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La Pareja de Maverick
Lindo Bebé de Hawk
El Salvador de Rayito
El Cachorro de Remi
Ojos de Storm
El Corazón de Oliver
La promesa de Keata
El Turno de George
El amor de Loco
El Sueño de Lewis 3
Mark No es Gay
El Infierno de Heaven
El Lobo de Nicholas
La Locura de Murphy
El Vampiro de Montana
El Carter de Trick
Law es de Joshua
La Monta de Dagon
El Viaje de Steven
El Secreto de Alex
El Oso de Tater
Los Papás de Curtis
Locas Navidades Familiares en la Manada Brac
Un Frío Día de Invierno
Su Imperfecto Compañero
El Seth de Chance
La Caída de Riley
Apareamiento de Thomas
Loco Muerdago de Melonee Brac
Un Hombre Valioso
Misterioso Asesinato de Halloween
Navidad con los Lakeland 4
Cuando Cecil desentierra a un niño de un montículo de nieve, trata
desesperadamente de salvarlo. Al hacerlo, forma un vínculo con el
pequeño elfo, incluso contra la advertencia de Maverick de que los
padres del niño podrían presentarse para recuperarlo. Pero él se niega
a escuchar, manteniéndose firme en su negativa a renunciar a Khaos.
Mientras tanto, Shadow está desesperado por encontrar a su
hermanito, después de sus padres fueran asesinados por el malvado
líder de su tribu. Él es todo lo que tiene en este mundo y no se
detendrá hasta que se reúna con Khaos –aún cuando se encuentra con
su compañero en una carretera secundaria. El shifter jaguar promete
ayudarlo, y él se aferra a esa promesa.
Cuando el líder de la tribu descubre que Khaos está vivo, envía un 5
demonio para acabar con él. Sólo que no anticipó tener que
enfrentarse contra Cecil y Shadow, dos hombres muy enfadados, que
harán cualquier cosa para mantenerlo a salvo.
Capitulo 1
—Oh, Dios mío—Cecil gemía, mientras apoyaba la cabeza en la
mesa de la cocina. —¿Puede alguien simplemente dispararme?
Desde hace un tiempo, su vida se había sentido como estancada y
repetitiva, y no mejoraba. Si se aburría más, estaría muerto.
—¿Cuál es el problema? —Preguntó George, mientras volteaba unos
panqueques, el olor a mantequilla hacía que su estómago gruñera.
—Mi vida ha llegado a su fin.
—¿Podrías ser un poco más específico? Eso debería haber ocurrido
más de mil veces, con todas las estupideces que has cometido a lo
largo de los años.
Había un toque de humor, en el tono del vaquero. —¿Qué hiciste
esta vez?
Levantando la cabeza, se frotó la cara con la mano y suspiró.
—Todos los niños han crecido, cada cual anda por su lado, y estoy
tan aburrido, que estoy listo para ahorcarme.
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—Entonces hazlo en silencio —, dijo George. —Tuve una noche
ajetreada con Tank y todavía no estoy completamente recuperado. Ve
a gimotear a la oficina de Maverick.
—Está en la ciudad.
—Entonces, ve a jugar un videojuego.
—He jugado a todos.
—Ve a ver una película.
—He visto todas.
—Ve a jugar en el tráfico.
—Las calles están desiertas, porque hace demasiado frío para estar
afuera. —Apoyó la cabeza sobre la mesa, de nuevo. Lo que no daría
por escuchar la risa de un niño en la casa, o un encantador chillido.
Nunca pensó, que vería el día en que echaría de menos tener mocosos
a su alrededor. Llegado a este punto, se conformaría con unos pañales
sucios y llantos causados por los primeros dientes.
—Te entretendría, pero necesito preparar el desayuno—George se
movió por la cocina, como el profesional que era. Volteó los
panqueques, removió la olla de sémola, batió tres docenas de huevos
para hacer huevos revueltos, e introdujo el pan en la tostadora de gran
tamaño, como si estuviera dirigiendo una orquesta.
Las habilidades culinarias del vaquero, estaban fuera de este
mundo, pero no estaba de humor para comer, a pesar de que los
aromas hicieran gruñir su estómago de nuevo.
Se levantó de la isla y simplemente se quedó allí de pie, inmóvil, con
los brazos caídos a los costados, con la cabeza colgando.
—Voy a dar un paseo por el bosque. Si no regreso en treinta
minutos, probablemente haya caído en un banco de nieve. No vengas
a rescatarme.
George se rió, mientras lo apuntaba con la espátula.
—No es tan malo. Sólo tienes nostalgia invernal.
Más bien nostalgia de vida. Aunque amaba a Maverick con todo su
corazón, necesitaba algo... más. Su vida se había reducido a una
monótona rutina y vagar por la Guarida, sin propósito alguno, 7
absorbía toda su esencia. Ni siquiera trabajar en el ayuntamiento, le
emocionaba en estos días. Tal vez George tenía razón. Tal vez, estaba
sintiendo la tristeza invernal, sólo que no sabía cómo alejar esa
melancolía.
—¿A qué se debe la cara agria? —Preguntó Blair, cuando entró en la
cocina.
Agarró a su mejor amigo del brazo, tirando de él. —¡Gracias a Dios!
Sálvame del aburrimiento o podría tomar un camión y empotrarlo en
uno de los edificios de la ciudad.
Un ceño apareció entre los ojos pardos anaranjados de Blair,
mientras le apartaba la mano de su brazo. —No puede ser tan malo.
—Ha amenazado con suicidarse, en un banco de nieve—dijo
George, con una sonrisa. —Encuéntrale algo que hacer, para que deje
de molestarme.
Con un suspiro, Blair le agarró la mano de Cecil. —Ven. Vamos a
salir fuera, a meternos en problemas.
—Sabía que éramos mejores amigos por una razón. —Siguió a Blair
al armario de los abrigos. Una vez que los dos estaban vestidos para
el clima, se dirigieron a la cocina, y usaron la puerta de atrás para salir.
El gélido viento casi hizo que diera la vuelta. Si no fuera porque no
había nada que hacer adentro, podría haberlo hecho.
—¿Cómo vamos a meternos en problemas, en el patio trasero?—
Miró hacia el cielo cargado de espesas nubes. La nieve había dejado
de caer, pero se había apilado. Tenía que haber al menos medio metro
ahora, con acumulaciones más profundas junto a la casa y los árboles.
Y esto no había terminado todavía. El hombre del tiempo, en la
televisión, había dicho que una tormenta se dirigía hacia ellos.
Simplemente genial. Eso significaba que realmente estaría
atrapado dentro. Se frotó las manos. —Tengo frío.
—Deja de quejarte. Fuiste tú quien dijo que estabas aburrido—Blair
se puso a andar. Gruñendo, lo siguió. Se le estaban congelando los
dedos de los pies, por no mencionar su nariz y mejillas.
Alcanzó a Blair. —¿No podemos buscar un lugar cálido, para causar
problemas?
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—Quéjate una vez más y te buscaré ese banco de nieve del que
hablabas —, Blair amenazó. —Me estoy congelando las bolas tratando
de entretenerte. Demuestra algo de aprecio o te ataré a un árbol y te
dejaré aquí fuera.
Con el ceño fruncido, caminó a través de la nieve que le cubría la
pantorrilla. Vio uno o dos lobos patrullando y los reconoció como
Storm y Micah. Los que bajaron sus cabezas saludando y continuaron
su camino.
Se volvió para buscar a Blair cuando una bola de nieve lo golpeó en
la cara.
—No he salido aquí, para que me fastidies—Agarró un pegote de
nieve y persiguió a Blair adentrándose en el bosque. El bastardo era
rápido. Estaba sin aliento cuando lo alcanzó. Comenzó a arrojar la
bola de nieve, cuando notó a Blair parado allí, mirando a un montón
de nieve.
—¿Estás pensando en escribir tu nombre con tinta amarilla?—
Bromeó. —Adelante, congélate el pajarito.
Blair tomó un palo y dio golpecitos en el bulto. —Creo que es un
animal muerto.
—¡Qué asco! —Se acercó para ver mejor. Cuando Blair volvió a
hundir el palo, algo de nieve cayó a un lado y reveló una cabeza con
rubio cabello. Se arrodilló y apartó más nieve, para encontrar una
cabeza pequeña. —¡Oh, mierda!
