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Manada Brac 34

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La Pareja de Maverick
Lindo Bebé de Hawk
El Salvador de Rayito
El Cachorro de Remi
Ojos de Storm
El Corazón de Oliver
La promesa de Keata
El Turno de George
El amor de Loco
El Sueño de Lewis 3
Mark No es Gay
El Infierno de Heaven
El Lobo de Nicholas
La Locura de Murphy
El Vampiro de Montana
El Carter de Trick
Law es de Joshua
La Monta de Dagon
El Viaje de Steven
El Secreto de Alex
El Oso de Tater
Los Papás de Curtis
Locas Navidades Familiares en la Manada Brac
Un Frío Día de Invierno
Su Imperfecto Compañero
El Seth de Chance
La Caída de Riley
Apareamiento de Thomas
Loco Muerdago de Melonee Brac
Un Hombre Valioso
Misterioso Asesinato de Halloween
Navidad con los Lakeland 4
Cuando Cecil desentierra a un niño de un montículo de nieve, trata
desesperadamente de salvarlo. Al hacerlo, forma un vínculo con el
pequeño elfo, incluso contra la advertencia de Maverick de que los
padres del niño podrían presentarse para recuperarlo. Pero él se niega
a escuchar, manteniéndose firme en su negativa a renunciar a Khaos.
Mientras tanto, Shadow está desesperado por encontrar a su
hermanito, después de sus padres fueran asesinados por el malvado
líder de su tribu. Él es todo lo que tiene en este mundo y no se
detendrá hasta que se reúna con Khaos –aún cuando se encuentra con
su compañero en una carretera secundaria. El shifter jaguar promete
ayudarlo, y él se aferra a esa promesa.
Cuando el líder de la tribu descubre que Khaos está vivo, envía un 5
demonio para acabar con él. Sólo que no anticipó tener que
enfrentarse contra Cecil y Shadow, dos hombres muy enfadados, que
harán cualquier cosa para mantenerlo a salvo.
Capitulo 1
—Oh, Dios mío—Cecil gemía, mientras apoyaba la cabeza en la
mesa de la cocina. —¿Puede alguien simplemente dispararme?
Desde hace un tiempo, su vida se había sentido como estancada y
repetitiva, y no mejoraba. Si se aburría más, estaría muerto.
—¿Cuál es el problema? —Preguntó George, mientras volteaba unos
panqueques, el olor a mantequilla hacía que su estómago gruñera.
—Mi vida ha llegado a su fin.
—¿Podrías ser un poco más específico? Eso debería haber ocurrido
más de mil veces, con todas las estupideces que has cometido a lo
largo de los años.
Había un toque de humor, en el tono del vaquero. —¿Qué hiciste
esta vez?
Levantando la cabeza, se frotó la cara con la mano y suspiró.
—Todos los niños han crecido, cada cual anda por su lado, y estoy
tan aburrido, que estoy listo para ahorcarme.
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—Entonces hazlo en silencio —, dijo George. —Tuve una noche
ajetreada con Tank y todavía no estoy completamente recuperado. Ve
a gimotear a la oficina de Maverick.
—Está en la ciudad.
—Entonces, ve a jugar un videojuego.
—He jugado a todos.
—Ve a ver una película.
—He visto todas.
—Ve a jugar en el tráfico.
—Las calles están desiertas, porque hace demasiado frío para estar
afuera. —Apoyó la cabeza sobre la mesa, de nuevo. Lo que no daría
por escuchar la risa de un niño en la casa, o un encantador chillido.
Nunca pensó, que vería el día en que echaría de menos tener mocosos
a su alrededor. Llegado a este punto, se conformaría con unos pañales
sucios y llantos causados por los primeros dientes.
—Te entretendría, pero necesito preparar el desayuno—George se
movió por la cocina, como el profesional que era. Volteó los
panqueques, removió la olla de sémola, batió tres docenas de huevos
para hacer huevos revueltos, e introdujo el pan en la tostadora de gran
tamaño, como si estuviera dirigiendo una orquesta.
Las habilidades culinarias del vaquero, estaban fuera de este
mundo, pero no estaba de humor para comer, a pesar de que los
aromas hicieran gruñir su estómago de nuevo.
Se levantó de la isla y simplemente se quedó allí de pie, inmóvil, con
los brazos caídos a los costados, con la cabeza colgando.
—Voy a dar un paseo por el bosque. Si no regreso en treinta
minutos, probablemente haya caído en un banco de nieve. No vengas
a rescatarme.
George se rió, mientras lo apuntaba con la espátula.
—No es tan malo. Sólo tienes nostalgia invernal.
Más bien nostalgia de vida. Aunque amaba a Maverick con todo su
corazón, necesitaba algo... más. Su vida se había reducido a una
monótona rutina y vagar por la Guarida, sin propósito alguno, 7
absorbía toda su esencia. Ni siquiera trabajar en el ayuntamiento, le
emocionaba en estos días. Tal vez George tenía razón. Tal vez, estaba
sintiendo la tristeza invernal, sólo que no sabía cómo alejar esa
melancolía.
—¿A qué se debe la cara agria? —Preguntó Blair, cuando entró en la
cocina.
Agarró a su mejor amigo del brazo, tirando de él. —¡Gracias a Dios!
Sálvame del aburrimiento o podría tomar un camión y empotrarlo en
uno de los edificios de la ciudad.
Un ceño apareció entre los ojos pardos anaranjados de Blair,
mientras le apartaba la mano de su brazo. —No puede ser tan malo.
—Ha amenazado con suicidarse, en un banco de nieve—dijo
George, con una sonrisa. —Encuéntrale algo que hacer, para que deje
de molestarme.
Con un suspiro, Blair le agarró la mano de Cecil. —Ven. Vamos a
salir fuera, a meternos en problemas.
—Sabía que éramos mejores amigos por una razón. —Siguió a Blair
al armario de los abrigos. Una vez que los dos estaban vestidos para
el clima, se dirigieron a la cocina, y usaron la puerta de atrás para salir.
El gélido viento casi hizo que diera la vuelta. Si no fuera porque no
había nada que hacer adentro, podría haberlo hecho.
—¿Cómo vamos a meternos en problemas, en el patio trasero?—
Miró hacia el cielo cargado de espesas nubes. La nieve había dejado
de caer, pero se había apilado. Tenía que haber al menos medio metro
ahora, con acumulaciones más profundas junto a la casa y los árboles.
Y esto no había terminado todavía. El hombre del tiempo, en la
televisión, había dicho que una tormenta se dirigía hacia ellos.
Simplemente genial. Eso significaba que realmente estaría
atrapado dentro. Se frotó las manos. —Tengo frío.
—Deja de quejarte. Fuiste tú quien dijo que estabas aburrido—Blair
se puso a andar. Gruñendo, lo siguió. Se le estaban congelando los
dedos de los pies, por no mencionar su nariz y mejillas.
Alcanzó a Blair. —¿No podemos buscar un lugar cálido, para causar
problemas?
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—Quéjate una vez más y te buscaré ese banco de nieve del que
hablabas —, Blair amenazó. —Me estoy congelando las bolas tratando
de entretenerte. Demuestra algo de aprecio o te ataré a un árbol y te
dejaré aquí fuera.
Con el ceño fruncido, caminó a través de la nieve que le cubría la
pantorrilla. Vio uno o dos lobos patrullando y los reconoció como
Storm y Micah. Los que bajaron sus cabezas saludando y continuaron
su camino.
Se volvió para buscar a Blair cuando una bola de nieve lo golpeó en
la cara.
—No he salido aquí, para que me fastidies—Agarró un pegote de
nieve y persiguió a Blair adentrándose en el bosque. El bastardo era
rápido. Estaba sin aliento cuando lo alcanzó. Comenzó a arrojar la
bola de nieve, cuando notó a Blair parado allí, mirando a un montón
de nieve.
—¿Estás pensando en escribir tu nombre con tinta amarilla?—
Bromeó. —Adelante, congélate el pajarito.
Blair tomó un palo y dio golpecitos en el bulto. —Creo que es un
animal muerto.
—¡Qué asco! —Se acercó para ver mejor. Cuando Blair volvió a
hundir el palo, algo de nieve cayó a un lado y reveló una cabeza con
rubio cabello. Se arrodilló y apartó más nieve, para encontrar una
cabeza pequeña. —¡Oh, mierda!
Cavó más profundo, descubriendo un pequeño cuerpo.
—Rápido, tenemos que llevarlo dentro. Está frío como el hielo.
Era un niño pequeño, de no más de seis o siete años. Iba vestido
con un abrigo grueso y unos pantalones de piel. Llevaba unos guantes
enormes, pero no gorro. Tomó al niño en sus brazos, antes de que
Blair y él salieran corriendo.
—¡Micah! ¡Storm! —Gritó Blair, mientras los dos corrían hacia la
casa. No estaba seguro de si era demasiado tarde o si el niño tenía una
oportunidad. El niño en sus brazos era tan pequeño, que hizo que su
corazón doliera.
Storm y Micah corrieron hacia ellos, en sus formas de lobo.
—¡Ve a buscar un doctor! —Blair agitó la mano violentamente
señalándole los brazos. —Es un niño. Creo que está congelado.
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Hacía décadas que el Dr. Sheehan era el médico de sobrenaturales
y de humanos. Durante mucho tiempo, había sido sólo él. Pero ahora,
también estaba el Dr. McNeal –aunque todos se referían a él, a sus
espaldas, como el Dr. Sexy.
El Dr. McNeal a veces ayudaba en la clínica de la ciudad, y había
momentos en que el Dr. Sheehan trabajaba desde casa.
Oraba porque esta fuera una de esas veces.
Storm cambió a su forma humana e intentó quitarle el niño, pero
algo primitivo se reveló en su interior y se negó a dejarlo ir.
—Lo tengo. Ve a buscar a Nicholas.
Blair llegó primero a la casa y abrió la puerta de la cocina. Entró
corriendo, los centinelas detrás de él.
—¿Qué rayos está sucediendo? —Preguntó George desde la cocina.
—Te escuché gritar, todo el camino hasta aquí.
—Mantas —le dijo a Blair, haciendo caso omiso de la pregunta de
George. No había sentido tanto pánico, en mucho tiempo. —Consigue
tantas como puedas y reúnete conmigo, en mi habitación.
Con un asentimiento, Blair se fue.
—¿Es eso un niño pequeño? —Los ojos de George se redondearon.
—Tiene que ser una maldita broma. ¿Estaba allí afuera en este
temporal?
No tenía idea de qué hacer. Storm estaba al teléfono, hablando muy
rápido. Todo lo que se le ocurrió hacer, fue conseguir calentar al chico.
Corrió fuera de la cocina, por el pasillo, y se precipitó por la puerta de
su habitación, con los brazos fríos por llevar al pequeño Popsicle.1
Por favor, no estés muerto.
Tan suavemente como pudo, puso al niño en su cama y lo cubrió
con la manta. El niño era pequeño, y tenía el cabello tan rubio que era
casi blanco. Apartó los mechones a un lado, para ver la nariz de botón
y un mentón fuerte.
—Por favor, no te mueras —dijo en voz alta, esta vez. Se sentó en el
borde de la cama y frotó sus manos arriba y abajo por los brazos del
niño, rezando para que no fuera demasiado tarde.
—¿Cómo está? —Preguntó Storm, mientras entraba a la habitación.
—No lo sé—Frotó aún más rápido. Era lo único que se le ocurría 10
hacer. —¿Has conseguido encontrar al doctor?
Storm asintió. —Nicholas está en camino. Dijo que lo cubras con
tantas mantas como puedas, hasta que llegue aquí.
Deslizó su mano sobre el cabello del chico. Sus ojos se ensancharon,
cuando vio una punta al final de su oído. —Es un elfo. —No podría
decir de qué tipo. Había unas cuantas especies diferentes, pero como
la piel del niño no era azul, descartó que fuera un elfo de las sombras.
¿Elfo de los bosques? ¿Hada? No vio alas, pero eso no significaba que
no estuvieran bajo la ropa.
Blair y Micah entraron corriendo a la habitación, con los brazos
llenos de mantas que extendieron rápidamente sobre el niño. Este era
tan pequeño y delicado, que prácticamente quedó oculto bajo las
mantas. Una vez que terminaron, Micah sacó su teléfono y marcó,
pero él lo ignoró. Estaba demasiado preocupado por el niño.
—Necesita más calor. —Se quitó las botas, se deshizo del abrigo, y
luego se metió en la cama, tirando del niño hacia él. Mierda. Era como
abrazar un cubito de hielo.

1
Popsicle: Polo, helado.
—¿Cómo infiernos puede alguien dejar que un niño pequeño
camine por ahí, en este clima? —Preguntó Storm, mientras paseaba
junto a la cama.
Él se preguntaba lo mismo, y su sangre hervía ante tal
irresponsabilidad. Quería llamar a Maverick, pero su teléfono estaba
en el bolsillo de su abrigo y no iba a dejar al niño para conseguirlo.
—¿Puedes llamar a Maverick? —Le preguntó a Blair, mientras
frotaba las manos arriba y abajo en los brazos del niño, de nuevo. Si
la sangre iba demasiado rápido al corazón de este, podría morir. No
estaba seguro de qué tan cierto era, pero lo había escuchado en una
película que había visto. Era mejor ser cauteloso.
Eso era si el chico no estaba muerto. Por lo que sabía, podría estar
tratando de mantener un cadáver... Puso freno a ese pensamiento. No
sólo era mórbido, sino desesperanzador. Ni siquiera él era tan
funesto.
—Lo llamaré—dijo Blair, mientras se dirigía a la puerta de la
habitación. —También iré a ver si hay noticias del Dr. Sheehan.
—Deberíamos haberlo llevado al hospital—discutió Storm. —Va a 11
necesitar tratamiento médico.
—Y Nicholas tiene una clínica plenamente operativa en la parte de
arriba —, le respondió. —No hay necesidad de que esté en el exterior,
con ese frío más tiempo del que ya ha estado.
Con el corazón en la garganta, presionó sus dedos sobre el pequeño
cuello, rezando para encontrar pulso. Su mundo se enderezó, cuando
encontró uno. Era débil, pero estaba allí.
—¿Dónde infiernos está Nicholas?
—Viene de camino —dijo Micah. —Llamé al rancho y le dije a Luke
lo que estaba pasando. Con este siendo un elfo del bosque, quizás sepa
a quién pertenece este niño.
Se quedó impactado cuando la palabra —mío— tronó en su cabeza.
Sabía que el niño tenía que pertenecer a alguien, pero el pensamiento
de entregárselo a unos padres negligentes, hizo que le rechinaran los
dientes. —Eso si es un elfo del bosque —le dijo a Micah. —No sabemos
qué es todavía.
Se sentía como si hubiera pasado una eternidad, antes de que el
doctor apareciera, Maverick justo detrás de él.
—¿Lo encontraste en el bosque?—Su compañero preguntó,
mostrando preocupación en sus ojos grises, cuando se acercó a la
cama.
—Estaba cubierto de nieve y Blair pensó que era un animal
muerto—No pudo evitar que le temblara la voz. Si no hubiera estado
aburrido... no quería pensar qué habría pasado. Si el niño lo lograba,
le debía a Blair un gran abrazo.
—Déjame echarle un vistazo. —El Dr. Sheehan se acercó a la cama.
Miró a Maverick.
—Déjalo revisar al cachorro —dijo Maverick, como si supiera que
no quería dejar ir al chico.
A regañadientes, se bajó de la cama y vio cómo Nicholas lo
examinaba. —Necesito llevarlo arriba.
Maverick alzó la pila de mantas en sus brazos y se llevó al niño. Lo
siguió, pero Nicholas lo detuvo, una vez que llegaron a la sala de
examen. —Sé que estás preocupado, pero necesito espacio para
trabajar. Prometo mantenerte informado.
—No veo por qué no puedo entrar ahí —, discutió. El niño era tan 12
pequeño y tan indefenso, ¿y si se despertaba y entraba en pánico? No
es que lo conociera, pero aún así. Quería ser el que confortara al niño,
no Nicholas. Entrecerró los ojos al doctor, pero si había aprendido
algo sobre Nicholas, era que el tipo no se dejaba intimidar por nadie.
—Podemos ir abajo y esperar a Luke —dijo Micah. —Necesitamos
respuestas y con suerte, él nos las puede dar.
—Yo–yo no quiero dejarlo—Miró a Maverick. —No me hagas
esperar aquí afuera. —Trató de pasar junto a su compañero, pero
Maverick bloqueó la puerta. Estaba a segundos de patearle las nueces.
—Lo siento—Maverick lo atrajo y lo estrechó entre sus brazos.
—Deja que el doctor haga su trabajo. Volveremos dentro de un poco
a ver como está.
Ésas no eran las palabras que quería oír, pero parecía que no iba a
entrar en la sala por ahora. Y eso francamente, lo enfureció.
—Bien, no me permitan entrar —espetó, alejándose furioso por el
pasillo. —Pero será mejor que me mantengan informado o los haré
pagar.
Bajó las escaleras y esperó en el estudio a que Luke apareciera. Se
sentó en el sofá de gamuza, pero volvió a levantarse y comenzó a
caminar, rodeando la mesa de billar, pasó junto a la barra de jugos, y
echó un vistazo a la consola de juegos, pero sabía que ningún
videojuego en el mundo, llamaría su atención ahora mismo.
—Chico, cuando decides encontrar algo con lo que entretenerte, no
te andas con juegos.
Miró por encima del hombro y vio a George entrar en la sala. —Al
menos, no prendí fuego a nada, ni terminé secuestrado en otro reino.
—Ahí tienes toda la razón—George se rió. —Sólo trato de aligerar el
ambiente.
—Lo hará, cuando sepa que va a estar bien. —Se mordía la uña del
pulgar, mientras continuaba paseando de un lado a otro, mirando
hacia el reloj. Gruñó, cuando vio que sólo habían pasado tres minutos,
desde que había entrado en el estudio.
—El chico tuvo un gran impacto en ti, ¿no es así?—George se inclinó
contra la mesa de billar y se cruzó de brazos. —Nunca vi a nadie
abrirse camino en el corazón de alguien, tan rápido. 13
También estaba sorprendido. Se sentía como una mamá osa
protegiendo a su cachorro, y no podía entender por qué. Cierto,
cualquier persona se sentiría protector hacia un niño pequeño, pero
era mucho más fuerte que eso. Era como si se hubiera vinculado al
pequeño, mientras sostenía al Popsicle en sus brazos.
—Sus padres tienen mucho por lo que responder —dijo. Echó un
vistazo hacia la entrada del estudio, cada fibra de su ser lista para
regresar arriba.
Johnny y Keata corrieron a la habitación. Los ojos de Johnny
estaban muy abiertos, mientras apoyaba las manos sobre sus caderas.
—¿Cómo es que encuentras todas las cosas guays y lo único que yo
encuentro afuera, es un maldito resfriado?
Cuando Johnny estornudó, Keata le tendió un pañuelo.
—Quiero encontrar un niño —dijo Johnny, mientras se sonaba la
nariz.
—No te vas encontrando niños por ahí —dijo. —Esto ha sido un caso
inusual.
Las cejas rubias de Johnny se arrugaron, en un ceño.
—Entonces, ¿de dónde saca la gente los niños?
Tanto Keata como él, se quedaron pasmados mirando a Johnny,
mientras que George estallaba en carcajadas. Johnny los miró a
todos. —¿Qué?
Palmeó su rostro. —Por favor, dime que sabes de dónde vienen los
niños.
—¡Por supuesto que lo sé! —Johnny parecía molesto. —Mi mamá
me dijo de dónde vienen, pero no tengo ni idea de dónde encontrar
una repollo, para poder conseguir uno.
—Aparentemente, en el patio trasero —, murmuró Keata.
—Pero has visto hombres embarazados —, le recordó a Johnny.
Este rió. —Sólo te estaba tomando el pelo.
No estaba completamente convencido de eso, pero dejó ir el tema.
Con Johnny, uno nunca sabía.
—¿Cómo está el niño? —Preguntó Blair, cuando entró al estudio.
—¿Despertó?
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—Todavía está con el doctor—Se detuvo junto a la barra jugos y
miró el reloj. Esto era una tortura. Sólo había pasado otro minuto.
¿Por qué demonios no había venido Nicholas abajo todavía? ¿Cuánto
tiempo se tardaba en descongelar a alguien?
—Le encontraste el pulso. —Blair le pasó el brazo sobre los
hombros. —Esa es una buena señal.
Incapaz de soportarlo más, le apartó el brazo y subió las escaleras,
su mejor amigo justo detrás de él. Los dos esperaron en el pasillo,
mientras miraba constantemente su reloj.
—Por mucho que mires la olla, no hervirá antes—Blair dijo,
mientras Oliver se dirigía hacia ellos. —Enfatizando la parte de mirar.
—Oí que encontraste un elfo helado, en el patio trasero—El
hermano de Blair se apoyó contra la pared. —Solo tú podrías
encontrar un niño, en un montículo de nieve.
Abrió la boca para responder, cuando escuchó una conmoción en la
parte de abajo. Corrió a lo alto de la escalera, para ver a Luke y Pa
Lakeland de pie en el vestíbulo.
Pa– cuyo verdadero nombre era Malcolm– era un shifter oso. Luke
era un elfo. A veces seguía asombrado por la diferencia de tamaño.
Por otra parte, su compañero medía más de dos metros de alto,
mientras que él era un enano. Le gustaban los Lakelands. Eran
hombres buenos y honestos, que dirigían un rancho en las afueras de
la ciudad.
—¡Ningún elfo permitiría que sus hijos, simplemente se alejaran de
ellos! —Luke discutía con Maverick. —Debe haber una explicación
razonable.
—Sólo necesitamos que le eches un vistazo —dijo Maverick. —Tal
vez, puedas reconocer al pequeño.
Luke levantó las manos. —Han pasado años desde que estuve en el
pueblo. Por lo que he escuchado, es caótico. Hay un nuevo líder que
tiene un férreo control sobre la tribu. No permite la entrada a los
forasteros, y se me considera uno, desde que me fui con mi hijo y me
apareé con un oso.
Se sentó en el escalón superior, mirándolos. Sonaba como si el
nuevo líder fuera un auténtico cretino, pero ¿qué tenía eso que ver con
el pequeñín perdido en la nieve? ¿El nuevo líder tenía algo que ver con
eso, o había alguna otra razón?
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En cualquier caso, no iba a dejarlo ir hasta que tuviera la certeza de
que el niño estaría a salvo.
Y si eso tomaba mucho tiempo, que así sea.
Capítulo 2
Shadow se despertó con un dolor punzante en la cabeza, sin saber
por qué estaba en el suelo. Miró a su alrededor, pero su cabaña estaba
vacía.
Entonces recordó todo.
Ekbon.
El líder de los elfos, había arrastrado a su madre y padre de su
cabaña y los ejecutó públicamente. Había luchado para llegar junto a
sus padres, pero los guardias de Ekbon lo detuvieron. Apartó los ojos
cuando fueron asesinados. No había tenido las agallas para ver, a
pesar de que había querido mirar a su madre a los ojos y decirla que
la amaba, había querido gritar a su padre que estaba orgulloso de ser
su hijo.
Pero nunca tuvo la oportunidad. Cuando peleó con todas sus
fuerzas, uno de los guardias lo noqueó. Todo esto, porque unos
demonios habían susurrado mentiras al oído de Ekbon.
Y Khaos. 16
Se puso de rodillas y envolvió los brazos alrededor de su abdomen,
mientras se mecía en el lugar. Se habían llevado a su hermano
pequeño unos minutos antes que a sus padres. No sabía dónde estaba,
o incluso si estaba vivo.
Limpiándose las lágrimas de la cara, se puso de pie y se asomó a la
puerta de su cabaña. Rápidamente la cerró, cuando vio a unos
guardias vagando por el pueblo. No sabía lo que hacer. Toda su familia
había desaparecido y no tenía a quién recurrir. ¿Por qué Ekbon no lo
había matado también? ¿Por qué lo dejaron con vida, cuando toda su
familia se había ido?
No era como si pudiera preguntarle al líder de su tribu. No quería
acercarse al tipo. En verdad, Ekbon lo aterraba como la mierda.
Lideraba con crueldad y cualquiera que no lo obedecía, era castigado
severamente.
Cuando imágenes de sus padres y de su hermano pequeño
invadieron su cabeza, una intensa furia lo inundó. Él no era lo
suficientemente fuerte como para vencer a Ekbon o a ese demonio con
el que se había estado reuniendo en secreto, pero un día, un día
cercano, encontraría la manera de hacer pagar a Ekbon.
—No me importa lo que Cecil diga—Johnny se dirigió a su
habitación, mientras Keata lo seguía. —Voy a buscar otro niño. ¿Cómo
sabemos que no hay más de uno?
Rodó los ojos. Conocía a Jonathan Stone desde hace décadas, y
aunque Johnny no era tan ingenuo como solía ser, todavía tenía
algunos tornillos sueltos rodando en su cabeza.
—Creo que no deberíamos salir —le dijo. —No hay ningún repollo
en el patio trasero, Johnny.
—Eso es lo que piensas tú—Johnny se puso sus botas rosas de Hello
Kitty y se volvió para enfrentarlo. —Creo que sería un gran padre. Ya
soy un asombroso padrino, a pesar de que nunca he asesinado a nadie.
Se encogió, cuando Johnny comenzó a estornudar. Sus ojos azul
grisáceos estaban acuosos, junto con su nariz. Si Nero veía qué
aspecto tenía Johnny, desinfectaría todo el estudio.
Como si ya no lo hiciera. 17
Pero el tipo se volvería loco, si supiera que Johnny estaba tan
infectado. Tomó la caja de pañuelos del aparador y la arrojó hacia su
amigo. —Ya estás enfermo. ¿Intentas atrapar una neumonía?
Johnny se sonó la nariz y arrojó el pañuelo a la papelera junto a la
cama. —Pero quiero un niño—lloriqueó. —¿Por qué Cecil ha
conseguido uno y yo no?
Inclinó la cabeza hacia un lado y miró con incredulidad a Johnny.
—No ha conseguido ningún niño. Cecil no puede quedárselo, como
si fuera un animal extraviado. Van a encontrar a sus padres y
devolverlo.
Miró a su reloj. Ya llegaba tarde a la cena. Si no se iba pronto, Cody
enviaría un ejército a buscarlo. Su compañero no se andaba con
juegos, cuando se trataba de él.
—Tengo que irme—Se dirigió a la puerta de la habitación. —Sólo
prométeme, que no saldrás afuera.
El labio inferior de Johnny se deslizó hacia fuera y cruzó los brazos
sobre su pecho. Si no se viera como un lindo cachorrito, le habría
fruncido el ceño.
—No te prometo nada. Voy a ir a encontrar a Hawk y vamos a buscar
un niño—Se dio golpecitos en la barbilla con el dedo. —Sin embargo,
tiene que ser un niño. No sé nada sobre criar chicas.
Negó con la cabeza, mientras salía de la habitación de Johnny. Vio
a su amigo Tank en el pasillo y lo detuvo. Este tenía el tamaño de un
tanque Sherman, con músculos asomando por todas partes. Podría
parecer intimidante, pero era un gran oso de peluche.
—¿Me puedes hacer un favor?
Los ojos marrones oscuros de Tank brillaban de alegría.
—Cualquier cosa por ti, amigo.
—Mantén un ojo en Johnny. Va a intentar salir afuera, a encontrar
un niño, como hizo Cecil.
Las oscuras cejas de Tank se alzaron. —¿Eso es de lo que trata todo
el alboroto?
—Sí. —Echó un vistazo a su reloj de nuevo. —Tengo que irme, antes
que Cody enloquezca, porque llego tarde.
—Trataré de vigilarlo —dijo Tank. —Pero no prometo nada. George 18
y yo nos dirigimos a la ciudad, dentro de poco. Pero les diré a los
demás, sobre los planes de Johnny.
Estuvo medio tentado a quedarse. ¿Y si Johnny realmente
encontraba un niño en la nieve? Además, sería divertido jugar afuera
y tener una pelea de bolas de nieve. Pero Cody lo estaba esperando,
por lo que se puso el abrigo y salió por la puerta de entrada donde
Murdock estaba esperándole en su camioneta.
Sólo esperaba que Johnny no se perdiera en los bancos de nieve.

