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Aborto
El presente caso se debe orientar por el principio pro homine, con la
finalidad de buscar la solución que mejor responda a la vigencia de los
derechos humanos de las mujeres como grupo en situación de
vulnerabilidad; además, que impedir a las mujeres ejercer sus
derechos reproductivos a través de la penalización del aborto,
constituye una práctica discriminatoria. El derecho a la vida del
producto de la concepción en la primera etapa de gestación y los
derechos y libertades de decisión y procreación, deben prevalecer
estos últimos, por lo que se debe despenalizar el aborto voluntario
dentro de las doce semanas del embarazo.
Describe que la interrupción del embarazo en forma clandestina y
fuera de los parámetros sanitarios no garantiza la salud de la mujer y,
de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la interrupción
del embarazo en condiciones de inseguridad es una de las principales
causas de mortalidad y morbilidad materna. Concluye sus
planteamientos con la afirmación de que el reproche por la vía penal
no sirve para asegurar el correcto desenvolvimiento del proceso en
gestación, pues la realidad social es otra y, de lo contrario, se reafirma
la discriminación hacia las mujeres por razón de género.
Las normas impugnadas establecen que “comete el delito de aborto
quien causa la muerte al producto de la concepción, en cualquier
momento del embarazo” (artículo 195, Aborto para efectos penales);
y que “se impondrá de uno a tres años de prisión, a la mujer que
voluntariamente practique su aborto o a la persona que la hiciere
abortar con el consentimiento de aquella” (Artículo 196, Aborto auto
procurado o consentido).
La lectura integral de esa norma conduce a afirmar que ese tipo penal
titulado aborto auto procurado o consentido tiene un impacto frontal y
directo con la libertad reproductiva de la mujer y de las personas con
capacidad de gestar de decidir ser o no madre, es un derecho de
entidad constitucional que tiene su raíz y sustento en la dignidad,
autonomía reproductiva, libre desarrollo de la personalidad, igualdad
de género, y el pleno ejercicio del derecho a la salud.
Estimar contrario a la moral la acción de interrumpir el embarazo y, en
esa medida, traducir esa valoración en el establecimiento de medidas
de orden penal, no puede ser considerado un fin legítimo que sustente
la racionalidad de la norma, pues el debate sobre su moralidad o
inmoralidad debe reservarse al ámbito íntimo de cada persona, pero
de ninguna manera debe dar contenido a la política criminal.
El derecho penal, en su carácter de último recurso estatal para
proteger bienes jurídicos, no debe involucrar ni en su construcción ni
en su uso corrientes o posturas ideológicas de orden moral en relación
con la interrupción del embarazo, pues se trata estrictamente de un
tema de derechos humanos y protección de bienes
constitucionalmente definidos dentro de un Estado laico y democrático.
Artículo 199
No se perseguirá:
I. (Aborto por violación, o por inseminación o implantación
indebidas)
II. Análisis del texto original del artículo 224, fracción II, del
código penal para el estado de Coahuila de zaragoza (pena
prevista para el delito violación entre cónyuges).
Tribunal Pleno advierte que la asignación por parte del legislador de
un rango de punibilidad inferior a una conducta que se traduce en el
mismo tipo de lesión a una mujer con o sin relación civil, no puede
tener su origen en ninguna finalidad imperiosa desde el punto de vista
constitucional porque a través de esa tipificación sesgada no se brinda
cobertura a algún otro derecho involucrado ni se da cumplimiento a un
mandato de especial relevancia, de manera que la distinción legislativa
debe invalidarse pues contiene intrínseco el entendimiento de que la
lesión de la integridad sexual de una mujer que tiene una relación civil
en los términos referidos, no amerita penalmente el mismo nivel de
reproche para el agresor que aquellas que resienten las mujeres por
parte de un agresor con quien no se tiene ese tipo de vínculo.
Una disposición que no reconozca en igualdad de condiciones la
gravedad de violentar la sexualidad de su pareja civil mujer (sea por la
vía del matrimonio, concubinato o pacto social), supone un
reconocimiento tácito de que ese vínculo es un espacio de
superioridad de los derechos del hombre, lo que de ninguna manera
encuentra respaldo en el texto constitucional.
Este Alto Tribunal sostiene el criterio de que el vínculo civil no puede
ser entendido, bajo ningún escenario, como un espacio de privilegios
que al amparo de la privacidad e intimidad en que se desenvuelve,
justifique la imposición de prácticas en contra de la voluntad de alguno
de sus integrantes a través de la violencia moral, física o psicológica.
Como se relató en el estudio general de la norma, la libertad sexual
que se reconoce como intrínseca en el ser humano, y que comprende
el derecho a la autodeterminación sexual de la mujer, no se invalida,
transforma, ni se modula con la celebración de un vínculo civil, de
manera que los actos que los lesionan tienen, al menos, la misma
dimensión con o sin la existencia de esa relación familiar.
Ya que llegaron a esta sentencia, después de tener que analizar, tanto
los derechos de las mujeres, como el derecho a la vida, en mi opinión,
no solo debería ser despenalizado, debería estar permitido, sigue
siendo un derecho solo para la mujer, de su vida, de su cuerpo, el
Estado no puede decidir si por tomar alguna decisión sobre nuestra
persona, será un delito
Y como referencia el Código Civil establece que: “son personas físicas
hasta que nace el feto, desprendido del seno materno y con
veinticuatro horas de vida o presentado vivo en el registro civil”
Lo cual interpreto que, si se decide interrumpir con un embrión dentro
de las doce semanas, no debería ser considerado un delito y mucho
menos estar en el Código Penal porque sigue siendo una decisión
personal de una mujer.