Cavó más profundo, descubriendo un pequeño cuerpo.
—Rápido, tenemos que llevarlo dentro. Está frío como el hielo.
Era un niño pequeño, de no más de seis o siete años. Iba vestido
con un abrigo grueso y unos pantalones de piel. Llevaba unos guantes
enormes, pero no gorro. Tomó al niño en sus brazos, antes de que
Blair y él salieran corriendo.
—¡Micah! ¡Storm! —Gritó Blair, mientras los dos corrían hacia la
casa. No estaba seguro de si era demasiado tarde o si el niño tenía una
oportunidad. El niño en sus brazos era tan pequeño, que hizo que su
corazón doliera.
Storm y Micah corrieron hacia ellos, en sus formas de lobo.
—¡Ve a buscar un doctor! —Blair agitó la mano violentamente
señalándole los brazos. —Es un niño. Creo que está congelado.
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Hacía décadas que el Dr. Sheehan era el médico de sobrenaturales
y de humanos. Durante mucho tiempo, había sido sólo él. Pero ahora,
también estaba el Dr. McNeal –aunque todos se referían a él, a sus
espaldas, como el Dr. Sexy.
El Dr. McNeal a veces ayudaba en la clínica de la ciudad, y había
momentos en que el Dr. Sheehan trabajaba desde casa.
Oraba porque esta fuera una de esas veces.
Storm cambió a su forma humana e intentó quitarle el niño, pero
algo primitivo se reveló en su interior y se negó a dejarlo ir.
—Lo tengo. Ve a buscar a Nicholas.
Blair llegó primero a la casa y abrió la puerta de la cocina. Entró
corriendo, los centinelas detrás de él.
—¿Qué rayos está sucediendo? —Preguntó George desde la cocina.
—Te escuché gritar, todo el camino hasta aquí.
—Mantas —le dijo a Blair, haciendo caso omiso de la pregunta de
George. No había sentido tanto pánico, en mucho tiempo. —Consigue
tantas como puedas y reúnete conmigo, en mi habitación.
Con un asentimiento, Blair se fue.
—¿Es eso un niño pequeño? —Los ojos de George se redondearon.
—Tiene que ser una maldita broma. ¿Estaba allí afuera en este
temporal?
No tenía idea de qué hacer. Storm estaba al teléfono, hablando muy
rápido. Todo lo que se le ocurrió hacer, fue conseguir calentar al chico.
Corrió fuera de la cocina, por el pasillo, y se precipitó por la puerta de
su habitación, con los brazos fríos por llevar al pequeño Popsicle.1
Por favor, no estés muerto.
Tan suavemente como pudo, puso al niño en su cama y lo cubrió
con la manta. El niño era pequeño, y tenía el cabello tan rubio que era
casi blanco. Apartó los mechones a un lado, para ver la nariz de botón
y un mentón fuerte.
—Por favor, no te mueras —dijo en voz alta, esta vez. Se sentó en el
borde de la cama y frotó sus manos arriba y abajo por los brazos del
niño, rezando para que no fuera demasiado tarde.
—¿Cómo está? —Preguntó Storm, mientras entraba a la habitación.
—No lo sé—Frotó aún más rápido. Era lo único que se le ocurría 10
hacer. —¿Has conseguido encontrar al doctor?
Storm asintió. —Nicholas está en camino. Dijo que lo cubras con
tantas mantas como puedas, hasta que llegue aquí.
Deslizó su mano sobre el cabello del chico. Sus ojos se ensancharon,
cuando vio una punta al final de su oído. —Es un elfo. —No podría
decir de qué tipo. Había unas cuantas especies diferentes, pero como
la piel del niño no era azul, descartó que fuera un elfo de las sombras.
¿Elfo de los bosques? ¿Hada? No vio alas, pero eso no significaba que
no estuvieran bajo la ropa.
Blair y Micah entraron corriendo a la habitación, con los brazos
llenos de mantas que extendieron rápidamente sobre el niño. Este era
tan pequeño y delicado, que prácticamente quedó oculto bajo las
mantas. Una vez que terminaron, Micah sacó su teléfono y marcó,
pero él lo ignoró. Estaba demasiado preocupado por el niño.
—Necesita más calor. —Se quitó las botas, se deshizo del abrigo, y
luego se metió en la cama, tirando del niño hacia él. Mierda. Era como
abrazar un cubito de hielo.
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Popsicle: Polo, helado.
—¿Cómo infiernos puede alguien dejar que un niño pequeño
camine por ahí, en este clima? —Preguntó Storm, mientras paseaba
junto a la cama.
Él se preguntaba lo mismo, y su sangre hervía ante tal
irresponsabilidad. Quería llamar a Maverick, pero su teléfono estaba
en el bolsillo de su abrigo y no iba a dejar al niño para conseguirlo.
—¿Puedes llamar a Maverick? —Le preguntó a Blair, mientras
frotaba las manos arriba y abajo en los brazos del niño, de nuevo. Si
la sangre iba demasiado rápido al corazón de este, podría morir. No
estaba seguro de qué tan cierto era, pero lo había escuchado en una
película que había visto. Era mejor ser cauteloso.
Eso era si el chico no estaba muerto. Por lo que sabía, podría estar
tratando de mantener un cadáver... Puso freno a ese pensamiento. No
sólo era mórbido, sino desesperanzador. Ni siquiera él era tan
funesto.
—Lo llamaré—dijo Blair, mientras se dirigía a la puerta de la
habitación. —También iré a ver si hay noticias del Dr. Sheehan.
—Deberíamos haberlo llevado al hospital—discutió Storm. —Va a 11
necesitar tratamiento médico.
—Y Nicholas tiene una clínica plenamente operativa en la parte de
arriba —, le respondió. —No hay necesidad de que esté en el exterior,
con ese frío más tiempo del que ya ha estado.
Con el corazón en la garganta, presionó sus dedos sobre el pequeño
cuello, rezando para encontrar pulso. Su mundo se enderezó, cuando
encontró uno. Era débil, pero estaba allí.
—¿Dónde infiernos está Nicholas?
—Viene de camino —dijo Micah. —Llamé al rancho y le dije a Luke
lo que estaba pasando. Con este siendo un elfo del bosque, quizás sepa
a quién pertenece este niño.
Se quedó impactado cuando la palabra —mío— tronó en su cabeza.
Sabía que el niño tenía que pertenecer a alguien, pero el pensamiento
de entregárselo a unos padres negligentes, hizo que le rechinaran los
dientes. —Eso si es un elfo del bosque —le dijo a Micah. —No sabemos
qué es todavía.
Se sentía como si hubiera pasado una eternidad, antes de que el
doctor apareciera, Maverick justo detrás de él.
—¿Lo encontraste en el bosque?—Su compañero preguntó,
mostrando preocupación en sus ojos grises, cuando se acercó a la
cama.
—Estaba cubierto de nieve y Blair pensó que era un animal
muerto—No pudo evitar que le temblara la voz. Si no hubiera estado
aburrido... no quería pensar qué habría pasado. Si el niño lo lograba,
le debía a Blair un gran abrazo.
—Déjame echarle un vistazo. —El Dr. Sheehan se acercó a la cama.
Miró a Maverick.
—Déjalo revisar al cachorro —dijo Maverick, como si supiera que
no quería dejar ir al chico.
A regañadientes, se bajó de la cama y vio cómo Nicholas lo
examinaba. —Necesito llevarlo arriba.
Maverick alzó la pila de mantas en sus brazos y se llevó al niño. Lo
siguió, pero Nicholas lo detuvo, una vez que llegaron a la sala de
examen. —Sé que estás preocupado, pero necesito espacio para
trabajar. Prometo mantenerte informado.
—No veo por qué no puedo entrar ahí —, discutió. El niño era tan 12
pequeño y tan indefenso, ¿y si se despertaba y entraba en pánico? No
es que lo conociera, pero aún así. Quería ser el que confortara al niño,
no Nicholas. Entrecerró los ojos al doctor, pero si había aprendido
algo sobre Nicholas, era que el tipo no se dejaba intimidar por nadie.
—Podemos ir abajo y esperar a Luke —dijo Micah. —Necesitamos
respuestas y con suerte, él nos las puede dar.
—Yo–yo no quiero dejarlo—Miró a Maverick. —No me hagas
esperar aquí afuera. —Trató de pasar junto a su compañero, pero
Maverick bloqueó la puerta. Estaba a segundos de patearle las nueces.
