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VIERNES, 3 OCTUBRE DE 1969 LA VANGUARDIA ESPAÑOLA Página 11

CONSECUENCIAS CONCILIARES
LA JUVENTUD Y SUS COSAS (I)
«i AGGIORNAMENTO» Y REALIDAD
LIMITES DE LA ADOLESCENCIA
pES'DE luego, hay quienes prefie-
ren hablar de «adolescencia», Y
consiguiente, los que vienen detrás,
y, sin ir más lejos, nuestros mismí-
contrario, en aprovechar la tregua
para proporcionarles una mayor
CU Santidad el Papa Juan. XXIII con- Entre las numerosab cuestiones que
.vocó el Concilio Ecuménico Vati- preocupan a todos hay que tener pre-
cano II bajo la palabra «aggiornamen- sente principalmente las siguientes:
to».. aplicada a la Iglesia católica. Es «al matrimonio v la familia, la cultu-
decir, que la Iglesia necesitaba «una ra, la vicia económico-social y política,
puesta al día», porque se había hecho la solidaridad de las naciones y la paz.
•puede que tengan su parte de ra- simos hijos, bien podrían resignar- «preparación». De hecho, se les en algunos puntos anticuada y necesi- Sobre cada una de ellas debe resplan-
zón. En nuestros días, las fronteras, se al nombre de «adolescentes». Es concede una excedencia del traba- taba una renovación que la pusiera al decer la luz de los principios que bro-
de edad están experimentando unas una solución, por supuesto.: Y nada jo para que estudien. Lo cual es día. tan de Cristo para guiar a los fieles
curiosas rectificaciones, cuyo alcan- convencional, además. Los que pos- otra novedad incalculablemente re- Paulo VI, en un discurso reciente e iluminar a todos los hombres én la:
ce todavía no sabemos medir. La tulan esta terminología- no andan vulsiva. Bien mirado, no es por pronunciado en ia audiencia que con- búsqueda de una solución a tantos y
cosa, en principio, ha de ser ano- desencaminados. Al.fin y al cabo, azar que las críspaciones «juveni- :edió en Castelgandolfo, dijo que «la tan complejos pioblemas, ,
tada en él haber de la ciencia mé- el concepto de «adolescencia» que les» inás características, más esten- Iglesia necesita volverse a encontrar El bienestar de ia persona y de la
dica y sus auxiliares: la «vida»'de se propone no es de orden biológi- tóreas, más severas, son casi siem- nteriormente unida, concorde, disci- sociedad: humana y cristiana está es-
la gente ha aumentado de manera co. Muchos de los «adolescentes» pre «estudiantiles». plinada y feliz, le es indispensable una trechamente-ligado a una favorable
notoria, sobre todo en duración y a que aludimos son ya todo Unos Nada, de esto tiene precedentes. revisión organizada ele su Liturgia, situación de la comunidad conyugal y
en aguante. Así ocurre, al menos, padres de familia, y si no lo son No ha de extrañarnos, pues, que el como ya se está haciendo, necesita un familiar. Por eso los cristianos,- junto'•
en aquellos países donde la asis- más, es por los trucos que emplean desconcierto sea general, unánime. nuevo y bien estudiado Código de su con todos los que tienen erigran esti-
tencia facultativa, el uso de fár- para evitarlo. Ni invocaremos la Nadie sabe qué hacer ni qué decir, Legislación, como también se está la- ma a esta comunidad, se alegran sin-
macos, la higiene pública y ías cau- tan manida cuestión de l.as barbas,, aunque se haga y se diga mucho.. boriosamente tratando dé hacer; nece- ceramente de cuantos recursos favore-
telas dietéticas consiguen una di- porque, precisamente, un rasgo de Muy a menudo, ,1o que se hace y sita ún" renovado empeño en su voca- cen en el hombre de hoy. la actualiza-
fusión afectuosa. No vale la .pena la adolescencia actual es eludir el se dice desemboca en un escueto ción evangélica de caridad y santidad; ción de esta comunidad de amor y el
de recurrir al dato estadístico: el afeitado, cuando la generación de necesita una nueva eficacia pastoral y. respeto a la vida de todo lo que ayuda
hecho salta á la vista. En términos sus papas puso su mejor orgullo en choque de rabias, sin éxito. La mu-
generales, la ciudadanía actual tar- chedumbre adolescente, dispara sus misionera, así como ecuménica; nece- a los esposos y padres en el cumpli-
la tentativa precoz de rasurarse... sita —y Dios nos oiga—de una nueva | miento de su misión excelsa; de ello
da más en morirse: más que,antes, En un tal'contexto, la noción de : iras contra la «sociedad» en blo-
quiero decir. Y me refiero a lo que que, que, efectivamente, es la so- oleada inspiradora del Espíritu Santo».. esperan además los mejores resultados
«adolescencia» ha de' ser, más que Est^s frases revelan una fidelidad y están interesados en promoverlo.
