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RAFAEL LEÓNIDAS TRUJILLO MOLINA: DE CUATRERO Y

VIOLADOR DE MENORES A DUEÑO AB SOLUTO DE LA REPÚBLICA


DOMINICANA (PARTE I)

Rafael Leónidas Trujillo Molina nació el 24 de octubre de 1891 en el seno de una familia
disfuncional, aglutinada, extensa y sobre envuelta, de acuerdo con lo expresado por el psiquiatra
dominicano José Miguel Gómez, ya que su padre, José Trujillo Valdez, y su madre, Altagracia
Julia Molina Chevalier, se casaron el 29 de septiembre de 1887 en San Cristóbal y se fueron a
vivir a la casa de Luisa Erciná Chevalier, quien sería su abuela.

Luisa Erciná Chevallier era hija natural de Justin Alexis Víctor Turenne Carrié Blaise y
Eleonore Juliette —Diyetta— Chevallier Moreau viuda Saladín. Alexis Turenne Carrié Blaise,
bisabuelo materno de Trujillo, fue ministro del gobierno haitiano de Nissage-Saget (1869-1874)
y antes lo fue del gobierno provisional integrado por Nissage-Saget, Victorin Chevallier (pariente
de Diyetta) y Sylvain Salnave; también fue miembro del Consejo de Secretarios que gobernó
Haití en 1874. Alexis Turenne Carrié Blaise era hijo de Barthélémy —Compére— Carrié
Levigne, quien casó en la Catedral de Santo Domingo en fecha 1 de enero de 1828 con Blaisine
Blaise Croside. Ella había nacido en Santo Domingo y era hija de los franceses Jean Blaise y
Marie Pierre Croside.

Cuando Trujillo visitó a la República de Haití el 8 de marzo de 1936 dijo sentirse


orgulloso de sus raíces haitianas y el 9 de marzo firmó en Puerto Príncipe un acuerdo preliminar
fronterizo con el entonces presidente haitiano Sténio Vincent. El reporte del Ministro de los
Estados Unidos en Haití en el año 1936 refiere que Trujillo bajó las escalinatas del Palacio
Presidencial, se dirigió directamente a donde estaba la Guardia de Honor, estrechó contra su
pecho las banderas dominicana y haitiana, procedió a estamparles sendos besos a sus pliegues, al
tiempo de expresar en alta voz:

“Me enorgullezco en declarar ante mis conciudadanos y el mundo, que una alta proporción de
sangre africana corre por mis venas”.
Sténio Vincent luego visitó la República Dominicana y el 14 de abril de 1936 ambos
presidentes efectuaron en Ciudad Trujillo el canje de la Ratificación del Protocolo Final del
Acuerdo Fronterizo Dominico-Haitiano. Sin embargo, tras darse cuenta Trujillo de que había
cometido un gran error al ceder un 3% del territorio nacional en el Acuerdo Fronterizo de 1936
junto a un 8% que había cedido el anterior presidente Horacio Vásquez en el Tratado Fronterizo
de 1929, suscrito con el entonces presidente haitiano Louis Borno, para una pérdida total para la
República Dominicana de 6,200 km², reaccionó violentamente al llevar a cabo la denominada
Masacre del Perejil o El Corte entre los meses de septiembre-octubre de 1937, causando así la
muerte de más de 20 mil haitianos y dominicanos de piel negra.

José Trujillo Valdez, padre de Rafael Leónidas Trujillo Molina, era hijo natural del
suboficial español nacido en 1827 en Las Palmas de Gran Canaria, José Trujillo Monagas, quien
vino al país con la anexión de la República Dominicana a España en 1861, y de Silveria Valdez
Méndez, banileja, vinculada a los Valdez de San Cristóbal. Cuando las tropas españolas se
retiraron a Cuba en julio de 1865, tras su derrota en la Guerra de la Restauración en la República
Dominicana, Trujillo Monagas se fue con ellas, siendo premiado en 1880 con el cargo de jefe de
la Policía de La Habana, por los “servicios especiales” que realizó en contra de los sectores
independentistas, cometiendo todo tipo de actos de barbarie, que fueron muy similares a los que
cometería su nieto posteriormente.