Cecil hizo un agujero en la alfombra, en el exterior de la oficina del


Dr. Sheehan. ¿Qué diablos le estaba llevando tanto tiempo? Blair se
apoyó contra la pared, con los brazos cruzados. Oliver se sentó en el
suelo de espaldas a la pared, suspirando cada par de minutos mientras
esperaban.
Maverick había entrado en la oficina, lo que lo había molestado.
¿Por qué su compañero podía entrar pero él no?
—No puedo soportarlo más—Se dirigió a la puerta, pero Blair lo
agarró del brazo y lo detuvo.
—Amigo, Nicholas te hará trizas, si irrumpes allí—Le dejó ir el
brazo. —Solo relájate y espera.
Lo más loco, era que se sentía como un padre, esperando anhelante
a que se abriera la puerta del doctor. No podía explicar por qué estaba
tan ansioso o por qué se sentía tan violento ante la idea de que sufriera
algún daño el niño pequeño. Ni siquiera sabía quién era el niño, y sin
embargo, sus instintos protectores eran muy fuertes.
Cuando la puerta finalmente se abrió, estaba listo para apartar a
Maverick del camino de un empujón. Se palmeó mentalmente la
espalda, por quedarse en su sitio. —¿Cómo se encuentra?
—Sus signos vitales son buenos —dijo Maverick, mientras cerraba
la puerta detrás de él, una vez más enojándolo. —Pero todavía no se
ha despertado.
—Voy a entrar a verlo—Le dio a Maverick una mirada, que
desafiaba a su compañero a detenerlo.
Maverick se rió. —Sabes que esa mirada no funciona conmigo. 19
Valió la pena intentarlo. Recurrió a la mendicidad.
—Vamos —gimoteó. —Prometo no meterme en medio. Todo lo que
quiero, es ver por mí mismo que está bien. Por favor, por favor,
déjenme entrar.
Con un profundo suspiro, Maverick abrió la puerta. Lo señaló con
un dedo. —Mantente alejado de Nicholas. Lo digo en serio, cachorro.
—Sí, sí—Se apresuró a pasar a su compañero, antes de que este
cambiara de opinión. Cruzó la oficina exterior de Nicholas y asomó la
cabeza en la esquina. La sala se sentía como si estuviera a cien grados.
¿No se suponía que las clínicas y los hospitales eran fríos?
—Te escuché mendigar—dijo Nicholas. —Puedes pasar, pero
mantente en silencio.
El niño estaba cubierto de mantas y se veía tan pequeño, que quería
alzarlo y llevárselo con él a donde quiera que fuera. Ahora sabía cómo
se había sentido Maverick, cuando había visto a Melonee cuando ella
era un bebé.
Los dos la amaban con toda el alma, así como a su hijo, Xavier, pero
él nunca había sentido esto... ni siquiera podía pensar en la palabra
correcta. Todo lo que sabía, era que lucharía con uñas y dientes para
asegurarse de que el niño no regresara con sus irresponsables padres.
—¿Por qué no se ha despertado todavía? —Se acercó a la camilla.
Incluso en su sueño, el niño era demasiado adorable. Sentía la
necesidad de comprobar, si tenía diez dedos en las manitas y en los
pies.
Has perdido la cabeza, amigo. Tal vez lo hizo, porque comenzó a
imaginarse criando al niño, como propio. Realmente la has perdido.
No puedes quedártelo sin más.
—Ha pasado por una experiencia traumática —dijo el Dr. Sheehan.
—Todos los resultados salieron normales, por lo que debería
despertarse pronto.
Había una vía intravenosa en el brazo del niño, y sus mejillas
estaban sonrosadas. —¿No puedes darle una pastilla o algo para
despertarlo?
El Dr. Sheehan le frunció el ceño. —Claro, presionaré su botón de 20
resetear y debería reiniciarse en poco tiempo.
Frunció el ceño. —Eso no es lo que quise decir.
—Sé lo que querías decir —dijo el Dr. Sheehan. —Aunque los niños
son más resistentes que los adultos, todavía necesita tiempo para que
su cuerpo y mente sanen. Fue bueno que estuviera vestido con esa
ropa de piel, y no creo que estuviera allí afuera por mucho tiempo. Le
estoy dando una solución salina caliente a través de la IV para que
recupere lentamente la temperatura de su cuerpo. Salvo que haya un
daño mental, debería estar bien.
—¿Daño mental? —No tenía idea de qué estaba hablando el doctor.
—¿Cómo golpearse la cabeza?
—O que alguien le golpeara la cabeza—El Dr. Sheehan parecía
meditativo, por un instante. —No sabemos por qué estaba allí, y sólo
es una conjetura, pero el abuso no está fuera de discusión. Pero no
quiero saltar a cualquier conclusión, hasta que esté despierto y haya
tenido la oportunidad de hablar con él.
No podía entender, cómo cualquiera podría lastimar a alguien tan
pequeño. El Dr. Sheehan solo había afianzado su determinación de
proteger al pequeño elfo.
—Quiero ser la primera persona que vea cuando se despierte, para
que quede firmemente impreso en su mente.
El Dr. Sheehan se rió. —No es un animal, Cecil. Creo que has estado
viendo demasiada televisión.
—¿Qué más hay que hacer? —Preguntó. —Esta casa es aburrida
como el infierno.
—Encuentra un hobby, además de molestar a la gente—El Dr.
Sheehan se volvió y se dirigió a su oficina.
Acercó el taburete a la cabecera del niño y se sentó. Sacudió
suavemente el hombro de niño. —Eh, despierta, amigo.
—Déjalo en paz o haré que te vayas —dijo el Dr. Sheehan, desde la
otra habitación.
Se inclinó hacia atrás y se aseguró de que el doctor no pudiera verlo,
antes volverse hacia el niño, listo para removerlo de nuevo.
Realmente se sorprendió, cuando unos grandes ojos azules lo
miraron.
21

—No tengo idea de quién es—dijo Luke, mientras miraba la


fotografía que Maverick había tomado en su teléfono del niño. —Pero
como dije, hace años que no voy al pueblo.
—¿Puedes decir si es un elfo del bosque? —Preguntó Maverick.
Echó un vistazo hacia las escaleras. Cecil se había obsesionado con su
pequeño niño ya, y sabía que eso no era algo bueno. Por mucho que le
gustaría criar a otro niño, no podrían quedarse con uno que se habían
encontrado. Tenía que pertenecer a alguien.
Aún así, no pensaba entregar al niño hasta que no hubiera
investigado a fondo la razón por la que había estado allí afuera en
primer lugar. Ya sabía que tendría una batalla en sus manos para
arrebatar al niño de los brazos de Cecil, pero que le cuelguen si iba a
permitir entregar al niño a unos padres negligentes.
—Envía esta fotografía a mi teléfono—dijo Luke. —Malcolm y yo
iremos al pueblo, para ver si alguien lo reconoce.
—No tienes que preocuparte —le dijo Malcolm. —El cachorro no irá
a ningún lado, hasta que tengamos respuestas.
—Si encuentras a su familia —dijo, conteniendo su gruñido. —Me
los traes.
Luke asintió. —Ya me lo imaginaba.
Después de enviar la foto al teléfono de Luke, se dirigió a su oficina.
Se sentó detrás de su escritorio, apoyando las botas sobre él, mientras
llamaba a su hermano.
—Por favor, no me digas que ha ocurrido algo —Sebastian dijo.
—Ya estoy lidiando con bastante mierda, por mi parte.
—¿De qué tipo?
—Dos de mis lobos se aparearon recientemente, y sus compañeros
se enteraron de que su familia son en realidad perros del infierno.
Enarcó las cejas. —No mierda. Espera, eso no tiene ningún sentido.
Los perros del infierno no tienen familia.
—Exactamente —dijo Sebastian. —Esto abre una nueva Caja de
Pandora, sobre la que no quiero ni pensar.
Tampoco él. Un perro del infierno que podía aparearse era un
pensamiento francamente aterrador. 22
—Supongo que eso le gana a que mi compañero haya encontrado a
un niño pequeño, en la nieve. —Se frotó la perilla bajo el labio,
preguntándose cuán grande sería la batalla que tendría en sus manos,
si encontraran a los padres del niño. Nunca había visto a su
compañero enfrentarse tan ferozmente a nadie.
—¿Acabas de decir que Cecil encontró un niño en la nieve?—
Sebastian sonó aturdido. —¿Está vivo?
—El Dr. Sheehan está con él ahora. Sus signos vitales son buenos.
Sebastian se rió. —Sólo tu pareja podría hacer algo así.
Resopló. —¿Y Shiloh no ha intendado reclamar a Shaylee como
suyo? Por lo que escuché, Blake y Colt tienen que luchar para alejarla
de tu compañero2.
Sebastian gruñó. —No me lo recuerdes.
—De todos modos. —Se incorporó y apoyó los brazos en el
escritorio. —Tengo contactos afuera, tanteando el terreno para
encontrar a los padres del niño, así que mantén los oídos abiertos.

2
Personajes de Wolf of Desire 12
Sonrió, cuando Kyoshi entró a su oficina, una taza de té chai en su
mano. Entonces, su sonrisa se desvaneció. Si le estaba haciendo un
favor, el tipo quería algo. —Tengo que dejarte.
—Preguntaré por el pueblo —, dijo Sebastian, antes de colgar.
Tomó la taza de Kyoshi, arqueando una ceja. —¿Con qué propósito
me estás sobornando?
Kyoshi frunció el ceño. —¿Por qué crees que tengo un motivo para
traerte tu bebida favorita?
Dejando la taza a un lado, se recostó, entrelazó los dedos y los puso
sobre su estómago. —Porque conozco al detalle, a cada pareja a estas
alturas.
—De acuerdo—Kyoshi se dejó caer en la silla frente a su escritorio.
—¿Qué haría falta, para que podamos conservar al pequeño elfo?
Rodó los ojos. Parecía que Cecil no era el único que echaba en falta
el sonido de unos pequeños pies correteando. Esta iba a ser una
infernal batalla, y no estaba deseando que llegara.
23
Capítulo 3
—Está bien, niño. Voy a pelear por ti —Cecil susurró, tratando de
obtener toda la información posible, antes de que el Dr. Sheehan
entrara en la habitación. —Tienes que darme un nombre y decirme de
dónde eres.
El chico, simplemente, parpadeó hacia él.
—Vamos, por favor. Ayúdame. —Se echó hacia atrás, buscando al
doctor, antes de volver a mirar al niño.
—Khaos.
Frunció el ceño. —¿Qué significa eso?
Una pequeña sonrisa se mostró en los labios del niño, haciendo que
su corazón se derritiera. —Khaos.
—¿Es ese tu nombre? —Si lo era, los padres del niño estaban más
trastornados de lo que pensó en un principio. ¿Quién diablos llamaba
a su hijo Khaos? Por otra parte, había oído hablar de un vampiro
llamado Chaos Vittore. Pero, nah, este no podía ser su hijo. Sólo para
asegurarse, echó hacia atrás el labio superior del niño. Sin colmillos. 24
Gracias a Dios. Los hermanos Vittore estaban locos.
El chico asintió. —Khaos.
Levantó las manos, cuando el tono de voz de Khaos se volvió más
fuerte. —Shh, vas a hacer que venga el Doctor.
Khaos trató de sentarse, pero sus pequeños brazos temblaron, antes
de desplomarse hacia atrás.
—Whoa—Salió apresuradamente de su asiento. —No hagas eso.
Nicholas me pateará el trasero, si te ve moverte. Pensará que fue idea
mía.
Apartó el pelo de Khaos de sus ojos. —¿Sabes de dónde eres?
—Hambre.
¿El niño hablaba inglés? Estaba empezando a dudarlo. O tal vez,
todavía estaba confundido por ser un Popsicle. No quería llamar al
doctor. Tenía miedo de que Nicholas lo echara fuera, pero necesitaba
asegurarse de que Khaos estaba bien.
—Voy a buscar al doctor—Le dio unas palmaditas en el hombro a
Khaos. —No te vayas, mientras estoy fuera.
Cuando se dio vuelta para irse, Khaos agarró su muñeca. Miró hacia
abajo, al niño pequeño y vio puro terror en sus ojos. —No me dejes.
Su corazón se derritió esparciéndose por todo el lugar. No le
gustaba ver a Khaos tan asustado, y al mismo tiempo, comenzaba a
sentir un vínculo con el niño, quien quería igualmente estar a su lado.
—Está bien, no iré a ninguna parte—Miró hacia la puerta.
—¡Nicholas!
El Dr. Sheehan corrió a la habitación, con los ojos muy abiertos,
como si se hubiera producido una emergencia. Parpadeó un par de
veces, cuando vio al niño. —Está despierto.
—Necesito que revises, debajo de su capucha —, le dijo. —Asegúrate
de que todas sus partes funcionan sin problemas.
Rodando los ojos, Nicholas se movió al otro lado de la cama y
comenzó a examinar a Khaos. Tomó asiento de nuevo, colocando su
silla más cerca. Khaos todavía tenía que dejar ir su muñeca.
—¿Cómo te sientes, jovencito? —Nicholas levantó los párpados de
Khaos y le examinó los ojos, con una pequeña linterna tipo bolígrafo. 25
Khaos lo miró, como si no estuviera seguro de poder confiar en el
doctor.
—Tiene hambre —le dijo. —Iría a conseguirle un bistec, pero no
dejará que me vaya.
Nicholas frunció el ceño. —Un bistec no está en su menú—Miró
hacia donde la mano de Khaos se aferraba a él. —Y creo que ya que
eres la primera persona que vio cuando se despertó, se aferra a ti.
—¿Ves? —Le dijo con una sonrisa. —Te lo dije. Se ha encariñado
conmigo.
El doctor lo miró con dudas. —De todos modos, quiero hacer
algunos análisis de sangre. Te diría que te vayas, pero dudo que el
pequeño deje que lo hagas.
—Su nombre es Khaos.
—¿En serio? —Nicholas miró al niño. —Qué extraño nombre.
—Pensé lo mismo —, dijo. Sonrió a Khaos. No quería que el niño
pensase que era un bicho raro. —Pero es un nombre genial, ¿verdad?
Khaos le sonrió.
—Oh, Señor —dijo Nicholas. —Por favor, no me digas que vas a
corromperlo.
—Oye, no corrompo a la gente —se defendió. —Sólo los ayudo a que
dejen salir su yo interior.
—Bueno, no le ayudes a hacer eso—El doctor se acercó al
mostrador, y abrió algunos armarios. —Dale una oportunidad de ser
normal.
Nicholas regresó con las cosas que necesitaba para extraer sangre a
Khaos. La maldita aguja en ese pequeño tubo, parecía demasiado
grande para el pequeño brazo del niño.
—¿No tienes una más pequeña?
—No me hagas echarte fuera—dijo el Dr. Sheehan, mientras
preparaba los viales vacíos sobre la cama. —Sé lo que hago.
Khaos gimoteó, cuando el Dr. Sheehan tomó su brazo, con la aguja
en su otra mano.
Le dio palmaditas en el hombro a Khaos. —Eh, mírame.
Khaos lo miró. 26
—¿Cuál es tu comida favorita?
—Baba.
Frunció el ceño. —¿Está pidiendo una bebida?
El Dr. Sheehan se rió. Ya había metido la aguja después de haber
limpiado el brazo de Khaos con un algodón impregnado en alcohol. El
tipo era bueno. —Creo que se refiere, a que su plato favorito son las
berenjenas.
—¿Cómo dices?
—Ya que es un elfo, creo que está hablando de baba ghanoush—El
Dr. Sheehan retiró un vial lleno del tubo e insertó otro. —Está hecho
con berenjena, tahini, aceite de oliva, y otros condimentos. Hace
siglos que no lo pruebo.
—Entonces, ¿es vegetariano o algo así?
—No estoy seguro de que lo es, pero por lo que he aprendido, los
elfos tienden a tener una dieta más terrenal—El Dr. Sheehan retiró la
aguja y presionó un trozo de algodón sobre el lugar.
—Así que debería ir a buscarle... ¿qué? —Dudaba que tuvieran algo
de la tierra en la cocina. Los hombres en la Guarida eran carnívoros.
Y también lo era él. Le encantaba su bistec y su pollo frito. Añade a un
lado una ensalada de patatas o frijoles horneados y estaba en el cielo.
—Por ahora, nada —dijo Nicholas. —Le conseguiré algo de caldo.
Le sonrió a Khaos, que hacía una mueca, como si acabara de morder
un limón. —No te preocupes, niño. Te tendré comiendo comida
basura, dentro de nada.

