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Historia de la Edad Media

IES N°1 “Dra. Alicia Moreau de Justo”

Turno Vespertino

Profesora: Estefanía Sottocorno

Alumno: Pablo Franco Paolo Tiseira Surco

Trabajo práctico de regularización

Consigna: Partiendo del vocabulario de Pierre Bonnassie (entradas correspondientes a


feudo/feudalismo, alodio, tenencia, vasallo, caballero, castillo, etc.) y apelando luego a otros
materiales del programa (fuentes y referencias), redactar una presentación del panorama
asociado al tópico “feudalismo” desde sus propios procesamientos personales de la lectura.

Presentación del tema

El “feudalismo” se nos presenta como el régimen social característico de la era medieval. Sin
embargo, habría que aclarar dos cuestiones. Primero, que el término “medieval” a menudo es
usado sin una precisión cronológica y como una definición vaga que termina por generalizar. Este
régimen social puede ubicarse cronológicamente en la Alta Edad Media, más precisamente en los
siglos IX-XIII, lo que algunos historiadores definirán como Plena Edad Media.

Este régimen social consiste en una brutal confiscación del excedente del trabajo
campesino y su redistribución hacia el interior de la clase dominante a través de un complejo
sistema de redes de dependencia, como el vasallaje, y gratificación, como el feudo.

El feudo propiamente dicho y que da nombre al susodicho sistema, es aquel que Bonnassie
define como “clásico”: en el período de quiebra de la monarquía carolingia, la debilidad de una
autoridad pública y la toma de poder por parte de las aristocracias locales, el feudo pierde su
carácter público: se convierte en un bien privado concedido a cambio de un servicio privado.

Este elemento se ve fundido prontamente con el vasallaje. Entendido en un principio


como un homenaje y consecuente juramento de fidelidad de un guerrero a un señor, es alterado
con la introducción de la concesión del feudo. De esta manera, surge el contrato feudo-vasallático
en el cual el elemento personal va perdiendo peso: los vasallos vieron un ascenso social con el
vasallaje múltiple, adquiriendo ellos mismos tierras, castillos y sus propios vasallos. Así mismo,
esta relación vasallática iría obteniendo un principio de heredabilidad, incluso en tiempos de
Carlomagno.

Sin embargo, esta relación de dependencia y protección era hacia dentro de la clase
dominante, ¿qué forma tomaba esta relación con las masas campesinas? En un mundo
esencialmente agrícola, la clase dominante como tal debía sujetar la fuerza humana del
campesinado para mantener y beneficiar su posición privilegiada.

Esta sujeción del campesinado encontró su base en el señorío, el cual se dividía en dos
tipos: señorío territorial y señorío banal. El concepto de ban, originariamente poder de mando de
un jefe guerrero en las sociedades germanas, se entiende como autoridad regia durante el período
carolingio. Dichos poderes eran delegados a los agentes locales del reinado, diseminándose a los
agentes más inferiores, y con la desaparición de la autoridad central durante la segunda mitad del
siglo IX, éstos terminan transformándose en potentados independientes. Esta discreta coerción
del ban se veía traducida en la potencia militar, proyectada en la posesión de un castillo señorial,
resguardada por huestes de caballeros, desde el cual se creaba el distrito castellano que
englobaba a todos los habitantes alrededor de él, a los cuales el señorío banal les cometía
imposiciones paramilitares, impuestos a las transacciones y circulación de mercancías y derechos
de justicia.

El otro tipo de señorío territorial se basaba en la posesión de un gran dominio que se


dividía en la reserva del dueño y las tenencias (mansos) otorgadas a los campesinos a cambio de
servicios y tributos. A partir del siglo XII, este dominio tiende a absorber progresivamente las
tierras campesinas libres que subsistieron en el período carolingio. Debido al progreso técnico
agrícola y de la economía monetaria, el modo de explotación pasa de una punción sobre la fuerza
de trabajo del campesinado a la punción sobre los ingresos generados por ese mismo trabajo,
creándose la tenencia a censo. Para el siglo XIII, las cargas banales y prestaciones territoriales se
mezclan intrincadamente, convirtiéndose el señorío en un organismo extremadamente complejo.

Específicamente, con la aparición del ban señorial es que la clase dominante puede
obtener los frutos de esa expansión agrícola, iniciada en el siglo XI con el esfuerzo de los
campesinos, resultando imprescindibles la adopción del arado de vertedera y el molino de agua.
De esta manera, mejora significativamente el nivel de vida de la aristocracia, mientras que los
campesinos, libres o no libres, sometidos de forma uniforme al ban castellano, se encontraron en
una misma y mísera condición.

No es sorpresa que en los documentos de la época aparezca la palabra servus designando


tanto al esclavo como al siervo, lo que nos da el puntapié para hablar de uno de los elementos
esenciales del panorama feudal: el surgimiento de la servidumbre.

Efectivamente, el primer grupo de servi en los documentos posteriores al año mil estaba
compuesto por una minoría de campesinos dependientes, descendientes de los esclavos rurales
de la Alta Edad Media. Éste se vio reforzado por una ingente masa de hombres pobres que caían
en la servidumbre por condena o entrega voluntaria.

La otra servidumbre es la que englobaba a la masa de campesinos, descendientes de los


antiguos campesinos libres de la Alta Edad Media, que se veían sometidos al ban señorial,
reducidos al estado de dependencia y agravados con exacciones. Para el primer tercio del siglo, el
propio campesino se considera propiedad del dueño del ban: es su “hombre propio” (servidumbre
personal). Como decíamos anteriormente, hombres, en servidumbre ligado al cuerpo tanto como
en servidumbre derivada de residir en el seno del distrito banal, se ven unidos en una idéntica
condición.

Este panorama es el que se construye esencialmente en ese momento histórico definido


convenientemente como Plena Edad Media, con el surgimiento del feudalismo como sistema
establecido y diferenciado ya del sistema anterior.
Bibliografía:

Bloch, M. (1986) La sociedad feudal, Madrid, Akal, pp. 141-302.

Bonnassie, P. (1983) Vocabulario básico de la historia medieval, Barcelona, Crítica

Bonnassie, P. (1985) Supervivencia y extinción del régimen esclavista en Occidente en la Alta Edad
Media (ss. V-XI) en Boletín de Historia social europea (pp. 13-75), Francia:París.

Heers, J. La invención de la Edad Media, Barcelona, Crítica, 1995 [1992], pp. 9-108.

Isla Frez, A. (1992) La Europa de los Carolingios, Madrid, Síntesis, pp. 24-54.

Pirenne, Mahoma y Carlomagno, Madrid, Alianza, 1985 [1970], pp. 190-229.

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