José Trujillo Valdez y Altagracia Julia Molina Chevalier tuvieron once (11) hijos en
condiciones muy precarias, muy a pesar de que, en el acta de nacimiento de Rafael Leónidas
Trujillo Molina, dice que su padre era Administrador de Correos y su madre costurera. Eran siete
varones y cuatro hembras, en una casa de madera con techo de zinc, que tenía ocho habitaciones,
seis de las cuales eran utilizadas como dormitorios. Rafael Leónidas Trujillo Molina era el
tercero de los hijos del matrimonio, después de Flérida Marina y Virgilio Rafael Trujillo Molina.
Los otros hermanos en orden de llegada fueron: Rosa María Julieta, José Arismendy (alias
Petán), Amable Romeo (Pipí), Aníbal Julio, Nieve Luisa, Pedro Vitilio, Ofelia Japonesa y Héctor
Bienvenido Trujillo Molina. Tuvo, además, un hermano de padre, Luis Rafael (Nené), quien fue
integrado al hogar de los Trujillo-Molina.

Las precariedades materiales en que se vio envuelta esta familia tan extensa
probablemente llevaron a su padre, José Trujillo Valdez, a cometer constantemente actos reñidos
con la moral y la ley, tal como expresa el licenciado Ángel Morales: “El padre de Rafael
Leónidas Trujillo ha vivido siempre de negocios ilícitos, negociando con cosas ajenas (vacas,
caballos, mulos, tierras, maderas, casas, etc.).”. Esto lo confirma Víctor Manuel Medina Bennet
al referirse a José Trujillo Valdez, a quien apodaban Pepe y Pepito, cuando afirma: “Pepito era
alto conocido en la región de Baní, así como en el Cibao, por sus actividades cuatreras”. Su
padre tenía antecedentes delictivos, como se aprecia en la Gaceta Oficial del 18 de diciembre de
1899, en la parte correspondiente al Poder Judicial, línea #31. Aquí figura José Trujillo Valdez
procesado por haber cometido homicidio en 1898.

Las actividades ilegales en que estuvo envuelto José Trujillo Valdez es lo que podría
explicar que varios de sus hijos, entre ellos Rafael Leónidas Trujillo (Chapita), José Arismendy
(Petán), Aníbal Julio y Amable Romeo (Pipí) estuvieran involucrados en actos delincuenciales
como robo de ganado y pandillas, siguiendo el mal ejemplo de su padre. Así lo confirma Ángel
Morales en carta enviada al representante de los Estados Unidos en la República Dominicana,
Sumner Welles:

“Trujillo y sus hermanos anduvieron hasta la edad de doce años por las calles y los
caminos de San Cristóbal, ejerciendo todas clases de malicias y pillerías que desesperaban a la
población, la cual los tenía bautizados con motes tales como ‘La pandilla de Pepito’ referente a
Pepe Valdez, el padre de ‘los muchachos’”.

José Arismendy Trujillo (Petán) estuvo preso en varias ocasiones por cuatrero y por
cometer otras acciones de robo y vandalismo, tal como lo consigna el periódico La Información
de Santiago, de fecha 29 de junio de 1923, cuando informaba:

“Ayer fue traído de Puerto Plata, con esposas, el célebre timador Petán Trujillo, quien
tiene como veinte procesos pendientes con la justicia”.
El prontuario delictivo de Trujillo entre los años de 1911 y 1918, fecha en que ingresó a
la Guardia Nacional, lo describe Ángel Morales en carta dirigida a Sumner Welles en fecha 30 de
julio de 1930, desde San Juan, Puerto Rico, con las siguientes palabras:

“En 1911, cuando el General Trujillo era empleado en el servicio de Correos y Teléfonos
del Estado, sustrajo de la oficina de correos y telégrafos de San Cristóbal fondos del Estado, y
perseguido judicialmente salió para Saint-Thomas clandestinamente, permaneciendo allí hasta
después de la muerte del presidente Cáceres, en ocasión de las revueltas suscitadas entonces y
que permitieron su entrada al país.

En 1912, Trujillo fue nuevamente perseguido y preso en unión de su hermano Virgilio,


por robo de animales; en Zorra Buena, colonia del Ingenio Angelina, fue preso y agredido por el
español Suragna, por robo de caballos. (Este señor Suragna vive actualmente en el kilómetro 28
de la Carretera «Duarte»).

En 1918, Trujillo falsificó la firma al señor Bernardino, del cual era empleado; fue
procesado y condenado en Santo Domingo a seis meses de prisión, y al salir de la cárcel se
enlistó en la Guardia Nacional. En Ramón Santana abusó del señor Coss, a quien le compró un
automóvil mediante pagares que nunca le pagó, obligándole por la fuerza ante un pelotón del
Ejército a devolverle dichos pagarés.

