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CAPÍTULO 61

Miembro fantasma
Lone Nikolajsen y Troels Staehelin Jensen

tación es la enfermedad vascular periférica. El número de amputa-


Resumen ciones por razones médicas puede aumentar en el futuro debido al
El fenómeno del miembro fantasma es experimentado por casi todas las considerable aumento de la población que se prevé que desarrolle
personas que sufren una amputación. La mayoría de pacientes sienten que diabetes. La amputación se sucede de sensaciones fantasma, dolo-
la extremidad que falta está todavía ahí, y algunos pueden tener sensacio- rosas o no, en casi todos los pacientes. En algunos, la extremidad
nes vívidas respecto a la forma, longitud, postura y movimiento del miem- carente se convierte en origen de un dolor importante, y aunque se
bro. Estas sensaciones fantasma no dolorosas raramente constituyen un
ha investigado mucho al respecto, no se dispone de mayores avan-
problema clínico. Entre el 60 y el 80% de los amputados presentan también
sensaciones dolorosas en relación con la extremidad carente. El dolor en el ces en el tratamiento del dolor fantasma. Los fenómenos fantasma
miembro fantasma suele ser intermitente, y en la mayoría de pacientes la pueden sucederse tras la amputación de otras partes del cuerpo dis-
frecuencia e intensidad de las crisis dolorosas disminuye con el tiempo. Sin tintas de las extremidades, pero el presente capítulo se centrará en
embargo, en el 5-10% persiste un dolor importante. Igual número de las características clínicas, mecanismos y tratamiento así como las
pacientes desarrolla dolor crónico localizado en el muñón. Los mecanismos posibles medidas preventivas, del dolor fantasma tras la amputa-
subyacentes del dolor en amputados no se conocen totalmente, pero exis- ción de una extremidad.
ten factores tanto en el sistema nervioso central como en el periférico que
desempeñan un papel en la génesis del dolor. El dolor previo a la ampu-
tación aumenta el riesgo de dolor en el miembro fantasma, pero probable- DEFINICIÓN Y CLASIFICACIÓN
mente no sea útil prevenir el dolor en el miembro fantasma mediante un
bloqueo epidural previo a la intervención. El dolor posterior a la amputación Es útil distinguir entre varios elementos que conforman el comple-
puede ser difícil de tratar, y se dispone de escasas evidencias a partir de jo del miembro fantasma.
ensayos aleatorizados que guíen a los clínicos en el tratamiento. Hasta que
no se disponga de más datos clínicos, las guías y esquemas terapéuticos
• Dolor fantasma: sensaciones dolorosas referidas a la extremidad
empleados para otras enfermedades con dolor neuropático son, quizá, la carente.
mejor aproximación. En general, el tratamiento debe ser conservador. • Sensaciones fantasma: cualquier sensación procedente de la
La medicación incluye los antidepresivos tricíclicos, los bloqueantes del extremidad carente, salvo dolor.
canal del sodio y, en ocasiones, los opioides. Las restantes medicaciones • Dolor del muñón: dolor referido al muñón de la amputación.
deben ensayarse en centros especializados. Se deben probar los trata- • Contracciones del muñón: movimientos espontáneos del muñón,
mientos tipo, por ejemplo, de la terapia física o la estimulación eléctrica que varían desde pequeñas sacudidas hasta contracciones eviden-
transcutánea del nervio. La ventaja de estas técnicas radica en su ausencia tes (muñón «inquieto»).
de efectos secundarios y complicaciones, y en el hecho de que se puede
repetir cuantas veces se requiera. Estos elementos se solapan, y en un mismo individuo coexisten a
menudo el dolor fantasma, las sensaciones fantasma y el dolor del
muñón.
INTRODUCCIÓN
El fenómeno del miembro fantasma se conoce, probablemente,
CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS
desde la antigüedad, pero las primeras descripciones médicas no se
publicaron hasta el siglo XVI. Autores como Ambroise Paré, René
Dolor fantasma
Descartes, Aaron Lemos y Charles Bell describían de una forma
similar las características clínicas de los miembros fantasma, pero Incidencia
diferían en cuanto a la explicación del fenómeno. Históricamente,
La incidencia del dolor fantasma presenta grandes discrepancias en
se reconoce a Silas Weir Mitchell (1829-1914) como la persona que
la literatura médica. Los estudios iniciales muestran estadísticas
acuñó el término miembro fantasma. Más que ningún otro, Mitchell en torno al 2-4% (Ewalt et al 1947, Henderson & Smyth, 1948),
atrajo la atención de la comunidad médica sobre los miembros fan- pero en estudios más recientes se acepta que el 60-80% de pacien-
tasma. En su Injuries of nerves and their consecuences (1872), pre- tes experimentan un dolor fantasma tras la amputación (Carlen et
sentó los resultados de los estudios clínicos sobre amputados y enfo- al 1978, Ehde et al 2000, Finch et al 1980, Houghton et al 1994,
ques fisiológicos, experimentales y terapéuticos del miembro Jensen et al 1983, Kooijman et al 2000, Krane & Heller 1995,
fantasma (para una revisión histórica, véase Finger & Hustwit 2003). Montoya et al 1997, Nikolajsen et al 1997b, Parkes 1973, Pohjolai-
En la época actual, las guerras y las explosiones de minas en todo nen 1991, Sherman & Sherman 1983, Wall et al 1985, Wartan et al
el mundo producen casos desgraciados de amputaciones traumáti- 1997, Wilkins et al 1998; véase Tabla 61.1 para más detalles). Esta
cas en personas por lo demás sanas. Durante la reciente guerra civil variabilidad puede explicarse por diferentes motivos, incluyendo
en Sierra Leona, los bandos en conflicto se valieron de las amputa- los métodos de estimación del dolor. Los estudios basados en los
ciones, sobre todo de brazos, como una medida de terror (Lacoux registros médicos del dolor y el requerimiento de analgésicos pro-
et al 2002). En los países occidentales, la principal causa de ampu- bablemente subestiman su incidencia (Sherman & Sherman 1983).
986 SECCIÓN 7: Dolor neuropático

Tabla 61.1•Incidencia referida del dolor fantasma


periférica muestran que el inicio del dolor fantasma suele situarse
en la primera semana posterior a la amputación (Jensen et al 1983,
Número de Amputados con Nikolajsen et al 1997b). Sin embargo, determinados informes clíni-
Autores Año amputados dolor fantasma (%) cos sugieren que el inicio del mismo puede retrasarse meses o
incluso años. Rajbhandari et al describieron el caso de un hombre
Ewalt et al 1947 2.284 2 de 58 años que sufrió una amputación por debajo de la rodilla a la
edad de 13 años (Rajbhandari et al 1999). Ocho meses antes del
Henderson & Smyth 1948 300 4 diagnóstico de diabetes, este paciente empezó a referir un dolor
neuropático característico de la diabetes en la pierna fantasma,
Parkes 1973 46 61
seguido de una sintomatología similar en la extremidad indemne.
En un estudio retrospectivo de personas que padecían ya sea de una
Carlen et al 1978 73 67
agenesia congénita de una extremidad o bien habían sufrido una
Finch et al 1980 133 54 amputación a una edad anterior a los 6 años, Melzack et al encon-
traron que el tiempo medio en el inicio del dolor fantasma era de
Jensen et al 1983 58 72 9 años en el grupo de las amputaciones congénitas, y 2,3 años en el
grupo de los individuos con amputaciones a una edad temprana
Sherman & Sherman 1983 764 85 (Melzack et al 1997).
Los pacientes que desarrollan un dolor fantasma precoz e impor-
Wall et al 1985 25 88 tante, tienen una mayor probabilidad de padecer un dolor de evolu-
ción prolongada, mientras que los que están libres de sintomato-
Pohjolainen 1991 124 59 logía dolorosa al principio tienen menos probabilidad de desarrollar
un dolor significativo. Sin embargo, no es posible determinar exac-
Houghton et al 1994 176 78
tamente el tiempo de evolución del dolor fantasma, pues no existen
estudios prospectivos con un tiempo de seguimiento prolongado
Krane & Heller 1995 24 83
(varios años). Los estudios prospectivos existentes tienen un perío-
Wartan et al 1997 526 55
do de seguimiento máximo de 2 años, y sugieren que el dolor fan-
tasma disminuye con el tiempo (Jensen et al 1985, Nikolajsen et al
Montoya et al 1997 32 50 1997b, Parkes 1973). En una encuesta retrospectiva de 526 vetera-
nos, el dolor fantasma había desaparecido en el 16%, disminuido de
Nikolajsen et al 1997b 56 75 manera importante en el 37%, mantenido las mismas características
en el 44%, y aumentado en intensidad en el 3% de los encuestados
Wilkins et al 1998 33 49 que referían dolor fantasma (Wartan et al 1997).