Malcolm Lakeland entró al pueblo y notó lo desierto que estaba. No


había regresado desde que se había apareado con Luke. Eso había sido
hacía más de tres décadas. Todavía se veía igual– como una aldea de
otra época. Sintió, como si hubiera retrocedido en el tiempo, cuando
bajó de la camioneta y miró a su alrededor.
Luke salió por su lado y se le unió. —No recuerdo que este lugar se 27
viera tan deprimente.
Eso decía mucho, considerando que Luke había pasado un infierno
cuando vivió aquí. Su hijo Cole había nacido con sangre especial, y el
líder de la tribu, en ese momento, había tratado de extraer tanta
sangre de él como pudo, antes de que él interviniera y los salvara.
—¿Dónde están todos? —No sabía qué estaba pasando con las
hadas y elfos en estos días. Por lo que había oído, las hadas estaban
en guerra, también. Tal vez era una cosa de orejas puntiagudas.
—¿Hola? —Gritó Luke.
Se acercó a su compañero, cuando salió una anciana de una de las
pequeñas cabañas. Ella tenía un chal envuelto alrededor de sus
frágiles hombros, pero dudaba que ese fino trozo de tela sirviera para
nada contra el frío glacial.
—¿Por qué trajiste tus formas modernas aquí? —Se acercó
cojeando, con pasos lentos, y postura encorvada. Tenía un bastón en
su mano derecha. Lo miró, como si fuera el demonio que venía a robar
su alma.
A él solían gustarle los ancianos, siempre los trataba con respeto.
En el verano, jugaba a las damas con un par de ancianos que pasaba
el rato frente a la peluquería. Incluso iba la mayoría de las mañanas a
la cafetería, donde a los jubilados les gustaba reunirse y se entretenían
hablando sobre sus años de juventud.
Les parecía divertido que se les uniera. Él no aparentaba tener más
de treinta y cinco años, aunque pasaba los trescientos.
Pero, podía decir por el ceño fruncido en su rostro arrugado, que
esta anciana pondría a prueba su paciencia.
—No hemos venido aquí para traerte nuestras formas modernas —
aclaró. —Estamos buscando a alguien.
—No lo encontrarás aquí—Ella agitó secamente una mano.
—Váyanse.
Luke dio un paso adelante, sacando su teléfono celular. Se puso a
buscar entre sus fotos, hasta detenerse en la imagen que Maverick
había tomado del niñito. —¿Lo conoces?
El reconocimiento apareció en sus ojos antes de girar la cabeza en
otra dirección. —No, nunca lo había visto. 28
Le enojó que les estuviera mintiendo tan descaradamente.
—¿Estás segura de que no lo conoces?
Ella lo miró a los ojos. —Hablaré con el elfo. Los shifters son sucios,
corruptos y no se puede confiar en ellos. No tenemos nada de qué
hablar.
Se contuvo para no gruñirle. Miró a Luke. Su compañero asintió
con la cabeza, diciéndole que podía manejar esto. Se dirigió hacia su
camioneta, pero no se alejó mucho de su compañero. Este lugar le
daba mala espina y no quería dejar a Luke desprotegido.
Mientras los dos hablaban, miró a su alrededor. Vio a algunas
personas asomándose desde sus cabañas, pero se mantuvieron en las
sombras, observándolos.
Un hombre de estatura media, salió corriendo hacia ellos, con un
profundo ceño en su rostro, cuando se detuvo junto a Luke. El elfo no
era tan viejo como la mujer, pero tampoco era un jovencito. Sus ojos
eran oscuros, de aspecto malvado, y mechones de pelo marrón y gris
sobresalían bajo su gorro de piel. También era un poco rechoncho, lo
que lo sorprendió. Los elfos generalmente eran delgados debido a sus
dietas terrosas.
—Este es Ekbon, nuestro líder —dijo la anciana, con una sonrisa de
superioridad. —Es con quien debes hablar.
Regresó junto a su compañero, colocando una mano sobre el
hombro de Luke para dejar claro que protegería lo que era suyo. Al
instante le desagradó Ekbon, y no dudaría en golpear al bastardo en
el culo, si se pasaba de listo con Luke.
—¡Los traidores no son bienvenidos aquí! —Gruñó Ekbon, mientras
empuñaba las manos a los costados, fulminando con la mirada a Luke.
Esta vez, dejó que el gruñido retumbara en su pecho. No le
importaba una mierda la política o la posición que Ekbon tenía en este
pueblo. Le arrancaría el corazón de su pecho, si volvía a hablar a Luke
de esa manera. —Cuida tu tono, cuando hables con mi compañero.
Ekbon lo miró. Curvó el labio, mientras lo miraba de arriba a abajo,
evaluándolo. Por el duro brillo en sus ojos, se había quedado corto.
—Los dos deben irse, ahora.
Este tipo estaba poniendo a prueba su paciencia, y él era conocido
por su carácter tranquilo.
29
Ignorando su advertencia, Luke le mostró al hombre la foto.
—¿Sabes quién es?
Si es que era posible, el odio en los ojos del líder se profundizó.
—No, largo.
—Vamos—Tocó el brazo de Luke. Había más de lo que se veía a
simple vista, y planeaba llegar al fondo de las cosas, pero estos dos le
estaban ocultando algo y no conseguiría respuestas de ellos.
Cuando se dio la vuelta para irse, vio a un joven esconderse tras la
puerta de una cabaña. Lo miró fijamente a los ojos. Podía decir que el
elfo quería decir algo, pero nunca salió.
Definitivamente aquí estaba pasando algo sospechoso.
Luke, indignado, fue hacia su camioneta.
—Nunca entenderé a mi gente—se quejó. —Sé que conocían al
chico. ¿Por qué mentirían al respecto?
—Están encubriendo algo —dijo, antes de entrar al cálido interior
de su camioneta. Luke entró y cerró de un portazo la puerta.
—¿Crees que fueron ellos, quienes arrojaron a ese niño al bosque?—
Luke lo miró con ira en sus ojos. —Si fueron ellos, quiero molerlos a
golpes.
—No sé lo que está pasando. —Salió a la carretera principal. —Pero
planeo averiguarlo.

Shadow volvió a entrar en su choza y cerró la puerta. Sabía muy


bien lo que estaba pasando, pero podría haber sufrido el mismo
destino que su familia, si hubiera salido y les hubiera contado a los
extraños cómo Ekbon era un asesino que mantenía a su tribu
esclavizada.
Pero no podía guardar silencio. No sabía a quién estaban buscando
esos hombres, pero una sensación en la boca del estómago, le decía
que estaban buscando a los padres de Khaos.
Lágrimas ardientes asaltaron sus ojos, cuando pensó en su pequeño
hermano, y cómo Ekbon había ordenado asesinar a sus padres. El 30
líder de la tribu, estaba confabulado con algunos demonios. Estaba
seguro de eso. Le habían dicho que Khaos representaba una amenaza
para Ekbon, que al crecer derrocaría al líder tribal, y tomaría su
posición.
Era una completa y total estupidez, pero nadie lo había escuchado.
Era como si su tribu hubiera perdido completamente la cabeza. Pero
él había reconocido a Luke. Era medio famoso entre los elfos, y había
oído que ahora vivía en un rancho.
Tenía que encontrar ese lugar.
Decidido, colocó pan e higos en un pañuelo, antes de ponerse sus
pieles. Miró por la ventana y vio que Ekbon seguía todavía allí de pie,
mirando al camino de tierra que salía de su pueblo como si Luke y su
compañero fueran a regresar en cualquier momento.
No estaba deseando hacer frente al frío, pero no podía quedarse allí
por más tiempo. No cuando Khaos lo necesitaba. No cuando se había
cometido un crimen atroz contra sus bondadosos y amorosos padres.
No sabía dónde se habían llevado a Khaos, pero ahora que
sospechaba que su hermanito todavía estaba vivo, movería cielo y
tierra para encontrarlo.
Respirando profundamente, se escabulló por la ventana trasera y se
adentró en el bosque. Si Ekbon o uno de sus seguidores lo veían salir,
sería sentenciado a muerte.
El viento frío lo envolvió, robándole su calidez, mientras atravesaba
el bosque, hacia la carretera principal. Había visto girar la camioneta
a la izquierda, así que hizo lo mismo.
Estaba decidido, pero también tenía miedo. Nunca había dejado su
pueblo antes, y salir al mundo moderno, era francamente aterrador,
pero por Khaos, lo haría.
Había recorrido cerca de un kilómetro y medio cuando se le acercó
un coche, luego comenzó a reducir la velocidad. Luego le adelantó y
se detuvo. Shadow comenzó a temer, inseguro de si debería pasarlo.
Un hombre enorme salió, estaba vestido con ropa azul oscura.
—¿Se te ha estropeado el coche en alguna parte? —Preguntó,
mientras caminaba hacia él. —Puedo acercarte a la ciudad.
Aferró su pañuelo de comida contra su pecho, y dio paso hacia
atrás. Su aroma había flotado hacia él, y no era un olor con el que
estaba familiarizado. El hombre no era humano, demonio, vampiro o 31
un shifter lobo. Se había topado con todos esos tipos de seres.
—Eh, tranquilo—Los ojos grises del extraño, brillaban. —No voy a
lastimarte, amigo. —Tocó su pecho. —¿Ves esa insignia? Soy un oficial
de la ley. He jurado proteger.
—¿Proteges a la gente? —Eso le dio esperanza, pero aún seguiría
siendo cauteloso con el tipo. Había escuchado historias de terror
sobre el mundo exterior, aunque no creía la mitad de lo que había
oído. Aún así, optó por la cautela, manteniendo la distancia mientras
miraba al guapo hombre.
Y realmente era bastante apuesto. No sólo tenía los ojos grises más
hermosos que había visto jamás, además tenía pestañas gruesas y
negras que acentuaban esas bellezas deslumbrantes. Llevaba una
barba muy corta, y se veía como el epítome de la masculinidad.
Incluso su voz era ronca, y estaba seguro de que si estuviera en los
brazos del hombre, sentiría su voz vibrar en su pecho.
—Sí—El oficial dijo con orgullo. —Y también ayudo a la gente.
Ahora, ¿Por qué estás caminando por este largo tramo de carretera,
en este terrible frío?
Su nariz se retorció, cuando dio un paso más cerca, inhalando
profundas bocanadas del aroma terroso del hombre. —¿Qué eres?
Su risa profunda y ardiente tenía a su corazón revoloteando.
—Primero, mi nombre es Oficial Axel Rothemberg.
—Estoy confundido.
—¿Cómo?
—¿Eres un oficial o es Oficial tu nombre?
El hombre se rió a carcajadas, mientras apoyaba una mano en la
parte trasera del coche. —Gracias, necesitaba reírme. Espero que estés
bromeando, pero está bien si no es así. Mi nombre es Axel.
Le gustaba su sonrisa. La blancura de sus dientes contrastaba con
su pelo oscuro, haciendo sus rasgos más marcados. —¿Y qué eres?
—Tienes que darme tu nombre primero, cariño—Sus bromas
hicieron que sintiera un poco menos de miedo. Se encontró
sonriendo, también– aunque sólo fuera una sonrisa tímida.
—Shadow.
32
—¿Sin apellido?
Negó con la cabeza.
—¿Y supongo que eres un elfo? —Axel asintió, hacia él. —Las puntas
en tus orejas, son bastante delatadoras.
Tiró de su gorra tejida a mano, más hacia abajo.
—Todavía no has respondido a mi pregunta.
Axel se acercó, haciendo que retrocediera un paso. Podría ser uno
de los chicos buenos, pero su gran tamaño era intimidante.
—No es necesario que corras, cariño.
—Me asustas —admitió.
—Ah, preciosidad, nunca te lastimaría—Axel se detuvo justo en
frente suyo. —Soy un jaguar, y somos criaturas muy táctiles. Preferiría
hacerte el amor a dañarte.
Sus cejas se alzaron rápidamente hacia arriba.
—No te contienes, ¿verdad?
—No—Axel le guiñó un ojo. —Creo en decir las cosas como son, y
preciosidad, eres muy atractivo.
Sintió que su rostro ardía a niveles nucleares. Si se sonrojara más,
derretiría la nieve caída. Su nariz se retorció de nuevo. Axel podría ser
un shifter gato, pero había un aroma subyacente que no podía
identificar, y no tenía nada que ver con su especie.
Los ojos grises de Axel se volvieron densos. Lo alcanzó,
arrastrándolo más cerca. —Hueles a brisa de verano—Bajó la cabeza
y lo olfateó. —También, siento una profunda conexión contigo.
Inclinó la cabeza hacia atrás. —Mi compañero.
Emitió un grito y se alejó, empujando el robusto y ancho pecho de
Axel. Continuó aferrando su pañuelo contra él, mientras jadeaba,
mirando con los ojos ampliamente abiertos, al oficial.
—Vamos, precioso. Vamos a sacarte de este frío. —Axel fue hacia su
coche y se detuvo junto a la puerta. —Tengo una buena calefacción
adentro.
Mordiéndose el labio inferior, miró a su alrededor. Ya estaba
oscureciendo, y parecía estar bajando la temperatura.
Tampoco sabía qué tan lejos estaba de la ciudad. O bien regresaba
a su cabaña, o se iba con Axel. 33
—Nunca antes he viajado en un coche —admitió. No conocía mundo
como algunos de los otros elfos que se escabullían para ser
aventureros.
Él no era lo suficientemente valiente, y había estado demasiado
ocupado ayudando a su mamá y su papá a trabajar las tierras y cuidar
a Khaos.
No había tenido tiempo de explorar otra cosa, que no fuera su
propia aldea. Pero ahora estaba en una misión. Tenía que encontrar a
Khaos y decirle a alguien lo que realmente estaba pasando con los
elfos del bosque. Tenía que haber alguien que pudiera ayudarlo. Con
suerte, podría averiguar dónde vivía Luke y tal vez al chico le
importaría lo suficiente como para prestarle ayuda.
Una de las negras cejas de Axel se arqueó.
—¡No me digas! —Sonrió. —Entonces permíteme darte tu primer
viaje, hermoso.
Dio un paso, acercándose más. —¿Estás seguro de que no eres un
lobo con piel de cordero?
Axel sacó su teléfono móvil. Había visto un teléfono celular antes,
pero nunca había usado uno. Ekbon no quería ver ningún avance
moderno en el pueblo, pero algunos elfos habían escondido un
teléfono celular en sus cabañas.
—Puedes llamar a la comisaría y preguntarle al Detective Keating si
soy de fiar. —Axel le acercó el teléfono.
Torció los labios hacia un lado, entrecerrando los ojos. ¿Axel
pensaba que era tan ingenuo? —No conozco a este tipo Keating.
Podría mentirme vilmente.
Sopló una ráfaga de viento, y se estremeció cuando el frío comenzó
a filtrarse en sus huesos. Necesitaba tomar una decisión, y rápido,
antes de que muriera congelado.
—Eres mi compañero —dijo Axel con voz seria, aunque su tono
permaneció suave y tranquilizador. —No voy a lastimarme, Shadow.
Enviando una plegaria, se convirtió en el idiota más grande del
mundo y subió al coche.

34
Capítulo 4

Ekbon se giró hacia Amara. —Ve a buscar a Shadow.


No debería haber mantenido al elfo con vida, por tanto tiempo. Ya
había asesinado a los padres de este, y había intentado acabar con
Khaos. Le enfureció que su plan para con este último no hubiese
funcionado.
Pero sus planes para Shadow no fallarían. Se aseguraría de que este
estuviera muerto a sus pies, antes de llamar a Zenbar y le hiciera
buscar a Khaos.
Estaría condenado, si permitiera que su linaje continuase. No
cuando se predijo que Khaos sería quien lo destronase. No cuando el
pequeño era el elfo más poderoso que hubiera visto, en mucho
tiempo.
Si se le diera la oportunidad de crecer, Khaos podría volverse
imparable, y él no podía permitir eso. No estaba seguro acerca de las
capacidades de Shadow, pero no iba a dejar nada al azar. 35
Amara se encaminó de nuevo hacia él, un profundo ceño fruncido
en su marchito rostro. El viejo murciélago tenía que tener más de
setecientos años. Era tan sabia como cuando vinieron, y
afortunadamente para ella, estaba de su lado, o él también la habría
asesinado.
—No está en su choza —le informó. —Y sus pieles han desaparecido.
Maldijo. Parecía que exterminar a su linaje, estaba resultando ser
más difícil de lo que pensaba. Pero no podrían detenerlo. —Muy bien.
—¿Deseas que le ponga precio a su cabeza?
—¿Tú?—Se burló. —Sólo yo tengo ese poder. ¿Estás intentando
asumir el cargo de líder?
Ella le dio una mirada que le dijo que era estúpido.
—Antes de querer tu posición, quiero ser la reina de este pueblo—
Sacudió la cabeza, su canoso cabello revoloteando alrededor de sus
hombros. —Me limito a decir que no pudo haberse ido hace mucho
tiempo, y si nos damos prisa, aún podemos atraparlo.
Él aún estaba intentando hacerse con el control de esta tribu. La
mayoría de la gente, no ponía ningún esfuerzo en encontrar a Shadow.
Justo como si se negaran a enviar a Khaos al bosque.
No debió dejar que alguien más hiciera su trabajo sucio. Khaos vivía
y parecía que también tendría que perseguir a Shadow.
—Desaparece, vieja—Se dirigió pisoteando hacia su choza,
cerciorándose de que la puerta estuviera asegurada, antes de indagar
bajo la cama y agarrar su móvil. Envió un rápido mensaje de texto a
Zenbar, diciéndole al demonio que necesitaba a uno de sus hombres
para un trabajo.
Segundos después de que enviara el mensaje, una figura apareció
en la oscura esquina de su choza.
Tratar con demonios era difícil. No podían ser de confianza, y sólo
estarían confabulados con él, siempre y cuando hubiera algo para
ellos. Le había prometido a Zenbar, las almas de los miembros de su
tribu.
Eso había persuadido al demonio para que hiciera un trato. Zenbar
le había prometido riqueza y prestigio, y él había soñado con el día en
que estuviera por encima de los demás, el día que tuviera un asiento
entre el Ultionem.
Pensaban que eran mejores que él, pero les probaría que era igual 36
de poderoso, igual de capaz de tomar decisiones que no sólo afectaba
a su propia gente, sino también a otras especies.
Y tendría el poder – sin importar lo que se necesitara, lo tendría.

—Veo que se está sintiendo mejor —dijo Maverick cuando entró al


estudio la mañana siguiente y vio a Cecil intentando mostrar a Khaos
cómo jugar a los videojuegos. Le hacía bien a su corazón ver tan feliz
a su pareja, ver de nuevo esa chispa en sus ojos, pero no quería que
Cecil se hiciera ilusiones.
No podían quedarse con el pequeño elfo. Tenía que tener familia
ahí, en algún lugar. No quería pensar, sobre qué sucedería cuando
fuese la hora de entregar a Khaos. El corazón de Cecil se rompería.
—Los niños son resistentes —dijo el Dr. Sheehan a su lado. —Su
ADN elfo, lo ayudó a sanar más rápido que cualquier humano.
El tazón de palomitas en la mesa, casi había desaparecido. Khaos se
había comido la mayoría. El pequeño estaba sentado al lado de Cecil,
sus piernas sobresaliendo, mientras agarraba el controlador.
Sus ojos estaban bien abiertos, observando los gráficos en la
enorme televisión.
—También tengo la sensación, de que Cecil va a corromperlo si se
queda mucho más tiempo.
Miró a Nicholas. —Mi pareja no es un santo, pero es malditamente
bueno con los niños.
No podía entender por qué estaba poniendo tan a la defensiva.
Había conocido al Dr. Nicholas Sheehan durante décadas, confiado
en el hombre, y Cecil tendía a meterse en problemas. Sin embargo, se
ofendía cuando alguien decía algo acerca de las habilidades de Cecil
con los niños.
—Sabes que no quise decirlo de esa manera—Nicholas lo miró.
—Sólo estoy diciendo, que probablemente Khaos tuviera una vida
protegida.
—Hey, Maverick.
Se giró, ante el sonido de la voz de Hawk. —¿Quién se comió a tu
mejor amigo? 37
Hawk parecía que estuviera frustrado con la vida. Tenía duras
líneas talladas en su rostro, y sus labios estaban reducidos cuando se
acercó.
Este suspiró. —Es mi pareja, pero ese no es el por qué necesito
verte.
Escondió su sonrisa. Johnny era un niño problemático. No tan malo
como Cecil, pero estaba casi ahí. —¿Qué hizo Johnny?
—Piensa que puede encontrar un niño propio, fuera, en la nieve—
Una sonrisa curvó los labios de Hawk. Sabía que no había nada que
este no hiciera por Johnny, pero dudaba que Johnny encontrara lo
que estaba buscado.
Nicholas rio disimuladamente. —Hablando de eso, me dirijo a la
clínica. Llámame si me necesitas—le dijo, antes de dirigirse al armario
de los abrigos, junto a la puerta principal.
—Recibí una llamada de Malcolm—dijo Hawk. Retransmitió el
mensaje, contándole sobre la visita al pueblo elfo. —Piensa que algo
está pasando ahí, que están escondiendo algo.
Él hacía todo lo posible para mantener la nariz fuera de los asuntos
de los elfos.
Los Elfos de los Bosques eran arrogantes, y pensaban que el mundo
moderno era demoníaco. Pero se mantenía al tanto de quién era el
actual líder, aunque el cargo había cambiado de manos varias veces,
desde que Luke había vivido allí.
Ahora un imbécil llamado Ekbon estaba al mando. Lo había visto
una vez, y le había hecho falta una gran cantidad de control para no
estrangular al pequeño bastardo.
—No estoy sorprendido, de que Ekbon les hiciera pasar un mal
momento. —Regresó a su oficina. Hawk justo detrás de él.
—Es difícil descubrir a quién pertenece Khaos, si nadie habla —dijo
Hawk, cuando entró en la oficina y tomó asiento en el sofá de cuero.
Se sentó detrás de su escritorio, quitándose las botas. Tiró de su
perilla, mientras pensaba en la situación.
—Tiene que haber alguien que sepa algo, y esté dispuesto a hablar.
—Pero sabes que no lo harán—Hawk enroscó su labio. —Ese
bastardo al mando, los tiene aterrorizados para que no den un paso
fuera de la raya. Sólo dame cinco minutos con Ekbon y lo haré
cantando como un canario. 38
—No necesitamos una guerra en nuestras manos—Suspiró. Echaba
de menos los días, cuando el único problema que tenía era Jackson –
el alfa de los lobos grises del este. Pero este había muerto hacía mucho
tiempo, y la vida se había complicado como el infierno desde
entonces. Ahora se ocupaban con políticas del Ultionem, perros del
infierno, vampiros neófitos apareciendo, Cazadores que querían
acabar con toda vida no humana. La lista seguía y seguía.
La mayoría de los días, tenía un contundente dolor de cabeza.
Pero los elfos de los bosques no eran poderosos. No como los elfos
de las sombras, o cualquier cantidad de otras especies. Sólo eran
arrogantes y obstinados, y Ekbon no dudaría en comenzar una guerra,
si el demoníaco mundo moderno, intentaba interferir.
Así que, ¿cómo iba a descubrir a quién pertenecía Khaos, si los Elfos
de los Bosques se negaban a hablar con alguien?
Esa era una maldita buena pregunta.
—Oh Dios mío —dijo Cecil cuando entró a la cocina, Khaos justo
detrás de él. —Huele tan bien aquí.
George estaba ocupado en el fogón, haciendo los preparativos del
Día de Acción de Gracias. Él amaba Acción de Gracias –pavo relleno,
arándanos y el paquete completo.
El vaquero sonrió, cuando vio a Khaos.
—Así que este es el jovencito de quien he escuchado hablar—Fue al
otro lado de la enorme cocina y agarró un cuenco. —Me dijeron que te
gusta baba —dijo George. —Afortunadamente, encontré una receta
bastante sencilla online.
Miró fijamente al cuenco, y luego arrugó la nariz. —Parece papilla.
Un ceño fruncido apareció entre los ojos de George.
—También lo pensé. Pero lo probé. La cosa está bastante buena.
Lo dudaba. No era un gran devorador de plantas. Denle carne todo
el tiempo. Sin embargo, agarró un pedazo de pan de pita que George
les había entregado y lo atacó. Primero lo olió. Olía raro. Luego metió
la pita en su boca. 39
En realidad estaba bastante bueno, pero, ¿realmente había dudado
de las habilidades culinarias de George?
Khaos se sentó en el suelo.
Él se rio entre dientes. —No, Khaos. Nos sentamos en la mesa.
— Ayudó al pequeño a levantarse y lo sentó en uno de los taburetes
situados en la isla. George puso el cuenco delante suyo, y él dejó el
plato de pitas.
Juntos acabaron con la baba.
George estaba sonriendo de oreja a oreja. —¿Lo tomo como que te
gustó?
—Nah, estuvo bien—Pasó los dedos alrededor del borde del cuenco,
empujando los restos en su boca. —¿Tienes más?
—Esto es todo, por ahora—George tomó el cuenco y el plato vacía y
los puso en el fregadero. —Ahora pueden marcharse, así puedo
terminar con lo que estaba haciendo. La comida será en
aproximadamente una hora.
—Vamos—Se bajó de un salto del taburete, ayudando a Khaos a
bajar del suyo. Tomó la mano del chico y abrió el camino hacia el
pasillo, comprobando para asegurarse que nadie estuviera alrededor.
Sacó de su bolsillo una galleta con trocitos de chocolate, que había
agarrado cuando George no estaba mirando y se la entregó a Khaos.
Este se comió la galleta, en tres bocados.
—Whoa. —Se rio entre dientes. —No puedes devorar la comida.
Khaos se lamió los labios. —¿Puedo tener más, por favor?
Era la primera vez que había dicho algo, desde que en la oficina del
Dr. Sheehan le dijo que estaba hambriento. Una sonrisa dividió su
rostro. Khaos aún no había dejado ir su mano.
—Agarraré alguna más tarde. Sé que Johnny guarda algunos
aperitivos en su habitación. Vamos a buscarlos.
Los ojos de Khaos se iluminaron, mientras corría junto a él.
Corrieron a través de los pasillos, dirigiéndose hacia las escaleras.
—Bajen la velocidad—gritó Loco, cuando estuvieron cerca de
derribarle. Él sólo rio, y luego lo hizo Khaos. El sonido de la felicidad 40
de un niño, le hacía bien a su corazón.
Era demasiado malo que Khaos no fuese lo suficientemente mayor.
Realmente le mostraría al niño lo que era pasar un buen momento,
llevándolo al Reino de los Demonios, por uno de los batidos de Jake.
Pero no quería arriesgar la seguridad de Khaos por llevarlo allí.
Además, Maverick lo mataría si se fuera con el chico.
La gente aún estaba buscando a sus padres. Tenía sentimientos
encontrados sobre la madre y el padre de Khaos. Hasta que conociera
los hechos, lo único que le importaba era mantener seguro al chico.
Su sola sonrisa calentaba su corazón, y deseaba que hubiera alguna
manera que Maverick y él pudieran tener un niño propio. Amaba a su
pareja hasta lo más profundo de su alma, y habría sido bonito ver a
un niño o niña corriendo alrededor con su actitud y el aspecto de
Maverick.
Con los años, había ayudado a criar a muchos niños, pero
biológicamente, no eran suyos. Eso no quería decir que los amara
menos. Todos ellos, aún tenían un lugar especial en su corazón, a
pesar de ahora hubieran crecido.
Pero sentía como si Khaos se hubiera abierto camino en su corazón
y tuviera un fuerte agarre allí. Era tan pequeño, y había sido
abandonado para morir en el invernal frío, y por eso, quería sangre.
Se arrastraron al dormitorio de Johnny y Hawk. Con los años,
Johnny se había hecho cargo. La habitación parecía totalmente
diferente, de cuando Hawk vio por primera vez a su pareja. Ahora
había cortinas naranjas colgando en las ventanas, una brillante colcha
color rosa y una gran alfombra de Hello Kitty en el suelo.
Khaos sonrió. —Estamos en la habitación de una chica.
Se rio entre dientes, cuando apretó suavemente el pequeño hombro
de Khaos. —Nah, esta es la habitación de Johnny. Te gustará. Es un
chico encantador. —Hasta que lo atrapara intentando robar su alijo,
entonces Johnny le gritaría y lo amenazaría, pero incluso entonces,
sería tan feroz como un inofensivo cachorro.
Revisó el armario, mientras Khaos deambulaba por la habitación,
deteniéndose en la cama para pasar una mano sobre el edredón. La
pasada noche, había tenido que dormir en la clínica porque Khaos se
había asustado, cuando había dejado su lado.
41
Pero su espalda no podría tolerar dormir otra noche en una silla.
Además, no había dormido una noche lejos de Maverick en mucho
tiempo, y no le gustaba.
—¡Bingo!— Gritó, desde el armario.
—¡Bingo!— Gritó Khaos, desde el lado de la cama.
—¿Encontraste algo? —Preguntó, mientras cruzaba la habitación
con una enorme caja de Little Debbie Fudge Rounds.
—No, pero me gusta esa palabra —dijo Khaos. —¡Bingo!
—¿Cuántos años tienes? —Abrió la caja de nuevo.
—Seis veranos —dijo Khaos, con una enorme sonrisa.
—De acuerdo, Seis Veranos, aquí tienes otra palabra. ¡Boo-ya!
Khaos rio, cuando repitió la palabra. Sus ojos azules se iluminaron,
cuando hizo a un lado los mechones de su rubio cabello.
—¡Boo-ya! —Dijo de nuevo.
—Sólo dices eso, en los momentos adecuados —le dijo. —Tendré
que enseñarte, cuando decirlo.
—¿Qué está pasando? —Johnny estaba de pie, en el marco de la
puerta, sus manos en las caderas, mirándolo de manera penetrante.
Hawk estaba de pie detrás de él, como un silencioso centinela,
preparado para atacar. —¿Están robando mis aperitivos? —Graznó
Johnny.
Empujó la caja hacia Khaos. —El niño lo hizo. ¿Vas a decirme que
te vas a enojar con él?
No estaba sacrificando a Khaos, pero, ¿quién le gritaría a un lindo
niño? Khaos sería capaz de salirse con la suya con los aperitivos. Él
no. Johnny le saltaría al cuello, y no sería nada bonito.
Johnny le sonrió a Khaos. —Por supuesto que lo compartiré
contigo. Toma tantos como quieras, siempre y cuando no le des
ninguno a Cecil.
—Hey, fui el único que rebuscó en tu armario por los aperitivos—
lloriqueó. —Al menos debería ser capaz de tener uno.
—Creí que lo había hecho el niño —dijo Johnny. Miró a Khaos.
—No tienes hermanos, ¿cierto? Necesito un niño propio.
42
—Shadow—dijo Khaos cuando sacó su pequeña lengua,
empujándola hacia un lado de su boca, mientras luchaba para quitar
el plástico del aperitivo.
—¿Shadow? —El ceño de Johnny se frunció. —¿Estás hablando en
código?
Khaos se subió a la cama. Hawk entró detrás de Johnny y tomó
asiento al lado del elfo, viéndose como una montaña elevándose sobre
un hormiguero. Quitó el plástico de las pequeñas manos de Khaos y
abrió el aperitivo para el niño.
—Creo que está diciendo, que está siendo mi sombra, de manera
que tengo la culpa de esto —, dijo. Se giró hacia Khaos. —Se supone
que debemos permanecer juntos, Seis Veranos. No convertirte en un
renegado.
Johnny le dio una mirada asesina. —Eres el culpable. No me hagas
decirle a Lucinda, que estás robado las cosas que ella me dio.
—No puedo creer que estés enamorado de una anciana— murmuró,
—o que me pateará el culo, por defenderte. —Se dirigió dando
pisotones hacia la cama y agarró la mano de Khaos.
—Vamos, compañero. Nos vamos de aquí.
Estiró la mano hacia la caja, pero Johnny la raptó de la cama.
—Nuh-uh. Sé que te los comerás, si te los llevas.
Hawk se rio entre dientes. —No puedes detener a mi lindo bebé.
Miró de manera penetrante a Johnny. —Buena suerte, encontrando
a tu propio niño.
Tirando de la mano de Khaos, salió de la habitación, a la caza de
más aperitivos. Cuando salieron al pasillo, la caja de Fugge Rounds
apareció mágicamente en los pequeños brazos de Khaos.
Parpadeó varias veces. —¿Cómo?
Khaos rio. —Lo compartiré contigo.
—Sí. De acuerdo. —Llevó a Khaos de nuevo a su dormitorio, sin
estar seguro de qué hacer con lo que acababa de suceder.

