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Resumen 1. Primeros Auxilios.

Principios anatómicos.

El cuerpo humano está compuesto por 208 huesos y más de 650 músculos que actúan de forma

coordinada, para que podamos mantener nuestra postura. El sistema locomotor tiene las siguientes

funciones:

Sostiene el cuerpo.

Proporciona puntos de inserción a los músculos de modo que pueda producir movimientos.

Aporta rigidez al cuerpo.

Protege los órganos internos como el cerebro, los pulmones, etc. El sistema óseo forma

cavidades rígidas en los cuales están estos órganos. Un ejemplo de ello es el cráneo y la

cavidad torácica.

Los huesos pueden ser largos (como los de brazos y piernas), cortos (como los de la muñeca y

cuerpos vertebrales) o planos (como los del cráneo).La cabeza está formada por 8 huesos situados

en el cráneo y 14 que se encuentran en la cara. Los huesos del cráneo forman una caja muy

resistente que sirve para proteger al cerebro.

Los huesos del tronco son la clavícula y escápula, costillas (que protegen a los pulmones y el

corazón), el esternón, las vértebras y la pelvis.

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Las articulaciones son las zonas de unión entre los huesos o cartílagos del esqueleto.

El aparato respiratorio es el conjunto de estructuras cuya función es la de abastecer de oxígeno al

organismo, principalmente al cerebro, mediante la incorporación de aire rico en oxígeno y la

expulsión de aire enrarecido por el anhídrido carbónico. Está constituido por la nariz, faringe,

laringe, tráquea, alvéolos, pulmones y diafragma.

El aparato o sistema circulatorio es la estructura anatómica que comprende conjuntamente, tanto

al sistema cardiovascular que conduce y hace circular la sangre, como al sistema linfático que

conduce la linfa. El principal órgano componente del sistema circulatorio es el corazón, los vasos

sanguíneos que lo constituyen son las venas (vasos que llevan la sangre desde los tejidos hasta el

corazón), arterias (son los grandes vasos sanguíneos que transportan la sangre desde el corazón

hasta los tejidos) y capilares (son vaso sanguíneos muy pequeños que enlazan venas y arterias

formando redes.

El corazón es un músculo, situado en el interior del tórax entre ambos pulmones. Está dividido

por un tabique en dos partes totalmente independientes, izquierda y derecha. Ambas partes

presentan dos cavidades superiores llamadas aurículas y otras dos inferiores, los ventrículos. Actúa

como impulsor de la sangre.

El sistema nervioso central está constituido por médula espinal y encéfalo principalmente, es el
encargado de la transmisión de impulsos nerviosos y sensibilidad.
La médula espinal corre a lo largo y en el interior de la columna vertebral que la protege.
Comienza en el agujero occipital y la primera vértebra cervical (atlas) y llega hasta el comienzo de la
segunda vértebra lumbar. De allí se prolonga por el filamento terminal hasta el coxis. Aquí se
agrupan multitud de ramas nerviosas, denominadas cola de caballo por su disposición.

Principios fisiológicos.

El corazón actúa como una bomba aspirante-impelente, con un número de latidos por minuto de

60-80 en la persona adulta y un poco más rápido en el niño (80-100) y más aún en los bebés

(100-120). El ritmo cardíaco puede verse afectado por causas tan simples como el nerviosismo o por

causas tan graves como la falta de oxigenación de las células. En estos casos, el sistema autónomo

de defensa imprime un ritmo más rápido al corazón para tratar de paliar la deficiencia. El ritmo

rápido se denomina taquicardia (>100), el ritmo más lento se denomina bradicardia (<60). Si el

ritmo es desigual se denomina arritmia.

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Por otro lado, el aparato circulatorio realiza dos circuitos:

Circulación mayor o circulación somática o general

El recorrido de la sangre comienza en el ventrículo izquierdo del corazón y se extiende por la

arteria aorta y sus ramas arteriales hasta el sistema capilar, donde se forman las venas que

contienen sangre pobre en oxígeno.

Circulación menor o circulación pulmonar o central

La sangre pobre en oxígeno parte desde el ventrículo derecho del corazón, por la arteria

pulmonar que se bifurca para cada uno de ambos pulmones. En los capilares alveolares

pulmonares la sangre se oxigena a través de un proceso conocido como hematosis, de esta

forma, la sangre rica en oxígeno, se reconduce por las venas pulmonares y llegan a la

aurícula izquierda del corazón.

En el ser humano se distingue el sistema nervioso central, que rige las funciones de relación del

organismo con el exterior y el sistema nervioso autónomo que preside las funciones de la vida

vegetativa. Atendiendo al origen y función de las fibras nerviosas se divide en dos grandes grupos:
Sistema Nervioso Simpático: sus fibras se originan en la médula dorso-lumbar y su función es

descargar energía para satisfacer objetivos vitales.