Durante la Intervención, Mc Lean, que dirigía el cuerpo de Policía Nacional en la Capital,


le dio a Trujillo una plaza de agente secreto mediante recomendación del tío de éste, Sr. Teódulo
Pina Chevalier. En vez de denunciar y hacer perseguir las casas de juego se combinó con ellas y
les recibía un sueldo semanal que partía con su pariente Teódulo Pina. Descubierto por su jefe,
fue separado del cuerpo. Luego fue guardia campestre del Central Andrés y más tarde ingresó a
la Guardia Nacional utilizando la estrecha amistad de Teódulo con Mc Lean”.
A ese prontuario delictivo, Morales agrega todas las acciones de violaciones sexuales
cometidas contra niñas menores de edad, muchas veces en presencia de sus padres, al tiempo de
timarlos económicamente, tal como lo expresa horrorizado en otra parte de esa comunicación:

“En Los Llanos, común de San Pedro de Macorís, estupró una jovencita en la sacristía de
la iglesia y la raptó, abandonándola pocos días después. La indignación de ese poblado está hoy
todavía tan encendida como antes; luego en el Seibo repitió la misma hazaña, raptando otra joven
para ofrecerla a un oficial americano.

Tanto Trujillo como Teódulo Pina complacían mucho a Mc Lean, a quien buscaban
mujeres, llegando esto en Haina y San Cristóbal al extremo de poner presas y amarrar mujeres
negras para que el oficial norteamericano saciara en ellas su erotismo. Mateo Allou, peón del Dr.
García Mella en aquel entonces, tuvo que intervenir en cierta ocasión y denunció el caso a los
oficiales de la capital. En el prostíbulo llamado ‘La casita blanca’, de San Pedro de Macorís,
quiso reclamarle a Pedro Manguala la mitad de lo producido del negocio ilícito que él debía
impedir como oficial de la Guardia Nacional y Manguala lo abofeteó en público, amenazándolo
con denunciarlo ante sus superiores si lo volvía a molestar.

INGRESO Y ASCENSO METEÓRICO DE TRUJILLO EN LA GUARDIA


NACIONAL DOMINICANA

En el mes de diciembre de 1918, Rafael Leónidas Trujillo Molina solicitó su ingreso a la


Guardia Nacional Dominicana al coronel C. F. Williams, el cual comandaba este cuerpo armado
que había sido creado por las fuerzas de ocupación norteamericana en el año 1917. Al momento
de la incorporación de Trujillo con el rango de Segundo Teniente, este estamento armado tenía en
sus filas 21 oficiales norteamericanos, 17 oficiales dominicanos y 691 alistados

En su carta de solicitud de ingreso a la Guardia Nacional, Trujillo expresaba:

“Con perdón de la modestia, debo significarle, que no poseo vicios de tomar bebidas alcohólicas
ni de fumar y que no he sido sometido a tribunales, ni siquiera por asuntos de simple policía»
(Bernardo Vega, 1992:3). Asimismo, en esa comunicación agregaba que “en mi pueblo natal
pertenezco a la primera sociedad”. Todo esto contrastaba con la realidad, ya que Trujillo y sus
hermanos desde sus años de adolescentes estaban involucrados en hechos delictivos y no
pertenecían a la sociedad de primera, sino a la clase media pobre de San Cristóbal.

Trujillo fue aceptado en la Guardia Nacional con el rango de Segundo Teniente, siendo el
oficial dominicano de mayor rango el capitán Adriano Valdez. Junto con Trujillo, como
Segundos Tenientes, también entraron José Alfonseca y César Lora, entre otros. En el año 1918
la Guardia Nacional se dedicaba principalmente a perseguir a los campesinos rebeldes que las
tropas norteamericanas denominaban despectivamente “gavilleros” en toda la región Este de la
República Dominicana, cuyos principales líderes en las diferentes provincias eran Vicente
Evangelista (Vicentico), Ramón Natera, Fidel Ferrer, Martín Peguero, Ramón Batía, José Piña,
Luciano Reyes, Pedro Celestino del Rosario (Tolete), Marcial Guerrero, Cabo Gil, Mayito Pérez
y Félix Laureano.

Igualmente, los marines norteamericanos, con el auxilio de la Policía Nacional


Dominicana, sitiaron a diferentes grupos rebeldes que operaban en la provincia de Santo
Domingo, en la parte Oeste de San Cristóbal, en el Norte de Baní, en las montañas de Neiba, así
como también en los campos de Yamasá.