43
Capítulo 5

Shadow despertó y se cubrió los ojos. El sol estaba demasiado


brillante. Normalmente, por la mañana, hacía mucho frio en su
choza, pero sentía que estaba cálido y acogedor.
Con una dura masa enroscada a su alrededor.
Se alejó de la dura masa, alejándose de la cama.
La dura masa era Axel. Su mano se estremeció, cuando la pasó por
su cabello. Estaba un poco desorientado, despertando en la cama de
un hombre. Le tomó un segundo recordar por qué estaba allí.
Estaba a la caza de Khaos. Pero su hermano, ahora mismo, no era
lo primero en su cabeza.
Sino el sexy jaguar.
Bajó los ojos y vio que aún llevaba la ropa, de manera que no habían
tenido sexo. Aunque viendo a Axel con los ojos soñolientos y
bostezando, no le habría importado si el hombre le hubiera violado.
Nunca antes había visto a un hombre más hermoso en su vida y no
44
pudo evitar mirar fijamente a Axel. Aún sentía como si esto no fuese
nada más que un sueño.
—Necesito café—gruñó Axel, mientras echaba hacia atrás las
mantas y se sentaba en un lado de la cama. Se frotó el rostro, y luego
se estiró, sus músculos concentrándose y flexionándose.
Cansado, no comenzaba a describir cómo se había sentido la pasada
noche. Había estado tan preocupado, acerca de Ekbon viniendo tras
él, asustado por Khaos y yéndose con un extraño – incluso aunque
Axel fuese su pareja – que había caído dormido en el coche. Estaba
ahí, de pie, devanándose los sesos, intentando recordar cómo había
entrado en la casa, quitado sus pieles y los zapatos.
No tenía nada.
Pero estaba ahí de pie, descalzo, con sólo sus pantalones y camisa.
Este era un momento muy incómodo para él. Nunca había despertado
con un hombre tumbado a su lado.
—Yo… uh… gracias por ayudarme ayer—¿Dónde demonios estaban
sus zapatos? Tenía que salir de aquí, encontrar a Khaos y luego
descubrir dónde vivirían. Regresar a su pueblo estaba fuera de
cuestión.
A estas alturas, Ekbon habría descubierto que estaba desaparecido,
y si Shadow regresara, no tenía dudas de que su líder los mataría.
Y no podía regresar con Khaos. No tenía ninguna prueba, pero sabía
que fue Ekbon quien se llevó a su hermanito. Sólo estaba agradecido
que el pequeño aún estuviera vivo. O así lo esperaba.
Ahora mismo, no estaba seguro de nada. Rezaba para que Khaos
estuviera bien. No sabía qué haría si algo le sucediera a su hermano.
Khaos era todo lo que le quedaba en el mundo. Aún no había
procesado la muerte de sus padres, ni había tratado con su pérdida.
Pero eso tendría que esperar. En este momento, Khaos era su
prioridad.
Y encontrar sus malditos zapatos.
—Deja de girar en círculos—Axel se levantó de la cama, rascándose
su peludo pecho. Todo lo que llevaba era la ropa interior. Desvió los
ojos. Nunca antes había visto a un hombre desnudo. Bueno, excepto
su padre, pero él no contaba. Era difícil no verlo medio desnudo,
cuando compartían la misma choza, pero siempre había intentado
protegerlo y a Khaos, cuando necesitaba vestirse o desvestirse. 45
—No sé dónde están mis zapatos—Sintió que el pánico lo inundaba.
Necesitaba poner algo de distancia entre él y Axel. No sólo lo
intimidaba, sino que hacía que su cuerpo se estremeciera de maneras
que nunca antes había experimentado.
—¿Preparándote para huir de mí? —Axel le puso las manos en la
parte superior de los brazos, impidiendo que se moviera. Bajó los ojos,
inhaló bruscamente mientras miraba la ropa interior de Axel, y luego
fijó los ojos en el pecho de su pareja.
—No, sólo necesito encontrar a mi hermano.
El agarre de Axel, se apretó ligeramente.
—¿Tu hermano está perdido?
—Ese es el por qué anoche estuve en aquella calle secundaria. —Tiró
del agarre, dando unos pasos hacia atrás. Su polla se estaba
espesando, y eso era desconcertante, teniendo en cuenta que aún era
virgen y quería que Axel le hiciera cosas muy traviesas.
—¿Cuántos años tiene?
—Seis veranos.
—Mierda. —Axel se pasó una mano por su oscuro cabello, dejando
salir un largo suspiro. La preocupación entró en sus ojos grises, y lo
tocó que se preocupara por alguien al que ni siquiera conocía.
—¿Tienes alguna idea, de dónde comenzar a buscar al pequeño?
—¿Conoces a Luke? — La esperanza floreció en su interior.
—Conozco a un par de hombres llamados Luke—dijo Axel.
—Tendrás que ser un poco más específico, hermoso.
—Deja de llamarme así.
La risa de Axel meneo su polla. —¿Por qué? Es cierto. No deberías
estar avergonzado de lo bien que te ves o el hecho que me gusta
mirarte.
Esa declaración lo aturdió. Se sonrojó, mientras observaba
alrededor del dormitorio, intentando no mirar fijamente el bien
tonificado cuerpo de Axel. —Sólo necesito mis cosas.
—Llamaré a la estación de policía y denunciaré su desaparición.
Mientras tanto, un pequeño desayuno no hará daño. No puedo tener
a mi pareja dejando mi casa con el estómago vacío. 46
—Realmente, ahora mismo, no tengo hambre. —Sentía demasiadas
emociones extrañas en su interior, como para pensar en comer.
Al igual de lo bien que se veía Axel viéndose allí de pie, mirándolo
fijamente con avidez.
—Entonces, te prepararé unas tostadas—Salió del dormitorio y al
instante se sintió frío, sin su cálida presencia. No conocía a Axel, pero
su aura era más grande que la vida. Cuando su pareja estaba cerca de
él, se sentía como si estuviera envuelto en un capullo de seguridad.
Axel le hacía querer sonreír, como si su pareja fuese un gran oso de
peluche, aunque fuese un jaguar.
Miró por la ventana del dormitorio y vio que estaban rodeados por
bosques. Había un camino, que asumió, era el camino de entrada de
Axel porque su coche estaba aparcado al lado. La nieve caía
constantemente, los centímetros amontonándose. Más allá del
camino, había un camino pavimentado apenas perceptible. La nieve
lo cubría todo.
Axel regresó dando pisotones a la habitación. Esa fue la única
manera en la que pudo describir cómo caminaba su pareja. Era tan
grande y musculoso, que escuchó sus pisadas por toda la casa.
Apoyó un brazo en el marco de la puerta, su móvil en la mano.
—Lo siento, hermoso. No estoy seguro de que vayamos a ninguna
parte. Se supone que la nevada va a empeorar. Sería demasiado
peligroso estar en la carretera. Veré qué puedo hacer desde aquí, para
ayudar a encontrar a tu hermano.
—No puedo sentarme aquí, mientras Khaos está ahí fuera en alguna
parte. —Se dirigió hacia la puerta del dormitorio. —He tratado con
peores climas. Simplemente iré a pie.
El viento soplaba en ese momento, sacudiendo las ventanas,
aullando como una bestia salvaje intentando entrar.
—Se está desatando una tormenta—Axel puso el teléfono en la
cómoda. —Se supone tendremos treinta centímetros de nieve, para el
momento en que pase.
—Y ese es el por qué necesito encontrar a Khaos. —¿Qué pasa si su
hermanito estuviera fuera con este clima? ¿Qué pasa si necesitara
ayuda? Él era todo lo que tenía y no podía abandonar a Khaos.
—Deja que descubra a qué Luke estás buscando y partiremos desde
ahí. 47
No quería esperar, pero tenía la sensación, de que Axel no le dejaría
salir a la tormenta. Se sentó en un lado de la cama, sintiéndose tan
abrumado que sólo quería llorar. Echaba de menos a Khaos, y
también a sus padres. Quería tanto que su padre estuviera vivo, que
le dolía el pecho. Su padre sabría qué hacer, cómo ayudar a Khaos.
Pero no estaba aquí. Él sí. Y dependía de él encontrar a Khaos.
—Voy a poner la tetera para tomar un té y hacer esas llamadas.
Saltó de la cama y lanzó sus brazos alrededor del amplio cuerpo de
Axel. Abrazó a su pareja con fuerza, lágrimas picando sus ojos.
—Gracias por ayudarme.
Axel deslizó sus brazos a su alrededor y le regresó el abrazo, los
vellos en el pecho de su pareja le hacían cosquillas en el rostro.
—No puedo pensar en nada que no hiciera por ti, hermoso.
Se rio entre dientes, alejándose y limpiándose los ojos. —Realmente
desearía que no me llamaras así.
Tomando su mano y agarrando el teléfono de la cómoda, Axel se
dirigió con él hacia la cocina. Su casa no era tan grande, pero se sentía
acogedora. Por la estructura de las paredes, parecía como si
estuviesen en una cabaña de troncos.
La cocina tenía un ambiente rústico –una mesa de madera de pino,
mostradores de madera, suelos de madera y pizarra, y armarios de
oscura madera de roble. Se sentía como si estuviera de regreso en el
bosque. No le importaría vivir aquí. La casa de Axel no estaba en el
pueblo, y estaba rodeado por el bosque.
Tomó asiento en la mesa después de que Axel liberara su mano, y
observó a su pareja moverse alrededor. Siguió observando la parte
trasera de Axel. No podía evitarlo. El culo de su pareja estaba
tonificado y redondeado y él quería lamer cada centímetro del cuerpo
del hombre.
Alejó los ojos, avergonzado por sus pensamientos, y como su cuerpo
rugió a la vida, sólo pensando en lo que Axel podría hacerle.
Si fuese tan afortunado.
48

Axel sentía a su pareja observándolo. Estaba alardeando un poco,


dejando que sus brazos y espalda se flexionaran, cuando puso la tetera
en el fogón. Quería a Shadow con desesperación, pero ahora mismo,
su pareja estaba demasiado preocupado por su hermano. Una vez
descubrieran dónde estaba Khaos, entonces el pequeño elfo sería todo
suyo.
¿Quién demonios llamaría a sus hijos Khaos y Shadow? Quería
preguntar, pero decidió que no era tan importante. Lo que si lo era,
era asegurarse que Shadow no saliera con la tormenta.
Axel agarró el teléfono del mostrador y marcó al Rancho Lakeland.
En verdad, Luke Lakeland era el único Luke no humano que conocía.
Los otros dos eran humanos, y probablemente no sabrían nada acerca
de un elfo desaparecido.
—Rancho Lakeland —, respondió Chauncey.
—Hey, soy el Ayudante Rothemberg.
—Hey, Axel—Chauncey se rio entre dientes. —¿Qué puedo hacer
por ti?
—Deja que Curtis te escuche decir eso y te arrancará los huevos—
Axel sacó dos tazas del armario. Normalmente tomaba café por la
mañana, pero el té parecía más apropiado para Shadow. También
agarró la barra de pan y deslizó dos rebanadas en el tostador.
—Todo está bien —dijo Chauncey. —Curtis sabe que lo amo. Sólo
estoy teniendo un poco de diversión.
—¿Está Luke ahí? —Preguntó. —Necesito hablar con él.
Agarró la mantequilla de la nevera, y luego miró por la ventana de
la cocina. La nieve realmente estaba cayendo. Ni siquiera podía ver el
establo en la parte posterior. Era una verdadera nevada. Estaba
agradecido de no tener que ir hoy a trabajar o estaría conduciendo en
esta mierda. Aún podría tener que hacerlo. La idea de un niño de seis
años en esta ventisca, le hizo querer salir corriendo por la puerta para
encontrarlo.
Pero necesitaba mantener la cabeza clara y utilizar el sentido
común – lo que primero era llamar para obtener respuestas antes de
salir a este peligroso clima.
—¿Todo está bien? —Había preocupación en el tono de voz de 49
Chauncey.
—No, no. Todo está bien. Sólo necesito hablar con él sobre un
asunto personal.
—Espera —dijo Chauncey.
Mientras esperaba, untó de mantequilla la tostada de Shadow,
colocando las piezas en un plato. Vertió el agua caliente en ambas
tazas, arrojando una bolsita de té en cada una.
—Hey, Ayudante Rothemberg—dijo Luke cuando respondió.
—Chauncey dijo, que necesitabas hablar conmigo sobre algo
personal.
—Bueno, realmente no es personal, pero si no dijera eso, Chauncey
podría haberme mantenido al teléfono por más tiempo.
—Lo que no le importaba. Le gustaban los osos, pero tenía que
relajar no sólo la mente de Shadow, sino también la suya.
No le gustaba ver lágrimas en los ojos de su pareja. Quería ver
sonreír a Shadow, y cuanto antes averiguara sobre Khaos, mejor.
—De acuerdo, ¿cómo puedo ayudarte?
—Mi pareja dijo que podrías ser capaz de encontrar a su hermano—
Presionó el botón de altavoz en el teléfono, de manera que su pareja
escuchara la conversación. —Su nombre es Shadow, y su hermano
desaparecido es Khaos.
—¡Oh Dios mío!—Luke dio un largo suspiro. —Gracias a Dios
alguien sabe quién es el chico.
Shadow saltó de su asiento, corriendo hacia él.
—Te vi ayer en mi pueblo. —Estaba gritando al teléfono.
—Puedes hablar con normalidad. —Le sonrió. —Luke te escuchará
igual de bien.
El sonrojo de Shadow fue adorable.
—Lo siento—Su pareja levantó los ojos hacia él y su polla se
retorció. Entonces Shadow miró al teléfono. —¿Sabes dónde está
Khaos?
—Está en la casa de Maverick. —El tono de voz de Luke sonaba
glacial. —Y ahí es donde se quedará, hasta que obtengamos algunas
respuestas. 50
—¿De qué estás hablando?— Preguntó, sin gustarle la manera en
que Luke le estaba hablando a Shadow.
—Fue encontrado medio congelado, en su patio trasero —espetó
Luke.
Shadow inhaló bruscamente, mientras enroscaba sus brazos
alrededor de su abdomen. —¿Está bien?
—Se está recuperando —dijo Luke. —¿Te importaría decirme cómo
terminó así?
A él siempre le gustó Luke, pero en este momento, tuvo el impulso
de colgarle.
Un fuerte trueno retumbó en el cielo, mientras Shadow explicaba
que sus padres fueron asesinados, cómo Khaos había sido robado de
la choza y cómo pensaba que su líder, Ekbon, estaba trabajando con
demonios.
Cuanto más hablaba Shadow, más enfermo se sentía. Quería
rastrear a este Ekbon y arrancarle el corazón del pecho. No sabía que
su pareja hubiese perdido tanto, en el lapso de unos pocos días. Eso
sólo afianzo su determinación para reunir a Shadow con su hermano.
Pero la situación de Shadow trajo dolorosos recuerdos –recuerdos
que había trabajado duro para enterrar. Sus acciones le habían dado
la espalda a su familia, habían asesinado a sus padres, habían
secuestrado a su hermano y lo torturaron hasta que había sido
abandonado, como nada más que un trozo de carne apenas vivo.
Entonces, sus acciones habían dado el golpe final y terminado con
su hermano. Todo porque él y su familia no habían estado de acuerdo
con una decisión que su líder había tomado. Todo porque se habían
enfrentado a Jofiel.
Se obligó a controlar el hirviente odio que estaba resurgiendo.
Había trabajado demasiado duro para hacerse de una nueva vida,
olvidar su pasado e intentar vivir una existencia pacífica. Pero los
rostros de su madre y padre nunca estaban demasiado lejos de su
mente, o la manera en que su hermano le había traído alegría en vida.
Y todo eso se había ido, dejándolo solo en el mundo. Ese era el por
qué estaba determinado a aferrarse a Shadow, de hacer feliz a su
pareja de manera que no se fuese.
También estaba determinado a acabar con Ekbon por lo que había
hecho. Había sido incapaz de vengarse de Jofiel. Pero podría destruir
51
al líder elfo, por traerle tanto dolor a Shadow.
—Oh Dios mío —, dijo Luke. —Siento haber sido cortante contigo.
Khaos está bien y siendo bien cuidado, Shadow. Lo juro. Pero ahora
mismo, te aconsejaría permanecer en el interior. No necesitas matarte
por llegar a él. Este clima va a empeorar.
—Llamaré a la Guarida—dijo. —Creo que ayudaría a calmar los
nervios de Shadow, si escuchara la voz de Khaos.
Esta vez las lágrimas que estaban en el borde de los ojos de Shadow,
se derramaron. Arrastro a su pareja a sus brazos y le sostuvo cerca,
frotando la mano arriba y abajo por su espalda.
Acababa de conocer a Shadow, pero ya lo afectaba ver su pareja tan
angustiado.
—Estoy feliz de haber llegado al fondo de esto —, dijo Luke. —Pero
estoy seguro, que Maverick querrá tener unas palabras con Ekbon.
—Estoy seguro que lo hará—Se despidieron y colgaron. A
continuación, marcó a Maverick. Prácticamente podía sentir a
Shadow vibrando por la emoción.
—Hey, Rothemberg —dijo Maverick cuando respondió. —No me
digas que necesitas mi ayuda, con esta tormenta.
—Bueno, lo hago, pero no necesitas salir de la casa. —Explicó por
qué estaba llamando.
—No, mierda —dijo Maverick, después de que le repitiera la historia
que Shadow le había contado a Luke.
—Te llamaré de nuevo, cuando tenga a Khaos en mi oficina —dijo
Maverick. —Esta es una casa grande, y podría llevarme un minuto
localizarlo. No ha dejado el lado de mi pareja, desde que abrió los ojos.
—Gracias—dijo Shadow rápidamente. —Muchas gracias por
ayudarlo.
—No tienes que agradecerme, por hacer lo correcto —dijo Maverick,
antes de colgar.
Sintió el cuerpo de Shadow relajándose contra él. Movió a su pareja
hacia la mesa, y luego lo hizo sentarse, antes de agarrar la tostada y el
té. —Pon algo en tu estómago.
—Me alegra que Khaos esté bien—Shadow estalló en llanto. Se 52
arrodilló delante de su pareja, arrastrándolo a sus brazos.
—Todo estará bien, bebé. Encontraste a tu hermano. No lo
perdiste—Balanceó a su pareja, haciéndolo callar. —Al menos, aún
tienes una parte de tu familia.
—Todo ha sido tan abrumador —dijo Shadow, mientras lloraba.
—Echo mucho de menos a mi padre y a mi madre.
Apretó los molares, por el crudo dolor que escuchaba en el tono de
voz de Shadow. Conocía esa sensación, la agonía de perder a aquellos
que amaba. Nada de lo que dijera podría traer confort a Shadow, de
manera que no dijo nada.
Tomó mucho tiempo, pero finalmente Shadow comenzó a
tranquilizarse. Se acurrucó más cerca de él, apoyando la cabeza contra
su hombro. Fue una reacción instintiva, querer preguntar si Shadow
se sentía mejor, pero no lo hizo, porque ya conocía la respuesta.
Sólo el tiempo ayudaría a aliviar el dolor. Nunca desaparecería por
completo, pero Shadow llegaría al punto, donde no se descompondría
ni lloraría sólo por pensar en su gente.
Este lo besó en la mejilla. —Gracias por dejar que me desmorone.
—Cuando quieras—Tomó asiento al lado de su pareja. —Ahora,
come tu tostada.
Shadow enroscó su mano sobre la taza y el vapor comenzó a ondear
de nuevo. Arqueó una ceja. —Recuérdame ese truco, cuando me esté
congelando.
Una pequeña sonrisa jugó en los labios de Shadow. —Esta es la
razón de que Ekbon tiene miedo de mi familia —dijo. —Mi madre era
una bruja, y Khaos y yo nacimos con sus talentos.
—Son una amenaza para él.
—No éramos una amenaza para nadie—declaró Shadow. —Mis
padres eran las personas más amables que existían. Ekbon ni siquiera
sabía sobre su magia o la mía. La única razón por la que quiere muerto
a Khaos, es algo que le dijeron.
—Sé un poco sobre líderes corruptos. Confías en ellos para que
tomen las decisiones correctas, para tener sus mejores intereses en el
corazón, pero te traicionan por sus propios propósitos inmorales.
Shadow mordisqueó su tostada. —Parece que tienes conocimiento
de primera mano. 53
No quería desenterrar su dolor más de lo que ya lo había hecho.
Hablar de lo que le hicieron a su familia, no los traería de vuelta, y no
quería entrar en pánico, cuando Shadow lo necesitaba como su roca.
—Sólo he estado alrededor, el tiempo suficiente, para ver la
mierda—Se puso de pie y caminó hacia la ventana, mirando fijamente
hacia la ventisca, deseando que Maverick se diera prisa y llamara, de
manera que no tuviera que responder ninguna pregunta más de
Shadow.

