El siguiente texto no es más que un informe, donde se expondrá ciertos argumentos de lo que es el conocimiento; se preguntarán por qué conocimiento y no los 3 aspectos que se nombran en el título, pues porque la verdad, la certeza y el error son parte fundamental del camino hacia el conocer y se espera que mediante el desarrollo del trabajo se pueda saciar un poco la búsqueda del saber. Resulta oportuno aclarar que se tratará de ser lo más objetivo y certero posible. Después de las consideraciones anteriores, no es posible el clasificar todas las posiciones que se han tomado en el curso de la historia sobre lo que es el conocimiento. La importancia radica en que se logre confirmar en la certeza y objetividad, en otras palabras, el poseer la verdad de las cosas en el acto de conocer. El hombre es capaz de conocer la verdad, pero esta no se da independientemente de un objeto exterior al sujeto. La verdad no es un producto de la inteligencia o del hombre; por el contrario, no es posible tener conocimientos verdaderos si no existen objetos o sujetos, es decir, la realidad que circunda, precede y existe independientemente del sujeto. La realidad no está fundada por el acto de conocer del hombre, sino, por el contrario, es el acto de conocer el que se funda en la existencia de las cosas o de los otros. Del mismo modo que la potencia no pasa al acto sino por lo que está en acto, así la inteligencia, que es potencia de conocer, no puede ser actualizada sino por la realidad extra-mental, la cual se encuentra en acto. Al comprender esto, se podrá resolver un poco la crítica que existe sobre si el espíritu humano es capaz de alcanzar la verdad, o lo que es lo mismo, si tiene certezas legitimas. Aunque las fronteras que las pudiesen separar no están claramente señaladas, todas llegan a una conceptualización de lo que es la adquisición de la verdad, pero en el caso de este informe se reducirán a 5 corrientes en específico. El escepticismo es una de las tentativas del espíritu humano para alcanzar el conocimiento o la verdad absoluta; por ello es muy atractiva esta corriente. Pero si lo es, es porque se ha despojado de su humanidad sin substituirla por nada. La seducción del escepticismo, es en el fondo la de la nada. Así como el escepticismo, cuando es fiel a su esencia, degrada al hombre al nivel de la planta, el empirismo, si fuese lógico, degradaría al hombre al nivel del animal. Pero negar al hombre la inteligencia es completamente inútil y nadie se arriesga a ello, ya que se caería en un gran error. Ahora bien, en el empirismo el papel de la inteligencia queda reducido al mínimo, o más bien no se reconoce, aunque de hecho se emplee. Igual que el empirismo no puede evitar emplear la inteligencia si quiere afirmarse como verdad universal, el racionalismo no puede justificarse sin recurrir a la experiencia. El mayor error del racionalismo, consiste en englobar en el empirismo la teoría aristotélica de la abstracción. Según esta doctrina, los conceptos son sacados de la experiencia. Pero no quedan limitados a ella, porque el acto de abstracción consiste en separar de la experiencia una esencia universal. El empirismo ve más claro, aunque rechaza las ideas abstractas a la vez que las ideas innatas, porque trascienden lo sensible. El idealismo es una de las numerosas tentativas hechas por el hombre para divinizarse, pues el poder de crear el mundo, que él atribuye al espíritu humano, es propio del espíritu divino. La forma de idealismo que parece más coherente es la de Brunschvicg, para quien Dios es la Razón impersonal de la que participan todos los espíritus finitos y que es en cada uno el principio de su actividad espiritual. Como el pensamiento del hombre es demasiado débil para llevar el peso del universo, el idealismo se inclina lógicamente hacia el panteísmo. El realismo, por el contrario, considera evidente que las cosas existen en sí y que el hombre es capaz de conocerlas; el realismo es evidente, puesto que es dar un juicio de valor sobre el conocimiento. Si el hombre se desespera por alcanzar la verdad en algún dominio, se es escéptico. El escepticismo consiste precisamente en suspender su juicio sobre todas las cosas. La posición contraria es el dogmatismo; que consiste en sostener que podemos conocer la verdad y que lo conseguimos en algunos casos. Al hombre decidirse por el escepticismo todo se soluciona, la crítica se detiene, así como toda filosofía e incluso todo pensamiento. Pero ¿Por qué medio o facultad el hombre conoce la verdad? Por la experiencia, responderá un empirista. Es la única fuente de conocimientos. Por la razón, saldrá a refutar el racionalista, pues es la única fuente que puede captar verdades necesarias y universales. En el orden de las ideas anteriores, ¿Qué es lo que se puede conocer, qué cosas le son accesibles al hombre? El idealista pretenderá responder diciendo que el espíritu humano está cerrado, encerrado en sí mismo y que sólo puede conocer sus propias ideas. Mientras que el realista sostiene que se puede conocer lo real, es decir, el ser que existe en sí fuera del espíritu humano. En conclusión, el hombre es capaz de conocer con certeza, por la experiencia y la razón conjuntamente, el ser real. Esta posición rechaza el escepticismo, pues es dogmática. Rechaza a la vez el empirismo y el racionalismo, porque los excluye, el primero, la razón y, el segundo, la experiencia. Por último, rechaza el idealismo: Es Pues Realista. La dificultad que se puede encontrar es que no hay un término adecuado, lo suficientemente amplio y preciso para poder designarlo. No hay duda de que solamente interesa desde el punto de vista académico en el que toda doctrina debe tener su título.