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con la mirada, Con un acto minimo y masivo recup las palabras para escribir. Me volvi presente otra vez, Y aca estoy, mi corazén en crudo, latiendo. I . Ya esta. Me lo corté, De una, Salia de baftarme. Lim- i el espejo empafiado con Ia toalla con la que ne acababa de secar y me vi con el pelo corto. De un lado y del otro estibamos las dos tratan- de ser una, Parada desnuda delante del espejo cl pelo largo hasta la cintura, no pude contenerme, la tijera del botiquin, deslicé la mitad del pelo cel pecho y corté a la altura del hombro, Me vi la pilida, los lunares, el rojizo de mi pelo entre los Lo dejé en la bacha, Me miré en el espejo, repeti 1» mismos movimientos del lado izquierdo. Y volvi dexecho, corté debajo de la oreja. Me vi los ojos. En- cendidos, Del izquierdo, lo mismo. Senti que me habia dibujado. O algo asi. “Completamente loca", alcanzé a murmurar mamé después de descubrirlo, Se tapé la boca con las manos, sacudia la cabeza. Y agregé: “Vas a tener que it igual a la peluqueria”, Como si hubiera querido evitar el gasto. —A mi me gusta —me dijo Aitana. Y eso soné a desafio. Mami la fulminé con la mirada. Por un momento escuché en mi cabeza lo que mama se contenia de decir, “por lo menos tenias un pelo di- vino, ahora se te-van a notar todavia més los kilos que tendrias que bajar”. No decia nada pero su mirada fue glacial, Ahora entiendo de dénde sacamos la mirada de hielo Aitanay yo. Y cuando pudo, me pregunté: — {Bra necesario? —Necesario para mi era le contesté y esa fire mi mayor osadia, mas que cortarme el pelo. No habia nada mas que decir, Esto que hi nimo y masivo y vengo pensando en esto de hacer, porque el no hacer parece que lo aprendi y me lo tatué en algéin lado, Asi que me lo corté y listo. Por eso me dieron ganas de escribir. Y porque mama me miré asi y pens6 de todo, porque le pertenezco, claro, y todo mi ser le pertenece y cualquier decisién que tiene que ver con algo mio parece que tengo que conversarla previamente con ella, como si alguna vez estuviera en casa como para que eso fuera posible, como si ha- blaramos, Bueno, si, hablamos lo basico, lo necesario para la supervivencia cotidiana, nada profundo, nada que importe, nada real, Y mi osadia fue cortarme el pelo y no pedirle permi- so, Como si hubiera pensado en ella en ese momento. Si, pensé. Pensé que no me importaba nada lo que dijera o lo que dijeran los demas. Que me importa, si, pero en ese momento no me importaba y cortarme el pelo fue Iver ese instante permanente. Animarme. segundo después caer, y pensar: “;Y ahora qué?, queda bien?”. Voy a tener que ir a la peluqueria, si, €S corto pero no un corte. Y pensar, recién » lo que podia llegar a decirme mama cuando . Hasta me costé bajar, me quedéatrincherada, » corto, en el cuarto. al creo que Lo que mas la sorprendié fue que yo esté, Yo no contesto, Todavia debe estar que- lo descifrar qué le pasa a su hija que se corta el » y Te contesta, todo en un solo dia. Que no me podido ver venir es lo que mas la debe enloque- Mi pequefia, naciente independencia. a, la que se corta el pelo de repente y contesta, n soy yo. Esta se parece mas a mi que cualquier Bienvenida, Rafaela Rivera, Me est sivera leer todo lo que escribt el afio pasado, Quiero empezar y no puedo, como si leerlo hiciera que algunas cosas volvieran a suceder delante de mis ojos, como si eso fuera posible. Algunas cosas las haria distintas, Me rio sola pensando que algunas ni las haria. Y entre el diatio, las palabras, mi cabeza y yo, haria otras que si me darian vergiienza después. Y fue en el verano. En algén momento del vera- no. Una noche sentada en la tarima por ver quinientos ochenta y siete cuando todo me empezé a importar poco. Menos que poco. Lo vi a Simén bailando con la rubia némero trece desde que habiamos dejado de ser