Fue en las labores de persecución de los “gavilleros” en la región Este del país cuando
Trujillo ganó fama de cruel, abusador, delator, timador, violador y de involucrarse en todo tipo de
acciones ilegales, prevaliéndose de la autoridad que da el informe. Trujillo fue enviado a San
Pedro de Macorís a combatir los “gavilleros”. Precisamente dos meses antes de la incorporación
de Trujillo a la Guardia Nacional, el Ingenio Consuelo reportaba que en un período de 17 días
sus propiedades habían sido atacadas cinco veces, estimándose en 400 el número de los
“gavilleros” que lo atacaban. Fue en esa zona del país donde Trujillo se dio a conocer en la
Guardia Nacional al dedicarse a perseguir y cazar reales o supuestos “gavilleros”, con lo cual
logró escalar meteóricamente al interior de ese cuerpo militar, al tiempo de valerse de las
relaciones que cultivó con los oficiales norteamericanos y de todo tipo de artimañas. [8/12/2023
8:59 a. m.] +1 (849) 405-7560: Trujillo estuvo, pues, en la tercera posición más alta dentro de la
PND al momento de juramentarse Horacio Vásquez como Presidente en julio de 1924. Vásquez
confirmó a Trujillo como Director del Departamento Norte en septiembre de 1924 y lo ascendió
al rango de Mayor. Entonces Trujillo tendría tan sólo dos superiores: el Coronel Comandante
Buenaventura Cabral y el Teniente Coronel Jesús García, ya que Manuel Aybar -a quien se le
había pasado por encima- había renunciado. Pocos días después los infantes de marina de los
Estados Unidos, Thomas E. Watson entre ellos, abandonaban el país.

FACTORES QUE CONTRIBUYERON A LA CONSOLIDACIÓN DE LA


DICTADURA DE TRUJILLO

Habían transcurrido apenas dos semanas de que el general Rafael Leónidas Trujillo
Molina había asumido la Presidencia de la República Dominicana, cuando el ojo del poderoso
Huracán de San Zenón, de categoría 4, entró, azotó y destruyó todos los barrios y sectores
periféricos a la Zona Colonial de la ciudad de Santo Domingo, Primada de América, el 3 de
septiembre de 1930, donde solo sobrevivieron las construcciones coloniales centenarias de piedra
y concreto armado. Los barrios del gran Santo Domingo que quedaron más destruidos fueron
Villa Duarte, Villa Francisca, Ciudad Nueva y Gazcue.

La incredulidad de la ciudadanía ante los reportes meteorológicos dados por las


autoridades junto a las condiciones precarias de las viviendas de los barrios y sectores
periféricos, fueron las causas principales de las grandes pérdidas materiales y humanos. Las
pérdidas económicas sobrepasaron los 25 millones de pesos, lo cual dejó al país sumergido en la
más extrema pobreza. En tanto que el saldo que dejó el Huracán San Zenón fue de 4 mil muertos
y más de 20 mil heridos, al tiempo que dejó a miles de hogares sin viviendas y otros miles de
damnificados. Las víctimas fueron quemadas y enterradas en una fosa común en la entonces
conocida plaza Colombina, hoy plaza Eugenio María de Hostos, por disposición del presidente
Trujillo.

El general Trujillo Molina allanó así el camino para establecer en la República


Dominicana un régimen totalmente dictatorial, personalista, paramilitar, parapolicial y criminal,
que se caracterizaría por un rotundo irrespeto a los derechos humanos, a las libertades públicas y
al Estado de Derecho, al tiempo de monopolizar las diferentes áreas de la economía dominicana,
hacer una alianza indestructible con la Iglesia Católica en perjuicio del ideal hostosiano de una
educación laica, convertirse en el campeón del anticomunismo en América Latina y el Caribe, así
como encuadrar política y socialmente a los diferentes sectores de la sociedad dominicana en
organizaciones trujillistas para garantizar su control absoluto.

RAFAEL LEÓNIDAS TRUJILLO MOLINA: DE CUATRERO Y VIOLADOR DE


MENORES A DUEÑO ABSOLUTO DE LA REPÚBLICA DOMINICANA (PARTE II)

EL CULTO A LA PERSONALIDAD DE TRUJILLO: UNA EGOLATRÍA


NARCISISTA Y OBSESIVA

El huracán de San Zenón les sirvió a los alabarderos de Trujillo para exacerbar su ego.
Fue así como el senador por Santiago de los Caballeros y Presidente del Senado de la República,
Mario Fermín Cabral, el mismo que en el 16 de agosto de 1931 había auspiciado la creación del
Partido Dominicano, hizo aprobar el cambio de nombre de la común de San Cristóbal por el de
Provincia Presidente Trujillo en 1932 y el de la cuatricentenaria ciudad de Santo Domingo por el
de Ciudad Trujillo en 1935. Lo mismo ocurrió con otras provincias, como la de Dajabón por
Provincia Libertador, la de San Juan de la Maguana por Provincia Benefactor, la de Baní por
Provincia José Trujillo Valdez, su padre, la de Nagua por Provincia Julia Molina, su madre, y la
de Elías Piña por el de Provincia San Rafael, que correspondía al primer nombre del dictador.