—Lo siento—Maverick lo atrajo y lo estrechó entre sus brazos.
—Deja que el doctor haga su trabajo. Volveremos dentro de un poco
a ver como está.
Ésas no eran las palabras que quería oír, pero parecía que no iba a
entrar en la sala por ahora. Y eso francamente, lo enfureció.
—Bien, no me permitan entrar —espetó, alejándose furioso por el
pasillo. —Pero será mejor que me mantengan informado o los haré
pagar.
Bajó las escaleras y esperó en el estudio a que Luke apareciera. Se
sentó en el sofá de gamuza, pero volvió a levantarse y comenzó a
caminar, rodeando la mesa de billar, pasó junto a la barra de jugos, y
echó un vistazo a la consola de juegos, pero sabía que ningún
videojuego en el mundo, llamaría su atención ahora mismo.
—Chico, cuando decides encontrar algo con lo que entretenerte, no
te andas con juegos.
Miró por encima del hombro y vio a George entrar en la sala. —Al
menos, no prendí fuego a nada, ni terminé secuestrado en otro reino.
—Ahí tienes toda la razón—George se rió. —Sólo trato de aligerar el
ambiente.
—Lo hará, cuando sepa que va a estar bien. —Se mordía la uña del
pulgar, mientras continuaba paseando de un lado a otro, mirando
hacia el reloj. Gruñó, cuando vio que sólo habían pasado tres minutos,
desde que había entrado en el estudio.
—El chico tuvo un gran impacto en ti, ¿no es así?—George se inclinó
contra la mesa de billar y se cruzó de brazos. —Nunca vi a nadie
abrirse camino en el corazón de alguien, tan rápido. 13
También estaba sorprendido. Se sentía como una mamá osa
protegiendo a su cachorro, y no podía entender por qué. Cierto,
cualquier persona se sentiría protector hacia un niño pequeño, pero
era mucho más fuerte que eso. Era como si se hubiera vinculado al
pequeño, mientras sostenía al Popsicle en sus brazos.
—Sus padres tienen mucho por lo que responder —dijo. Echó un
vistazo hacia la entrada del estudio, cada fibra de su ser lista para
regresar arriba.
Johnny y Keata corrieron a la habitación. Los ojos de Johnny
estaban muy abiertos, mientras apoyaba las manos sobre sus caderas.
—¿Cómo es que encuentras todas las cosas guays y lo único que yo
encuentro afuera, es un maldito resfriado?
Cuando Johnny estornudó, Keata le tendió un pañuelo.
—Quiero encontrar un niño —dijo Johnny, mientras se sonaba la
nariz.
—No te vas encontrando niños por ahí —dijo. —Esto ha sido un caso
inusual.
Las cejas rubias de Johnny se arrugaron, en un ceño.
—Entonces, ¿de dónde saca la gente los niños?
Tanto Keata como él, se quedaron pasmados mirando a Johnny,
mientras que George estallaba en carcajadas. Johnny los miró a
todos. —¿Qué?
Palmeó su rostro. —Por favor, dime que sabes de dónde vienen los
niños.
—¡Por supuesto que lo sé! —Johnny parecía molesto. —Mi mamá
me dijo de dónde vienen, pero no tengo ni idea de dónde encontrar
una repollo, para poder conseguir uno.
—Aparentemente, en el patio trasero —, murmuró Keata.
—Pero has visto hombres embarazados —, le recordó a Johnny.
Este rió. —Sólo te estaba tomando el pelo.
No estaba completamente convencido de eso, pero dejó ir el tema.
Con Johnny, uno nunca sabía.
—¿Cómo está el niño? —Preguntó Blair, cuando entró al estudio.
—¿Despertó?
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—Todavía está con el doctor—Se detuvo junto a la barra jugos y
miró el reloj. Esto era una tortura. Sólo había pasado otro minuto.
¿Por qué demonios no había venido Nicholas abajo todavía? ¿Cuánto
tiempo se tardaba en descongelar a alguien?
—Le encontraste el pulso. —Blair le pasó el brazo sobre los
hombros. —Esa es una buena señal.
Incapaz de soportarlo más, le apartó el brazo y subió las escaleras,
su mejor amigo justo detrás de él. Los dos esperaron en el pasillo,
mientras miraba constantemente su reloj.
—Por mucho que mires la olla, no hervirá antes—Blair dijo,
mientras Oliver se dirigía hacia ellos. —Enfatizando la parte de mirar.
—Oí que encontraste un elfo helado, en el patio trasero—El
hermano de Blair se apoyó contra la pared. —Solo tú podrías
encontrar un niño, en un montículo de nieve.
Abrió la boca para responder, cuando escuchó una conmoción en la
parte de abajo. Corrió a lo alto de la escalera, para ver a Luke y Pa
Lakeland de pie en el vestíbulo.
Pa– cuyo verdadero nombre era Malcolm– era un shifter oso. Luke
era un elfo. A veces seguía asombrado por la diferencia de tamaño.
Por otra parte, su compañero medía más de dos metros de alto,
mientras que él era un enano. Le gustaban los Lakelands. Eran
hombres buenos y honestos, que dirigían un rancho en las afueras de
la ciudad.
—¡Ningún elfo permitiría que sus hijos, simplemente se alejaran de
ellos! —Luke discutía con Maverick. —Debe haber una explicación
razonable.
—Sólo necesitamos que le eches un vistazo —dijo Maverick. —Tal
vez, puedas reconocer al pequeño.
Luke levantó las manos. —Han pasado años desde que estuve en el
pueblo. Por lo que he escuchado, es caótico. Hay un nuevo líder que
tiene un férreo control sobre la tribu. No permite la entrada a los
forasteros, y se me considera uno, desde que me fui con mi hijo y me
apareé con un oso.
Se sentó en el escalón superior, mirándolos. Sonaba como si el
nuevo líder fuera un auténtico cretino, pero ¿qué tenía eso que ver con
el pequeñín perdido en la nieve? ¿El nuevo líder tenía algo que ver con
eso, o había alguna otra razón?
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En cualquier caso, no iba a dejarlo ir hasta que tuviera la certeza de
que el niño estaría a salvo.
Y si eso tomaba mucho tiempo, que así sea.
Capítulo 2
Shadow se despertó con un dolor punzante en la cabeza, sin saber
por qué estaba en el suelo. Miró a su alrededor, pero su cabaña estaba
vacía.
Entonces recordó todo.
Ekbon.
El líder de los elfos, había arrastrado a su madre y padre de su
cabaña y los ejecutó públicamente. Había luchado para llegar junto a
sus padres, pero los guardias de Ekbon lo detuvieron. Apartó los ojos
cuando fueron asesinados. No había tenido las agallas para ver, a
pesar de que había querido mirar a su madre a los ojos y decirla que
la amaba, había querido gritar a su padre que estaba orgulloso de ser
su hijo.
Pero nunca tuvo la oportunidad. Cuando peleó con todas sus
fuerzas, uno de los guardias lo noqueó. Todo esto, porque unos
demonios habían susurrado mentiras al oído de Ekbon.
Y Khaos. 16
Se puso de rodillas y envolvió los brazos alrededor de su abdomen,
mientras se mecía en el lugar. Se habían llevado a su hermano
pequeño unos minutos antes que a sus padres. No sabía dónde estaba,
o incluso si estaba vivo.
Limpiándose las lágrimas de la cara, se puso de pie y se asomó a la
puerta de su cabaña. Rápidamente la cerró, cuando vio a unos
guardias vagando por el pueblo. No sabía lo que hacer. Toda su familia
había desaparecido y no tenía a quién recurrir. ¿Por qué Ekbon no lo
había matado también? ¿Por qué lo dejaron con vida, cuando toda su
familia se había ido?
No era como si pudiera preguntarle al líder de su tribu. No quería
acercarse al tipo. En verdad, Ekbon lo aterraba como la mierda.
Lideraba con crueldad y cualquiera que no lo obedecía, era castigado
severamente.
Cuando imágenes de sus padres y de su hermano pequeño
invadieron su cabeza, una intensa furia lo inundó. Él no era lo
suficientemente fuerte como para vencer a Ekbon o a ese demonio con
el que se había estado reuniendo en secreto, pero un día, un día
cercano, encontraría la manera de hacer pagar a Ekbon.