amigos-casi-novios, o lo que sea que hayamos sido mientras dur6, que fue poco, y me di cuenta de que ya no dolia. Lo vi, como lo venia viendo todos los saba- dos que juntaba valor para ira bailar. Esperé que verlo me dolicra, como el sbado anterior, como la tltima ver. Esperé, pero no pasé nada, No dolid. Porque un dia deja de doler. Viste, Simén, un dia deja de doler. Y te importa un carajo, Si, delicado lo mio. Y no es que 12 dejado de gustar él. Porque no. Ese dia en me seguia gustando pero ya no me dolia. Te \\curtiendo. Un poco y dea poco. Y abi, mientras no poco siempre se lo hubiera entregado a todo el ido. A pap, a mamé, a él,a Aitana, a los que no me alos que me ven. Y ahi cai. La gente dice: “Me a ficha”, Yo soy la ficha que cae. ¥ fue cuestién mpo, dias, bueno, un mes, un par de meses, hasta ne di cuenta de que Simén directamente me ha- dejado de gustar. Nada, Ni un poco, La sensacién ese instante, Como cuando me enteré de que Papa existia solo para mi. Simén, ni existia. 23 wu ita la peluquerfa a que le dieran for- ma a mi corte, El peluquero, que me debe ver como mucho dos veces al afio, abrié los ojos cuando entré y meneé la cabeza. —Eso lo tendria que haber hecho yo —me dijo sonriendo, Claro, cuantas veces entra alguien que se corta el pelo largo por Ia cintura por debajo de la oreja. Me dejé la nuca desnuda, Y mas largo arriba con una es- pecie de flequillo para el costado o un casi jopo. En el espejo parecia otra. Y debo parecer porque en el colegio creo que hubo gente que no me reconocié, Pongamos que habitual- mente no me deben ni ver, pero de repente me mixa- ban ¢ imaginaba que pensaban quién carajo es. Antes, Ja nada misma, Pasaba como pasa el viento. La cara de Rosario cuando me vio fue mortal. Son- i6 en camara lenta y la sonrisa le cruzé la cara y se empez6 a reir, Estir6 un brazo como queriendo tocar el techo y grité: —jEsa es mi amiga! Yo, incendiada. 4 0s pasos largos con sus piernas eternas para mientras me decia al oido “esta se parece icliz coincidencia, Las caras de Wanda y fucron més moderadas, una especie de “oh, qué 1°, y luego inmediatamente, que eso no se note, y un timido “esta bueno”, En resumen, algo cllas son mucho més estructuradas. Y tal vez 's que me queda tan bueno, No va por ahi, ne mas que ver con lo que yo veo y cémo me ». Y habré gente que piense, como mama, que las con kilos de mas no deberian tener pelo corto 1c asi solo se nota mas el exceso de cuerpo. I'l colegio, un embole, Esa sensacion de que se vie- rande. Es nuestro Gltimo afi y entonces si, rene, Una especie de ola de tsunami anticipatoria. » si fuera facil elegir qué estudiar, lo que elijas mente condicione tus préximos cinco aiios, lo lcfinitivamente va a condicionar toda tu vida. El urnos todos, Y tanta anticipacién, tanta decision por arriba. No sé qué voy a estudiar, ni qué quiero ser 0 hacer. i, sé cosas pero nada es tan s6lido en mi como 1 que sea permanente, Me va y me viene. Miisica. {, Carreras que atin no existen y que se me ocu- 1. Disefiadora grafica. Todo va y viene. Y al salir del curso con la mochila en un hombro fa cabeza mientras venia hablando con Rosario 15 y lovi saliendo del aula de él. Nuestros reconocimien- tos a la distancia cuando nos encontramos suclen ser unos movimientos imperceptibles de cabeza. De una sutileza feroz, Creo que nosotros solos los vemos o tal vez me los imagino. Pero esta vez. me miré y se qued6 parado en medio de la puerta de su aula, los ojos inten- 0s, su mirada en mi, Senti que meardia la cara. Le sos- tuve la mirada todo lo que pude pero unos segundos mas tarde, mientras pasaba casi al lado de él, la bajé. Esos segundos en camara lenta, nos volvimos otra ver nosotros. Simén y yo. Hacia un afio que no sentia eso, Desde que se me fueron las palabras, Pero esos segundos nos habian reconstruido. Pensé que ahi quedaba. Pero