Además de aceptar la Ley que cambió el nombre de la ciudad de Santo Domingo por
Ciudad Trujillo, el Congreso Nacional de la República Dominicana también aceptó declarar a
Rafael Leónidas Trujillo como Presidente Vitalicio e instituyó el 11 de Enero de cada año como
el día del Benefactor. Posteriormente, en 1940 el Senado aprobó una Ley la cual disponía que el
retrato de Trujillo fuera colocado al lado de los de Duarte, Sánchez y Mella en las Escuelas y
Oficinas Públicas.
En el año 1941 los senadores votaron a favor de que se les reconocieran los derechos
civiles a las mujeres y se le reconoció por primera vez el derecho al sufragio, ya que el dictador
se postularía en 1942 y aspiraba ser el presidente de la República Dominicana más votado en
toda su historia, alcanzando astronómica cifra de 581,937 votos. En el año 1942 el voto de los
Senadores favoreció a que se diera carácter constitucional al cambio de nombre de la ciudad de
Santo Domingo por Ciudad Trujillo. El premio que recibieron los senadores por esa afrenta fue la
prolongación de su periodo de gestión de cuatro a cinco años.

Las alabanzas a Trujillo que se hacían tanto en las escuelas públicas y colegios privados,
liceos, politécnicos como en la Universidad de Santo Domingo se convirtieron en centros de
adiestramiento psicológico de la dictadura. Los niños y las niñas entonaban himnos y cantos de
alabanza al autodenominado Benefactor de la Patria. La Cartilla Cívica nombraba a Trujillo
como Generalísimo, Doctor y Constructor de la Nacionalidad Dominicana. Afirma que al
alumnado se le decía que Trujillo había implantado la paz y el progreso donde antes había
desorden y pobreza.

En los textos de las primeras lecciones de los niños y las niñas se incluían frases como éstas:
Ama a Trujillo porque te da Paz; Trujillo no duerme pensando en el bienestar de su pueblo. El
uso de diversos apelativos como Ilustre, Amadísimo, Benefactor, así como los diversos títulos y
honores recibidos son expresión de una megalomanía glorificante de su persona muy presente en
muchos líderes populistas.

CONCENTRACIÓN MONOPÓLICA DE LA ECONOMÍA DOMINICANA

Cuando Trujillo asumió la Presidencia de la República el 16 de agosto de 1930, la crisis


económica mundial que había iniciado en octubre de 1929 todavía estaba en su momento más
elevado, ya que la economía norteamericana, de la cual el país dependía tanto económica como
financieramente, había colapsado totalmente y los 31 y 32 presidentes de los Estados Unidos,
Herbert Clark Hoover y Franklin Delano Roosevelt, hacían esfuerzos inmensos por rescatarla
aplicando medidas restrictivas en las diferentes esferas de la economía. En República
Dominicana el huracán de San Zenón contribuyó a profundizar la crisis económica que ya desde
el gobierno de Horacio Vásquez se venía desarrollando, la que aprovechó Trujillo para pedir una
moratoria de la deuda externa y tomó medidas de austeridad orientadas a reducir la nómina
pública y disminuir los salarios de los empleados del Estado, lo que contribuyó a incrementar los
niveles de pobreza existentes en el país.

Para zafarse totalmente de la tutela norteamericana y manejar a la República Dominicana


como una finca particular, Trujillo aprovechó los altos precios del azúcar en el mercado
internacional con motivo de la segunda guerra mundial, para pagar la deuda externa de la
República Dominicana con los Estados Unidos el 9 de julio de 1947, ascendente a 9 millones
271 mil 855 dólares, tras haber firmado el 24 de septiembre de 1940 el Tratado Trujillo-Hull,
acuerdo mediante el cual se derogó la convención domínico-americana firmada en 1924 y se
restableció el control absoluto de las aduanas por parte de las autoridades dominicanas.

