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EL MENSAJE DE LA OSCURIDAD

Maestro Jesús
Canalizado por: Pamela Kribbe
Traducción de: Laura Fernández
Canalizaciones-Maestros Ascendidos

Queridos amigos,
Soy Jeshua, os saludo a todos. Para mí, es una alegría estar aquí, con vosotros.
Estamos conectados como hermanos y hermanas. Juntos, traemos una nueva ola
de consciencia al mundo. Intuidlo por unos instantes.
Sois portadores de una antorcha; lleváis con vosotros una luz interior.
Visualizaos alzando una antorcha encendida cuya luz se difunde en la
oscuridad. Inicialmente, vuestro cometido es iluminar con esa luz vuestra propia
oscuridad. Nada más nacer en esta Tierra, llena de miedo, de espejismos y de
desconfianza hacia la vida, empezáis a tomar parte en este mundo y en sus
intentos de evadirse de sentimientos profundos. Desde el momento en que
nacéis y a lo largo de toda vuestra infancia y adolescencia, afrontáis el reto de
intentar manteneros fieles a vuestra luz, a quienes sois y a lo que sentís. ¡En
verdad, un reto enorme!
¡Qué maravilloso es que lo hayáis superado y que estéis aquí presentes, con
vuestra antorcha encendida! Para vuestros adentros quizás penséis: «Me ha
costado muchísimo». O quizás también: «No lo he superado en absoluto, me
siento solo y abandonado». Pero nosotros os vemos aquí juntos, por tanto, sabed
que no estáis solos. Numerosos amigos afines y guías de «este lado» se hallan
aquí, con vosotros. Os vemos como portadores de luz, así que ¡confiad en ello!
La vida os da, para empezar, vuestra propia porción de «oscuridad», por así
llamarla. Hacéis frente a miedos internos y a circunstancias externas que
aparentemente no sois capaces de manejar. Sin embargo, esas circunstancias y
emociones difíciles son justamente lo que atrae vuestro más hondo
conocimiento, vuestra esencia, vuestra luz interior. La luz de vuestra propia
alma se os hace visible precisamente a raíz de su «noche oscura». Lo que puede
guiaros a través de la noche oscura del alma no es una luz que venga de fuera,
sino solamente vuestra luz interior, ya que os remite a vosotros mismos y a
vuestros propios recursos internos. Cualquier cosa externa a la que pudieseis
agarraros se derrumba. Quedáis sentados a solas en «un suelo desnudo».
Únicamente podéis obtener ayuda desde dentro de vosotros, desde vuestra
propia fuerza interior.
Cada uno de vosotros conoce esa experiencia de depender de uno mismo, de
tener que soltarlo todo y de renacer a la luz del alma con el fin de vivir un nuevo
amanecer: un nuevo comienzo en el que vuestra alma tiene una mayor presencia
en la Tierra. Eso es lo que la oscura noche del alma también hace por vosotros.
Además del hecho de llevaros a abandonar toda certidumbre externa y a prestar
atención a ciertas emociones profundas, a veces muy oscuras, también os trae
una nueva perspectiva, una nueva consciencia de la realidad. Una vez que
habéis llegado a este punto, la luz de vuestra antorcha brilla no solo para
vosotros, sino que también ilumina el camino de otros, a menudo sin que lo
sepáis.
No es necesario que hagáis grandes cosas para lograrlo, pues es algo que sucede
de forma natural. Vuestra consciencia cambia porque descubrís el significado
del amor y la compasión dentro de vosotros. En verdad, solo asimiláis el
verdadero alcance de ese significado cuando vosotros mismos os halláis en un
pozo sin fondo. Es entonces cuando comprendéis el poder de una mano tendida,
la falta de prejuicio o el sentido de la amistad, y lo cultiváis, primero y ante
todo, en vosotros mismos. Una vez que habéis experimentado esa benevolencia
para con vosotros, esta os acompaña durante las contracciones del proceso de
parto y volvéis a nacer como un nuevo «yo», con un corazón tierno y abierto,
un «yo» conectado. No un «yo» que, por miedo, tiene que pelear para
sobrevivir, sino uno que se permite estar completamente presente, con serenidad
y bondad. Entonces os convertís en trabajadores de la luz, en seres que ayudan
a moldear la nueva era en la Tierra.
Quisiera decir algo sobre esa nueva era, pues ya está brotando en la Tierra. Ya
no es una visión del futuro —¡está aquí y ahora! Gracias a vuestros esfuerzos,
y a los esfuerzos de muchos que pasaron por el mismo proceso que vosotros, la
nueva Tierra está empezando a asomar. Este es un acontecimiento que habéis
estado esperando durante largo tiempo. No solo en esta vida, sino también en
muchas otras en las que os guió la promesa, la visión de una nueva Tierra en la
que vuestra alma pudiera estar aquí presente totalmente conectada consigo
misma; en la que por fin pudierais sentiros como en vuestro Hogar en este
pequeño planeta tan especial.
Percibid durante unos instantes hasta qué punto sentís ya esa realización; hasta
qué punto sabéis ya que estáis conectados con la Tierra. Cuanto más presentes
estéis aquí con vuestra alma, mayor impulso cobra la Tierra y más se despierta
y fluye con esa nueva luz que habéis venido a traer. No os subestiméis. Sí, lo
que hacéis con vuestra luz es por vosotros, pero también por la Tierra y todo lo
que en ella vive. La Tierra os sigue por ser quienes sois.
Sois trabajadores de la luz —traéis luz a la Tierra. Imaginad que estáis sentados
en el suelo en algún precioso lugar de la naturaleza. Por debajo, sentís la paz y
la armonía de la Tierra. Conectáis con ella, con el alma de la Tierra, e intuís que