Ehde et al 2000 255 72


Intensidad, frecuencia, localización y características
Kooijman et al 2000 72 51
Aunque el dolor fantasma se presenta en el 60-80% de los ampu-
tados, el número de pacientes con dolor importante es sustancial-
Lacoux et al 2002 40 33
mente menor, y se sitúa en torno al 5-10%. En un estudio prospec-
tivo realizado principalmente en amputados por causa vascular, la
intensidad media del dolor en una escala visual analógica (0-100)
En un estudio retrospectivo reciente sobre los métodos anestésicos fue de 22 (con un rango de 3-82) en los 6 meses posteriores a la
y analgésicos empleados en 349 amputaciones importantes de amputación (Nikolajsen et al 1997b). Houghton et al interrogaron
extremidad inferior, Campbell et al encontraron que únicamente retrospectivamente a 176 amputados, y les pidieron que especifica-
en el 18% de casos se registraba por escrito la experiencia de dolor ran en una escala visual analógica (0-10) qué grado de dolor fantas-
fantasma, a pesar de que al 37% de los mismos se les prescribió car- ma tenían tras la intervención a los 6 meses y a los 1, 2 y 5 años
bamacepina (Campbell et al 2000). posteriores a la amputación; la media de las puntuaciones fue de 4,
El dolor fantasma se presenta con la misma frecuencia en hom- 3, 3, 2 y 1, respectivamente (Houghton et al 1994). En una encues-
bres y mujeres. Asimismo, su incidencia no se ve influenciada por ta a 526 veteranos con un tiempo medio de 50 años desde el
la edad en adultos, sexo, lado o nivel de amputación, y causa de la momento de la amputación, los pacientes con dolor fantasma clasi-
misma (población general frente a causas traumáticas) (Houghton ficaron la intensidad del dolor en 5,6 dentro de una escala de 0 a 10
et al 1994, Jensen et al 1983, Montoya et al 1997, Sherman & (0, ausencia de dolor; 10, dolor insoportable) (Wartan et al 1997).
Sherman 1985). El dolor fantasma es menos frecuente en niños El dolor fantasma suele ser intermitente; solamente unos pocos
jóvenes y en amputaciones congénitas (Melzack et al 1997). En un pacientes manifiestan dolor constante (Whyte & Niven 2001). Las
estudio de 60 niños y adolescentes amputados que referían crisis episódicas de dolor se han descrito habitualmente como dia-
extrañar una extremidad debido a déficit congénitos (n = 27), rias o bien con intervalos de días o semanas. El grupo de Kooijman
traumatismos o cirugía (n = 33), la incidencia de dolor fantasma estudió 99 amputados de extremidades superiores. Entre los
fue del 3,7% en el grupo de los déficit congénitos y del 48,5% en el pacientes con dolor fantasma, el 24% tenía dolor unas cuantas veces
grupo de etiología quirúrgica (Wilkins et al 1998). por semana, y el resto presentaba dolor con una menor frecuencia
(Kooijman et al 2000). En una encuesta a 255 amputados de miem-
bros inferiores, Ehde et al encontraron que la duración de las crisis
Inicio y duración
de dolor era de pocos minutos en el 52% de casos, de varios minu-
Los estudios prospectivos de personas a las que se les ha practicado tos a una hora en el 26% de los pacientes, e incluso superior en el
una amputación debido principalmente a una enfermedad vascular resto de los pacientes (Ehde et al 2000).
C A P Í T U L O 61•Miembro fantasma 987

El dolor fantasma se localiza, ante todo, en las partes distales de


la extremidad carente. En los amputados de las extremidades supe-
riores, el dolor suele percibirse en los dedos y palma de la mano, y
en los amputados de las extremidades inferiores la sensación dolo-
rosa se percibe a nivel de los dedos de los pies, pie o tobillo (Jensen
et al 1985, Katz & Melzack 1990, Nikolajsen et al 1997b). La razón
de esta clara y vívida experiencia fantasma en las partes distales de
la extremidad no está aclarada. Quizá influye la mayor representa-
ción cortical de la mano y el pie frente a la menor representación
de las partes más proximales de la extremidad.
El carácter del dolor fantasma se describe como punzante, en pin-
chazos y quemante. Otros términos empleados son: en puñalada,
pinchante, en alfileres y agujas, hormigueo, vibrante, calambres y
opresión. Algunos pacientes refieren descripciones vívidas del estilo
«como si un martillo golpeara mi pantorrilla» u «hormigas andando
por dentro de mi pie» (Ehde et al 2000, Montoya et al 1997, Niko-
lajsen et al 1997b, Wartan et al 1997, Wilkins et al 1998).
El siguiente caso clínico ilustra algunas de las características clíni-
cas del dolor fantasma. A un hombre de 48 años de edad se le rea-
lizó una escapulectomía derecha por un condrosarcoma grado 1 a la
edad de 33 años (en 1987). Debido a una recurrencia tumoral, en el
2000 se le practicó una amputación del brazo derecho (amputación
intertoracoescapular) y un injerto cutáneo. Tras la amputación pre-
sentaba dolor importante continuo localizado en la mano y dedos Fig. 61.1•Paciente con dolor fantasma importante tras una amputación
intertoracoescapular por cáncer. El brazo fantasma se localiza delante del
fantasma. El brazo fantasma se localiza con las manos y los de-
pecho. De vez en cuando, se perciben los dedos y la mano como si tuvieran
dos extendidos delante del tórax, y a veces con una percepción de mo- movimientos voluntarios e involuntarios.
vimientos voluntarios e involuntarios dolorosos de la mano (Fig. 61.1).
El dolor aparecía y desaparecía, y durante los episodios de dolor
intenso el miembro fantasma se movía de forma involuntaria hacia la
espalda. Se ensayaron tratamientos con antidepresivos tricíclicos,
antiepilépticos, gabapentina y opioides, pero el paciente no refirió Lo cierto es que la asociación entre dolor preoperatorio y dolor
un efecto analgésico, y aparecieron efectos secundarios importan- fantasma no es sencilla, y lo corrobora el hecho de que los pacien-
tes. A la exploración física se objetivó la amputación del brazo dere- tes amputados por causas traumáticas, algunos de los cuales nunca
cho, un injerto cutáneo pálido en la parte derecha del tórax y cuello han experimentado dolor antes de la amputación, desarrollan dolor
así como alteraciones sensoriales en el área amputada. El paciente fantasma con una intensidad similar a los pacientes con un dolor
tenía zonas gatillo tanto por debajo como por encima del miembro previo a la intervención de larga evolución y a los que se les practicó
amputado, zonas que refería como susceptibles de dolor fantasma. la amputación por razones médicas. Asimismo, Lacoux et al exami-
Por lo demás, la exploración neurológica era normal. naron a 40 amputados de la extremidad superior que habían sufrido
amputaciones tras lesiones por machete, hacha o disparo durante la
guerra civil en Sierra Leona. Alrededor de la mitad de los ampu-
Dolor previo a la amputación y dolor fantasma tados (56%) habían perdido sus extremidades en el mismo momen-
Algunos estudios retrospectivos, pero no todos (Houghton et al to de la lesión (primaria), mientras que en el resto se produjo de
1994, Krane & Heller 1995, Wall et al 1985), han señalado el dolor forma subsecuente a las lesiones, practicándose una amputación
previo a la amputación como un factor de riesgo para el desarrollo (secundaria) en un hospital a los 10 días, por término medio, de ha-
de dolor fantasma. La hipótesis se basa en que el dolor preoperato- berse producido la lesión. Es razonable pensar que el último grupo es
rio puede sensibilizar el sistema nervioso, explicando así la razón de el que más dolor experimentó en estos dos tiempos. Sin embargo, no
que algunas personas son más susceptibles que otras para desarro- se observó una correlación entre el desarrollo de dolor fantasma ni si
llar dolor crónico. Por ejemplo, Houghton et al encontraron una aconteció de forma primaria o secundaria (Lacoux et al 2002).
relación significativa entre el dolor previo a la amputación y el dolor Otra posibilidad contempla si el grado de dolor que se experi-
fantasma en los primeros 2 años posteriores a la misma en el caso mentó antes de la amputación puede perdurar posteriormente como
de amputados por causas vasculares; pero en los amputados dolor fantasma. Se han descrito casos llamativos en los que el dolor
traumáticos el dolor fantasma sólo se relacionaba con el dolor pre- fantasma puede simular un dolor previo a la amputación, refiriéndo-
vio a la intervención en el momento inmediato postoperatorio se a la localización y características (Hill et al 1996, Katz & Melzack
(Houghton et al 1994). La relación entre el dolor previo a la ampu- 1990, Nikolajsen et al 1997b). En un estudio retrospectivo realizado
tación y el dolor fantasma se ha confirmado mediante estudios por Katz & Melzack (1990), se interrogó a 68 amputados sobre el
prospectivos (Jensen et al 1985, Nikolajsen et al 1997b). En el dolor previo a la amputación y el dolor fantasma en un período pos-
estudio del equipo de Nikolajsen, se encontró una relación entre el terior a dicha intervención comprendido entre los 20 días y los
dolor preoperatorio y el dolor fantasma entre la primera semana y 46 años. El 57% de los que experimentaron dolor previo a la ampu-
los 3 meses posteriores a la amputación, pero no una vez superado tación alegaron que su dolor fantasma se parecía al dolor que habían
este período. No obstante, algunos pacientes con dolor preoperato- sufrido antes de la amputación. El número de pacientes con descrip-
rio importante nunca desarrollaron dolor fantasma, mientras que ciones similares acerca del dolor previo a la amputación y el dolor
otros con un dolor preoperatorio leve desarrollaron un dolor fantas- fantasma fue mucho menor en los dos estudios prospectivos que se
ma grave (Nikolajsen et al 1997b). realizaron (Jensen et al 1985, Nikolajsen et al 1997b).
988 SECCIÓN 7: Dolor neuropático