En 1941 Trujillo compró la sucursal del National City Bank of New York en Santo
Domingo y el 24 de octubre de ese mismo año fundó el Banco de Reservas. En 1947, fundó el
Banco Central de la República Dominicana y el 10 de enero de ese mismo año quedó establecido
el peso dominicano como moneda oficial, terminando de esa manera el uso del dólar
estadounidense como moneda de curso legal en el país. La novela Over, publicada en 1943, que
se ha convertido en una novela clásica, retrata la cruda realidad que viven los bateyes y
comunidades de los campos cañeros y centrales azucareros, donde los picadores de caña y los
carreteros son engañados vilmente por los tickeros y pesadores de caña en confabulación con las
autoridades de los ingenios: superintendentes, mayordomos y capataces. Esta novela le fue
encargada a Ramón Marrero Aristy por Trujillo para así desacreditar a los ingenios azucareros de
capital norteamericano. Marrero Aristy moriría en un trágico y provocado accidente en la carrera
de Constanza el 17 de julio de 1959, en un hecho que se atribuye a la mano tenebrosa del
dictador Trujillo, quien lo responsabilizó del contenido de un artículo publicado el 12 de julio de
1959 en The New York Times, en el que se acusaba a su gobierno de corrupto. Una semana
después, el cuerpo de Marrero Aristy fue encontrado carbonizado dentro de su automóvil en un
precipicio de la carretera que comunica a Santo Domingo y Constanza.

EXPEDICIONES DE LA OPOSICIÓN CONTRA EL DICTADOR


TRUJILLO
Durante los 31 años de la dictadura de Trujillo, miles de dominicanos se exiliaron a
diferentes lugares de Europa, América y el Caribe, pero los lugares de residencia considerados
más seguros, donde las manos largas del “Jefe” no le alcanzaran, fueron Puerto Rico, Cuba,
Venezuela, Guatemala, Costa Rica, México y Nueva York. Como resultado de la implantación de
ese régimen de terror, en República Dominicana perecieron más de 50 mil personas por razones
políticas e ideológicas, donde el Servicio de Inteligencia Militar -SIM-, la Banda de la 42 y el
Grupo de Los Paleros, tuvieron una participación muy destacada en ese saldo trágico.

Los exiliados fueron estructurando organizaciones antitrujillistas a lo largo y ancho de


América Latina y el Caribe, algunas de las cuales contaban con varias filiales, mientras que otras
solo contaban con una sola filial en Puerto Rico, Cuba, Venezuela, Guatemala, Costa Rica,
México o Nueva York. Esas organizaciones eran la Unión Patriótica Dominicana -UPD-, el
Partido Socialista Popular -PSP-, el Frente Unido Dominicano -FUD-, el Frente Democrático
Dominicano -FDD-, y el Frente Dominicano Independiente -FDI-.

En el año de 1947 se organizó desde Cuba la primera expedición armada encaminada a


derrocar el régimen del dictador Rafael Leónidas Trujillo, denominada Cayo Confites, cuyo
nombre proviene del cayo perteneciente al archipiélago de Camagüey en el océano Atlántico,
llamado Cayo Confites.

El 21 de septiembre de 1947 los expedicionarios de Cayo Confites decidieron salir del


cayo al enterarse por la radio del allanamiento del hotel Sevilla y ante los rumores de que el jefe
del ejército se rebelaría contra el gobierno. Luego de deserciones de tropas, confusiones entre las
naves expedicionarias y escaramuzas con la marina cubana, los expedicionarios fueron obligados
a desembarcar en el puerto de las Antillas, donde fueron apresados, desarmados y conducidos al
recinto militar de Columbia en La Habana.

Juan Bosch fue hecho prisionero en Colombia y se declaró en huelga de hambre hasta
tanto se produjera la liberación de todos los expedicionarios en Cuba. Luego de un acuerdo entre
el general Pérez Damera y Bosch, los prisioneros fueron liberados y los dirigentes del
movimiento iniciaron gestiones ante el gobierno cubano para que les devolvieran las armas
confiscadas. Ante la negativa del gobierno cubano de devolver las armas a los expedicionarios,
intervino el presidente de Guatemala, Juan José Arévalo, quien reclamó la propiedad de estas.