ella también anhela un cambio, una expansión de consciencia. Y quiere
conseguirlo estando conectada con vosotros y con la humanidad en su conjunto.
La Tierra también está involucrada en este proceso dinámico; sentidlo. Permitid
que el alma de la Tierra aparezca ante vosotros en forma de ser humano o de
animal, y permaneced con la imagen que espontáneamente surja en vuestra
mente. Preguntadle qué es lo que desea, qué es lo que quiere lograr mediante su
evolución, su proceso de crecimiento. Preguntadle al alma de la Tierra qué
podéis hacer por ella en estos momentos; cómo podéis ayudarla en su desarrollo.
¿Qué es lo que su respuesta genera en vosotros? ¿Sentís que lo que os pide es
algo que también os nutre a vosotros, que os conecta con la Tierra y que os
proporciona descanso y armonía? El arte de vivir en la nueva Tierra consiste en
estar totalmente conectados con su esencia, la cual también está presente en
vosotros como seres humanos; consiste en estar conectados con vuestra propia
naturaleza humana en tanto y cuanto criaturas terrenales.
El nuevo ser humano está completamente arraigado y presente. Respeta los
ritmos de la Tierra y de la naturaleza, dentro y fuera de sí mismo. Sentid el poder
de la nueva Tierra fluir hacia vosotros. Ya vive en vosotros y en la propia Tierra.
Dejaos llevar por lo nuevo, pues os está llamando. La nueva Tierra desea crecer
y florecer.
Generalmente, la noche oscura del alma lleva a la persona al umbral de lo nuevo,
algo totalmente cierto en vuestro caso. Me dirijo a vosotros como las almas que
sois. Habéis estado en este camino durante largo tiempo. Habéis hecho un largo
viaje a través de infinidad de vidas en la Tierra. Y habéis mantenido vuestra luz
encendida al tiempo que lidiabais con intensas experiencias de dolor, desolación
y rechazo.
Hoy, en el umbral de los nuevos tiempos, las viejas energías y esa densidad que
durante tanto tiempo habéis experimentado en la antigua Tierra os siguen
poniendo a prueba. Pero, ahora, vais a soltar y dejar atrás todo eso, aunque solo
podéis despediros de algo cuando lo honráis, cuando sois capaces de apreciar lo
que os ha dado y lo dejáis ir con amor. Todo el dolor acumulado en esta vida y
otras pasadas necesita de vuestra bendición para poder ser liberado. Solo
entonces podréis cruzar el umbral, libres y sin cargas, como los ángeles que en
esencia sois.
Por lo tanto, honrad la noche oscura del alma y el mensaje que trae consigo. A
partir de ahora, cuando experimentéis esa oscuridad, dejadle ver lo fuertes que
os habéis hecho, los muchos pasos que ya habéis dado en vuestro viaje interior.
Sois mucho más fuertes que el dolor, el miedo, la tristeza, la depresión… ¡Lo
que sea! A la oscuridad podéis mostrarle compasión; podéis bendecirla. Esto
significa que podéis tenderle una mano y decirle: «Tal como eres está bien; te
comprendo. No lucho contra ti; dentro de mí, hay un lugar para ti. Eres un
recuerdo de las vivencias pasadas y de lo mucho que he aprendido de ellas».
Entended que es precisamente gracias a esos picos y valles que habéis
atravesado a lo largo de vuestras vidas en la Tierra por lo que ahora hay en
vosotros una sabiduría madurada en vuestro interior; por lo que realmente sois
capaces de comprender desde dentro lo que significan el amor, la compasión y
la fortaleza. Porque para vosotros se han convertido en una realidad vivida.
En eso consiste la consciencia de Cristo que entonces despierta en vuestro
corazón, en vuestro ser. Es lo que os lleva a cruzar el umbral de la nueva era,
en la que todos vuestros ideales por fin adoptarán un ritmo y una cadencia
adecuados para vosotros y para la Tierra. Aquí, lo importante es que os deis
cuenta de lo valiosa que es la noche oscura del alma, por la que quizás estéis
pasando todavía. Es algo que debe ser nuevamente contemplado a la luz del
amor y la comprensión. Solo entonces puede aflojarse y disolverse, si bien os
lleváis con vosotros la sabiduría del pasado. Tal es el fruto de vuestro viaje en
la Tierra.
Por lo tanto, cuando os halléis lidiando con densas emociones de miedo u os
preguntéis si realmente hay un lugar para vosotros en la Tierra u os sintáis como
forasteros y experimentéis soledad y dudas persistentes, vedlo todo como si se
tratara de un niño. Dadle a todo eso el rostro de un niño que expresa todas esas
emociones que aún perviven en vosotros. Tendedle una mano a ese niño y
bendecidlo. ¡Se merece tanto vuestra atención y vuestro amor! Pero no hagáis
de esto algo más complicado de lo que es. La noche oscura del alma es un
proceso prácticamente imprescindible antes de que crucéis el umbral de la
nueva Tierra.
Tomad de la mano a ese niño que carga con vuestras emociones más densas;
acompañadlo y ayudadlo, pero sin olvidar quiénes sois. Sois el padre o la madre,
amorosos y comprensivos, que lleva a ese pequeño de la mano. Podéis ver más
lejos que él. Ya podéis ver más allá del umbral. Sentís la pujante fuerza vital de
una nueva realidad que os aguarda. Ofreced una atención serena a ese niño que
aún puede que se resista o tenga miedo. Por otra parte, permaneced conscientes
de la nueva realidad que en estos momentos está arraigándose en la Tierra.
Yo, y todos los que están aquí conmigo, os honramos y respetamos. Sentid
nuestra reverencia, aquí y ahora. Gracias por vuestra presencia de hoy.
Jeshua

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