—No me importa lo que Cecil diga—Johnny se dirigió a su
habitación, mientras Keata lo seguía. —Voy a buscar otro niño. ¿Cómo
sabemos que no hay más de uno?
Rodó los ojos. Conocía a Jonathan Stone desde hace décadas, y
aunque Johnny no era tan ingenuo como solía ser, todavía tenía
algunos tornillos sueltos rodando en su cabeza.
—Creo que no deberíamos salir —le dijo. —No hay ningún repollo
en el patio trasero, Johnny.
—Eso es lo que piensas tú—Johnny se puso sus botas rosas de Hello
Kitty y se volvió para enfrentarlo. —Creo que sería un gran padre. Ya
soy un asombroso padrino, a pesar de que nunca he asesinado a nadie.
Se encogió, cuando Johnny comenzó a estornudar. Sus ojos azul
grisáceos estaban acuosos, junto con su nariz. Si Nero veía qué
aspecto tenía Johnny, desinfectaría todo el estudio.
Como si ya no lo hiciera. 17
Pero el tipo se volvería loco, si supiera que Johnny estaba tan
infectado. Tomó la caja de pañuelos del aparador y la arrojó hacia su
amigo. —Ya estás enfermo. ¿Intentas atrapar una neumonía?
Johnny se sonó la nariz y arrojó el pañuelo a la papelera junto a la
cama. —Pero quiero un niño—lloriqueó. —¿Por qué Cecil ha
conseguido uno y yo no?
Inclinó la cabeza hacia un lado y miró con incredulidad a Johnny.
—No ha conseguido ningún niño. Cecil no puede quedárselo, como
si fuera un animal extraviado. Van a encontrar a sus padres y
devolverlo.
Miró a su reloj. Ya llegaba tarde a la cena. Si no se iba pronto, Cody
enviaría un ejército a buscarlo. Su compañero no se andaba con
juegos, cuando se trataba de él.
—Tengo que irme—Se dirigió a la puerta de la habitación. —Sólo
prométeme, que no saldrás afuera.
El labio inferior de Johnny se deslizó hacia fuera y cruzó los brazos
sobre su pecho. Si no se viera como un lindo cachorrito, le habría
fruncido el ceño.
—No te prometo nada. Voy a ir a encontrar a Hawk y vamos a buscar
un niño—Se dio golpecitos en la barbilla con el dedo. —Sin embargo,
tiene que ser un niño. No sé nada sobre criar chicas.
Negó con la cabeza, mientras salía de la habitación de Johnny. Vio
a su amigo Tank en el pasillo y lo detuvo. Este tenía el tamaño de un
tanque Sherman, con músculos asomando por todas partes. Podría
parecer intimidante, pero era un gran oso de peluche.
—¿Me puedes hacer un favor?
Los ojos marrones oscuros de Tank brillaban de alegría.
—Cualquier cosa por ti, amigo.
—Mantén un ojo en Johnny. Va a intentar salir afuera, a encontrar
un niño, como hizo Cecil.
Las oscuras cejas de Tank se alzaron. —¿Eso es de lo que trata todo
el alboroto?
—Sí. —Echó un vistazo a su reloj de nuevo. —Tengo que irme, antes
que Cody enloquezca, porque llego tarde.
—Trataré de vigilarlo —dijo Tank. —Pero no prometo nada. George 18
y yo nos dirigimos a la ciudad, dentro de poco. Pero les diré a los
demás, sobre los planes de Johnny.
Estuvo medio tentado a quedarse. ¿Y si Johnny realmente
encontraba un niño en la nieve? Además, sería divertido jugar afuera
y tener una pelea de bolas de nieve. Pero Cody lo estaba esperando,
por lo que se puso el abrigo y salió por la puerta de entrada donde
Murdock estaba esperándole en su camioneta.
Sólo esperaba que Johnny no se perdiera en los bancos de nieve.
2
Personajes de Wolf of Desire 12
Sonrió, cuando Kyoshi entró a su oficina, una taza de té chai en su
mano. Entonces, su sonrisa se desvaneció. Si le estaba haciendo un
favor, el tipo quería algo. —Tengo que dejarte.
—Preguntaré por el pueblo —, dijo Sebastian, antes de colgar.
Tomó la taza de Kyoshi, arqueando una ceja. —¿Con qué propósito
me estás sobornando?
Kyoshi frunció el ceño. —¿Por qué crees que tengo un motivo para
traerte tu bebida favorita?
Dejando la taza a un lado, se recostó, entrelazó los dedos y los puso
sobre su estómago. —Porque conozco al detalle, a cada pareja a estas
alturas.
—De acuerdo—Kyoshi se dejó caer en la silla frente a su escritorio.
—¿Qué haría falta, para que podamos conservar al pequeño elfo?
Rodó los ojos. Parecía que Cecil no era el único que echaba en falta
el sonido de unos pequeños pies correteando. Esta iba a ser una
infernal batalla, y no estaba deseando que llegara.
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Capítulo 3
—Está bien, niño. Voy a pelear por ti —Cecil susurró, tratando de
obtener toda la información posible, antes de que el Dr. Sheehan
entrara en la habitación. —Tienes que darme un nombre y decirme de
dónde eres.
El chico, simplemente, parpadeó hacia él.
—Vamos, por favor. Ayúdame. —Se echó hacia atrás, buscando al
doctor, antes de volver a mirar al niño.
—Khaos.
Frunció el ceño. —¿Qué significa eso?
Una pequeña sonrisa se mostró en los labios del niño, haciendo que
su corazón se derritiera. —Khaos.
—¿Es ese tu nombre? —Si lo era, los padres del niño estaban más
trastornados de lo que pensó en un principio. ¿Quién diablos llamaba
a su hijo Khaos? Por otra parte, había oído hablar de un vampiro
llamado Chaos Vittore. Pero, nah, este no podía ser su hijo. Sólo para
asegurarse, echó hacia atrás el labio superior del niño. Sin colmillos. 24
Gracias a Dios. Los hermanos Vittore estaban locos.
El chico asintió. —Khaos.
Levantó las manos, cuando el tono de voz de Khaos se volvió más
fuerte. —Shh, vas a hacer que venga el Doctor.
Khaos trató de sentarse, pero sus pequeños brazos temblaron, antes
de desplomarse hacia atrás.
—Whoa—Salió apresuradamente de su asiento. —No hagas eso.
Nicholas me pateará el trasero, si te ve moverte. Pensará que fue idea
mía.
Apartó el pelo de Khaos de sus ojos. —¿Sabes de dónde eres?
—Hambre.
¿El niño hablaba inglés? Estaba empezando a dudarlo. O tal vez,
todavía estaba confundido por ser un Popsicle. No quería llamar al
doctor. Tenía miedo de que Nicholas lo echara fuera, pero necesitaba
asegurarse de que Khaos estaba bien.
—Voy a buscar al doctor—Le dio unas palmaditas en el hombro a
Khaos. —No te vayas, mientras estoy fuera.
Cuando se dio vuelta para irse, Khaos agarró su muñeca. Miró hacia
abajo, al niño pequeño y vio puro terror en sus ojos. —No me dejes.
Su corazón se derritió esparciéndose por todo el lugar. No le
gustaba ver a Khaos tan asustado, y al mismo tiempo, comenzaba a
sentir un vínculo con el niño, quien quería igualmente estar a su lado.
—Está bien, no iré a ninguna parte—Miró hacia la puerta.
—¡Nicholas!
El Dr. Sheehan corrió a la habitación, con los ojos muy abiertos,
como si se hubiera producido una emergencia. Parpadeó un par de
veces, cuando vio al niño. —Está despierto.
—Necesito que revises, debajo de su capucha —, le dijo. —Asegúrate
de que todas sus partes funcionan sin problemas.
Rodando los ojos, Nicholas se movió al otro lado de la cama y
comenzó a examinar a Khaos. Tomó asiento de nuevo, colocando su
silla más cerca. Khaos todavía tenía que dejar ir su muñeca.
—¿Cómo te sientes, jovencito? —Nicholas levantó los párpados de
Khaos y le examinó los ojos, con una pequeña linterna tipo bolígrafo. 25
Khaos lo miró, como si no estuviera seguro de poder confiar en el
doctor.
—Tiene hambre —le dijo. —Iría a conseguirle un bistec, pero no
dejará que me vaya.
