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El viaje
Lacuca siempre había soñado con ser un mutante, ya que le parecían más
interesantes y divertidos que los normales. Por eso, en el juego, había
elegido ser un mutante de tipo fuego, capaz de controlar las llamas a su
antojo. Se había unido a una guild de mutantes rebeldes, que luchaban
contra el régimen opresor de los normales, liderado por el tiránico
Presidente Zark.
Lacuca vio con horror cómo el cañón apuntaba hacia él y sus compañeros.
No tuvo tiempo de reaccionar. El rayo de solafita impactó contra su
barrera de fuego, rompiéndola y alcanzándolo a él y a los demás.
Entonces, escuchó una voz en su cabeza. Era una voz femenina, dulce y
melodiosa, que le dijo:
- Bienvenido, Lacuca. Has sido elegido para ser el héroe de este mundo.
Un mundo donde los mutantes y los normales conviven en paz y armonía. Un
mundo donde la solafita es la fuente de toda vida y magia. Un mundo
llamado... Solafiria.
CAPITULO II
La revelación
Lacuca no podía creer lo que escuchaba. ¿Un héroe? ¿Un mundo nuevo? ¿Qué
significaba todo eso?
- ¿Mi destino? ¿De qué estás hablando? -insistió Lacuca, cada vez más
confuso y asustado.
- ¿A salvo? ¿Cómo puedes decir eso? Acabo de ser atacado por un cañón de
solafita y luego transportado a un lugar desconocido. ¿Cómo sé que no
eres una trampa más? -replicó Lacuca, desconfiado.
- Así es, Lacuca. Eres un mutante de tipo fuego, y puedes usar tus
poderes como quieras. Pero no solo eso. Eres un mutante especial, un
mutante legendario. Eres el elegido por la solafita, el héroe de este
mundo. -afirmó la voz.
- ¿El héroe? ¿Qué significa eso? ¿Qué se supone que tengo que hacer? -
preguntó Lacuca, abrumado.
- Tienes que salvar este mundo, Lacuca. Este mundo está en peligro. Una
amenaza se cierne sobre él. Una amenaza llamada... la oscuridad. -dijo la
voz, con gravedad.
- ¿Y qué tiene que ver todo eso conmigo? -preguntó Lacuca, confundido.
- ¿Yo? ¿Por qué yo? ¿Qué me hace tan especial? -preguntó Lacuca,
incrédulo.
- Sí, Lacuca. Una gran aventura. Una aventura llena de acción, emoción,
diversión, amistad, romance, misterio, magia y heroísmo. Una aventura que
cambiará tu vida y la de muchos otros. Una aventura que te hará feliz. -
dijo la voz, con entusiasmo.
- Sí, Lacuca. Feliz. ¿No es eso lo que siempre has querido? ¿No es eso lo
que buscabas en el juego? ¿No es eso lo que te falta en tu mundo? -
preguntó la voz, con sinceridad.
- Está bien. Lo haré. Acepto ser el héroe de este mundo. Acepto vivir
esta aventura. Acepto ser feliz. -dijo Lacuca, con determinación.
- Gracias, Solara. Eres muy amable. Espero que podamos ser amigos. -dijo
Lacuca, con gratitud.
Lacuca sonrió.
La oscuridad.
- Gracias, Solara. Eres muy amable. Sin ti, no lo habría logrado. -le
respondió Lacuca.
- Con la luz, Lacuca. Con la luz que hay en ti. Con la luz que hay en la
solafita. Con la luz que hay en el mundo. Con la luz que hay en todos. -
le respondió Solara.
Entonces, Solara hizo algo increíble. Hizo que la solafita que había en
el cuerpo de Lacuca, y en el de sus amigos, y en el de todos los seres
vivos, y en el de todo el mundo, se iluminara con un brillo intenso y
cálido. Un brillo que se expandió por todo Solafiria, creando una red de
luz que conectaba a todos y a todo. Una red de luz que era la expresión
de la vida y la magia. Una red de luz que era la expresión de la
esperanza, el amor, la bondad, la paz y la justicia. Una red de luz que
era la expresión del bien.
- Sí, Solara. Lo es. Y ahora, estoy listo. Estoy listo para luchar. Estoy
listo para triunfar. -dijo Lacuca, decidido.
Lacuca.
FIN