Sistema Nervioso Parasimpático: sus fibras nacen en los centros bulbares y sacro. Interviene

en los procesos de recuperación y se encarga del almacenamiento y administración de la

energía.

Ambos sistemas tienen funciones antagónicas y complementarias.


El cerebro es el órgano donde radican la sensibilidad consciente, la movilidad voluntaria y la

inteligencia. Por este motivo se le considera como el centro nervioso más importante de todo el

sistema.

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Introducción. Generalidades. Primer interviniente.

Las situaciones de urgencia pueden ser múltiples, es posible que a lo largo de nuestra vida

encontremos alguna persona en una de estas situaciones. Entre ellas podemos hablar de:
Infartos agudos de miocardio

Síncopes por diferentes motivos, por ejemplo hipoglucemias o bajadas bruscas de la tensión

arterial

Ahogamientos

Atragantamientos

Accidentes de tráfico

Traumatismos de diversas etiologías

Golpes de calor

Crisis convulsivas

Crisis asmáticas

Intoxicaciones

Mordeduras o picaduras

El primer interviniente es aquel profesional preparado que llega al escenario en el que se

encuentra la persona accidentada. La actuación de este primer intervinientes es muy importante en

el proceso, los primero intervinientes por lo general son bomberos, policía...

Actuaciones inmediatas.

Las actuaciones inmediatas son todas aquellas que hay que realizar de forma inmediata ya que la

vida del accidentado corre un gran peligro. Se corresponden con las actividades de la valoración

inicial al paciente, ya que son las primeras que se realizan en la valoración al individuo para conocer

su estado y dirigir las actuaciones en la dirección adecuada.

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El primer paso que hay que seguir es activar el sistema PAS que consiste en:

Toda persona encargada de atender o socorrer a otra persona deberá conocer y aplicar siempre en

el orden establecido los principios básicos (PAS):

Proteger: a uno mismo en primer lugar y a continuación a la víctima. Se pueden evitar nuevos

accidentes, si se señaliza el lugar del suceso. Únicamente cuando exista peligro para la persona

accidentada se le desplazará, manteniendo recto el eje cabeza-cuello-tronco.

Avisar: indicando el número y el estado aparente de aquellas personas accidentadas o heridas,

si hay factores que pueden agravar el accidente (caídas de postes eléctricos) y el lugar exacto

donde se ha producido el accidente. De la información que nosotros demos, dependerán tanto

la cantidad, como la calidad de medios humanos y materiales que allí nos lleguen.

Socorrer: es la finalidad principal de los primeros auxilios, pero para hacerlo correctamente,

antes es necesario realizar la evaluación de la persona accidentada o herida.

El objetivo principal de los primeros auxilios es reconocer y mantener los signos vitales, evitando

riesgos y complicaciones añadidas a la víctima. Entre otros objetivos se encuentran:

Conservar la vida.

Evitar complicaciones físicas y secuelas psicológicas.

Ayudar en la recuperación.

Asegurar que el accidentado esté bien mientras llega la ayuda especializada.

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Actuaciones intermedias.

En cuanto a las actuaciones intermedias, son todas aquellas que se realizan una vez activado el

sistema PAS, es decir, una vez que hayamos protegido a las víctimas de otros posibles peligros y

avisado a los sistemas de emergencias, son las incluidas en los siguientes principios básicos en la

atención a accidentados:

Primero: actuar con rapidez sin perder la calma. Con tranquilidad se dará confianza a la

víctima y a los que estén cerca. Los testigos suelen tener miedo, frecuentemente pánico, o

están sobreexcitados. La persona que auxilia ha de dar ejemplo mostrando su tranquilidad.

Segundo: realizar una composición de lugar. Cuando se llega al lugar del accidente no se

deberá comenzar a actuar atendiendo a la primera persona herida que se encuentre. Puede

haber otras personas heridas más graves y que, por tanto, necesiten atenderse en primer lugar.

Es necesario hacer un rápido examen del lugar y averiguar si existen heridos ocultos. Hay que

tener en cuenta las posibles fuentes de peligros que existan: amenaza de derrumbamiento,

fuego, ruptura de canalizaciones de gas o de agua, etc.

Tercero: No mover a la persona accidentada sin cerciorarse antes de su estado y haberle

proporcionado unos primeros cuidados. En caso de tener que movilizarla se hará con gran

precaución, en bloque, manteniendo la alineación del cuello. Algunas de las razones por las que

puede resultar necesario movilizar al accidentado son:

Poder aplicar primeros auxilios.

Evitar agravamiento de las heridas.

Protegerle de un nuevo accidente.

Cuarto: examinar en profundidad a la persona herida o accidentada. Comprobar sus signos

vitales (si está consciente, respira y tiene pulso), si está sangrando, si presenta una fractura o

si tiene quemaduras.