Nicholas frunció el ceño. —Un bistec no está en su menú—Miró
hacia donde la mano de Khaos se aferraba a él. —Y creo que ya que
eres la primera persona que vio cuando se despertó, se aferra a ti.
—¿Ves? —Le dijo con una sonrisa. —Te lo dije. Se ha encariñado
conmigo.
El doctor lo miró con dudas. —De todos modos, quiero hacer
algunos análisis de sangre. Te diría que te vayas, pero dudo que el
pequeño deje que lo hagas.
—Su nombre es Khaos.
—¿En serio? —Nicholas miró al niño. —Qué extraño nombre.
—Pensé lo mismo —, dijo. Sonrió a Khaos. No quería que el niño
pensase que era un bicho raro. —Pero es un nombre genial, ¿verdad?
Khaos le sonrió.
—Oh, Señor —dijo Nicholas. —Por favor, no me digas que vas a
corromperlo.
—Oye, no corrompo a la gente —se defendió. —Sólo los ayudo a que
dejen salir su yo interior.
—Bueno, no le ayudes a hacer eso—El doctor se acercó al
mostrador, y abrió algunos armarios. —Dale una oportunidad de ser
normal.
Nicholas regresó con las cosas que necesitaba para extraer sangre a
Khaos. La maldita aguja en ese pequeño tubo, parecía demasiado
grande para el pequeño brazo del niño.
—¿No tienes una más pequeña?
—No me hagas echarte fuera—dijo el Dr. Sheehan, mientras
preparaba los viales vacíos sobre la cama. —Sé lo que hago.
Khaos gimoteó, cuando el Dr. Sheehan tomó su brazo, con la aguja
en su otra mano.
Le dio palmaditas en el hombro a Khaos. —Eh, mírame.
Khaos lo miró. 26
—¿Cuál es tu comida favorita?
—Baba.
Frunció el ceño. —¿Está pidiendo una bebida?
El Dr. Sheehan se rió. Ya había metido la aguja después de haber
limpiado el brazo de Khaos con un algodón impregnado en alcohol. El
tipo era bueno. —Creo que se refiere, a que su plato favorito son las
berenjenas.
—¿Cómo dices?
—Ya que es un elfo, creo que está hablando de baba ghanoush—El
Dr. Sheehan retiró un vial lleno del tubo e insertó otro. —Está hecho
con berenjena, tahini, aceite de oliva, y otros condimentos. Hace
siglos que no lo pruebo.
—Entonces, ¿es vegetariano o algo así?
—No estoy seguro de que lo es, pero por lo que he aprendido, los
elfos tienden a tener una dieta más terrenal—El Dr. Sheehan retiró la
aguja y presionó un trozo de algodón sobre el lugar.
—Así que debería ir a buscarle... ¿qué? —Dudaba que tuvieran algo
de la tierra en la cocina. Los hombres en la Guarida eran carnívoros.
Y también lo era él. Le encantaba su bistec y su pollo frito. Añade a un
lado una ensalada de patatas o frijoles horneados y estaba en el cielo.
—Por ahora, nada —dijo Nicholas. —Le conseguiré algo de caldo.
Le sonrió a Khaos, que hacía una mueca, como si acabara de morder
un limón. —No te preocupes, niño. Te tendré comiendo comida
basura, dentro de nada.
34
Capítulo 4
43
Capítulo 5
70
Capítulo 8
Khaos saltó y levantó los ojos hacia Cecil, cuando el trueno retumbó
a través del cielo. Estaban sentados en la biblioteca, donde había
estado leyéndole un libro sobre un ratón que quería comprar un poco
de pan.
—Solo son los ángeles jugando al boliche—le dijo. —Nada que
temer.
Miró hacia la ventana, viendo caer la nieve. En verdad, el trueno
también lo había asustado un poco. Las tormentas solían hacerlo, y él
no admitiría ante cualquiera, que le hacían latir más rápido su
corazón.
Había visto un montón de tormentas. No eran gran cosa. Pero esto
era una de nieve, y por alguna razón, se sentía como mal presagio. La
piel de gallina estallo en sus brazos, y en ese instante, era cuando
generalmente corría a buscar a Maverick. Pero tenía que ser valiente
frente a Khaos. No podía dejar que el pequeño individuo, lo viera
asustado. 71
Por supuesto, no significaba tener que permanecer en la biblioteca.
—¿Por qué no vamos a conseguir un poco de chocolate caliente? —
Se levantó de la silla en que había estado sentado, y alzo a Khaos de
los cojines en el suelo. Dejó el libro sobre la mesa, mientras corría
hacia la puerta.
Si soy una gallina. Demándenme.
Cuando la puerta de la biblioteca se abrió de golpe, gritó. Khaos
también –eso sólo hizo a Johnny gritar a su espalda.
—¿Por qué estamos gritando? —Preguntó este, sosteniendo su
pecho.
—Debido a que los truenos asustan a… Khaos—Grito. —No puedes
ir por ahí, asustando a los niños.
—Yo no me asuste —dijo Khaos. —Sólo pensé que teníamos que
gritar.
Rodó los ojos. —Tenías miedo, apégate a esa historia.
Johnny entró en la biblioteca, mirando a su alrededor. —Pero no
hay nada aquí, que temer.
Tan pronto como dejó el umbral, la puerta se cerró de golpe. Miro
a Johnny. —Por favor, dime que hiciste eso.
—Nuh-uh —Johnny se volvió y se quedó mirando a la puerta. —Tal
vez el viento soplo y la cerró.
—No hay viento aquí —protestó, luego bajó los ojos hacía Khaos.
Tal vez, este usó sus poderes extraños. —¿Tú la cerraste?
Khaos negó vigorosamente con la cabeza. —¿Vamos por el
chocolate caliente?
El chico parecía inmune a los sustos. Él no lo era. Y desde la mirada
asustada de Johnny, tampoco este.
Soltando la mano de Khaos, fue hasta la puerta y trató de abrirla.
No se movió. —Está bloqueada.
—¿Cómo puede estarlo? —Johnny arrugó la nariz y trató de tirar
de la puerta, también. Permaneció cerrada. Golpeó la madera con el
puño. —¡Déjennos salir de aquí!—Se volvió hacia él. —¿Cuánto
quieres apostar, a que Nero está logrando que estornude sobre él?
Quería creer que ese era el caso, pero su instinto le decía lo 72
contrario. Algo misterioso estaba pasando, y lo único que quería, era
salir de la biblioteca y cazar a Maverick. Esa sensación ominosa aún
tenía un control sobre él, y no quería quedarse para averiguar por qué.
—Tengo que hacer pis. —Khaos golpeó las manos por encima de su
espacio privado y comenzó bailar un poco.
—Niño, tienes un colador en lugar de una vejiga. —Intentó abrir la
puerta, de nuevo, sin ningún resultado. Se dio la vuelta, cuando una
ráfaga de viento golpeó la ventana, haciendo vibrar su marco.
Esto era demasiado malditamente espeluznante, y él odiaba lo
espeluznante. Sobre todo, cuando las luces de la biblioteca
comenzaron a parpadear.
—Bueno, eso no es bueno—dijo Johnny. —Creo que tengo que hacer
pis, también. —Empezó a golpear la puerta de nuevo, mientras él veía
cada oscura esquina en la gran sala. La puerta no había sido cerrada
por el viento y la electricidad en la habitación, no había fallado. Había
estado en el mundo de Maverick demasiado tiempo, para no
sospechar que algo estaba causando esto.
—Realmente, realmente tengo que ir —Khaos se quejó.
—Hazlo sobre la planta —Johnny sugirió.
Miró con incredulidad a su amigo. —No, no va a orinar en una
planta.
—Yo sí. —Johnny se dirigió al otro lado de la habitación, cuando las
luces se apagaron. La única cosa que iluminaba la habitación, era la
blancura de la nieve cayendo fuera. Johnny gritó y corrió de nuevo
junto a él. —Pensándolo bien, puedo aguantarlo.
Ojos rojos comenzaron a brillar en el mostrador. Se tragó su
corazón y agarró la mano de Khaos. Johnny le clavó las uñas en el
brazo, mientras miraban a los ojos, observando como un cuerpo
emergió de las oscuras sombras.
El hijo de puta, tenía que tener más de siete pies de altura. Su piel
era de color rojo, y tenía cuernos que sobresalían de una cabeza llena
de pelo grueso y negro. El intruso era un demonio. Mierda. Estaban
en serios problemas. Los demonios tenían poderes malvados, y él no
quería averiguar lo que este hombre era. Además de ser capaz de
aplastarlo y Johnny como insectos.