En un estudio más reciente del equipo de Nikolajsen, se registró el Sensaciones fantasma


carácter y la localización del dolor antes y en determinados intervalos Las sensaciones fantasma son más frecuentes que el dolor fantasma,
de tiempo posteriores a la amputación. Aunque el 42% de los pacien- y las experimentan casi la totalidad de los amputados (Carlen et al
tes alegaron que su dolor fantasma era similar al dolor experimentado 1978, Ehde et al 2000, Jensen et al 1984, Kooijman et al 2000,
antes de la amputación, la semejanza real al comparar las descripcio- Montoya et al 1997). Los dos fenómenos están estrechamente
nes antes y después de la amputación no fue mayor en los pacientes correlacionados. En un estudio del equipo de Kooijman, presenta-
que alegaban una similitud frente a los que no encontraban ninguna ron dolor fantasma 36 de los 37 amputados de extremidad superior
semejanza entre ambos dolores: preamputación y dolor fantasma con sensaciones fantasma, mientras que sólo uno entre los 17 sin
(Nikolajsen et al 1997b). Así pues, el recuerdo retrospectivo sobre el sensaciones fantasma (Kooijman et al 2000). Al igual que el dolor
dolor debe evaluarse cuidadosamente. Es probable que el dolor expe- fantasma, las sensaciones no dolorosas suelen aparecer en los pri-
rimentado preoperatoriamente pueda perdurar en forma de dolor fan- meros días posteriores a la amputación (Carlen et al 1978, Jensen
tasma en algunos pacientes, pero no es el caso de la mayoría de ellos. et al 1984). El amputado suele despertarse de la anestesia con una
sensación de que el miembro amputado todavía está presente.
Factores psicológicos e impacto en la vida diaria Inmediatamente tras la amputación, el miembro fantasma tiene un
tamaño, forma y volumen similares al de la extremidad amputada.
La amputación de una extremidad es una experiencia traumática Con el paso del tiempo, el miembro fantasma pierde intensidad y
para la mayoría de pacientes, y muchos amputados muestran una sólo permanecen las partes distales de la extremidad. Por ejemplo,
variedad de síntomas psicológicos, como depresión, ansiedad, auto- los amputados de la extremidad superior pueden sentir la mano
compasión y aislamiento. Sin embargo, no hay evidencias de que el y los dedos, y los de la extremidad inferior, el pie y los dedos del pie.
dolor fantasma cause alteraciones psicológicas (Katz & Melzack La posición habitual del miembro fantasma en el caso de los am-
1990, Sherman et al 1987). Al igual que en otros trastornos por putados de la extremidad superior es la de una mano con el puño
dolor crónico, el dolor fantasma puede desencadenarse y exacer- apretado, mientras que el miembro fantasma en los amputados de
barse por factores psicosociales (Arena et al 1990). Las estrategias la extremidad inferior adopta una postura con los dedos de los pies
para afrontar situaciones problemáticas son importantes en relación flexionados (Wilkins et al 1998). En algunos casos, las sensaciones
con la experiencia del dolor fantasma (Hill et al 1995); en un estu- fantasma son muy vívidas, e incluyen sensaciones posturales y de
dio del equipo de Jensen se observó la existencia de múltiples fac- movimiento; en cambio, en otros, solamente se intuye el miembro
tores psicosociales distintos, que desempeñaban un importante fantasma. El telescopaje (retraimiento del miembro fantasma) es
papel en la adaptación al dolor fantasma (Jensen et al 2002). referido, aproximadamente, por un tercio de los pacientes. El
Otros autores han estudiado la discapacidad secundaria al dolor miembro fantasma se aproxima gradualmente al muñón amputado
y su rehabilitación (Ehde et al 2000, Ide et al 2002, Pezzin et al y, finalmente, se une al mismo. A veces, incluso puede experimen-
2000). El impacto sobre el entorno laboral es especialmente desta- tarse a nivel de la extremidad residual (Fig. 61.2). Se ha postulado
cado en las personas que, debido a la amputación, se convierten en que el dolor fantasma previene o retrasa el telescopaje del miembro
disminuidos físicos a edades jóvenes. Schoppen et al estudiaron la fantasma, pero Montoya et al no encontraron semejante relación:
situación laboral de las personas con amputaciones de las extremida- refirieron el fenómeno del telescopaje en 12 pacientes sobre un
des inferiores en los Países Bajos, y encontraron que los amputados total de 16 que presentaban dolor fantasma y en 5 de un grupo de
que tardaron mucho tiempo en incorporarse al trabajo tras la ampu- 10 pacientes que no referían dolor (Montoya et al 1997).
tación tenían dificultades para encontrar un trabajo adecuado y En un estudio prospectivo sobre 58 amputados, la incidencia de
menores oportunidades para promocionarse (Schoppen et al 2001). las sensaciones de miembro fantasma fue del 84, 90 y 71% a los