Maverick lanzó el teléfono sobre el escritorio.


—Mierda—Se frotó la perilla. Cecil se había unido a Khaos. Sabía
que Cecil estaba pasando por un mal momento, que echaba de menos
que los niños estuvieran en casa. Pero no podía quedarse con Khaos,
cuando tenía un hermano ahí, fuera desesperado por recuperar al
niño.
Alejándose de su escritorio, fue a encontrar a Cecil y Khaos.
Capítulo 6

La habitación estaba en silencio cuando Cecil se sentó en la silla en


la esquina. Khaos se acurrucó en su regazo, profundamente dormido.
Se aseguró que la manta estuviera a su alrededor, rozando con su
mano el sedoso y suave cabello del niño. Khaos se veía tan angelical
mientras dormía, que su corazón se sentía, como si no pudiera
sostener más amor por el pequeño que el que ya tenía.
Cuando Maverick entró en la habitación, conocía esa mirada, y no
le gustó. Normalmente lo hacía. Siempre amaba cuando su pareja lo
miraba tiernamente, pero ahora mismo, había lástima mezclada con
ella, y su corazón se hundió. —Encontraste a su familia.
Fue una afirmación, no una pregunta.
—Su hermano—Maverick se movió hacia la silla, elevándose sobre
él. —Ha estado muy preocupado por Khaos. —Le contó lo que sucedió,
y él se sintió horrorizado por la historia, indignado de que alguien
pudiera ser tan maligno –aunque había conocido a algunos seres
bastante malignos a través de los años– y sentía pena por Shadow. 54
Pero no quería darse por vencido con Khaos. Habían jugado al
escondite, juntos bebieron refrescos y había permitido que Khaos lo
derrotara en un videojuego, antes de que este mordiera el polvo. No
había sonreído tanto o haberlo pasado tan bien, en mucho tiempo. Se
había unido a Khaos, y ahora dejarlo ir, sería lo más duro que hubiese
hecho nunca.
Era muy raro que llorara, pero sintió las lágrimas picando sus ojos,
cuando bajó la mirada hacia el pequeño. —¿Cuándo vendrá a llevarse
a Khaos?
—No a corto plazo. La ventisca lo tiene retenido en la cabaña del
Ayudante Rothemberg—Maverick le pasó una mano por la cabeza y
besó su sien. —Sé que quieres quedarte con él, pero tiene un hermano
que lo ama muchísimo, cachorro.
—Pero también le amo—Se secó los ojos, enojado y con el corazón
roto.
—Sólo porque hallamos a su hermano, no significa que nunca más
vuelvas a verlo —dijo Maverick. —Es obvio que no puede regresar a su
pueblo. Estoy bastante seguro, que vivirá con Axel, y el ayudante vive
justo en la carretera.
No sería lo mismo que Khaos viviendo en la Guarida, pero sintió
cierto alivio, al saber que Khaos no estaría demasiado lejos de él.
—¿Puedes despertarlo por mí? Shadow es un manojo de nervios
esperando a hablar con él. —Maverick se arrodilló a su lado, frotando
su brazo en un gesto calmante.
—No quiero renunciar a él.
Maverick dio un pequeño gruñido. —Cecil—dijo a modo de
advertencia.
—¿Qué? —Mantuvo bajo su tono de voz, no dispuesto a despertar al
niño. —No me importa si ahora mismo estoy siendo egoísta. Khaos es
feliz. Le gusta estar aquí, y se asustará si deja mi lado.
—No si está con Shadow.
Tenía las de perder, y cualquier argumento que diera sería en vano.
El hermano de Khaos estaba vivo y desesperado por recuperar al
chico. Él ni siquiera estaba seguro si el pequeño elfo entendía sobre la
muerte de sus padres, pero quería estar ahí para confortarlo si o
cuando se diera cuenta.
55
—Despiértalo—dijo Maverick en un firme tono de voz. —¿No
recuerdas cómo te sentiste, cuando Xavier fue secuestrado, y no
teníamos idea de dónde estaba?
¿Cómo podría olvidarlo? Había estado fuera de sí por la
preocupación, dispuesto a hacer cualquier cosa para recuperar a su
nieto. Odiaba cuando Maverick tenía razón.
Justo entonces, los ojos de Khaos se abrieron. Lo miró fijamente, y
luego giró la cabeza y contempló a Maverick. Khaos se veía un poco
desorientado, cuando se acurrucó más fuerte contra él.
—Recuerdas a Maverick —, le dijo.
—Wolfie—Khaos asintió con la cabeza.
Maverick se rio entre dientes. —Sip, soy un lobo. Pero no tienes que
tenerme miedo.
Khaos podría, si Maverick cambiase. Era el lobo más grande que
hubiera visto en su vida, más grande que cualquiera en su manada.
Desde el hocico hasta la punta de la cola, el lobo de Maverick tenía
1,83 metros. Era descomunal, y en su forma humana aún se veía como
un motero fuera de la ley.
Pero Khaos parecía más intrigado con Maverick, que asustado.
—¿Quieres hablar con Shadow? —Preguntó Maverick.
Los azules ojos de Khaos se iluminaron. —¿Shadow?
Pensó que Maverick llamaría a Shadow –en su lugar, hizo una
vídeo-llamada. Su corazón latía violentamente, mientras esperaba
que el hermano respondiera. Fue el Ayudante Rothemberg cuyo
rostro apareció en la pantalla.
—Espera un segundo —dijo Axel antes de entregarle el teléfono al
elfo más hermoso que hubiera visto. Simplemente era impresionante,
con largo cabello rubio, grandes ojos azules que se veían como los de
Khaos y suaves rasgos angelicales. Parecía más una chica que un
chico.
—¡Khaos!—Lagrimones rodaron por las mejillas de Shadow,
mientras reía. —Estaba tan preocupado por ti, compañero.
—¡Shadow! —Khaos sostuvo el teléfono, mirando con los ojos como
platos, que su hermano estuviera en la pequeña pantalla. —Quiero ir
a casa —lloró Khaos. —¿Cuándo vendrás a buscarme?
Maldición. ¿Cómo se suponía que odiara a Shadow cuando lo sentía
tanto por los hermanos? Y la declaración de Khaos de querer ir a casa 56
lo destrozó.
—Iré a por ti pronto, compañero —dijo Shadow. —En cuanto deje
de nevar, estaré allí.
—¿Puedo llevar a Cecil a casa, conmigo? —Khaos giró el teléfono,
como si estuviera intentando descubrir cómo se había metido Shadow
ahí dentro.
—No sé quién es —dijo Shadow.
Inclinó el teléfono, para que Shadow lo viera. —Soy Cecil. Soy el que
lo encontró.
Gratitud llenó los ojos de Shadow. —Nunca seré capaz de pagarte
por salvar a mi hermano. Estoy en deuda contigo.
—Al igual que yo —dijo Axel al fondo.
—Si no te importa, —dijo Maverick cuando sacó el teléfono de las
diminutas manos de Khaos, —prefiero que se quede aquí, hasta que
se solucione el tema con Ekbon. ¿Estás seguro que está trabajando
con demonios?
—Le vi una noche, hablando con alguien llamado Zenbar. No pude
escuchar lo que estaban diciendo, pero si el nombre del tipo, y sé cómo
es un demonio —dijo Shadow, aunque él no podía ver al hombre.
—Me pondré en contacto con Panahasi y veré si sabe quién es
Zenbar —dijo Maverick. —Hasta entonces, aquí estará tu hermano.
Devolvió el teléfono, y Khaos lo atrapó, sonriendo a su hermano
antes de contarle a Shadow todo lo que había hecho en la Guarida.
Habló con un emocionado tono de voz, haciendo que sonriera como
un idiota.
Khaos quería quedarse con él. ¿Qué tan genial era eso?
Maverick arqueó una ceja y alzó la caja vacía de Fudge Rounds.
—No creo que debas darle esto a un niño, que nunca ha comido
azúcar, todos esos dulces.
Se encogió de hombros. —Como si pudiera detenerlo. Tiene algunos
extraños y locos poderes. Robó toda la caja de aperitivos de Johnny,
sin levantar un dedo, y utilizó esos poderes para encontrarme, cuando
estuvimos jugando al escondite.
57
Shadow inhaló bruscamente. —Khaos, sabes que no debes hacerlo.
Este se giró y lo contempló. —No hice nada malo.
—¿Me acabas de echar una mirada asesina? —Se rio entre dientes.
—El chico me ha echado una mirada asesina.
—Compórtate, Khaos —advirtió Shadow. —Se bueno con Cecil.
Khaos se veía arrepentido. —Lo siento. Pero, ¡quería esos
aperitivos!
Incluso Maverick se rio esta vez. —Veo que ha estado cerca de ti,
demasiado tiempo.
—No me culpes —le dijo. —Vino de esa manera. No puedo evitar
que seamos dos guisantes en una vaina.
—En cuanto las carreteras estén limpias, nos dirigiremos allí —dijo
Axel. —Hasta entonces, tienes mi número.
—¿Está bien si hablo con Khaos, más tarde? —Preguntó Shadow.
—Puedes llamarlo cuando quieras —dijo Maverick.
—Tengo que hacer pis—Khaos le entregó el teléfono, y luego se bajó
de su regazo. Maverick le mostró a Khaos dónde estaba el cuarto de
baño, mientras él miraba fijamente a Shadow. Bueno, esto era
incómodo. El chico siguió mirándolo, antes de que finalmente
hablara.
—Te has encariñado con él, ¿no?
Quiso disimular, pero estaba bastante seguro, que la verdad estaba
escrita por todo su rostro. —Sí.
—Khaos tiene ese efecto en la gente —dijo Shadow. El chico se veía
como si estuviera preparado para llorar de nuevo. —Era una estrella
brillante, en los ojos de mis padres.
—No te preocupes, haremos que Ekbon pague por lo que hizo—Y él
quiso decir eso. Se aseguraría que ese diabólico bastardo, recibiera lo
que merecía.
—No lo alejaré de ti—dijo Shadow. —Podrás verlo cuando tú
quieras. Lo prometo. Pero amo a Khaos con todo mi corazón, y es todo
lo que me queda.
—También me tienes a mí —dijo Axel al fondo. Su tono de voz era 58
tranquilizador – la clase de tono de voz que Maverick había utilizado
con él muchas veces, cuando estaba asustado, o tenía el ánimo un
poco bajo. Por lo que Maverick le había contado, Axel y Shadow ni
siquiera habían sido pareja ni veinticuatro horas, pero sonaba como
si Axel ya se preocupara profundamente por Shadow.
—Y a mí —añadió. —Tú y Khaos ahora sois parte de la familia, y
defendemos a nuestra familia.
Esta vez Shadow lloró. Por Dios, no había tenido la intención de
hacer que Shadow se desmoronara.
—Gracias, y dile a Khaos que lo llamaré más tarde —dijo Shadow
antes de colgar.
Arrojó el teléfono a un lado. Podía tratar con la custodia
compartida. Ahora que había llegado a conocer a Khaos, quería ser
parte de la vida del chico, y a regañadientes, también la de Shadow.
Los hermanos no habían tenido a nadie de su parte, pero ahora lo
hacían, y él había querido decir lo que había dicho.
Ekbon pagaría.
Cuando Khaos salió del cuarto de baño, miró fijamente al teléfono
en la mesa a su lado. —¿A dónde fue Shadow?
—Podrás llamarlo más tarde—Se levantó y estiró. —¿Preparado
para meterte en más problemas?
Maverick rodó los ojos, pero Khaos se rio. Sip, dos guisantes en una
vaina.

Ekbon estaba enfurecido, cuando miró por la puerta de su choza y


vio la ventisca. El clima obstaculizaría sus planes. ¿Cómo rastrear a
los hermanos, cuando no podía ver la choza vecina que estaba a
cincuenta metros en frente de la suya?
Cerró la puerta y tomó asiento delante del crepitante fuego,
mientras la advertencia del demonio se repetía en su mente. Khaos
sería su ruina, tomaría el control como líder de los Elfos del Bosque.
—Sobre mi cadáver—gruñó. Sacó el teléfono de su escondite y
marcó a Zenbar. —Tenemos un problema.
—Estoy algo ocupado—gruñó Zenbar al teléfono. —No tengo
tiempo para tus pequeños problemas. 59
—Si quieres cincuenta almas, me ayudarás —espetó. —El chico vive.
—Mierda—dijo Zenbar. —Hice que uno de mis hombres, se
deshiciera de él.
—Y tu hombre hizo un trabajo de mierda—Se echó la piel sobre los
hombros, acercándose más al fuego. —Dos hombres vinieron aquí,
mostrándome una foto de él y preguntando si alguien conocía al chico.
Khaos se veía vivo y bien, lo que quiere decir, que no has cumplido tu
parte del trato.
Se levantó y aseguró una de las láminas que cubría la ventana
cuando se soltó y comenzó a golpear por el viento. Dios, odiaba el
invierno. ¿Por qué su tribu no podría estar ubicada en algún lugar
como Hawaii? Cuanto más viejo se hacía, más se calaba el frío en sus
huesos, haciendo que le doliera el cuerpo. Sería agradable vivir en
algún lugar, donde el calor se sintiera durante todo el año.
—Me ocuparé del chico, personalmente —dijo Zenbar. —Una vez
que esté muerto, vendré a recaudar lo que es mío.
No confiaba en Zenbar. El maldito probablemente, también
intentaría llevarse su alma, aunque no fuese parte del trato.
¿Qué le importaba si sus miembros fueses marionetas sin alma?
Eso haría su reinado más fácil.
—Quiero pruebas de que el chico esté muerto —dijo.
—Te traeré su cuerpo —gruñó Zenbar. —Ahora déjame en paz.
Estoy ocupado.
—¡Espera! —Gruñó, mientras se frotaba la frente. —También tienes
que traerme al hermano. No puedo permitir que su linaje continúe.
—Bien.
Gruñó, cuando el demonio colgó. No le gustaba la actitud de
superioridad del tipo. Quizás, encontrase un hechizo para convertir a
Zenbar en una babosa, una vez que Khaos fuese eliminado.

Maverick observaba, mientras Cecil corría por el pasillo, Khaos


chillando de risa, mientras lo perseguía. No había nada que no hiciese
por su pareja, pero no podía quitarle Khaos a Shadow. 60
—¿Cuántos años tiene su hermano? —Preguntó Johnny, cuando
salió del estudio y se quedó de pie a su lado.
—Demasiado viejo para que lo adoptes —dijo, mientras Johnny
estornudaba. —Está acoplado.
Johnny se giró, cuando Hawk se acercó. —Quiero un niño, Hawk.
Ve a encontrarme uno.
Hawk suspiró. —Hemos hablado de esto, lindo bebé. No puedo
simplemente agarrar a un niño. A eso se llama secuestro.
Johnny pisoteó con su pie, cuando estornudó de nuevo. —Eso no es
justo. ¿Por qué Cecil tiene un niño y yo no?
Escondió su sonrisa. Verdaderamente adoraba a Johnny.
—Cecil no tiene un niño. El hermano de Khaos vendrá por él, en
cuanto la tormenta amaine.
Johnny lo ignoró por completo, cuando Cecil y Khaos los pasaron a
toda velocidad. Se unió a la carrera, riendo, mientras intentaba
atrapar al pequeño elfo. Pronto Kyoshi y Keata se unieron, corriendo
en sus formas de leopardo, mientras maullaban.
Khaos se detuvo y dio la vuelta, mirando fijamente con los ojos
como platos a los gatos. Se rio, abrazó a Keata y luego salió corriendo
de nuevo.
—Johnny no ha desistido de la idea de tener un hijo propio, desde
que Khaos fue hallado —dijo Hawk con tono de exasperación. —Me
está volviendo loco.
Arqueó una ceja. —¿Por qué no adoptan tú y Johnny? Esa es mejor
forma, que un secuestro.
Hawk se rio entre dientes. —Sabes malditamente bien que no
agarraría a un niño. Pero la adopción, es una idea interesante.
Estaba bastante seguro, que había muchos niños que necesitaban
una familia. Hawk y Johnny serían los padres perfectos. Pero decidió
no tocar el tema. Esa era una enorme decisión que alteraría sus vidas,
y había terminado inmiscuyéndose.
Hawk gruñó, cuando Nero vino por el pasillo, llevando sus guantes
azules de látex y una mascarilla. Estaba rociando el aire, mientras los
pasaba. Hawk tosió, agitando una mano delante de él.
—¿Estás intentando matarnos? 61
Nero se detuvo y parpadeó hacia Hawk.
—No. De ninguna manera. De ninguna manera. Pero Johnny está
enfermo. Sí, lo está. Sus gérmenes están por todas partes. Sigue
estornudando por toda la casa. No es bueno. No es bueno en absoluto.
Nero se giró hacia él. —Deberías ponerlo en cuarentena, Ricky. Sí,
deberías.
—Nadie va a poner en cuarentena a mi lindo bebé —dijo Hawk.
Nero siguió adelante, aun rociando el aire, otro bote en la otra
mano. Cuando Johnny lo pasó, Nero lo persiguió, saturando a Johnny
con el spray desinfectante.
—¡Para!—Gritó Johnny, saliendo corriendo en la dirección opuesta,
antes de que escuchara un portazo.
—Mejor voy a salvar a mi pareja. —Hawk salió corriendo.
No había un momento aburrido en la Guarida. Y él no lo quería de
otra manera.
Sin importar cuánto maldijera y gimiera por el constante desorden
y ocasionales peleas que estallaban, esta era su vida, y amaba cada
segundo de ello.
Khaos corrió hacia él, envolviendo sus pequeños brazos alrededor
de sus piernas, mientras se escondía detrás de él.
—¡Cecil está detrás de mí!
Maldición. Había hecho todo lo posible para no apegarse al
pequeño, pero viendo esos centelleantes ojos azules, mirándolo
fijamente derritió su corazón. —No te preocupes. Wolfie te protegerá.
Se inclinó y recogió a Khaos, izando al pequeño elfo sobre sus
hombros. Cuando Cecil dio la vuelta a la esquina, este lo miró de
manera penetrante.
—Así que, ¿esa es la forma en que va a ser, Seis Veranos?
—¡Bingo! —Gritó Khaos entre risas. —Atrápalo, Wolfie. ¡También a
los gatitos!
Bajó al niño, dio un paso hacia atrás y cambió. Esperó que Khaos se
asustara, pero el niño chilló de alegría. —¡Quiero montar!
Bajando hasta que su estómago rozó el suelo, permitió que Khaos
se subiera sobre sus hombros, y luego salieron corriendo,
persiguiendo a Cecil y a los gatitos. 62
Capítulo 7