—Dime que es un amigo tuyo —dijo Johnny. —Espero que ustedes
dos, sean muy muy amigos.
73
—Nunca antes lo había visto —dijo.
—Temía eso —dijo Johnny. —Pero un hombre puede soñar.
—Dame al niño —el demonio exigió, dando un paso más cerca de
ellos. Sus brazos eran tan voluminosos, que descansaban contra su
cuerpo. Que sobresalía un poco, por lo que oraba que él no fuera del
tipo de usar sus rollizos puños. —Si lo entregas, los dejaré vivir,
humanos.
Con el miedo que tenía -y él definitivamente tenía mucho miedo-
empujó a Khaos detrás de él y miró al demonio.
—No me importa lo que haces, idiota. No te daré al niño.
Johnny corrió a la puerta y comenzó a golpear la madera con los
puños, gritando por ayuda, cuando dio unos pasos hacia atrás,
asegurándose de que Khaos se quedó detrás de él.
Sintió los dedos de Khaos clavándose en su espalda, oyó el pequeño
gemido, y la ira se elevó dentro de él.
—¡Fuera de aquí, antes de que tengas una casa llena de lobos para
destrozarte!
La risa del demonio, se hizo eco en la habitación. Dios, realmente
odiaba ese sonido. —Tienes que pasar por la puerta primero.
Johnny se volvió rápidamente hacía él, con las manos en puños.
—¡Soy un padrino y te golpearé si no nos dejas en paz!
La amenaza de Johnny era casi tan eficaz, como un chirrido de
pájaro bebé. Retrocedió hasta que tuvo Khaos entre él y la puerta.
—No te lo llevaras.
Alguien golpeó la puerta, desde el otro lado. —¡Cecil!
Era Maverick.
—¡Estamos atrapados con un demonio!—Johnny gritó.
—¡Ayúdanos!
La puerta se sacudió, pero permaneció cerrada. El demonio cerró la
distancia, agarrándolo del brazo, seguro dejaría miles de hematomas,
arrastrándolo lejos de la puerta. Pero se agarró a Khaos, teniendo al
niño con él, cuando fue arrojado a un lado. Afortunadamente, logró
mantenerse de pie y no cayó sobre Khaos.
Johnny corrió hacia ellos, detrás de él, cuando el demonio se volvió,
mirándolos. —Van a morir protegiéndolo, y me lo llevare de todos
modos. 74
—No quiero ir con él —Khaos susurró. —Por favor no hagas que
vaya con él. —Había lágrimas en sus ojos. —Quiero a mi mamá. ¿Me
puedes llevar con mi mamá?
—El demonio no te llevara —, le dijo. Le dolía que Khaos estaba
preguntando por su madre, eso le dijo que el niño no tenía idea de que
sus padres estaban muertos. Quería tirar de Khaos en sus brazos y
abrazar al niño, darle la comodidad que necesitaba
desesperadamente, pero no se atrevía a dar la espalda al demonio.
—¡Hawk va a hacerte papilla!—Johnny gritó. Luego estornudó.
Hizo una mueca, cuando sintió la humedad en el cuello. El tipo no se
tapó la boca.
—Haz lo que quieras. —El demonio echó los brazos hacia fuera, y la
habitación se desvaneció. Todo se volvió negro, cuando tomo a Khaos
en sus brazos y lo sostuvo fuertemente contra él. Johnny lo envolvió
con sus brazos, gimiendo cuando el demonio se dirigió hacia ellos.
Maverick golpeo la puerta con su cuerpo varias veces, maldiciendo
cuando no funciono. Sólo podía haber un demonio que se había
infiltrado en su casa.
Zenbar. Embonó debía haberle enviado, cuando su plan para matar
a Khaos había fallado, y ahora no sólo Khaos estaba en problemas,
también Cecil y Johnny.
Lo intentó de nuevo, presionando el hombro en la madera.
Tratando de tirar una puerta no era fácil, y su hombro le dolía como
una perra. Pero esta vez cedió. La puerta se abrió de golpe, chocando
contra la pared detrás de él, cuando el marco se astilló.
La habitación estaba vacía.
Centinelas entraron corriendo en la habitación, mirando a su
alrededor.
—¿Qué fue? —Preguntó Micah.
—Un puto demonio se llevó a Cecil, Johnny, y Khaos. —Sacó el
teléfono y marcó el número de Panahasi, cuando Hawk pronuncio una
tormenta de maldiciones, amenazando con darle al demonio dolor
lento y tortuoso, cuando lo encontrara. 75
—No he localizado al demonio. —Panahasi dijo, cuándo contestó.
—Pues redobla tu esfuerzo —le grito. —Secuestro a dos de nuestros
compañeros y al niño.
Panahasi salió del rincón oscuro, metiendo su teléfono en el
bolsillo.
No importaba cuántas veces había visto a un demonio salir de una
sombra, siempre lo fascinaba. Lástima, que no tenía ese tipo de poder.
Haría que viajar fuera más fácil. Panahasi miro la habitación, y luego
cerró los ojos. ¿Qué mierda estaba haciendo el hombre, meditando?
Cuando el líder demonio abrió los ojos, gruñó. —Los llevó a la Aldea
de los Elfos del Bosque.
—Hay que utilizar el portal, para llegar allí —dijo Hawk. —Nadie
me quita a mi lindo bebé y se sale con la suya.
Él estaba preocupado por los tres. Khaos tenía poderes especiales –
poderes que Ekbon quería eliminar. Si estaban involucrados los
demonios, su compañero, junto con Johnny y Khaos, estaban en
serios problemas.
Panahasi los agarró Hawk y a él, antes de volver a las sombras.
Podría estar fascinado con esta forma de moverse, pero no era inmune
a las náuseas por viajar con un demonio. Pero por Cecil, viajaría a
través de los hoyos del infierno.
80
Capítulo 9
Cecil observó, al que supuso, era el líder de la tribu. El tipo era más
bajo que él, un poco gordo, lo que le hacía parecer menos intimidante.
Si no fuera por el brillo de verdadera maldad y codicia en sus ojos, se
habría reído.
—No pedí un paquete de variedad. —Ekbon le dijo al demonio. —Se
suponía que trajeras a Khaos y Shadow solamente.
Ekbon cargada hacia Khaos, pero empujó al elfo detrás de él,
mirando a Ekbon. —Acércate a él y te pateare.
Sorprendentemente, su amenaza hizo que este diera un paso atrás.
Se sorprendió, pero su rostro no lo demostró.
—Tienes al muchacho —dijo Zenbar, como si no estuviera afectado
por la rabieta de Ekbon. —El hermano vendrá, cuando se entere de
que Khaos ha sido secuestrado.
Ekbon giró para mirar al demonio, señalando con un dedo hacia
Johnny y él. —¿Y qué demonios se supone que debo hacer, con los
seres humanos? 81
—¿Dejarnos ir? —Preguntó Johnny. Eso sonaba bastante bien para
él, pero dudaba de que iba a suceder. Ekbon no dejaría que salieran
de allí, e incluso si lo hiciera, no dejaría a Khaos atrás.
Ekbon miró a Johnny. —Mantente callado, a menos que te haga una
pregunta directa.
Johnny hinchó el pecho hacia fuera, dándole a Ekbon una sucia
mirada. Johnny parecía una contradicción extraña, junto a los tonos
tierra de la cabaña con sus botas de color rosa, jersey naranja, y su
largo pelo rubio rizado.
Era una pena, que no pudieron conseguir algún abrigo, antes de que
fueran secuestrados. La cabaña estaba helada. Todo lo que llevaba,
era un par de pantalones vaqueros, zapatillas deportivas, y una camisa
de botones manga larga. El material era demasiado delgado, para
combatir el frío. Khaos sólo tenía su pijama. Era de una sola pieza3,
pero no lo suficientemente gruesa para este tiempo -aunque se veía
adorable en el traje de tigre.
3
Afortunadamente, nadie en el la Guarida se había deshecho de la
ropa de sus niños, incluso después de que habían crecido. La ropa
había sido almacenada en el ático.
Cruzó los brazos sobre el pecho, mirando al demonio antes de mirar
a Ekbon. — ¿De verdad piensas que te vas a salir con la tuya?