Otros factores
El dolor fantasma puede modularse por otros factores internos y
externos, como la atención, angustia, tos, micción y manipulación
del muñón. Se ha sugerido que el uso de una prótesis funcional-
mente activa reduce el dolor fantasma, en contraposición al empleo
de prótesis estéticas (Lotze et al 1999, Weiss et al 1999).
Se ha alegado que el dolor fantasma puede ser provocado por una
anestesia medular en las amputaciones de miembros inferiores
(Mackenzie 1983). Sin embargo, Tessler & Kleiman (1994) investi-
garon de forma prospectiva 23 anestesias medulares en 17 pacien-
tes, y sólo un paciente desarrolló dolor fantasma, con resolución
espontánea en 10 minutos.
Hay evidencia creciente de que la disposición genética individual
para desarrollar dolor neuropático puede ser importante. Por ejem-
plo, Seltzer y colaboradores sugirieron varios genes candidatos en el
cromosoma 15 que podrían estar involucrados en la autonomía que
sigue la neurectomía periférica en roedores, un modelo animal de
dolor fantasma (Seltzer et al 2001). Un componente hereditario no
siempre es característico del dolor de la extremidad fantasma.
Schott describió un caso interesante, en el que cinco miembros de
una familia sufrían amputaciones traumáticas de sus extremidades. Fig. 61.2•Telescopaje: contracción progresiva del miembro fantasma. En la
El desarrollo de dolor de la extremidad fantasma era impredecible amputación de la extremidad inferior, el pie fantasma, finalmente, se localiza
a pesar de ser familiares de primer grado (Schott 1986). a nivel del muñón.
C A P Í T U L O 61•Miembro fantasma 989

8 días, 6 meses y 2 años posteriores a la amputación, respectiva- (Carlen et al 1978, Jensen et al 1985, Nikolajsen et al 1997b) y en
mente. Mientras la incidencia de las sensaciones fantasma no dis- encuestas más recientes (Kooijman et al 2000). Otros estudios clíni-
minuía durante el tiempo de seguimiento, tanto la duración como cos han demostrado que la temperatura y la actividad muscular del
la frecuencia del fenómeno del miembro fantasma decrecían de muñón están relacionadas con el dolor fantasma (Katz 1992, Sherman
forma significativa (Jensen et al 1984). En un estudio más reciente, & Glenda 1987, Sherman et al 1992). Nikolajsen et al, estudiaron a
se preguntó a los amputados sobre la frecuencia de las sensaciones 35 amputados y encontraron que unos umbrales bajos para los estí-
fantasma tras un tiempo medio posterior a la amputación de mulos mecánicos (algometría de presión) en la zona del muñón se aso-
19 años. El 22% había experimentado sensaciones fantasma siem- ciaban con dolor fantasma y en el muñón en la primera semana poste-
pre, otro 11% tenía sensaciones fantasma diarias, y el resto habían rior a la amputación (Nikolajsen et al 2000).
tenido sensaciones fantasma a intervalos semanales, mensuales o La asociación entre el dolor en el muñón y el dolor fantasma es
incluso anuales (Kooijman et al 2000). Las sensaciones fantasma consistente, como lo demuestran los estudios experimentales sobre
son menos frecuentes en los casos de amputaciones congénitas y en amputados. Nyström & Hagbarth (1981) observaron una actividad
los pacientes a los que se les realiza una amputación antes de los 6 anormal en las fibras de los nervios peroneo y mediano de dos
años de edad (Melzack et al 1997). amputados con dolor continuo en su pie y mano fantasma, respec-
tivamente. La percusión de los neuromas en estos dos pacientes
producía un incremento de las descargas de las fibras nerviosas y un
Dolor en el muñón
aumento de su dolor fantasma.
El dolor en el muñón consiste en el dolor localizado a este nivel, La exploración sensorial cuidadosa de los muñones amputados
mientras que el dolor fantasma y las sensaciones fantasma se refie- puede mostrar zonas con alteraciones sensoriales, como hipoestesia,
ren a la extremidad amputada. El dolor en el muñón es frecuente hiperalgesia o alodinia (Nikolajsen et al 1998). Sin embargo, no está
en el período postamputación inmediato (Jensen et al 1983, Parkes claro si existe alguna correlación entre el dolor fantasma y la exten-
1973). En un estudio prospectivo en el que se incluyó a amputados sión, así como con el grado de las alteraciones sensoriales en el muñón.
de la extremidad inferior, 54 pacientes presentaron unánimemente
dolor en el muñón en la primera semana posterior a la amputación,
MECANISMOS DEL DOLOR FANTASMA
con una intensidad media de 15,5 en una escala visual analógica
entre 0 y 100 (Nikolajsen et al 1997b). Los mecanismos subyacentes del dolor fantasma no se han aclarado
El dolor en el muñón, no obstante, puede persistir más allá de la todavía, pero las investigaciones clínicas y sobre modelos animales han
fase de recuperación posquirúrgica. En una encuesta realizada a 78 contribuido a la comprensión del dolor fantasma tras una amputación.
amputados traumáticos, Pezzin et al encontraron que el 14,1% No existen evidencias de la participación del sistema nervioso central
padecían un dolor intenso y constante en la zona del muñón (Pezzin y periférico en el dolor fantasma, como se destaca brevemente en este
et al 2000). Otros autores han encontrado resultados similares en apartado. La comprensión de los mecanismos subyacentes del dolor
pacientes a los que se les practicó una amputación por motivos fantasma contribuirá, con toda probabilidad, al desarrollo de nuevos
diversos, incluyendo los médicos (Ehde et al 2000, Kooijman et al tratamientos, por otra parte más racionales. En la Figura 62.3 se mues-
2000, Pohjolainen 1991). La incidencia de dolor crónico en el tra un modelo propuesto del desarrollo de dolor fantasma.
muñón probablemente sea mayor en las zonas de guerra (Husum et
al 2002, Lacoux et al 2002).
Factores periféricos
El dolor en el muñón se describe como opresivo, vibratorio, que-
mante, constreñido o punzante (Jensen et al 1985). Algunos pacientes El dolor fantasma es significativamente más frecuente en los
tienen movimientos espontáneos del muñón, que oscilan entre unas pacientes amputados con un dolor en el muñón de larga evolución
ligeras y casi inapreciables sacudidas hasta contracciones importantes. que en los individuos sin un dolor persistente. Tras la sección del
El dolor en el muñón y el dolor fantasma tienen una fuerte correla- nervio, se produce de forma universal la formación de neuromas.
ción. El grupo de Carlen observó que el dolor fantasma disminuía al Dichos neuromas muestran una actividad patológica espontánea y
resolver los trastornos del muñón terminal (Carlen et al 1987). En una provocada tras la estimulación mecánica o química (para una revi-
encuesta a 648 amputados Sherman & Sherman (1983) observaron sión del tema, véase Devor & Seltzer 1999). El incremento de la
que el 61% de los amputados con dolor fantasma presentaban dolor actividad espontánea y provocada de localización ectópica proce-
en el muñón y sólo el 39% de los que no referían dolor fantasma. Se dente de la periferia se asume como una consecuencia del aumento
han obtenido resultados similares en otros tres estudios prospectivos y nueva expresión de los canales de sodio (Novakovic et al 1998).

