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Título: El Oso y la Hormiga

Había una vez en el bosque, un enorme oso llamado Bruno y una pequeña hormiga
llamada Maya. Bruno era el rey del bosque, con su imponente tamaño y su rugido
temible, mientras que Maya era tan pequeña que apenas se podía ver entre las hojas y
las ramas.

Un día de verano, mientras Bruno paseaba por el bosque en busca de frutas maduras,
accidentalmente pisó el hormiguero de Maya, destruyendo parte de su hogar y
dañando su comida.

Maya, sintiéndose enfadada y asustada, salió de entre las ruinas de su hogar y se


enfrentó valientemente a Bruno. "¡Oye, oso gigante! ¿Por qué destruiste mi hogar y mi
comida?", gritó Maya con todas sus fuerzas.

Bruno, sorprendido por la valentía de la diminuta hormiga, se detuvo y la miró con


curiosidad. "Lo siento mucho, pequeña hormiga", respondió con voz grave. "No te vi
entre las hojas. Fue un accidente".

Maya, aunque seguía enfadada, notó la sinceridad en las palabras de Bruno y decidió
escucharlo. "Entiendo que fue un accidente, pero ahora mi hogar está destruido y mi
comida se ha ido", dijo con tristeza.

Bruno se sintió culpable por el daño que había causado y decidió ayudar a Maya a
reconstruir su hogar y encontrar nueva comida. Con su fuerza, levantó troncos caídos y
colocó piedras para proteger el nuevo hormiguero de futuros accidentes. También
buscó frutas frescas y hojas verdes para que Maya y las demás hormigas pudieran tener
suficiente comida.

A medida que trabajaban juntos, Bruno y Maya se dieron cuenta de que, a pesar de sus
diferencias de tamaño y fuerza, tenían mucho en común. Ambos amaban el bosque y
querían vivir en armonía con todos sus habitantes.

Finalmente, el nuevo hogar de Maya estaba listo, más fuerte y más seguro que nunca.
Maya agradeció a Bruno por su ayuda y le ofreció una hoja de su comida como muestra
de gratitud.

Bruno aceptó la hoja con una sonrisa y dijo: "Gracias a ti, pequeña amiga. Aprendí que,
aunque soy grande y fuerte, también debo ser cuidadoso y considerado con los demás
habitantes del bosque".
Desde ese día, Bruno y Maya se convirtieron en grandes amigos y colaboradores,
recordando siempre que la verdadera fuerza reside en el corazón y en la voluntad de
ayudar a los demás, sin importar su tamaño.

Y así, en el bosque, la historia del oso y la hormiga se convirtió en una fábula de amistad
y colaboración, enseñando a todos que, juntos, podemos superar cualquier obstáculo
que se interponga en nuestro camino.

Fin.

La moraleja de esta fábula es que la colaboración y la empatía pueden superar las


diferencias y ayudarnos a construir un mundo mejor para todos.

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