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Había una vez, en una pequeña comunidad muy bonita, una pequeña
mariquita llamada Lunita y ella vivía feliz entre flores y amigos que tenía
dentro la comunidad.
Un día, Luna decidió comenzar a volar hasta un pequeño arcoíris para
pedirle un deseo que quería mucho. Pero de repente, una fuerte lluvia la
arrastró lejos. Asustada y perdida, Lunita encontró un árbol grande que la
protegió de la lluvia. Allí conoció a un gusanito llamado Iván que la guio
de regreso a casa. Desde ese día, Lunita y Iván se convirtieron en los
mejores amigos de la comunidad y juntos jugaban y reían mucho
FIN!!!!!!
LA FIESTA DE LOS ANIMALES
Había una vez un pequeño pueblo llamado Purqui, escondido entre montañas y
rodeado de vegetación exuberante. Sus habitantes vivían en armonía, ayudándose
mutuamente y compartiendo alegrías y penas.
Un día, un fuerte viento sopló desde el norte, trayendo consigo una extraña
semilla. Los purquianos, curiosos e intrépidos, decidieron plantarla en el centro
del pueblo. Para su sorpresa, al día siguiente brotó un árbol que parecía mágico.
Este árbol tenía hojas brillantes que desprendían un aroma embriagador. Además,
sus frutos dorados eran deliciosos y llenaban de energía a quienes los probaban.
Los purquianos se dieron cuenta de la bendición que habían recibido y llamaron
al árbol "El Árbol de la Prosperidad".
Los habitantes de Purqui comenzaron a recolectar los frutos y a utilizar las hojas
para hacer infusiones revitalizantes. Pronto su energía se multiplicaba y sus vidas
mejoraban notablemente.
Sin embargo, la codicia llegó al pueblo cuando extranjeros escucharon sobre los
beneficios del Árbol de la Prosperidad. Ellos llegaron dispuestos a llevarse todos
los frutos para venderlos en otros lugares.
Los purquianos se reunieron en asamblea para encontrar una solución. Decidieron
cuidar el árbol sagrado y compartir con sabiduría sus bendiciones con los demás
pueblos.
Así fue cómo Purqui se convirtió en un modelo de generosidad y equilibrio. Los
turistas llegaban para admirar el Árbol de la Prosperidad, pero quedaban
maravillados por el espíritu solidario de sus habitantes.
Con el tiempo, otros pueblos aprendieron de Purqui y también crearon sus propios
"Árboles de la Prosperidad". La abundancia se extendió por todas las tierras, y los
habitantes descubrieron que compartir es una fuente inagotable de felicidad.
Y así, Purqui se convirtió en un símbolo de cooperación y armonia