Fig. 61.3•Modelo propuesto del desarrollo


Antes de la amputación de dolor en el miembro fantasma.
Dolor previo a la amputación
Factores genéticos Cambios en la hiperexcitabilidad
o reorganización de:
Aferencias periféricas
Durante la amputación Ganglios de la raíz dorsal
Actividad de las aferencias Asta dorsal Miembro
durante la cirugía Tronco encefálico fantasma
Tálamo
Estructuras corticales
Activación simpática
Después de la amputación
Transmisión procedente
de los nervios lesionados
990 SECCIÓN 7: Dolor neuropático

La percusión del muñón o de los neuromas surgidos en el muñón manifestarse en el transcurso de varios días, y comprende el descen-
induce la aparición de dolor fantasma y en el muñón. En un estudio so de los umbrales, el incremento persitente de las descargas neuro-
microneurográfico clásico realizado en dos amputados, Nyström & nales con dolor prolongado tras la estimulación y la extensión de las
Hagbarth (1981) demostraron que los golpecitos sobre los neuro- zonas receptivas periféricas (para más detalles, véase el Capítulo 5).
mas se asociaban con un aumento de la actividad en las aferencias Algunos amputados muestran una sensibilidad anormal a la presión
de las fibras C y con un aumento de la sensación de dolor fantasma. o bien a la estimulación repetida del muñón con una hebra de Von
De acuerdo con estos hallazgos, un estudio más reciente mostró Frey, que a menudo es capaz de producir crisis de dolor fantasma. La
una correlación inversa entre la intensidad del dolor fantasma y el farmacología de la sensibilización medular involucra un incremento de
umbral del dolor por presión del muñón en fases precoces posterio- la actividad en los sistemas controlados por el receptor NMDA, y así
res a la amputación (Nikolajen et al 2000). los antagonistas del receptor NMDA pueden reducir muchas manifes-
La anestesia local del muñón puede reducir o abolir el dolor fantas- taciones de la sensibilización central (Eide 2000). En los seres huma-
ma de forma temporal. Chabal et al demostraron que modulando las nos, la provocación de dolor fantasma o en el muñón al realizarse una
señales periféricas con la anestesia local de los neuromas del muñón estimulación repetida en el muñón puede reducirse con el empleo de
con lidocaína, se reducía el dolor del muñón desencadenado por los un antagonista del NMDA, la ketamina (Nikolajsen et al 1996). Tam-
golpecitos (Chabal et al 1989). Por el contrario, la inyección perineu- bién se puede dar otro tipo de reorganización anatómica que contribu-
romal de un bloqueante de los canales del calcio, la galamina, producía ye de esta forma a la sensibilización central. La sustancia P se produce
una exacerbación clara del dolor. Estos hallazgos eran compatibles con habitualmente en las fibras aferentes pequeñas, pero tras una lesión
la idea de que la anómala captación por parte de los nociceptores nerviosa esta sustancia P puede expresarse en las fibras largas Aβ; este
periféricos es un importante mecanismo productor de dolor. En las cambio fenotípico de las fibras largas Aβ en fibras nerviosas similares a
células de los ganglios de la raíz dorsal (GRD), los cambios se suceden las nociceptivas puede ser una de las razones que expliquen la razón
tras la sección completa del nervio. Los cuerpos celulares de los GRD de que los estímulos no nocivos se perciban como dolorosos (Hökfelt
muestran una similar actividad patológica espontánea y una sensibili- et al 1997). Recientemente, se ha observado que, tras una denerva-
dad aumentada a la estimulación mecánica y neuroquímica (Kajander ción periférica o amputación, los pacientes pueden desarrollar áreas
et al 1992). En el estudio de Nyström & Hagbart (1981), la anestesia referidas a los dermatomas situados por encima y por debajo de las
local de los neuromas abolió las descargas de las aferencias inducidas regiones lesionadas. La estimulación en estas zonas genera un dolor
por los golpecitos así como la exacerbación del dolor fantasma tras los fantasma referido en la extremidad amputada o anestesiada. El patrón
mismos, pero no se modificó el dolor espontáneo ni la actividad de localización funcional y anatómico de este fenómeno no está acla-
espontánea registrada. Esto concuerda con la idea de que la generación rado, pero en estudios psicofísicos recientes sobre este fenómeno se
de la actividad se produce en las células de los GRD. Las células de los ha sugerido que puede representar una sensibilización central del
GRD muestran cambios importantes en la expresión de los canales del tronco encefálico inferior y de la parte proximal de la médula espinal
sodio, con una alteración en el patrón de expresión de diferentes cana- (observaciones no publicadas). Por ejemplo, en los amputados de la
les (Waxman 1999). Coward et al han confirmado estos hallazgos en extremidad inferior o en avulsiones de plexo se ha observado que los
diversos trastornos por dolor en humanos (Coward et al 2000). puntos gatillo por encima de las partes del cuerpo desaferenciadas que
El sistema nervioso simpático también desempeña un importante generaban dolores fantasma se encontraban en los núcleos no desafe-
papel en la generación y, sobre todo, en el mantenimiento del dolor renciados y en los dermatomas faciales correspondientes al dermato-
fantasma. A partir de estudios en animales, es bien conocido que la ma de C3 y se extendían hacia el dermatoma del núcleo trigémino,
aplicación de noradrenalina o la activación de las fibras simpáticas que es la proyección facial del segmento C3 de la médula espinal.
posganglionares excita y sensibiliza las fibras nerviosas lesionadas, Estas observaciones, por supuesto, no excluyen la posibilidad que la
sin afectar a las fibras indemnes (Koltzenburg & McMahon 1991). reorganización se produzca a un nivel más superior, por ejemplo, en el
Los bloqueos simpaticolíticos pueden abolir el dolor neuropático, y córtex, debido a que la información somatosensorial procedente de las
en los pacientes que consiguieron un alivio tras un bloqueo simpati- estructuras medulares y del tronco del encéfalo convergen en zonas
colítico, el dolor puede reproducirse al minuto de inyectar noradre- más proximales.
nalina en la piel (Torebjork et al 1995). Se ha visto que al cabo de
mucho tiempo de la amputación, la inyección de noradrenalina
Reorganización cerebral
alrededor del neuroma del muñón ha resultado ser extremadamen-
te dolorosa (Chabal et al 1992). La sensibilidad a las catecolaminas La percepción del miembro fantasma, con complejas propiedades
también puede evidenciarse a nivel mismo de la piel mostrando una perceptivas y las modificaciones secundarias a una variedad de es-
extremidad más fría en el lado amputado, y se ha sugerido que la tímulos internos (p. ej., atención, distracción o estrés), muestra que
intensidad del dolor fantasma está inversamente relacionada con la imagen fantasma es un producto del cerebro. Los estudios elec-
la temperatura cutánea del muñón (Sherman & Glenda 1987). El trofisiológicos han documentado la existencia de neuronas específi-
acoplamiento sensorial del sistema simpático a nivel del DRG tam- cas nociceptivas y una variedad de neuronas dinámicas en el córtex
bién puede contribuir al aumento de la respuesta dolorosa, seguido cerebral. Tras la amputación de una extremidad y la desaferencia-
de cambios en la actividad simpática (Devor & Seltzer 1999). ción en monos adultos, se produce una reorganización del córtex
somatosensorial primario; aunque estos cambios se atribuyan sólo al
córtex, también es posible que se produzcan, por lo menos en
Plasticidad medular
parte, como consecuencia de alteraciones a nivel del tálamo, y
La sensibilización de las neuronas espinales es una respuesta fisioló- quizás incluso del tronco encefálico o de la médula espinal.
gica normal en un sistema nervioso indemne. Tras la lesión nerviosa, Tras una rizotomía dorsal, se evidencia una disminución del
se produce un aumento de la excitabilidad general de las neuronas umbral para provocar actividad en el tálamo y el córtex, y los
de la médula espinal, en las que las fibras C y las aferencias Aδ con- monos adultos muestran una reorganización cortical en la que la
tactan con las segundas neuronas transmisoras del dolor. La sen- boca y el mentón ocupan zonas de corteza correspondientes a
sibilización de las neuronas del asta dorsal está mediada por la li- la representación de los brazos y dedos que han perdido su normal
beración de glutamato y neurocininas. Esta sensibilización puede transmisión aferente (Florence & Kaas 1995, Pons et al 1991).
C A P Í T U L O 61•Miembro fantasma 991