El grupo que descendió en la localidad de Luperón estaba integrado por José Rolando
Martínez Bonilla, Jefe del Estado Mayor para la zona de Puerto Plata; el veterano de la Segunda
Guerra Mundial Federico Henríquez Vásquez (Gugú); Alejandro Selva y Alberto Ramírez, ex
militares de la Guardia Nacional de Nicaragua y el civil nicaragüense José Félix Córdoba
Boniche. Asimismo, Alfonso Leiton, veterano de la revolución de Costa Rica en 1948; Hugo
Kundhardt, dominicano, egresado de las universidades de Santo Domingo y Harvard; Manuel
Calderón Salcedo y Salvador Reyes Valdez, dominicanos, ambos estudiantes de medicina. Los
dominicanos Tulio H. Arvelo Delgado y Miguel Feliú Arzeno, abogado y deportista,
respectivamente. El grupo estaba acompañado de una tripulación formada por el capitán piloto
John M. Chewing; el copiloto Habet Joseph Maroot, y el ingeniero mecánico Raymond Scruggs,
todos norteamericanos.

La última gran expedición armada desde el exterior contra el dictador Rafael Leónidas
Trujillo fue la de Constanza, Maimón y Estero Hondo, realizada entre los días 14 y 20 de junio
de 1959, liderada por el Enrique Jiménez Moya, quien fue elegido en Cuba como Comandante
del Ejército de Liberación Dominicana, quien había alcanzado el grado de Capitán en las filas del
Ejército Rebelde, que había comandado Fidel Castro en la Sierra Maestra.

La mayor parte de los combatientes de los tres frentes fueron fusilados, otros fueron
hechos prisioneros y torturados cruelmente en las mazmorras de las cárceles trujillistas de la 40
en Cristo Rey, del Kilómetro 9 de la Carretera Mella y de la Base Aérea de San Isidro. Los
sobrevivientes fueron a penas cinco combatientes: tres dominicanos (Poncio Pou Saleta,
Mayobanex Vargas y Francisco Medardo Guzmán) y dos cubanos (comandante Delio Gómez
Ochoa y Pablito Mirabal, de 16 años).

LAS RELACIONES DE TRUJILLO CON LA IGLESIA CATÓLICA


Las relaciones de Trujillo con la Iglesia Católica no siempre fueron armónicas, como
podría pensarse, ya que Monseñor Rafael Conrado Castellanos Martínez, que durante la primera
ocupación militar norteamericana se había opuesto militantemente, hasta llegar a ser un alto
dirigente del Partido Nacionalista, asumió una postura crítica en los primeros años de la
dictadura cuando defendió las libertades públicas y se opuso abiertamente a los incipientes
métodos dictatoriales del tirano.

Esa y otras situaciones que se produjeron en Monseñor Castellanos Martínez y el dictador


Trujillo, motivó que este último gestionara ante el Vaticano que restituyeran al Arzobispo
Monseñor Nouel como Jefe de la Iglesia Católica Dominicana Ad Vitam, lo cual consiguió, hasta
el año 1935 en que se produjo su deceso, pasando a ser su sucesor el Monseñor Ricardo Paolo
Pittini Piussi. Años después, ante problemas visuales de Monseñor Pittini, le sustituye el seibano
Octavio Antonio Beras Rojas, quien quedó como Obispo Metropolitano al producirse el
fallecimiento de éste.

En ambas gestiones eclesiásticas las relaciones entre el Estado Dominicano y la Iglesia Católica
fueron muy armónicas y de clara subordinación al tirano, quien compró con dádivas, canonjías,
facilidades y privilegios a la curia dominicana, que logró institucionalizar con la firma del
Concordato entre la Santa Sede y la República Dominicana, representados por Domenico Tardini
y Rafael Leónidas Trujillo Molina, respectivamente, el 16 de junio de 1954, hasta que se produjo
la expedición de Constanza, Maimón y Estero Hondo del 14 al 20 de Junio de 1959 y el
apresamiento de los principales dirigentes del Movimiento Clandestino 14 de Junio en enero de
1960, ocasión que aprovecha el Episcopado Dominicano para emitir su Carta Pastoral del 25 de
enero de 1960, donde enfrenta abiertamente al régimen de Trujillo.

EL AJUSTICIAMIENTO DEL DICTADOR TRUJILLO

El control tanto político como ideológico que tenía el tirano Rafael Leónidas Trujillo Molina
sobre el conjunto de la sociedad dominicana, a través del Partido Dominicano, el Servicio Militar
Obligatorio, el Servicio de Inteligencia Militar -SIM- y los medios de comunicación escritos,
radiales y televisivos, en conjunción con la escuela y la familia, que servían cabalmente al
proceso de lavado de cerebro que se realizó desde la instalación misma del régimen, se había
quebrado. Esto motivó que sectores directamente relacionados con el “Jefe”, que habían sido
humillados y ultrajados por él en diferentes circunstancias, conspiraran abiertamente contra
Trujillo y su gobierno dictatorial.