Después de hablar con su hermano, finalmente Shadow sintió como


si pudiera relajarse. Khaos no estaba en peligro inminente, y los dos
que lo cuidaban, realmente parecían ser buenos hombres.
Se sentó de nuevo en el sofá, fascinado con la televisión. Seguía
haciendo clic en el mando a distancia –zapping, como Axel lo
llamaba– empapándose de todo lo que veía y escuchaba. Este era el
mejor invento, junto con los móviles. También había disfrutado de la
pizza que Axel había hecho. Chico, se había perdido mucho. Y
planeaba disfrutar mucho más, de lo que este mundo moderno tenía
para ofrecer.
El mando a distancia cayó de su mano, cuando Axel entró a la sala
de estar, con el culo al aire, caminando más allá de él, como si no
estuviese desnudo. —¿Sediento?
Escuchó la pregunta, pero fue incapaz de alejar los ojos del cuerpo
de Axel. Su polla revivió, mientras miraba boquiabierto la parte
trasera de su pareja – una parte trasera en la que quería hundir sus 63
dientes. Entonces, sus ojos vagaron hacia la polla de Axel. La maldita
cosa, tenía que ser de un kilómetro de larga y tan gruesa como su
brazo.
No realmente, pero era bastante grande y gruesa. Su culo se
contrajo ante la idea de Axel poniendo su polla en su interior. Ni
siquiera estaba seguro de que encajara.
—Yo… uh… no tengo hambre. —Se lamió los labios, muriéndose por
probar esa agradable y regordeta polla. Había escuchado a otros
chicos en el pueblo, hablar sobre sexo, algunas veces con gran detalle.
Un chico en particular, parecía ser demasiado aficionado a chupar
pollas, y no estaba avergonzado por dejar que sus amigos lo supieran.
Él, realmente no era amigo de nadie. Simplemente les había
escuchado. Nunca sintió como si en verdad encajara, y la mayoría de
los chicos de su edad, lo ignoraban. Eso hizo que su infancia fuera
difícil, pero no le había molestado demasiado, porque tenía al bosque
y había jugado con las criaturas.
Su mejor amigo había sido una ardilla. ¿Qué tan triste era eso?
Axel se rio entre dientes. —Eso no fue lo que pregunté.
Por difícil que fuese, apartó los ojos de la polla de Axel y se obligó a
mirar los ojos grises de su pareja. Ojos seductores. Eran ahumados y
oscuros, incluso atractivos, atrayéndolo, mientras caía en ellos.
—¿Huh?
Cambiando de rumbo, Axel se dirigió hacia el sofá. Se quedó de pie
delante de él, tenía polla de su pareja justo en su rostro. Sus ojos
descendieron y pudo ver de cerca la tentadora pieza de carne.
—Pregunté si estabas sediento.
Era como si una enorme serpiente, lo estuviera mirando fijamente.
La endurecida polla de Axel sobresalía hacia él, mirándolo fijamente
a los ojos. —No quiero salir.
¿Por qué su cerebro no funcionaba? Había escuchado la pregunta
de su pareja, pero la respuesta seguía saliendo errónea. Se deslizó más
cerca del borde del sofá, y se arriesgó. En lugar de corregir su
respuesta, sacó la lengua, deslizando la punta del húmedo apéndice
en la cabeza de la polla de Axel.
—Mierda—Este siseó, pero mantuvo los brazos colgando a los
costados. No movió un músculo, cuando lo lamió de nuevo. El sabor 64
era fuerte, potente y un poco salado. Chasqueó los labios, intentando
decidir si le gustaba cómo sabía su pareja.
—Puedes tener otra cata, hermoso—Axel le pasó los dedos por la
concha de la oreja, yendo hacia la punta. Como en todos los elfos, este
era un lugar sensible, haciéndolo gemir, mientras inclinaba la cabeza
hacia los lados, animando a Axel para que lo hiciera de nuevo.
Y lo hizo, haciendo que su polla regresara por completo a la vida.
Metió la mano en sus pantalones y la enroscó alrededor de su dureza,
apretando, mientras tomaba la cabeza del eje de Axel en su boca. No
tenía idea de lo que estaba haciendo, y no le importaba. Había
decidido que le gustaba lo maravilloso que sabía Axel, y quería más.
—Cuidado con los dientes—Axel retrocedió ligeramente. —No son
amigos de la carne sensible, corazón.
Axel jugó con su cabello, le acarició el rostro y le deslizó los dedos a
lo largo de la mandíbula, mientras él lamia arriba y abajo la polla de
su pareja, aun apretando la suya propia, mientras palpitaba en su
mano. Se había acariciad, hasta llegar al orgasmo varias veces –y
afortunadamente no se había quedado ciego como algunas mujeres
en el pueblo habían advertido a los hombres más jóvenes.
Su vista era perfecta, cuando vio fijamente los vellos en la ingle de
Axel. Eran oscuros y duros, pero de corte medio. Lo tragó, hasta que
los vellos le hicieron cosquillas en la nariz, pero sintió náuseas y tuvo
que retirarse.
Sus ojos se humedecieron, mientras tragaba repetidamente.
Chupar pollas no era tan celestial como los hombres de su tribu le
habían llevado a creer.
—No te vayas a ahogar con el hueso —advirtió Axel. —Tómate tu
tiempo, relájate y explora.
Levantó los ojos hacia su pareja. —Es fácil para ti decirlo. No eres
el que está intentando tragar un enorme pedazo de carne.
Axel estalló en carcajadas. El sonido lo envolvió, como una cálida
caricia y también lo hizo sonreír. Le gustaba el hecho, de que el jaguar
fuese fácil de tratar. Hacía que fuese divertido estar con él.
—Tú comenzaste esto, ahora, no vayas a dejarme colgado—Le dio
una palmadita en la cabeza. Cuando levantó los ojos, Axel le guiñó
uno. —Adelante, inténtalo de nuevo.
Exhalando un suspiro, lo intentó de nuevo, esta vez teniendo 65
cuidado de no sentir náuseas. Axel agarró la base de su polla, restando
centímetros, mientras se acariciaba lentamente. Dejó ir su propia
polla y colocó las manos en los musculosos muslos de su pareja, para
hacer palanca, mientras meneaba su cabeza, utilizando la lengua para
golpear la dura y cálida piel de Axel.
—Oh, sí. Eso es, bebé. Justo así—Se sorprendió cuando un ronroneo
retumbó en el pecho de Axel. Lo había considerado un suave osito de
peluche, pero no era nada más que un gato grande y juguetón.
Axel utilizó su otra mano para frotarle el cabello. Su pareja parecía
amarlo, y él amaba que jugara con él. Incluso, tiró suavemente,
enviando escalofríos de placer a través de él.
—Te dije que era táctil—Ronroneó de nuevo. —Sólo espera hasta
que estés debajo de mí, y luego verás lo mucho que amo la piel. —Sus
dedos le apretaron el cabello. —Ahora mismo, amo mucho tus labios.
Y esa lengua es malditamente perversa.
Alentado, chupó la cabeza, utilizando su perversa lengua para
sorber el pre-semen. El puño de Axel se movió más rápido, para que
chupara más fuerte.
—Vamos… córrete—Axel siseó. —Estoy… justo… ahí.
Sintió la polla de su pareja palpitar en su boca, cuando el semen se
disparó en el fondo de su garganta. Tanto como quería todo el
esperma de Axel, tosió, incapaz de manejar todo. Axel salió de su boca,
su semen cayó sobre su mejilla, mientras el jaguar gemía.
Axel dio un paso hacia atrás, sus ojos eran intensos cuando los bajó,
para mirarlo fijamente. —Esa fue la primera ronda, hermoso.
No estaba seguro de lo que estaba pasando, cuando Axel se alejó.
¿Había hecho algo mal? Comenzó a preocuparse de que hubiera
estropeado las cosas, hasta que Axel regresó, con un tubo en su mano.
—Necesitaremos esto, así puedo entrar en ti, sin hacerte daño.
—Hablas, como si no supiera lo que estoy haciendo—No le había
dicho a su pareja que era virgen, pero por la manera en que Axel
hablaba, asumió que lo era. ¿Era tan transparente? No quería parecer
inexperimentado. Axel parecía un hombre de mundo, y él quería
parecer como si también lo fuese.
—Cariño, puedo detectar a un virgen a un kilómetro de distancia—
Axel lo levantó del sofá. —Ahora, desnúdate, así puedo reclamar ese
hermoso culo tuyo. 66
—No soy virgen—Intentó sonar indignado, pero falló
miserablemente, cuando su voz tembló, igual que sus manos. Se quitó
los pantalones, dejándolos a un lado, tomándose su tiempo. Cuando
intentó quitarse la camisa, sus brazos se enredaron y tiró de su
cabello. —¡Ow!
Axel lo ayudó a quitarse la camisa, con una sonrisa en su
maravilloso rostro, pero no se burló de él. En su lugar, Axel lo tumbó
en el sofá, acurrucándose a su lado. Pensó que su pareja, iría directo
al grano, pero simplemente se tumbó allí, rozando el pecho, costado,
la cadera y la pierna de Shadow, con su fornida mano. El toque de su
pareja, le puso la piel de gallina.
—Ahora, esa es la clase de respuesta que me gusta ver —susurró
Axel en su oído. —Podría quedarme aquí y acariciarte toda la noche.
Dios, esperaba que no. Por mucho que disfrutara de lo que Axel
estaba haciendo, quería sexo, travieso, tentador y explosivo sexo.
Sentía el tirón de pareja, con la profunda conexión con Axel, y él
quería ser reclamado por el jaguar, ser poseído por él.
No sólo porque no tuviera a donde ir, y no porque necesitara un
lugar seguro para criar a Khaos. Sino porque quería una conexión
incluso más profunda con Axel. Su padre le había lo especial que era
una pareja, cómo había sentido a su madre, en lo profundo de su alma.
Rápidamente, aparto de golpe esos pensamientos. No había
manera de que llorara, cuando estaba intentando mover el esqueleto.
Su corazón golpeó contra sus costillas, cuando Axel tomó el tubo.
La palabra —Lubricante— estaba en un lado. Él había soñado con
encontrar a su pareja, después de que su padre hubiera explicado lo
qué era una. Había esperado este momento.
Pero ahora que estaba aquí, estaba temblando como loco y maldijo
sus destrozados nervios. Axel no pareció notarlo, o lo hizo y no dijo
nada. Simplemente arrojó el tubo a un lado y le deslizó la mano entre
sus nalgas, haciendo círculos con sus dedos alrededor de su fruncido
agujero.
Se mordió el labio, cuando uno de los gruesos dedos de Axel le
atravesó. Su pareja besó a lo largo de su cuello, haciendo ese sensual
sonido de ronroneo, ayudándolo a que se concentrara en algo más que
el ardiente dolor.
67
Axel lo convenció, para que se tumbara sobre su pecho.
Voluntariamente, puso sus rodillas a ambos lados de las caderas de
Axel. Apretó su polla en la cintura de este, gimiendo cuando la
quemadura se convirtió en placer.
Si así era como se sentía el sexo, estaba dentro. Axel lo arrastro
hacia él, capturando sus labios cuando insertó otro dedo, haciendo
que la quemazón regresara. Sacudió su trasero, intentando ajustarse
a la nueva circunferencia, mientras Axel le barría el interior de la boca,
con su lengua. Cuando deslizó un tercer dedo en el interior, mordió el
labio inferior de Axel, jadeando en el beso.
De acuerdo, quizás no estuviese tan dentro del sexo como hubiera
pensado, porque maldición, los dedos de Axel hacían daño. Lo
estiraban demasiado y si sus dedos se sentían de esa manera,
—Tus dedos son demasiado grandes —gimió, contra la boca de Axel.
—Sólo respira, hermoso—dijo Axel. —Lo prometo, se pondrá mejor.
No lo consoló mucho, la promesa de Axel. Desde donde se
encontraba, el dolor era demasiado real. Seguía moviéndose,
intentando hacer todo lo posible por adaptarse, pero sin importar
cuanto se moviera, esos dedos hacían daño.
Entonces se desvaneció, y sintió la roma cabeza de la polla de Axel
presionando contra su punzante agujero. Respiró profundamente,
justo antes de que su pareja empujara profundo en su interior.
—¡Maldición! —Clavó las uñas en el pecho de Axel. Pero su pareja
no se quedó quieto. Comenzó a moverse, y su dolor se transformó en
un placer más allá de cualquier cosa que hubiera experimentado
antes.
Tocó el cielo, cuando Axel agarró sus caderas, empujando hacia
arriba, persiguiendo sus labios con los suyos.
Buen Dios. En serio que había muerto he ido al cielo, cuando la
polla de Axel rozó una parte de su culo, que le hizo querer babear. Fue
como ser sacudido por dentro, mientras Axel golpeaba su polla
profundamente en su agujero.
Y sus manos estaban en todas partes, tocándole la espalda, sus
hombros, muslos y en todas partes, mientras ronroneaba, mirándolo
fijamente a los ojos.
—Mi pareja. —Los grises ojos de Axel estaban oscuros de hambre.
—No puedo creer que realmente te encontrara. 68
Sintió su vínculo profundamente, cuando besó a lo largo de la firme
mandíbula de Axel. Entonces su pareja se dobló, colocándolo sobre su
espalda, con la polla aún profundamente en su interior.
Axel soltó un bajo y ahogado gruñido, mientras le enganchaba las
piernas sobre sus brazos, separándolas aún más, mientras empujaba
con más fuerza. —Déjame saber, si te estoy haciendo daño.
—Dios no—Sacudió la cabeza hacia adelante y hacia atrás, arañando
los bíceps de Axel, tirando de la parte inferior de su cuerpo hacia
arriba, para reunirse con los golpes de su pareja. —Te sientes
demasiado bien en mi interior.
Su pareja le besó en los párpados, y luego en su frente.
Frunció el ceño. —No soy tu hermano. Puedes besarme en los
labios.
Axel se rio entre dientes. —Confía en mí, si estuviésemos
relacionados, definitivamente no estaríamos haciendo esto.
Gritó, cuando la polla de su pareja rozó ese punto de nuevo. Sus
bolas estaban pesadas y fueron atraídas cerca de su cuerpo, como si
dedos de placer se envolvieran alrededor de su columna vertebral.
—Quiero sentir tu culo apretando fuerte alrededor de mi polla—
gruñó Axel en su oído, antes de olfatear a lo largo de su hombro. Se
estremeció, cuando su pareja lamió su piel, pellizcándole en broma.
Su orgasmo se acercaba, y estaba preparado para caer por el borde,
pero Axel dejó de moverse.
—Aún no—Negó con la cabeza. ¿El hombre era un sádico? ¿Por qué
lo estaba torturando a propósito? Pero, no dijo una palabra mientras
yacía ahí jadeando, sus piernas envueltas alrededor de la cintura de
Axel. Sentí la dura polla de su pareja y le dio la bienvenida en su
interior, cuando Axel inhaló su aroma.
—Mío —dijo Axel, antes de que hundiera sus caninos, en el hombro.
Gritó, su orgasmo lo atravesaba, cuando Axel comenzó a
embestirle, gruñendo en su hombro. Si había pensado que los dedos
de su pareja se habían sentido maravillosos, eso no fue nada
comparado con lo que estaba sintiendo ahora.
Se resistió bajo Axel, el placer amenazando con ahogarle, mientras
clavaba los dedos profundamente en los brazos de su pareja. Axel
gruñó de nuevo, cuando su polla pulsó en el interior de su culo. 69
Axel extrajo sus dientes, balanceándose lentamente en su interior.
—Ahora, estás vinculado a mí, hermoso.
Yació allí, parpadeando hacia su pareja, intentado concentrarse,
mientras jadeaba en busca de aire. Debería haber estado repleto de
felicidad, pero pensamientos sobre Ekbon entraron en su mente.
Si el líder averiguara sobre Axel, su pareja sería añadida a la lista
negra de este.
Envolvió sus brazos alrededor de Axel, sujetándole con fuerza
cuando su pareja se retiró de él lentamente. Su vínculo ahora era
irrompible, y no quería pensar en Ekbon estando cerca de Axel.
Girándose hacia un lado, Axel se colocó detrás de él y se acurruco a
su alrededor, acercándolo. Comenzó a acariciarlo, sus ronroneos
tranquilizando sus temores.
—¿Preparado para ver una película? —Axel se inclinó sobre él y
recuperó el mando a distancia, y permitió que su pareja le distrajera
de sus aterradores pensamientos.
Podría acostumbrarse a esto. Realmente podría. Se sentía a salvo y
cálido enroscado en los brazos de su pareja, y le hizo olvidar su
inminente problema, mientras la tormenta continuaba rugiendo en el
exterior.
Pero pronto la esta se calmaría, y no había manera de que Ekbon
permitiera que Khaos o él vivieran.

70
Capítulo 8

Khaos saltó y levantó los ojos hacia Cecil, cuando el trueno retumbó
a través del cielo. Estaban sentados en la biblioteca, donde había
estado leyéndole un libro sobre un ratón que quería comprar un poco
de pan.
—Solo son los ángeles jugando al boliche—le dijo. —Nada que
temer.
Miró hacia la ventana, viendo caer la nieve. En verdad, el trueno
también lo había asustado un poco. Las tormentas solían hacerlo, y él
no admitiría ante cualquiera, que le hacían latir más rápido su
corazón.
Había visto un montón de tormentas. No eran gran cosa. Pero esto
era una de nieve, y por alguna razón, se sentía como mal presagio. La
piel de gallina estallo en sus brazos, y en ese instante, era cuando
generalmente corría a buscar a Maverick. Pero tenía que ser valiente
frente a Khaos. No podía dejar que el pequeño individuo, lo viera
asustado. 71
Por supuesto, no significaba tener que permanecer en la biblioteca.
—¿Por qué no vamos a conseguir un poco de chocolate caliente? —
Se levantó de la silla en que había estado sentado, y alzo a Khaos de
los cojines en el suelo. Dejó el libro sobre la mesa, mientras corría
hacia la puerta.
Si soy una gallina. Demándenme.
Cuando la puerta de la biblioteca se abrió de golpe, gritó. Khaos
también –eso sólo hizo a Johnny gritar a su espalda.
—¿Por qué estamos gritando? —Preguntó este, sosteniendo su
pecho.
—Debido a que los truenos asustan a… Khaos—Grito. —No puedes
ir por ahí, asustando a los niños.
—Yo no me asuste —dijo Khaos. —Sólo pensé que teníamos que
gritar.
Rodó los ojos. —Tenías miedo, apégate a esa historia.
Johnny entró en la biblioteca, mirando a su alrededor. —Pero no
hay nada aquí, que temer.
Tan pronto como dejó el umbral, la puerta se cerró de golpe. Miro
a Johnny. —Por favor, dime que hiciste eso.
—Nuh-uh —Johnny se volvió y se quedó mirando a la puerta. —Tal
vez el viento soplo y la cerró.
—No hay viento aquí —protestó, luego bajó los ojos hacía Khaos.
Tal vez, este usó sus poderes extraños. —¿Tú la cerraste?
Khaos negó vigorosamente con la cabeza. —¿Vamos por el
chocolate caliente?
El chico parecía inmune a los sustos. Él no lo era. Y desde la mirada
asustada de Johnny, tampoco este.
Soltando la mano de Khaos, fue hasta la puerta y trató de abrirla.
No se movió. —Está bloqueada.
—¿Cómo puede estarlo? —Johnny arrugó la nariz y trató de tirar
de la puerta, también. Permaneció cerrada. Golpeó la madera con el
puño. —¡Déjennos salir de aquí!—Se volvió hacia él. —¿Cuánto
quieres apostar, a que Nero está logrando que estornude sobre él?
Quería creer que ese era el caso, pero su instinto le decía lo 72
contrario. Algo misterioso estaba pasando, y lo único que quería, era
salir de la biblioteca y cazar a Maverick. Esa sensación ominosa aún
tenía un control sobre él, y no quería quedarse para averiguar por qué.
—Tengo que hacer pis. —Khaos golpeó las manos por encima de su
espacio privado y comenzó bailar un poco.
—Niño, tienes un colador en lugar de una vejiga. —Intentó abrir la
puerta, de nuevo, sin ningún resultado. Se dio la vuelta, cuando una
ráfaga de viento golpeó la ventana, haciendo vibrar su marco.
Esto era demasiado malditamente espeluznante, y él odiaba lo
espeluznante. Sobre todo, cuando las luces de la biblioteca
comenzaron a parpadear.
—Bueno, eso no es bueno—dijo Johnny. —Creo que tengo que hacer
pis, también. —Empezó a golpear la puerta de nuevo, mientras él veía
cada oscura esquina en la gran sala. La puerta no había sido cerrada
por el viento y la electricidad en la habitación, no había fallado. Había
estado en el mundo de Maverick demasiado tiempo, para no
sospechar que algo estaba causando esto.
—Realmente, realmente tengo que ir —Khaos se quejó.
—Hazlo sobre la planta —Johnny sugirió.
Miró con incredulidad a su amigo. —No, no va a orinar en una
planta.
—Yo sí. —Johnny se dirigió al otro lado de la habitación, cuando las
luces se apagaron. La única cosa que iluminaba la habitación, era la
blancura de la nieve cayendo fuera. Johnny gritó y corrió de nuevo
junto a él. —Pensándolo bien, puedo aguantarlo.
Ojos rojos comenzaron a brillar en el mostrador. Se tragó su
corazón y agarró la mano de Khaos. Johnny le clavó las uñas en el
brazo, mientras miraban a los ojos, observando como un cuerpo
emergió de las oscuras sombras.
El hijo de puta, tenía que tener más de siete pies de altura. Su piel
era de color rojo, y tenía cuernos que sobresalían de una cabeza llena
de pelo grueso y negro. El intruso era un demonio. Mierda. Estaban
en serios problemas. Los demonios tenían poderes malvados, y él no
quería averiguar lo que este hombre era. Además de ser capaz de
aplastarlo y Johnny como insectos.
—Dime que es un amigo tuyo —dijo Johnny. —Espero que ustedes
dos, sean muy muy amigos.
73
—Nunca antes lo había visto —dijo.
—Temía eso —dijo Johnny. —Pero un hombre puede soñar.
—Dame al niño —el demonio exigió, dando un paso más cerca de
ellos. Sus brazos eran tan voluminosos, que descansaban contra su
cuerpo. Que sobresalía un poco, por lo que oraba que él no fuera del
tipo de usar sus rollizos puños. —Si lo entregas, los dejaré vivir,
humanos.
Con el miedo que tenía -y él definitivamente tenía mucho miedo-
empujó a Khaos detrás de él y miró al demonio.
—No me importa lo que haces, idiota. No te daré al niño.
Johnny corrió a la puerta y comenzó a golpear la madera con los
puños, gritando por ayuda, cuando dio unos pasos hacia atrás,
asegurándose de que Khaos se quedó detrás de él.
Sintió los dedos de Khaos clavándose en su espalda, oyó el pequeño
gemido, y la ira se elevó dentro de él.
—¡Fuera de aquí, antes de que tengas una casa llena de lobos para
destrozarte!
La risa del demonio, se hizo eco en la habitación. Dios, realmente
odiaba ese sonido. —Tienes que pasar por la puerta primero.
Johnny se volvió rápidamente hacía él, con las manos en puños.
—¡Soy un padrino y te golpearé si no nos dejas en paz!
La amenaza de Johnny era casi tan eficaz, como un chirrido de
pájaro bebé. Retrocedió hasta que tuvo Khaos entre él y la puerta.
—No te lo llevaras.
Alguien golpeó la puerta, desde el otro lado. —¡Cecil!
Era Maverick.
—¡Estamos atrapados con un demonio!—Johnny gritó.
—¡Ayúdanos!
La puerta se sacudió, pero permaneció cerrada. El demonio cerró la
distancia, agarrándolo del brazo, seguro dejaría miles de hematomas,
arrastrándolo lejos de la puerta. Pero se agarró a Khaos, teniendo al
niño con él, cuando fue arrojado a un lado. Afortunadamente, logró
mantenerse de pie y no cayó sobre Khaos.
Johnny corrió hacia ellos, detrás de él, cuando el demonio se volvió,
mirándolos. —Van a morir protegiéndolo, y me lo llevare de todos
modos. 74
—No quiero ir con él —Khaos susurró. —Por favor no hagas que
vaya con él. —Había lágrimas en sus ojos. —Quiero a mi mamá. ¿Me
puedes llevar con mi mamá?
—El demonio no te llevara —, le dijo. Le dolía que Khaos estaba
preguntando por su madre, eso le dijo que el niño no tenía idea de que
sus padres estaban muertos. Quería tirar de Khaos en sus brazos y
abrazar al niño, darle la comodidad que necesitaba
desesperadamente, pero no se atrevía a dar la espalda al demonio.
—¡Hawk va a hacerte papilla!—Johnny gritó. Luego estornudó.
Hizo una mueca, cuando sintió la humedad en el cuello. El tipo no se
tapó la boca.
—Haz lo que quieras. —El demonio echó los brazos hacia fuera, y la
habitación se desvaneció. Todo se volvió negro, cuando tomo a Khaos
en sus brazos y lo sostuvo fuertemente contra él. Johnny lo envolvió
con sus brazos, gimiendo cuando el demonio se dirigió hacia ellos.
Maverick golpeo la puerta con su cuerpo varias veces, maldiciendo
cuando no funciono. Sólo podía haber un demonio que se había
infiltrado en su casa.
Zenbar. Embonó debía haberle enviado, cuando su plan para matar
a Khaos había fallado, y ahora no sólo Khaos estaba en problemas,
también Cecil y Johnny.
Lo intentó de nuevo, presionando el hombro en la madera.
Tratando de tirar una puerta no era fácil, y su hombro le dolía como
una perra. Pero esta vez cedió. La puerta se abrió de golpe, chocando
contra la pared detrás de él, cuando el marco se astilló.
La habitación estaba vacía.
Centinelas entraron corriendo en la habitación, mirando a su
alrededor.
—¿Qué fue? —Preguntó Micah.
—Un puto demonio se llevó a Cecil, Johnny, y Khaos. —Sacó el
teléfono y marcó el número de Panahasi, cuando Hawk pronuncio una
tormenta de maldiciones, amenazando con darle al demonio dolor
lento y tortuoso, cuando lo encontrara. 75
—No he localizado al demonio. —Panahasi dijo, cuándo contestó.
—Pues redobla tu esfuerzo —le grito. —Secuestro a dos de nuestros
compañeros y al niño.
Panahasi salió del rincón oscuro, metiendo su teléfono en el
bolsillo.
No importaba cuántas veces había visto a un demonio salir de una
sombra, siempre lo fascinaba. Lástima, que no tenía ese tipo de poder.
Haría que viajar fuera más fácil. Panahasi miro la habitación, y luego
cerró los ojos. ¿Qué mierda estaba haciendo el hombre, meditando?
Cuando el líder demonio abrió los ojos, gruñó. —Los llevó a la Aldea
de los Elfos del Bosque.
—Hay que utilizar el portal, para llegar allí —dijo Hawk. —Nadie
me quita a mi lindo bebé y se sale con la suya.
Él estaba preocupado por los tres. Khaos tenía poderes especiales –
poderes que Ekbon quería eliminar. Si estaban involucrados los
demonios, su compañero, junto con Johnny y Khaos, estaban en
serios problemas.
Panahasi los agarró Hawk y a él, antes de volver a las sombras.
Podría estar fascinado con esta forma de moverse, pero no era inmune
a las náuseas por viajar con un demonio. Pero por Cecil, viajaría a
través de los hoyos del infierno.