En los seres humanos, se ha observado una reorganización similar Cuadro 61.1•Recomendaciones para el tratamiento del dolor
empleando técnicas de resonancia magnética funcional y magneto- postamputación (sin basarse en las evidencias)a
encefalografía. Curiosamente, esta reorganización cerebral se pro-
ducía en un número limitado de pacientes, observándose única- Dolor postoperatorio precoz
mente en los que presentaban un dolor fantasma y una relación
Dolor en el muñón
lineal entre el dolor y el grado de reorganización (Birbaumer et al • Analgésicos convencionales (paracetamol, antiinflamatorios no
1997, Flor et al 1995, 1998, Grüsser et al 2001). A otros niveles esteroideos y opioides) que pueden combinarse con un bloqueo
subcorticales, también se observan cambios. Empleando técnicas de analgésico epidural
registro neuronal y estimulación, se observó que las neuronas talá-
Dolor en el muñón y dolor fantasma
micas que habitualmente no responden a la estimulación, empeza- • En caso de signos claros de dolor neuropático (paroxismos o
ban a responder y a mostrar una ampliación de los mapas soma- sensibilidad anómala en el muñón), pueden intentarse dosis pequeñas
totrópicos en el caso de los amputados (Davis et al 1998, de antidepresivos tricíclicos y antiepilépticos
Dostrovsky 1999).
Dolor crónico

Resumen de los mecanismos Dolor en el muñón


• Cirugía local del muñón: si presenta una patología del muñón evidente,
Los hallazgos aquí descritos indican que en la generación de los se debe revisar el mismo; debe evitarse la cirugía en los casos de dolor
dolores fantasma están implicados una serie de mecanismos entre mantenido por el sistema simpático
los que se incluyen elementos del sistema nervioso periférico, mé- • Tratamiento local médico: se puede ensayar la lidocaína tópica o la
dula espinal, tronco del encéfalo, tálamo y córtex cerebral. Es pro- capsaicina en pacientes con dolor en el muñón, una vez descartados
síntomas de patología a dicho nivel
bable que los eventos iniciales se produzcan a nivel periférico, ini-
ciándose una cascada de acontecimientos en dirección central o Dolor fantasma y dolor en el muñón (tratamiento médico, en orden de
involucrando, finalmente, a las estructuras del córtex cerebral. Es- preferencia)
tos últimos pueden ser los responsables de las sensaciones vívidas y 1. Gabapentina 1.200-2.400 mg/día. Empezar con dosis de 300 mg, con
incrementos diarios de 300 mg/día, hasta que tenga efecto; dosis
complejas que caracterizan a algunas sensaciones fantasma.
máxima de 3.600 mg/día
2. Antidepresivos tricíclicos (imipramina, amitriptilina, nortriptilina) en dosis
TRATAMIENTO de 100-125 mg/día. Empezar con dosis de 25 mg/día, con incrementos
semanales de 25 mg. Controlar el electrocardiograma antes del inicio.
El dolor fantasma es, a menudo, difícil de tratar, y a pesar de las Monitorización de niveles plasmáticos con dosis superiores a 100 mg/día.
numerosas investigaciones en este campo, hay pocas evidencias Si se persigue la sedación, es preferible la amitriptilina
derivadas de ensayos aleatorizados que orienten a los clínicos sobre 3. En casos de dolor de características predominantemente paroxísticas,
el tratamiento que se debe seguir. La mayoría de los estudios que lancinantes e irradiado:
a.•Oxicarbazepina 600-900 mg/día. Empezar con dosis de 300 mg,
tratan sobre el dolor fantasma adolecen de errores metodológicos
con incrementos diarios de 300 mg
básicos: las muestras son pequeñas, la aleatorización así como el b.•Carbamazepina 450 mg/día. Empezar con dosis de 150 mg,
enmascaramiento son inadecuados o bien ausentes, los controles con incrementos diarios de 150 mg. Monitorización de los niveles
son deficientes, y los tiempos de seguimiento son cortos. Halberg plasmáticos tras 10 días con dosis máxima
et al realizaron una búsqueda sistemática en la literatura médica c.•Lamotrigina 100-200 mg/día. Empezar con dosis de 25 mg/día,
(Medline 1966-1999) para determinar el correcto tratamiento del titulación lenta con incrementos de 25 mg/14 días (para evitar la
dolor fantasma. Los autores encontraron 186 artículos, pero tras aparición de exantema)
4. Opioides (preparaciones de acción prolongada o sostenida)
excluir las cartas, revisiones, ensayos clínicos descriptivos sin inter-
o tramadol
vención, notificaciones de casos clínicos y ensayos con errores 5. Fracaso de los fármacos citados: valorar la derivación a una clínica del
metodológicos básicos, quedaron únicamente 12 artículos para el dolor
estudio (Halbert et al 2002). Desde entonces, se han publicado 6. En el dolor central: realizar la prueba de la lidocaína o de la ketamina.
pocos estudios bien diseñados (Bone et al 2002, Huse et al 2001, Prueba de la lidocaína positiva: reconsiderar los antiepilépticos. Prueba
Maier et al 2003, Nikolajsen et al 2000, Wu et al 2002). de la ketamina positiva: valorar la memantina o la amantidina
Hasta que no se disponga de más datos clínicos, las pautas de tra-
a
tamiento utilizadas en los trastornos que cursan con dolor neuropá- Consejo práctico: es importante distinguir entre el dolor postoperatorio precoz
y el dolor crónico (dolor persistente más de 3-4 semanas) y el dolor en el muñón
tico son las que se aproximan más. En general, el tratamiento es
o fantasma.
conservador. La cirugía del sistema nervioso central y periférico
siempre conlleva una posterior desaferenciación y de ese modo, se
aumenta el riesgo de un incremento del dolor persistente. En el
Cuadro 61.1 se muestran las recomendaciones para el tratamiento
del dolor tras la amputación. dolor fantasma (Robinson et al 2004). Se aleatorizó al 39% de los
pacientes en un grupo de amitriptilina y otro de placebo durante un
período de duración del ensayo de 6 semanas. Se incrementó la
Tratamiento médico dosis de amitriptilina hasta alcanzar la dosis máxima tolerada por el
En un gran número de ensayos aleatorizados y controlados se ha paciente o bien los 125 mg/día. Por desgracia, este estudio no
visto el efecto beneficioso de los antidepresivos tricíclios y de los mostró que la amitriptilina tuviera ningún efecto sobre la intensi-
bloqueantes de los canales del sodio sobre los diferentes trastornos dad del dolor o las mediciones indirectas de su éxito, como la cali-
de dolor neuropático (Sindrup & Jensen 1999). No se dispone de dad de vida.
datos controlados sobre el dolor fantasma, pero se acepta que estos Bone et al estudiaron el efecto de la gabapentina en un estudio
fármacos son efectivos, al menos en algunos pacientes. Un reciente cruzado bien diseñado que incluía a 19 pacientes con dolor fantas-
estudio examina el efecto de los antidepresivos tricíclicos en el ma (Bone et al 2002). Las dosis de gabapentina se titulaban a incre-
992 SECCIÓN 7: Dolor neuropático

