarse en obras de caridad y en

ayudar a aquellos que más lo necesitarán. Su actitud solidaria y su voluntad de hacer del mundo

un lugar mejor han sido ejemplos inspiradores para todos nosotros.

Mi abuelita deja un legado imborrable en la vida de todos los que la conocimos. Su

amor perdurará en nuestros corazones, guiándonos y recordándonos la importancia de cultivar el

amor, la pasión y la unidad familiar.


Hoy nos despedimos de una mujer excepcional, pero su espíritu vivirá en nuestras vidas.

Abuelita, que tú alma descanse en paz, recordaremos por siempre el amor tan inmenso que nos

brindaste. Te extrañaremos profundamente, pero estamos agradecidos por el tiempo que

compartimos contigo y por los valiosos recuerdos que nos dejas.

Abuelita, te amaré hasta que mi último aliento se desvanezca y en el que nuestras almas

puedan volver a estar juntas. Te amo

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