a la noche, tratando de terminar la tarea del colegio, me di cuenta de que no. La ventana de mi cuarto. La luna colgada en el cielo. Y en mi, ese instante de pelicula muda que seguia repitiéndose al infinito. Un espacio minimo. infimo pero real. Dia del padre. Y dia de mierda, Como ya.con eso no fuera suficiente. Igual lo del dia del padre no me puede importar menos, Llevo mas dias del padre sin papa que con él. Al prin- cipio pensaba que en ese dia habia mAs posibi- idades de que se acordara de que es padre. Algo como “ sno te estaria faltando algo? Unas hi cexactamente, Como que ese dia me parecia mas ible que el resto de los dias. Ya no. Pensaba regalos época. Ya no. Es un dia casi como cualquier otro. ial ese no fue el problema. Mil veces me dije que go que it masal club. ;Para qué voy? Mama juega s, Aitana al héckey, el abuelo juega al golf. Pero ‘eno, voy y me quedo con Ia abuela. Y estiin las scientos cincuenta y ocho amigas de ella. O sea que quedo pintada ahi haciendo esas minisonrisas y te- lo que prestar una atencién que no tengo un domin- menos a la mafiana, Igual la mayoria de los temas escucho no me interesarfan en ningéin dia. Siempre 20 que no voy mis. Y siempre termino yendo. voy mas. Lo decidi. Y es irrevocable. No voy a més, Porque més alld de todo, la gente que va v7 al club no me cabe ni ahi, No tengo nada que ver con ellos, no tienen nada que ver conmigo. $i, mi familia va al club, Puede que tampoco tenga mucho que ver con mi familia, Me rio sola. Pero es una risa amarga Amarga yo, hoy. Y la mania de la gente de decir lo que piensa cuando tuno jamas les pregunt6. Esa opinién desatada que te hacen saber cuando claramente no te importa lo que piensan, si no, hubieras preguntado. Y esa mania mia de callarme la boca, de quedarme paralizada, Sentir el impacto del golpe pero no poder moverme. Una infeliz que es de las que no puedo ni ver, Ca minando hacia mi con su mirada censora. Mi abuela charlando a unos metros con una pareja amiga, Cada tanto me miraba. A mi y mi libro abierto sobre la mesa, como chequeando que todo estuvieta bien y todo estaba bien hasta ahi, Lo supe. Esos metros antes lo supe. Y tampoco me pude preparar. Lenta yo, La infeliz. que se acerca y me da un beso, de esos que ni te rozan pero hacen ruido. Y ahi nomas me mira, como si yo fuera irremontable, irreparable, innecesaria. “Que pena —me dice—, con exe cabello divino que tenias, pero bueno, si bajaras unos kilos te quedarfa mucho mejor, tenés una cara tan linda que es una pena”. Y se fue. Destilé veneno y se fue. ¥ abi me quedé yo. Estaqueada, Muda. Incapaz, ePor qué mierda no puedo defenderme? Y de ese instante al afio pasado cuando rodé por la escalera des- pués de lo que me dijo Gaston y al verano cuando me 18 uuu” en la playa y a los que me gritaron \" en el boliche. Planeé mil yenganzas pero no Nunca hago nada. nomento en que hablaba mi cabeza prepara- westas pero nada me salié de la boca. Ademas, clla pesara cincuenta kilos. Mi mirada se en- ‘con la de la abuela, Los ojos de la abuela, mis «sto del mundo fuera de foco. Ganas de llorar nas de gritar.¥ el ema no es la infeiz. El tema |. Muda, Toda la violencia hacia adentro. En mi. dome todo lo que no me quiero comer. Porque algo posiblemente me hubiera salido como Porque siento que siun dia me defiendo, mato. nimo, no sé lo que puede salir, Pero ¢s mucho eso. Es mucho mas profundo, mas hondo. No hablar el resto del almuerzo. Y por suerte la abue~ la delicadeza de no preguntar delante de todos. No voy masal club, No lo necesito. No me necesita. \s voy a ser lo que ellos esperan. Pero hay un mun- ra, el colegio, la calle, la universidad, la vida clo, y yo necesito pararme ahi, transitarla. Y no ro quedar muda, Porque tal vez es lo que tam- sunos esperan de mi. Y tampoco quiero ser esa. no corte de pelo, mucho sentirme yo, y al final me lo muda como siempre, como antes. Fanta bronca. ‘Ni siquiera puedo Horar. 