La conjura estaba planeada con lujo de detalle: una parte de los complotados participaría
en la ubicación del objetivo, fue el caso de Teniente Amado García Guerrero, quien también
participó en la emboscada y disparó contra Trujillo y su chofer; otra parte participaría de forma
directa en el ajusticiamiento del tirano, integrada por Antonio de la Maza, Modesto Díaz,
Salvador Estrella Sadhalá, Amado García Guerrero, Manuel (Tunti) Cáceres, Juan Tomás Díaz,
Roberto Pastoriza, Antonio Imbert Barrera, Pedro Livio Cedeño y Huáscar Tejeda, lo cual se
cumplió cabalmente pero el dictador y su chofer resistieron e hirieron a Pedro Livio Cedeño,
mientras que Luis Amiama Tió y el general José René Román Fernández -Pupo-, Secretario de
Estado de las Fuerzas Armadas, quienes, una vez desaparecido Trujillo, encabezarían una junta
cívico-militar que se encargaría de organizar elecciones presidenciales en 1962.

El hecho se consumó el 30 de mayo de 1961 a las 9: 45 de la noche, mientras Rafael


Leónidas Trujillo Molina, el macho cabrío de 70 años a quien le esperaba en su alcoba una joven
de apenas 20 años, se dirigía a su Hacienda María en San Cristóbal. El vehículo en que viajaba
recibió más de 60 impactos de bala de diversos calibres, de los cuales siete alcanzaron el cuerpo
del dictador causándole la muerte, mientras que su chofer, Zacarías de la Cruz, recibió varios
impactos, pero no perdió la vida, aunque fue dado por muerto por los ajusticiadores.

Así terminó el imperio de los Trujillo, muy a pesar de que hicieron ingentes esfuerzos por
quedarse en el poder. El Déspota Ilustrado del doctor Joaquín Balaguer, que durante 31 años
estuvo esperando debajo de la mata que cayeran los mangos maduros, hizo todo lo que estuvo de
su lado para quedarse con la Presidencia de la República, para lo cual tomó un conjunto de
medidas populistas con el propósito manifiesto de ganarse el favor del pueblo dominicano y de la
comunidad internacional. En su célebre discurso ante la Organización de las Naciones Unidas -
ONU- el 2 de octubre de 1961, aseguró que la Era de Trujillo había sido una Era de Terror y que
él garantizaría la paz y la libertad en la nueva democracia dominicana. Sin embargo, los años se
encargarían de demostrar que los gobiernos del doctor Joaquín Balaguer serían la continuidad del
régimen de oprobio y terror de Rafael Leónidas Trujillo Molina, o como ha dicho el cineasta
René Fortunato: La Herencia del Tirano. El dos de junio de 1961, durante el acto de inhumación
del cadáver de Rafael Leónidas Trujillo Molina, en la Iglesia Parroquial de San Cristóbal,
Balaguer despidió al “Jefe” con las siguientes palabras laudatorias en el panegírico que
pronunció para la ocasión:

“He aquí, señores, truncados por el soplo de una ráfaga aleve, el roble poderoso que
durante más de treinta años desafío todos rayos y salió vencedor de todas las tempestades. El
hecho horrendo consterna nuestro ánimo y estremece con fragoroso estrépito de catástrofe el
alma nacional. Jamás la muerte de un hombre produjo tal sentimiento de consternación en un
pueblo ni gravitó con mayor sensación de angustia sobre la conciencia colectiva. Es que todos
sabemos que con este muerto glorioso perdemos al mejor guardián de la paz pública y al mejor
defensor de la seguridad y el reposo de los hogares dominicanos. El acontecimiento ha sido de
tal modo abrumador que aún nos resistimos a creerlo. ¡La tierra vacila todavía bajo nuestros pies
y parece que el mundo se ha desplomado sobre nuestras cabezas!

¡Quien nos hubiera dicho que el hombre extraordinario a quien hace apenas dos días
vimos partir sonriente de su despacho del Palacio Nacional, iba a volver a él pocas horas después
cobardemente inmolado! Pero ahí está la tremenda realidad con toda su elocuencia aterradora.
Muda está ya la boca de donde salieron tantas órdenes de mando. Inmóviles se hallan sobre el
pecho, donde el corazón ha cesado de latir, las manos que sostuvieron la espada que simbolizó
durante cuarenta años toda la fuerza física de la nación. Exánime y vilmente atravesado por los
proyectiles, yace ahí el pecho heroico donde flameó orgullosamente, como si flotara en su asta,
el lienzo tricolor”.

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