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Topofilia - Yi Fu Tuan - Cap 4
Topofilia - Yi Fu Tuan - Cap 4
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TOPOFILIA
Etnocentrismo
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Fig. I. Cosmografía de los indios p ueblo keresan, Santa Ana, Nuevo México.
(Según White)
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puede justificar que los tejanos mantengan esa noción, pero es pro
bable que los bostonianos muestren similares signos de aucoinfla
ción respecto a su suelo natal, exagerando la extensión de Massa
chussets más allá de su verdadera proporción. Corno la mayor parte
de la humanidad, los esquimales aivilik han adquirido el hábito de au
toafirrnar su yo colectivo mediante el mecanismo de sobreestimar su
propia importancia frente al resto del mundo. Su conocimiento de
la geografía de la isla de Soucharnpton es extraordinariamente pre
ciso, y ese pormenorizado saber se extiende a la costa occidental de
la Bahía del Hudson, donde realizan gran parte de sus cacerías. Más
allá del límite de su experiencia personal, tienen que depender de
rumores y de otras informaciones orales.
Incluso los derroteros hacia algunos lugares remotos, corno los
almacenes y ciudades del hombre blanco, se encuentran bastante
bien representados en los bosquejos. Sin embargo, las distancias in
dicadas desde la isla de Southarnpton hasta esos lugares están enor
memente comprimidas. Y cuando los aivilik tratan de entender el
mundo más allá de casa, la geografía cede su lugar a la cosmografía.
Consideran que la isla de Southarnpton es el centro de una tierra
plana y circular, cuyos límites más distantes pueden alcanzarse en
un viaje que no dura más que algunas semanas.
La idea de la Tierra corno un disco plano rodeado de agua y flo
tando en ella aparece en muchas partes del mundo. Tal noción pue
de anidar en la mente de la gente a pesar de la realidad del entorno,
que puede ser una meseta desértica, una región montañosa o una
isla. Por ejemplo, los indios yurok del norte de California, a pesar de
lo escarpado de su suelo natal, parecen concebir su mundo corno un
disco circular de sólo dos dimensiones. (Figura 3)
Los yurok son pescadores del río Klarnath y recolectores de be
llotas en sus cercanías. Dependen del río corno medio de transporte
y para obtener el salmón, su alimento principal. Tienden a evitar la
región montañosa surcada de numerosos senderos, que para ellos no
tiene en absoluto la importancia del río para viajar y comerciar. Los
yurok carecen de la noción de puntos cardinales: se orientan por su
característica geográfica principal, el Klarnath, y cuando se refieren
a orientaciones hablan de «río arriba» o «río abajo». Puesto que el río
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Etnocentrismo chino
None
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Oeste Centro Este
l del Imperio
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N s
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Fig. 6. Mapas medievales europeos T en O.
que representa a la tierra, está formada, por un lado, por los ríos
Don y Nilo, que están alineados para formar el trazo horizontal de
la «T», mientras que por el otro, el trazo vertical lo forma el mar
Mediterráneo. De este modo, la «T» divide la tierra en tres partes:
Asia al este de los ríos Don y Nilo, Europa en el sector noroeste y
África en el suroeste, a cada lado del Mediterráneo. Así, la parte su
perior del mapa es el este, el lugar del Sol naciente y a la vez del Cris
to naciente, ya que el Sol es uno de los símbolos de Cristo. Europa
parece ocupar un lugar más bien modesto en el diagrama T-0, em-
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pequeñecida por Asia. Sin embargo, este arreglo permite que Jeru
salén quede en el centro del mundo.
Los mapas T-0 datan del siglo VI, y continuaron produciéndose
durante más de mil años. Aunque resulta comprensible que los anti
guos griegos se contentaran con la simplicidad geométrica de los ma
pas circulares, resulta sorprendente que éstos continuasen siendo tan
populares en la Edad Media y aún después. Antes del siglo v a. de C. ,
muy pocos griegos tenían una experiencia directa de la geografía más
allá de Egipto y la cuenca oriental del Mediterráneo. Es comprensible
que quisieran subsumir su escaso conocimiento objetivo dentro de
un esquema teórico con el cual se sentían cómodos por otras razones.
Pero los estudiosos del período medieval tardío tenían acceso a una
información pormenorizada. Los navegantes trazaban cartas que
mostraban la forma verdadera de las costas marinas, mientras que los
viajeros, de Marco Polo en adelante, trajeron consigo conocimientos
geográficos acerca del interior del continente y de Asia oriental. Los
mapas T-0 eran obviamente inútiles para la navegación, pero aun
sin tener un fin práctico, estaban lejos de ser fantasías idiosincráticas.
En realidad, los mapas circulares de la Edad Media eran una expre
sión de las creencias y experiencias de una cultura teológica que si
tuaba a la cristiandad y a Jerusalén, su símbolo topográfico, en el cen
tro. Estos representaron un modo de pensar que inspiró el quehacer
humano en casi todos los ámbitos de la vida medieval, desde la cons
trucción de catedrales hasta las Cruzadas. 9
ciencia de Europa. " Pero Europa tenía el poder de darle una apa
riencia de realidad a esa sombra. Con el tiempo, la palabra Asia ad
quirió contenido y hasta una cierta efectividad como arma política
que podía ser usada en contra de los europeos. Por ejemplo, duran
te la segunda guerra mundial los japoneses intentaron explotar la
idea de Asia. Acuñaron la consigna «Asia para los asiáticos» , como
una forma de canalizar en contra de los Aliados la ira de los pueblos
que habían conquistado para sí.
Excepciones
En ciertas partes del mundo, la gente creía que más allá del territo
rio por ellos conocido, vivía una raza superior semidivina. La capi
tulación de los aztecas ante Cortés y su puñado de soldados pudo
haber sido facilitada porque los aztecas creían en un pueblo divino
de piel blanca. La facilidad con la que los europeos colonizaron
África no se debió sólo a su superioridad militar y tecnológica: en al
gunos casos fue causada por una ventaja psicológica como, por
ejemplo, en Madagascar, donde las leyendas autóctonas predecían
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