19 casi desnucada acostada so- bre fa alfombra del cuarto de Rosario no es lo que imaginaba para ese domingo a la noche. Los domingos son en casa, rutinatios, comer algo con Aitana si esta, peli y a la cama para levan- tarme temprano el lunes. Una y otra y otra més cada domingo. Pero este no, En medio de la bronca por lo de la infeliz del club, Rosario me mandé un audio para avisarme que sus papas salian a cenar a lo de unos amigos, si queria ir a dormir a su casa y quedarme con ella. No me gusta mucho it a dormir a otro lado. Me gusta mi casa, mi cama, Pero no me soportaba ni yo. ¥ a veces tengo la sensaci6n de que si estoy triste, el cuarto se vuelve tris- te y me comprime, me ahoga, me expulsa, Y me fui. Medi una ducha, le avisé a mamé, agarré la bici, Esa sf esla Ginica novedad que tengo desde el afio pasado, Uso labici. ¥ pedaleé hasta la casa de Rosario, Enesascuadrasmedi cuenta de que habia hecho bien, Anochecfa, Bl aire fresco en la cara. Cuando llegué los papas de Rosario estaban por salir. Nos quedamos en fa cocina charlando mientras tomabamos mate, Podemos yotra 20 teros sin cansarnos. Me propuso hacer ‘a mi pizza siempre esta bien. Me conté terior, habia salido con Pablo, Siguen de lo ¢s lo mas. Un montén de salidas voy con nen problema en buscarme, llevarme, en ) eso lo valoro muchisimo, perfectamente “Buch todo bien con Rafaela pero que se 1 su casa o que se consiga su propio novio”. Y no. ine, a jugar al bowling, a bailar. Ellos y yo. s de Rosario finalmente se fueron y em- 1 preparar la pizza y a ver qué le poniamos cangadita, de todo un poco. ¥ ahi fue que ne pregunté si queria una cerveza. Y no es memos de vez.en cuando. Tomamos. Pero ese » sintié distinto. Le dije que si. Sacé un par idera, chicas, bien frias. Las abri6 y tomamos ntadas mientras esperabamos para sacar la horno. distinto a siempre. Como si fuéramos mas les. Porque lo somos, obvio, pero tampoco es que n grandes, Ahi caminando en ese borde entre ndario y el salto a la universidad. ‘Todo el afio sintiendo asi desde el acto del primer dia. Tanto cen que ¢s ef tiltimo afio, que elegir la carrera, arte de los compafieros, que estoy segura de eso lo que me hizo salir corriendo mientras la directora por detris de todos los cursos y ren la puerta del salén de actos. Divino, Senti me hundia hasta el centro de la Tierra. No podia an estar pasando eso delante de todo el colegio. Oke, no m habian visto porque mi organismo tuvo la delicad: de aguantar a que cruzara la puerta, pero la mitad d mi cuerpo arquedndose lo habian visto todos. Esto segura de que fue eso y no todo lo que comi la noche anterior de lo tensa que estaba. No queria empezar quinto, no quiero terminar quinto. No quiero. En ese momento Rosario fue la primera que reac: cioné y salié corriendo a ayudarme. Me acompaiié a casa cuando nos largaron y segui vomitando cada di © tres cuadras, en un cantero, en el medio de la c La vergitenza que tenia, pero cualquier cosa antes que Hamar a mama. Lloraba de la bronca, y vomitando en un cantero le pedi a Rosario que me alcanzara una ser- villeta, un pafiuelito, algo para limpiarme, Ella salié cortiendo y la vi volver con un papel de regalo como barrilete en su mano. Se me cafan las lagrimas y me empecéa reir. Nome podia dar un papel de regalo para limpiarme. No daba pero era lo nico que habia con- seguido. No podiamos dejar de reirnos. Y reirnos es de las mejores cosas que nos pasan. Sentadas hablando del sébado, tomando una cer- vevza, se sentia bien. Y mientras comiamos Rosario me pregunté si queria una copa de un vino que ya estaba abierto, Y si. Una copa. Dos. No tomamos vino habitualmente y puede que tampoco fuera eso, Nos empezamos a reir. Lavamos los platos y subimos con la botella a su cuarto. Pusimos misica fuerte