Quinto: realizar únicamente las actuaciones indispensables puesto que si se intentan hacer

demasiadas cosas, se retrasará el traslado de la víctima. El papel de la persona que auxilia no

será el de reemplazar a los servicios sanitarios, por lo que se limitará a proporcionar las

medidas estrictamente necesarias para un correcto transporte de la persona herida o

accidentada.

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Sexto: mantener al herido caliente evitando proporcionarle un calor excesivo. Lo ideal es

mantener a la persona herida o accidentada en una agradable temperatura. Si hace frío todo el

cuerpo deberá ser calentado, siendo lo más aconsejable envolverlo en una manta.

Séptimo: No debe darse jamás de beber a una persona inconsciente. No podrá tragar y habrá

peligro de ahogo al penetrar el líquido en las vías respiratorias. En caso de que la víctima

conserve la consciencia y no presente una herida profunda en el vientre, se le podrá dar de

beber de forma lenta, y a pequeños sorbos, nunca alcohol: preferible café o té caliente, sobre

todo en caso de que haga frío.

Octavo: tranquilizar a la víctima. La persona accidentada presenta miedo: el curso de su vida

se ha visto truncado de forma brusca y padece por las personas acompañantes o por su familia.

Habrá que tranquilizarla y calmar sus temores recordándole que hay gente cerca que se va a

ocupar de él o de ella, que se han avisado a los servicios de urgencias y vendrán pronto.

Noveno: no dejar sola a la persona accidentada, puesto que su estado podría agravarse en un

corto espacio de tiempo.

En función del tipo de situación que amenace la vida de la persona, las actuaciones intermedias

variarán. Por ejemplo, si se trata de una persona que entra en parada cardiorrespiratoria, se debe

incluir la maniobra de reanimación cardiopulmonar y ventilación manual.

Ordena la secuencia de como se hace una actuación intermedia.

Actuar con rapidez sin perder la calma. Con tranquilidad se dará confianza a la víctima y a los que
estén cerca.
Realizar una composición de lugar. Cuando se llega al lugar del accidente no se deberá comenzar a
actuar atendiendo a la primera persona herida que se encuentre.
No mover a la persona accidentada sin cerciorarse antes de su estado y haberle proporcionado unos
primeros cuidados.
Examinar en profundidad a la persona herida o accidentada.
Realizar únicamente las actuaciones indispensables puesto que si se intentan hacer demasiadas
cosas, se retrasará el traslado de la víctima.
Mantener al herido caliente evitando proporcionarle un calor excesivo.
No debe darse jamás de beber a una persona inconsciente.
Tranquilizar a la víctima.
No dejar sola a la persona accidentada, puesto que su estado podría agravarse en un corto espacio
de tiempo.

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Actuaciones sin emergencia.

Las actuaciones sin emergencia engloban todos aquellos procedimientos de los primeros auxilios

que se realizan a una persona accidentada en la que no hay una amenaza inmediata contra su vida.

Aunque no se trate de una emergencia, puede haber casos en los que sea necesaria la intervención

sanitaria por lo que acompañaremos a la víctima aun centro sanitario donde puedan proporcionarle

los cuidados que necesita, por ejemplo ante una herida de moderada profundidad que requiere

puntos de sutura. Igualmente en estos casos debemos tranquilizar a la víctima ya que aunque no sea

algo muy grave, pueden haberse lesionado de forma traumática y presentar estado de nerviosismo o

inquietud. Debemos explicarles que está todo bien, que no hay de qué preocuparse y que serán

atendidos de la forma correcta.

Se realiza una inspección al accidentado, lo que permite apreciar mediante la observación el estado

general de la persona herida, el color de su rostro, la deformidad de un miembro fracturado en caso

de que lo haya, la importancia de alguna quemadura, etc. Por la palpación se puede apreciar la

frecuencia y la regularidad del pulso, el dolor localizado en una contusión etc.

Por la auscultación se pueden identificar algún ruido respiratorio anómalo y mediante la

percusión detectar líquido o aire en al algún órgano donde no es normal que lo haya.

Finalmente, ciertos datos de exploración solamente será posible obtenerlos mediante el empleo de

aparatos auxiliares, como el termómetro, que mide la temperatura, o el esfingomanómetro, que mide

la presión arterial, si disponemos de estos aparatos en nuestro botiquín podremos comprobar la

normalidad e las constantes vitales de la persona herida, y en cambio, si hay alguna alteración

significativa lo acompañaremos a una institución sanitaria donde se le puedan realizar pruebas

complementarias.

En casos en los que no se precise asistencia sanitaria especializada se podrán realizar las

intervenciones necesarias en un accidentado con un botiquín de primeros auxilios, en el que hay

analgésicos para el dolor, gasas y desinfectantes para la cura de heridas, vendas para posibles

inmovilizaciones, pinzas para la extracción de cuerpos extraños, tiritas, etc.

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