Johnny comenzó un ataque de estornudos, ojos llorosos y su nariz
congestionada. Sacó un pañuelo de papel arrugado del bolsillo y se
limpió la nariz. Ekbon lo miro, como si fuera una enfermedad
infecciosa.
—Puedes deshacerte de aquel —dijo este con el ceño fruncido.
—No seguiré tus ordenes —gruñó Zenbar. —Haz un guiso con sus
huesos, no me importa.
Su estómago se revolvió, ante la imagen de un gran asador en el
centro del pueblo, Johnny y él girando lentamente, mientras eran
sazonados.
Cuando Ekbon se dirigió hacia Johnny, saltó delante de su amigo.
—No pondrás una mano sobre él.
82
—Como si fuera a tocar a esa enfermedad andante —gruñó Ekbon.
—¡Dame al niño!
—¡No!—Khaos dijo desde detrás de él. —No iré a ningún lugar con
usted.
—Tu, pequeño malcriado—Ekbon trató de empujarlo fuera del
camino, pero un aullido atravesó el aire haciendo detener al elfo. Los
ojos de este se dirigieron a la puerta, lo que hizo que su corazón se
acelerara. Sabía de quien era ese aullido. Era su compañero, que venía
a rescatarlo.
—Ahora estás en problemas—Johnny chasqueó la lengua. —Te
apuesto a que Hawk está aquí.
Ekbon miraba a Zenbar. —Haz algo —gruñó.
—Eso no es parte de nuestro trato —alego Zenbar. —Sólo tenía que
entregar los hermanos, no participar en una batalla con shifters—Él
sonrió. —A menos que estás dispuesto a endulzar la olla4.
4
Se refiere a aumentar su oferta.
—No tengo nada más, para hacer trueque—La mirada en la cara de
Ekbon, dijo que no había querido decir eso en voz alta. Sus ojos se
estrecharon, mientras miraba a Johnny y a él. —Puedes quedarte con
los humanos.
—¡Por supuesto que no! —Gritó.
Johnny corrió hacia la puerta, pero Zenbar se limitó a levantar la
mano, enviando a Johnny volando hacia atrás. Se golpeó contra la
pared y cayó al suelo. Miró al demonio, pero no se movió. No quería
dejar sin vigilancia a Khaos.
—Hey, Johnny, ¿estás bien?—Preguntó en su lugar. Su amigo
estaba acunando su brazo contra su pecho, haciendo una mueca.
—Estas paredes no son tan suave como se ven —, Johnny gruñó,
mientras se ponía de pie. —Creo que mi brazo está roto.
Ekbon intentó de nuevo, empujarlo. Khaos emitió un pequeño
gruñido, antes de levantar sus brazos. Abrió sus ojos, cuando Ekbon
flotaba hasta el techo.
—¡Bájame!—Los ojos de Ekbon estaban muy abiertos, y estaba
agitando los brazos y las piernas, como si pudiera nadar de regreso a 83
la tierra.
Zenbar rió. —No veo por qué querrías destruir una criatura tan
mágica. —Miró a Khaos con interés. Se movió de nuevo delante del
niño, impidiéndole a Zenbar verlo.
Khaos tiró de su manga. Cuando sus brazos cayeron, también lo
hizo Ekbon. Que cayó al suelo, y luego aulló, mientras trataba de
levantarse.
—¡Dijiste ah! —Dijo Johnny. —¿Tu brazo también está roto!
—Todavía quiero hacer pis. —Khaos le susurró. —Realmente, tengo
que ir.
Ekbon se levantó y corrió hacia él. En ese momento, la puerta de la
cabaña se abrió y vio al Adjunto Rothemberg. Shadow justo detrás de
él.
—Te lo dije, el hermano vendría —dijo Zenbar. —Ahora mi parte del
trato, se ha cumplido.
—Todavía no —arguyó Ekbon. —Quería a los hermanos, no todos
estos intrusos. ¡Deshazte de ellos!
Axel irrumpió, queriendo llevarse a Khaos de detrás de él. La mama
osa dentro suyo salió, y llevó a Khaos lejos del shifter jaguar.
—¡Él no ira a ninguna parte!
El pandemonio estalló, cuando Axel y él lucharon por Khaos,
Johnny corrió de la cabaña, y Ekbon y Zenbar discutían. Cuando
entraron Maverick y Hawk, todo quedó en silencio. Su tamaño era lo
suficientemente intimidante, pero las expresiones en sus oscuros
rostros, prometían mucho dolor.
Axel tomo a Khaos, pero se quedó cerca, Shadow a su lado. Este se
arrodilló, arrastrando a Khaos en un fuerte abrazo. Las lágrimas
brotaron de sus ojos. Los hermanos se reunieron.
A Khaos lo llevarían lejos de él. Su corazón, se sentía como si se
estuviera rompiendo por la mitad.
Hawk tenía a Johnny en sus brazos, pero puso a su compañero a un
lado, empujándolo detrás de él.
Khaos miró a su alrededor y sonrió de él a Ekbon. —¡Boo-ya5!
84
5
Es como decir en tu cara", y "infierno sí", todo al mismo tiempo. Un término que se auto-felicita,
describe la emoción, permite a otros conocer la magnificencia de la celebración, así como la
superioridad del usuario, y se utiliza como una exclamación de esas ideas.
—Te atreves a venir a mi casa y tomar lo que es mío. —Maverick
gruñó, ahorrándole tener que responder la pregunta de Khaos. Se
puso de pie, manteniendo a su hermano en sus brazos, cuando se
enfrentó a Ekbon.
Todavía se sentía intimidado por el jefe de la tribu, pero con Axel
de pie a su lado, y los shifters frente a frente con Ekbon y Zenbar, él
no estaba tan calmado, como normalmente lo estaría.
—Solo estoy cumpliendo un trato—se defendió Zenbar. —Qué
demonios podía hacer. Negociamos con ofertas.
—Y ¿qué obtienes a cambio?—Le pregunto. —¿Qué prometió
Ekbon?
Cuando Zenbar lentamente giró la cabeza y lo miró, un escalofrío
que no tenía nada que ver con el clima, se arrastró por su columna. Si
pensaba que Ekbon era malo, el líder no era nada comparado con el
demonio. Pura malicia brillaba en los ojos de Zenbar. —Las almas de
su tribu.
—¿Como? —Dijo Cecil.
—Y voy a tener lo que es mío. —El suelo bajo sus pies tembló, la sala 85
parecía encogerse. Zenbar parecía crecer, su risa le quito diez años.
—No tendrás ninguna maldita cosa—dijo Maverick, —excepto una
maldita siesta.
—¿Y piensas que tienen la fuerza para detenerme?—Preguntó
Zenbar. Una sonrisa curvó la comisura de la boca. —Puedes
intentarlo, lobo.
—No tengo que, —dijo Maverick. Él inclinó su cabeza hacia atrás y
gritó—¡Panahasi!
El demonio abrió ampliamente sus ojos, cuando un vórtice negro
apareció en el medio de la habitación. De él salió la criatura de aspecto
más feroz, que había visto nunca. Su cuerpo y alas eran correosas, las
yemas de los dedos hechos gruesas garras. Se dirigió hacia Zenbar en
un movimiento lento, pero con propósito.
—Bueno, maldición —dijo Maverick. —No esperaba que vinieras
viéndote como mi peor pesadilla.
—¿Quién hizo un trato con esta vil criatura? —Panahasi se volvió,
mirando a los hombres en la habitación. Retrocedió, rezando que
Panahasi no lo mirara.
Khaos señaló a Ekbon. —¡Bingo!
Frunció las cejas. —¿Dónde aprendiste esa palabra?
—No tengo nada que ver con eso —dijo Cecil. —Esa es mi historia y
me apego a ella. —Tiró un pulgar sobre su hombro. —Culpa a Johnny.
—¡Oye! —Dijo este. —No me veas a mí.
Maverick negó con la cabeza. —Zenbar es tuyo, pero Ekbon es
nuestro.
—¡Me rompió el brazo!—Johnny miró a Zenbar. —Debes
rompérselo, antes de llevártelo.
Hawk gruñó. —¿Hizo que a mi lindo bebé?
Todos en la sala se movieron de nuevo, cuando Panahasi alcanzó a
Zenbar. El demonio no se iría sin pelear. Esquivó a Panahasi,
alejándose del poder de la criatura. Los dos lucharon, rompiendo
cosas en el interior de la cabaña y tirando una pared. Cayeron en la
nieve, sus puños volando.
