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| El león amigable

«Yo te he amado con amor eterno; por eso te sigo tratando con bondad». Jeremías 31: 3
Hace mucho tiempo, la gente organizaba peleas de perros. Si el perro de una persona ganaba, la
persona se llevaba algo de dinero. Pues bien, un día un hombre metió a su perrito en una pelea y
perdió. El pobre estaba malherido, pero el hombre se enfadó con él por haberle hecho perder
dinero. En vez de llevarlo al veterinario, tomó al perro y se fue a toda prisa al zoológico. Se acercó
a la jaula del león y empujó al perrito a través de los barrotes.
La gente que estaba junto a la jaula estaba atemorizada. El perro tenía el rabo metido entre las
patas mientras se arrastraba hacia un rincón, lloriqueando suavemente. El león se levantó y se
acercó al perro. ¿Se lo comería? Todos contuvieron la respiración y se quedaron mirando.
Entonces el león extendió su enorme pata y atrajo suavemente al perrito contra su suave y cálido
pelaje.
Con cuidado, lamió al perro con su gigantesca lengua de león.
Para entonces, el dueño del perro había cambiado de opinión. Quería recuperar a su perro y pidió
al guardián del zoológico que se lo trajera. «¿Está loco? —le dijo el cuidador—. Si quiere
recuperarlo, entre y búsquelo usted».
El hombre intentó llamar al perro, pero este no se movió. Entonces se enfadó y le gritó al perro. En
ese momento, el león miró fijamente al hombre y rugió. El hombre se asustó tanto, que se dio la
vuelta y echó a correr.
Las personas que estaban cerca de la jaula vieron la bondad mostrada por aquel león. El león vio
a alguien que necesitaba un amigo, y se convirtió en ese amigo. Nunca dejó que nadie le quitara
el perro, y los dos vivieron allí juntos como amigos durante el resto de la vida del perro.
¿Conoces a alguien que necesite un amigo? Mantén los ojos abiertos y, cuando veas a alguien, sé
como el león bondadoso y tiéndele tu mano. Dios cuenta contigo para que muestres su amor a
los demás
Un caballo salva a una amiga
Nunca abandones a tus amigos ni a los amigos de tu padre». 1 Crónicas 29:5
«Nunca abandones a tus amigos ni a los amigos de tu padre». 1 Crónicas 29:5
Según mi diccionario, un amigo es «una persona a la que conoces bien y aprecias con
afecto y confianza». Entre animales, es difícil saber exactamente en qué consiste una
amistad, pero la historia del caballo de Jay, define la amistad tan bien como cualquier
diccionario.
Todas las tardes, cuando Jay pasaba a ver cómo estaban sus caballos, estos siempre
acudían a su llamado. Sin embargo, una tarde en particular, ninguno de los caballos llegó.
Llamó y llamó, y finalmente el caballo de su hijo recorrió parte del camino para ir a su
encuentro. Pero entonces se detuvo, dio media vuelta y volvió corriendo al prado, donde la
maleza era muy espesa.
Jay volvió a llamar. El caballo de su hijo volvió a recorrer parte del camino, luego dio la
vuelta y corrió de nuevo hacia el prado. Fue entonces cuando Jay decidió seguirlo.
El caballo corrió delante, girándose a menudo para ver si Jay lo seguía.
Pronto Jay vio una yegua mayor, que estaba enredada en una valla de alambre de púas. Sus
patas traseras sangraban por estar enredadas en el afilado alambre. Mientras Jay intentaba
liberar a la yegua herida, el caballo apoyaba la cabeza en su lomo y emitía unos gemidos
bajos. En cuanto la yegua estuvo libre, los dos caballos se lanzaron a través de la maleza y
corrieron hacia el prado abierto como dos niños felices.
Es fácil ser amigo de alguien que te ha invitado a su fiesta de cumpleaños o te ha hecho un
regalo de Navidad. Pero los verdaderos amigos permanecen juntos incluso en los
momentos difíciles

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