Axel estaba dormitando en el sofá, frente a la película. Shadow y él,


habían hecho el amor dos veces más, y ahora estaba agotado. Todo lo
que quería hacer era dormir, pero cuando Shadow se sacudió en el
sofá, agarrándose el estómago, estaba completamente despierto.
Se sentó, frotando la palma de su mano contra su ojo.
—¿Qué tienes?
—Khaos—Shadow lo veía con los ojos muy abiertos. —Algo está
mal. Lo puedo sentir en mis huesos.
Se levantó, fue a su habitación, y se deslizó en un par limpio de
boxers antes de dirigirse a la sala y agarrar su teléfono.
76
—Tenemos que llamar a la Guarida y ver cómo esta.
Mientras marcaba, Shadow recogió su ropa desde el suelo y se
vistió. Odiaba ver el hermoso cuerpo de su compañero cubierto, pero
supuso que el elfo no quería que su hermano menor lo viera con el
torso desnudo.
Maverick contesto al cuarto timbre. —Realmente no puedo hablar
ahora, Axel.
—¿Qué está pasando? —No reconoció el tono en la voz de Maverick.
—Estoy tratando de no enfermarme —dijo Maverick. —Solo... solo
espera.
Fue a la cocina y puso la tetera en la estufa. Necesitaba algo que
hacer, mientras esperaba. Miro la preocupación en los ojos de su
compañero. Quería ver a Shadow feliz, y su ceño fruncido hizo que
quisiera matar a alguien o algo.
—Bueno—Maverick volvió a ponerse al teléfono. —Eso estuvo cerca.
—¿Qué diablos está pasando? —Exigió.
—Zenbar se metió en mi casa —le explicó Maverick, haciendo que
su sangre se helara. —Ahora estamos rastreándolo.
—¿Se llevó a Khaos?
—Sí, lo hizo. También tomó dos compañeros.
—Que podría ganar con eso —dijo. Por el momento, le tenía sin
cuidado de que Maverick fuera un gran hijo de puta o que era
propietario de Villa Brac y que podría echarlo. Su preocupación estaba
entrada en Khaos.
—Pasare por alto tu tono, ya que sé que estás preocupado por él —,
dijo Maverick. —No es como que estuviera sentado en mi culo. Hawk
y yo estamos en el pueblo, buscándolos.
Eso no era suficiente. Ya había llegado a la conclusión, de que
estaría ayudando a Shadow a criar al pequeño. Aún no había conocido
a Khaos, pero desde la breve conversación que Shadow había tenido
con su hermano, sabía que el niño se envolvería rápidamente
alrededor de su corazón.
—Llámame cuando sepas algo. —Colgó.
—¿Qué paso?—Pregunto Shadow, de pie junto a la puerta de la
cocina, mientras se retorcía las manos.
77
No quería darle la noticia a su compañero, que su hermano había
sido secuestrado, pero se negó a mentirle al elfo.
Las lágrimas nadaron en los bellos ojos de Shadow.
—¡No podemos quedarnos aquí y no hacer nada!
—No lo haré.
Confiaba en Maverick y Hawk, pero era un tipo práctico, y sentarse
en el banquillo, mientras que un miembro de su familia estaba en
peligro, no era típico de él.
— ¿No dijiste nosotros? —Dijo Shadow.
—No te llevare conmigo —le dijo. —Ekbon te quiere muerto. ¿Por
qué llevaría a mi compañero al único lugar que podría conseguir que
lo maten?
—¡Debido a que Khaos está allí! —Shadow argumentó. —No me
dejaras atrás. ¿Qué pasa si Zenbar viene aquí para capturarme,
mientras no estás?
Odiaba que Shadow tuviera un punto. Aún así, no quería a su
compañero cerca de esa localidad. Esos elfos eran corruptos, malos, y
querían destruir a alguien tan hermoso como Shadow, y Khaos.
—Entonces, te dejare en la Guarida —sostuvo. —¿Qué pasa si Ekbon
tiene una horda de demonios en su flanco? ¿Qué pasa si mi atención
está dividida, porque estoy demasiado preocupado por ti para
concentrarte en sacar a Khaos de ahí?
—¿Qué hay de las carreteras? —Pregunto Shadow. —La tormenta
de nieve, probablemente, hará imposible conducir.
Miró por la ventana de la cocina. La nieve había cesado, pero los
vientos hicieron una situación mortal. Eran intensamente fríos y
ponía la nieve en grandes montones. Shadow tenía razón. Nunca
podría salir de su camino de entrada con su auto, y mucho menos ser
capaz de llegar a la Guarida.
Había oído hablar de los Guerreros Demonio sacando a la gente de
un lugar a otro, pero no conocía a ningún guerrero. Además, había
sido un demonio quien había secuestrado a Khaos. No confiaría en
esa especie, en este momento. Sin embargo, no podía simplemente
sentarse en su culo.
Llamo al detective Keating, quien a su vez llamó a alguien llamado
Hondo. Acababa de terminar de apagar la caldera, cuando un chico
grande y temible paseó en su cocina. Su primer instinto, fue el de
78
disparar al bastardo.
—Lo siento, por la invasión de su casa —dijo el chico. —Soy Hondo.
—¿Entras en los hogares de la gente? —Se deslizó sobre su gruesa
chaqueta de invierno. Shadow entró en la cocina, tenía abrigo y botas,
así como su gorro de lana.
—Él salió del armario. —Shadow observó a Hondo.
—No estoy seguro, de que si eso es un buen juego de palabras. —Él
tendió la mano y se presentó.
Hondo sacudió la mano de Shadow. —Nunca he estado en el
armario.
Le dio un guiño a la Shadow, lo que hizo que gruñera. Hondo se
volvió hacia él. —Los demonios viajan por las sombras. —Se rió. —Y
eso es un juego de palabras.
—Deja de coquetear con mi compañero —le advirtió.
—Coqueteo inofensivo —dijo Hondo. —Estoy emparejado y Chris
sabe que tengo ojos, sólo para él.
Saber que Hondo estaba acoplado, no calmo sus nervios.
—Así que, ¿nos metemos al armario para viajar?
Hondo miro a Shadow. —¿Quieres entrar en el armario?
—Eres un tipo muy gracioso —le dijo. —Sólo tienes que llevarme a
la Guarida, para dejar allí a Shadow.
—No particularmente. —Shadow se sonrojó, luego su expresión se
volvió seria. —Pero mi hermano pequeño ha desaparecido, así que
tengo que llegar a él.
—Tú no vas —sostuvo. Shadow no dijo nada, como si no hubiera
incluso hablado con él. Estaba empezando a ver, qué Shadow tenía un
lado obstinado en él.
Con un movimiento de cabeza, Hondo dijo—Síganme, amigos.
Aun no confiaba en el demonio, pero no tenía otra opción. Iba con
Hondo o se sentaba en la casa, sin hacer nada para ayudar a Khaos.
Cuando los tres entraron en el armario de su dormitorio, Hondo
dijo. —La primera vez es un poco duro.
No tenía idea, de lo que el demonio estaba hablando, hasta que dio
un paso adelante y al instante se sentía como si estuviera cayendo. Se 79
estiró para tomar a Shadow justo cuando golpeó algo duro. Cuando
miró a su alrededor, vio que había un bosque detrás de un grupo de
chozas.
Las náuseas subieron a su garganta.
—Esto no es la Guarida —gruñó.
—Me siento enfermo—Shadow se quejó. Se puso una mano sobre la
boca, cuando se volvió de un tono verde.
Ahora sabía por qué Maverick se había tomado un momento en el
teléfono. Los viajes demonio daban ganas de vomitar.
—Se suponía, que nos llevaría a la Guarida.
Se puso de pie, ayudando Shadow. Su compañero se balanceó
ligeramente, con la mano aún cubriendo su boca, cuando le sacudió la
nieve de Shadow.
—Uno se acostumbra—dijo Hondo, haciendo caso omiso de lo que
dijo, —después de unos pocos cientos de veces.
Se inclinó ante los dos. —Aquí es donde los dejo. Si necesitan un
viaje a casa, simplemente griten mi nombre.
—¡Hondo! —Gruñó. —Llévate a mi compañero.
Hondo siguió su camino, una vez más, haciendo caso omiso de él.
Cuando esto hubiera terminado, estrangularía el puto demonio. Pero
no antes, porque podía necesitar que Hondo los sacara de aquí.
Shadow bajó la mano y miró hacia las cabañas. —Nunca quise
regresar.
—No deberías estar aquí. —Los vientos le robaron su calor.
Necesitaba un lugar cálido para Shadow, antes de ir a cazar a Ekbon.
Tomando la mano de Shadow, se arrastró hacia el pueblo.

80
Capítulo 9
Cecil observó, al que supuso, era el líder de la tribu. El tipo era más
bajo que él, un poco gordo, lo que le hacía parecer menos intimidante.
Si no fuera por el brillo de verdadera maldad y codicia en sus ojos, se
habría reído.
—No pedí un paquete de variedad. —Ekbon le dijo al demonio. —Se
suponía que trajeras a Khaos y Shadow solamente.
Ekbon cargada hacia Khaos, pero empujó al elfo detrás de él,
mirando a Ekbon. —Acércate a él y te pateare.
Sorprendentemente, su amenaza hizo que este diera un paso atrás.
Se sorprendió, pero su rostro no lo demostró.
—Tienes al muchacho —dijo Zenbar, como si no estuviera afectado
por la rabieta de Ekbon. —El hermano vendrá, cuando se entere de
que Khaos ha sido secuestrado.
Ekbon giró para mirar al demonio, señalando con un dedo hacia
Johnny y él. —¿Y qué demonios se supone que debo hacer, con los
seres humanos? 81
—¿Dejarnos ir? —Preguntó Johnny. Eso sonaba bastante bien para
él, pero dudaba de que iba a suceder. Ekbon no dejaría que salieran
de allí, e incluso si lo hiciera, no dejaría a Khaos atrás.
Ekbon miró a Johnny. —Mantente callado, a menos que te haga una
pregunta directa.
Johnny hinchó el pecho hacia fuera, dándole a Ekbon una sucia
mirada. Johnny parecía una contradicción extraña, junto a los tonos
tierra de la cabaña con sus botas de color rosa, jersey naranja, y su
largo pelo rubio rizado.
Era una pena, que no pudieron conseguir algún abrigo, antes de que
fueran secuestrados. La cabaña estaba helada. Todo lo que llevaba,
era un par de pantalones vaqueros, zapatillas deportivas, y una camisa
de botones manga larga. El material era demasiado delgado, para
combatir el frío. Khaos sólo tenía su pijama. Era de una sola pieza3,
pero no lo suficientemente gruesa para este tiempo -aunque se veía
adorable en el traje de tigre.

3
Afortunadamente, nadie en el la Guarida se había deshecho de la
ropa de sus niños, incluso después de que habían crecido. La ropa
había sido almacenada en el ático.
Cruzó los brazos sobre el pecho, mirando al demonio antes de mirar
a Ekbon. — ¿De verdad piensas que te vas a salir con la tuya?
Johnny comenzó un ataque de estornudos, ojos llorosos y su nariz
congestionada. Sacó un pañuelo de papel arrugado del bolsillo y se
limpió la nariz. Ekbon lo miro, como si fuera una enfermedad
infecciosa.
—Puedes deshacerte de aquel —dijo este con el ceño fruncido.
—No seguiré tus ordenes —gruñó Zenbar. —Haz un guiso con sus
huesos, no me importa.
Su estómago se revolvió, ante la imagen de un gran asador en el
centro del pueblo, Johnny y él girando lentamente, mientras eran
sazonados.
Cuando Ekbon se dirigió hacia Johnny, saltó delante de su amigo.
—No pondrás una mano sobre él.
82
—Como si fuera a tocar a esa enfermedad andante —gruñó Ekbon.
—¡Dame al niño!
—¡No!—Khaos dijo desde detrás de él. —No iré a ningún lugar con
usted.
—Tu, pequeño malcriado—Ekbon trató de empujarlo fuera del
camino, pero un aullido atravesó el aire haciendo detener al elfo. Los
ojos de este se dirigieron a la puerta, lo que hizo que su corazón se
acelerara. Sabía de quien era ese aullido. Era su compañero, que venía
a rescatarlo.
—Ahora estás en problemas—Johnny chasqueó la lengua. —Te
apuesto a que Hawk está aquí.
Ekbon miraba a Zenbar. —Haz algo —gruñó.
—Eso no es parte de nuestro trato —alego Zenbar. —Sólo tenía que
entregar los hermanos, no participar en una batalla con shifters—Él
sonrió. —A menos que estás dispuesto a endulzar la olla4.

4
Se refiere a aumentar su oferta.
—No tengo nada más, para hacer trueque—La mirada en la cara de
Ekbon, dijo que no había querido decir eso en voz alta. Sus ojos se
estrecharon, mientras miraba a Johnny y a él. —Puedes quedarte con
los humanos.
—¡Por supuesto que no! —Gritó.
Johnny corrió hacia la puerta, pero Zenbar se limitó a levantar la
mano, enviando a Johnny volando hacia atrás. Se golpeó contra la
pared y cayó al suelo. Miró al demonio, pero no se movió. No quería
dejar sin vigilancia a Khaos.
—Hey, Johnny, ¿estás bien?—Preguntó en su lugar. Su amigo
estaba acunando su brazo contra su pecho, haciendo una mueca.
—Estas paredes no son tan suave como se ven —, Johnny gruñó,
mientras se ponía de pie. —Creo que mi brazo está roto.
Ekbon intentó de nuevo, empujarlo. Khaos emitió un pequeño
gruñido, antes de levantar sus brazos. Abrió sus ojos, cuando Ekbon
flotaba hasta el techo.
—¡Bájame!—Los ojos de Ekbon estaban muy abiertos, y estaba
agitando los brazos y las piernas, como si pudiera nadar de regreso a 83
la tierra.
Zenbar rió. —No veo por qué querrías destruir una criatura tan
mágica. —Miró a Khaos con interés. Se movió de nuevo delante del
niño, impidiéndole a Zenbar verlo.
Khaos tiró de su manga. Cuando sus brazos cayeron, también lo
hizo Ekbon. Que cayó al suelo, y luego aulló, mientras trataba de
levantarse.
—¡Dijiste ah! —Dijo Johnny. —¿Tu brazo también está roto!
—Todavía quiero hacer pis. —Khaos le susurró. —Realmente, tengo
que ir.
Ekbon se levantó y corrió hacia él. En ese momento, la puerta de la
cabaña se abrió y vio al Adjunto Rothemberg. Shadow justo detrás de
él.
—Te lo dije, el hermano vendría —dijo Zenbar. —Ahora mi parte del
trato, se ha cumplido.
—Todavía no —arguyó Ekbon. —Quería a los hermanos, no todos
estos intrusos. ¡Deshazte de ellos!
Axel irrumpió, queriendo llevarse a Khaos de detrás de él. La mama
osa dentro suyo salió, y llevó a Khaos lejos del shifter jaguar.
—¡Él no ira a ninguna parte!
El pandemonio estalló, cuando Axel y él lucharon por Khaos,
Johnny corrió de la cabaña, y Ekbon y Zenbar discutían. Cuando
entraron Maverick y Hawk, todo quedó en silencio. Su tamaño era lo
suficientemente intimidante, pero las expresiones en sus oscuros
rostros, prometían mucho dolor.
Axel tomo a Khaos, pero se quedó cerca, Shadow a su lado. Este se
arrodilló, arrastrando a Khaos en un fuerte abrazo. Las lágrimas
brotaron de sus ojos. Los hermanos se reunieron.
A Khaos lo llevarían lejos de él. Su corazón, se sentía como si se
estuviera rompiendo por la mitad.
Hawk tenía a Johnny en sus brazos, pero puso a su compañero a un
lado, empujándolo detrás de él.
Khaos miró a su alrededor y sonrió de él a Ekbon. —¡Boo-ya5!
84

Shadow no podía dejar de abrazar a Khaos, mientras las lágrimas


corrían por su rostro. —Te extrañé mucho.
Los pequeños brazos de Khaos, se cerraron alrededor de su cuello.
—No quiero estar en este lugar. ¿Puedo volver a la casa de Wolfie?
—O puedes venir a casa conmigo. —Se limpió las lágrimas de sus
mejillas.
—¿Pueden mamá y papá venir también?
Su corazón se rompió en mil pedazos, por la pregunta de Khaos. No
estaba seguro, de cómo darle la noticia a su hermano menor, sobre
que sus padres habían muerto. ¿Cómo se dice a un niño de seis años
de edad, la horrible verdad?