Si seguían peleando, no quedaría ningún pueblo. Nunca había visto
a dos seres poderosos peleando, pero tan fuerte como era Zenbar, no 86
era rival para Panahasi.
En un rápido movimiento, la bestia correosa tenía a Zenbar
inmovilizado contra el suelo, con la mano envuelta alrededor del
cuello del demonio. Los ojos de Zenbar estaban llenos de tanto odio,
que juró que la temperatura bajó veinte grados.
—Esto está lejos de terminar, Panahasi —gruñó. —Tendré las almas
que me prometieron.
Panahasi levantó a Zenbar por la garganta y lo tiró en el vórtice. Se
volvió a los hombres que estaban allí, mirándolo. —Di mi voto, para
no matar a ese elfo llorón.
Luego se marchó, desapareciendo en el agujero.
Se quedó sin aliento, cuando los hombres empezaron a aparecer en
la maltratada cabaña. No tenía ni idea de quiénes eran, pero verlos
simplemente haciendo "pop" en el lugar, lo asustaba.
—Ya era hora, que el Ultionem apareciera —murmuró Cecil.
—¡Esperen!—Ekbon retrocedió, hasta que estaba en contra de una
de las paredes. —No son mejor que yo. ¿Por qué se les permite a los
hombres tomar decisiones que afectan a miles, mientras que
continuamente me niegan un lugar entre ustedes?
—Debido a que no intercambiamos almas —dijo un hombre azul,
con ojos de diferente color. —Y a que eres un pedazo de mierda,
Ekbon. Sabía que este día llegaría, y he estado esperándolo
ansiosamente.
—Sólo quiero saber por qué —dijo. —¿Por qué tienes tanto miedo
de un niño pequeño?
—Los demonios—Ekbon grito. —Dijeron que Khaos crecería y me
derrocaría. No podía permitir eso.
—Todavía no puedo creer, que hayas intentado matarnos, porque le
tuviste miedo a Khaos—Le entregó Khaos a Cecil, antes de empujarlos
para atravesar la multitud de hombres. Cuando habló de nuevo, bajó
la voz para que Khaos no pudiera oírlo. —Mataste a mis padres,
porque te sentiste intimidado, por un niño de seis años de edad. Eres
un cobarde, Ekbon, y espero que tengas lo que te mereces.
La rabia y el dolor lo llenaron, mientras pensaba en sus padres, y
cómo Khaos tendría que crecer sin ellos. Ladeó el brazo hacia atrás y
golpeo a Ekbon en la nariz.
La sangre brotó de su rostro, cuando Ekbon aulló, cubriéndose la 87
nariz con las manos. —¡Vas a pagar por esto!
—Y la muerte, es demasiado buena para ti —le dijo. —Es necesario
que sufras como has hecho sufrir a esta tribu.
—Le podríamos dar unas vacaciones llenas de diversión en el
inframundo —dijo Maverick. —Con todos los gastos pagados.
Había oído hablar del inframundo. Era un lugar, donde el peor de
los peores, era encerrado para revivir sus pesadillas una y otra vez.
Eso le pareció acorde, teniendo en cuenta, que Ekbon había hecho su
vida un infierno.
—Entonces, está decidido—dijo un hombre con el pelo largo y
blanco y las orejas puntiagudas. Olfateo el aire. Era un elfo de las
sombras, pero su piel no era azul. Estaba confundido, pero no lo
suficiente, como para preguntar por qué. Era muy feliz con solo dejar
este lugar, para que pudiera llevar a su hermano a casa.
Cecil puso a Khaos de pie y se movió para estar junto a él.
—Sabes —susurró. —Tú y Axel están recién emparejados. Podría
tener a Khaos, mientras que los dos están disfrutando de su luna de
miel.
—Cecil —dijo Maverick, advirtiéndole.
—¿Qué? —Preguntó Cecil. —Valió la pena intentarlo.
Johnny miró a su alrededor. —¿Hay más niños por aquí, que
necesitan un padrino?
Se rió entre dientes. Él no conocía a Johnny, pero podría decir, que
le gustaría el chico. —Estoy bastante seguro, de que no.
Johnny bajo sus hombros. —¿Por qué no puedo tener un niño?
En ese momento, volvió Hondo. Pensó que Axel retorcería el cuello
del chico, pero su compañero no dijo nada, cuando se trasladó a
colocarse detrás de él, su mano en la parte baja de su espalda.
Se consoló con el toque de Axel. Podía ser que sólo se conocieran
durante dos días, pero no podía esperar para pasar el resto de su vida
con su shifter jaguar.
—Verte golpear a Ekbon en la nariz, me excito —le susurró. El cálido
aliento, se deslizó por su oreja, haciéndolo temblar de deseo. —La
oferta de Cecil no es tan mala idea. Al niño le encanta la Guarida, y
Cecil sería la niñera perfecta.
—¿Cecil, la niñera perfecta? —Hawk sonrió. 88
—Hey —alego Cecil. —Soy impresionante con los niños. Es de los
otros adultos, de los que tienen que preocuparse.
Eso no era muy reconfortante para él.
Hondo agarró a Ekbon.
—Debo llevarlo al Reino de los Demonios—dijo. —Necesito dos
guerreros más que nos acompañen al inframundo.
Hondo le dio a Ekbon una sacudida, que debería haber batido su
cerebro.
—No te preocupes. Me asegurare de que tengas los peores
alojamientos.
—¡No pueden hacer esto! —Ekbon lucho contra Hondo, en vano.
Continuó gritando, cuando Hondo lo arrastró lejos.
Khaos empujo a través de los hombres y llego a Johnny. Toco el
brazo de este y segundos después, Johnny levantó las cejas. —Gracias.
Sabía exactamente lo que había hecho Khaos. Sanó el brazo de
Johnny. Eso era lo que Ekbon le tenía tanto miedo. Un niño que era
nada menos que un milagro. No era, ni de cerca, tan poderoso como
su hermano pequeño, pero no le importaba. Sólo quería que Khaos
fuera feliz y estuviera seguro.
Axel le enroscó los brazos alrededor, besando su cuello, por lo que
se ruborizo, ante la muestra tan pública de afecto.
Khaos miro hacia Axel. —¿Por qué estás besando a mi hermano?
Todo el mundo se echó a reír, y finalmente se sintió como si su vida
se volteara de cabeza, tenía un tipo diferente de familia. Aún tenía que
procesar la muerte de su mamá y papá, y los lloraría, pero tenía a Axel
para ayudarlo a atravesar eso.
Y aún tenía a Khaos.
—Porque —Axel dijo, mientras revolvía el cabello de Khaos. —Él es
mi pareja.
Khaos arrugó la nariz. —Asqueroso.
Cecil alzó a Khaos. —Vamos, amigo. Todavía tenemos una historia
que necesitamos terminar y creo que tu hermano necesita un poco de
tiempo, con su shifter jaguar.
—¡Pero besó a Shadow! —Khaos protestó, al salir de la cabaña.
Unas camionetas llegaron al pueblo. Sus ojos se ampliaron, cuando
tres hombres de aspecto amenazador, salieron de la primera. 89
—¿Nos perdimos la fiesta?—El conductor preguntó, mientras
miraba a su alrededor.
—Esos son los hermanos Santiago —, le dijo Cecil. —Queman cosas.
—Lo siento —dijo Maverick. —Hoy no, Tryck.
Amaba ser parte de una familia más grande ahora, una que se uniría
para mantenerlos a Khaos ya él seguros. Simplemente no estaba
seguro de que tan cuerdos eran.
Se volvió a Axel, pero su compañero simplemente se encogió de
hombros. — No se puede pedir un grupo más leal.
—Tienes razón—dijo Maverick, antes de subir a la segunda
camioneta,—vayan con Hawk, Johnny, y Khaos.
Axel lo llevó a la tercera camioneta, y se dirigieron a la Guarida,
donde conoció a tanta gente, que la cabeza le daba vueltas. La Guarida
estaba llena de una variedad de especies, y se alegró de que él y su
hermano encajaran perfectamente.
Pero Cecil no se quedaría con Khaos.
Capítulo 10
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Sobre el autor
99
Créditos
Nimaria
Chibineko
Dark Fae
Vero
Clau
Alana
100