mentos de 300 mg hasta la dosis máxima de 2.400 mg diarios. Tras (Flor et al 2001). La ventaja de la mayor parte de las técnicas cita-
6 semanas de tratamiento, la gabapentina resultó ser mejor que el das es su ausencia de efectos secundarios y complicaciones, así
placebo en la reducción del dolor fantasma. Rusy et al obtuvieron como su fácil repetición. Sin embargo, la mayoría de estos estudios
un efecto similar en un estudio abierto (Rusy et al 2001). tratan observaciones no controladas.
El fracaso para proporcionar un alivio del dolor de forma eviden-
te no se debe considerar hasta que no se hayan introducido los
Tratamiento quirúrgico
opioides. Éstos pueden utilizarse con seguridad, con un riesgo limi-
tado de dependencia y durante varios años (Dellemijn 1999). En La cirugía de la amputación de los neuromas y la amputación más
un estudio aleatorizado, cruzado y a doble ciego con placebo, se extensa tuvo anteriormente un papel importante en el tratamien-
administró a 31 amputados una infusión de lidocaína, morfina o to del dolor en el muñón y dolor fantasma. Actualmente, la revisión
difenhidramina, en 40 minutos (Wu et al 2002). En comparación del muñón se realiza, con toda probabilidad, sólo en casos de pato-
con el placebo, la morfina reducía tanto el dolor del muñón como el logía evidente en el muñón, y en los muñones que han cicatrizado
fantasma, mientras que la lidocaína disminuía sólo el dolor del correctamente, casi nunca existe una indicación de extensión pro-
muñón. En otro estudio cruzado controlado con placebo que incluía ximal de la amputación debido al dolor. Los resultados de otras téc-
a 12 pacientes, el grupo de Huse encontró una reducción significa- nicas invasivas, como por ejemplo, las lesiones en la zona de entra-
tiva del dolor fantasma durante el tratamiento con morfina por vía da de las raíces dorsales (Prestor 2001), la simpatectomía y la
oral (Huse et al 2001). Casos referidos sugieren que la metadona es cordotomía, suelen tener resultados desfavorables, y la mayoría se
capaz de disminuir el dolor fantasma (Bergmans et al 2002). han abandonado. La cirugía proporciona un alivio del dolor a corto
Se ha analizado el efecto de los antagonistas del receptor de plazo pues a menudo éste reaparece.
NMDA en diferentes estudios. En un trabajo a doble ciego, con un
control de placebo, la ketamina por vía intravenosa redujo el dolor,
PREVENCIÓN
la hiperalgesia y el dolor en ráfagas en 11 amputados con dolores en
el muñón y fantasma (Nikolajsen et al 1996). En otros dos ensayos La idea de una acción analgésica anticipada en el dolor postampu-
se ha estudiado el efecto de la memantina, un antagonista del tación se sugirió a raíz de las siguientes observaciones:
receptor de NMDA disponible en presentación oral. En ambos
estudios, se administró memantina a doble ciego, con un grupo con- • El dolor fantasma se reproducía, en algunos casos, de igual forma
trol de placebo y cruzado, a pacientes con dolor en el muñón y fan- que el dolor experimentado antes de la amputación.
tasma. La memantina en dosis de 20 o 30 mg/día, respectivamente, • Los amputados con dolor fantasma padecían, con mayor fre-
no mostró ningún efecto sobre el dolor espontáneo, la alodinia y la cuencia que los pacientes sin dolor fantasma, un dolor intenso
hiperalgesia (Maier et al 2003, Nikolajsen et al 2000). Se ha suge- y de larga evolución antes de la amputación.
rido que el dextrometorfano, otro antagonista del receptor de
NMDA, es efectivo a raíz de un estudio que incluía a 10 pacientes Estas observaciones llevaron a pensar en la teoría de que el dolor
con dolor fantasma (Abraham et al 2003). de la preamputación dejaba una impronta memorizada en las
La calcitonina reduce significativamente el dolor fantasma cuando estructuras del sistema nervioso central, y que dicha impronta sería
se utiliza de forma intravenosa en la fase postoperatoria precoz (Jae- la responsable del dolor persistente tras la amputación. Inspirándo-
ger & Maier 1992). Un gran número de diferentes tratamientos, por se en esto, el grupo de Bach llevó a cabo el primer estudio sobre la
ejemplo, los betabloqueantes (Ahmad 1979, Marlsand et al 1982), la prevención del dolor fantasma (Bach et al 1988). Se distribuyeron
mexiletina, un análogo oral de la lidocaína (Davis 1993), la aplicación en función del año de nacimiento 25 pacientes en un grupo que
tópica de capsaicina (Rayner et al 1989), los opioides intratecales recibía tratamiento con bloqueo analgésico, y otro con analgésicos
(Jacobsen et al 1990, Omote et al 1995), varios bloqueos anestésicos convencionales en las 72 horas previas a la amputación. Todos los
(Lierz et al 1998, Wassef 1997) y la inyección de toxina botulínica pacientes recibían analgesia epidural durante la amputación, y am-
(Kern et al 2003) se han propuesto como efectivos en el dolor fan- bos grupos utilizaron analgésicos convencionales para tratar el dolor
tasma, pero ninguno de ellos ha demostrado serlo en ensayos adecua- postoperatorio. No se contempló el enmascaramiento. Tras 6 me-
damente controlados y con una muestra suficiente de pacientes. ses, la incidencia de dolor fantasma fue menor entre los pacientes
que habían recibido el bloqueo epidural preoperatorio.
Los hallazgos de Bach et al fueron apoyados por un aumento en el
Otros tratamientos
grueso de los trabajos sobre animales y otros contextos clínicos,
La terapia física engloba el masaje, la manipulación y la moviliza- mostrando el efecto del tratamiento anticipado del dolor en el pos-
ción pasiva, y previene los cambios tróficos y la congestión vascular terior desarrollo del dolor (Woolf & Chong 1993). Desde entonces,
del muñón. Otros tratamientos como la estimulación eléctrica se han realizado pocos ensayos para evaluar el impacto a corto y
transcutánea del nervio, la acupuntura, los ultrasonidos y la hipno- largo plazo de la anestesia regional (epidural y bloqueos nerviosos)
sis, pueden en algunos casos producir un efecto beneficioso en el en el dolor fantasma. Alguno de estos estudios, pero no todos, han
dolor del muñón y en el dolor fantasma. Por lo menos tres estudios confirmado que la anestesia regional puede ser efectiva para reducir
han analizado el efecto de la estimulación eléctrica transcutánea el dolor postamputación. Por desgracia, alguno de estos ensayos son
nerviosa, pero los resultados no son consistentes (Finsen et al 1988, de una calidad metodológica muy pobre.
Katz & Melzack 1991, Lundeberg 1985). Un estudio mostró el Jahangiri et al evaluaron el efecto de la infusión perioperatoria
efecto del Farabloc, un calcetín tejido de metal que se colocaba epidural de diamorfina, bupivacaína y clonidina en el muñón post-
sobre el muñón (Conine et al 1993). Ramachandran & Rogers- amputado y en el dolor fantasma (Jahangiri et al 1994). Trece
Ramachandran (2000) empleaban técnicas de retroalimentación pacientes recibieron tratamiento epidural en las 5-48 horas previas
visual con un espejo para eliminar los espasmos dolorosos del a la intervención y durante por lo menos 3 días postoperatoriamen-
miembro fantasma. Flor et al demostraron que el entrenamiento en te. Un grupo control de 11 pacientes recibieron analgesia opioide a
la discriminación sensorial obtenida al aplicar los estímulos en el demanda. Todos los pacientes recibieron anestesia general durante
muñón reducía el dolor en cinco amputados del miembro superior la amputación. La incidencia de dolor fantasma importante fue
C A P Í T U L O 61•Miembro fantasma 993

Tabla 61.2•Resumen de los estudios sobre la prevención del dolor fantasma (A, B, C se refieren a los diferentes brazos de tratamiento en cada estudio)

Número de
Referencia Aleatorización Enmascaramiento pacientes Intervención Efecto

Analgesia epidural
Bach et al 1988 + ? 25 A (n = 11): bupivacaína epidural y morfina en +
las 72 horas previas a la amputación
B (n = 14): analgesia sistémica

Jahangiri et al 1994 – – 24 A (n = 13): bupivacaína epidural, clonidina y +


diamorfina en las 24-48 horas antes de la amputación,
prolongándose hasta las 72 horas tras la amputación
B (n = 11): analgesia sistémica

Schug et al 1995 – – 23 A (n = 8): bupivacaína epidural y morfina en las +


24 horas antes, durante y tras la amputación
B (n = 7): bupivacaína epidural y morfina durante
y tras la amputación
C (n = 8): analgesia sistémica

Katsuly Liapis et al 1996 + ? 45 A (n = 15): bupivacaína epidural y morfina en las +


72 horas previas, durante y tras la amputación
B (n = 12): bupivacaína epidural y morfina tras
la amputación
C (n = 18): analgesia sistémica

Nikolajsen et al 1997a + + 60 A (n = 29): bupivacaína epidural y morfina 18 horas –


antes, durante y tras la amputación
B (n = 31): analgesia sistémica antes de la amputación,
bupivacaína epidural y morfina tras la amputación