5
Es como decir en tu cara", y "infierno sí", todo al mismo tiempo. Un término que se auto-felicita,
describe la emoción, permite a otros conocer la magnificencia de la celebración, así como la
superioridad del usuario, y se utiliza como una exclamación de esas ideas.
—Te atreves a venir a mi casa y tomar lo que es mío. —Maverick
gruñó, ahorrándole tener que responder la pregunta de Khaos. Se
puso de pie, manteniendo a su hermano en sus brazos, cuando se
enfrentó a Ekbon.
Todavía se sentía intimidado por el jefe de la tribu, pero con Axel
de pie a su lado, y los shifters frente a frente con Ekbon y Zenbar, él
no estaba tan calmado, como normalmente lo estaría.
—Solo estoy cumpliendo un trato—se defendió Zenbar. —Qué
demonios podía hacer. Negociamos con ofertas.
—Y ¿qué obtienes a cambio?—Le pregunto. —¿Qué prometió
Ekbon?
Cuando Zenbar lentamente giró la cabeza y lo miró, un escalofrío
que no tenía nada que ver con el clima, se arrastró por su columna. Si
pensaba que Ekbon era malo, el líder no era nada comparado con el
demonio. Pura malicia brillaba en los ojos de Zenbar. —Las almas de
su tribu.
—¿Como? —Dijo Cecil.
—Y voy a tener lo que es mío. —El suelo bajo sus pies tembló, la sala 85
parecía encogerse. Zenbar parecía crecer, su risa le quito diez años.
—No tendrás ninguna maldita cosa—dijo Maverick, —excepto una
maldita siesta.
—¿Y piensas que tienen la fuerza para detenerme?—Preguntó
Zenbar. Una sonrisa curvó la comisura de la boca. —Puedes
intentarlo, lobo.
—No tengo que, —dijo Maverick. Él inclinó su cabeza hacia atrás y
gritó—¡Panahasi!
El demonio abrió ampliamente sus ojos, cuando un vórtice negro
apareció en el medio de la habitación. De él salió la criatura de aspecto
más feroz, que había visto nunca. Su cuerpo y alas eran correosas, las
yemas de los dedos hechos gruesas garras. Se dirigió hacia Zenbar en
un movimiento lento, pero con propósito.
—Bueno, maldición —dijo Maverick. —No esperaba que vinieras
viéndote como mi peor pesadilla.
—¿Quién hizo un trato con esta vil criatura? —Panahasi se volvió,
mirando a los hombres en la habitación. Retrocedió, rezando que
Panahasi no lo mirara.
Khaos señaló a Ekbon. —¡Bingo!
Frunció las cejas. —¿Dónde aprendiste esa palabra?
—No tengo nada que ver con eso —dijo Cecil. —Esa es mi historia y
me apego a ella. —Tiró un pulgar sobre su hombro. —Culpa a Johnny.
—¡Oye! —Dijo este. —No me veas a mí.
Maverick negó con la cabeza. —Zenbar es tuyo, pero Ekbon es
nuestro.
—¡Me rompió el brazo!—Johnny miró a Zenbar. —Debes
rompérselo, antes de llevártelo.
Hawk gruñó. —¿Hizo que a mi lindo bebé?
Todos en la sala se movieron de nuevo, cuando Panahasi alcanzó a
Zenbar. El demonio no se iría sin pelear. Esquivó a Panahasi,
alejándose del poder de la criatura. Los dos lucharon, rompiendo
cosas en el interior de la cabaña y tirando una pared. Cayeron en la
nieve, sus puños volando.
Si seguían peleando, no quedaría ningún pueblo. Nunca había visto
a dos seres poderosos peleando, pero tan fuerte como era Zenbar, no 86
era rival para Panahasi.
En un rápido movimiento, la bestia correosa tenía a Zenbar
inmovilizado contra el suelo, con la mano envuelta alrededor del
cuello del demonio. Los ojos de Zenbar estaban llenos de tanto odio,
que juró que la temperatura bajó veinte grados.
—Esto está lejos de terminar, Panahasi —gruñó. —Tendré las almas
que me prometieron.
Panahasi levantó a Zenbar por la garganta y lo tiró en el vórtice. Se
volvió a los hombres que estaban allí, mirándolo. —Di mi voto, para
no matar a ese elfo llorón.
Luego se marchó, desapareciendo en el agujero.
Se quedó sin aliento, cuando los hombres empezaron a aparecer en
la maltratada cabaña. No tenía ni idea de quiénes eran, pero verlos
simplemente haciendo "pop" en el lugar, lo asustaba.
—Ya era hora, que el Ultionem apareciera —murmuró Cecil.
—¡Esperen!—Ekbon retrocedió, hasta que estaba en contra de una
de las paredes. —No son mejor que yo. ¿Por qué se les permite a los
hombres tomar decisiones que afectan a miles, mientras que
continuamente me niegan un lugar entre ustedes?
—Debido a que no intercambiamos almas —dijo un hombre azul,
con ojos de diferente color. —Y a que eres un pedazo de mierda,
Ekbon. Sabía que este día llegaría, y he estado esperándolo
ansiosamente.
—Sólo quiero saber por qué —dijo. —¿Por qué tienes tanto miedo
de un niño pequeño?
—Los demonios—Ekbon grito. —Dijeron que Khaos crecería y me
derrocaría. No podía permitir eso.
—Todavía no puedo creer, que hayas intentado matarnos, porque le
tuviste miedo a Khaos—Le entregó Khaos a Cecil, antes de empujarlos
para atravesar la multitud de hombres. Cuando habló de nuevo, bajó
la voz para que Khaos no pudiera oírlo. —Mataste a mis padres,
porque te sentiste intimidado, por un niño de seis años de edad. Eres
un cobarde, Ekbon, y espero que tengas lo que te mereces.
La rabia y el dolor lo llenaron, mientras pensaba en sus padres, y
cómo Khaos tendría que crecer sin ellos. Ladeó el brazo hacia atrás y
golpeo a Ekbon en la nariz.
La sangre brotó de su rostro, cuando Ekbon aulló, cubriéndose la 87
nariz con las manos. —¡Vas a pagar por esto!
—Y la muerte, es demasiado buena para ti —le dijo. —Es necesario
que sufras como has hecho sufrir a esta tribu.
—Le podríamos dar unas vacaciones llenas de diversión en el
inframundo —dijo Maverick. —Con todos los gastos pagados.
Había oído hablar del inframundo. Era un lugar, donde el peor de
los peores, era encerrado para revivir sus pesadillas una y otra vez.
Eso le pareció acorde, teniendo en cuenta, que Ekbon había hecho su
vida un infierno.
—Entonces, está decidido—dijo un hombre con el pelo largo y
blanco y las orejas puntiagudas. Olfateo el aire. Era un elfo de las
sombras, pero su piel no era azul. Estaba confundido, pero no lo
suficiente, como para preguntar por qué. Era muy feliz con solo dejar
este lugar, para que pudiera llevar a su hermano a casa.
Cecil puso a Khaos de pie y se movió para estar junto a él.
—Sabes —susurró. —Tú y Axel están recién emparejados. Podría
tener a Khaos, mientras que los dos están disfrutando de su luna de
miel.
—Cecil —dijo Maverick, advirtiéndole.
—¿Qué? —Preguntó Cecil. —Valió la pena intentarlo.
Johnny miró a su alrededor. —¿Hay más niños por aquí, que
necesitan un padrino?
Se rió entre dientes. Él no conocía a Johnny, pero podría decir, que
le gustaría el chico. —Estoy bastante seguro, de que no.
Johnny bajo sus hombros. —¿Por qué no puedo tener un niño?
En ese momento, volvió Hondo. Pensó que Axel retorcería el cuello
del chico, pero su compañero no dijo nada, cuando se trasladó a
colocarse detrás de él, su mano en la parte baja de su espalda.
Se consoló con el toque de Axel. Podía ser que sólo se conocieran
durante dos días, pero no podía esperar para pasar el resto de su vida
con su shifter jaguar.
—Verte golpear a Ekbon en la nariz, me excito —le susurró. El cálido
aliento, se deslizó por su oreja, haciéndolo temblar de deseo. —La
oferta de Cecil no es tan mala idea. Al niño le encanta la Guarida, y
Cecil sería la niñera perfecta.
—¿Cecil, la niñera perfecta? —Hawk sonrió. 88
—Hey —alego Cecil. —Soy impresionante con los niños. Es de los
otros adultos, de los que tienen que preocuparse.
Eso no era muy reconfortante para él.
Hondo agarró a Ekbon.
—Debo llevarlo al Reino de los Demonios—dijo. —Necesito dos
guerreros más que nos acompañen al inframundo.
Hondo le dio a Ekbon una sacudida, que debería haber batido su
cerebro.
—No te preocupes. Me asegurare de que tengas los peores
alojamientos.
—¡No pueden hacer esto! —Ekbon lucho contra Hondo, en vano.
Continuó gritando, cuando Hondo lo arrastró lejos.
Khaos empujo a través de los hombres y llego a Johnny. Toco el
brazo de este y segundos después, Johnny levantó las cejas. —Gracias.
Sabía exactamente lo que había hecho Khaos. Sanó el brazo de
Johnny. Eso era lo que Ekbon le tenía tanto miedo. Un niño que era
nada menos que un milagro. No era, ni de cerca, tan poderoso como
su hermano pequeño, pero no le importaba. Sólo quería que Khaos
fuera feliz y estuviera seguro.
Axel le enroscó los brazos alrededor, besando su cuello, por lo que
se ruborizo, ante la muestra tan pública de afecto.
Khaos miro hacia Axel. —¿Por qué estás besando a mi hermano?
Todo el mundo se echó a reír, y finalmente se sintió como si su vida
se volteara de cabeza, tenía un tipo diferente de familia. Aún tenía que
procesar la muerte de su mamá y papá, y los lloraría, pero tenía a Axel
para ayudarlo a atravesar eso.
Y aún tenía a Khaos.
—Porque —Axel dijo, mientras revolvía el cabello de Khaos. —Él es
mi pareja.
Khaos arrugó la nariz. —Asqueroso.
Cecil alzó a Khaos. —Vamos, amigo. Todavía tenemos una historia
que necesitamos terminar y creo que tu hermano necesita un poco de
tiempo, con su shifter jaguar.
—¡Pero besó a Shadow! —Khaos protestó, al salir de la cabaña.
Unas camionetas llegaron al pueblo. Sus ojos se ampliaron, cuando
tres hombres de aspecto amenazador, salieron de la primera. 89
—¿Nos perdimos la fiesta?—El conductor preguntó, mientras
miraba a su alrededor.
—Esos son los hermanos Santiago —, le dijo Cecil. —Queman cosas.
—Lo siento —dijo Maverick. —Hoy no, Tryck.
Amaba ser parte de una familia más grande ahora, una que se uniría
para mantenerlos a Khaos ya él seguros. Simplemente no estaba
seguro de que tan cuerdos eran.
Se volvió a Axel, pero su compañero simplemente se encogió de
hombros. — No se puede pedir un grupo más leal.
—Tienes razón—dijo Maverick, antes de subir a la segunda
camioneta,—vayan con Hawk, Johnny, y Khaos.
Axel lo llevó a la tercera camioneta, y se dirigieron a la Guarida,
donde conoció a tanta gente, que la cabeza le daba vueltas. La Guarida
estaba llena de una variedad de especies, y se alegró de que él y su
hermano encajaran perfectamente.
Pero Cecil no se quedaría con Khaos.
Capítulo 10

Axel dio la vuelta, arrastrando a Shadow cerca. Acarició el cuello de


su compañero, agradecido de que todo había funcionado. Pensó en
cómo él había perdido a Jofiel, y cómo Shadow había perdido a sus
padres.
Pero esto era un nuevo capítulo en sus vidas, y planeaba ser muy
feliz. No sería fácil. No cuando Khaos era un poderoso elfo. Habría
algunos que querrían el poder, intentarían quitarles a Khaos, pero él
trataría de evitarlo.
—Me gusta esta cama —dijo la Shadow, mientras bostezaba. —Pero
no me olvido de tu cabaña.
—Estaremos allí muy pronto—, besó el hombro desnudo de
Shadow. —Pero Maverick nos invitó a la cena de Acción de Gracias, y
puesto que ya estamos aquí...
Shadow se rió entre dientes, mientras se daba la vuelta. —Puede
ser, que también disfrutas de las fiestas. 90
Le dio un pequeño gruñido. —Voy a disfrutar de mi propia fiesta,
en este momento.
Shadow gritó y luego se rió, cuando tiro a su compañero debajo de
él, mordiendo su cuello. Su risa se convirtió en gemidos, cuando cerró
los dedos alrededor del pene de Shadow, acariciando la carne dura.
—¡Disfrútame! —Shadow se retorcía debajo de él.
Revisó la mesita de noche, y estaba agradecido de que había una
botella de lubricante en el interior. Supuso que ayudaba a que la casa
estaba llena de hombres, que probablemente, tenían el material
escondido en todas partes.
El remojo sus dedos, luego deslizó dos en el interior del apretado
agujero de Shadow. —Voy a rellenar el pavo.
Shadow se echó a reír. —Puedes retirar esa broma.
Arqueó una ceja. —¿Así de mal?
—Muy mal —dijo Shadow. Movió su trasero, con los dedos de Axel,
mientras agarraba sus brazos.
Todavía lo sorprendía haber encontrado a su compañero, que el
destino le había dado una razón para sonreír de nuevo.
Pensó que iba a pasar el resto de su vida solo, que no haría más que
pasar contentándose con su trabajo. Pero ahora tenía alguien a quien
amar, alguien que hacia palpitar su corazón.
—Te necesito —Shadow lo besó a lo largo de la mandíbula.
—Me tienes, hermoso—Y añadió un tercer dedo, capturando los
labios de Shadow. —Siempre me tendrás.
Libero sus dedos y lubrico su pene, antes de que conducirse al fondo
del culo de su compañero. Gruño entre dientes, ante el calor apretado,
Shadow le deslizó las piernas alrededor de la cintura.
Fue lento, acariciando el cuerpo de Shadow, tocando cada pulgada
de piel expuesta. Ronroneó, mientras lamía el cuello de este,
empujándole su pene dentro. Este hombre, era ahora, su mundo
entero. Nunca se había sentido tan conectado a nadie en su vida, y
estaba más que agradecido de que Ekbon no hubiera salido victorioso
con sus planes. No podía imaginar su vida sin Shadow en ella.
Se echó hacia atrás y empujó las piernas de Shadow hacia adelante.
Golpeo con fuerza en el cuerpo de su compañero, incapaz de tomar las
cosas con calma. El sexo con Shadow era una prueba para su voluntad 91
y en este momento la voluntad estaba fallando. Él quería que esto
durara toda la mañana, pero su jaguar tenía otros planes. Quería
conquistar, mirar a Shadow desmoronarse, dándole al elfo tanto
placer como fuera posible.
—¡Oh diablos! —Shadow arqueó su espalda, gritando, mientras su
semen brotó sobre su pecho y golpeó la barbilla. Su culo apretado,
sujetándole el pene, estimulándolo.
Soltó las piernas de Shadow y cubrió a su compañero, el esperma
de este hizo su piel resbaladiza, cuando hundió sus colmillos en el
hombro de su compañero. Gruñó, mientras cubrió a su elfo, empujo
en su agujero, desesperado por su propia liberación.
Shadow debajo de él se resistió. Deslizó sus caninos, lamió la
herida, luego enterró su polla, mientras se acercaba. Su pulso latía en
sus oídos, mientras bañaba el canal de su compañero con su semilla.
Ambos jadeaban pesadamente, mientras salía de Shadow. Dio a su
compañero un beso. —¿Qué tal una película?
Shadow se humedeció los labios, mientras parpadeaba
repetidamente.
—¿Qué tal un poco de descanso?
Se rió entre dientes. Cuando Shadow lo miró, movió sus cejas.
—¿Qué hay de una segunda ronda?
Su compañero gritó y trató de escapar, pero fue más rápido,
agarrándolo por la cintura y arrastrándolo hacia abajo. Se enroscó
alrededor del elfo, acariciando su cuello. —Está bien, puedes
descansar. Te voy a dar una hora. Después de eso, todas las apuestas
están hechas.
Shadow se rió. —Vaya, gracias.
Nunca se había sentido más feliz. —De nada, hermoso.
Pero no fue Shadow quien se durmió. En segundos, estaba
noqueado.

Shadow bajó por el maravilloso olor de la comida y el sonido de los 92


chillidos de la risa de Khaos. Inclinó la cabeza hacia un lado,
preguntándose lo que su hermano estaba haciendo. Siguiendo el
sonido, se encontró con Khaos en el estudio con Cecil, y otros dos
chicos. Estaban jugando un videojuego.
—Hey, Shadow —dijo Cecil. —Ellos son Blair y Oliver.
Miro a Oliver de arriba y a abajo. Nunca antes había visto a nadie
con tantas perforaciones o cadenas, que colgaban de sus pantalones.
—Hola.
—No dejes que su apariencia te asuste —dijo Blair. —Mi hermano
es el chico más dulce, aunque él no lo admita.
¿Hermanos? Se veían como la noche y el día.
—¡Voy a estrellarte contra el suelo! —Khaos dijo, mientras rebotaba
en el sofá, con controlador en mano. —¡Come mi polvo!
Una de sus cejas se alzó. —¿Khaos?
—Yo no le enseñe eso—Cecil se defendió rápidamente. —Seis
Veranos, parece tener una propia enérgica personalidad.
—Una que coincide con la suya —dijo Blair. —Es como ver un mini-
Cecil en acción.
Cruzando los brazos, se apoyó en el marco de la puerta.
—Él era dulce e inocente, antes de venir aquí.
—Eso era, porque no tenía a nadie con quien hablar —dijo Cecil, con
una amplia sonrisa.
—Oh, ¿piensas que vas a atropellarme de nuevo?—Khaos dijo a la
televisión. —No lo creo. Mira como huyo de ti.
El personaje de Khaos, era un hombre pequeño, y huía de una cabra
que conducía un coche. Rodó los ojos.
—Tú lo has corrompido.
—Eso es lo que mejor que sabe hacer Cecil —Oliver sonrió. —No
tuvo ninguna oportunidad, una vez que Cecil lo encontró.
En verdad, le encantó ver a Khaos tan feliz. Tal vez, Cecil sería la
niñera perfecta, para las ocasiones en las que Axel y él, necesitaban
un tiempo a solas.
—Después de esto —le dijo Cecil a Khaos. —Podemos ir a tomar
algunos bocadillos, de la habitación de Johnny.
Khaos sonrió. —Sólo si Wolfie viene. 93
Bueno, tal vez él no era la niñera perfecta.
Sonrió y se sintió todo pegajoso en su interior, cuando Axel se
acercó detrás de él y deslizó los brazos alrededor de su cintura.
—Veo que encaja bien —dijo Axel.
—¡No no!—Gritó Khaos. —¡No me atropelles, Sr. cabra! —Se volvió
en los brazos de Axel. —No es el único que se está ajustando a su nueva
vida.
—Dejo de soplar el viento —Axel lo besó. —Después de la cena,
podríamos volver a casa para un tiempo más de acurrucarse.
Quería todo eso. Le dio un beso a Axel. —Está bien, eso suena
celestial.
Un carraspeo. Se volvió y vio a Cecil de pie al lado de ellos.
—Puedo mantener un ojo en Khaos, por ustedes.
Gruñó. —No te lo quedaras.
No podía entender, cómo alguien que parecía un ángel, actuara
como el diablo.
Axel le dio un rápido beso y se alejó, cuando Cecil y él comenzaron
a discutir. No se detuvieron, hasta que Maverick dio un silbido
estridente.
—La cena esta lista —dijo, agarrando la mano de Cecil mano y lo
arrastrándolo lejos. —Deja de ser tan terco.
—Él empezó—Cecil se defendió, cuando él agarró a Khaos y lo
condujo al comedor. Tomó asiento junto a Axel, sorprendido por lo
grande que era la habitación, y que cada uno encajara en la mesa.
Los hombres y una mujer en esta habitación, superaban en número
a las personas en su tribu. Eran un grupo diverso, algunos de aspecto
amistoso, mientras que otros se veían como si comiera gatitos para el
desayuno.
Los hombres Santiago estaban allí, también. Estaba agradecido que
no quemaran el pueblo. No todo el mundo había estado del lado de
Ekbon. No estaba seguro de quién se haría cargo ahora que Ekbon se
había ido, y en verdad, no le importaba. Nunca iba a volver allí. Su
vida estaba con Axel y Khaos ahora. Y debido a que Cecil estaba tan
unido a su hermano pequeño, también lo estaba a esta gran familia.
94
Maverick se paró, levantando su copa. —En primer lugar, quiero
dar las gracias a George por el tiempo y esfuerzo que puso en hacer
este menú frente de nosotros. En segundo lugar, quiero dar gracias
por la familia que me vuelve completamente loco, pero sin la que no
puedo vivir, a los niños que espero hayamos hecho un trabajo decente
al criarlos, y a nuestros miembros más recientes. —Maverick le dio un
guiño. —Y todos iremos al comedor de beneficencia, después de la
cena. Eso es todo, continúen.
Johnny miró, con los ojos llorosos, a Maverick. —Yo voy.
Maverick frunció el ceño. —No, no lo harás—Miró al resto de la
personas, en la mesa. —Pero el resto de ustedes sí.
—¿Comedor de beneficencia? —No estaba seguro de lo que eso
significaba. ¿Qué iban a hacer allí?
—Es una tradición, que Maverick comenzó hace unos diez años—
dijo el hombre sentado a su otro lado Tenía un tatuaje de llamas,
alrededor de su cuello. —Ayudamos a los menos afortunados.
Sus ojos se llenaron de lágrimas. Su tribu se había preocupado por
ellos mismos, pero al parecer, esta familia hacia tanto por su
comunidad. No podía creer lo bendecido que había sido al encontrar
a Axel y ser envuelto en una familia tan cariñosa.
Este le pasó un brazo alrededor, arrastrándolo para un beso rápido.
—Te acostumbraras a todo esto.
Sonrió a su compañero. —Eso espero.
Presionando su frente contra la suya, Axel susurró. —Eso espero,
porque tengo la intención de mostrar cuánto te amo, por el resto de
nuestras vidas.
Su corazón se aceleró. —¿Me amas?
Khaos se metió entre ellos. —¿También me amas? —Axel rió,
mientras ponía a Khaos en su regazo.
—¿Cómo no hacerlo? No puedo detener la sensación de que tendrás
toda mi atención y energía.
Sonrió, cuando Khaos lanzó sus bracitos alrededor del cuello de
Axel. Él no era el único que había perdido a sus seres queridos. El
jaguar también había sufrido. Estaba orgulloso de ser el compañero
de Axel -de un hombre que tenía tanto amor para dar. Algunos se
habrían amargado, después de lo que había pasado Axel, pero la
tragedia sólo lo había hecho hombre más fuerte.
95
Tomó la cara de Axel. —Yo también te amo.
Khaos arrugó la nariz. —¿Van a besarse de nuevo?
Axel rió, mientras le revolvía el pelo al chico. —Besare a Shadow,
cada vez que pueda.
—Ew—Khaos se bajó. —Voy a sentarme con Wolfie.
El pavo fue cortado y los platos pasados alrededor. La risa y la
conversación llenaron la habitación, haciendo que la casa de gran
tamaño, se sintiera como un hogar.
—Ven aquí, Seis Veranos —dijo Cecil. — Tengo que mostrarte este
juego, que Blair y yo jugamos con nuestro puré de patatas
—Cecil —dijo Maverick , en alerta.
Rodó los ojos. Veía que Cecil sería un problema. Sin embargo, no
sólo esperaba con ansias una vida con el hombre que amaba, sino con
estas personas que ahora lo consideraban familia.
Después de poner a Khaos en la cama de su dormitorio, Cecil se
enroscó con Maverick en la oficina de su compañero.
—Creo que compartir la custodia, no es tan malo.
La risa profunda de Maverick, vibró dentro de él. —¿Qué voy a
hacer contigo, cachorro?
Movió las cejas. —Quiéreme.
—Siempre —Maverick le pasó una mano por el cabello. —Te he
amado, desde el momento en que te vi en la cafetería, tratando de
decidir tu postre.
Ese momento, se sentía como en otra vida. Ellos habían pasado por
muchas cosas juntos, desde entonces, y él no cambiaría un solo
segundo que había tenido con Maverick.
Su familia había crecido a pasos agigantados, pero los momentos
de tranquilidad, eran los que apreciaba más. Él había estado
descontento con la vida últimamente, pero su amor por Maverick no
disminuiría, nunca vacilará, o se volverá rancio.
—Creo que extraño los viejos tiempos —, suspiro. —Cuando las 96
parejas y yo acostumbrábamos a meternos en problemas.
Maverick arqueó una ceja. —¿Acostumbraban?
—Los niños son mayores y viven sus propias vidas, y todo el mundo
tiene sus propias cosas ahora, y me sentí…—se encogió de hombros, –
ya sabes, inquieto.
—Aw, cachorro —Maverick le besó la sien. —Todo el mundo pasa
por momentos de tristeza. Se te pasará, y yo te ayudare a través de
eso.
—Cuidar a Khaos, me hizo sentir como si tuviera un nuevo
propósito.
El fuego crepitaba en la chimenea, y la casa estaba en silencio, era
raro, cuando tantas personas vivían bajo el mismo techo.
—Creo que tú y yo podemos tomar unas vacaciones. No muy largas.
Tal vez una semana. Nos dará tiempo suficiente, para descansar.
Se sentó y se quedó mirando a Maverick. Él sabía que no podían
tomarlas mucho tiempo, debido a las responsabilidades de Maverick,
pero una semana era perfecto. —Ha pasado un tiempo, desde que
tuvimos unas vacaciones.
—Podríamos ir a un lugar cálido —Maverick sugirió, pasándole la
mano por la espalda. —Escoge el lugar y nos vamos de aquí.
Una burbuja de emoción se abrió camino a través de él.
—Playas, cálidas y soleadas, bebidas con sabor a fruta, y hombres
calientes.
Maverick gruñó. —No voy a ir de vacaciones para asesinar a alguien.
Sin hombres calientes.
Rió. —Entonces, tendremos que ir a una isla solitaria.
Lo que sonaba absolutamente perfecto para él. Tener a Maverick
para él solo y sin interrupciones. Amaba a su familia, pero había
momentos en los que deseaba ser sólo él y su compañero. Eso sí que
sería el cielo.
Maverick le dio un beso, que le conmovió el alma y calentó su
sangre. No importaba cuánto tiempo habían estado juntos, todavía
quería al lobo con cada fibra de su ser.
Cuando Maverick se tiro hacia atrás, dijo —Haré los arreglos.
Saltó. —Iré a empacar. 97
Corrió desde la oficina por la emoción, apenas capaz de contener su
mareo. Cuando entró en su habitación, se detuvo en seco.
El muchacho parecía un pequeño y dulce ángel, en medio de su
cama. Se acercó más, con los ojos fijos en el pequeño elfo. Se sentía
culpable por dejar al niño durante una semana, pero Khaos tenía un
hermano amoroso que se aseguraría de que no le pasara nada.
Se sentó en el borde de la cama y pasó la mano por el cabello de
Khaos, estaba agradecido de que el chico no había muerto en ese
banco de nieve. Podría estar dejándolo ir a vivir con Shadow, pero
Khaos siempre sería una parte de su vida.
Siempre.
Recordando sus planes de vacaciones, se levantó lo más
silenciosamente que pudo, sacó las maletas de la parte posterior del
armario y las puso a un lado.
Miró de nuevo a la cama. Empacar podía esperar hasta mañana. Se
acurrucó en la cama con Khaos, cerrando los ojos mientras sonreía.
Khaos se agitó ligeramente, quejándose, —Bingo.
Él rió.
La tristeza que le había hecho inquietarse, había desaparecido. Tal
vez cuando el tiempo pasara y las cosas se calmaran, Maverick y él
podrían llevar a Khaos, Shadow, y Axel de vacaciones y mostrarles a
los elfos lo que el mundo tenía que ofrecer.
Hasta entonces, estaba contento de tener a Maverick para él solo.
Pero cuando volviera, pensaba mostrar a Khaos y Shadow lo que
realmente significaba ser parte de la Manada Brac.
Fin

98
Sobre el autor

Lynn Hagen ama escribir sobre algo imperfecto, pero adorable.


También ama a un héroe que puede ver más allá de todas las
asperezas, para encontrar el brillante diamante de un corazón
hermoso.
La puedes encontrar, cualquier día, acurrucada con su portátil y
una taza de café caliente, dejando que el siguiente conjunto de
personajes, cuenten su historia.

99
Créditos
Nimaria

Chibineko

Dark Fae

Vero

Clau

Alana

100

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