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EL RIO Y EL CERRO DE PURQUI

En un hermoso pueblo que se llamaba Purqui vivían los alegres Ríos y


Cerros. Río era travieso y siempre quería jugar, mientras que Cerro era
sabio y tranquilo. Un día, Río decidió hacer una gran travesura:
desbordarse y disfrazarse de cascada.
A medida que Río se divertía, el agua empezó a subir rápidamente. Cerro,
preocupado por su amigo, decidió intervenir. Tranquilamente, se acercó a
Río y le dijo: "Amigo, entiendo tu emoción por jugar, pero no debes
descuidarte".
Río, arrepentido, prometió ayudar a resolver el problema. Juntos
formaron un plan para controlar el caudal del agua. Cerro alzó su cima
para que el agua fluyera lentamente hacia el mar y no arrasara todo a su
paso.
Los animales del pueblo de Purqui colaboraron llevando palos y piedras
para construir barreras. En poco tiempo, lograron controlar la creciente
del agua.
Desde aquel día, Río aprendió la importancia de ser responsable con sus
juegos y el cuidado de su entorno. Cerro le enseñó a disfrutar de manera
segura sin provocar daños.
Ambos amigos entendieron que eran indispensables para mantener la
armonía en el valle; aunque diferentes en personalidad, eran
complementarios.
Desde entonces, Río se convirtió en un lugar ideal para jugar y
refrescarse en verano con sus cascadas controladas por el sabio Cerro.
Juntos demostraron que la unión hace la fuerza y que todos somos
importantes en este mundo lleno de aventuras y cuidado de la naturaleza.
LA MARIQUITA Y EL GUSANITO

Había una vez, en una pequeña comunidad muy bonita, una pequeña
mariquita llamada Lunita y ella vivía feliz entre flores y amigos que tenía
dentro la comunidad.
Un día, Luna decidió comenzar a volar hasta un pequeño arcoíris para
pedirle un deseo que quería mucho. Pero de repente, una fuerte lluvia la
arrastró lejos. Asustada y perdida, Lunita encontró un árbol grande que la
protegió de la lluvia. Allí conoció a un gusanito llamado Iván que la guio
de regreso a casa. Desde ese día, Lunita y Iván se convirtieron en los
mejores amigos de la comunidad y juntos jugaban y reían mucho

FIN!!!!!!
LA FIESTA DE LOS ANIMALES

Había una vez, en un pueblo muy lejano, un grupo de animalitos que


vivían felices y en armonía. Había vizcachas saltarinas, pajaritos que
cantaban canciones, y hasta un sapo muy lento pero que era muy
divertido.
Un día, los animalitos decidieron hacer una fiesta para celebrar su
amistad. Todos se pusieron manos a la obra para preparar todo lo
necesario. Las vizcachas recolectaron zanahorias, los pajaritos buscaron
ramas para hacer nidos y el sapo ofreció su escondite como protección
para jugar a las escondidas.
La noche de la fiesta finalmente llegó y todos los animalitos estaban
emocionados. El sapo tocaba un tambor con su patita, mientras que los
pajaritos cantaban hermosas canciones. Las vizcachas saltaban
alegremente alrededor de todos.
De repente, el cielo se oscureció y comenzó a llover. Todos se asustaron
y no supieron qué hacer. Pero entonces, el más pequeñito de los pajaritos
tuvo una idea brillante. Convocó a todos los animalitos alrededor de un
gran árbol y les dijo:
"Juntos somos fuertes, amigos. Hagamos una cadena con nuestras patitas
y alas para protegernos de la lluvia".
Así lo hicieron todos los animalitos; se abrazaron unos a otros formando
una cadena alrededor del árbol. La lluvia caía fuerte, pero ninguno se
mojaba.
Poco después, el agua paró de caer y el sol volvió a brillar en el cielo. Los
animalitos estaban contentos de haber superado el problema juntos. Se
dieron cuenta de lo importante que era ser amigos.
Desde ese día, los animalitos se prometieron cuidarse y protegerse.
Aprendieron que, sin importar nuestras diferencias, juntos somos más
fuertes y podemos vencer cualquier mal.
Y así, los animalitos del bosque vivieron felices para siempre, con la
amistad como su mayor tesoro.
EL ARBOL SAGRADO DEL PUEBLO DE PURQUI

Había una vez un pequeño pueblo llamado Purqui, escondido entre montañas y
rodeado de vegetación exuberante. Sus habitantes vivían en armonía, ayudándose
mutuamente y compartiendo alegrías y penas.
Un día, un fuerte viento sopló desde el norte, trayendo consigo una extraña
semilla. Los purquianos, curiosos e intrépidos, decidieron plantarla en el centro
del pueblo. Para su sorpresa, al día siguiente brotó un árbol que parecía mágico.
Este árbol tenía hojas brillantes que desprendían un aroma embriagador. Además,
sus frutos dorados eran deliciosos y llenaban de energía a quienes los probaban.
Los purquianos se dieron cuenta de la bendición que habían recibido y llamaron
al árbol "El Árbol de la Prosperidad".
Los habitantes de Purqui comenzaron a recolectar los frutos y a utilizar las hojas
para hacer infusiones revitalizantes. Pronto su energía se multiplicaba y sus vidas
mejoraban notablemente.
Sin embargo, la codicia llegó al pueblo cuando extranjeros escucharon sobre los
beneficios del Árbol de la Prosperidad. Ellos llegaron dispuestos a llevarse todos
los frutos para venderlos en otros lugares.
Los purquianos se reunieron en asamblea para encontrar una solución. Decidieron
cuidar el árbol sagrado y compartir con sabiduría sus bendiciones con los demás
pueblos.
Así fue cómo Purqui se convirtió en un modelo de generosidad y equilibrio. Los
turistas llegaban para admirar el Árbol de la Prosperidad, pero quedaban
maravillados por el espíritu solidario de sus habitantes.
Con el tiempo, otros pueblos aprendieron de Purqui y también crearon sus propios
"Árboles de la Prosperidad". La abundancia se extendió por todas las tierras, y los
habitantes descubrieron que compartir es una fuente inagotable de felicidad.
Y así, Purqui se convirtió en un símbolo de cooperación y armonia

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