suele, llamarse «muerte natural». nada, sociológica. El estadio ante- ciedad de los adultos. Y, a su vez,
Por otro lado, las personas «madu- rior a la «juventud» estabilizada los adultos replican con otras iras absoluta al Concilio Vaticano II en su «Sin embargo, la dignidad de esta
ras» conservan por más tiempo sus •—a la juventud que pasa de los físicas y- verbales. Ni los unos~ ni. ionstitución sobre «la Iglesia en el institución no brilla en todas partes
energías. .No sólo se observa en los treinta— admite aquella denomina-? los otros advierten, quizá, que se mundo actual». con el mismo esplendor, puesto "qué
censos de población una tierna ción, tal vez abusiva, pero clarifi- mueven en terreno desconocido, y El Concilio puntualizó su aspiración está oscurecida por la poligamia, la
abundancia de ancianos, sino que cadora y eficaz. que, para salir del atolladero, han diciendo: «Que entre los principales epidemia del divorcio, el llamado'amor
muchos de estos presuntos vejesto- de renunciar á recetas- y recursos aspectos del mundo actual hay que se- libre y otras deformaciones; es más, el
rios se mantienen plenamente «en Hasta hace cuatro días, como ajenos a la verdadera entidad del ñalar la multiplicación denlas relacio- amor - matrimonial queda frecuente-
forma». Al parecer, ahora, los años quien dice, y en Occidente, la ado- problema.! El intento : de justificar- nes humanas entre los hombres. Con- mente profanado por el egoísmo, el
cuentan de otro modo. Las etique- lescencia tenía un finar «predeter- con «ideas» el, enfrentamiento. se tribuye sobremanera a este desarrollo hedonismo y los usos ilícitos contra la
tas clásicas para graduar la crono- minado»: el ingreso regulat y defi- revela de una total ineptitud^ Del el moderno progreso técnico. Sin em- generación. Por otra parte, la actual
logía individual sufren un ligero nitivo en el engranaje del.'< sistema lado «joven», predomina la titila- bargo, la perfección del coloquio fra- situación económica, socio-sicológica y
desplazamiento. El comienzo de la de producción. Me refiero, en par- ción anarcoide, unas veces decla- terno no está en ese progreso, sino civil es origen de fuertes perturbacio-
vejez, por ejemplo, se sitúa des- ticular, a los varones. Una vez can- rada, otras bajo disf races.confusio- más hondamente en la comunidad que nes para la familia. En determinadas
pués de los setenta, quizás en los celada la etapa del capitalismo, de nariós, pseudotrotskistas o mareu- entre las. personas se establece, la regiones del universo, finalmente, se
ochenta. El de ia juventud avanza novela de Dickens, el «muchacho» siaflos. Del lado «adulto», se afian- cual exige el'mutuo respeto de su pie- advierte con preocupación problemas
un quinquenio, o más¿ El margen se convertía en «hombre» cuando zan las actitudes doctrinales con- na-digjáfdad espiritual.. La revelación nacidos del incremento demográfico.
de la «adolescencia»,. pues, se en- empezaba a trabajar en serio. El sabidas: desde el conservadurismo Cristi-ana: presta gran 'ayuda para fo- Todo lo cual suscita la angustia en las
sancha... jornal equivalía a una especie- d e ' más"amojamado hasta el comunis- mentar esta comunión interpersonal y conciencias».
«mayoría de edad» extrajurídica. al mismo tiempo nos lleva a una más .. Estas "manifestaciones conciliares,
mo ortodoxo. Pero, en última ins- profunda Comprensión de las leyes que tan sabias y prácticas a la vez, deter-
El problema, naturalmente, se Y. no por lo que implicase de auto- tancia, lo que se debate es otra regulan la vida social, y que el Crea- minaron la famosa encíclica de Pau-
plantea ante el embrollo espectacu- nomía económica, sino por io que cosa. También «eso», ¿cómo no?, dor grabó en la naturaleza espiritual lo Vi «Humanae vitae», que ha mere-
lar y vastísimo que los muchachos significaba de responsabilidad ma- pero más aún «otra cosa». Sé trata, y moral del hombre. ' cido por parte de muchos llamados ca-
de hoy. se llevan entre manos. De terial. El.hijo del proletario se ha-
cía «hombre», al hacerse personal- de la peculiaridad inédita de unas El.«aggiornamento», que ha sido el tólicos censuras y disconformidades .