Analgesia epidural y perineural


Lambert et al 2001 + – 30 A (n = 14): bupivacaína epidural y diamorfina 24 horas –
antes, durante y 72 horas posteriores a la amputación
B (n = 16): bloqueo de la vaina nerviosa con bupivacaína
durante 72 horas posteriores a la amputación

Analgesia perineural
Fischer and Meller 1991 – – 11 A (n = 11): bloqueo de la vaina nerviosa con +
bupivacaína tras 72 horas de la amputación

Elizaga et al 1994 – – 21 A (n = 9): bloqueo de la vaina nerviosa con –


bupivacaína por lo menos 72 horas tras la amputación
B (n = 12): analgesia sistémica

Pinzur et al 1996 + ? 21 A (n = 11): bloqueo de la vaina nerviosa con –


bupivacaína durante 72 horas posteriores a la amputación
B (n = 10): bloqueo de la vaina nerviosa con suero salino
durante 72 horas posteriores a la amputación

menor en el grupo que recibió epidural a los 7 días, 6 meses y año grupo (n = 15) recibía bupivacaína y morfina epidural en los 3 días
posteriores a la amputación. El estudio no estaba aleatorizado ni previos a la amputación, manteniéndose la infusión durante las 72
enmascarado. horas posteriores a la intervención; otro grupo (n = 12) recibió
Schug y colaboradores presentaron, en una carta, los resultados analgésicos convencionales antes de la amputación y analgesia epi-
de un estudio en los que 23 pacientes recibían una analgesia epidu- dural posteriormente a la amputación; y el tercer grupo (n = 18)
ral antes, durante y después de la amputación (n = 8), analgesia recibió analgésicos convencionales antes y después de la amputa-
epidural intraoperatoria y postoperatoria (n = 7) o anestesia gene- ción. Tras 6 meses, la incidencia de dolor fantasma era significativa-
ral más analgesia sistémica (n = 8) (Schug et al 1995). Al cabo de mente menor en el grupo que recibió tratamiento analgésico epidu-
un año, la incidencia de dolor fantasma era significativamente me- ral en los 3 días previos a la amputación, en comparación con los
nor entre los pacientes que recibieron analgesia epidural pre, intra y dos grupos que no lo recibieron. Los resultados de estos dos ensa-
postoperatoriamente, en relación con los pacientes que recibieron yos no se han publicado nunca en artículos médicos.
anestesia general más analgesia sistémica. Katsuly-Liapis et al pre- El grupo de Nikolajsen realizó un estudio aleatorizado, a doble
sentaron, en un formato abstracto, un estudio en el que se distri- ciego y con un grupo control de placebo en el que 60 pacientes con
buía a 45 pacientes en tres grupos (Katsuly Liapis et al 1996). Un una amputación de extremidad inferior programada se asignaron de
994 SECCIÓN 7: Dolor neuropático

forma aleatorizada a uno de estos dos grupos: un grupo con bloqueo tratamiento perineural intra y postoperatorio, y su incidencia fue
que recibía bupivacaína y morfina epidural antes y durante la am- similar en ambos grupos tras 3 días, 6 y 12 meses.
putación (29 pacientes), y un grupo control que recibía por vía epi- Los estudios mencionados anteriormente se enumeran en la
dural suero salino o bien morfina oral o intramuscular (31 pacien- Tabla 61.2.
tes) (Nikolajsen et al 1997a). Ambos grupos recibían anestesia El objetivo del tratamiento anticipado es evitar la sensibilización
general en la amputación, y todos los pacientes recibieron analgesia medular mediante el bloqueo previo a la cascada de respuestas
epidural para el tratamiento del dolor postoperatorio. Se interrogó intraneuronales que acontecen tras la lesión del nervio periférico.
a los pacientes acerca del dolor preamputación el día antes de la Un abordaje previo completo, probablemente no es posible realizar-
misma, y sobre el dolor en el muñón y dolor fantasma tras 1 sema- lo en pacientes con amputaciones programadas. Muchos sufren un
na y a los 3, 6 y 12 meses. La duración media del bloqueo epidural dolor isquémico durante meses o años y, probablemente, asocien
preoperatorio (en el grupo de bloqueo) fue de 18 horas. Tras una se- una hiperexcitabilidad neuronal previa. No se puede olvidar que el
mana, el porcentaje de pacientes con dolor fantasma era del 51,9% bloqueo epidural preoperatorio durante un tiempo prolongado
en el grupo de bloqueo, y del 55,6% en el grupo control. Posterior- (quizá semanas) previene el desarrollo del dolor fantasma. Sin em-
mente, los porcentajes fueron (bloqueo/control): a los 3 meses, bargo, esto es poco práctico. A menudo, la decisión de amputar no
82,4/50%; a los 6 meses, 81,3/55%, y a los 12 meses, 75/68,8%. La se toma hasta el día anterior o incluso en el mismo día de la cirugía.
intensidad del dolor en el muñón y el dolor fantasma, así como el Para concluir, el bloqueo epidural es efectivo en el tratamiento de
consumo de opioides, fue similar en ambos grupos y en las cuatro dolor isquémico preoperatorio y en el dolor del muñón postopera-
entrevistas realizadas tras la intervención. torio. Hasta el momento, no se dispone de estudios de una mínima
Otros autores han examinado el efecto del bloqueo perineural o calidad metodológica que demuestren que el bloqueo epidural pre-
intraneural en el dolor fantasma. Fischer & Meller (1991) introdu- operatorio tiene un efecto beneficioso en la prevención del dolor
jeron un catéter en una vaina nerviosa transeccionada en el momen- fantasma. No debe olvidarse que otro tipo de abordajes pueden ser
to de la amputación, e infundieron bupivacaína durante 72 horas efectivos. Por ejemplo, Dertwinkel et al sugirieron, en un estudio
en 11 pacientes. Ninguno de ellos desarrolló dolor fantasma en los abierto con controles históricos, que la ketamina administrada a
12 meses de seguimiento. En un estudio retrospectivo, Elizaga et al nivel intraoperatorio y en las 72 horas posteriores a la amputación
no obtuvieron un beneficio con este tratamiento (Elizaga et al reducía el dolor fantasma (Dertwinkel et al 2002).
1994). Pinzur et al aleatorizaron de forma prospectiva a 21 pacien-
tes con una infusión continua postoperatoria, bien de suero salino o
CONCLUSIÓN
de bupivacaína, pero fracasaron al no encontrar ninguna diferencia
entre ambos grupos en relación a la incidencia de dolor fantasma en El miembro fantasma y el dolor fantasma, especialmente tras una
los 3 y 6 meses posteriores (Pinzur et al 1996). amputación de extremidad, constituyen un fenómeno intrigante
En un reciente estudio, el grupo de Lambert comparó dos técni- que, en una minoría de amputados se presenta con una intensidad
cas de analgesia regional; 30 pacientes fueron aleatorizados para insoportable, alterando su rutina diaria. Los mecanismos subyacen-
recibir por vía epidural, ya sea bupivacaína o diamorfina, empezan- tes del dolor fantasma y del miembro fantasma son múltiples, pero
do en las 24 horas previas de la amputación y continuando en los 3 el punto inicial posiblemente sea de origen periférico, seguido de
días postoperatorios, o bien un catéter perineural intraoperatorio una cascada de acontecimientos que, en última instancia, afecten a
para la administración intraoperatoria y postoperatoria de bupiva- los centros superiores del cerebro con una reorganización. El tra-
caína (Lambert et al 2001). Todos los pacientes recibían anestesia tamiento debe tener en cuenta los cambios en la neuroplasticidad.
general durante la amputación. El tratamiento epidural pre, peri y El hipotético papel de las medidas preventivas para el desarrollo
postoperatorio para prevenir el dolor fantasma no fue superior al y mantenimiento del dolor fantasma no están todavía aclarados.

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