en la compu y bailamos descalzas, Rosario tiene la mejor 22 del mundo, una con unos pelos largos y ven ¥ puede que fuera eso ademas del vino y la . eso y la mica. Y sentir que somos grandes ) somos mas que las que éramos en el acto de undo nos hicimos amigas. scostamos en la alfombra mirando el techo. tiene una bola de espejitos, chiquita, en un jue hacia Luces intermitentes sobre nosotras. clamos chaslando y riéndonos de las cosas mis «le conté lo de la infeliz. Me miré con sus ojos sy me dij Qué vamos a hacer con eso? V trani me dio risa, Como si furamos a matarla ndia dejar de reirme de su cara que parecia un Ld con sueto y de repente abria los ojos sacad eguntaba “qué vamos a hacer con eso?”. Pla- ‘os un par de venganzas, A mi lo de planear me seante bien. Estaria teniendo un problema de ion. Y nos faimos quedando en silencio y, asi, ido las luces intermitentes del techo y acarician- pelos de la alfombra, me di cuenta de que estaba sco alegre, Levemente, Y se sintié bien. Si, Todo 1 difuso. Todo lo que no existia realmente en mi -staba difuso y no importaba. No me preocupaba, dolia. Papa, Simén, mi futuro, los infelices que gue yo no era como debia ser, y lo que de- » ser, los pensamientos no existian, Solo era eso. 1c. Saber que estabamos juntas. Y que estaba la Risa combate domingo. 23 Resaca, Asi se sentia. Lunes, Clase de Economia, Una tormenta contra la ventana del curso, Gaz nas de estar en la cama ovillada, de estar en si lencio, sola, mirando lover. Pero tener que es tar abi sosteniendo la cabeza en alto y los ojos rinimamente abiertos. Me pasé la mano por la cara tantas veces tratando de despertarme que en un momento al mirar la ventana vi que tenia un jopo como una ola. ¥ me vi, La cara ancha, Los ojos azules, La frente despejada, Las cejs suaves, algo despeinadas La nuca descubierta, Me veia tan distintaa la que era uuna semana antes. Ya la vez.cudn distinta podia ser, Rosario la piloted mejor toda la mariana, Ni se le notaba. Yo no tenia ni ganas de pilotearla, De repen- ‘e, no podia encontrar ese lugar al que habia legado la noche anterior acostada en la alfombra riéndeme donde todo lo que no existia no importaba, Todo eso stimportaba, Cada una de esas cosas, y le habia puesto pausa por un rato pero ahi volvia a existir todo para mi, Los kilos de més, la vida en espera, la ausencia de papé, la ausencia ce Simén, la infeliz que opinaba lo que muchos se debian callar, la mirada de mama, pasa, lo que no puedo decidir. Y creo que o. No puedo y no quiero. No me quiero No me dan ganas. Me resisto. “ todos los recreos con Ia cabeza apoyada wos cruzados en el escritorio mirando rico que queria era que terminara la ma- menos cuarto caminar a casa. Y tenia Ja uy practico con esa Lluvia. \ colmo después de Economia tuvimos una lc orientacién vocacional, como si hubiera ma de orientarme. Nos pedian que pusiéra- que nos gustaria tener o llegar a tener, algo no me importa nada la orientaci6n, puse to- jaca paraguaya. Todo eso quiero. Y no. ¥ habia con las preguntas mis obvias para completar. ‘gué y senti que no iba a existir forma de ayu- y que la psicéloga, psicopedagoga o lo que fuera lo leyera, se iba a reir tres dias seguidos 0 ibaa rr que soy una ilusa. Y puede que tenga raz6n. Ju ausencia. Y mis kilos. Desde que escribi “ausen- de egresados. Al que tampoco tengo mu- ss de ir, No entendi nunca el punto. “ Diver- me pregunt6 uno de mis compafieros el otro ndo le comenté mi feliz punto de vista. No le crtido a ir con gente con la que ni siquiera i6n, Otra cosa seria ir solo con mis amigas. io. Que no me puede interesar menos. O 140 lo que tengo que hacer para no llevarme 33 ‘materias justo ahora y no es que me encante estudiar ero no sé qué hago si ademas tengo que estudiar en enero o febrero, A ver, bastante con tener que it al co- legio el resto de los meses como