ordinario, la palabra que designa, mente circunstancias de hecho, que toda- lema fundamental del Concilio, ha sin tener en cuenta que las enseñan-
engloba e incluso define el fenóme- ganabaproletario; el del burgués se •;. vía nadie ha logrado «digerir». El provocado distintas manifestaciones zas que de la sabia encíclica se deri-
no es «juventud». Papeles y alta- adulto alla aplicarsecondición «social» de
al negocio de . lote mayor de culpa corresponde: a por parte de teólogos y de hombres van son perfectamente viables, de tal
voces la repiten hasta el cansancio. casa; los retoños de «la los «adultos»: cuando menos, con-, dotados de gran cultura escolástica. manera que la oposición sistemática '
¿Inexacta? No, sin duda. Pero tam- se media» ascendían asufrida cla- tesémoslo. En el fondo, los mucha-, Pero se han producido movimientos que en algunos pueblos se ha produci-
poco demasiado clara. Por de pron- mayores con la percepciónpersonas chos se reducen a expresar su ma- que han llevado a una confusión la- do a la: citada magnífica encíclica ha
to, la racha de revueltas y desplan- mer sueldo o de los primerosdelhono- pri-
lestar de «edad», y si ^yerran at ha- mentable. Mientras unos proclamaban venido a establecer un estado de con-
tes abarca sectores «menos que jó- rarios. Descarto de la reseña al cerlo, tampoco hay .que reprochár- la inalterabilidad de los principios bá- fusión lamentable, aparte de la insu-
venes»: casi aniñados. Ni siquiera selo con demasiado énfasis. sicos de la Iglesia Católica, o sea, mar- misión que representan ciertas, críticas
la pubertad resulta ser un límite parásito puro.'Lo cierto es que la
Sólo que la «edad» es algo —por caban una tendencia excesivamente incluso producidas en ambientes ecle-
fijo. Y esto es lo que. sin ánimo incorporación a los circuitos «labo-
antonomasia— transitorio. No se es conservadora, otros, llamados progre- siásticos.
de.ofender a nadie, llamamos «ado- rales» señalaba, si no .el término;
al menos un progrehjvo estrangul «joven» toda la vida. Más bien se sistas, han interpretado a veces escan-
lescencia». La verdad es que el vo-. lamiente Es realmente aleccionador el texto
deja de ser joven con rapidez in- dalosamente las normas del Concilio, de la Constitución conciliar sobre «la
cabio «juventud», ambiguo, permi- era lógico,deellaproceso
adolescencia. Y, como
adquiría una creíble. La «edad» n o es un argu- llegando, no diremos a su negación, Iglesia en el mundo actual», porque
te manejos un tanto capciosos. velocidad diferente según mento firme de reivindicación, co- pero sí a una interpretación abusiva trata de desentrañar los errores y las
Siempre se es joven respecto de al- pecuniario de donde salía elel nivel mo lo es —y no el único—• la «cía-' de los principios conciliares, de tal víctimas morales que produce un es- '
guien: «más» joven que alguien. co. En los domicilios pobres, ia chi- se». De manera explícita los pro- manera que sobre el confusionismo ta'dó de cosas realmente lamentables.
Un chico' de quince años, hoy, ya gencia de sacar un poco más ur- de gramas que emanan de Marx, y de provocado por los tales exegetas se
tiende a ver con malos ojos a su Paulo VI, en su discurso- en la au-,
hermano mayor, que apenas ha dinero precipitaba la maniobra: en manera implícita los demás, des- han producido movimientos que pare- diencia de Castelgandolfo, señaló los
cumplido los veinte... En el otro mínimo cuanto el muchacho alcanzaba un cansan sobre la noción' de «clase»: cían contrarios a la letra y al espíritu caminos por donde debe discurrir la
extremo, el asunto aún se presta el oficio,de allá suficiencia física para sobre la- realidad objetiva y su no- de la Constitución conciliar «sobre la renovación de la Iglesia. Hay algunos
a nuevas perplejidades. Un buen aprendiz, de botones le enrolaban, de ción coherente. La «edad» pasa; la Iglesia y el mundo actual». que han hablado de una descomposi-
cupo de vecinos qué'andan por la fuera. En los estratos omás de lo qué «clase» permanece. Esto son obvie- Dijo el Concilio, «que en todos los ción. Nos dijo el Papa: «No comparti-
treintena, se consideran inscritos dados, la decisión disminuía acomo- en pe-
dades de lo más elemental, y no me pueblos se hace posible expresar el mos opinión semejante». El modo de
en el entusiasmo y el desparpajo considero obligado a ser prolijo en mensaje cristiano de modo apropiado asegurar la renovación de una Iglesia
-de la «juventud». ¿Se les puede ne- rentoriedad, pero no por ello se su exposición. Si la corriente pro- a cada uno de ellos y al mismo tiempo viviente y santa, ha sido el tema del
gar el derecho a tan candida ilu- aplazaba en exceso. testatariá de los «adolescentes» ac- se fomenta un vivo intercambio entre discurso pronunciado por el Sumo
sión? En la época de nuestros tuales es sólo, un gesto de. inquie- la Iglesia y las diversais culturas». Pontífice en la audiencia general men-
abuelos/ un caballero aventajado, Las premisas han cambiado. No tud propic» de su condición de «ado- Entre los problemas más urgentes, cionada.