para también dedicar: le ese tiempo. Ni loca. Mamé. Que ya se habré adaptado al espanto de te- ner una hija con quince kilos de mas y pelo corto, Eso de los quince, me lo dijo la otra ver, que cuando pensa ba ocuparme de mis quince kilos de més. Una copada, ‘mama, Sigue con Leonardo y eso la mantiene bastante lejos de casa, asi que por mi excelente. La novedad es Aitana. O que tiene novio, Ella, la que salia siempre y nada. No quiere decir mucho pero ¢s obvio, obvio para mi por Lo menos. Ya le dije que lo quieto conocer. Que lo traiga un dia que mama no esté y listo. Le6n. Bien, gracias. Ya se hizo un grupo de amigos del curso de Simén, un grupo que no es el de Simén y el de Gastén, sino el otro grupo, Como que habria dos que no se bancan tanto. O sea que ni lo veo, cursamos juntos pero en los recreos desaparece, Simén. No me lo volvi a cruzar. Sé que esta. Calcu- lo que sabe que estoy. A eso se limita nuestra relacion hoy. Dos conjuntos que no se intersecan. A veces pien- so en él, Qué pensé en ese instante cuando me vio con cl pelo corto mientras pasaba delante suo por el pasi- lo? (Qué sinti6? ;Siente? {Piensa en mi alguna vez? ¢Me extraiia? Yo no, Cuando alguien desaparece asi, de una forma tan abrupta y brutal, la decepcién es tan 34 ue destruye todo, TODO, lo que sentis. Asi jo extrafio, Aparte tengo la sensacién de que fue suefio, que no pas6 de verdad, que me lo ima- jo sofié, Pero tengo un cuaderno que atestigua lo io, Aunque me haya despertado por meses y pocos segundos volver a recordar ese mail y su sexiste yno quiere saber nada conmigo, Rosario lice que no se puede hacer cargo de Jo que siente, sea, desaparecié. Como papi. Un buen prome- Me rio sola. Es una risa amarga, pero es risa. Est lo. El anico hombre sélido en mi vida, salvan- » todo. 35 \. La peor profesora del mundo, Hay compafieros que tiemblan cuando ella en: tra. No puede volar una mosca, no puede pesta fiear alguien en la tiltima fila. Es pararseal lado del banco y el “buen dia, profesora”, Prehisté. rico, Pero ella lo disfruta. Disfruta haciéndonos suftir, Y como los visibles la surfean bastante me- jor, siempre se la agarra con los invisibles. Léase, yo. —Rafaela, pasa al frente por favor —Ilamo de repente, Mis ojos al techo. Un segundo. 2 esa mirada? —pregunt6 con una media sonrisa—, gno estudiaste? Si, claro que estudié, pero no tengo ni ganas de pax sar, agarratela con otro hoy. Pero mi vor solo dijo: —Estudié, si. Ye paré. Que odio. Si hay algo que odio es pasar all frente y que todos puedan verme. Si, ya sé, todo el tiem- po todos pueden verme, pero ahi es inevitable, todos te miran, mas en esa clase que no admite distraccién porqueen cualquier momento el dardo te pega ditecta- mente en la frentea vos que suponias, zafabas. Asi, 36 Me paré y mientras caminaba esos pasos hasta el 16n senti que estaba mas gorda que nunca. Suelo 1 esos pensamientos. Y que el suéter me marcaba cl cuerpo mas de Jo que me hubiera gustado. O sea, tar la mirada para buscar la de la profesora para 1 qué queria preguntarme, me encontré en el mo- to de autoestima bajo cero. Me pregunté algo de la revolucién industrial. Le esté. Y de repente Fabian, que sigue sin poder pa- de Hamar la atencién, levant6 la mano. Ella que na, lo dejé acotar. El pibe dijo lo mismo que ha- dicho yo pero de otra manera, como para lucirse y r ndirme. Si supiera defenderme, si tuviera la rapidez, la lu- cz, la valentia, ahi tendria que haberle dicho: “Fla- cs lo que estoy diciendo yo”, pero me quedé muda, ‘a que me habia prendido Fuego, de la bronca y impotencia, pero no podia hablar. Y la profesora, ,pésito, hizo un silencio saboreando mi caida. Y . en medio del silencio, fue cuando vi una mano se levantaba desde el fondo del aula. Desde el «Sacto lugar donde estaba sentado Le6n, Mi mirada

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