al llegar al cruce de los treinta, so- es fácil de resumir en pocas líneas lescentes», su destino sería evapo- dispuso el Concilio que: «Después de . Sé habla mucho de crisis en la Igle-
lía o podía ser, ¡qué diré yo!, ca- lo que está ocurriendo. Reiteremos, rarse a corto plazo. Ello no le qui- haber expuesto cuál es la dignidad de sia y lo que ocurre es que algunos
tedrático de Numismática, ministro en primer lugar, que hoy los «par taría verdad ni razón, pero queda- la persona humana y la misión tanto hombres de. ciencia teológica se, han
de la Monarquía o académico de dres» duran más que antaño: se ría en un episodio trivial, de mero individual como social a la que ha sido permitido libertades incompatibles con
Bellas Artes. También ahora se dan sostienen por más tiempo en su si- «conflicto de generaciones», como llamada en el mundo entero, el Conci- la caridad y obediencia que exige np
casos semejantes a aquéllos. Pero tio, y el relevo no se produce con tantos ha habido y tantos habrá. lio, a la luz del Evangelio y de la ex- sólo la persona del Pontífice, sino. el
el número es lo que pesa, y a esa tanta fluidez. Y por muchos «pues- Sin embargo, ¿no hay más que periencia humana, llama la' atención respeto sagrado que debemos todos'a
edad, la mayoría ve frenado su ac- tos de trabajo» que se creen, la efervescencia «juvenil» en el lío? de todos sobre algunos problemas ac- las Constituciones y acuerdos conci-
ceso al escalafón. plétora demográfica desborda cual- Muchos indicios ayudan a sospe- tuales más urgentes que afectan pro- liares. ' • • . •.'''•••'.
quier'previsión. Por otra parte, eso char que lo que anda en juego, fundamente al género humano».
Quizá sea por ahí que convenga que conocemos por «nivel de vida» también, es el factor «clase». Yo Luis VALERI
afinar el análisis, Nosotros, los cua- sube. Hay más dinero en la calle,
al parecer. Más dinero, y más leyes
creo que asistimos a un curioso ca-
rentones —«de cuarenta para arri- que pítulo de la eterna «lucha de ate-
ba...»—, inducidos por la euforia ción»proyectan cuidar la «educa- ses» de que hablan algunos tratados
de los muchachos. Entre el
sanitario - consumista, nos afirma- proletariado
mos como «jóvenes»: si más no, co- perativo agobiante estricto subsiste el im-
mo pasablemente jóvenes. Los ama- hijos en una u otrade plantilla:meter a los
gos de ciática o de reuma no cuen- davía son carne de salario, en el
tan, y quienes lograron pagarse la peor sentido de la expresión. Pero,
precaución de practicar el tenis, la dé «cuellos blancos» para arriba,
to-
de sociología. En el bien entendido
de' que la «clase» insurrecta y ex-
citada no es el proletariado. Es la
pequeña y la media burguesía.
Quiérase o no, ser «adolescente»
—én ejercicio— es, hoy, ser peque-
JAPÓN
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equitación o la sauna,1 o se abstu- la cosa presenta otro aire: se dibu-, ño-burgués. Si más no, en el área
vieron del alcohol y el tabaco, se ja una ampliación temporal, muy de la OTAN y sus aledaños. VIAJE EN AVIÓN REACTOR, VISITANDO:
encuentran afablemente dinámicos estimable, de la adolescencia. Ya TEHERÁN - DELHI • AGRÁ - TAJ MAHAL •
y sólidos. Somos —¡ay!— «jóvenes», no hay una necesidad demasiado
y la petulancia parece disminuir fuerte de colocar «en seguida» a BANGKOK - HONG KONG - TOKIO - NIKKO
ante la comparación con los sexa- los muchachos. Se piensa, por el KAMAKURA - HAKONE - OSAKA - NARA •
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